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Rómulo Gallegos

- "
DONA BARBARA
18

MINISTERIO DE LA CULTURA PRÓLOGO

Francisco Sesto Novás Juan Liseano


Ministro de la Cultura
EDICIÓN, NOTAS Y GLOSARIO
Rosángela Yajure Santeliz Osear Rodríguez Ortiz
Viceministra de Identidad y Diversidad Cultural
Ernrna Elinor Cesín Centeno
CRONOLOGÍA
Viceministra para el Fomento de la Economía Cultural
Iván Padilla Bravo Mida Alcibíades
Viceministro de Cultura para el Desarrollo Humano
BIBLIOGRAFÍA
FUNDACIÓN BIBLIOTECA AYACUCHO
CONSEJO DIRECTIVO Rafael Ángel Rivas Dugarte
Humberto Mata
Presidente (E)

Luis Britto García


F reddy Castillo Castellanos
Luis Alberto Crespo
Gustavo Pereira
Manuel Quintana Castillo

República Bolivariana de Venezuela

Fundación

IlI§~!J~1
Biblioteca Ayacucho
PRÓLOGO
TEMA MÍTICO DE DOÑA BÁRBARA

© Sonia Gallegos
© Fundación Biblioteca Ayacucho, 2005
Colección Clásica, N° 18 SARMIENTO, desde el fondo de su argentinidad contradictoria yapasio-
Primera edición Biblioteca Ayacucho: 1977 nada, declaró en el segundo capítulo de Facundo: "Si un destello de lite-
Segunda edición Biblioteca Ayacucho: 1985
Tercera edición, con correcciones y adiciones de nuevos textos: 2005
ratura nacional puede brillar momentáneamente en las nuevas sociedades
americanas, es el que resultará de la descripción de las grandiosas escenas
Derechos exclusivos de esta edición
© Fundación Biblioteca Ayacucho, 2005 naturales y, sobre todo, de la lucha entre la civilización europea y la barba-
Hecho Depósito de Ley rie indígena, entre la inteligencia y la materia ... ". Mediante esta antinomia
Depósito legallf50120058004270 (rústica)
Depósito legallf50120058004269 (empastada)
bastante falsa creó, sin embargo, uno de los motivos fundamentales de la
ISBN 980-276-417-5 (rústica) narrativa latinoamericana. Doña Bárbara responde casi a la perfección a
ISBN 980-276-418-3 (empastada)
Apartado Postal 14413 esta propuesta. Su argumento descansa sobre la gran vivencia del paisaje
Caracas 1010 - Venezuela del Llano, en medio del cual se oponen de manera irreconciliable la tene-
www.bibliotecaayacucho.com
brosa doña Bárbara y el civilizador Santos Luzardo.
Dirección Editorial: Julio Bolívar El tema de los "escenarios naturales" y de la lucha del hombre en o
Asistencia Dirección Editorial: Gladys Garda Riera
Jefa Departamento Editorial: Clara Rey de Guido
contra la naturaleza indómita, fauna, flora y bárbaros, alimentó el arran-
Editor: Edgar Páez que de la literatura latinoamericana y aún, con modificaciones más bien
Asistente editorial: Shirley Fernández
Edición al cuidado de: Oscar Rodríguez Ortiz
formales, impera sobre una buena parte de nuestras letras. He aquí, pues,
Jda Departamento Producción: Elizabeth Coronado uno de los rasgos más tradicionales del ciclo novelesco de aventura del cual
Producción (E):Jesús David León
Asistencia de Producción: Henry Arrayago
procede la narrativa contemporánea, aunque suela disimular ese origen.
Auxiliar de Producción: N abaida Mata El héroe de ese ciclo novelesco latinoamericano está emparentado con
Corrección: Lola Lli-Albert, Silvia Dioverti y Marijosé Pérez Lezama
el héroe clásico, pues obedece a un impulso de bien, de aventura o de des-
Concepto gráfico de colección: Juan Fresán tino con pocas fluctuaciones y mucha afirmación exterior. Las aventuras
Actualización gráfica de colección: Pedro Mancilla
Dia~ramaciÓn:IMPRIMATUR, Artes Gráficas de esos héroes implican desplazamientos espaciales más que interiores,
I're·prensa: Total Print enfrentamientos con pruebas violentas y hazañas espectaculares en los
IlI1pn"so en VCI1CZlIC)¡1 / P,il1/cd;l1 Venezuela
grandes "escenarios naturales": pampas y llanos, selvas, ríos caudalosos.
La diferencia con los héroes clásicos de los poemas griegos, las sagas de
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IlI11LIOTECA AYAClJClIO

IX
la antigiiedad y las canciones de gesta, estriba en que sus sentimientos no se quebrantan las artes mágicas de doña Bárbara, esta última escapa de
variaban con las pruebas, eran superhombres siempre iguales a sí mismos, esa condición tan elemental, tan predeterminada, para ofrecer en sus mu-
inclusive cuando los amenazaba o quebraba la derrota, mientras que los danzas una realidad psicológica rica, sobre la que se han volcado críticos,
protagonistas de las novelas latinoamericanas del ciclo de aventura tienen cineastas y psiquiatras. La mujerona en quien Gallegos se propuso encar-
amagos de vida psicológica, sufren alteraciones, se contradicen a veces nar la barbarie alcanza valor de arquetipo, se inscribe en la gran unidad
y l:stán sometidos a tensiones emocionales que tienden a ahondarlos y a mitológica del Eterno Femenino.
I ransformarlos. Sin duda se está aún lejos del relato introspectivo, de los
huccos en el mundo oscuro del inconsciente, de la navegación interior u LA INEVITABLE ANÉCDOTA
onírica, pero despunta en ellos un estado existencial del que adolecen los
hérocs monolíticos de la antigiiedad. ¿Cómo soslayar la anécdota referida tantas veces por el propio Gallegos
La novela del ciclo geográfico y épico latinoamericano se aproxima y del encuentro con su personaje? ¿Cómo eludir las referencias a la realidad
en el caso de doña Bárbara?
St:Sl:para al mismo tiempo de aquellas creaciones clásicas o primitivas. El
llamado realismo mágico cultivado con tanto éxito por autores como Mi- Dejaré la palabra a Rómulo Gallegos:
guel Ángel Asturias, Alejo Carpentier y Gabriel García Márquez, nace de
Estaba yo escribiendo una novela cuyo protagonista debía pasarse unos días
la cl:rcanía al trasfondo mítico no moderno en donde la realidad exterior
en un hato llanero y, para recoger las impresiones de paisaje y ambiente,
Se mczcla con la realidad mágica, en sincronía la historia, la descripción fui yo quien tuve que ir a los llanos de Apure, por primera vez, en el dicho
~eográfica, la situación social, las reacciones emocionales y la revelación abril de 1927.
seIhrl:natural. Los héroes de las novelas fundadoras y también de produc- [...]
eje)I)l:Smás recientes se ajustan a esquemas de conducta y a pruebas vitales Llegué, adquirí amigos y al atardecer estaba junto con ellos en las afueras
de San Fernando. Gente cordial, entre ella, un señor Rodríguez, de blanco
11' 11' estudia el método crítico llamado "mítico", fundamentado en los con-
pulcramente vestido, de quien no me olvidaré nunca, por lo que ya se verá
l'I'lllos de unidad de mitos (mitemas) y unidad de mitología (mitologema), que le debo.
111<IXima esta última a la noción junguiana de arquetipo. El ancho río, el cálido ambiente llanero, de aire y de cordialidad humana.
Crl11aima es una novela que constituye materia ideal para el método Alguna ceja de palmar allá en el horizonte, tal vez un relincho de caballo
11111
Ít'o dc crítica estructural. Domingo Miliani lo demostró en un trabajo salvaje a lo lejos, respondiéndole quizás a un bramido de toro más o menos
1I'('ít'nlCsobre dicha obra, analizada a la luz del llamado esquema de Camp- cimarrón y, por qué no también, cerca de nosotros, un melancólico canto
de soisola. El Llano es todo: inmensidad, bravura y melancolía.
111'11. I~n cambio, Doña Bárbara, con ofrecer ejemplos característicos de
Se ponía el sol, suntuosamente, sobre el ancho río inútil-porque no regaba
IlIilelllas y mitologemas, no puede descomponerse en las sucesivas etapas
tierra sembradiza, ni un bongo siquiera navegaba por él- y sobre la sabana
111' sq)aración o partida, pruebas y victorias de la iniciación, regreso y rein-
inmensa, campo desierto, alimentador de la arrogancia del hombre ya re-
It'gración que propone J oseph Campbell en su importante libro El héroe cogida en la copla llanera:
//C'/I/\ lIIi! cara.\". No obstante, la segunda etapa contentiva de las diversas Sobre la tierra la palma,
111111'1las y l:1l:ncucntro de la mujer como tentación, tiene en la novela con- sobre la palma los cielos;
¡;idl'l"ada como máxima de Gallegos, la más definida comprobación. Si sobre mi caballo yo 11

y sobre yo mi sombrero.
1líell Sanlos I,uzardo cs una figuración mecánica sin vida propia, un héroe 11

