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ALFABETIZACIÓN INFORMACIONAL Y DIGITAL: EL APRENDIZAJE CONTÍNUO DE LOS

PROFESIONALES DE LA INFORMACIÓN.

Tony Hernández. Dpto. de Biblioteconomía y Documentación.


Universidad Carlos III de Madrid. tony@bib.uc3m.es
Mª Antonia García Moreno. Dpto. de Biblioteconomía y Documentación.
Universidad Complutense de Madrid. mantonia@caelo.eubd.ucm.es

Resumen
Se presentan algunas reflexiones sobre “alfabetización computacional”, “alfabetización informacional” o
“alfabetización digital” y se aborda el tema de los nuevos perfiles y las nuevas aptitudes que deben reunir
los profesionales de la información, particularmente en relación con las tecnologías de la información y la
gestión del conocimiento, desde una triple perspectiva: las destrezas tecnológicas, los conceptos, principios
e ideas básicas respecto a las tecnologías y respecto a la información, y las aptitudes sociales e intelectuales
que deben requerirse a los profesionales de la información.

Introducción
El camino hacia una auténtica sociedad de la información pasa ineludiblemente por el desarrollo de unas
infraestructuras tecnológicas que permitan su acceso en términos de igualdad de condiciones a los individuos que
conforman dicha sociedad. Pero dichas infraestructuras son insuficientes para crear por sí mismas ciertas
transformaciones sociales si no se las dota de contenidos y servicios que la población esté deseosa de usar. Y, sobre
todo, serán infraestructuras y contenidos inútiles si esa población no es capaz de saber utilizar las infraestructuras y
contenidos y servicios que se ponen a su disposición. En esta comunicación se hablará de la necesidad de varios
tipos de alfabetización para dotar a las personas, especialmente a aquellas encargadas de contenidos –archiveros,
bibliotecarios, documentalistas, periodistas, etc. con las competencias necesarias para hacer un uso efectivo y
eficiente de la sociedad de la información

En Latinoamérica, la XII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno celebrada en Punta


Cana, República Dominicana reconoce en su punto 38 que “entre los principales desafíos a ser abordados se
identifican la necesidad de colmar la brecha digital, la libre circulación y el acceso equitativo a la información y al
conocimiento, la ampliación de la participación de nuestros países en un sistema de administración de la red
informática internacional que sea transparente y democrático, así como la conveniencia de lograr un consenso sobre
normas éticas y principios que permitan el desarrollo de una verdadera sociedad de la información”. Más tarde la
Conferencia Ministerial Regional Preparatoria de América Latina y el Caribe para la Cumbre Mundial sobre la
Sociedad de la Información, (29 y el 31 de enero de 2003) insistió en la necesidad de la formación de la población
en el uso de las tecnologías de la información y de la comunicación.

En Europa, la reunión de Jefes de Estado y de Gobierno que se celebró en Lisboa en Marzo de 2000 se fijó
como objetivo para el año 2010 convertirse en la sociedad del conocimiento más competitiva del mundo. En dicha
reunión los líderes europeos reconocieron que una economía competitiva no se alcanza simplemente incorporando
las tecnologías digitales en la industria o servicios: se necesitan también trabajadores altamente capacitados para
operar con los nuevos sistemas, y consumidores digitalmente alfabetizados para comprar los nuevos bienes y
servicios. Eso significa formación y educación para gente de todas las edades, así que, según los líderes europeos,
la competitividad depende de cuanto se invierta en las personas.

En las conclusiones de esta reunión de Lisboa se afirmaba que:


− “Empresas y ciudadanos deben tener un acceso no caro a una infraestructura de comunicaciones de tipo
mundial y a un amplio rango de servicios”.
− “Cada ciudadano debe ser equipado con las habilidades necesarias para vivir y trabajar en esta nueva
sociedad de la información”.
− “Una prioridad más alta de la que se le ha dado hasta ahora debe ser dada para el aprendizaje a largo
plazo como un componente básico del modelo social europeo”.

