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Montevideo/1987)
Prohibida su reproducción parcial o total sin permiso escrito de la editorial.
Adolfo Elizaincín
Irene Madfes
(compiladores)
Universidad de la República
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Departamento de Publicaciones
1994
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.
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I) Enfoques lingüísticos,
psico-sociolingüísticos y pragmáticos................................. 9
Estela Acosta y Lara, Serrana Caviglia
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y Marisa Malcuori:
Harris-Pecheux: cotejo de algunos aspectos
teóricos y metodológicos ....................................................... .9
Mabel Giammateo:
Análisis temporal de un fragmento de
"El amor en los tiempos del cólera"
de G. García Márquez .........................................................183
Alejandro G. Raiter
especificidad. Partíamos del análisis de un texto al que 2. Antes de tratar de definir el comportamiento del enunciador
considerábamos político en función de su lugar de emisión, para y del destinatario del mensaje, de las condiciones de producción y
determinar qué era lo que hacía que fuera específicamente político, de recepción y de la función específica de la formación discursiva,
es decir lo que lo diferenciaba de otras especificidades discursivas. es lícito que nos preguntemos por la necesidad -o la utilidad- de
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leídos posteriormente como tales, o utilizados posteriormente en haríamos en este caso sería trasladar la discusión del carácter
forma total o fragmentaria en otros textos que institucionalmente sí político o no de determinado texto a un problema abstracto como
lo son. Lejos de oscurecer el panorama de la especificidad, veremos 'el grado de politicidad' de algún texto, de fortaleza de las
que estos casos nos ayudarán a clarificarla, aunque debamos pasar conexiones establecidas o de algún otro elemento que nos llevaría
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el espinoso camino déla intencionalidad del emisor. mucho más lejos de lo que estamos ahora. Deberíamos poder
encontrar en el texto algo más firme que una diferencia de grado.
De este modo una novela como El juez y su verdugo, de Sin embargo, antes de avanzar en el texto, exploraremos qué es lo
Dürrenmatt, puede ser considerada como una novela policial, como que pasa con los otros componentes necesarios para la
una crítica a los sistemas policíacos o como un ferviente llamado a determinación de político o no de un texto.
la disolución de los servicios secretos que siempre se sobreimponen
a la población que supuestamente defienden o protegen. En este 3. Cuando hablábamos del cambio de conductas, creencias o
último sentido, la podemos considerar un discurso político, en tanto actitudes, suponíamos un emisor de discursos (autor de textos) que
que -a partir de una ficción (la construcción de una realidad buscaba a través de estos -y lograba- ese cambio. Realizaba esta
textual)- se intenta un cambio de creencias o actitudes (ante los operación a partir de la construcción de pararrealidades mediante la
"servicios") por parte de los lectores; Prometeo encadenado, de palabra. De este modo se suponía una institucionalización de la
Esquilo, estuvo prohibida en Grecia no hace muchos años, durante emisión del discurso político, una privilegiación del lugar de
el 'régimen de los coroneles': patente indudable de su carácter emisión, y político era un discurso emitido por una
político, ya que de una obra "pornográfica" no se trata. Sin institución/personaje previamente calificado como político.
embargo, una discusión acerca del carácter político o no de alguna Callejón sin salida, sin duda, que además deja de lado la
de estas obras (o de cualquier otra) puede tornarse banal en ficcionalidad presente en todo texto, independiente de la institución
cualquier contexto que no fuera el de la discusión en que se lleve a que lo produce. No solamente porque los políticos puedan enunciar
cabo, y aún así dependerá de factores que más tienen que ver con textos que no tengan esa propiedad, también porque entramos en
un análisis de la recepción que realizan los participantes de esa dos aspectos bastante oscuros todavía en nuestro rastreo: la
discusión, sus mundos posibles y sus creencias, que de las efectividad del discurso político (¿podremos considerar político un
condiciones "normales" o "habituales" de recepción de un discurso. discurso que no sea efectivo?) y la intención del emisor.
