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UN PROSTIPUTO
ADOLESCENTE
30 CLIENTES DE PLACER
HOMOSEXUAL
Ronnie M. Clausen
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A Ariel, Hernán, Lautaro, Andy y Bruno,
verdadero prostiputo.
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PRÓLOGO
La segunda cosa que quiero dejar en claro, es que esta es una obra
de ficción basada en hechos reales.
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Todo lo que acá relato es absolutamente cierto y me ocurrió a mí
mientras trabajaba de prostiputo, como me gusta llamar a mí a los
muchachos gays o bisexuales que ejercemos esta profesión.
Puede que algunas cosas que me pasaron con dos clientes diferentes
las junte en uno sólo, como para hacer al libro más fácil de leer y no
repetir experiencias. Pero todo sucedió y es absolutamente real.
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un poco como para quedar ellos como buenos chicos y no reconocer
algunas mañas del oficio, que hacen que no todos seamos una
maravilla de jovencitos. No obstante, son estos todos libros que
relatan las vidas y vivencias de los prostiputos razonablemente bien.
También pueden ver la miniserie “Hollywood” de Netflix, que es
bastante buena en este tema.
Son puertas que no dicen nada especial, de las que cada tanto se ve
salir a un hombre y cada tanto se ve entrar a otro hombre, pero los
heterosexuales no se dan ni una ligera idea de lo que pasa tras esas
puertas anónimas, que ni siquiera necesitan tener un cartel que las
identifique y anuncie. Los gays sabemos dónde están y qué
podemos esperar encontrar detrás de cada una de ellas.
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él. O a casi todos, para dejar un margen pequeño que siempre se
reserva, tal vez por ese atisbo de dignidad que todos tenemos. O de
límites, claro. El resto, todos hacen más o menos lo mismo, con sus
más y menos a la hora de coger. Puede que el prostiputo haga cosas
más variadas, pero en el universo homosexual bien valdría
parafrasear a la antigua expresión latina : Gay soy, nada de lo gay
me es ajeno.
Se aplica esto muy bien hoy en día a los putos, como parecía
presagiarse en el mismo latín original.
¿Con 20 chicas diferentes? Tal vez uno que sea muy activo cogedor,
se haya acostado en esos 10 años con 30 o 40 mujeres diferentes…
Déjenme que les cuente una cosa. Un chico puto que empieza a
coger a los 15 años, cuando llega a sus 25, si es tímido, ya mantuvo
relaciones sexuales con unos 1.000 hombres diferentes. Relaciones
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no en el sentido “Clinton” de la palabra, sino que incluyendo desde
luego al sexo oral. Y si es un zarpadito garchador, puede haber
tenido sexo en diferentes variantes con 3.000 hombres en esos 10
años.
Y esto como cifras reales. Son cifras que deben tomarse literalmente
y no hay error en ellas. No exagero en lo más mínimo, se los puedo
asegurar.
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La diferencia es que los heterosexuales necesitan de minas para
coger y las mujeres no fantasean con cogerse a 10 varones diferentes
todos los días. Suelen tener una visión más romántica del sexo las
mujeres. Tal vez, como son multiorgásmicas, puede que
cuantitativamente tengan menos necesidades de disponer de
muchos hombres. En una de esas, si nosotros pudiéramos acabar
varias veces seguidas, tal vez seríamos como ellas un poco más
restrictivos a la hora de elegir compañeros sexuales. No lo se… Sólo
se que no somos multiorgásmicos y que tenemos un período
refractario luego de cada orgasmo por lo que tendemos a
dispersarnos un poco y buscar a otro macho para renovar más
rápido el nivel de excitación.
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Si yo salgo de mi casa, caliente y con ganas de coger, les aseguro
que no tardo más de una hora en tener mi pija en la boca de otro
hombre o su pija en mi boca. O culos, da igual.
Hay lugares gay para coger y para levantar en todas las ciudades
del mundo.
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Y esto pasaba así mucho antes de la existencia de internet. Lo cual es
mucho más asombroso. Especialmente si tomamos en cuenta que ser
gay fue considerado un delito hasta mediados largos del siglo XX en
buena parte del mundo desarrollado. En Gran Bretaña y Francia,
hasta bien pasados los años 60 o más, podías ir a la cárcel por ser
trolo.
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Para el puto los lugares para encontrar a otro gay para coger, son a
su vez variados y siempre los mismos en todas las ciudades grandes
o chicas del mundo. A saber, baños de estaciones de trenes o de
ómnibus, con especial énfasis en las estaciones terminales. Baños de
estaciones de servicio en las que se carga combustible. Cines donde
se proyectan películas pornográficas, ya sean heterosexuales como
homosexuales. Determinadas calles en determinados horarios,
determinados parques y plazas. Aeropuertos, en sus baños. Los
gym, con sus saunas y duchas son cogederos generalmente. Los
saunas supuestamente serios para heterosexuales y los específicos
para gays. Restaurantes de comidas rápidas en los baños y a
cualquier hora del día. A propósito de las cadenas de comidas
rápidas, jamás deje ir a su hijo menor de edad sólo al baño. En líneas
generales, jamás deje ir a su hijo menor de edad a un baño público
solo. Cualquiera. Ni del mejor shopping del mundo. Baños en las
facultades de la universidad. Bares para putos. Discotecas para
putos y los famosos “glory holes”, que son unos bares dentro de los
cuales hay cabinas individuales con agujeros en las paredes
laterales que permiten ofrecer o aceptar la pija del vecino de cabina,
ya sea para una mamada o para enchufarle el culo de manera
totalmente anónima. También hay que agregar a esta lista los
departamentos de los chicos que se ofrecen por internet. En la
ciudad de Buenos Aires, la oferta de chicos en internet, debe andar
fácilmente por unos 300 muchachos diferentes, como para todos los
gustos. Después están los que trabajan en las calles y los que
trabajan en cines porno y baños, que también son bastantes.
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Además se arman generalmente fiestas, cerrando un boliche
determinado un día de la semana, a las cuales se puede concurrir y
que adentro hay que permanecer desnudo o en calzoncillo y se
puede tener sexo en orgías que se van armando por todo el lugar.
No obstante esto que estoy contando, que parecería que los putos
vivimos en una suerte de descontrol terrible, debo decirles que en
estos lugares jamás he visto un acto de violencia.
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practican al sexo sin protección e irresponsablemente. El profesional
del sexo se cuida al coger y se hace análisis regulares. Todos los
chicos que se prostituyen en Argentina van cada tres, cuatro o a lo
sumo seis meses a la Fundación Huésped, que depende de la
Comunidad Homosexual Argentina (CHA) a hacerse un análisis de
enfermedades de transmisión sexual. No hay sexo gay más seguro,
que con un prostiputo, en general.
Además los lindos, suelen coger mal. Y los muy lindos, suelen coger
peor todavía. Suelen creer que porque son lindos te hacen un favor
cobrándote para que los puedas tocar y cogen con la gracia y el
empeño que pondría un trapo para limpiar el piso. Tienen la
vitalidad de una mopa en la cama. Y esto lo sabemos todos los gays,
aunque algunos no lo hayan racionalizado aún. Pero es instintivo.
Si tomamos al Brad Pitt de Thelma & Louise y al Tom Cruise de Top
Gun y le preguntamos a 100 gays si prefieren coger con ellos dos o
con Mick Jagger y Robert de Niro, y les aseguro que de esos 100,
unos 98 les van a contestar que se quedan con Mick y Robert.
¡Porque todos sabemos instintivamente que los lindos cogen mal y
que los muy lindos cogen peor!
Desconfíe de los que le dicen que no son putos, que a ellos les
gustan las mujeres y que lo hacen exclusivamente por el dinero. Van
a coger mal.
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Yo he tenido que trabajar en fiestas con algún chico que se creía que
porque era lindo le hacía un favor al cliente y les aseguro que es una
pesadilla. No hacen nada, creen que están sólo para hacerse adorar.
No cojan con los que se dicen heteros, pero que quieren vivir de los
putos. Son unos traumados, cogen mal. Y además son unos
verdaderos ladrones hijos de puta.
No cojan con los lindos, ni con los muy lindos. Cojan con los que
tienen sentido del humor. Con los que son más atorrantes. Esos son
los divertidos y zarpados en la cama.
No cojan con los dicen que pueden tener relaciones sexuales o hacer
el amor con ustedes. Cojan con los que les dicen que cobran por
coger o garchar. Los que llaman a coger, coger y a garchar, garchar,
son los que la tienen clara. Ustedes los buscan para desnudarse y
revolcarse en una cama, buscan a un macho como ustedes, van a
compartir con ellos tal vez uno de los secretos más guardados por
ustedes de su intimidad como lo es su sexualidad, ¿y justo se van a
encamar con un boludito que no puede llamar a las cosas por su
nombre? ¿Qué le pasa? ¿Le da vergüenza decirles que se ofrece para
coger con ustedes?
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coger… ¡Váyanse al carajo! El hacer el amor, no depende del “qué”,
sino que depende del “con quién”. Con la persona de la que uno
está enamorado, el tomar un café juntos es estar haciendo el amor.
Todo lo que uno hace junto con la persona que ama, es un acto
amoroso. No importa qué se haga. El sexo es sólo una más de todas
las cosas en la que uno demuestra el amor al ser amado. Pero no es
ni siquiera la mejor. Cocinarle algo para agradarlo, darle un beso no
solicitado, porque sí, cuidarlo si se resfría, eso es demostrar amor.
Eso es hacer el amor.
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orgasmo es sólo con nosotros mismos. Nada hay como mejor
ejemplo del egoísmo, de un acto absolutamente egoísta, que un
simple y fantástico orgasmo.
Nada hay más igual en todos los países del mundo, que su vida gay.
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Espero disfruten de estas anécdotas de mi vida como prostiputo. Les
aseguro que yo sí las disfruté y mucho. De hecho, tuve más de un
orgasmo viviendo y luego recordando a cada una de ellas.
Ronnie M. Clausen
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CAPÍTULO 1
¿Me gustaban los muchachos de mi edad como para coger con ellos?
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Me puse unas zapatillas de lona medio sucias, un jean viejo, una
remera de cuello redondo, compré unos forros en un kiosco abierto
y me fui a ver cómo venía la mano con los chicos del barrio.
“Te puedo dar 100 pesos”, le dije. (100 pesos, serían unos 10 dólares
en esa época supongo).
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Se abrió el jean, sacó su pija y me la ofreció.
Yo nunca había visto una pija de otro tipo parada en vivo. Sólo en foto
de revistas pornográficas había visto pijas paradas, pero nunca me
habían ofrecido una.
Seguí pajeándolo hasta que me dijo que estaba por acabar. Seguí
moviendo mi mano hasta que tiró toda su leche en el pasto.
Yo había estado con putas desde mis 15 años. Para mí era normal
comprar sexo. Pero de chicas. No me imaginaba que los chicos
también vendieran sexo.
Pasé una vez y los miré. Di la vuelta, pasé de nuevo y a unos metros
me paré y los miré.
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Cuando llegamos a la zona de los árboles, le puse mi mano en el
bulto y noté que se le estaba parando la verga.
“Pelala”, le pedí.
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Me hubiera encamado con otro de sus amigos, pero ya tenía
demasiadas experiencias para ser mi primera noche de puto.
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CAPÍTULO 2
Claro, yo había pasado muchas veces por esa calle y nunca me había
llamado la atención ver chicos por allí. Hasta que tuve mi primer
experiencia de cruising hace unos meses. Como dije en el prólogo, el
universo gay convive de manera invisible con el universo
heterosexual y ante los ojos inadvertidos de los heterosexuales.
Mi gran duda era cómo cuernos hacían para coger con los que no
tenían casa por la zona. No me cerraba el que todos los chicos esos
trabajaran dependiendo de los vecinos gay de por allí.
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“Hola, ¿tenés fuego?”, me preguntó. Yo no fumaba. Por un
momento pensé que todo se me desmoronaba. Por suerte, para él el
fuego no era una condición sine qua non como para tener una
excusa para hablar conmigo.
“No”, le constesté con una sonrisa, como para indicarle que estaba
buscando acción. “¿Qué andás haciendo?”, le pregunté.
“’¿Cuánto?”
“350”.
Bien, el sexo en este barrio era más caro que en el otro. En cierta
medida era lógico, así que acepté la cifra como razonable. Más
cuando el sexo iba a ser en un lugar civilizado y no entre los árboles
de la calle.
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otro hombre a un telo y me daba un poco de vergüenza. El chico con
toda naturalidad saludó al recepcionista y le dijo “danos la 14, que
está buena”.
Me contó que con los chicos que trabajaban se conocían casi todos.
Que a veces un cliente llevaba a dos juntos, que algunos clientes
venían de a dos para hacer una fiesta y que a veces había clientes
que venían con una mujer para llevarse a un chico.
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lugar de trabajarlo él. Me explicó que a veces a los clientes lo que les
gustaba era más variar los chicos y no coger siempre con el mismo.
Salimos del telo y nos fuimos juntos para la calle de levante. Ya eran
como las dos y media de la madrugada y no quedaban muchos
chicos. Los que no estaban trabajando, se estaban yendo a sus casas.
No obstante, en verano solía haber trabajo hasta que casi saliera el
sol, me aseguró.
Nos quedamos parados en una esquina, los dos solos y en eso paró
un auto que nos había mirado. Mi nuevo amigo se acercó y habló
con el cliente. Me hizo una seña para que me acercara y el cliente me
miró y saludó. “Te quiere a vos”, me dijo. “Ya le dije que cobrás
$450 la hora. Yo estuve dos veces con él. Es tranquilo y pasivo.
Andá”.
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Me ofreció algo de tomar que no acepté y le dije que eran $450. Me
pagó y entró a besarme.
