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ANÁLISIS DEL DISCURSO
(V Jornadas Interdisciplinarias de Lingüística
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Montevideo/1987)
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Adolfo Elizaincín
Irene Madfes
(compiladores)

Universidad de la República
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Departamento de Publicaciones

1994
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© Copyright de la presente edición:


Departamento de Publicaciones Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación
Universidad de la República

Foto y diseño de tapa: Roberto Gilmet

Queda hecho el depósito que marca la ley.


Printed in Uruguay - Impreso en Uruguay
ÍNDICE
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I) Enfoques lingüísticos,
psico-sociolingüísticos y pragmáticos................................. 9
Estela Acosta y Lara, Serrana Caviglia
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y Marisa Malcuori:
Harris-Pecheux: cotejo de algunos aspectos
teóricos y metodológicos ....................................................... .9

Luis Behares: Respuestas ..................................................... 17

Pablo Schwartz y Rubén Tani:


Retórica clásica y pragmática ............................................... 29

Cristina Asqueta: El discurso de los Mass-Media:


un conductor de ideología .................................................... 41
Irene Madfes: Diglosia femenina ......................................... 49
Graciela Barrios y Susana Mazzolini:
El proceso de acomodación lingüistica
en los inmigrantes italianos
residentes en Montevideo ..................................................... 57

Rosario Cardoso, Lilián González y Carina Lago:


El análisis del discurso como disciplina auxiliar
en el enfoque conductual del tratamiento
de los problemas de pareja ....................................................71

Hilda Albano de Vázquez: El uso del vocativo


en el habla infantil ................................................................ 81
198

Guiomar Elena Ciapuscio: Relaciones semánticas


entre lexemas ....................................................................... 99

II) Enfoques filosóficos .......................................................... 113


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Jesús Caño Guiral: El discurso filosófico actual


en lengua española ............................................................. 113

Héctor Massa: La deriva metafórica .................................. 123


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III) Enfoques del discurso político ......................................... 129


Sylvia Costa: El general no tiene
quien le entienda ................................................................ 129

Alejandro Raiter: La especificidad


del discurso político ........................................................... 143

Ricardo Viscardi: La cuestión del sujeto


en el discurso político ........................................................ 157

Alma Bolón, Ana Rona, Sara López, Ricardo Viscardi


e Irene Madfes: Mate Amargo a la luz
del discurso político ........................................................... 163

IV) Enfoques del discurso literario


Nicteroy N. Argañaraz: Las máscaras verbales
de la poesía......................................................................... 173

Mabel Giammateo:
Análisis temporal de un fragmento de
"El amor en los tiempos del cólera"
de G. García Márquez .........................................................183

Carlos Ruiz: Aproximación teórica al


discurso crítico literario: Alberto Zum Felde ......................191
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LA ESPECIFICIDAD DEL DISCURSO POLÍTICO*


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Alejandro G. Raiter

1. Ya habíamos definido la especificidad del discurso


político como el lugar imaginario del cruce entre otras dos
especificidades discursivas: el discurso de la historia v el discurso
de la publicidad, (Raiter y Menéndez, 1986). Lo que habíamos
querido poner de relieve en esa oportunidad eran dos operaciones
que se realizan en -y a través de- los discursos políticos: la puesta
en aceptabilidad (Faye, 1972) de una pararrealidad discursiva
(con su correspondiente ilusión de referencialidad (Barthes,
1967) y la inducción a un cambio de conductas, creencias o
actitudes por parte de los oyentes (como inferencia deseada o
supuesta por la pararrealidad presentada).