Hernández Pérez, Antonio y García Moreno, María Antonia. Alfabetización informacional y digital: el aprendizaje continuo de los 1
profesionales de la información. 33 Congreso de Acuril (Association of Caribbean University, Research and Institutional Libraries . 2003.
Puerto Rico.
Más allá del reconocimiento socio-político sobre la necesidad de formación que afecta a todos los
ciudadanos, los profesionales de la información tienen la oportunidad de convertirse en avanzadilla de esta
sociedad de la información. El propio informe de la segunda reunión del Comité Preparatorio de la Cumbre
Mundial sobre la Sociedad de la Información, que se celebró en Ginebra, entre el 17-28 de febrero de 2003, en el
punto 19 del Proyecto de Declaración sostiene que: “Se debería promover la utilización de las TIC para el
desarrollo de capacidades y recursos humanos, incluida la alfabetización en materia de TIC, como un requisito
continuo y fundamental de la sociedad de la información, haciendo especial referencia a las personas
discapacitadas. La educación y la capacitación, el fomento de la ciencia, la innovación y la tecnología merecen
recibir un apoyo pleno y adecuado”.

El plan de acción de este informe preparatorio en su punto 16 insiste en el tema y dice que: “Los cursos
sobre “alfabetización digital” deben estar destinados a capacitar a la población en el uso de las tecnologías de
información y comunicación, y los cursos destinados a los usuarios de las TIC deben entregarles las competencias
necesarias para la utilización y producción de contenidos útiles y socialmente significativos, en beneficio de todos
los niveles socioeconómicos”.

Alfabetización computacional, alfabetización informacional y alfabetización digital


Pocos parecen dudar pues de la necesidad de iniciar procesos de alfabetización relacionados con las nuevas
tecnologías y con la información. En su forma más simple, estar alfabetizado implica tener capacidad para leer y
escribir, aunque muchos autores reconocen que además de estas tareas la persona alfabetizada debería ser capaz de
leer con significado y de comprender lo que lee (alfabetismo funcional). De hecho, Unesco maneja estadísticas
diferentes para una y otra acepción. Pero si estar alfabetizado, en su acepción más simple, es una tarea aún no
concluida, qué decir de otros procesos de alfabetización. La literatura científica en el campo de la biblioteconomía
y la documentación recoge entre otros términos como: “alfabetización digital”, “alfabetización computacional”,
“alfabetización informacional” y algunos otros como “alfabetización bibliotecaria”, “alfabetización de internet”,
“alfabetización de medios” e incluso “alfabetización hipertextual”.

Sin duda, la alfabetización – el proceso de capacitar para leer con significado y de comprender lo que lee-
es la base mínima necesaria para el acceso a la sociedad de la información pero además, se hace necesario también
un proceso de “alfabetización computacional”, otro de “alfabetización informacional” y el más avanzado de
“alfabetización digital”. La alfabetización computacional (computer literacy) es definida a menudo en términos
relacionados con las habilidades para usar y manejar ordenadores (computadoras). Las definiciones van desde las
listas exhaustivas de habilidades necesarias hasta las críticas al propio concepto, como el que hace el Committe on
Information Technology Literacy of the US.

Entorno local – Alfabetización computacional


Conocimientos generales
Qué se puede hacer con un ordenador / Qué equipos se necesitan
Conocimientos de Sistema Operativo
Copiar ficheros/ Modificar escritorio
Imprimir / Borrar / Crear directorios / Guardar en disco
Procesadores de texto Hojas de cálculo Bases de datos Imagen Digital

Sin ánimo de ser exhaustivos, una persona alfabetizada, en lo que a lo computacional se refiere, debería ser
capaz de trabajar, al menos en entornos locales. O sea, debería ser capaz de poseer conocimientos generales
respecto a qué puede hacer un ordenador y qué equipos necesita para realizar ciertas tareas. Debería ser capaz de
entender los mensajes que le envía el sistema operativo así como de realizar tareas básicas como crear estructuras
de directorios, copiar ficheros, traspasarlos a disco, etc. Y, por último, tener la capacidad necesaria para crear
documentos en procesadores de texto, realizar gráficos y cálculos con hojas de cálculo, diseñar, crear y gestionar, al
menos de forma elemental bases de datos y debería ser capaz también de capturar imágenes digitales procedentes
de cámaras o escánares y editarlas y transformarlas para integrarlas en cualquiera de las aplicaciones anteriores.