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Se la tragaba entera hasta los pelos. Con la mano me agarraba los
huevos y me los apretaba. Medio como que me dolía, pero si era un
morbo de él, no quería decirle que no lo hiciera. Cuanto más se
calentara, mejor.
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Me lo puse yo, me dio un pomo de lubricante y me lubriqué la verga
y le puse gel en el orto a él.
Nos fuimos los dos juntos con mí socio a comer un par de porciones
de pizza y a repartirnos la plata del trabajo.
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CAPÍTULO 3
Si estaba allí, era para jugar el partido, así que me la entré a pajear y
la puse dura a la vista de los tipos que estaban en el baño en ese
momento.
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“¿Qué te gusta hacer?”, le preguntó Mario.
“Eso te sale $300 por los dos juntos”, le dijo Mario. “¿Querés acá o
vamos a la sala?”
“Mejor vamos a la sala, que vamos a estar más cómodos”, nos dijo.
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En el cine se compensa lo menos que se cobra, con el beneficio de
tener a los clientes allí reunidos esperando turno para ser atendidos.
Y les digo una cosa, para el prostiputo que quiere ganar dinero, es
mil veces mejor un cliente de 60 años o más, que uno de 35 años o
menos. Cuanto más grande, más fácil es conformarlo. Cuanto más
joven es un cliente, más te va a romper las pelotas pidiéndote cosas
diferentes. Y todas juntas.
Después del señor que nos las chupó juntas, yo pasé al baño con 3
clientes que a dos los deje mamármela y al tercero le tuve que pegar
una rica cogida.
Más tarde vino uno que quería que yo se la chupara. Le aclaré que lo
hacía sólo con forro. Como accedió, le comí la pija con ganas.
Hubo uno que me quería coger. Le dije que podíamos probar, pero
que si me dolía igual le iba a cobrar como si me hubiera cogido y
que a cambio sólo le podía ofrecer chupársela o pajearlo.
Después vino uno que nos quiso llevar a su casa a Mario y a mí.
Ningún problema, pero eso te va a costar $1.000 por los dos y es con
la fiestita completa, le dijo Mario. Podíamos coger con él y a su vez
él mirar cómo cogíamos entre nosotros.
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El tipo dijo que lo iba a pensar y que después nos contestaba.
Según Mario, los que decían eso jamás volvían. Cuando te van a
llevar, lo deciden de una. Si lo tienen que pensar, es porque tantas
ganas no tienen. Como no pase algo que los caliente especialmente,
es muy raro que vuelvan a buscarte, me aclaró sabiamente.
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habían atendido. Los chicos sonrieron, era un servicio que estaban
esperando.
El hombre se nos acercó, nos dio un beso a cada uno y nos preguntó
si estábamos libres. Desde luego que le dijimos que sí y nos fuimos
al cine de más arriba en el complejo y dentro de este contra la pared
del fondo, la más alejada de la puerta.
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agarró la pija a mí, le puso una raya encima de los pelos a la cabeza
y se la tomó él.
Era una fiesta realmente muy arriba. Yo, que nunca había probado
la merca, entendí por qué a todos les gustaba este cliente.
Como a las dos horas nos dijo que se tenía que ir, nos convidó un
pase más de merca a cada uno, nos dio un lindo beso en las bocas y
se fue, dejándonos a todos bastante calientes.
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CAPÍTULO 4
Estaba yo parado en una de las esquinas solo, porque los chicos con
los que solía trabajar estaban todos con algún cliente.
Me pregunta qué era lo que yo hacía y le dije que era activo y que
además la chupaba muy bien. Me preguntó cuánto cobraba, le dije
que $450 y me invitó a subir al auto.
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La verdad que siendo que la situación me resultaba terriblemente
morbosa, que el que me lo pedía era su padre y que el pendejo
estaba buenísimo, la edad me chupaba un huevo.
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Como a los 45 minutos le dije al padre, “Estoy por acabar. ¿Dónde
querés que le acabe?”.
Saqué la verga del culo del pendejito, tiré del forro y me entré a
sacudir la chota sobre la espalda del chico. A los pocos segundos
entré a escupir los pibes.
Nos fuimos los tres a un telo que dejaba entrar tríos, a tomar merca
y a chuparnos las pijas hasta la salida del sol.
No les digo lo que fue salir del telo a la luz del sol de la mañana.
Eran como puñaladas que se me clavaban en los ojos.
Era una delicia chuparle al negro la pija, las bolas, el culo y las
gambas y patas.
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Era un lindo machito. Heterosexual, pero que cada tanto se prendía
en una fiesta con los taxiboys putos que le pedíamos que nos trajera
merca a la calle en la que estábamos o a algún telo que un cliente nos
pedía que le consiguiéramos para tomar con nosotros.
Tenía que volver a laburar esa noche, para compensar lo que gasté
en el telo y en merca.
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CAPÍTULO CINCO
Era un buen tipo, de unos 60 años. Y por sobre todo, era muy
generoso conmigo. Siempre me pagaba y me daba algún regalito.
Una propina.
Estaba parado en la calle junto con otro chico, cuando pasó un auto
con dos personas adentro y paró unos metros más adelante.
“¿Cuánto cobrás?”.
“Depende. ¿Cogemos los tres juntos, me los tengo que coger a los
dos o me la tengo que coger sólo a ella, o sólo a vos?”
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Había terminado con mi novia hacía unos meses y no me había
enganchado con ninguna otra mina por el momento.
“No hace falta ir a un hotel. Podemos ir a un telo por acá que nos
dejan entrar de a tres sin problemas. Te cobran la habitación el
doble, pero no hay que registrase y en la tele hay porno”, le dije
riéndome.
Un chico que fuera parecido a ellos, rubio, de piel blanca, alto y que
les diera un hijo que pudiera ser hijo de la pareja, parecido a ellos. Y
por sobre todo, un pendejo que lo usaran para la reproducción y que
nunca más se cruzara por sus vidas, ni reclamara jamás nada
relacionado con el pendejo.
“En realidad, esta es una reunión para ver si podemos contar con
vos para esto. Hoy sólo vamos a conversar sobre el tema. Y si estás
de acuerdo, nos encontramos en otro momento de nuevo para
comenzar el proceso de embarazarla a ella”.
“Les aclaro que por conversar o por coger, mi tiempo hay que
pagarlo igual”.
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“No hay problema con eso”, metió la mano en el bolsillo y me dio
$450. “Te explico nuestra idea. ¿Vos con cuántos clientes estás por
día?”
“No. No es necesario”.
“Lo que pensamos entonces, era buscar a un taxiboy que nos diera
su esperma para hacer una fertilización in vitro de un óvulo de ella.
O de más, si queremos tener más hijos”.
“Lo que planeamos era detectar a un chico que nos gustara, con una
genética compatible con nosotros y proponerle esto”.
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“¿Vos tenés siete días libres, como para todo este proceso con
nosotros?”.
“En el hotel, tomaríamos una suite y viviríamos los tres juntos todo
el tiempo. Esto es para asegurarnos que no cojas con nadie hasta que
te tomemos la muestra de semen”.
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“A ver si entiendo”, les dije. “Nos vamos los tres al Sheraton de
Pilar, nos alojamos allí por varios días y lo que quieren es que me
haga una paja y les de la leche, entonces”.
“De una manera resumida, digamos que sí. En realidad, son tres
pajas lo que te vamos a pedir, técnicamente. Una cada día por tres
días seguidos. Y que no te hagas pajas desde que nos alojemos hasta
que nos des la primera de las muestras”.
“Sí, es cierto. Creo que lo mejor es que vos nos digas qué es lo que
querés a cambio de lo que te proponemos, así ahorramos tiempo
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para ponernos de acuerdo. Y decinos cuándo vos podrías ir con
nosotros al hotel a alojarnos por un tiempo de siete días”.
“Bien. Mi tarifa por día completo, es de $7.200, o sea que les cobro 18
horas por las 24 que vamos a estar juntos. Durante las 24 horas,
ustedes pueden disponer de mí. Eso quiere decir que pueden
ignorarme o tenerme en la cama cogiendo con ustedes todo el
tiempo. Me da igual a mí. O sea que si vamos a estar una semana,
son $8.100 por siete días, redondeando, unos $56.000. Además están
las tres leches que quieren. Yo les ofrezco darles todas las leches que
quieran, durante los 7 días por $56.000 más. Y háganse ustedes
todos los hijos míos que quieran. Me da igual un hijo que diez. Es su
decisión y su problema. El costo total es de $112.000 por una
semana. De estos me tienen que dar $32.000 al juntarnos para ir al
hotel, antes de testearme y al tercer día, con los resultado del test, o
me dan la diferencia de $80.000 y les entro a dar las leches o me voy
a la mierda y tan amigos como siempre. Si una vez que determinan
que les sirve mi leche, cuando yo les doy la primer leche, ustedes
deciden terminar antes el asunto, no hay devolución. Si volvemos a
los 5 días, igual les va a costar los $112.000. Si es necesario
quedarnos más tiempo, son $8.000 por día adicional. Si no está la
plata, no voy y si voy y no está lo que falta, no hay leche. ¿Les
quedan claro mis condiciones?”
“Si quieren y tienen la plata, puedo ahora. Pasamos por casa, agarro
un mochila con algo de ropa y vamos para el hotel”.
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“¿Cómo quieren hacer entonces?”
“Dale. Nos parece bien. Agarrá un traje de baño, que en el hotel hay
una pileta muy linda que podemos usar. Y no te olvides el D.N.I.”.
Los tres nos reímos. Me gustaba que los padres de mi hijo tuvieran
sentido del humor. No me gustaría que a un guachito mío, lo criara
un par de pelotudos amargados. Además, ellos estaban bastante
nerviosos. Me pareció que era bueno que yo ayudara a
tranquilizarlos. Los taxiboys tenemos mucho de psicólogos de
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nuestros clientes. Los escuchamos y los seguimos para el lado que
disparan.
Nos alojamos, todos juntos en una suite con una habitación para
ellos y otra para mí. Teníamos una especie de living, con una mesa
de comedor. Era como un departamento de dos dormitorios y dos
baños.
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de mi piel y me tiré en bolas en la cama a mirar algo de televisión
hasta que me quedé dormido.
Me puse una remera sin mangas que dejaba ver mis brazos de gym,
una bermuda y salí en patas a desayunar con ellos. Me sabía lindo,
y estaba actuando como lo hacía cuando me iba de viaje con un
puto. Me vestía sexy todo el tiempo para calentarlo y así sacarle más
platita en regalos. Cuando viajas con un cliente, no solo te volvés
con lo que te paga, sino que también te volvés con lo que le sacás en
regalos, que muchas veces es bastante más que lo que te paga en
dinero. Ropa, celulares, laptops, anteojos, me han regalado muchas
cosas los putitos que me llevaron de viaje con ellos.
“Te acompaño. Yo todos los días voy una hora al gym. Me tengo
que mantener en forma, para poder trabajar bien, jajaja… Ser un
objeto sexual tiene sus exigencias”.
“¿Querés que te marque todos los trolos que hay en el hotel y que ya
nos cruzamos?, le pregunté entre risas. “Los hoteles 5 estrellas, están
llenos de putos en el personal que es de atención al público. Se
hacen los serios, pero a la primer oportunidad que tienen, te invitan
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a conocer una habitación vacía que suelen tener para encuentros del
personal, jajaja…”
Al rato volvió Diego y nos fuimos los tres a la pileta. Estos días
transcurrieron muy tranquilos, sin sobresaltos, comiendo cosas
ricas, mucho sol, mucho gym y nada de sexo. No se si entre ellos
cogían, pero ninguno se insinuó conmigo en nada que pudiera
interpretar como sexual. Yo me mostraba casi descaradamente, pero
no conseguía conmoverlos. Para ser más claro, excitarlos. Por lo
menos conmigo, que era lo que yo quería. Mi objetivo era una fiesta
con los dos. O con Korina sola. O con Diego solo.
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Entramos y yo pasé al baño a lavarme la pija y las manos con un
jabón antiséptico, que era uno de los requisitos para tomar la
muestra.
La situación era rara. La minita iba a tener un hijo mío y casi que no
sabía ni mierda de mí. Yo tampoco sabía de ellos, en realidad, pero
digamos que al hijo lo iban a criar ellos, no yo.
Finalmente le dije “es muy copado lo que están haciendo. Ojalá todo
les resulte como ustedes lo imaginan. Realmente les deseo que sean
muy felices con sus hijos”. “¿Tienen alguna idea de cuántos hijos
querrían tener?”
“No creo que eso sea algo que a vos te importe. Hicimos un acuerdo.
Lo que hagamos con tu semen es un tema exclusivamente nuestro”,
me contestó.
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“Quedate muy tranquilo”, agregué, “que yo no tengo ni el más
mínimo interés en sus vidas, ni en la vida de sus hijos. No tengo
nada que ver con ustedes, ni con ellos, yo”.
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“Diego, tengo clientes que me pagan para que les pegue y otros que
me pagan para pegarme ellos a mí. Me he bancado que me caguen a
latigazos, que me ataran, que me retorcieran las tetas y los huevos.
Que me ignoren, casi que hasta se los agradecería. Yo no me ofendo
porque lo que yo te vendo es que me uses como a vos te de placer. Si
Korina me hubiera pegado un sopapo, yo hubiera bajado la cabeza y
le hubiera ofrecido que me pegara otro. Si ella disfrutó
maltratándome, decile que lo puede hacer cada vez que quiera. Me
puede pegar, escupir. Decile si quiere que me arrodille, que le chupe
los pies, la concha, que te chupe la pija a vos, que les chupe el culo,
el chivo de las axilas, o lo que sea, que yo esto acá para servirlos a
los dos para su placer. Y para darles mi leche. Puedo dormir en el
piso a los pies de su cama, si me lo ordenan. Si quisiera placer para
mí, le pagaría a una puta o a otro pendejo, y les haría lo que ustedes
me hacen a mí, probablemente. En lugar de cobrar, pagaría. Esas son
las reglas de este negocio y a mí me parece muy bien que sea así”.
