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la democracia

en América Latina
Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos

El debate conceptual
sobre la democracia

Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador,


Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República
Dominicana, Uruguay, Venezuela.

Publicado para el Programa de las Naciones


Unidas para el Desarrollo (PNUD)
El análisis y las recomendaciones políticas de este Informe no reflejan necesariamente las opiniones
del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, de su Junta Ejecutiva ni de sus Estados
Miembros. El Informe es una publicación independiente preparada por encargo del PNUD.
Es el fruto de la colaboración entre un conjunto de prestigiosos consultores y asesores y el equipo
del Informe de la Democracia en América Latina.

© Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2004


1 UN Plaza, New York, New York, 10017, Estados Unidos de América

© De esta edición:
Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, S.A., 2004
Beazley 3860, (1437) Buenos Aires
www.alfaguara.com.ar

Este documento ha sido elaborado con la ayuda financiera de la Unión Europea.


En ningún caso debe considerarse que los análisis y recomendaciones del mismo reflejan la opinión
oficial de la Unión Europea.

ISBN: 950-511-940-2
Hecho el depósito que indica la ley 11.723

Dirección editorial: Fernando Esteves


Coordinación editorial: Mercedes Sacchi
Idea de portada: Fischer América Argentina
Diseño de interiores: Schavelzon-Ludueña. Estudio de diseño
Edición: Graciela Pérez Aguilar, Lenguaje Claro Consultora, Mónica Deleis
Diagramación: Adriana Martínez, Gabriela Astengo, Isabel Barutti, Lenguaje Claro Consultora
Corrección: Carolina Tosi, Lenguaje Claro Consultora, Mónica Deleis

Impreso en Perú
Primera edición: abril de 2004

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Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD)

Administrador
Mark Malloch Brown

Administrador Asociado
Zéphirin Diabré

Directora Regional Coordinador


para América Latina y el Caribe del Programa Regional
Elena Martínez Freddy Justiniano

Representante Residente Asesora de Gobernabilidad


de Argentina del Programa Regional
Carmelo Angulo Barturen Myriam Méndez Montalvo

Director del Proyecto


Dante Caputo
■ Índice

7 ■ El debate conceptual sobre la democracia

primera parte
9 Presentación. El debate conceptual sobre la democracia

83 ■ Documento anexo. Siete tesis sobre el estado en América Latina

87 ■ ¿Hacia una síntesis latinoamericana?

103 ■ Las condiciones sociales de la democracia: el estado y el régimen

107 ■ Más allá del minimalismo: una agenda para unir democracia y desarrollo

121 ■ La nacionalización y democratización del Estado, la política y la sociedad

127 ■ El estado de la democracia en América Latina

131 ■ Sociedad civil y calidad de la democracia

139 ■ Esperanza entrampada:


Las perspectivas para la democracia en América Latina

159 ■ Estado y ciudadanía

177 ■ El objetivo de una perspectiva de género

193 ■ Las dimensiones social y nacional de la democracia: hacia un marco de


comprensión ampliada

segunda parte
199 Tres tesis, elaboradas por el Informe, sobre el desarrollo
democrático en América Latina
201 ■ Documento base. Discusión de tres tesis para un marco teórico del
proyecto “Desarrollo de la democracia en América Latina: estado,
percepciones ciudadanas, indicadores y agenda”

209 ■ Algunos comentarios sobre la Tesis I

215 ■ Desarrollo democrático en América Latina: su condición, las percepciones


de sus ciudadanos, indicadores y agenda

223 ■ Sobre los atributos de la democracia como régimen político

233 ■ Sobre Tesis III. Sobre la democracia como organización social

241 ■ Los caminos sinuosos

247 ■ Comentarios sobre las tres tesis


■El debate conceptual sobre la
democracia

Este Anexo presenta algunos de los principales conceptos y tópicos que pertenecen

al campo de debate de y sobre la democracia, asumiendo desde el comienzo que la de-

finición de sus sentidos —irreductibles a unidad alguna, pero exigidos al mismo tiem-

po de precisión y certidumbres— forma parte, también, de las tareas que permiten su

desarrollo y enriquecimiento. Partiendo de la premisa de que la democracia es la única

forma de organización política de las sociedades con capacidad de aprender y transfor-

marse a sí misma sin perder sus atributos fundamentales, se entiende que es a partir

de una reflexión y un pensamiento sistemático sobre la democracia que las sociedades

pueden avanzar en el mejor conocimiento de sus capacidades y sus déficit y, al mismo

tiempo, en el mejor funcionamiento de sus instituciones y sus prácticas políticas.

El debate conceptual sobre la democracia 7


■ presentación
El debate conceptual sobre la
democracia
En el particular contexto latinoamerica- sociólogos, economistas e historiadores lati-
no de las últimas dos décadas, multifacético noamericanos, norteamericanos y europeos.
y convulsionado, la democracia ha sido pen- En la primera parte se presenta el docu-
sada y realizada de distintas formas y desde mento “Notas sobre el estado de la democra-
diferentes enfoques, perspectivas y experien- cia en América Latina”, escrito por Guiller-
cias sociales y culturales. La interacción en- mo O’Donnell, que constituye la base
tre los procesos democratizadores, sus pro- conceptual del Informe, acompañado por los
blemas, obstáculos y reveses, y la reflexión siguientes comentarios:
sistemática sobre los mismos, posibilitó una
inédita circulación y acumulación de cono- 1. Modelos estatales, régimen político e
cimientos, estudios e investigaciones que ideas de nación, Bruce Ackerman
contribuyeron a impulsar reformas de en- 2. Las condiciones sociales de la democra-
vergadura, coadyuvaron al desarrollo de una cia; el Estado y el régimen político, Fernando
cultura cívica y un pensamiento crítico y sig- Calderón
nificaron una maduración y actualización de 3. Extensión/expansión de la democracia,
las ciencias sociales y el campo intelectual en Catherine Conaghan
las universidades, centros de estudio, la opi- 4. La nacionalización y democratización
nión pública y los escenarios del debate pú- del estado, la política y la sociedad, Julio Co-
blico. Sus resultados teóricos y empíricos han tler
sido dispares y profusos. Sin embargo, per- 5. Estado de la democracia en América La-
siste un corte significativo, tal como se seña- tina, David Held
la en el Informe, entre la reflexión y la prác- 6. Sociedad civil y calidad de la democra-
tica política. cia, Juan E. Méndez
Esta exposición argumental apunta pre- 7. Un análisis de los presupuestos teóricos
cisamente a robustecer un marco teórico- y sus implicancias empíricas, Adalberto Mo-
conceptual para el desarrollo de la democra- reira Cardoso y José Eisenberg
cia, considerando su singularidad histórica y 8. Estado y ciudadanía, José Nun
las características específicas de sus procesos 9. Perspectiva de género y ciudadanía, Cé-
sociales, políticos e institucionales en Amé- li Regina Jardim Pinto
rica Latina. Dicho marco no limitará el con- 10. Dimensión social y nacional de la de-
cepto de democracia a su funcionamiento mocracia, Pierre Rosanvallon
como régimen político, sino que lo extende-
rá, considerándola como una forma de orga- Se adjunta a este capítulo, como docu-
nización de la sociedad, en cuyo centro se si- mento de soporte, el trabajo “Siete tesis so-
túa la necesidad de expandir la ciudadanía bre el Estado en América Latina”, que co-
como condición fundamental para la gober- necta el debate teórico con las dificultades
nabilidad de los países y la paz y la seguridad que encuentra la democracia en la región
de las regiones y del continente. para actuar efectivamente en contextos de
Los planteos explicativos y reflexivos que desigualdad social persistente y pobreza ex-
aquí se ofrecen constituyen la base teórica de tendida.
la investigación sobre el estado de la demo- En la segunda parte, se presenta el docu-
cracia en América Latina que expone el In- mento base “Tres tesis sobre la democracia
forme, y sobre ella discuten y brindan su en América Latina”, y a continuación los
aporte una serie de reconocidos politólogos, aportes y comentarios de Andrew Arato, Re-

El debate conceptual sobre la democracia 9


nato Boschi, Larry Diamond, Laurence siones definitivas. Más bien al contrario, al
Whitehead, Manuel Antonio Garretón, mismo tiempo que se presenta un “estado
Alain Touraine y Jennifer McCoy. del arte” en la reflexión de las ciencias socia-
Los contenidos que aquí se exponen no les sobre la democracia y sus condiciones, se
pretenden cerrar el debate teórico y la discu- exploran sus modelos y paradigmas, sus
sión política en torno a estas cuestiones. No prácticas concretas y sus horizontes de reali-
se encontrarán verdades tajantes ni conclu- zación.

10 El debate conceptual sobre la democracia


■ primera parte
Notas sobre la democracia en
América Latina
El objetivo del presente texto es contribuir a un marco teórico para el trabajo empírico
y de política pública previsto por el proyecto “Desafíos de la democracia en América Lati-
na contemporánea”. En el presente texto se desarrollan tres argumentos básicos:
1) Aunque el régimen democrático es un componente indispensable de la democracia,
es insuficiente para caracterizar a ésta adecuadamente. El estado y en algunos sentidos el
contexto social general también son componentes importantes de tal conceptualización.
2) El estudio de la democracia en el mundo (América Latina, por supuesto, incluida) re-
quiere que se preste cuidadosa atención a la especificidad histórica de los casos respec-
tivos.
3) La democracia está basada en una concepción del ser humano como agente. Esta con-
cepción puede ser detectada ya al nivel del régimen, pero sus implicaciones necesitan ser
asimismo indagadas en otras dimensiones también relevantes.

Preparado para el proyecto “El desarrollo 2) El estudio de la democracia en el mun-


de la democracia en América Latina”, propi- do (América Latina, por supuesto, incluida)
ciado por la División Regional para América requiere que se preste cuidadosa atención a
Latina y el Caribe del Programa de las Nacio- la especificidad histórica de los casos respec-
nes Unidas para el Desarrollo. tivos.
3) La democracia está basada en una con-
cepción del ser humano como agente. Esta
Guillermo O’ Donnell* concepción puede ser detectada ya al nivel
del régimen, pero sus implicaciones necesi-
El objetivo del presente texto es contri- tan ser asimismo indagadas en otras dimen-
buir a un marco teórico para el trabajo em- siones también relevantes.
pírico y de política pública previsto por el Nota del autor: estas consideraciones re-
proyecto “Desafíos de la democracia en quieren sustanciación, per se y debido a sus
América Latina contemporánea”. En el pre- consecuencias, para una evaluación de las de-
sente texto se desarrollan tres argumentos mocracias realmente existentes. En este texto
básicos: emprendo esa tarea, con conciencia de que
1) Aunque el régimen democrático es un ella implica adentrarme en terrenos disputa-
componente indispensable de la democracia, bles. Asimismo, mi intento no es solamente
es insuficiente para caracterizar a ésta ade- teórico. Debido a que el presente texto apun-
cuadamente. El estado y en algunos sentidos ta a orientar el proyecto arriba mencionado,
el contexto social general también son com- sugiero también algunos aspectos empíricos,
ponentes importantes de tal conceptualiza- incluyendo variables e indicadores, derivados
ción. de mis consideraciones teóricas.

* Politólogo. Titular de la Cátedra Helen Kellog de Gobierno y Relaciones Internacionales y Fellow del Instituto
Kellog de Estudios Internacionales de la Universidad de Notre Dame (Estados Unidos). Autor de numerosos li-
bros y artículos traducidos a varios idiomas. Entre sus obras más conocidas, se destacan Modernización y autori-
tarismo (1972), El Estado Burocrático Autoritario (1982) y Contrapuntos (1997). Junto con Philippe Schmitter, ed-
itó los cuatro volúmenes de Transiciones desde un gobierno autoritario (1994). Es miembro de la American Academy
of Arts and Science, de los Estados Unidos y Doctor Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires.

Notas sobre la democracia en América Latina 11


I. Introducción Así, lo que sigue es teoría democrática
con propósito comparativo y empírico. Es
Una advertencia importante: en sus estu- una primera exploración, que se nutre de
dios de la democracia, la mayor parte de la contribuciones provenientes de otras disci-
ciencia política contemporánea se limita plinas pero discute varios aspectos de la de-
analizar el régimen y sus instituciones (par- mocracia que permanecen poco estudiados.
lamentos, partidos políticos, ejecutivo y si- Por esta razón, este texto es un pedazo in-
milares), y a los individuos qua votantes y completo de teoría democrática. Aquí argu-
expresantes de la opinión pública.1 mento sobre dimensiones y fundamentos de
Estos aspectos de la democracia son su- la democracia y discuto algunas implicacio-
mamente importantes y merecen ser estu- nes empíricas. En cambio, digo poco sobre
diados en detalle. Asimismo, esta focaliza- temas que se refieren a la evaluación de la de-
ción sobre el régimen y el votante ofrece el mocracia en países concretos, tales como
anclaje de un campo de investigación bas- quiénes son en cada caso los principales ac-
tante bien delimitado que, por lo tanto, pue- tores políticos —colectivos e individuales—
de ser estudiado de manera razonablemente , o cómo el poder estatal y gubernamental es
parsimoniosa. En contraste, extender el es- ejercido, o algunas consecuencias específicas
tudio de la democracia a otros niveles es una de la globalización. De todas maneras, espe-
empresa riesgosa: uno puede caer en una la- ro que las incursiones más allá del régimen
dera resbaladiza y acabar asimilando la de- que realizo aquí muestren que la cuerda que
mocracia con todo aquello que a uno le gus- uso puede ayudar a los propósitos del pre-
ta. Una manera de evitar este riesgo es atar sente proyecto y también futuras exploracio-
una cuerda a un cimiento relativamente fir- nes sobre el tema de la democracia.
me —el régimen— y con su ayuda descen-
der cuidadosamente en el abismo.2
En este descenso uno puede observar có- II. Definiciones
mo una dimensión, la democracia, coconsti-
tuye los fenómenos observados y, cuando es Antes de proceder con mi análisis necesi-
necesario, ayudado por dicha cuerda, regre- to estipular algunas definiciones. Comienzo
sar al terreno “más sólido” del régimen. Por con el estado.
supuesto, no cualquier cuerda servirá a estos Por estado entiendo un conjunto de ins-
propósitos. La que yo he elegido es una con- tituciones y relaciones sociales (casi todas el-
cepción particular del ser humano cum ciu- las sancionadas y respaldadas por el sistema
dadano como un agente; esta concepción no legal de ese estado) que normalmente pene-
sólo tiene implicaciones políticas sino tam- tran y controlan la población y el territorio
bién morales y legales. Éste es el factor fun- que ese conjunto delimita geográficamente.
dante, el núcleo que seguiremos de aquí en Esas instituciones tienen como último recur-
adelante. Mi esperanza es que este factor nos so, para implementar las decisiones que to-
ayude a ganar, sin caer en el abismo aunque man, la supremacía que normalmente ejer-
sacrificando parsimonia, un mejor entendi- cen sobre el control de los medios de
miento de la democracia en América Latina. coerción en dicho territorio.3

1 De hecho, con pocas excepciones que yo conozca, la teoría democrática contemporánea no incluye explícitamen-
te al estado como componente importante de este tema. Entre las excepciones cabe mencionar los importantes
textos de Bourdieu (especialmente 1996), Nun 2001 y Strasser (ver sobre todo 1999). Una cuestión aparte es el ar-
gumento hecho por avarios trabajos contemporáneos (a los cuales vuelvo abajo), en el sentido que una delimita-
ción territorial no contestada es condición necesaria del régimen democrático.
2 Desde una perspectiva similar a la que presento aquí, Whitehead 2002a propone la metáfora de un barco firmemen-
te anclado pero cuya larga cuerda le permite varios desplazamientos de acuerdo a las corrientes que existen en el río.
3 El lector detectará fácilmente la genealogía weberiana de esta definición, salvo que no incluyo el aspecto de la le-
gitimidad —que puede o no ser atributo de tales estados—. Por otro lado, en esta definición y en lo que sigue,
mantengo el criterio de Max Weber de considerar los atributos del estado como tendencias cuyo grado de realiza-
ción es una cuestión a ser evaluada empíricamente en cada caso (o período de cada caso).

12 Notas sobre la democracia en América Latinas


El estado incluye tres dimensiones. Una, ben ser ontológicamente atribuidas a todo
la más obvia y reconocida casi exclusiva- estado. Ellas son tendencias que ningún es-
mente por la literatura contemporánea, es tado ha logrado completamente, y en algu-
el estado como un conjunto de entes buro- nos estados distan bastante de serlo. En lo
cráticos. Estas burocracias, generalmente que respecta al estado como conjunto de bu-
organizaciones complejas, tienen asignadas rocracias, su desempeño puede desviarse se-
responsabilidades formalmente apuntadas riamente de cumplir las responsabilidades
a lograr o proteger algún aspecto del bien o que le han sido asignadas legalmente; a esto
interés general. El estado es también un sis- llamo la dimensión de eficacia del estado co-
tema legal, un entramado de reglas legales mo un conjunto de burocracias. En cuanto
que penetra y co-determina numerosas re- al sistema legal, puede per se tener falencias
laciones sociales. y/o no extenderse efectivamente a diversas
Contemporáneamente, especialmente en relaciones sociales y aun a vastas regiones; a
democracias, la conexión entre las burocra- esto llamo la dimensión de efectividad del
cias del estado y el sistema legal es íntima: estado en tanto sistema legal. En lo que res-
las primeras se supone que actúan en térmi- pecta al estado como foco de identidad colec-
nos de responsabilidades que les son legal- tiva, su pretensión de ser verdaderamente
mente asignadas por las autoridades perti- “un estado-para-la nación” puede no ser ve-
nentes—el estado habla a través de la rosímil para la mayoría de la población; ésta
gramática del derecho—. Juntos, las buro- es la dimensión de credibilidad del estado
cracias del estado y el sistema legal preten- como foco de identidad colectiva.
den generar, para los habitantes de su terri- Las tres dimensiones del estado son his-
torio, el gran bien público del orden y la tóricamente contingentes. Tal vez no nece-
previsibilidad generales, así como también, sito agregar que en la mayor parte de Amé-
la promulgación y garantía, sustentada por rica Latina estas dimensiones exhiben
el poder coercitivo del estado, de las relacio- valores severamente deficientes: las agen-
nes sociales en las que los habitantes están cias estatales carecen frecuentemente de
inmersos. Al hacer esto, el estado (más bien, eficacia, la efectividad del sistema legal a
los funcionarios que hablan en su nombre) través de las distintas categorías sociales y
presume garantizar la continuidad histórica el territorio está truncada y las pretensio-
de la unidad territorial respectiva, usual- nes de ser estado-para-la-nación no son
mente concebida como una nación. creíbles para muchos. Este problema se re-
Estas pretensiones nos llevan a la tercera laciona con la observación hecha por James
dimensión del estado: éste intenta ser un fo- Malloy (1991): le impresiona el escaso po-
co de identidad colectiva para todos o casi der que los gobiernos (y estados, agrego)
todos los habitantes del territorio. Típica- latinoamericanos tienen para democrati-
mente, los funcionarios del estado, especial- zar. Por supuesto, este problema no deriva
mente aquellos que ocupan posiciones en su exclusivamente de la debilidad del estado;
cúpula institucional, afirman que el suyo es sin embargo, salvo para fervientes creyen-
“un estado-para-la-nación” (o, sin entrar en tes en míticos mercados o maravillosas so-
detalles innecesarios en este momento) “un ciedades civiles, estas fallas tienen conse-
estado-para-el-pueblo”, invitando al recono- cuencias considerables.
cimiento generalizado de un “nosotros” (los Ahora necesito definir el régimen y el go-
miembros de la nación) que postula una bierno.
identidad colectiva (“somos todos argenti- Por régimen entiendo los patrones, for-
nos-franceses-peruanos”, etc.) que se postu- males e informales, y explícitos e implícitos,
la está por encima y eventualmente debería que determinan los canales de acceso a las
superar los conflictos y clivajes sociales exis- principales posiciones de gobierno, las ca-
tentes. racterísticas de los actores que son admiti-
Quiero recalcar que, siguiendo la inspira- dos y excluidos de ese acceso, los recursos y
ción weberiana de la definición que he pro- las estrategias que les son permitidos para
puesto, las tres dimensiones del estado no de- ganar tal acceso, y las instituciones a través

Notas sobre la democracia en América Latina 13


de la cuales el acceso es procesado y, una vez En asociaciones de cierta complejidad,
obtenido, son tomadas las decisiones guber- estas pretensiones llevan a un patrón básico
namentales.4 de diferenciación social: aquellos que se in-
Por su parte, el gobierno está constitui- volucran en los asuntos que alegan ser de in-
do por posiciones en la cúspide del apara- terés común a la asociación y aquellos que
to del estado; el acceso a dichas posiciones no lo hacen. Como consecuencia, emerge un
se realiza a través del régimen, el cual per- centro desde el cual algunos individuos tie-
mite a quienes ocupan esas posiciones to- nen la prerrogativa de hablar en nombre de
mar, o autorizar a otros funcionarios del la asociación e invocar como justificación de
estado a tomar, decisiones que son nor- sus decisiones el bien general de la misma. La
malmente emitidas como reglas legales existencia de este centro es usualmente con-
vinculantes sobre el territorio delimitado sistente con mi interés en tanto miembro de
por el estado.5 la asociación. Deseo disfrutar de mi libertad
Más abajo discuto una especie de este ge- y de los bienes que la asociación me provee
nus, el régimen democrático. Pero antes pue- —practicar un deporte en un club, que mis
de ser útil que le demos una mirada más de- derechos de trabajador sean representados
tallada al estado. por el sindicato, aprender en la universidad,
recibir parte de los bienes que nuestra ban-
da ha robado, o ser ciudadano de un estado
III. Una primera mirada al estado que funciona razonablemente.
Consecuentemente, quiero la existencia
Este es un tema complicado, que me fuer- de cierto tipo de entidad que facilite ese dis-
za a una estrategia de presentación un tanto frute. Y no quiero eso sólo por hoy; lo quie-
tortuosa. En la presente Sección ofrezco una ro para todo el tiempo futuro que puedo
discusión general; en la Sección IV analizo prever. Además, aunque no me importe la
algunas conexiones teóricas entre la demo- suerte de muchos otros individuos, sí me im-
cracia y el estado, y en la Sección V discuto portan algunos (por decir, miembros actua-
algunas características del estado latinoame- les y futuros de mi familia), entonces tam-
ricano contemporáneo. bién quiero que se extienda a ellos una
garantía de largo plazo de ese disfrute. Por lo
III.1. Preliminares tanto, en muchas situaciones es en nuestro
Salvo en casos excepcionales,6 toda auto- interés participar en la creación (o aceptar la
ridad de una asociación, política o de otro existencia) de una esfera de decisión que se
tipo, argumenta que sus decisiones, así co- ocupa de dos tareas básicas. Primero, proveer
mo su propia existencia, son para el bien de algunos bienes colectivos y resolver proble-
la asociación en su conjunto. Las autorida- mas de acción colectiva. Segundo, tomar de-
des basan su expectativa de ser obedecidas cisiones que sean obligatorias para todos los
en este tipo de pretensión, y al hacerlo mar- miembros; de otra manera, el free-riding se-
can un límite entre la asociación y todos ría incontrolable y/o la asociación simple-
aquellos que no pertenecen a la misma. Al- mente se disolvería.
gunas asociaciones, que podemos llamar Esto es verdad para numerosas asociacio-
“democráticas”, agregan que el derecho de nes. En éstas, ya sea que resulten benéficas o
las autoridades a ser obedecidas emana del dañinas, o democráticas o despóticas, noso-
hecho de que sus miembros les han otorga- tros los seres humanos (igual que la mayoría
do poder para ello. de los animales), además de a veces cooperar

4 Esta es, con algunas adaptaciones, la definición ofrecida en O”Donnell y Schmitter 1986, 73, fn.1. Para una útil
discusión de este concepto véase Mazzuca 1998 y 1999.
5 Estas decisiones no son necesariamente universalmente obligatorias. El creciente uso por parte de los estados
modernos de legine, es decir reglas dirigidas a problemas o grupos específicos, requiere esta aclaración. Sin em-
bargo, se supone que toda regla legal tiene validez sobre el conjunto del territorio delimitado por el estado.
6 Sólo puede pensar en los campos de concentración como un ejemplo.

14 El debate conceptual sobre la democracia


y a veces entrar en conflicto, constantemen- por usualmente implica consecuencias im-
te producimos y reproducimos relaciones portantes para los miembros de la asocia-
sociales jerárquicas. Cuando la asociación ción y para los “otros”. Por lo tanto, como
deviene mínimamente compleja, desarrolla miembro de la asociación, estoy interesado
roles formales de liderazgo que se especiali- en lo que se dice en su nombre. Además, en
zan en tomar decisiones colectivas. Normal- asociaciones complejas ocurren dos conse-
mente, deseamos que las autoridades tengan cuencias. Primero, los roles principales de-
suficiente poder para tomar e implementar vienen permanentes y especializados; segun-
dichas decisiones; esto es en general verdad, do, los ocupantes de dichos roles desarrollan
ya sea que aquellos que toman decisiones interés por normalizar —básicamente, por
seamos todos nosotros reunidos en asam- medio de reglas formales— su propio poder,
blea, o “representantes” elegidos vía elección aumentando de esta manera la probabilidad
o al azar, o sólo una persona, o lo que fuera. que sus decisiones sean aceptadas como vá-
Otra cosa que normalmente queremos es lidas y regularmente implementadas.
que aquellos que detentan la autoridad en la Esto da lugar a la emergencia de regula-
asociación estén capacitados para hablar por ciones internas, manuales de procedimiento,
ella, tanto interna como externamente. Inter- estatutos y constituciones. Pero el movi-
namente, porque de otra manera se perdería miento hacia la formalización no proviene
el sentido mismo de tener dichas autorida- sólo desde arriba. Desde abajo, tengo otro in-
des si éstas no tuvieran la facultad de dirigir- terés racional que contrarresta (y puede lle-
se a todos los miembros de la organización gar a contradecir) mi interés por una efecti-
con la expectativa de ser obedecidos, sobre va toma de decisiones por parte de la
todo al tomar decisiones sobre las cuales al- asociación. Este interés es el de ser protegido
gunos miembros están en desacuerdo. Exter- de decisiones que yo considero arbitrarias
namente, las autoridades se dirigen a “los y/o que transgreden seriamente mi visión so-
otros” que no son miembros de la asocia- bre lo que debería ser o hacer la asociación.8
ción, con la pretensión de corporizar, o re- Por lo tanto, normalmente apoyo la for-
presentar, el “nosotros” constituido por los malización de la asociación, en la medida en
miembros de la asociación. que tienda a hacer sus decisiones razonable-
Cuando los líderes de un sindicato inter- mente previsibles y eventualmente me per-
pelan a empleadores, o los líderes de un país mitan recurso efectivo contra ellas; esto es
a los de otro, ellos re-presentan su asociación especialmente cierto en asociaciones, como
frente a otros, con la pretensión de hablar el estado, donde la salida (exit) es imposible
por ella en su conjunto, no sólo como un o sumamente costosa.9 Pero soy capaz de
mero agregado de sus miembros. En ambos afirmar y defender este interés sólo si soy re-
casos, interna y externamente, las autorida- conocido como miembro pleno de la asocia-
des exhiben la versión oficial7 del carácter y ción —si soy, por decirlo así, un ciudadano
los intereses de la asociación que como tales de ella—. De otra manera, soy un súbdito,
autoridades dicen encarnar. Ésta es otra ca- un ser sometido a relaciones autoritarias por
racterística general de las asociaciones de medio de las cuales los líderes, sin mi voz ni
cierta complejidad y duración; como dice consentimiento, toman decisiones que son
Hosle (1998: 90), “toda unidad social tiene obligatorias para mí y que, en el caso del es-
un concepto descriptivo de sí misma; las uni- tado, son en última instancia sustentadas con
dades más complejas también tienen uno coerción física.
normativo” (bastardillas en el original). La consecuencia de estos impulsos desde
Esto es poder. La autorización de hablar- abajo y desde arriba es la burocratización y

7 Como Marx 1963 elocuentemente nos recordó.


8 Tanto en Babilonia como en la Grecia clásica, la demanda de un derecho escrito y formal provino de los pobres,
quienes vieron en ello una importante protección contra los poderosos; véase Varga 1991.
9 Véase Hirschman 1970.

El debate conceptual sobre la democracia 15


legalización de las asociaciones; sindicatos, za su legalidad. En contraste con otras aso-
asociaciones profesionales, empresas, clubes ciaciones, el estado intenta controlar al me-
deportivos y países promulgan varios tipos nos algunos aspectos de toda asociación e in-
de reglas y crean instituciones ordenadas je- dividuo en el territorio que demarca. El
rárquicamente que están formalmente a car- estado moderno por lo tanto penetra, espe-
go de contribuir al logro de los objetivos de cialmente mediante su sistema legal, múlti-
la asociación y la normalización de su fun- ples relaciones sociales.
cionamiento. Al hacerlo, los que están autorizados a
Cuando estas instituciones establecen hablar en nombre de esta asociación típica-
control sobre un territorio, incluyendo supe- mente afirman la pretensión de proveer a to-
rioridad en el control de los medios de coer- dos los que habitan en su territorio el supre-
ción, se transforman en ese fenómeno mo- mo bien público del orden, la previsibilidad
derno que llamamos el estado. Los estados y, si fuera necesario, el respaldo coercitivo, de
pretenden que lo que hacen (o más precisa- innumerables relaciones sociales. Típica-
mente, lo que los funcionarios autorizados mente, también, tal como pasa en la mayoría
para invocar la autoridad del estado hacen) de otras asociaciones, esta pretensión tiene
está orientado hacia el logro del bien común como referente el bien colectivo de la asocia-
(o general) de los habitantes de su territorio. ción en su conjunto, más allá de sus caracte-
Por supuesto, tal pretensión puede oscilar rísticas y clivajes sociales concretos.
desde la racionalización del despotismo has-
ta situaciones en las que puede razonable- III.2. Un breve panorama histórico
mente argumentarse que el interés de todos,
o de muchos, de los habitantes ha sido acti- La pretensión universal al bien común de
vamente buscado y logrado. toda autoridad adquiere características par-
Generalmente, el lado organizacional del ticularmente exigentes cuando es hecha por
estado está ordenado burocráticamente. Por una autoridad que intenta delimitar y mono-
burocrático quiero decir relaciones sociales polizar el control de un territorio en un
de comando y obediencia que están jerárqui- mundo donde otros estados también existen.
camente organizadas de acuerdo a reglas for- En un mundo tal, donde los seres humanos,
males y explícitas. Este lado jerárquico del es- al igual que otros animales, tienden a ver la
tado —de todo estado— es inherentemente delimitación monopólica de territorio como
desigualitario, tanto para los que trabajan una condición crucial de su propia existen-
dentro de dichas burocracias como para los cia, la pretensión del estado a la lealtad supre-
que tienen que interactuar con ellas; en ge- ma es tan exigente como frecuentemente
neral, este carácter jerárquico se acentúa efectiva.
cuando opera en relación a grupos e indivi- El estado es un fenómeno relativamente
duos que están sometidos en la sociedad a reciente. Emergió en el Noroeste10 luego de
otras relaciones desigualitarias sumamente largas y violentas luchas, luego de que cier-
agudas. tos gobernantes realizaran algunos impor-
Asimismo, la burocratización de una aso- tantes logros. Uno de ellos, analizado clási-
ciación es concomitante a su legalización: co- camente por Max Weber (1978), es que éstos
mo ya mencioné, varios tipos de reglas son expropiaron otras asociaciones políticas (es-
emitidos con el objetivo de regular el funcio- pecialmente señores feudales, ciudades autó-
namiento interno de la asociación, incluyen- nomas y algunas instituciones religiosas) del
do las relaciones con sus miembros. Hay, sin control de los medios de coerción, y estable-
embargo, un tipo de asociación, el estado, cieron el monopolio de ese control sobre el
que no sólo apunta a regular su funciona- territorio que esos constructores del estado
miento interno, sino que también externali- (state-makers) reclamaban.

10 Uso este término para designar sucintamente los países altamente desarrollados situados en el cuadrante
Noroeste del mundo, a los cuales sumo, con no poca licencia geográfica, Australia y Nueva Zelanda.

16 El debate conceptual sobre la democracia


Segundo, también analizado por Weber, nidad” (Varga 1991: 334). Este fue un movi-
esos gobernantes expropiaron dichas asocia- miento primero en el ámbito del derecho
ciones y otros grupos del control de los me- privado y más tarde en el del derecho públi-
dios de administración, con lo cual crearon co, los cuales conjuntamente “dieron los me-
burocracias de funcionarios asalariados y je- dios para establecer un estado burocrático,
rárquicamente subordinados al poder central mediante el cual los príncipes pudieron con-
que ellos estaban creando. Esto implicó termi- trarrestar la independencia de poderosos se-
nar con varias formas patrimoniales de apro- ñores feudales” (Stein 1999: 91).
piación de los medios de administración. De El derecho ya no sería entonces emana-
estas maneras, las semillas fueron plantadas ción de la tradición o de la religión sino re-
para el Rechsstaat, o Estado de Derecho. En su sultado de la voluntad del gobernante,
expresión original, Prusia, la intención de los quien lo usaba no sólo para eliminar otros
gobernantes no era en absoluto democrática; tipos de derechos y asociaciones políticas,
la legalización y burocratización de este esta- sino también para crear un poder judicial
do consecuencia del interés percibido por los de su confianza; los state-makers “veían la
gobernantes en normalizar tanto el funciona- codificación como una manera de limitar la
miento interno del estado como las relaciones independencia de los juzgados, cuyos jueces
con sus principales interlocutores internos, los habitualmente representaban los intereses
junkers y la burguesía, y al hacerlo aumentar atrincherados de la aristocracia provincial”
el poderío externo de Prusia. Como conse- (Stein 1999: 103). La consecuente difusión
cuencia, los prusianos siguieron siendo súb- del derecho escrito culminó en el pathos ra-
ditos políticos, pero en diversas relaciones so- cionalista de los primeros grandes códigos,
ciales “privadas” pudieron esperar ser tratados el Allgemeines Landrecht de Federico II de
de acuerdo a reglas legales que habían sido he- Prusia11 (1791) y poco después los códigos
chas públicas de antemano, tenían aplicación de Napoleón.
general y supuestamente se implementaban Al menos en términos de los derechos ci-
imparcialmente. viles de la población masculina en muchos
Un tercer logro de los state-makers estu- de los países del Noroeste, estos movimien-
vo cercanamente relacionado con el ante- tos hacia la construcción del estado fueron
rior, pero tuvo características y secuencias hechos por medio no sólo de la burocratiza-
que no siempre coincidieron con los prime- ción sino también de la homogeneización de
ros. Me refiero a lo que llamo “la expropia- la legalidad estatal sobre el territorio corres-
ción de los medios de legalidad”, por la cual pondiente. Esto a su vez significó la adquisi-
varios tipos de derecho consuetudinario, ción (aunque sólo para los hombres) de
feudal, urbano y religioso, fueron progresi- “igual estatus y una sola e idéntica capacidad
vamente anulados o absorbidos por la legis- jurídica para todos” (Bellomo 1995: 8).
lación emanada desde el nuevo centro. Ya Estos procesos fueron coetáneos, aunque
que esta expropiación es frecuentemente ig- complejamente relacionados, con la expan-
norada pero tiene importantes implicacio- sión del capitalismo. Una conexión crucial
nes para mi futura discusión, necesito agre- provista por la extensión del estado y su lega-
gar algunos comentarios. lidad, la cual por un lado institucionalizó la
Los state-makers, con la colaboración es- autoridad de la burocracia estatal y por el
trecha de juristas que “eran versados en el otro promulgó las reglas legales que estable-
[recientemente recuperado] Derecho Roma- cieron la comercialización de la propiedad de
no” (Keohane 1980: 15) vieron la legaliza- la tierra y la libertad de contratar, especial-
ción como “un medio de poder político del mente la libertad de vender fuerza de traba-
estado para afirmar una voluntad central jo.12 Esto promovió la otra gran expropia-
uniformemente en el conjunto de la comu- ción de esos tiempos, la que Marx recalcó: la

11 Quien triunfantemente afirmó que en su código tout sera prevu.


12 Esto facilitado por la “recepción” del derecho romano, el cual era “un derecho altamente individualista. Incentivó
la libertad de contratar sin ningún reconocimiento a la desigualdad en el poder de negociación” (Stein 1999: 122)

El debate conceptual sobre la democracia 17


de los productores directos de su propiedad ciales en su territorio. Es masculino, en el
de los medios de producción. sentido de que éste era el género de prácti-
De estos complejos procesos históricos camente todos aquellos situados en su cúpu-
que tan compactadamente he resumido, la, lo que a su vez reflejaba la base social e
quiero recalcar algunos puntos. ideológica de dicho estado, sustentado en la
familia definida paternalísticamente. Aun-
- Uno es que, como Tilly ha menciona- que en el Noroeste este carácter masculino
do,13 bajo el mapa contemporáneo de Euro- ha sido atenuado, también subyace en los ci-
pa yace un cementerio de estados fallidos, los mientos de sus sistemas de bienestar social,
que fueron derrotados y absorbidos por los originariamente basados en el modelo del
estados existentes actualmente; las guerras hombre “jefe de familia” asalariado y la mu-
ayudaron a producir estados altamente buro- jer dedicada a las actividades domésticas. Y,
cratizados, en cuyos centros existía clara- tal vez, por sobre todas las cosas, el estado es
mente interés de extender y legalizar su do- celoso. Donde, como generalmente es el ca-
minación sobre poblaciones que proveían los so, la nación no precede al estado, éste se es-
impuestos y los soldados indispensables pa- fuerza por crearla.
ra la sobrevivencia de dichos estados. Conviene que defina ahora lo que entien-
do por nación. La nación es un arco de soli-
- El segundo punto es que estos proce- daridades, una construcción política e ideo-
sos significaron, además de la expansión lógica que postula la existencia de un
burocrática de dichos estados, la agresiva “nosotros” históricamente constituido, que es
expansión de su legalidad. La construcción usualmente interpretado como entrañando
del estado incluyó la intensa expansión y expectativas de lealtad que valen por encima
formalización del derecho del centro. Esto y más allá de otras identidades e intereses.
era percibido como crucial para homoge- Asimismo, si aún no lo han logrado, los que
neizar a la población, en dos direcciones: dicen hablar por la nación generalmente as-
dentro del territorio, para arrasar con leal- piran a que la misma se radique en un terri-
tades y sistemas legales locales, lo cual ayu- torio exclusivo delimitado por su estado.14
dó a crear una economía “nacional” —y ca- Sabemos que algunas naciones carecen
pitalista— que contribuiría a los crecientes de estado y que otras están contenidas en es-
gastos del centro; hacia afuera del territorio, tados donde otra nacionalidad predomina.
en los intentos de crear una identidad co- Por otro lado, en la mayoría de los casos los
lectiva directamente vinculada al estado estados tratan de llegar a ser, y de lograr am-
emergente y así diferenciar su población plio reconocimiento como, “estados-para-la-
frente a otros estados competidores. nación”. Por supuesto, esta intención ha ge-
nerado tragedias horribles en América
III.3. La nación Latina y en otras regiones, por medio de la
El estado que resultó de estos procesos es cruel eliminación —o a veces la no menos
un estado absorbente, masculino y celoso. cruel “asimilación”— de otras asociaciones
Es absorbente porque intenta regular un políticas e identidades colectivas.15 En las úl-
amplio y diverso conjunto de relaciones so- timas dos décadas ha surgido una vasta lite-

13 Tilly 1975. Véase también Tilly 1985 y 1990.


14 Con esta formulación me alineo con la posición “constructivista” de la literatura reciente sobre el tema; véanse
especialmente Breully 1993, Brubaker 1996, Maíz 2002a y 2002b, Suny 2001 y Tamir 1993. De acuerdo a esta visión,
las naciones son construcciones políticas e ideológicas, el resultado de historias, memorias, mitos y, al menos en al-
gunos períodos, de esfuerzos movilizadores políticos. Como Suny (2001: 892) apunta, “la identidad nacional es un
acto de suscripción a una comunidad continua con un pasado y un futuro, un destino compartido”. Esta visión con-
trasta con versiones de nacionalismo “étnico” o “etnocultural” (criticado entre otros por Habermas 1998a, Maíz
2002a y Stavenhagen 1996) que argumentan en favor de un tipo de existencia sustantiva, transhistórica y pre-polí-
tica de la nación —estas versiones han sido especialmente proclives a generar o tolerar terribles actos de violencia.
15 Ésta no es la única pero sí la principal razón, porque “la historia de los estados en Europa es, en parte, la histo-
ria de la más abominable violación de derechos humanos” (Held y Guibernau 2001: 431).

18 El debate conceptual sobre la democracia


ratura sobre naciones, nacionalismo y etni- ben la cara solemne con la cual el poder po-
cidad. Ya que no puedo tratar esta literatura lítico corporizado en el estado presenta la
en el presente texto, me limito a algunas con- versión oficial de sí mismo. Estos rituales le
sideraciones. La pretensión de ser “un esta- dicen al gobernado que cualquiera sea el po-
do-para-la-nación” tiene dos componentes. der que tenga el centro, cruel o benevolente,
Primero, como demarcación frente a múlti- es en última instancia para su bien.18 Somos
ples “otros”. Segundo, como pretensión del invitados, una y otra vez, a re-conocer que
estado de ser la instancia principal de pro- nosotros somos, por encima de cualquier
tección, interpretación y realización de los otra cosa, miembros de una colectividad, y
intereses de la nación (o, a veces, del pueblo) que dicha colectividad no existiría sin el
como un todo. La nación, frecuentemente principio de unidad que el centro es —el
interpretada como un todo orgánico, suele centro espera identificación con la versión
ser el principal referente del discurso estatal, oficial de sí mismo—.19 Estos rituales son
no la sociedad o los ciudadanos. usualmente desempeñados por instituciones
El estado “celoso” apunta a convertirse en del estado. Sus símbolos, ceremonias y edifi-
un foco ampliamente compartido de iden- cios expresan y refuerzan un corte básico:
tidad colectiva. Quiere nuestra principal hacia “arriba”, una esfera donde algunos
lealtad como miembros de la nación. Lleva- funcionarios dicen orientar sus acciones ha-
do al límite, el discurso nacional del estado cia el bien común del todo; y hacia “abajo”,
espera que estemos dispuestos a morir en la grupos e individuos llevando a cabo sus
guerra;16 en las relaciones cotidianas espera asuntos privados.
nuestro acatamiento a las decisiones que sus El discurso de la nación puede mezclarse
funcionarios toman. Estas expectativas están con ideologías de racismo, xenofobia, exclu-
basadas en el argumento de que es un esta- sión y otros similares, y muchas veces ha au-
do-para-nosotros, para nosotros en tanto torizado horrores cometidos por el estado
miembros de la misma nación al servicio de nacional así como también por movimien-
la cual el estado dice estar dedicado. tos que aspiraban a crear su propio estado.
Estas pretensiones son continuamente En otros casos, como parte de la literatura
repetidas en elaborados rituales, símbolos, contemporánea argumenta, el discurso de la
historias y ceremonias, desde los viajes de nación puede devenir “cívico”, en el sentido
Negara17 hasta las coronaciones de reyes y de apelar no a un todo orgánico sino a ciu-
las inauguraciones presidenciales. Los ritua- dadanos a quienes dicho discurso acepta en
les reproducen la división entre gobernan- su diversidad.20 Pero aun en estos casos los
tes y gobernados y, al mismo tiempo, exhi- discursos nacionales del estado invocan y

16 Véase la discusión de varios casos en Levi 1997, quien agrega que esta disposición es contingente de la percep-
ción generalizada de que dicho riesgo recae equitativamente sobre toda la población.
17 Sobre Negara véase Geertz 1980. Estas son parte de “las ficciones supremas por las cuales [el orden social] vive”
(Geertz 1985: 33). Por supuesto, estos aspectos fueron señalados originariamente por Emile Durkheim.
18 Como dice Kertzer (1988: 62) comentando a Durkheim, “no puede haber sociedad que no sienta la necesidad
de plantear y afirmar a intervalos regulares los sentimientos colectivos y las ideas colectivas que constituyen su
unidad y personalidad”.
19 Como Smith (1991: 16) menciona, “los sistemas de educación pública masiva, compulsivos, y estandarizados,
a través de los cuales las autoridades estatales esperan inculcar devoción nacional y una distintiva cultura homo-
génea, es una actividad que la mayoría de los regímenes lleva adelante con considerable energía”. En muchos ca-
sos esto ha incluido la imposición del lenguaje del centro como el lenguaje nacional; como Tarrow (2000: 2) co-
menta que “al crear categorías uniformes y estandarizadas de ciudadanos así como sus correspondientes
obligaciones, los estados también crearon lenguajes nacionales. Al crear lenguajes nacionales, también crearon for-
mas culturales nacionalmente certificadas. Mientras estas formas se creaban, otras eran relegadas a categorías de
etnicidad, dialecto y folklore”.
20 Para discusiones sobre estas versiones “cívicas” del nacionalismo véase Brubaker 1996, Habermas 1998, Maíz
2002a y 2002b, Stavenhagen 1996 y Tamir 1993. Declaro mi escepticismo acerca del grado de difusión y solidez de
este tipo de nacionalismo, que la literatura, no sorprendentemente, atribuye a diversos países del Noroeste. Aun-
que es importante reconocer que hoy en día esos países (y otros, incluso en América Latina) ya no tratan de eli-

El debate conceptual sobre la democracia 19


constantemente tratan de recrear una lealtad prendente omisión de considerar de hecho,
primaria al “nosotros” colectivo al que el es- y teorizar sobre esta base, que por lo menos
tado pretende servir.21 De acuerdo con estos en el Noroeste la democracia política nació y
discursos, somos todos iguales en nuestra ha continuado existiendo con y en el marco
condición de miembros de la nación y se nos de un estado-nación. Como dice Habermas
recuerda constantemente, desde los comien- (1998b: 21), la emergencia de la democracia
zos tempranos de nuestra socialización, que estuvo inextricablemente ligada a:
esta membresía implica obligaciones pree-
minentes de lealtad. Como comenta Lia “la idea moderna de nación… la nue-
Greenfield (1992: 7): va forma de comunidad, legal y política-
“El nacionalismo coloca como fuente de la mente mediada. La nación o Volksgeit —
identidad individual a un “pueblo”, que es vis- la verdadera primera forma de identidad
to como portador de civilización, objeto cen- colectiva— dio la base cultural para el es-
tral de lealtad y base de la solidaridad colecti- tado constitucional”.
va. El “pueblo”… es usualmente percibido
como más abarcante que toda otra comuni- Fue debido a esta intersección que la
dad concreta y siempre como fundamental- “democracia nació con un sentido de na-
mente homogéneo, y sólo superficialmente cionalidad. Las dos están fundamental-
dividido por clivajes de estatus, clase y en al- mente interrelacionadas y ninguna puede
gunos casos étnicos”.22 ser propiamente entendida independiente-
La nación, como Anderson (1991: 12) la mente de esta conexión”.23 Este hecho con-
ha famosamente llamado, es una “comuni- duce a la crítica que algunos autores han
dad imaginada” porque, a pesar de que su ta- realizado recientemente de la omisión por
maño impide el contacto directo entre sus parte de la teoría democrática de la “fun-
miembros, y “sin importar la desigualdad y cionalidad fundamental” que la nación ha
explotación que pueda prevalecer, la nación tenido para la existencia y el funcionamien-
es siempre concebida como una profunda to de la democracia.24
camaradería horizontal”. Este hecho obvio, aunque para la teoría
democrática curiosamente omitido, tiene va-
III.4. Orígenes de la democracia y de la rias consecuencias importantes. Una es que
nación la ciudadanía tiene dos caras: 1) por un lado,
Recientemente algunos autores han re- que tenemos aún que examinar, la ciudada-
cordado convincentemente uno de los pun- nía está implicada por el régimen democráti-
tos ciegos (más abajo discuto otros) de la co y por los derechos que éste asigna a los/as
teoría democrática contemporánea: su sor- ciudadanos/as, especialmente los derechos

minar o “asimilar” a sus minorías étnicas o culturales, sus apelaciones aún contienen elementos organicistas im-
portantes; además, estos mismos países pueden ser extremadamente agresivos en la arena internacional. Es sufi-
ciente mencionar que el lema de un estado-nación considerado por parte de esta literatura como epítome de este
tipo de nacionalismo, Estados Unidos, es E Pluribus Unum, y que cuando se siente amenazado internacionalmen-
te, sus líderes tienden a realizar fuertes apelaciones a una lealtad nacional casi absoluta. Asimismo, el país que ori-
ginó una variante de esta idea, la del “nacionalismo constitucional”, Alemania (véase especialmente Habermas,
cits.), puede argumentar ser un caso de este tipo de nacionalismo por un período, en términos de tiempo históri-
co, muy corto.
21 Como Tamir (1995:420) dice, mientras más sabemos de nacionalismo, menos creíble es “su imagen de las nacio-
nes como comunidades homogéneas, naturales y continuas, [dotadas de] una fe y descendencia común. Sin embar-
go, es precisamente esta imagen la que alimenta el poder característico del nacionalismo.” Ramón Maíz (2002a:15)
agrega que “muchas de las estrategias y discursos del nacionalismo son democráticamente injustificables.”
22 Jurgen Habermas (1998b: 111) concuerda: “Pertenecer a la “nación” hizo posible por primera vez una relación
de solidaridad entre personas que previamente habían sido extrañas las unas para las otras”.
23 Greenfeld 1992: 7.
24 Maíz 2002a y Canovan 1996. John Gray (2000: 123) concuerda: “El estado-nacional soberano es la gran premisa
no examinada del pensamiento liberal… La institución del estado-nación es tácitamente presupuesta por los ide-
ales liberales de la ciudadanía”.

20 El debate conceptual sobre la democracia


participativos de votar, ser elegido y en gene- tema del estado era necesaria para establecer
ral tomar parte en diversas actividades polí- la agenda de los análisis más concretos y de-
ticas.25 2)La otra cara de la ciudadanía —de- tallados que siguen a continuación. Con es-
rivada de la nacionalidad— es un estatus te propósito, recapitulo presentando una se-
adscriptivo, atribuido antes de cualquier ac- rie de proposiciones:
tividad o acción voluntaria, por el hecho de
pertenecer, ya sea jus solis o por jus sangui- 1. El estado incluye tres dimensiones. Es
nis, a la nación. Como Preuss (1966: 536) re- un conjunto de burocracias, un sistema legal
cuerda, comenzando con Atenas, pasando y un foco de identidad colectiva para los ha-
por las repúblicas italianas, y continuando bitantes en su territorio; estas dimensiones
con las democracias liberales censitaires del pueden ser llamadas, respectivamente, la efi-
siglo XIX, “la ciudadanía era un estatus de cacia, la eficiencia y la credibilidad del esta-
eminencia por el cual se le reconocía a una do. El grado de realización de estas dimen-
clase privilegiada de individuos un interés es- siones es en cada caso y período una variable
pecial… en la comunidad política”. históricamente contingente.
Fue sólo más tarde, con los procesos de
democratización que examinaremos más 2. Este tipo de asociación es un fenóme-
abajo, que la ciudadanía se extendió sobre no bastante reciente, primeramente emergi-
prácticamente toda la población adulta de do en el Noroeste. Su emergencia estuvo
un estado— pero fue otorgada como un atri- marcada por la expropiación, por parte de
buto de la nacionalidad por un estado que los gobernantes de un centro emergente, de
tanto por razones domésticas como interna- los medios de coerción, de administración y
cionales intentaba controlar a la población y de legalidad que habían sido hasta entonces
a sus lealtades—. Desde entonces, la ciuda- controlados por varios actores.
danía define no sólo al miembro potencial
activo del demos democrático; también ha 3. En el Noroeste, esta emergencia fue
devenido en sinónimo de nacionalidad, el coetánea y complejamente relacionada con
cual “denota la pertenencia legal de un indi- la expansión del capitalismo, que incluyó
viduo a un estado en particular… [y] define aun otra expropiación, la de los productores
la categoría de personas que los estados sobe- directos de los medios de producción.
ranos reconocen como objetos legítimos de
sus respectivos poderes soberanos”.26 4. Esos estados, tanto los que fracasaron
La naturaleza adscriptiva de este lado de como los que sobrevivieron, intentaron en
la ciudadanía significa que “el estado no es y todos los casos construir una nación cuando
no puede ser una asociación voluntaria. Pa- ésta no precedía al estado.
ra la gran mayoría de la población, la ciuda-
danía no puede sino ser un estatus impues- 5. Los estados, incluyan éstos o no un ré-
to y atribuido”.27 Esta asociación peculiar gimen democrático, proclaman ser, por me-
—no voluntaria, basada en un territorio, dio de sus varios funcionarios y diferentes ti-
sustentada en última instancia por la coer- pos de intelectuales, “estados-para-la-nación
ción, altamente burocratizada y densamente (o para-el-pueblo)”.
legalizada— es el asentamiento histórico y
social de un régimen democrático. 6. Sobre esta base, los estados y sus voce-
ros afirman que están al servicio del bien
III.5. Recapitulando común, o el interés general, de una nación
Esta suscinta introducción al complejo interpretada homogéneamente, y a la que

25 Hay, por supuesto, una amplia literatura sobre participación política. Sobre esta cuestión, dos discusiones de
carácter diferente pero extremadamente útiles son Mansfield 1983, Nun 2001 y Verba 1995.
26 Preuss 1996b: 538; véase también Stolcke 1997 para discusión pertinente sobre esta cuestión, incluida “la na-
cionalidad como la regulación del acceso a la ciudadanía”.
27 Brubaker 1992: 32.

El debate conceptual sobre la democracia 21


tanto aquéllos como la población en gene- las burocracias estatales ha sido ampliamente
ral se postula que deben prioridad en sus documentada. La escasa y sesgada penetra-
lealtades. ción de los sistemas legales ha sido menos
mencionada, aunque recientemente algunos
7. Desde sus comienzos, la democracia autores la hemos registrado.28 La más ignora-
política contemporánea implica una ciuda- da de estas deficiencias es la baja, y en general
danía de doble faz: la ciudadanía (poten- decreciente, credibilidad de estos estados co-
cialmente) activa y participativa propia de mo verdaderos realizadores del bien común
la democracia, y la segunda, adscriptiva, que de sus naciones.
resulta del hecho de pertenecer a una na- Ahora abordo otro componente crucial
ción dada. de la democracia, el régimen.

Nótese que me he referido a los estados


en el Noroeste. Aquellos que sobrevivieron IV. Un régimen democrático
allí, y como una razón importante de su so-
brevivencia, se aproximaron bastante exito- Un régimen democrático es uno en el
samente a las tres dimensiones del estado que cual el acceso a las principales posiciones
he especificado. gubernamentales (con la excepción del po-
Una es que las burocracias estatales lo- der judicial, fuerzas armadas y eventual-
graron, en general y no sin serios accidentes mente los bancos centrales) se determina
y crisis, proveer una canasta razonablemen- mediante elecciones limpias. Por elecciones
te adecuada de bienes públicos y soluciones limpias me refiero a aquellas que son com-
a problemas de acción colectiva. Otra es que, petitivas, libres, igualitarias, decisivas e in-
también en general y no sin antes sortear clusivas, y en la cuales los que votan son los
conflictos violentos, estos estados lograron de sus varios funcionarios y diferentes tipos
extender su legalidad sobre su territorio así de intelectuales, “estados-para-la-nación (o
como también sobre muchas —aunque para-el-pueblo)”.mismos que tienen dere-
ciertamente no sobre todas— relaciones so- cho a ser elegidos. Si las elecciones son com-
ciales. Finalmente, tercero, estos estados fue- petitivas, los individuos enfrentan por lo
ron bastante exitosos en —para bien y para menos seis opciones: votar por el partido A;
mal— ser creíbles como realizadores de vi- votar por el partido B; no votar; votar en
siones y propósitos de bien común de sus blanco; emitir un voto anulable; y adoptar
naciones. algún procedimiento al azar que determine
Estamos tratando, repito, con tres aspec- cuál de las opciones previas será la adopta-
tos del estado. Uno, su eficacia como conjun- da. Asimismo, los partidos que compiten (al
to de burocracias; segundo, su efectividad co- menos dos) deben tener posibilidad razo-
mo sistema legal; y tercero, su credibilidad nable de que sus posiciones sean conocidas
como realizador del bien común de la nación, por todos los votantes potenciales. Para ser
o del pueblo. Obviamente, ningún estado ha una opción real, la elección debe ser tam-
aproximado los valores más altos de estas di- bién libre, en el sentido de que los ciudada-
mensiones —y esto es seguramente afortuna- nos no sean coercionados cuando realizan
do—. Sin embargo, aunque es difícil medirlo sus decisiones de voto y en el acto de votar.
empíricamente, hay diferencias comparativas Para que la elección sea igualitaria, cada vo-
importantes a lo largo de estas tres dimensio- to debe ser contado igualitariamente y sin
nes. En América Latina podemos decir con ra- fraude, al margen de la posición social, afi-
zonable seguridad que estamos tratando con liación partidaria u otras características de
estados que en general registran un bajo pun- cada votante.29
taje en las tres dimensiones. La baja eficacia de Finalmente, las elecciones deben ser de-

28 En lo que me respecta, véase O”Donnell 1993.


29 Acá estoy afirmando que, en el momento de contar los votos, cada voto debe ser computado como uno y sólo
uno (o en el caso de votos múltiples, en la misma cantidad que cada uno de los otros votos). Al decir esto estoy pa-

22 El debate conceptual sobre la democracia


cisivas,30 en varios sentidos. Primero, que celebrando en el futuro. Solamente en el pri-
aquellos que resultan ganadores logren ocu- mer tipo de situación los actores relevantes
par las respectivas posiciones gubernamen- ajustan sus estrategias a la expectativa de
tales. Segundo, que los funcionarios elegidos, que las elecciones limpias seguirán siendo
basados en la autoridad asignada a dichos continuamente celebradas. Normalmente, la
roles, puedan efectivamente tomar las deci- convergencia de estas expectativas aumenta
siones vinculantes que un marco legal demo- la probabilidad de que tales elecciones con-
crático/constitucional normalmente autori- tinuarán celebrándose. De otra manera, la
za. Tercero, que los funcionarios elegidos elecciones no serán el “único juego en el
finalicen sus mandatos de acuerdo a los pla- pueblo” y los actores relevantes invertirán en
zos o bajo las condiciones estipuladas por di- recursos otros que las elecciones como me-
cho marco legal. dio de acceder a los cargos gubernamenta-
Hay otra característica de las elecciones les.31
bajo un régimen democrático. Estas eleccio- Una tercera característica de las eleccio-
nes, y consecuentemente el régimen mismo, nes bajo un régimen democrático es que és-
son institucionalizadas: prácticamente todos tas están rodeadas por lo que usualmente se
los actores, políticos y otros, dan por descon- llama “libertades políticas”. Obviamente, pa-
tado que las elecciones limpias continuarán ra la institucionalización de elecciones lim-
siendo realizadas en un futuro indefinido, en pias, especialmente en tanto ellas implican
fechas legalmente preestablecidas (en siste- expectativas de duración indefinida, tales
mas presidencialistas) o de acuerdo a ocasio- elecciones no pueden sostenerse por sí mis-
nes legalmente preestablecidas (en sistemas mas. Algunas libertades que rodean a las
parlamentarios). Esto implica que los acto- elecciones y —muy importante— que con-
res también dan por descontado que algunas tinúan vigentes entre ellas, también deben
libertades “políticas” (a las que me refiero existir. De lo contrario, el gobierno de turno
abajo) serán efectivas, entre y durante las podría fácilmente manipular o cancelar elec-
elecciones. Donde estas expectativas son am- ciones futuras.
pliamente creídas, las elecciones libres están De acuerdo a un influyente autor, Robert
institucionalizadas. Dahl,32 las libertades políticas relevantes son
Estos casos son diferentes, no sólo de los las de expresión, asociación y acceso a infor-
regímenes autoritarios, sino también de mación de carácter pluralista; otros autores
aquellos donde, a pesar de que una dada sugieren, más o menos explícitamente y en
elección haya sido limpia, no hay amplia ex- detalle variable, derechos similares.33 Estos
pectativa de que elecciones similares se sigan derechos son limitadamente universalistas,

sando por alto el problema resultante de reglas de agregación de votos que provocan que los votos emitidos en
ciertos distritos pesen más, en algunos casos significativamente más, que en otros distritos. Esto puede pasar en
casos de democracia “consocional” (véase Lijphart 1984), o como resultado de la sobrerrepresentación en algunos
distritos (en relación a América Latina véanse Snyder y Samuels 2001 y Calvo y Abal Medina 2001). En algún pun-
to, la sobrerrepresentación se vuelve tan pronunciada que cualquier semejanza con igualdad en la votación queda
eliminada; antes de llegar a ese punto, creo que puede afirmarse que mientras menos sobrerrepresentación exista
(i. e., mientras más un voto cuenta como verdaderamente igual a todos los otros) mejor es la calidad de la demo-
cracia en cuestión.
30 En O”Donnell 2000 propongo agregar la característica de decisivas a las elecciones. La necesidad lógica de es-
tipular esto parece obvia, pero su omisión por parte de la teoría democrática indica la necesidad de hacer explíci-
tas algunas de sus premisas. En el Noroeste es difícil imaginar que una vez proclamados los ganadores de la elec-
ción éstos no tomarían posesión de sus cargos gubernamentales, o que no podrían ejercer la autoridad
normalmente asignada a su cargos, o que serían depuestos por medios inconstitucionales; por otro lado, en Améri-
ca Latina sabemos muy bien que todo esto es posible.
31 Aun si los actores anticipan que las elecciones en t1 serán limpias, si ellos creen que hay una importante pro-
babilidad de que las elecciones en t2 no sea limpias, por una regresión explorada en el dilema del prisionero con
un número fijo de iteraciones, los actores harán este tipo de inversiones extra-electorales ya en t1.
32 Véase Dahl 1989 y 1998. Por una lista detallada véase Diamond 1999.
33 Discuto varios tipos de definiciones de democracia en O”Donnell 2000.

El debate conceptual sobre la democracia 23


ya que están asignados a prácticamente to- que determine un conjunto mínimo y sufi-
dos los adultos por el sistema legal en el te- ciente de estas libertades. Por lo tanto, nun-
rritorio de un estado que contiene un régi- ca habrá un acuerdo generalizado intersub-
men democrático. Pero el efecto combinado jetivo sobre cuál sería su conjunto mínimo
de las libertades enumeradas por Dahl y suficiente; éste es uno de los aspectos de la
otros autores no puede garantizar plena- democracia sobre los cuales disputaremos
mente que las elecciones serán limpias, mu- siempre.
cho menos institucionalizadas. Hasta aquí he discutido los límites exter-
Por ejemplo (tomando en consideración nos de las libertades que rodean, y hacen
derechos usualmente omitidos en estas de- probables, elecciones limpias e instituciona-
finiciones), el gobierno puede prohibir a lizadas; es decir, la cuestión de cuáles liberta-
candidatos de la oposición viajar dentro del des deben ser incluidas o excluidas de este
país, o someterlos a abuso policial por razo- conjunto. Pero existe otro problema: los lí-
nes supuestamente no relacionadas con sus mites internos a cada una de estas libertades.
candidaturas. En tales casos, aun cuando las Todas ellas contienen una “cláusula de razo-
libertades enumeradas por Dahl y otros nabilidad” que es usualmente dejada implí-
existieran, difícilmente concluiríamos que cita en las teorías de la democracia.36 La li-
las elecciones son limpias. Esto significa que bertad de formar asociaciones no incluye
las condiciones propuestas por Dahl y otros crear organizaciones con objetivos terroris-
no son suficientes para garantizar eleccio- tas; la libertad de expresión es limitada, en-
nes limpias. Más bien, éstas son condicio- tre otras, por la legislación de calumnias e in-
nes necesarias que conjuntamente sostienen jurias; la libertad de información no requiere
un juicio probabilístico: si ellas rigen, luego que la propiedad de los medios de comuni-
ceteris paribus hay fuerte probabilidad de cación sea plenamente competitiva; etcétera.
que las elecciones serán limpias.34 ¿Cómo determinamos si estas libertades
Debemos asimismo notar que estos de- son efectivas o no? Seguro, los casos cercanos
rechos son inductivamente derivados. Su a uno u otro extremo no son problemáticos.
enumeración es el resultado de una evalua- Pero otros casos caen en un área gris entre
ción empírica y razonada de su impacto so- esos dos polos. La respuesta a ellos depende
bre la probabilidad de elecciones limpias. una vez más de juicios inductivos sobre en
Este juicio es controlado por la intención de qué grado la efectividad débil, parcial o in-
encontrar un conjunto mínimo, o núcleo, de termitente de ciertas libertades apoya, o no,
libertades “políticas”, en el sentido de que su la probabilidad de celebrar elecciones lim-
enumeración no se transforme en un inútil pias e institucionalizadas.
inventario de cada derecho o libertad que Una vez más, no existe una respuesta fir-
pudiera hacer algún aporte concebible a la me y clara al respecto: los límites externos e
limpieza e institucionalización de las elec- internos de los derechos políticos son teóri-
ciones.35 camente “indecidibles”.37 Una manera equi-
El problema es que, debido a que el cri- valente de hacer esta afirmación es que lo in-
terio de inclusión de algunas libertades y de decidible es el conjunto mínimo suficiente
exclusión de otras resulta inevitablemente de estas libertades. Este hecho, sin embargo,
de juicios inductivos, no puede existir una no debe llevarnos a negar que las libertades
teoría que establezca una línea clara y firme que son candidatas razonables a pertenecer

34 El lector habrá seguramente notado que he mencionado “derechos” y “libertades” indistintamente; más tarde
precisaré este lenguaje.
35 Como Dahl sostiene (1989: 50) estos son “derechos, libertades y oportunidades que son estrictamente necesa-
rias para que un gobierno (sic) sea democrático”.
36 En contraste, esta cuestión ha generado una amplia literatura entre los juristas. Retomaré algunos aspectos de
esta literatura y su desafortunada separación de la ciencia y la sociología política.
37 Desde un ángulo diferente pero convergente, encuentro muy útil la discusión sobre indecidibilidad de Mouffe
1996 y 2000 y la literatura allí citada.

24 El debate conceptual sobre la democracia


a ese conjunto son extremadamente impor- Estos derechos no son sólo los relaciona-
tantes, y que como tales deben ser tomadas dos con el acto de votar; también incluyen, y
en cuidadosa consideración. fundamentalmente, el derecho igualitario a
Otra dificultad es que los límites internos ser elegido y, en general, (aunque a veces su-
de libertades como las enumeradas por Dahl, peditado a algún requisito educacional), a
y de otros derechos y libertades que también ocupar cargos en la burocracia estatal. Esto
son potencialmente relevantes para las elec- significa que todos los ciudadanos tienen
ciones limpias e institucionalizadas, han su- asignado el derecho de participar en el estado
frido cambios significativos a través del tiem- y el gobierno, donde pueden tomar decisio-
po. Basta notar que ciertas restricciones sobre nes, ya sea de manera conjunta o individual,
la libertad de expresión y de asociación que en que son vinculantes en todo el territorio y es-
el Noroeste eran consideradas aceptables has- tán, en definitiva, sustentadas por los medios
ta no hace mucho, hoy en día serían conside- de coerción a disposición del estado.
radas como claramente no democráticas.38 Este importante derecho potencial a par-
Teniendo esto en cuenta, ¿cuán exigente de- ticipar en decisiones estatales implica, como
bería ser el criterio que aplicamos a las demo- veremos, la asignación de una magna res-
cracias fuera del Noroeste? ¿Deberíamos apli- ponsabilidad a cada ciudadano/a, fundada,
car los criterios prevalecientes actualmente en como veremos, en su condición de agente.
esa región,39 o los que fueron utilizados en su Este aspecto de los derechos adosados a las
pasado, o hacer para cada país de nuestra re- elecciones democráticas me permite incluir
gión, o para ella en su conjunto, evaluaciones otra proposición:
razonadas inductivas de estos derechos en tér-
minos de la probabilidad de la realización de 8. Ciudadanos políticos son aquellos
elecciones limpias e institucionalizadas? quienes, dentro del territorio de un estado
Más específicamente, ¿cuánto de las con- que incluye un régimen democrático, cum-
secuencias de un aparato estatal débil y de un plen con el criterio respectivo de nacionali-
sistema legal intermitente sobre estas liber- dad. Asimismo, como derivación del régimen
tades podemos permitir, y aun considerar un democrático, los ciudadanos políticos poseen
régimen dado como democrático? Me apre- dos tipos de derechos. Primero, libertades ta-
suro a agregar que cualquiera sea nuestra les como las de asociación, expresión, movi-
respuesta a estas cuestiones, la efectividad de, miento, acceso a información pluralista y
al menos, estas libertades políticas es extre- otras que, aunque en última instancia sean
madamente importante, per se y porque son indecidibles, conjuntamente hacen posible la
condiciones necesarias para la existencia del realización de elecciones limpias, institucio-
régimen democrático. nalizadas, y —hoy en día— inclusivas. Se-
Una cuarta característica de las elecciones gundo, derechos de carácter participativo:
bajo un régimen democrático es que ellas elegir y eventualmente ser elegido o nombra-
son inclusivas: todos los adultos que satisfa- do en cargos estatales. Los ciudadanos polí-
cen el criterio de nacionalidad tienen dere- ticos son el lado individual de un régimen de-
cho de participar en dichas elecciones. Una mocrático, y ambos se presuponen.
quinta característica de estas elecciones es
que ellas implican derechos positivos de par- Y existe una sexta característica del régi-
ticipación. Los individuos que tienen las li- men democrático. Ésta es que este tipo de ré-
bertades que acabo de discutir las poseen, en gimen es el resultado de una apuesta colecti-
gran medida, porque están entonces habili- va institucionalizada y legalmente
tados y protegidos para el ejercicio de sus de- sancionada. Los derechos de participación re-
rechos de participación. lacionados con las elecciones, así como tam-

38 Por ejemplo, Holmes y Sunstein (1999: 104) señalan que “lo que el derecho de libre expresión significa para la
jurisprudencia norteamericana contemporánea no es lo que significaba cincuenta o cien años atrás”.
39 Entre los cuales, además, permanecen aún hoy diferencias significativas con respecto a la extensión de estos de-
rechos.