IlIldll'I"Hlllea la Illanl:ra de los superhombres de la antigiiedad, ante quien


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X XI
Pero el espectáculo no era para reflexiones pesimistas, y mi venezolano de- Durante los cortos días pasados en un hato del llano, Gallegos conoció
seo de que todo lo que sea tierra de mi patria alguna vez ostente prosperidad a los peones que luego se llamarán en su libro Antonio Sandoval y María
y garantice felicidad tomó forma literaria en esta frase: Nieves. Otros relatos de matanzas entre dos familias de terratenientes,
-Tierra ancha y tendida, toda horizontes como la esperanza, toda caminos los Manuit y los Belisari02, completarán el argumento de la obra a la que
como la voluntad.
titulará inicialmente: La caronela. De modo que Doña Bárbara tiene firme
Estoy seguro de que la formulé mentalmente y no tenía, ni aún tengo en
apoyo en la realidad, pero el proceso creador obedeció a mecanismos más
qué fundarme para creer que el señor Rodríguez poseyese virtud de pene-
tración de pensamientos; pero lo cierto es que lo vi sonreír" como de cosa sutiles y complejos que los sugeridos por él. En efecto, la Doña se llamaba
sabida", cual si me hubiera descubierto que ya tenía yo personaje principal Francisca Vázquez y si se debe creer a Andrés Eloy Blanco, quien la co-
de novela destinada a buena suerte. noció cuando ejercía de abogado en el llano, ésta ni era tan perversa ni tan
y en efecto, ya lo tenía: el paisaje llanero, la naturaleza bravía, forjadora de seductora como la pintó Gallegos. Más bien mujer rústica obligada por la
hombres recios. ¿No son criaturas suyas todos los de consistencia humana vida de estanciera, tan áspera en aquellos tiempos y lugares, a bregar sola, a
que en este libro figuran?
amancebarse según su buen querer como corresponde a quien tiene la en-
y el señor Rodríguez comenzó a presentármelos, interrogativamente:
-¿ Ha oído usted hablar de ... ? tera responsabilidad de su existencia -los prejuicios sexuales son propios
Y nombró a un personaje de la vida real, a quien no menciono aunque ahora de sociedades y personas que transfieren a las normas establecidas el cum-
esté escribiendo historia. plimiento existencial-, valiente pero también ingenua, robada a veces por
vecinos más astutos y leguleyos, metida en procesos que solía perder y en
A continuación Gallegos refiere que el señor Rodríguez le contó de un lo físico, feúcha, aindiada y pequeña. Cuando Andrés Eloy Blanco la trató
"llocto!' en leyes que se internó en un hato de su propiedad y administrán- vivía con un descendiente del General J osé Antonio Páez, un llanero de
lit Ill) bien llegó a convertirlo en uno de los más ricos de la región", hasta garrasí y blusa, catire como el ilustre ancestro a quien se parecía mucho.
( JlI~ S~ aficionó a la bebida y se entregó a ella de tal modo" que ya no hubo Imaginar, como lo hace Gallegos muchos años después en el texto
flllí hombre que para algo sirviese". Así nació el personaje de Lorenzo transcrito, que bastaron los dichos del señor Rodríguez para crear a doña
Ibl'qlll.:l'o, informa Gallegos y luego relata el encuentro con la figuración Bárbara, resulta demasiado simple. Porque la novela sobrepasa lo mera-
111I,Yt)1'
de su novela, doña Bárbara: mente documental y regional en referencia con ella, convirtiéndola más allá
de la intención reformista y condenadora de la barbarie, en un símbolo de
1\:1'0ya el señor Rodríguez estaba haciéndome otra presentación:
la feminidad en su aspecto maléfico el cual cabe relacionar con mitologe-
-¿ Ila oído hablar de la Doña ... ? Una mujer que era todo un hombre para
jindear caballos y enlazar cimarrones. Codiciosa, supersticiosa, sin grimas mas profundamente enraizados en el subconsciente colectivo. El proceso
para quitarse de por delante a quien le estorbase y... mediante el cual Francisca Vázquez se transfigura en doña Bárbara forma
-¿ y devoradora de hombres, no es cierto? -pregunté con la emoción de un parte de ese poder metaforizante -lleva Vera) más allá (meta)- propio de
II:dlazgo,pues habiendo mujer simbolizadora de aquella naturaleza bravía
ya había novela [... ]".1
2. LafamiliaManuitesmuyconocidaenelllanoporlobelicosa.FlorManuit,fallecidahace
unosaños,eraunamujerdearmastomar.ElíasManuitCamerofuejefedeguerrilladurante
la subversiónalentadaeconómicaypolíticamentepor FidelCastro,contrala democracia
representativavenezolana,en los añosde la presidenciade RómuloBetancourt.Curiosa
l. 1\"1111 d" (:"llegos:ti manerade prólogo,Ediciónconmcmorativade los 25 añosde pu- conflucnciade una tradiciónfamiliarde caudillismolatifundistay de idealessocialistas
1,li":I,i, "' d,- /)11/;1/ Hdrbtirti, México,Fondode CulturaEconómica,1954. revolucionarios.

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1" 'NA IIÁI(IIAI(A
XIII
XII
la magia del arte o del transporte religioso. Francisca V ázquez fue llevada La semana del estudiante y la represión consiguiente lo turbaron. Sintió la
más allá de su realidad identificada con la vida del llano, mientras los de- llamada con dolor de patria. Él y sus contados amigos soñaban con un país
más personajes del drama permanecían al nivel regional documental, tipos diferente en el que la industria y la agricultura florecieran en un clima de
diversos de venezolanidad folklórica. De tipo de mujer rústica, Francisca libertad. Ahora jóvenes tocaban a la puerta del porvenir. Nada puede des-
Vázquez se convirtió en arquetipo. cribir mejor el ánimo de Gallegos en esos días, como el gesto que tuvo en
clase cuando llegó la noticia de que los estudiantes, por solidaridad con los
HISTORIA DE UN ÉXITO compañeros detenidos en las manifestaciones, se entregaban presos para
compartir la suerte de aquellos. Los alumnos del Liceo Caracas, donde
Eo 1922 Gallegos había publicado un relato largo titulado La rebelión. Gallegos desempeñaba un cargo de educador, discutían acaloradamente
Más tarde pensó ampliar ese novelín con el nombre de La casa de los Ce- si también debían seguir el ejemplo de los estudiantes o abstenerse. El
tlcño, para lo cual quiso ambientarse en costumbres y paisajes del llano, aviso de acudir a la lección interrumpió el debate. Gallegos entró al aula,
pues ya quería salirse del marco urbano y situar los conflictos sociales que abrió el libro de texto, miró a los alumnos y dijo:
le preocupaban en los grandes "escenarios naturales" que había dicho -La lección de hoyes sobre moral cívica.
Sarmiento. Calló. El silencio se tornó grávido. No pronunció palabra alguna hasta
En la Semana Santa de 1927 logró su propósito de viajar al llano. Entre que terminó el tiempo de la lección. Entonces anunció:
tan to había publicado La trepadora (1925). También había abocetado una -La clase ha terminado.
l10vela que más tarde, reescrita y cambiada, se titularía El/orastero. Sin duda los muchachos comprendieron el silencio como una invita-
El encuentro con el llano lo sacudió profundamente y, a su regreso a ción a la acción o bien como una pausa de solidaridad emocionada.
( :aracas, renunció al proyecto de La casa de los Cedeño para escribir en 22 Apenas iniciado el tiraje de La coronela, coincidente con estos sucesos,
días de apasionada e ininterrumpida creación La coronela. Gallegos dio orden de suspender la impresión. Declaró dudar de algunas
A principios del año de 1928 La coronela entra en prensa. En febrero partes del libro, no estaba satisfecho con el final. La coronela volvió alas ga-
es!allao manifestaciones estudiantiles contra la dictadura del General] uan vetas del escritorio. En abril se embarca con su esposa para Europa, pues
Vicente Gómez, instalado en el poder desde 1908. Entre los estudiantes ésta tiene que atender una afección de la rodilla. Mientras el barco navega
(IIIC protestaron y fueron a las cárceles se contaban discípulos de Gallegos. hacia Italia, Gallegos rumia su Coronela. Le disgusta particularmente el
1':11 la Venezuela hipnotizada por el General dictador, personalidad recia final. En un momento de desaliento quiere arrojar los originales al mar. Su
(le caudillo rural y gobernante implacable traída hasta el solio presidencial esposa lo disuade de ese gesto. El texto de La coronela queda a salvo.
por lIucstras guerras civiles y nuestra anarquía, aquella reacción juvenil En Bolonia, doña Teotiste Arocha de Gallegos se somete a una in-
parecía imposible y al cumplirse sacudió hondamente algunas concien- tervención quirúrgica. Gallegos aprovecha la convalecencia de su esposa
cias adormecidas. Gallegos no simpatizaba con la dictadura pero tampoco para volver al libro. Trabaja afanosamente en él los meses de junio, julio y
cOlloda lo que hubiera podido ser un régimen de libertades. Se inclinaba agosto. Una vez recuperada la señora de Gallegos, la pareja viaja a Barce-
por uaturaleza de pedagogo ante el predominio de las leyes y de las ins- lona, importante centro editor de lengua española. Allí el novelista revisa
tÍtllcioncs sobre las apetencias de los caudillos. En sus ensayos juveniles la versión definitiva de su obra y la entrega al editor Araluce, quien aceptó
hahía ddendido esos principios hasta que el dictador apretó la garra y publicada pero a costa del autor. A cambio del precio estipulado, le en-
ccsó la rcla! iva liberrad de prensa concedida a raíz de su arribo al poder. tregaría la mayor parte de la edición para que se resarciera vendiéndola