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Al término de la semana hicimos nuestros bolsos y ellos me llevaron
hasta la esquina de Juramento y Cabildo en la que me dejaron. Casi
no hablamos en todo el viaje. Al bajarme ni nos despedimos, ni les
dije que deseaba que les fuera bien.
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CAPÍTULO SEIS
Desde luego le aclaré que me tenía que pagar el taxi de vuelta, hasta
la cuadra en la que me encontró. No se opuso y partimos para su
domicilio.
Hasta ahí, algo que a muchos clientes les gusta hacer. Acariciar, oler
y lamer el cuerpo del pendejo que les va a romper el culo a pijazos.
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Nada que me llamara la atención. Después de unos minutos de
acariciarme y lamerme con los ojos cerrados, el cliente me pregunta
si a mí me gustaba pegar.
Yo tengo amigos que nunca aceptan cagar encima del cliente, por
ejemplo. Y hay muchos más tipos que lo piden a ese servicio que lo
que la gente se imaginaría. De hecho, hay chicos que trabajan, que si
el cliente los quiere cagar a ellos, se alegran. Y algunos hasta festejan
si el cago se los echan en la boca. Pero el capítulo en el que les voy a
contar mi experiencia con la coprofagia es otro, no este.
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“No necesito que me digas nada. Tampoco necesito que me cojas.
Con que me des un par de trompadas y me partas la nariz, eso es lo
que estoy buscando”.
“Te ofrezco $2.500 por que me partas la nariz”, me ofreció. Eso era
cinco veces la tarifa que le había pedido por cogerlo.
“¿Y qué vas a hacer vos, cuando yo te pegue?, ¿te la vas a bancar o
me la vas a querer devolver?”, le pregunté.
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La verdad que a mí no me parecía mal…
“No hace falta, pero si te quedás sería mejor. Quedate así como estás
vestido ahora, con las zapatillas y el jean puesto y en cueros”.
“¿Tenés hermana?”.
“De una, quédate tranquilo que te voy a sacar la nariz por la nuca,
muñeco”.
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Yo agarré la plata, la conté, me la metí en un bolsillo. Me guardé la
llave del edificio junto con la guita, me puse un guante en la mano
derecha, me paré enfrente del puto este… y lo senté de culo de una
trompada.
Abajo abrí la puerta con la llave que me había dado y al salir la tiré
adentro del buzón de la puerta siguiendo sus instrucciones.
Y tenía una buena anécdota para compartir con los vagos de la calle.
Por lo menos, hasta ahora, ninguno había contado algo parecido.
74
CAPÍTULO 7
Nos atiende y nos hace subir. En la planta baja del edificio había un
custodio que nos preguntó a qué piso íbamos y cuando se lo dijimos
nos advirtió que nos portáramos bien, porque a la salida él iba a
estar ahí y no quería quejas del propietario.
75
En cierta medida, esta amenaza me gustó. Quería decir que el cliente
tenía en claro su sexualidad y que por otro lado era generoso con las
propinas. Por lo menos, al boludo este del custodio que creía que
podía llegar a controlar a cinco prostiputos acostumbrados a
ganarse la vida todas las noches trabajando en la calle. Idiota…
Nos hace pasar al living de la casa a los cinco y nos dice que
esperaba un servicio de orgía desde esa hora, las 10 de la noche,
hasta las 10 de la mañana del día siguiente.
Por eso servicio nos ofrecía $2.000 a cada uno, más toda la merca
que quisiéramos tomar.
Para avalar sus dichos nos señaló dos bandejas llenas de rayas de
merca que había en una mesa. Había merca como para que
tomáramos 10 chicos durante una semana, no cinco en una noche.
Quería ser el segundo en cogerlo, para así quedar libre como para
poder empezar a colocarme de merca. Quería vivir la orgía bien a lo
loco.
77
El chico me la comenzó a mamar sin problemas y eso me la puso
bien dura al instante. El ambiente era muy caliente. Se te paraba fácil
la pija en esa cama, si eras razonablemente puto.
El que cogía se salió del culo del chino y me señaló para que fuera a
cogerlo.
78
Pero no. Me equivoqué. El chico se había forrado la verga, la había
lubricado, le había puesto merca abundante en la cabeza y en lugar
de correrme para cogerse al chino, ¡me la estaba tratando de meter a
mí por mi culito cuasi virginal! ¡A semejante tamaño de poronga!
El pendejito fue a una de las bandejas, cargó una tarjeta con mucha
merca, se paró en la cama con su pija dura, se hizo una raya de la
cabeza a los pelos de la verga y me la ofreció a tomar.
79
sobre un chino… No me imaginé nunca el final de mi vida de esa
manera. Por algo los franceses llaman al orgasmo “la muerte dulce”.
Fue hasta el baño a lavarse y otro de los chicos tomó lugar en el culo
del señorito cliente.
80
aunque le tuviera que pagar para que me hiciera el culo de nuevo.
No podía imaginar mi vida futura, sin su verga unas veces más
adentro mío. Tenía ganas de pedirle que me hiciera un hijo, de lo
puto que me había puesto con su técnica de dedearme con merca.
Cuando el quinto chico acabó, todos nos fuimos a tomar algo con el
chino, que no acusaba daños por las terribles cogidas que le
habíamos hecho, por lo que se ve que estaba con el culo bien
entrenado.
El descontrol comenzaba.
Nos besábamos, nos chupábamos las bocas, las tetas, las axilas, las
patas entre todos. No había rincón de prostiputo que mi lengua no
estuviera deseosa de lamer y mi boca de chupar.
81
El chino iba de unos a otros, miraba, participaba. Cada tanto otra
vuelta de merca.
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A las 10 de la mañana se abrió la puerta del dormitorio en el que
estábamos los cinco con el chino y apareció un pendejo chino, muy
serio y formal y dijo que nos teníamos que ir.
83
CAPÍTULO 8
Una de las cosas que más nos rompen las pelotas a los prostiputos
de los clientes, son los que nos quieren rescatar de nuestra vida de
prostitución.
84
imaginar estudiante universitario que vino del interior y que
prostituyéndose se ayuda a bancar los estudios, también puedo ser
eso. Me da igual. Soy lo que el cliente quiera que yo sea, si eso
alimenta su fantasía y le hace desearme más y, de paso, acabar más
rápido como para poder salir de la cama a tiempo como para ir a
enganchar a otro cliente que me de más plata.
Y lo que más nos aburre, es que nos digan que nosotros damos para
más, que es un desperdicio que nos pasemos la vida revolcándonos
con tipos como ellos por unos pocos pesos.
85
Además es lindo el lugar y en verano hay plantados naranjos, lo que
le da a toda la zona un rico olor a azahares, que lo convierten en un
lugar muy placentero para prostituirse. Sumale a que cerca de la
estación tenés una pizzería muy buena y barata y una rica heladería
además de un McDonald’s, con buenos baños abierto hasta muy
tarde, es un lugar muy cómodo para trabajar de prostiputo.
En eso veo que un señor de unos sesenta o sesenta y cinco años está
conversando con uno de los chicos que estaban trabajando y entran
a caminar por una de las calles.
El cliente se queda solo, el chico pasa caminando por al lado mío sin
decir una palabra y se va. No se qué había pasado, pero no se habían
puesto de acuerdo en el servicio por algo.
Es de los que les gusta hablar… pensé para mis adentros. Otro
embole. Voy a tener que apurarlo para ir a coger y terminar esta
87
tortura pensé.
Se sentó a mi lado y me contó que no estaba en pareja y que
acostumbraba ir a buscar chicos a la estación. Me dijo que nunca me
había visto por allí y le expliqué que sólo me prostituía de tanto en
tanto. Sin darle muchas explicaciones al respecto.
Sin haberlos visto, opté por la cama. Seguro que era más cómoda
que el escritorio. Especialmente teniendo que hacerlo con un
hombre de más de 60 años. No me lo imaginaba haciendo piruetas
sobre un escritorio al profe.
88
De golpe desde el escritorio me llegó una música atronadora, con
una ópera alemana.
¿Se les puede ocurrir algo más baja pija que la ópera alemana a
todo volumen para coger?
Yo aprendí de otro chico que a los clientes, hay que chuparles la pija
como ellos nos la chupan a nosotros. El concepto es que todos la
mamamos como nos gusta que nos la mamen a nosotros. Suena
lógico y en la práctica he visto que suele funcionar bastante bien el
método.
Me dijo que no, que no podía pagar más, a lo cual yo le dije que por
favor me dejara cogerlo, que estaba muy caliente.
91
bombazos más y acabo, que me tenés muy caliente”, mientras le
daba besos en el cuello y le gemía encima de él como una puta en
celo.
“Me calentás mucho papi”, le dije, “tengo ganas de hacer una cosa
más”. Dicho esto me puse en cuclillas delante de él, le abrí el
pantalón y le agarré la pija.
“Porque estabas muy caliente y me gustás mucho, así que por eso te
dejé”, me contestó como si eso fuera lo más obvio del universo.
“Lo que pasa es que a mí me gusta, más que pagarles a los chicos,
93
hacerles regalos. ¿A vos te molestaría que en lugar de que la
próxima vez te diera plata, fuéramos por acá y yo te comprara cosas
que vos necesites?”
Era verano y yo estaba por irme a Río de Janeiro por unos días con
unos amigos, así que iba a necesitar comprarme algunas cosas para
llevar, tipo traje de baño, alguna remera, zapatillas, ojotas.
“Está todo bien. ¿Te gusta más la onda novio que prostiputo a
vos?”.
“Mirá vos… suena lógico eso. Pero decime… después de comer los
cuatro, ¿nunca se les ocurrió ir a la casa de alguno de ustedes y
94
hacer que los chicos les hicieran un show? En una de esas vos
podrías descubrir el encanto de los negritos y tu amigo el encanto de
los blanquitos, jajajaja…”
95
Al día siguiente me baño y salgo al encuentro. Esta vez me había
puesto zapatillas, porque necesitaba estar con medias como para
probarme las Converse.
97
“Uh… que pena… Como la vez pasada me habías dicho que eras
activo, pensé que hoy me ibas a querer hacer la cola… Tengo
muchas ganas de sentirte adentro mío… Y hoy traje un pomo de
lubricante en serio, como para que tengas acá y no la pasta de
mierda esa que me diste el otro día.”
Me lubriqué el ojete, me abrí bien las cachas del culo con las manos
ofreciéndole mi hoyo para que lo penetre y me comí a mi papito.
Ante la atenta mirada de su mamá, que seguía vigilándonos.
99
A las nueve de la noche llegaron el amigo y su chonguito. Era un
pendejo de 19 años, alto como yo, morocho de pelo y piel, con cara
de que le gustaba coger putos por dinero. Como cualquier chico que
paraba en la estación o en las calles de levante de Buenos Aires.
Aunque daba más el target del prostiputo de cine porno o de baño
de estación de tren, para ser honesto. Es un nivel menos que el
callejero ese y a su vez eso es dos niveles menos que el de las
páginas de escorts de internet. Nosotros también tenemos nuestras
clases sociales en la prostitución, jajaja…
100
“Bueno, no te preocupes”, le contesto, “a mi mí papito me garchó
recién así que tengo ganas de ponerla”.
“Parece que los nenes están muy calientes”, dijo el amigo. “Mejor
dejarlos que se desahoguen, no vaya a ser cosa que después nos
hagan cosas feas a nosotros, jajajaja….”
101
Los papis estaban en el living sentados en un sofá de dos cuerpos.
Yo me paré, corrí dos silloncitos en los que estábamos el otro chico y
yo y nos paramos delante de ellos y comenzamos a chuponearnos
maaalllll. Nos sacamos las remeras y yo le entré a chupar las tetas, a
lamer las axilas e hice que él me hiciera lo mismo a mí.
Me paré y agarré una silla del comedor, la pongo frente a los viejos,
me siento con la pija parada, me pongo un forro y le dije al otro
chico que se me sentara encima.
Cada tanto sacaba mi verga de adentro del culo del pendejo y les
mostraba lo abierto que el muy puto lo tenía al culo.
Seguimos así un rato, hasta que en una le saco la pija del culo, me
arranco el forro y me hago una rica paja sobre el pecho y la cara del
chico, que como era negrito contrastaba bien con la blancura de mi
leche. Le refriego con la cabeza de mi chota la leche por la cara y el
cuerpo, y le meto la cabeza adentro de la boca para que la lama y la
limpie bien de leche.
Cuestión que arrancamos los cuatro para el baño. Nos metimos con
el chico en la bañadera y nos enjabonamos el uno al otro,
especialmente las pijas y los culos. Nos secamos con dos toallas, yo
103
me puse mi traje de baño nuevo y el chico se puso su bóxer y nos
fuimos los cuatro de nuevo al living.
El amigo de mi papi tenía las películas del chico y las llevaba encima
en un pendrive. Nos fuimos todos al escritorio a mirar algunas en la
compu de papu.
104
La madre se había ido con otro tipo de la casa cuando el hermano y
él eran chicos de 5 y 7 años, así que se habían criado con el padre
solos.
El resto de la noche fue una hora más y la otra pareja se fue a la casa
del otro viejo a que el chico se lo cogiera un rato.
105
CAPÍTULO 9
Normalmente los clientes que piden combinados, suelen ser los más
reventados de todos. Son los que están tomando merca, fumando
porro, y alguno me ha tocado que se inyectaba para coger.
106
En eso pasa un cliente habitué y me hace señas a mí para que me
acerque.