El debate conceptual sobre la democracia 25


bién las libertades que las circundan, son mensiones empíricas que pueden ser útiles pa-
asignados sobre la base de un universalismo ra la evaluación del régimen democrático y sus
limitado a los habitantes del territorio que varios componentes tal como los he discutido
abarca el respectivo estado. hasta aquí. Luego de este intervalo, cambio el
Que ego tenga estos derechos no depende nivel de análisis y focalizo sobre un tipo pecu-
de las preferencias del alter. Cuando nacemos liar de individuo, el ciudadano/agente.
nos encontramos inmersos en un tejido so-
cial que incluye derechos y obligaciones san-
cionadas y respaldadas por el sistema legal del V. Sugerencias empíricas
estado en el cual vivimos. Somos seres socia- concernientes al régimen
les bien antes de expresar cualquier decisión
propia40 y en sociedades contemporáneas Aquí y en las dos secciones empíricas si-
una parte importante de ese ser es definido y guientes, propongo algunas dimensiones
regulado legalmente. empíricas. Ellas intentan mapear varios as-
¿Qué es la apuesta a la que me he referido? pectos discutidos en el presente texto.42 Por
Consiste en que, en un régimen democrático, supuesto, estos son listados de sugerencias a
cada ego debe aceptar que prácticamente todo ser examinadas cuidadosamente y mejoradas
adulto participe —ya sea votando, ya sea even- en términos de su relevancia y aplicabilidad.
tualmente siendo elegido— en el acto, eleccio-
nes limpias e institucionalizadas, que determi- I. Respecto del régimen
na quiénes los gobernarán por un tiempo. Es
una apuesta institucionalizada porque está le- I.1. Antes y después de las elecciones
galmente impuesta sobre cada ego indepen- I.1.1. En lo que respecta a los ciudada-
dientemente de su voluntad: ego debe aceptar- nos.
lo aun cuando crea que permitirles a algunos I.1.1.1. Cuántos tienen una preferencia
individuos votar o ser elegidos es inapropiado. clara y presumiblemente estable por un régi-
Ego no tiene otra opción que asumir el riesgo men democrático por sobre cualquier otro.
de que personas y políticas “equivocadas” sean I.1.1.2. Cuántos aceptan que la pobla-
elegidas como resultados de elecciones lim- ción territorialmente delimitada por el esta-
pias.41 Ego tiene que tomar este riesgo porque do en el cual ellos viven es la unidad adecua-
está implicado, y sustentado, por el sistema le- da para definir al electorado.
gal de la democracia política. Para ego, éste es, I.1.1.3. Cuán informados están sobre los
sin embargo, un riesgo atemperado: tiene la partidos políticos, candidatos y temas de la
seguridad de que en futuras vueltas de eleccio- elección.
nes (institucionalizadas) tendrá oportunidad I.1.1.4. Cuán interesados están sobre es-
de intentar que los candidatos “apropiados” tos mismos temas.
sean elegidos. Ahora resumo la discusión pre- I.1.1.5. Cuánto y de qué maneras partici-
cedente con una proposición más: pan en actividades políticas, especialmente
las relacionadas con las elecciones.
9. Un régimen democrático incluye elec- I.1.1.6. En qué medida usan las oportu-
ciones que son limpias e institucionalizadas, nidades disponibles para expresar sus pun-
así como también una apuesta universalista tos de vista en lo que respecta a la discusión,
institucionalizada e inclusiva. decisión o implementación de políticas pú-
blicas, y si se consideran a sí mismos como
En la siguiente sección propongo varias di- políticamente eficaces.

40 Véase Lechner 2000 para una útil discusión sobre esta cuestión; véanse también Berger y Luckman 1966.
41 Excepto, por supuesto, apoyar algún tipo de “solución” autoritaria; pero si fuera exitoso, este intento eliminaría
el régimen democrático mismo.
42 Estas sugerencias empíricas están directamente inspiradas por el proyecto “Auditoría Ciudadana de la Calidad
de la Democracia”. Véase Vargas Cullel y Gutiérrez Saxe 2001 y las referencias citadas allí de los varios documen-
tos de este importante y pionero proyecto, incluyendo las direcciones en la Web de dichos documentos.

26 El debate conceptual sobre la democracia


I.1.1.7. Mediciones de desigualdad entre I.1.3.2. Si hacen público, en tiempo y for-
hombres y mujeres en el ejercicio de estos ma apropiados, el apoyo público y privado
derechos. que reciben y si rinden cuentas del uso de es-
I.1.2. En lo que respecta al sistema elec- te apoyo.
toral y la legislación I.1.3.3. Si conducen sus campañas electo-
I.1.2.1. Si existe un tribunal electoral in- rales respetando los derechos civiles y políti-
dependiente, imparcial y adecuadamente fi- cos de sus oponentes, y de manera tal que no
nanciado y autorizado. incluyan o promuevan la discriminación, ca-
I.1.2.2. Si el sistema electoral no sobrerre- lumnia o cualquier otro tipo de prejuicio.
presenta a algunos grupos o regiones y, si ése
fuera el caso, en qué grado. I.2. En lo que respecta a las elecciones
I.1.2.3. Si la legislación electoral compen- I.2.1. Si los votantes no son intimidados
sa significativamente las desventajas que al- o presionados y si sus votos son secretos.
gunos partidos pueden sufrir al no ser apo- I.2.2. Si hay acceso libre a los lugares de
yados por grupos económicos poderosos. votación para los representantes de partidos
I.1.2.4. Si existen reglas claras y ejecuta- políticos, observadores electorales y los me-
bles para hacer públicas las contribuciones dios de comunicación.
que los partidos políticos reciben para las I.2.3. Si las elecciones son realizadas de
campañas políticas y/o para su funciona- manera ordenada y pacífica.
miento. I.2.4. Si los votos son contados limpia-
I.1.2.5. Si existen obstáculos significativos mente y los resultados anunciados rápida-
para la creación y las actividades de los par- mente.
tidos políticos, con excepción de los que pro- I.2.5. Si los que ganan las elecciones son
ponen la violencia como medio de competi- proclamados tales y asumen en el tiempo co-
ción política y/o para el acceso a las rrespondiente sus cargos respectivos.
posiciones de gobierno. I.2.6. Si las quejas sobre la elección son
I.1.2.6. Si existen requisitos complejos tratadas con imparcialidad y rapidez.
para registrarse como votante, especialmen- I.2.7. Si los resultados de la elección son
te los que serían más dificultosos para los po- aceptados como válidos por toda la población.
bres y/o diversas categorías sociales discrimi-
nadas. I.3. El gobierno elegido
I.1.2.7. Si cada ciudadano es libre para afi- I.3.1 En lo que respecta al Ejecutivo
liarse a un partido político, intentar ser no- I.3.1.1. Si actúa respetando de manera
minado como candidato de ese partido y si clara y consistente los derechos de los/as ciu-
resultara nominado presentarse a elecciones. dadanos/as y sus asociaciones, así como tam-
I.1.2.8. Si todos los partidos y candidatos bién las jurisdicciones de otras instituciones
son tratados con respeto e imparcialidad por públicas.
las autoridades públicas. I.3.2. En lo que respecta al Congreso
I.1.2.9. Si las elecciones son realizadas con I.3.2.1. Si actúa respetando de manera
frecuencia suficiente como para reflejar cam- clara y consistente los derechos de los/as ciu-
bios importantes en la opinión pública y si dadanos/as y sus asociaciones, así como tam-
existen mecanismos legales que permitan a bién las jurisdicciones de otras instituciones
los ciudadanos remover entre elecciones, si públicas.
fuera apropiado, funcionarios elegidos. I.3.2.2. Si conduce sus deliberaciones y to-
I.1.3. En lo que respecta a partidos polí- mas de decisiones de maneras que respetan el
ticos derecho de cada legislador/a a ser escucha-
I.1.3.1. Si sus procedimientos internos, do/a (en sesiones plenarias y/o en comisio-
especialmente en términos del nombramien- nes) y si sus votos tienen el mismo peso.
to de sus autoridades y de sus candidatos I.3.2.3. Si los partidos minoritarios tienen
electorales, son democráticos así como abier- real posibilidad de que sus críticas y pro-
tos al escrutinio de sus afiliados e institucio- puestas sean consideradas y discutidas, den-
nes públicas pertinentes. tro y fuera del congreso.

El debate conceptual sobre la democracia 27


I.3.3. En lo que respecta al funcionamien- jo una u otra regla, y si es un referéndum en-
to general del gobierno. tonces la cuestión ha sido ya prejuzgada en
I.3.3.1. Si actúa respetando de manera favor del mayoritarismo—. Ésta puede ser
clara y consistente los derechos de los/as ciu- una razón por la cual encontramos frecuen-
dadanos/as y sus asociaciones, así como tam- temente regímenes electorales híbridos que
bién las jurisdicciones de otras instituciones combinan, algunas veces de forma bastante
públicas. desprolija, ambos tipos de reglas. Por ello,
I.3.3.2. Si ofrece oportunidades claras, por lo tanto, creo que una evaluación de la
realizables y oportunas para que los/as ciu- calidad de la democracia debe abstenerse en
dadanos/as y sus organizaciones expresen esta materia.
sus puntos de vista en la discusión, decisión
o implementación de políticas públicas. 3) Esta lista tampoco trata algunos as-
pectos importantes del formato institucio-
Notas: nal de las democracias, especialmente regí-
1) La lista precedente ignora trade-offs. menes que son federalistas o unitarios, o
En particular, la lista tiene un sesgo hacia la presidencialistas o parlamentarios (y varias
valorización positiva de las oportunidades combinaciones de éstos), o sistemas de re-
de participación de la ciudadanía. Sin em- visión judicial vs. cortes constitucionales.
bargo, en algunas áreas de política pública La razón es que, en el estado presente de
(digamos, decisiones de tasa de cambio), nuestro conocimiento, no creo que ningu-
pueden existir razones sólidas contra permi- na de estas variaciones pueda ser predica-
tir tal participación; o en otras áreas (diga- da como más o menos democrática que la
mos, negociaciones de relaciones exteriores o otra; asimismo, todas ellas pueden ser eva-
cuestiones de seguridad nacional), la necesi- luadas en términos de los ítems enumera-
dad de secreto puede ser persuasivamente ar- dos aquí.
gumentada. En estos casos, pienso que la
prueba de democraticidad relativa debe foca-
lizar en el tipo de procedimientos y actores VI. Ciudadanía y agencia
involucrados en estas limitaciones,43 así co-
mo también en la posibilidad de revisarlas. Hemos visto que la unidad individual del
régimen democrático es el/la ciudadano/a
2) La lista no toma en cuenta la cuestión político/a que tiene derecho de votar, y si así
de si un sistema electoral es mejor, o más de- lo desea, intentar ser electo; asimismo, este
mocrático, cuando tiende a ser mayoritario mismo ciudadano está calificado para ser
o proporcional. Individuos que, de acuerdo nombrado y ocupar posiciones en el apara-
a cualquier prueba que pudiéramos aplicar, to estatal. Ya vimos que en estos supuestos
son sólidamente democráticos, si son procli- compartirá la gran responsabilidad de tomar
ves a los argumentos liberales preferirán la decisiones colectivas vinculantes eventual-
proporcionalidad; en cambio, demócratas no mente respaldadas por la coerción estatal.
menos sólidos que comparten una visión de- Éste es el conjunto de derechos participati-
rivada de la democracia clásica o del republi- vos, que por definición misma del régimen
canismo44 tenderán a preferir el criterio ma- político son asignados a todos los adultos
yoritario. Creo que en última instancia éste que cumplen el requisito de la nacionalidad.
es otro problema “indecidible”. Debemos dar ahora una mirada más de-
Si suponemos que el electorado está divi- tallada a la ciudadanía política. Ella es un
dido en esta cuestión, la respuesta democrá- estatus legalmente definido asignado, como
tica natural es que voten al respecto —pero parte y consecuencia de la apuesta demo-
si es una elección tiene que ser realizada ba- crática, a casi todos los que habitan un es-

43 Por ejemplo, si el Ejecutivo puede o no decidir unilateralmente la cuestión, y en qué áreas de política pública.
44 Para explicación y discusión de estos términos véase O”Donnell 1998a, 2002b y 2003.

28 El debate conceptual sobre la democracia


tado que incluye un régimen basado en nos, en el ejercicio potencial) de diversas li-
elecciones limpias, institucionalizadas e in- bertades y derechos políticos. En conjunto,
clusivas. Este estatus es una combinación de estas características crean “un espacio de
aspectos. igualdad en el medio de desigualdades socia-
Es potencialmente facultante (empowe- les”;47 retomo este tema abajo.
ring), en el sentido de que, si lo desea, cual- Ahora vuelvo al concepto de “apuesta
quier ciudadano/a puede hacer uso de sus democrática”. Su inclusividad es un logro
derechos de participación. Por otro lado, co- reciente. Por largo tiempo, en el Noroeste
mo ya he anotado, la ciudadanía es adscrip- muchas categorías sociales estuvieron ex-
tiva en el sentido de que (exceptuando la na- cluidas del derecho al voto, mucho más
turalización) pertenece a los individuos por aún del de ser elegidos: campesinos, obre-
el mero hecho de haber nacido en un terri- ros, trabajadores domésticos (y, en general
torio dado (ius solis) o por vía de la descen- individuos carentes de propiedades y de
dencia (ius sanguinis). Es también limitada- educación), negros en los estados Unidos,
mente universalista, ya que dentro de la indígenas tanto en los estados Unidos co-
jurisdicción demarcada por el estado es asig- mo en muchos otros países, y, desde ya,
nada, bajo los mismos términos, a todos/as mujeres. Sólo durante el siglo XX, y en va-
los/as adultos/as que cumplen el criterio de rios países en cuanto a las mujeres sólo
nacionalidad. después de la Segunda Guerra Mundial,
Es también formal, ya que resulta de fue que los derechos políticos devinieron
normas legales cuyos contenido, sanción y en inclusivos.48
adjudicación satisfacen los criterios estipu- Por su lado, en distintos momentos di-
lados por otras normas legales, algunas de versos países en el Sur y en el Este adoptaron
las cuales tienen rango constitucional. Tam- el sufragio inclusivo; pero las variantes de
bién la ciudadanía política es pública. Con “democracias tutelares” que emergieron en
esto quiero decir, primero, que es resultado dichos países, y desde ya también regímenes
de leyes que satisfacen requisitos de publi- autoritarios, significaron la negación de pla-
cidad cuidadosamente especificados45 y, se- no de la apuesta democrática.
gundo, que los derechos y obligaciones que En todas partes, la historia de la demo-
asigna a cada ego implican, y requieren le- cracia es la historia de la renuente acepta-
galmente, el reconocimiento mutuo entre ción de la apuesta inclusiva. La historia de
todos los individuos, al margen de su posi- los países del Noroeste está marcada por
ción social, como portadores de tales dere- predicciones catastróficas,49 y actos de re-
chos y obligaciones.46 sistencia violenta,50 de sectores privilegia-
Además, la ciudadanía política es iguali- dos que se oponían a la expansión de los de-
taria: genera un espacio de igualdad sancio- rechos políticos a sectores de la población
nada legalmente en la atribución (y, al me- que consideraban “no merecedores” o “po-

45 Como apunta Ernesto Garzón Valdés 1993: 83, este principio de publicidad hace referencia no sólo a la publi-
cación de decisiones gubernamentales sino también a la “accesibilidad” de los procedimientos que llevan a tales
decisiones.
46 Para una discusión de varias dimensiones de la publicidad de la democracia, véase Iazzetta 2002.
47 Touraine 1994:76.
48 A pesar de afirmaciones frecuentes a contrario, ni siquiera en términos del sufragio masculino universal son los
Estados Unidos una excepción. La existencia temprana de este sufragio al nivel federal meramente nominal, dadas
las severas restricciones impuestas sobre negros e indígenas, especialmente en el Sur de ese país. Por ello, el origen
del logro en este país de una democracia política inclusiva debe ser trazado a la Segunda Guerra Mundial, o aun
más tarde, a los años 1960, como resultado de las acciones del movimiento de derechos civiles.
49 Véanse sobre esas resistencias Hirschman 1991 y Rosanvallon 1992. Como un político británico opuesto a la
Ley de Reforma de 1867 notaba: “Porque soy un liberal… considero como una de las propuestas más peligrosas…
transferir el poder de manos propietarias e inteligentes, y volcarlo en manos de hombres cuya existencia toda es-
tá ocupada en luchas cotidianas por subsistir” (Robert Lowe, citado en Hirschman 1991, 94).
50 Véase especialmente Goldstein 1983.

El debate conceptual sobre la democracia 29


co confiables”.51 En otras latitudes, fre- de sus opciones, al menos por las consecuen-
cuentemente con medios aun más violentos cias directas derivadas de las mismas.
y excluyentes, esta misma extensión tam- Por cierto, la literatura que trata este tema
bién ha sido resistida. ¿Cuáles eran los argu- ofrece varias calificaciones a lo que acabo de
mentos para esta negación? afirmar. Sin embargo, quiero recalcar que la
Típicamente, falta de autonomía y de res- presunción de agencia es otro hecho institu-
ponsabilidad; es decir, como veremos, nega- cionalizado, que en el Noroeste es aún más
ción de agencia. Se daba por supuesto que antiguo y establecido más sólidamente que la
sólo algunos individuos (ya fueran altamen- apuesta democrática y las elecciones limpias.
te educados y/o propietarios, o una vanguar- Esta presunción no es sólo un concepto mo-
dia política que había descifrado la dirección ral, filosófico y psicológico; es un concepto le-
de la historia, o una junta militar que enten- galmente sancionado. Éste es un aspecto ex-
día las demandas de seguridad nacional, etc.) tremadamente importante, aunque olvidado,
poseían las capacidades morales y cognitivas de la democracia: la presunción de agencia
para participar en la vida política. Sólo ellos implicada por el régimen democrático cons-
eran vistos como suficientemente calificados tituye a cada individuo como una persona le-
(en términos de educación, propiedad, tra- gal, portadora de derechos subjetivos. La
bajo revolucionario o designios patrióticos) persona legal elige opciones, y se le asigna res-
y con la motivación adecuada para tomar ponsabilidad por ello, porque el sistema legal
responsablemente decisiones colectivas. presupone que es autónoma, responsable y
Vanguardias revolucionarias, juntas mi- razonable —repito, es un agente.53
litares y otros similares generaron regímenes Esta visión se transformó en el núcleo del
autoritarios, mientras que en el Noroeste los sistema legal de los países del Noroeste mu-
privilegiados generaron, en la mayoría de cho antes de la llegada de la democracia. El
los casos, regímenes democráticos oligárqui- reconocimiento institucionalizado (es decir,
cos, excluyentes del resto de la población. legalmente sancionado y respaldado, y dado
Hay una idea central que subyace a este te- ampliamente por descontado) del agente co-
ma: la de agencia. Un agente es un ser dotado mo portador de derechos subjetivos recorrió
de razón práctica: usa su capacidad cognitiva un largo y complicado camino, cuyo origen
y motivacional para elegir opciones que son se extiende hasta algunos sofistas, los estoi-
razonables en términos de su situación y sus cos y Cicerón, atraviesa la tradición del dere-
objetivos, para las cuales, excepto prueba con- cho romano y los legistas medievales54 para
cluyente en contrario, es considerado el me- luego ser refinado por los teóricos del dere-
jor juez.52 Esta capacidad hace del agente un cho natural, y ser finalmente reapropiado y,
ser moral, en el sentido de que normalmente por así decir, politizado, a pesar de sus dife-
se sentirá, y será considerado por otros seres rencias en otros aspectos, por los grandes
relevantes, como responsable por la elección pensadores liberales —especialmente Hob-

51 Como Jonathan Swift adujo, “la Ley en un país libre es, o debería ser, la determinación de la mayoría de aque-
llos que poseen propiedad de tierras” (citado en Hill 1997: 254).
52 Como Dahl 1989: 108 dice: “La prueba de cargo [de falta de agencia, O”D.] siempre yace en referencia a una ex-
cepción, y ninguna excepción puede ser admisible, tanto moral o legalmente, en ausencia de prueba convincente”.
Este principio fue primeramente formulado por John Stuart Mill 1962: 206 y passim
53 Waldron 1999: 222 comenta que “en general, la atribución de derechos a los individuos es un acto de fe en la
agencia y en la capacidad de reflexión moral de cada uno de esos individuos”. Este autor agrega que “la identifi-
cación de alguien como portador de derechos expresa una medida de confianza en las capacidades morales de
dicha persona —en particular su capacidad para pensar responsablemente sobre la relación moral entre sus pro-
pios intereses y los intereses de los demás”. (Ibíd.: 282)
54 Fue particularmente importante la “recuperación” ya mencionada en el siglo XI de los Códigos Justinianos;
como Berman 1993: 245 anota, parte de esta importancia se debió al hecho de que el derecho romano “había al-
canzado un alto grado de sofisticación en el campo de los contratos”. Desde una perspectiva teórica diferente, An-
derson 1974 concuerda, al agregar que las concepciones de libre disposición de las tierras provenientes del dere-
cho romano fueron también fundamentales.

30 El debate conceptual sobre la democracia


bes, Locke y Kant, así como también no libe- mente a los derechos civiles, referidos a rela-
rales como Espinoza y Rousseau. ciones “privadas” entre individuos. Asimis-
No puedo hacer un recuento de esta histo- mo, estos derechos no fueron extendidos
ria en el presente texto.55 Es suficiente apun- universalmente: a algunas categorías sociales
tar que ésta es la historia de la formulación y tales como sirvientes o campesinos, y muje-
expansión progresiva de una visión moral y res, muchos de estos derechos les fueron ne-
legal del individuo como portador de dere- gados por buen tiempo.
chos subjetivos, responsable por cómo ad- Sin embargo, los aspectos cruciales para
quiere y ejercita tales derechos y sus obligacio- mi presente discusión son: primero, la atri-
nes correlativas. Estos derechos son propios bución legal de agencia a un número cre-
del individuo en cuanto tal, y no como deriva- ciente de individuos tiene una larga trayec-
ción (como afirmaran las teorías aristotélicas, toria histórica en el Noroeste; segundo, esta
tomistas y otras de carácter organicista) de la atribución fue elaborada detalladamente en
posición que ocupa en la jerarquía social. diversas doctrinas, filosóficas, morales, y —
Estos derechos subyacen a lo que las teo- especialmente— legales, antes de que los
rías clásicas llamaron la potestas de cada in- grandes teóricos del liberalismo transporta-
dividuo, esto es su capacidad de compro- ran la idea de agencia al ámbito de lo políti-
meterse, voluntaria y responsablemente, a co;57 y tercero, más tarde esta misma visión
cumplir las obligaciones que libremente permeó las dos grandes constituciones mo-
asume y, correspondientemente, su derecho dernas, la de Francia y la de los estados Uni-
a demandar a la(s) contraparte(s) el cum- dos. Ahora introduzco otra proposición.
plimiento de las obligaciones por su lado
contraídas. Históricamente, esta concep- 10. En el Noroeste, la concepción del in-
ción encontró su principal expresión en la dividuo como agente tuvo, con anticipación
ley del contrato y en la comercialización de a la expansión universalista de la ciudadanía
la propiedad de la tierra.56 política, un largo proceso de elaboración en
Como he notado, esto ocurrió contrapun- doctrinas religiosas, éticas y filosóficas. Aun
talmente con la expansión, en el Noroeste, del más importante, esta misma concepción fue
capitalismo y el estado moderno. Por un lado, elaborada cuidadosamente e implantada
el agente que válidamente compromete su vo- progresivamente al ritmo de la expansión del
luntad es el mismo que “libremente” vende su capitalismo y del estado moderno, como una
fuerza de trabajo al capitalista; por el otro lado, doctrina legal que, al asignar derechos sub-
la atribución formalmente igualizadora de jetivos a los individuos, también les atribuía
agencia en el área del contrato, de la propiedad agencia legalmente accionable.
inmobiliaria y como sujetos comunes del po-
der estatal, fue un instrumento poderoso en las Sin embargo, como muchos han argu-
luchas de los constructores de estado contra los mentado, esta construcción del agente como
poderes feudales, los privilegios urbanos, las portador de derechos subjetivos, al omitir las
corporaciones medievales y la Iglesia católica. condiciones reales del ejercicio de tales dere-
Hasta que los pensadores liberales trans- chos, ayuda a reproducir relaciones extrema-
portaron esta idea de agencia al ámbito polí- damente desiguales, especialmente entre ca-
tico, estos procesos fueron limitados básica- pitalistas y trabajadores.58

55 Para no extenderme en el presente texto sobre esta cuestión, véase O”Donnell 2000.
56 Véase, entre otros, Hamburguer 1989.
57 Pierre Rosanvallon (1992: 111) comenta que antes del advenimiento del liberalismo “esta visión de autonomía
de la voluntad ciertamente ya había aparecido jurídicamente formulada en el derecho civil (droit civil)”. Esto, a su
vez, expresó importantes cambios en la misma concepción de moralidad; como Schneewind 1998: 27 apunta: “Du-
rante los siglos XVII y XVIII las concepciones establecidas de moralidad como obediencia comenzaron a ser fuerte-
mente contestadas por concepciones emergentes de la moralidad como auto-gobierno… centradas en la creencia
de que todos los individuos normales son igualmente capaces de vivir juntos en una moralidad auto-gobernada”.
58 “El resultado de la libertad de contratación, entonces, es en primer lugar la apertura de la oportunidad de usar,

El debate conceptual sobre la democracia 31


De todos modos, esta construcción con- tuvieron finalmente la ciudadanía política.60
tenía corolarios explosivos. Primero, si la Mientras esto pasaba, otros procesos ocu-
agencia es atribuida a ego en ciertas esferas de rrían en el Noroeste. Uno fue, como vimos,
la vida que son extremadamente importan- que el mapa de Europa del Oeste y de Amé-
tes, tanto para ella como a nivel agregado pa- rica del Norte quedó bastante firmemente
ra la sociedad en su conjunto (tales como el delineado como consecuencia de, casi siem-
contrato laboral o la compraventa de propie- pre, crueles procesos de construcción de es-
dad inmobiliaria), ¿por qué entonces debería tados. Otro fue la expansión adicional de de-
esta atribución ser negada en otras esferas de rechos en la esfera civil, en el doble sentido
la vida social y política y, en todo caso, quién de una mayor especificación de derechos y
tendría autoridad para decidir esta cuestión? obligaciones ya reconocidos y de incorpora-
Un segundo corolario mostró ser no menos ción de nuevos derechos.61
explosivo: ya que la agencia implica obvia- Estos procesos significaron que cuando,
mente elegir, ¿qué opciones reales, o capaci- en algún momento del siglo XIX, la mayo-
dades, serían razonablemente consistentes ría de los países del Noroeste adoptaron de-
con la condición de agente de ego?59 mocracias oligárquicas y no inclusivas, a
La respuesta a la primera pregunta es la una gran parte de su población masculina
historia de la progresiva expansión de los de- (y, aunque limitadamente, también femeni-
rechos subjetivos, incluyendo el derecho de na) ya se le había asignado una serie de de-
sufragio hasta alcanzar su presente inclusivi- rechos subjetivos que regulaban numerosas
dad. Esta historia fue escrita por múltiples partes de sus vidas. Éstos no eran aún los
conflictos al final de los cuales, luego de ha- derechos de participación propios de la
ber aceptado la muerte en guerra en nombre apuesta democrática. Eran derechos civiles,
de sus países y de intercambiar la revolución concernientes a actividades sociales y eco-
por el estado de bienestar, las classes dange- nómicas “privadas”.
reuses fueron admitidas como parte de la Estos derechos han sido resumidos bajo
apuesta democrática inclusiva —esto es, ob- la rúbrica de “ciudadanía civil” por T.H.

por medio de la utilización inteligente en el mercado de la propiedad, estos recursos sin restricciones legales como
medio de lograr poder sobre otros. Las partes interesadas en dicho poder enn el mercado por lo tanto están tam-
bién interesadas en ese orden legal... [que permite] la coerción ejercitada en medida considerable por los dueños
privados de los medios de producción y adquisición, a los cuales el derecho les garantiza su propiedad... En elmer-
cado de trabajo, es dejado a la “libre” discreción de las partes aceptar las condiciones impuestas por los que son
económicamente más fuertes en virtud de la garantía legal de su propiedad”. El autor de estas líneas es Weber (1978:
730-1), no Marx.
59 Bendix (1964: 53) señala bien: “La cuestión emerge de por qué debería haber diferencias entre la igualdad que
el individuo disfruta en tanto ciudadano y la desigualdad a la cual es forzado a someterse con respecto a sus capa-
cidades económicas… [en consecuencia] la yuxtaposición de la igualdad legal y las desigualdades económicas y
sociales inspiró los grandes debates que acompañaron el proceso de construcción de las naciones (nation-buil-
ding) durante el siglo XIX en Europa”.
60 No sin lanzar, además, vigorosos esfuerzos educacionales para asegurar que esos sectores se transformarían “ver-
daderamente en ciudadanos merecedores”. Esto tuvo en el largo plazo efectos democratizantes importantes, pero
para un argumento del carácter defensivo inicial de estos esfuerzos en Francia véase Rosanvallon 1992. Al respec-
to, es significativa la atención que Condorcet, Locke, Rousseau, Adam Smith y otras figuras importantes de la Ilus-
tración prestaron a la educación como medio crucial para facilitar agencia en el ámbito político. Ésta es segura-
mente la razón por la cual, como Murilo de Carvalho 1991 apunta, en esos países un derecho social, la educación
universal (sobre todo primaria), fue extensamente implantado conjuntamente con los derechos civiles, mucho más
temprano que cualquier otro derecho social.
61 Como dice Tilly 1996: 7 en relación a Francia: “Con la Revolución, virtualmente todos los franceses adquirie-
ron acceso a los juzgados estatales. Durante el siglo XIX, los derechos… se expandieron, acompañados de obliga-
ciones a asistir a la escuela, servir en el Ejército, responder en censos, pagar impuestos estimados individualmen-
te, y cumplir con otras obligaciones de ciudadanía que hoy en día son estándar”. En relación a Inglaterra, Marshall
1965: 18 apunta que hacia los años treintas: “los derechos civiles adosados al estatus de libertad ya habían adqui-
rido suficiente sustancia para justificar que hablemos de un estatus general de ciudadanía”. Esto llegó a ser verdad,
un poco más tarde o más temprano, en los otros países de esa región.

32 El debate conceptual sobre la democracia


Marshall.62 Quiero recalcar que, cuando la blación. Discuto este tema abajo, pero men-
inclusión política generalizada se transformó ciono aquí que estas consideraciones tienen
en una cuestión relevante, en el Noroeste ya consecuencias empíricas. Algunas democra-
existía un denso repertorio de criterios legal- cias pueden ser concebidas como teniendo
mente sancionados concernientes a la atri- un conjunto central de derechos políticos ro-
bución de agencia para un vasto número de deados, apoyados y fortalecidos por una
individuos. Cierto, el alcance de estos dere- densa trama de derechos civiles.
chos era, para nuestros criterios contempo- Otras democracias, en contraste, exhiben
ráneos, limitado. Pero también es verdad que (por la propia definición del régimen demo-
en los países del Noroeste la ciudadanía ci- crático) tales derechos políticos, pero el teji-
vil precedió a la política y dio a ésta una den- do de derechos civiles que rodea a estos últi-
sa textura de sustentación. mos es escaso y/o distribuido desigualmente
Estos procesos aportaron el trasfondo entre distintos individuos, categorías socia-
histórico de la idea central del liberalismo les y regiones. Me parece que las diferencias
político: el gobierno y el estado deben ser li- a lo largo de estas dimensiones, entre casos y
mitados y constitucionalmente regulados ya a lo largo del tiempo, deben tener un peso
que ambos existen para, y en nombre de, in- importante en el tipo, o la calidad, de la de-
dividuos portadores de derechos subjetivos mocracia en cada caso y período.
sancionados y respaldados por el mismo sis- Arriba mencioné que, aun cuando inicial-
tema legal que el estado y el gobierno deben mente restringida a los derechos civiles, la idea
obedecer y del cual derivan su autoridad.63 de agencia tiene potencialidades explosivas. En
Presento ahora otra proposición. particular, una cuestión obviamente plantea-
da por la presunción de agencia se refiere a las
11. Luego de una trayectoria histórica capacidades (y, consecuentemente, al rango de
larga y compleja, que en el Noroeste incluyó opciones) disponibles para cada individuo.64
primero la extensión de la ciudadanía civil En el Noroeste, la respuesta a esta cues-
(mayormente masculina), la democracia tión se ramificó en dos direcciones. La pri-
contemporánea está fundada en la idea de la mera focalizó sobre los derechos civiles, es-
ciudadanía política, que a su vez está basa- pecial pero no exclusivamente, en el área
da en la concepción de una agencia sancio- —definida ampliamente— del contrato y,
nada y respaldada legalmente. más tarde, del derecho de familia.
Una serie de criterios legales fue enton-
En algunos países esta concepción se ces elaborada para invalidar, enmendar o
ajusta bastante bien a su experiencia históri- prevenir situaciones en las que existe una
ca de primero implantar la agencia en la es- relación “manifiestamente desproporcio-
fera de los derechos civiles y más tarde en la nada”65 entre las partes y/o donde una de
de los derechos políticos; en cambio, en otros las partes no puede ser considerada —de-
países los derechos civiles nunca han sido bido a coacción, fraude, incapacitación
efectivos para importantes sectores de la po- mental, etc.— como habiendo dado con-

62 Como apunta Marshall 1965: 18: “La historia de los derechos civiles en su período formativo es una de adición
gradual de nuevos derechos a un estatus que ya existía y que ya pertenecía a todos los miembros adultos de la co-
munidad”. Estos derechos civiles son, en su definición clásica, “los derechos necesarios para la libertad individual
—libertad personal, libertad de palabra, pensamiento y fe, el derecho a poseer propiedad y a terminar contratos
válidos, y el derecho a la justicia” (Ibíd.: 10/1).
63 Como Jones 1994: 88 dice: “La autoridad política es autoridad ejercida sobre, y en nombre de, individuos hu-
manos que poseen derechos”; Taylor 1985: 220 agrega que “la libertad es importante porque somos seres inten-
cionales”.
64 De aquí en más, cuando me refiero a “capacidades” significo tanto la habilidad subjetiva de ejercitar la razón
práctica al elegir opciones de manera razonablemente autónoma y razonada, así como también el rango de op-
ciones que el individuo realmente confronta; para útiles discusiones sobre estos temas véanse Raz 1986 y 1994 y
Sen 1985 y 1992.
65Como es afirmado en la Sección 138 del Código Civil alemán.

El debate conceptual sobre la democracia 33


sentimiento autónomo al contrato u otra go y complicado proceso que no necesito de-
relación consensual.66 Estas medidas tute- tallar aquí, los nuevos participantes acepta-
lares se apoyaron en un criterio básico de dos en la apuesta democrática intercambia-
equidad, que a su vez es un corolario de la ron su aceptación de la democracia política
idea de agencia: se supone que los agentes por su participación en los beneficios del es-
se relacionan entre sí en tanto tales, es de- tado de bienestar.
cir, sin estar sujetos por la razón que fuere Estos beneficios no son solamente ma-
a la falta de capacidades básicas, o estar so- teriales; mediante la representación colecti-
metidos a coerción perentoria. va y otros instrumentos, estos actores dis-
En este tipo de circunstancia los indivi- minuyeron su desigualdad de facto con
duos carecen de libertad suficiente para ser respecto a los capitalistas y al estado que
considerados como habiendo voluntaria- Marx y otros habían denunciado detrás del
mente aceptado sus obligaciones. Podemos supuesto universalismo de los sistemas le-
entonces ver que, en lo que respecta a los de- gales existentes.
rechos civiles, ha sido reconocido de mane- Por medio de la legislación social, y con
ras diversas que la agencia implica elección, idas y vueltas en términos de las relaciones
y elección implica libertad para elegir entre de poder respectivas,69 estas visiones de
alternativas que el agente tiene razones para equidad fueron incorporadas al sistema le-
valorar. Por medio de estas construcciones gal. Los derechos sociales sancionados por la
legales, el requisito de equidad de crear un legislación correspondiente se aunaron al de-
piso mínimo de igualación entre los agen- recho civil en expresar la visión de que si los
tes fue incorporado en los sistemas legales agentes son razonablemente considerados
respectivos.67 como tales, entonces la sociedad, y especial-
La segunda dirección en la cual se rami- mente el estado, no deben ser indiferentes, al
ficó la idea de agencia y su relación con las menos, en casos en los que existe severa pri-
capacidades, fue en la emergencia de los de- vación de capacidades relevantes.70
rechos sociales.68 Aquí nuevamente el valor Acciones preventivas y compensatorias
de la equidad debido a la agencia debe ser su- fueron consecuentemente adoptadas, desde
brayado, aunque usualmente fue enfocado apoyo para alcanzar niveles básicos de condi-
sobre categorías sociales, no sobre individuos ciones materiales hasta varios mecanismos de
como en el derecho civil. A través de otro lar- representación colectiva.71 Aunque con re-

66 Sobre la progresiva adopción legislativa y judicial de estos conceptos véase Wightman 1995.
67 Asimmismo, aun con anterioridad a estos cambios relativamente recientes, este tipo de sistema legal implica
fuertemente —y requiere— la presunción de la agencia para la validez de muchas obligaciones legalmente es-
tablecidas. Esto también puede verse en la evolución del derecho penal, el cual cambió desde establecer sanciones
a colectividades hacia la determinación de responsabilidad individual por actos criminales (véanse Feinberg 1986
y Lacey 2001). La misma presunción puede verse en relación a la legislación referdia a individuos que no son con-
siderados personas legales propiamente dichas (por ejemplo, menor de edad), y su “re-presentación” por otro que
así es legalmente considerado.
68. Una vez más de acuerdo con Marshall (1965Ñ 72), los derechos sociales incluyen “desde el derecho al bienes-
tar y seguridad económica básica hasta el derecho a participar plenamente del patrimonio social y vivir la vida de
un ser civilizado de acuerdo al estándar prevaleciente en la sociedad”. Para discusión pertinente de Marshall véase
Nun 2001.
69.La ofensiva conservadora contemporánea apunta precisamente a erosionar estas medidas parciales de
igualación. En la mayor parte de América Latina contemporánea, sacudida por crisis económicas severas y
dotadas de sistemas legales y de bienestar débiles, las consecuencias de e sta ofensiva han sido particularmente
devastadoras.
70 Como bien nota Rothstein 1998: 2, “los programas sociales… no son sólo arreglos instrumentales; son tam-
bién, en un alto grado, expresiones de concepciones morales definidas”.
71 Stuart Hampshire 2000: 83 dice que esto fue parte de un amplio proceso en el cual se “intentaba redefinir los
limites entre los males de la naturaleza y los creados por el hombre, e incorporar al ámbito de la política muchos
de los orígenes del sufrimiento y la frustración humana”. Esto es exactamente lo que niegan muchas de las corri-
entes conservadoras contemporáneas, que intentan “renaturalizar” muchos de los males sociales.

34 El debate conceptual sobre la democracia


sultados no siempre positivos,72 estas medi- rie de relaciones sociales, así como también
das implicaron cambios democratizantes: de las injustificadas críticas y predicciones
densificaron aun más la textura legal que catastrofistas que estos intentos generaron.
sanciona y respalda la misma agencia que es- La segunda lección es que la mayoría de
tá implicada por la democracia política.73 Es estos derechos no fueron simplemente otor-
el momento de introducir otra proposición. gados; ellos fueron conquistados por medio
de múltiples luchas llevadas adelante por las
12. En los países del Noroeste, la cuestión clases subordinadas y sectores discriminados
de las capacidades que hacen posible la (incluyendo las mujeres). La mayoría de estas
agencia fue encarada en el ámbito de los de- luchas, además, apuntaba a inscribir las de-
rechos civiles y sociales. La visión que sub- mandas respectivas como derechos formal-
yace a estas construcciones legales es la de mente sancionados y efectivamente imple-
equidad que, en términos de sus capacidades mentados por el sistema del estado en el cual
y de la ausencia de coerción perentoria, es se inscribían geográficamente estas luchas.
debida a individuos que son legalmente de- Ahora desarrollo un argumento que es
finidos como seres libres y responsablemen- central para el presente texto: las relaciones
te capaces de elegir —es decir como agentes. entre agencia y capacidades en la esfera polí-
tica conllevan una relación estrecha con res-
Encuentro llamativo (y, en verdad, como pecto a la misma cuestión tal como fue plan-
una de las consecuencias negativas de la seg- teada con respecto a los derechos civiles y
mentación disciplinaria que prevalece en los sociales. Ubicar la cuestión de las capacida-
círculos académicos contemporáneos) que la des en la esfera política implica ir más allá de
historia legal que acabo de enunciar breve- la atribución universalista de los derechos de
mente sea generalmente ignorada por la cien- ciudadanía política: lleva a preguntarnos so-
cia política contemporánea. Esto es lamenta- bre las condiciones que pueden o no permi-
ble ya que no veo cómo teóricos y promotores tir el ejercicio efectivo de estos derechos.
de la democracia pueden ignorar el tema en Me parece equivocado omitir el tema de
cuestión; esto es, si, y en qué sentido y medi- la efectividad de la ciudadanía política cuan-
da, debería haber al menos un conjunto bási- do nos referimos a individuos que están pri-
co de derechos civiles y sociales, así como vados de derechos civiles y sociales. En ver-
también de capacidades, relacionados a la dad, en un régimen democrático a estos
efectiva realización de la ciudadanía política. mismos individuos se les asignan los dere-
Hemos visto que esta cuestión apareció chos políticos universalistas que ya hemos
vigorosamente en cuestiones, primero, de examinado. Pero limitarse exclusivamente a
derechos civiles y, más tarde, también de de- este lado de la cuestión significa suprimir de
rechos sociales. Hay muchas lecciones que la teoría democrática la cuestión misma de la
aprender de esta experiencia. Una surge de agencia y de las capacidades que el derecho
los argumentos sobre la agencia y la equidad privado y la legislación social no pudieron
usados para justificar la imposición por vía ignorar —y, como vimos, esta misma cues-
legal de un ámbito más nivelado para una se- tión está intrínsicamente implicada, aunque

72 Weber 1978 llamó a estos procesos la “materialización” del derecho, ya que introducían en el derecho formal-
racional criterios de justicia sustantiva no universalistas. Recientemente, críticas a la “contaminación legal” (Preuss
1986) generada por estas transformaciones se han multiplicado, tanto desde sectores de derecha como de izquier-
da. Esta literatura no es central para mi presente análisis. Quiero notar sin embargo que estas críticas no toman en
cuenta los avances en equidad social alcanzados en diversos planos por estas transformaciones. El contrafactual
que debería atemperar estas críticas es la situación mucho más desfavorable en la que se encuentran los pobres y
otros sectores discriminados en países, como en América Latina, donde las políticas de bienestar y sus consecuentes
derechos sociales fueron adoptados o implementados restringidamente.
73 Como consecuencia, Held 1987: 273, en un sentido amplio pero correcto sostiene que, la autonomía (i.e. agen-
cia, en mis propios términos) se transformó en “un axioma fundamental de las corrientes de pensamiento políti-
co modernas más importantes [del liberalismo al marxismo]”.

El debate conceptual sobre la democracia 35


no se la suela reconocer como tal, en la ciu- cordemos que en los países contemporáneos
dadanía política—.74 Esta afirmación puede la mayoría de los derechos y obligaciones son
ser formulada como una proposición: sancionados y respaldados por el sistema legal
del estado. Normalmente, el estado extiende su
13. La noción de agencia tiene implicacio- poder a lo largo del territorio que delimita.
nes directas y concurrentes en las esferas civil, Aquí encontramos inmediatamente un
social y política, debido a que es una concep- aspecto del estado que no es un componente
ción moral, en muchos aspectos legalmente de la democracia pero que es condición ne-
sancionada, del ser humano como un indivi- cesaria para su existencia: tiene que haber
duo autónomo, razonable y responsable. una delimitación territorial incontestable de
sus ciudadanos, sin la cual la misma defini-
Esta visión de la agencia no sólo ha sido ción del electorado seria imposible.76 Hemos
adoptada por algunos países ricos; es una vi- visto que el estado no es sólo un conjunto de
sión que también ha sido inscripta en la con- burocracias; es también un sistema legal.77
ciencia moral de la humanidad por la Decla- Este sistema comprende y constituye qua
ración Francesa de los Derechos del Hombre personas legales los individuos en el territo-
y del Ciudadano, por el Prólogo y la Prime- rio del estado. De esto se desprende que, en
ra Enmienda de la constitución de los esta- tanto sostiene la apuesta democrática así co-
dos Unidos y, más tarde, por la Declaración mo también un régimen de elecciones lim-
Universal de los Derechos Humanos de las pias e institucionalizadas, los derechos de
Naciones Unidas, el Acuerdo Internacional participación y algunas libertades “políticas”
sobre Derechos Civiles y Políticos, el Acuer- circundantes, el sistema legal del estado es
do Internacional sobre Derechos Económi- democrático. La democraticidad es un atri-
cos, Sociales y Culturales, la Declaración de buto del estado, no sólo del régimen.78
Derechos Humanos de Viena y muchos otros Ahora debo discutir una cuestión com-
tratados y protocolos internacionales y re- plicada. Aun bajo un régimen democrático,
gionales (incluyendo la Convención Ameri- la legalidad del estado es una mezcla comple-
cana sobre Derechos Humanos), todos ellos ja de igualdad y desigualdad. Por una parte,
ratificados por gran número de países.75 hemos visto que esta legalidad sanciona los
derechos universalistas de la ciudadanía po-
lítica y civil. Por otro lado, esta misma lega-
VII. La democracia y el estado lidad sanciona dos tipos de desigualdades.
Una, la resultante de la organización je-
Ahora podemos volver al estado y vincular- rárquica, legalmente regulada, de las institu-
lo con los aspectos de la democracia que he ciones burocráticas del estado, así como
discutido en las dos secciones anteriores. Re- también del respaldo o autorización que el

74 Esta cuestión no fue ignorada en la cuna de la democracia. En su estudio sobre la democracia ateniense, Han-
sen 1991 argumenta que Atenas se democratizó plenamente sólo cuando se decidió, mediante las reformas de Clís-
tenes, que la participación en las sesiones de la asamblea, el consejo y otras instituciones sería remunerada me-
diante un pago equivalente al salario promedio. Esta decisión implicó el reconocimiento explícito de la cuestión
de las capacidades que estoy discutiendo, ya que apuntaba justamente a facilitar la participación política de los ciu-
dadanos pobres. Por su parte, Aristóteles (1968) recomendaba subsidiar la participación política de los pobres co-
mo forma de asegurar la efectividad de su ciudadanía.
75 Por su puesto, entre los que ratificaron tales tratados se encuenntran gobiernos que han flagrantemente igno-
rado muchos de los derechos en cuestión. Sin embargo, en vez de usar este hecho para descartar la importancia de
estos tratados y protocolos, creo que debería ser visto como un tributo, aunque cínico a la fuerza moral de los de-
rechos proclamados en estos instrumentos internacionales.
76 James Fishkin 1991: 78 lo dice bien: “Uno no puede usar decisiones de reglas democráticas sin tener una base
previa para determinar los limites del estado dentro del cual esas reglas serán aplicadas”. Para discusión útil y de-
tallada sobre este tema véase Linz y Stepan 1996.
77 Para visiones similares sobre el sistema legal como parte del estado, véanse Bobbio 1989 y, por supuesto, Weber 1978.
78 Para una discusión más extensa véase O”Donnell 2000.

36 El debate conceptual sobre la democracia


sistema legal otorga a otras instituciones sis de esta cuestión, trato algunos de sus as-
privadas que también están jerárquicamen- pectos en la sección siguiente.
te organizadas. Todas estas relaciones jerár- Volviendo a los derechos políticos, ya
quicas son inherentemente desigualitarias, anoté que algunos autores consideran los de-
sean respetuosas o no de los derechos indi- rechos de asociación, expresión y otros simi-
viduales de aquellos sobre los cuales operan. lares como derechos negativos, pero esta vi-
El segundo tipo de desigualdad resulta del sión ha sido criticada persuasivamente.79 De
hecho importante (pero que últimamente ha una manera o de otra, los derechos de votar
sido muy descuidado) de que esta misma le- y ser elegido son derechos positivos (o, como
galidad textura la condición capitalista de la he preferido llamarlos, participativos).
sociedad. Esta textura sanciona y respalda, en Asimismo, hay por lo menos otro dere-
última instancia con el poder coercitivo del cho, implicado por los anteriores, que es tam-
estado, un orden social que incluye de varias bién positivo; el derecho a acceder imparcial
maneras, no sólo económicas, la dominación y expeditivamente a los tribunales. Este dere-
social de quienes controlan los medios de pro- cho implica la expectativa de que algunas ins-
ducción así como también, y con creciente im- tituciones estatales emprenderán, si fuere le-
portancia en el mundo contemporáneo, el galmente apropiado, acciones orientadas a la
control de los circuitos del capital financiero. efectivización de los derechos mencionados
La sociedad resultante puede ser preferible, arriba así como también de otros.80 La nega-
digamos, al stalinismo y, si funciona con razo- ción de esta expectativa significaría que estos
nable normalidad, contribuye a los grandes derechos son puramente nominales.
bienes públicos del orden generalizado y la pre- Con esta afirmación nuevamente nos en-
visibilidad de múltiples relaciones sociales. Sin contramos con el estado qua sistema legal que
embargo, estos hechos no deberían autorizar- sanciona y respalda derechos que, a pesar de
nos a olvidar las desigualdades estructuradas las diferencias entre autores con respecto a
del estado y la sociedad, o el papel crucial que cuáles enumerar específicamente, son general-
el estado en sus varias dimensiones juega en la mente considerados componentes de la demo-
reproducción de estas desigualdades, al mismo cracia política. El punto en el presente estadio
tiempo que también promulga algunas igual- de mi discusión es que, además del sistema le-
dades (democráticas) fundamentales. gal como un conjunto de reglas, hemos iden-
El estado, aunque democrático, siempre tificado algunas instituciones del estado que
presenta esta cara ambigua. El estado es tanto están directamente relacionadas a los dere-
proveedor de bienes públicos fundamentales chos adosados al régimen democrático.
(incluyendo los derechos y libertades adosa- Esto me permite completar el cuadro de
dos al régimen democrático) como garante de la dimensión legal del estado: no es sólo una
algunas relaciones, burocráticas y sociales, que agregación de reglas sino un sistema propia-
son inherentemente desiguales. Este hecho, los mente dicho, constituido por un entramado
“”indecidibles” que ya hemos examinado y de reglas legales y de instituciones estatales le-
otros aspectos que aún nos quedan por discu- galmente reguladas. Por su lado, una especie
tir, son ambigüedades inherentes a la realidad de este genus, un sistema legal democrático,
social general, el estado por cierto incluido. es caracterizado por dos rasgos: primero, san-
Estos aspectos no pueden ser eliminados ciona y respalda los derechos y libertades im-
por fiat intelectual, o postulando armonías y plicados por el régimen democrático; y se-
linealidades generalizadas de las relaciones gundo, no hay institución o funcionario en el
sociales; en cambio, estas ambigüedades (si estado o en el régimen (o, para el caso, en la
no contradicciones) deben ser tomadas en sociedad) que sea de legibus solutus. En un es-
cuenta y teorizadas como tales. Aunque en el tado democrático de derecho81 todos están
presente texto no puedo avanzar en el análi- sujetos a la autoridad legal de alguna otra ins-

79 Véanse especialmente Holmes y Sunstein 1999, Raz 1986, Sen 1985 y Taylor 1985.
80 Véase Fábre 1998.
81 Véase O”Donnell 2000.

El debate conceptual sobre la democracia 37


titución (o instituciones)82 —este sistema le- countability. La vertical electoral debe existir
gal “cierra”, en el sentido de que supuesta- por definición misma del régimen democrá-
mente nadie está por encima o más allá de tico; en cambio, el grado y efectividad de la
sus reglas.83 societal y de la horizontal es variable entre
A su vez, esta característica está relacio- casos y a lo largo del tiempo. Estas variacio-
nada estrechamente (como la tradición del nes son relevantes para evaluar la calidad de
constitucionalismo liberal reconoció tem- la democracia; por ejemplo, la falta de una
pranamente) con la protección de derechos sociedad vigorosa y autónoma, o la imposi-
políticos (y de otros); sin esta salvaguardia, bilidad o falta de voluntad de ciertas insti-
existiría al final de cuentas algún poder in- tuciones del estado de ejercer su autoridad
controlable con capacidad de cancelar esos sobre otras instituciones estatales son indi-
derechos. caciones de una democracia de baja calidad.
En una democracia, se supone que los Hemos alcanzado otra conclusión. Arri-
gobernantes están sometidos a tres tipos de ba argumenté que hay dos características es-
accountability. 1) La primera, la accountabi- pecíficas de la democracia política que no
lity vertical electoral, resulta de las elecciones son compartidas por ningún otro tipo de ré-
limpias e institucionalizadas, a través de las gimen: elecciones limpias e institucionaliza-
cuales los ciudadanos pueden cambiar el das, y una apuesta incluyente. Ahora pode-
partido y los funcionarios de gobierno. 2) mos ver que hay otras dos características
Otro tipo de accountability vertical, de tipo específicas: primero, por implicación de la
societal,84 es ejercida por grupos y aun por definición del régimen democrático, un sis-
individuos con el propósito de movilizar el tema legal que sanciona y respalda —al me-
sistema legal para plantear demandas al esta- nos— los derechos y libertades adosadas a
do y al gobierno con el fin de prevenir, com- ese régimen; segundo, un sistema legal que
pensar y/o condenar acciones (o inacciones) prescribe que ninguna persona o institución
presumiblemente ilegales perpetradas por es de legibus solutus.86
funcionarios públicos. 3) Aun más, existe un La diferencia es que las dos primeras ca-
tercer tipo de accountability, horizontal, que racterísticas están localizadas al nivel del ré-
acabo de discutir: ésta resulta cuando algu- gimen, mientras que las dos últimas lo están
nas instituciones debidamente autorizadas al nivel del estado. Vemos entonces que una
del estado actúan para prevenir, compensar focalización exclusiva sobre el régimen es
y/o condenar acciones o inacciones presumi- insuficiente para una adecuada caracteriza-
blemente ilegales de otras instituciones del ción de la democracia; hemos abandonado
estado o funcionarios/as.85 el nivel de la democracia como régimen y en-
Nótese, sin embargo, que hay una dife- trado en el terreno más complejo del estado.
rencia importante entre estos tipos de ac- Estas conclusiones pueden ser resumidas

82 Esto es lo que algunos teóricos alemanes han llamado la “indisponibilidad” del sistema legal para los gobernan-
tes; como Preuss 1996b: 24 afirma: “Sólo si el vínculo entre gobernantes y gobernados obliga al primero… y si és-
te no puede ser revocado unilateralmente por el gobernante, es posible formar una estructura de gobierno confia-
ble en la cual los gobernados son reconocidos como la fuente decisiva de la autoridad política”.
83 Sobre esta cuestión, desde diversas perspectivas sin embargo coincidentes en este plano, véanse Fuller 1964, Gar-
zón Valdés 1993b y 1997, Habermas 1996, Hart 1961 y Kelsen 1967.
84 Este útil concepto ha sido propuesto por Peruzzotti y Smulovitz 2000. Véase también el volumen organizado
por los mismos autores (2002); en un capítulo del mismo analizo las relaciones entre accountability horizontal y
societal (O”Donnell 2002b).
85 Para discusión de accountability horizontal remito a O”Donnell 1998a, 2002b y 2003.
86 En todos los otros tipos políticos, alguien (un dictador, un partido de vanguardia, una junta militar, una teo-
cracia, etc.) puede unilateralmente eliminar o suspender cualquier derecho existente, incluyendo aquellos que re-
gulan sus propias funciones. Hay sin embargo algunos casos híbridos. Me refiero a aquellos donde formalmente
(como en Chile) o informalmente (como en Guatemala), las fuerzas armadas retienen capacidad unilateral de de-
cisión sobre ciertas áreas de política, así como poder de veto sobre ciertas decisiones de las autoridades civiles. Lo
menos que puede ser dicho sobre esta cuestión (que retomo más adelante) es que daña seriamente la calidad de-
mocrática de los respectivos regímenes.

38 El debate conceptual sobre la democracia


en una proposición: lante que la debilidad de este tipo de estado
14. La democracia tiene cuatro caracte- es una de las características más preocupan-
rísticas específicas en relación con todos los tes en la mayor parte de América Latina. Pe-
otros tipos políticos: 1) elecciones limpias e ro antes de discutir esta cuestión añado otra
institucionalizadas; 2) una apuesta inclusi- proposición.
va y limitadamente universalista; 3) un sis-
tema legal que sanciona y respalda —al me- 15. La eficacia del sistema legal depende
nos— los derechos y las libertades incluidas del entrelazamiento de sus reglas con una
en la definición del régimen democrático; y red de instituciones estatales que, en demo-
4) un sistema legal que previene a cualquie- cracia, se supone actúan, y están legalmente
ra ser de legibus solutus. Las dos primeras ca- autorizadas para ello, con propósitos y re-
racterísticas son propias del régimen; las dos sultados que son regularmente consistentes
últimas, del estado. con un estado democrático de derecho.

Como apunté en la Sección III, un aspec- Aún no hemos terminado el examen de


to crucial del sistema legal es su eficacia, el las relaciones entre democracia y estado.
grado en el que realmente ordena relaciones Recuérdese que, a través de la asignación de
sociales. Ésta es una función de los entrama- varios derechos políticos, la democracia
dos del sistema legal. A un nivel, que pode- constituye a los ciudadanos como agentes.
mos llamar interinstitucional, la autoridad Recuérdese también que estos agentes son
de un juez tratando un caso criminal sería portadores de derechos subjetivos que les
nula si no estuviera acompañada, a lo largo son legalmente asignados sobre una base
de los varios pasos del proceso, por la poli- universalista limitada. Ahora agrego que
cía, fiscales, defensores, etc., así como tam- este sistema legal, comenzando con sus más
bién por, eventualmente, cortes superiores y altas reglas —constitucionales— establece
cárceles.87 que los/as ciudadanos/as, al votar en elec-
Horizontalmente, apunté que en un siste- ciones limpias, son la fuente de la autori-
ma legal democrático ninguna institución es- dad ejercitada sobre ellos por el estado y el
tatal o funcionario supuestamente escapa a gobierno.
los controles legales en lo que respecta a la le- Los/as ciudadanos/as no son sólo porta-
galidad de sus acciones. En una tercera di- dores/as de derechos; son la fuente y justi-
mensión, territorial, se supone que el sistema ficación de la pretensión de mando y auto-
legal se extiende homogéneamente a lo largo ridad que el estado y el gobierno articulan
del espacio delimitado por el estado. En una cuando toman decisiones colectivamente
cuarta dimensión,“estratificacional”, se supo- vinculantes. Ésta es otra característica pe-
ne que el sistema legal trata los casos simila- culiar de la democracia; todos los otros ti-
res de la misma manera, independientemen- pos de autoridad política dicen derivar su
te de consideraciones de clase, género, etnia derecho a gobernar de algo (derecho divi-
u otros atributos de los actores respectivos. no, autoridad inmemorial, conocimientos
En todas estas dimensiones el sistema le- privilegiados, etc.) proveniente de “arriba”,
gal presupone lo que Linz y Stepan88 llaman no de sus miembros.
un “estado eficaz”; en mis propios términos, La democracia contemporánea difícil-
no es sólo una cuestión de legislación apro- mente es ejercida directamente por el pue-
piada sino también de una red de institucio- blo; pero ciertamente proviene del pueblo y,
nes estatales que operan en dirección de ga- debido a ello, debería ser para el pueblo. Que
rantizar la eficacia de un sistema legal que es la autoridad proviene de la ciudadanía es ob-
en sí mismo democrático. Veremos más ade- viamente verdad en lo que respecta a los que

87 A contrario, los capítulos en Méndez et al. 1999 muestran concluyentemente que en América Latina, este en-
tramado está repetidamente interrumpido.
88 Linz y Stepan 1996: 37.

El debate conceptual sobre la democracia 39


ocupan cargos gubernamentales electivos; mos tratados es tan importante para no-
pero también es verdad respecto de todos los sotros como lo que conseguimos, [inclu-
otros funcionarios estatales que, en una de- yendo] quién trata a quién con dignidad,
mocracia, derivan su autoridad de los pode- con mínimo dolor procedural y con aten-
res más altos (elegidos) del país. ción debida al sentido de justicia del in-
Asimismo, la jurisdicción y obligaciones dividuo”.91
de esos funcionarios estatales están determi- Creo que, en la medida en que las insti-
nadas por el mismo sistema legal que, prohi- tuciones estatales reconocen estos derechos,
biéndoles ser de legibus solutus, somete a el- ellas pueden ser consideradas más o menos
los, electos y no electos, a la accountability democráticas, o al menos más o menos con-
horizontal. Finalmente, en un estado demo- sistentes con las obligaciones impuestas so-
crático de derecho, todos, incluso los que no bre ellas por la democracia y las implicacio-
son ciudadanos políticos (extranjeros, en nes de la agencia.
particular), son considerados como agentes En verdad, ésta es probablemente la cara
y se supone deben ser tratados como tales más problemática de la democracia. En rela-
por las reglas legales que regulan las relacio- ción a las elecciones limpias y, normalmen-
nes civiles y sociales. te, al ejercicio de los derechos políticos, lo-
De esto se desprende que un individuo no s/as ciudadanos/as somos colocados/as en un
es, y nunca debería ser tratado como, un súb- nivel de igualdad genérica. En cambio, al tra-
dito, un suplicante de la buena voluntad del tar con burocracias estatales, los individuos,
gobierno y el estado. Este individuo —un sean ciudadanos o no, están generalmente
agente portador de un conjunto de derechos colocados en situaciones de profunda desi-
civiles y posiblemente también, sociales, sea o gualdad de facto. No pocas veces ellos tienen
no un ciudadano político— tiene pretensión que enfrentar burocracias que actúan sobre
legalmente basada de ser tratado con plena la base de reglas formales e informales que
consideración y respeto.89 Asimismo, este tra- no son transparentes ni fácilmente entendi-
to debe estar fundado en la implementación bles, en base a las cuales toman decisiones (o
de las leyes y regulaciones que son preexisten- las omiten) que tienen consecuencias impor-
tes, claras y discernibles para todos los ciuda- tantes para sus “súbditos”.
danos, y sancionadas de manera concordante Es una triste ley de la naturaleza huma-
con los procedimientos democráticos.90 na que cuando los individuos están coloca-
En esta línea, Robert Lane (1988: 189) ha dos en el lado superior de una relación desi-
argumentado que: gual y jerárquica, tienden a olvidar que su
“En general, la teoría democrática es derecho a ejercer autoridad deriva de aque-
reticente sobre cómo somos tratados por llos que están “abajo”, y que éstos son por-
las instituciones políticas, económicas y tadores de derechos que demandan plena
sociales a que la teoría se refiere. [Sin em- consideración y respeto.92 Éste es un proble-
bargo, un aspecto crucial de la teoría y ma en todos lados; vimos que es inherente a
práctica democráticas es que] cómo so- la dimensión burocrática del estado; es más

89 Dworkin 1986: 165 afirma que “una demanda particular de moralidad política… requiere de los gobiernos ha-
blar con una sola voz, actuar de manera coherente y principista para con todos sus ciudadanos [y] extender a to-
dos los estándares de justicia sustantiva o de equidad que usa para algunos”.
90 Como Vargas Cullel y Gutiérrez Saxe 2001: 199 comentan: “Lo opuesto al maltrato del ciudadano no es el “buen
trato,” sino un trato democrático el cual ocurre, precisamente, cuando las instituciones [del estado] respetan los
derechos y la dignidad de las personas”.
91 Resumiendo una serie de estudios sobre los Estados Unidos, Tyler 200: 990 concuerda: “Ser tratados con dig-
nidad y respeto garantiza a los ciudadanos que son miembros importantes y valorados de la sociedad, con dere-
cho al reconocimiento de su estatus y derechos. Esto [es el] reconocimiento de la inclusión de uno en la sociedad”.
Por su parte, Margalit 1996 hace de este tipo de trato la característica distintiva de una “sociedad decente”.
92 Aun en situaciones en donde esta desigualdad es lo más aguda posible (como bajo encarcelamiento), permanece
la obligación moral de respetar la agencia. Hoy en día ésta es también una obligación legal, aunque sea muchas ve-
ces ignorada.s

40 El debate conceptual sobre la democracia


severo y sistemático cuando el “sujeto” de es- II.2.2. Si se extiende homogéneamente a lo
tas relaciones está afligido por pobreza y de- largo del territorio delimitado por el estado.
sigualdad severas y extendidas. II.2.3. Ídem, a través de clases, sectores y
Estos males cultivan el autoritarismo so- grupos.
cial, extensamente practicado en América II.2.4. Si sanciona reglas que prohíben y
Latina por ricos y poderosos,93 y repercuten llegado el caso sancionan discriminación
en la manera en que las burocracias del esta- contra mujeres, pobres, extranjeros y varias
do tratan a muchos individuos. Ésta es, creo, minorías.
otra dimensión crucial de la calidad de la de-
mocracia; en América Latina, con sus pro- II.3. En relación al poder judicial y sus
fundas y persistentes desigualdades, esta di- instituciones auxiliares
mensión es una de las más deficientes. II.3.1. Si los juzgados reconocen, y en qué
Ahora agrego dos proposiciones. medida y en qué tipo de casos, acuerdos y
tratados internacionales, incluyendo aque-
16. En democracia, las instituciones esta- llos sobre derechos humanos, de género, so-
tales tienen la obligación legal y moral (co- bre la niñez y sobre pueblos indígenas.
rrelativa a los derechos de ciudadanía políti- II.3.2. Si existe acceso razonablemente
ca y civil) de tratar a todos con la equidad, igualitario y expeditivo a los juzgados, dife-
consideración y respeto debidas a un agente. renciado por tipo de instancia judicial.
II.3.3. Si existen arreglos razonablemen-
17. Aunque la tendencia a negar estos de- te eficaces para el acceso a los juzgados y la
rechos es inherente en todas las relaciones defensa legal de pobres, analfabetos, extran-
de poder jerárquicas (especialmente si son jeros y otros individuos y grupos material
burocratizadas), la pobreza y la desigualdad y/o legalmente carentes.
severas tienden a acentuarla. II.3.4. Si la policía y otras fuerzas de se-
guridad respetan los derechos de todos los
En la siguiente sección incluyo un segun- habitantes, sean éstos ciudadanos o no.
do conjunto de sugerencias empíricas. Luego II.3.5. Si condenados o presuntos cri-
de este interludio, discuto algunas igualdades minales no son mantenidos en la cárcel o
problemáticas aunque no insignificantes. son sujetos a otras irregularidades en vio-
lación de reglas básicas de equidad y debi-
do proceso.
VIII. Sugerencias empíricas II.3.6. Si las cárceles funcionan en condi-
concernientes al estado ciones adecuadas a los derechos humanos y
civiles de sus sujetos.
II.1. En relación a la territorialidad del
estado II.4. En relación a las burocracias
II.1.1. Si el estado delimita un electorado estatales en general
que no es disputado activamente por la po- II.4.1. Si tratan a todos con equidad, con-
blación. sideración y respeto.
II.1.2. Si existe un estado que ejerce con- II.4.2. Si están reguladas por reglas claras,
trol efectivo y legalmente definido sobre la disponibles públicamente y sancionadas
totalidad del territorio. apropiadamente.
II.4.3. Si existen mecanismos expeditos y
II.2. En relación al sistema legal efectivos para la prevención, suspensión y/o
II.2.1 Si sanciona y respalda eficazmente compensación por la violación de derechos
los derechos y libertades que implica el régi- de los ciudadanos por parte de las institucio-
men democrático. nes estatales.

93 Aristóteles (1978: 181) sabía esto: “Aquellos que disfrutan de demasiadas ventajas —fuerza, riqueza, conexiones,
etc—. no están dispuestos a obedecer [el derecho] y son ignorantes de cómo obedecer”.