Evidentemente nuestra definición apuntaba -o suponía-


diferentes niveles o lugares desde donde podía determinarse esa

* Este trabajo forma parte del Proyecto de Investigación y Desarrollo


"Análisis sociolingüístico de textos producidos en el intercambio de
información entre el gobierno y la ciudadanía", dirigido por la doctora Beatriz
H. Lavandera, que se desarrolla en el Instituto de Lingüística de la Facultad de
Filosofía y Letras (U.B.A.) subsidiado por el CONICET (Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas) de la Argentina. Quiero agradecer la
colaboración de la doctora Lavandera y de María García Negroni, Mónica
López Ocón, Salvio Martín Menéndez, María Laura Tardo y Mónica Zoppi
Fontana.
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especificidad. Partíamos del análisis de un texto al que 2. Antes de tratar de definir el comportamiento del enunciador
considerábamos político en función de su lugar de emisión, para y del destinatario del mensaje, de las condiciones de producción y
determinar qué era lo que hacía que fuera específicamente político, de recepción y de la función específica de la formación discursiva,
es decir lo que lo diferenciaba de otras especificidades discursivas. es lícito que nos preguntemos por la necesidad -o la utilidad- de
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intentar determinar la especificidad del discurso político. En


Determinábamos de este modo algunas operaciones que otros efecto, podría argumentarse tanto por la imposibilidad de esta
discursos no realizaban, o al menos no realizaban del mismo modo, determinación, por la importancia que podría tener esa
o al mismo tiempo: el texto nos permitía comprobar la determinación dentro de los estudios lingüísticos. Creo que la
pararrealidad presentada y marcar las inferencias buscadas o necesidad de determinar la especificidad del discurso político surge
deseadas. Sin embargo, esto nos traía algunos problemas: por un de la necesidad de analizar los intercambios sociales discursivos; el
lado sobreentendíamos al destinatario del mensaje llamado discurso político es el medio por el cual se realizan los
discurso político, que es quien debe cambiar sus conductas, intercambios de imaginarios ideológicos, se determinan los valores
creencias o actitudes a partir de la comprensión de la realidad de los signos ideológicos (y se cambian esos valores o se imponen
discursiva presentada; esta operación de cambio supone una lectura otros nuevos); es el medio por el cual pasa toda la semiótica del
-al menos una de las lecturas posibles de un discurso-lectura activa, intercambio social. Por supuesto que el discurso político no es la
evaluadora. Por otra lado suponíamos al enunciador, responsable única especificidad discursiva que lleva en sus relatos la semiótica
en última instancia de las operaciones realizadas en el discurso, de los intercambios sociales; tampoco podemos afirmar seriamente
quien supuestamente es el que desea el cambio de conductas de los que la única forma de expresar estos intercambios es a través del
destinatarios de su mensaje, al tiempo que los constituye como discurso, pero creemos que la posibilidad de determinar esa
tales1. especificidad es definir un campo de análisis donde todo lo que
hemos afirmado puede ser hallado simultáneamente y por lo tanto
Tratábamos de leer las condiciones de producción del estudiado. En efecto, signos ideológicos (ítem léxico que, por su
discurso, que sirven de marco al relato del discurso; tratábamos de uso y circulación social expresa determinada ideología) e
ver también las condiciones de recepción del discurso. Ambas imaginarios discursivos (relatos aceptados como verídicos o
operaciones (construcción de pararrealidad y búsqueda del cambio) verosímiles sin necesidad de comprobación empírica por un grupo,
dependen de la formación discursiva (Foucault, 1969) que -a partir clase o sector de clase social) pueden ser hallados por ejemplo en
del discurso emergente (Giménez Montiel, 1985)- determinan las una novela, relato periodístico, aviso publicitario, manual de texto,
posibles líneas de lectura (admite unas y bloquea otras) al tiempo etc.; pero preferimos mantener la definición de político (al menos
que fija los límites de lo que puede ser dicho en un discurso. por ahora) para un tipo particular de discurso que tiene condiciones
de producción y recepción propias, que no comparte con otros; y
preferimos mantenerla precisamente para poder comprender el
intercambio social (la naturaleza de este intercambio y concre-
tamente qué es lo que se intercambia). También tenemos un
1. Dentro del dispositivo de enunciación de un discurso (político) al tiempo que se
