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Tolkien por el Dr.

Ricardo Irigaray, Presidente de la Fundación Tolkien Argentina


(doctorado sobre la luz en Tolkien por la Universidad de Navarra)

Presentación:
Encuentro del personaje y del lector. Es el mismo encuentro de ambos frente a la aventura.
Tolkien hace esta identificación. Su obra vino a mí a través de amigos. Es una obra que se
transmite así. Él comunica una experiencia humana que vale la pena. Es atractivo, porque
representa encuentros humanos. Tiene valor pedagógico. Es una fascinación la de los
chicos en cómo leen a Tolkien. Buscan las razones.
Tolkien presenta la aventura ligada al destino. La aventura es un camino al destino.
Aventura es lo mismo que Acontecimiento. Es una aventura que empieza en la puerta de
casa: un imprevisto que llega a la realización. Es una compañía de amigos, compañía
guiada al destino, por un amigo más grande.
Se da el fenómeno de la amistad. Es una tradición de la amistad. Es una amistad que se
comunica a otros. Es un feliz encuentro. Como con el Padre Irigaray. El estupor de Irigaray
da razones a nuestro encuentro.

Dr. Irigaray

Pieper: Era imposible que renaciera el romanticismo. Dentro del mundo cientificista
explota el mundo de Tolkien. El libro parecía larguísimo (1800 hojas en la Inglaterra de la
posguerra).
¿Por qué es tan fascinante? Porque está muy bien escrito. Se ve en sus cartas. Difícilmente
iba a haber un párrafo siete veces en su libro. Es sumamente detallista. No hay detalle que
pueda afectar su credibilidad literaria. No hay detalle que rompa el hechizo. Atrapa por la
forma y el fondo. Su hijo Michelle lo sintetiza bien. Su hijo John fue sacerdote. Christopher
y Priscilla editaron todo.
Michelle: Para mí por lo menos, no hay nada misterioso en la amplitud y el alcance del
éxito.
Su genio ha respondido con sencillez al temperamento de personas cansadas de la
velocidad, flacas tecnologías y sustitutos de belleza. Sin el heroísmo y la alegría el alma
perece.
El culto por lo feo nos alimentó la cultura, pero el hombre tiene sed de belleza, le fascina el
misterio y tiene la vida llena de deseo de profundidad.
El fondo está lleno de valores porque el alma del cuerpo contemporáneo necesita honores,
porque si el alimento es light le falta energía y calorías. Pero viene Tolkien y responde a lo
que uno busca en todo (v. “Leyendo a Tolkien” de Jorge Ferro).
Casi todas las noches se acostaba Tolkien a las 2 ó 3 de la mañana y a las 7 se levantaba
porque era docente. Todas las mañanas se iba a comulgar y después desayunaba. Les
contaba cuentos a sus hijos cuando los acostaba. Siempre fue un católico muy ferviente.

La misión: ¡La misión es tan grande y uno es tan chiquito! A Frodo la misión lo excedía por
completo y le cayó a él. Frodo iba a una muerte segura. Tú has sido elegido “el anillo te
encontró a vos”. Y no estaba actuando sólo la voluntad de Sauron. Había un poder más
grande. Frodo ha sido pensado y elegido para portar ese anillo. El sujeto es tácito. El
protagonista es Dios y no se lo nombra en ninguno de los tomos. Lo dice Tolkien en una de
sus cartas. Lo dejó sólo para los lectores más ávidos.
El concilio de Enron: ¿Quién los llamó? Es una vocación, la de Ilúvatar. En la obra hay un
segundo, tercero y cuarto nivel de lectura.

Tolkien vuelca las cosas grandes de su mente y de su corazón en la Eucaristía. Era su


alimento cotidiano. La Gracia de Dios está presente en su obra y aparece en imágenes. El
ennoblecimiento de Bilbo y Frodo: cómo llegan a la santidad. Frodo se inmola por los
demás, da la vida por los demás. Va anunciando decisiones cada vez más heroicas. No
quería conducir a la muerte a sus amigos. El áurea de Frodo aparece, emite luz. La luz es el
sentido de la Gracia: sabiduría de anciano e inocencia de niño. “Es mi amo y yo lo quiero
muchísimo”, significa la santidad. No lo puede ver con el destello de ese blanco.