El debate conceptual sobre la democracia 41


II.4.4. Si existen instituciones estatales, igualdad es un atributo individual de cada
adecuadamente autorizadas y habilitadas, ciudadano/a político/a, y potencialmente
para el ejercicio de la accountability hori- hace posibles los derechos participatorios
zontal, incluyendo casos de acciones (o implicados por el régimen democrático.
inacciones) ilegales por parte de funciona- Por su parte, la nación postula un tipo de
rios electos. igualdad que es genérica y colectiva. Somos
iguales en tanto pertenecemos a una colecti-
II.5. En relación a las capacidades del vidad, la nación (o el pueblo, en algunos ca-
estado, o eficacia, y su credibilidad sos). Los discursos densamente significados
II.5.1. Impuestos percibidos, especial- de la nación, especial pero no exclusivamen-
mente impuestos sobre los ingresos y el pa- te los emitidos desde el aparato estatal, nos
trimonio, y/u otros de carácter progresivo. dicen que somos todos iguales en nuestra co-
II.5.2. Gastos en política social, diferen- mún pertenencia a la nación.
ciando aquellos que son de tipo universalis- Por lo tanto, la igualdad de la democracia
ta de los que no lo son. política ignora los clivajes sociales, incluyen-
II.5.3. Proporción entre gastos en políti- do sus desigualdades. Por su lado, la igualdad
ca social y gastos de administración y subsi- colectiva postulada por el discurso de la na-
dios a prestadores privados. ción no ignora pero niega o al menos subor-
II.5.4. Cobertura real vs. la formalmente dina aquellos clivajes: nos dice que existe un
definida de las políticas sociales. tipo de igualdad colectiva que es más impor-
tante, y debería ser más operativa en nuestras
Nota: La evaluación de las capacidades conductas y lealtades, que los intereses e
del estado es una cuestión notoriamente di- identidades que emergen de los clivajes so-
fícil. Per se, las medidas cuantitativas dicen ciales —primero y antes que nada, compar-
poco; por ejemplo, un alto nivel de recauda- timos igualitariamente nuestra pertenencia
ción de impuestos o de gastos en políticas so- a nuestra nación.
ciales puede ser malgastado por corrupción, Ahora quiero recordar algunas reflexio-
clientelismo o simplemente por administra- nes que ya he presentado. La ciudadanía de
ción ineficaz. Creo, sin embargo, que algunas la democracia es básicamente una capacidad
aproximaciones a esta importante dimen- que puede elegirse: el derecho a votar, a in-
sión deben ser intentadas, ya en la primera tentar ser electo, asociarse, opinar, y breve-
ronda de estudios a ser llevados a cabo por el mente, llegar a ser un participante de la vida
presente proyecto. política. Por otra parte, la ciudadanía de la
nación es pasivamente adquirida: soy el ciu-
II.6. Sobre la credibilidad del estado dadano de un país y tengo una serie de dere-
chos (incluyendo políticos, si resulta que el
La evaluación de esta dimensión es aún país es una democracia política) por el hecho
más complicada que la precedente. Sin em- de haber nacido en ese país o porque mis pa-
bargo, un paso importante en esta dirección dres tiene cierta nacionalidad.
está siendo realizado por la encuesta que el Como ciudadano democrático, tengo de-
presente proyecto ha llevado a cabo. Esta en- rechos políticos, incluyendo el derecho a re-
cuesta incluye algunas preguntas que ma- clamar y si fuera necesario demandar que el
pean las percepciones de la población sobre estado garantice esos derechos. Asimismo,
esta cuestión. soy genéricamente igual en el hecho de tener
estos derechos junto a todos los demás ciu-
dadanos. Esta igualdad, formal, puede ser
IX. Algunas igualdades movilizada políticamente: puede apoyar
problemáticas pero no insignificantes una demanda orgullosa y exigente de igua-
lación en esferas más allá de los derechos
La democracia política sanciona un ti- políticos. En cambio, como ciudadano de la
po de igualdad que, como vimos, es formal nación tengo como principal obligación mi
y limitadamente universalista. Este tipo de lealtad a ésta, así como también la obedien-

42 El debate conceptual sobre la democracia


cia al sistema legal que me constituye como ralizada de sus desigualdades e injusticias. Si
ciudadano y como persona legal antes de las igualdades, insuficientes pero importan-
cualquier actividad o decisión de mi parte. tes, de la democracia y de la nación son mo-
Sin embargo, como Greenfeld (1992) y vilizadas o sofocadas es una cuestión emi-
otros han argumentado, en esta condición nentemente política e ideológica; estos son
soy parte de la dignidad de la nación, en su fenómenos históricamente contingentes que
continuidad a través del tiempo, sus histo- le dan a la ciudadanía —ahora entendida co-
rias, victorias, derrotas y mitos. Esta condi- mo la combinación parcialmente divergente
ción también puede ser políticamente movi- y variable de sus dos caras— su carácter par-
lizada. ¿Cómo es posible que nosotros, ticularmente complejo y, a veces, dinámico.
miembros de esta nación, seamos tan pobres, Resumo la discusión precedente en dos
deprivados y humillados? ¿Cómo es posible proposiciones:
que el estado nos diga que es un estado-para-
la-nación, y que la nación somos todos no- 18. Los regímenes democráticos contem-
sotros, y estemos excluidos de los beneficios poráneos son parte de estados basados terri-
de pertenecer a ella? torialmente, la mayoría de los cuales inten-
En el Noroeste, este tipo de pregunta se tan —y dicen— ser nacionales. Entre otras
transformó en discursos políticos movilizado- consecuencias de este hecho, la ciudadanía
res (especialmente en tiempos de guerra) tiene dos caras: una individual implicada
complejamente mezclados con demandas de por el régimen y otra colectiva derivada del
ciudadanía democrática, e impulsó los avan- principio de nacionalidad.
ces en derechos civiles y sociales a los que ya
me he referido. En América Latina, con excep- 19. Cada tipo de ciudadanía postula un
ciones que menciono abajo, estos discursos ar- tipo diferente de igualdad. Históricamente,
ticularon temas de revolución o populismo. estos dos postulados han sido movilizados
En estos discursos, las demandas por el reco- políticamente, solos o en combinación —o
nocimiento como miembros de la nación y han permanecido inactivos, a veces por lar-
como demandantes legítimos de derechos so- gos períodos.
ciales, invocaron otra unidad concebida colec-
tivamente —el pueblo, ampliamente entendi-
do como el conjunto de los desposeídos y no X. La democracia y el contexto social
privilegiados— en lugar de la idea más univer-
salista y abstracta de la ciudadanía política.94 Muchos teóricos de la democracia están
Éstas son dos caras de la ciudadanía, una de acuerdo en que, además de los derechos
democrática y otra nacional. Ambas pueden que he enumerado, la disponibilidad de in-
ser políticamente movilizadas, ya sea aislada- formación libre, pluralista y no monopoliza-
mente (como pasó en partes de América La- da o censurada por el estado es otra condi-
tina con las movilizaciones nacional-popu- ción necesaria para la existencia de un
lares bajo el populismo) o en combinación. régimen democrático. Por ejemplo, entre los
O, por supuesto, ambas palancas de movili- atributos enumerados por Dahl encontra-
zación pueden permanecer inertes, a veces mos “la existencia de fuentes alternativas de
por largos —pero seguramente no eternos— información protegidas legalmente”.95 Nóte-
períodos. Esto suele ocurrir cuando los dis- se que éste no es un derecho individual: la
cursos dominantes —y las teorías sociales— existencia de este tipo de información es un
desconectan los derechos políticos de cues- hecho socialmente dado, independiente de la
tiones de igualdad en las esferas civil y social, voluntad de cualquier individuo. Es un bien
así como también cuando demandan lealtad público,96 caracterizado por ser indivisible,
a una nación congelada en una versión natu- no excluible y no rival. Nótese también que

94 Sobre este tema, véase O”Donnell 1988.


95 Dahl 1989: 221.
96 Véase Raz 1986 y 1994.

El debate conceptual sobre la democracia 43


la disponibilidad de información libre y plu- Para tratar estas cuestiones necesitamos
ralista es la cara —colectiva— de la mone- avanzar un poco más en el análisis. Primero
da de los derechos individuales de expresión vuelvo al tema de las relaciones políticas de-
y asociación; ambas caras se presuponen y marcadas por un régimen democrático. Vi-
producen mutuamente. mos que en esta esfera los individuos son
La libertad de acceder a información li- considerados como agentes; son ciudadanos
bre y pluralista y sus correlatos, los derechos políticos que pueden votar e intentar ser
de expresión y asociación, como queda de- electos. Obviamente, para que la votación
mostrado por la enorme atención que les implique una elección real entre alternativa,
prestan la teoría y la práctica legal, se extien- se requiere la existencia de un grado signifi-
de sobre innumerables espacios sociales, cativo de información libre, plural y compe-
mucho más allá del régimen. Para ser efecti- titiva. Además, si ego decide intentar ser elec-
va, esta libertad presupone dos condiciones. to, necesitará movilizar algunos de sus
Primero, un contexto social que sea conge- derechos, tales como expresar opinión y aso-
nial a una diversidad de valores, creencias, ciarse con partidos y otros/as ciudadanos/as.
estilos de vida y opiniones. La segunda con- Estos son derechos que cada persona puede
dición es —una vez más— un sistema legal o no decidir utilizar. A alter puede no impor-
que respalda esta diversidad y, a través de tarle si estos derechos existen o no, y aun
ello, la existencia y transformación continua creer que es equivocado que otros individuos
de un contexto social diverso. tengan y eventualmente utilicen tales dere-
Aquí encontramos otro problema de de- chos. Sin embargo, vimos que en los regíme-
limitación: es teóricamente indecidible dón- nes democráticos contemporáneos la apues-
de y en base a qué criterio podríamos trazar ta democrática asigna estos derechos de
una línea divisoria clara y firme entre cuáles manera universalista, independientemente
aspectos de la libertad a la información alter- de las preferencias de cada alter.
nativa son pertinentes para la democracia Este razonamiento se relaciona con el ar-
política y aquellos que no lo son. Por ejem- gumento que Joseph Raz ha desarrollado en
plo, en un caso dado la discusión abierta cuanto a que la eficacia de los derechos tales
puede ser permitida para cuestiones políti- como los que he enumerado son un bien pú-
cas, pero estas cuestiones pueden ser defini- blico. Este es el caso, ya que
das restringidamente. Si, digamos, la discu-
sión pública sobre derechos de género o a la “El interés de los individuos de vivir
diversidad sexual fuera censurada, o si se en una sociedad abierta no se restringe a
prohibiera el acceso a los medios de comu- los que desean beneficiarse de ello como
nicación a grupos que promueven la refor- productores o consumidores de opinión.
ma agraria, tendríamos serias dudas de con- Se extiende a todos los que viven en esa
siderar esta libertad como efectiva. sociedad, ya que se benefician de la parte
Por otra parte, en el pasado no muy dis- que otros juegan en el libre intercambio
tante de los países del Noroeste, estas restric- de información y opinión”.97
ciones no eran consideradas problemáticas.
Como vimos con el problema de delimita- Raz va más allá y argumenta que ésta es la
ción de otras libertades, ésta también pre- razón principal por la que estos derechos es-
senta una compleja pregunta comparativa: tán protegidos constitucionalmente. Estemos
¿Sería apropiado aplicar a las nuevas demo- de acuerdo o no con este punto en particular,
cracias el criterio que hoy en día los países es claro que los derechos de ego serían inúti-
del Noroeste utilizan, o deberíamos aceptar les si no existiera un contexto social consis-
criterios más restringidos, tales como los tente con sus propósitos. Sin el bien público
aplicados en esos países décadas atrás —o de un contexto social diverso, la efectividad
hay otra alternativa? de los derechos políticos estaría seriamente

97 Raz 1986: 253. Sen 1999a: 31 concuerda: “La libertad individual es fundamentalmente un producto social”.

44 El debate conceptual sobre la democracia


coartada. Cuando tal contexto existe, benefi- vidas diferentes a la mía. El resultado agre-
cia a todos, aun a los que no reconocen su va- gado es un contexto social que valora tan
lor; como Raz (1986: 200) afirma: positivamente la diversidad que inscribe los
derechos respectivos en el sistema legal. Asi-
“Los aspectos generalmente benefi- mismo, tal contexto social provee el bien
ciosos de la sociedad son inherentemen- público que los gobernantes autoritarios
te bienes públicos… [Ellos derivan] del tanto luchan por suprimir: la posibilidad de
carácter general de la sociedad de la que una esfera pública de discusión libre sobre
uno forma parte”. cuestiones de interés general.103
Vemos que lo que he estado llamando
Hay otro aspecto que quiero recalcar. libertades “políticas” (de expresión, asocia-
Agencia, en la conceptualización de Sen, en- ción, movimiento y otras) son en realidad
traña tener un conjunto de capacidades, de- segmentos de derechos civiles más amplios.
finidas como “el conjunto de vectores de fun- Estos derechos son actuados en múltiples
cionamiento que están al alcance de él o lugares de la sociedad, no sólo en el ámbi-
ella”.98 Estas “capacidades son una manera de to del régimen. De hecho, vimos que en los
caracterizar la libertad positiva, y ellas pue- países del Noroeste muchos derechos civi-
den ser vistas como derechos —derechos po- les fueron realizados mucho antes que su
sitivos para hacer esto o aquello”.99 Un con- segmento político. Estos son los mismos
junto adecuado de capacidades permite al derechos; pertenecen a agentes que se res-
individuo elegir entre varios funcionamien- paldan en ellos para elegir libremente los
tos valiosos; de acuerdo con Sen, ésta es la li- funcionamientos que consideran valiosos.
bertad positiva de decidir, con razonable au- Los individuos tienen derecho a al menos
tonomía, conocimiento y responsabilidad, el un conjunto básico de derechos y capaci-
curso de la propia vida —en mis términos, dades (sociales, civiles y políticos) para lo-
ser realmente un agente. grar funcionamientos que son consistentes
Hay muchas vidas valiosas a ser elegidas, con, y consecuentemente facilitadores de,
pero cada uno sólo puede optar por una, o su agencia.
pocas, de esas vidas. La agencia y la libertad Hemos arribado a algunas conclusiones:
de elegir funcionamientos están en la raíz de
la diversidad social.100 Que otros muchos - La primera es que si mi vida es enrique-
hayan vivido y estén viviendo vidas diferen- cida por un contexto social diverso, entonces
tes a la mía me enriquece enormemente.101 es en mi interés que todos los individuos, o
Asimismo, que estos otros sean agentes tantos como fuere posible, tengan las capa-
compromete mi obligación moral de acep- cidades necesarias para elegir libremente sus
tar y aun de celebrar y no simplemente tole- propios funcionamientos.
rar102 (excepto en casos especiales que el sis- - Otra conclusión es que también es en
tema legal democrático cuidadosamente mi interés que estos derechos estén inscrip-
legisla) que estos otros hayan elegido vivir tos en el sistema legal, siendo de esta mane-

98 Sen 1985b: 20/1.


99 Sen 1985a: 16.
100 Este punto es afirmado por, especialmente, Berlin 1969 y Raz 1994. Los textos de Berlin han generado una se-
rie de discusiones interesantes —y complicadas— sobre “pluralismo valorativo” (véanse entre otros Gray 2000 y
Newey 1998) que tengo que dejar de lado aquí.
101 Como Raz 1986: 381 afirma: “Una teoría moral que reconoce el valor de la autonomía [i.e., agencia, O”D.] in-
evitablemente sostiene una visión pluralista. Ésta admite el valor de un gran número de actividades diferentes en-
tre las cuales los individuos son libres de elegir...; las rutas abiertas a ser usadas en nuestras vidas son tan incom-
patibles como valorables”.
102 Sobre las limitaciones de la tolerancia como una actitud moral apropiada hacia los agentes y sus derechos,
véase la excelente discusión de Garzón Valdés 2001.
103 Por supuesto, la medida en que esta posibilidad es realizada varía significativamente de caso a caso; discuto al-
guno de estos factores relevantes más abajo.

El debate conceptual sobre la democracia 45


ra clarificados y protegidos contra visiones Tengo que aclarar aún la relación entre
hostiles o indiferentes.104 democracia y un contexto social diverso.
- Una tercera conclusión es que el agrega- Un primer paso útil es razonar a contrario.
do social de estos derechos individuales, cuan- Parece obvio que un régimen democrático
do son amplia y efectivamente practicados y no existiría en un país donde la informa-
sancionados, deviene en el bien público de ción está monopolizada o ampliamente
diversas libertades, las mismas que rodean y censurada, o cuando muchos tipos de opi-
hacen posible un régimen democrático. niones y de asociaciones están prohibidas.
- Una cuarta conclusión es que, si estos de- En tal contexto social, no existiría suficien-
rechos son truncados (e.g., si están pobremen- te información para hacer posible que el
te implantados), la diversidad del contexto so- voto fuera significativo, y aun si los dere-
cial se empobrece y, con ello, la posibilidad del chos de expresión y asociación fueran for-
surgimiento de la densa esfera pública propia malmente sancionados, la libertad de deci-
de una democracia de alta calidad. dir qué expresar y con quién asociarse sería
de facto anulada.
Por cierto, no todo régimen democrático En sentido positivo, este razonamiento
está acompañado por un grado apropiado de muestra que los derechos de expresión, aso-
“democraticidad del estado” o por un con- ciación, movimiento y otros similares tie-
texto social que provee al menos un mínimo nen dos lados.105 Primero, el lado indivi-
de derechos civiles y sociales, o por un con- dual que ya he discutido. El segundo lado es
texto social ampliamente diverso. Estas sal- que la realización de estos derechos es un
vedades nos llevan a mirar en dirección a las hecho social; se alimenta de, y al mismo
democracias contemporáneas de América tiempo genera, un contexto social cuya di-
Latina. Pero antes de adentrarme en este te- versidad expresa —juntamente con diversos
ma, tengo que seguir discutiendo el tema de valores y prácticas culturales, religiosas, ar-
la presente sección, lo cual hago luego de tísticas y otras— la realización de esos mis-
presentar dos nuevas proposiciones. mos derechos. He argumentado que algu-
nas libertades “políticas,” tales como las de
20. La efectividad de los derechos de la asociación, expresión y similares, son con-
ciudadanía política requiere un contexto so- diciones necesarias para un régimen demo-
cial que incluye fuentes de información va- crático y para el ejercicio de sus derechos
riada, no monopolizadas y no censuradas participatorios.
por el estado. Esta disponibilidad de infor- Luego afirmé que las libertades “políti-
mación, que es un componente de un con- cas” son en realidad segmentos de derechos
texto social diverso, es un bien público sus- civiles más amplios y antiguos. Ahora ve-
tentado por un sistema legal democrático y mos que esos mismos derechos —tanto su
un desempeño de las instituciones estatales lado civil como político— tienen una di-
consistente con dicha disponibilidad. mensión social: no pueden existir fuera de
instituciones sociales, valores y prácticas
21. Más generalmente, la existencia de tal afines. Éstas son el milieu de existencia de
contexto social, sumada a la vigencia amplia estos derechos, los cuales en su expresión
de libertades políticas, en tanto implica que social agregada prefiero llamar libertades.
múltiples agentes pueden libremente elegir Por el otro lado, estos milieux son genera-
sus funcionamientos, es un aspecto social dos y reproducidos por la realización de
promotor de la propia agencia implicada por aquellos derechos. Este lado social de las li-
la democracia. bertades es el complemento de los derechos

104 Nótese, también, que por estas mismas razones tal contexto es congenial al ejercicio de la accountability verti-
cal societal.
105 Ya mencioné los argumentos de Raz sobre esta cuestión; desde varias perspectivas otros argumentos concur-
rentes sobre el “costado social” de los derechos se pueden encontrar en Garzón Valdés 1993, Habermas 1996,
Holmes y Sunstein 1999 y Waldron 1999.

46 El debate conceptual sobre la democracia


políticos: ambas caras de la moneda están XI. Democracias latinoamericanas
implicadas por la existencia de un régimen contemporáneas
democrático.
Nótese que, si el razonamiento previo es XI.1. Regímenes y opinión pública
correcto, queremos evaluar la democratici- En la América Latina contemporánea al-
dad del contexto social, o por lo menos su gunos países satisfacen la definición de de-
afinidad con la democracia. Al menos en mocracia política que propuse arriba. Ellos
cuanto un contexto social afín expresa y a la comparten dos características: la primera,
vez apoya el ejercicio de los derechos civiles celebran elecciones razonablemente limpias,
y políticos, podemos razonablemente hipo- institucionalizadas e inclusivas, y también
tetizar que habrá influencias recíprocas im- sancionan los derechos participativos corre-
portantes entre la calidad de una democra- lativos a tales elecciones; la segunda es el dis-
cia y las características de su contexto frute de algunas libertades políticas, especial-
social. En particular, si los/as ciudadanos/as mente de opinión, expresión, asociación,
utilizan ampliamente sus derechos políticos movimiento y acceso a medios de comuni-
y civiles, el contexto social tenderá a ser di- cación razonablemente libres y pluralistas.
verso y congenial a la democracia; por otro Algunos países de América Latina tienen
lado, dicho contexto social tenderá a promo- actualmente este tipo de régimen, aunque
ver tales actitudes y prácticas por parte de hay variaciones en cuanto al grado en que los
sus ciudadanos/as. Hay una circularidad ob- atributos arriba mencionados son cumpli-
via en las afirmaciones precedentes; pero es dos. También hay variaciones significativas
una circularidad útil, ya que reafirma la im- en cuanto al grado en que el estado y su sis-
bricación mutua y necesaria de los lados in- tema legal cubren la totalidad del territorio
dividual y social de diversos derechos, in- de estos países. En términos de estos facto-
cluidos los políticos. res, una clasificación de los regímenes con-
Finalmente, un contexto social diverso es temporáneos en América Latina sería la si-
extremadamente importante no sólo para la guiente:107
realización de los derechos políticos vincu-
lados al régimen democrático. Tal contexto 1. Países donde el régimen y el estado ca-
es también el espacio social donde los/as racterísticos de la democracia están básica-
ciudadanos/as (y, en general, los/as habitan- mente satisfechos:
tes) pueden ejercer los derechos y poderes
que no han transferido al estado o tempora- - Costa Rica
riamente “prestado” a los funcionarios elec- - Uruguay
tos.106 Éste es un ejercicio público, en tanto - Chile (aunque los “enclaves autorita-
que, protegido por un contexto social con- rios”108 heredados del régimen de Pinochet
genial y por los derechos que éste reconoce, generan importantes dudas acerca de ubicar
implica dirigirse a otros sobre cuestiones o no a Chile en este grupo).
que son consideradas de interés conjunto
por parte, al menos, de los que toman la ini- 2. Países que pueden ser clasificados como
ciativa de dirigirse a otros. democracias políticas, o regímenes políticos de-
Ahora estamos listos para examinar las mocráticos: las características pertinentes son
democracias contemporáneas de América satisfechas a nivel nacional, pero hay disconti-
Latina. nuidades significativas en términos del alcan-

106 Este punto me fue mencionado por Jorge Vargas Cullel en una comunicación privada.”.
107 Excluyo de esta clasificación El Salvador, Honduras, Nicaragua y la mayor parte de los países del Caribe por la
simple pero —admito— poco satisfactoria razón de que no sé lo suficiente acerca de ellos. Asimismo, esta topo-
logía es muy preliminar y ha dado lugar a críticas, parte de las cuales me parecen justificadas, por parte de varios
comentaristas de este texto. La ofrezco sin embargo con el propósito de contribuir a necesarias discusiones acerca
de cómo clasificar nuestros países en términos de diversas dimensiones de su democraticidad (o ausencia de ella).
108 Véanse Garretón 1987 y Valenzuela 1992.

El debate conceptual sobre la democracia 47


ce de la legalidad del estado en varias regiones, la aceptación de la “democracia como tipo de
incluyendo características no-democráticas de gobierno” en el período relativamente corto
algunos regímenes subnacionales: de 1995-2001 —un promedio de no menos
de once puntos porcentuales—. Consistente
- Argentina con la clasificación ofrecida arriba, también
- Bolivia vemos el alto grado de apoyo en los dos más
- Brasil indiscutidos regímenes democráticos, Costa
- Colombia (puede requerir de una clasi- Rica y Uruguay,109 así como también el sig-
ficación especial, debido a la pérdida ex- nificativamente más bajo de apoyo en Chile,
traordinaria de alcance del estado y su siste- donde las restricciones a la política democrá-
ma legal a lo largo de territorio). tica generada por los enclaves autoritarios
- República Dominicana parecen tener efecto.
- Ecuador Nótese también los niveles de apoyo ex-
- México tremadamente bajos en países de gran tama-
- Panamá ño como Brasil (30%) y Colombia (36%), así
- Perú como también en El Salvador (25%) y Pana-
má (34%), en conjunción con la drástica caí-
3. Países que pueden ser clasificados como da de apoyo en la Argentina (–18), Colom-
“democracias políticas condicionales”, debido bia (–24), El Salvador (–31) y Panamá (–41).
al hecho de que, además de compartir las ca- Es difícil interpretar los datos de otros países
racterísticas del grupo precedente en términos debido a su reciente democratización (Mé-
del alcance limitado de la legalidad estatal, en xico) o redemocratización (Perú) o a las in-
la actualidad no es claro, aunque por diferen- certidumbres generadas por las peculiarida-
tes razones en cada caso, que elecciones limpias des de su régimen actual (Venezuela). Pero
hayan sido institucionalizadas: los bajos niveles de apoyo a la democracia,
especialmente la caída drástica en la mayo-
- Guatemala (con la salvedad de que las ría de los países entre 1995 y 2001, son preo-
fuerzas armadas son, aunque no formalmen- cupantes.
te como en Chile, un enclave autoritario im- Esta sensación es reforzada por las res-
portante). puestas obtenidas a otra pregunta en la mis-
- Venezuela ma encuesta: “¿Cuán satisfecho esta Ud. con
la manera en que la democracia funciona en
4. Países que pueden ser clasificados como su país?”. Sólo en Costa Rica y Uruguay se re-
“regímenes autoritarios con base electoral”, ya gistró un 40% de respuestas positivas, de to-
que, aunque se han celebrado elecciones, éstas das maneras un porcentaje no demasiado
no han sido limpias y tampoco parecen insti- brillante. En todos los otros países encuesta-
tucionalizadas: dos , las respuestas no satisfactorias sobrepa-
san el 60%, registrándose en Brasil y la Ar-
- Paraguay gentina un abrumador 80%, y en Colombia
- Haití 90%.110
Visto desde este ángulo —la opinión po-
Ahora pido al lector que se remita a la se- pular— la democracia no se está desempe-
rie de datos anuales de Latinobarómetro. Po- ñando bien en América Latina. Una razón
demos allí notar que hay una fuerte caída en importante es que demasiado frecuente-

109 Estos dos países presentan porcentajes similares a los de las democracias en el Noroeste. En los años 1990, el
promedio de apoyo a la democracia en estos países, obtenidospor medio de una pregunta similar a la de la Lati-
nobarómetro, fue de 83% (Dalton 1996, promedio calculado en base a los datos de la página 70, Tabla 3.5). Excluí
Irlanda del Norte de esta lista —con un resultado del 65%— debido a las circunstancias peculiares de este caso,
especialmente su régimen menos que democrático.
110 No puedo tratar aquí la cuestión de evaluar las características y resultados de los procesos de democratización
recientes. De la vasta literatura existente al respecto, véanse en especial Diamond 1999, Garretón 1987 y 1997 y
Nun 1987.

48 El debate conceptual sobre la democracia


mente la imagen de los gobiernos elegidos ción contra la violencia policial y varias for-
democráticamente es que son incapaces de, mas de violencia privada; se les niega acceso
o no están dispuestos a, encarar cuestiones igualitario a las agencias del estado y los juz-
básicas de desarrollo, así como tampoco gados; sus domicilios pueden ser invadidos
cuestiones de desigualdad social y aun de arbitrariamente; y, en general, están forzados
violencia. Subyace a esta imagen el triste he- a vivir una vida no sólo de pobreza sino tam-
cho de que en las dos últimas décadas el es- bién de humillación recurrente y de miedo a
tado se ha debilitado enormemente y, en al- la violencia, muchas veces perpetrada por las
gunas regiones de estos países, virtualmente “fuerzas de seguridad” que supuestamente
se ha evaporado. Crisis económicas, la furia deberían protegerlos.112 Esta gente, que lla-
antiestatista de muchos de los planes de maré el “sector popular”, no son sólo mate-
ajuste económico, corrupción y clientelismo rialmente pobres, son también legalmente
ampliamente extendidos —estos y otros fac- pobres. Estas cuestiones están relacionadas
tores han confluido en generar un estado estrechamente con la problématique del esta-
anémico—. Esta anemia también se mani- do y merecen discusión más detallada.
fiesta en el sistema legal.
De hecho, muchos de nuestros países XI.2. El estado en (la mayor parte de)
tienen un régimen democrático que coexis- América Latina contemporánea
te con una legalidad intermitente y sesga- Muy serios problemas resultan cuando el
da. Simplemente, la legalidad del estado no estado sufre importantes déficit en la eficacia
se extiende a vastas regiones de no pocos de de sus instituciones, en la efectividad de su
nuestros países (y parte de sus ciudades), sistema legal y, no menos importante, en su
donde otros tipos de legalidad, básicamen- credibilidad en tanto “estado-para-la-na-
te variaciones de derecho mafioso, son los ción”. Cuando esto ocurre, el estado es inca-
que en realidad operan. Asimismo, aun en paz de proyectar un futuro que, aunque no
regiones donde el sistema legal tiene alcan- pueda cancelar a corto plazo muchas de las
ce, éste es aplicado no pocas veces con ses- injusticias y desigualdades existentes, parece
gos discriminatorios contra varias minorías a la mayoría de la población como realizable
y aun mayorías, tales como las mujeres y los y valioso de ser compartido.
pobres. Este sistema legal truncado genera Este tipo de estado de baja capacidad es
lo que he llamado una “ciudadanía de baja un viejo problema de América Latina. Sin
intensidad”.111 embargo, se ha transformado en un proble-
Con este término quiero significar que to- ma aun más serio en los últimos tiempos y
dos tenemos, al menos en principio, los dere- en muchos casos esto ha ocurrido bajo la de-
chos políticos y las libertades que correspon- mocracia política. En pocos de nuestros paí-
den al régimen democrático; y sin embargo, ses, el déficit de credibilidad del estado resul-
a muchos se les niega derechos sociales bási- ta de la ineficacia de sus instituciones y/o de
cos, como bien lo sugiere la pobreza y desi- su ostensible colonización por parte de inte-
gualdad ampliamente extendida, hecho que reses privados que difícilmente son consis-
no necesito documentar en el presente texto. tentes con algún tipo de interés general. Este
A estas personas también se les niega dere- déficit se vuelve aun más agudo si buena par-
chos civiles básicos: no disfrutan de protec- te de estos intereses no es en absoluto de cor-

111 Véase O”Donnell 1993, donde trazo un mapa metafórico de “zonas azules, verdes y marrones”, de las cuales la
marrón se refiere a zonas en las que la legalidad del estado es apenas efectiva.
112 Los informes de varios organismos de derechos humanos documentan repetida y abundantemente la amena-
za permanente de violencia a la que tanta gente está sometida. Para Brasil, véase entre otros Dellasoppa et al. 1999,
que muestra que la incidencia de muertes violentas en la regiones más pobres de la ciudad de San Pablo es dieci-
séis veces mayor que en las regiones más ricas; para datos sobre la Argentina véase entre otros CELS 1998. Más en
general, un estudio que analiza varios conjuntos de datos sobre crimen violento encontró en todos ellos una co-
rrelación positiva fuerte y persistente de éste con la pobreza y la desigualdad del ingreso (Hsieh y Pugh 1993). Los
pobres son desde luego las principales víctimas de esta violencia.

El debate conceptual sobre la democracia 49


te nacional; más bien, ellos son parte del dividualistas y particularistas de relaciones
“otro” de otras naciones, o de las tendencias sociales, así como también por relaciones so-
relativamente anónimas y abstractas de la ciales autoritarias que perpetúan las desi-
globalización económica. gualdades existentes.
Asimismo, un estado burocráticamente Esta flotación puede transformase en al-
ineficiente y económicamente colonizado no go demasiado abstracto, y demasiado dis-
puede cumplir su dimensión de legalidad.113 tante de prácticamente cada experiencia so-
Ofrece, como mucho, una legalidad truncada. cial, como para ser reconocida y valorada
Este tipo de legalidad no sólo descuida la efec- por aquellos que son ciudadanos políticos
tivización de muchos derechos de la población pero carecen de la textura social de apoyo
en general. También, en su aplicación y —no provista por la efectividad de los derechos
menos importante— en sus omisiones, una le- civiles y sociales. En tales circunstancias, la
galidad truncada manifiesta sus sesgos en fa- calidad de la democracia, y probablemente
vor de los mismos intereses que colonizan al su propia supervivencia, pueden difícilmen-
estado en su faceta de aparato burocrático. te no estar en juego.
En consecuencia, este tipo de estado es in- Estas preocupaciones generan algunas
capaz de actuar como filtro y moderador de preguntas. Primero, ¿qué tipo de estado pa-
las desigualdades sociales. Es también un es- ra qué tipo de nación podemos esperar? Se-
tado casi completamente sordo a las deman- gundo, ¿quiénes son el “nosotros” que esta-
das de equidad y reconocimiento que surgen ría dispuesto a proponer la extensión de la
del sector popular en tanto ciudadanos po- ciudadanía civil y social como una cuestión
líticos y en tanto miembros de la nación. Al política prominente? Y, tercero, ¿cómo po-
contrario, este tipo de estado es un reproduc- drían las palancas de la democracia política
tor activo de las desigualdades existentes, así y sus correspondientes derechos ser usadas
como también un facilitador, y no un con- para alcanzar esos objetivos?
trol, de las más devastadoras consecuencias Estas preguntas significan, entre otras co-
de la globalización. sas, poner en discusión el tema del estado
Este estado de baja eficacia burocrática, desde una perspectiva estratégica (es decir,
legalidad truncada y afirmaciones naciona- eminentemente política), incluyendo por
les poco creíbles puede coexistir, aunque pre- qué, para qué y con quién reformar sus as-
cariamente, con un régimen democrático, pectos burocráticos y legales. Si existe un es-
Pero es un estado que, aunque sanciona las li- tado ineficaz burocráticamente, truncado le-
bertades políticas y los derechos correspon- galmente y colonizado económicamente, hay
dientes a este tipo de régimen, es más un entonces muy poco estado.
obstáculo que un vehículo para la extensión Sin embargo, la mayor parte de la litera-
de los derechos civiles, sin mencionar los de- tura corriente, especial pero no exclusiva-
rechos sociales. Con este tipo de estado, la mente la que se concentra en los concomi-
democracia política y sus derechos universa- tantes políticos de los programas de ajuste
lísticos permanecen, para decirlo de alguna económico, opera una doble reducción. La
manera, flotando sobre espacios sociales do- primera ya la mencioné, la reducción del es-
minados por modalidades estrechamente in- tado a su burocracia. Encima de esta, una se-

113 Esto es verdad aun en el caso de relaciones dirigidas a la realización de algunos derechos civiles elementales.
Martin Krygier 1997: 129 lo dice bien: “Pensemos lo que debe proveer el estado para permitir que los ciudadanos
puedan demandarse legalmente entre ellos, dejando de lado demandar al estado mismo. Y luego esperar, y luego
lograr un juicio imparcial. Y luego conseguir que el resultado sea implementado. Ninguno de estos derechos es
simplemente una protección de carácter negativo, una libertad de las interferencias de los demás. Estos derechos
[civiles básicos] son efectivizados por decisiones del estado, sancionados como provisiones del estado, y hechos un
bien público por la intervención del estado, en base a una apropiada causa legal estipulada por métodos sancio-
nados por el mismo estado en instituciones estatales. Ellos son… derechos a la acción del estado, así como lo son
los derechos sociales. Y, de la misma manera que los derechos sociales, ellos son vacíos de contenido sin tal acción
[estatal]”. Sobre el costo de los derechos y la necesidad consecuente de un estado efectivo, véase Holmes y Suns-
tein 1999.

50 El debate conceptual sobre la democracia


gunda reducción ve al aparato burocrático tre ellos, pueden proveer el sentido de un fu-
del estado como una mera administración, turo colectivo mejor; es extremadamente di-
manejando mejor o peor sus actividades dia- fícil para una nación carente de “su” estado
rias, pero carente de cualquier concepción autolanzarse en estos proyectos.114
estratégica de su papel general en la socie- Muchas voces han intentado explicar el
dad; se supone que un mercado mistificado debilitamiento de los estados en América
es el que debe hacerse cargo de esta cuestión. Latina como una consecuencia ineludible
Esta visión presume que el estado es, o de la globalización, frente a la cual sólo la
debería ser, una entidad neutral, limitada a adaptación pasiva es posible y hasta reco-
la administración de cuestiones “técnicas” mendable. Esto es equivocado, y no pocas
por medio de sus múltiples y (de hecho) po- veces interesado. Debido —precisamente—
bremente coordinadas burocracias. Sin em- a que los vientos de la globalización son tan
bargo no existe un estado neutral: en sus tres fuertes, los países necesitan más que nunca
dimensiones el estado es un espacio de com- “estados-para-sus-naciones”. Éstos no ten-
pleja condensación, mediación y produc- drían por qué ser estados grandes o pesados.
ción de relaciones de poder. La visión neu- Pero serían estados fuertes, en el sentido de
tralista es una manera de defender un tipo de que efectivamente procesan los impactos de
estado que, de hecho, a través de sus políticas la globalización, adaptándose selectivamen-
y, asimismo, de sus omisiones, es un activo te a los más irresistibles, y digiriendo y re-
reproductor de la desigualdad. dirigiendo otros.
Con esta desigualdad se reproduce una Pero esta eficacia sólo puede existir en
dominación social y económica que es acen- función de visiones estratégicas que la polí-
tuada por un tipo de economía capitalista tica en sus mejores momentos puede dar:
particularmente salvaje, cuya contracara son ésta es la cuestión crucial de qué tipo de es-
las enormes dificultades encontradas para tado para qué tipo de nación podemos de-
implantar y extender derechos civiles y socia- sear, y en base a qué alianzas políticas y so-
les elementales. Este tipo de estado, en lugar ciales —esto los países del Noroeste lo
de ser creíble como “estado-para-la-nación”, saben bien y actúan en consecuencia—. En
devuelve una cara hostil a la mayoría de la este sentido vale la pena mencionar las con-
población. Ya vimos que este tipo de estado clusiones de uno de los estudios más recien-
también coexiste (en la mayoría de los casos tes y autorizados sobre la globalización,
precariamente) con un régimen democráti- Held et al., 2001:
co y sus correspondientes derechos. El refe-
rente de estos derechos, como también vi- “La globalización económica de nin-
mos, es el individuo. Por lo tanto, si y cuando guna manera se traduce necesariamente
esto llega a ser la única referencia del estado, en la disminución del poder del estado;
su contenido inevitablemente individualista más bien, está transformando las condi-
reverbera en la promoción de una sociedad ciones bajo las cuales el poder del estado
atomizada, donde los proyectos y esperanzas es ejercido… Hay muchas buenas razo-
colectivas son obstruidos. Un correlato de es- nes para dudar de las bases empíricas y
ta atomización es una nación que ha sido teóricas de algunas afirmaciones acerca
abandonada por un estado que sólo parece de que el estado-nación está siendo eclip-
servir a una fracción, y de hecho, a la frac- sado por los patrones contemporáneos
ción “menos nacional de la nación”. de la globalización. [Sin embargo, hay
Todo esto, quiero enfatizar, no priva a la que reconocer que los] nuevos patrones
democracia política de su gran importancia; de cambio regional y global están trans-
pero obstruye los proyectos colectivos que, formado el contexto de la acción política,
a pesar de lo conflictivos que puedan ser en- creando un sistema de centros de poder

114 Para una caracterización y análisis de la distancia entre el estado (y la política en general) y una sociedad ato-
mizada véase Lechner 2000.

El debate conceptual sobre la democracia 51


múltiples y esferas de autoridad super- procesar, digerir y domesticar muchos aspec-
puestas —un orden pos-Westphalia” tos y consecuencias de la globalización. Sin
(Ibíd.: 441). embargo, una condición necesaria para un
En contra de lo que estos autores llaman estado “domesticante” es que alcance niveles
los hiper-globalizadores (los que, como men- razonables de eficacia, efectividad y credibi-
cioné arriba, creen que la globalización es una lidad. En América Latina, este logro está aún
fuerza irresistible) Held et al. agregan que: más trabado por un problema que, aunque
aludido en mi discusión precedente, requie-
“En verdad, cualquier evaluación de re especial consideración.
los impactos acumulativos de la globali-
zación debe reconocer su carácter alta- XI.3. El estado latinoamericano y las
mente diferenciado, ya que tipos particu- “zonas marrones”
lares de impactos —sean decisionales, Algunos años atrás quise llamar la aten-
institucionales, distribucionistas, o es- ción sobre un problema que encontraba par-
tructurales— no son experimentados ticularmente perturbador: la existencia de
uniformemente por todos los estados… grandes, y en algunos casos crecientes, áreas
el impacto de la globalización está media- (no sólo en la periferia de los países sino
do significativamente por… gobiernos también en muchas ciudades), en las cuales
específicos así como también por estrate- la legalidad del estado no tiene alcance, o lo
gias societales de contestación, adminis- tiene de manera muy intermitente. En estas
tración, o mejoramiento de los imperati- regiones (que en un mapa imaginario llamé
vos globalizadores” (Ibíd.: 441). “marrones”) prevalecen varios tipos de lega-
lidad de carácter informal, patrimonial y/o
Esta es una visión desde el mundo anglo- mafioso.116
sajón. Desde otro estado fuerte, Francia, Tou- En general, estas áreas contienen regíme-
raine 2000: 10-11) concuerda: nes autoritarios subnacionales que coexisten,
en una situación lamentablemente poco es-
“En realidad, los estados que no son tudiada,117 con regímenes que al nivel nacio-
verdaderamente nacionales son los que nal son democráticos. El régimen nacional
han resistido la globalización con más refracta esta situación. En las “zonas marro-
dificultad… Esta dificultad no es la con- nes” se celebran elecciones, hay gobiernos,
secuencia de la globalización; por el con- burocracias y legisladores nacionales y pro-
trario [es la consecuencia] de la debili- vinciales. Pero en estas regiones ni el acceso
dad y la corrupción de dichos estados… a la candidatura o las elecciones en sí mismas
La idea de una globalización económica (particularmente las elecciones locales) son
que elimina la importancia de los esta- ejemplos de procesos limpios y abiertos.
dos, especialmente de los estados-nación, Los principales actores que operan allí,
es falsa”.115 aun cuando fueren nominalmente miem-
bros de partidos nacionales, no son más que
Además de estos autores, aun la observa- facciones dependientes de las prebendas que
ción causal de los estados del Noroeste (y pueden obtener del estado nacional, así co-
otros en el Este de Asia, como ejemplo) mo de varios tipos de economías ilegales o
muestra cuán activamente ellos tratan de simplemente criminales que fomentan o to-

115 Nótese que Touraine no usa “estado-nación” en el sentido de la literatura corriente, sino en mis términos de
estado-para-la-nación.
116 O”Donnell 1993.
117 Este es otro aspecto que, debido a su concentración sobre el régimen a nivel nacional, ha conducido a las teo-
rías contemporáneas de la democracia, con pocas excepciones (ver Cornelius et al. 1999, Fox 1994, Gibson 1997,
Gibson et al. 1999 y Snyder 2001) a ignorar esta cuestión. Esta omisión es empírica y teóricamente costosa: aún
perspectivas exclusivamente centradas en el régimen nacional se beneficiarían al considerar los impactos de
regímenes autoritarios subnacionales sobre el funcionamiento del primero.

52 El debate conceptual sobre la democracia


leran en sus territorios. Estos actores funcio- teramente eliminados hasta hoy. Pero allí
nan sobre la base de instituciones informa- (como también ocurrió antes en el Reino
les tales como el personalismo, familismo, Unido) esos problemas motivaron la crea-
prebendarismo, caciquismo y similares. Es- ción de una administración pública nacional
te es un mundo que funciona de acuerdo a bastante efectiva. En muchos de nuestros
un conjunto elaborado de normas (aunque países lo inverso está sucediendo: la corro-
no escritas), donde —en contraste con socie- sión de cualquier burocracia estatal y legali-
dades “tradicionales”— existen burocracias dad efectiva, así como también de nociones
estatales, algunas de ellas grandes y comple- de administración pública, existentes.
jas, y donde la conducta de burocracias po- Otro aspecto importante del estado es el
litizadas y pobremente remuneradas hace suministro de protección contra la violencia
nebuloso el significado mismo del termino privada. Aquí tropezamos con otro impor-
“corrupción”. tante punto ciego en la teoría democrática y
Estos circuitos de poder —basados en la su relación con el estado. Esta teoría asume la
obliteración de la frontera entre lo privado existencia de un “estado pos-hobbesiano”, que
y lo público y en el truncamiento de la le- ya ha obtenido un alto grado de control so-
galidad del estado— están re-presentados bre la violencia en su territorio. Pero tal esta-
en el centro de la política nacional, comen- do raramente existe en muchas de las nuevas
zando con la institución, Congreso, que su- democracias, no sólo en América Latina. En
puestamente es la principal fuente de tal le- ellas, bandas terroristas, mafias, vigilantes y
galidad. En general, los intereses de los otras “bellezas” abundan. Algunas veces, co-
legisladores “marrones” son bastante limi- mo he notado, se transforman en poderes
tados: mantener funcionando el sistema de basados territorialmente. Tienen sus códigos
dominación privatizada que los ha elegido legales, cobran sus propios “impuestos” y al-
y canalizar hacia ese sistema tantos recursos gunas veces logran casi el monopolio de la
del estado como sea posible. La tendencia de coerción en su territorio.
su voto es, por lo tanto, conservadora y Asimismo, en estas regiones hay un área
oportunista. Para su éxito dependen del in- gris entre crímenes comunes y vilencia po-
tercambio de “favores” con el Ejecutivo y lítica. Ésta puede ser directa y explícita,
varias burocracias del estado central: a cam- cuando algunos grupos la usan abiertamen-
bio de sus votos en el Congreso ellos obtie- te para objetivos políticos. Esta violencia
nen transferencias y subsidios para sus re- puede ser directa pero implícita, cuando al-
giones y bajo presidentes que necesitan gunos grupos cooptan la policía y otras fuer-
apoyo parlamentario ellos a veces obtienen zas de seguridad (todo un eufemismo, bajo
el control directo de las instituciones esta- estas circunstancias) para imponer sus obje-
tales que proveen esos recursos. tivos. La violencia política también puede ser
Esto incrementa la fragmentación y los indirecta, pero con consecuencias trascen-
déficits del aparato estatal; los manchones dentes, cuando los traficantes de drogas y
marrones invaden inclusive la cúspide buro- otras mafias delimitan territorios donde el
crática del estado. Asimismo, los juegos que estado y su legalidad son excluidos. En reali-
estos individuos juegan (tanto dentro como dad, todos estos tipos de violencias privadas
fuera del Congreso) se benefician de la exis- tienen un componente político: al menos, el-
tencia de partidos que son extensivamente los deben ser “licenciados” por algunos fun-
clientelísticos, tienen muy bajo contenido cionarios estatales, ya sea por impotencia o
ideológico, son extremadamente oportunis- en búsqueda de sus propios objetivos políti-
tas en sus posiciones y tienen poca discipli- cos y/o corrupción. El estado es relevante en
na (excepto hacia los jefes provinciales a los estos casos, pero por su ausencia.
que ellos deben su empleo). La situación que estoy describiendo tiene
Por supuesto, estas son cuestiones de gra- dos aspectos que quiero recalcar. La primera
do. Por ejemplo, estados Unidos sobresale co- es un estado territorialmente evanescente.
mo un caso en el cual en el pasado este tipo En verdad, en las áreas marrones hay buro-
de problemas eran severos; y no han sido en- cracias estatales, con sus edificios, uniformes,

El debate conceptual sobre la democracia 53


empleados asalariados y celebración de los recursos de poder desplegados para el lo-
ritos típicos de las grandes conmemoracio- gro de objetivos privados. Si este patrón de
nes nacionales. Sin embargo, estas burocra- funcionamiento se extiende a la mayoría de
cias operan mayormente en base a una pri- las (y/o a las más visibles) instituciones es-
vatización perversa: adoptan los objetivos de tatales, el estado en su conjunto pierde cre-
las facciones y mafias que controlan el terri- dibilidad en sus pretensiones de lealtad de
torio en el cual operan. Aunque hay excep- la población.
ciones aun en las zonas más marrones, estas Desde ya que esta colonización nunca es
“privatizaciones” muestran cómo el aspecto completa. En general siempre permanecen
público del estado —el aspecto creíblemente bolsones de intención y alguna acumulación
dirigido a alguna versión del bien común— de poder, apuntados a preservar algunas ca-
es obliterado cuando la crucial dimensión de pacidades decisionales. Pero en los tiempos
su legalidad es truncada. actuales algunos de estos bolsones parecie-
El segundo aspecto de muchos estados ran comprar su autonomía vis à vis fuerzas
en América Latina, ahora a nivel nacional, domésticas rindiéndose a las de carácter in-
ya lo he mencionado: su alto grado de frag- ternacional que dictan la mayor parte de la
mentación y colonización, y por lo tanto su agenda y orientación de la política pública.
bajo nivel de eficacia. Aquí, como en las zo- Una consecuencia de esta reducción aguda
nas marrones pero ahora también en los de autonomía es que existe un conjunto
centros de los países, muchas situaciones muy restringido de políticas que pueden ser
implican el no-reconocimiento de la distin- definidas y —especialmente— implementa-
ción entre el interés público del privado de das al margen de las demandadas por, o
los funcionarios —la corrupción es sólo aceptables para, las fuerzas basadas domés-
una de estas situaciones, aunque particular- ticamente y/o las internacionales que colo-
mente dañina. nizan el aparato del estado. Esta restricción
Esto tiene varias implicaciones, pero aquí afecta severamente la agenda de política pú-
me limito a discutir sólo algunas. Primero, el blica; su contenido y, especialmente, sus
aparato estatal se transforma en una serie de omisiones son un reflejo de la distribución
agencias descoordinadas, cuyo personal, en de poder en el estado y la sociedad.
los niveles más bajos, está pobremente remu-
nerado y motivado, privado de cualquier sen- XI.4. Secuencias y retrocesos
tido o posibilidad de realizar una carrera pro- Los problemas que he discutido son
fesional en la administración pública y, en sus compartidos por muchas de las nuevas y no
niveles más altos, con funcionarios burocrá- tan nuevas democracias políticas en el mun-
ticos y políticos frecuentemente ocupados en do contemporáneo. ¿Qué tiene la teoría de-
prácticas colusivas con intereses privados. mocrática que decir al respecto? Desafortu-
Una segunda implicación es que, cuando in- nadamente, no mucho. En gran medida esto
dividuos haciendo uso de las prerrogativas se debe a que la mayoría de las teorías sobre
otorgadas por las posiciones que ocupan en la democracia han sido formuladas teniendo
el aparato estatal actúan para alcanzar la sa- en cuenta las condiciones sociales y la expe-
tisfacción de intereses privados, la institución riencia histórica del Noroeste. Estas teorías
del estado en la cual operan alcanza un grado dejan implícito que, como vimos, en esos
de autonomía cercano a cero. países los derechos civiles habían sido razo-
Una vez más, ahora a nivel nacional, en nablemente efectivos y extendidos a lo largo
situaciones como éstas las burocracias que de buena parte de la sociedad antes de la
esos individuos controlan son formalmen- adopción de la apuesta inclusiva y la univer-
te parte del aparato del estado, pero pierden salización de los derechos políticos. Además,
la dimensión pública que debería resultar estas teorías presuponen que la legalidad del
de la efectividad de la legalidad estatal so- estado se extiende homogéneamente a lo
bre sus propias burocracias. Reducido a sus largo del territorio y que, consecuentemen-
burocracias y privado de su legalidad, el te, no sólo los regímenes nacionales sino
estado se transforma en un lugar de uso de también los subnacionales son democráti-

54 El debate conceptual sobre la democracia


cos.118 Debería ser obvio a estas alturas que sar de las interrupciones autoritarias sufridas
estas premisas no se ajustan a la trayectoria por Chile y Uruguay, estos tres países contie-
histórica y a la situación actual de América nen las democracias políticas más sólidas de
Latina. América Latina. Asimismo, en términos de su
Entre los países del Noroeste quiero notar funcionamiento actual, con la salvedad ya
una variación básica. Gran Bretaña, Francia, mencionada de la herencia pinochetista en
Escandinavia y otros siguieron aproximada- Chile, estos tres casos son los que más cerca-
mente la secuencia postulada por T. H. Mars- namente aproximan los patrones de funcio-
hall.119 Esto es, primero el logro de la exten- namiento de los regímenes del Noroeste.
sión significativa de derechos civiles, luego los Esta no fue la ruta seguida por el resto de
políticos, y más tarde los sociales. En cambio, América Latina. Más bien, el patrón modal
la secuencia Prusia/Alemania significó prime- ha sido el siguiente: primero, se otorgaron al-
ro el logro de derechos civiles, luego derechos gunos derechos sociales, más limitados que
sociales y más tarde políticos. Sin embargo, en en el Noroeste, y en las últimas dos décadas
las dos secuencias los derechos civiles fueron en la mayoría de los países aquéllos han sido
bastante efectiva y extensivamente implanta- profundamente revertidos. Más tarde, adqui-
dos antes del logro de otros derechos. Esto es sición de derechos políticos, a través de pro-
más cierto en lo que respecta a los hombres cesos pasados o presentes de democratiza-
que a las mujeres y ciertas minorías, pero ne- ción política. Y tercero, aún hoy, derechos
cesito discutir otras cuestiones antes de reto- civiles implantados de manera sesgada e in-
mar estas consideraciones.120 termitente. Éste es el patrón nacional-popu-
Con algunas salvedades que no hace fal- lista seguido por la Argentina, Bolivia, Bra-
ta aclarar aquí, las secuencias del Noroeste se sil, Ecuador, México y Perú.121
aplican de manera bastante aproximada a Colombia y Venezuela difieren debido a
Costa Rica, Chile y Uruguay. Costa Rica y su temprana democratización no-populista,
Chile siguieron el “patrón marshalliano” de la cual significó el logro de derechos políti-
derechos civiles-políticos-sociales, aunque cos en primer lugar. Sin embargo, estos paí-
en las tres últimas décadas Chile ha experi- ses comparten con los populistas el hecho de
mentado una importante regresión en tér- que los derechos civiles no se extendieron
minos de derechos sociales. Uruguay, con su significativamente ni antes ni después de la
temprano estado de bienestar, alcanzó casi si- concreción de los derechos políticos. Por su
multáneamente derechos civiles, sociales y parte, Ecuador y Guatemala han alternado
políticos. regímenes autoritarios y democrático-oligár-
De una forma o de otra, el patrón en es- quicos de varios tipos, hasta ahora exten-
tos países es de manera general similar al de diendo magramente derechos políticos (es-
los países del Noroeste en el sentido de que, pecialmente en relación a sus poblaciones
al menos en los sectores urbanos, existió un indígenas) y avanzando muy poco en térmi-
grado de implantación de los derechos civi- nos de derechos civiles y sociales.
les razonablemente alto, previo al logro de Resumo ahora la discusión precedente.
derechos sociales y políticos. En verdad, a pe- 22. En contraste con los países del Noroes-

118 Para un capítulo en la sociología del conocimiento, esta presuposición ignora nada menos que la experiencia
de los Estados Unidos, donde por largo tiempo los regímenes subnacionales del Sur de este país eran claramente
autoritarios, aunque celebraban elecciones (pero no limpias). Para un típico ejemplo de esta omisión, véase Dahl
1998: 153 quien en su caracterización histórica de la democracia en los Estados Unidos, relega la esclavitud y los
estados sureños a una nota de pie de página.
119 Véase Marshall 1965.
120 Como ya he anotado, ninguna de estas secuencias es aplicable a los Estados Unidos y a los peculiares proble-
mas generados por la esclavitud en ese país; pero no puedo tratar esta excepción aquí.
121 Esta inversión de la secuencia marshalliana ha sido mencionada por Murilo de Carvalho 1991; véase también
Nun 2001 para consideraciones concurrentes. Tal vez sea un signo de las preocupaciones actuales de América Lati-
na, y de la búsqueda de sus raíces históricas, el hecho de que estos autores y yo hayamos arribado a estas conclu-
siones casi simultánea e independientemente uno del otro.

El debate conceptual sobre la democracia 55


te, en la mayor parte de América Latina (y, en guay el apoyo al régimen democrático es ba-
términos de población, para una gran mayo- jo y ha disminuido durante los años pasados
ría de la población de la región), los derechos recientes.
políticos fueron logrados, o han sido recupe-
rados recientemente, antes de una aún no lo- XI.5. Trayectorias y posibilidades
grada generalización de los derechos civiles. Insisto en que en términos de las trayec-
torias históricas de la democracia, América
23. En cambio, dependiendo de la trayec- Latina muestra un patrón bastante único.122
toria seguida por cada país, los derechos so- A pesar de que una vieja y duradera demo-
ciales fueron logrados antes o después de los cracia, India, debería habernos alertado so-
derechos políticos, pero en todos los casos bre esta originalidad, las teorías de la demo-
esos derechos fueron significativamente li- cracia existentes no están preparadas para
mitados y adquiridos como consecuencia de tratar este tipo de situación. En particular, un
movimientos nacionales-populistas escasa- enfoque restringido al régimen puede ser
mente focalizados en cuestiones de ciudada- permisible cuando puede ser presupuesto
nía política individual. Asimismo, reciente- que la ciudadanía civil y social no es particu-
mente en muchos países varios derechos larmente problemática. En cambio, como ya
sociales han sido drásticamente revertidos. mostré, cuando estas dimensiones de la ciu-
dadanía son intermitentes y distribuidas
24. En la mayor parte de América Latina, irregularmente, tomarlas en cuidadosa con-
la efectividad de la legalidad estatal ha sido sideración empírica y teórica es crucial, aun-
parcial e intermitente. Asimismo, aun bajo que sea para entender el funcionamiento de
gobiernos elegidos democráticamente, las los respectivos regímenes.
“zonas marrones”, las no cubiertas por la le- Por supuesto, déficit severos en los dere-
galidad del estado, han crecido, en algunos chos civiles y sociales no afectan a todos.
países, extensamente. Muchos miembros de la clase alta y media
(intelectuales incluidos) están mejor bajo la
Consecuentemente, una imagen de Amé- democracia política que el autoritarismo,
rica Latina contemporánea nos dice que: aunque no todos ellos económicamente. Es-
ta bifurcación de las condiciones sociales no
1. En muchos de nuestros países, como es nueva en América Latina, pero es pertur-
correlato de la inauguración de regímenes bador que en varios de estos países haya em-
democráticos, hemos logrado la universali- peorado bajo la democracia política. A pesar
zación de los derechos políticos. de ello, sugiero que una solución posible a
2. Sin embargo, sólo hemos logrado una esta situación consiste en usar la inversión
limitada y sesgada implantación de derechos de la secuencia histórica como un trampo-
civiles; asimismo, para amplios segmentos de lín para la expansión de los derechos que en
las poblaciones respectivas estos derechos la actualidad faltan.
apenas se han expandido, si es que lo han he- Esto es, en lugar de proclamar que los de-
cho, bajo las democracias políticas existentes rechos políticos de la democracia son “pura-
en la actualidad. mente formales”, ellos deberían ser usados
3. En la mayoría de los casos también ha para conquistar otros derechos. Eso fue lo
habido una regresión de los derechos socia- que los movimientos feministas y de otras
les, lo cual, además, ha ocurrido a partir de minorías han hecho en el Noroeste: usar los
una base que, comparada con el Noroeste, derechos políticos como base para luchar por
era limitada. derechos civiles y sociales. Esta estrategia no
4. De acuerdo con datos de encuestas dis- ha sido en absoluto lineal; no se ha parecido
ponibles, con excepción de Costa Rica y Uru- al proceso más secuencial (masculino) del

122 Aunque unos cuantos regímenes democráticos nuevos en otras partes del mundo comparten estas caracterís-
ticas. Poniendo a América Latina en perspectiva comparada para el mejor conocimiento de todos los casos en
cuestión, es una tarea que está a la espera de sus autores.

56 El debate conceptual sobre la democracia


Noroeste que esbocé arriba. Más bien, ha do,124 estos derechos —políticos, civiles y
consistido en un largo movimiento de idas y sociales— pueden ser analíticamente sepa-
vueltas, desde y hacia los derechos políticos a rables pero en la práctica se presuponen
los sociales y civiles. Esta es una dialéctica de los unos a los otros, y usualmente avances
empowerment en una esfera de derechos em- en cualquiera de ellos hace posible que
pujando conquistas en otras.123 Esta posibi- otros derechos puedan moverse en la mis-
lidad, que se origina en la disponibilidad de ma dirección. Los avances en derechos ci-
derechos políticos, es negada por el autorita- viles, o en derechos sociales, o en derechos
rismo; es solamente ofrecida por la democra- políticos, son valiosos per se y también por-
cia a través de los derechos políticos que ésta que son resortes para la conquista de otros
sanciona, aun para aquellos que sufren dere- derechos.
chos civiles y sociales truncados. Me parece que el complejo proceso que
Por supuesto, la pobreza y la desigualdad resulta de lo dicho arriba es el único camino
profundas, y los patrones de autoritarismo abierto para América Latina. Y es un camino
social y de explotación que se basan en ellas, abierto sólo bajo condiciones democráticas.
colocan obstáculos formidables al desplie- Que atravesar esa ruta no será fácil está de-
gue de ese proceso dialéctico. Al respecto, ad- mostrado, entre otras indicaciones, por un
mito que tengo una sugerencia insuficiente y hecho que ya he mencionado: en nuestros
en el mejor de los casos parcial: colocar ma- países la agenda pública ha sido monopoli-
yor énfasis del que hasta ahora se ha puesto zada por cuestiones de política económica
en América Latina en luchas por la expan- (además definidas de manera tecnocrática y
sión de los derechos civiles. La razón es que, socialmente regresiva), por escándalos de
probablemente aun más de lo que fueron en corrupción y por varios tipos de violencia.
el Noroeste, cualquiera que sean los derechos Además, las reacciones gubernamentales a la
civiles logrados, éstos podrían transformar- violencia social van, la mayoría de las veces,
se en una palanca importante para la expan- en dirección a coartar aun más los derechos
sión de la democratización política y social. civiles del sector popular. Las privaciones
Los derechos civiles dan poder; ellos pro- provocadas por la falta de estos derechos así
veen oportunidades protegidas para actuar como también de derechos sociales, muy ra-
en el logro de derechos más amplios. Los de- ramente alcanzan la agenda pública, excepto
rechos civiles hacen posible (pero reconozco como problemas a ser tratados por la policía,
que sólo posible) para varios actores indivi- o como políticas temporarias —y humillan-
duales y colectivos definir más autónoma- tes— de distribución de algunos bienes a
mente su identidad e intereses. Por su lado, segmentos (no pocas las veces seleccionados
el principal factor que facilita estas luchas es clientelísticamente) del sector popular.
dado por los derechos políticos —recorde- Puede argumentarse que la desposesión
mos: expresión, asociación, movimiento, y del sector popular de derechos civiles y so-
similares— que el régimen democrático no ciales básicos es la misma vieja historia en
puede sino sancionar y en una medida signi- América Latina. Sin embargo, hay un nuevo
ficativa (salvo que pierda su carácter demo- elemento a tener en cuenta. En los países
crático) sostener. que se ajustan a la definición de democracia
Asimismo, la expansión exitosa de dere- política, esta misma gente ahora tiene dere-
chos civiles basada inicialmente en la utili- chos políticos: pueden reunirse, expresar sus
zación de los derechos políticos tiende a vi- opiniones y demandas, y afiliarse a partidos
gorizar a estos últimos; esto a su vez abre políticos y organizaciones sociales. Hemos
avenidas para otras luchas para el logro de visto que éstos son segmentos de derechos
otros derechos, incluyendo derechos socia- importantes, los derechos que, a pesar del
les. Como, entre otros, UNDP ha insisti- autoritarismo social y múltiples maltratos,

123 Este mismo punto es afirmado en UNDP 2000: 8.


124 Véase especialmente UNDP 2000a.

El debate conceptual sobre la democracia 57


pueden determinar que estas democracias los regímenes democráticos] bajan radi-
políticas no sean una farsa. calmente la mortalidad bajo los dos tipos
Lamentablemente, en términos de dere- de regímenes” [y lo mismo sucede con
chos civiles y especialmente sociales, bajo los gastos en salud, los cuales en democracia
regímenes democráticos existentes en Amé- están por encima del doble que bajo regí-
rica Latina se han logrado muy pocos avan- menes autoritarios, 3,3% y 1,5% del PBI,
ces. Sin embargo, esta afirmación merece dos respectivamente].127 Finalmente,“el efec-
salvedades. La primera es que en algunas di- to de regímenes políticos sobre la vida de
mensiones de desarrollo social (tales como las mujeres es notable… bajo las dictadu-
alfabetismo, escolaridad, y mortalidad infan- ras las mujeres participan en actividades
til) algunos países han mejorado estos indi- lucrativas fuera del hogar tan frecuente-
cadores. La segunda es que, al menos en el mente como bajo regímenes democráti-
nivel agregado y en el mediano y largo plazo, cos. Pero, además, bajo dictaduras ellas
la democracia política parece tener conse- conciben muchos más niños, ven muchos
cuencias. más de ellos morir, y son ellas mismas
Przeworski y sus colaboradores125 realiza- también más susceptibles de morir”.128
ron un estudio masivo que incluyó todos los
países en el mundo para los cuales había da- Vemos entonces que la democracia pare-
tos disponibles. Estos autores dicotomizaron ce hacer diferencia en términos de varios de-
estos países entre democracias (operacionali- rechos importantes. Sin embargo, al menos
zadas como países que tienen elecciones lim- hasta ahora, pocas de estas consecuencias be-
pias) y regímenes autoritarios (residualmen- neficiosas son visibles en América Latina; en
te). Sobre esta base, los autores preguntaron si verdad, como ya mencioné, en alguna de las
el tipo de régimen da cuenta de varios resul- dimensiones mencionadas por Przeworski et
tados a lo largo de una serie de dimensiones. al. se ha dado más bien una regresión.129
Algunos resultados fueron negativos (por Finalmente, debemos notar otros resul-
ejemplo, la tasa de crecimiento económico de tados de este estudio: la probabilidad de caí-
países con regímenes democráticos o autori- da de regímenes democráticos es mayor que
tarios es muy similar), pero otros resultados el promedio en países que son pobres, cuan-
sí resultaron significativos. En particular, do éstos enfrentan serias crisis económicas,
cuando el coeficiente de Gini es superior a
“Las democracias tienen tasas de na- 0,35 y cuando los trabajadores formales re-
talidad e índices de mortalidad más bajos. ciben menos de 25 por ciento del valor agre-
En democracia las mujeres tienen menos gado en el sector manufacturero —no hace
niños. Mayor número de niños alcanzan falta decir que la mayor parte de los países de
la edad adulta. Como adultos, viven más América Latina, incluso los que contienen
años… Las diferencias observadas en regímenes democráticos, cumple todas o va-
mortalidad infantil son [aun] mayores. Y rias de estas condiciones.
el efecto del régimen [positivo] sobre la Como se habrá notado, hasta aquí no he
expectativa de vida es sorprendente: la di- dicho mucho sobre otro desafío enorme: la
ferencia observada es enorme para cada satisfacción de al menos las necesidades so-
nivel de ingreso”. 126 Asimismo, “la mor- ciales más urgentes del sector popular. Esto
talidad infantil promedio es mucho ma- es debido a mi creencia de que para lograr
yor bajo dictaduras”. En cambio, “gastos este objetivo el disfrute de los derechos po-
en educación [los cuales son más altos en líticos junto con avances importantes en el

125 Przeworski et al. 2000.


126 Ibíd.: 264.
127 Ibíd.: 237-9.
128 Ibíd.: 265.
129 El tono de estas afirmaciones es tentativo ya que con respecto a estas cuestiones la recolección de datos rele-
vantes en América Latina es una tarea aún en buena medida pendiente.

58 El debate conceptual sobre la democracia


ámbito de los derechos civiles es crucial. De tan, o imposibilitan, la agencia. Exactamen-
otra manera, las políticas de lucha contra la te por las mismas razones que vimos al dis-
pobreza y la desigualdad continuarán sien- cutir derechos políticos, esta cuestión es teó-
do capturadas y distorsionadas por prácti- ricamente “indecidible” en lo que respecta a
cas clientelísticas y paternalistas. Tal vez, du- cuál sería el conjunto mínimo suficiente en
rante el complejo proceso que he esbozado términos de los derechos sociales (o de desa-
surjan actores sociales y políticos capaces de rrollo humano) y derechos civiles (o de de-
diseñar, o apoyar, alternativas que en la ac- rechos humanos).135 ¿Dónde y en base a qué
tualidad no podemos concebir.130 criterio podríamos trazar una línea firme y
Para que esto ocurra, deberíamos recor- clara por sobre la cual la agencia podría ser
dar que bajo los regímenes democráticos que razonablemente considerada como habilita-
existen en la actualidad en América Latina, da en términos de derechos sociales y civiles
los derechos políticos son los únicos que el y sus respectivas capacidades?
sector popular más o menos disfruta en ple- Lo mismo que con los derechos políti-
no. Si, como argumenté arriba, la democra- cos, no hay, y nunca habrá, un acuerdo in-
cia política y sus derechos son un bien públi- tersubjetivo firme, claro y generalizable con
co, es nuestra obligación política y moral respecto a cuál seria un conjunto mínimo y
ayudar al sector popular a utilizar las palan- suficiente de los respectivos derechos y ca-
cas de estos derechos para el logro de otros pacidades. Y, como con los derechos políti-
derechos; cualquier logro en este ámbito cos, en vez de tratar artificialmente de esta-
ayuda a afilar las “armas de los más débiles” blecer los límites internos y externos de
para sus arduas luchas.131 estos derechos, el procedimiento adecuado
es analizar las razones y las consecuencias
XII. Derechos y capacidades de su “indecidibilidad”.
“Nadie… puede disfrutar completamen- Antes de entrar en la siguiente sección
te ningún derecho que supuestamente posee quiero ilustrar mi argumento con un par de
si carece de los elementos esenciales para una ejemplos de las pendulaciones y ambigüeda-
vida razonablemente saludable y activa.”132 des que provocan los intentos de fijar dichos
Consecuentemente, “sería inconsistente re- limites, desde listas minimalistas que son cri-
conocer derechos referidos a la vida o a la in- ticadas por ser manifiestamente insuficien-
tegridad física cuando los medios necesarios tes, hasta largas listas que son criticadas por
para el disfrute y ejercicio de estos derechos incluir prácticamente cada cosa buena a la
son omitidos”,133 porque “el agente autóno- que uno podría aspirar para los seres huma-
mo es aquel que no siempre está luchando nos.136 Estos problemas son observables aun
por mantener las condiciones mínimas de dentro de los escritos de un mismo autor/a.
una vida que valga la pena ser vivida”.134 Aquí menciono dos autores que son mereci-
damente influyentes en sus respectivos cam-
Estas afirmaciones son tristemente ob- pos de estudio.
vias; se refieren a las capacidades que facili- En términos de derechos humanos, Shue

130 En O”Donnell 1998b y 2001 discuto algunas coaliciones políticas posibles relacionadas con esta cuestión.
131 Scott 1985. El argumento original sobre los usos positivos del derecho en las luchas del sector popular es de E.
P. Thompson 1975.
132 Shue 1996: 7, bastardillas en el original.
133 Vázquez 2001: 102.
134 Raz 1986: 115.
135 La superposición entre, por un lado, derechos sociales y civiles, y por el otro, desarrollo social y humano, res-
pectivamente, es extensa pero no perfecta. He tratado esta cuestión en O”Donnell 2002a. Creo que esta cuestión
es importante porque, como argumento en esa ob.cit., los derechos respectivos comprendidos en las tradiciones
de la democracia política, el desarrollo humano y los derechos humanos comparten el hecho crucial de estar fun-
dados en la misma concepción de agencia que discuto en ese texto y el presente.
136 Este tipo de crítica ha sido realizado, a mi entender con razón, con respecto a los Informes de Desarrollo Hu-
mano.