1111111 ( ITEC:A AYAClIClIO


1>1 INA IIAIIIIAHA

XIV xv
en Venezuela, su mercado natural. Los esposos Gallegos regresaron a su más tarde, a actuar en política y a alcanzar la presidencia de la República
patria el 15 de febrero de 1929, casi un año, día por día, de la corazonada en la primera experiencia de legalidad democrática representativa llevada
a efecto en Venezuela.
que impulsó al novelista a suspender la impresión de La corone/a. En su
lugar apareció Doña Bárbara. Doña Bárbara no se impuso solamente en razón del oportuno premio.
Las críticas fueron favorables a este libro. Jesús Semprún en Cultura Concurrió al éxito el valor creativo de la obra en sí, la descripción en len-
Venezolana (Nº 94, Año XII, Caracas, mayo-junio 1929) lo elogia en estos guaje de amplia raigambre castiza y criolla, de un mundo salvaje donde
términos: "Es un libro puro, claro y fuerte, lleno de intenciones honradas imperaban aún la aventura, la soledad telúrica y los instintos primarios,
y de esperanzas puras; la mejor novela que se ha publicado en Venezuela donde cada día el hombre tenía que medirse con la naturaleza y con pre-
en estos últimos cinco lustras". Jorge Mañach en Repertorio Americano sencias humanas bárbaras, en quienes aún no alumbraba el espíritu. En
afirma: " ... Doña Bárbara es una gran novela. Una gran novela americana cierto modo revivía el gusto por la épica, por la gesta, por el héroe encarado
1: ...alcémosla en alto, para que toda América y toda Europa la miren y
],
con pruebas y tentaciones. Como lo señaló Felipe Massiani, tres factores
aplaudan" . concurren a la firme formulación novelesca de la obra: el hallazgo psicoló-
Pero una buena crítica, sobre todo en aquel tiempo, no bastaba para gico, con doña Bárbara; un sentido nuevo del paisaje que lo convierte en
convertir un libro en best seller. Gallegos contó con la suerte, mucho más protagonista mismo de la narración y una riqueza documental folklórica
importante de lo que se cree, en el campo de la literatura. El éxito literario que le da contenido social, veracidad, vibración humana y popular3•
depende, en gran parte, de factores ajenos a lo específicamente artístico, Picón Salas explicó en estos términos el acierto de Doña Bárbara:
ell particular desde que se precisaron las metas de la industria editorial. No "Subsistía sin conciliación aquella antítesis sarmentiana entre las mino-
es este el sitio para abundar en dichos aspectos, pero lo cierto es que Doña rías cultas, de estilo europeo y el pueblo adormecido aún en la embrujada
/!fÍrbara fue promovida a escala de gran público lector y no lector, gracias noche de su atraso y supersticiones. Mérito singular de Doña Bárbara fue
H la obtención de un premio de actualidad, el del Mejor Libro del Mes, el aproximar estos dos mundos, estas dos caras de la existencia vernácula
nJaI para ese momento atrajo la publicidad y la atención del mundo de como no se lograra hasta entonces en la ficción venezolana. Conquistado
las letras. La importancia del jurado concedía a ese galardón particular ya el paisaje y descrito el duro oficio de las gentes era necesario entender,
significación. Formaron parte de éste estrellas mayores de la vida literaria con sumo amor y hasta suma paciencia, cómo reaccionaban las almas". Y
l'spañola: José María Salaverría, Gabriel Miró, Ricardo Baeza, Gómez de con la inteligencia penetrante y sutil que animaba su sensibilidad, Picón
Ibquero, Enrique Diez Canedo, Azorín y Pedro Saínz. El juicio de seme- Salas señaló más tarde que esa obra "contenía una clave simbólica; un
jante elenco de intelectuales tenía que repercutir ampliamente. Así fue. críptico "más allá" de la descripción de la Naturaleza y el retrato de los
()el día a la mañana Doña Bárbara adquirió fama. El editor Araluce cambió personajes"4.
de inmediato su actitud y empezó la cadena de reediciones, esta vez a su Gracias a esa virtud" críptica" , a ese" más allá" que escapa a muchos,
costa. Gallegos entró a formar parte del catálogo permanente de aquella Doña Bárbara sigue vigente. Acaso lo documental folklórico, lo argumen-
el litorial. Como ha sucedido tantas veces en Venezuela, era Europa la que tal restringido, la anécdota, la misma venezolanidad que nos enorgullece
sacaba a la luz de la celebridad a un artista apreciado a medias en su pro- pierden continuamente validez en el desarrollo cada vez más confuso y
pia I¡crra. blc vcnezolano que sobresalía de pronto era un hombre de 45
:1I10S, l'lIsilllismado, poco dacio al trato mundano, de una seriedad a veces 3. Pelipe Massiani, El hombre y la naturaleza en Rómulo Gallegos, Caracas, Élite, 1943.
4. Mariano Picón Salas, Prólogo y notas a Doña Bárbara, México, Editorial Grión, 1950.
sUlllhría y :ulÍlllado pOI' un impulso dc proyección social que lo llevará,

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1" IN" IIAIIII"I("

XVI
XVII
apresurado de las letras latinoamericanas y venezolanas. Es una moda ya lo suficiente y no le intranquiliza la imperfección". Picón Salas tuvo una
denegarle a Gallegos el mérito y las virtudes que se le reconocieron. Se ha fórmula más elegante al escribir: "Más allá de las modas y convencionalis-
dicho inclusive que es un mal escritor. Jóvenes narradores enamorados mas estilísticos, aparecía socorrido de su propia y segura fuerza" . Orlando
de ellos mismos, de su ignorancia o de modelos de último cuño, miran Araujo advierte rasgos modernistas en la prosa de Gallegos y el uso de
por encima del hombro a este taciturno creador de novelas de aventura y la "muletilla" procedente del lenguaje hablado popular; también proce-
paisajes, sustentadas en preocupaciones sociales y conceptos reformistas dimientos como el paralelismo y la simetría, la presencia o ausencia del
un tanto ingenuos. No obstante cuando se descarta todo lo accesorio de la artículo con fines formales, expresivos o significativos y la acumulación de
narración galleguiana, cuando se vislumbra en soledad de sí mismos a sus frases sin verbo para obtener un efecto descriptivo más libre.
más logrados personajes -doña Bárbara, Juan Crisóstomo Payara, Marcos La lengua es dada al escritor mientras que el estilo es la tónica, el alien-
Vargas- se abre como una nueva dimensión literaria, se ahondan las figu- to mismo de su lenguaje determinado por su "mitología personal" como
raciones despojadas de lo anecdótico, se transfiguran asumiendo un mito, señaló Barthes. La expresión acuñada de que" el estilo es el hombre" res-
desbordan el marco nacional y regional para situarse en el ámbito de los ponde a esta definición. Entre el estilo y la lengua, el ya nombrado Barthes
arquetipos, de ciertas figuraciones legendarias y mitológicas con las que los sitúa la escritura que es, en definitiva, la creación propiamente dicha del
pueblos, en sus trances oníricos, anímicos, religiosos, fabulosos, imaginan escritor, porque los otros términos escapan a su control. La lengua lo pre-
la trascendencia humana. Doña Bárbara, además de señalar como escribió cede y lo arrastra yel estilo es su modo de ser temporal, lo respira y trasuda
Ricardo Baeza, "la entrada de la literatura hispanoamericana en la edad vi- involuntariamente.
ril", además de constituir una culminación y una síntesis de búsquedas ra- Gallegos buscó conciliar la lengua popular hablada con las necesida-
cionales literarias orientadas hacia una superación del nativismo, además des específicas de la escritura literaria, dentro de una tónica estilística que
(le conceder a los venezolanos como en un espejo, el reflejo de ciertos tipos procedía de su naturaleza profunda. Cuando sus personajes populares ha-
populares, desborda esos proyectos sin que se lo propusiera el autor, y blan, con ser lenguaje del pueblo acentuado con giros y voces regionales
sllscita el encuentro con seres de ficción cargados de elementos antiguos y que el lector aprecia en particular según su procedencia nativa, estamos
!luminosos. En ese momento ya no se puede hablar de realismo, de folklo- también ante una escritura literaria metaforística, que apela a la imagina-
re, de sociología, sino de/atum, de destino como en la tragedia griega. ción y al arte, y ante un estilo que es voz personal de Gallegos, modo suyo
de pensar, de expresarse por dentro y por fuera.
.ANOTACIONES SOBRE EL LENGUAJE Con Doña Bárbara, Gallegos alcanza su mayor logro novelesco hasta
ese momento. Dicho logro se refiere a la composición narrativa, al lenguaje
Salvo la tentativa de Orlando Araujo por estudiar el lenguaje y el estilo de ya la intención ductora y simbólica. Sus dos novelas anteriores, Reinaldo
(;allegos, no conozco trabajos orgánicos sobre este aspecto fundamental Solar (titulada El último Solar cuando apareció en 1920 y cambiada ulte-
(le su obra. Sin embargo, uno de los valores de su novelística estriba preci- riormente, no siempre para mejorarla) y La trepadora (1925), acusan flo-
satl1ente en el estilo y la escritura. Desde un principio se calificó de clásico jedad en cualquiera de los aspectos señalados, si se las compara con Doña
Sil lenguaje, con lo cual no se decía nada. El clasicismo es más una actitud Bárbara. A partir de esta última obra, Gallegos se supera en Cantaclaro
(le esl ilo que una escritura. Úslar Pietri señaló con sinceridad que no había (I934) yen Canaima (1935). En Cantaclaro, otra versión del llano pero
"novelista grande menos renovador y audaz en lo formal y en lo técnico". poetizada, ahonda y esfuma el paisaje, aligera la escritura, profundiza la
1':lII'iqlll'Planchar! simplificÓ su apreciación crítica declarando: "le basta nH.:táfora, mezcla en un juego lírico sugerente, la realidad y lo fantasma-

