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Concepto de cultura

Etimológicamente
El término “cultura” originalmente significaba la cultivación del alma o la mente hasta que
en el siglo XVIII empezó a tomar distintos significados en los escritos de distintos
pensadores alemanes, además de esto, existe un contraste entre “cultura” y “civilización”
que son dos significados primarios de cultura que surgen en este período: cultura como un
espíritu folclórico con una identidad única, y cultura como la cultivación de la
espiritualidad o la individualidad libre, donde el primer concepto se adapta a nuestro uso
actual del término “cultura” y el segundo significado juega un rol importante en lo que
debería ser o lograr ser la cultura, como expresión plena del ser único y autentico.

Concepción clásica de la cultura


El término se empleaba para designar una parcela cultivada, y tres siglos más tarde había
cambiado su sentido de estado de una cosa a la propia acción que lleva a dicho estado: el
cultivo de la tierra o el cuidado del ganado (Cuche, 1999: 10), hasta la mitas del siglo xvi,
donde el término adquiere una connotación metafórica, como el cultivo de cualquier
facultad.
Se entiende entonces a la cultura como el conjunto de los conocimientos y saberes
acumulados por la humanidad a lo largo de sus milenios de historia.

Cultura y civilización
La cultura se entendió como sinónimo de la civilización (significaba la refinación de las
costumbres), la civilización no es un proceso terminado, es constante, e implica el
perfeccionamiento progresivo de las leyes, las formas de gobierno, el conocimiento y tal
como la cultura, también es un proceso universal que incluye a todos los pueblos, incluso
a los más atrasados en la línea de la evolución social. En los albores del siglo xix, ambos
términos, cultura y civilización eran empleados casi de modo indistinto, sobre todo en
francés e inglés (Thompson, 2002: 186).
Definiciones marxistas
La gran aportación del marxismo en el análisis de la cultura es que esta es entendida como
el producto de las relaciones de producción, como un fenómeno que no está desligado del
modo de producción de una sociedad y de igual manera la considera como uno de los
medios por los cuales se reproducen las relaciones sociales de producción, que permiten
la permanencia en el tiempo de las condiciones de desigualdad entre las clases.

Definición neoevolucionista o ecofuncionalista


Según el neoevolucionismo, la cultura es el producto de las relaciones históricas entre un
grupo humano y su medio ambiente. De esta manera se pueden resumir las definiciones
de cultura propuestas por Leslie White (1992) y Julian Steward (1992)
El énfasis de la nueva corriente antropológica se movió del funcionamiento de la cultura a
su carácter dinámico. Este cambio de paradigma representa una clara oposición al
funcionalismo estructuralista, interesado en el funcionamiento actual de la sociedad; y el
culturalismo, que aplazaba el análisis histórico para un momento en que los datos
etnográficos lo permitieran, de tal modo que tanto Steward como White concuerdan en
que la cultura es solo uno de los ámbitos de la vida social.
Para White, la cultura no es un fenómeno que deba entenderse en sus propios términos,
como proponían los culturalistas. Así, la cultura está determinada por la forma en la que el
grupo humano aprovecha su entorno
Steward, por su parte, retomaba de Kroeber la concepción de la cultura como un hecho
que se encontraba por encima y fuera de la naturaleza. Sin embargo, Steward sostenía
que había un diálogo entre ambos dominios. Opinaba que la cultura es un fenómeno o
capacidad del ser humano que le permite adaptarse a su medio biológico. Uno de los
principales conceptos en su obra es el de evolución. Steward planteaba que la cultura
sigue un proceso de evolución multilineal (es decir, no todas las culturas pasan de un
estado salvaje a la barbarie, y de ahí a la civilización), y que este proceso se basa en el
desarrollo de tipos culturales derivados de las adaptaciones culturales al medio físico de
una sociedad.
Marvin Harris y el materialismo cultural
Para el materialismo cultural, entender la evolución cultural y la configuración de las
sociedades depende básicamente de condiciones materiales, tecnológicas e
infraestructurales. El materialismo cultural establece una triple división entre grupos de
conceptos que atiende a su relación causal. Esos grupos se llaman: infraestructura (modo
de producción, tecnología, condiciones geográficas, etc.), estructura (modo de
organización social, estructura jerárquica, etc.) y supraestructura (valores religiosos y
morales, creaciones artísticas, leyes, etc.).