El debate conceptual sobre la democracia 59


afirma que hay algunos “derechos estratégica- y/o capacidades presentados en estas listas
mente críticos”,137 que son necesarios “para el son “igualmente fundamentales”.143
disfrute de todos los otros derechos”, y consis- Sin embargo, éste es el problema, en par-
ten en “seguridad, subsistencia, y libertad”,138 te porque arriesga dejarnos sin guía práctica
Sin embargo, mientras Shue va desarrollando y analítica, y en parte porque ofrece un blan-
su análisis agrega una serie de otros derechos, co fácil para los que niegan la relevancia de
que también considera necesarios para un la propia problématique de los derechos civi-
conjunto suficiente.139 Por otra parte, en tér- les (y humanos), de los derechos sociales (y
minos de desarrollo humano, Nussbaum el desarrollo humano), y de una teoría de la
avanza en una dirección opuesta. Comienza democracia y de los derechos políticos que
con una compleja lista de “capacidades fun- va más allá de los confines del régimen.
cionales humanas centrales”.140 Sin embargo, En este momento debería ser claro acer-
sin duda consciente de que esta lista es dema- ca de por qué realicé arriba una discusión
siado amplia, Nussbaum la “minimaliza” afir- bastante detallada de las libertades políticas.
mando que hay dos capacidades (“razón Apunté a justificar dos afirmaciones:
práctica y afiliación”) que son aun más cen-
trales, “ya que ambas organizan e impregnan - una, que el conjunto mínimo suficiente
todas las demás”.141 de estos derechos es teóricamente indecidible;
A pesar de estas pendulaciones, estos y y la segunda, que estas libertades (de expre-
otros autores dejan implicados dos puntos sión, asociación, movimiento, y otras simila-
con los cuales sería muy difícil estar en desa- res) son en realidad segmentos más amplios
cuerdo. El primero es que las versiones mi- —y más antiguos— de derechos civiles;
nimalistas de estas listas son insuficientes pa- - también argumenté que estos derechos
ra garantizar plenamente el disfrute de los corresponden a todos los seres humanos en
derechos civiles, sociales y, en ese sentido, co- tanto los re-conocemos como agentes, y que
mo ya vimos, también políticos. Uno siem- los derechos de agencia en la esfera política
pre puede agregar otro derecho o capacidad pueden difícilmente ser realizados si los in-
que puede persuasivamente argumentarse es dividuos carecen de derechos sociales “bási-
también necesario para hacer facilitar la cos” y las capacidades concernientes al desa-
agencia en cualquiera de esas tres dimensio- rrollo humano y/o de los derechos civiles no
nes. El segundo punto es que las listas más menos “básicos” que ocupan a las corrientes
extendidas presentadas por Shue y Nuss- de derechos humanos.144
baum (así como también UNDP142) inclu-
yen derechos y capacidades que son extre- En este momento corresponde que insis-
madamente importantes. Otro aspecto ta en el fundamento común de la democra-
usualmente mencionado es que los derechos cia, los derechos civiles (y humanos) y los de-

137 Shue 1996: 197.


138 Ibíd.: 20 y passim.
139 Ibíd.: 65 y passim.
140 Nussbaum 2000b: 12. Estas capacidades, que la autora también considera como derechos, son (Ibíd. 78-80 y
1997: 287-289) la “vida; salud física; sentidos; imaginación y pensamientos; emociones; razón práctica; afiliación
y control sobre el propio ambiente” (además, algunos de estos derechos tienen sus propias subcategorías). Asimis-
mo, esta autora distingue entre “capacidades básicas, internas y combinadas”. (2000b: 84/5).
141 Ibíd.: 79 y 82.
142 UNDP 2000a: 17 comienza con una lista bastante mínima (“las tres capacidades esenciales son que la gente
pueda tener una vida larga y saludable, ser informada, y tener acceso a los recursos necesarios para un nivel de vi-
da decente”). Sin embargo, a lo largo de este Informe esta lista es significativamente extendida con una serie de
otros derechos y capacidades; véase, e.g., 2, 8, 19, 77, y passim.
143 Ibíd.: 12 y passim por esta y otras expresiones similares.
144 Como Habermas 1999: 332 escribe: “Sin derechos básicos que garanticen la autonomía privada de los ciu-
dadanos, tampoco habría ningún medio para la institucionalización legal de las condiciones bajo las cuales estos
ciudadanos harían uso de su autonomía pública”. Este autor (Habermas 1998c: 261) agrega: “Por lo tanto la au-
tonomía pública y privada se presuponen mutuamente, de manera que ni los derechos humanos ni la soberanía
popular pueden reclamar primacía por sobre su contraparte”.

60 El debate conceptual sobre la democracia


rechos sociales (y el desarrollo social): ellos de ellos, o alguna combinación de ellos, “em-
comparten, como la misma fundación de puja” hacia la conquista de otros, o al menos
sus respectivas visiones, una concepción crea oportunidades para su conquista. Vimos
moral del ser humano como un agente y los que en los países del Noroeste la conquista
tres postulan que esta condición humana temprana de los derechos civiles (que conte-
origina no sólo reclamos morales sino tam- nían un paquete importante de derechos hu-
bién derechos universalísticos, más allá del manos) y más tarde de los derechos políticos
carácter indecidible del conjunto mínimo facilitó enormemente la conquista de los de-
suficiente de estos derechos. rechos sociales (que a su vez contienen ele-
Un ser dotado de razón práctica tiene de- mentos significativos de, y al mismo tiempo
recho a ser respetado en su dignidad en promueven, el desarrollo humano). Sin em-
cuanto tal; también tiene derecho a la provi- bargo, como vimos en América Latina, no
sión social de las condiciones necesarias pa- hay secuencias mecánicamente predetermi-
ra ejercer libremente los aspectos cognitivos, nadas sobre estas cuestiones.
morales y de sociabilidad de su agencia. So- Asimismo, igual que con los derechos po-
meter a este individuo a, digamos, violencia líticos, el conjunto mínimo suficiente de de-
física, o a privación de necesidades materia- rechos civiles y sociales147 es teóricamente
les básicas, o suprimir su ciudadanía políti- “indecidible”. Por otra parte, y también co-
ca, son actos que niegan severamente su ca- mo vimos con los derechos políticos, cada
rácter de agentes. Esta visión ha sido explícita uno de los derechos civiles y sociales que pa-
en la tradición de los derechos humanos. recieran candidatos razonables a ser conside-
En lo que respecta a la democracia, he rados “básicos” para facilitar la agencia, son
sustentado que, aun mirando uno de sus as- extremadamente importantes y como tales
pectos, el régimen, podemos discernir que la deben ser empíricamente considerados y
agencia está fuertemente —aunque implíci- teóricamente tematizados. Una posibilidad
tamente— implicada. En relación al desarro- para lidiar con esta cuestión, como hice con
llo humano, su preocupación por las capaci- algunos ejemplos en relación a los derechos
dades sólo puede ser entendida en tanto políticos, es proceder a contrario, identifi-
facilitan funcionamientos adecuados a la cando condiciones de privación tan aguda
agencia. Este fundamento y su universalismo que cabría poca duda en lo concerniente a la
es explícito en el trabajo de Amartya Sen y es negación de agencia en términos de dere-
hecho evidente en la vigorosa afirmación chos civiles y/o sociales. Éste es un paso útil;
con que comienza el Informe de Desarrollo pero es una determinación negativa que no
Humano de 2000: “Los derechos humanos y nos dice en qué punto las opciones de la
el desarrollo humano comparten una visión agencia quedarían positivamente satisfechas.
común y un propósito común —asegurar la Asimismo, ya he notado que los criterios
libertad, el bienestar y la dignidad de todas relevantes para los derechos civiles, políticos
las personas en todas partes”.145 y sociales han cambiado a lo largo del tiem-
Todos estos derechos —los tres: civiles, po. Hemos visto que aun en los países del
sociales y políticos— directamente corres- Noroeste esta variabilidad histórica crea gra-
ponden a, y facilitan, la agencia.146 Ésta es ves problemas para establecer un conjunto
precisamente la razón por la cual cada uno mínimo suficiente de estos derechos; obvia-

145 UNDP 2000a: 1.


146 Esto considero que es abundantemente obvio, aun por definición de la cuestión, en el caso de los derechos hu-
manos. En lo que respecta al desarrollo humano, aun aunque sea menos explícito, la misma concepción puede ser
claramente detectada en afirmaciones del tipo “El desarrollo humano… es un proceso de mejoramiento de las ca-
pacidades humanas —expandir opciones y oportunidades de tal manera que cada persona pueda llevar adelante
una vida respetable y valiosa”, UNDP 2000a: 2.
147 Recuérdese que definí a este conjunto mínimo suficiente como los derechos que serian necesarios y a la vez
suficientes para garantizar la existencia y persistencia institucionalizada de un régimen democrático. Recuérdese
también que discutí varias razones que hacen imposible alcanzar un acuerdo intersubjetivo generalizado sobre una
definición firme y clara del contenido de ese conjunto.

El debate conceptual sobre la democracia 61


mente, es aun más difícil determinar ese con- A pesar de los muchos horrores de la
junto para países que disponen de muchos época actual, la creciente indisputabilidad
menos recursos que aquéllos. de que todos los seres humanos son en al-
Todo esto seguramente perturba a una gún sentido fundamental iguales es una
mente geométrica. Sin embargo, podemos gran conquista. Como consecuencia, la vi-
avanzar elaborando en base a algunas contri- sión universalista de agencia postulada por el
buciones recientes. Sen ha hecho la intere- desarrollo humano y los derechos sociales,
sante observación de que, aun en relación a por los derechos humanos y civiles, y por la
teorías de corte conservador, democracia, no es, en el mundo contempo-
ráneo, un argumento aislado y excéntrico.
“sería útil preguntar por qué tantas Además, no creo que la igualdad universa-
teorías de la ética de los arreglos sociales lística que estas corrientes postulan pueda ser
tienen la característica común de deman- derrotada por el relativismo cultural extremo
dar igualdad con respecto a algo… Es en boga en algunos ámbitos.149 Aun en países
también de considerable interés pragmá- donde, como en América Latina, esta igualdad
tico notar que la imparcialidad y preocu- es de hecho negada de maneras diversas, la vi-
pación igualitaria, de una manera o de sión igualizadora de la agencia, implicada por
otra, proveen un trasfondo compartido a sus regímenes democráticos, ya está ahí, dis-
todas la propuestas éticas y políticas… ponible para ser movilizada en la conquista de
que continúan recibiendo apoyo funda- los muchos derechos aún faltantes.
mentado y defensas razonadas... Si se afir-
ma que la desigualdad es aceptable en al- XIII. Luchas democratizadoras
gún espacio significativo, ella tiene que ser Las afirmaciones de la sección previa
defendida razonadamente… [Cuando ése omiten considerar varias discusiones filosó-
es el caso] el argumento toma la forma de ficas y éticas que se centran en la igualdad y
mostrar esa desigualdad como conse- sus trade-offs con la libertad. Éstas son cues-
cuencia de igualdad en algún otro —más tiones extremadamente importantes, que
centralmente importante— espacio”.148 por siempre generarán discusiones teóricas
y conflictos políticos. No puedo tratar este
Esto es un logro contemporáneo. Por lar- tema en el presente texto. Aquí tengo en
go tiempo, muchas teorías postularon la de- cuenta situaciones que son en realidad pre-
sigualdad humana intrínseca; como noté en vias a esas discusiones. En el Noroeste, estas
un contexto diferente pero convergente, es- discusiones tratan de la cuestión de qué
clavos, trabajadores, mujeres y muchos otros principios de libertad y/o equidad deberían
estuvieron condenados a la falta de agencia y regular la distribución de bienes sociales una
por lo tanto a ser considerados intrínseca- vez que todos, o la mayoría, han obtenido un
mente inferiores a sus “superiores”. Sospecho nivel básico de derechos y capacidades150
que la tendencia notada por Sen —que todo En cambio, en las situaciones latinoame-
tipo de teorías éticas contemporáneas se ba- ricanas a las que me refiero aquí, la cuestión
sa en alguna dimensión de la igualdad huma- principal se refiere a los individuos —mu-
na— es una reverberación del proceso histó- chos— que no han logrado esos derechos y
rico de extensión de la atribución de agencia capacidades básicas. Esto plantea la pregun-
en espacios políticos y sociales variados. ta de si existen o no —con anterioridad a los

148 Sen 1992:17-21, bastardillas en el original. Específicamente, Sen discute la teoría de justicia de Robert Nozick
1974. Hay que considerar, consistentemente con las afirmaciones de Sen, las maneras tortuosas (casi siempre in-
cluyendo visiones de un mercado mítico plenamente competitivo que en el momento adecuado derramará sus be-
neficios sobre todos) con las que el actual status quo es defendido en América Latina.
149 No tengo espacio aquí para tratar esta cuestión. Para argumentos sólidos contra el antiuniversalismo extremo
de las visiones culturales relativistas, véanse especialmente Franck 2001, Garzón Valdés 1993, Nussbaum 2000b, Sen
1999b y 2000 y Stepan 2000. Touraine 1997: 206 argumenta que: “No hay sociedad multicultural posible sin prin-
cipios universalistas que permitan la comunicación entre grupos e individuos social y culturalmente diferentes”.
150 Dasgupta (1993: 45, nota al pie) comenta correctamente: “La mayoría de las teorías éticas contemporáneas

62 El debate conceptual sobre la democracia


dilemas de libertad vs. equidad que emergen da… en sus reclamos de atención políti-
bajo la abundancia— buenas razones para ca (incluyendo demandas sobre necesida-
afirmar un derecho universalista para el lo- des económicas)”.
gro de un nivel, o conjunto, básico de dere-
chos y capacidades —civiles, sociales y polí- Sen explica que la democracia tiene un
ticas—. Creo que esas razones existen y que valor constructivo ya que:
su fundamentación es la agencia.
Estas razones hacen referencia a un as- “Aun la idea de “necesidades”, inclu-
pecto primario de la equidad: no plena igual- yendo el entendimiento de las “necesida-
dad, sino igualización básica. Por igualiza- des económicas”, requiere discusión públi-
ción entiendo el derecho de todos a al menos ca e intercambio de información, visiones
dos cosas: una, como vimos cuando exami- y análisis… Los derechos políticos, inclu-
namos las instituciones estatales pero ahora yendo la libertad de expresión y discusión,
más generalmente, ser tratados con la equi- no son sólo fundamentales para inducir
dad y consideración debida a la condición de respuestas sociales a necesidades económi-
agentes; y, segundo, lograr un piso básico de cas, ellos son también centrales para la
derechos y capacidades que habilitan la conceptualización de las necesidades eco-
agencia o, al menos, no sufrir privaciones nómicas en sí mismas”.152
que claramente la impiden.151
Voy a regresar a este tema. Pero antes Podemos relacionar estas observaciones
quiero notar otra contribución de Sen, quien con mi discusión de la “indecidibilidad teó-
argumenta que: rica” del conjunto de derechos correspon-
dientes a la democracia. En relación a este te-
“La participación [democrática] polí- ma, Jeremy Waldron comenta que:
tica y social tiene valor intrínseco para la
vida humana y el bienestar” [así como “Cualquier teoría de derechos enfrenta-
también] “valor instrumental, al mejorar rá desacuerdos sobre los intereses que iden-
la posibilidad de la gente de ser escucha- tifica como derechos y sobre los términos

presuponen al comienzo de la indagación que estas necesidades [básicas] han sido realizadas”. Esta presunción es
explícita en los trabajos de filosofía política anglosajones que han sido más influyentes en las ultimas décadas. Rawls
1971: 152, 542-3 aclara que su teoría de la justicia es aplicable sólo en países donde “solamente las necesidades ma-
teriales menos urgentes quedan por ser satisfechas” (por una reafirmación reciente de esta presuposición véase
Rawls 2001). A su vez, aunque menos explícita, la misma presuposición está contenida en el trabajo de Habermas,
probablemente el filósofo político de Europa continental más influyente. Éstos y otros autores dejan pendiente la
pregunta que formulo aquí, la de qué se puede decir de países, aun aquellos que incluyen un régimen democráti-
co, que no cumplen con esta presuposición.
151 Algunos estudios empíricos son de interés considerable en relación con este aspecto de un piso o umbral míni-
mo para todos. En particular, Frohlich y Oppenheimer 1992 realizaron una serie de experimentos para encontrar
las visiones de justicia distributiva predominantes. Pidieron a los participantes (estudiantes universitarios de Cana-
dá, Polonia y Estados Unidos) que intentaran llegar a un acuerdo unánime sobre qué principio generaría “la más
justa distribución del ingreso” en una sociedad en la cual los individuos no saben de antemano en qué posición el-
los estarán [“el velo de ignorancia” de Rawls: 1971]. Los principios eran: 1. “Maximizar el más bajo ingreso en la so-
ciedad”; 2. “Maximizar el ingreso promedio” [el principio de Harsanyi 1975 del “promedio máximo de utilidad”];
3. “Maximizar el ingreso promedio sólo después de garantizar que la diferencia entre los individuos más pobres y
los más ricos… no es mayor que una cantidad especificada” [“el principio de diferencia” de Rawls: 1971]; 4. Maxi-
mizar el ingreso promedio sólo luego que un cierto ingreso mínimo especificado es garantizado a todos”; o 5. Cual-
quier otro principio que los participantes desearan formular (Ibíd.: 35 y passim). Los autores realizaron un total de
setenta y seis experimentos. Un sorprendente 78% de estos grupos estuvo de acuerdo en elegir el criterio número 4
sin ningún techo; es decir, establecer un mínimo garantizado a todos y más allá de ello ninguna restricción sobre
cuán prósperos podrían ser algunos de ellos (Ibíd.: 59 y passim). Nótese que esto es equivalente a elegir los dere-
chos y capacidades básicos que discuto en el texto. Asimismo, Frohlich y Oppenheimer informan que “la democra-
cia fue importante en los experimentos: mientras más abiertas y extendidas eran las discusiones durante los expe-
rimentos, más firme y más estable fue el apoyo a este principio”. Para otros detalles me remito a esta ob. cit.
152. Ibíd.: 11.

El debate conceptual sobre la democracia 63


en que los identifica… además, las teorías sulta de varias restricciones institucionales y
de derechos tienen que enfrentar contro- económicas; por supuesto, estas restricciones
versias sobre las formas de obligación que son más agudas mientras más débil es el es-
fundamentan y los tipos de prioridad mo- tado. Ahora recapitulo la discusión previa
ral que ellas establecen: obligaciones abso- por medio de algunas proposiciones.
lutas, obligaciones prima facie, prioridades
lexicales, prioridades ponderadas [y otras]”. 25. En cualquier circunstancia histórica
dada, es eminentemente disputable qué de-
El contenido de los derechos, su grado de rechos, con qué intensidad, con qué alcance
especificidad, su alcance, la prioridad relativa y con qué prioridades son sancionados e im-
de algunos derechos sobre otros y otras cues- plementados.
tiones de este tipo son y siempre serán dispu-
tables; hay demasiados puntos de vista y pre- 26. Este hecho es en parte debido a res-
ferencias, demasiadas teorías de lo que es justo tricciones institucionales y económicas, pe-
y/o equitativo, y demasiados intereses y posi- ro también resulta de la diversidad social im-
ciones sociales para que cualquiera de estas plicada por la agencia y la multiplicidad de
cuestiones sea clara y firmemente resuelta. És- puntos de vista, estilos de vida e intereses que
te es un hecho de la vida social; es una conse- la propia agencia genera.
cuencia de la agencia humana y de la diversi-
dad de proyectos de vida, puntos de vista, ¿Cuál es la respuesta a estos problemas y
intereses y espacios sociales que ésta sustenta. restricciones? Simplemente, democracia.
A este hecho se agrega un problema prác- La cuestión crucial es quién decide, cómo
tico que ya he mencionado: implementar de- y en base a qué, qué derechos son sanciona-
rechos, prácticamente cualquier derecho, re- dos e implementados, y con qué intensidad y
quiere arreglos institucionales y estos arreglos alcance, mientras otros derechos no son san-
cuestan dinero, usualmente provisto por el cionados o permanecen como letra muerta.
cobro de impuestos. Debido a esto, no sólo Aun cuando estén basadas en características
por actitudes sesgadas o negligentes, algunos universales del ser humano, qué demandas-
derechos no son sancionados, otros son im- necesidades se transforman en derechos, en
plementados débil o selectivamente y en rea- qué medida ellos son implementados y con
lidad sólo algunos son más o menos plena- qué trade-offs con otros derechos y obligacio-
mente implementados. Por supuesto que este nes, es una construcción social.154
problema es más agudo mientras más pobre Una de las cuestiones más importantes es
es el país en cuestión —y es aun más agudo quiénes y cómo concurren a esta construcción
cuando ese mismo país es profundamente (incluyendo por cierto las demandas-necesi-
desigual—. En consecuencia, los derechos no dades que no logran ser inscriptas como de-
son estáticos, ellos “están constantemente ex- rechos). Los reconocimentos mutuos de agen-
pandiéndose y contrayéndose bajo el impac- cia demandados por la ciudadanía política
to de acción legislativa y judicial”.153 son cruciales en esta cuestión.155 EsÉste es el
Holmes y Sunstein concentran su análi- espacio en el que, al menos en Noroeste, mu-
sis en un país rico —Estados Unidos— chas demandas-necesidades de trabajadores,
cuando describen la selectividad en la san- campesinos, mujeres y otros fueron transfor-
ción e implementación de derechos que re- madas en derechos accionables.156

153. Holmes y Sunstein 1999: 104


154 Para elaboración de este punto, véase Whitehead 2002b.
155 Para un análisis que recalca esto véase Ackerman 1980.
156 Aunque enfoca en luchas por la conquista de derechos en otras regiones, Epp 1998: 197 propone una conclu-
sión que es altamente pertinente para América Latina: “La lección básica de este estudio es que los derechos no son
regalados: ellos son ganados a través de acción colectiva concertada que surge tanto de una sociedad civil vigoro-
sa como del apoyo público”. De acuerdo con esta visión, UNDP 2000b: 78 correctamente señala: “Lo que más ne-
cesitan los pobres es mayor capacidad organizativa, más poder para influenciar el rumbo de sus vidas”.

64 El debate conceptual sobre la democracia


Sin embargo, he notado que hoy en día humano)? Asimismo, si un país es pobre y tie-
las luchas en esos países en torno a necesida- ne un estado anémico y un sistema legal trun-
des, demandas y derechos presuponen que cado, ¿qué secuencias y trayectorias serían
casi todos están por encima de un piso de de- adecuadas para el logro de tal mínimo?159
rechos y necesidades básicas. No es éste el ca- Como debe ser claro a esta altura, no po-
so de América Latina y otras regiones del Sur demos saber de antemano la respuesta a es-
y del Este. Esto otorga urgencia especial y tas preguntas. Sin embargo sabemos dos co-
dramatismo a los argumentos y conflictos sas útiles. Una es que, tal como vimos con
sobre cuáles deberían ser los derechos san- respecto a los derechos políticos, podemos
cionados e implementados en estos países. derivar, inductivamente y contrario sensu,
También noté que en nuestros países, ya sea condiciones que más allá de duda razonable
por medio de represión autoritaria o debido impiden la realización de la agencia, ya sea
a privaciones severas sufridas por el sector definida en términos de derechos civiles y
popular, sus demandas-necesidades rara- humanos, o de derechos sociales y desarro-
mente alcanzan la agenda pública. llo humano. Ser sometido a violencia física,
Este es un reflejo de la desigualdad de es- o a miedo recurrente a esta, o a hambre y
tos países: pocas cuestiones llegan a esa desnutrición, o a serias enfermedades pre-
agenda que no sean en el interés de las cla- venibles o discapacidades hereditarias; éstas
ses y sectores dominantes, excepto preocu- son, entre otras que el lector querrá agregar,
paciones sobre la “(in)seguridad pública” fuertes candidatas a ser consideradas priva-
que no pocas veces implican criminalizar la ciones de derechos y capacidades básicos.
pobreza y, con ella, adicionales regresiones Hemos llegado a un punto que quiero re-
en los derechos civiles del sector popular. calcar. En relación a los derechos políticos, la
Paradójicamente, es en los países donde indecidibilidad de su conjunto mínimo sufi-
más se necesita una amplia discusión sobre ciente no nos impidió identificar algunos de-
demandas-necesidades, en que es más difícil rechos (tales como, para repetirlo una vez
incorporar estas cuestiones en la agenda pú- más, de expresión, asociación, y movimien-
blica. La sordera de esta agenda es una indi- to) de los cuales podemos hacer con confian-
cación de la baja calidad de estas democra- za la siguiente proposición empírica, deriva-
cias. Sin embargo, he argumentado que la da inductivamente: si estos derechos faltan,
respuesta a esta situación es más democracia. o si son seriamente coartados, entonces un
Los derechos de la ciudadanía política plus régimen democrático y su componente de
cualesquiera sean los derechos civiles que ciudadanía política no existen.
efectivamente existen en cada caso, además de En el mismo sentido, la imposibilidad
alianzas políticas apropiadas,157 son las palan- de determinar el conjunto mínimo sufi-
cas iniciales para esta larga y ardua tarea. ciente de derechos civiles y sociales no de-
Curiosamente, el principal tema de esta bería impedirnos establecer condiciones
tarea es la misma cuestión que, argumenté, es que, sobre la base de conocimientos dispo-
teóricamente indecidible: ¿qué sería “un mí- nibles, nos permiten afirmar que ellas im-
nimo social decente”,158 en términos de un piden severamente la agencia de los que su-
conjunto básico de derechos civiles (o huma- fren dichas condiciones. Asimismo, lo
nos) y sociales (o capacidades de desarrollo mismo que hicimos con los derechos polí-

157 Para una discusión de posibles alianzas me refiero una vez más a mi ob. cit. 1998b. Véanse también MacAdam
et al. 2001 y Huber y Stephens 1999. Estos últimos argumentan que precisamente debido a que el sector popular tie-
ne escaso acceso a las burocracias estatales, el uso de sus derechos políticos democráticos les es particularmente im-
portante. Por su parte, en términos más generales Verba et al. 1995: 516, luego de notar las grandes ventajas políti-
cas que disfrutan en los Estados Unidos los grupos e individuos ricos y altamente educados,argumentan: “El voto
es el único tipo de actividad política para la cual existe una igualdad decretada entre los que toman parte en ella”.a
158 Nussbaum 2000a: 125.
159 Por supuesto, aun dentro de América Latina hay variaciones importantes en esta cuestión, que deberían ser
tomadas en cuenta al trazar posibles secuencias y trayectorias. Una discusión detallada de esta cuestión depende
de una evaluación país por país, una tarea que excede largamente las posibilidades del presente texto.

El debate conceptual sobre la democracia 65


ticos, probablemente la mayoría de estas país deben ser primordialmente asignados a
condiciones tendrán que ser afirmadas a superar tales privaciones.
contrario, al menos hasta que tengamos más Sin embargo, podemos estar seguros de
y mejores conocimientos. que argumentos alternativos serán presen-
Por ejemplo, en términos de derechos tados; digamos, dirigir la mayoría de esos
sociales y desarrollo humano, físicos y bió- recursos a mejorar los servicios de salud y
logos conocen bien los requerimientos nu- la educación de los sectores medios, así una
tricionales mínimos de varias categorías so- fuerza de trabajo bien entrenada y saluda-
ciales (embarazadas y madres en período de ble mejora tasas de crecimiento económico
amamantamiento, niños de varias edades, que a la larga presumiblemente también be-
trabajadores manuales, etc.), así como tam- neficiarán a los que sufren las privaciones
bién las consecuencias trágicas que la priva- más severas. Otra cosa que sabemos es que
ción de los mínimos respectivos provoca en estas son cuestiones políticas, imbuidas de
sus víctimas y su descendencia.160 En térmi- distintos valores, ideologías y posiciones so-
nos de derechos civiles y humanos, pode- ciales, así como por teorías más o menos
mos, digamos, identificar prácticas de vio- implícitas sobre el funcionamiento de una
lencia doméstica o de tortura policial y sociedad dada y, hoy en día, crecientemen-
otros malos tratos severos que claramente te, también sobre el funcionamiento del
niegan la agencia. Afortunadamente, hoy en mundo entero.
día hay muchas instituciones —públicas, Las discusiones resultantes definen cuá-
privadas e internacionales— recolectando les son las necesidades “reales” que un país
todo tipo de datos relevantes; tal vez el mo- enfrenta, ignora, o reprime. Estos son los pa-
mento ha llegado para que alguna institu- peles instrumentales y constructivos que, co-
ción (¿UNDP?) asuma el liderazgo en coor- mo vimos, Sen correctamente asigna a la de-
dinar la compatibilización y el uso mocracia. Este autor agrega;
compartido de esos datos.161
De una forma o de otra, debemos darnos "Nuestra concepción de necesidades
cuenta de que las necesidades y privaciones se relaciona con nuestras ideas de la evi-
respectivas no son sólo sufrimientos indivi- table naturaleza de algunas privaciones y
duales; éstas son cuestiones sociales, a ser con nuestro entendimiento de lo que
tratadas en términos del reconocimiento de puede hacerse con respecto a ellas… Los
responsabilidades estatales y colectivas.162 derechos políticos, incluyendo la libertad
En base a evidencia de este tipo de privacio- de expresión y discusión, son no sólo el
nes y sus consecuencias, puede argumentar- eje sobre el cual giran en su capacidad de
se convincentemente que los recursos de un inducir respuestas sociales a necesidades

160 Para datos y discusión sobre la lamentable situación de América Latina en esta y otras cuestiones relacionadas
véase Bartell y (Alejandro) O”Donnell 2000. Para discusión general de esta cuestión véase Dasgupta 1993: 474. Co-
mo una de las conclusiones de su estudio, este autor afirma: “En general se dice que aun cuando una persona no po-
see bienes físicos posee un bien inalienable, es decir su fuerza de trabajo… He mostrado la importante verdad de
que esto es falso… La conversión en poder laboral real puede ser [sólo] realizada si la persona encuentra los medios
para hacer la conversión, y no al revés. Alimentación y cuidados médicos son los medios necesarios para ello”.
161 Los Informes de Desarrollo Humano tanto en su versiones nacionales como internacional son pasos impor-
tantes en esta dirección, pero los datos resultantes de ellos aún necesitan ser juntados y compatibilizados. Asimis-
mo, la cobertura de estos datos es aún bastante limitada. Por su parte, me impresiona la capacidad de Banco Mundi-
al de recolectar (directa o indirectamente) o adquirir varios tipos de datos. Sin embargo, estos datos no están
disponibles en su forma original para el análisis por parte de investigadores no pertenecientes a esa institución
(¿una importante cuestión de accountability? y la visión del desarrollo que guía la recolección de tales datos es bas-
tante diferente de la articulada aquí y en los Informes de Desarrollo Humano.
162 Weale 1938: 35 propone lo que muy bien puede ser una regla útil: “El criterio básico de un mínimo social... es
que cuando este es satisfecho las personas deben ser capaces de cumplir con las obligaciones que son conven-
cionalmente esperadas de ellas en su sociedad como productores, ciudadanos, vecinos, amigos y parientes.” Esto a
su vez está basado en “el principio que el gobierno debe asegurar las condiciones de igual autonomía, para todas
las personas sujetas a su jurisdicción”.

66 El debate conceptual sobre la democracia


económicas, sino que también son cen- sión de los seres humanos, estos derechos se
trales a la conceptualización misma de las invocan mutuamente. Por ejemplo, en el
necesidades económicas".163 Noroeste los avances en derechos civiles y las
condiciones sociales del sector popular hicie-
La política, la política democrática inclui- ron muy difícil resistir sus demandas por
da, implica tanto consenso como conflicto. ciudadanía política; la extensión de esta últi-
Forzar algunos temas a que sean incluidos en ma dio a las mujeres y algunas minorías una
la agenda pública, argumentando que algu- plataforma importante para adquirir otros
nas privaciones son subsanables o preveni- derechos civiles y sociales; la amplia realiza-
bles y que ellas fundamentan derechos accio- ción de los derechos civiles ayudó a la con-
nables, debatir sobre las prioridades relativas quista de derechos sociales y políticos;168 la
de varios tipos de derechos, y, aunando todo, disponibilidad de derechos políticos ha pre-
plantear socialmente la cuestión de los dere- venido hambrunas;169 etc. (el “etc.” indica
chos y capacidades que habilitan la agencia que éstos son sólo ejemplos); éstos y otros
—éste es el campo en el cual, bajo la demo- que podrían ser mencionados sugieren que
cracia, la competición política ha sido y se- bajo la metáfora de la afinidad electiva sub-
guirá siendo librada.164 yacen importantes relaciones empíricas.
Considerando esto, me parece importan- Estoy persuadido de que la fuerza que
te recordar la dinámica peculiar de la demo- impulsa estas relaciones es finalmente mo-
cracia, incluyendo la siempre posible exten- ral: el reconocimiento de que un/a agente no
sión y retracción165 de los derechos políticos, debe ser privado/a de ninguno de los dere-
sociales y civiles.166 Vimos que un régimen chos y capacidades básicas que normalmen-
democrático puede coexistir con la privación te lo/a habilitan a ser un tal agente.
severa de derechos sociales, así como con la Desde Atenas, aunque restringida a un
negación de importantes derechos civiles; asi- segmento de la población, hasta tiempos
mismo, no podemos decir con seguridad que contemporáneos, donde llegó a ser inclusiva
un régimen democrático en ningún sentido aunque mezclada con los componentes más
estricto causa avances en aquellos derechos. pasivos y adscriptivos correspondientes a la
Sin embargo, estos tres tipos de derechos nacionalidad, la ciudadanía política ha sido
tienen una fuerte afinidad electiva:167 debi- marcada por la visión de que los individuos
do a que están basados sobre la misma vi- respectivos son real o potencialmente agen-

163 Sen 1999: 11.


164 En general, pero con respecto a América Latina en particular, Waldron 1999: 243 nota que “La política tiene
que ver con principios y no sólo con policy... Lo que ocurre dentro del proceso político determina, no sólo el con-
tenido de nuestras metas sociales, sino también el contenido y distribución de los derechos de individuos... Dado
que existe desacuerdo entre la gente respecto a los derechos que poseemos (o que deberíamos poseer), la especifi-
cación de nuestros derechos legales tiene que realizarse a través de algún proceso polític o... En otras palabras, el
caso de los derechos no es una excepción a la necesidad general de tener una autoridad [i.e., un estado, O”Don-
nell] en la política.
165 Laurence Whitehead 2002b comenta certeramente que en América Latina cualesquiera sean los derechos con-
quistados ellos tienden a ser más fácilmente revertidos o cancelados que en el Noroeste.
166 No he tenido espacio aquí para tratar la compleja e importante cuestión del pluralismo legal y cultural. Sólo
quiero mencional que en tiempos contemporáneos, los gobiernos democráticamente electos han tratado esta
cuestión más decentemente que los regímenes autoritarios y las democracias oligárquicas. Por cierto, mucho que-
da por hacer, y la intersección de la legalidad del estado (aun de uno democrático) y sistemas comunales legales
(especialmente de comunidades indígenas) no previene la emergencia de problemas a veces muy conflictivos. Sin
embargo, considero que ese tipo de estado de derecho debería estar habilitado para tratar estas cuestiones de la
manera decente y respetuosa que es demandada por sus propias premisas. Sobre estos temas véase, entre otros,
Dandler 1998, Houtzager y Crook 2001, Seider 2000, y Yrigoyen Fajardo 1999.
167 En el sentido originalmente usado por Goethe, del cual Weber tomó prestada esta metáfora: dos o más com-
ponentes que no se causan el uno al otro pero que ejercen una influencia mutua atracción sinergística.
168 Por ejemplo, Touraine 1994 nota que los trabajadores europeos obtuvieron sus derechos sociales luchando por
principios generales, como la libertad y la justicia.
169 Como argumenta Sen inter alia en su 1999b.

El debate conceptual sobre la democracia 67


tes. Esta marca le da a la democracia su enor- méstica y/o perpetrada por la policía y otras
me significado normativo: aunque en cier- instituciones estatales.
tos períodos ofuscados o descuidados, ese III.1.2. Número y localización geográfica
significado puede ser —y recurrentemente de diversos crímenes, especialmente sexua-
ha sido— resucitado por apelaciones a la les, homicidios y robos a mano armada.
dignidad y el respeto que el ciudadano/a- III.1.3. Si a los extranjeros se les asignan
gente merece inherentemente. Es por esta los mismos derechos civiles y sociales que a
razón que: los ciudadanos, si al menos al nivel local pue-
den participar en asuntos políticos, y si son
“Ninguna teoría de la democracia que tratados por funcionarios del estado y por
omite dar a la idea igualitaria un lugar los ciudadanos con la consideración y el res-
central puede producir una representa- peto debidos.
ción fehaciente del peso extraordinario
de la democracia en la imaginación polí- III.2. En relación a los derechos sociales
tica moderna… Debemos tener en cuen- (desarrollo humano)
ta que históricamente uno de los objeti- III.2.1. Número, porcentaje, posición so-
vos principales de los movimientos cial, género, edad y ubicación geográfica de
democráticos ha sido buscar compensa- los individuos que carecen de comida, habi-
ción en la esfera política de los efectos de tación, vestimenta y agua potable mínima-
las desigualdades en la economía y en la mente adecuados.
sociedad”.170 III.2.2. Ídem, individuos afectados por la
falta de acceso a servicios de salud, por en-
Es por esta razón, también, que “lo que la fermedades prevenibles y por discapacidades
democracia es no puede ser separado de lo heredadas o adquiridas debido a las privacio-
que la democracia debería ser… en una de- nes enumeradas en el presente párrafo.
mocracia la tensión entre hechos y valores al- III.2.3. Ídem, analfabetos absolutos y fun-
canza el punto más alto.”171 Lo mismo que cionales, y tasas de matriculación y deserción
con las cuestiones de indecidibilidad y am- a varios niveles educativos.
bigüedad que he notado en cuanto a la rela- III.2.4. Ídem, número, proporción, posi-
ción entre democracia y el estado, la teoría ción social, género y ubicación geográfica de
política que intenta exorcizar el componen- individuos que están desempleados o traba-
te normativo intrínseco de la democracia lo jando en sectores informales de la economía
hace al precio de su empobrecimiento y, en la cual no se les reconoce derechos civiles
también, de conclusiones prácticas muchas y laborales básicos.
veces erróneas.
Antes de regresar a estas reflexiones teó- III.3. En relación al contexto social
ricas presento algunas sugerencias empíricas III.3.1. Si, en general —y evaluado entre
relacionadas con la discusión precedente. otros por medio de encuestas de opinión
pública, legislación, decisiones judiciales y
XIV. Sugerencias empíricas concernientes los medios de comunicación— apoya un
a derechos civiles y libertades (III) contexto social diverso, con especial aten-
III.1. En relación a derechos civiles (hu- ción a indicaciones de intolerancia o discri-
manos) minación.
III.1.1. Número, posición social, género, III.3.2. Si varios medios de comunica-
edad y localización geográfica de los indivi- ción transmiten información diversa, opi-
duos quienes son y/o han sido victimizados niones y análisis sobre cuestiones públicas,
con violencia física, incluyendo violencia do- y si esta información, opiniones y análisis

170 Beitz 1989: xi, xvi. De la misma manera, Shapiro 1996a: 6 comenta "la asociación histórica de la democracia
con la oposición a arreglos sociales injustos". Para afirmaciones similares véanse Furet 1998 y Rosanvallon 1995.
171 Sartori 1967: 4, bastardillas en el original; para elaboración véase Sartori 1987 vol. I, especialmente el capítu-
lo 4.

68 El debate conceptual sobre la democracia


pueden ser considerados autónomos de in- análisis un sesgo personal: mientras más de-
tereses o presiones del estado, el gobierno, mocraticidad encontramos, mejor. Esto no
y/o varios intereses privados, incluyendo ignora que, como ya mencioné, hay trade-
económicos. offs, ni que raramente, si es que alguna vez
III.3.3. Si en organizaciones no estatales sucede, todas las cosas buenas llegan juntas.
existen derechos de participación, o si al me- Pero aun así creo que in dubio pro democra-
nos los derechos civiles (y, eventualmente, cia; es decir, trade-offs en contra de una di-
los derechos laborales) de sus miembros son mensión democrática dada deberían ser de-
respetados. bidamente justificados.
III.3.4. Si existen garantías y libertades Asimismo, esas justificaciones deberían
adecuadas para el ejercicio de varias acciones ser hechas públicamente; una oportunidad
de accountability societal. equitativa de ser abiertamente debatidas de-
be ser ofrecida y la decisión de aceptar los
XV. Precisiones sobre el estado trade-offs debe ser hecha por instituciones
(o calidad) de la democracia autorizadas legalmente y procediendo de
Aquí resumo mi visión sobre la concep- acuerdo a reglas democráticas175 (o, como
tualización del estado (o calidad) de la de- con los ejemplos que presenté arriba, de de-
mocracia. Con este término quiero significar cisiones sobre cambio o de seguridad nacio-
diferentes grados de democraticidad. Por es- nal, por parte de instituciones que han sido
to a su vez me refiero a los ítems empíricos o debidamente autorizadas a tal efecto y cuya
estándares que he sugerido en el presente autoridad puede ser desafiada a través de
texto. Estos ítems pueden ser vistos como medios democráticos).
vectores que mapean dimensiones que, de- Ahora debo calificar mi afirmación de
pendiendo de los datos obtenibles para cada que in dubio pro democracia. Creo que éste es
una, tal vez podrían ser ordenadas en algún un criterio general válido. Sin embargo, no
tipo de escala o índice.172 impide la discusión teórica y, en verdad, emi-
La distancia del nivel establecido por el nentemente política sobre dos preguntas:
estándar respectivo o, eventualmente, desde ¿Cuánta democracia, y democracia dónde?
un “fondo” indicando la ausencia de un fac- En relación a estas preguntas, un demócrata
tor dado, establecería (o permitiría una eva- radical querrá avanzar homogéneamente en
luación razonada de) la relativa democrati- todos los vectores de la democratización, en
cidad de tal dimensión. El resultado general tanto, en el otro extremo, un demócrata con-
sería una serie de vectores —por supuesto, servador, preferirá bajos niveles en no pocos
algunos mejor medidos que otros— de la re- de estos vectores.176
lativa democraticidad de cada caso.173 Estos Mi sesgo personal no apunta a bloquear
procedimientos, como el proyecto presente esta cuestión, que está en el núcleo de lo que
intenta realizar,174 deberían proporcionar la democracia (y, de hecho, la política en ge-
mucho conocimiento nuevo y útil sobre el neral) es. ¿A qué esferas más allá del régi-
funcionamiento —los logros y los fracasos— men deberían los mecanismos democráti-
de la democracia en América Latina. cos de toma de decisión y el principio y los
Quiero hacer explícito en este punto del derechos de ciudadanía extenderse? ¿Qué

172 Este procedimiento es idéntico al "precisamiento" de una definición que Collier y Levitsky 1997 discuten.
173 Una de las cuestiones metodológicas más importantes, con la cual otro participante del presente proyecto está
trabajando (G. Munck), es si sería posible o conveniente reducir estos vectores a algún tipo de índice.
174 Como la Auditoría (Vargas Cullel y Gutiérrez Saxe 2001) ya ha hecho con el mismo objetivo en relación a Cos
ta Rica.
175 Por "reglas democráticas" en el presente contexto quiero decir que las respectivas instituciones públicas han
procedido de la manera que corresponde a los respectivos ítems en los excursi precedentes.
176 Por ejemplo, afirmar que la democracia es exclusivamente sobre el régimen y que, aún dentro de este, una may-
or participación podría impedir el logro de otros valores, tales como la estabilidad política, la eficacia de la políti-
ca económica, y otros.

El debate conceptual sobre la democracia 69


costos en términos de trade-offs con otros tables o que es mejor dejar librados al merca-
objetivos sociales estamos dispuestos a pa- do o a la buena voluntad de algunos actores
gar para avanzar en la democratización? sociales?
¿Deberían los mecanismos democráticos y
los principios de ciudadanía extenderse a, Los demócratas sinceros de varios cuños
digamos, el funcionamiento interno de los debatirán por siempre sobre dónde, cómo y
partidos, sindicatos y asociaciones empre- cuándo los límites de la democracia deben ser
sariales, pero no a empresas, universidades, situados. La política, especialmente la política
organizaciones internacionales y familias? democrática, es siempre centralmente sobre los
¿Pueden existir criterios que permitan tra- propios límites de la política, y consecuente-
zar criterios razonablemente consistentes y mente, también del estado.
ampliamente aceptados acerca de dónde
aplicar y dónde no dichos mecanismos y Sabemos cuánto los límites de la política,
principios? de la democracia y del estado han sido redu-
Y, tal vez, aun más enigmático, ¿quién y a cidos en la historia reciente de América Lati-
través de qué proceso de decisión (democrá- na. Vimos que la mayor parte de la teoría
tico u otro) debería decidir sobre este tipo de contemporánea de la democracia se restrin-
cuestión? Tratar satisfactoriamente estos te- ge al régimen. Ahora vemos que esta no es
mas requiere teorías de la democracia que no meramente una cuestión académica; más
han sido escritas aún.177 Asimismo, creo que bien, esta restricción refleja, y refuerza, una
estas teorías deberían aceptar que en esta concepción general restrictiva de lo que la
cuestión estamos tratando con el último “in- política, específicamente la política demo-
decidible”. Una concepción consistente de la crática, trata. Estas visiones expulsan la de-
democracia tiene que estar fundamentada, mocracia y, en general, la política, de cual-
como vimos arriba, en la concepción de quier relación activa con la gran injusticia
agencia implicada por el régimen democrá- social implicada por la carencia extendida de
tico y su apuesta universalista. derechos sociales y civiles, y propician la ane-
La “indecidibilidad teórica” de los dere- mia de un estado que es apenas creíble para
chos políticos, por sí mismos y mucho más si la mayoría de su propia nación.
también reconocemos a los derechos civiles y Con el presente texto espero contribuir a
sociales como relevantes para la democracia, desafiar estas opiniones. Por supuesto, el re-
le da a la democracia su peculiar dinámica y sultado de estos debates no será determina-
apertura histórica. Como consecuencia, los do solamente por razones normativas y ana-
demócratas sinceros de varios cuños debati- líticas; será fuertemente influenciado por
rán por siempre sobre dónde, cómo y cuán- consideraciones ideológicas, prácticas y pru-
do los límites de la democracia deben ser si- denciales, tales como los recursos disponi-
tuados. La política, especialmente la política bles y el grado de desigualdad de un país, el
democrática, es siempre centralmente sobre contexto internacional y las alianzas políti-
los propios límites de la política, y consecuen- cas que dan sustento a las posiciones existen-
temente, también del estado.178 ¿Cuáles son tes. Estas cuestiones van más allá del alcance
males sociales prevenibles, cuáles de ellos de- del presente texto.
berían ser resueltos por la acción política y un Sin embargo, hay algunos puntos que
estado adecuado, y cuáles son hechos ineluc- puedo plantear.

177 O simplemente abstenerse de discutir estas cuestiones como relevantes para una teoría de la política y/o la
democracia. Ver por ejemplo el gran cuidado con que, en sus varios ajustes a su "teoría de la justicia," Rawls ha
consistentemente argumentado que no se aplica a instituciones sociales tales como la que enumeré más arriba (por
un argumento reciente al respecto ver Rawls 2001).
178 Del mismo modo, S.N. Eisenstadt 2000:14 hace la importante observación que uno de los "aspectos centrales
del proceso político democrático… [es] una lucha continua sobre la definición del ámbito de la política. En ver-
dad, es solo con el advenimiento de la modernidad que el trazado de los límites de la política se transforma en uno
de los mayores foci de la lucha y contestación política abierta."

70 El debate conceptual sobre la democracia


- Uno es que la evaluación de la calidad dos. Una cuestión más complicada se refiere
de la democracia en América Latina con- a los pobres y excluidos, especialmente aque-
temporánea debería ser útil para muchos, llos que “mueren tan lentamente que nadie
incluso los que creen que los avances en al- lo llama asesinato”.180 Diversos teóricos ar-
gunos de sus vectores no es deseable; tal eva- gumentan que estos son hechos desafortuna-
luación generará información pública para dos, que cuanto más pueden dar lugar a un
el uso de ciudadanos que pueden estar váli- reclamo moral para la provisión de las capa-
damente en desacuerdo con respecto a cuán- cidades necesarias. Pero estos teóricos niegan
ta democracia y en qué espacios sociales el- que estos hechos fundamenten derechos so-
los prefieren. ciales positivos, demandas accionables con-
- El segundo punto es que no estoy pre- tra el estado y eventualmente la sociedad.
suponiendo que los mecanismos democráti- Algunos de estos argumentos niegan la
cos son adecuados para todas las institucio- validez de tales reclamos; otros apuntan a la
nes sociales. Sin embargo, en el presente imposibilidad de alcanzar acuerdo generali-
texto la discusión de agencia como existente zado sobre cuál sería el conjunto apropiado
en todas las esferas sociales, no sólo a nivel de tales derechos; otros argumentan la impo-
del régimen, sustenta la expectativa de que sibilidad práctica de satisfacer las necesida-
en instituciones sociales no democráticas al des correspondientes, especial pero no exclu-
menos los derechos civiles y laborales de sus sivamente en países pobres; y aun otros
miembros sean respetados —ya que la agen- apuntan que el costo de incrementar los im-
cia está siempre implicada en todas las esfe- puestos sobre los ricos y eventualmente de-
ras sociales, la ausencia de mecanismos de- bilitar sus derechos de propiedad superaría,
mocráticos en una situación social dada no aun para los más pobres, los logros obteni-
justifica el mando arbitrario o despótico. dos al tratar de atender sus necesidades.
Individualmente o en combinación, estos
XVI. Algunas conclusiones argumentos han dominado la agenda públi-
Hay derechos que, al menos en términos ca en las dos últimas décadas, tanto en paí-
de su validez formal, no son problemáticos. ses ricos como pobres. Sin embargo, visto
Bajo un régimen democrático, los derechos desde la perspectiva de la agencia, me parece
a la participación política así como también difícil negar que el logro de derechos socia-
los de expresión, asociación, movimiento y les básicos, a pesar de la “indecidibilidad” de
similares deben estar en vigor por la misma su conjunto mínimo, sea un derecho accio-
definición de dicho régimen. Asimismo, el nable, positivo. En este punto nos encontra-
núcleo histórico de los derechos civiles (a la mos regresando al tema de la democracia.
vida, a la integridad física, protección, y com- En efecto, vimos que la cuestión de qué
pensación eventual por varios tipos de vio- derechos políticos, civiles y sociales son san-
lencia, inviolabilidad del domicilio, creencia cionados e implementados, en qué secuen-
religiosa, debido proceso legal y similares) ha cias, y con qué trade-offs, ha sido y seguirá
sido sancionado por los sistemas legales de siendo la propia médula de las luchas demo-
prácticamente todos los países del mundo cráticas. Estos son procesos políticos que
moderno. eventualmente conducen a decisiones colec-
Hoy no muchos podrían argumentar, al tivas sancionadas por el estado y su sistema
menos públicamente, que éstos no son dere- legal. La historia prueba que nunca un “pa-
chos válidos y accionables,179 aunque como quete completo” de estas capacidades y dere-
vimos en la mayor parte de América Latina chos ha sido simultáneamente sancionado,
están lejos de ser plenamente implementa- mucho menos implementado. Esto muestra

179 Sin perjuicio de lo dicho arriba, en América Latina varios estudios e informes de prensa muestran que en la
mayoría de los países hay amplio apoyo en favor de detenciones arbitrarias, tortura y aun el linchamiento de los
sospechados de ser criminales. Asimismo, políticos demagógicos y algunos medios de prensa alimentan estos sen-
timientos y el miedo a la violencia social que subyace a ellos.
180 Coleridge, citado por Shue 1996: 58.

El debate conceptual sobre la democracia 71


que no es justo exigir, como lo hacen algunas zas políticas. Cierto, debido a la extensión y
corrientes de la derecha, una especificación severidad de las privaciones existentes en la
a priori del conjunto mínimo suficiente de mayoría de nuestros países, en el futuro pre-
esos derechos y/o capacidades; también visible dichas opciones implicarán la trágica
muestra que es injusto descartar, como ha- postergación de otras. Sin embargo, en tan-
cen algunas corrientes de la izquierda, de- to estos procesos sean impulsados por un re-
mandas que no implican el logro de un pa- conocimiento universal de la agencia y de sus
quete completo de esos bienes. derechos sociales, civiles y políticos, ellos
La historia también prueba que los recur- mantendrán en la agenda pública la necesi-
sos necesarios para lograr algunos de estos dad de continuar luchando por el logro de al
derechos y capacidades fueron disputados y menos un mínimo social decente para todos.
redefinidos a lo largo de los procesos conflic-
tivos y a veces convulsionados que delineé en XVII. Coda
secciones previas;181 asimismo, las secuen- Como anuncié al comienzo de este tex-
cias de adquisición de algunos de estos dere- to, comenzamos con la base analítica relati-
chos y capacidades, y su contenido y alcance vamente sólida del régimen democrático.
específico, han variado aun entre los países Encontramos en este régimen al ciudada-
del Noroeste.182 En estos casos, la política no/a político/a, un agente legalmente res-
democrática bajo varios tipos de circunstan- paldado que, luego de un largo y conflicti-
cias y alianzas políticas condujo a priorizar vo proceso histórico, fue incluido/a, por
algunas demandas-necesidades por sobre medio de una apuesta institucionalizada y
otras que eran o aparecían como no menos universalísticamente delimitada, en la de-
básicas que aquéllas. Estas luchas no fueron mocracia política.
impedidas por la injusticia implicada por es- Ese análisis nos mostró que la “democra-
tar atendiendo sólo algunas demandas-nece- ticidad” es también un atributo del estado,
sidades, o por predicciones acerca de que entendido tanto como sistema legal y como
asignar los recursos necesarios provocaría un conjunto de burocracias. En esta búsque-
consecuencias catastróficas. En cambio, da también encontramos las características
avances en el logro de algunos de estos dere- comunes y las raíces de los derechos políticos
chos facilitaron luchas por la conquista de con los derechos civiles y sociales. Este descu-
otros. Estas son las maneras, frustrantes a ve- brimiento fue sustentado en la afirmación de
ces y raramente lineales, en que la política que la democracia, entendida como corres-
democrática funciona. ponde, implica no sólo ciudadanía política
Para que esto sea así en América Latina, sino también civil y social. Examinando el es-
una democracia de mejor calidad (especial- tado encontramos una tercera dimensión de
mente en términos de aumentar el número éste, su intento típico de presentarse a sí mis-
de los que tienen real capacidad de participar mo, y de ser ampliamente considerado, como
en política y, consecuentemente, de ampliar “un-estado-para-la-nación”.
la agenda pública de tal manera que incluya Esto introdujo una serie de complicacio-
sus demandas-necesidades) contribuiría a un nes, de las cuales examinamos un segundo ti-
contexto congenial. En ese proceso, cuáles se- po de ciudadanía, derivada de la nacionalidad.
rían las demandas-necesidades que tendrían Yendo más allá del estado, y por lo tanto am-
prioridad serían decididas de acuerdo a las pliando aun más nuestro análisis, también en-
características específicas de cada país; no só- contramos que un contexto diverso y plural,
lo como consecuencia de necesidades objeti- respaldado por un sistema legal congenial, es
vas, sino también de las relaciones de fuerzas otro aspecto de la democracia, especialmente
expresadas, y movilizadas, por diversas alian- en tanto sustenta las libertades que son la con-

181 Charles Tilly ha producido trabajos valiosos sobre esta y otras cuestiones relacionadas; véanse especialmente
1998a, 1998b y 1999; este autor 1998b: 55 concluye que "los derechos [son] productos históricos, resultados de
luchas". Con útiles referencias a América Latina véase Huber et al. 1997 y 1999.
182 Un ejemplo relevante son las importantes diferencias que el estado de bienestar exhibe en estos países.

72 El debate conceptual sobre la democracia


tracara social de los derechos de ciudadanía. superar injusticias y desigualdades. La inte-
En la mayoría de estos aspectos encontra- racción entre las desigualdades sociales y las
mos que las democracias de la América Lati- potencialidades implicadas por las igualdades
na contemporánea exhiben serios proble- aquí analizadas (las emergentes, con todas sus
mas. Al mismo tiempo, sin embargo, señalé diferencias, de la democracia política y de la
las potencialidades políticas y normativas de nación), hacen de la democracia un horizon-
la democracia, aun de las democracias políti- te siempre movible y eventualmente reversi-
cas que tenemos en la actualidad, especial- ble, a lo largo de conflictos y acuerdos en los
mente si es reconocida su fundamentación en que, como hemos visto, suele estar central-
la agencia. Considerada desde este ángulo, la mente en juego cuáles son los límites de la de-
democracia sigue siendo uno —pero no el mocracia y la política. Espero que la cuerda
único, como hemos visto— de los principios que hemos usado para descender en este
generales de organización de la sociedad. Ella complejo abismo no haya sido enteramente
es también la principal palanca para intentar inepta para la tarea.

El debate conceptual sobre la democracia 73


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82 Bibliografía
■ documento anexo
Siete tesis sobre el Estado en
América Latina
I. Introducción vo acomodamiento —no ya un posibilis-
mo, sino lisa llanamente un “imposibilis-
La furia anti-estatista de los años pasa- mo”— al statu quo que predican las ideo-
dos (facilitada por el disfuncional elefan- logías dominantes y sus portadores. Este
tismo que habían adquirido las burocra- es el espacio propio de la política demo-
cias estatales en no pocos países de la re- crática, que puede abrirse poniendo en
gión) llevó a la indiscriminada elimina- discusión tesis como las que aquí se pro-
ción de agencias estatales, o a su apresura- ponen y reflexionando sobre los verdade-
da y desfinanciada “descentralización”, de ros desafíos del desarrollo democrático de
maneras que han afectado gravemente el América Latina.
cumplimiento de funciones básicas del Estas cuestiones, por supuesto, están im-
Estado, incluso en lo que respecta a la vi- pregnadas de poder. Quien está en condi-
gencia de elementales derechos civiles y ciones de manejar la agenda (qué se va a
sociales. discutir, por quiénes y en qué términos) ya
A la luz del camino recorrido en los últi- casi ha ganado la partida.1 Tal vez la indica-
mos años y ante la constatación de la subsis- ción principal de las fallas de la representa-
tencia de problemas que obturan la eficacia tividad, que se supone constituyen los cana-
estatal en la asunción de sus funciones bási- les democráticos del régimen frente a otros
cas, se impone recuperar la discusión polí- “insumos”, sea la marcada estrechez de
tica sobre los temas centrales, comprendi- nuestras agendas públicas. Los temas ausen-
dos en las preguntas de qué tipo de nación tes resultan principalmente de la pobreza
y sociedad son posibles y deseables y, por lo material y legal de muchos, y su consiguien-
tanto, qué tipo de Estado sería apto para te dificultad de movilizarse y ser política-
avanzar en esa dirección. mente representados.
La desigualdades y la difundida pobre- Esas ausencias también resultan, como
za que caracterizan el mapa de la región, se desprende de la segunda tesis, de la esca-
proveen un trasfondo singular a las demo- sa discusión pública acerca del tipo y propó-
cracias latinoamericanas y constituyen sito del Estado que sería compatible con, e
elementos ineludibles de un pensamiento instrumental para, el desarrollo humano y
democrático sobre el Estado en América la expansión de la democracia.
Latina. Asimismo, adentrarnos en el análi- Tampoco hay duda de que la globaliza-
sis político de las profundas brechas que ción impone fuertes restricciones, incluso
exhibe la región desde una perspectiva de- a los Estados más fuertes y desarrollados.
mocrática, nos coloca de frente ante la Pero, hay una importante distancia entre
complejidad de cortapisas e intereses que esa constatación y la pasividad guberna-
jaquean y limitan la capacidad de los Es- mental (es la distancia que media, por un
tados de avanzar en la dirección de zanjar lado, entre controlar algunas de las conse-
esas brechas. Ahora bien; el prudente re- cuencias negativas de la globalización y,
conocimiento de las restricciones existen- por el otro, adaptarse pasivamente y hasta
tes, sin embargo, no implica acatar el pasi- celebrar esas consecuencias). Como bien

1 Tal como expresa en un clásico texto Lukes 1974: 21, es necesario “incorporar al análisis de las relaciones de poder
la cuestión del control sobre la agenda de la política, así como de las maneras en que ciertas cuestiones potenciales
son excluidas del proceso político”.

Siete Tesis sobre el Estado en Amércia Latina 83


comenta un destacado especialista en el que también caracteriza a los países de la re-
tema: gión. La cuestión de la diversidad, de “lo
multi” en diferentes acepciones, está ligada
“La globalización económica de nin- a los Estados latinoamericanos desde su
guna manera se traduce necesariamente origen, tanto por las condiciones sociohis-
en una disminución del poder del Esta- tóricas pre-estatales como por el hecho po-
do; en realidad, está transformando las lítico de que en América Latina los Estados
condiciones en las que se ejerce el poder procuraron la creación de las naciones. Por
del Estado… Hay muchas buenas rezo- lo tanto, la construcción de democracia exi-
nes para dudar acerca de las bases teóri- ge dar cuenta de este fenómeno y pensar las
cas y empíricas de los argumentos acer- complejas formas de interrelación que se
ca de que los estados-nación están sien- dan entre los haces de democratización y las
do eclipsados por los patrones contem- pautas identitarias de amplios colectivos so-
poráneos de globalización”. ciales de existencia histórica en la región.
En la medida en que la democracia pre-
Con directo interés para nuestros países, supone el reconocimiento de todo indivi-
este autor agrega: duo como un agente dotado de razón prác-
tica y de la consiguiente dignidad,3 ella esta-
“Por cierto, cualquier evaluación de los blece una base universalista de trato funda-
impactos acumulativos de la globalización do en el respetuoso reconocimiento mutuo,
debe reconocer sus impactos altamente di- incluso con personas que tienen concepcio-
ferenciados, ya que ciertos tipos de impacto nes más colectivas, o comunitarias, de su
—ya sean decisionales, institucionales, dis- propia identidad. Como en otros temas, hay
tribucionales o estructurales— no son ex- aquí un largo camino a recorrer, pero —fe-
perimentados uniformemente por todos los lizmente— es uno en el que la democratiza-
Estados... el impacto de la globalización es ción parece estar teniendo efectos positivos.
mediado significativamente por estrategias
específicas de los gobiernos, así como socie-
tales, para desafiar, administrar o aliviar los II. Siete Tesis sobre el Estado en
imperativos de la globalización.” 2 América Latina
En conjunto, los problemas señalados A continuación se transcriben siete te-
ponen en cuestión, tal vez como nunca —y, sis sobre el Estado en América Latina. La
paradójicamente, bajo regímenes democrá- elaboración de estas tesis reconoce como
ticos— la credibilidad del Estado como “un fuente principal el trabajo de Guillermo
Estado-para-la-nación”. En contraste, en la O’Donnell que se incluye en este tomo,
medida en que el régimen democrático con- Acerca del Estado en América Latina con-
serve significados relevantes y que, más aún, temporánea (2002), preparado para el Pro-
se logre vigorizarlos, el Estado debería ser, y yecto del PNUD “Informe sobre el estado
ser generalizadamente reconocido como, de la democracia en América Latina, esta-
“un Estado-para-una-nación-de-ciudada- tus, percepciones ciudadanas, indicadores
nos/as”; es decir, como interpelador y pro- y agenda”, que fuera sometido a crítica y re-
motor de ciudadanía, no como invocador visión por el Proyecto.
de una comunidad orgánicamente definida Dado que la diversidad de las problemá-
que, como bien sabemos en América Latina, ticas nacionales en la región exige ser caute-
puede ser eficazmente manipulada por di- losos en la pretensión de concebir diagnós-
versos autoritarismos. ticos y criterios de políticas de aplicabilidad
Por último, es imprescindible referirse a universal, las tesis se plantean en el nivel de
la cuestión de la diversidad cultural y étnica generalidad que autoriza a describir con ra-

2 Held 1999: 441. Para similares conclusiones de otro reputado especialista véase Agnew 1999.
3 Véase O’Donnell 2002

84 Siete Tesis sobre el Estado en Amércia Latina


zonable legalidad el estado de situación im- corrección no puede ignorar irresponsable-
perante e iluminar algunas líneas posibles mente las severas restricciones —principal
de acción. A la luz de estas consideraciones, pero no exclusivamente económicas y, atrás
se propone discutir, en primer lugar, la per- de ellas, de fuertes constelaciones de po-
tinencia de estas tesis y, en segundo lugar, der— que sufren estos países; asimismo, esa
los corolarios políticos, sociales y económi- corrección debe reconocer que el juego de-
cos de las mismas en América Latina. mocrático admite diversos criterios y estra-
tegias, a ser dirimidos mediante los acuer-
Primera tesis. El problema principal del dos y los conflictos legalmente regulados
Estado latinoamericano no es el tamaño de que ese juego implica.
sus burocracias sino la ineficacia de las mis- Quinta tesis. Una condición para avan-
mas, la inefectividad de su sistema legal y la zar en la dirección indicada consiste en am-
escasa credibilidad del Estado y el gobierno. pliar la agenda pública —en especial de po-
De ahí deriva una debilidad que es un grave líticas públicas— de buena parte de los paí-
impedimento para avanzar en la democrati- ses de la región. Esta agenda ha estado casi
zación de los respectivos países. monopolizada por cuestiones de naturaleza
Segunda tesis. Sin perjuicio de la elimi- económica (casi siempre, además, definidas
nación de burocracias innecesarias y, en ge- según intereses de clases y sectores domi-
neral, de la racionalización de burocracias y nantes), así como por preocupaciones de se-
procesos administrativos, el principal tema guridad que esa misma agenda ha tendido a
de una reforma del Estado debería ser el definir de maneras propicias a criminalizar
plantearse para qué tipo de nación se pro- la pobreza y, con ello, a acentuar el ya hon-
pone que ese Estado sea.4 Entre otras conse- do hiato existente entre el sector popular y
cuencias, la respuesta que se dé a esta pre- resto de la sociedad.
gunta determinará cuáles burocracias son o Corregir las desigualdades y la pobreza
no “innecesarias”, cuáles deberían ser refor- material y legal de amplias capas de las po-
madas y, asimismo, cuáles creadas. blaciones latinoamericanas requerirá per-
Tercera tesis. Cada país de la región tie- sistentes y prolongados esfuerzos. Entretan-
ne sus peculiaridades, pero en casi todos hay to, se deberían hacer todos los esfuerzos ne-
una amplia proporción de la población que cesarios para que, con el respaldo de agen-
se encuentra por debajo de un piso mínimo cias estatales reformadas para servir a ese
de desarrollo humano, en términos no sólo propósito (ver segunda tesis), se extienda al
de bienes materiales y de acceso a servicios conjunto de la población una amplia gama
públicos, sino también de derechos civiles de derechos civiles y al menos una canasta
básicos. Los miembros de esta población no básica de derechos sociales. Esto no sólo se-
son sólo pobres materialmente, lo son tam- ría un acto de justicia; también implicaría
bién legalmente —incluso les son negados “empoderar”.
de hecho derechos que les están formal- Sexta tesis. Salvo excepciones no muy
mente asignados—. En este sentido, el sec- frecuentes, el Estado latinoamericano ha
tor popular tiene claro interés en un Estado presentado desde siempre una cara distante
fuerte (es decir, ancho [comprensivo - am- y ajena, cuando no hostil, a buena parte de
plio], como razonablemente eficaz, efectivo su población. La distancia histórica existen-
y creíble) ya que éste es el principal lugar te en buena parte de la región entre el Esta-
donde puede inscribir y hacer efectivos sus do y los diversos componentes del sector
derechos de ciudadanía. popular no ha disminuido en casi ningún
Cuarta tesis. La situación delineada en la país durante las décadas recientes. Además
tesis precedente es grave, por sí misma y de razones ya anotadas en las tesis prece-
porque tiende a corroer las bases de susten- dentes, este distanciamiento parece haberse
tación del propio régimen democrático. Su debido a dos procesos cercanamente conec-

4
Entre los muy pocos textos que, que yo sepa, se hacen esta pregunta véase Sola 1994.

Siete Tesis sobre el Estado en Amércia Latina 85


tados: uno, la ostensible influencia, como esos pueblos da lugar a severos problemas,
insumos de políticas públicas, de intereses que a veces no admiten soluciones realmen-
sobre los cuales no es fácil argumentar que te satisfactorias para nadie.
contribuyen a aspectos del bien común; se- Pero, y mostrando alentadoramente que
gundo, la actitud pasiva, si no obediente, el élan democrático de las últimas décadas
que han exhibido varios gobiernos frente a de América Latina no ha sido puramente
la globalización económica y financiera. formal, recientemente varios países han he-
Séptima tesis. La necesidad de ampliar y cho avances importantes (al menos en con-
homogeneizar la legalidad democrática del traste con el desconocimiento y la brutali-
Estado que, además de las esenciales garan- dad con que estos temas fueron tratados en
tías de previsibilidad y debido proceso, con- el pasado) en el reconocimiento de la iden-
sagre efectivamente los derechos de la ciu- tidad y derechos de esos pueblos.5 Esto im-
dadanía, plantea una paradoja frente a la re- plica una complicada pero no imposible
ciente emergencia y, en general, creciente doble tarea: por un lado, extender la legali-
reconocimiento, de los derechos colectivos dad estatal hasta eliminar las, a veces am-
de diversas minorías, sobre todo de los pue- plias, regiones en las que prevalecen de he-
blos indígenas. cho legalidades sultanísticas o mafiosas y,
En todos los países, incluso los llamados por otro, hacerlo de tal manera que esta-
“del Noroeste”, el contacto entre la legalidad blezca una respetuosa convivencia con la de
estatal y la cultura, identidad y legalidad de los pueblos indígenas.

5
Sobre este importante tema véase especialmente Assies 2001 y 2002, Sieder 2002, Stavenhagen 1996 y 2002 y Van
Cott 2000. Assies 2002 resume adecuada y elocuentemente los términos en los que se planteó la cuestión en América
Latina, y que aún no falta poco para superar: “Ciertamente, en el caso de América Latina no se trató de naciones en
busca de un Estado, sino de Estados en busca de una nación. Las ‘comunidades imaginadas’ fueron imaginadas por
y para la elite criolla, auto-proclamándose ‘el pueblo’. Cuando este ‘pueblo’ se reunió en asamblea a fin de elaborar
un contrato —una Constitución— las mujeres estaban afanadas cocinando y los sirvientes —gente india y negra—
igualmente estaban ocupados buscando leña, trayendo agua, recogiendo papas y verduras y matando cerdos y novil-
los a fin de alimentar la asamblea”. Un interesante estudio histórico de dos casos latinoamericanos es Mallon 1996.