1" INA IIAHIIAHA IIII\LlOTECA AYACUClIO

XVIII XIX
górico. Pero las distintas partes del libro no tienen la misma intensidad
A la escritura de Gallegos anterior a Doña Bárbara le faltaba vuelo,
creativa y rehuye ciertos cumplimientos amorosos al parecer inevitables, canto, aliento, vibración. Se trató inicialmente de una manera de escribir
dominado por su convicción de que la literatura debe ser edificante. En
vacilante, a veces a punto de inflarse con los énfasis posrománticos o mo-
Canaima (1935), punto culminante de su creación para mí, no sólo brinda
dernistas, a veces aplastada por la llaneza naturalista. En los momentos de
una novela de equilibrada composición circular, sino que crea una de las
inspiración descriptiva, el párrafo se ensanchaba, pasaba de una cláusula a
figuraciones de héroe y antihéroe del Nuevo Mundo más profunda, más
otra mediante el procedimiento de la frase nominal, sin verbo, los puntos
vinculada con unidades míticas universales, más despojada de rasgos lo-
y comas que permitían acumular aspectos enumerativos yel puente de las
cales e intenciones moralizantes y sociológicas. Después se inicia la deca-
preposiciones o de las conjunciones. Ese gusto por la frase larga descrip-
dencia: Pobre negro (1937), apresurado, con vuelos y caídas, con escritura tiva, discursiva también, se manifestaba con particular insistencia cuando
por momentos espléndida y frecuentemente carente de toda elaboración
refería las reacciones psicológicas o cuando pintaba acciones de trabajo.
literaria, dominado por la preocupación sociológica y reformista; Sobre
Por ejemplo, en el segundo párrafo del primer capítulo de Doña Bárbara,
la misma tierra, construida a la manera de Gallegos por él mismo, reitera-
tras una frase breve preparatoria, se lanza a describir de este modo el tra-
tiva de sus temas y paralelismos, escrita con frases breves como trazos de
bajo de los bongueros:
acuarelista y no con vastos empastes como nos tenía acostumbrados, con
aberturas de dudosa eficacia artística hacia formulaciones esquemáticas Insensibles al tórrido sollos broncíneos cuerpos sudorosos, apenas cubiertos
del psicoanálisis freudiano; El/orastero (1942), una reposición, un boceto por unos mugrientos pantalones remangados a los muslos, alternativamente
de novela escrito antes de Doña Bárbara, cuando perseguía cierto sim- afincan en el limo del cauce largas palancas cuyos cabos superiores sujetan
contra los duros cojinetes de los robustos pectorales y encorvados por el
bolismo mesiánico propio de la Rusia prerrevolucionaria con añadiduras
esfuerzo le dan impulso a la embarcación, pasándosela bajo los pies de proa
referentes a la actualidad política venezolana del momento las cuales no se
a popa, con pausados pasos laboriosos, como si marcharan por ella.
ajustan con lo anterior. La novela mexicana señala su peor momento, pese
a algunos personajes atrayentes que el propio autor ahoga. Repite el mismo procedimiento en el párrafo tercero. Frase breve
Sin embargo, inclusive en sus libros menos logrados viven personajes introductoria y luego la parrafada exhaustiva sobre el patrón:
fascinantes y actúan tipos populares auténticos, se vislumbran proyec-
ciones psicológicas, simbólicas y culturales mayores y abundan trozos de En la paneta gobierna el patrón, viejo baquiano de los ríos y caños de la llan-
escritura singularmente válidos. Para confirmar esa aseveración bastaría ura apureña, con la diestra en la horqueta de la espadilla, atento al riesgo de
las chorreras que se forman por entre los carameros que obstruyen el cauce,
recordar la impresionante figuración de bárbaro de Hermenegildo Gua-
vigilante al aguaje que denunciare la presencia de algún caimán en acecho.
viare, el caudillo feroz que para de un tiro el reloj de la Iglesia, en la hora
de su triunfo, o el ambiguo Basilio Daza, su consejero, actores en El foras- La descripción de la casa adonde llega Santos Luzardo, en el capítulo
tero. Así mismo Luisana, la heroína de Pobre negro, desborda de pasión La lanza en el muro, se inicia con una frase que cuenta 19 líneas. 14 líneas
existencia!. En cuanto a escritura literaria, pocos trozos igualan el primer tiene otra del capítulo El familiar, alusiva a los fantasmas populares. De
capítulo de Pobre negro titulado Tambor. Ciertas descripciones de pueblo IlUCVO 19 líneas sin respiro, la descripción del pueblo cabecero del Distri-
desolado e interiores provincianos en tiempos de la Venezuela feudal de lo, "teatro de las sangrientas contiendas entre Luzardos y Barqueros" , en
El forastero sobrecogen de tristeza y ahogo, y algunas de las acuarelas de el capítulo Un acontecimiento insólito. En ese mismo capítulo las reaccio-
Sobre la mi.\'!lultierra tienen colorido y gracia. 11L'S dt: doña Bárbara quedan expuestas así:

