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Centro de educación media UAA

Plantel Oriente

Departamento de Filosofía y Letras

Materia: Panorama de la filosofía occidental

3° BOD

“ETAPA HUMANISTA”

Alumna: Valeria Isis González López

ID:340813

Mtro: Juan Francisco Casta

Aguascalientes, Ags,12 de septiembre del 2022


"Diálogos de Platón"
Diálogos del Período socrático
De esta forma, dentro de los temas y diálogos que conforman este período platónico, en donde se puede
seguir el rastro de las enseñanzas de Sócrates en el pensamiento de Platón, se encuentran los siguientes:

Apología: Recreación –hecha por Platón- del discurso pronunciado por Sócrates en su propia defensa,
durante el juicio en donde era señalado por la élite griega de corromper a los jóvenes, y que pese a sus
argumentos le valió la condena de obligarlo a tomar cicuta, poniendo punto final a los días del célebre filósofo.

Critón: Este diálogo recrea una conversación entre Sócrates y un joven rico, amigo de Platón, de nombre
Critón. Ambos personajes se dan a la tarea de discutir sobre la Justicia y la Injusticia, así como la forma de
enfrentarse a esta última, la cual según Sócrates solo podía ser combatida con Justicia.

Laques: Conocido también como el Diálogo sobre la Valentía, en él Platón argumenta sus distintas teorías
sobre el valor, así como sobre el coraje.

Lisis: Este diálogo es llamado también por algunas corrientes como Diálogo sobre la Amistad. En el texto,
Platón emula una conversación entre Menexeno, Hipotales, Lisis y su maestro Sócrates, haciendo que cada
uno exponga sus creencias sobre la naturaleza de la amistad, como vínculo.

Cármides: En este diálogo intervienen Cármides, Critias y Sócrates, quienes debaten sobre
Sophorosyne, vocablo helénico que señala la Prudencia, aun cuando otras fuentes la identifican también
como Templanza.

Eutifrón: Este diálogo es llamado también Diálogo sobre la Piedad, en sus líneas se puede ver cómo
Platón, a través de los personajes de Sócrates y Eutifrón plantea distintas posiciones sobre la Piedad. Los
historiadores han señalado la posibilidad de que este diálogo haya sido concebido por Platón entre la
acusación a Sócrates y su condena.

Hipias Menor y Mayor: Aunque son dos Diálogos distintos, se tiende a nombrarlos de manera
conjunta. En ambos intervienes Sócrates e Hipias de Élide, sólo que este último personaje presenta edades
distintas. En Hipias Menor, Sócrates y su interlocutor discuten sobre la moral, afirmando que siempre es mejor
el que actúa mal consciente de que lo está haciendo. Por su parte, en Hipias Mayor, el asunto que ocupa a
ambos personajes es el concepto de lo Bello.

Protágoras: En este diálogo, Platón aborda el tema de la Virtud y la naturaleza.


Gorgias: Diálogo platónico que trata el tema de la Retórica.
Ion: Tenido como el último diálogo platónico del Período Socrático, es llamado por algunos también Diálogo
de la Poesía, aunque también existen aquellos que lo señalan como Diálogo sobre La Ilíada. En sus líneas se
abarcan la poesía y esta obra homérica, al tiempo es que se relata como fue sometida Atenas por parte de
Éfeso.

Menón o De la virtud: Platón expone, una vez más, sus consideraciones sobre la virtud, y
cuestiona si esta puede ser enseñada.

Fedón o Del alma: Basado en la última secuencia de la vida de Sócrates, el Fedón reflexiona sobre
la inmortalidad del alma, desarrollando la teoría de las formas, de la reminiscencia y de la metempsicosis.

El político o De la soberanía: Al igual que en Sofista, Sócrates no es un personaje principal


en el diálogo. Se pregunta sobre la definición del político, al que ve como hombre de ciencia.

Filebo o Del placer: Parte de la pregunta sobre el concepto de la felicidad humana y su naturaleza,
que se disputa entre el placer y la sabiduría.

Teeteto o De la ciencia: En este libro se discute la naturaleza del saber. Se pregunta sobre el
concepto de percepción y su relación con el proceso del conocimiento.

El banquete o Del amor: En este diálogo, conocido también como el simposio, Platón expone
sus teorías en torno al concepto de Amor. La discusión tiene lugar en un banquete donde los comensales
debaten sobre Eros mientras comen y beben.

La república: En la obra la república, Platón repasa los elementos que, a su entender, han de
conformar el Estado, lo que supone la exposición de los conceptos de lo justo y lo injusto.