La alfabetización informacional implica la capacidad de las personas para trabajar en entornos de red e
integrar en su entorno local aquello que aprehende de los distintos sitios que visita o de las distintas comunidades
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profesionales de la información. 33 Congreso de Acuril (Association of Caribbean University, Research and Institutional Libraries . 2003.
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de las que participa. Supone ser capaz de comprender qué significa acceder a una red de comunicaciones, sea en el
ámbito laboral, en el hogar, en algún café o en cualquier otro lugar que permita el servicio Internet y cuales son sus
costes derivados. La alfabetización informacional requiere que el usuario conozca cómo acceder y utilizar los
distintos servicios de comunicaciones (correo, chat, grupos de noticias, etc.) y de acceso a los contenidos,
navegación y directorios y motores de búsqueda para localizar información. Pero, sobre todo, la alfabetización
informacional supone la capacidad de un individuo para detectar qué información necesita, conocer las distintas
fuentes de información, distinguirlas en función de su coste, de su calidad y de su fiabilidad. Y además, la
capacidad del individuo para localizarla, recuperarla, aprehenderla, comprender, de forma crítica, la información
que recibe en cualquier formato (gráfico, textual, audiovisual, etc.) e integrarla en su entorno local.

Entorno de red – Alfabetización informacional


Acceso a las redes
Configuración / Contratación
Comunicaciones / Navegación
Correo, Chat, Grupos de noticias
Directorios / Motores de Búsqueda / Hipertexto
Conocer fuentes / Evaluar fuentes / Aprehender / Integrar

La alfabetización digital es el estadio superior en esta escala de aprendizaje. Requiere pues una base más o
menos sólida de conocimientos de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y estar alfabetizado
tanto en el aspecto computacional como informacional. La alfabetización digital implica tanto la lectura y
comprensión de información en formato multimedia como el uso efectivo de los servicios puestos a disposición del
ciudadano tanto por parte de las empresas privadas como de la administración pública. Y aunque el uso de estos
servicios requiere conocimientos avanzados -la solicitud de certificados digitales que garanticen la fiabilidad y
privacidad en las transferencias de datos- la característica que mejor define este proceso es la capacidad de
aprendizaje que deben poseer los ciudadanos para conocer, acceder y utilizar dichos servicios. En definitiva, para
superar esta brecha digital es necesario poseer conocimientos y habilidades básicas sobre el uso de ordenadores, así
como conocimientos para acceder a los servicios que ofrecen las redes de comunicaciones por ordenador,
conocimientos para comprender la información que se necesita y habilidades para realizar los procesos que hemos
de seguir para localizarla. Y por último, capacidad para reutilizar la información en cualquier formato y usar los
servicios que necesite el usuario con las garantías de seguridad y confianza necesarias en cada caso.

Entorno mixto – Alfabetización digital


Uso de los servicios de red
Confianza / Seguridad / Privacidad
Pensamiento crítico
Capacidad para relacionar informaciones
Capacidad para reutilizar y generar nuevo conocimiento
Aprendizaje continuo

Especialmente afectados e involucrados en estos procesos de alfabetización están los profesionales


encargados de producir y gestionar una parte importante de los contenidos accesibles a través de Internet:
periodistas, bibliotecarios, archiveros. Empresas e instituciones públicas demandan profesionales de estos sectores
con perfiles cada vez más específicos y con un nivel de alfabetización, en las tres perspectivas mencionadas, mucho
más alto. Universidades, sociedades profesionales y centros de formación tratan de responder a este reto. A uno y
otro lado del Atlántico las universidades planifican cambios en sus planes de estudio para amoldarse a la nueva
situación. En Estados Unidos, escuelas universitarias de biblioteconomía cambian de nombre o se fusionan con
escuelas de periodismo, de informática, etc. En Europa se viven procesos similares.

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A continuación se abordará el tema de los nuevos perfiles y las nuevas aptitudes que deben reunir los
profesionales de la información y el conocimiento, particularmente en relación con las tecnologías de la
información y la gestión del conocimiento, desde una triple perspectiva:
a) Las destrezas tecnológicas, las habilidades que deben tener para trabajar con programas que cambian
continuamente.
b) El conocimiento fundamental, los conceptos, principios e ideas básicas que deben adquirir respecto a
ordenadores, redes e información, lo que ofrece una perspectiva de las oportunidades y limitaciones de la
tecnología.
c) Las aptitudes sociales e intelectuales, las capacidades que deben tener para aplicar las tecnologías de la
información en situaciones complejas: trabajar en equipo, ser formador, comprender los procesos de
negocio y la cultura de la empresa, etc.