conjunto de textos que, aunque originariamente no fueron
constituye el papel del enunciado) al menos también se constituye el del
destinatario del mensaje y la del adversario del enunciador. enunciados institucionalmente como "políticos", pueden ser
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leídos posteriormente como tales, o utilizados posteriormente en haríamos en este caso sería trasladar la discusión del carácter
forma total o fragmentaria en otros textos que institucionalmente sí político o no de determinado texto a un problema abstracto como
lo son. Lejos de oscurecer el panorama de la especificidad, veremos 'el grado de politicidad' de algún texto, de fortaleza de las
que estos casos nos ayudarán a clarificarla, aunque debamos pasar conexiones establecidas o de algún otro elemento que nos llevaría
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el espinoso camino déla intencionalidad del emisor. mucho más lejos de lo que estamos ahora. Deberíamos poder
encontrar en el texto algo más firme que una diferencia de grado.
De este modo una novela como El juez y su verdugo, de Sin embargo, antes de avanzar en el texto, exploraremos qué es lo
Dürrenmatt, puede ser considerada como una novela policial, como que pasa con los otros componentes necesarios para la
una crítica a los sistemas policíacos o como un ferviente llamado a determinación de político o no de un texto.
la disolución de los servicios secretos que siempre se sobreimponen
a la población que supuestamente defienden o protegen. En este 3. Cuando hablábamos del cambio de conductas, creencias o
último sentido, la podemos considerar un discurso político, en tanto actitudes, suponíamos un emisor de discursos (autor de textos) que
que -a partir de una ficción (la construcción de una realidad buscaba a través de estos -y lograba- ese cambio. Realizaba esta
textual)- se intenta un cambio de creencias o actitudes (ante los operación a partir de la construcción de pararrealidades mediante la
"servicios") por parte de los lectores; Prometeo encadenado, de palabra. De este modo se suponía una institucionalización de la
Esquilo, estuvo prohibida en Grecia no hace muchos años, durante emisión del discurso político, una privilegiación del lugar de
el 'régimen de los coroneles': patente indudable de su carácter emisión, y político era un discurso emitido por una
político, ya que de una obra "pornográfica" no se trata. Sin institución/personaje previamente calificado como político.
embargo, una discusión acerca del carácter político o no de alguna Callejón sin salida, sin duda, que además deja de lado la
de estas obras (o de cualquier otra) puede tornarse banal en ficcionalidad presente en todo texto, independiente de la institución
cualquier contexto que no fuera el de la discusión en que se lleve a que lo produce. No solamente porque los políticos puedan enunciar
cabo, y aún así dependerá de factores que más tienen que ver con textos que no tengan esa propiedad, también porque entramos en
un análisis de la recepción que realizan los participantes de esa dos aspectos bastante oscuros todavía en nuestro rastreo: la
discusión, sus mundos posibles y sus creencias, que de las efectividad del discurso político (¿podremos considerar político un
condiciones "normales" o "habituales" de recepción de un discurso. discurso que no sea efectivo?) y la intención del emisor.
En otras palabras, no tendremos nada que nos permita generalizar Admitiendo la intencionalidad como el actuar sobre algo (Searle,
para poder avanzar en la determinación del carácter de político o no 1981), no tendríamos ningún problema en afirmar que el locutor
de un texto (aunque la misma discusión nos permite afirmar la político pretende actuar sobre la realidad a través de sus oyentes,
importancia de su determinación). aunque la realidad sea solamente (¿solamente?) un constructo
discursivo y las personas o destinatarios del mensaje solo vayan a
Podría argumentarse que la determinación de la especificidad cambiar a partir de una mediatización en el tiempo y en la
del discurso político se trata de un problema de diferencia de grado, distancia, y aún así, sólo como una posibilidad que, como vimos,
o de frecuencia de aparición de determinados parámetros, o de puede no ser efectiva.
conexiones entre la pararrealidad construida en el texto y el mundo
de lo posible de los receptores, pero lo único que Sin embargo -y dejando de lado por el momento el lugar de
privilegio del que puede emitir discursos políticos- juzgar la
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intencionalidad de un Alfonsín o de un Ubaldini puede parecer idealizado el de los dos participantes (emisor-receptor). El discurso