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XX
XXI
La verdad era que tal orden de desocupación de Macanillal dada junto con ¡Ancho llano! ¡Inmensidad bravía! Desiertas praderas sin límites, hondos,
la de restituir el lindero al sitio donde lo pusiera la ejecución de la senten- mudos y solitarios ríos. ¡Cuán inútil resonaría la demanda de auxilio, al
cia del último litigio,no había sido encaminada a la estratagemade ocurrencia vuelco del coletazo del caimán, en la soledad de aquellos parajes! Sólo la
posterior, pues entonces ni siquiera le había cruzado por la mente a doña fe sencilla de los bongueros podría ser esperanza de ayuda, aunque fuese
Bárbara la posibilidad de que Santos Luzardo quisiese cercar; pero como la misma ruda fe que los hacía atribuirle poderes sobrenaturales al siniestro
vino a resultar para el ardid recién concebido, ella se engañó a sí misma Brujeador.
considerándola como paso previo de un plan cual si tal se hubiese trazado [ ...]
desde el primer momento, adelantándose a los propósitos del enemigo, por ¡De más allá del Cunaviche, de más allá del Cinaruco, de más allá del Meta!
obra y milagro de aquel don de adivinación de los acontecimientos futuros De más lejos que más nunca -decían los llaneros del Arauca, para quienes,
que estaba convencida de poseer, gracias al Socio. sin embargo, todo está siempre-: "ahí mismito, detrás de aquella mata". De
allá vino la trágica guaricha. Fruto engendrado por la violencia del blanco
Sin duda, la literatura del Siglo de Oro muestra un gusto igual por la aventurero en la sombría sensualidad de la india, su origen se perdía en el
dramático misterio de las tierras vírgenes.
frase que se extiende, "período cervantino" gracias a los "que", "por" y
"pero", como si se quisiera abarcar de una vez el tema abordado. Se trata
Este último párrafo ilustra cabalmente la movilidad de la escritura de
de un procedimiento característico de la descripción a la que se obliga
Gallegos cuando forma parte del significado mismo de la obra. Se pudiera
un autor tradicional. Esa minucia sobra, desde el punto de vista de una
decir que lo otro, lo descriptivo documental, resulta material de relleno,
narrativa que se niega a explicar y que espera del lector una participación,
concesión inevitable al decorado. Pero la novela puede prescindir de deco-
en el sentido de completar el cuadro o la situación. En cambio, el nouveau
rados tradicionales, como el teatro, y desarrollarse en secuencias de pura
roman, bastante envejecido en nuestros días, concedía a la descripción
acción verbal y existencial apenas alumbradas por un brochazo de luz ex-
minuciosa, lenta, exorbitante, casi metafísica de los objetos o de un gesto,
terior. Entonces la propia acción define, describe, explica y concluye. En el
importancia mayor. Algunos experimentos bastante aburridos para mí, de
caso de Gallegos, él mismo se vio obligado a intentar otra manera de contar
la literatura abierta, expansiva, textualista, lúdica que está de moda actual-
y, en Sobre la misma tierra, sustentó la entera narración sobre los diálogos,
mente, gusta de inmensas parrafadas sin coma ni punto, en que la escritura
apenas coloreados con leves pinceladas paisajísticas. Pero cuando llegó a
reiterativa se llega a parecer a volutas y arabescos que se enlazan sin princi-
esa experiencia ya no era el mismo creador, perdió aliento, estilo, y dicho
pio ni fin. Pero en el caso de Gallegos, la extensión de la frase no constituye cambio en vez de resultar una renovación señaló un descenso. En Doña
propiamente una decisión escritural, una estética experimental, sino un
Bárbara alcanza un momento excepcional estilística y escritural y el brillo
procedimiento natural derivado del modo de escribir de autores decimo-
de estos rasgos creativos opaca las parrafadas documentales de relleno.
nónicos, a menos que también procediera de un trato apasionado con los
Doña Bárbara se recuerda por el canto de la escritura, por el aliento de
clásicos. En todo caso no son recitativos sino descripciones cuyo trazo, por
las descripciones líricas, por el misterio de un mundo telúrico y naciente
un prurito de realismo exigente, parece no querer interrumpir.
invocado, por aquello de:
Resulta curioso advertir que esa escritura varía cuando Gallegos se
siente presa de lirismo, cuando lo arrebata el paisaje o la acción que des- Tierra abierta y tendida, buena para el esfuerzo y para la hazaña, toda
cribe. Los conocidos y tantas veces citados trozos de Doña Bárbara con- horizontes, como la esperanza, toda caminos, como la voluntad.
tentivos de una exaltación telúrica están compuestos de frases breves y
La riqueza de los trozos invocativos o descriptivos, enlazados con las
exclamativas:
emociones humanas, otorga a este libro excepcional acentos épicos, de

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1" INA IIIII(IIAI(A

XXII XXIII
una épica no propiamente castrense y guerrera, sino telúrica, psíquica, cuadro de horror, afiche acusador. Esas imágenes de la Guerra Federal,
existencial: como para exorcizar la violencia de la guerra civil, abren la CuartaJ amada
de Pobre negro con sus siniestros y sangrientos resplandores.
Reflejos de hogueras empurpuran la obscuridad de la noche; óyese salvaje
gritería. Es la caza del gaván. Los indios encienden fogatas de paja en torno Pero por el momento Gallegos está inmerso en su descubrimiento de
a los pantanos inaccesibles, el ave se tiñe de rosa al resplandor del fuego la llanura. La emoción de la tierra apenas hollada lo ilumina y con videncia
entre las tinieblas profundas; pero, de pronto, los cazadores enmudecen accede a la metáfora trascendente: "El anillo de espejismos que circunda
y apagan rápidamente las hogueras, y el ave, encandilada cae indefensa al la sabana se ha puesto a girar sobre el eje del vértigo".
alcance de las manos.
Pero el aspecto quizás más importante desde el punto de vista lingliís-
Algo semejante ha acontecido en la vida de Barbarita.
[...] tico es la recreación por parte de Gallegos del habla popular. Respetando
su estructura, es decir las relaciones asociativas, metafóricas, analógicas,
Como el propio Gallegos apuntó, mucho después de haber escrito sintácticas y prosódicas de las oraciones y de las construcciones, anima
su libro, el paisaje se erige como protagonista principal. Esa presencia con su estilo y la riqueza de la escritura, ese lenguaje de por sí coloreado y
geográfica persistirá en sus grandes novelas, Cantaclaro y Canaima, hasta plástico. Notable síntesis que supera el uso hecho por el costumbrismo del
que metido de lleno en la acción política y en la gestión pública, conceda habla popular, Gallegos rehuye lo chabacano, ese lenguaje de bajo fondo
a los hechos sociológicos e históricos mayor importancia, como ya sucede y de barrio propio de la ciudad, para reencontrar las virtudes lustrales del
en Pobre negro. Entonces se apaga el canto, la escritura lírica, el aliento habla campesina, apoyada en las imágenes derivadas del trabajo cotidiano
estilística arrebatador, la épica existencial. Los símbolos pierden encarna- con una fauna y una flora exuberantes. De ese modo profundiza ellen-
ción y se convierten en esquemas, en abstracciones alegó ricas y concep- guaje del pueblo, lo interioriza y convierte en "revelador" de la psicología
tualizaciones sociológicas. Del fresco telúrico pasa a la estampa histórica. del hablante y también en proyección de inteligencia o retozo a la hora
Esa estampa forma parte del fresco, está implicada en él, pero en sus tres del descanso. Los "cachos" contados en las veladas de vaquería ilustran
novelas mayores, no ocupa el espacio principal como va a suceder en Pobre este último aspecto. El habla densa y sentenciosa del Brujeador. -" Amigo
negro. Miremos la estampa en Doña Bárbara: de pensar mis cosas callado es lo que soy" -; la franqueza reservada y res-
petuosa de los peones leales; la sorna de Balbino; el ingenio narrativo de
El Llano enloquece y la locura del hombre de la tierra ancha y libre es ser
P ajarote; las palabras consagradas de las faenas llaneras; la versión pensada
llanero siempre. En la guerra buena, esa locura fue la carga irresistible del
en inglés del español de pueblo propio de Míster Danger; los desvaríos
pajonal incendiado, en Mucuritas, y el retozo heroico de Queseras del Me-
dio; en el trabajo: la doma, y el ojeo, que no son trabajos, sino temeridades; visionarios de Juan Primito contrastan con el idioma mecánico, prefabri-
en el descanso: la llanura en la malicia del "cacho", en la bellaquería del cado de Santos Luzardo y Marisela y la gravidez no carente de nobleza y
"pasaje", en la melancolía sensual de la copla; en el perezoso abandono: la seducción del modo de expresarse de doña Bárbara. De ese modo Galle-
tierra inmensa por delante y no andar, el horizonte todo abierto y no bus- gos compone una escritura que registra la gran variedad del habla popular
car nada; en la amistad, la desconfianza, al principio: y luego la franqueza campesina, recreada por él con intención de reflejar a la gente de tierra
absoluta; en el odio: la arremetida impetuosa; en el amor: "primero mi adentro y formular con la voz de ésta "la humanidá de la tierra" como dirá
caballo". ¡La llanura siempre!
Juan Solito en Canaima. Por cierto con Juan Solito logra Gallegos llevar
Esa estampa se desprenderá del fresco geográfico y de los grandes esa recreación del habla popular a una proyección trascendente, porque
Pohre neJ!.1'O vuelta carbón el ralll:íl ¡CO,
<.:spaciosabiertos, para apar<.:ccr<.:11 las sentencias de ese enigmático personaje parecen formulaciones mági-