86 Siete Tesis sobre el Estado en Amércia Latina


■ ¿Haciauna síntesis
latinoamericana?

Entre las dimensiones que integran el gran desafío de construir un verdadero Estado
Democrático en los países de América Latina, se plantea un problema de relevancia: el
modo de organización del poder. Se puede profundizar en este análisis dirigiendo la mira-
da hacia referentes democráticos, como los denominados por O’Donnell “países originar-
ios”, indagando en los modos en que estas prácticas pueden iluminar la experiencia lati-
noamericana de fortalecimiento democrático del Estado. Pero es necesaria una distinción
más precisa acerca de los modelos occidentales clásicos de democracia: el europeo y el
anglosajón. La expriencia estatal latinoamericana representaría una síntesis de ambos
modelos: es similar al modelo europeo en lo que respecta a su burocracia, al Poder Judi-
cial y al sentido político de pertenencia a la nación, mientras que se encuentra mas cer-
cana al modo americano en lo referente a la forma presidencialista de organización del
poder.
Las próximas generaciones de latinoamericanos, ¿deben buscar reconstruir estos patrones
históricos de configuración del Estado o transformarlos hacia nuevos rumbos? Este análi-
sis se concentra en las dos últimas dimensiones: se propone un cambio de rumbo en la di-
mensión de la construcción de un sentido político de comunidad, hacia el refuerzo y la con-
strucción de un “nacionalismo cívico”. En lo que respecta al modo de organización de poder,
se propone evaluar al parlamentarismo, y algunas de sus herramientas, como una forma
de trascender los problemas que acarrea el presidencialismo.

ley y, lo que tal vez resulte más elusivo, la


Bruce Ackerman* creación de un estado que sea un portador
creíble de significado político para la ciu-
Guillermo O’Donnell nos proporcionó dadanía en general. Yo las llamaré las tres
un ensayo rico y agudo. Yo coincido, en ge- dimensiones de la condición de estado:
neral, con su objetivo elemental. Democra- cortes, burocracias y significado político.
cia significa más que un régimen de elec- En el segundo frente, O’Donnell ahon-
ciones libres y justas. Debemos ir más allá da en el significado de democracia arrai-
de este concepto minimalista en dos direc- gándola en un respeto por la agencia hu-
ciones; primero, expandiendo las esferas a mana que sea concreto, no abstracto, y que
las que se aplican los principios democráti- requiera la provisión de derechos econó-
cos y, segundo, profundizando sus cimien- micos y civiles que le permiten a hombres
tos filosóficos. y mujeres experimentar una sensación de
En el primer frente, O’Donnell sostie- libertad real en la vida cotidiana.
ne que deberíamos apuntar a la construc- O’Donnell se distingue por enfatizar el po-
ción de un estado democrático vibrante. tencial aporte de los derechos civiles clási-
Y esto exige la protección jurídica de los camente liberales al proyecto democrático,
derechos civiles, la construcción de una aunque también afirma la prioridad de los
democracia que respete el imperio de la derechos sociales en América Latina.

* Profesor de Derecho y Ciencia Política de la Universidad de Yale. Es fellow de la American Academy of Arts
and Sciences y miembro del American Law Institute. Autor de numerosos libros entre los cuales se destacan: Del
realismo al constructivismo jurídico, La justicia social en el Estado liberal y El futuro de la revolución liberal.

¿Hacia una democracia latinoamericana? 87


Todo esto parece correcto y esencial si países del “sudeste”, dentro de su designa-
queremos evitar un falso triunfalismo. Los ción seudo-geográfica, dejando en claro
demócratas no llegaron al “fin de la histo- que se maneja con metáforas.
ria”. El logro de elecciones libres y justas Pero las metáforas son peligrosas desde
sólo sirve como el comienzo de un proyec- un punto de vista intelectual. Los modelos
to mucho más amplio: la construcción de son mejores. Yo distinguiré las diferentes
un estado democrático donde el imperio formas de democracia establecidas en dife-
de la ley refuerce la agencia humana efec- rentes grupos de “países originarios” —uno
tiva de todos sus ciudadanos. anglosajón, el otro europeo—. Explicaré
O’Donnell nos hizo a todos un favor al cómo cada modelo entiende de manera di-
delinear algunas de las dimensiones críti- ferente cada una de las tres dimensiones de
cas de esta empresa. la condición de estado de O’Donnell —bu-
*** rocracia, cortes, significado político— y
analizaré cómo estas diferencias explican la
Mi objetivo es enriquecer este proyecto situación actual de América Latina.
volviéndolo más complicado. El ensayo de Mi método, en términos generales, es
O’Donnell no es breve, pero inevitable- neo-weberiano: apunto a dos “tipos idea-
mente apela a simplificaciones y omisio- les” que expresan distintas orientaciones
nes para corroborar sus principales pro- para la autoridad del estado. Por supuesto,
puestas. En mi opinión, mis elaboraciones ningún país logra expresar alguno de estos
críticas no afectarán su análisis agudo, pe- tipos ideales con total nitidez. Sin embar-
ro tal vez mi aporte sirva para definir algu- go, un país como Francia o Alemania, por
nas prioridades analíticas. lo general, es un buen ejemplo del modelo
europeo, mientras que Estados Unidos lo
es del modelo anglosajón. Operativamen-
1. La base de la comparación: te, el interrogante es si estos tipos ideales
¿Dónde esté el noroccidente? nos pueden ayudar a entender las estruc-
turas características del estado latinoame-
El argumento de O’Donnell se basa en ricano y a definir rumbos para futuras sín-
una comparación fundamental. Por un la- tesis latinoamericanas que le permitan a la
do, están los países democráticos “origina- región trascender los atolladeros actuales.
rios” del “noroccidente”; por otro, las de-
mocracias recientemente emergentes —en-
tre ellas, para los fines actuales, América La- 2. Dos modelos
tina sirve como el objeto especial de un in-
tenso escrutinio—. Muchos de sus argu- El modelo europeo comienza con una
mentos se basan en (1) una reflexión sobre fuerte burocracia centralizada que antece-
cómo América Latina no cumple con los de a cualquier compromiso histórico con
estándares establecidos en los países “origi- la democracia. Los sistemas existentes en
narios” y (2) cómo la historia del norocci- Francia y Alemania se remontan a los tiem-
dente puede iluminar el camino futuro del pos de Luis XIV, Federico el Grande y José
desarrollo latinoamericano. No usa su mé- II. Si bien la burocracia en España y Portu-
todo comparativo para sugerir que el “no- gal tiene sus propias raíces históricas, tam-
roccidente” debería, invariablemente, servir bién ha estado profundamente influencia-
como un modelo normativo para América da por los modelos francés y alemán en los
Latina. Sin embargo, las referencias recu- últimos siglos.
rrentes sí funcionan como un leitmotiv or- El modelo anglosajón, en cambio, co-
ganizador que puede verse beneficiado con mienza con un espíritu no burocrático o
un mayor esclarecimiento. antiburocrático. A principios del siglo
Para empezar, ¿dónde queda precisa- XVIII, los británicos ya tenían puesta la
mente el “noroccidente”? O’Donnell in- mirada del otro lado del canal y condena-
cluye a Nueva Zelanda y Australia, dos ban a Francia como un estado policial.

88 ¿Hacia una democracia latinoamericana?


Los anglosajones dependían de una fuer- En el continente no hay nada parecido
te elite social como base de su sistema po- a esta renovación. El modelo europeo se
lítico y no de una fuerte burocracia. Aun- basa en un cuerpo de funcionarios de elite
que Gran Bretaña sigue evidenciando ele- vitalicios que le proporcionan al estado la
mentos de mi “modelo anglosajón”, tam- sensación de una continuidad legal y ad-
bién desarrolló muchas características eu- ministrativa y, por ende, establecen una
ropeas en el último siglo. En consecuen- estructura permanente para el cambio po-
cia, los Estados Unidos contemporáneos lítico. En cambio, si el modelo anglosajón
actualmente representan un caso más pu- pretende controlar su forma politizada de
ro de las orientaciones frente a la autori- administración pública mediante el impe-
dad del estado que mi modelo anglosajón rio de la ley, necesitará algo más: un siste-
intenta cristalizar. ma judicial activo e independiente dis-
Empecemos, entonces, por la burocra- puesto a intervenir enérgicamente para
cia y el imperio de la ley. Los europeos de- restringir una administración desbocada.
penden marcadamente del entrenamiento Antes de pasar a las cortes, quiero dete-
intensivo de una elite burocrática para nerme en otro aspecto del régimen buro-
asegurar la legalidad, la imparcialidad y la crático. El modelo europeo favorece la
justicia. El estado francés dirige sus pro- fuerte centralización.2 Premia la capacidad
pias escuelas de altos burócratas; no de- de las elites entrenadas de más alto nivel a
pende de universidades independientes la hora de captar los problemas nacionales
como Harvard o Yale para decidir qué de- y proponer soluciones nacionales sensatas.
ben aprender. Y los franceses no dependen El modelo anglosajón es más escéptico.
de cortes ordinarias para asegurar la lega- Debido a las burocracias politizadas, suele
lidad burocrática. Dependen de un Con- tender más a descentralizar el poder y per-
seil DӃtat (Consejo de Estado), manejado mitir que los funcionarios electos demo-
por una elite de burócratas/juristas que cráticamente para los gobiernos estatales y
hacen el trabajo. locales asignen a sus propios representan-
La administración pública norteameri- tes para controlar las burocracias regiona-
cana es una empresa muy diferente. No les y locales. Mientras que los europeos
existe un equivalente de la École National suelen considerar que los burócratas de
d”Administration (Escuela Nacional de más bajo nivel son incapaces de tener una
Administración) para los funcionarios pú- visión más amplia de los problemas, los
blicos. Hasta hace muy poco, el gobierno fe- anglosajones pueden someter las cosas a su
deral carecía de un cuerpo de funcionarios consideración con el argumento de que es-
de elite que pudieran pasar de una agencia tán “más cerca del pueblo”. La descentrali-
a otra en su ascenso jerárquico, y el sistema zación amenaza la mentalidad europea
existente es una mera sombra del cuerpo con la perspectiva de una desorganización
burocrático de elite europeo. En cambio, a caótica, pero siempre parece más demo-
los burócratas se los recluta para cargos crática a los ojos de los anglosajones.
técnicos relativamente limitados y son su- Sin embargo, hasta los anglosajones
pervisados por funcionarios que provie- ven el peligro de un sistema excesivamen-
nen del mundo político y legal.1 Cada vez te centralizado de despotismos mezqui-
que asume un nuevo presidente, hace más nos. Sólo miran en otra dirección cuando
de 3.000 nombramientos para los departa- se trata de curar —o al menos paliar— el
mentos ejecutivos. problema. Para ellos, ésta suele ser una ta-

1 Un libro excelente que destaca este contraste elemental es Bernard Silberman, Cages of Reason: The Rise of the
Rational State in France, Japan, the United States, and Great Britain (Jaulas de la razón: El ascenso del estado
racional en Francia, Japón, Estados Unidos y Gran Bretaña) (1993).
2 Esta orientación se ejemplifica mejor en países como Francia o Italia (y Japón), que adoptan una versión del
estado-nación que no se vio debilitada por un compromiso contrapuesto con el federalismo. El centralismo buro-
crático está más atemperado en políticas federales como las de Alemania y España, donde un compromiso políti-
co con la descentralización aplasta la tendencia burocrática a la centralización.

¿Hacia una democracia latinoamericana? 89


rea de las cortes y no de los burócratas intensidad y una frecuencia muchas veces
centralizados. inexistente en Europa. Dado su método
Esto nos lleva al segundo elemento en de reclutamiento, los jueces anglosajones
la concepción trinitaria del estado de no tienen una gran lealtad con el carácter
O’Donnell: las cortes.3 Dentro del modelo burocrático. Es más, no existe una tradi-
europeo, se recluta a los jueces de la misma ción de cortes administrativas especializa-
manera que a otros burócratas. Ingresan a das en territorio anglosajón. Jueces gene-
la administración pública siendo hombres ralistas analizan a las burocracias especia-
y mujeres jóvenes (cada vez más mujeres) lizadas, reconociendo que muchas veces
sobre la base de buenas calificaciones en están dirigidas por funcionarios altamen-
los exámenes. Son promovidos en base a te politizados.
un intenso escrutinio por parte de sus su- Por el contrario, la burocracia de elite
periores judiciales, que antes hicieron su es el núcleo institucional del imperio de la
ascenso burocrático tras aprobar exámenes ley en el modelo europeo. Los jueces euro-
y ganarse el apoyo oficial. peos que supervisan la democracia son
En el caso de los anglosajones no suce- miembros de cortes administrativas espe-
de lo mismo. En los Estados Unidos, los cializadas y comparten los mismos patro-
jueces federales llegan al estrado a media- nes burocráticos de reclutamiento y pro-
na edad después de una carrera exitosa en moción. Si les causan demasiados proble-
los tribunales. Esto significa que ya son mas a sus colegas burócratas, pueden lan-
bastante adinerados antes de convertirse guidecer por un largo tiempo en los pelda-
en jueces. Obtienen un nombramiento ños más bajos de la jerarquía.
gracias a sus conexiones con la elite políti- Ahora pasemos a la tercera dimensión
ca. Como describe la situación un viejo di- crucial de O’Donnell —el estado es un
cho popular: “Un juez federal es un aboga- portador de significado político para sus
do que es amigo de un senador”. ciudadanos—. El estado puede aspirar a
Estos abogados de mediana edad acep- proyectar muchos tipos diferentes de signi-
tan el trabajo principalmente como una ficados, pero bastará con hacer una distin-
cuestión de distinción profesional y social. ción entre dos empresas particulares.
Desempeñarse en el más bajo rango del sis- Un primer proyecto ideológico está
tema judicial ya es un gran honor. Los jue- arraigado en el nacionalismo del siglo XIX
ces no esperan, y rara vez reciben, una pro- —remontándose a Herder y Hegel, con la
moción en el transcurso de sus carreras. infinidad de variantes subsiguientes—. En
Para ellos es suficiente con presidir, de ma- este plano familiar, cada pueblo tiene sus
nera vitalicia, sus pequeños imperios lega- propios compromisos culturales y merece
les. Los jueces de las cortes de apelación y su propio estado donde prevalecen estos
las cortes supremas son simplemente fun- valores nacionales: Alemania para los ale-
cionarios más distinguidos, cuyas carreras manes, Polonia para los polacos y así suce-
prejudiciales les valieron un mayor honor sivamente. El problema, por supuesto, es
social y estima profesional. que el mundo no está dividido de la mane-
Estas diferencias en cuanto a los nom- ra prolija que supone el etnonacionalismo:
bramientos y la concepción de uno mis- cuando surge en escena un nuevo estado-
mo implican que la burocracia y las cortes nación, se enfrenta a nuevas minorías étni-
juegan papeles diferentes en el logro del cas dentro de sus fronteras (así como a
imperio democrático de la ley. En el mo- miembros “descarriados” de la mayoría ét-
delo anglosajón, las cortes se encuentran nica que rechazan las creencias y los com-
en el núcleo institucional del estado. Re- portamientos culturales dominantes). Si
visan las decisiones burocráticas con una bien hay etnonacionalistas sensibles al

3 Mis reflexiones sobre esta cuestión se basan principalmente en el trabajo pionero de mi amigo Mirjan Damaska.
Véase su Faces of Justice and State Authority: A Comparative Approach to the Judicial Process (Rostros de la justicia
y la autoridad estatal: un abordaje comparativo al proceso judicial) (1991).

90 ¿Hacia una democracia latinoamericana?


problema de los derechos de las minorías, portante: no es de incumbencia del estado
no creen que les exija abandonar su pro- alentar una cultura hegemónica que per-
yecto básico de hegemonía cultural.4 mita que la mayoría étnica domine a las
En cambio, la ideología liberal repudia minorías étnicas.
la idea misma de que el objetivo del estado Esto no implica que el término “nacio-
es privilegiar una determinada forma de nalismo liberal” no sea un oxímoron, pero sí
cultura nacional por sobre las demás. exige que se purgue a “la nación” de su aso-
Mientras que los etnonacionalistas miran a ciación con una hegemonía etno-lingüísti-
Herder y Hegel, los liberales miran a Kant ca-cultural. Para el liberal activista, la “na-
y Mill, e insisten en que el estado debería ción” no es ni más ni menos que un grupo
concentrarse en la tarea de proporcionarle definido por una práctica históricamente
a cada ciudadano los derechos que necesi- distintiva de autogobierno. Para participar
ta para definir y satisfacer su propio ideal en este proyecto, los ciudadanos no tienen
de lo que es una vida decente en colabora- que rastrear sus orígenes en alguna raza o
ción con otros que piensen como él. cultura o credo privilegiados. Basta con que
Pero, ¿cómo identificar los derechos se comprometan mutuamente sobre la base
esenciales que cada persona puede recla- del principio guía de que todos los ciudada-
mar justamente como condiciones para su nos son creados libres e iguales. En oposi-
ejercicio por autodefinición? Este interro- ción al “sereno” de la teoría libertaria, los
gante motivó una gran cantidad de esfuer- miembros de un estado liberal activista re-
zos filosóficos ambiciosos en la última mi- conocen que el funcionamiento de los mer-
tad de siglo, pero para los fines actuales, cados capitalistas no les ofrece a sus ciuda-
bastará con distinguir entre los libertarios danos los recursos que requieren como ciu-
partidarios de no intervenir y los liberales dadanos libres e iguales y apoyan las inter-
activistas. Los libertarios como Hayek o venciones estatales estratégicas para lograr
Nozick restringen al estado a una función este objetivo fundamental.
de sereno nocturno: protege de la fuerza y Diferentes estados activistas favorecen di-
el fraude, cuida la propiedad privada y la ferentes versiones del ideal liberal y expresan
libertad de contrato. Los liberales activis- estas diferencias en sus actos de autodefini-
tas, por el contrario, se enfrentan a la dis- ción constitucional. Para los fines actuales,
tribución subyacente del poder económi- no se va a encontrar la “constitución” rele-
co y político implementada por el estado vante buscando un documento legalista. La
sereno. En lugar de proteger la propiedad constitución liberal se concibe mejor como
privada, el estado liberal activista intenta un conjunto de compromisos fundamenta-
asegurar su justa distribución; en vez de les de evolución histórica generados con el
concentrarse estrechamente en la libertad tiempo por ciudadanos comprometidos en
de contrato, su misión es la de establecer una práctica de autogobierno merecedora
las precondiciones cruciales para la liber- de ciudadanos libres e iguales. Esta práctica
tad real, ofreciéndoles a todos sus ciudada- constitucional, y no algún ideal etnocultural,
nos una educación liberal de amplio espec- es la que inspira la lealtad del nacionalista li-
tro y protegiéndolos de las formas viciosas beral. Para utilizar una expresión de Haber-
de discriminación racial, religiosa y sexual. mas, el nacionalista liberal es un “patriota
Yo me ocupé permanentemente del la- constitucional”, alguien dispuesto a defender
do activista de este debate.5 Pero a pesar de los principios políticos de la nación sin im-
todas mis desavenencias con los hayekia- portar su identidad étnica o sus ideales per-
nos, estamos de acuerdo en un punto im- sonales de lo que es una vida decente. 6

4 Véase, por ej., Will Kymlicka: Multicultural Citizenship: A Liberal Theory of Minority Rights (Ciudadanía multicul-
tural: una teoría liberal de los derechos de las minorías) (1995) y Charles Taylor, La política de reconocimiento (1995).
5 Véanse Bruce Ackerman, La justicia social en el estado liberal (1980).
6 Véase Jurgen Habermas, Facticidad y validez: sobre el derecho y el estado democrático de derecho en términos de
teoría del discurso (trad. William Rehg, 1996).

¿Hacia una democracia latinoamericana? 91


Para poner el contraste en una dicoto- a través de los anteojos del modelo euro-
mía familiar (y excesivamente blanda): los peo.
liberales ofrecen un ideal de nacionalismo Él es el portador de malas noticias: lo
cívico para competir con el etnonacionalis- que funciona bastante bien en Francia falló
mo. En principio, es muy posible hacer en América Latina. La burocracia central
coincidir cualquiera de estos términos con es corrupta y desmoralizada —todo lo
los modelos europeo y anglosajón de buro- contrario de un cuerpo orgulloso entrena-
cracias y cortes. Sin embargo, la mayoría de do en el imperio de la ley—. Los altos fun-
los estados continentales se inclinaron por cionarios no ejercen un control disciplina-
la dirección etno-nacional (aunque la do de los subordinados. Suelen permitir
Unión Europea pueda revertir esta tenden- que sus inferiores creen enclaves de co-
cia), mientras que la variedad cívica es más rrupción y embrutecimiento. Es más, a ve-
prominente entre los estados anglosajones. ces permiten que muchas zonas del país se
Desde el siglo XVIII, la concepción oficial hundan en una cuasi anarquía.
de “Gran Bretaña” rechazó la noción de El sistema judicial al estilo europeo
que era otro nombre de “Inglaterra”. Por el también falló. Los jueces no están bien pa-
contrario, Gran Bretaña se construyó co- gos, están desmoralizados y son corruptos.
mo una comunidad imaginada dentro de Finalmente, el estado por lo general no
la cual ingleses, escoceses e irlandeses po- proyecta un nacionalismo al estilo euro-
dían —en principio, si no en la práctica— peo que sus ciudadanos encuentren creí-
comprometerse mutuamente como igua- ble —un problema especialmente serio en
les. Y lo mismo es válido para los Estados aquellos países con importantes poblacio-
Unidos. No niego los rasgos marcados de nes indígenas.
nativismo y chovinismo en la vida nortea- En este marco, O’Donnell elabora las
mericana. Pero la característica más distin- difíciles tareas empíricas necesarias para
tiva del estado es su afirmación oficial de generar indicadores plausibles que midan
un concepto liberal de la comunidad polí- el alcance de esta deficiencia democrática.
tica —sean cuales fueren su etnicidad y sus Todo este trabajo empírico es útil, pero
ideales de una vida decente, todos los nor- sólo como un conjunto de interrogantes
teamericanos están invitados al proyecto que antecede a otro: ¿hay algo práctico que
político de construir una sociedad merece- se pueda hacer para mejorar drásticamente
dora de ciudadanos libres e iguales.7 el funcionamiento del modelo europeo en
Para resumir los dos modelos: Europeo: América Latina? ¿O acaso ese proyecto re-
burocracia profesionalizada, cortes buro- formista es una utopía? Si fuera así, ¿hay al-
cratizadas, etnonacionalismo; Anglosajón: go que se pueda extraer del modelo anglo-
burocracia politizada, una elite de aboga- sajón? Si no lo hubiera, ¿quiere decir que
dos en las cortes, nacionalismo cívico. toda la estrategia de buscar una guía en la
historia de los “países originarios” está en
un atolladero?
3. ¿Dónde ubicar a América Latina? Es más, tal vez la idea misma de que los
orígenes de la democracia sólo provienen
Todo esto plantea un interrogante ob- del “noroccidente” merezca ser revisada: si
vio. Si el “noroccidente” de O’Donnell es- comparamos a la Argentina y Alemania en
conde dos modelos de democracias origi- 1900, ¿cuál era más democrática? Si con-
narias, ¿qué modelo es más relevante cuan- trastamos a Juárez con Napoleón II, ¿quién
do hablamos de América Latina? es mejor demócrata? ¿Y si nos remontamos
O’Donnell no se plantea esta pregunta de más en el tiempo y comparamos a Bolívar
manera explícita, pero su respuesta es bas- con Napoleón I?
tante clara: está mirando a América Latina No es mi intención responder estos in-

7 Véase Bruce Ackerman, supra, y Bruce Ackerman: Nosotros el pueblo (vol. 1: 1991; vol. 2: 1998).

92 ¿Hacia una democracia latinoamericana?


terrogantes históricos aquí. Pero, al plan- Como hemos visto, el principal objetivo
tearlos, quiero expresar una cierta insatis- de O’Donnell es avanzar más allá de una
facción con los modelos que utilizo en este consideración de elecciones libres y justas y
ensayo. Tal vez, después de mucho más tra- abordar otras dimensiones cruciales del es-
bajo, iremos más allá del contraste entre el tado democrático —inclusive la burocracia,
modelo europeo y el anglosajón para gene- las cortes y el significado político—. Yo
rar otros que sean menos noroccidentales quiero hacer lo mismo con el debate sobre
en su orientación básica. Actualmente, sin presidencialismo vs. parlamentarismo. Pro-
embargo, planteo un interrogante más li- pongo poner entre paréntesis el debate aca-
mitado. Ahora que avanzamos más allá de démico tradicional sobre si el presidencia-
las metáforas geográficas hacia tipos idea- lismo es bueno o malo para la política de-
les neo-weberianos, el interrogante es si mocrática y considerar el impacto del pre-
nuestros modelos europeo y anglosajón sidencialismo en el funcionamiento de las
pueden iluminar el camino por delante. cortes y las burocracias de un país.
Para definir bien el problema, haré uso
de la distinción que hace O’Donnell entre
4. Presidencialismo vs. régimen y estado. En lo que concierne a or-
parlamentarismo ganizar su régimen político, los latinoame-
ricanos se negaron a seguir el modelo eu-
Comienzo mi examen general de la si- ropeo de democracia parlamentaria y eli-
tuación señalando un factor importante que gieron, en cambio, los sistemas presiden-
para O’Donnell no es central. Gracias al tra- cialistas al estilo norteamericano. Pero en
bajo pionero de Juan Linz, hoy existe un de- lo que respecta al estado, los latinoamerica-
bate académico encendido sobre las impli- nos fueron mucho más eurocéntricos al or-
cancias sistémicas de la decisión de Améri- ganizar sus burocracias y tribunales y dise-
ca Latina, en el siglo XIX, de modelar su go- ñar un proyecto etnonacionalista. Por en-
bierno alrededor del presidencialismo al es- de, estamos en presencia de una síntesis la-
tilo norteamericano y no del parlamenta- tinoamericana característica: el régimen al
rismo al estilo europeo. O’Donnell se decla- estilo norteamericano inserto en un estado
ra a sí mismo un agnóstico en esta cuestión. al estilo europeo. ¿Esta síntesis distintiva es
En lo que a él respecta, no tenemos suficien- particularmente propicia o particular-
te evidencia sobre qué modelo funcionaría mente desastrosa?
mejor en las condiciones latinoamericanas y Lamento decirlo, pero mi visión es la
él piensa que es más productivo investigar más sombría.
otros temas. He aquí mi argumento básico.9 En el
Yo coincido en que la evidencia empírica marco de un sistema parlamentario al esti-
sobre el presidencialismo no es concluyente lo europeo, los burócratas de alto nivel se
(y probablemente nunca lo sea). Sin embar- enfrentan a una única autoridad política
go, existen poderosos argumentos institu- —el gabinete—. Es más, los burócratas in-
cionales que sugieren que el presidencialis- dividuales saben que el gabinete cambiará
mo es una mala opción —no sólo en Amé- su naturaleza política muchas veces en el
rica Latina, sino en todas partes—. Yo ya de- curso de una carrera vitalicia. Si un buró-
sarrollé estos argumentos anteriormente y crata quiere prosperar a largo plazo, debe-
no es mi intención analizarlos en profundi- ría desarrollar la reputación de ser un pro-
dad aquí.8 En cambio, quiero impulsar el de- fesional políticamente neutro, capaz de im-
bate en la dirección sugerida por la motiva- plementar una amplia variedad de objeti-
ción general del ensayo de O’Donnell. vos políticos. Si no logra cultivar este tipo

8 Véase Bruce Ackerman, The New Separation of Powers (La nueva separación de los poderes), 113 Harv. L. Rev. 633
(2000).
9 Para una mejor elaboración del argumento, y menciones a la literatura relevante, véase The New Separation of
Powers (La nueva separación de los poderes), pp. 697-715.

¿Hacia una democracia latinoamericana? 93


de personalidad, y se gana la fama de ser un problema de la politización.
derechista o un izquierdista agresivo, segu- La síntesis latinoamericana —la sepa-
ramente caerá en el descrédito cuando el ración al estilo norteamericano entre pre-
partido político opositor llegue al poder. sidente y Congreso, la burocracia y el siste-
La separación del poder al estilo nor- ma judicial al estilo europeo— parece una
teamericano entre el presidente y el Con- combinación condenada al fracaso. Peor
greso crea una variedad de incentivos bu- aún, la dinámica amenaza con empeorar,
rocráticos totalmente diferente. Los altos no mejorar, a medida que avance el proce-
funcionarios ya no tienen la opción de ga- so de democratización.
narse fama de burócratas imparciales en Tomemos el caso de México, por ejem-
vistas de mejorar sus carreras. Por lo gene- plo. Durante los setenta años de régimen
ral, se encuentran en un campo de fuerzas priísta, la competencia institucional entre
políticas en el que compiten autoridades el Congreso y el presidente se vio elimina-
presidenciales y del Congreso. Por un lado, da por el dominio unipartidario. El presi-
el presidente quiere imponer sus priorida- dente ejercía pleno control del PRI y así el
des; por el otro, los representantes de la Cá- Congreso quedó reducido prácticamente a
mara de Diputados y del Senado insisten una expresión estereotipada. Por supuesto,
en que los burócratas persiguen agendas los priístas nunca intentaron seriamente
enfrentadas que muchas veces son hostiles profesionalizar sus burocracias —pero al
a las prioridades presidenciales. Es imposi- menos el Congreso no se estaba interpo-
ble que un alto burócrata evada una elec- niendo en un esfuerzo de esta naturale-
ción política en este contexto —ya sea que za—. Durante el mandato actual, el Con-
apoye al presidente o al Congreso o inten- greso se está volviendo una fuerza potente
te enfrentarlos mutuamente—. Para expo- y la politización de la burocracia se con-
ner mi conclusión en una sola frase: el par- vertirá en un problema muy serio para
lamentarismo alimenta el profesionalis- quienes aspiren a un ideal del tipo euro-
mo; el presidencialismo, la politización. peo. Los líderes poderosos del Congreso
Ahora bien, el modelo anglosajón tiene seguramente competirán con el presidente
recursos especiales para enfrentar este pro- para influir en la burocracia —de la mis-
blema. Los jueces norteamericanos son ge- ma manera que lo hacen en los Estados
neralistas y no comparten el carácter bu- Unidos, y con las mismas implicancias de-
rocrático de sus pares europeos. En conse- sastrosas para una burocracia donde reine
cuencia, están culturalmente predispues- el imperio de la ley.10
tos a intervenir de manera agresiva cuan- Mi conclusión contrasta con la evalua-
do la burocracia politizada actúa más allá ción en general optimista que hace
de su mandato legal. O’Donnell del carácter sinérgico del pro-
Pero no podemos contar con esta res- yecto democrático. Más de una vez él su-
puesta de parte de las cortes y las burocra- giere que una reforma democrática alienta
cias latinoamericanas organizadas según a las demás y no considera la posibilidad
los lineamientos europeos. Como hemos más lúgubre de que una mayor democracia
visto, el modelo europeo se basa en la de- en una esfera pueda generar nuevos pro-
mocracia, y en el sistema judicial organiza- blemas en las otras. Mi argumento sugiere,
do burocráticamente, como el principal en cambio, que aumentar el carácter de-
vehículo para sostener el imperio de la ley. mocrático de un régimen presidencialista
Pero si estas instituciones se politizan debido no implica que los altos burócratas se to-
a una separación al estilo norteamericano men cada vez más en serio el imperio de la
entre el presidente y el Congreso, no existe ley. Si la intención es que en América Lati-
ninguna solución institucional obvia para el na haya cortes y burocracias al estilo euro-

10 Detallo estas implicancias en The New Separation of Powers (La nueva separación de los poderes), supra.

94 ¿Hacia una democracia latinoamericana?


peo, sería un error descartar las verdade- que declara que “no existe ningún estado
ras ventajas que se obtendrían a través de neutro” en un contexto que sugiere que la
un movimiento regional hacia un parla- sola aspiración a ello es una tontería.13
mentarismo al estilo europeo.11 De modo que si nos limitamos a refe-
rencias explícitas, parecería que O’Donnell
interpreta una vez más la experiencia lati-
5 . Etnonacionalismo o nacionalismo noamericana con una lente europea. Sin
cívico embargo, a un nivel más elemental, su en-
sayo sugiere que las democracias latinoa-
Abordemos la dimensión final del esta- mericanas deberían reorientarse en una
do democrático: su proyecto ideológico. dirección liberal. Al elaborar los sustentos
¿Debería respaldar el etnonacionalismo o filosóficos de la idea democrática,
el nacionalismo cívico? Detecto una buena O’Donnell no recurre a las nociones herde-
dosis de ambigüedad en el abordaje de rianas o hegelianas del estado como una
O’Donnell. expresión de una cultura nacional distinti-
Mi asombro puede resultar sorpren- va. Por el contrario, considera que la de-
dente ya que, en un nivel, su texto es lo su- mocracia está arraigada en un ideal muy li-
ficientemente claro. En varios momentos, beral —el ideal de la agencia humana—.
mide el proyecto ideológico del estado lati- Este concepto, cuando se lo toma en serio,
noamericano con un metro euronaciona- socava los reclamos etnonacionalistas del
lista, con los habituales resultados desalen- estado. Si los ciudadanos son agentes ver-
tadores: en un contraste (implícito) con daderamente libres, deberían tener la liber-
Alemania o Francia, los estados latinoame- tad de hablar lenguas indígenas sin interfe-
ricanos no lograron convencer a muchos rencia del estado: el estado liberal no tiene
de sus habitantes de que expresan la voz autoridad legítima para suprimir su liber-
auténtica de su cultura nacional distintiva. tad lingüística argumentando que el espa-
El hecho de que haya elegido el etnona- ñol o el portugués es el idioma nacional.
cionalismo como su punto de referencia De la misma manera, un ciudadano libre
queda evidenciado en cómo desecha la al- debería poder adorar a Buda libremente y
ternativa liberal. Según esta visión liberal el estado no tendría por qué destinar su di-
familiar, no es de incumbencia del estado nero como contribuyente al catolicismo
imponer una autoridad para definir una romano, con el argumento de que es la re-
cultura nacional “auténtica”, y defenderla ligión nacional. Y así sucesivamente.14
de los elementos extranjeros. El estado, en En lugar de funcionar como un recorri-
cambio, debería intentar mantener una ac- do intelectual hacia el etnonacionalismo, el
titud neutra en medio de los ideales encon- énfasis que pone O’Donnell en la agencia
trados sobre una vida decente, y concen- efectiva impulsa al estado hacia una políti-
trarse en la tarea de otorgarle a cada ciuda- ca de significado más liberal. A un nivel
dano la misma posibilidad de ejercer la li- esencial, está instando a las democracias la-
bertad de forjar su propia vida de la mane- tinoamericanas a distanciarse del etnona-
ra que más sensata le parezca.12 Este ideal cionalismo prominente en sus historias re-
liberal parece impacientar a O’Donnell, cientes. En términos de mis dos modelos,

11 No pretendo un respaldo general a las formas simples de parlamentarismo que prevalecieron en la Tercera y
Cuarta República Francesa o que siguen prevaleciendo en Inglaterra. En cambio, soy partidario de un enfoque
más refinado —“parlamentarismo limitado”— en el que ciertas funciones gubernamentales están aisladas del
control parlamentario directo. Desarrollo este modelo profusamente en The New Separation of Powers (La nueva
separación de los poderes), supra.
12 Véanse Bruce Ackerman, La justicia social en el estado liberal (1980); John Rawls, Una teoría de la justicia
(1971).
13 Ver la sección IX.2 en el trabajo de O’Donnell.
14 Mi libro, La justicia social en el estado liberal, supra, elabora esta línea de pensamiento de una manera amplia.

¿Hacia una democracia latinoamericana? 95


la nueva síntesis latinoamericana debería nos del siglo XXI a ver un significado reno-
pasar del modo europeo de interpretación vado en sus luchas del siglo XIX por la in-
nacionalista al modo anglosajón. dependencia política. En lugar de seguir
Esta sugerencia gana mayor credibili- por el sendero etnonacionalista, ¿llegó la
dad desde una perspectiva histórica más hora de renovar una interpretación cívica
prolongada. Como observara Benedict An- del proyecto latinoamericano, basándolo
derson, la historia latinoamericana del si- en un compromiso renovado con el ideal
glo XIX estuvo marcada por una interpre- liberal de agencia efectiva?
tación más cívica del proyecto nacional. Pero se necesitarán más que unos pocos
Los líderes hispanoparlantes de los movi- filósofos y científicos sociales para conver-
mientos independentistas en general com- tir esta sugerencia en una realidad política
partían las aspiraciones culturales de las creíble. Una reorientación de estas caracte-
metrópolis de habla hispana. Al romper rísticas es especialmente difícil en un mo-
sus lazos con Madrid, los latinoamericanos mento en el que el “neoliberalismo” adop-
del siglo XIX no estaban afirmando tanto tó un significado desafortunado en Améri-
una identidad cultural distintiva como una ca Latina. En lugar de simbolizar un com-
identidad cívica distintiva. Si bien las clases promiso profundo con la agencia efectiva
políticas seguían hablando español y parti- de cada uno de los ciudadanos, se convirtió
cipando en las corrientes más amplias de la en el rótulo que define a una ideología es-
cultura europea, insistían en que se las re- trecha de libre mercado que es aviesamen-
conociera como los verdaderos represen- te ciega a las desigualdades económicas ex-
tantes de los pueblos autogobernados.15 tremas que afectan a las sociedades latinoa-
En este sentido esencial, la Latinoamé- mericanas.17
rica del siglo XIX se asemejaba más a Nor- Esta ideología de “libre mercado” es
teamérica. Al igual que sus pares hispano- una distorsión de la rica tradición liberal
parlantes, los líderes de habla inglesa que proveniente de Kant y Mill, y continuada
rompieron de manera revolucionaria con hoy por Habermas, Rawls y Sen.18 Como
Inglaterra no eran voceros de una nueva ya sugerí anteriormente, esta tradición en-
identidad cultural.16 Por el contrario, com- cuentra su mejor expresión en una forma
batían por los derechos tradicionales de los más activista de liberalismo —que haga
ingleses. En su opinión, la madre patria se frente a las fuertes injusticias del statu quo
había negado aviesamente a respetar esos y diseñe programas en el mundo real que
derechos, obligando a los colonizadores a puedan cumplir con la promesa liberal de
insistir en la independencia política para una agencia efectiva para el hombre y la
evitar la perspectiva de una tiranía impe- mujer de la calle.
rial. Una vez más, el énfasis no estaba Diseñar estos programas de acción ha
puesto en la identidad cultural o étnica, si- sido una de mis principales preocupacio-
no en la identidad cívica. Al ofrecer un re- nes en los últimos años. En The Stakeholder
corrido intelectual hacia una forma más cí- Society (La sociedad de partícipes), Anne
vica de nacionalismo, se puede entender Alstott y yo sosteníamos que todo ciudada-
que O’Donnell alienta a los latinoamerica- no norteamericano tenía un derecho esen-

15 Véase Benedict Anderson, Comunidades imaginadas: reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo
(1983).
16 El caso brasileño representa un “escenario de independencia” muy diferente de aquellos países que se
desprendían del imperio español. Hago algunas reflexiones sobre el estado contemporáneo del nacionalismo cívi-
co en Brasil en Bruce Ackerman, “O Novo Constitucionalismo Mundial” (“El nuevo constitucionalismo mundi-
al),” en Margarida Maria Lacombe Camargo, 1988-1998, Uma Decada de Constituicao (Una década de constitu-
ción) (1999).
17 Véase, por ej., Friedrich Hayek, Legislación y libertad, vol. 2: El mito de la justicia social (1976).
18 Véanse, por ej., Jurgen Habermas, Facticidad y validez: sobre el derecho y el estado democrático de derecho en tér-
minos de teoría del discurso (trad. William Rehg, 1996); Rawls, Una teoría de la justicia, supra; Amartya Sen,
Desarrollo y libertad (1999).

96 ¿Hacia una democracia latinoamericana?


cial a iniciar la vida adulta con una renta de una manera de empezar.20 El hecho de que
$80.000. Para defender esta teoría, nos ba- uno de los políticos más prominentes de
samos en principios filosóficos liberales: Occidente haya respaldado en repetidas
como los chicos no eligen a sus padres, su ocasiones esta idea debería servir para
punto de partida económico como indivi- alentar a los futuros líderes y movimientos
duos libres no debería depender exclusiva- a tomarla seriamente.
mente del éxito o el fracaso de sus padres El Partido de los Trabajadores de Brasil
en el mercado. Por el contrario, su condi- ya respaldó una propuesta similar.21 El plan
ción de ciudadanos iguales le da a cada brasileño le garantizaría un ingreso mensual
adulto joven el derecho a reclamar una básico a todos los ciudadanos de por vida.
porción justa de la riqueza creada por las Esta propuesta de un “ingreso básico” ga-
generaciones anteriores. Ninguno de los rantizado, si bien es diferente, está relacio-
miembros de la juventud actual contribuyó nada con la “subvención de capital” al estilo
a esta riqueza —su herencia debería estar británico de una suma más sustancial que se
regida por los principios de ciudadanía le ofrece a cada ciudadano cuando ingresa
equitativa y no sólo por la simple suerte de en la edad adulta madura. Y existe cada vez
su entorno familiar. más literatura que explora las apuestas filo-
Pero hicimos más que filosofar: anali- sóficas y políticas involucradas en esta elec-
zamos cuidadosamente los datos económi- ción.22 En lo que a América Latina concier-
cos y demostramos que un impuesto a la ne, una cuestión burocrática más práctica
riqueza del 2% sobre el 20% de la sociedad debería inclinar la balanza hacia una sub-
norteamericana sería más que suficiente vención de capital al estilo británico.
para financiar una renta universal de El gran peligro del mundo real es que
$80.000. Sólo si se elaboran los detalles cualquier esfuerzo serio de redistribución
económicos e institucionales se podrán resulte saboteado por una burocracia co-
considerar seriamente estas iniciativas en el rrupta y desmoralizada —que simplemen-
mundo real de la política.19 te se negará a entregar el dinero a quienes
Y esto, me agrada decirlo, es lo que pre- tienen derecho a él—. Este riesgo —aun-
cisamente sucedió. Durante su reciente que es muy real— se verá minimizado por
campaña para la reelección, Tony Blair uti- un programa de renta de participación al
lizó este concepto de la sociedad de partíci- estilo británico. En este escenario, el buró-
pes como la base de una nueva iniciativa crata está encargado de entregar una suma
del Partido Laborista. Según la propuesta relativamente importante al adulto joven
de Blair, cada chico que naciera en Gran por única vez. Si el funcionario se niega, o
Bretaña recibiría un “bono bebé” que ven- exige un soborno importante, quedará a
cería cuando se convirtiera en un adulto criterio del receptor armar un gran alboro-
joven. A la edad aproximada de 18 años, to. Si un funcionario corrupto intenta pri-
cada británico iniciaría una vida adulta var a los jóvenes de una ciudad de sus de-
con un capital de $7.500. Ahora bien, rechos, en poco tiempo tendrá una suble-
$7.500 no es lo mismo que $80.000, pero es vación en puerta.

19 Véase Bruce Ackerman y Anne Alstott, The Stakeholder Society (La sociedad de partícipes) (1999).
20 Para un análisis británico del programa de participación, véase Nissan, David y Julian Le Grand, A Capital
Idea: Start-Up Grants for Young People (Una idea capital: créditos iniciales para gente joven) (2000). Estoy escribi-
endo este ensayo en el verano de 2002. Actualmente, el gobierno de Blair no presentó una legislación concreta
para su programa de “bonos bebé”, pero el primer ministro acaba de renovar el compromiso de su gobierno para
implementar esta legislación en el período parlamentario actual.
21 Para una defensa fundamental de este tipo de programa, véase Philippe van Parijs, Libertad real para todos: qué
puede justificar el capitalismo, si hay algo que pueda hacerlo (1995).
22 Dos libros de ensayos que abordan estas cuestiones están en proceso de publicación. Véase Erik Wright,
Redesigning Distribution: Basic Income and Stakeholder Grants as Designs for a More Egalitarian Capitalism. (de
próxima aparición, Verso). No me han informado sobre el título formal del segundo volumen, editado por Keith
Dowding, Stuart White y Jurgen De-Wispelaere, pero será publicado por Polity.

¿Hacia una democracia latinoamericana? 97


Por el contrario, según la alternativa del Por supuesto, solo un gobierno políti-
ingreso básico, muchos receptores legíti- camente progresista emprendería seria-
mos encontrarán que no vale la pena hacer mente la tarea de obligar a los ricos a pagar
un gran escándalo para obtener un peque- la porción que les corresponde de los im-
ño pago mensual. Los funcionarios pueden puestos. Pero una sociedad de partícipes
evadir las protestas individuales diciendo crea nuevos incentivos políticos que res-
que se perdieron los cheques en el correo y paldarán ese esfuerzo. Al asociar explícita-
prometiendo que todo va a mejorar en el mente la recaudación impositiva con la di-
futuro. mensión de la renta, el programa crearía
En términos más generales, la tarea ad- una fuerte coalición política en apoyo de
ministrativa de distribuir mensualmente una recaudación de impuestos sostenida.
una innumerable cantidad de cheques es Después de todo, cuanto más bajo el im-
mucho mayor que la que contemplan las puesto a la riqueza que se recaude, menor
subvenciones de capital al estilo británico. será el monto que se distribuya y mayor la
Según la propuesta de Blair, los funciona- protesta popular contra la evasión imposi-
rios deben examinar la solicitud de sub- tiva por parte de los ricos.
vención de capital por parte de cada ciuda- Actualmente, carecemos de los análisis
dano una sola vez y luego autorizar una fiscales que nos permitirían realizar estima-
cantidad mucho menor de pagos, que se ciones serias de la dimensión de la renta
hacen por única vez. Dada la debilidad bu- que los países individuales podrían ofrecer-
rocrática del estado latinoamericano, será le a sus ciudadanos a través de un impues-
difícil que esta tarea se realice de manera to a la riqueza del 1 o 2 por ciento. Para ser
eficiente y honesta, pero es mucho más fá- más claro, supongamos que una suma típi-
cil de manejar que la propuesta del Partido ca en un país promedio de América Latina
de los Trabajadores de Brasil. esté en el rango de $2.000-$3.000 —muy le-
Uno podría explayarse mucho más so- jos de los $80.000 en el caso norteamerica-
bre estas cuestiones prácticas,23 pero por el no o incluso de los $7.500 en el incipiente
momento, supongamos que el ejemplo de experimento británico—. De todas mane-
Blair inspire a algunos gobiernos progresis- ras, hasta una renta de esta envergadura de-
tas de América Latina a introducir la renta mostraría que el “neoliberalismo” tiene
de participación en una escala modesta. Ac- mucho más que ofrecer que la simple de-
tualmente, no contamos con el trabajo em- fensa de la distribución existente de la ri-
pírico necesario para determinar la dimen- queza. La renta de participación le permiti-
sión de la apuesta en el marco de las capa- ría a los jóvenes latinoamericanos asumir
cidades financieras de los estados latinoa- una responsabilidad individual frente a las
mericanos individuales. Sin embargo, como decisiones que forjarán su vida: “¿Debería
quedó demostrado en el trabajo que hici- juntarme con diez amigos e iniciar un pe-
mos junto con Alstott, un impuesto a las queño negocio o debería usar mi renta pa-
ganancias relativamente reducido puede ra inscribirme en un curso técnico que me
generar grandes sumas, especialmente en brinde una capacitación esencial? ¿O debe-
vistas de la dramática concentración de ri- ría ahorrarlo como un resguardo contra fu-
queza que predomina en las sociedades la- turos cimbronazos económicos?”.
tinoamericanas. En mi opinión, el esfuerzo En resumidas cuentas, la renta de parti-
analítico del PNUD debería tener como cipación promete el tipo de agencia efecti-
principal prioridad la estimación de cuán- va que O’Donnell considera como la base
to podría generar un impuesto a la riqueza del ideal democrático liberal. También
del 1 o 2 por ciento anual para financiar convertiría en una realidad económica un
una sociedad de partícipes en determina- proyecto vitalmente importante para la
dos países latinoamericanos. construcción de significado político. Los

23 Véase Bruce Ackerman y Anne Alstott, “Why Stakeholding?” en el próximo volumen editado por Erik Wright,
supra.

98 ¿Hacia una democracia latinoamericana?


estados latinoamericanos actualmente eli- Europa Estados Unidos
gen entre definiciones etnonacionales y cí-
Burocracia Elite profesional Nombramientos
vico-liberales de sus proyectos políticos. vitalicia políticos que
Cuando los ciudadanos reflexionen sobre atraviesan la
cómo la renta les sirvió para forjar sus vi- burocracia
das, muchos encontrarán un nuevo signi- Jueces Selección Nombramientos
ficado en el ideal liberal de la agencia efec- meritocrática y políticos de
tiva e impulsarán al estado a profundizar promoción miembros de la
burocrática elite de los
sus compromisos liberales.
tribunales
Por supuesto, una renta de $2.000 o
Significado Etnonacionalismo Nacionalismo
$3.000 sólo servirá para acentuar la distan- político cívico
cia que el estado liberal debe recorrer antes
Organización Parlamentaria Presidencialista
de cumplir con su promesa de una libertad del poder
real para todos. De todos modos, incluso
una renta así de modesta ubica al estado en La síntesis latinoamericana existente se
la dirección correcta y genera un apoyo ma- nutre más de Europa en las primeras tres di-
sivo de mayores rentas en el futuro, a medi- mensiones y más de Estados Unidos en la
da que se produzca el desarrollo económico. cuarta:

6. ¿Síntesis latinoamericana? Burocracia Nombramientos por carrera (pero


no altamente profesionalizados)
He intentado expandir y clarificar la Jueces Reclutamiento y promoción
principal tesis de O’Donnell: que llegó la burocráticos (pero salarios y
moral bajos)
hora de que académicos y activistas avancen
más allá de la preocupación por elecciones Significado Etnonacionalismo (pero no siempre
político compulsivo para el público en
libres y justas y enfrenten la encomiable ta-
general)
rea de construir un estado democrático.
Organización Presidencialismo (con frecuentes
O’Donnell divide la construcción del del poder golpes de estado)
estado en tres dimensiones —burocracia,
cortes y significado político—. Yo agregué
una cuarta dimensión —destacar la per- Este patrón distintivo le debe mucho a
manente importancia del problema de los la historia. Las formas europeas de buro-
poderes: ¿la autoridad del gobierno debe- cracia y adjudicación son legados del im-
ría estar concentrada en un parlamento o perio español y portugués y sirven como la
dividida entre el presidente y el Congreso? base de un mayor desarrollo en el período
También seguí la estrategia de O’Donnell moderno. El presidencialismo también le
de considerar de qué manera la experiencia debe mucho al momento particular en que
de los “países originarios” puede iluminar la la América española ganó su independen-
experiencia latinoamericana a la hora de cia. Durante la primera mitad del siglo
construir el estado. Pero depuré este análisis XIX, Estados Unidos era la única república
haciendo una distinción entre dos modelos relativamente democrática y liberal que
de estado –uno caracterizado por las princi- existía (recordemos que los británicos re-
pales naciones europeas;24 el otro, por los cién empiezan con su reforma parlamenta-
países de habla inglesa, en especial Estados ria en 1832). Era natural que los estadistas
Unidos. Un cuadro sencillo bastará para re- latinoamericanos del período posterior a la
cordar las distinciones más salientes: independencia miraran al norte en busca

24 Si bien Francia sirve como un buen ejemplo para las primeras tres categorías, es un país atípico con respecto
a los otros países del continente ya que abraza una forma presidencialista de gobierno, aunque sea totalmente
diferente del sistema presidencialista que caracteriza a los Estados Unidos. Alemania, en cambio, tiene un sistema
parlamentario de gobierno, pero una forma de democracia más descentralizada.

¿Hacia una democracia latinoamericana? 99


de inspiración; y que estas formas constitu- tribuyeron marcadamente a una mayor
cionales se mantuvieran una vez arraiga- conciencia del problema y pueden prepa-
das. El accidente histórico no es menos im- rar el camino para un movimiento sosteni-
portante cuando se trata de explicar el ir y do en la dirección europea en las próximas
venir del nacionalismo —con un ascenso dos décadas.
del etnonacionalismo y un desvanecimien- A diferencia de mi postura pro-europea
to del nacionalismo cívico, durante gran en cuanto a la separación de los poderes,
parte del siglo XX. me manifesté en contra del etnonacionalis-
Mi objetivo al generar esta tipología fue mo al estilo europeo, que por cierto fue un
el de formular un interrogante elemental: tema prominente de la vida política duran-
¿la próxima generación de latinoamerica- te el siglo pasado. Sin embargo, la historia
nos debería intentar reconstruir estos pa- latinoamericana anterior sugiere las bue-
trones históricos e impulsarlos en nuevas nas posibilidades de una interpretación
direcciones? más cívica de la nación. Para rehabilitar
Llegué a la conclusión de que la respues- este ideal anterior, los liberales deben
ta es No en las primeras dos dimensiones avanzar más allá del “neoliberalismo” ex-
que describen los patrones básicos de la au- presado por el consenso de Washington.
toridad burocrática y judicial. Después de Debemos abrazar una visión liberal más
cinco siglos, estos patrones tal vez estén de- activista que confronte de lleno la desi-
masiado arraigados como para ser seria- gualdad económica y social.
mente revalorados. Pero puedo estar total- Las iniciativas políticas como la renta
mente equivocado al respecto y hay algunos de participación ofrecen una manera prác-
experimentos interesantes —principalmen- tica de llevar esta visión activista al mundo
te, en Porto Alegre25 —que lo constatan. real. La sociedad de partícipes le permite a
Limité este breve comentario a la terce- la gente común y corriente entender que el
ra y la cuarta dimensión de la matriz —a “neoliberalismo” no es simplemente una
favor de un cambio en la dirección europea ideología para los ricos y los poderosos. La
y un cambio en la anglosajona—. Sugerí renta de participación ofrece la visión de
que el presidencialismo al estilo norteame- una sociedad política liberal comprometi-
ricano, entre otros vicios que lo caracteri- da con la libertad real para todos los ciu-
zan, tiende a interrumpir cualquier movi- dadanos, sin importar sus identidades ét-
miento sostenido hacia un mayor profesio- nicas y culturales. Al ofrecerle a cada adul-
nalismo en las cortes y la administración to joven los recursos económicos crucia-
pública latinoamericanas. Esta dinámica les, la renta de participación invita a cada
interrumpida ofrece una razón adicional ciudadano a concretar el ideal de la agen-
para alentar a los latinoamericanos a man- cia efectiva en su propia vida. A medida
tener vigente su debate acalorado sobre el que los ciudadanos utilicen sus rentas pa-
presidencialismo y considerar abrazar de ra forjar sus propios futuros personales,
manera crítica los modelos europeos de también llegarán a valorar los ideales polí-
gobierno parlamentario.26 Hasta el día de ticos liberales que hacen posible la renta
hoy, este debate no persuadió a ningún país de participación —inspirándolos a consi-
de hacer este cambio elemental —por el derar cuál puede ser su aporte al país que
contrario, tanto la Argentina como Brasil les ofreció una ventaja inicial tan impor-
rechazaron tímidamente un cambio al esti- tante en la vida—. Estos actos de recipro-
lo europeo durante la última década—. Sin cidad patriótica, a su vez, pueden propor-
embargo, estas controversias públicas con- cionar un contexto social para un nacio-

25Véase Erik Wright, Deepening Democracy: innovations in empowered participatory governance (de próxima pub-
licación: Verso, 2003).
26 Los modelos europeos de gobierno parlamentario en sí requieren una buena dosis de mejoramiento y no
defiendo la adopción a ciegas de ningún modelo existente. Por el contrario, estoy a favor del desarrollo de una
forma distintiva de “parlamentarismo limitado” en mi ensayo, La nueva separación de los poderes, supra.

100 ¿Hacia una democracia latinoamericana?


nalismo cívico más amplio. A medida que
Burocracia Elite vitalicia, pero mucho más
pasen las generaciones, tal vez la renta de
profesionalizada
participación —junto con otras iniciativas
Jueces Selección y promoción
liberales activistas— pueden sustentar una burocráticas, pero con mayor
forma de patriotismo constitucional más remuneración y prestigio
perdurable que el etnonacionalismo del ti- Significado Nacionalismo cívico basado en la
po europeo. político renta de participación liberal
Para concluir con la síntesis latinoame- Organización Parlamentaria
ricana del futuro: del poder

¿Hacia una democracia latinoamericana? 101


■ Las
condiciones sociales de la
democracia: el estado y el régimen

Fernando Calderón * nacionales y culturales de la democracia en


esos países.1 Asimismo, no se trata en el
Nota del autor: El texto de O’Donnell análisis la complejidad histórico-cultural de
tiene especialmente el mérito de vincular el los procesos latinoamericanos. Por ejemplo,
Estado, el régimen y la ciudadanía inte- cuando se aborda el tema del Estado, el tipo
grando además en el análisis la novedosa de reflexión que se hace es para países con
noción de ‘agencia’. Se trata de una elabora- “escasa” densidad histórica como los del
ción conceptual que en buena medida da Cono Sur. Sociedades y Estados histórica-
cuenta de los rasgos principales de los fenó- mente complejos como los andinos, los ma-
menos aludidos. En lo que sigue me deten- yas, los aztecas, etc., tienen otra vertiente
dré más bien en lo que considero, por una histórica y cultural para entender la rela-
parte, límites “duros” del texto y, por otra, ción nación-Estado e incluso la revaloriza-
una serie de sugerencias y comentarios ción de la democracia en el continente. Pa-
“blandos” sobre el mismo. ra poner tan sólo un ejemplo, el libro sobre
Se pueden detectar tres límites “duros” el Imperio del Tawantinsuyo de María Rost-
en el texto: worosky de Díaz Canseco muestra la com-
plejidad y los rasgos autoritarios del Estado
la debilidad histórico-cultural latinoa- Inca, que en alguna medida subsisten hoy
mericana en el enfoque teórico (primera en día en el mundo andino y latinoamerica-
parte), no. Por otra parte, estas mismas culturas tie-
la ausencia de una visión general de la nen un conjunto de prácticas y valores refe-
crisis de la política y de la legitimidad del ridos al concepto de agencia que perfecta-
Estado asociadas con la mundialización y, mente pueden enriquecer la noción de de-
la falta de reconocimiento de los nuevos mocracia. Algo parecido elabora Sen respec-
actores socioculturales y su vinculación con to de las culturas árabes y asiáticas con rela-
la democracia. ción a la democracia occidental.
También, desde una perspectiva más
1) Respecto de la debilidad histórico- contemporánea, sería importante rescatar
cultural del análisis, la construcción de una las distintas polémicas sobre el Estado y la
tipología conceptual en función de los “paí- democracia dadas por academias latinoa-
ses del Noroeste” es limitada en relación con mericanas. Por ejemplo, la tensión que ha
la diversidad de procesos históricos y lectu- habido entre ‘institucionalistas’ y ‘socialde-
ras conceptuales de las distintas matrices mócratas’, unos preocupados por una visión

* Sociólogo. Doctor en Sociología, ha sido profesor en las universidades de California, Austin, Chicago y en la
Universidad Mayor de San Andrés en la Paz, Bolivia. Se desempeñó como secretario ejecutivo del Consejo Lati-
noamericano de Ciencias Sociales (ClACSO) y asesor de la Comisión Económica para América Latina y el Ca-
ribe (CEPAL). Actualmente, es asesor en Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el De-
sarrollo (PNUD) en Bolivia. Autor de más de 20 libros, entre los que se destacan Esa esquiva modernidad (con
Ernesto Ottone y Martín Hopenhayn); Hacia un nuevo orden estatal en América Latina (con Mario dos Santos);
Los movimientos sociales en la década del 80 y La reforma de la política. Deliberación y desarrollo.
1 Por ejemplo Whitehead, en un libro compilado por O’Donnell sobre la democracia en América Latina, marca
importantes diferencias entre las democracias europeas y la norteamericana y sus distintos tipos de influencias
para América Latina, para no hablar de las diferencias centradas en el individuo en el caso de Inglaterra o en la
colectividad centradas en el caso francés

Las condiciones sociales de la democracia: el estado y el régimen 103


hiper-institucional de la democracia y otros presentación se hicieron cada vez más im-
que buscaron combinar régimen democrá- potentes. Por lo demás, tampoco alcanzaron
tico con forma de vida democrática. Sería a representar las nuevas complejidades so-
importante rastrear y evaluar de alguna ciales de la región.
manera la propia producción intelectual la- En tono provocador, la tesis que pro-
tinoamericana. Creo que esto, además, per- pongo es que la forma que asumió la globa-
mitiría hacer un puente entre la parte con- lización en casi toda la región no es sosteni-
ceptual y la del análisis contemporáneo de ble y que la crisis de la democracia también
la democracia, así como mejorar la clasifica- expresa eso. Por una parte, se aplicaron los
ción sobre los diferentes grados de demo- ajustes pero, por otra, no se logró una inser-
craticidad. ción productiva fecunda, que sólo fue com-
Estoy tratando de argumentar en favor petitiva en algunos sectores que no genera-
de una reinterpretación de la teoría de la ron integración social; es más, en esos secto-
democracia en América Latina. Se trata res más competitivos existe mayor exclu-
tanto de una tarea histórica como política. sión. El resultado es un tremendo saldo de
Por una parte, la democracia en la región re- exclusión y malestar social, entre otras cosas
corrió caminos singulares y a través de su con la democracia. El Estado asumió un rol
evaluación (como hace la segunda parte del crucial en las formas de inserción en la glo-
texto de O’Donnell) es posible reestablecer balización, pero dejó de ser un articulador
sus potencialidades y límites. Por otra, la re- nacional y rompió sus alianzas con los sec-
petición mecánica de una visión ultra for- tores regionales, medios y populares o pro-
malista ha dejado como saldo una pérdida fundizó un proceso ya en curso. En el plano
de capacidad analítica, histórica y de inicia- político, esto supuso una cierta crisis de los
tiva política enorme. La experiencia euro- mecanismos de acción y representación de-
pea para América Latina es desde luego pendiente de los líderes mediáticos y la ma-
fundamental como lección histórica, pero nipulación del voto que se enfrenta a la ló-
no como paradigma. Sólo en esta perspecti- gica corporativa del estado patrimonial.
va la democracia cobrará densidad teórica Mientras no haya un círculo virtuoso
en la región. entre globalización, competitividad e inte-
2) En relación con la ausencia de una vi- gración social, la viabilidad de cualquier
sión general de la crisis de la política y de la proyecto de desarrollo no será sostenible y
legitimidad del Estado, ellas deberían aso- posiblemente tampoco la democracia. O,
ciarse con la denominada globalización y, como diría Castells: si la inserción al merca-
más aún, con la emergencia de la llamada do externo sin industria supuso el neocolo-
“sociedad de la información”. No se trata nialismo, la inserción a la globalización sin
tan sólo, como lo han demostrado múltiples informacionalismo conduce a la desintegra-
autores, de reconocer una crisis generaliza- ción. Es decir, el Estado se disocia de la so-
da de los sistemas de representación demo- ciedad y hay crisis de legitimidad y crisis del
crática en todo el mundo o de que esta cri- Estado mismo. Entonces la cuestión es la re-
sis de representación tiene distintos pisos lación entre desarrollo, institucionalidad,
institucionales y de desarrollo; se trata tam- actores y opciones.
bién de constatar que en América Latina los Como resultado de estos procesos de
procesos de estabilización y de reforma es- globalización y políticas de reforma estruc-
tructural supusieron, gracias al Estado, una tural también habría que destacar la pre-
suerte de inserción más o menos pasiva en sencia de una suerte de “Estado híbrido”
los procesos de globalización referida sobre que logró modernizarse en los planos lega-
todo al sistema financiero y al mercado cul- les, de gestión y en algunos casos de partici-
tural, sin que esto haya significado el desa- pación a escala local, aggiornándose a la vez
rrollo de la economía de la información y los mecanismos de intermediación patri-
menos de la sociedad del conocimiento. monial y clientelar. Por otra parte, como lo
Cabalmente esto es lo que no pudo dirigir demuestran múltiples encuestas, también
ni coordinar la política, y los sistemas de re- habría que destacar la demanda social insta-

104 Las condiciones sociales de la democracia: el estado y el régimen


lada de una presencia más activa del Estado relación con el Estado y la democracia, re-
en el desarrollo y la integración social. En sulta importante introducir un acápite so-
realidad, lo que esto está evidenciando es la bre estas dinámicas retomando lo ya avan-
demanda de un nuevo tipo de Estado más zado por varios actores y especialistas de la
afín con la nación y con la misma globaliza- temática. Un primer tema importante que
ción. En este sentido, son interesantes las tiene que ver con la nación, el Estado y la
nociones de “Estado de lo público” o de “Es- democracia es el de la revitalización de los
tado social”. movimientos indígenas e incluso su vincu-
La cuestión de trasfondo de todas estas lación con la sociedad de la información; lo
reflexiones apunta a la relación entre la na- mismo podríamos decir de los movimien-
ción y la globalización y cómo ella afecta a tos de género y otras movilizaciones cultu-
una de las dimensiones fundamentales de la rales en el continente. Incluso considero
ciudadanía. Desde el punto de vista de la ti- fundamental tomar en cuenta los procesos
pología del Estado habría que tomar en de recomposición de lazo social y de la co-
cuenta las propias visones que tienen del Es- munidad en varias situaciones de colapso
tado y la democracia los organismos de po- político como la Argentina. En general, to-
der en los Estados Unidos; así, por ejemplo, dos estos movimientos oscilan entre una
parece ser que ellos han privilegiado tres ti- reivindicación de espacios políticos y de
pos de situaciones en América Latina: aque- nuevas formas de vida, por una parte, y un
llas en franca descomposición, como los ca- comunitarismo cerrado, a veces autorita-
sos de Colombia y la Argentina; aquellas rio, por otra.
con capacidad de integración, como los ca- Otro fenómeno también importante a
sos de Chile y México, y aquellas otras “al destacar en la región, asociado con un pro-
borde del precipicio”, como los casos de Bo- ceso de refortalecimiento de la democracia,
livia y Uruguay. se da en las múltiples experiencias de parti-
Para terminar este punto desearía insis- cipación y diálogo e incluso deliberación y
tir que todo esto estaría relacionado, por un pactos a escala local; casos como la Partici-
lado, con la incapacidad de la política para pación Popular en Bolivia o como el Presu-
navegar en la vida social y cultural, dada su puesto Participativo en Porto Alegre, Brasil,
subordinación a la economía, y para dar son importantes. Hay temas poco trabaja-
cuenta de los nuevos mapas de complejidad dos que sugieren la ampliación de la noción
que suponen estos cambios y, por otro, con del Estado hacia esferas de la cultura. En es-
la propia transformación del campo políti- te sentido, el Estado no es sólo foco de iden-
co por la presencia de la información, los tidad colectiva, sino también productor de
medios de comunicación altamente inter- percepciones y de legitimidad cultural en-
nacionalizados, con sus imágenes y escán- tre los ciudadanos. En la región, el Estado
dalos que afectan las orientaciones de parti- ha construido durante mucho tiempo el
dos y actores sociales. sentido común. En gran medida la acción
Pienso que todo esto supone también del Estado está vinculada con la construc-
una renovación del concepto de ciudadanía ción de un campo de poder donde los dis-
que de alguna manera trasciende las escalas tintos actores, incluidos los empresarios y
nacionales y que se expresa sobre todo a ni- las trasnacionales, luchan por el poder en y
vel global. Aquí estoy pensando especial- sobre el Estado. Esto creo que permite expli-
mente en las posibilidades de una suerte de car el tipo de presencia perversa de intereses
internacionalización de derechos políticos, corporativos en la región, sobre todo en el
pero también en los problemas ecológicos y plano financiero.
sus impactos globales. Quizás un concepto Finalmente, en el contexto anterior de-
amplio de agenda en un nuevo “locus vir- searía destacar la emergencia de movimien-
tual” ayude en este sentido. tos anti-globalización en la región que en
3) En relación con el escaso reconoci- algún sentido están planteando la posibili-
miento en el texto de O’Donnell respecto dad de creación de un nuevo campo públi-
de los nuevos actores socioculturales y su co de conflicto. Ciertamente hasta el mo-

Las condiciones sociales de la democracia: el estado y el régimen 105


mento no es propiamente un movimiento les; aunque dicha relación también deba ser
sino tan sólo una multiplicidad muy a me- problematizada, pues si bien la vigencia de
nudo confusa de reivindicaciones fragmen- los derechos políticos viabiliza la moviliza-
tadas, pero que de alguna manera planean ción, participación y expresión de deman-
un orden distinto. das de la gente y sus organizaciones (y esto
En relación a los comentarios “blandos”, sólo puede darse en un marco democráti-
O’Donnell trabaja la democracia como régi- co), no asegura la elevación de su calidad de
men y como procedimientos, lo que desde vida. Ésta es una paradoja que plantea in-
luego es apropiado en teoría. Pero en Améri- certidumbre a la propia democracia.
ca Latina esos procedimientos del régimen Me parece interesante la idea de que un
no aseguran la realización de los valores de Estado eficaz no sólo depende de la norma,
la democracia. Hay un abismo entre la de- sino, y sobre todo, de la “red de instituciones
mocracia como conjunto de instrumentos y estatales” que actúan para garantizar (o no)
procedimientos orientados, teóricamente, a la eficacia en la aplicación de las normas. Un
defender los derechos ciudadanos, y los va- aspecto complementario a esta argumenta-
lores que efectivamente puede “realizar” a ción es que en realidad en América Latina
través de esos procedimientos. En síntesis, existe una suerte de consenso negativo so-
los procedimientos que garantiza (o que de- bre la política y el Estado.
bería garantizar) el régimen democrático La tipología de países francamente no
no aseguran el logro de valores democráti- convence; creo que tiene que estar mejor ar-
cos (que O’Donnell asocia correctamente gumentada. Por ejemplo, el comentario so-
con la realización, al menos en un mínimo bre Chile no parece acertado. Dice: “Costa
aceptable, de derechos sociales, políticos y Rica y Chile siguieron el patrón marshallia-
civiles). Aquí, subyace la cuestión de la cul- no de derechos civiles-políticos-sociales,
tura política y nuevamente la emergencia de aunque en las tres últimas décadas Chile ha
orientaciones, actores y movimientos socio- experimentado una importante regresión
culturales tan importantes en la realidad ac- en términos de derechos sociales”. Sin em-
tual de Latinoamérica. Es una lástima que la bargo, me permito recordar que con el gol-
idea de la democracia como formas de vida pe de Estado los derechos políticos y civiles
no haya sido desarrollada por el autor. también fueron totalmente avasallados.
Está muy bien trabajada la asociación Para terminar desearía plantear lo que
entre democracia y derechos humanos. En considero constituye la idea subyacente en
realidad, para O’Donnell, la democracia es todo el texto. Me refiero al hecho de que
el régimen que mejor permitiría realizar en la teoría democrática no se piensa que
esos derechos, aunque no los asegure. Sin el régimen de garantías o mecanismos pa-
embargo, la idea de que la democracia, al re- ra profundizarse a sí mismo, sino que más
conocer derechos políticos a todos, podría bien ello depende sobre todo de los ciuda-
realizar mejor esos derechos, me parece danos y su capacidad de participación y
fundamental. Esto en América Latina está agencia, en el sentido de capacidad de las
en riesgo porque la democracia no ha signi- personas y las comunidades para actuar y
ficado un mejoramiento de las condiciones provocar cambios de acuerdo a sus valo-
sociales de las mayorías. Y ahí está la rela- res y su propia historicidad. Y ésta es una
ción entre derechos políticos, sociales y civi- idea central.