Estaba con ganas de una fiesta con un par de chicos y una puta, me
pidió que eligiera a un chico que trabajara bien, que fuera bisexual y
que lo trajera para armar la fiesta.
Era una morochita linda, delgada, que decía tener 19 años y con cara
de muy fiesterita. El cliente ya la había llamado antes y nos había
contado que le gustaba la verga más que el chocolate. Como a
nosotros, en realidad.
107
Subimos al departamento y nos sumamos al venezolano y al cliente
que estaban en un buen 69.
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Volví a cargar a mi dedo de merca y repetí la operación. Tenía
bastante merca en el culo, como para que ella la fuera buscando con
su lengua y sacándola.
El cliente que me vio hacerlo, le dijo que no. Que el que me iba a
mamar el culo iba a ser el venezolano.
109
A mí el cliente me intentó coger, pero con todo lo que había tomado,
tenía las mismas posibilidades de cogerme que la minita que no
tenía pija.
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De todas maneras, me pareció muy bueno, aunque estúpido, de
parte de ellos el querer formar una familia.
111
Medio como extrañado me dijo que sí y yo llamé al venezolano que
se subió contento al auto con el cliente.
Entonces yo le dije a la novia del pana, que por qué no venía ella,
que si no se iba a quedar sola cuando se lo levantaran al otro. De
paso comíamos algo. Que no se preocupara que yo la invitaba.
Pero me dijo que todo había ido fantástico y que lo había pasado
muy bien con el chico nuevo. Me alegré y le dije que cuando
quisiera, lo volviera a buscar a él, o a mí, o a los dos juntos.
Prometió volver pronto, esta vez por los dos. Le aseguré que le
podíamos hacer un muy buen show.
Volví con mis amigos. “Estuviste muy bien”, le dije, “quedó muy
contento. Me dijo que la semana que viene vuelve para llevarnos a
los dos juntos a una fiesta”.
112
No hacía falta decir más. Si iba a ser tío, quería que mi sobrino
estuviera lo mejor posible.
113
CAPÍTULO 10
Una tarde decidí que lo mejor era, ya que estaba al pedo, irme a
trabajar. Cuando es temprano, lo mejor para trabajar algo es ir a uno
de los cines porno.
114
Al entrar el cliente me pidió que apagara mi celular, para que nadie
molestara.
Para mis adentros pensé que debería haberle cobrado más. Era un
loco importante el tipo este.
115
“Dale”, me dijo, “pero antes dame a tomar merca en la tarjeta que
dejé allí”.
Había dejado un poco de merca sobre la mesa de luz, que asumí que
era para mí. Y si no era, que se jodiera. Me la tomé igual.
116
quemadura se había hecho.
“Sí, sí, estuvo perfecto. Dame tu teléfono por si te llamo otro día
para hacer lo mismo”.
117
“Tomate lo que quieras”.
No nos hizo cagarlo encima, sino que puso una bolsa de plástico en
el bidet y nos dijo que cagáramos sobre la bolsa, uno detrás del otro.
Le dejamos una montaña de soretes para que pudiera jugar solito,
tomamos merca y le dejamos una botella llena de nuestro meo,
porque también le gustaba tomarlo.
Pero no somos los taxiboys los que tenemos que decirle a los clientes
lo que está bien o está mal, lo correcto o lo incorrecto.
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CAPÍTULO 11
A la casa se entraba por el garaje, pero él ahí tenía como una especie
de galpón en el que guardaba cosas, con un desorden considerable.
“¿Qué esperás para desnudarte?”, con tono de soy tu jefe y me tenés que
obedecer.
“Parala”, gruñó.
¿Qué mierda estoy yo haciendo a esta hora, en esta casa, con este
121
forro hijo de mil putas desagradable?, pensaba yo.
123
Posadas y ahí a veces llevábamos a los clientes cuando atendíamos
un combinado.
“No seas malo Marian, en una de esas vos también le sacás algo de
plata al otro”.
124
“Andá a cagar”, le contesto yo con una sonrisa susurrada.
Por su parte Álvaro no decía nada. Sólo miraba con una sonrisa.
Creo que era consciente de lo ridículo de su amigo, queriendo
impresionar con dinero a dos chicos.
La charla típica de dos viejos putos con guita. Que viajamos a tal
lado, que somos amigos de Fulano y Zutano, que tenemos casa en
Miami, que bla, bla, bla. Aburridísima toda la charla.
125
Entramos a su cuarto y yo lo abracé y le di un beso en la boca, pero
esta vez con toda la lengua, como debe ser y apoyando mi pelvis
contra la de él, como para que notara que yo tenía una incipiente
erección.
126
Le di un beso en la puerta de su casa, y me fui a ver si podía trabajar
un poco en la calle.
A los dos días me llama para vernos. Le digo que venga a casa, que
esta vez lo invitaba yo a comer.
Debo reconocer que Álvaro para los 68 años que me dijo que tenía,
estaba en muy buena forma. Alto, con buen cuerpo, muy bronceado,
lindo.
Resultó que pese a lo que había dicho Carlos, el activo era Álvaro.
127
gran macho cogedor, que es lo que todo tipo grande quiere sentir
cuando se coge a un pendejo al que triplica, o cuadriplica casi, en
edad.
A las dos semanas Álvaro viene a casa a tomar algo y me dice que se
tiene que ir 15 días a Miami. Yo no digo nada, porque la realidad era
que me chupaba un huevo. Se podía ir un año a la China, que me
daba lo mismo. Era agradable, pero tampoco yo sentía que lo
necesitaba para nada.
“¿Me vas a decir que ni cuando te chupé la pija con una técnica y
maestría inigualables no sospechaste que era un profesional del
sexo?”, pregunté mientras me reía.
129
“Me parece que te la voy a tener que chupar de nuevo, como para
que te des cuenta de que no es una chupada estándar la mía”,
aseguré. Lo tomé de la mano y lo arrastré a mi dormitorio para darle
el mejor sexo de su vida.
Que los artistas son todos medio raros, no es una noticia nueva que
les vaya a dar yo.
Una noche me llama y me dice que vaya al bar a verlo, que tenía un
buen cliente para mí.
131
“¿Le gusta algo en especial?”, pregunté porque no entendía por qué
no le mandaba a uno de los chicos que estaban allí con él.
“Supongo que sí. ¿Qué tan difícil puede ser quedarse parado unas
horas?”
134
alguna imperfección, o para maravillarse con su maestría en el
manejo del cincel. No lo se definir, pero me tocaba solo con las
yemas de sus dedos, nunca con toda la mano. No eran caricias,
estaba evaluando mi piel y la forma de mis músculos.
“La mano izquierda para atrás, con el codo flexionado. Que te quede
la mano entreabierta a la altura de la cintura”. “Eso, así. Bien”.
135
“Eso, así”.
“Esta vez me superé. Lo que pasa es que esta vez la materia prima
es mejor que la que me manda habitualmente. Debo reconocer que
136
este espécimen está mejor formado y tiene mejor piel que muchos de
los otros que me mandó antes”.
“Sí, este chico está mejor formado y tiene mejor piel que los
anteriores. Le quedó mucho mejor, está muy linda la obra”, dijo la
vieja.
¿Pero qué mierda soy para estos dos locos del carajo? ¿Un pescado
embalsamado? ¿Un cubo de mármol? Hablan de mi piel, me llaman
espécimen, materia prima… Me he sentido cosificado por algunos
clientes, pero a estos no les gana nadie. Son unos jodidos hijos de
puta.
137
Cuando el reloj marcó las 6 de la mañana Federico se levantó de su
sillón y me dijo “Podés irte. Sobre esa mesa tenés tu dinero”, y sin
más desapareció por una puerta dejándome desnudo en el medio de
la habitación.
Siempre me dejó los dos sobres, uno con el dinero que le habían
pasado como arancel por mis servicios y otro más con 200 dólares
para mí solito.
138
CAPÍTULO 14
139
departamento en el que se iba a hacer la comida a las ocho y media
de la noche.
Me pareció una tarifa razonable por una noche de servicio, así que
acepté.
Bien, no era nada que fuera nuevo para mí, show, orgía, señores que
podían elegirme para coger… lo de todos los días en mi vida
profesional. Agreguemos que 500 dólares es una muy buena
facturación para un prostiputo en una noche, con lo cual para mí era
una muy buena oferta.
“¿Tengo que llevar algún tipo de ropa especial?”, le pregunté por las
dudas.
“No, solo que sea una ropa normal para un chico de tu edad. No
vengas en bermudas y ojotas, pero un jean y zapatillas está perfecto.
Y ponete un lindo bóxer, de esos que te marcan bien el culito divino
que tenés”, me recomendó.
Desde luego que yo era mucho más lindo que el chico que estaba esa
noche con él. Digo esto para que quede registrado.
Todos tomamos café y al ratito el dueño de casa nos dice que ya era
hora de pasar al living.
142
tres rayas y cada uno se quedó con su pajita para futuras tomas
aunque había varias disponibles.
Una vez que todos tuvieron sus copas de champagne llenas y habían
tomado varias rayas de merca, nos unimos los demás para comenzar
la orgía.
143
agradezco, lo abro y le mandé como media docena de esnifiadas,
para que el culo se me pusiera bien relajado y abierto.
Y así fue, no duré creo que ni cinco minutos hasta que agarré al
chico de la nuca y lo hundí en mi verga hasta que sentí que acababa
y lo saqué para pajarme sobre su cara y que todos vieran lo que
estaba gozando mientras me cogían.
144
Estábamos todos muy excitados disfrutando de la orgía. Realmente
cinco es un buen número para una orgía. Consejo en fiestas :
Siempre sexo impar.
Los clientes nos miraban hacer y casi ni hablaban entre ellos. Entre
todo lo que habían tomado de champagne y de merca, estaban más
que satisfechos con el show.
Los tres que quedamos nos tiramos apoyados uno sobre otro y nos
hacíamos unas pajas mirando a nuestros clientes a los ojos, para que
vieran bien nuestras caras de putitos gozadores.
El otro chico nos daba besos de lengua a los cuatro, bien llenos de
saliva y con mucho manoseo. También nos chupaba las tetas.
Esto siguió una hora más, hasta que uno de los clientes que conocí
esa noche, se paró, me agarró a mí de una mano, agarró un plato con
merca y me llevó a una habitación a coger.
145
El tipo se la tomó toda y me pasó la lengua por la pija. Se la mandé
adentro de la boca entera y me la empezó a chupar. La chupaba
bien, por suerte, y con muchas ganas.
Fui hasta el baño, humedecí una toalla con agua tibia y volví al
cuarto a limpiarlo.
“Mariano”, constesté.
Por mí, todo bien. Es lo que más me gusta hacer eso, así que con
toda la merca que había, lo iba a pasar fenómeno el resto de la
noche. Le puse un poco de merca en la cabeza de la pija y se la entré
a lamer.
Él festejó mis ideas y luego a medida que fue pasando el tiempo, las
fuimos concretando a todas. Alguna más de una vez.
Por cierto, queda muy rico chupar huevos después de tomar merca
arriba de ellos y de echarles un chorrito de champagne encima. Se
los recomiendo. Huevos al champagne nevado, los llamo yo.
“Si quieren, pueden tomarse un par de rayas más cada uno antes de
irse”, nos dijo el dueño de casa.
149
CAPÍTULO 15
Esto es tan válido para los que trabajamos de prostiputos, como para
los clientes.
150
Preparó unos sándwiches, trajo una botella de Coca Cola y nos
sentamos juntos en su escritorio a chatear en un chat gay.
Debo reconocer que el aviso tenía más gancho del que yo sospeché,
pero tampoco me quedaba muy en claro cómo íbamos a hacer. Una
cosa es ser cliente de prostitución y otra muy distinta es ser
prostiputo. No es igual comprar que vender. Yo no sabía si mi
cliente iba a saber cómo comportarse con un cliente. Cómo hacerlo
gozar y eventualmente si no te cae bien, cómo hacerlo acabar rápido
para que el servicio terminara pronto.
“Decime una cosa”, le pregunté, “¿si quieren saber cómo fue que
vos y yo siendo tío y sobrino empezamos a trabajar juntos, qué les
vamos a decir?”.
Vos cuando viste que era yo, casi te da un infarto, pero yo me reí y
te dije que estaba todo bien, que finalmente nos habíamos sacado las
caretas. Que los dos éramos putos y que andábamos por los mismos
lugares buscando acción.
El otro chico no entendía nada, pero nos miraba con curiosidad por
saber cómo terminaba esto.
Nos cagamos de risa y nos fuimos los tres a coger a casa. A partir de
allí cuando vos encontrabas un chico que cogiera bien y estuviera
bien dotado, me lo presentabas y a veces te quedabas y hacíamos la
fiesta los tres juntos.
Como que coger juntos era ya una costumbre familiar y que un día
dijimos que por qué no ofrecíamos el servicio en combo juntos. De
hecho a los taxiboys cuando les contábamos que de verdad éramos
tío y sobrino quedaban encantados por la buena onda que había en
la familia nuestra con el tema del sexo. Por otro lado, muchos de
ellos también habían cogido con parientes, así que tampoco les
resultaba tan extraño.
“Es que es una idea que hace tiempo me viene dando vueltas por la
cabeza y quería hacerlo con vos que nos llevamos bien y se que sos
buen pendejo y no vas a hacer quilombo”, me aclaró.
153
que estaba a unas 10 cuadras de dónde nosotros estábamos. Quería
que fuéramos ahora para su casa.
154
“¿Querés vernos coger? ¿Quién querés que se coja a quién?”
preguntamos.
Cuando volvió nos dijo, “Yo ya estoy, no hace falta que sigan”. No
había pasado media hora desde que habíamos llegado a su casa.
