Está en la página 1de 9

Dossier de prensa

BARTOLI
LA RETIRADA
ÉXODO Y EXILIO DE LOS REPUBLICANOS ESPAÑOLES
Una edición actualizada del libro de
referencia sobre el exilio en Francia

«En el flujo de vencidos que pasan la frontera, un combatiente, un dibujante, Josep Bartoli».
Así lo describe en estas páginas su sobrino, Georges Bartoli a Laurence Garcia, que retrata la
vida de su familia y, con ella, la de los casi 500.000 españoles que en febrero de 1939 tuvieron
que huir de su país para evitar las represalias franquistas, en lo que se conoce como La Retirada.
Este libro incluye el cuaderno de dibujo que Josep Bartoli pudo esconder en la arena del
campo de concentración. Su lápiz se convirtió en su única arma de lucha para gritar en silen-
cio el desprecio y la crueldad con que fueron recibidos en Francia.
Sobre Josep Bartoli
«Fue en el campo de Barcares donde empezó a
dibujar bocetos en un pequeño cuaderno que es-
condía para no atraer la atención de sus carceleros
y que permaneció enterrado en la arena cuando le in-
gresaron en el hospital. Lo recuperó al salir. Continuó su
«obra de resistencia» detrás del alambre de púas. En Bram
por primera vez obtuvo una libreta de dibujo que constituyó
la base de su trabajo. Tenía esa necesidad vital de mantener
la lucha, a pesar de los alambres de púas. Su lápiz era, en cierto
modo, el fusil que le habían confiscado. De haber permanecido
postrado sin hacer nada o jugando a las cartas, se habría vuelto loco.
Su serie de dibujos de los gendarmes que vigilan los campos tiene una
fuerza increíble, a medio camino entre la caricatura, la fotografía y el
arte. Al final de su vida, el Ayuntamiento de Barcelona le ofreció una pen-
sión a cambio de parte de sus planchas. Yo no descubrí sus dibujos de guerra
hasta después de su muerte. Fue un gran impacto. Las escenas de batalla que
dibujó en Aragón y las escenas de la vida urbana inspiradas en Cataluña son ver-
daderas crónicas históricas.
Dibujantes como mi tío, artistas y maestros internados montaron clandestinamen-
te toda una «prensa de arena» con los pocos recursos disponibles. En el Boletín de los
estudiantes, los estudiantes del campo de Argelès escribían: «Proseguimos con la labor de
difusión de la cultura que comenzamos en España, cuando La Barraca y nuestras misiones
campesinas llevaban la cultura a todos nuestros pueblos. Los franquistas son la anticultura.
Ellos no son España. Nosotros somos España».
Lo despojaron de sus armas y siguió luchando
con el lápiz, retratando las imágenes de la
derrota...
© Josep Bartoli

«El campo de concentración


fue la humillación suprema
para los míos. Quedarían mar-
cados para siempre por las
imágenes de la derrota y la rui-
na. Los civiles se hallan en ha-
rapos y los militares han tenido
que arrojar sus armas a los pies
de los gendarmes franceses,
con su desprecio y sus burlas.
«¿Así que este es el glorioso
ejército español?» les espetaba
un oficial a esos pordioseros, a
esos pobres vencidos. «¡Os po-
déis ir preparando, porque hoy
somos nosotros, pero mañana
seréis vosotros!» le respondió
un soldado español. No se
equivocaba. Menos de un año
después estallaba la Segunda
Guerra Mundial. Ese senci-
llo soldado vencido tenía más
inteligencia y cultura política
que ese estúpido oficial francés
salido de la academia militar
de Saint-Cyr. Y, sin embargo, los exiliados arribaban a un país cuyo lema, «Libertad, Igualdad,
Fraternidad», había servido de modelo a su república.
A su llegada, mis padres y todos los demás no sabían que el Frente Popular francés estaba muer-
to, que lo que prevalecía era el espíritu de Munich. Todavía creían en la patria de los derechos hu-
manos, pero, finalmente, fueron golpeados y encerrados, se les dejó morir de hambre, envilecidos.
¡Una hogaza de pan para diez hombres! Los primeros días, en la playa de Argelès no había alambre
de púas, sino un cordón de gendarmes de las fuerzas de intervención para vigilarlos. Hacían sus ne-
cesidades en el mar, delante de todo el mundo, en pleno mes de enero, durante uno de los inviernos
más fríos del siglo. Ya no había dignidad alguna, ni pudor: vivían como animales, cavaban hoyos
en la arena para enterrarse y protegerse del viento. Era el fin del mundo, el fin de un mundo. No se
puede ni imaginar».
...y la crueldad de sus carceleros
© Josep Bartoli
© Georges Bartoli