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X XIV XXV
casoHe aquí algunas de ellas, a manera de ejemplo de la maestría alcanzada realidad, más allá de su forma. Que la verdadera tarea crítica consistía
por Gallegos: en perseguir ese más allá. Señalaba que una obra de arte cargada de esa
virtud de irradiación, renacía sin cesar revelando otros sentidos que los
La humanidá de la tierra está sembrá de espejos donde se aguaitan las cosas
conocidos hasta ese momento, mientras había obras que envejecían y se
más lejas y enmogotás. El to es sabé miradas sin asco.
[ ... J
mustiaban. Citaba el diario de Hebbel: "Toda obra de arte verdadero es
De tres meses y los días que completan el ciento, que es el número de la un símbolo misterioso que posee múltiples significaciones, y es en cierto
sabiduría. sentido 'insondable'. Cuanto más brote del solo pensamiento una crea-
[ ... J
ción poética, menos misterio encerrará y mejor se la comprenderá. Pero
El dónde y el cuándo y el cómo son hijos sutes de la madre curiosidá. Lo su contenido, en cambio, se agotará más pronto, y al punto se la rechazará
que medra es que ea uno sepa lo que haiga menester.
como una concha despojada de su perla". Y recordaba que J ung, en un
[ .. .J
trabajo sobre Picasso, había señalado que "todos los procesos y efectos de
Las palabras son como los caminos, que cuando no se conocen piden ba-
quianos. No basta decí: por aquí vaya reventá a tal parte; es menester que la trasconciencia representados gráficamente son, en contraposición a la
tal parte esté en la punta del camino. representación objetiva o 'consciente', 'simbólicos', es decir, aluden por
[ ... J modo aproximado y como mejor pueden a un sentido que por lo pronto
Juan Solito necesita estar solo y callao en el monte tupía, velando las puntas se desconoce". Pedía proyectar la obra de arte en el espacio, tal como se
del bejuco pa que el principio y el fin siempre se estén tocando.
proyecta un plano en geometría.
Este procedimiento me ha ayudado a veces a descubrir en una crea-
UNA TEORÍA CRÍTICA IDEALISTA ción poética o plástica, un más allá que se ahonda siempre, una dimensión
quizás ilusoria, de infinitud en lo finito.
Una vez expuse algunos conceptos para la interpretación del arte los cu-
ales parecían desvaríos esotéricos. Sin embargo, advierto ahora que alguna
La figuración de doña Bárbara está proyectada en sucesivos planos. El
validez tienen y que el acercamiento al personaje de doña Bárbara con-
más cercano es el personal, biográfico, anecdótico, determinado por los
firma lo aseverado por mí en aquella ocasión5•
sucesos de su vida. La violación de que fue objeto en su juventud la desvía
Sostenía, sin apoyo alguno de erudición crítica, que la obra de arte
desarrollando en ella una voluntad de venganza constante contra el hom-
cabal tiene además del sentido usual que le asignan sus propios medios
bre. La codicia y el poder compensan su frustración amorosa. Practica la
técnicos y las intenciones evidentes, otros significados que no pueden
hechicería para lograr sus fines. Nada parece detenerla y repudia a su hija
ser advertidos dentro de las limitaciones del análisis estructural, textual.
para destruir en ella la blandura maternal. Pero al encontrar y conocer a
Era yo joven entonces y exponía mal mi convicción intuitiva, pero hoy
Santos Luzardo se enamora de él tanto más porque se le resiste. Gallegos
comprendo que intentaba dar mayor importancia a los significados que a
esquematiza la confrontación de doña Bárbara y Santos Luzardo. Queda
los significantes. Era un disidente prematuro de la crítica que concede al
por decir mucho más de lo que escribe. Finalmente doña Bárbara pierde
hecho de la factura, el sentido mismo de lo creado. Me debatía afirman-
el combate, pero salva su alma. Esta historia, si no hubiese trasfondo, no
do que la obra de arte auténtica se proyectaba sobre distintos planos de
pasaría de ser un argumento de folletín y telenovela. La razón de la aplas-
5.,1l1al1Liscal1o, "Poesía y misterio el1los Cllcntos dc Antonio Márqllcz Salas", Caminos de tante mediocridad de las versiones audiovisuales de Doña Bárbara, pese
ItI fi/'l!.It1. Caracas, I':diciones El Pensamiento Vivo, 1953. a la presencia de María Félix en la cinematográfica, se debe a que éstas

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XXVI XXVII
conceden al argumento la importancia principal. En ninguna de ellas se seductora, con algo de viriloide que provocaría llamarla Varona. Toma a
vislumbra la intuición de un más allá. Despojada de la escritura del paisaje los hombres y no es tomada por ellos. Se alimenta de ellos. Su naturaleza es
y de la irradiación, esta historia se reduce a ser un melodrama más o menos de sirena y vampiro, de manta religiosa. Une la cópula a la muerte. La ins-
foklórico. Sin embargo el libro, tengámoslo presente, supera cualquiera piran poderes malignos, genios de la venganza. Es la Macha en un mundo
de esas versiones porque se manifiesta mediante la escritura y el estilo y se machista donde la mujer queda relegada a papeles subalternos. Es la fé-
abre hacia un más allá. mina transgresora en una sociedad primitiva donde le correspondería ser
En otra proyección inmediata doña Bárbara adquiere un valor alegó- simplemente doméstica y labradora. Esta proyección de doña Bárbara va
rico. Es la imagen dolorosa de una patria violada secularmente, es el resul- más allá cuando intenta asesinar a su hija y luego de vacilar en la ejecución
tado de la violencia frustradora y deformante. En ella se desatan pasiones del atroz propósito, se aleja para siempre, se pierde en la llanura como una
e instintos negativos en razón de la barbarie que la vejó. En torno a esa emanación que se reabsorbe en la fuente de energía que le dio vida. Doña
figuración contradictoria de víctima y victimario se mueve una humanidad Bárbara accede al símbolo cuando ingresa a la leyenda de su desaparición.
que también tiene valor tipificante: Balbino Paiba, el bribón; Melquíades Asimismo, pero envuelto en un aura menos tenebrosa, se desangró en la
Gamarra, El Brujeador, densa personificación de una maldad primitiva sin distancia de la pampa don Segundo Sombra y se hundió en la selva Marcos
matización alguna y los Mondragones, bandoleros a sueldo; Ño Pernalete, Vargas.

modelo de jefe civil autoritario y bruto; Mujiquita, su secretario, un pobre


diablo tembloroso apenas aceptado porque sabe leer y escribir; la peonada LA ESFINGE DE LA SABANA
que afirma valores populares de lealtad, inteligencia natural y gracia con
Rómulo Gallegos es lo contrario del barroquismo. Su estilo persigue una
Pajarote, Antonio Sandoval, María Nieves, Venancio, Carmelito López; el
meta bien definida y no se complace en hedonismos ni tautologías. Por eso
orate del agro,Juan Primito, emisario de doña Bárbara, augur, rodeado de
sus alegorías y simbologías resultan nítidas, lo cual no implica que carez-
SllS ensangrentados pájaros fantasmales; Míster Danger, el yankee que res-
can de más allá. Doña Bárbara no se acaba ni se destruye, tan sólo muta,
I)onde al clisé fácil de Rodó con su Calibán; Lorenzo Barquero, el hombre
se enriquece alcanzando entre los abismos de su alma, un recuerdo que la
a quien arruinó el alcohol; Santos Luzardo, el dueño de Altamira educado
libera del crimen que quería cometer. En la última página de la novela se
en la capital y respetuoso de las leyes, quien desempeña el papel de civiliza-
sabe solamente que dejó un mensaje recordando que Marisela era su única
dor, en un proyecto reformista bastante simple, fundado en el respeto de la
heredera, pero subsistirá la duda de si se suicidó en el tremedal o se alejó,
propiedad ajena; Marisela, "fruto inocente de los contubernio s culpables"
Arauca abajo, hacia otras tierras, para reiniciar una vida o repetir su haza-
de doña Bárbara con Lorenzo Barquero, "esperanza que no debe perder-
ña de cacicazgo femenino.
sc". Salvando las figuraciones prefabricadas, con poquísima autenticidad
Esa imprecisión ayuda a su leyenda. Doña Bárbara sigue ... y ya en la
cxistencial, de Luzardo y Marisela, el mundillo abigarrado que rodea a
imaginación donde se apacentó su recuerdo y la memoria de lo sucedido,
doña Bárbara enriquece con rasgos diversos, la alegoría de la patria bár-
toma forma secular, se inmoviliza en alguna representación gráfica o mo-
bara cargada, sin embargo, de esperanzas. El argumento melodramático
numental, llena con su presencia algún cuadro simbolista, aparece en la
tiene desde esta perspectiva, una importancia menor.
escena intemporal de un mito. Dejó de ser Barbarita y la mujerona feroz
Pero la irradiación de doña Bárbara alcanza otro plano espacial, otra
en que ésta se convirtió por obra de la violencia, ya es más que la guaricha
valiclc%creacla por las palabras con las que se la designa: es la Dañera, es la
trágica que dice Gallegos, se sale de la alegoría de patria victimada y victi-
l)evor:\(lora de Ilol1lhres, es la Esfinge de la Sabana, es bruja, tenebrosa,