Fue a la cocina y trajo un jarra con café y una torta de chocolate con
unos frutos rojos de muy buen aspecto.
155
Nos ofreció una porción de torta a cada uno y nos sirvió café.
Una cosa muy rara, porque fue un servicio en el que cogimos sin tocar al
cliente y encima terminamos tomando el té como unas viejas setentonas.
Salvo que estábamos en pelotas.
Me gustó.
156
CAPÍTULO 16
Puede ser una pareja de 60 años los dos, o una pareja que está en los
25 años los dos.
Una noche estaba por la calle de levante y pasa un auto con una
pareja que me mira.
157
Vuelven a pasar y a mirar de nuevo.
Eran una parejita de unos 25 años o apenas un poco más él, muy
lindos ambos. Hubiera cogido con los dos gratis, si por mi fuera.
Les dije que sí, que no había problema y les pasé mi arancel.
“¿Y yo qué tengo que ver en todo esto? Me dijiste que era tu novia
en el auto.”, pregunté tímidamente.
158
quería, pero no estaba convencido de que la chica estuviera de
acuerdo.
Si era un juego de poder entre ellos, me parecía bien, pero no quería
violar a una mina que no prestara consentimiento a ese juego.
159
“Sí señor” constestó.
160
El AMO de ella miraba la escena mientras se fumaba un porro
tranquilamente y con una mano se acariciaba su verga por encima
del pantalón de jogging que tenía puesto.
Su AMO se acercó como para ver bien de cerca cómo le abría el culo
a la puta de su perra esclava.
161
Cuando él estaba mirando, saqué de golpe mi pija del culo, para que
su macho pudiera mirar bien como se lo estaba abriendo al culo y lo
puta que la estaba haciendo.
La agarro con mis brazos de sus hombros y con mis piernas le trabo
la posibilidad de moverse debajo de mí, y la entro a coger como para
romperle la argolla en mil pedazos mientras le lamía el cuello y la
cara con mi lengua bien babosa.
162
Cada tanto la agarraba a la minita de los pelos y le decía : “¿Estás
gozando, puta de mierda? ¿Te gusta tener la concha llena de pija,
atorranta puta?” y le daba un sonoro sopapo.
“Es que como no los conocía, medio como que no sabía si eso que
me decías era algo consensuado o si en una de esas vos la habías
secuestrado o algo así”, le confesé riéndome.
163
“¿Te gustó que te cogiera?”, me preguntó.
“Yo tampoco antes había violado a una minita”, le dije. “En cierto
modo, los dos tuvimos nuestras primera vez”, y nos reímos.
“La voy a encadenar a la pared y la voy a dejar así 48 horas para que
reflexione sobre que no me tiene que faltar el respeto nunca más”.
164
girar la cara hacia mí y le tiré una escupida en los ojos, por puta
arrrastrada de mierda, que le había faltado gravemente el respeto a
su AMO.
Sin dudas, no hay nada como la calle para enseñarnos todas las
variantes sanas de la sexualidad, pensé mientras me iba de su
departamento riéndome sólo.
Fue toda una experiencia. O por lo menos puedo asegurar que fue
una interesante variable de la tan remanida oferta de : “Flaco, ¿te
cogerías a mi novia?”
165
CAPÍTULO 17
No es para sacarnos plata, sino más bien como para marcarnos que
nos tienen registrados, que saben quiénes somos y que si armamos
lío saben a dónde ir a buscarnos.
Un quid pro quo, ellos nos dejan trabajar y nosotros les servimos de
alcahuetes, para decirlo de una manera clara y rápida.
166
Cada tanto cuando cambian el comisario, nos llevan como para que
el nuevo nos pegue una apretada.
167
“Te quiero proponer algo. Cada tanto yo te paso a buscar. Voy a
requerir de tus servicios. Vos vas a venir conmigo y vas a atender a
quien yo te diga y vas a después contarme todo lo que yo te
pregunte. No van a ser todos los días. Será una vez cada 15 días,
ponele. Y a cambio vos te vas a quedar con mi tarjeta, y cualquier
problema que tengas, me podés llamar a mí y yo hago que te
larguen”.
“Fácil”, me dice. “Te puedo zafar hasta esto” y me tira una bolsa con
unos 10 gramos de merca adentro. “Podés venderla y si te agarran,
me hacés un llamadito y yo digo que estabas trabajando para mí,
que te larguen”.
168
“Hago lo que puedo, como para que los clientes vuelvan”, contesto
entre risas.
“Dale boludo, desnúdate, que no tengo toda la noche para estar con
vos”, me dice. “Y pegate una ducha, que debes estar todo lleno de
olor a los putos con los que te revolcaste esta semana”.
Yo pensé que estaba loco si creía que como estaba me iba a poder
coger. Pero lo que quería era ponerme unas rayas sobre mi cola y
esnifiarlas de allí. Esnifió y me la mordíó al punto que pegué un
grito.
169
mordida o del chirlo.
“Eh, que mano más pesada, comisario”, me quejé pero con signos de
admirar su hombría.
Como vio que yo estaba con la pija muerta, me dijo que me hiciera la
paja.
170
Yo me puse como me indicaba y él se acomodó mi culo a la altura de
su boca. Me puso un par de dedos, supongo que con merca en el
ojete y me lo entró a chupar de lo lindo.
Estuvimos así un buen rato, hasta que él agarró un bolso con el que
había entrado a la habitación y sacó un consolador de un tamaño
mediano. Digamos de 24 x 6.
“Bueno nene, esto lo vamos a hacer dos o tres veces por mes.
Alguna vez, en lugar de encamarte conmigo, te vas a tener que
encamar con otro tipo que yo te diga. Pero a todos los que te traiga,
vos les tenés que dar el servicio especial de la casa, como si fuera yo
el que lo está tomando. ¿Me entendiste eso claro? Y después me
tenés que contar todo lo que hicieron y te dijo a mí. Así que aparte
de coger, tenés que prestar mucha atención a todos los detalles.
Ropas, relojes, vicios, bromas, gustos, todo, porque todo quiero
saberlo.”
171
“Sí comisario. Tenemos un acuerdo, quédese tranquilo que yo
siempre cumplo con mi parte”.
“De más está decirte que esto que acordamos, queda entre vos y yo.
No se lo podés contar a nadie. Porque si me entero que abriste la
boca, te voy a tirar al Riachuelo, pero vivo, para que te ahogues en el
agua podrida. Y no es una manera de decir esto”.
“¡Que cerdo inmundo que sos! Andá a lavarte que me das asco. Ni
las putas son tan cerdas como ustedes los putos”, me dijo.
Me lavé, nos tomamos entre los dos la merca que quedaba que eran
unas 10 rayas, nos vestimos y nos fuimos del hotel.
172
Había firmado un pacto con el Diablo, pero en ese momento yo no
tenía más alternativa que hacerlo.
Cuando nos despedimos adentro del auto me dio la bolsa con unos
10 gramos de coca. “Vendé al menos una parte”, me aconsejó, “así
esta noche ganás algo de plata y no te enviciás tanto, pendejo”.
Le hice caso y con la mitad de la cocaína que me dio hice 8 dosis que
vendí muy bien en un cine a otros putos. El resto nos la tomamos
con dos colegas en un hotel y en bolas, como corresponde tomar la
coca entre prostiputos, jajaja…
173
CAPÍTULO 18
174
“Le puedo pedir a un amigo escort que nos traiga y lo sumamos a la
fiesta si querés”.
175
El mexicano la chupaba bien y yo se la chupaba a mi amigo que es
100% activo. Tomamos merca el mexicano y yo y mi amigo no
porque más tarde tenía un servicio como activo.
Claro que el cliente había inhalado tanta merca y tanto poppers que
su culo estaba totalmente relajado.
Así seguimos un rato largo, hasta que mi amigo dijo que él se tenía
que retirar.
176
encantaba y siempre le tuve ganas, así que las ocasiones en las que
podíamos compartir un servicio yo las aprovechaba para darme el
gusto de chuparlo un buen rato, por lo menos.
“¿Querés que llame a otro chico para seguir la fiesta y nos traiga
más coca?”, le propuse.
Llamé a uno que no conocía personalmente, pero con el que una vez
hablé por teléfono y me había parecido divertido y fiestero. Además
de muy vicioso y pijón.
Repartimos una buena vuelta de coca para los tres, agarré el dildo y
lo forré y lubriqué, mientras el cliente lo hacía oler poppers al chico.
Cuando tuvo una buena parte del dildo adentro, apoyé mi pija en la
base del mismo y lo entré a coger delante de nuestro cliente y toda
la audiencia. Era como una lesbiana cogiendo a su perra, con una
pija de siliconas, jajaja…
Me encantó.
¡Que puto que estaba! Hasta para mis parámetros bastante relajados
era una barbaridad de mariconeada lo que estaba haciendo. Pero me
chupaba todo un huevo de lo excitado y descontrolado que estaba.
Cuando el servicio terminó, nos fuimos del hotel con el otro chico.
179
estas maratones.
Como me había duchado en el hotel antes de salir, junto con el otro
escort nos bañamos, pude llegar a casa en taxi y entrar directo a
empastillarme y a dormir hasta tarde.
Lo que fue a favor es que en México están unas horas detrás nuestro,
entonces el espectáculo que dimos ellos lo pudieron mirar unas
horas más temprano que acá.
Creo que teníamos dos horas más nosotros que ellos, así que cuando
terminamos a las 6 de la mañana, para ellos eran las 4 de la mañana
de un sábado.
No era allá una hora como para que no pudieran seguir de fiesta.
Supongo que más de uno habrá cogido o se habrá hecho una rica
paja, recordando el excitante espectáculo que le habíamos brindado.
180
CAPÍTULO 19
No tengo ningún problema con eso, pero en el caso de que sean dos
clientes a los que tenga que atender, mi servicio se cobra doble por
el mismo tiempo.
181
por varios días. Aunque en eso, el perfume no tuvo la culpa, jajaja…
Mis saludos a la paraguaya en el recuerdo.
Y siempre con ese ego psicótico que les dice que por un lado no
quieren que los reconozcan, pero no soportan que cuando te dicen
quiénes son y se dan cuenta de que te chupa un huevo que papel
representaron en tal o cual obra. Es más, te repiten las mismos
gestos y vos no los reconocés, porque no los viste trabajar.
Los deportistas famosos suelen tener el ego más bajo que los actores
y cantantes, pero tampoco son una maravilla de modestia. Son más
tolerables, lo reconozco. Apenas.
183
Uno era un muy conocido mundialmente cantante pop latino, muy
bonito, y el otro era un reconocido delantero de nuestra selección
nacional de fútbol. NO, no era ese en el que ustedes están pensando.
No era “él” delantero de nuestra selección. Por suerte. A ese no lo
tocaría ni con un chorro de soda. Además de que no me calientan
para nada los enanos.
Pero de estos detalles me enteré unos años más tarde, cuando otro
compañero de selección de él me contó su historia en un relax post
coito y resultó que a él lo había cogido este famoso cuando él recién
se iniciaba en el profesionalismo en el mismo club. Traducido, se lo
había cogido cuando mi segundo cliente tenía 15 años y el famoso
de este capítulo tenía 19 y ya era una rotulante estrella en ascenso de
la primera nacional.
184
Volviendo a mi relato, cuando los vi no dudé en que el pasivo era…
En realidad también podría ser… O tal vez… La verdad que no
sabía bien, y eso que soy un experto. Los dos eran bisexuales, pero
no era fácil asegurar cuál era sólo pasivo. O tal vez no… Podría ser
cualquiera de los dos. O ninguno sólo pasivo. De hecho, me daba
igual. En mis fantasías había cogido con ambos, en ambas
posiciones. Sería sólo cuestión de dejar correr las horas de cama para
enterarme.
Nos dimos un beso entre los tres y yo me quité las zapatillas, las
medias, mi remera y me quedé en jean y en cueros como ellos.
Pusieron caras de que no los defraudaba lo que veían. ¡Gracias papá
y mamá!
186
Cuando mi culo estuvo hiper lubricado y dilatado, Cantante se puso
un forro y me dijo al oído, ponete boca abajo que necesito cogerte
ya.
Los miro con extrañeza, pero ellos son los clientes y ellos mandan.
Cantante para su pija con una rápida paja y tras cartón se toma dos
buenas rayas y me muestra. “¿Ves? No se me baja. Tomá que está
muy rica”.
189
Ahí entro a despachar varias rayas para ambos, poniendo a la merca
sobre mi pija y también acostándome y poniéndome merca de los
huevos a la cabeza de la pija, por el lado de abajo.
Yo le pido que levante las piernas, como para que me lo coja patita
al hombro y cuando tiene los pies para arriba, le vuelco una buena
raya en la planta de cada pie, me la esnifeo y le entro a chupar esos
pies que tantos goles han marcado en nuestra selección nacional de
fútbol, mientras me sacudo la verga como lo que soy, un mono
drogado.
190
boca y veo que mira a Cantante como dándole el Ok para algo. En
ese momento puedo sentirlo a Cantante acostándose sobe mí y
metiéndome su verga adentro del culo. No dolía, a pesar de ser una
buena verga, de buen tamaño. Se entra a mover de una manera muy
fuerte, me agarra de los hombros como para trabar una posible
resistencia de mi parte y con sus piernas también engancha las mías.
“Sacá las sábanas sucias, trae una toalla del baño y limpiá el colchón
y poné sábanas nuevas, puto”, me ordenó.
Hice lo que me dijo, retiré las sábanas meadas y las llevé al baño.
Tomé una toalla y volví al cuarto. Allí estaba Cantante sentado en
una silla, con las piernas abiertas y Delantero arrodillado entre ellas
chupándole la pija.