El testimonio gráfico que Bartoli escondió a sus captores


en la arena del Campo de concentración

«Descubrí por casualidad, por una digresión en una conversación


familiar, que la playa de mi infancia era el antiguo campo de con-
centración de mi padre y de mi tío. Fue un gran impacto; por fin
comprendí sus silencios, un poco tarde, en los años setenta. No sabía
nada de su vida en los campos de concentración, el tema era tabú.
Lo único que me había contado mi padre es que las primeras pala-
bras que oyó en francés fueron:«Allez, allez!». Es lo que les gritaban
los tiradores senegaleses mientras los empujaban a golpes de culata,
como a perros. Fue, para todos los internados, la expresión más co-
nocida de la lengua francesa.
He imaginado mil veces su pánico. Los primeros franceses a los
que ven son los spahis argelinos, los Moros. Tenían un parecido cruel
con las tropas coloniales de Franco, los soldados «moros» que ma-
taban, violaban y destripaban a las mujeres y masacraban pueblos
enteros, del otro lado de los Pirineos. Desde la revolución de Asturias
en 1934 hasta las operaciones de castigo en la guerra civil, Franco
había utilizado su ferocidad para convertirlos en arma de propagan-
da y de terror.
Y he aquí que, en Francia, se vuelven a encontrar con las caras de
las que han huido. En Argelès se llegaron a imprimir tarjetas posta-
les con la leyenda Vista del campo de concentración: el mar».
© Georges Bartoli

«He fotografiado los caminos de la Retirada para posar mis pasos sobre los de los míos y sobre
los de otros miles de refugiados. Esas sombras son las de todos los detenidos al alba, de todos
los fusilados, de todos los deportados. La sombre es universal, ya sea uno comunista, anarco,
catalán o palestino. Todos tenemos la misma. Mas allá del artificio de fotógrafo, lo más difícil
era reencontrar lugares y paisajes que no hubiesen cambiado demasiado, sin tendidos eléctri-
cos ni postes de hormigón. Pero había que habitar y reencarnar el paisaje, así que he sacado
a escena a mi sombra, que puede ser la de cualquier exiliado.
Al seguir sus pasos busco el contacto físico, casi carnal, con esas sombras que cruzaron la
frontera. Intento ponerme en el lugar de aquel que abandonó su país, en la posición del ven-
cido que no tuvo elección. Como fotógrafo, busco necesariamente la mirada de ese otro que
se dio la vuelta una última vez para mirar su tierra.
Me persiguen todas esas miradas, la energía y la fuerza que demostraron esos exiliados.
Huir de tu país es un acto de valentía. Los japoneses dicen que el combatiente que retrocede
puede combatir dos veces, y es una expresión muy certera.
Huir también es no ceder, porque esos refugiados, como otros miles, podrían haber vuelto
al redil y saludar a Franco en las ramblas de Barcelona.
Esta incursión en la memoria es el duende, como dicen los andaluces. Las gentes de España
son grandes melancólicos, pero ¡ya hemos llorado bastante!
Asumo las incertidumbres históricas sobre los itinerarios que tomaron los exiliados. He he-
cho esta Retirada a saltos, yendo de un lugar a otro, libremente, siguiendo mi instinto. He ido al
Ebro, aunque mi tío y mi padre nunca combatieron allí. Mi idea era acercarme lo más posible a
lo que los míos y los demás pudieron ver y sentir en su propia carne. Tengo la certeza de librar
la batalla de la memoria que ha dejado de ser una causa perdida».
EL DIBUJANTE
Josep Bartoli
Fue uno de los fundadores del sindicato de dibujantes de la Unión General de Trabajadores (UGT).
Partidario convencido de la República, luchó en el frente de Aragón. Cruzó la frontera el 14 de
febrero de 1939 y fue encerrado en un campo de concentración después de otro: Lamanère, Ar-
gelès-sur-Mer, Saint-Cyprien, Rivesaltes y Barcarès. Esquivó el campo disciplinario de Gurs, de
donde debía ser devuelto a España, es decir, a una muerte segura.
Pudo huir a París, donde trabajó para espectáculos del Folies-Bergère y del Moulin Rouge. Du-
rante la Ocupación, huyó de París y fue capturado por la Gestapo en Vichy. A punto de ser depor-
tado a Dachau, consiguió refugiarse en Valras. Después de muchas peripecias, y gracias a una red
de ayuda a refugiados judíos, se embarcó en Marsella en el Lyautey. Desembarcó en Túnez y llegó a
Casablanca, de donde partió por fin hacia México. A su llegada fue recibido por el entorno artístico
de Diego Rivera y Frida Kahlo.
A partir de 1946 se instaló en Nueva York, donde murió en 1995. Hasta 1977 no volvió a Barce-
lona. Hoy 116 de sus dibujos originales están en el Archivo Histórico de Barcelona.

