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Efectos que genera la industria cárnica sobre la biodiversidad

Autores: Umaña Daza Liliana Alejandra - 2185530


Chacón Fontecha Brayan Stick - 2185534
Mesa Cepeda Alison Tatiana - 2185558
Meneses Pérez Natalia Andrea - 2184704

● Objetivo: Concientizar a la comunidad estudiantil sobre los efectos negativos


que genera la industria cárnica en nuestra biodiversidad.

● Pregunta: ¿Cuáles son los efectos que genera la industria cárnica sobre la
biodiversidad?

Introducción

A nivel mundial la Industria Cárnica representa la mayor huella ambiental, debido a


la gran demanda de recursos, como lo son el grano, agua potable, energía eléctrica
y combustibles fósiles. Siendo así que la producción de cualquier tipo de carne
implica operaciones de alto impacto, desde el procesado, el transporte,
conservación, gestión de los desperdicios y deforestación generada para la
obtención de terreno cultivable.

Adicionalmente, se ha demostrado que la producción de carne a gran escala


contribuye notablemente en las emisiones de dióxido de carbono. Se les atribuye
aproximadamente el 9% de las emisiones totales de CO2, por un lado, debido a los
procesos biológicos de los semovientes, dado que el estiércol produce CH4 y N2O.
El número de animales producidos para consumo humano también representa un
peligro para la biodiversidad terrestre. El ganado constituye un 20% del total de la
biomasa animal de la tierra, la superficie que ocupa hoy en día antes era hábitat de
especies silvestres. Con el fin de dar espacio a la ganadería, se realiza
deforestaciones, lo cual genera que algunas especies luchen contra la falta de
hábitat y otras estén en peligro de extinción.
Es importante resaltar que la ganadería ocupa un cuarto de la superficie de la tierra
para el pastoreo y un tercio de la tierra cultivable para la producción de alimentos
para los animales. Cerca del 70% de las tierras de pastoreo son zonas áridas ya
degradadas, a causa del exceso de pastoreo, la compactación de la tierra y la
erosión causadas por el ganado.
Asimismo, la actividad ganadera figura entre los sectores más perjudiciales para los
recursos hídricos, contribuyendo a la contaminación del agua y la destrucción de los
arrecifes de coral. El ganado contribuye 10 veces más a la contaminación del agua
en comparación con la contaminación del hombre. Los principales agentes
contaminantes son los desechos animales, los antibióticos, las hormonas, los
productos químicos utilizados para teñir las pieles, los fertilizantes y los pesticidas.
Las emisiones directas de gases de efecto invernadero – GEI son uno de los
mayores impactos identificados en las diferentes actividades que hacen parte del
proceso de producción de alimentos, iniciando desde las adecuaciones de grandes
extensiones de terreno para la expansión de la frontera agrícola, transporte de los
productos desde los sitios de producción hasta los centros de procesamiento,
almacenamiento en grandes acopios que requieren de condiciones específicas de
refrigeración permanente; el procesamiento industrial mediante el uso de máquinas
requeridas para el trozado, moliendas, mezclas, cocciones, y envasado; y por lo
último, distribución, comercialización y para su consumo, como destino final.

Con particular preocupación se mira a la industria cárnica, ya que las prácticas


modernas de crianza de animales contribuyen directamente a la contaminación del
agua y el aire, y aumentan las emisiones de dióxido de carbono; mientras que la
producción de cultivos para la alimentación animal y el uso de tierras para pastoreo
amenazan la biodiversidad y las especies silvestres.

Método: Revisión Bibliográfica

Al construir campos agrícolas, ganaderos, presas, carreteras y zonas urbanas,


estamos destruyendo e invadiendo el hábitat de muchas especies, impactando
negativamente y a los bienes y servicios que obtenemos de la naturaleza. La
pérdida y deterioro de hábitats es la principal causa de la pérdida de biodiversidad.
Esto genera una gran afectación directa a la sociedad ya que pone en peligro la
alimentación, salud y bienestar.

El efecto de contaminación que generan las industrias va directamente relacionado


con el aire, agua, residuos y energía. Enfocándonos en las industrias alimentarias,
especialmente la cárnica, ya que es una ganadería industrializada moderna de
producción, empaquetado, preservación y conservación de la carne, especialmente
en la crianza y matanza de animales como las vacas, cerdos, aves y entre otros,
diferenciándose de otros productos de origen animal como lo es la miel, los lácteos
y la lana.

Algunas de las críticas que tiene la producción industrial de la carne son por ejemplo
el tratamiento de hormonas, enfermedades producidas por animales, la crueldad a
estos, la huella ecológica lo cual abarca el aumento de alimentación y manejo de
eliminación de residuos sanitarios, como lo son el uso intensivo de aguas
subterráneas, deforestación y extinción de otras especies donde el ganado vacuno
se cría.