En otras palabras, no tendremos nada que nos permita generalizar Admitiendo la intencionalidad como el actuar sobre algo (Searle,
para poder avanzar en la determinación del carácter de político o no 1981), no tendríamos ningún problema en afirmar que el locutor
de un texto (aunque la misma discusión nos permite afirmar la político pretende actuar sobre la realidad a través de sus oyentes,
importancia de su determinación). aunque la realidad sea solamente (¿solamente?) un constructo
discursivo y las personas o destinatarios del mensaje solo vayan a
Podría argumentarse que la determinación de la especificidad cambiar a partir de una mediatización en el tiempo y en la
del discurso político se trata de un problema de diferencia de grado, distancia, y aún así, sólo como una posibilidad que, como vimos,
o de frecuencia de aparición de determinados parámetros, o de puede no ser efectiva.
conexiones entre la pararrealidad construida en el texto y el mundo
de lo posible de los receptores, pero lo único que Sin embargo -y dejando de lado por el momento el lugar de
privilegio del que puede emitir discursos políticos- juzgar la
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intencionalidad de un Alfonsín o de un Ubaldini puede parecer idealizado el de los dos participantes (emisor-receptor). El discurso
sencillo, pero no lo es sobre un Dürrenmatt o sobre un Esquilo. político supone una pluralidad de receptores, cada uno de los
Tampoco lo sería sobre un libro de texto escolar o sobre una cuales está realizando su propia evaluación. Este proceso de
publicidad que pueda llevar a sus destinatarios al consumismo (de evaluación fue considerado desde otras posturas -que con algunas
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automóviles, de modos de vida o gastos, de verdaderas o falsas salvedades podemos compartir- como líneas y /o lugares de lectura
seguridades, etc.) o de un relato periodístico. También podemos de un texto.
pensar cualquier texto como la manifestación de la intencionalidad
de actuar sobre otras personas, y siempre tendremos la posibilidad Podemos, y debemos, aceptar la posibilidad de estas líneas
de creación de realidades a partir de un texto -función obvia de la diferentes de lectura e interpretación de un discurso político,
ficcionalidad que el texto supone-; tendremos entonces que añadir, diferentes evaluaciones que realizan los receptores. De hecho es
a lo que estamos tratando de descubrir, la dirección del cambio, la solamente a partir de la evaluación que pueda hacer un receptor
mediatización de la intención -porque la primera intención es la que se abre la posibilidad de cambio de conductas o creencias; es la
producción misma del texto. Con esto volvemos al problema: evaluación de la realidad presentada en el discurso -de la
¿cuándo un texto puede ser considerado político, sin encuestar a valoración de los signos ideológicos- que puede trazarse ese
los emisores, y sin privilegiar el lugar de emisión? cambio. En sentido estricto, es a partir de la imposición del valor
de un signo ideológico (Klauss, 1971) por parte del emisor que el
4. Del otro lado de este circuito tenemos a los receptores o cambio puede producirse. Esta función de la imposición es la que
destinatarios de los mensajes. Son éstos los que deben cambiar sus define al receptor como destinatario del mensaje. (En este proceso,
creencias, conductas o actitudes. El destinatario recibe el mensaje, el receptor ya no es individual, sino multiindividual).
lo cual resulta por lo demás obvio; este es el motivo por el que lo
llamamos receptor. Pero el receptor no recibe pasivamente los Destinatarios de un mensaje llamado novela, cuento, poesía
mensajes, sino que al tiempo que los recibe se convierte en ensayo, mal artículo de lingüística, discurso político, chiste,
participante activo del circuito comunicativo; este proceso fue etcétera, están todos condenados a hacer su propia evaluación (y
llamado de evaluación por Voloshinov. La evaluación -ya decidir si aceptan como propios los signos ideológicos que intentan
volveremos más adelante sobre este punto- es el elemento clave de imponerle, si cambian sus conductas); emisores que no pueden
la imposición de un signo ideológico. hacer otra cosa que expresar su propia ideología a partir de los
signos propios manejados y manifestados en imaginarios
En el caso del discurso político nos encontramos con un discursivos. Destinatarios que por cambiar o no sus conductas,
circuito comunicativo muy particular. Si bien aún no hemos creencias o actividades nos permitirán hablar de la efectividad o no
avanzado todo lo que nos proponemos en la definición de discurso de un mensaje político.