Las competencias de los profesionales de la información

Con la llegada de los ordenadores personales a mediados de los años 80 las organizaciones, incluyendo
archivos, bibliotecas y centros de documentación, comenzaron a experimentar un proceso de cambio caracterizado
fundamentalmente por la transición del papel al formato electrónico como forma de producción, almacenamiento y
recuperación de información. Asociada a esta transición se produjo también la integración de las diferentes formas
de presentación de la información en forma de multimedia (texto, gráficos, vídeos y sonidos).

Si bien durante casi una década la preocupación de empresarios y educadores fue la "alfabetización
tecnológica", también llamada “alfabetización computacional” (computer literacy), primando la formación
tecnológica, durante los últimos años, y especialmente desde la popularización de Internet como medio de
comunicación, se está produciendo un fenómeno que trata de concienciar a la sociedad en su conjunto de que la
formación tecnológica no es suficiente para adaptarse a los cambios que la nueva sociedad de la información exige.

Un reflejo de estos cambios es la profusa aparición en los textos científicos del término "competencias"
frente al más utilizado, hasta hace unos años, de "habilidades". Según el documento Relación de Eurocompetencias
en Información y Documentación, las competencias se definen como el "conjunto de capacidades necesarias para el
ejercicio de una actividad profesional y el dominio de los comportamientos correspondientes". La Special Library
Association (SLA), en su documento Competencies for Special Librarians of the 21st Century, las define también
como la combinación de habilidades, conocimientos y conductas importantes para el éxito de una organización, la
realización personal y el desarrollo profesional de una carrera.

Aunque las iniciativas para definir las competencias provienen de diferentes sectores, políticos,
profesionales y educativos, prácticamente todos coinciden en que, si bien es necesario que el profesional de la
información maneje con soltura las herramientas tecnológicas (correo electrónico, procesadores de texto, bases de
datos, hojas de cálculo o navegadores), no lo es menos que a estas habilidades se le sumen unas aptitudes y valores
que permitan a los bibliotecarios trabajar de forma eficiente. Sin ánimo de ser exhaustivos, estas aptitudes y valores
exigen que los profesionales sean buenos comunicadores, que tengan capacidad de enseñar y de estar
continuamente aprendiendo, entre otras.

Los grandes proyectos internacionales para definir las competencias


Como ya se ha mencionado, las grandes iniciativas para definir las competencias de los profesionales de la
información se generan en tres espacios distintos y convergentes a la vez: un nivel político, un nivel profesional y
un nivel educativo.

A nivel político, una de las grandes iniciativas es la que se está llevando a cabo las mesas que ayudan al
Comité Preparatorio de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, o las que lleva la Unión Europea o
el Comité de Cultura del Consejo de Europa. Las actividades de este último fructificaron en un documento titulado
New professional profiles and competencies for information professionals and knowledge workers operating in
cultural industries and institutions. El objetivo del documento es concienciar a las instituciones culturales para que
se adapten a nuevos patrones organizacionales, a nuevos enfoques de formación y cualificación y para que
promuevan nuevas actitudes hacia el trabajo.

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A nivel profesional hay que destacar dos grandes trabajos. En Europa, esta iniciativa se canalizó a través
del proyecto DECIDoc, cuyos resultados se plasmaron en el citado documento Relación de Eurocompetencias en
Información y Documentación, publicado este mismo año en castellano por la Sociedad Española de
Documentación e Información Científica (SEDIC). En Estados Unidos, una iniciativa similar partió de la Special
Library Association, que publicó el trabajo Competencies for Special Librarians of the 21st Century: Library and
Information Studies Programs Survey, complementado por dos congresos (1999 y 2000) sobre el tema de la
formación de bibliotecarios y profesionales de la información organizado por la American Library Association
(ALA). En Gran Bretaña, tanto el Institute for Information Scientists (IIS) como la UK Library and Information
Comission (LIC) se han ocupado del tema. En los tres casos, se plantea la necesidad de adecuar los perfiles
profesionales a las necesidades de los empleadores, un entorno cambiante puesto que antes se formaba para trabajar
en archivos y bibliotecas y ahora, cada vez más, para otro tipo de organizaciones.

A nivel educativo, el proyecto quizás más importante es KALIPER, llevado a cabo conjuntamente por la
Association for Library and Information Science Education (ALISE) y la Kellogg Foundation, y diseñado para
analizar la naturaleza y extensión de los cambios curriculares que se están produciendo en la eduación de la
biblioteconomía y documentación; su fin último es orientar y estimular dichos cambios. En Europa actualmente
estamos asistiendo a un proceso de armonización de los curricula para la adaptación de todos los programas de
acuerdo a la llamada Declaración de Bolonia.