192
Cuando terminé de colocar las sábanas fui y me arrodillé junto a
Delantero, para ofrecerme a compartir la mamada a Cantante. No
dudaron en aceptar mi gesto y nuestras lenguas y bocas se
dedicaron a dar placer a la insaciable verga de Cantante.
Pasó como media hora hasta que nos fuimos a duchar los tres juntos.
193
recuerdo que contamos con tu más absoluta discreción”, me
advirtió.
¿Se puede pedir algo más? Que me vengan a decir que este trabajo
es aburrido o monótono a mí.
194
CAPÍTULO 20
Una noche había ido a comer a la casa de unos amigos, no gays, por
Palermo.
195
con ellos y normalmente al arancel agregan una linda propina, si
uno se la sabe ganar demostrando que ellos nos calentaron mucho.
Mira vos…
“Que tipo más raro”, pensé. Pero si eso es lo que le gusta, allá él. En
una de esas estará apurado por algo. Vaya uno a saber lo que les
196
pasa por las cabezas a los clientes.
Me pongo un forro, me escupo la pija para lubircarla y me lo entro a
coger.
197
esquina a esperar.
Al rato lo veo venir. La puta que lo parió al pendejo, se ve que salió
para el otro lado. Ya estaría contento con lo ganado y no necesitaría
trabajar más. O en una de esas no era un prostiputo profesional, sino
un pendejo al que le ofrecieron guita por coger y agarró sin más
cuestionarse. Necesitaría el dinero, en una de esas y le vino bien la
oferta del hombre este. Igual, si no sos profesional, hay que tener
estómago a prueba de balas para poder cogerte al tipo este. Pero en
fin, sobre gustos no hay nada escrito, bien suelen decir.
Yo estaba caliente.
“Me podés coger sin forro, que soy muy limpito. Si querés te puedo
198
pagar un poquito más si me das la lechita adentro”, me dice el viejo.
“A vos no te cojo sin forro ni por todo el oro del mundo, papá”, le
contesto. A decir verdad, le contesto bastante enojado, porque me
parece un hijo de puta el proponerme cogerlo sin forro. Y el que me
ofreciera más dinero para hacerlo, me pareció muy irresponsable y
muy jodido de su parte.
Sin decir una palabra el viejo bajó conmigo, me abrió la puerta del
edificio y me fui. No me siguió.
199
Y obviamente, el viejo estaba levantando pendejos. Me acerqué, lo
saludé y le pregunté : “Hola papu, ¿andás buscando verga? ¿me
llevás y te pego una rica cogidita?”
Pasan unos años y vuelve a ser noticia este escritor. Habrán sido
unos 2 o 3 años.
200
El muy hijo de puta, a esa altura cuando cogió conmigo, no podía
ignorar que tenía SIDA. No te mata en un año el SIDA.
Hay que ser hijo de mil putas, para salir a buscar pendejos para
infectarlos.
202
CAPÍTULO 21
“Bueno, dale, vamos”, le dije. Más que nada por hacerle la gamba a
ella. El servicio no me entusiasmaba mucho, porque si bien el tipo
pagaba los aranceles, teníamos que ir hasta su casa en Belgrano lo
cual era un tiempo considerable que me hacía desperdiciar mi
tiempo de trabajo.
Pero la idea de una fiesta con una minita, me gustaba. Hacía varias
semanas que no me tocaba una encamada con una mina. Tenía
ganas de una. Y mi amiga era muy linda, y como puta era excelente
porque ya habíamos cogido los dos con un matrimonio y lo
habíamos pasado muy bien juntos. Al punto que a la salida del
servicio nos fuimos a un telo a seguir cogiendo los dos solos.
Llegamos a la casa del cliente y nos hace pasar. Era más petiso de lo
que yo pensaba.
No son como la casa de mi tía. No son como una casa para vivir
gente normal.
En general están decoradas de una manera que uno siente que está
en una escenografía, como montada sobre un escenario y para ser
mirada de lejos.
204
Uno me dijo que él manejaba muy bien su cuerpo, que podía
desnudarse sin problemas en un set de filmación o en un teatro con
dos mil personas mirándolo, pero que era incapaz de mirar a otra
persona a los ojos y decirle que la amaba desde el fondo de su
corazón.
205
Entonces cuando es un servicio así, uno tiene que ir despacio,
porque en una de esas por ayudar al cliente a gozar uno hace algo
que lo enfría y andá después a devolverle la calentura.
Yo, como no sabía qué hacer y mi amiga tampoco sabía qué era lo
que el actor esperaba de mí, me limitaba a franelearlos a ambos,
besarme con mi amiga y cada tanto mirarlo entreabriendo mi boca
como para que si quería él entendiera que me podía besar sin
problemas. Pero no pasaba nada.
Sin decir más, pasa sobre mi amiga y abre la mesa de luz que tenía
de ese lado.
206
Lo veo que saca una caja de forros, una botellita de poppers y… una
cuchara de albañil. De esas que son como un triángulo de metal con
una manija corta rematada en un mango de madera gordito.
207
dedos con gel lubrico el culo del cliente.
208
“¿Hace mucho que se conocen? ¿Suelen trabajar juntos?”, nos
pregunta.
Dicho todo esto yo no tenía nada más para agregar, salvo que aclaré
que a mí también me copaba coger con ella.
Mi amiga gemía como buena puta que era, sólo que en esta ocasión
yo sabía perfectamente que estaba gozando como loca, porque ya
me había explicado en otra encamada cómo a ella le gustaba que le
chuparan la concha. De hecho yo también le había dado
instrucciones de cómo mamarme la pija y de lo que tenía que hacer
con sus dedos adentro de mi culo mientras me la chupaba.
“Bien, nos gusta mucho así”, le digo. “Si querés le puedo dar un
final más perversón cuando acabe en esa pose”, mientras lo miro
209
como prometiendo algo realmente bueno.
Como a los 25 minutos le digo que no aguanto más y que estoy por
acabar.
Estamos los tres exhaustos. Como siempre digo, hay un olor a sexo
en el ambiente que lo impregna todo.
“No, quiero usar la que usó él”, le dice cagándose de risa mi amiga.
211
“Una pena”, le digo. “Me hubiera gustado cogerte o que me cogieras
vos a mí. Si algún día te decidís, no dejes de avisarme. Te prometo
debutarte con todos los chiches, tanto de activo como de pasivo. Lo
que quieras probar, contá conmigo”.
“Bueno, gracias por la oferta. Te prometo pensarlo. Anotame acá tu
nombre y teléfono”, me dice dándome un block de hojas.
212
“Ya sabés, no te hagas el boludo conmigo… Eso de que yo estoy
enamorada de vos”.
Ojalá lo haya logrado. Espero que ella y su hijo hayan podido salir
de este tipo de vida, porque era muy buena mina. Se merecía un
futuro mejor.
Verla coger con otros me excitaba, pero el que otro la tuviera como
posesión, no me hubiera gustado ver.
Los dos sabíamos que esa noche, al salir de la casa del cliente, nos
habíamos mentido.
Creo que vos, el cliente y yo, somos los que si leemos esto, vamos a
poder decodificar el mensaje.
214
Y ya es tarde para lamentos. Ese tren ya partió hace varias horas de
la estación.
Ah, me olvidaba.
Cuando llegué estaba con una bata como la blanca, pero de color
champagne. Muy linda, de seda y desnudo totalmente debajo.
215
CAPÍTULO 22
Fue muchos años antes de que existiera internet y en esa época el ser
gay era un delito y el prostituirse era un agravante.
Es muy fácil juzgar hoy, con la consciencia sobre algunos temas que
hay y a su vez con toda la difusión que hay sobre perversiones
sexuales en las redes sociales. Pero en ese momento, un momento en
el cual la infidelidad femenina era causal de divorcio y la masculina
no, para dar un ejemplo de lo mal que estaba todo, las cosas no eran
tan claras y por sobre todo, no había a quién acudir.
216
Dicho esto, te invito a que leas este capítulo.
Salvo por el perro que era un hincha pelotas, digamos que todo el
servicio era dentro de los parámetros que resultan más convenientes
a un prostiputo. De hecho, digamos que el perro en cierta manera
me caía simpático y tenía con él una relación más afectuosa que con
mi cliente.
218
“Si querés droga, pedítela, porque yo no voy a comprar drogas para
mis clientes. No soy dealer. Si compro es para mí y me la tomo
solo”.
“No me gusta eso. Ese cine es una mierda y los que trabajan allí son
lo peor de la escala de prostiputos. No quiero enfiestarme con esos.
Llamá a otro”.
“Acá tenes diez lucas. Lo que sobre es para vos. Te vas al cine,
contratás a dos chicos de allí, los que a vos más te calienten y los
traes para que se cojan a Pancho”.
“¿Vos te volviste totalmente loco? ¿Querés que haga una fiesta con
dos putos del cine de Ecuador cogiendo a Pancho? ¿Qué mierda de
cerebro te quedó después de tanta merca?”, le grité espantado.
“No boludo, vos no vas a coger con Pancho. Ellos van a coger con
Pancho. Vos solamente me vas a dar merca y pija a mí y vas a cuidar
de que los pendejos no se zarpen mal y que todo se mantenga en
orden. Vas a poder tomar toda la merca que quieras y te quedás con
lo que sobre de la guita que te di”.
“No podés hacer coger a Pancho por gente, ¿te volviste loco? Es un
perro, por si no lo notaste”.
Decidí que lo mejor era ayudarlos, a los dos y tener los daños
acotados y cuidando a Pancho todo lo posible.
Cuando llegué al cine, me bajo del taxi y ahí me doy cuenta de algo
que no pensé. ¿Con qué cara encaro a un flaco, como para
contratarlo para que se garche a un perro? Y no podía llevarlos sin
decirles. Era demasiado fuerte como para no tenerlos advertidos de
antemano.
Les explico que soy colega y que un cliente me había pedido que
fuera al cine a buscar a otros dos chicos para una especie de fiesta.
220
Los dos parecen interesados, y yo les explico que había un detalle no
menor que no les había contado.
“Es macho”, le aclaro una vez que quedó claro que era un dato
anecdótico este.
“$1.000 a cada uno y después del show hay bastante merca para
tomar y seguir la joda, ya no con el perro, supongo…”, contesté.
221
El cliente estaba en bóxer con un plato con 40 rayas de merca al
lado.
“Pónganse en bolas y empecemos con esto de una vez”, les dije a los
chicos.
“No”, les contesté. “Primero tienen que trabajar un rato largo con
Pancho. Agarralo del collar y empiecen a lubricarle el culo, con
cariño, porque si lo hacen sufrir me voy a enojar mucho con
ustedes”, los amenacé.
222
coger por un caballo. Un embole total. No me calentaban las minas
tan putas, ni lo caballos.
Panchito estaba patas para arriba, con uno de los chicos metiéndole
los dedos por el culo y con su pija parada.
Me dio mucho asco el espectáculo, pero parecía que al único que eso
le llamaba la atención era a mí.
“Ya oíste lo que tenés que hacer. ¿Qué mierda estás esperando?”
223
“A la orden jefe”, me dice el pendejo. Se forra la verga y encara para
el ojete del Pancho que estaba tirado patas para arribe en la
alfombra del living.
Se lo entró a coger. Pancho daba esos aullidos que solo los perros
pueden dar y que apenas ellos pueden producir e interpretar.
224
“No loco, eso no es lo que quedamos”, dijo el imbécil.
No era una pose fácil, pero empezó a penetrar a Pancho, que ajeno a
lo que pasaba por su culo, seguía cogiendo al otro prostiputo.
226
Seguimos haciendo que los chicos lo mamaran al cliente y el cliente
me manoseaba y mamaba a mí, hasta que el sol de las 8 de la
mañana ya hacía evidente que había que cortar la fiesta.
Hemos hecho otras cositas terribles, pero nada que fuera delito.
No entendí bien para qué era eso. Pero cuando murió, un día recibí
un llamado y me citaron a un estudio de abogados en nombre de mi
cliente.
Bueno, tomémoslo como otra de las cosas locas que les pasan a los
prostiputos en el ejercicio de la profesión.
Vaya uno que agradece, por tantos que te tratan con desprecio.
227
CAPÍTULO 23
“Ya ves, comprando algo de ropa, para salir a trabajar más tarde”, le
contesto.
“Sí, por mí no hay problemas. Sólo que también me tenés que pagar
el viático de vuelta en taxi hasta acá”.
“¿Cuánto querés?”
229
brazos abiertos y las piernas abiertas formando un triángulo con las
dos paredes. ¿Se entiende?
Me explica que quiere que lo estaquee así desnudo, que le tape los
ojos con un antifaz que tenía y me dice que directamente le patee las
pelotas y que le pegue con unos instrumentos que me deja a mano.
Había una paleta de ping pong, una regla de madera, sogas para
atarle las pelotas y la pija, una manopla de acero y una prensa para
los huevos hecha artesanalmente con dos acrílicos y cuatro tornillos
con tuercas mariposa.
230
zapatillas porque si le iba a patear las pelotas, prefería hacerlo con
las zapatillas puestas. Le iba a doler más al muy masoca.
La cuestión es que lo até a las dos paredes en posición de X dejando
expuesto todo su cuerpo para los castigos. Me había aclarado que si bien
buscaba tortura de huevos, si cada tanto le quería dar un golpe en otro
lado que no lo dejara marcado, era bien recibido.
Dije que iba a empezar de a poco, pero ahí estaban los dos hijos de
puta, colgando y como desafiándome.
Ah, con que esas tenemos, te pareció poco, pensé para mis adentros.
Ahora vas a ver la que se te viene.
231
Los siguientes diez golpes, fueron de frente con la regla. Le
revoleaba los huevos hasta el culo en cada golpe. Y cuando volvían
a caer, les pegaba otro reglazo.