político, podemos adelantar alguna de las características del
circuito comunicativo en que queda inserto. El discurso político El carácter de la mediatización caracteriza todo el intercambio
puede entenderse solamente dentro del marco de los intercambios social discursivo, con lo que no hemos dicho nada original porque
sociales (veremos más adelante si éste es el único marco que ¿qué otra cosa es el lenguaje sino una mediatización? Pero en
necesitamos); es decir que no nos sirve siquiera como esquema realidad nos estamos refiriendo a otro tipo de mediatización: la que
supone la distancia entre la intencionalidad del emisor y los
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cambios efectivamente producidos; distancia marcada en la nos aleja de nuestro objeto de estudio. No es y no puede ser un
realidad discursiva construida. Debemos comprender claramente problema de cantidad (medible) el parámetro para determinar
este proceso para caracterizar de algún modo los intercambios discurso político, aunque lo sea para medir la efectividad de la
sociales -los intercambios de signos ideológicos, la adopción de propaganda y/o publicidad política, de un emisor
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Aquí creemos que es posible establecer una línea divisoria, Hasta el hartazgo, siempre se ha dicho que un discurso no es
aunque sea provisoria, entre el discurso político y otros que se más que la expresión puntual de una red (Foucault, 1969); también
expresen también socialmente: el discurso político busca un se ha insistido convenientemente en que un discurso no puede
cambio social en el sentido antes mencionado, en tanto que otros entenderse sin su contexto. Creemos que a pesar de la cantidad de
discursos no lo hacen (aunque puedan provocarlo); el discurso material escrito sobre estos temas, es poco realmente lo que se ha
político será entonces aquél que provoca un cambio simultáneo (lo comprendido de ellos.
suficientemente simultáneo como para que se lo pueda considerar
social; el emisor y la intencionalidad podrán pasar ahora a un Si un discurso no es más que la expresión puntual de una red,
segundo plano para continuar con nuestro análisis. obviamente debe expresarla; si un discurso no puede entenderse sin
su contexto, el mismo discurso debe crearlo. Si no lo hiciera, no
Muchos han sido los métodos utilizados para demostrar si un tendría ningún sentido afirmar que es un punto de algo que no
cambio se ha producido o no; el más conocido, y efectivo en una expresa: abramos un pequeño paréntesis para volver sobre estas
subespecialidad del discurso político, es el de la encuesta. afirmaciones.
Consideramos el método sumamente imperfecto, pero además
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Un discurso también es la expresión de las creencias del discursos. Las condiciones de producción de un discurso quedan
emisor; lo realmente nuevo e importante para el tema que nos determinados por los valores de referencialidad impuestos en la
ocupa sería comprender de una vez por todas que también expresa F.D.; las condiciones de recepción están fundamentalmente
el sistema de creencias de sus destinatarios. Concretamente para determinadas por el sistema de creencias de cada uno de los
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estos discursos mediatizados las creencias sociales de sus destinatarios, y el sistema de creencias -formado a partir de las
destinatarios (creencias individuales que se expresan socialmente). evaluaciones individuales- no son otra cosa que nuevos discursos
El único modo de lograr que se produzca un cambio de creencias, (pronunciados o latentes).
es que se realice a partir de lo ya existente: ¿se cambia a partir de
qué y/o qué se cambia? Para decirlo de otro modo, los destinatarios
individualmente deben poder encontrar en el discurso al menos una Los valores de referencialidad hacen que los valores de los
parte de su sistema de creencias para 1) reconocerse como signos ideológicos que se cambian o reafirman sean sociales; se
destinatarios del mensaje, 2) comprender la realidad que se aceptan o no los valores propuestos en un discurso determinado:
construye en el discurso, 3) evaluarlo a partir de su propio sistema como destinatarios no podemos hacer otra cosa que aceptarlos o
y eventualmente cambiarlo por otro, 4) cambiar conductas y/o rechazarlos, pero no podemos ser indiferentes a los mismos.
actitudes luego de la evaluación. Solamente al convertirnos en emisores podemos intentar cambiar-
los dentro de los valores de referencialidad impuestos, y
Así, el mismo discurso es el que nos presentará las huellas únicamente si fuéramos los felices emisores de un discurso
necesarias para llevarnos al interdiscurso que es pertinente para su emergente, cambiarlos. Dicho en otros términos, los emisores
comprensión, a las creencias que se buscan modificar, al contexto propondrán a partir de una labor de persuasión de la necesidad del
que considera relevante, a las creencias (supuestas o no) que se cambio de nuestras conductas, nuestras creencias y nuestras
manejan por medio de las conexiones interdiscursivas que presenta actitudes, y -si bien podremos cambiarlas o no- no podemos
el discurso. A partir de las conexiones es que podemos intentar proponer otras nuevas. De este modo, la cantidad de destinatarios
comprender las condiciones de producción y de recepción de un que puedan cambiar sus actitudes, creencias o conductas, no es
discurso, y qué significa ocupar un lugar en la red, qué significa relevante para la determinación de político de un discurso
contexto. determinado, ya que -como vimos- que el cambio se produzca o
no, no lo es: lo determinante es que las conductas propuestas sean
El concepto de formación discursiva, propuesta por Foucault propuestas valederas o verosímiles en nuestro sistema enmarcado
(1969) y redefinida operativamente y lingüísticamente por nosotros por la formación discursiva.
