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5to año – FILOSOFÍA

UNA CURIOSIDAD INSACIABLE


Aristóteles, nacido en el año 384 a C en la ciudad de Estagira -en el noreste de
Grecia-, vino al mundo bajo una buena estrella: formaba parte de una estirpe de
médicos que llevaba varias generaciones sirviendo a la familia real de Macedonia y su
destino, en principio, era proseguir este legado. Su padre Nicómaco era el médico
personal del rey macedonio Amintas III, padre de Filipo II y abuelo de Alejandro
Magno, dos personajes que influirían decisivamente en la vida del polímata. Pero a la
muerte de Nicómaco, cuando Aristóteles solo tenía 17 años, el joven fue confiado a la
tutela de su pariente Proxeno, quien se dio cuenta de su extraordinario intelecto y su
curiosidad insaciable.
Así pues, Aristóteles fue enviado a Atenas para estudiar en el mejor lugar posible para
una mente polifacética como la suya: la Academia de Platón. Aunque la gran poli
griega había perdido el poder político que tuvo en los tiempos de Pericles, seguía
siendo la capital helenística del pensamiento y las artes, y su ambiente dinámico y
abierto ofrecían al joven estudiante un ambiente rico de estímulos de todo tipo. La
Academia era principalmente conocida por sus enseñanzas en filosofía, pero al igual
que Aristóteles se interesaba por un amplio abanico de materias que incluían tanto
ciencias naturales como sociales. Platón le puso el apodo de “el lector” por la avidez
con la que devoraba las obras de la biblioteca de la Academia. Su propio nombre
parecía un signo del destino, pues significa "destinado a lo mejor".

DE ALUMNO A MAESTRO
El carácter y el pensamiento de Aristóteles se entienden a menudo en contraposición
con los de su maestro Platón: mientras que el segundo estaba más interesado en el
mundo de las ideas, su discípulo prefería estudiar el mundo tangible. Esta dicotomía
fue reflejada magistralmente por el artista del Renacimiento Rafael Sanzio, que la
plasmó en su famoso fresco La escuela de Atenas, en el Palacio Apostólico del
Vaticano: en el centro de la obra aparecen Platón y Aristóteles, señalando
respectivamente hacia el cielo y la tierra.
Platón era un pensador idealista para quien el mundo de los hombres era solo un
pálido y corrupto reflejo de un mundo superior y perfecto. Aristóteles se caracterizaba
por su pragmatismo: prefería estudiar el mundo que podía ver, tocar y entender.
Aunque se le recuerde como filósofo, dedicó gran parte de su estudio a la biología, la
botánica y la medicina; e incluso en el ámbito de las ciencias sociales era muy
práctico: su estudio de la política y la historia se guían por los principios de Tucídides,
quien concibe el mundo en base a una lógica de causa-efecto que nada tiene que ver
con la voluntad divina o con una justicia superior. Esa visión influiría de forma
determinante en su pensamiento y en sus elecciones vitales, como la de convertirse
en maestro de Alejandro Magno.

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