Recomendaciones del Comité de Cultura del Consejo de Europa


La recomendación del Consejo de Europa (CC-CULT (98) 21. "Draft Recommendation No. R(98)) nace a
partir de las conclusiones del programa ADAPT, un programa de la Comisión Europea, dentro del marco del Fondo
Social Europeo, que pretendía contribuir a la adaptación de las fuerzas de trabajo a los cambios industriales que
trae consigo la nueva sociedad de la información. El documento afirma que el futuro de las industrias culturales
europeas se basa en su habilidad para adaptarse a los cambios tecnológicos y proporcionar contenidos y servicios
digitales de calidad y que por ello es necesario definir los perfiles profesionales que se requerirán.

Dicho documento distingue entre profesionales de la información y trabajadores del conocimiento. El


profesional de la información se define por el rol de mediador entre los creadores de información, los proveedores
de información, los usuarios de información y las tecnologías de información. Como mediadores, son definidos por
sus competencias claves en términos de: a) habilidades técnicas en el campo de las tecnologías de la información y
las comunicaciones, consistentes en organizar información y hacerla recuperable; y b) habilidades profesionales y
sociales que consisten en el procesamiento de información de acuerdo a las necesidades de los proveedores y de los
ususarios.

A los trabajadores del conocimiento, también llamados analistas simbólicos, se los define como
productores de alto valor añadido basado en el trabajo con la información. Más allá de meros conocimientos
técnicos, el trabajador del conocimiento está críticamente involucrado en el acto analítico y simbólico del
procesamiento de la información y debe ser capaz de desarrollar nuevos servicios y productos, así como transmitir
su conocimiento basado en la experiencia al resto de trabajadores.

Dentro de los nuevos perfiles profesionales el borrador distingue varias áreas:


• Tecnología y diseño: diseñadores de pantallas, diseñadores multimedia, diseñadores de animación por
ordenador, editores de películas y vídeo...
• Gestión y tecnología: gestores de proyectos multimedia, prroductores ejecutivos, expertos legales para
productos multimedia, analistas de sistemas, economistas de información.
• Contenido y tecnología: proveedores creativos de contenido, desarrolladores de multimedia/guionistas,
coordinadores, editores para productos on-line/off-line.
• Distribución y tecnología: gestores de marketing, brokers de información, vendedores, bibliotecarios
multimedia, web-masters, archiveros, documentalistas de productos electrónicos, tele-tutores.

El documento cita también ciertas habilidades y competencias claves: habilidades de gestión, habilidades
analíticas, habilidades de negocio, habilidades de organización, capacidad para trabajar en equipo, para crear y
organizar un servicio orientado al público, capacidades creativas y habilidades informáticas para ser capaces de
apdaptarse facilmente a las nuevas tecnologías. Y en general, habilidades cognitivas, para reaccionar de forma

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flexible y productiva a nuevos retos y tareas profesionales, lo que implica ganas de seguir aprendiendo y
habilidades legales y de comunicación.

Eurocompetencias y otras iniciativas profesionales


En los últimos años, las asociaciones profesionales de biblioteconomía y documentación, especialmente las
europeas, se han mostrado preocupadas porque "los profesionales a quienes representa no acaban de consolidarse
en el mercado de trabajo y siguen estando poco reconocidos y (…) mal identificados en el conjunto de los
profesionales administrativos o técnicos”. Por ello, en 1997 el Consejo Europeo de Asociaciones de Información y
Documentación (ECIA) se planteó la realización del proyecto DECIDoc (Desarrollo de las Eurocompetencias para
la Información y la Documentación) con el fin de clarificar a empleadores, docentes y profesionales las
competencias y habilidades exigibles para trabajar en el sector.

El documento distingue entre conocimientos (teóricos y prácticos) y aptitudes que deben tener los
profesionales de la información y la documentación. Respecto a los conocimientos, el documento enumera treinta
campos divididos en cuatro grupos: un grupo de campos del conocimiento específicos de la documentación; un
segundo grupo relacionado con la comunicación; el tercero, con la gestión y el cuarto, con otros conocimientos
(propiedad intelectual, psicología, etc.).

Figura 1: Cuadro de Eurocompetencias.