Evolución cultural
Esta definición, atiende a la característica principal de la cultura, que es una obra
estrictamente de creación humana, a diferencia de los procesos que realiza la naturaleza,
por ejemplo, el movimiento de la tierra, las estaciones del año, los ritos de apareamiento
de las especies, Exactamente lo contrario ocurren en el caso de las obras, ideas y actos
humanos, ya que estos transforman o se agregan a la naturaleza, por ejemplo, el diseño
de una casa, la receta de un dulce de miel o de chocolate son cultura y sin la creación
humana no existirían por obra de la naturaleza.
En 1998, Jesús Mosterín publicó su libro ¡Vivan los animales!, donde explica qué es la
cultura
La cultura no es un fenómeno exclusivamente humano, sino que está bien documentada
en muchas especies de animales superiores no humanos. Y el criterio para decidir hasta
qué punto cierta pauta de comportamiento es natural o cultural no tiene nada que ver
con el nivel de complejidad o de importancia de dicha conducta, sino sólo con el modo
como se trasmite la información pertinente a su ejecución

Definición de cultura en la Iglesia católica


La definición clásica de cultura en la Iglesia católica se encuentra en el concilio Vaticano II:
Con la palabra cultura se indica, en sentido general, todo aquello con lo que el hombre
afina y desarrolla sus innumerables cualidades espirituales y corporales; procura someter
el mismo orbe terrestre con su conocimiento y trabajo; hace más humana la vida social,
tanto en la familia como en toda la sociedad civil, mediante el progreso de las costumbres
e instituciones; finalmente, a través del tiempo expresa, comunica y conserva en sus obras
grandes experiencias espirituales y aspiraciones para que sirvan de provecho a muchos, e
incluso a todo el género humano.
En esta definición destacan dos aspectos: el poner al individuo al centro, siendo la cultura
un producto del hombre y al servicio del hombre; y el conjugar la formación de cada
persona a través de la cultura, con la contribución específica de una comunidad al
progreso de la humanidad.

El concepto científico de cultura


Mosterín define la cultura como la información transmitida por aprendizaje social entre
animales de la misma especie. Como tal, se contrapone a la naturaleza, es decir, a la
información transmitida genéticamente.

Industria cultural
La industria cultural la define la UNESCO como aquella que produce y distribuye bienes o
servicios culturales que, «considerados desde el punto de vista de su calidad, utilización o
finalidad específicas, encarnan o transmiten expresiones culturales, independientemente
del valor comercial que puedan tener. Las actividades culturales pueden constituir una
finalidad de por sí, o contribuir a la producción de bienes y servicios culturales»

Socialización de la cultura
La importante aportación de la psicología humanista de, por ejemplo, Erik Erikson con una
teoría psicosocial para explicar los componentes socioculturales del desarrollo personal.

Cada miembro de la especie podría acceder a ella desde una fuente común, sin limitarse,
ejemplo de ello: el conocimiento transmitido por los padres ha de resultar universalmente
compartible por todos aquellos que poseen un lenguaje racional y significativo.
Así, entonces el ser humano tiene la facultad de enseñar al animal, desde el momento en
que es capaz de entender su rudimentario aparato de gestos y sonidos, llevando a cabo
nuevos actos de comunicación; pero los animales no pueden hacer algo parecido con
nosotros. De ellos podemos aprender por la observación, como objetos, pero no mediante
el intercambio cultural, es decir, como sujetos

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