La consecuencias producidas por las industrias cárnicas se le incluye desde la


producción de fertilizantes químicos, deforestación para producir forrajes y abrir
pastizales, pasando por la producción del animal que son las emisiones de la
fermentación y del óxido nitroso del estiércol, hasta el CO2 liberado por la
producción y transporte de los productos animales, las explotaciones bovinas
participan en la producción de gases efecto invernadero, llegan a constituir el 20-
30% de la emisión global.

Según un informe de la Organización de Naciones Unidas para la agricultura y


alimentación, el sector ganadero es uno de los grandes responsables de los graves
problemas medio ambientales que presentamos hoy en día aporta gran porcentaje
de Gases de Efecto Invernadero (un 18% más que el sector de transporte), también
siendo una gran consecuencia del calentamiento del planeta, la degradación de las
tierras, contaminación del agua y la pérdida de la biodiversidad.

Los sistemas actuales de producción de alimentos son «ineficientes» e


«insostenibles» y son responsables del 60% de la pérdida de biodiversidad a nivel
global, y del 24% de las emisiones de gases de efecto invernadero.

La deforestación para agricultura, la sobreexplotación de caladeros y la


contaminación de suelos y acuíferos son algunas de las causas directas de la
pérdida de biodiversidad, a las que hay que sumar el impacto del cambio climático
producido por el uso de combustibles fósiles.
Más del 90% de la pérdida de biodiversidad se debe a la extracción y procesamiento
de los recursos naturales: el resultado de una economía degradante, contaminante y
que desperdicia. Además, el 45% de las emisiones de gases de efecto invernadero
(GHG) provienen de los procesos de la industria alimentaria y los productos que se
usan. La industria de alimentos es la principal impulsora de la pérdida de
biodiversidad y la responsable de un tercio de las emisiones de GHG a nivel
mundial. En Latinoamérica, la agricultura es la responsable en un 23% de emisiones
GHG y la región es responsable del 14% del suministro mundial de productos
agrícolas y pesqueros.

La industria alimentaria en general es una de las más contaminantes que existen y


dentro del sector, la industria de la leche en particular se lleva una buena parte de la
responsabilidad.
El consumo de energía también debe ser contabilizado como contaminante de la
industria láctea. Según algunos estudios llevados a cabo en Europa, la elaboración
de productos lácteos como el queso, el yogurt o la mantequilla, supone la
producción de 140 millones de toneladas de leche cruda al año.

Para lograr ese volumen de producción se hace un importante gasto de energía


proveniente de combustibles fósiles como el petróleo, el gas o el carbón, para
esterilizar equipos, iluminación de instalaciones, calentamiento y enfriamiento,
transporte y otros procesos conexos.

La contaminación causada por la industria de la producción de lácteos tiene


impactos sobre varios niveles del medio ambiente, desde el suelo, el aire, el agua
hasta la biodiversidad. Según el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el
Cambio Climático (IPCC) en la producción de 7.000 litros de leche, una sola vaca
podría llegar a emitir anualmente 140 kilos de metano, lo que equivale el recorrido
de 8.000 kilómetros de un automóvil durante el mismo tiempo.

El metano que se deriva del proceso digestivo de la vaca, y el estiércol que produce,
es el impacto más significativo, pero no es el único.

El agua es otro recurso que se ve seriamente afectado por la industria de los


lácteos. Producir y procesar la leche y sus derivados exige una demanda
voluminosa de recursos hídricos. A su vez, los desechos derivados de dicho
proceso, altos en materia orgánica, contaminan esas mismas fuentes de agua.

Aseguran los promotores de este concepto que las actividades humanas son las
responsables de que los límites hayan rebasado el umbral de lo que es seguro para
el planeta. Pues bien, la industria de la carne y los lácteos tiene un impacto tan
profundo en los recursos del medio ambiente que podría ser la principal
responsable de que cuatro de los nueve límites hayan sido rebasados.

Estos son los cuatro límites que son afectados directamente por la ganadería y la
industria de la leche:

● Cambios en el uso del suelo.


● Pérdida de la biodiversidad.
● Contaminación de cuerpos de agua por flujo biogeoquímico
(contaminación por nitrógeno y fósforo).
● Cambio climático.