sencillo, pero no lo es sobre un Dürrenmatt o sobre un Esquilo. político supone una pluralidad de receptores, cada uno de los
Tampoco lo sería sobre un libro de texto escolar o sobre una cuales está realizando su propia evaluación. Este proceso de
publicidad que pueda llevar a sus destinatarios al consumismo (de evaluación fue considerado desde otras posturas -que con algunas
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automóviles, de modos de vida o gastos, de verdaderas o falsas salvedades podemos compartir- como líneas y /o lugares de lectura
seguridades, etc.) o de un relato periodístico. También podemos de un texto.
pensar cualquier texto como la manifestación de la intencionalidad
de actuar sobre otras personas, y siempre tendremos la posibilidad Podemos, y debemos, aceptar la posibilidad de estas líneas
de creación de realidades a partir de un texto -función obvia de la diferentes de lectura e interpretación de un discurso político,
ficcionalidad que el texto supone-; tendremos entonces que añadir, diferentes evaluaciones que realizan los receptores. De hecho es
a lo que estamos tratando de descubrir, la dirección del cambio, la solamente a partir de la evaluación que pueda hacer un receptor
mediatización de la intención -porque la primera intención es la que se abre la posibilidad de cambio de conductas o creencias; es la
producción misma del texto. Con esto volvemos al problema: evaluación de la realidad presentada en el discurso -de la
¿cuándo un texto puede ser considerado político, sin encuestar a valoración de los signos ideológicos- que puede trazarse ese
los emisores, y sin privilegiar el lugar de emisión? cambio. En sentido estricto, es a partir de la imposición del valor
de un signo ideológico (Klauss, 1971) por parte del emisor que el
4. Del otro lado de este circuito tenemos a los receptores o cambio puede producirse. Esta función de la imposición es la que
destinatarios de los mensajes. Son éstos los que deben cambiar sus define al receptor como destinatario del mensaje. (En este proceso,
creencias, conductas o actitudes. El destinatario recibe el mensaje, el receptor ya no es individual, sino multiindividual).
lo cual resulta por lo demás obvio; este es el motivo por el que lo
llamamos receptor. Pero el receptor no recibe pasivamente los Destinatarios de un mensaje llamado novela, cuento, poesía
mensajes, sino que al tiempo que los recibe se convierte en ensayo, mal artículo de lingüística, discurso político, chiste,
participante activo del circuito comunicativo; este proceso fue etcétera, están todos condenados a hacer su propia evaluación (y
llamado de evaluación por Voloshinov. La evaluación -ya decidir si aceptan como propios los signos ideológicos que intentan
volveremos más adelante sobre este punto- es el elemento clave de imponerle, si cambian sus conductas); emisores que no pueden
la imposición de un signo ideológico. hacer otra cosa que expresar su propia ideología a partir de los
signos propios manejados y manifestados en imaginarios
En el caso del discurso político nos encontramos con un discursivos. Destinatarios que por cambiar o no sus conductas,
circuito comunicativo muy particular. Si bien aún no hemos creencias o actividades nos permitirán hablar de la efectividad o no
avanzado todo lo que nos proponemos en la definición de discurso de un mensaje político.
político, podemos adelantar alguna de las características del
circuito comunicativo en que queda inserto. El discurso político El carácter de la mediatización caracteriza todo el intercambio
puede entenderse solamente dentro del marco de los intercambios social discursivo, con lo que no hemos dicho nada original porque
sociales (veremos más adelante si éste es el único marco que ¿qué otra cosa es el lenguaje sino una mediatización? Pero en
necesitamos); es decir que no nos sirve siquiera como esquema realidad nos estamos refiriendo a otro tipo de mediatización: la que
supone la distancia entre la intencionalidad del emisor y los
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cambios efectivamente producidos; distancia marcada en la nos aleja de nuestro objeto de estudio. No es y no puede ser un
realidad discursiva construida. Debemos comprender claramente problema de cantidad (medible) el parámetro para determinar
este proceso para caracterizar de algún modo los intercambios discurso político, aunque lo sea para medir la efectividad de la
sociales -los intercambios de signos ideológicos, la adopción de propaganda y/o publicidad política, de un emisor
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imaginarios, la valoración social de un signo, la conductas sociales, institucionalmente considerado político.