Parménides o De las ideas: Platón mismo parece cuestionar aquí su teoría de las formas o de
las Ideas.

Sofista o Del ser: En este diálogo, Sócrates no es la voz principal, aunque igualmente aparece. Se
reflexiona sobre la definición de sofista.

Timeo o De la naturaleza: Gira en torno al origen del universo, la estructura de la materia y la


naturaleza humana.
Libro de Ramón Xirau
(resumen del apartado del Humanismo)

Los niños, antes de interesarse por sí mismos, antes de conocerse y sentirse como personas, empiezan
por explorar el mundo que los rodea. Así también los hombres. Sin generalizar demasiado, puesto que la
preocupación por la vida humana ya está presente en el pensamiento de los primeros filósofos y los
problemas del universo siguen interesando a muchos de los filósofos del siglo V, puede decirse que si el
pensamiento empezó por gravitar en tomo al mundo y su significado, a partir del siglo V gravita en torno
al hombre y su destino. El pensamiento cosmológico sigue predominando entre un buen grupo de
filósofos que la tradición ha dado en llamar los «físicos», puesto que su ocupación es la naturaleza.

en ple- no siglo V, Leucipo y más tarde Demócrito hacen la hipótesis de que la naturaleza está formada
por partículas diminutas e indivisibles que llaman «átomos». no sólo por su- poner que el mundo
estuviese formado de átomos, sino muy principalmente, porque representan la primera tendencia
materialista y determinista en la historia. Lo que llamamos espíritu es parte de la materia, una materia
más sutil, sin duda, pero materia al fin y al cabo. Tan importante como la suposición de que la realidad
entera del mundo 28 Recordemos algunos hechos.

El siglo v, a veces llamado siglo de Pericles, représenla la cumbre de la civilización griega. Atenas, en el
centro del mundo griego, realiza aquella «gloria que fue Grecia» de que hablaba Kcats. También
cosmólogo fue Empédocles de Agrigento para quien el mundo estaba formado de los cuatro elementos,
de cuya unión, nacida del amor, surgía la vida y de cuya desunión, surgida del odio, provenían la
destrucción, lamina y la muerte. 29Anaxágoras, que fue maestro de Pericles y tal vez de Sócrates,
pensaba como los materialistas, que el mundo está formado de partículas indivisibles, pero que estas
partículas son más bien de orden espiritual y que en todo caso están regidas por el espíritu. Todo
en el siglo v conduce a interesarse principalmente por el hombre.
Los sofistas

En ninguna obra es tan clara la importancia que se da al hombre como en las tragedias de Sófocles y de
Eurípides. El hombre, más que el mundo, llenaba el pensamiento de los hombres. Y los sofistas son los
primeros filósofos que debemos calificar de humanistas. Maestros de los hombres de Estado y de los
futuros políticos, los sofistas solían enseñar la retórica de la cual fueron fundadores.

Bien es verdad que los sofistas se preocupaban menos de la validez o la exactitud de sus razonamientos
que de la fuerza que tienen las palabras para llegar a este fin práctico del convencimiento. ¿No escribe
Gorgias que el poder de la palabra sobre la constitución del alma puede compararse al efecto de las
drogas sobre el estado del cuerpo?... Si el sofista quiere convencer, sin preocuparse por la verdad de sus
argumentos sino por su fuerza como instrumentos de convicción, tiene que partir de la idea de que todo
es verdad. Al mismo tiempo que inventaban el arte de convencer, los sofistas inventaron también falsos
argumentos que han pasado a la historia con el nombre de sofismas. Muchas son las anécdotas que se
cuentan sobre las formas de argumentar de los sofistas.

Cuéntase que una vez Tisias, maestro, pidió a su discípulo Corax que le pagara, puesto que ya habían
terminado enseñanza y aprendizaje. Tisias, naturalmente, no podía aceptar el argumento de su discípulo
y dedicó todo su es- fuerzo a demostrarle que de todas maneras tendría que pagar la enseñanza. Véase
en este argumento una anécdota, que por otra parte ha sido atribuida a Gorgias y su discípulo Evasto,
véase también en él un ejercicio de escuela. En todo caso demuestra con claridad que los sofistas se
preocupaban más por la forma del razonamiento que por su contenido, más por su efectividad que por
su justeza.