La industria alimentaria y la pesca son los sectores que mayor impacto tienen en el
medio ambiente después del de las energías fósiles. Por ello, La FAO (1) invita a los
países a considerar el impacto ambiental en las guías de recomendaciones
nutricionales. Las actividades con mayor impacto son:

1. La producción de carne y en especial la bovina

La FAO aconseja para los países desarrollados la reducción del consumo de estos
alimentos (1). Esto se debe a varias razones. Según varios estudios, las
explotaciones bovinas participan en la producción de gases de efecto invernadero,
llegando a constituir el 20-30% de la emisión global.
Además, la producción de cualquier tipo de carne implica operaciones de alto
impacto, como el propio procesado, el transporte, la conservación, la gestión de los
desperdicios generados y la deforestación para obtener terreno cultivable. La
explotación intensiva de animales genera residuos ambientales (como aguas y
excrementos), implica el uso sistemático de antibióticos con la consecuente
ineficacia de estos (incluso en su utilización en el tratamiento con los seres
humanos) y utiliza grandes cantidades de agua potable.

Hoy una tercera parte del terreno cultivable se dedica a la producción de alimento
para animales de abasto. Para la obtención de una misma cantidad de proteínas se
necesita cuatro veces más terreno si estas son de origen animal que si son de
origen vegetal, puesto que hay que computar el terreno necesario para producir los
alimentos con los que se crían a los animales hasta el momento de su sacrificio.

La producción de carne ecológica no es la solución, pues necesita aún más terreno


respecto a la intensiva. Por ello no sería posible pasar la producción intensiva a
extensiva. Es verdad que el pastoreo utiliza terreno que no sirve para la agricultura,
pero no nos engañemos: más del 95% de los animales son criados intensivamente y
alimentados con forraje cultivado en terreno cultivable.

Ante todo, esto, la FAO invita a los gobiernos a optimizar la utilización del terreno
cultivable y a proveer asesoramiento nutricional a aquellos adultos que deseen optar
por una dieta vegetariana o vegana (1).

Otro aspecto para tener en cuenta es el social: si las personas se alimentaran


directamente de los vegetales resultantes del cultivo de esas tierras obtendrían 4
veces más nutrientes que aquellos que se obtienen consumiendo la carne del propio
animal. La abundancia de carne constituye el menú de una sociedad rica, pues gran
parte de los forrajes y cereales que nutren a nuestros animales son cosechados en
terrenos fértiles del tercer mundo, mientras las poblaciones locales padecen
desnutrición severa (2).

En España el consumo de carne ha pasado de los 11,7 kg/per cápita de 1970 a los
46 kg del año en 2018 (3). Dicho aumento se debe principalmente al consumo de
pollo y cerdo.

2. La pesca

La situación de los mares es agónica, con poblaciones de especies diezmadas


desde hace tiempo (por ejemplo, anchoa, sardina, bacalao, arenque, merluza o
ballenas). Del mar se extraen tanto los peces para su consumo directo, como para
la producción de harina de pescado que sirve para alimentar los animales de granja.
La acuicultura (es decir la crianza de especies acuáticas de agua dulce o salada)
podría ser una solución, pero solo lo sería para peces herbívoros, omnívoros o
detritívoros (que se alimentan de desechos), ya que para alimentar a los carnívoros
sería necesario pescar a una gran cantidad de peces que les permitan sobrevivir
hasta su sacrificio.
Aunque la propia industria pesquera acompaña parte de sus productos con la
etiqueta de sostenible, la demanda de especies no sostenibles sigue invariada y, por
ende, su oferta. La venta exclusiva de pescado sostenible conlleva
irremediablemente a la desaparición de muchas especies a las que estamos
acostumbrados. El consumidor es la clave de todo esto.

3. El transporte

El incremento del comercio y la globalización han propiciado el consumo de


productos de origen lejano (ejemplo: pimientos desde China o Perú). De ahí que el
consumo de algunos vegetales contamine más que el vacuno. ¿A qué se debe?
Pensemos, por ejemplo, en la fruta tropical que se encuentra en los supermercados,
la cual ha sido cultivada y procesada en África, y transportada durante la noche en
avión para estar en los lineales de los supermercados europeos al día siguiente, y
todo ello en apartados refrigerados. Aunque seamos unos privilegiados del primer
mundo y podamos pagarlo, debemos pensar en términos ambientales: no es lo
mismo una lechuga entera que se conserva sin refrigerar y que es cultivada en
zonas cercanas, que una bolsa de la misma lista para consumo, conservada en un
envase especial y en refrigeración.

4. El empaquetado

El exceso de embalaje y empaquetado se ha transformado en un problema de


primer orden. En los suelos de las ciudades, en los ríos y en los mares: por todas
partes encontramos restos de envoltorios y plásticos. Lo más preocupante son los
materiales no biodegradables, como los plásticos. Es posible hacerse una idea de la
magnitud del problema observando el estado de los mares, como en este
impactante vídeo.