106 Las condiciones sociales de la democracia: el estado y el régimen


■Más allá del minimalismo: una
agenda para unir democracia y
desarrollo
Además de los enormes problemas y déficit de las democracias latinoamericanas,
pueden observarse también importantes avances en la región, sobre todo en relación con el
establecimiento de una nueva “cultura de derechos” o “cultura ciudadana”. Los lati-
noamericanos ciertamente no poseen muchas veces las condiciones necesarias para ejercer
sus derechos, pero la conciencia pública de la importancia de estos derechos ha ido cre-
ciendo y desarrollándose de manera significativa en las últimas dos décadas. Así como ha
crecido también la infraestructura necesaria para reclamar por la defensa de los derechos
fundamentales, como las organizaciones de la sociedad civil, los medios de comunicación,
etc. Los regímenes democráticos latinoamericanos actuales pueden distinguirse de experi-
encias históricas previas por el desarrollo en curso de un proceso de politización “basado
en el reclamo por los derechos fundamentales”. Se destaca el ejemplo de los organismos
de derechos humanos, que aportaron significativamente a la instalación de una conciencia
pública y llevaron las demandas basadas en la lucha por derechos a la arena política.
Estudiar los logros relacionados con la emergencia de nuevas instancias de organi-
zación social y del impacto político de la articulación de sus demandas, aporta importantes
lecciones sobre dónde y cómo tienen lugar aperturas en las estructuras de poder estable-
cidas. Asimismo, se observan instancias significativas, donde están teniendo lugar trans-
formaciones. Esto es, una nueva cosecha de instituciones burocráticas y programas gu-
bernamentales que representan grandes avances en el compromiso estatal de funcionar
como promotor de la democratización. Respecto a los cambios en las constituciones lati-
noamericanas, el logro mas destacado es la institucionalización del multiculturalismo. Las
nuevas constituciones multiculturales representan una ruptura histórica en las relaciones
estado-sociedad en América Latina, por la incorporación de grupos históricamente exclu-
idos en el espacio político y el reconocimiento de los derechos indígenas. En vez de temer
a los nuevos movimientos sociales y de analizarlos como una amenaza a la gobernabili-
dad, las autoridades domésticas e internacionales deben valorar lo vital que es esta políti-
ca contenciosa para el proceso de democratización.

Catherine M. Conaghan * coincidir con la evaluación que hace Gui-


llermo O’Donnell del estado de la demo-
cracia en América Latina —principalmen-
te, cuando dice que estos sistemas políti-
Introducción: Los eslabones cos, en mayor o menor medida, no cum-
faltantes de América Latina plieron con la promesa de brindar “liber-
tad y justicia para todos”. Que tantos lati-
Cualquier persona sensata no puede no noamericanos estén de acuerdo con esta

* Profesora de Estudios Políticos y directora asociada del Centre for the Study of Democracy de Queen’s
University, Kingston (Canadá). Recibió su PhD de Yale University y ha publicado extensamente sobre la políti-
ca de la región andina. Entre sus libros se destaca: Restructuring Domination: Industrialists and the State in
Ecuador (University of Pittsburgh Press, 1988). Ha sido académica invitada del Center for International Studies
de Princeton University, el Woodrow Wilson International Center for Scholars de la Smithsonian Institution, el
Helen Kellogg Institute de la Notre Dame, y del Instituto de Estudios Peruanos. Fue profesora visitante
Fulbright en Lima en 1997.

Más allá del minimalismo: una agenda para unir democracia y desarrollo 107
conclusión (como queda de manifiesto en necesidad de ir más allá del minimalismo
los sondeos de Latinobarímetro) es una en la manera en que pensamos la demo-
triste evidencia de lo profundo que es el cracia. Ir más allá del minimalismo signifi-
fracaso. ca expandir la manera en que los científi-
Poco después de que se realizaran las cos sociales piensan y miden la experiencia
transiciones del régimen militar en la déca- de la democracia (o la ausencia de dicha
da de los años 80, los politólogos viraron su experiencia). O’Donnell insiste en la nece-
atención a cuestiones vinculadas con la ca- sidad de unir la discusión sobre democra-
lidad de la democracia emergente en Amé- cia a la discusión sobre desarrollo. En su
rica Latina. Ofrecieron evaluaciones que se- opinión, y en la de muchos latinoamerica-
ñalaban las múltiples maneras en que los nos, los esfuerzos por fortalecer la demo-
países latinoamericanos no cumplieron con cracia procesal en la región estarán desti-
los criterios utilizados generalmente para nados al fracaso si no van acompañados de
definir a los regímenes democráticos —va- un profundo esfuerzo por erradicar la po-
le decir, la imposibilidad de hacer valer el breza.
imperio de la ley, la continua interferencia Afortunadamente, O’Donnell no es la
de los militares en la política, etc.1 única voz que se hace oír a la hora de reco-
La preocupación académica por la cali- nocer que los viejos estándares “institucio-
dad deficiente de la democracia en América nales” mínimos (elecciones libres, justas y
Latina produjo un género analítico que Da- competitivas) que se utilizaban para definir
vid Collier y Stephen Levitsky denomina- la democracia ya no son suficientes. Por
ron “democracia con adjetivos”. Collier y cierto, el llamado de O’Donnell a concep-
Levitsky acuñaron la expresión para referir- tualizar la democracia como “algo más que
se a las muchas calificaciones que se hacen un mínimo” se produce en un momento en
cuando se aplica el término “democracia” a el que los actores hemisféricos parecen es-
los sistemas políticos latinoamericanos. Al tar llegando a la misma conclusión.
sumarle adjetivos al sustantivo (“democra- En ese fatídico día del 11 de septiembre
cia delegativa”, “democracia disyuntiva”, de 2001, los países miembro de la Organi-
etc.), los politólogos no hicieron más que zación de Estados Americanos (OEA) se
destacar la naturaleza híbrida de los regí- reunieron en Lima para firmar la Carta De-
menes emergentes. Los regímenes latinoa- mocrática Interamericana. Si bien el hecho,
mericanos habían dejado atrás el antiguo por razones obvias, se vio opacado por la
autoritarismo, pero seguían sin poder im- tragedia que se desató en los Estados Uni-
plementar una democracia plena.2 dos, el acuerdo hemisférico firmado ese día
En su trabajo para el PNUD, O’Donnell constituye un importante logro en la lucha
retoma el tema ahora familiar de la demo- por la democracia en América Latina. La
cracia incompleta y empobrecida de Amé- Carta empieza estableciendo el principio de
rica Latina, pero suma nuevas dimensiones que “los pueblos de las Américas tienen de-
a la discusión al sugerir importantes direc- recho a la democracia”. Tal como se concep-
ciones para una futura investigación y al tualiza en la Carta, la democracia es un sis-
ofrecer ideas, al mismo tiempo, sobre có- tema representativo que incluye no sólo el
mo debería encararse el problema. A riesgo estándar mínimo de derechos políticos
de caer en una simplificación excesiva, el (por ejemplo, el sufragio universal, las elec-
mensaje de O’Donnell tiene que ver con la ciones periódicas, el voto secreto), sino

1 Hay abundante literatura sobre estos temas. Para una revisión reciente de la literatura vinculada a la consoli-
dación de la democracia, véase Jonathan Hartlyn, “Democracy and Consolidation in Latin America: Current
Thinking and Future Challenges” (“Democracia y consolidación en América Latina: pensamiento actual y futur-
os desafíos”), en Democratic Governance and Social Inequality (Gobernancia democrática y desigualdad social), ed.
Joseph S. Tulchin con Amelia Brown (Boulder: Lynne Rienner, 2002), 103-130.
2 David Collier y Steven Levitsky, “Democracy with Adjectives: Conceptual Innovation in Comparative Research”
(“Democracia con adjetivos: innovación conceptual en la investigación comparativa”), World Politics 49, 3 (abril
de 1997): 430-451.

108 Más allá del minimalismo: una agenda para unir democracia y desarrollo
también otras funciones clave. Según el Ar- rechos y las prácticas que constituyen una
tículo 4, “la transparencia en las actividades democracia no se pueden materializar a
gubernamentales, la honestidad, la admi- menos que haya un estado capaz de imple-
nistración pública responsable por parte de mentarlas de manera uniforme dentro de
los gobiernos, el respeto por los derechos un territorio nacional. El desarrollo del es-
sociales y la libertad de expresión y de pren- tado es un proceso multifacético. Implica la
sa son componentes esenciales del ejercicio expansión de un aparato burocrático efecti-
de la democracia”. Es más, la Carta explíci- vo y una “expansión agresiva de (su) legali-
tamente reconoce que “la pobreza, el anal- dad”. En el caso del estado democrático, es-
fabetismo y los bajos niveles de desarrollo to implica crear estructuras burocráticas
humano” son factores que obstaculizan la que ofrezcan igual acceso a todos los ciuda-
plena democratización.3 danos y que traten a todos con el respeto
Es demasiado temprano para evaluar el asignado a los “iguales”. El estado democrá-
impacto a largo plazo de la Carta de la tico requiere la extensión del imperio de la
OEA. Sin embargo, ¿podría ser una prueba ley y su aplicación a todos los ciudadanos
de que se está forjando un nuevo consenso por igual. Finalmente, según O’Donnell, la
intelectual que reconoce las relaciones sin consolidación del estado moderno implica
fisuras entre democracia y desarrollo so- una proyección creíble del estado (o, al me-
cioeconómico? Tal vez. Pero antes de con- nos, que se esfuerce por ser creíble) como
templar las perspectivas para avanzar hacia un “promotor del bien público”.
un consenso de esta naturaleza, paso a ana- Los estados latinoamericanos efectiva-
lizar el texto de O’Donnell en un esfuerzo mente no caen en la categoría de los “esta-
encomiable por articular las relaciones en- dos fracasados” catastróficos de nuestro
tre democracia y desarrollo. Para empezar, tiempo (por ejemplo, Somalia). O’Donnell
se destacan los aportes clave de O’Donnell. se esmera en no subestimar la importancia
Cuando corresponde, se destacan las difi- de la especificidad en las trayectorias histó-
cultades o las diferencias en los análisis que ricas dentro de América Latina, para no
merecen una mayor reflexión. mencionar las profundas diferencias que
separan las experiencias históricas de Amé-
rica Latina del resto del mundo en desarro-
El argumento: un análisis general llo. Sin embargo, define a América Latina
como una región en la que predominan
Según el análisis de O’Donnell, la cali- los estados fracasados por lo menos par-
dad deficiente de la democracia latinoa- cialmente; vale decir que, en mayor o me-
mericana está intrínsecamente vinculada a nor medida, los estados no lograron desa-
dos problemas de larga data que marca- rrollar burocracias y sistemas legales efec-
ron, en gran medida, la trayectoria históri- tivos y tampoco proclamarse de manera
ca de todos los países de la región: 1) defi- creíble como promotores del bien público.
ciencias en el desarrollo del estado, 2) de- La última transición del autoritarismo no
sigualdades socioeconómicas agudas y rectificó esos fracasos. Más bien, se super-
profundas. Ambos problemas efectiva- pusieron las elecciones y la promesa de de-
mente despojan a la democracia de su sig- rechos a estos patrones históricos. Como
nificado para los ciudadanos al socavar la señala O’Donnell, la democracia política y
igualdad política que es el supuesto funda- los derechos, tal como los experimenta la
mento de los sistemas democráticos. mayoría de la gente, “flotan” por sobre la
El análisis de O’Donnell sirve para re- vida real y, por ende, se convierten en una
cordarnos lo importante que es el desarro- abstracción inútil.
llo del estado para lograr una democracia El estado deficiente contribuye a un ré-
plena. Es decir, la panoplia completa de de- gimen democrático excesivamente incom-

3 Véase Organización de Estados Americanos, “Carta democrática interamericana”, Lima, Perú, 11 de septiembre
de 2002. El documento está disponible en el sitio web de la OEA, www.oas.org.

Más allá del minimalismo: una agenda para unir democracia y desarrollo 109
pleto debido a su desempeño a veces ine- da vez que hacía una aparición pública.
xistente o por momentos parcial. De esta A los ojos de O’Donnell, el estado sub-
manera, por ejemplo, en lugar de nivelar desarrollado o débil en América Latina es
las desigualdades entre los ciudadanos pro- un obstáculo crucial para la democratiza-
ducidas por la estructura social, las buro- ción. Pero igualmente problemáticos son los
cracias refuerzan o agravan las inequidades efectos de la pobreza y el prejuicio generali-
por estar en manos de las elites y favorecer zados, la discriminación y el maltrato que
sus intereses, o simplemente por no llegar a acompañan a la miseria material de los lati-
los grupos cuyas necesidades supuesta- noamericanos. Según O’Donnell, la pobreza
mente deben atender. De la misma mane- obstruye el ejercicio efectivo de los derechos
ra, los sistemas legales están plagados por de todo tipo. Los derechos requieren una
la misma dinámica —una cobertura in- capacidad para implementarlos y condicio-
completa de sus jurisdicciones o distorsio- nes que permitan esa implementación.
nes causadas por la corrupción, etcétera. ¿Cómo puede un chico gozar del derecho a
En suma, la gente común y corriente de la educación pública si está obligado a tra-
América Latina no experimenta la demo- bajar para mantener a la familia? ¿Cómo
cracia de una manera significativa porque puede un campesino que a duras penas sub-
el estado no funciona plenamente o de siste en un terreno ejercer el derecho a la li-
manera confiable. En el campo o en asen- bre expresión o a la asociación cuando no
tamientos urbanos ilegales, el estado puede tiene ni las capacidades ni el tiempo ni la
estar completamente ausente o, en el mejor energía para participar en la vida pública?
de los casos, estar presente de manera par- Es lógico que la gente que sufre una priva-
cial (y a veces hasta perjudicial). Cuando el ción material extrema prácticamente no es-
estado está presente, la gente no lo vive co- té en condiciones de ejercer plenamente sus
mo una zona en la que las desigualdades derechos. Muchos latinoamericanos hacen
extremas están “suspendidas” al menos las mismas conexiones conceptuales. Las
temporariamente en virtud de la propia encuestas demuestran que los latinoameri-
ciudadanía. Por el contrario, es una zona canos muchas veces incluyen criterios “sus-
en la que las desigualdades se reproducen y tantivos” (por ejemplo, igualdad, bienestar)
hasta se agravan. Es más, cuando el estado, cuando definen qué es una democracia.4
ocasionalmente, se vuelve benevolente, lo Si bien se logró asegurar una serie de
hace a través del clientelismo. En lugar de derechos políticos (vale decir, el derecho a
tratar a la gente como ciudadanos que re- votar, el derecho a que los votos tengan la
claman, en todo su derecho, los beneficios misma validez, etc.) en la mayoría de los
que les corresponden, los políticos y los países, el ejercicio de otros derechos aso-
burócratas convierten a sus conciudada- ciados con la democracia —libertades ci-
nos en mendigos que dependen de la gene- viles y derechos sociales— está seriamente
rosidad, la buena voluntad o las ambicio- comprometido debido a una privación
nes políticas del momento. La década pa- material generalizada. Según el punto de
sada está plagada de ejemplos de este tipo vista de O’Donnell, la ausencia de derechos
de comportamiento por parte de las elites. crea un círculo vicioso. Sin libertades civi-
Nadie que haya observado la evolución del les, las luchas por establecer derechos so-
régimen de Fujimori (1990-2000) en Perú, ciales se tornan excesivamente difíciles. En
por ejemplo, podrá olvidar alguna vez el ausencia de derechos sociales, las luchas
recurrente espectáculo del presidente pa- por establecer nuevos derechos o profun-
ternalista que repartía bolsas de arroz, za- dizar las libertades civiles tambalean ya que
patos y hasta ropa interior a los pobres ca- la gente a duras penas logra subsistir.

4 Hay importantes variaciones trasnacionales: los latinoamericanos ofrecen criterios “sustantivos” en sus visiones
de qué es la democracia. Para un análisis comparativo de la estructura de la opinión pública en determinados
países latinoamericanos, véase Roderic Ai Camp, ed., Citizen Views of Democracy in Latin America (Visiones ciu-
dadanas de la democracia en América Latina) (Pittsburgh: University of Pittsburgh Press, 2001).

110 Más allá del minimalismo: una agenda para unir democracia y desarrollo
¿Existe una manera de remediar tanto pandidos, si es que fueron expandidos, du-
la pobreza de la democracia como la po- rante las democracias políticas existentes
breza misma en América Latina? El análi- actualmente”. Si bien O’Donnell está en lo
sis de O’Donnell (al menos en este texto) cierto al sostener que el estado de las liber-
no abunda en especificaciones para los di- tades civiles en América Latina deja mu-
señadores de políticas y los activistas. Pero cho que desear, también se puede decir
sí insiste en que continuar la lucha para ex- que América Latina hizo importantes pro-
pandir las libertades civiles es crucial, no gresos a la hora de afianzar una nueva
sólo como un fin en sí mismo sino porque “cultura de derechos”. Los latinoamerica-
las libertades civiles son una vía para ase- nos quizá no siempre puedan ejercer sus
gurar los derechos sociales que los pobres derechos, pero la conciencia pública de los
de América Latina tanto necesitan. derechos (y la furia que genera la restric-
ción de esos derechos) se desarrolló de
manera significativa en el transcurso de
El estado de los derechos: ¿cabe el las últimas dos décadas, al igual que una
optimismo? infraestructura que sirve para reclamar los
derechos (organizaciones no guberna-
Si el objetivo del texto de O’Donnell es mentales, medios de comunicación, etc.).
servir de guía para futuras investigaciones Cabe reconocer que la discusión del es-
sobre el estado de la democracia en Améri- tado de los derechos se presta a confusión.
ca Latina, tal vez sea útil que los investiga- Por cierto, al evaluar el estado de los dere-
dores tomen a pecho uno de los tres argu- chos, uno debería ser explícito sobre qué es
mentos básicos sobre los que se explaya lo que está evaluando exactamente. Por un
O’Donnell al inicio del texto. Él aconseja a lado, los derechos se pueden medir como
los lectores: “El estudio de la democracia un conjunto de prácticas masivas “real-
en todo el mundo (América Latina inclui- mente existentes” en algún momento. Por
da, por supuesto) exige prestarle una cui- otro lado, los derechos se pueden evaluar
dadosa atención a la especificidad histórica analizando la proliferación de reclamos
de los respectivos casos o grupos de casos”. proyectados en el discurso político o como
Dada esta exhortación del inicio, resul- normas implementadas por las legislatu-
ta algo sorprendente que el resto del texto ras o las cortes. Cuando se los analiza des-
de O’Donnell carezca de muchos elemen- de esta última perspectiva, la investigación
tos de la especificidad histórica que él re- reciente indica que se realizaron impor-
clama. En realidad, más allá de la caracte- tantes progresos. Manuel Antonio Garre-
rización esquelética de las variaciones en tón definió el proceso como una “expan-
los regímenes latinoamericanos, O’Don- sión normativa” de los derechos.
nell retrata el estado de la democracia en Tal como sostiene Enrique Peruzzotti,
la región con pinceladas gruesas —tan los regímenes democráticos actuales en
gruesas que, en realidad, se podría criticar América Latina pueden distinguirse de las
su análisis por ignorar detalles importan- experiencias históricas previas en virtud
tes del desarrollo político latinoamericano de la “politización basada en los derechos”
que pueden interpretarse como progresos que tiene lugar en la sociedad.5 En algunos
en la democratización. países, las organizaciones de derechos hu-
O’Donnell sostiene que los países lati- manos fueron pioneras a la hora de au-
noamericanos se caracterizan por una “im- mentar la conciencia pública al inyectar un
plantación limitada y sesgada de los dere- discurso basado en los derechos en la vida
chos civiles; es más, en lo que concierne a política. Este “discurso sobre los derechos”
amplios sectores de las respectivas pobla- coincidió con un creciente reconocimiento
ciones, estos derechos apenas fueron ex- por parte de la población de la necesidad

5 Enrique Peruzzotti, “La naturaleza de la nueva democracia argentina. Revisando el modelo de democracia del-
egativa”, Journal of Latin American Studies 33 (2001): 133-155.

Más allá del minimalismo: una agenda para unir democracia y desarrollo 111
de hacer que los funcionarios públicos se punto de vista empírico) es en lo referido
responsabilicen de sus propios actos. En a los derechos sociales, ya que las refor-
consecuencia, la prensa y los movimientos mas económicas neoliberales efectiva-
populares, aunque todavía en sus etapas mente eliminaron muchos de los dere-
iniciales, hicieron importantes avances en chos tradicionales.
su intento por establecer algún nivel de Si uno contempla los casos de países es-
“responsabilidad vertical”.6 pecíficos (recordemos la insistencia de
En una veta bastante similar, Leonardo O’Donnell en la especificidad), la idea de
Avritzer manifestó una visión más opti- que América Latina está estancada en lo
mista de los desarrollos políticos en Amé- que concierne al ejercicio de los derechos
rica Latina en base al surgimiento de una no se sostiene plenamente, especialmente
cultura pública no elitista de reciente apa- en lo referido a los derechos civiles. Uno de
rición.7 Según el punto de vista de Avrit- los ejemplos más dramáticos es el caso de
zer, la ola más reciente de democratiza- Ecuador. Desde 1990, la Confederación de
ción en América Latina fue distintiva y Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CO-
estuvo marcada por el crecimiento de los NAIE) se convirtió en un protagonista de la
movimientos sociales y la introducción política nacional y local, al expresar los re-
de una dimensión moral en el discurso clamos culturales, políticos y económicos
político. El resultado es un nuevo tipo de de los grupos indígenas sofocados durante
público, capaz de desafíar el dominio de tanto tiempo. En realidad, el movimiento
la elite en el terreno político. Avritzer indígena en Ecuador no sólo ocupó la de-
menciona experimentos recientes, desde lantera en cuanto al ejercicio de las liber-
el proceso presupuestario participativo de tades civiles, sino que fue un catalizador
Brasil hasta el control de las elecciones para la reformulación de ideas sobre los
por parte de los ciudadanos en México, derechos y hasta la naturaleza del estado.
como ejemplos de las nuevas formas de Sostener que las libertades civiles “prácti-
participación cívica. camente no se expandieron” en este caso
En resumen, pienso que uno de los sería perder de vista las profundas trans-
elementos más problemáticos en el análi- formaciones que tuvieron lugar en este
sis de O’Donnell es su representación de sistema en la última década y el aporte de
América Latina como una región gene- la CONAIE a la expansión de los derechos y
ralmente estancada en lo que concierne las libertades.8 Estos cambios afectaron el
al progreso de los derechos. Como míni- terreno político (por ejemplo, personas
mo, el argumento exige mucha más evi- indígenas resultaron electas para cargos
dencia empírica de la que se presenta y, públicos por primera vez en la historia
por lo menos, alguna consideración sobre del país) y el terreno sociocultural (por
dónde encaja la nueva “cultura de dere- ejemplo, los desafíos a las prácticas coti-
chos” y las nuevas formas de participa- dianas de racismo). En consecuencia, por
ción. Donde se puede aplicar mejor el ar- más tumultuoso que haya sido el proceso,
gumento de O’Donnell (y donde tal vez la democratización avanzó en Ecuador
resulte más fácil de demostrar desde un gracias a la ofensiva de la CONAIE para que

6 Catalina Smulovitz y Enrique Peruzzotti, “Societal Accountability in Latin America” (“Responsabilidad social
en América Latina”), Journal of Democracy 11, 4 (2000): 147-158.
7 Leonardo Avritzer, Democracy and the Public Space in Latin America (La democracia y el espacio público en
América Latina) (Princeton: Princeton University Press, 2002).
8 Para una mayor discusión sobre el impacto de los movimientos indígenas y las maneras que rebaten las defini-
ciones tradicionales de democracia y estado-nación, véase Deborah Yashar, “Democracy, Indigenous Movements,
and the Postliberal Challenge in Latin America (“Democracia, movimientos indígenas y el desafío posliberal en
América Latina”), World Politics 52, 2 (1999): 76-104. Para un análisis de la CONAIE, véase Melina Selverston-Scher,
Ethnopolitics in Ecuador: Indigenous Rights and the Strengthening of Democracy (Etnopolítica en Ecuador: los dere-
chos indígenas y el fortalecimiento de la democracia), (Miami: North-South Center, University of Miami Press,
2001).

112 Más allá del minimalismo: una agenda para unir democracia y desarrollo
las instituciones fueran representativas y Volver a incorporar al estado (y
por su ataque al autoritarismo social tra- encontrar “bolsones progresistas”)
dicional.9
Los recientes conflictos entre los mo- Mi objetivo no es acusar a O’Donnell
vimientos populares y los gobiernos tam- de excesivo pesimismo, sino sugerir que
bién merecen nuestra atención por lo que concentrarse exclusivamente en los défi-
nos dicen sobre la evolución de las liberta- cits de la democracia latinoamericana
des civiles y la respuesta gubernamental. puede oscurecer nuestra visión sobre
Entre estos casos están las protestas en otra dinámica, igualmente importante,
contra de la privatización en Bolivia, que está en juego. Por más que suene tri-
Ecuador y Perú, junto con la movilización vial, la política latinoamericana sigue es-
de los agricultores en México para resistir tando definida por sus contradicciones,
la expansión de los aeropuertos.10 En to- la coexistencia y la superposición de ten-
dos estos casos, los gobiernos, para sor- dencias cuyo resultado es el hibridis-
presa de muchos observadores, accedie- mo.11 En mi opinión, los lectores apre-
ron a los reclamos —en una clara señal ciarán que O’Donnell aborde de manera
que puede interpretarse, al menos desde más explícita estas tendencias transversa-
cierto punto de vista, como un reconoci- les en su texto.
miento de la posición de los grupos antes Dada la magnitud de la exclusión que
ignorados—. Los respectivos gobiernos tiene lugar en la política y la sociedad lati-
llegaron a la conclusión de que la repre- noamericanas, el progreso al que me refe-
sión tal vez fuera demasiado costosa y no rí anteriormente bien podría considerarse
favorable a sus propios intereses. Sea cual demasiado limitado o con un ritmo cansi-
fuere la motivación para acceder a los re- no. Pero la naturaleza gradual, lenta y
clamos, vale la pena observar que estos fragmentada de los cambios que se pro-
movimientos no se reprimieron violenta- ducen en América Latina no debería di-
mente (aunque desafiaban las políticas suadirnos en nuestro intento por deter-
económicas importantes de los respecti- minar cuál es su significado. Estudiar los
vos gobiernos). Sugiere que los gobiernos triunfos de la democracia latinoamerica-
están empezando a darse cuenta (por más na (por ej., las instancias en las que la
que esto se admita a regañadientes) de gente común y corriente se expresa, se or-
que no pueden imponer unilateralmente ganiza y tiene impacto) y evaluar los
políticas a los ciudadanos que así no lo aportes de estos procesos (o, de lo contra-
deseen y de que tal vez se esté gestando rio, sus limitaciones) proporciona una
un nuevo equilibrio de poder. Si así fuera, lección importante sobre cómo y dónde
puede resultar crítico para expandir las pueden producirse “aperturas” en las es-
libertades civiles y la participación popu- tructuras de poder.
lar en el diseño de políticas económicas Sin lugar a duda, “volver a incorporar al
—exactamente el tipo de escenario que estado” a la discusión sobre la democrati-
plantea O’Donnell. zación es uno de los aportes centrales del

9 Para una discusión de los cambios en las relaciones raciales, véase Carlos de la Torre, “Racism in Ecuador and
the Construction of Citizenship in Ecuador (“El racismo en Ecuador y la construcción de la ciudadanía en
Ecuador”), Race and Class 42, 2 (octubre-diciembre de 2000): 1-33.
10 Debería destacarse que los manifestantes utilizaron violencia, o amenazaron con usarla, en estas moviliza-
ciones. Claramente, el uso de la violencia no entra en el terreno de la política democrática, pero indica la alin-
eación y la exclusión extremas que sienten estas comunidades. Sobre la protesta mexicana, véase Kevin Sullivan,
“Double-Edged Machete in Mexico Fight” (“Machete de doble filo en la lucha de México”), Washington Post, 9 de
agosto de 2002.
11 Gerardo Munck observa esta coexistencia, “Past Successes, Present Challenges: Latin American Politics at the
Crossroads” (“Éxitos pasados, desafíos actuales: la política latinoamericana en la encrucijada”), Harvard
International Review 24, 2 (verano de 2002): 68-71.

Más allá del minimalismo: una agenda para unir democracia y desarrollo 113
análisis de O’Donnell.12 Él nos recuerda década ha sido la creación de oficinas de la
que la democracia no se puede consolidar Defensoría del Pueblo en toda América
si no existe un aparato estatal capaz de im- Latina. Estas oficinas, por lo general, tie-
plementar sus normas. Las observaciones nen mandatos que incluyen desde la inves-
que hace O’Donnell sobre las deficiencias tigación de los abusos a los derechos hu-
del estado en América Latina son muy manos o la mala conducta por parte del
acertadas. Basta con echarle un vistazo a las gobierno hasta la defensa en nombre de los
estadísticas del crimen o a las numerosas individuos y las comunidades. Que estas
instancias de abusos policiales para darse oficinas hayan sido creadas es en sí una
cuenta de lo ineficaz y hasta abiertamente prueba de cómo la “cultura de derechos”
nefasta que puede ser la autoridad estatal. penetró incluso en los gobiernos más re-
Sin embargo, a pesar de lo funesto que calcitrantes y está afectando las estructu-
puede ser el estado en muchos sentidos, su ras estatales. La financiación y la asistencia
desarrollo tampoco estuvo paralizado por internacional jugaron un papel crucial en
completo. O’Donnell destaca la existencia este proceso.
de ciertos “bolsones de intención” en el es- El trabajo de la Defensoría del Pueblo
tado —vale decir, nodos resolutorios den- en Perú durante la presidencia de Fujimori
tro del estado que actúan con bastante au- es un ejemplo por demás asombroso. A pe-
tonomía con respecto a las fuerzas policia- sar de la naturaleza profundamente autori-
les locales pero que coordinan sus acciones taria del gobierno, la Defensoría pudo co-
con actores internacionales—. Supuesta- brar suficiente autonomía e hizo impor-
mente, esto se refiere principalmente a las tantes aportes a la lucha por los derechos
entidades y los cuadros tecnócratas encar- humanos en Perú. Por ejemplo, la oficina
gados de diseñar las políticas económicas. desempeñó un rol clave en la organización
De todas maneras, la idea de O’Donnell del proceso legal para liberar a cientos de
de que existen “bolsones” en los estados personas que habían sido encarceladas in-
puede ampliarse. Yo diría que, aun en el justamente como terroristas durante la
marco de estas estructuras estatales por lo guerra de la contrainsurgencia peruana. La
general funestas, existen casos significati- oficina también hizo un trabajo pionero en
vos de “bolsones progresistas”. A lo que me el área de los derechos de las mujeres y de
estoy refiriendo con esto es a la nueva ca- los indígenas y logró instalar, por primera
mada de entidades burocráticas y los nue- vez, los derechos de los discapacitados en la
vos programas de las agencias guberna- agenda nacional. Al abrir oficinas en todo
mentales que constituyen importantes el país, la Defensoría pudo ocuparse de to-
avances en el compromiso del estado para dos lo distritos electorales (llegando a las
promover la democratización. Lo intere- famosas “zonas marrones” que analiza
sante es que las organizaciones internacio- O’Donnell).13 En consecuencia, incluso en
nales y los gobiernos donantes también de- un régimen que no exhibía ninguna vo-
sempeñaron un papel importante en el de- luntad para promover la democracia a un
sarrollo de estos “bolsones progresistas” así nivel general, algunos bolsones progresis-
como en el desarrollo de los “bolsones de tas lograron funcionar dentro del estado.
intención” mencionados anteriormente. Con el mismo criterio, nuestro análisis
Hay muchos ejemplos, pero yo sólo de los “bolsones progresistas” podría ex-
mencionaré uno para ilustrar este punto. tenderse para considerar, de manera am-
Uno de los desarrollos institucionales más plia, las reformas legales y las reformas
importantes dentro del estado en la última constitucionales que tuvieron lugar en la

12 La referencia surge de Peter Evans, Dietrich Rueschemeyer y Theda Skocpol, eds., Bringing the State Back In
(Volver a incorporar al estado) (Cambridge: Cambridge University Press, 1985).
13 Para tener una visión general de sus actividades, véase Defensoría del Pueblo, Una práctica al servicio de la ciu-
dadanía: primer informe del Defensor del Pueblo ante el Congreso de la República, 1996-1998 (Lima: Defensoría del
Pueblo, 1998).

114 Más allá del minimalismo: una agenda para unir democracia y desarrollo
última década a fin de identificar nuevas lenguas indígenas; 4) una garantía de edu-
formas de “inclusión” y derechos que an- cación bilingüe”.15
tes no existían. Por ejemplo, Carmen Dia- Como en el caso de los derechos de las
ne Deere y Magdalena León registraron los mujeres, la implementación de leyes y po-
cambios legales significativos que estable- líticas basadas en las reformas constitucio-
cen la igualdad formal de las mujeres ante nales multiculturales ha sido lenta y gra-
la ley en relación a la propiedad y los dere- dual en el mejor de los casos. Aun así, las
chos sobre las tierras.14 Como subrayan las nuevas constituciones multiculturales re-
autoras, la igualdad de género en lo que presentan un avance histórico en las rela-
concierne al acceso a la tierra aún dista de ciones entre estado y sociedad, una incor-
ser completa, pero la implementación de poración de los grupos durante mucho
una legislación que define la igualdad de tiempo excluidos en el contexto de la polí-
los sexos en esta área ha tenido un impacto tica tradicional.16
significativo. Irónicamente, lo que abrió Para resumir mi argumento hasta el
una oportunidad para que los grupos de momento: el análisis de O’Donnell nos di-
mujeres y las mujeres políticas ejercieran ce mucho sobre los eslabones “faltantes” en
presión para incluir la igualdad de género la democracia latinoamericana, sus déficits
en la nueva legislación fue la implementa- o las “fallas”, para utilizar la terminología
ción de códigos agrarios neoliberales (mu- de Agüero y Stark.17 “Lo que falta” en la
chas veces asociados a consecuencias nega- democracia latinoamericana es un aspecto
tivas para los pobres). de la historia. Pero una parte igualmente
Con respecto al cambio constitucional importante de la historia tiene que ver con
en América Latina, de hecho el desarrollo “lo que hay” y las posibilidades creativas
más arrollador se produjo en el terreno de que pueden surgir de los nuevos bolsones
la institucionalización del multiculturalis- de conciencia y de organización que ya
mo. Tal como queda documentado en el existen. ¿Cómo se pueden extender los
trabajo de Donna Lee Van Cott, las consti- nuevos desarrollos (progresistas) en el es-
tuciones latinoamericanas fueron reformu- tado y la sociedad para profundizar la de-
ladas para que incluyeran algo que, en otro mocracia?
momento, habría sido impensable —el re- La creación de una coalición máxima
conocimiento de los derechos de los pue- para la democracia y el desarrollo
blos indígenas—. Como demuestra Van Tal como insiste O’Donnell, es imposi-
Cott, la mayoría de las constituciones lati- ble separar la democracia deficiente del
noamericanas ahora incluyen lo siguiente: problema de la pobreza persistente y gene-
“1) el reconocimiento retórico de la natura- ralizada. Resulta difícil imaginar que Amé-
leza multicultural de sus sociedades; 2) el rica Latina pueda lograr una democracia
reconocimiento de la ley consuetudinaria plena y significativa si no se reduce la po-
de los pueblos indígenas como la ley oficial breza de manera contundente. Por más
y pública; 3) los derechos colectivos sobre la abrumadora que pueda parecer esta agen-
propiedad para protegerla de la venta, el da, América Latina tal vez sea la región en
desmembramiento o la confiscación; 4) la el mundo en desarrollo mejor posicionada
condición oficial o el reconocimiento de las para hacer este salto a la democracia y el

14 Carmen Diana Deere y Magdalena León, Empowering Women: Land and Property Rights in Latin America (Em-
poderamiento de las mujeres: derechos a la tierra y a la propiedad en América Latina), (Pittsburgh: University of
Pittsburgh Press, 2001).
15 Donna Lee van Cott, The Friendly Liquidation of the Past: The Politics of Diversity in Latin America
(La liquidación amistosa del pasado: la política de la diversidad en América Latina), (Pittsburgh: University of Pitts-
burgh Press, 2000), 265.
16 Ibíd., 280.
17 Para un análisis que se concentre en los déficit democráticos en la política latinoamericana, véase la colección
de Felipe Agüero y Stark, eds., Fault Lines of Democracy in Post-Transition Latin America (Fallas de la democracia
en la América Latina postransición), (Miami: North-South Center Press, University of Miami, 1998).

Más allá del minimalismo: una agenda para unir democracia y desarrollo 115
desarrollo. Esto es así porque América La- pensamiento que, aparentemente, se está
tina cuenta, al menos parcialmente, con llevando a cabo en las organizaciones in-
las materias primas legales, políticas y cul- ternacionales.
turales para respaldar el cambio progresi- Roberto Patricio Korzeniewicz y Wi-
vo (como espero que haya quedado ilustra- lliam Smith sostienen que en las institucio-
do en mi análisis anterior). nes multilaterales se está llevando a cabo
Cada discusión sobre cómo construir un cambio intelectual sustancial, una mo-
democracias y economías reales que pue- dificación del “dogma fundamentalista de
dan ofrecer un estándar de vida decente los primeros años del Consenso de Was-
para todos necesariamente nos lleva, una hington”.18 En el plano económico, hay un
vez más, a la política. Si hay que encontrar- creciente reconocimiento de que las políti-
le una solución a estos problemas, hará fal- cas neoliberales por sí solas no pueden re-
ta una voluntad política y un compromiso solver los problemas más amplios de la de-
genuinos. ¿De dónde va a surgir? ¿Qué ti- sigualdad y la pobreza. Tomar conciencia
pos de coaliciones son necesarias para lle- de ello llevó a las instituciones multilatera-
var a cabo un proyecto semejante? ¿Existe les a poner mucho más énfasis en estas
un papel en el proceso para los actores in- cuestiones en su propia programación y re-
ternacionales? No hay respuestas sencillas saltó la importancia de la cooperación in-
para estos interrogantes. El desarrollo lati- terinstitucional a la hora de reducir la po-
noamericano se vio constantemente inte- breza. En 2000, la Organización para la
rrumpido por la resistencia de las elites a Cooperación y el Desarrollo Económico
los proyectos destinados a la democratiza- (OCDE) se unió al Banco Mundial y al
ción y la redistribución de los ingresos. Esa Fondo Monetario Internacional para res-
resistencia doméstica se vio respaldada (y paldar los objetivos establecidos por las
directamente favorecida en algunas instan- Naciones Unidas para la reducción global
cias) por aliados externos también deseo- de la pobreza.19
sos de mantener sus propios privilegios y Reconsiderar el papel que debería de-
poder en la región. Dado el registro histó- sempeñar el estado en el proceso de desa-
rico, hay pocos motivos para creer que las rrollo también ha sido parte del cambio in-
elites latinoamericanas emprenderán una telectual. En lugar de relegar al estado a los
conversión altruista en el corto plazo y ac- márgenes, las instituciones multilaterales
cederán de repente a las demandas popu- ahora están concentradas en fortalecer la
lares que resultarían en una redistribución capacidad del estado y en crear institucio-
sustancial del ingreso. De todas maneras, nes para la “buena gobernancia”. Los pro-
es concebible que las elites latinoamerica- gramas del Banco Mundial, que incluyen
nas (o, por lo menos, segmentos de estas proyectos para promover la reforma y la
elites) se convenzan (en parte como reac- transparencia judicial, reflejan este nuevo
ción frente a las movilizaciones de masas) énfasis. Es más, el banco también abrazó
de que la mejor manera de preservar sus toda una serie de objetivos de democrati-
intereses es a través de otros medios —es- zación que incluye la consulta con grupos
pecialmente, participando en una amplia populares.
coalición de reforma para fortalecer la de- Según el punto de vista de Korencie-
mocracia política y el bienestar económico wicz y Smith, la combinación de estos
de los ciudadanos—. El pensamiento na- cambios intelectuales e institucionales po-
cional sobre el tema probablemente se vea dría sentar la base para el surgimiento en
influenciado por la reconfiguración del América Latina de coaliciones para el “de-

18 Roberto Patricio Korzeniewicz y Willam C. Smith, “Poverty, Inequality, and Growth in Latin America:
Searching for the High Road to Globalization” (“Pobreza, desigualdad y crecimiento en América Latina: en busca
del camino fácil a la globalización”), Latin American Research Review 35, 3 (2000), 23.
19 Jessica Einhorn, “The World Bank’s Mission Creep” (“El fracaso de la misión del Banco Mundial”), Foreign
Affairs 80 (septiembre-octubre de 2001), 22-28.

116 Más allá del minimalismo: una agenda para unir democracia y desarrollo
sarrollo democrático social policéntrico”. política en general. La falta de confianza en
Este tipo de coaliciones incluirían partidos, los partidos y sus líderes están bien funda-
movimientos sociales locales y organiza- da; es una consecuencia lógica del mal de-
ciones no gubernamentales respaldadas sempeño que implica, en muchos casos,
por los programas progresistas de las insti- una gestión económica excesivamente ine-
tuciones internacionales. ficiente y corrupción.
Crear una coalición lo suficientemente En base al desempeño en el pasado, son
amplia como para ganar elecciones y gozar pocos los motivos para creer en la buena
del apoyo necesario para implementar una voluntad o la capacidad de los líderes polí-
agenda de reformas es la tarea encomiable ticos del pasado (por ej., APRA en Perú o
por delante. En un trabajo previo, O’Don- Acción Democrática en Venezuela) o de los
nell analizó la cuestión de cómo crear una participantes más nuevos (por ej., Causa R
coalición política capaz de hacerse cargo de en Venezuela o Perú Posible en Perú) para
la cuestión de la pobreza en América Lati- encarar un proyecto democrático social.
na. Para ello, especuló con que partes del En realidad, si se me permite hacer alguna
“sector medio” pueden formar parte de especulación aquí, el mayor obstáculo para
una coalición de esa naturaleza.20 Al igual que las elites latinoamericanas se sumen a
que los pobres, los sectores de la clase me- un proyecto de estas características tal vez
dia vieron cómo se deterioraron significa- no sea el contenido político del proyecto
tivamente su nivel de vida y su seguridad per se. Más bien, el problema de integrar a
económica —es más, muchos, en conse- las elites en una coalición quizá tenga más
cuencia, ingresaron en la categoría de los que ver con la falta absoluta de fe en la
“nuevos pobres”—.21 Por lo tanto, tal vez competencia de los líderes políticos para
se pueda movilizar a la clase media recu- embarcarse en un proyecto así sin caer en
rriendo a apelaciones morales y apelacio- el populismo o en una simple incoheren-
nes a sus intereses. cia política.
No obstante, el problema crucial para Llamar a la reconstrucción y revitaliza-
establecer este tipo de coaliciones reside en ción de los partidos en América Latina se
el liderazgo y no en la falta de posibles can- convirtió en un cliché trillado —de modo
didatos a participar en un proyecto social y que no volveré a someter a los lectores a es-
democrático. Los movimientos sociales y te reclamo—. A pesar de las resmas de pa-
las organizaciones no gubernamentales pel que los científicos políticos le dedica-
pueden aportar ideas y apoyar el cambio, ron al problema de los partidos en Améri-
pero, en definitiva, son los políticos y los ca Latina, hay pocas pruebas de que hici-
burócratas los que están al timón del go- mos algún progreso a la hora de identificar
bierno. La “crisis” de los partidos políticos estrategias concretas para fortalecer los
es un tema recurrente en la literatura sobre partidos en un momento en que la política
la democracia en América Latina y aquí no latinoamericana está cada vez más impul-
intentaré hacer una revisión completa del sada por la televisión. Es cierto que cam-
tema. Pero el estado crítico de los partidos biar la estructura de incentivos estipulada
es, en muchos sentidos, el talón de Aquiles por las reglas electorales puede influir en
en la formación estratégica de las coalicio- el comportamiento de los partidos. Pero
nes políticas. Los públicos masivos y las eli- igualmente importante es el hecho de que
tes en América Latina comparten su des- las reformas electorales o constitucionales
precio por los partidos políticos y la clase por sí solas no corregirán el problema, que

20 Guillermo O’Donnell, “Pobreza y desigualdad en América Latina: algunas reflexiones políticas”, en Pobreza y
desigualdad en América Latina: temas y desafíos, ed. Víctor E. Tokman y Guillermo O’Donnell (Notre Dame, In-
diana: University of Notre Dame Press, 1998), 60-61.
21 Steven Friedman sugiere la posibilidad de una coalición de este tipo; véase “Democracy, Inequality and the Re-
constitution of Politics” (“Democracia, desigualdad y la reconstitución de la política”), en Democratic Governan-
ce and Social Inequality (Gobernancia democrática y desigualdad social), ed. Joseph S. Tulchin y Amelia Brown
(Boulder: Lynne Rienner, 2002), 35-36.

Más allá del minimalismo: una agenda para unir democracia y desarrollo 117
abarca el gran abismo que se abrió entre la conlleva una consolidación de los dere-
clase política de América Latina y el públi- chos políticos, civiles y sociales) depende
co al que supuestamente debe atender. de mejorar la capacidad de la gente para
Tal vez parte de la respuesta al interro- articular reclamos, organizarse y exigir un
gante de cómo hacer para que en América mejor desempeño de sus gobiernos. Como
Latina surjan líderes de mejor calidad y ilustra el registro histórico del desarrollo
partidos sensibles resida en el terreno de- democrático, la democratización es un
sordenado y muchas veces caótico de la proceso de múltiples estratos que implica
movilización social. El dicho de que “el algo más que simplemente pactar con las
pueblo tiene el gobierno que se merece” elites.22 La construcción de la democracia
suena muy cruel, pero quizá los latinoame- siempre fue, y sigue siendo, un proceso
ricanos se estén despertando a la posibili- contencioso que se forja desde abajo.23 En
dad de exigir y obtener algo mejor. Como lugar de tenerles miedo a los movimientos
se destacó anteriormente en este memo- sociales ruidosos y considerarlos una ame-
rando, las recientes movilizaciones y pro- naza a la gobernabilidad, las autoridades
testas en los países andinos produjeron al- nacionales e internacionales tienen que
gunas victorias políticas importantes para valorar lo vital que es esta “política con-
los movimientos sociales y funcionaron tenciosa” para el proceso de democratiza-
como un llamado de alerta para los res- ción.24 Los académicos haríamos bien en
pectivos gobiernos. unirnos a O’Donnell y recordarles a quie-
Esto nos retrotrae a una propuesta cla- nes diseñan las políticas la historia desor-
ve planteada por O’Donnell. El progreso denada de la democratización cada vez que
de la democracia en las Américas (que se nos presente la oportunidad.

22 Para un enfoque que resalte la importancia de los pactos con las elites, véase John Higley y Richard
Gunther,eds., Elites and Democratic Consolidation in Latin American and Southern Europe (Las elites y la consoli-
dación democrática en América Latina y el sur de Europa), (Cambridge: Cambridge University Press, 1992).
23 Para un análisis histórico comparativo que les asigne un papel central a los movimientos obreros en la democ-
ratización, véase Dietrich Rueschemeyer, Evelyne Huber Stephens y John D. Stephens, Capitalist Development and
Democracy (Desarrollo capitalista y democracia), (Chicago: University of Chicago Press, 1992).
24 Para una discusión sobre la dinámica de la política contenciosa en el caso de Ecuador y el impacto en la
democratización, véase José Antonio Lucero, “Crisis and Contention in Ecuador” (“Crisis y contención en
Ecuador”), Journal of Democracy 12, 2 (2001): 59-73.

118 Más allá del minimalismo: una agenda para unir democracia y desarrollo
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Referencias 119
quently fail to take into the social and economic mental responsiveness and democratic deepe-
context and the extent to which citizens are actually ning.
able to exercise their rights. Meaningful measure-
ment of the “democratic-ness” of systems must in- 3. Systematic Cross-National Studies of the Domes-
clude variables that tap the capacity of citizens to tic Elite and the Middle Sectors.
exercise rights. UNDP is in a position to take a lea- In recent years, there has been a dearth of systematic
ding role in the re-configuration of how democracy cross-national research on the domestic elite (busi-
is measured in the hemisphere and to develop cross- ness, social-cultural, and political) and the middle
national data sets that will allow for a more sophis- class in Latin America. Exactly how have the interests
ticated understanding of how democracy is being of these groups been re-configured by neoliberal eco-
experienced in the Americas. nomic reforms and how has the re-configuration af-
fected their political strategies? What are their attitu-
2. Research on “What’s There” (Lessons from the des regarding democracy and development? These
Progressive Pockets) are several of the questions that need to be answered
To provide a more dynamic view of the ongoing in order to assess the prospects for the development
changes in Latin America, UNDP can encourage of “polycentric development coalitions”. Survey re-
research that maps “successes” in the advance of search and national case studies should be combined
democratization, with a view to identifying the to lay groundwork for developing strategies to draw
range of factors that lead to improved govern- these groups into such coalitions

120 Referencias
■ La nacionalización y
democratización del Estado,
la política y la sociedad
La construcción social de la ciudadanía en América Latina pasa por comprender los facto-
res, internos y externos, contenidos en su larga y pesada herencia, así como los que pue-
den contribuir a transformarla. Esta herencia se ha configurado distintivamente a partir de
la relación entre los países de la región y los del llamado “Noroeste” en la etapa colonial,
y de los impactos estructurales que esta relación ha dejado en términos de exclusión so-
cial y polarización, sobre todo manifiesta por la sistemática exclusión de las poblaciones
indígenas y afroamericanas que aún hoy persiste.

cepciones evolucionistas, hoy venidas a


Julio Cotler *
menos: así como Marx estipulaba que el
A pesar de que la democracia del “No- capitalismo inglés constituía el espejo que
roeste” es producto de la singular y, muchas reflejaba el futuro de los países menos de-
veces, trágica experiencia histórica a lo largo sarrollados por ser el más avanzado, se pre-
de varios siglos —y particularmente de las sume que la democracia del Noroeste es el
últimas décadas—, ella constituye el refe- modelo de las “incompletas” democracias
rente político de las sociedades y de los go- latinoamericanas.
biernos de América Latina, no obstante las Este tipo de comparación es evidente-
notorias diferencias de sus condiciones so- mente espuria, como se ha dicho, por las
ciales y trayectorias históricas; esto es así diferentes y contrapuestas condiciones so-
porque la democracia en el Noroeste ha ciales y trayectorias históricas que recorrie-
contribuido a la integración social y políti- ron dichas regiones, por lo que puede espe-
ca, a la pacífica convivencia, al bienestar y la rarse que sus desenlaces constituyan distin-
seguridad de sus ciudadanos, ausentes en la tas “especies” democráticas, tal como lo su-
mayoría de las democracias latinoamerica- gieren las aproximaciones que sustentan
nas. las “múltiples modernidades”. Sin embar-
Entre otras razones, esos logros han go, el ejercicio contrafáctico entre estos ca-
contribuido para que la teoría democrática sos propicia la deprimente comprobación
desarrollada al compás de dichas singulares de las enormes distancias que separan los
experiencias se constituya en el canon y que logros en el Noroeste con el de las demo-
en América Latina, como en otras latitudes, cracias latinoamericanas, al tiempo que
los políticos y los académicos se inspiren en alienta los esfuerzos y las esperanzas de lo-
algunas de las versiones de dicha teoría, o grar cosechar sus frutos.
en una combinación de ellas, y busquen Después de las dramáticas experiencias
adaptar las reglas elaboradas y las prácticas que América Latina ha tenido con distin-
desarrolladas en el Noroeste con la espe- tos regímenes autoritarios en el curso de
ranza de reproducir el estado de bienestar las últimas décadas, las luchas y la transi-
alcanzado por estos países. ción democrática parecieron crear las con-
Estas consideraciones se ajustan a con- diciones propicias para erradicar los facto-

* Sociólogo y cientista político, es profesor en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y profesor visitante
en distintas universidades de Europa y los Estados Unidos de América. Fue director del Instituto de Estudios
Peruanos. Entre sus principales obras figuran Clases, Estado y Nación en el Perú; Política y sociedad en el Perú;
Cambios y continuidades, drogas y política en el Perú y La conexión norteamericana.

La nacionalización y democratización del Estado, la política y la sociedad 121


res que contribuyeron a las continuas inte- rú como en otros países, provienen de sec-
rrupciones militares y para avanzar en la tores étnico-sociales que han gozado tradi-
democratización del Estado, de la política cionalmente del control económico, políti-
y de la sociedad, a semejanza de los proce- co y/o social.
sos que se desarrollaron en el Noroeste. Sin Por tales motivos, el descrédito del ré-
embargo, hoy en día, con las raras excep- gimen democrático “realmente existente”
ciones de los tres países que gozan de una propicia que amplios sectores sociales,
temprana integración social e implanta- particularmente los pobres y los excluidos
ción democrática —Costa Rica, Chile y del imaginario como de la acción político-
Uruguay—, varios países de América del estatal, asuman comportamientos “infor-
Sur, y particularmente el Perú, atraviesan males”, sino ilegales, para satisfacer sus as-
por un momento aciago por la presencia piraciones individuales y colectivas, que el
de viejas y nuevas amenazas a tales posibi- Estado es incapaz de controlar por no con-
lidades. tar con los recursos materiales ni con el
Tal como estaba previsto por los ejem- respaldo de la población; la fragmentación
plos clásicos y por las teorías convenciona- de los intereses sociales y de las representa-
les, la transición y la instauración del régi- ciones políticas que acarrea esta conducta
men democrático —elecciones, partidos y agudizan los problemas de la acción colec-
parlamentos— se acompañaron con eleva- tiva, al tiempo que la proliferación de “go-
dos grados de movilización social y de par- rreros” (free-riders), que de manera irres-
ticipación política, de un libre y amplio de- ponsable ofrecen resolver las demandas so-
bate sobre las fórmulas políticas y econó- ciales mediante propuestas oportunistas de
micas que debían adoptarse, a la par del re- corto plazo procuran el desconcierto y el
conocimiento y expansión de los derechos desasosiego general.
ciudadanos por las autoridades. Pero, por otro lado, en la medida en que
No obstante la instauración del régi- la democracia es una oportunidad favora-
men democrático, no se logró modificar la ble para el ejercicio de demandas sociales
naturaleza y el funcionamiento del Estado destinadas a la ejecución efectiva de los de-
por la presencia de factores internos y ex- rechos ciudadanos, la insatisfacción con el
ternos que obstaculizaron el cumplimien- desempeño de las autoridades y de las ac-
to de los derechos ciudadanos. De ahí que ciones de las instituciones oficiales favore-
las expectativas depositadas en tal ordena- ce el desarrollo de movilizaciones sociales
miento se han visto frustradas porque el —“hasta sus últimas consecuencias”—
desempeño de las representaciones políti- que rebosan los inefectivos marcos legales
cas y de las instituciones públicas no se co- —el “desborde popular— con el consi-
rresponde con las expectativas de la mayo- guiente desconocimiento y desafío a la frá-
ría de la población, sujeta históricamente a gil institucionalidad oficial.
las condiciones de “pobreza” y de “exclu- Los agudos y crecientes conflictos que
sión” —denominaciones tecnocráticas que se derivan de este panorama y la compren-
esconden las relaciones sociales generado- sible —sino justificada— crisis de “gober-
ras de estas situaciones—; más aún, porque nabilidad” que puede generar este orden
en las nuevas circunstancias internaciona- de cosas propicia el pesimismo sobre el fu-
les el régimen y el Estado refuerzan tales turo de la democracia y del país, el renaci-
condiciones, a contrapelo de las proclamas miento y fortalecimiento de las actitudes y
democráticas y liberales, y de las promesas los comportamientos proclives al autorita-
de los dirigentes políticos. rismo —la mano dura— como medio pa-
Estos resultados contribuyen, una vez ra acabar con la incertidumbre.
más, a que el régimen democrático sea per- En esta coyuntura, no es de extrañar la
cibido como una engañosa fórmula políti- existencia de voces que auguran desenlaces
ca, vaciada de contenido sustantivo, desti- dramáticos; sin embargo, a pesar de tales
nado a satisfacer los exclusivos intereses de oscuros presagios se observa la presencia
los encumbrados en el poder que, en el Pe- de actores que, a pesar de todo, persisten

122 La nacionalización y democratización del Estado, la política y la sociedad


tercamente en defender la validez del régi- do a Manuel Azaña, quien decía que “cuan-
men democrático, y para lo cual aducen do desaparece el Estado, reaparece la tribu”,
que este régimen constituye el único mar- podemos concluir que la “debilidad” o ine-
co para nacionalizar y democratizar el Es- xistencia del Estado (nacional) incentivan
tado y la sociedad. Este panorama suscita el surgimiento de identidades y comporta-
un candente debate en la opinión pública, mientos facciosos que tienden a socavar
en los medios políticos y académicos sobre las frágiles bases institucionales democrá-
los motivos de las múltiples falencias que ticas.
aquejan a la democracia “realmente exis- Para comprender estas deficiencias,
tente”, y por lo que la opinión pública y los Guillermo O’Donnell toma como referen-
medios intelectuales la califican de “insufi- cia la trayectoria político-institucional de
ciente”, “ineficaz”, de “baja intensidad”, y así los países del Noroeste para descubrir las
sucesivamente. “desviaciones” que se produjeron en Amé-
A este respecto, se suele argumentar rica Latina para explicar su baja calidad de-
que los problemas de la democracia se ori- mocrática en comparación con los niveles
ginan en las pobres condiciones sociales de alcanzados en aquella región. Además, esta
la mayoría de la población y, por ende, en revelación le permite proponer la correc-
la falta de garantías para el efectivo cumpli- ción de dichos extravíos para retomar el
miento de los derechos ciudadanos procla- camino emprendido en el Noroeste a fin de
mados por las normas constitucionales, alcanzar sus elevados estándares.
debido a la irresponsable actuación de los En tanto que el autor asume la demo-
gobernantes con relación a los gobernados, cracia como producto de la construcción
y en las limitaciones que cuentan por el le- social, realiza un sugestivo análisis de los
gado autoritario que han heredado. Esta factores que contribuyeron para que el No-
negativa evaluación contribuye a restarles roeste alcanzara los niveles democráticos
credibilidad a las autoridades y es motivo más elevados. En términos muy apretados,
de la desafección y rechazo a la acción po- durante los siglos XIX y XX, la centraliza-
lítica por los impotentes ciudadanos “ima- ción del poder, de la administración públi-
ginarios”. ca y de la producción legal, paralelamente
Igualmente, se aduce con frecuencia al desarrollo y difusión del capitalismo,
que la baja calidad de la democracia lati- contribuyeron a erradicar los mecanismos
noamericana responde a la debilidad de los de dominación patrimonial y afianzar el
aparatos y de las burocracias estatales para Estado de derecho; luego, a través de un
diseñar y ejecutar eficazmente las normas lento y desigual proceso de expansión de
oficiales que dictan desaprensivamente, los derechos ciudadanos, de acuerdo a la
debido a que las decisiones políticas que secuencia detallada por Marshall, el régi-
formulan las representaciones políticas y men liberal-oligárquico fue dando paso a
las autoridades están sujetas y privilegian la nacionalización y democratización del
intereses privados, nacionales e internacio- Estado y de la sociedad, al paso del creci-
nales, ajenos sino contrarios a las necesida- miento capitalista del Noroeste.
des de la mayoría de pobres y excluidos, Para tal efecto, la temprana concesión
pero a las que hacen referencia simbólica de los derechos civiles y la irrupción capi-
para justificarlas. talista contribuyeron a generar y afirmar la
Como es evidente, estas válidas explica- autonomía y responsabilidad cívica de los
ciones tienden a reforzarse mutuamente, al ciudadanos —la agencia— que se mante-
tiempo que indistintamente ponen el acen- nían latentes en los principios morales y le-
to en la naturaleza y funcionamiento del gales en el Noroeste; a su vez, la agencia in-
régimen y del Estado para explicar la defi- centivó el reconocimiento de los derechos
ciente actuación y resultados de la demo- políticos y sociales, por la afinidad electiva
cracia en América Latina, y las consecuen- que guarda con éstos. Es decir, el fortaleci-
cias que acarrea en distintas esferas de la miento de las instituciones públicas ga-
acción social; por tal motivo, parafrasean- rantes de los derechos civiles y la agencia

La nacionalización y democratización del Estado, la política y la sociedad 123


constituyeron el núcleo del movimiento damentos para lograr la agencia, por lo
de nacionalización y democratización del menos, debe ser complementada con la ca-
Estado y de la sociedad en el Noroeste. pacidad de organización y movilización
Como lo sugiere el texto, estos logros no política-intelectual de los desafectos con el
resultaron de una natural y predeterminada orden imperante y decididos a conquistar
evolución lineal, puesto que el desarrollo los derechos ciudadanos para alterar las
combinado del Estado y del capitalismo en relaciones de poder; a las coyunturas que
el Noroeste produjo violentas dislocaciones contribuyeron para que tales luchas se con-
sociales y expoliaciones de distinta índole, cretaran en instituciones públicas dedica-
tanto en el Noroeste como en otras y dis- das a garantizar y promover esos derechos,
tantes sociedades —sobre lo que volvere- y al empeño que pusieron dichos actores
mos más adelante—, lo que dio lugar a la para fiscalizar el desempeño del régimen y
organización de intereses sociales e intensas del Estado para asegurar el cumplimiento
luchas políticas, a agudas controversias in- cabal de las conquistas sociales y políticas.
telectuales que involucraron a diversos su- De otro lado, la consagración de los de-
jetos colectivos, paralelamente a represio- rechos ciudadanos también respondió a la
nes, guerras mundiales y holocaustos étni- percepción del riesgo que corrían las clases
cos, y masivos desplazamientos internacio- dominantes de no conceder dichas prerro-
nales que, aún hoy, siguen empañando la gativas a las clases peligrosas, así como a la
existencia de algunos de esos países. capacidad del Estado para hacer realidad
Finalmente, al compás de estas trágicas dichas concesiones sin afectar sus cimien-
experiencias los acuerdos políticos entre tos capitalistas; estas condiciones podrían
los contradictorios intereses lograron en- explicar por qué algunos de los países del
carar y regularizar los conflictos sociales, Noroeste siguieron diferentes secuencias a
políticos y culturales que generaban tales las mencionadas por Marshall.
fenómenos, con el consiguiente reconoci- Por último, varios e importantes países
miento e incorporación de las demandas del Noroeste que compartían los principios
de los pobres y excluidos en las institucio- morales y legales, y habían cursado la se-
nes oficiales, lo que selló la vigencia de los cuencia de derechos civiles-políticos-socia-
derechos ciudadanos y con ella se dio cabi- les, cayeron en las más abominables mues-
da al proceso de nacionalización y demo- tras de maldad y de servilismo, manifiesta-
cratización del Estado y la sociedad. mente contrarias a la agencia, por conoci-
A este respecto es preciso hacer algunas das razones; al tiempo que la recuperación
anotaciones que, tal vez, el autor del docu- y consolidación del proceso de democrati-
mento puede haber considerado innecesa- zación, la profundización del capitalismo y
rio señalar porque están sobreentendidas o el fortalecimiento de la capacidad estatal
porque en una primera lectura podemos respondieron básicamente a factores con-
haberlas pasado por alto. Ellas tienen que tingentes derivados de la Segunda Guerra
ver con la ausencia de análisis del comple- Mundial, de la ocupación militar y de la
jo entramado de estructuras y actores so- ayuda económica norteamericanas y, final-
ciales, de procesos políticos y de decisio- mente, a la intensa competencia política
nes adoptadas ante determinadas coyun- desatada por la Guerra Fría.
turas políticas que contribuyeron a esta- Es decir, si bien la agencia se fundó en
blecer la democracia en el Noroeste. los principios consagrados por la Ilustra-
En primer lugar, los principios morales ción, su concreción fue resultado de luchas
y legales que regían en el Noroeste y que políticas que involucraban intereses y acto-
contribuyeron a la materialización de la res sociales relativamente articulados al
agencia fueron los mismos que existían en compás del desarrollo capitalista que, ante
otras regiones pero que, a su amparo, pro- determinadas coyunturas nacionales e in-
dujeron resultados diferentes y contrarios a ternacionales, lograron alcanzar elevados
los del Noroeste. Por tal motivo, la impor- niveles de estabilidad democrática y de bie-
tancia que le concede el autor a dichos fun- nestar social, merced al desarrollo de las

124 La nacionalización y democratización del Estado, la política y la sociedad


capacidades del Estado. Estas conclusiones nalización y democratización del Estado y
es necesario tenerlas presentes al momento de la sociedad en el Noroeste, es notoria la
de examinar el caso latinoamericano. ausencia de un tratamiento igualmente
El apretado resumen del proceso de de- complejo que explique en términos positi-
mocratización en el Noroeste en el que la vos el fracaso de tal construcción social y
agencia constituye la clave, permite a política en América Latina, y no simple-
O’Donnell destacar que su ausencia en mente por la ausencia de rasgos del mode-
América Latina, con la excepción de los lo del Noroeste. Esta carencia es particu-
tres países citados, constituye el secreto de larmente notoria porque este tipo de ejer-
su singular trayectoria y la dificultad que cicio debería mostrar los factores del sin-
tiene para consolidar el régimen y el Esta- gular desenvolvimiento de América Latina
do democráticos. Esto sería así, porque la como una especie diferente, y no como
acción colectiva privilegió la vindicación una desviación o una trasgresión a la ruta
de los derechos políticos y sociales a despe- adoptada por el Noroeste por lo que, pre-
cho de los civiles, cuyo cumplimiento e in- visiblemente, sus resultados serían diferen-
corporación en la conciencia social consti- tes; de lo contrario, sería asumir que los
tuyen condición necesaria para asegurar la procesos de democratización de América
autonomía y la capacidad individual para Latina, y de otras regiones, están condena-
asumir responsablemente la elección entre dos a reproducir paso a paso una ruta pre-
opciones alternativas y las consecuencias determinada tal como parecería ser el caso
que acarrean. de diferentes autores.
Al decir de O’Donnell, tal ausencia mo- Como se ha dicho, el proceso de nacio-
tiva que la democracia en la mayoría de los nalización y democratización del Noroes-
países latinoamericanos se caracterice por te se caracterizó, en síntesis, por la centra-
su carácter “delegativo” y que las “áreas lización política del Estado, la afirmación
marrones” tiendan a expandirse y a domi- del Estado de Derecho y la expansión capi-
nar cada vez más sus espacios sociales, po- talista, con las consecuencias señaladas.
líticos y culturales; a diferencia de lo que Pero, por lo general, se obvia que ese pro-
sucede en Costa Rica, Chile y Uruguay, ceso se acompañó con una ola de expan-
donde la agencia es el fundamento del ejer- sión colonial que abarcó, con variadas for-
cicio ciudadano al haber adoptado la pau- mas y grados de intensidad, tanto las regio-
ta del Noroeste, motivo de la estabilidad nes periféricas del Noroeste como las situa-
democrática y la relativa integración social das en otros continentes, tal fue el caso de
que gozan, y por lo que se asemejan a las América Latina.
democracias avanzadas. La relación que se estableció entonces
De ahí la propuesta de Guillermo entre esas regiones y las condiciones que
O’Donnell para que América Latina reto- propiciaron la adaptación y reproducción
me el camino emprendido por el Noroeste de las condiciones institucionales colonia-
mediante la consecución del respeto y el les, condicionaron la existencia de estruc-
fiel cumplimiento del mandato contenido turas, actores y procesos sociales, políticos
en los derechos civiles, como condición ne- y culturales que, como es sabido de sobra,
cesaria para avanzar en la nacionalización propiciaron la persistente influencia del
y democratización del Estado y la sociedad. Estado y del capitalismo del Noroeste; in-
Pero la pretensión voluntarista de esta fluencia que, hoy en día, dadas las condi-
propuesta es evidente, al desconocer los ciones internacionales es más que eviden-
factores que propiciaron el curso que te, por lo que América Latina puede ser
adoptó América Latina, y los elementos denominada, con justicia, como parte del
que contribuyen para que las áreas marro- “Extremo Occidente”.
nes amenacen expandirse también en Cos- Aunque resulte manifiesto, esta situa-
ta Rica, Chile y Uruguay. ción es fundamental para comprender los
Mientras el texto de O’Donnell analiza rasgos distintivos y la trayectoria del sistema
los factores que contribuyeron a la nacio- político de América Latina que la distingue

La nacionalización y democratización del Estado, la política y la sociedad 125


del Noroeste. Por si hubiese necesidad de re- de las mudanzas de sus relaciones con el
cordarlo, la segunda ola de expansión colo- Noroeste a lo largo del tiempo, es significa-
nial, conjuntamente con la redefinición tivo el hecho de que, cualquiera fuera el
“científica” de las concepciones raciales y del grado de desarrollo político y económico
subsistente tratamiento racista a los “indíge- que alcanzaron, la incorporación nacional
nas” y “africanos” propició la asociación de de la mayoría de la población y la consoli-
los “criollos” —blancos— con los intereses dación del Estado de derecho siguen cons-
que representaban los agentes económicos y tituyendo una asignatura pendiente, al
políticos del Noroeste; asimismo, que aque- tiempo que persisten el dualismo y la po-
llos se identificaran con la cultura oficial de larización socio-étnica en variados grados
los países metropolitanos, por lo que adop- de intensidad, con raras excepciones. Por
taron formalmente sus valores e institucio- ejemplo, en Perú y Brasil alrededor del 60
nes que, paradójicamente, contradecían las por ciento de los indígenas y los negros,
subsistentes y fortalecidas relaciones de sig- respectivamente, se encuentran debajo de
no patrimonial entre las jerarquías sociales la línea de pobreza, proporción que proba-
que dieron lugar a la presencia de ciudada- blemente sea similar en otros casos latinoa-
nos imaginarios. mericanos que tienen una parecida partici-
Como es sabido, la consecuencia fue que pación étnica. En el mismo sentido, es
se renovaran y vitalizaran el “dualismo” y la igualmente significativo que bajo cualquier
polarización social y cultural, lo que se pro- régimen político, democrático o autorita-
yectó en el “colonialismo interno” de la po- rio, las distintas políticas económicas, or-
blación “indígena” y de origen africano todoxas y heterodoxas, han contribuido a
que, muchas veces, se justificaría en función mantener y, muchas veces, a fortalecer esta
de principios liberales; la fragmentación so- situación estructural.
cial y las dislocaciones que produjeran la ola De ahí la reiterada afirmación de que
de expansión metropolitana propiciaron in- América Latina es la región de las mayores
termitentes conflictos sociales y constantes desigualdades y que, paralelamente con el
represiones impregnados con una fuerte racismo, el patrimonialismo y el autorita-
carga étnica, que respondía a los latidos del rismo, los “pobres” y “excluidos” tengan di-
“corazón de las tinieblas”. ficultades mayúsculas para organizarse y
Es decir, mientras las clases dominantes promover sus intereses, fundamento de la
del Noroeste se vieron precisadas a recono- agencia, al tiempo que contribuyen a la am-
cer los derechos civiles merced a las luchas pliación de la cobertura social de las áreas
de las clases peligrosas y de los riesgos que marrones y que las prácticas democráticas
suponía desconocerlos, en América Latina, se encuentren teñidas por este color.
esas mismas clases y con el respaldo de los Así las cosas, la cuestión de la construc-
criollos se opusieron a que los “otros” ción social de la ciudadanía pasaría por
miembros de razas inferiores los obtuvie- comprender los factores, internos y exter-
ran, a pesar de que, supuestamente, com- nos, que propician esta larga y pesada he-
partían los mismos fundamentos morales. rencia, así como los que pueden contribuir
El tipo y la intensidad de esa asociación a transformarla como condición necesaria
respondieron a la presencia de distintas de la promoción de la ciudadanía. Esto es
condiciones en los países latinoamerica- así, puesto que, tal como lo expresa la opi-
nos, lo que contribuyó a la existencia de va- nión pública, y no sólo los pobres y exclui-
riados niveles de dualismo y de polariza- dos, la mayor aspiración y reclamo a la de-
ción social así como a la presencia de acto- mocracia es que el Estado se constituya en
res que fueron capaces de promover distin- el “escudo protector” contra los amenazan-
tos grados de centralización política del Es- tes embates del mercado y que habilite las
tado y desarrollo del capitalismo. condiciones para alcanzar una “vida de-
Sin embargo, a pesar de los muchos y cente”, capaz de hacer que los nominales
profundos cambios que los países de Amé- derechos civiles y políticos se realicen efec-
rica Latina han experimentado al compás tivamente.

