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LA CONVENCIÓN DE LOS DERECHOS DEL NIÑO Y LA SOCIEDAD

Los niños y los jóvenes tienen los mismos derechos humanos generales
que los adultos, y también derechos específicos derivados de sus necesidades
especiales. Los niños no son propiedad de sus padres ni beneficiarios indefensos
de una obra de caridad.

Son seres humanos y titulares de sus propios derechos.

La Convención ofrece una visión del niño como individuo y como miembro
de una familia y una comunidad, con derechos y responsabilidades apropiados
para su edad y su etapa de desarrollo. Al reconocer los derechos de la infancia
de esta manera, la Convención concibe al niño como un ser integral.

Los niños son personas Los niños no son propiedad de sus padres ni del Estado,
ni son adultos en proceso de formación. Los niños tienen el mismo estatus que
todos los demás miembros de la familia humana.

 Los niños empiezan la vida como seres totalmente dependientes. Los niños
tienen que depender de los adultos para recibir los cuidados y la orientación que
requieren para llegar a ser independientes. Lo ideal es que familiares adultos de
los niños dispensen esos cuidados. Sin embargo, cuando los adultos
responsables de la crianza de los niños no pueden satisfacer sus necesidades,
corresponde al Estado, como principal garante de derechos, buscar alternativas
que tengan en cuenta el interés superior del niño.

¿Realmente se cumple con todo lo plasmada dentro de esta


convención del niño para proteger a toda su estructura natural como
persona?

Nuestro mundo actual hoy en día ha dejado de lado el interés por la


humanidad, han maltratado desde todo punto y o forma los derechos de la
humanidad, solo por el afán de buscar intereses personales de lucro, moda, etc.,
han pisoteado y siguen haciéndolo a vista y paciencia de los ojos del mundo
actual.

Las medidas, o la falta de medidas, de los gobiernos tienen consecuencias


más graves para los niños que para cualquier otro grupo de la sociedad
Prácticamente todas las esferas de la política gubernamental –desde la
educación hasta la salud pública– afectan a los niños en algún grado. Las
políticas miopes que no toman en consideración a los niños tienen consecuencias
negativas para el futuro de todos los miembros de la sociedad.

Gobiernos de turno que solo utilizan la Convención de los derechos del


niño como escudo para esconder muchas irregularidades escandalosas dentro de
su plan de gobierno.

El artículo 1o. de la Convención sobre los Derechos del  Niño define


como niño  y niña a “todo ser  humano menor de 18 años de edad, salvo que, en
virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad

Las opiniones de los niños deben escucharse y tomarse en cuenta en los


procesos políticos. Por lo general, los niños no votan ni participan en los
procesos políticos. No prestar especial atención a las opiniones de los niños –en
el hogar y las escuelas, en las comunidades locales e incluso en los gobiernos–
implica ignorar sus puntos de vista sobre los numerosos problemas que les
afectan actualmente, o que les afectarán en el futuro.

  Muchos cambios en la sociedad afectan a los niños de forma


desproporcionada y a menudo negativa. Factores como la transformación de la
estructura familiar, la globalización, el cambio climático, la digitalización, la
migración a gran escala, los patrones de empleo cambiantes, y una red de
bienestar social que se ha venido debilitando en muchos países tienen serias
repercusiones en los niños. El impacto de estos cambios es particularmente
devastador en situaciones de conflicto armado y otras emergencias.

El sano desarrollo de los niños es crucial para el futuro bienestar de


cualquier sociedad. Debido a que están en proceso de desarrollo, los niños son
particularmente vulnerables –más que los adultos– las malas condiciones de
vida, como la pobreza, la deficiente atención de la salud, la mala nutrición, la
falta de agua potable, la vivienda de baja calidad y la contaminación ambiental.
Las enfermedades, la desnutrición y la pobreza amenazan el futuro de los niños
y, por lo tanto, el futuro de las sociedades en las que viven.

  Fallar a los niños tiene un costo inmenso para la sociedad


Las investigaciones sociales indican que las experiencias tempranas de los
niños influyen considerablemente en su futuro desarrollo. El curso de su
desarrollo determina su contribución –o el costo– a la sociedad a lo largo de sus
vidas.

Los niños son piezas importantes para los cambios de una sociedad en
todos los sentidos, en el contexto medioambiental pueden persuadir a familiares
y amigos para que sean más respetuosos con el medio ambiente. Así se
desprende de un estudio que pretendía evaluar el alcance que tenían las
actividades educativas relacionadas con el respeto medioambiental.

Los niños son actualmente una herramienta de cambio, no es necesario


esperar a que crezcan para ver los resultados de la educación medioambiental.
En el ámbito de los desperdicios o desechos marinos, un estudio desarrollado por
investigadores de la Universidad de Plymouth concluye que los niños juegan un
papel importante y actual en las soluciones para reducir la cantidad de basura
que termina irremediablemente en los mares y océanos de nuestro planeta.

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