LOS AUTORES
Laurence Garcia
Periodista ecléctica en Sud Radio, France Inter, RFI, Causette y Amnesty International.
Ha publicado, entre otros, los libros: La Retirada, Je te vengerai Maria Schneider, Cabu 1968 y L’Isoloir
des illusions.

© Georges Bartoli

Georges/Jordi Bartoli
Fotorreportero. Sus fotografías han sido pu-
blicadas, inicialmente, en la prensa regional
francesa y, con posterioridad, en periódicos
nacionales como L’Humanité, Liberation o
Le Monde. También ha colaborado con las
agencias Rea, Gamma, l’AFP o Reuters.
Trabaja para periódicos y revistas nacio-
nales en el ámbito del sur de Francia y norte
de España.
Ha publicado sus fotografías en los li-
bros: Ce Monde Là, La Confédération Paysanne,
Les Enragés du Rail, Gens du Rail, Chili, De la
Vie des Femmes.
LA RETIRADA
Éxodo y exilio
de los republicanos españoles

Ilustraciones: Josep Bartoli


Relato:
Laurence Garcia y Georges Bartoli
Fotografías: Georges Bartoli
Traducción: Isabel Pérez van Kappel

ISBN: 978-84-949927-1-1
Depósito legal: M-6552-2020

PVP: 20,00 €
160 páginas
Dimensiones: 15 x 21 cm.
Encuadernación: Rústica con solapas

Distribución en España:UDL Libros

Fecha de publicación:
primavera 2020

LA EDICIÓN
Este libro se debe a un librero sabio y generoso, Roger
Coste, propietario de la librería Torcatis de Perpiñán,
que nos puso en contacto con Georges Bartoli. Cono-
cíamos la obra de Josep Bartoli porque es una referen-
cia en Francia entre los autores de La Retirada.
La lectura del libro editado
por Actes Sud en 2009 nos causó
gran impacto. El relato de Lau-
rence Garcia, según el testimonio Editorial El Mono Libre
de George Bartoli, transmite todo www.elmonolibre.com
el sufrimiento de una familia que @Libremono
espera año tras año volver a su
país mientras vive humillada.
Contacto para entrevistas:
Una obra tan completa, que

incluye los dibujos hechos en
condiciones extremas y las fotografías de Georges info@ingeniodecomunicacion.com
Bartoli que tienden un puente al paso del tiempo, solo Sara Gutiérrez
necesitaba una actualización para ocupar un lugar 680 997 385
destacado en las librerías españolas en el 81 aniversa-
rio de La Retirada.

También podría gustarte