Seguí con la manopla por un rato largo. Como bien dicen, jamás hay
que cambiar un juego ganador. Si eso le hacía gozar, trompadas con
manopla le iba a pegar. Si era necesario, hasta desmayarlo de dolor.
¿Vieron cuando uno quiere partir unas nueces y agarra dos para
estrujar una contra la otra con todas sus fuerzas? Eso es lo que hice
con sus huevos.
232
¿Tendría sistema nervioso este hombre? No podía creer que no
acusara recibo de mi tortura. Si hasta a mí me dolían los huevos de
lo que le hacía.
Y dicho esto, le asesté otro hebillazo, pero esta vez con más fuerza. Y
tras de ese fueron seis más que sonaban como un estallido cada vez
que lo golpeaba.
¿Alguna vez les agarraron de las pelotas y se las tiraron para abajo?
Es un dolor de mierda, porque no es que duele solamente, sino que
deja dolorido por un rato. Es una sensación muy desagradable la de
que te van a arrancar los huevos.
233
Así lo habré tenido 15 minutos, arrancándole las pelotas. Las pelotas
que previamente había castigado con mi cinturón.
Cada vez que te pegue, vos tenés que contar y agradecer el golpe. Si
te confundís de número de golpe o no agradecés, la cuenta
recomienza de 0.
Y comencé a pegar. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho,
neve… escuché.
Pero no, estaba bien. Con los huevos como dos pelotas de tenis, pero
en general estaba bien.
234
“Bueno, pasó la hora. ¿Qué querés hacer? Si vos querés paramos y te
desato, o te atiendo una hora más. Cómo vos quieras y puedas.”
“Te desato, pero antes quiero probar una cosa”, le dije. Agarré la
morsa para huevos que tenía y se la puse prensándole las pelotas
bastante. Mucho.
“Estuvo bien, pero la próxima vez, hacelo todo un poco más fuerte”,
me dijo.
Siempre pienso que los monstruos deben ser gente muy común.
Cuando agarran a un asesino serial o a un tipo que cometió un acto
de violencia muy significativo, no puedo dejar de imaginármelos
235
como personas muy comunes, hasta de los que pasan
desapercibidos por su timidez.
236
CAPÍTULO 24
El cliente nos mira a los dos de arriba abajo y nos dice que quiere el
servicio sólo conmigo.
237
Cuando entramos a la habitación, el chico saca una bolsa y me la
entrega diciendo que adentro había unas cosas que quería que usara
con él durante el servicio.
Antes que nada le explico que dado que él me había pedido que
llevara a otro chico, igual le tenía que cobrar la tarifa doble, porque
el otro chico había descartado a otro cliente para estar libre y hacer
una fiesta con nosotros. No hay problema y me paga el servicio
doble.
Desde luego que no le iba a dar nada al otro chico, pero tampoco me
iba a perder la oportunidad de cobrar un servicio el doble. Para
nosotros cuando nos citamos con un cliente por chat, si no entramos
al telo, no esperamos poder cobrarle el servicio. Especialmente
cuando no tenemos que trasladarnos, sino que el cliente viene a
dónde estamos nosotros. Dado que el encuentro con el cliente fue a
una cuadra del ciber en el que estábamos, no correspondía que le
diera nada al otro chico.
“¿Vos querés que sólo te haga la paja?”, pregunto por las dudas.
Para empezar el gordito tenía una pija que con suerte calificaba de
micro pija. Era realmente chica. Como si fuera un chico de 10 años,
de 130 kilos y 1,70 metros de altura.
239
Todo en silencio absoluto, en una habitación en penumbras del peor
y más choto telo de Barrio Norte.
“¿Me querés decir que nunca cogiste con nadie?”, yo no podía creer
su respuesta.
240
Por Dios, pensé, pobre tipo la cantidad de traumas que debe tener…
A este sí que lo castraron. Lo que le habrá costado la decisión de
contratarme.
Todo el servicio, desde que entramos hasta que salimos del hotel,
había durado menos de 45 minutos.
241
No pude dejar de sentir pena por él. Por suerte no me engancho
emocionalmente con los clientes, porque seguramente este chico me
hubiera deprimido. Al menos un poco.
242
CAPÍTULO 25
Una noche cálida de verano que, sumado al efecto del porro y el olor
de los azahares, nos mantenía con una agradable sensación de
calentura. Queríamos que pronto llegara un cliente y de paso poder
tener un poco de sexo.
Al rato pasa un auto con un hombre que nos mira. Da una vuelta,
vuelve a pasar mirándonos y se detiene a unos metros.
“¿Se prenden en ir a buscar dos putas para que se las cojan delante
de mí los dos? Hay $$1.500 para ustedes, $750 para cada uno por
una fiesta”.
Con el otro chico nos miramos y nos pareció una buena oferta.
Además los dos éramos bisexuales, así que el que un cliente nos
pagara unas putas nos venía joya, especialmente por lo calientes que
estábamos..
Era una chica jovencita, rubia, tetona y con una minifalda que le
marcaba un lindo culo.
La otra se sube al auto y vamos los cinco para la casa del cliente.
“Ahí tienen la cama, quiero verlos coger a los cuatro”, nos dijo y tras
lo cual sacó de abajo del sofá una bandeja con muchas rayas de
merca y se tomó cuatro.
Después te sacás las zapatillas y las medias. Nada menos sexy que
dejarse las medias y terminar en bolas con medias puestas.
Esto lo hacía adelante del cliente, para que pudiera ver bien lo que
gozaba de chupar tetas y a su vez que viera bien lo parada que tenía
mi pija en la mano de la minita.
“Vení a probar estas tetas. Mirá que ricos pezones que tiene”, le dije
a mi amigo que le manoteó una teta a mi minita y le pegó una buena
mamada.
“¡Que buenas tetas que tienen estas dos putas!”, dije. “Papito,
¿querés tomarte unas rayas sobre estos pezones? Están re buenos
para eso”. El cliente pareció que le gustaba la idea.
“Vení y traé el plato que te pongo unas buenas rayas sobre estas
tetas y te las tomás”, le ofrecí. Tetas morochas, merca blanca, van
muy bien. Como las vergas morochas, no nos engañemos.
247
El cliente se la tomó y le chupó la teta donde mi amigo y yo
habíamos estado trabajando.
“¿Le damos merca a la otra, para que se ponga bien puta también?”,
le pregunté.
248
escuchando los gemidos que se tiran cuando se van echando
orgasmo tras orgasmo en mi boca golosa de concha. Ese olor a
concha de puta que me queda en la nariz, cada vez que le mamo el
felpudo a una linda putita me vuelve loco.
Nada me calienta más que darle un chupón de lengua a un cliente y
que me diga que mi boca tiene gusto a concha. “Si papí”, les digo, “a
ver si te creíste que porque te voy a pegar una cogida a vos, yo soy
puto. Me vengo de coger a una concha. ¿No te gusta que te garche
un macho a vos? Bueno, acá me tenés, vengo de revolcarme con una
minita yo. Que te quede bien clarito, acá el puto sos vos”. A los
clientes pasivos, el que les digas cosas como esta, los vuelven locos.
Todos tienen la fantasía de coger con un hetero y el que les pueda
demostrar que soy hetero por venirles a la cama con olor a concha, a
muchos los pone tan a mil, que me dan propinas más que generosas.
249
concha que tenía.
Estuvimos un rato así, hasta que el cliente nos pidió que nos
cogiéramos a las minitas.
250
puta.
Los dos nos fuimos derecho al plato. Mi amigo se tomó tres rayas y
yo me tomé cuatro que me pusieron re loco.
251
“Sí chicas, vayan nomás. Abajo les abre el custodio”, les dijo y
liberó a las chicas.
Cuando las chicas se fueron nos preguntó qué queríamos hacer
nosotros.
“No tenés que ser puto, para dejártela mamar por dos pendejos
putitos. No pasa nada y en una de esas, si te la chupamos juntos
largás los pibes”.
252
Como a la hora se le entró a parar y con el otro le entramos a dar
con más y más ganas.
Nos dimos una ducha rápida los dos juntos y cuando salimos del
baño el tipo estaba tomando merca y haciéndose la paja. Se ve que
le seguía la calentura.
253
CAPÍTULO 26
“Sí, no hay drama, me copan las fiestas”, digo con cierto entusiasmo
porque la idea me da morbo y me subo al auto.
254
A mí eso no me preocupaba, porque tenía experiencia en eso.
Muchas veces yo me había levantado cartoneros o vendedores, pero
para coger conmigo. Las tardes cuando ando caliente, suelen ser
buenos en la cama esos chicos. Y cómo hay muchos, siempre
encontraba alguno que me gustara. Además son baratos, cobran
menos de la mitad de lo que yo cobro en la calle.
Una vez entré con un chico junto con la carretilla con el bultazo de
lo que estaba recolectando a un telo. Me cagué de risa porque el
chico “estacionó” la carretilla en el garaje, como si fuera un auto.
Estuvo bueno, jajajaja… Fue muy divertido.
Como yo era el que tenía que hablar, cuando el chico se nos acercó
para ofrecernos unos blocks de hojas, directamente le dije :
“$500”.
255
El cliente arranca y enfila para un telo al que podíamos entrar de a
tres sin ningún problema.
“Seeee, está lleno de putos a los que les gustamos los morochitos”,
me contesta con una sonrisa.
256
culo y otro por la boca, que van girando y alternando los lugares
para darle placer al cliente.
257
Me dice que sí y yo me pongo medio de costado, ofreciéndole mi
verga para que la siga chupando, y me acomodo para manotearle la
verga.
Como a los 15 minutos la tiene bien parada y entra gemir como para
acabar.
“¿Vos decís?”
259
CAPÍTULO 27
Puede ser que siempre lo llevara a él, pero esa noche el tipo me
había preferido a mí. ¿Qué mierda quería que yo hubiera hecho?
¿Qué lo hubiera rechazado? Se hubiera buscado a otro y no
hubiéramos trabajado ni él, ni yo.
260
Créanme, era una pareja de viejos, ponele unos 80 años cada uno, y
que eran trolos no había ninguna duda. A cuatro cuadras ya podías
decir que eran putos los señores.
Yo pienso, estas dos viejas maricas buscan una fiesta. Habrá que
cogerlos a los dos, espero que se me pare con estos dos fósiles.
No entendí qué era lo que estaban buscando los dos viejos, pero
seguro que a esa edad no era cogerme.
Los clientes grandes suelen ser mucho mejores que los pendejos. Son
más tranquilos, menos demandantes y encima cuando se te para la
pija estando con ellos, se sienten muy halagados y agradecidos, y
por eso suelen dar buenas propinas.
Resignado a atenderlos solo, les digo mi precio por estar con uno de
ellos o por estar con los dos y encaramos para la casa de ellos.
Se ve que lo lindo de la calle era yo. Bueno, me han dicho cosas mil
veces peores que compararme con un objeto lindo que se compra
como si fuera un jarrón.
263
denigrarte, mearte o vaya uno a saber por el lado que les pinta el
morbo.
Que algún cliente me diga que me saque todo por favor, en lugar del
consabido “ponete en pelotas pendejo”, no deja de ser un cambio
simpático y amable.
No les voy a decir que era una caricia erótica, porque no lo era, pero
mi pija empezó a pararse con los mimitos del abuelito.
Todo bien, que se diera el gusto, que para eso había pagado.
265
Al ratito me empezó a hacer la paja. Despacio, amablemente. Era un
intermedio entre una caricia y una verdadera paja.
“No necesito chupártela para que se te pare, con que vos sientas
placer por que lo haga, para mí sería suficiente”, le aseguré.
266
“Dejame hacer a mí. Vos no hagas nada. Acostate al lado mío”.
No les voy a decir que se la paré al toque, pero pude sentir que un
poco creció adentro de mi boca.
267
“Mariano, estoy por acabar”, siento que me dice luego de unos 20
minutos de hacer el 69.
Ellos estaban tomando té. Me ofrecieron, pero les agradecí y les dije
que no.
269
“No, ya se. Es una propina, si no te ofendés”, me contestó.
“Suele pasar eso con los pendejos. Son muy demandantes y encima
poco agradecidos”, le aseguré. Y nos fuimos a comer pizza a la
pizzería de Marcelo T. de Alvear y avenida Pueyrredón.
270
CAPÍTULO 28
Hay cosas que a uno le pasan de boludo. Por no darse bola a uno
mismo. Por no escucharse. ¿Les pasó alguna vez?
Ya que vaya todo vestido de cuero, era una mala señal. La barba
candado, tampoco era alentadora. La mirada torva, como de rata
escurridiza, no auguraba nada bueno. Y si sumamos todo, era como
si el tipo tuviera un cartel luminoso alrededor que dijera : VOY A
SER UN CLIENTE DE MIERDA, NO VENGAS CONMIGO.
272
Hablamos y me dice que me quiere de activo. Ahí dudo, porque
como el hombre me desagradaba iba a ser difícil hacer de activo.
273
Y desagradable, en las formas y de aspecto.
A la hora de estar en ese calvario, le dije que era hora de irme, que
me pagara que me iba.
275
Volví a la calle a seguir trabajando y disfrutando la que iba a ser mi
venganza contra el hijo de puta ese.
Nos dirigimos a usted para informarle un grave riesgo que usted tiene en
su edificio.
Los jóvenes que él prefiere, son tan jovencitos que le diría que son
delictualmente jóvenes. Pre púberes en algunos casos que lleva noche tras
noche a su departamento.
El objeto de esta nota es ponerlo sobre aviso, del gravísimo riesgo en que
este copropietario está poniendo a todo el consorcio, con el grave riesgo que
para ustedes implica el que noche a noche este hombre lleve prostitutos
callejeros al edificio o niños a los cuales viola. Más de uno por noche,
generalmente.
