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TEXTOS PARA EVALUACIÓN

El enamorado con dos boquetes rojos en el lado derecho.

Lunas, marfiles, instrumentos, rosas, El «yo pecador» del artista


lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero, ¡Cuán penetrante es el final del día en otoño!
debo fingir que existen esas cosas. ¡Ay! ¡Penetrante hasta el dolor! Pues hay en
él ciertas sensaciones deliciosas, no por
Debo fingir que en el pasado fueron vagas menos intensas; y no hay punta más
Persépolis y Roma y que una arena acerada que la de lo infinito.
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron. ¡Delicia grande la de ahogar la mirada en lo
inmenso del cielo y del mar! ¡Soledad,
Debo fingir las armas y la pira silencio, castidad incomparable de lo
de la epopeya y los pesados mares cerúleo! Una vela chica, temblorosa en el
que roen de la tierra los pilares. horizonte, imitadora, en su pequeñez y
aislamiento, de mi existencia irremediable,
Debo fingir que hay otros. Es mentira. melodía monótona de la marejada, todo eso
Sólo tú eres. Tú, mi desventura que piensa por mí, o yo por ello -ya que en la
y mi ventura, inagotable y pura. grandeza de la divagación el yo presto se
pierde-; piensa, digo, pero musical y
Durmiente del valle pintorescamente, sin argucias, sin silogismos,
Arthur Rimbaud sin deducciones.

Un hoyo de verdor, por el que canta un río Tales pensamientos, no obstante, ya salgan
enganchando, a lo loco, por la yerba, jirones de mí, ya surjan de las cosas, presto cobran
de plata; donde el sol de la montaña altiva demasiada intensidad. La energía en el placer
brilla: una vaguada que crece en musgo y luz. crea malestar y sufrimiento positivo. Mis
nervios, harto tirantes, no dan más que
Un soldado, sin casco y con la boca abierta, vibraciones chillonas, dolorosas.
bañada por el berro fresco y azul su nuca,
duerme, tendido, bajo las nubes, en la yerba, Y ahora la profundidad del cielo me
pálido, en su lecho, sobre el que llueve el sol. consterna; me exaspera su limpidez. La
insensibilidad del mar, lo inmutable del
Con sus pies entre gladios duerme y sonríe espectáculo me subleva... ¡Ay! ¿Es fuerza
como eternamente sufrir, o huir de lo bello
sonríe un niño enfermo; sin duda está eternamente? ¡Naturaleza encantadora,
soñando: despiadada, rival siempre victoriosa, déjame!
Natura, acúnalo con calor: tiene frío. ¡No tientes más a mis deseos y a mi orgullo!
El estudio de la belleza es un duelo en que el
Su nariz ya no late con el olor del campo; artista da gritos de terror antes de caer
duerme en el sol; su mano sobre el pecho vencido.
tranquilo;

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