La industria cárnica es uno de los sectores que más contribuye al cambio climático.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
(FAO), el sector cárnico emite más gases de efecto invernadero que todo el
transporte mundial junto (14,5% del total de emisiones).

El mayor desafío al que se enfrenta la especie humana en el siglo XXI es frenar el


calentamiento global mitigando la emisión de los principales gases que lo aumentan.
La principal acción o medida contra esta amenaza es el joven Acuerdo de París, un
pacto firmado por 195 países, con el objetivo primordial de reducir las emisiones de
gases de efecto invernadero, y mantener la temperatura media del planeta por
debajo de 2 °C sobre los niveles preindustriales. Las acciones necesarias para
cumplir los compromisos del acuerdo serán gestionadas de forma autónoma por
cada país.

Otra publicación más reciente, el Livestock and climate change de Goodland y


Anhang, concluye que a nivel mundial el ganado y sus subproductos emiten el 51%
del total de gases de efecto invernadero. De momento, Estados Unidos, México,
Alemania y Canadá ya han publicado sus estrategias climáticas para cumplir con los
objetivos del Acuerdo de París, y, como era de esperar, no aparecen medidas
regulatorias relacionadas con la reducción de las emisiones de la industria cárnica.
No se incluyen acciones restrictivas ni educativas asociadas con el actual modelo de
alimentación. Ni tampoco se plantea el tránsito hacia dietas más sostenibles y
saludables, como han recomendado en reiteradas ocasiones la ONU y la OMS. Es
cierto que las recientes propuestas sí que incorporan medidas vinculadas a reducir
de forma indirecta los gases producidos por la ganadería, pero no se aborda el
problema central del consumo. Algunas de estas acciones son: la reforestación,
aforestación e implementación de agroforesterías para secuestrar carbono y
recuperar la fertilidad de los suelos, aplicación de nuevas técnicas de cultivo,
cambios en las dietas de los animales, empleo de biomasa, o minimizar las pérdidas
de carbono por desastres naturales, entre otras.

PROBLEMAS CON LA BIODIVERSIDAD


El número de animales producidos para consumo humano también representa un
peligro para la biodiversidad de la Tierra. El ganado constituye un 20% del total de la
biomasa animal terrestre, y la superficie que ocupa hoy en día, antes era hábitat de
especies silvestres. En 306 de las 825 ecorregiones clasificadas por el Fondo
Mundial para la Naturaleza, el ganado se considera actualmente una "amenaza", a
la vez que 23 de las 35 "zonas mundiales de gran concentración de la biodiversidad"
de la lista de Conservation International -caracterizadas por una grave pérdida de
hábitats- resienten los efectos de la producción ganadera.
Bibliografía

- ¿Comer carne destruye el planeta? (s. f.). Edu.co. Recuperado 22 de junio


de 2022, de https://www.uniagustiniana.edu.co/noticias/comer-carne-
destruye-el-planeta

- Del Nogal, A. (2020, julio 1). La contaminación de la industria láctea y sus


efectos - La Contaminación. La Contaminación; Lacontaminacion.org.
https://lacontaminacion.org/industria-lactea-contaminacion-y-maltrato/

- Impactos ambientales de productos animales vs. vegetales. (s. f.). Alianza


Alimentaria. Recuperado 22 de junio de 2022, de
https://alianzaalimentaria.org/blog/impactos-ambientales-de-productos-
animales-vs-vegetales

- La industria alimentaria es catalogada como la primera causante de la


pérdida de la biodiversidad. (2021, octubre 6). Foodnewslatam.com.
https://www.foodnewslatam.com/biotecnolog%C3%ADa/60-bioseguridad/115
81-la-industria-alimentaria-es-catalogada-como-la-primera-causante-de-la-p
%C3%A9rdida-de-la-biodiversidad.html

- La industria alimentaria y el impacto ambiental - Eco-nutrición / Marina


García de Bernardi. (2018, abril 5). eco-nutricion / Marina García de Bernardi.
https://eco-nutricion.com/impacto-ambiental-de-la-industria-alimentaria/

- La producción de alimentos causa el 60% de la pérdida de biodiversidad.


(2016, mayo 25). EFEverde. https://www.efeverde.com/noticias/producir-
alimentos-causa-60-perdida-biodiversidad-unea2/

- Martín, R. (2021, junio 7). Comida y planeta: así influye lo que comemos en
la sostenibilidad de la Tierra. Diario de Noticias de Navarra.
https://www.noticiasdenavarra.com/semana/2021/06/07/comida-planeta-
influye-comemos-sostenibilidad/1153115.html

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