las creencias sociales- y el papel del lenguaje dentro de los
mismos, no tendría absolutamente ningún sentido preguntarnos por 5. Acabamos de entrar, y rápidamente vamos a salir, en un
la especificidad del discurso político (o de cualquier otro tipo de problema que oscurece los trabajos sobre discurso político:
discurso. Así, al intentar definir el discurso político, lo que estamos reducirlo a un problema de publicidad. Este reduccionismo no
haciendo es caracterizar una parte (fundamental) de los permite ver la complejidad del discurso político, de los intercam-
intercambios sociales. bios sociales, y confunde la labor de persuasión -que está presente
en la publicidad y la propaganda (Reardon, 1981)- con la
Ahora bien, al tomar el problema de la destinación del propaganda misma; y si bien todo discurso político es persuasivo
mensaje en el marco de los intercambios sociales, nos enfrentamos (definido como la imposición de un signo ideológico) no todo
con otros problemas no más sencillos de resolver; muy lejos discurso político toma las formas de la publicidad (aunque toda
estaríamos de presentar un modelo coherente si supusiéramos una publicidad, al menos en sentido amplio, podrá ser entendida como
masa social indiferenciada, a la cual no es necesario más que discurso político). La única forma -a nuestro entender- de salir del
presentarle una realidad para que produzca un cambio: lo que hace atolladero sin exprimir a los destinatarios, es pasar al análisis de las
a la especificidad del discurso político es dirigirse socialmente a condiciones de recepción y de producción que hacen que un
producir el cambio en cada uno de los destinatarios para generar discurso sea político, paso imprescindible para definir la
una conducta social, una creencia social. especificidad de este tipo de discurso.