126 La nacionalización y democratización del Estado, la política y la sociedad


■El estado de la democracia en
América Latina

La construcción de un poder estatal legítimo, representativo y efectivo es una tarea incom-


pleta de la historia latinoamericana y una de las primordiales condiciones de posibilidad
para las democracias emergentes en estos países. Son sus variables principales: la cues-
tión del poder coercitivo y la integración territorial, el papel de la educación y la cultura po-
lítica, la presencia de la sociedad civil como actor insoslayable, la integración regional y su-
praestatal, la inserción en los procesos de “gobernancia global” tanto en el campo de los
derechos humanos como en el económico y financiero y en el de la agenda social mundial.

David Held * el informe con una determinada agenda de


investigación.
Guillermo O’Donnell redactó un infor- Una vez dicho esto, quiero destacar el
me destacable sobre la democracia en Amé- énfasis que se logra en el proyecto y su enfo-
rica Latina. Es sofisticado desde un punto que teórico particular para abordar la de-
de vista teórico y sagaz desde un punto de mocracia, la ciudadanía y las capacidades
vista empírico —tal como podría esperarse humanas. Creo que es el enfoque correcto y
de un académico de su reputación—. Gran está bien articulado y sostenido. Es muy cer-
parte del informe es digna de admiración, cano a mis propias opiniones. En Democra-
especialmente el análisis teórico en la pri- cia y orden global, parte II, me explayo sobre
mera mitad del texto. El manuscrito tiene la democracia y los derechos de los ciudada-
un buen desarrollo y logra mantener un nos con una visión que se superpone de ma-
equilibrio entre la teoría y la práctica muy nera productiva a la de Guillermo O’Don-
evidente. Esta nunca es una tarea sencilla, nell. Por si le interesa, le envié una copia de
pero aquí está bien lograda. este libro a Notre Dame.
Al evaluar el documento, me costó un Tengo algunos comentarios directos so-
poco determinar cuál es mi rol ya que no es- bre el texto, que enumero a continuación:
toy del todo seguro de los objetivos del in-
forme. Entiendo que el principal propósito 1. La discusión sobre el estado y sus ca-
es el de establecer un marco teórico que lue- racterísticas distintivas está muy bien desa-
go sirva como base analítica para una inves- rrollada, pero, en mi opinión, falta analizar
tigación empírica de las condiciones de la la importancia del estado como centro de
democracia en los países latinoamericanos. violencia legítima. Desde el principio, el es-
La traducción de la teoría en un marco ana- tado moderno exigió un monopolio sobre
lítico/empírico es claramente un paso cru- los medios legítimos de violencia, tal como
cial. El documento comienza este proceso, señalaron pensadores como Hobbes y We-
pero aún no lo desarrolla extensamente. És- ber. La lucha por asegurar ese monopolio,
ta no es necesariamente una crítica, ya que por supuesto, es un elemento central en la
depende absolutamente del estado del tra- historia de los estados latinoamericanos. Su
bajo hasta la fecha. Pero pretende decir que derecho a este tipo de monopolio fue reba-
todavía hay mucho por hacer para vincular tido en una sucesión de luchas. Y, sin em-

* Graham Wallas Professor of Political Science. The London School of Economics (LSE), London.

El estado de la democracia en América Latina 127


bargo, sin ese monopolio no se podría cum- les es muy importante. Uno de los mayores
plir con una de las condiciones esenciales desafíos de las políticas democráticas es có-
para un estado democrático moderno. Aquí mo enseñar sus condiciones culturales —y
se plantean muchas cuestiones, pero pienso tal vez sea necesario explorarlas.
que en el manuscrito, en general, se les asig- Años atrás Dahl escribió que “lo que ge-
na poca importancia. En particular, los ele- neralmente describimos como ‘política’ es
mentos violentos en muchos países latinoa- simplemente la ‘cascarilla’. Es la manifesta-
mericanos: la dificultad de los estados para ción superficial, que representa conflictos su-
“apaciguar” sus territorios, el papel proble- perficiales. Antes de la política, debajo de ella,
mático de los ejércitos, la dificultad de con- envolviéndola, restringiéndola y condicio-
tener a los militares de un modo no político nándola, se encuentra el consenso subyacen-
profesional son todas cuestiones que me te sobre la misma que por lo general existe en
hubiera gustado ver en el informe, pero so- la sociedad... Sin este consenso ningún siste-
bre las cuales no se reflexiona demasiado. ma democrático sobreviviría a los infinitos
Esta ausencia está reflejada en los diver- fastidios y frustraciones de las elecciones y la
sos sumarios de temas que hace el autor (ver competencia partidaria”. Obviamente, Gui-
sección III.5). Existe una dimensión de la so- llermo O’Donnell es plenamente consciente
ciedad civil y del estado. La dimensión de la de estas cuestiones, pero me habría gustado
sociedad civil tiene que ver con el rebatido ver un mayor énfasis puesto en la cultura po-
monopolio del poder coercitivo del estado. lítica y alguna mención a las cuestiones edu-
La dimensión del estado está relacionada cativas planteadas por un continente que
con la dificultad que se percibe en muchos abraza la democracia de muchas maneras,
países latinoamericanos para profesionalizar pero que también la combate y la impugna.
al ejército. La notable transición a la demo-
cracia en la España moderna dependió, fun- 3. Un “invitado ausente” a la fiesta tam-
damentalmente, de que el ejército regresara bién podría ser el papel de la sociedad civil.
a los cuarteles —y la misma condición se Hubo un florecimiento de organizaciones
aplica a muchos países latinoamericanos. de la sociedad civil en toda América Latina
que desempeñaron papeles especialmente
2. Si bien coincido plenamente con el importantes en los últimos tiempos, sobre
énfasis teórico del informe, considero que todo en la Argentina y Brasil. La observa-
no está del todo explorado el papel de la ción del desarrollo de la sociedad civil en
cultura en la democracia. Es evidente que el América Latina, mediante un examen de la
desarrollo de una cultura democrática, una naturaleza cambiante y el papel de las orga-
cultura tolerante con la diversidad de opi- nizaciones de la sociedad civil, debería ser-
niones, los desafíos democráticos competi- vir como un complemento útil para el estu-
tivos y la noción de que se puede estar del dio de la cultura política que se menciona
lado de los perdedores (hasta que se presen- en el punto 2. La LSE recientemente explo-
te la próxima oportunidad de participar en ró varios marcos para examinar el desarro-
la política democrática) son elementos cru- llo de la sociedad civil (véase el volumen de
ciales que deben aprenderse a fin de susten- la OUP Anuario de las sociedades civiles).
tar una política democrática. ¿No debería el Rastrear el surgimiento de la sociedad civil,
proyecto examinar con mayor profundidad los diversos medios internos y externos pa-
las diferentes tradiciones culturales que ali- ra respaldarla y de qué manera las organiza-
mentan la política latinoamericana, hasta ciones de la sociedad utilizan los regímenes
qué punto son compatibles con la democra- internacionales, por ejemplo el régimen de
cia y los futuros desafíos que les plantean a los derechos humanos, para respaldar sus
la educación y al aprendizaje? Por supuesto, causas es un elemento importante en la his-
la democracia requiere aprender una cultu- toria de la democracia.
ra política que sea tolerante con la diversi-
dad y la diferencia. Las implicancias que es- 4. La democracia europea se vio profun-
to tiene para la educación en todos los nive- damente fortalecida desde 1945 por el desa-

128 El estado de la democracia en América Latina


rrollo de su única asociación regional: la el cruce del desarrollo de la cultura política,
Unión Europea. Creo que el desarrollo del la sociedad civil y el derecho.
regionalismo va a tener una gran relevancia Esto se vincula con un punto más amplio
en América Latina, aunque la forma que sobre las condiciones internacionales genera-
adopte sea diferente. En este sentido, me ha- les para el desarrollo de la democracia y el
bría gustado que se le diera una mayor con- papel de las instituciones de gobernancia
sideración al cruce entre políticas democrá- económica global. Stiglitz, entre otros, escri-
ticas y el desarrollo del regionalismo en bió profusamente sobre los resultados hete-
América Latina. En particular, se podría rogéneos, en el mejor de los casos, que tuvie-
examinar el rol cambiante y la importancia ron el Banco Mundial, el FMI y la OMC en lo
del MERCOSUR, al mismo tiempo que debe- que concierne a promover el desarrollo eco-
rían explorarse con mayor profundidad al- nómico y la política democrática. Una vez
gunas de las implicancias que pueda tener más, el cruce de estas OIG, las condiciones
para el regionalismo, hoy y en el futuro. internas y la política económica merecen un
Creo que un MERCOSUR sólido y fuerte, vin- mayor análisis. Uno de los factores cruciales
culado a futuros desarrollos significativos para el desarrollo de la democracia en Amé-
en materia de acuerdos internacionales y rica Latina son las políticas establecidas por
derecho internacional, podría servir para el Banco Mundial y el FMI que apoyen el for-
ofrecer un apoyo externo a la democracia en talecimiento del desarrollo democrático y de
América Latina. El desarrollo de un marco las capacidades humanas. La inversión, y las
regional sólido en América Latina es, en mi condiciones de la inversión, pueden repre-
opinión, de suma importancia para el desa- sentar una amenaza para la democracia si no
rrollo de la ‘voz’ de América Latina —tanto invierten en capital social y en infraestructu-
a nivel nacional como internacional. ra para el desarrollo humano.

5. En relación al punto 4, debería reali- 6. Existe una gran diferencia entre cómo
zarse un examen más minucioso del papel el informe analiza la teoría del estado y la de-
del derecho internacional, especialmente la mocracia y la vulnerabilidad hoy en día de las
influencia de la agenda de derechos huma- políticas latinoamericanas, aunque hay algu-
nos. El desarrollo posterior a 1945 de un nas observaciones interesantes al respecto en
nuevo concepto de soberanía en el derecho la tercera parte final del manuscrito. Me gus-
internacional —alejándola de una noción taría mucho que esta brecha se achicara en la
de poder efectivo y acercándola a otra vin- próxima instancia del proyecto de manera
culada a la autoridad que respeta los dere- que resulte más fácil leer las conexiones entre
chos humanos y los valores democráticos— el marco teórico, las condiciones empíricas y
es un cambio importante en la política in- las implicancias políticas. Si el proyecto lo lo-
ternacional con muchas implicancias signi- gra, podría ser de enorme importancia para
ficativas para las políticas nacionales. el estudio y la política de los países de Amé-
En un artículo reciente, “Derecho de los rica Latina. Es un gran desafío que, de cual-
estados, derecho de los pueblos”, exploro es- quier manera, vale la pena afrontar.
te cambio y los dos primeros tercios de este Considero que el informe es excelente y
artículo podrían ser relevantes aquí. Le en- que los comentarios mencionados anterior-
vié una copia directamente a Guillermo. mente sólo tienen la intención de ofrecerle a
No estoy sugiriendo que los marcos le- su autor otra lista de puntos a considerar en
gales cambiantes de la política internacional el trabajo que le queda por delante. Hay que
sean suficientes para apuntalar y estabilizar felicitarlo por llevar el proyecto hasta este
la democracia en muchos países de América punto —igual que al PNUD por patrocinar
Latina. Pero es importante reflexionar sobre una investigación tan importante.

El estado de la democracia en América Latina 129


■Sociedad civil y calidad de la
democracia

En el marco de las falencias de la democracia en América Latina en los albores del siglo
XXI, este ensayo quiere destacar la especial situación de las organizaciones independi-
entes de la sociedad civil. Surge de la convicción de que esas entidades son actores im-
prescindibles —aunque ciertamente no únicos— en cualquier empresa de superación de
esas falencias; su existencia y eficacia es un índice fundamental del grado en que la democ-
racia está generando una “sociedad abierta”.

hasta alianzas bastante estrechas. Aquí usa-


Juan E. Méndez *
mos el término “organizaciones indepen-
I. El punto de partida es una premisa: dientes de la sociedad civil” en un sentido
los sistemas políticos democráticos de restringido: nos referimos a las entidades
América Latina, y en especial sus líderes, creadas espontáneamente por grupos de
tienen en general una decidida hostilidad y ciudadanos para defender intereses colec-
aversión hacia las organizaciones indepen- tivos no necesariamente propios (o más
dientes de la sociedad civil, especialmente propiamente dicho: en principio no los
si éstas defienden intereses colectivos o propios sino los de otros). Las entidades tí-
“causas”, como los derechos humanos, el picas de esta definición son los organismos
medio ambiente, la lucha contra la pobreza de derechos humanos, dirigidos a la pro-
o la promoción de políticas sociales.1 tección de las libertades fundamentales de
Aunque esa hostilidad y desconfianza víctimas de la represión o de comunidades
reconozca grados y excepciones, este ensa- excluidas. También incluimos en esta defi-
yo asume, asimismo, que ella es una causa nición entidades dedicadas a la promoción
posible (entre otras) de la baja calidad de de políticas sociales que favorezcan a esas
la democracia, o más precisamente, de la colectividades, a las de tipo asistencial que
“ciudadanía de baja intensidad”, en las pa- procuran la promoción del desarrollo hu-
labras de Guillermo O’Donnell, que a su mano sostenible, y aun a las que se definen
vez es síntoma de aquella calidad degrada- como entidades de solidaridad.
da de la democracia real que vivimos. Des- En las páginas que siguen no nos propo-
de luego, esta premisa requiere una preci- nemos solamente describir ese estado de
sión del término “sociedad civil”, ya que és- ánimo de los dirigentes políticos hacia las
te puede incluir, por ejemplo, al sector em- organizaciones independientes de la socie-
presario o de negocios, frente al cual no se dad civil, sino también sugerir algunas res-
constata la hostilidad apuntada. De la mis- ponsabilidades que los integrantes de éstas
ma manera, los sindicatos son organizacio- tienen, en el camino de un ejercicio más efi-
nes independientes de la sociedad civil, pe- caz de su papel en la construcción de la de-
ro respecto de ellos la actitud del poder po- mocracia. Lo hacemos desde la perspectiva
lítico y de los líderes políticos reconoce una centralizada en el concepto de la persona
mayor gama de matices, desde la hostilidad humana como “agente” y de su corolario, la

* Profesor de Derecho y director, Center for Civil and Human Rights, Universidad de Notre Dame (EUA). Es
miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
El autor agradece los comentarios de Javier Mariezcurrena.
1 Una constatación empírica más rigurosa sobre esta hostilidad puede ser un campo fértil de investigación del
proyecto auspiciado por el PNUD.

Sociedad civil y calidad de democracia 131


“ciudadanía política”. Nos proponemos ex- que las nuevas generaciones de latinoame-
plorar la necesidad de concebir la ciudada- ricanos parecen ir superando los esquemas
nía política como un derecho (y tal vez una ideologistas sobre la política, nuestros diri-
obligación moral, pero ciertamente no jurí- gentes continúan actuando como si lo úni-
dica) de participar en la vida política en ma- co que importara en política es proponerse
neras que excedan el voto y la participación la toma del poder. Afortunadamente, ahora
en elecciones. A través de las organizacio- los dirigentes se plantean la toma del poder
nes independientes de la sociedad civil los a través de elecciones y en general no por la
ciudadanos participan más cotidianamente fuerza. Sin embargo, siguen subordinando
de la formulación, implementación y eva- “las políticas” a “la política”, y el cambio so-
luación de las políticas públicas y del con- cial y político al poder mismo. Este olvido
trol de los actos de gobierno. Al hacerlo en de que el poder es para transformar la rea-
defensa de intereses que no les son propios, lidad y no un objetivo en sí mismo es lo
alcanzan una ciudadanía más plena.2 que yace detrás de la hostilidad a las insti-
tuciones sociales que no se proponen el po-
II. Desde el poder político, nuestros pre- der sino el cambio.
sidentes, ministros y gobernadores exhiben En los casos extremos en que las ONG
un desprecio muy marcado por las organi- muestran alguna eficacia, y obligan a los di-
zaciones no gubernamentales (ONG), y eso rigentes a responder, la hostilidad también
en las raras ocasiones en que se ven obliga- se acrecienta. Del intento de ignorar las
dos a referirse a ellas. Por lo general, las ig- ONG se pasa a atacar la integridad moral y
noran muy deliberadamente al referirse a hasta física de sus miembros; se usan teorías
temas en los que ellas pueden tener algo im- conspirativas para denunciar supuestas
portante que decir. Por ejemplo, los gober- “agendas ocultas” de las ONG; y se alude
nantes se pronuncian con frecuencia sobre ofensivamente a sus fuentes de financiación.
seguridad ciudadana, pero rara vez mencio- En algunos países de América Latina, recu-
nan estudios o análisis de entidades especia- rrentemente se inician “investigaciones” so-
lizadas que vinculan la denuncia de prácti- bre esas fuentes de financiación, o se inten-
cas represivas a la formulación de políticas ta legislar la prohibición de que reciban fon-
de seguridad realmente eficaces contra el dos del exterior. Paradójicamente, se usan
crimen. Si se ven obligados a referirse a los estas cazas de brujas precisamente contra las
estudios de ONG, tienden a minimizar sus entidades que reclaman transparencia en la
aportes, no por su contenido sino por una función pública. El hecho de que, en gene-
alegada “falta de representatividad”. En ri- ral, las ONG puedan demostrar que no tie-
gor, lo que se quiere decir es que esas entida- nen nada que ocultar en cuanto al origen de
des no tienen peso político y por eso pueden sus fondos no le quita una siniestra eficacia
ser ignoradas. Obviamente, esa actitud res- a la campaña, ya que por lo menos pone a
ponde también a la decisión táctica de ne- las ONG a la defensiva.
garles peso político para no tener que consi- Ningún gobernante que denuncia a las
derar seriamente sus aportes a la formula- ONG se hace cargo de una interesante con-
ción de políticas. tradicción: en las políticas de ajuste que
Es importante constatar que esta hosti- ellos mismos implementan, el Estado
lidad no tiene necesariamente signo ideo- abandona funciones esenciales. Los gober-
lógico, aunque en todos los casos es, desde nantes afirman (a menudo sin comproba-
luego, señal de autoritarismo. Diversas ex- ción empírica) que tales funciones son ipso
presiones de la política caen en la tentación facto absorbidas por la sociedad, de modo
de absolutizar y centralizar la política secta- que no hay tal abandono. De modo que se
ria por sobre otras consideraciones. Aun- transfieren funciones a entidades cuyos

En este sentido, este ensayo responde a algunas de las muy fértiles exploraciones de la monografía de Guillermo
O’Donnell con que se lanzó el proyecto del PNUD. Específicamente, procuramos continuar el desarrollo de las
“sugerencias empíricas” propuestas por O’Donnell bajo los items I.1.1.6, I.3.3.2, II.4.4. y IV.2, 3 y 4 de ese trabajo.

132 Sociedad civil y calidad de democracia


aportes se minimizan, y ello sin consultar- inadecuado del Parlamento, de las Defenso-
las y sin escucharlas. Al mismo tiempo, los rías del Pueblo, de las Contralorías y hasta
gobiernos pretenden controlarlas y privar- del mismo Poder Judicial.
las de su independencia y autonomía. III. En América Latina hay un creci-
En casos extremos, se culpa a las ONG miento impresionante de las organizacio-
por la pobreza de la prestación de servicios nes independientes de la sociedad civil. Es-
que el Estado nunca debió abandonar. En pecialmente en el ámbito de los derechos
otros, se crean desde el poder entes supues- humanos, la transición a la democracia re-
tamente independientes pero controlables, sultó en la renovación generacional de or-
los cuales se contraponen como ejemplos ganismos nacidos para luchar contra la re-
superadores de las ONG verdaderamente in- presión ilegal de las dictaduras, y también
dependientes. Otra consecuencia de la aper- en la aparición de nuevas entidades dedi-
tura a los mercados internacionales es que cadas a los derechos de la mujer, de los ni-
los gobernantes están mucho más dispues- ños, de los pueblos indígenas, de los afro-
tos a escuchar a las ONG extranjeras que a descendientes y de diversos sectores exclui-
las nacionales, aunque ambas digan lo mis- dos. Además, se ha producido una gran di-
mo y las nacionales lo hagan con mayor do- versificación en los métodos de trabajo y
cumentación y conocimiento de causa. Esto hay cada vez mayor coordinación de activi-
es consecuencia de un crudo análisis del pe- dades. En respuesta a diversas crisis (am-
so político respectivo de cada organización y bientales, de empleo, educativas), apare-
de sus capacidades de movilización de otros cen constantemente nuevas organizacio-
factores de poder. Sin negar que estos aspec- nes espontáneas que reproducen los valo-
tos sean importantes, sería preferible que se res, la organización interna y los métodos
atendiera más al contenido del mensaje que de los organismos clásicos de derechos hu-
a la identidad del mensajero. manos. Esto significa que la sociedad en-
Es probable que esta hostilidad a las or- tiende la política en un sentido más am-
ganizaciones independientes se origine en la plio y más rico que el de la competencia
pretensión de ser Estado-para-la-nación electoral, mientras que la clase política
(O’Donnell), en el sentido de que la disi- conserva y acrecienta día a día una impor-
dencia parcial es vista como un ataque al to- tante distancia con estas tendencias socia-
do. Aun así, la preocupación es falsa, ya que les. Las experiencias sociales espontáneas
las ONG no tienen intención de disputarle de América Latina nos deben llevar a reva-
al Estado ni al gobierno su papel de repre- lorizar el papel de las organizaciones inde-
sentante de los intereses de todos. Insisten, pendientes de la sociedad civil.
eso sí, en que el todo no es superior a las Desde luego, la existencia y la eficacia
partes, y que las partes pueden y deben con- de entidades sociales deben ser índices del
tribuir a la definición del interés general sin grado en que la democracia está generan-
perder su condición de intereses particula- do una “sociedad abierta”. Para nuestros fi-
res legítimos. El resultado es que en Améri- nes, sin embargo, no es suficiente con que
ca Latina las políticas públicas se diseñan e el Estado tolere y permita la existencia de
implementan con escasa o nula participa- asociaciones civiles, aspecto en el que las
ción de la sociedad, y que se desdeña el democracias latinoamericanas no parecen
aporte de los que saben dentro de ellas si no estar en falta (excepción hecha de algunos
están afiliados a los partidos o contratados atentados muy puntuales a la libertad de
por el gobierno. Sin embargo, es más grave asociación). Lo que a nuestro juicio no se
aún la situación en cuanto a la rendición de hace suficientemente es valorar el aporte
cuentas, tanto horizontal como vertical, ya de las entidades no gubernamentales a la
que las ONG son los entes mejor equipados creación de una cultura democrática y al
para hacer funcionar las instituciones de funcionamiento pleno de las instituciones.
control. El esfuerzo de ignorar a la sociedad Tampoco se presta suficiente atención a la
civil, o controlarla, o limitarla en su presen- forma en que tales entes se vinculan al Es-
cia pública, resulta en el funcionamiento tado y a los partidos políticos, y cómo in-

Sociedad civil y calidad de democracia 133


fluyen en el diseño, adopción, implementa- cisiones. Pero ambas deben articularse con
ción y evaluación crítica de las medidas de las ideas y experiencias que surgen del tra-
gobierno. bajo cotidiano y riguroso en áreas específi-
El crecimiento de las asociaciones que cas del quehacer social, que es lo que puede
defienden “causas” (en número y en activi- aportar la sociedad civil organizada a través
dad, aunque no en incidencia en la política) de “causas”. Estas organizaciones tienen el
es tal vez inversamente proporcional a la límite obvio de su carácter sectorial; pero
disminución en la participación política a esto puede convertirse en una virtud si se
través de los cauces clásicos, como las cam- lo entiende como especialización y experti-
pañas electorales y el funcionamiento de los cia. Estas organizaciones tampoco pueden
partidos políticos. Probablemente exista ser medidas por su “representatividad”: no
una relación entre ambos fenómenos. Des- aspiran a representar a ningún número de
de luego, no se trata de celebrar el creci- ciudadanos ni a sector alguno, por lo que
miento de las ONG a expensas de la parti- esta categoría no puede aplicárseles. Su mé-
cipación política clásica. Al contrario, lo rito, en todo caso, está en la calidad de la in-
deseable es que se revierta la tendencia a la formación con que cuentan a partir de su
disminución en la participación política sin experiencia en sus temas, en su capacidad
que se achique la labor de las organizacio- para divulgar esa información, en el rigor
nes de la sociedad civil. Para ello, será nece- con que la analizan y en la validez empírica
sario estudiar mejor las formas creativas de de las propuestas que formulan. Todo ello
relacionamiento entre ONG y partidos. puede resumirse en una categoría que sí les
En situaciones críticas, la baja en la par- es aplicable a las ONG: la “credibilidad”,
ticipación clásica se viene sustituyendo con que es también un criterio objetivo para de-
la movilización y el “ganar la calle”, formas terminar a qué ONG debemos escuchar y a
éstas absolutamente legítimas de la protesta cuáles no.
en tanto se mantengan dentro de cauces pa-
cíficos. No está claro el grado de influencia IV. Si las organizaciones independien-
que las ONG puedan tener respecto de es- tes de la sociedad civil van a tener un papel
tas nuevas formas de participación política. en la construcción de sociedades y Estados
Ni siquiera está suficientemente estudiado más democráticos, deberá ser posible me-
cuál debería ser el papel de las ONG en el dir objetivamente la contribución que ha-
acompañamiento de estos fenómenos. Pero gan. Esto conduce a pensar en algunos pa-
es preciso entender que ni la participación rámetros de calidad del trabajo de las ONG.
clásica (si aumentara) ni la movilización Deliberadamente no nos referimos a “obli-
pueden garantizar la eficacia de las políti- gaciones” de estas entidades, porque nos
cas públicas, ni su credibilidad, ni su acep- parece inconveniente que el Estado impon-
tación por la mayoría de la población. La ga deberes como condición del ejercicio de
movilización por fuera de los partidos po- derechos fundamentales. La libertad de
líticos necesitará siempre de propuestas asociación debe garantizarse con el mínimo
concretas y específicas, y estas propuestas indispensable de reglas, en forma muy si-
sólo pueden surgir de un trabajo sostenido milar a la libertad de expresión. La tentati-
y profundo, especializado y sistemático, va de imponer obligaciones a las asociacio-
que las mejores ONG pueden aportar. nes civiles denota una intención autoritaria
La movilización aportará a la calidad de de controlarlas y de limitar su eficacia. Así
la democracia si consigue concitar atención como no se puede reglar la “veracidad” o la
sobre problemas urgentes y galvanizar a la “credibilidad” de la información de los me-
opinión de manera de producir cambios en dios de expresión, tampoco es lícito que el
las aspiraciones de las mayorías. La partici- Estado pretenda calificar a las ONG entre
pación a través de partidos políticos que buenas y malas. Del mismo modo en que
gocen de credibilidad y legitimidad ayuda- hay prensa buena, mala y regular, y cada
rá a canalizar esas aspiraciones hacia los lu- consumidor elige, también habrá ONG con
gares institucionales donde se toman las de- mayor capacidad de influir que otras, pero

134 Sociedad civil y calidad de democracia


no a partir de una calificación dirigida des- de verificar sus premisas. Las ONG deben
de el poder. poder demostrar capacidad de investigar
Por ello, los criterios que a continuación con rigor científico el ámbito de la reali-
esbozamos no son reglas jurídicas ni “obli- dad social al que dedican sus esfuerzos. Es-
gaciones” en sentido lato, sino condiciones to no quiere decir que las ONG deban ser
de eficacia para el mejor desempeño de ca- calificadas con los criterios con que evalua-
da entidad en la defensa de la causa que eli- mos a las instituciones de investigación
ge defender. Estas condiciones nos permi- científica. Las organizaciones de la socie-
ten, a la vez, usar criterios objetivos para dad civil obtienen y analizan información,
distinguir entre organizaciones creíbles y y la diseminan, no para servir al conoci-
las que no lo son, en el entendimiento de miento sino para impulsar y promover po-
que la credibilidad se gana y se pierde en líticas de transformación de un aspecto de
forma cotidiana, por lo que no es conve- la realidad. Pero para poder ser eficaces en
niente poner rótulos a entidades que se de- este objetivo, deben poder ser convincentes
senvuelven en realidades muy dinámicas. en el análisis de la realidad que quieren
Por lo pronto, las organizaciones desti- cambiar. Y por ello, un umbral mínimo de
nadas a la promoción de una causa deben rigor científico y de honestidad intelectual
poder presentarse como expertas en todos en el análisis es necesario.
los aspectos de la misma. Esto significa po- La misión de las ONG no se completa
der hablar con autoridad sobre temas que sin la presentación de propuestas para mo-
interesan a la sociedad en su conjunto, pe- dificar la realidad. Lo primero que debe exi-
ro que el ciudadano común no está en con- girse es una correlación razonable entre la
diciones de conocer en todas sus dimensio- realidad descripta y esas propuestas, corre-
nes. Esa autoridad no es institucional ni lación que sólo puede surgir de una lógica
normativa, sino que se parece mucho a la persuasiva y sensata. Desde luego, la pro-
autoridad intelectual que surge del conoci- puesta no debe ser fríamente racional, ya
miento profundo de un tema y de la dedi- que debe también poder convencer y cap-
cación de esfuerzos sostenidos para domi- turar la imaginación de grandes círculos de
narlo. Está claro que no basta con invocar ciudadanos y ciudadanas que la hagan suya
tal autoridad; será necesario poder demos- y la impulsen. En este sentido, las ONG de-
trarla con profusión de información y su ben ser capaces de traducir sus propuestas
organización razonable y comprensible pa- a un lenguaje llano y accesible, sin desme-
ra el público. También es preciso que la dro de su rigor y riqueza conceptual.
metodología de obtención de la informa- La persuasión en la propuesta depende-
ción pueda ser conocida y sometida a la rá de poder exhibir una gran transparencia
crítica, y que los resultados de la investiga- en la metodología de investigación y de
ción de campo se presenten con honesti- análisis, pero esa transparencia también
dad intelectual. Cuanto menos, esto re- deberá aplicarse a la organización interna
quiere separar razonablemente lo sistemá- de la entidad. En este último caso, las ONG
tico de lo anecdótico, lo que representa un no deben temer el escrutinio sobre cómo
patrón de conducta de lo que es una abe- arriban a sus decisiones, cómo reciben a
rración fácilmente corregible. nuevos miembros, cómo eligen a sus auto-
La presentación del análisis que hace la ridades y cómo reclutan a su personal pro-
ONG de la información obtenida también fesional. Asimismo, deben ser transparen-
debe ser transparente. Sin que sea posible tes en cuanto al origen y al uso de los fon-
exigir una presentación académica de la in- dos de que se valen para hacer su trabajo.
formación, sí debe reclamarse que el análi- Por su vocación de insertarse en el debate
sis demuestre rigor científico y deduccio- sobre políticas públicas, las ONG deben
nes razonables. El producto público que también comprender que ese papel las ha-
ofrece la ONG en forma de informes o pro- ce (a ellas y a sus directivos) blanco legíti-
puestas debe bastarse a sí mismo en cuan- mo de la crítica y de la investigación perio-
to a su lógica interna y a la posibilidad real dística. En ese sentido, por participar del

Sociedad civil y calidad de democracia 135


debate democrático se convierten en “per- der a preguntas legítimas y a pagar un pre-
sonas públicas” y deben someterse al exa- cio por no tener respuestas para ellas.
men de todo lo que interese a la causa que En la capacidad de generar propues-
defienden, incluyendo los procesos me- tas, las ONG serán juzgadas principal-
diante los cuales arriban a sus propuestas. mente por la contribución que de esa ma-
Ello no quiere decir que los miembros nera hacen al debate democrático. En ese
de las ONG no tengan vida privada, pero sí cometido, es lícito generar controversia y
que sus dirigentes deben aceptar una ma- aceptar el reto de entrar en controversia.
yor exposición a la crítica sobre aspectos La promoción de la causa que la entidad
relevantes a la causa y que reflejen un legí- defiende es, en el fondo, una modalidad
timo interés público. En relación con la or- del diálogo entre la sociedad y el poder,
ganización interna, la entidad deberá estar y ese diálogo tiene que ser abierto y pue-
abierta al conocimiento público de su me- de ser áspero; pero es imperioso que sea
canismo de toma de decisiones, a sus mo- un diálogo con reglas originadas en la
dalidades de recepción de miembros y de buena fe y que abarque el mayor núme-
designación de sus directivos y de contra- ro de interlocutores posible. En todos los
tación de su personal profesional. Sin em- casos, sin embargo, deberá evitarse la es-
bargo, la organización interna de una enti- pectacularidad, el sensacionalismo y el
dad es de interés público sólo si dice algo protagonismo fácil. En definitiva, la orga-
en relación con el mensaje que el organis- nización de causa debe proyectarse a la
mo transmite a la sociedad. Más allá de sociedad como portadora de la mayor ex-
eso, no es necesario que la entidad se some- perticia en la causa elegida y ocupar la
ta a presiones acerca de su “democracia in- posición de un referente profesional, so-
terna” en la toma de decisiones, ni a cazas cial y ético de esa causa para todos los que
de brujas sobre cómo se adoptan sus infor- se interesen en la misma.
mes o posiciones públicas.
En la medida en que la eficacia de la V. En las condiciones anteriormente des-
ONG depende de la transmisión de un criptas, las organizaciones independientes
mensaje al conjunto de la sociedad, será de la sociedad civil tienen funciones en la
necesario que la práctica de la misma in- profundización de la calidad de la demo-
cluya una política de prensa deliberada y cracia que merecen ser estudiadas más pro-
profesional. La línea divisoria entre una fundamente. Esas funciones se dirigen tan-
política de prensa que maximice el acceso a to a la cultura democrática en la sociedad
la opinión pública y la abierta manipula- como a los niveles del Estado y del régimen.
ción de esta última a través de los medios Un análisis diferenciado de cómo inciden
no es tan difusa ni incierta como se la hace estas organizaciones en cada uno de esos ni-
aparecer. Una política de prensa requiere veles escapa al objeto de este ensayo. Sin em-
dedicación de esfuerzos concretos a la dise- bargo, lo dejamos planteado como una su-
minación del mensaje de la entidad, es- gerencia de investigación y discusión a pro-
fuerzos que deben ser transparentes. Se fundizar en el curso del proyecto.
trata solamente de aceptar y respetar las re- Entre tanto, destacamos por ahora al-
glas de juego de la ética periodística y esta- gunos aspectos en que la participación de
blecer contacto con los medios sin dejar de las organizaciones independientes podrían
reconocer el papel diferenciado que deben contribuir a mejorar la calidad de nuestras
jugar las organizaciones de causa y tales democracias, sin perjuicio de insistir en
medios. Es necesario que los representan- que a esa mayor participación de las ONG
tes de las ONG se ajusten a las normas so- deberá corresponder un mayor reconoci-
bre atribución de declaraciones, sobre la miento de su papel y de su independencia
emisión de comunicados y la celebración por parte de las autoridades que detentan
de conferencias de prensa cuando se tiene el poder.
algo que decir. Deberán también reconocer En primer lugar, las organizaciones de
que deben estar en condiciones de respon- causa contribuyen a la rendición de cuen-

136 Sociedad civil y calidad de democracia


tas vertical en todos sus aspectos. Pueden que se especialicen en litigar en defensa de
ser un apoyo indispensable a la prensa en el los intereses difusos o que privilegien es-
ejercicio de la investigación periodística so- trategias legislativas o de difusión pública,
bre medidas de gobierno o sobre la ausen- las organizaciones de causa sirven de apo-
cia del Estado en problemas sociales urgen- yos estratégicos a la acción de institucio-
tes, al ofrecer información y análisis genera- nes de control como las defensorías del
dos a lo largo de un trabajo permanente en pueblo u ombudsman, las comisiones par-
temas que requieren cierta especialización. lamentarias de investigación o de control,
En forma directa o en diálogo con forma- las fiscalías administrativas o procuradu-
dores de opinión, también se convierten en rías e inspectorías. Con su experiencia,
voceros autorizados sobre el impacto de las también pueden generar propuestas para
políticas públicas —o de su ausencia— so- la formalización de la supervisión ciudada-
bre esos problemas. Sin perder su indepen- na de cuerpos policiales. En la lucha contra
dencia, pueden entrar en diálogo con los la inseguridad ciudadana, sirven de canal
partidos y con los legisladores para ali- de comunicación entre las fuerzas policia-
mentar propuestas a usar en las campañas, les y las comunidades afectadas, generando
en el diseño de legislación y en la función así condiciones de confianza para aportar a
de control de los comités parlamentarios. la investigación y a la prevención de deli-
Asimismo, esa interlocución debe exten- tos. En todo caso, pueden también ser los
derse también a la burocracia estatal, espe- más autorizados para evaluar el comporta-
cialmente a los titulares y funcionarios de miento y la independencia de las mismas
agencias administrativas encargadas de la instituciones de control, que a menudo son
implementación de políticas. En definitiva, presa de la vocación de ejercicio sultanista
ejercen un monitoreo constante sobre la del poder.
ejecución de políticas públicas y sobre el De esta manera, las organizaciones de
cumplimiento de promesas electorales, y lo causa contribuyen a la creación de una cul-
hacen con mayor eficacia cuando se trata de tura democrática. Hablar de ciertas proble-
medidas sociales o económicas tan desagre- máticas desde la perspectiva de la especiali-
gadas y complejas que su eficacia, error o zación y sin vestiduras ideológicas o políti-
insuficiencia resultan insusceptibles de ve- cas contribuye a la tolerancia y a la supera-
rificación inmediata. ción de la desconfianza que impide el diálo-
Tal vez con mayor eficiencia, las orga- go constructivo. La profundización de una
nizaciones independientes cumplen tareas cultura democrática puede servir para que
esenciales en la rendición de cuentas hori- los líderes que elegimos aprendan a auto-
zontal. Su acceso a instituciones públicas rrestringirse en el ejercicio del poder y a re-
establecidas para el control de los actos de conocer sus propios límites. Pero más di-
los demás poderes públicos es más fluido y rectamente, puede servir para que los ciu-
natural que el diálogo que pueden tener dadanos reclamen respuestas del poder
con el Ejecutivo o con el parlamento. Algu- con mejores posibilidades de éxito. Las
nas de estas organizaciones se especializan personas que se organizan a través de enti-
en el uso de los mecanismos judiciales pa- dades independientes de la sociedad civil
ra defender los derechos de los excluidos y superan la dicotomía entre autonomía pú-
para generar cambios en las políticas a tra- blica y privada. Ejercen la ciudadanía civil,
vés de la revisión judicial de los actos del pero no sólo para proteger sus propios inte-
poder. De esa manera amplían las posibili- reses sino también para ampliar las posibi-
dades de acceso a la justicia por parte de lidades de protección de los intereses de
sectores populares, especialmente minori- otros menos afortunados. Ejercen también
tarios o marginalizados, para los cuales la la ciudadanía política, pero no sólo al votar
igualdad electoral, por efectiva que sea, no y decidir en función de sus intereses perso-
alcanza para superar su exclusión.3 Ya sea nales, sino también cuando amplían las po-

3 Ver nota de pie de página Nro. 160 en el artículo de O’Donnell, cit.

Sociedad civil y calidad de democracia 137


sibilidades de acceso y participación de los dad del ser humano como agente, porque
relegados por el sistema político. Por ello, abarcan tanto la dimensión personal como
encarnan en sí mismas toda la potenciali- la social de la ciudadanía.

138 Sociedad civil y calidad de democracia


■Esperanza entrampada: Las
perspectivas para la democracia en
América Latina
El propósito de estos comentarios sobre el trabajo de Guillermo O’Donnell “Notas sobre el
estado de la democracia en América Latina” es contribuir al debate propuesto por el pro-
yecto del PNUD Informe sobre el Desarrollo de la Democracia en América Latina, prorpo-
cionando algunos comentarios críticos a los argumentos presentados por el autor. Se rea-
lizan comentarios sobre (a) un análisis del marco teórico propuesto por O’Donnell y el
estado presente vis-à-vis su trabajo previo sobre el mismo tema, (b) sus implicancias pa-
ra la comprensión del estado de las democracias contemporáneas en América Latina y (c)
algunos comentarios sobre las sugerencias empíricas realizadas en el trabajo.

Adalberto Moreira Cardoso y José problemas que abordó en su producción


Eisenberg * intelectual más reciente.
A comienzos de los años 90, después de
revisar con ojos críticos su propia trayecto-
ria como uno de los principales investiga-
Análisis preliminares dores de los procesos de transición del ré-
gimen autoritario en América Latina —a
Como bien se destaca al inicio de “No- los que muchos llamaron “transición de-
tas sobre el estado de la democracia en mocrática”, como si la democracia fuera
América Latina”, O’Donnell quiere cons- anunciada como una necesidad ante el de-
truir una “teoría democrática con una in- ceso de las dictaduras—, O’Donnell se
tención comparativa y empírica”. El autor concentró en las nuevas democracias
analiza “las dimensiones y las bases de la emergentes en la región.1 Su principal ob-
democracia y (discute) algunas dimensio- jetivo entonces fue el de caracterizar a los
nes empíricas”. El objetivo es ofrecer un nuevos regímenes desde la perspectiva de
amplio espectro de propuestas coherentes una teoría de la democracia que no encaja-
desde un punto de vista lógico y, al mismo ba con la nueva realidad que él y otros aca-
tiempo, empíricamente comprobables so- démicos estaban observando en ese mo-
bre las bases de la democracia, capaces de mento.2 Como se decía en el trabajo de
orientar la investigación comparativa y O’Donnell (1994), algunas de estas nuevas
empírica y de servir como medidores de la democracias en América Latina eran un
calidad de los regímenes democráticos “animal nuevo”, diferente en muchos senti-
existentes en América Latina. La tarea que dos de las democracias representativas tra-
se propone es bastante ambiciosa. Antes de dicionales que describía la teoría democrá-
pasar a los comentarios específicos sobre el tica actual y convencional.3
trabajo en sí, es importante ubicar el pro- Por sobre todo, la teoría democrática,
pósito de O’Donnell en el conjunto de los cuando se la utiliza de manera ideal como

* Instituto Universitário de Pesquisas do Rio de Janeiro (IUPERJ) y Universidade Candido Mendes (UCAM), Bra-
sil.
1 Véase O’Donnell (1996a y 1996b) para una reevaluación del debate sobre la transición y la crítica del enfoque teo-
lógico de la mayoría de los argumentos
2 Por ejemplo, Linz y Stepan (1996) y Garreton (1997).
3Véase también Nun (1987).

Esperanza entrampada: Las perspectivas para la democracia en América Latina 139


una herramienta heurística para construir Limpieza parcial de la escena
hipótesis plausibles sobre estos nuevos re-
gímenes, generaría, necesariamente, un Para poder organizar mejor estos co-
análisis negativo: las nuevas democracias mentarios críticos, primero necesitamos
estarían caracterizadas, principalmente, limpiar el terreno de dos elementos que
por lo que no tenían (elecciones justas o pueden llevar a malos entendidos. El pri-
derechos civiles, instituciones consolidadas mero tiene que ver con la naturaleza del
y demás) y no por su especificidad (el tipo compromiso de O’Donnell con la demo-
de instituciones que permitían, el alcance cracia. El segundo resulta de su programa
de los derechos que se podían otorgar, a de investigación y el lugar que en él ocupa
qué tipo de grupos, etc.). El concepto de el estudio actual.
“democracia delegativa” de O’Donnell
apuntaba a ofrecer una herramienta que 1. En un nivel normativo, O’Donnell
permitiera construir una teoría que captu- está profundamente comprometido con la
rara las especificidades de los regímenes democracia en sus muchas dimensiones.
políticos latinoamericanos en un tono po- Este compromiso quedó claramente de
sitivo desde un punto de vista teórico. manifiesto en la década de los años 80, en
En este sentido, y en oposición a la teo- la conclusión de la colección clásica de en-
ría democrática convencional, que se cen- sayos dedicados a la transición del régimen
traba principalmente (pero no excluyente- autoritario. Junto con Schmitter, O’Don-
mente, por supuesto) en la naturaleza y el nell destacó que la democracia era el termi-
funcionamiento del régimen político, nus ad quo preferido del proceso de transi-
O’Donnell introdujo la democratización ción (O’Donnell y Schmitter, 1986: 30). Pe-
del estado como una dimensión central de ro, ¿qué tipo de democracia? ¿Democracia
cualquier caracterización de la democracia. dónde? Hoy, O’Donnell reconoce que, en-
Nos explayaremos sobre este tema en breve, tonces, no tenía un abordaje sistemático
pero los orígenes de su preocupación por para la teoría democrática como para res-
este tema se remontan a sus estudios sobre ponder correctamente estos interrogantes
el autoritarismo burocrático en la Argenti- (O’Donnell, 1999: 578). En este sentido, el
na y ya estaba latente en los estudios sobre trabajo que vamos a analizar aquí está en
las transiciones a partir de los regímenes conformidad con una extensa genealogía
autoritarios: la crisis del estado, en esos es- de problemas que, en realidad, se remon-
tudios, era interpretada como una de las tan a los estudios sobre el autoritarismo
advertencias de las democracias emergen- burocrático en la Argentina.
tes. Sin la participación del estado como un Esto significa que el compromiso del
garante de los derechos y los procedimien- autor con la democracia no es simplemen-
tos democráticos, así como un marco insti- te una asociación ingenua con un ideal
tucional eficaz, O’Donnell sostenía que se- abstracto basado en un razonamiento ex-
ría imposible entender correctamente los lí- clusivamente normativo sobre el mundo
mites y constricciones que le imponía a las como debería ser. El razonamiento norma-
democracias incipientes la profunda crisis tivo está presente, tanto en el hecho de que
económica heredada de los regímenes mili- la democracia se prefiere por sobre cual-
tares prácticamente en todas partes. quier otra forma de organización social y
Estas dos observaciones, la necesidad política, como en la discusión que hace
de una teoría que permitiera una visión O’Donnell de las bases de la democracia
positiva de las nuevas democracias, y que como tal. Pero lo que está implícito en este
también considerara al estado como una parámetro normativo es el resultado típico
parte crucial del entorno democrático, si- ideal de una historia de consolidación de-
guen estando en el horizonte del recorrido mocrática en lo que él llama “los países ge-
teórico de O’Donnell. Sin embargo, el ca- neradores”, los países ricos del norocciden-
mino aún no está libre de obstáculos, como te del planeta.
veremos más adelante. Por otra parte, este compromiso nor-

140 Esperanza entrampada: Las perspectivas para la democracia en América Latina


mativo con la democracia no es simple- de derechos democráticos otorgados a la
mente un compromiso con las reglas de un mayor cantidad de gente.
régimen democrático y sus instituciones El reconocimiento de los derechos es ca-
representativas. En realidad abarca tres es- si siempre el resultado de luchas concretas
feras: el estado, el régimen y la sociedad. por porciones de la riqueza social por parte
Para utilizar conceptos que O’Donnell evi- de grupos de intereses diferentes, más o
ta, por razones que discutiremos más ade- menos poderosos. Los derechos son medi-
lante, la evaluación de la calidad de las de- das redistributivas y, por lo tanto, también
mocracias debe tener en cuenta las “condi- una cuestión de asignación social de los
ciones sociales” para la democracia políti- bienes.
ca, tanto formales como sustantivas. La
“democraticidad” debe ser un atributo de 2. O’Donnell también tiene un profun-
cada una de estas esferas para que un país do compromiso con la teoría democrática
pueda considerarse una democracia. como una herramienta heurística útil tan-
La evaluación de la calidad de las de- to para entender como para reformar a las
mocracias debe tener en cuenta las “condi- democracias en América Latina, en el sen-
ciones sociales” para la democracia políti- tido de que está profundamente preocupa-
ca, tanto formales como sustantivas. La do por los alcances y los defectos del razo-
“democraticidad” debe ser un atributo de namiento democrático actual frente a la
cada una de estas esferas para que un país experiencia de los países en esa región. En
pueda considerarse una democracia. el corazón de su programa de investigación
Finalmente, su compromiso es con la que, si bien O’Donnell redactó desde Esta-
democracia más allá de cualquier cosa, lo dos Unidos, fue con la mirada entrenada
cual se traduce en que vale la pena luchar en los enigmas y problemas de nuestros
por la democracia en esas tres esferas sin países, se puede identificar claramente una
tener en cuenta, por ejemplo, las limita- crítica directa de la teoría democrática en-
ciones económicas. Esta es una cuestión tendida como la teoría de un régimen polí-
que rara vez se menciona en el estudio tico. El eje casi exclusivo en el régimen de
que aquí se analiza, pero sus implicancias gran parte de la teoría democrática con-
son muy claras. Otorgar derechos sociales, temporánea (ya sea en su versión “minima-
políticos y civiles a la mayor cantidad de lista” como en otras más abarcadoras) con-
agentes en la menor cantidad de tiempo es duce a la peligrosa interpretación errónea
algo bueno en sí mismo. O’Donnell, por de algunas dimensiones cruciales de la so-
supuesto, es consciente del hecho de que ciabilidad democrática. Si la “democratici-
las condiciones económicas imponen se- dad” debe ser un atributo de las tres esferas
rias limitaciones al accionar político, y mencionadas más arriba, entonces la teoría
tampoco cree que personas o grupos de- democrática debe incorporar de manera
sinteresados vayan a otorgarle voluntaria- coherente a todas ellas en su cuerpo con-
mente a los agentes derechos que resulten ceptual y su razonamiento lógico.
en un mayor bienestar social. La gente y O’Donnell, sin duda, es consciente de
los grupos tienen intereses, y también que una razón importante para que la teoría
mucho que perder en las luchas políticas. democrática convencional dé por sentadas
El reconocimiento de los derechos es casi algunas cuestiones sustanciales es el hecho
siempre el resultado de luchas concretas de que es producida principalmente en uni-
por porciones de la riqueza social por versidades en países que ya superaron la
parte de grupos de intereses diferentes, mayoría de los problemas asociados con las
más o menos poderosos. Los derechos necesidades de sus ciudadanos en términos
son medidas redistributivas y, por lo tan- de estándares sociales mínimos para una vi-
to, también una cuestión de asignación da decente. Es inútil señalar las dificultades
social de los bienes. En todo caso, el com- para establecer teóricamente cuáles son las
promiso de O’Donnell con la democracia fronteras mínimas de, digamos, las liberta-
es un compromiso con la mayor cantidad des, las posesiones o los derechos sociales;

Esperanza entrampada: Las perspectivas para la democracia en América Latina 141


pero el argumento de O’Donnell es a favor no), en sí mismas, parte de alguna defini-
de la incorporación teórica de estas dimen- ción sólida y útil de democracia.
siones en el concepto mismo de democra- El trabajo de O’Donnell es un argumen-
cia, no simplemente como precondiciones to contra el minimalismo, en la medida que
para su existencia como un régimen. Las explicitará e incorporará en su teoría demo-
“Notas sobre el estado de la democracia en crática la mayoría de las dimensiones que las
América Latina” pueden ser vistas como definiciones minimalistas presuponen pero
otro paso importante para ampliar las ba- no traen a la luz. Es importante destacar que
ses teóricas de una teoría democrática más el argumento contra el minimalismo se hace
abarcadora y más generosa a las especifici- desde el interior de la teoría democrática li-
dades que diferencian la experiencia demo- beral convencional, de la que O’Donnell se
crática de los países latinoamericanos de la aleja y a la que siempre regresa en un tono
de los países del llamado noroccidente. En crítico. Esta es una postura decisiva aunque
los comentarios críticos que siguen, intenta- riesgosa, ya que la mayoría de los minimalis-
remos evaluar en qué medida O’Donnell lo tas adoptan una postura similar frente a la
logró y cómo intentará basarse en algunas indeterminación teórica de cuestiones sus-
de sus herramientas conceptuales centrales tanciales. El desafío de O’Donnell es incor-
para mejorar aún más el carácter persuasivo porar estas cuestiones y, al mismo tiempo,
de su argumento normativo, que nosotros mantener el rigor sistemático que se impone
claramente compartimos. en el razonamiento teórico. Si no para otras
cuestiones importantes, algunas de las cuales
se discuten aquí, el esfuerzo de O’Donnell
Minimalismo sería relevante sólo para esta razón y hay un
linaje de otros teóricos de su generación que
En un artículo publicado en Dados, Re- se embarcaron en emprendimientos simila-
vista de Ciências Sociais en 1999, O’Donnell res.6 La teoría democrática siempre padece
bien dice que la mayoría de las definiciones el problema de abordar sistemáticamente
minimalistas y schumpeterianas de demo- las libertades básicas, los derechos sociales
cracia4 sólo pueden ser minimalistas a cos- mínimos, las virtudes cívicas, la ciudadanía
ta de ocultar las precondiciones para el fun- y demás. La democracia social y la democra-
cionamiento democrático del sistema polí- cia política constituyen dos cuerpos relati-
tico. Según sus propias palabras, “algunas vamente silenciosos de investigación teórica
de estas definiciones dicen ser minimalistas y empírica. O’Donnell los une y propone
al estilo Schumpeter, pero en la medida en que miremos más allá de los regímenes po-
que deben presuponer, al menos implícita- líticos cuando interpretamos los desafíos
mente, algunas libertades existentes, este para la democracia en América Latina; de-
argumento parece no tener garantías” (p. bemos buscar la democraticidad del estado
586). Por cierto, la definición de Schumpe- en su totalidad. El interrogante válido, por lo
ter no era verdaderamente minimalista, ya tanto, es: ¿Hasta qué punto logra expandir
que él también presuponía algunas liberta- este horizonte?
des básicas para que una elección fuera
considerada libre y justa.5 La verdadera
cuestión no es si hay o no precondiciones Agencia
sociales para el ejercicio de las libertades
otorgadas por un régimen político demo- La clave de la solución propuesta por
crático, sino si estas precondiciones son (o O’Donnell para mejorar la “democratici-

4 Por ejemplo, Przeworski (1991), Huntington (1991) y Przeworski et al. (1996).


5 Véase también Held (1987).
6 Véanse, por ejemplo, Barber (1984) y Fishkin (1991), aunque, en ambos casos, el argumento a favor de una in-
terpretación más abarcadora de la democracia se limita esencialmente al régimen político y la necesidad de refor-
mas en su interior.

142 Esperanza entrampada: Las perspectivas para la democracia en América Latina


dad” del estado es el concepto de agencia, tivos son relevantes para varias de las cues-
que incorpora las llamadas “libertades cir- tiones que desarrollará más tarde con res-
cundantes” en el acuerdo democrático en pecto al lugar que ocupan estos derechos
su totalidad. Un agente es una persona que en la constelación de requisitos para un es-
utiliza “sus capacidades cognitivas y moti- tado democrático. Primero y principal, la
vacionales para hacer elecciones que son posesión de derechos implica un “metade-
razonables en términos de su situación y de recho” para traspasarlos. No creemos que
sus objetivos y, frente a las cuales, salvo una O’Donnell entienda los derechos de esta
prueba concluyente que demuestre lo con- manera y, por lo tanto, parece más pruden-
trario, es considerada el mejor juez” " (ver te definir los derechos como las condicio-
sección VI en O’Donnell). O’Donnell re- nes legales y prepolíticas para la constitu-
salta que un régimen democrático conlleva ción de una ciudadanía democrática, como
la presunción de agencia, y que esta presun- él lo hace, sin adjudicarles ningún signifi-
ción está institucionalizada, es decir, “legal- cado vinculado con la noción menos abar-
mente implementada y respaldada [por el cadora y más contenciosa de que la gente
estado y sus instituciones], y ampliamente posee esos derechos. La agencia presupone
aceptada” Esto "constituye a cada individ- derechos y nuestra autonomía para hacer
uo en una persona legal, un portador de elecciones y juicios de valor no depende de
derechos sustanciales". que posea estos derechos, sino de su capa-
O’Donnell asocia el concepto de agen- cidad para ejercerlos en situaciones con-
cia con la noción de los derechos sustan- cretas.
ciales, es decir, los derechos que poseen los Segundo, la cuestión más compleja re-
individuos y frente a los cuales su relación lacionada con el concepto de derechos que
se puede describir en términos de dominio. estructura el concepto de agencia de
La genealogía que hace el autor de este O’Donnell no es una fuerte defensa de su
concepto y sus raíces en la tradición del de- incorporación en el cuerpo de la teoría de-
recho natural desde Grotius hasta Pufen- mocrática, un argumento presente incluso
dorf (en oposición a las teorías contractua- en muchas teorías minimalistas de la de-
les modernas) es precisa, pero como obser- mocracia, sino cómo enfrentar situaciones
varon Richard Tuck (1979) y otros histo- donde dos tipos diferentes de derechos
riadores del pensamiento político, este constitutivos de la capacidad de los agen-
concepto se describe mejor como una in- tes para actuar chocan en una situación
terpretación subjetiva de lo que significa concreta. Son pocos los que cuestionarían
tener derechos, en oposición a un concep- la importancia del libre discurso, pero a un
to de derechos subjetivos. Los derechos discurso centrado en el concepto de dere-
(ius) siempre se refieren a reclamos que los chos, precisamente por esta razón, siempre
individuos o las colectividades pueden ha- le costará producir soluciones razonables
cerse mutuamente. Lo que diferencia la in- para cuestiones como el discurso de odio y
terpretación subjetiva de este concepto de de qué manera una sociedad democrática
la interpretación objetiva que O’Donnell debería abordarlo. Aunque el discurso de
correctamente asocia con la tradición aris- los derechos que heredamos de la teoría del
totelico-thomista, es que trata a los dere- derecho natural moderno nos lleve a creer
chos como atributos que los individuos que estos derechos están ordenados y cons-
poseen como propiedad, mientras que la tituyen una estructura lógica identificable,
interpretación objetiva los considera con- son, en su mayoría, un “puñado de dere-
diciones sociales que los ciudadanos no chos del usuario”, para utilizar la expresión
pueden elegir tener o traspasar. de Bruce Ackerman.7 La agencia, en este
Las consecuencias de esta crítica apa- marco conceptual mínimamente diferente,
rentemente nominalista del uso que hace se convierte en un concepto que merece
O’Donnell del concepto de derechos subje- una mayor especificación, ya que una per-

7 Véase Ackerman (1991).

Esperanza entrampada: Las perspectivas para la democracia en América Latina 143


sona que es portadora de derechos como mocrática, estas condiciones son tales que
persona legal no es más que un agente cu- no deberían impedir las libertades necesa-
ya capacidad para hacer reclamos legíti- rias para una elección de acuerdo con el
mos, legalmente respaldados por las insti- mejor interés del agente, siempre y cuando
tuciones estatales, contra otras personas este interés no vaya en contra de la apuesta
está más determinada por su posición so- democrática en sí. Las condiciones sociales
cial en el sinnúmero de inequidades que para la democracia, entonces, ingresan en
definen a las sociedades contemporáneas el núcleo de la teoría democrática en la
que por su condición como persona legal. forma de los derechos mínimos necesarios
Sin embargo, se debe reconocer el he- para que un individuo haga sus elecciones
cho de que el concepto de agencia de como agente. En otras palabras, si el agen-
O’Donnell implica una dimensión impor- te está presupuesto por las teorías demo-
tante de legalidad democrática y, en mu- cráticas tradicionales, entonces las condi-
chos sentidos, va más allá de las versiones ciones necesarias para la agencia también
simplificadas de la interpretación subjetiva deben ser una parte necesaria del corpus
del concepto de derechos: la persona res- de la teoría.
paldada por la legalidad democrática es Si el agente está presupuesto por las
una persona que el sistema político y legal teorías democráticas tradicionales, enton-
presupone autónoma, razonable y respon- ces las condiciones necesarias para la
sable. La noción no es del todo aparente a agencia también deben ser una parte nece-
simple vista, pero el foco real del problema saria del corpus de la teoría.
de la agencia en su relación con la teoría Con esta noción, O’Donnell supuesta-
democrática no es el individuo, sino el es- mente resuelve el problema de acercar las
tado, el sistema de normas e instituciones cuestiones sustantivas sobre la democracia
que respaldan los derechos de una agencia al razonamiento teórico formal que define
individual. En este sentido, O’Donnell las teorías del régimen democrático. Según
rompe con la tradición liberal que postula sus palabras enfáticas: “Los individuos tie-
a los portadores individuales y racionales nen derecho a tener por lo menos un con-
de derechos formales y/o sustantivos como junto de derechos y capacidades (sociales,
el verdadero objetivo de los procesos eco- civiles, políticas) para poder lograr funcio-
nómicos y políticos bajo el capitalismo. namientos que sean coherentes con su agen-
Esto se torna evidente cuando insiste en cia y, consecuentemente, que permitan su
el carácter adscriptivo de la mayoría de es- existencia (…) El agregado social de estos
tos derechos (todavía en evolución) y en la derechos individuales, cuando se los imple-
negación de cualquier idea de pacto o menta de manera amplia y efectiva, se con-
acuerdo social como base para la existencia vierte en el bien público de las libertades de
de la política. Su razonamiento en este sen- las que normalmente se goza y que rodean y
tido una vez más se aleja de la tradición es- hacen posible un régimen democrático”
trictamente liberal y de todo tipo de justi- (ver sección X en el trabajo de O’Donnell).
ficaciones de contrato social para los dere- La noción es riesgosa, ya que implica
chos individuales. Los derechos políticos, fuertes compromisos normativos: con una
civiles y sociales que acreditan a los agentes sociedad abierta, con un contexto social di-
en una democracia consolidada existen verso y rico, con el derecho a la diferencia,
desde que el individuo nace y, por ende, con las fuentes plurales de formación de
dan forma al régimen, las instituciones del valores y con una densa red de organiza-
estado, las fronteras y demás. ciones sociales autónomas. Esto es lo que
Por la misma razón, la democracia es O’Donnell llama “democraticidad de la so-
vista como una “apuesta institucionaliza- ciedad”, en su opinión, una parte integral
da” en la que el supuesto agente autónomo, de la democracia. Pero como la intención
responsable y razonable hace sus eleccio- de todo el trabajo es producir un paráme-
nes (políticas) bajo condiciones que no eli- tro para la evaluación de la calidad de la
gió. Sin embargo, como es una apuesta de- democracia en América Latina, la vincula-

144 Esperanza entrampada: Las perspectivas para la democracia en América Latina


ción normativa a la necesidad de hacer po- derecho de decidir qué hacer, o cómo, o
sible la existencia de instituciones y de una por cuánto tiempo, etc. Pero capitalista y
sociabilidad plural está destinada a derivar trabajador son agentes. Y esto significa que
en algo que el mismo O’Donnell intentó sería necesario trazar algunas fronteras,
evitar en los años 90: el tono negativo que identificar claramente en qué esferas de la
conduce a la calificación de nuestras de- vida social me interesa reconocer el dere-
mocracias por lo que no tienen. Al comba- cho de los demás en términos de capacida-
tir el minimalismo, O’Donnell corre el des y funcionamientos.
riesgo de hacer demasiado énfasis en las Al mismo tiempo, postular un contexto
condiciones necesarias para la democra- social diverso como una medida de la cali-
cia, confundiendo sus propios compromi- dad de la democracia es llevar el razona-
sos normativos con el interés racional del miento normativo demasiado lejos. ¿Cuál
agente democrático. Analicemos algunos es el significado de una “vida rica”? La gen-
ejemplos. te religiosa, aunque profundamente demo-
crática, tal vez crea que un “contexto social
diverso”, si es demasiado diverso, impide el
Condiciones necesarias y utopía establecimiento de ideas e identidades reli-
giosas. También puede suceder que, de
Al discutir la democraticidad de la so- contextos sociales tan diversos, surjan per-
ciedad, O’Donnell concluye que “si mi vida sonalidades e identidades fragmentadas
está enriquecida por un contexto social di- por el hecho de que el individuo no tiene
verso, entonces es mi interés que todos los los anclajes necesarios para adoptar prefe-
individuos, o la mayor cantidad posible, rencias estables.8 ¿Cuál es la cantidad mí-
tengan las capacidades necesarias para ele- nima de diversidad necesaria para que una
gir libremente sus propios funcionamien- agencia resulte apropiada? O’Donnell no
tos” (ver sección X). ¿Cuál es el significado puede (y no debe) ser quien decida, por su-
de “la mayor cantidad posible”? ¿Posible en puesto, pero si esto no se puede determinar
qué condiciones? Para que esta afirmación en un terreno teórico, será difícil utilizarlo
resulte operativa en evaluaciones efectivas para evaluar contextos empíricos.
de los contextos empíricos, la respuesta de- Por la misma razón, tomemos la conclu-
be formularse claramente. Alguien siempre sión subsiguiente de O’Donnell de que
puede decir que la única proporción posi- “también es mi interés que estos derechos
ble de la población que puede tener las ca- estén inscriptos en el sistema legal, esclare-
pacidades necesarias es 10% o 30%, según ciéndolos y protegiéndolos contra las opi-
tal o cual límite objetivo (económico, geo- niones hostiles o indiferentes” (ver sección X
gráfico, fisiológico, etcétera). ¿Y cuál es el en el trabajo de O’Donnell). El interés al que
significado de “es mi interés”? ¿Acaso signi- hace referencia denota el mismo ciudadano
fica interés racional, como lo sospecha- kantiano universal y ésta es una afirmación
mos? Si es así, el agente racional del que se puramente normativa. Los derechos, como
habla aquí es un ciudadano universal y ge- ya se mencionó, son redistributivos. Recono-
nérico que decididamente no se corres- cer que los negros deberían tener los mismos
ponde con las personas egoístas que toman derechos que los blancos en el mercado la-
decisiones reales en “el mundo tal cual es”. boral, algo que a Estados Unidos le llevó dé-
Tomemos el caso de un capitalista: a él no cadas reconocer, representa una transferen-
le interesa reconocer ampliamente dere- cia inmediata de la riqueza social de un gru-
chos a los trabajadores que pongan en ries- po a otro. ¿En qué sentido esto representaba
go las ganancias. Un trabajador no tiene el el interés de los blancos? Esto definitivamen-

8 La literatura sobre personalidades posmodernas aborda exactamente este problema. Véanse, por ejemplo,
Giddens (1990) y su concepto de “inseguridad ontológica”; Sennet (1998) para una discusión sobre la corrosión
del carácter en el mundo contemporáneo de la flexibilización laboral; o Beck (1992) y su teoría de la “sociedad
de riesgo”. Taylor (1989), en este sentido, es ineludible.

