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Modalidad: Escolarizada
Antología
Juan De Salisbury…………
Tomas de Aquino………….
Agustín de Hipona……….
Guillermo de Occan………
Marsilio de Padua………
Época Moderna
Maquiavelo…………
Montesquieu……….
Rene Descartes……
John Locke…….
Francisco Suarez……
Platón
Viajó por Oriente y el sur de Italia, donde entró en contacto con los
discípulos de Pitágoras; tras una negativa experiencia en Siracusa
como asesor en la corte del rey Dionisio I el Viejo, pasó algún tiempo
prisionero de unos piratas, hasta que fue rescatado y pudo regresar a
Atenas. Allí fundó en el año 387 una escuela de filosofía, situada en
las afueras de la ciudad, junto al jardín dedicado al héroe Academia,
de donde procede el nombre de Academia. La Academia de Platón,
una especie de secta de sabios organizada con sus reglamentos,
contaba con una residencia de estudiantes, biblioteca, aulas y
seminarios especializados, y fue el precedente y modelo de las
modernas instituciones universitarias.
En ella se estudiaba y se investigaba sobre todo tipo de asuntos, dado
que la filosofía englobaba la totalidad del saber, hasta que
paulatinamente fueron apareciendo (en la propia Academia) las
disciplinas especializadas que darían lugar a ramas diferenciadas del
saber, como la lógica, la ética o la física. Pervivió más de novecientos
años (hasta que Justiniano la mandó cerrar en el 529 d. C.), y en ella
se educaron personajes de importancia tan fundamental como su
discípulo Aristóteles.
Antecesores y sucesores de platón
Antecesores:
Sócrates
Sucesores:
El Estado ideal de Platón sería una República formada por tres clases
de ciudadanos (el pueblo, los guerreros y los filósofos), cada una con
su misión específica y sus virtudes características, en correspondencia
con los aspectos del alma humana: los filósofos serían los llamados a
gobernar la comunidad, por poseer la virtud de la sabiduría; los
guerreros velarían por el orden y la defensa, apoyándose en la virtud
de la fortaleza; y el pueblo trabajaría en actividades productivas,
cultivando la templanza. De esta forma la virtud suprema, la justicia,
podría llegar a caracterizar al conjunto de la sociedad.
Antecesores
Platón, Sócrates.
Sucesores
Antecesores
Sucesores
(Arpino, actual Italia, 106 a.C. - Formies, id., 43 a.C.) Orador, político y
filósofo latino. Perteneciente a una familia plebeya de rango ecuestre,
desde muy joven se trasladó a Roma, donde asistió a lecciones de
famosos oradores y jurisconsultos y, finalizada la guerra civil (82 a.C.),
inició su carrera de abogado, para convertirse pronto en uno de los
más famosos de Roma.
Antecesores:
Sucesores:
Agustín de Hipona
(Aurelius Augustinus o Aurelio Agustín de Hipona; Tagaste, hoy Suq
Ahras, actual Argelia, 354 - Hipona, id., 430) Teólogo latino, una de las
máximas figuras de la historia del pensamiento cristiano.
Aurelio Agustín nació en Tajaste, en el África romana, el 13 de
noviembre de 354. Su padre, llamado Patricio, era un funcionario
pagano al servicio del Imperio. Su madre, la dulce y abnegada
cristiana Mónica, luego santa, poseía un genio intuitivo y educó a su
hijo en su religión, aunque, ciertamente, no llegó a bautizarlo. El niño,
según él mismo cuenta en sus Confesiones, era irascible, soberbio y
díscolo, aunque excepcionalmente dotado. Romaniano, mecenas y
notable de la ciudad, se hizo cargo de sus estudios, pero Agustín, a
quien repugnaba el griego, prefería pasar su tiempo jugando con otros
mozalbetes. Tardó en aplicarse a los estudios, pero lo hizo al fin
porque su deseo de saber era aún más fuerte que su amor por las
distracciones; terminadas las clases de gramática en su municipio,
estudió las artes liberales en Metauro y después retórica en Cartago.
Tras la muerte de Valerio, hacia finales del 395, San Agustín fue
nombrado obispo de Hipona; desde este pequeño pueblo pescadores
proyectaría su pensamiento a todo el mundo occidental. Sus antiguos
correligionarios maniqueos, y también los donatistas, los arrianos, los
priscilianistas y otros muchos sectarios vieron combatidos sus errores
por el nuevo campeón de la Cristiandad. Dedicó numerosos sermones
a la instrucción de su pueblo, escribió sus célebres Cartas a amigos,
adversarios, extranjeros, fieles y paganos, y ejerció a la vez de pastor,
administrador, orador y juez. Al mismo tiempo elaboraba una ingente
obra filosófica, moral y dogmática; entre sus libros destacan
los Soliloquios, las Confesiones y La ciudad de Dios, extraordinarios
testimonios de su fe y de su sabiduría teológica.
Al caer Roma en manos de los godos de Alarico (410), se acusó al
cristianismo de ser responsable de las desgracias del imperio, lo que
suscitó una encendida respuesta de San Agustín, recogida en La
ciudad de Dios, que contiene una verdadera filosofía de la historia
cristiana. Durante los últimos años de su vida asistió a las invasiones
bárbaras del norte de África (iniciadas en el 429), a las que no escapó
su ciudad episcopal. Al tercer mes del asedio de Hipona, cayó enfermo
y murió.
Sucesores: Posidio