Aquí creemos que es posible establecer una línea divisoria, Hasta el hartazgo, siempre se ha dicho que un discurso no es
aunque sea provisoria, entre el discurso político y otros que se más que la expresión puntual de una red (Foucault, 1969); también
expresen también socialmente: el discurso político busca un se ha insistido convenientemente en que un discurso no puede
cambio social en el sentido antes mencionado, en tanto que otros entenderse sin su contexto. Creemos que a pesar de la cantidad de
discursos no lo hacen (aunque puedan provocarlo); el discurso material escrito sobre estos temas, es poco realmente lo que se ha
político será entonces aquél que provoca un cambio simultáneo (lo comprendido de ellos.
suficientemente simultáneo como para que se lo pueda considerar
social; el emisor y la intencionalidad podrán pasar ahora a un Si un discurso no es más que la expresión puntual de una red,
segundo plano para continuar con nuestro análisis. obviamente debe expresarla; si un discurso no puede entenderse sin
su contexto, el mismo discurso debe crearlo. Si no lo hiciera, no
Muchos han sido los métodos utilizados para demostrar si un tendría ningún sentido afirmar que es un punto de algo que no
cambio se ha producido o no; el más conocido, y efectivo en una expresa: abramos un pequeño paréntesis para volver sobre estas
subespecialidad del discurso político, es el de la encuesta. afirmaciones.
Consideramos el método sumamente imperfecto, pero además
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Un discurso también es la expresión de las creencias del discursos. Las condiciones de producción de un discurso quedan
emisor; lo realmente nuevo e importante para el tema que nos determinados por los valores de referencialidad impuestos en la
ocupa sería comprender de una vez por todas que también expresa F.D.; las condiciones de recepción están fundamentalmente
el sistema de creencias de sus destinatarios. Concretamente para determinadas por el sistema de creencias de cada uno de los
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estos discursos mediatizados las creencias sociales de sus destinatarios, y el sistema de creencias -formado a partir de las
destinatarios (creencias individuales que se expresan socialmente). evaluaciones individuales- no son otra cosa que nuevos discursos
El único modo de lograr que se produzca un cambio de creencias, (pronunciados o latentes).
es que se realice a partir de lo ya existente: ¿se cambia a partir de
qué y/o qué se cambia? Para decirlo de otro modo, los destinatarios
individualmente deben poder encontrar en el discurso al menos una Los valores de referencialidad hacen que los valores de los
parte de su sistema de creencias para 1) reconocerse como signos ideológicos que se cambian o reafirman sean sociales; se
destinatarios del mensaje, 2) comprender la realidad que se aceptan o no los valores propuestos en un discurso determinado:
construye en el discurso, 3) evaluarlo a partir de su propio sistema como destinatarios no podemos hacer otra cosa que aceptarlos o
y eventualmente cambiarlo por otro, 4) cambiar conductas y/o rechazarlos, pero no podemos ser indiferentes a los mismos.
actitudes luego de la evaluación. Solamente al convertirnos en emisores podemos intentar cambiar-
los dentro de los valores de referencialidad impuestos, y
Así, el mismo discurso es el que nos presentará las huellas únicamente si fuéramos los felices emisores de un discurso
necesarias para llevarnos al interdiscurso que es pertinente para su emergente, cambiarlos. Dicho en otros términos, los emisores
comprensión, a las creencias que se buscan modificar, al contexto propondrán a partir de una labor de persuasión de la necesidad del
que considera relevante, a las creencias (supuestas o no) que se cambio de nuestras conductas, nuestras creencias y nuestras
manejan por medio de las conexiones interdiscursivas que presenta actitudes, y -si bien podremos cambiarlas o no- no podemos
el discurso. A partir de las conexiones es que podemos intentar proponer otras nuevas. De este modo, la cantidad de destinatarios
comprender las condiciones de producción y de recepción de un que puedan cambiar sus actitudes, creencias o conductas, no es
discurso, y qué significa ocupar un lugar en la red, qué significa relevante para la determinación de político de un discurso
contexto. determinado, ya que -como vimos- que el cambio se produzca o
no, no lo es: lo determinante es que las conductas propuestas sean
El concepto de formación discursiva, propuesta por Foucault propuestas valederas o verosímiles en nuestro sistema enmarcado
(1969) y redefinida operativamente y lingüísticamente por nosotros por la formación discursiva.
(Raiter y Menéndez, 1986), es el único modo de enmarcar estas
condiciones (segundo marco que proponemos). La formación 6. También, de este modo, podemos enviar a un segundo
discursiva, a partir del discurso emergente, que es el que establece plano el lugar de la institucionalidad, ya que el único habilitante (o
el nuevo valor de referencialidad, el único pertinente en un deshabilitante) para un discurso es el valor de referencialidad
momento social determinado. Es el valor de referencialidad que impuesto en el discurso emergente (y que, en última instancia es el
domina la formación discursiva el que determina los valores que permite la "institucionalización"). En cualquier momento que
posibles de los signos ideológicos en el intercambio social, el que llegue Esquilo a nuestras manos (a las manos de un posible
enmarca (tercer marco propuesto) los imaginarios posibles en los receptor) lo veremos dentro de la F.D. con nuestro sistema de
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creencias y evaluaremos si el cambio que propone la realidad desarrollo de las formaciones ideológicas, pero éstas parecen
presentada (y filtrada) es posible o no. En otras palabras será la inscribirse más dentro de los sistemas de creencias que dentro de
F.D. la que determinará cómo es leído el discurso (luego de los discursos políticos.
permitirnos reconocernos como destinatarios).
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Condiciones de producción y de recepción son rastreables y Discurso político es la clase de textos que, con la
determinables en el discurso que estamos analizando; todo lo intencionalidad (manifiesta o encubierta) de producir un cambio
necesario aparecerá en el discurso a partir del estudio de las social, realiza una labor de persuasión hacia los destinatarios que
conexiones que establece. Del mismo modo, otras marcas ya construye, con el objetivo de producir estos cambios. Su éxito
tradicionales en los análisis, como la presencia de un locutor y la depende de múltiples actores, pero no hacen a la definición de
pluralidad de enunciadores -que coincidan o no con el primero- discurso político.
serán marcas que nos permiten leer la red. Mitigación (Lavandera,
7. Se puede argumentar que hemos dado una caracterización
1985b) será otra marca que nos llevará a los otros discursos
de especificidad de discurso político demasiado amplia. En
presentes, ya que se mitigará el valor de referencialidad, en el
realidad lo que hicimos es intentar abarcarla para poder incorporar
sentido de cambio de valor de los signos ideológicos; discurso
otros discursos (novela, texto escolar, discurso periodístico, etc.)
referido, apelaciones a la autoridad o descalificadores, son -junto
que contienen los rasgos establecidos. Tendremos entonces una
con la función que cumplen en el discurso en que aparecen- marcas
gradación: tendremos lo específico del discurso político en textos
hacia la red; resemantización no será más que el valor que
que aparentemente no lo son, o que pretenden una inocencia o
adquieren determinados ítems lexicales en función de la
equidistancia en la lucha discursiva por el cambio social de
referencialidad impuesta y aceptada.
conductas, creencias y actitudes. Una clara tipología de discursos
nos permitirá ver lo político dentro de ellos, tendremos discurso
Resumiendo: podrá ser emisor de un discurso político todo político dentro de discursos sociales que por su lugar de
aquél que construya una realidad en el discurso, es decir, todo enunciación no clasificamos como tales. En otras palabras,
emisor puede serlo de un discurso político, con la única condición podemos rastrear en los discursos lo que tienen de político.
que suponga u obtenga una pluralidad de destinatarios dispuestos a
cambiar del modo planteado.