Fines parecidos a los de la ECIA impulsaron también a la Special Library Association (SLA) a elaborar un
documento con las competencias que debían poseer los documentalistas especializados. En consonancia con las
ideas de ECIA, el documento de la SLA también distingue entre conocimientos (competencias profesionales) y
aptitudes (competencias personales). Sin embargo, la SLA, a diferencia del documento europeo, define seis
categorías específicas en las que se engloban las once competencias que deben tener los profesionales de la
información y la documentación.

Las seis áreas de competencia profesional mencionadas por la SLA se refieren a: Recursos de información,
Gestión de información, Acceso a la información, Sistemas y Tecnologías de la Información, Investigación, y
Políticas de Información. Dentro de estas áreas, la SLA cita como competencias profesionales las siguientes:
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• Conocimiento de los recursos de información y capacidad para evaluarlos y filtrarlos críticamente.
• Conocimientos especializados apropiados al negocio de la organización o del cliente.
• Capacidad para desarrollar y gestionar de forma eficiente aquellos servicios de información que más se alineen
con la dirección estratégica de la organización.
• Capacidad para proporcionar formación del servicio a los usuarios.
• Capacidad para evaluar las necesidades, los diseños, los servicios y los productos informativos de valor
añadido para satisfacer las necesidades identificadas de sus usuarios.
• Capacidad para utilizar las tecnologías de la información apropiadas para adquirir, organizar y difundir
información.
• Capacidad para comunicar de forma efectiva a la dirección de la organización de la importancia de los servicios
de información.
• Capacidad para desarrollar productos de información dentro y fuera de la organización o para clientes
individuales.
• Capacidad para evaluar el resultado del uso de la información y para investigar y resolver problemas
relacionados con la gestión de información.
• Capacidad para mejorar de forma constante los servicios de información.

Las competencias personales, o aptitudes que deben guiar al profesional de la información, se enumeran así:
1. Buscar proporcionar servicios de excelencia
2. Buscar nuevos retos y ver nuevas oportunidades dentro y fuera del servicio.
3. Buscar socios y alianzas
4. Tener capacidad para ver el marco global.
5. Tener capacidad para crear un entorno de respeto mutuo y confianza/
6. Tener capacidad para trabajar en equipo.
7. Tener capacidad de liderazgo.
8. Tener capacidad para planificar, priorizar y definir lo que es crítico.
9. Tener capacidad y deseo para el aprendizaje continuo.
10. Tener habilidades de comunicación.
11. Tener habilidades para el negocio y ser capaz de crear nuevas oportunidades
12. Ser capaz de reconocer el valor de trabajar en red y de forma solidaria
13. Ser flexible y positivo en tiempos de cambios continuos.

Los cambios curriculares: el proyecto KALIPER


KALIPER (the Kellogg-ALISE Information Professions and Education Reform Project) es un proyecto de
la W. K. Kellogg Foundation y de la Association for Library and Information Science Education (ALISE) que
comenzó en la primavera de 1998 y finalizó en el año 2000. Con él, se pretendía analizar la naturaleza y extensión
de los cambios curriculares de las escuelas de biblioteconomía y documentación, principalmente de Estados
Unidos, así como incentivar los desarrollos curriculares necesarios para la nueva era digital. El proyecto consistió
en el envío de un cuestionario a directores y decanos de algunas escuelas acreditadas por la ALA. El índice de
respuesta fue del 84%.

De los informes de resultados se pueden extraer algunas conclusiones: a nivel de diplomaturas, en Estados
Unidos se está produciendo una clara separación para otorgar dos títulos: uno en biblioteconomía (bibliotecas) y
otro en documentación. Asimismo, muchas escuelas están ofertando nuevos títulos y diplomas especializados en
gestión de la información y tecnologías (Inf. Manag. and Tech) o sistemas de información (Drexel, Syracuse, y
Florida State University) cuando no cursos de expertos en administración de archivos, edición electrónica,
consultoría de información, fuentes de información electrónicas, multimedia, gestión del conocimiento,
documentación jurídica, nuevos medios. También comienzan a ofertarse master especializados en
telecomunicaciones y gestión de redes, economía de la información, archivos y gestión de documentos,
procesamiento de información en biotecnología, gestión de recursos de información, comunicación o tecnología
tecnología educacional.