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1" INA IIAI(I\A](A

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.xXVIII
maria, finalmente la devoradora de hombres se identifica con figuraciones en su idealismo enfermo: "¡Oh, la embriaguez astral!"? ¿Cómo entendió
monstruosas del inconsciente colectivo, imágenes perversas de ámbitos a Johnson, Verharen, Moreas, Rodenbach, Lorrain, Wilde, Pierre Louys,
culturales decadentes y reminiscencias de arquetipos. D'Aurevilly, Mirbeau, Huysman? ¿Se enteró de los dibujos de Bearsdley,
El Eros modernista entronizó volantes, encajes, tafetán y sederías, de los secretos del Modern) Style, de los grabados de Felicien Rops, de la
plumas y bien cebados desnudos, despliegues florales, curvas ondeantes pintura de Gustave Moreau? ¿Los sueños de Luis de Baviera y sus deliran-
y formas blandas, volutas y arabescos, nácares, mármoles y espumas. La tes castillos tuvieron alguna significación vivencial?
literatura y la pintura cultivaron invocaciones históricas, mitológicas, bí- La secuela hispanoamericana de esta gran floración tenebrosa o arcan-
blicas y vagamente esotéricas relacionadas con figuraciones femeninas que gélica fue el modernismo, bazar de tendencias, estilos y escrituras de fin
expresaban un idealismo de corte de amor o una perversidad de fin de de siglo. El modernismo fue decadente por imitación como fue también
imperio. Ofelia, Beatrice, Margarita, Magdalena convivían con Mesalina, por imitación orientalista, exótico, wagneriano, dieciochesco. Las japone-
Elena, Salomé, Safo y Medea; vírgenes con Astarté, Isis y Venus, angelica- rías y el lenguaje floral, los ritmos impares, las exquisiteces y la bohemia
les criaturas representando la inocencia y la pureza con sirenas, harpías, en reservados donde una Margarita Gauthier ríe bebiendo champaña en
quimeras, ninfas, bacantes y nereidas. Brujas partiendo al Sabat mostra- copa de baccarat forma parte de la utilería decadente. El Sur y México se
ban sus carnosos desnudos junto a otros lánguidos y desfallecidos que impregnaron más de esas estéticas que un país como Venezuela, rural y
esperaban el fin de Bizancio o de Babilonia. La imagen de la mujer adquie- atrasado en todos los aspectos. Sin embargo, por ósmosis probó drogas,
re, en los paroxismos imaginativos y eróticos, un sentido tanático. Es la néctares embriagantes y respiró atmósferas de pebetero, incienso y perfu-
encantadora, la hechicera, Circe, Melusina, Medusa, la esfinge, la hembra mes pérfidos. La exterioridad de nuestro decadentismo tropical y subtro-
carnívora, la araña, el vampiro. Los interiores sobrecargados, barrocos, los pical resultó altamente kitsch y se alimentó de un estilo revisteril. El Cojo
hiombos, los veladores, las alcobas en penumbra con sus grandes camas Ilustrado (1892-1915), por ejemplo, traía en sus páginas ilustraciones, gra-
ll1uelles y llenas de almohadas y cojines, la exasperación ornamental, des- bados, reproducciones de cuadros, traducciones de escritores, hoy casi
vían la sexualidad hacia el espejismo de una copulación fúnebre. El mito todos olvidados, pero que fueron los verdaderos inspiradores europeos
(k: la vampiresa, divulgado en forma masiva por el naciente cine, corona el de la estética modernista. Cosmópolis, otra revista modernista, cuyas doce
cerebralismo perverso de una burguesía pletórica que alcanza simultánea- entregas se esparcieron entre mayo de 1892 y julio de 1895, discutió las
ll1ente su nadir y su crepúsculo. La Hembra Vampiro o Carroña ya había tendencias intelectuales y artísticas de ese fin de siglo, con especial serie-
poblado las pesadillas de Baudelaire, precursor del mito de la manta reli- dad. Los excesos cerebralistas tuvieron en nuestro medio cultivadores un
giosa. Y Flaubert había predicho el apocalipsis6. Ya el psicoanálisis había tanto provincianos como el coriano Elías David Curiel, cuyos exaltados
nacido con Freud y la sexología con Havelock Ellis. La Primera Guerra cantos alimentaba con éter7 o demasiado retardados como Carlos Borges,
Mundial estaba próxima. cuando no desviados hacia la ampulosidad retórica. Más suerte corrió el
¿Qué supo la América Latina de ese gran desvarío de fin de siglo, de posromanticismo. Algunas de las obsesiones de la estética decadente se ad-
csas estéticas exquisitas y monstruosas de la decadencia? ¿Cuáles fueron
las repercusiones de la pintura y de la literatura prerrafaelista o simbolista? 7. Elías David Curiel nació en 1871, y se suicidó en 1924. Su cadáver fue descubierto en
¿Supo de los salones Rosacruz, de Peladan, su promotor, quien exclamaba estado de descomposición. Tan solo salió una vez de su ciudad nativa provinciana, para ir
a Caracas, pero regresó de inmediato. Publicó en El Cojo Ilustrado. Curiel era judío. Llevó
al paroxismo de un lenguaje rebuscado pero suyo, los cerebralismos perversos o delirante-
(,. J ,(I.\j1()/'('J dl·llllill aparecieron en 1857 y Salamhó en 1862. mente idealistas de los es tetas finiseculares del simbolismo y el Art Nouveau. Ora cantaba

I H 'NA ilAHllAHA illIlI.lnTECA AYACI ICI In

xxx XXXI
vierten en escritores de primera línea como Manuel Díaz Rodríguez quien
por los problemas de expresión estética y búsquedas de vanguardia. Pero
rinde tributo a la fascinación del color verde en Sangre patricia (1902), na-
involuntariamente, por el sesgo del mesianismo, es sensible al simbolismo,
rración de la neurosis de Tulio Arcos, llevado al suicidio por el espectro de
un simbolismo edificante que alcanza su mayor eficacia, de manera inespe-
la amada muerta en el mar, bella sirena de ojos verdes. Uno de los tópicos
rada y poderosa en doña Bárbara, representación de la barbarie victimaria
de la estética fin de siglo era los ojos verdes, color de ajenjo, de mar glauca,
o victimada, de la tierra ingente, inhollada, del dolor de patria y, en estratos
de maleficio, de berilo o de algas8. Sobre el Eros modernista soplaron los
desconocidos por él mismo, de una monstruosa, perversa y secular seduc-
ventarrones malolientes del naturalismo, sin disipar de un todo los aromas
ción. No era propósito del moralista que siempre dominó en Gallegos al
delicados de aquel inmenso conjunto de flores de invernadero. artista, destacar a doña Bárbara sobre Santos Luzardo -el nombre mismo
Gallegos, nacido en 1884, alcanza a publicar en El Cojo Ilustrado. Díaz
demuestra la importancia que Gallegos le daba a ese "santo" de civili-
Rodríguez tiene una obra cumplida cuando Gallegos es un adolescente
zación "ardido en luz"- y opacar con ella la inocencia niña de Marisela.
grave y vestido de negro. Por naturaleza y modesta formación de hijo de
Pero el personaje que echó a andar los dichos del señor Rodríguez escapó
una clase media depauperada, dista mucho de ser proclive a las "embria-
a las intenciones mismas del creador para vivir por sus propios medios y
gueces astrales", las neurosis literarias y las perversiones bizantinas. Tam-
ascender a las categorías más auténticas del ser latinoamericano. Mientras
poco le atraen los excesos modernistas y sus escrituras retóricas. Se inclina
Santos Luzardo se pasmó en su esquema edificante, doña Bárbara irradió
hacia el realismo tradicional y cierto mesianismo social propio de la litera-
su compleja personalidad novelesca hacia todos los ámbitos.
tura rusa. Está más preocupado por la realidad y el destino de su país que
Gallegos creyó exorcizar la violencia de nuestras costumbres, creando
la historia referida por la novela cuya culminación moralizadora es la salva-
con enfebrecido erotismo de solitario provinciano inhibido a "las neuróticas" que no gozó, ción de doña Bárbara. Ésta, arrebatada de celos porque Marisela obtuvo
"(Vírgenes locas cuyo quinqué / de su globillo rojo el cristal/esmerilado corusca de / un el amor de Santos Luzardo, levanta el revólver sin que la vean, para matar
obsediante rubí nupcial)" o confesaba: "en el insomnio de mis noches áridas / me chupan
a su hija pero un súbito destello equivoca la mira y doña Bárbara, en esa
de la sangre los fluidos / con sus trompas agudas las cantáridas"; ora oía voces de "psiquis
familiares", músicas astrales, ritmos de ultratumba, disonancias siderales, veía amadas fan- brevísima vacilación, siente ascender en ella el recuerdo de su único amor
tasmales, migraciones de almas y mensajeros del más allá. Terminó su vida hundido en frustrado en su juventud por la barbarie. La escena descrita es alegórica.
un mundo espectral que propiciaban el consumo constante que hacía de éter "milagrosa
Cada gesto está cargado de significado, hasta el destello de una estrella
escala" y del alcohol ("El alcohol mi mente fosfórica inflama / en el cadavérico azul de su
llama: / nephente que infunde narcótico olvido / o chispazo eléctrico en gas comprimido"). sobre la mira (el simbolismo de este hecho al parecer fortuito resulta elo-
Gustaba de esa h arcaica y la ponía para las palabras que empezaban con teo y para armo- cuente). Después, doña Bárbara desaparece reconociendo a Marisela por
nía. Verbalizaba sustantivos y adjetivos: superficializan, nostalgizan, etc., procedimiento
que se volverá a encontrar en la vanguardia de 1928. No temía usar palabras que el purita- su única heredera. Pero con esa desaparición no se va doña Bárbara. Es
nismo de la época condenaba como pubis, útero, matriz y ombligo. En el espejo de su musa cuando se queda -recuerdo a Miguel Hernández: "me voy, me voy, pero
miraba a su alma vuelta Medusa. Entregado a la teosofía y a las sensaciones de la metem-
me quedo desierto y sin amor" -; cuando su mutación hacia el bien conce-
psicosis definió el arte como "Apocalipsis de la Naturaleza / do se rompen los siete sellos
del Porvenir ... " . La poesía y las drogas lo ayudaban a transformar su tórrida y aletargada de todo su valor a su existencia en el mal. Y para menoscabo de la moraleja
ciudad polvorosa de Coro en una cita de divinidades mitológicas, de figuraciones literarias final, doña Bárbara nunca ingresó al panteón de los inmortales de nuestra
femeninas y de heroínas bíblicas. La alcoba familiar también se transfiguraba en "la gruta
de mármol en donde / brinda el haschich al huésped mirífico conde" y se ve "la iridiscente
literatura, como la salvada, la pecadora arrepentida, la Magdalena dellla-
columna de llama / columna estruendosa de truenos de gama". no, sino como la Dañera, como la devoradora de hombres, como la esfinge
8. La canción "Ojos verdes" del compositor mexicano Juventino Rosas está dentro de la de la sabana, como la sombría emanación de sus propias hechicerías.
mayor ortodoxia de la estética finisecular.