(Raiter y Menéndez, 1986), es el único modo de enmarcar estas
condiciones (segundo marco que proponemos). La formación 6. También, de este modo, podemos enviar a un segundo
discursiva, a partir del discurso emergente, que es el que establece plano el lugar de la institucionalidad, ya que el único habilitante (o
el nuevo valor de referencialidad, el único pertinente en un deshabilitante) para un discurso es el valor de referencialidad
momento social determinado. Es el valor de referencialidad que impuesto en el discurso emergente (y que, en última instancia es el
domina la formación discursiva el que determina los valores que permite la "institucionalización"). En cualquier momento que
posibles de los signos ideológicos en el intercambio social, el que llegue Esquilo a nuestras manos (a las manos de un posible
enmarca (tercer marco propuesto) los imaginarios posibles en los receptor) lo veremos dentro de la F.D. con nuestro sistema de
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creencias y evaluaremos si el cambio que propone la realidad desarrollo de las formaciones ideológicas, pero éstas parecen
presentada (y filtrada) es posible o no. En otras palabras será la inscribirse más dentro de los sistemas de creencias que dentro de
F.D. la que determinará cómo es leído el discurso (luego de los discursos políticos.
permitirnos reconocernos como destinatarios).
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Condiciones de producción y de recepción son rastreables y Discurso político es la clase de textos que, con la
determinables en el discurso que estamos analizando; todo lo intencionalidad (manifiesta o encubierta) de producir un cambio
necesario aparecerá en el discurso a partir del estudio de las social, realiza una labor de persuasión hacia los destinatarios que
conexiones que establece. Del mismo modo, otras marcas ya construye, con el objetivo de producir estos cambios. Su éxito
tradicionales en los análisis, como la presencia de un locutor y la depende de múltiples actores, pero no hacen a la definición de
pluralidad de enunciadores -que coincidan o no con el primero- discurso político.
serán marcas que nos permiten leer la red. Mitigación (Lavandera,
7. Se puede argumentar que hemos dado una caracterización
1985b) será otra marca que nos llevará a los otros discursos
de especificidad de discurso político demasiado amplia. En
presentes, ya que se mitigará el valor de referencialidad, en el
realidad lo que hicimos es intentar abarcarla para poder incorporar
sentido de cambio de valor de los signos ideológicos; discurso
otros discursos (novela, texto escolar, discurso periodístico, etc.)
referido, apelaciones a la autoridad o descalificadores, son -junto
que contienen los rasgos establecidos. Tendremos entonces una
con la función que cumplen en el discurso en que aparecen- marcas
gradación: tendremos lo específico del discurso político en textos
hacia la red; resemantización no será más que el valor que
que aparentemente no lo son, o que pretenden una inocencia o
adquieren determinados ítems lexicales en función de la
equidistancia en la lucha discursiva por el cambio social de
referencialidad impuesta y aceptada.
conductas, creencias y actitudes. Una clara tipología de discursos
nos permitirá ver lo político dentro de ellos, tendremos discurso
Resumiendo: podrá ser emisor de un discurso político todo político dentro de discursos sociales que por su lugar de
aquél que construya una realidad en el discurso, es decir, todo enunciación no clasificamos como tales. En otras palabras,
emisor puede serlo de un discurso político, con la única condición podemos rastrear en los discursos lo que tienen de político.
que suponga u obtenga una pluralidad de destinatarios dispuestos a
cambiar del modo planteado.
Barcelona.
LAVANDERA, B. (1986). "Decir y aludir, una propuesta
metodológica". Filología: XX, II. 37-49.
REARDON, K. (1983). La persuasión en la comunicación. Paidós,
Buenos aires.
SEARLE, J. (1983). Intentionality. Cambridge University Press,
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Cambridge.