Destinatario de un discurso político será todo receptor que se REFERENCIAS BILBIOGRAFICAS


identifique como destinatario del mensaje y evalúe el posible
cambio deseado a partir de las inferencias que realice de la realidad BARTHES, R. (1984). "Le discours de l'histoire" En Essais Critiques
construida, es decir que se identifique con el lugar simbólico IV, Seuil, París.
destinatario que el discurso construyó. DÜRRENMATT, F. (1970). El juez y su verdugo. Barcelona, Planeta.
ESQUILO. Prometeo Encadenado. Librería de los sucesores de
Condiciones de producción y de recepción no son otra cosa Hernando, Madrid, 1924.
que los límites impuestos por la F.D Se ha intentado definir el FAYE, J. P. (1972). Langages Totalitaires. Hermann, París.
156

FOUCAULT, M. (1982). La arqueología del saber. Siglo XXI, México.


GIMÉNEZ MONTIEL (1985) "En torno al VII informe de José López
Portillo". En Cuadernos del Colegio de Graduados. INAM,
México.
KLAUSS, G. (1971). El lenguaje de los políticos. Anagrama,
Este material es para uso de la Universidad Nacional de Quilmes, sus fines son exclusivamente didácticos.

Barcelona.
LAVANDERA, B. (1986). "Decir y aludir, una propuesta
metodológica". Filología: XX, II. 37-49.
REARDON, K. (1983). La persuasión en la comunicación. Paidós,
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SEARLE, J. (1983). Intentionality. Cambridge University Press,
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Cambridge.

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