276
EDIFICIO DEL HOMBRE ASESINADO POR UN TAXIBOY AL
QUE INTENTÓ VIOLAR”, o mucho peor aún, como “EL EDIFICIO
EN EL QUE EL PEDÓFILO LLEVABA A NIÑOS PARA
VIOLARLOS”.
No dudamos de que esta fama implicaría no sólo un bochorno para todos los
copropietarios por el escándalo, sino que también redundaría en una
posible caída en el valor de cada unidad. ¿Quién quiere ser vecino de un
pedófilo? ¿Quién quiere vivir en un edificio tan tristemente célebre?
Salvo claro, que las unidades se vendan tan baratas que a pesar de la mala
fama, valga igualmente la pena comprar un departamento allí.
Están usted y sus vecinos advertidos del degenerado con el que conviven y
del riesgo que esto implica para el edificio y para sus habitantes.
277
Cordialmente,
No se cómo fue, ni cómo es que pasó, pero al mes pasé por el frente
del edificio y el departamento del primer piso a la calle, tenía el
cartel de una inmobiliaria ofreciéndolo en venta.
278
CAPÍTULO 29
“¿Qué onda con el tipo este? ¿Vos lo conocés? ¿Qué le gusta hacer?
Mirá que lo que yo te banco a vos, no se lo banco a cualquiera que
me contrate. Normalmente no me pegan, ni mucho menos dejo que
me meen encima”.
279
“Vos sos vos y el otro no sos vos. Si se zarpa mal, me mando a
mudar. ¿Qué edad tiene el tipo?”, le aclaré.
“Te pago yo. Para él vos no sos prostiputo, sino un pendejo al que le
gusta ser esclavo y que sos esclavo mío desde hace dos años. No es
un vínculo profesional el nuestro, para él. ¿Entendiste? No puede
saber que sos prostiputo”.
280
“Bueno, en una de esas a lo mejor le regalo una miradita, como para
que se de el gusto de tener una excusa para castigarme”, le dije
riéndome.
281
Me hace pasar y me pregunta si me crucé con alguien entrando al
edificio. Le conté lo que me preguntó el portero y no dijo nada. Se ve
que estaba al tanto de que el portero era un chusma.
Al rato soltó mis pelotas y fue a pararse detrás de mí. Con una mano
me agarró un cachete del culo. Yo trabé el culo y lo puse duro. Él
apretaba pero no conseguía que mi culo se aflojara.
“No AMO. Haga usted lo que quiera de mí”, dije en voz baja.
283
sigo mirando mis pies, que es lo que se supone que debía hacer
luego de que me pegara el cachetazo.
284
que cuando se paran quedan con la cabeza bien afuera.
285
Recién cuando me bajé del taxi que me había tomado, me di cuenta
de que todavía tenía el plug encajado en mi culo.
Era temprano, así que decidí que era un buen momento para llamar
a mi cliente y pasarle el parte de cómo me había ido con el señor
este.
“No todos tienen el cuero que tengo yo para bancar los castigos”,
acoté y agregué, “lo loco es que cuándo me fui de la casa de tu
amigo, me olvidé de sacarme el plug y de devolvérselo”.
286
Conclusión, mi cliente me pagó y no disfruto del otro esclavo, el
chico la pasó cómo el culo porque le dolió, no lo soportó y tuvo que
usar su palabra de seguridad, yo lo pasé mal porque todo el servicio
fue un terrible embole de aburrimiento para mí. El único que la pasó
bien, probablemente, fue el otro AMO.
287
CAPÍTULO 30
288
por Soy Tuyo o Rentmen. No me pregunten esto último por qué,
porque a todas estas páginas se entra de manera gratuita. No se por
qué los prostiputos asumen que el que saca su teléfono de Soy Tuyo
está dispuesto a pagar más que el que saca su teléfono de la página
de Skokka.
Hasta ahí todo bien. Era un buen cliente para terminar la noche.
289
“¿Y qué efecto te produce?”, le pregunto porque lo último que
quiero es que el chico este se me quede dormido durante el servicio.
“Nada, sólo me relaja. Está bueno para que te cojan”, contesta.
“No tengo problemas. ¿Tenés alcohol y algodón?”.
“Sí, acá tenés todo”, me dice y deja sobre una mesa la jeringa, la
morfina, algodón y un frasquito con alcohol.
Mi cliente tenía puesta una peluca rubia, se había pintado los ojos,
un lunar y los labios, se había puesto un vestido blanco con una
pollera con vuelo y zapatos de taco alto.
Tenía adelante mío a una Marilyn con barba… ¡un asco total! ¡una
cosa ridícula por dónde se la mire!
Por mí que sean lo que se les cante el culo, pero que no quieran
meterse en la cama conmigo.
contesto.
291
“¿Podés conseguir un poco de merca también?”.
Hay un bar a la vuelta del telo, que el petiso de la caja vende merca
a los prostiputos de la zona, así que conseguirla sólo le iba a
demorar un par de minutos.
293
Se la toma mientras le come con el culo la pija a Marcelo.
“Bancá puta que estamos muy calientes con vos”, le dice Marcelo.
“Abrí el culo yegua, que bien que estás gozando. ¡Puta!”, le grito yo.
294
sacarnos los forros y a lavarnos las chotas al baño.
Cuando salimos Marilyn tenía un bruto consolador adentro del culo.
Se ve que su mochila era una caja de sorpresas.
295
Me paré y fui a buscar la merca. Volví con la tarjeta cargada, le
agarré la chota a Marcelo y le puse merca alrededor de la cabeza y le
dije a Marilyn, “lamela puta, limpiala bien de merca”.
De las tres bolsas que trajo Marce nos tomamos dos solamente
durante el servicio. Marcelo manoteó la tercera y me guiñó el ojo.
No se le roba al cliente, pero en este caso entre la morfina, lo que
había tomado y considerando que el cliente se iba a ir manejando su
auto, me pareció que era un acto de prudencia el secuestrarle la
droga sobrante del servicio. Si se la tomaba antes de irse, seguro que
a la casa no iba a llegar bien. Por lo menos si lo que me dijo que
vivía por Tigre era cierto, cosa que supongo que sí, porque ¿por qué
me iba a mentir en esa pavada? ¿Qué me importaba a mí por dónde
vivía?
Si quieren saber cómo nos fue en esa fiesta, van a tener que esperar a
que saque el segundo volumen de este libro.
296
EPÍLOGO
297
para muchos. Y por eso lo hacen. Puro morbo y practicidad, desde
luego.
Hay muchísimos más casos de chicos escorts que están en pareja con
mujeres o con chicas trans, que ejerzan o no la prostitución, que en
pareja con otros chicos gays.
Suena raro, pero en el mundo gay, los gays no suelen ver bien
formar parejas con prostiputos.
298
Es mucho más común encontrar un departamento (prostíbulo) de
mujeres y travestis, que de chicos y travestis. Los chicos prostiputos,
no suelen trabajar en buenos términos con los travestis. Se rechazan
laboralmente, en general. Aunque en la cama muchas veces se
atraigan. Y generalmente, cuando un chico prostiputo está en pareja
con una travesti, la travesti suele tenerlo cortito. No lo deja besar a
los clientes o les ponen otros límites que curiosamente los chicos
respetan trabajando. En las parejas prostiputo y travesti,
generalmente manda la travesti. Y con mano de hierro.
299
Siempre me pregunté, el por qué un bisexual puede gozar con una
mujer y con un hombre y por qué puede permitirse gozar de su
cuerpo tanto de frente como de espalda.
Por otro lado, en el caso de los hombres, supongo que por algún
motivo la naturaleza, o Dios si ustedes son creyentes, nos puso el
famoso Punto G adentro del culo.
300
No creo que la naturaleza o Dios tengan tan retorcido sentido del
humor. Si está ahí, y todos sabemos que la naturaleza y Dios son
sabios, por alguna muy buena razón debe ser.
301
El homosexual, cuando llega a formar pareja, ya ha tenido relaciones
con muchos hombres que no tiene la menor idea de cómo se
llamaban. Sexo anónimo, en lugares generalmente semi públicos.
302
Por ejemplo a mí, desde que cojo con hombres, siempre me atrajeron
los varones entre los 18 y 35 años. En general, aunque hay
excepciones. De mayores de 35, aclaro por las dudas.
303
se puede satisfacer muy fácilmente con un poco de dinero y
capacidad de charlar. O, de última, a mano.
Es mil veces más fácil formar una pareja con otro hombre de 60 y en
la cama meter a un pendejo de 20 cada tanto, para compartirlo y
recontra coger con él. Una vez alcanzado el orgasmo, se le paga, se
le saluda y uno se queda con su pareja compartiendo el momento
post-coito amorosa y alegremente.
304
más que el otro, tampoco es probable que le interese demostrarlo, si
es un buen profesional.
305
Están los legales, que impiden el acceso sexual con personas que no
tienen la comprensión del acto que están haciendo, como los
menores o discapacitados mentales y están las que llamamos
sanitarias, que son las que hacen a cuidarnos el cuerpo, nuestra
salud.
Como final, les digo que según mi experiencia, son mucho más
factores de riesgo y de perversión los clientes que los prostiputos.
Son los clientes los que suelen ofrecer a los taxiboys las opciones
más extremas. Es el cliente el que provee droga al escort. Es el
cliente el que lo mete en fiestas y en prácticas BDSM (disciplinarias)
o zoo.
Para los que puedan no conocer del tema, el BDSM es una práctica
sexual, en la cual se efectúa una transferencia erótica de poder desde
uno de los integrantes, el sumiso o esclavo, al otro de los integrantes
que asume el rol de dominante o AMO. Es una práctica en la cual se
establecen los límites que no se pasaran y dentro de ellos el AMO
306
dispone a voluntad del esclavo. Esto puede incluir normalmente al
derecho a humillar verbalmente, atar, azotar y disponer
sexualmente del esclavo. Normalmente lo que no se puede traspasar
es lo que pueda afectar a la salud del esclavo o dejarle una marca
permanente. Pero siempre se requiere que sea una práctica
consensuada, entre adultos que pueden comprender el acuerdo que
hacen. Si no hay consenso, o este está afectado por una discapacidad
o por consumo de alcohol o drogas, por ejemplo, ya no se lo
considera BDSM sino que entraría posiblemente dentro de las
consideradas perversiones sexuales.
307
mirando a los posibles clientes a los ojos mientras se acariciaban los
genitales por sobre sus gastados jeans, eran unos nenes enfrentados
de golpe a una vida muy dura. Mucho más que el que el normal de
las personas puedan imaginar.
Conozco a un chico que a los 17 años se dejaba violar y pegar por los
clientes, con tal de poder trabajar y ganar el dinero para mantener a
su familia, siendo que jamás fue gay. No tenía padre y se había
cargado sobre sus hombros la obligación de dar de comer y educar a
sus hermanos menores y a su madre. De hecho, hoy ya siendo un
adulto, tiene un trabajo “normal” y no mantiene relaciones sexuales
nada más que con mujeres porque los hombres no lo atraen para
nada. Les puedo asegurar que no tenía nada de fácil, ni mucho
menos de cómodo, lo que él hacía para mantener a su familia. Y
repito, a sus 17 años de edad. Otros chicos tienen que trabajar,
porque además han sido padres muy jóvenes y se tienen que hacer
cargo de mantener a sus hijos. Hablo de chicos que a los 19 años ya
tienen hijos de 3 años, como conocí a uno. Son todas historias de
vida que son luego muy difíciles de revertir y transformar en vidas
normales.
Desde luego, que también hay escorts que son ladrones y hasta
asesinos.
309
policía por haber pagado a un joven por sexo.
La mayoría de los clientes buscan que los cojan. Son los menos los
que buscan a chicos para cogerlos. 65% pasivos a 35% activos, diría
que es una proporción que los representa en sus gustos a quienes
demandan prostitución masculina.
310
De todos los clientes, diría que habrá un 15% que son versátiles y
que en la cama te pueden pedir un “vuelta y vuelta”. Normalmente
es raro el cliente que tenga la capacidad para en apenas una hora,
alcanzar dos orgasmos por mucho que uno lo caliente. Puede ser,
pero es raro. No es lo usual. Lo más común es que el que un día te
contrata para cogerlo, te llame a los pocos días para cogerte él. O al
revés. No suele pasar en la misma encamada, salvo que te haya
contratado por varias horas, como para pasar la noche juntos, por
ejemplo. No es común esto. No es el servicio habitual. Uno de cada
100 te quiere para algo más de una hora y cuarto de servicio. Con
suerte un servicio por semana que sea overnight te sale. Y mucho
menos los que te llevan a algún lado de viaje. Una o dos veces por
año, te suele pasar esto de que te lleven con ellos a algún lado en
otra ciudad o país. Está bueno desde lo económico, pero no es lindo
estar 24 hs al día, por varios días, disponible para dar satisfacción a
los clientes y teniendo que meterse en las fiestas y las locuras que se
les ocurran estando en el exterior, porque no podés decir que no y
mandarte a mudar a tu casa con la facilidad que tenés estando en
Buenos Aires.
311
Desde Grecia y Roma, la prostitución femenina y masculina han
existido. Y seguirán existiendo hasta el fin de los tiempos.
Gracias por leer este libro. Para mí fue un placer escribirlo para
ustedes.
Ronnie M. Clausen.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, septiembre de 2020.
312
AGRADECIMIENTO
313
ÍNDICE
Prólogo……………………………. 3
Capítulo 1 .......................................... 19
Capítulo 2 .......................................... 28
Capítulo 3 .......................................... 37
Capítulo 4 .......................................... 43
Capítulo 5 .......................................... 48
Capítulo 6 .......................................... 68
Capítulo 7 .......................................... 74
Capítulo 8 .......................................... 83
*****
315