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Las armas que Ucrania pide y no tendrá

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Zelenski reclama un arsenal moderno que Occidente le niega por temor a una
escalada

Guerra Ucrania - Rusia, en directo | Última hora de la invasión y los ataques a
Luhansk y Donetsk

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LV_El arsenal que Occidente no entregará a Ucrania

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Enrique Figueredo
Barcelona
06/07/2022 05:30 | Actualizado a 06/07/2022 08:08

Occidente está decidido a ayudar tanto como sea necesario a Ucrania para que
venza al invasor ruso pero nunca hasta el punto de aparecer ante los ojos de
Moscú como una parte cobeligerante y que todo derive en una escalada que
i
cause una guerra de mayor alcance o mundial. Hay armas que la OTAN y sus
socios no pondrán nunca en manos de Kyiv.

El presidente ucraniano Volodimir Zelenski no deja de insistir en que su

ejército necesita más armas; armas más modernas y más potentes. En estos
momentos, el armamento más ligero y las unidades de caballería han pasado a
un segundo plano de la acción y lo que se necesita, desde la óptica ucraniana,
es potencia de fuego y, sobre todo, sistemas antimisiles de gran potencia y
alcance. Y en eso, Occidente solo puede ayudar a medias.

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Lanzaderas Patriot españolas, instaladas en Turquía
(Dani Duch)

El más potente, preciso y probado sistema de misiles norteamericano es el de

las lanzaderas Patriot, que fueron desplegada y usadas por Estados Unidos en
Irak y se hicieron muy comunes en las crónicas de guerra.

Una plataforma tan potente y de tanto alcance como los Patriot supondría una
ventaja abrumadora de las fuerzas ucranianas sobre las rusas.

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Pero los Patriot no llegarán a suelo ucraniano por dos principales motivos –
coincidentes con otras armas y otros países de origen– que se podrían agrupar
en uno: no provocar a Rusia más de la cuenta. El sistema antimisiles que por
ejemplo evitó ataques contra Israel o posiciones norteamericanas durante las
dos guerras del Golfo requiere personal muy especializado y, en las actuales
circunstancias, forzaría el despliegue de personal norteamericano en suelo
ucraniano.

Eso es inviable.

Esa es una de las dos razones, pero hay una segunda que es que su eventual
despliegue sería entendido por Moscú como una implicación directa

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norteamericana en la guerra hubieran o no botas norteamericanas sobre el
terreno.

Zelenski en una de sus alocuciones televisivas 

Las urgencias de Zelenski con respecto a la necesidad de Ucrania por contar

con sistemas antimisiles más robustos y pesados, y en general con un más
sofisticado arsenal, se han acentuado desde que las acciones rusas se han
centrado en la región del Donbass, sobre la que se ha lanzado una tormenta
artillera tanto con misiles como con munición proyectada por cañones fijos o
móviles.
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Las peticiones de Kyiv se han intensificado desde que
Rusia concentra su potencia de fuego en el Donbass

“Necesitamos armas antimisiles modernas para cortar las alas a los proyectiles
rusos”, afirmó el presidente ucraniano, que reconoció que sus fuerzas armadas
no pueden contrarrestarlos con sus sistemas de reacción de que disponen.

El sistema conocido como cúpula de hierro o escudo de hierro de Israel sería

otro equipo avanzado contra misiles que equilibraría mejor la balanza de
fuego en la guerra de Ucrania. Se trata de un sistema económicamente
costoso, pero de gran eficacia. La entrada en servicio del escudo de hierro ha
sido crucial para que los israelíes hayan neutralizado en el aire decenas de
proyectiles y cohetes lanzados, por ejemplo, desde la franja de Gaza.

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Un militar israelí rearma un puesto de artillería del escudo 'cúpula de hierro' 
(Propias)

Zelenski pidió el pasado mes de marzo a los israelíes durante una vídeo
intervención en el Parlamento de Jerusalén que les transfirieran el sistema
“cúpula de hierro” pero del todo sin éxito. La postura israelí, por el momento,
es aumentar la ayuda humanitaria pero no implicarse en el conflicto con el
envío de sistemas de defensa aérea, armamento avanzado ni sistemas de
ataque alguno.

Occidente en general está en un permanente equilibrio entre la necesidad de

ayudar a Ucrania y no irritar a Rusia en exceso y eso se traduce en muchas
ocasiones en transferencias de armamento que se dilatan excesivamente en eli
tiempo o que no acaban de llegar. Estados Unidos y Alemania son dos países
que ejemplifican muy bien esa situación y en ambos casos cuando por en
medio había sistemas avanzados antimisiles.

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Estados Unidos finalmente ha enviado a Ucrania –ya están allí- un número no
divulgado de sistemas artilleros avanzados conocidos como Himars. Son de
medio alcance. Destruyen objetivos con gran precisión a una distancia
máxima de unos 300 kilómetros si su configuración se ajusta a la del
lanzamiento de un misil balístico táctico sino se monta con seis cohetes, que
tienen un menor radio de acción. Se trata de una plataforma de misiles de
mayor calidad que los modelos rusos equiparables y que sí van a dar cierta
ventaja al bando ucraniano ávido por contrarrestar la casi infinita reserva de
munición artillera rusa.
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Manifestación en Colonia en contra de la invasión de Ucrania 
(Ina Fassbender / AFP)

Alemania, por ejemplo, también se ha mostrado en ciertos momentos

dubitativa y ha postergado tanto como ha podido el envío de sistemas
antimisiles que específicamente Zelenski le pidió al canciller Olaf Scholz.
Alemania se centra especialmente en armamento defensivo, sin embargo
Berlín ha dado luz verde al envío de cuatro sistemas de lanzacohetes del tipo
Mars II, de un alcance de unos 80 kilómetros, además de varias unidades del
IRIS-T, su mejor sistema de defensa antiaérea.

El compromiso en líneas generales que Occidente ha pedido a Ucrania es que

las baterías de misiles modernas entregadas como ayuda no sean utilizadas i
contra territorio ruso. Eso no quiere decir, y ya ha ocurrido en varios episodios
de combate, que las fuerzas de Kyiv utilicen el arsenal propio para llevar a
cabo ataques sobre blancos en suelo ruso.

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Las mayores donaciones de Occidente a Ucrania han sido hechas por Estados
Unidos (25.450 millones de dólares) y, a una gigantesca distancia, por El Reino
Unido (2.530 millones de dólares). Solo para mantener el aparato del Estado –
sin contar armamento–, Kyiv necesita 5.000 millones de dólares al mes.

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Israel no cederá su sistema de defensa aérea ‘cúpula de
hierro’ pese a súplica del Gobierno ucraniano

Sean tan cuantiosas como sean las ayudas internacionales es muy difícil que
Ucrania reciba, como reclama, aviones modernos de combate –eso ya se
descartó al principio de la guerra–, salvo modelos procedentes de la antigua
URSS con que todavía cuentan países aliados; ni tampoco contará con
determinados sistemas de inteligencia como los drones Predator o Global
Hawk. Tendrán que seguir confiando en que la inteligencia occidental le pase
las coordenadas que permitan la elección de blancos seleccionados y
relevantes, pero que abatan con las armas que tienen.

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