Sería totalmente falso ver en los sofistas simple y sencillamente maestros de falsedad. Las filosofías de
Sócrates, de Platón y de Aristóteles, son un intento por encontrar soluciones verdaderas a los problemas
que los sofistas habían planteado. Por otra parte los sofistas, al analizar el lenguaje, al analizar las
contradicciones en que con tanta facilidad caemos a cada paso, contribuyeron poderosamente a formar
un espíritu crítico, que es, al fin y al cabo, el principio de todo pensamiento riguroso. Y si su duda
consiste en dudar para creer, en un negar para afirmar, si no queda, como los sofistas, en un mar de
dudas, no deja de deberles a los sofistas y a los escépticos de cada época este espoloneo necesario para
que tome forma la reflexión.

Los sofistas, por otra parte, trataron de dar un fundamento a sus prácticas de enseñanza. De este
fundamento, surgieron teorías que reflejan con especial claridad, Pitágoras, Gorgias y Calicles.

Pitágoras
Pitágoras, tal vez el más famoso de los sofistas, nació hacia 480 en la ciudad de Abdera. Más
importantes son dos fragmentos que se complementan entre sí y nos permiten entrever el sentido de su

filosofía. El primero de estos fragmentos puede interpretarse como una formulación del relativismo.
Discípulo del estilo de pensamiento de Heráclito, Pitágoras creía que todo estaba en constante
movimiento.

Ahora bien, si todo cambia, no existe una verdad absoluta puesto que ésta cambia a medida que cambia
el mundo y que cambiamos nosotros. Cada individuo humano es concebido por Pitágoras como un ojo
abierto al mundo. Solipsista, Protágoras piensa que el mundo está hecho a la medida de quien lo
contempla y que quien contempla al mundo lo está inventando al mismo tiempo. Buen retórico que es,
Protágoras nos dice que el conocimiento no es una forma innata, « El Pitágoras de Platón expone y
discute las teorías de Pitágoras. »

No se basa en ideas que tenemos en nuestro espíritu desde que venimos al mundo. El conocimiento se
enseña y quien llega a tenerlo es porque ha podido adquirirlo. Lo que nos proporciona este
conocimiento es la sensación. Ahora bien, las sensaciones, que proceden de nuestra experiencia, son
distintas para distintas personas.

El hombre es la medida tanto de lo que cree cierto como de lo que cree erróneo, tanto de lo que cree
existente como de lo que piensa inexistente. De hecho, el conocimiento es, para Pitágoras, tan sólo
esta impresión que tengo, solo en mi aislamiento, sin la menor garantía de que mis impresiones
coincidan con las impresiones de cada uno de los mares que perciben, uno a uno, los tús diversos que
forman los demás hombres.

Gorgias
Más amplios son los fragmentos que conservamos de Gorgias. Mediterráneo, nacido en Leontium,
Sicilia, Gorgias no sólo enseñó la retórica sino que también ejerció la diplomacia. Gorgias no limitó su
arte de persuadir a una mera enseñanza formal. Su enseñanza fructificó en actos.

Influido por Parménides en cuanto a la forma de argumentar, Gorgias llega a conclusiones relativistas
muy similares a las de Protágoras. Afirmar que nada existe consiste en decir que nada existe fuera del
mundo de las sensaciones. Nuestras sensaciones no están ligadas entre sí y, con todo, son estas
sensaciones las que crean nuestro lenguaje nadie hace el mal voluntaria- mente. Para entender la moral
contenida en estas frases es necesario recordar que la virtud para Sócrates, como para los sofistas,
puede ser enseñada.

Es igualmente necesario entender que la virtud significa exactamente lo opuesto para los sofistas que
para Sócrates.

La moral no es así una técnica para calcular fines prácticos sino el verdadero conocimiento que va más
allá de toda especialidad, el conocimiento del hombre sabio. El conocimiento de nosotros mismos es. Si
el conocimiento es real, el conocimiento y la acción tendrán que coincidir en el bien. La única
demostración concreta la dio el propio Sócrates en su vida y principalmente en su manera de aceptar la
condenación y la muerte.

En esta vida, la más pura que se haya conocido antes del cristianismo. Sócrates es la viva prueba de la
virtud, una virtud que deberíamos llamar dignidad. Acusado por Melito y Agatón, de corromper a la
juventud y de negar la existencia de los dioses, Sócrates se defiende, pero nunca emplea argumentos
contrarios a la razón. Cuando Critón quiere convencer a Sócrates de que debe huir, Sócrates le contesta
que la huida estaría en contra de la doctrina que ha expuesto toda su vida y que frente a la muerte no
puede, no debe renunciar a sus propias palabras. El propio Sócrates defiende su idea del hombre y de la
sabiduría.

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