Por el otro lado está todo lo oscuro.

En ningún momento quiso Tolkien hacer una analogía 1 a 1, pero no carece de relación con
la realidad. Su obra se puede aplicar a la vida real y tiene también fundamento propio.
Todos somos Hobbits: tenemos que asumir tareas más grandes de las que uno se siente
capaz.
Sauron: se vende porque no hay poder capaz contra Mordor. Gandalf espera contra toda
esperanza.
Mordor: es el señor de la deseperación. Siembra el pánico en la gente para que no quieran
luchar más.
Es necesario unir a todas las buenas voluntades, para que tengan esperanza y todos luchen
contra la oscuridad.
Gandalf: tenía que refrenar su impaciencia, no usar la magia y dejar que los demás buscaran
sus armas y sacaran lo mejor de sí. No tenía que sacar las armas por los demás sino hacer
que los demás lucharan y salvaran la tierra media.
Tolkien no hace escapismo sino que hace encender el corazón para que nos
comprometamos más en la vida real, con la misión que nos toca cumplir.
Frodo: sabía que tenía que ser fiel a su misión. Del resto se ocupa el que tiene que llevar el
destino del mundo: Dios. Pero Dios no lo sustituye. Dios no quiere hijos infantiloides sino
hombres.

Mi ambición es darle coraje a la gente para su compromiso moral de todos los días. Ojalá
Tolkien los hagas mejores: “luz en el camino”.

La posesividad: es agarrarnos de lo poquito que tenemos.


La plegaria: está simbolizada en invocaciones que son pedidos de ayuda.

¿Puede uno cambiar la historia? Lo que a ti te toca es la obra de este tiempo. ¡Argentinos a
las cosas! Hagamos lo que nos toca hacer. Una piedrita puede provocar un alud. Un Hobbit,
que es anodino, fue la piedrita que cambió la historia de ese momento. El mundo no es un
sin-sentido fruto del azar. Las cosas pasan por algo.
El Señor de los Anillos es la historia de la santificación de un Hobbit, no es la lucha entre el
bien y el mal. El maniqueísmo no resiste el menor análisis. Ponerse el anillo es vanidad.
Todos los personajes buenos tienen muchos pecados, en un principio tienen buena
intención. Intención positiva versus intención posesiva.
La gran pegada de Tolkien fue no hacer algo católico –el siglo veinte era impermeable a lo
católico-, sino no iba a tener calce. Tolkien no lo hizo a propósito, no era propagandista
católico. Su fin no era comunicar. Lo hizo por amor a la belleza y a la literatura. “De la
abundancia del corazón habla la boca”, dice la Biblia. Aunque buscó formas acristianas los
valores son cristianos.
Tolkien amaba tanto cada cosa que existe que escribía sobre estas con pasión. Escribió
sobre sus vacaciones en suiza donde hubo una tormenta de nieve, sobre la primera guerra
mundial donde estaba el fuego y murieron sus amigos. Vivió la guerra y magnificó su
experiencia. Su obra está basada en el mundo real. El secreto está en cuánto amaba lo real.

Si el anillo no se puede usar para el bien, es porque lamentablemente lo hizo Sauron. Hay
dominación injusta, triránica y perversa.
Galadriel: es una reina terrible y despótica. Nadie tendría libertad por eso rechaza el anillo.
El fin no justifica los medios.
Tom: es San Francisco De Asís, no puede llevar el anillo porque lo perdería, así de
despojado era.
Sir Marillon: son cinco libros distintos y el último es un apunte de Tolkien para clarificar de
dónde salieron los anillos.
El enano: tiene una virtud torcida, la de acumular oro, esa es su posesividad.
La amistad de los nueve: todos unidos vencieron el mal.

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