1)( 'NA IIÁIOIAHA


111111.1< I'I'I',CA AI'A' :IICII< I
XXXII
XXXIII
¿Qué pasó? Doña Bárbara malvada, pecadora, dañosa, devoradora, taciones antropomorfas de esa concepción ambivalente de la naturaleza
no solamente resultaba más real que doña Bárbara redimida -además esa y así, en todas las culturas salvajes o evolucionadas, en todos los textos
redención no tiene continuidad- desde el punto de vista novelesco, argu- sagrados escritos y en las leyendas orales, aparece siempre en sociedad con
mental, sensorial, sino respondía a lo que J ung definía como analogía entre la muerte, la imagen de la Gran Madre, de la Hembra procreadora y devo-
radora, de una suerte de Prostituta sagrada, Madre Tierra indiferenciada
la estructura psicológica de los residuos históricos y la de los productos in-
conscientes modernos. La relación llano, tierra bravía y salvaje, naturaleza ora benéfica y fértil, ora maléfica y destructora. Las dos caras de la natura-
indómita e indiferenciada, barbarie, patria violentada, todo ello imperso- leza han dado lugar también a inacabables representaciones antagónicas.
nal, requería una representación humana, con la que se satisficiera la libido La vampira de las estéticas decadentes de fin del siglo pasado, la fiera de
todopoderosa de Gallegos y de los lectores convocados a esa celebración los ojos verdes, la mujer tarántula, la chupadora de sangre, la carnívora
artística y ritual. Tan sólo cuando las cosas, la naturaleza, las ideas adoptan dañera, deriva de las figuraciones maléficas con las que se quería exorcizar
forma humana, cuando encarnan en la figura del héroe o antihéroe, existen e inclinar hacia la fertilidad y la bondad, la energía cósmica de la natura-
leza indócil, incontrolable, indiferenciada. La sociedad cerebralizada de
para la ficción narrativa: saga, leyenda, poema, cuento o novela, etc., Doña
Bárbara representará aquella relación geográfica, cultural, sociológica y la Belle Époque, se regodea malsanamente en esa iconografía perversa que
psicológica con virtudes inmanentes de ficción poética y narrativa. Pero responde, por lo demás, a la gran destrucción que el hombre está haciendo
esa misma relación no puede circunscribirse a un limitado marco nacional, de la naturaleza, a su castración telúrica, a su neurosis de civilizado.

regional, por cuanto contiene valores universales, arquetipales, arcaicos. Doña Bárbara, por lo tanto, continúa la serie de esfinges devoradoras
Doña Bárbara, en su proyección más distante, personificará la naturaleza e interrogadoras y al proyectar su existencia de ficción novelesca desborda
misma, ya no sólo llanura venezolana, y en esa dimensión escapará definiti- el cauce de la literatura y se confunde finalmente con formas de arquetipo
vamente al propósito galleguiano, a la referencia nacionalista y edificante, de una feminidad puramente energética que tan sólo accede al espíritu
cuando éste la fecunda de manera solar, mística.
a los límites de la novela y de la literatura, para ofrecer nuevas imágenes
Pero la protagonista de la novela no puede ser identificada de un
que interesarán hasta a la psiquiatría como lo demuestra el estudio del
doctor Raúl Ramos Calles9 quien verá en doña Bárbara, con ortodoxia modo mecánico y directo ni Gallegos leyó a J ung y a F reud o se hundió
junguiana, una imagen de la "madre terrible", devoradora de hombres, en lecturas sobre simbología y mitología, para componer a doña Bárbara.

fémina primordial que, como la naturaleza, procrea y destruye su propia Sus intenciones eran precisas y limitadas. Pero así como resulta imposible
procreación en una interminable rueda de nacimientos y muerte, de reto- prever todas y cada una de las consecuencias de una acción humana, sobre
ños y deshojamientos. todo en sus proyecciones futuras, la creación de un ente de ficción profun-
Estamos en el umbral de una secular unidad mitológica: la de las divi- damente concebido dentro de sí mismo, adquiere autonomía existencial

nidades de muerte y fecundidad, veneradas por la humanidad desde sus tanto más dilatada cuanto sean ricos los estratos ocultos de donde procede.
Relacionar a doña Bárbara con las imágenes y significaciones expuestas
orígenes. Las cosas deben morir cuando cumplen su ciclo vital para que
otras cosas nazcan. La mente primitiva, los hombres de la antigiiedad, los en estas páginas, no interpretan las intenciones del novelista ni responden
al sentido que quiso darle a su creación. Su tarea edificante la cumplió a
cultos de muerte y renacimiento, las religiones, multiplicaron las represen-
c.:abalídad. Lo demás corresponde a quienes sienten la necesidad y tienen
la capacidad de seguir más allá de la letra escrita, el fulgor despedido por
9. Raúl Ramos Calles, Lo.\"per.\"olJajeJ de RÓ/lIu!o Galll'!'.o.\"a IriI/ié.\" del P.ricoalláliJiJ, Caracas,
un símbolo literario o no.
Editorial Crnfolit, 1947.

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XXXIV
Desde la perspectiva fundamentalmente literaria doña Bárbara puede
emparentarse con personajes de tragedia clásica en quienes combaten las
fuerzas incontrolables del Destino y de la Providencia. La vampiresa ter-
mina desdoblándose en una imagen benéfica de ella misma. ¿Desapareció
bajo este aspecto o volvió a su forma maléfica? ¿Quién era doña Bárbara,
la devoradora de hombres o la maligna a quien el amor redime? Estos jue-
gos de figuraciones espectrales conceden a doña Bárbara sus proyecciones
diversas, entre la que esplende misteriosamente la de esfinge de la llanura
con su carga genealógica grávida del pecado de incesto.
¿Quién puede asegurar que el hombre del presente no sigue interro-
gado por ella? ¿Dónde se la encuentra si no es dentro de uno mismo?
¿El sueño de morir entre sus brazos no persiste? La vasta producción de
monstruos, catástrofes y horrores que surte los mercados del cine, la in-
dustria editorial, el teatro y la plástica, ¿no responderán al vértigo secular
de unirse con la muerte para recibir de ella la inmortalidad? ¿Las Lolitas,
las niñas "objeto sexual" de nuestro tiempo no son formas del vampiro
secular? Alguien ha de reconocer algún día, en los sedientos rebullones
de Juan Primito, nuncios del crimen, el paso de las aves nocturnas que
acompañan a Drácula y los espectros de mujer con alas de múrciélago que
chupan la sangre de un niño, en los collages de Marx Ernst.

Juan Liscano
Caracas. Primera semana de abril de 1976.

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