En general, el informe describe una transición de un mundo centralizado en la biblioteconomía a otro que
se mueve en profundidad y amplitud hacia el mundo de la documentación. Básicamente se hace lo mismo,
transferencia de información, pero ahora en entornos electrónicos y en entornos corporativos, cuando antes se
realizaba en bibliotecas públicas. Ahora hay nuevas oportunidades de mercado: hay que revisar el curriculum para
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satisfacer las necesidades de los empleadores en entornos empresariales muy automatizados y es necesario expandir
la captación de alumnos e impartir enseñanzas a distancia en otros estados, incluso países. Bibliotecas y archivos
han sido los mercados habituales pero estos mercados están cambiando y por tanto los alumnos deben cambiar
también. Ahora se prepara a los alumnos para una amplia variedad de posiciones en edición, gobiernos, museos de
artes y otros lugares de trabajo no tradicionales para nuestra profesión.

Otra de las características que destaca el informe es la interdisciplinariedad. Prácticamente todos los
decanos y directores predicen que las iniciativas interdisciplinares continuarán teniendo gran impacto en los
curricula durante los próximos años. Algunos factores que contribuyen a ello son: oferta de cursos en dos carreras,
ofertas de programas conjuntos, fusiones de departamentos, proyectos conjuntos para obtener financiación,
facilidad de cooperación a través del uso de la tecnología, etc.

Sin embargo, la mayoría de los encuestados considera que el núcleo principal de la profesión y de la
formación ha permanecido estable durante años. Las áreas identificadas incluyen: contextos sociales y fundamentos
de la información, la representación, organización, almacenamiento y recuperación de información, servicios y
fuentes de información, gestión de organizaciones de informaciones y métodos de investigación…

Conclusiones
Es evidente que la irrupción de la llamada "nueva economía" o "economía digital" ha activado el interés de
todos los sectores por definir y clarificar las competencias que deberían asumir los profesionales de la información
y la documentación. Curiosamente, todos los estudios realizados diferencian claramente las competencias
profesionales de las aptitudes o competencias personales, muchas de éstas últimas aplicables a casi cualquier otra
profesión (capacidad de comunicación, de trabajar en equipo, etc.)

Los textos consultados también coinciden en destacar la necesidad de que los profesionales y las
organizaciones del sector convivan en un ambiente de aprendizaje continuo, de trabajo en equipo y distribuido a
través de redes de telecomunicaciones.

El documento del Consejo de Europa es el que más se preocupa por definir nuevos perfiles profesionales
para nuevos puestos de trabajo. En su afán de definir el contexto para mostrar la necesidad de preparar
profesionales capaces de competir en un mercado global, el informe muestra unas competencias en las que todo
gira alrededor de la tecnología. Por este motivo, y no sin razón, muchas organizaciones, UNESCO e IFLA entre
ellas han recomendado algunas modificaciones al documento antes de ser aprobado definitivamente.

En el polo opuesto respecto al tecnocentrismo se encuentra el documento de las asociaciones profesionales.


El documento de ECIA incluye las tecnologías de la información dentro de los conocimientos sobre comunicación,
distinguiendo entre informática y telecomunicaciones. De forma similar, el documento de la SLA lo cita como una
competencia más (capacidad para utilizar las tecnologías de la información apropiadas para adquirir, organizar y
difundir información). Ambos textos se ocupan de definir las competencias respecto a las tareas tradicionales
realizadas por los profesionales de la información si bien, especialmente el documento de la ECIA, se distingue y
reconoce que el dominio de las técnicas de gestión y de comunicación es tan importante como el dominio de las
técnicas de la documentación.

El documento KALIPER, del sector educativo, es el que menos específicamente define las competencias y
perfiles profesionales. Del informe se desprende que las áreas de formación fundamentales seguirán siendo las
mismas: contextos sociales y fundamentos de la información; representación, organización, almacenamiento y
recuperación de información; servicios y fuentes de información; gestión de organizaciones de informaciones y
métodos de investigación. Coincide con los documentos anteriores en la necesidad del aprendizaje permanente y
prevé que los mayores cambios vendrán dados por: a) la interdisciplinariedad de la documentación con otros
campos y b) por los cambios en la didáctica y la metodología de enseñanza.

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NOTA: Todos los enlaces (links) fueron comprobados en Marzo de 2003

Hernández Pérez, Antonio y García Moreno, María Antonia. Alfabetización informacional y digital: el aprendizaje continuo de los 10
profesionales de la información. 33 Congreso de Acuril (Association of Caribbean University, Research and Institutional Libraries . 2003.
Puerto Rico.

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