Esperanza entrampada: Las perspectivas para la democracia en América Latina 145


te fortaleció la democracia norteamericana de afirmar su diferencia, tendríamos que
y, por cierto, es el interés de muchos politó- otorgarles a estos países una calificación
logos y de los negros. Pero muchos grupos bastante baja.
particulares de blancos pueden haber senti- Por la misma razón, este tipo de argu-
do que sus intereses no eran tenidos en mento crea algunas dificultades importan-
cuenta en estas medidas y aún hoy las recha- tes cuando se trata de evaluar la calidad de
zan. Lo mismo es válido para los derechos de las democracias en América Latina.
las mujeres a divorciarse, los derechos mari- O’Donnell construye un tipo de argu-
tales de los homosexuales y otros derechos mento ideal del proceso de consolidación
igualadores de la misma índole que siempre democrática en los países generadores, en
privan a algunos grupos de los privilegios el cual mezcla algunas de sus preferencias
que gozaban anteriormente. normativas profundamente arraigadas, y
El principal problema de estas cuestio- lo utiliza para evaluar no sólo esos países,
nes sustantivas como parámetros para el origen de su razonamiento teórico, sino
evaluar las democracias reales es que re- también para evaluar la democracia en
sulta muy fácil saltar del razonamiento América Latina. El tipo ideal obliga a to-
normativo a la utopía. O’Donnell destaca: dos los elementos virtuosos de las demo-
cracias existentes a integrarse a un escena-
“La agencia y la libertad para elegir rio coherente, que no existe en ninguna
funcionamientos está en la raíz de la di- parte, y esto se toma como la norma con la
versidad social. Que muchos otros hayan que deben medirse nuestras democracias.
tenido y tengan vidas diferentes de la En consecuencia, O’Donnell es conducido
mía me beneficia enormemente (…). El a una práctica que intentaba evitar: la con-
resultado adicional es un contexto social ceptualización negativa de la realidad que
que adjudica a la diversidad un valor tan quiere evaluar. El estado en la mayoría de
positivo que inscribe los derechos res- los países latinoamericanos es “anémico”,
pectivos en su sistema legal. Es más, un su sistema legal está “truncado”, la ciuda-
contexto social de estas características, danía es de “baja intensidad” (ver sección
poblado por agentes plurales que cuen- XI en el trabajo de O’Donnell), los dere-
tan con un respaldo legal, ofrece el bien chos civiles son "limitados y sesgados". El
público que los gobernantes autoritarios estado tiene "serias deficiencias" en mate-
más luchan por eliminar: la posibilidad ria de eficacia, efectividad y credibilidad,
de una esfera pública de libre discusión y es "incapaz de actuar como un filtro y mo-
deliberación públicas sobre cuestiones derador de las desigualdades sociales". No
de interés general” (ver sección X en el obstante, reconoce que "este tipo de estado
trabajo de O’Donnell). de baja eficacia burocrática, legalidad
truncada y aseveraciones nacionales no
Claramente, ésta es una visión de de- creíbles puede convivir, aunque de manera
mocracia tal como a O’Donnell le gusta- precaria, con un régimen democrático"..
ría que fuera.9 No la vamos a encontrar ¿No sería importante teorizar sobre esta
en ninguna parte. Esa más, la intoleran- convivencia, ya que es una característica
cia y el prejuicio prosperan por doquier. clara de nuestras democracias? ¿Podría so-
Si se aplicaran estos criterios para eva- brevivir indefinidamente?
luar las sociedades del noroccidente, co- Yendo un poco más lejos en este sende-
mo Francia o Estados Unidos, donde las ro, debería recordarse que el razonamiento
minorías, los inmigrantes, los miembros teórico de O’Donnell es inherentemente
de las antiguas colonias en África y otros histórico. Él es consciente de los beneficios
grupos enfrentan dificultades a la hora (según sus propias palabras) de la demo-

9 Hay una creciente masa de literatura que O’Donnell omite en este artículo y que aborda de una manera más
o menos utópica las mismas cuestiones. Por ejemplo, Benhabib (1996), Fraser (1997), Young (2000), Taylor
(1991), Kymlicka (1996), entre otros.

146 Esperanza entrampada: Las perspectivas para la democracia en América Latina


cracia política a largo plazo, en el sentido menciona otro movimiento histórico que
que puede en sí misma aportar avances en se comparara con la lucha por los dere-
materia de derechos civiles y sociales. Co- chos. Sólo en los pies de página O’Donnell
mo él dice, “estos tres tipos de derechos tie- menciona el desempeño económico, el
nen una fuerte afinidad electiva: como se crecimiento económico, la riqueza y la re-
basan en la misma visión del ser humano distribución de los beneficios del capitalis-
[como un agente], estos derechos, por así mo. A nuestro entender, esta ausencia no se
decirlo, se invocan mutuamente (…) en el puede justificar en este caso particular. El
noroccidente; los progresos en el campo de documento explicita la mayoría de las pre-
los derechos civiles y las condiciones socia- condiciones implícitas de la teoría demo-
les del sector popular hicieron muy difícil crática, excepto la económica. Creemos
resistir a sus demandas de ciudadanía polí- que no es suficiente presentar la obra de
tica” (p. 97). Si esto es verdad, el estudio de Przeworski sin mostrar ninguna relación
la naturaleza de la convivencia de un esta- entre el régimen y el desempeño económi-
do fragmentado con un régimen democrá- co para sustentar el argumento de que el
tico es crucial. desempeño económico no es una precon-
Esto nos trae a un frente correlativo de dición para la democracia. La democracia
problemas importantes. Si las democracias en los países pobres resiste menos. La cri-
latinoamericanas tienen un buen desem- sis económica afecta la democracia, al
peño a nivel de régimen, y si la democrati- igual que la alta desigualdad en los países
cidad del régimen es una vía de acceso a la pobres como reconoce O’Donnell. Estos
democraticidad de las otras esferas, enton- hallazgos sugieren que el otorgamiento de
ces todo lo que necesitamos es tiempo, derechos civiles y sociales, que en ambos
porque la mayoría de nuestras democra- casos son medidas distributivas que ayu-
cias son jóvenes. En otras palabras, la se- dan a legitimar el dominio capitalista (al-
cuencia típica ideal derechos civiles ➔ de- go que O’Donnell también reconoce) de-
rechos políticos➔ derechos sociales, en los pende de la riqueza disponible para la dis-
países generadores, fue un proceso de re- tribución. La noción de democracia “más
troalimentación en el que la política no allá de cualquier cosa”, y a favor de otorgar
pudo resistir las demandas de una ciudada- la mayor cantidad de derechos a la mayor
nía plena de derechos de ser incluida en el cantidad de gente posible, sin tener en
proceso de toma de decisiones a través de cuenta nada más, debe hacer hincapié en el
elecciones, lo cual hizo que el régimen po- desempeño económico; de lo contrario, es
lítico fuera más permeable a las demandas una simple declaración normativa con im-
sociales de los trabajadores, cuyas crecien- plicancias teóricas, pero sin ninguna apli-
tes protestas por una mayor participación cación a nivel prescriptivo. En suma, ¿có-
en la riqueza social obligaron a que se to- mo es que los líderes de países que tienen
maran más medidas de protección, lo cual regímenes democráticos pero grandes de-
democratizó aun más el proceso de toma ficiencias democráticas a nivel estatal y de
de decisiones, que a su vez amplió los dere- la sociedad pueden producir mayores efi-
chos civiles para incluir a las minorías y a cacia burocrática, efectividad legal y credi-
los desprotegidos y así sucesivamente. Este bilidad social, si las condiciones para me-
círculo virtuoso, como reconoce O’Don- jorar su desempeño económico —vale de-
nell, tuvo sus altibajos a lo largo de la his- cir, su capacidad para distribuir la riqueza
toria y entre diferentes países. Sin embargo, sin poner en peligro la apuesta institucio-
la tendencia global es indiscutible: según el nalizada de la democracia— están amplia-
razonamiento del autor, los países genera- mente minadas por cuestiones externas y
dores son mucho más democráticos hoy limitaciones fuera de su control como
que hace 20 años, y eran mejores hace 20 agentes políticos?
años que en la década de los años 60. La noción de democracia “más allá de
Lo que queremos señalar, sin embargo, cualquier cosa”, y a favor de otorgar la ma-
es que este argumento tocquevilliano no yor cantidad de derechos a la mayor canti-

Esperanza entrampada: Las perspectivas para la democracia en América Latina 147


dad de gente posible, sin tener en cuenta mocracia sin duda nos permite entender
nada más, debe hacer hincapié en el desem- mejor el desarrollo político en el mundo
peño económico; de lo contrario, es una contemporáneo, no resulta claro si puede
simple declaración normativa con impli- alcanzar su objetivo de ofrecer un marco
cancias teóricas, pero sin ninguna aplica- orientado normativamente y relevante
ción a nivel prescriptivo. desde un punto de vista empírico para en-
En otras palabras, no existe ninguna tender y cambiar (para mejor) las demo-
correlación entre el régimen político y el cracias de los países fuera del llamado no-
desempeño económico. Pero parece haber roccidente. Como se sostiene en la sección
una correlación estrecha entre democracia anterior, las razones normativas que ofrece
social (y también democraticidad estatal) el autor por momentos rayan en la utopía,
y desempeño económico. Sobre todo, la lo cual nos dejaría frente a una perspectiva
efectividad de los derechos políticos en una bastante sombría para las democracias lati-
situación de mal desempeño económico noamericanas. Un escepticismo progresivo
que limita la efectividad y la eficacia del es- inevitablemente nos llevaría a decir que no
tado, y que restringe la riqueza disponible a se pueden desarrollar estados completa-
ser distribuida a través de los derechos ci- mente democráticos en la región. Una lec-
viles y sociales, resultó ser una combina- tura más generosa, sin embargo, señala dos
ción socialmente explosiva que decidida- interpretaciones diferentes de los argu-
mente amenaza la democracia. Al parecer, mentos normativos de O’Donnell.
una vez que se abre la caja de Pandora de Por una parte, las democracias latinoa-
cuestiones sustantivas, hay que hacer una mericanas serían interpretadas como más
evaluación completa de su estatus como o menos incompletas en su desarrollo,
precondiciones. Es necesario saltar del ra- mientras que las condiciones que entorpe-
zonamiento político al razonamiento eco- cen este desarrollo son estructuras tradi-
nómico. cionales persistentes como el familismo, el
personalismo, el caciquismo y otras prácti-
cas institucionales autoritarias existentes a
Esperanza entrampada: las nivel del estado y la sociedad. O’Donnell
perspectivas para la democracia en rechaza esta interpretación, aunque no nie-
América Latina ga la existencia de estos fenómenos en la
región. Según él, éstas no son sociedades
Cuando se abre la caja de Pandora, sin meramente tradicionales que se resisten a
embargo, como sabemos a partir de la le- la democratización; son sociedades moder-
yenda griega, la esperanza no puede esca- nas, aunque con enclaves tradicionales, con
par. En esta sección final, nos gustaría su- estados capaces de establecer las condicio-
gerir que las conclusiones que extrae nes para una efectividad legal, una credibi-
O’Donnell de su razonamiento teórico sis- lidad social y una eficacia burocrática.10
temático sobre la “democraticidad” del es- Por otra parte, las democracias latinoa-
tado dejan a los países latinoamericanos mericanas se pueden interpretar como víc-
con pocas alternativas para mejorar la ca- timas de algunos desenlaces inexorables en
lidad de sus democracias. Para entender la sus desarrollos políticos que las convirtie-
naturaleza de este aparente atolladero, sin ron en democracias incompletas, siempre
embargo, el modelo de O’Donnell propone amenazadas por la posibilidad de un retor-
algunas observaciones sobre las implican- no a un régimen autoritario, para no men-
cias de aplicarlo en contextos empíricos en cionar la posibilidad de abusos autoritarios
América Latina. del régimen democrático en regímenes pre-
Mientras que la pertinente distinción sidenciales. El análisis que hace O’Donnell
que hace O’Donnell entre los niveles del sobre las zonas “marrones” por momentos
régimen, la sociedad y el estado de la de- sugiere una interpretación de este tipo,

10 Véase sección X.2.

148 Esperanza entrampada: Las perspectivas para la democracia en América Latina


aunque su optimismo frente al futuro de la agencias de este proceso? ¿Cuál es el papel
región le impide manifestarlo de manera de las organizaciones no gubernamenta-
explícita. El dominio privatizado, a su en- les? ¿Pueden marcar la diferencia? En otras
tender, es la principal amenaza para la de- palabras, compartimos el argumento nor-
mocracia en América Latina y no se podría mativo de O’Donnell de que tal vez el úni-
contradecir su opinión. No obstante, es dis- co camino hacia la concreción de un esta-
cutible si estas formas de dominio privati- do democrático en los países de la región
zado que conducen a una “violencia priva- sea el uso de los derechos políticos para
da permitida por el estado” (ver sección X.1 conquistar otros derechos. Pero quién y có-
en el trabajo de O’Donnell) se pueden aso- mo son interrogantes para los que no ofre-
ciar con el patrón modal de cómo se fueron ce ninguna respuesta explícita.
otorgando y conquistando gradualmente Más importantes aún son las cuestiones
los derechos en la región, en oposición a la económicas que deja afuera la lógica estric-
secuencia marshalliana tradicional de dere- tamente política que O’Donnell impone a
chos civiles-políticos-sociales que definió el su razonamiento normativo. Está en lo
patrón del noroccidente. Según O’Donnell, cierto al seguir a Held y decir que la globa-
el patrón más común (y aún incompleto) lización exige estados aún más fuertes, con
en América Latina —derechos sociales-po- mayores capacidades de conducción y re-
líticos-civiles— está asociado con los movi- gulación, pero la tendencia que uno detec-
mientos nacionales-populistas que definen ta en América Latina apunta en la direc-
los períodos de régimen democrático en la ción contraria y atribuir simplemente este
región, y que condujeron a estados que res- proceso a las ideologías “neoliberales” de
pondieron a las demandas sociales origina- los partidos gobernantes representa un
das en conflictos de clases pero que subesti- error de interpretación simplificado y pro-
maron el problema de la ciudadanía y la bablemente erróneo de por qué las cosas
agencia y, por ende, fueron proclives a tomaron la dirección que tienen en la re-
adoptar estrategias políticas paternalistas. gión. La lógica económica de la globaliza-
Este patrón recurrente habría producido, ción implica, e incluso tal vez necesita, que
según podemos deducir de los argumentos los estados en las naciones periféricas y se-
del autor, una cultura política y cívica con- miperiféricas pierdan su capacidad de
descendiente con estas estrategias y renuen- conducción y se vuelvan cada vez más ob-
te a estrategias participativas que mejora- jeto de las limitaciones impuestas por las
rían la agencia y conducirían, a un ritmo agencias multilaterales que actúan princi-
más acelerado, a la consolidación de los de- palmente según los intereses nacionales de
rechos civiles. los países del noroccidente. No se puede
Sin embargo, la única salida de este cír- negar que algunas de estas agencias, por
culo vicioso que imagina O’Donnell es el ejemplo el Banco Mundial, hayan tenido
uso de los derechos políticos como una estrategias de desarrollo explícitas para el
manera de avanzar y conquistar otros de- Tercer Mundo y que muchas de las políti-
rechos (sección X.2). A esta altura del ensa- cas resultantes produjeron importantes
yo, sin embargo, el lector se enfrenta, inevi- avances en términos de desarrollo social (y
tablemente, al tema de la agencia que el au- económico). Pero estos resultados están
tor propuso al inicio de cualquier análisis opacados por el contexto más amplio de
teórico de la democracia: ¿quiénes son los control supranacional sobre la política mo-
agentes que pueden (y van a) movilizar los netaria y fiscal, quitándole a los gobiernos
derechos políticos con este fin? Si los dere- latinoamericanos la capacidad de generar
chos civiles siguen siendo frágiles en la re- estrategias de desarrollo sustentable que
gión, la capacidad de los individuos para puedan convertirse, a los ojos de la ciuda-
organizarse y participar fuera de los pro- danía, en una razón para participar y ejer-
cesos electorales institucionalizados por el citar derechos políticos. En suma, si mira-
régimen democrático es bastante limitada. mos desde el sudoccidente el mundo en el
¿Los partidos políticos, entonces, son las que vivimos, parecen existir pocos moti-

Esperanza entrampada: Las perspectivas para la democracia en América Latina 149


vos para creer que se superará la apatía y, de que los regímenes en la región son cada
menos aún, para persuadir a los agentes de vez más democráticos, sin colocar esos re-
superarla. gímenes bajo tensiones que incentivan a
Es indudable que la presentación que los políticos a buscar soluciones autorita-
hace O’Donnell de las perspectivas globa- rias o populistas. O’Donnell lo entiende
les de democracia se entiende mejor como claramente, pero su oferta es limitada en
“diferentes grados de democracia” (ver sec- términos de propuestas concretas que pue-
ción XIV en el trabajo de O’Donnell) y no dan ayudar a esos países a enfrentar las li-
mejores o peores precondiciones para los mitaciones económicas y, simultáneamen-
regímenes democráticos. Después de todo, te, lograr que sus estados sean más demo-
varios de los criterios normativos que pro- cráticos. En otras palabras, para mejorar la
pone el autor para evaluar la calidad de las democracia en América Latina se debe ra-
democracias necesariamente nos llevarían zonar políticamente y en contra de esas li-
a revisar muchas de las interpretaciones de mitaciones. Fortalecer los mecanismos de
statu quo de que la falta de democracia es conducción del estado es un paso impor-
un problema sólo fuera del noroccidente, tante en esa dirección y deberían rechazar-
donde se cumple la “democraticidad”. Sin se los argumentos sobre la naturaleza insu-
embargo, no cabe menos que expresar perable de las limitaciones económicas. De
asombro frente a las derivaciones empíri- otra manera, la esperanza seguirá entram-
cas tentativas que hace O’Donnell a partir pada y las sociedades duales cada vez más
de esta afirmación normativa, fuerte y exi- institucionalizadas que dividen a los que
gente, que abre su artículo. Compartimos tienen de los que no tienen serán las que se
su preocupación por superar el minimalis- conviertan en un problema insuperable
mo al teorizar sobre la democracia; tam- que la apuesta institucionalizada de demo-
bién compartimos su diagnóstico de la “de- cracia tal vez no pueda abordar.
mocraticidad” de las sociedades latinoa-
mericanas. Pero tememos que su razona-
miento estrictamente político, que descar- Coda 1: Propuestas complementarias
ta las profundas implicancias económicas referidas al estado
de ese diagnóstico, no conduzca a cambios
significativos en la calidad de la democra- En diversos momentos a lo largo de to-
cia en la región. Superar la desigualdad, do el documento, O’Donnell resume sus
consolidar la agencia de ciudadano y de- argumentos en forma de propuestas, cons-
mocratizar el estado también depende de truyendo así una secuencia lógica que le
que los gobiernos latinoamericanos en- permite al lector entender mejor la esencia
cuentren estrategias innovadoras que los de sus principales argumentos. Nosotros,
saquen del nuevo ciclo de dependencia al no obstante, entendemos que las propues-
que se enfrentan actualmente. tas relativas al estado y su democraticidad
Los recientes desarrollos en la Argenti- merecen algunas propuestas complemen-
na, Venezuela y Ecuador deberían servir tarias que están implícitas en los argumen-
como una señal de advertencia para la re- tos en todo el texto. Estas propuestas tie-
gión, no por el nivel de caos social que pro- nen que ver con cómo se interpretan las
dujeron sus crisis económicas y políticas múltiplas dimensiones de un estado-na-
—esto certifica el nivel relativamente alto ción y con cómo opera la efectividad, la
de agencia de la ciudadanía que produjo la eficacia y la credibilidad del derecho, la
reacción a las soluciones ensayadas—. La burocracia y el gobierno en cada una de
lección que se pudo extraer de estos casos estas dimensiones.
apunta a la acuciante necesidad de que los En el contexto moderno, en el que la
legisladores, en otras partes, encuentren organización institucional de la política
maneras de hacer frente a las limitaciones adopta la forma del Estado de derecho, debe
económicas impuestas por la globaliza- marcarse una diferencia entre tres dimen-
ción, de liberarse del diagnóstico cómodo siones en las que la efectividad del derecho,

150 Esperanza entrampada: Las perspectivas para la democracia en América Latina


la eficacia de las burocracias y la credibili- la respuesta de las cortes a las demandas socia-
dad de los gobiernos se vuelven elementos les y la coherencia de las decisiones legales.
constitutivos de la democraticidad de esa La credibilidad del estado como ejecutor
organización institucional. Primero, el Es- del bien común depende de la capacidad de
tado de derecho debe interpretarse como un los líderes del gobierno para actuar conforme
actor, compuesto por los creadores, los a sus decisiones (vale decir, para producir
aplicadores y los adjudicatarios del dere- decisiones pertinentes).
cho. Los tribunales, las burocracias, los
parlamentos y los cuerpos ejecutivos son 2. El estado como institución
actores colectivos y/o individuales con La eficacia de la burocracia depende de la
agendas que siempre son sometidas a los estabilidad de las posturas detentadas por los
dilemas mejor expresados por la metáfora actores del estado.
de los “dos cuerpos” de Kantorowicz La efectividad del sistema legal depende
(1981). Como actores, tienen intereses pri- del grado de autonomía del sistema legal.
vados que están en constante conflicto y/o La credibilidad del estado como ejecutor
convergencia con sus intereses públicos. del bien común depende del régimen demo-
Segundo, el Estado de derecho debe inter- crático y del cumplimiento de las formas de
pretarse como una institución conformada representación política.
por normas estabilizadas capaces de repro-
ducirse en el tiempo y en todo el territorio 3. El estado como representación
del estado. Como institución, el estado es el La eficacia de la burocracia depende de la
interjuego entre las normas legales, las nor- ausencia de corrupción.
mas de representación política y los proce- La efectividad del sistema legal depende
dimientos burocráticos. Finalmente, el Es- de la estabilidad del acuerdo constitucional y
tado de derecho también debe interpretarse los derechos y obligaciones que distribuye —
como una representación —que Benedict la ciudadanía como reglas de conducta.
Anderson (1991) definió como una “co- La credibilidad del estado como ejecutor
munidad imaginada”—. Como tal, el esta- del bien común depende de la renovación de
do implica una cultura legal que sanciona una cultura cívica —la ciudadanía como
sus normas a través de hábitos y prácticas hábitos de participación.
sociales, una cultura política que sanciona
el régimen como la mejor manera de pro-
ducir el bien común y una cultura cívica Coda 2: Comentarios sobre las
que sanciona la probidad de las prácticas sugerencias empíricas de O’Donnell
de los funcionarios públicos así como el
ejercicio de una ciudadanía virtuosa. Lo que sigue es una serie de comenta-
¿De qué manera esta mayor especifica- rios sobre algunas de las sugerencias empí-
ción de la naturaleza del estado implica las ricas organizadas por O’Donnell en forma
demandas de efectividad, eficacia y credi- de propuestas sobre cómo medir la “demo-
bilidad propuestas por O’Donnell? Lo que craticidad” de las diversas dimensiones de
sigue es un conjunto de propuestas que democracia en América Latina.
contemplan algunas de las ya presentes en
las “Notas…” de O’Donnell, organizadas I.1.1. Con respecto a los ciudadanos
alrededor de estas distinciones de las tres I.1.1.1. Cuántos tienen una preferencia
dimensiones del Estado de derecho. clara y supuestamente estable por un régi-
men democrático por sobre cualquier otro.
1. El estado como actor I.1.1.2. Cuántos aceptan que la pobla-
La eficacia de la burocracia depende de ción sujeta a la territorialidad del estado en
incentivos selectivos para el ejercicio de la el que viven es la unidad apropiada para
política como vocación. definir el electorado.
La efectividad del sistema legal depende de I.1.1.3. Qué nivel de información tie-

Esperanza entrampada: Las perspectivas para la democracia en América Latina 151


nen sobre los partidos, los candidatos y las
cuestiones vinculadas a la elección. Creemos que los temas I.1.1.6 y I.1.1.7 no
I.1.1.4. Cuál es su nivel de interés en los son lo suficientemente claros. ¿Qué quiere de-
mismos temas. cir “oportunidades existentes para expresar
I.1.1.5. En qué medida y de qué manera opiniones”? ¿Instituciones sociales? ¿Esfera
participan en actividades políticas, espe- pública? ¿De qué tipo? Más importante aún,
cialmente aquellas vinculadas a las eleccio- ¿cuáles son los parámetros para esta afirma-
nes. ción; vale decir, dónde encontramos estas
oportunidades si no es en el modelo de demo-
No estamos tan seguros de si estas cues- cracia propuesto por O’Donnell? Aclarar es-
tiones bastan o no para medir una de las di- tas cuestiones facilitaría el diseño de la inves-
mensiones que O’Donnell más valora en sus tigación empírica. Del mismo modo, ¿qué
“Notas”: las diversas calificaciones que defi- quiere decir “mediciones de la desigualdad
nen al ciudadano como un agente. El aspec- entre hombres y mujeres” en este caso parti-
to moral de la agencia (el hecho de que el cular? ¿Desigualdad en relación a qué? ¿Al
agente se presume responsable de sus actos) acceso a medios donde expresar sus opinio-
está ausente en esta lista, al igual que las nes? ¿Al grado de información sobre política?
cuestiones vinculadas de autonomía y razo- ¿Al grado de participación? ¿Por qué es im-
nabilidad. En realidad, podríamos decir que portante medir la desigualdad entre géneros
las “Notas” carecen de una teoría sobre lo en estas cuestiones específicas y no en otras?
que podría llamarse “la persona moral con-
temporánea”, y al menos se le debería prestar I.1.2. Con respecto al sistema electoral y
cierta atención al problema de la fragmenta- la legislación
ción del yo en las sociedades avanzadas, co-
mo discutimos más arriba. Esto es importan- I.1.2.1. Si existe una comisión electoral
te, ya que en los países generadores pasaron independiente, imparcial y con las faculta-
años antes de que el agente se consolidara co- des que corresponde.
mo persona legal, pero en nuestros países la-
tinoamericanos se forjan (o deben forjarse) ¿Qué quiere decir “con las facultades que
en un proceso mucho más veloz de construc- corresponde”? ¿Qué tipo de facultades espe-
ción democrática. En muchos sentidos, la de- ramos que pueda imponer una comisión de
mocracia y su legalidad, que presupone a los estas características a los partidos y los can-
agentes como objetos de la política, debe didatos? ¿A qué tipo de presiones tendría que
abrirse camino no sólo contra los privilegios estar en condiciones de resistir?
arraigados de las elites tradicionales, sino
también contra culturas políticas más o me- I.1.2.2. Si el sistema electoral no sobre-
nos tradicionales en las que los objetos de la rrepresenta algunos distritos electorales y,
política no son agentes según la concepción si es así, en qué grado.
de O’Donnell: personas racionales y morales, I.1.2.3. Si compensa de manera signifi-
capaces de tomar decisiones autónomas. Si cativa las desventajas que puedan sufrir al-
éste es un elemento crucial de la democracia, gunos partidos por el hecho de no estar
la investigación empírica debería poder me- respaldados por grupos económicamente
dir de alguna manera el grado de “agencici- poderosos.
dad” de los individuos, las clases y los grupos. I.1.2.4. Si tiene reglas claras y aplicables
para revelar los aportes que reciben los
I.1.1.6. En qué medida utilizan las partidos políticos para las campañas elec-
oportunidades existentes para expresar torales y/o para su continuo funciona-
opiniones vinculadas a la discusión, la de- miento.
cisión o la implementación de políticas pú- I.1.2.5. Si no interpone grandes barre-
blicas. ras para la creación y el funcionamiento de
I.1.1.7. Mediciones de la desigualdad los partidos políticos, con la posible excep-
entre hombres y mujeres ción de aquellos que defienden los medios

152 Esperanza entrampada: Las perspectivas para la democracia en América Latina


violentos para la competencia política y/o Como se dice anteriormente, ésta es una
para acceder a cargos gubernamentales. cuestión de regulación par parte del sistema
I.1.2.6. Si no interpone requerimientos electoral en general, no de los partidos políti-
difíciles para el registro de los votantes, es- cos. Ellos deben estar “obligados” a hacerlo
pecialmente aquellos que tal vez no pue- por algún tipo de ley general. En cualquier
dan cumplir los pobres y/o que sean discri- caso, no resulta claro por qué O’Donnell in-
minatorios contra los individuos. siste tanto en cuestiones relacionadas al siste-
I.1.2.7. Si cada ciudadano es libre de ma electoral y los partidos políticos, si prác-
convertirse en miembro de un partido po- ticamente están ausentes en sus “Notas”.
lítico, de postularse como candidato para
este partido y, si resulta nominado, presen- I.1.3.3. Si llevan a cabo sus campañas
tarse a una elección. electorales respetando los derechos civiles
I.1.2.8. Si todos los partidos y candida- y políticos de sus contrincantes, y de una
tos son tratados con respeto e imparciali- manera tal que no conlleve o promueva la
dad por las autoridades públicas. discriminación, el prejuicio, la difamación
I.1.2.9. Si se llevan a cabo elecciones na- o cualquier otro tipo de intolerancia.
cionales con la suficiente frecuencia como
para reflejar cambios importantes en la I.2. Con respecto a las elecciones
opinión pública, y existen mecanismos le- I.2.1. Si los votantes no son intimidados
gales que le permiten a los ciudadanos re- o presionados de alguna manera, y si su vo-
mover, si resultara apropiado, a los funcio- to es secreto.
narios electos entre una elección y otra. I.2.2. Si los representantes de los parti-
dos políticos, los observadores electorales y
Al evaluar las elecciones en las democra- los medios tienen libre acceso a los lugares
cias latinoamericanas, deberíamos tener en de votación.
cuenta las limitaciones socioeconómicas im- I.2.3. Si las elecciones se llevan a cabo
puestas a algunos distritos electorales menos de una manera ordenada y pacífica.
favorecidos. El sistema electoral debe tener al-
gunas salvaguardas para impedir el clientelis- No se entiende bien a qué se refiere esta
mo o para reducirlo a un nivel aceptable. afirmación. ¿Qué pasa si las manifestaciones
También debería tenerlas con algunos meca- contra algunos candidatos son expresiones de
nismos para equilibrar el uso de poder econó- una mayor democraticidad en un proceso de
mico en las elecciones. Esta es una cuestión di- democratización política gradual? Por otra
fícil, pero limitar la evaluación al marco legal parte, una situación pacífica puede ser el re-
del sistema electoral no será suficiente en sultado de la represión, no de la libertad.
aquellas situaciones, como destaca O’Don- Aquí sería útil una afirmación más clara.
nell, en las que la eficacia de la legalidad del
estado siempre está en peligro o bajo sospecha. I.2.4. Si los votos se cuentan correcta-
mente y los resultados se anuncian sin de-
I.1.3. Con respecto a los partidos moras.
políticos
I.1.3.1. Si sus procedimientos internos, En Brasil, los votos se computan electró-
especialmente en términos de la designa- nicamente. El resultado se conoce en cuestión
ción de sus autoridades y de sus candidatos de horas. Pero, en muchos países, los votos si-
electorales, son democráticos y abiertos al guen siendo en papel y el recuento lleva más
escrutinio de sus afiliados y de las institu- tiempo. ¿Esto significaría que las elecciones
ciones públicas pertinentes. brasileñas son más democráticas que las de-
I.1.3.2. Si revelan, a su debido tiempo y en más? No comprendemos la clara intención
su debida forma, el apoyo público y privado de esta afirmación.
que reciben, y rinden cuentas de manera
apropiada del uso que hacen de este apoyo. I.2.5. Si quienes resultan ganadores se
proclaman como tales y, a su debido tiem-

Esperanza entrampada: Las perspectivas para la democracia en América Latina 153


po, asumen sus respectivos roles guberna- danos y sus asociaciones y la jurisdicción
mentales. de otras instituciones públicas.
I.2.6. Si los reclamos sobre las eleccio- I.3.3.2. Si ofrece posibilidades claras,
nes se abordan de manera imparcial y sin oportunas y factibles para que los ciudada-
demoras. nos y sus asociaciones expresen sus opinio-
I.2.7. Si los resultados electorales se nes con respecto a la discusión, decisión e
aceptan como válidos. implementación de políticas públicas.

I.3.1. Con respecto al Ejecutivo Esto tampoco resulta claro. ¿Estamos ha-
I.3.1.1. Si actúa respetando de manera blando de un marco legal que apoye la par-
clara y coherente los derechos de los ciuda- ticipación o de procedimientos y una “cultu-
danos y sus asociaciones y la jurisdicción ra política” de apertura del estado a la opi-
de otras instituciones públicas. nión de los ciudadanos? En una investiga-
ción empírica comparativa, al menos debe-
Una vez más, ¿cuál es el parámetro para rían sugerirse algunas medidas de apertura a
esta afirmación? Si la democracia se puede la participación de los ciudadanos. También
ver como una manera de resolver los conflic- existe una contrapartida para esta apertura,
tos políticos y sociales, la jurisdicción de ca- que es la existencia o no de organizaciones
da institución pública es ella misma y, por sociales capaces de hacerse oír en la esfera
definición, una cuestión discutible. No es política.
“antidemocrático” que el Ejecutivo pelee por II.1. Con respecto a la territorialidad del
mayores márgenes de maniobra, si lo hace estado
guiándose por las reglas democráticas. En
otras palabras, la cuestión no es respetar la II.1.1. Si el estado demarca un electora-
jurisdicción existente de otras instituciones, do que no está disputado activamente por
sino respetar el derecho a tener una jurisdic- porciones más que insignificantes de la po-
ción y cumplir con las reglas del juego demo- blación.
crático a la hora de pelear por la manera en II.1.2. Si existe un estado que ejerce un
que se establecen los límites entre cada insti- control efectivo y dentro de un marco legal
tución. Lo mismo es válido para la próxima de todo su territorio.
afirmación y para la propuesta I.3.3.1.
II.2. Con respecto al sistema legal
I.3.2. Con respecto al Congreso II.2.1. Si promulga y efectivamente res-
I.3.2.1. Si actúa respetando de manera palda los derechos y las libertades que con-
clara y coherente los derechos de los ciuda- lleva un régimen democrático.
danos y sus asociaciones y la jurisdicción II.2.2. Si se extiende de manera homo-
de otras instituciones públicas. génea en todo el territorio del estado.
I.3.2.2. Si lleva a cabo sus deliberacio- II.2.3. Idem, en varias clases, sectores y
nes y toma decisiones respetando de mane- grupos.
ra razonable el derecho de cada legislador a
ser escuchado (en plenarios y/o en comi- No resulta claro cómo debería extenderse
siones) y sopesando ecuánimemente sus de manera homogénea en clases, sectores y
opiniones y sus votos. grupos. A veces lo que necesitamos es un es-
I.3.2.3. Si los partidos minoritarios tie- tado capaz de justificar una expansión hete-
nen una posibilidad justa de que se consi- rogénea de poblaciones de condición econó-
deren y se discutan sus críticas y propues- mica y social muy baja, y de limitar el poder
tas, dentro y fuera del Congreso. económico y/o social de otros grupos y clases.
Creemos que debería introducirse una di-
I.3.3. Con respecto al funcionamiento mensión temporal en ésta y otras dimensio-
general del gobierno nes de la investigación empírica, para abor-
I.3.3.1. Si actúa respetando de manera dar tanto la evaluación de los acuerdos ins-
clara y coherente los derechos de los ciuda- titucionales y legales existentes, como la me-

154 Esperanza entrampada: Las perspectivas para la democracia en América Latina


jora de la democracia en la región. Muchas En nuestra opinión, ésta es una dimen-
de las dimensiones sugeridas no denotan un sión crucial para el correcto funcionamiento
proceso de democratización, sino una eva- de una democracia: los derechos relaciona-
luación estática de las democracias latinoa- dos con los mecanismos de compensación pa-
mericanas tal cual son. Pero O’Donnell es el ra proteger a los ciudadanos de la represión y
primero en reconocer que no existe discusión la arbitrariedad del estado, especialmente la
posible de la democracia sin afirmaciones arbitrariedad policial. Los derechos huma-
normativas sobre cómo debería ser. En otras nos tienen mucho que ver con las relaciones
palabras, aquí y en la mayoría de las demás entre los ciudadanos, pero mucho más con la
sugerencias empíricas, parece crítico, desde relación vertical entre el estado y la ciudada-
un punto de vista teórico, persuadir a los in- nía. Salvo algunas excepciones, nuestros paí-
vestigadores de que analicen los procesos tí- ses hoy son más pobres que hace diez años,
picos de promulgación de los derechos socia- como consecuencia de políticas neoliberales
les, políticos y civiles que califican una socia- que redujeron el papel de las políticas estata-
bilidad democrática (que abarca el estado, el les en general y en materia de desarrollo eco-
régimen y la sociedad). nómico en particular. La pobreza y la exclu-
sión social están en aumento, al igual que la
II.2. Si promulga reglas que prohíben la violencia social. El desafío del estado es sal-
discriminación contra las mujeres, así co- vaguardar los derechos civiles y humanos,
mo contra los pobres, los extranjeros y di- sin verse obstaculizado por fuerzas crimina-
versas minorías. les a veces mejor organizadas. No se trata de
una puesta a punto, sino de implementar po-
Deberíamos agregar “Si promulga, y líticas sociales amplias y efectivas que hoy
efectivamente respalda, reglas...”. son inexistentes. Una vez más, debería im-
plementarse un enfoque histórico dinámico
II.3. Con respecto a las cortes y sus cuando se comparan los países de la región.
instituciones auxiliares
II.3.1. Si las cortes reconocen, y en qué II.4. Con respecto a las burocracias
medida y en qué tipo de casos, los conve- estatales en general
nios y los tratados internacionales, inclu- II.4.1. Si tratan a todos con justicia,
yendo aquellos vinculados a derechos hu- consideración y respeto.
manos, de género, infantiles, económicos y II.4.2. Si están reguladas por normas
sociales. claras, de conocimiento público y correcta-
II.3.2. Si existe un acceso razonable- mente promulgadas.
mente justo y expeditivo a las cortes, ha- II.4.3. Si existen mecanismos rápidos y
ciendo una diferenciación según el tipo de efectivos para prevenir, interrumpir y/o
corte. compensar la violación de los derechos de
II.3.3. Si existen acuerdos razonable- los ciudadanos por parte de instituciones
mente efectivos para la defensa legal de los estatales.
pobres, los analfabetos y otros individuos y II.4.4. Si existen instituciones estatales,
grupos legalmente desposeídos. y si éstas están correctamente autorizadas y
II.3.4. Si la policía y otras fuerzas de se- facultadas, para el ejercicio de una respon-
guridad respetan los derechos de todos los sabilidad horizontal, incluso en relación
ciudadanos. con los casos de supuestas acciones o inac-
II.3.5. Si los criminales condenados o ciones ilegales por parte de funcionarios
los supuestos criminales no son enviados a electos.
prisión o son objeto de otras deficiencias
que violen las reglas básicas de justicia pro- III.1. Con respecto a los derechos civiles
cesal. (humanos)
II.3.6. Si las prisiones no están en con- III.1.1. Cantidad, posición social, sexo,
diciones razonablemente adecuadas. edad y ubicación geográfica de aquellos in-
dividuos que son y/o fueron víctimas de

Esperanza entrampada: Las perspectivas para la democracia en América Latina 155


violencia física, incluyendo violencia do- III.2.3. Idem para los analfabetos totales
méstica o ejercida por la policía. y funcionales y las tasas de inscripción y de-
III.1.2. Cantidad y ubicación geográfica serción en los diversos niveles educativos.
de diversos crímenes, especialmente los de III.2.4. Idem para la cantidad, propor-
índole sexual, los homicidios y los robos ción, posición social, sexo y ubicación
armados. geográfica de aquellos individuos que es-
tán desempleados o que trabajan en sec-
Suponemos que O’Donnell se refiere a tores informales de la economía que no
cantidades relativas, como una proporción les reconocen derechos civiles y/o labora-
de la población de los países. les básicos.

III.1.3. Si a los extranjeros se les asignan Un vez más, esto está bien para evaluar la
los mismos derechos civiles y sociales que a situación actual de las democracias en Améri-
los ciudadanos, si al menos a nivel local ca Latina, pero no para entender correcta-
pueden participar en asuntos políticos y si mente el proceso de democratización que con-
son tratados por las autoridades estatales y dujo al panorama que estos datos reflejan.
por los ciudadanos con debida considera-
ción y respeto. III.3. Con respecto al contexto social
III.1. Si en general —y según constatan,
Se trata de dos dimensiones diferentes. entre otros medios, las encuestas de opi-
Una se refiere a la manera en que el estado nión pública, la legislación, las decisiones
trata a los extranjeros, a si su legalidad refle- judiciales y los medios de comunicación—
ja los tratados internacionales y demás. La apoya un contexto social diverso, con espe-
otra se refiere a la tolerancia horizontal entre cial atención a las indicaciones sobre dis-
ciudadanos y extranjeros. criminación o intolerancia.
III.2. Si los diferentes medios transmi-
III.2. Con respecto a los derechos ten información, opiniones y análisis di-
sociales (de desarrollo humano) versos sobre cuestiones públicas, y si estas
III.2.1. Cantidad, porcentaje, posición informaciones, opiniones y análisis pueden
social, sexo, edad y ubicación geográfica de considerarse autónomos de los intereses o
los individuos que carecen de los requeri- presiones del estado, el gobierno y/o diver-
mientos mínimos de alimentación, techo, sos intereses privados, incluyendo en el te-
vestimenta y agua potable. rreno económico.
III.2.2. Idem para los individuos afecta- III.3. Si en asociaciones que no sean las
dos por la falta de acceso a los servicios sa- estrictamente políticas existen derechos de
nitarios, por enfermedades prevenibles y participación, o si al menos se respetan los
por discapacidades heredadas o adquiridas derechos civiles (y, llegado el caso, los dere-
debidas a cualquiera de las carencias enu- chos laborales) de sus miembros.
meradas aquí. III.4. Si existen libertades y garantías

156 Esperanza entrampada: Las perspectivas para la democracia en América Latina


adecuadas para el ejercicio de diversas ac-
ciones de responsabilidad social.

Esperanza entrampada: Las perspectivas para la democracia en América Latina 157


■ Estado y ciudadanía

Un estudio comparativo sobre la democracia en los distintos países de América Latina no


debería prescindir de un examen de la relación entre los diversos regímenes sociales de
acumulación vigentes y los respectivos “regímenes políticos de gobierno”. Un régimen so-
cial de acumulación resulta de una matriz de configuración cambiante en cuyo interior se
constituyen y transforman los agentes económicos y se van enlazando diferentes estrate-
gias específicas. El análisis del entrecruzamiento entre estado, capitalismo y democracia
es decisivo para entender la realidad latinoamericana y, en general, la del mundo en que
vivimos. El estudio de la democracia exige que se le preste una “atención cuidadosa a la
especificidad histórica de los casos respectivos” y a la vez presupone que “la democracia
está basada en una concepción del ser humano como agente”. Si, al adoptarlo como brúju-
la, se le da una centralidad excesiva al segundo de estos argumentos, el primero queda
naturalmente relegado (al menos, en parte) y con ello el análisis puede tanto incurrir en
una sobrestimación del real “espesor individualista” del agente como verse privado de
indagar algunas alternativas que no parece prudente descartar a priori.

José Nun * Debo señalar de entrada que concuer-


do plenamente con las posiciones centra-
Nota del autor: Guillermo O’Donnell (a les que sostiene el autor y que las conside-
quien en las páginas que siguen designaré ro un punto de partida muy útil para la
también como “el autor”) ha producido un investigación a la que sirven de guía. Di-
texto que constituye un real aporte a su te- cho esto, el papel que se me ha encomen-
ma y que es, a la vez, rico, complejo e im- dado me impone seleccionar y referirme
portante. Más aún, dado su propósito espe- sobre todo a aquellos puntos que me pa-
cífico, combina con rigor y destreza un en- recen más susceptibles de discusión o de
foque decididamente teórico (los capítulos I retoque, a fin de contribuir de esta mane-
a X) y un planteo empírico referido a las de- ra a un intercambio que pueda enrique-
mocracias latinoamericanas (los capítulos cer el Proyecto. De ahí que algunas de las
XI a XVII). Todo lo cual dificulta y favorece, páginas que siguen adopten, en ocasio-
al mismo tiempo, mi tarea de comentarista. nes, un cierto tono crítico que debe adju-
La dificulta porque me obliga a internarme dicarse, insisto, a la índole particular de
en una diversidad de senderos que no siem- mi función y no al encomio que, en tér-
pre son fáciles de recorrer con la brevedad minos generales, me suscita el valioso en-
que las circunstancias exigen. Pero también sayo de O’Donnell. Confío en que así se-
la favorece porque se trata de un trabajo tan rán entendidos mis comentarios y, más
ambicioso como estimulante, que incita a aún, que puedan servir en algo al objeti-
cada paso a la reflexión y al diálogo. vo que persiguen.

* Abogado (Universidad de Buenos Aires) y politólogo (Universidad de París). Actualmente desarrolla tareas co-
mo investigador principal del CONICET y es director del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad
Nacional de San Martín. Fue profesor titular de Ciencia Política en la Universidad de Toronto y en las universi-
dades de California, de Berkeley, de Chile y en el FLACSO de México, entre otras instituciones. Entre sus libros
publicados se encuentran: Democracia, gobierno del pueblo o gobierno de los políticos y Marginalidad y exclu-
sión social.

Estado y Ciudadanía 159


1. El estado: ¿ausencia o No se trata de una cuestión menor
reduccionismo? cuando se advierten tanto el modo en que
la vulgata neoliberal exacerbó aun más esas
El autor comienza afirmando que, salvo tendencias desde la época en que Macpher-
contadas excepciones, la teoría democrática son formuló sus comentarios como las pro-
contemporánea no incluye al estado como pias preocupaciones de O’Donnell, orienta-
un componente importante de su asunto. das plausiblemente a construir una teoría
Creo que es una proposición que debe ser “en la gran tradición” y a criticar justamen-
matizada, para beneficio del texto. En un te esa demonización neoliberal del estado.
sentido literal, no es exacta, según lo atesti- En síntesis, no es que “las ciencias sociales
gua una muy abundante literatura.1 Lo que contemporáneas [hayan] ignorado el tema
está en juego es otra cosa, que convendría del estado”, como sostiene; lo que desde mi
hacer más explícita y merecería un mayor punto de vista debe objetarse es la forma
desarrollo: se trata del modo en que buena particular en que lo han abordado.
parte de esta literatura reduce la problemáti- Pero, además, referir un juicio así a “las
ca del estado a un análisis del proceso políti- ciencias sociales contemporáneas” en su
co en clave empiricista. Es decir que O’Don- conjunto entraña una generalización cier-
nell está pensando con acierto en una au- tamente excesiva. En este sentido, me pare-
sencia diferente, no la del concepto mismo ce que hubiera resultado útil a los fines de
del estado sino la de esas que Macpherson la propia exposición del autor señalar que
ha denominado con mucha agudeza “teo- han existido otras corrientes de pensa-
rías del estado en la gran tradición”, cuya miento que sí se esforzaron por elaborar
marca característica ha sido siempre un es- una teoría normativa del estado de inspira-
fuerzo por vincular al estado “con las nece- ción democrática y también “en la gran
sidades, competencias y potencialidades del tradición”. Cito sólo como muestra la obra
hombre”, tomando en cuenta a la vez “la de Antonio Gramsci y la de muchos de sus
naturaleza de la sociedad en la cual opera”.2 continuadores y críticos.
El punto es importante porque, al no Adamson, por ejemplo, ha puesto de
tematizarlo suficientemente, quedan en la relieve que Gramsci solía manejarse con
penumbra algunas de las principales razo- dos interpretaciones muy distintas de la
nes de tal reduccionismo. Para seguir con noción de hegemonía. Conforme una, la
Macpherson, incurren en él quienes “en hegemonía aparece como lo opuesto a la
términos generales aceptan y sostienen a la conciencia económica-corporativa; con-
sociedad y al estado democrático liberal forme la otra, como lo opuesto a la domi-
existentes, con sólo algunas reservas o es- nación en tanto coerción. Cuando el pen-
peranzas marginales de que pueda ser me- sador italiano usaba la primera de esas ver-
jorado un poco”. Es precisamente por eso siones, concebía restrictivamente al estado
que estos autores no tienen ningún interés como “sociedad política”, es decir, como un
en ir más allá de su repertorio de constata- objeto que podía ser conquistado por una
ciones empíricas, en cuyo caso se verían clase en ascenso; cuando empleaba la se-
precisados a hacer explícito que continúan gunda, definía en cambio al estado como
operando con un modelo del hombre que “el equilibrio entre la sociedad política y la
es propio del individualismo posesivo de sociedad civil”, o sea como la totalidad de
Bentham o aun de Hobbes.3 las superestructuras.4

1 Para no multiplicar las citas al respecto, me alcanza con remitirme a Robert R. Alford y Roger Friedland, Powers
of Theory: Capitalism, the State and Democracy (Cambridge, Cambridge University Press, 1985) y a la amplia bi-
bliografía que esta obra sistematiza y critica.
2 C. B. Macpherson, The Rise and Fall of Economic Justice and Other Papers (Oxford, Oxford University Press,
1985), p. 56
3 Idem, p. 57
4 Walter L. Adamson, Hegemony and Revolution (Berkeley, University of California Press, 1980), p. 217.

160 Estado y Ciudadanía


Además de su intención ilustrativa in- tuvo en la práctica la noción de autoridad
mediata, mi referencia a este caso en parti- racional legal,7 y, por la otra, la conocida cir-
cular lleva otros tres propósitos. Uno, es el cunstancia de que esa reducción formalista
de señalar que el estado constituye siempre desvinculase la legalidad (y la legitimidad)
una abstracción, a la cual inclusive un mis- de cualquier contenido específico, al punto
mo autor puede dotarla de contenidos di- que Weber considerara que la burocracia au-
versos según el contexto.5 Otro, advertir tocrática —y no la democracia— era el régi-
las afinidades que existen entre la defini- men más eficiente y racional de ejercicio del
ción gramsciana amplia y la propia con- poder en las sociedades modernas.8
ceptualización de O’Donnell, que podría Es decir que, en buenos principios we-
valerse de ella en su provecho. El tercero, berianos, la definición de O’Donnell no de-
allanarle desde ahora el camino a la pro- ja fuera el tema de la legitimidad y, mucho
puesta que luego haré de extender esta úl- menos, cuando incluye al sistema legal co-
tima conceptualización en una dirección mo una de las tres dimensiones que le ad-
determinada (véase el apartado 4). judica al estado. Si se pone a un lado su to-
no antropomórfico (ya que una abstracción
no “reclama” nada), la cuestión fue bien
Weber y la legitimidad sintetizada por Heller en los años 30: “Da-
do que el estado soberano ha reclamado para
Destaca acertadamente el autor que su sí, y con éxito, el monopolio de la coacción fí-
definición del estado es de inspiración we- sica legítima, convirtiéndose en unidad so-
beriana aunque aclara que, a diferencia del cial suprema de decisión y acción frente a las
sociólogo alemán, deja fuera de ella “el as- demás instancias autónomas, se reserva, por
pecto de la legitimidad”. Si bien no se trata motivos de conveniencia, la denominación de
de una cuestión central, sugiero que quizá derecho a aquella ordenación normativa so-
se hayan deslizado aquí un par de malen- cial que se establece y asegura por medio de
tendidos, que —si tengo razón— por eso los órganos especiales de la organización esta-
mismo sería bueno despejar. tal” (destacados agregados).9
Primeramente, Weber suscribía el enfo- En segundo lugar, el autor incorpora
que jurídico formalista que alimentó duran- como otra de las dimensiones del estado la
te muchos años la teoría clásica del estado de pretensión de éste de ser “un foco de iden-
derecho. Desde este punto de vista, un poder tidad colectiva para todos o casi todos los
es legítimo por el solo hecho de ser legal de habitantes del territorio”. Es posible no es-
manera que, en el Rechtsstaat, la legalidad y tar de acuerdo con esta atribución en el pla-
la legitimidad se identifican. Por esta vía, da- no en que la sitúa O’Donnell o del modo en
da la primera se sigue la segunda y pierden que lo hace (véase más adelante) y preferir,
saliencia los problemas de fondo que plantea por ejemplo, una visión más clásica del es-
el llamado “enigma de la legitimidad demo- tado como un término legal que designa, a
crática”.6 Creo que esto explica, por una par- la vez, un territorio, un pueblo o nación y
te, la reducida productividad científica que un régimen de gobierno. El autor tiene, sin

5 “Hay un problema preliminar con el estado que es rara vez considerado y que, sin embargo, requiere atención
si es que se desea focalizar correctamente la discusión acerca de su naturaleza y de su papel. Se trata del hecho de
que ‘el estado’ no es una cosa y de que no existe como tal.” Ralph Miliband, The State in Capitalist Society (Lon-
dres, Quartet Books, 1973), p. 46.
6 Véase, por ejemplo, Alexandre Passerin d’Entrèves, “Légalité et légitimité”, en Annales de Philosophie Politique,
París, 1967: 30-41.
7 Cf. Renate Mayntz, “Legitimacy and the directive capacity of the political system”, en Leon N. Lindberg et al.,
Stress and Contradiction in Modern Capitalism (Lexington, Mass., 1975).
8 Véase, por ej., Peter M. Blau, “Critical Remarks on Weber’s Theory of Authority”, en Dennis Wrong, comp., Max
Weber (Englewood Cliffs, N.J., Prentice-Hall, 1970), pp. 151-161.
9 Hermann Heller, Teoría del estado (México, F.C.E., trad. L. Tobío, 1942), p. 204. Como agrega este autor: “Nin-
gún estado podría subsistir ni una hora sin estas garantías naturales y sociales de su ordenación jurídica” (p. 205).

Estado y Ciudadanía 161


embargo, razones muy respetables para op- Según señalé en otro lugar, esto debe
tar por una conceptualización menos con- ser tomado en un sentido fuerte: se está
vencional; pero no me parece convincente, aludiendo a la materialización en un espa-
en cambio, que sostenga que el tema de la cio y en un tiempo determinados de las
legitimidad no está incluido en esta con- ideas fundamentales acerca de lo que está
ceptualización, salvo que introduzca abier- bien y de lo que está mal, de cuáles son los
tamente una diferencia entre la legitimidad grados de desigualdad o los modos de ex-
formal y la legitimidad sustantiva. plotación admisibles, de qué lugar se les
asigna a las relaciones entre hombres y mu-
jeres, de quiénes tienen o no derecho a go-
2. Instituciones y organizaciones bernar a otros y cómo, del papel que se le
atribuye a la religión, del modo en que se
Paso a referirme ahora a un tópico que administra justicia o se vinculan padres e
puede ser riesgoso dejar sin clarificar en al- hijos, etc. En una palabra: nos estamos re-
gún detalle, por más que entiendo que no firiendo ni más ni menos que a las reglas
debe haber aquí una discrepancia de fondo constitutivas de nuestra vida en común y,
con el autor. Sucede que, en varios pasajes, como en el caso de la gramática o de la sin-
O’Donnell tiende a emplear como inter- taxis de la lengua que usamos, podemos no
cambiables las nociones de institución, en- saber enunciar ni explicar esas reglas (y es
tes burocráticos, organizaciones sociales y casi mejor que así sea para que estemos en
agencias estatales. El peligro es que esta in- condiciones de ocuparnos de otras cosas)
diferenciación permita que se siga hacien- pero tendemos a darnos cuenta de inmedia-
do una lectura parcial e instrumental de las to cuando se las viola.11 Si esto último no
instituciones en clave utilitarista, como es sucede, si no nos damos cuenta, hay que
demasiado frecuentemente el caso en concluir que la institución de que se trata
nuestra época. no posee carnadura real y se halla sólo en la
Una institución es básicamente la pues- mente del observador (o de algunos obser-
ta en acto de un principio, de un valor o de vados).12
una norma de manera que, por un lado, so- De ahí que, según subraya Offe, haya
cializa e involucra en sus términos a los ac- una “diferencia conceptual crucial” entre
tores y, por el otro, procura que se cumplan una institución y una organización. Ante to-
efectivamente las funciones para las cuales do, las obligaciones organizacionales son
fue creada. Por eso Hegel asociaba su exis- diádicas mientras que las reglas institucio-
tencia a la idea de un “espíritu objetivo” o nales son triádicas, esto es, las “establecen y
“ética concreta” (esa Sittlichkeit que resulta- ponen en vigor terceros que no son parte
ba una “segunda naturaleza” y que él oponía de la interacción institucionalizada”. Des-
a la Moralität kantiana, propia de un sujeto pués, los deberes de los miembros de una
racional e individual) y por eso también organización se hallan subordinados a los
uno de sus mejores comentaristas escribirá fines que ésta persigue mientras que, en
años después que “podemos pensar en las una institución, unos y otros se encuentran
instituciones y en las prácticas de una socie- por lo menos en el mismo plano. Final-
dad como una suerte de lenguaje en el cual mente, las obligaciones organizacionales
se expresan sus ideas fundamentales”.10 son mucho más restringidas “en sus alcan-

10 Charles Taylor, Hegel (Cambridge, Cambridge University Press, 1975), p. 382.


11 Cf. José Nun, “Variaciones sobre un tema de Hegel”, en José E. Burucúa et al., La ética del compromiso (Buenos
Aires, OSDE/Altamira, 2002), pp. 132 y 133. Sobre las reglas constitutivas, véase John R. Searle, Speech Acts (Cam-
bridge, Cambridge University Press, 1969).
12 Un ejemplo sencillo: en el siglo XIX, en Estados Unidos, muchos inmigrantes húngaros o polacos eran casti-
gados cuando en invierno se apropiaban de la leña allí donde la encontrasen. A sus ojos, no había violación algu-
na pues venían de lugares donde la leña era un bien comunal; no hace falta que agregue que la percepción de las
autoridades locales (y de los dueños de la leña) era bastante diferente.

162 Estado y Ciudadanía


ces, en su validez y en el impacto que tie- se de la sociedad en la cual actúa, etc.
nen sobre las personas implicadas”, preci- Cuando así ocurre, los cuestionamientos
samente porque se dan en el interior de suelen provenir de quienes más implicados
marcos institucionales que les fijan límites se sienten con los fines institucionales que
a sus contenidos posibles.13 la organización incumple (por eso, a me-
Es evidente, pienso, la importancia de nudo los mejores alumnos son los más crí-
este asunto para una reflexión acerca de la ticos) y es habitual que justamente se pro-
democracia. En principio, una fórmula de cure movilizar a terceras partes para que
Habermas que cita el mismo Offe nos brin- ayuden a corregir la situación. Nos halla-
da concisamente la clave: “No hay produc- ríamos así ante una crisis de la organiza-
ción administrativa del sentido”.14 Las or- ción que provoca una crisis en la institu-
ganizaciones nacen, se desarrollan y even- ción. Pero es también imaginable que si
tualmente mueren en suelos instituciona- aquella crisis se generalizase (si todas las
les específicos, en los cuales adquieren su universidades de un lugar actuaran del
significado. Para continuar con la analogía, mismo modo o el gobierno decidiera poli-
tales suelos son sedimentaciones históricas tizarlas abiertamente o por cualquier moti-
que no pueden generarse ad libitum y que vo el mérito académico dejase de ser un va-
promueven, por ejemplo, diferentes estilos lor estimable), la crisis podría acabar trans-
nacionales de hacer política.15 Esto no formándose entonces en una crisis de la
quiere decir que las instituciones sean me- institución, que se volvería probablemente
ros sinónimos de los valores y normas so- —pero sólo probablemente y quizá no pa-
ciales, reducción culturalista que implicaría ra una mayoría de la población— cada vez
ignorar dos temas tan decisivos como, uno, menos creíble y menos viable. Lo cual es
las funciones que están llamadas a cumplir otra manera de subrayar la importancia
y, dos, su grado de compatibilidad con el que tiene distinguir entre instituciones y
medio en el que operan. Y si es verdad que organizaciones para aprehender éstos y
resulta factible crear o importar institucio- otros fenómenos tanto o más significativos
nes no sólo se trata de procesos altamente para nuestro tópico general, disponiendo
problemáticos y que llevan tiempo sino que así de los útiles necesarios para efectuar
tanto los niveles de aceptación o de rechazo diagnósticos diferenciales.
que provoquen como sus formas de refrac-
ción son apenas conjeturables, deben ser
concretamente investigadas y, en todo caso, 3. Estado, nación y democracia
constituyen siempre una de esas instancias
en las cuales lo nuevo se construye necesa- El autor le dedica una serie de páginas
riamente con lo viejo. excelentes y muy bien articuladas al tema
Quisiera agregar una observación más. de la nación, alineándose —como él mis-
En tanto institución, la universidad, por mo indica— con la reciente literatura de
ejemplo, tiene como fundamento la pro- inclinación “constructivista”, la cual no es,
ducción y la circulación de conocimientos a mi juicio, sino una prolongación (y espe-
en un contexto determinado y está dirigida cificación) de la clásica concepción france-
a la formación de investigadores y profe- sa de la nación, tan distinta de la alemana.
sionales competentes. Como organización, Entiendo, sin embargo, que por mo-
sin embargo, puede anquilosarse, ponerse mentos se filtran algunas debilidades fácil-
al servicio de otros objetivos, desconectar- mente subsanables, que quizá derivan de la

13 Véase Claus Offe, Designing Institutions in East European Transitions (mimeo), 1995, p. 203.
14 Jürgen Habermas, Legitimation Crisis (Boston, Beacon, 1975), p. 70.
15 Véase, entre otras ilustraciones de este tema, David Vogel, National Styles of Regulation: Environmental Policy
in Great Britain and the United States (Ithaca, Cornell University Press, 1986); y Ron Eyerman y Andrew Jamison,
“Social Movements: Contemporary Debates”, Research Reports, Department of Sociology, Lund University, 1990,
esp. p. 17, donde contrastan los movimientos sociales de Dinamarca y de Suecia.

Estado y Ciudadanía 163


particular definición del estado con la cual construcciones históricas particulares, así
se maneja O’Donnell y que en este texto lo como hay tipos diversos de estado, existen
inducen a darle a ciertos asuntos menos sa- también distintos tipos de nación, según
liencia que la que creo que les corresponde lo ponen de manifiesto obras sobre el tema
y que estoy seguro que él mismo comparte. tan diferentes como las de Gellner o
Como se recordará, una de las dimensiones Greenfeld.18 Y esto incide sobre la textura
que privilegia esa definición es la del esta- misma del régimen democrático concreto
do como “foco de identidad colectiva”. Só- que emerja en un espacio determinado.
lo que no resulta para nada fácil distinguir Otra consecuencia se liga a la anterior y
este componente de la propia idea francesa se vuelve especialmente importante en el
de nación, sobre todo en sus versiones más contexto latinoamericano. Es que cuando,
contemporáneas. Para Baechler, por ejem- siguiendo a Habermas, O’Donnell le atri-
plo, la nación aparece exactamente como la buye dos caras a la ciudadanía —una, de-
fusión de todas las identidades, lo cual la do- mocrática y activa; y otra, nacional y ads-
ta de “autarquía pasional”.16 En otras pala- cripta— no plantea con la misma fuerza
bras, no sólo me parece más productivo si- que el filósofo alemán los peligros que en-
no que se me ocurre que, de hecho, tam- cierra esta dualidad. Cito a Habermas: “el
bién O’Donnell opina así (aunque no lo di- otro lado de este logro es una tensión in-
ga), considerar la nación como un elemen- quietante entre una autocomprensión na-
to básico del estado moderno en tanto cons- cionalista y otra republicana. El destino de
trucción, que debe existir antes de que la democracia depende de cuál sea la que
pueda empezar a funcionar una forma es- domina a la otra”. Más aún: la propia fuerza
pecífica de régimen como el democrático. integrativa de la nación contiene siempre la
Por eso Tocqueville, por ejemplo, da por amenaza de un retorno a lo prepolítico.19
supuesto el hecho nacional y no lo analiza Hay en esto una cuestión de énfasis que no
cuando examina la realidad norteamerica- es secundaria, que puede desorientar al lec-
na. Y otro tanto hace implícitamente Linz tor no prevenido, que se vincula con su mo-
mucho después cuando afirma que “sin es- do de conceptualización y que se vuelve to-
tado no hay democracia”.17 davía más notoria después, cuando en sus
Como dije, pienso que el autor es cons- proposiciones 18 y 19 el autor se limita a
ciente del punto y sabe tanto como yo que plantear que una y otra cara de la ciudada-
las democracias europeas se desarrollaron en nía pueden ser activadas políticamente, sin
comunidades nacionales que fueron erigidas formular en este caso reserva alguna. Por
por monarquías, esto es, por regímenes no desgracia, como apunta correctamente Ma-
democráticos. Sólo que, reitero, a mi juicio nent,“nada es simple, la democracia y la na-
su definición del estado incluye desde el co- ción no son solamente aliados, son también
mienzo a la nación como componente pero adversarios e incluso en ciertos casos, ene-
no lo hace explícito. Y esto no deja de aca- migos (...) Así la nación es al mismo tiempo
rrear algunas consecuencias significativas. la condición y la expresión de la democra-
La primera es que si la nación es parte cia y también la referencia y el recurso de
del estado y en ambos casos se trata de los enemigos de la democracia”.20

16 Jean Baechler, Démocraties (París, Calmann-Lévy, 1985), p. 489.


17 Juan J. Linz, “Democratization and Types of Democracy” (Yale, inédito, 1996), p. 9, citado por Claus Offe, “Ho-
mogeneity” and Constitutional Democracy (mimeo), 1996.
18 Cfr., por ejemplo, Ernest Gellner, Nations and Nationalism (Ithaca, Cornell University Press, 1983), esp. pp. 88-
109, y Liah Greenfeld, The Spirit of Capitalism (Cambridge, Mass., Cambridge University Press, 2001), pp. 2-3.
Según esta última autora, todos los nacionalismos son democráticos, proposición que o es inútilmente tautoló-
gica o se vuelve llamativa cuando se piensa en Action Francaise, en el nacional-socialismo o en los integrismos la-
tinoamericanos.
19 Jürgen Habermas, “The Europen Nation-state – Its Achievements and Its Limits”, en Gopal Balakrishnan,
comp., Mapping the Nation (Londres, Verso, 1996), pp. 286-7,
20 Pierre Manent, Cours familier de philosophie politique (París, Fayard, 2001), p. 97.

164 Estado y Ciudadanía


Es un asunto que, en mi opinión, sería Pero sabemos también otras dos cosas.
aconsejable resaltar con mucha mayor in- Una, que en el terreno empírico, así como
tensidad, en una América Latina donde un hay una variedad bastante amplia de tipos
nacionalismo de cuño generalmente más de estado y de democracia, existen igual-
alemán que francés se ha apropiado con mente distintos tipos de capitalismo; y la
demasiada frecuencia de la idea de nación segunda, que el mercado siempre constitu-
para establecer jerarquías autoritarias in- ye, a su vez, una construcción política y le-
compatibles no ya con la democracia sino gal situada. Son afirmaciones todas éstas
incluso con mínimos ideales republicanos. que se dirigen a cuestionar una concepción
de la economía como un dominio autóno-
mo y autosuficiente, la cual empezó a di-
4. El régimen social de acumulación fundirse en el siglo XVIII y se ha vuelto de
nuevo dominante en nuestra época.
Esta sección es distinta de las anteriores Esta separación de una esfera propia-
(y, en verdad, de las que vendrán luego). Es mente económica no tenía precedentes his-
que deseo fundar brevemente en ella la tóricos y fue desarrollada por primera vez
propuesta de un agregado teórico que, a mi por Adam Smith en 1776, en su ataque ex-
juicio, podría complementar el esquema de plícito a la doctrina mercantilista. Se sostu-
O’Donnell y resultarle útil al Proyecto. vo en dos postulados fundamentales: el de
Dice el autor, refiriéndose al estado: la coherencia interna de esa esfera y el de su
“Esta asociación peculiar —no voluntaria, orientación al bien común. Es que de otro
basada en un territorio, sustentada en últi- modo —sea por su incapacidad para au-
ma instancia por coerción, altamente bu- toorganizarse, sea por sus efectos pernicio-
rocratizada y densamente legalizada— es el sos— se hubiera tenido que admitir aque-
asentamiento histórico y social de un régi- llo que se rechazaba, esto es, la necesidad
men democrático”. A mi vez, vengo soste- de intervenciones políticas e ideológicas en
niendo desde hace varios años que es tam- la economía que pusiesen orden o corrigie-
bién el asentamiento de un régimen social ran los desvíos. Esta posición de los econo-
de acumulación y que entenderlo así resul- mistas clásicos fue parcialmente aceptada
ta de fundamental importancia para un por el mismo Marx, quien criticaba la ra-
mejor análisis del régimen democrático cionalidad de la economía capitalista pero
mismo.21 no la existencia de una lógica que le fuera
Comienzo por una cadena de razona- inherente. La autonomía de la esfera eco-
mientos bastante simple y aceptada. El pri- nómica se convirtió luego en una de las
mero es que puede haber estado sin demo- premisas centrales de la economía neoclá-
cracia pero no democracia sin estado. El se- sica, en cuyos principios se apoyan hoy las
gundo, que de igual modo puede haber es- posiciones que han dado en llamarse neo-
tado sin capitalismo pero no capitalismo sin liberales.23
estado. Y el tercero, que a la luz de la expe- Se va a cumplir pronto un siglo desde
riencia histórica contemporánea, puede ha- que fuera escrita una de las refutaciones
ber capitalismo sin democracia pero no de- más sintéticas y claras de semejante con-
mocracia sin capitalismo .22 Se sigue de la cepción: “La economía política clásica ha
unión de estos eslabones que, ceteris pari- creado un mundo económico que no exis-
bus, la democracia no resulta separable ni te, un Guterwelt, un mundo aislado que es
del estado ni del capitalismo. siempre idéntico a sí mismo y en el cual los

21 Véase, por ejemplo, José Nun, “La teoría política y la transición democrática”, en José Nun y Juan Carlos Por-
tantiero, comps., Ensayos sobre la transición democrática en la Argentina (Buenos Aires, Puntosur, 1987).
22 No hace falta aclarar que todas las alusiones a la democracia conciernen aquí a la democracia representativa o
liberal.
23 En esta sección, me sirvo en parte del artículo acerca de “Régimen social de acumulación” que escribí para Tor-
cuato S. Di Tella et al., Diccionario de ciencias sociales y políticas (Buenos Aires, Emecé, 2001), pp. 598-600.

Estado y Ciudadanía 165


conflictos entre fuerzas puramente indivi- mulación (en adelante, RSA), entendido
duales se solucionan de acuerdo a leyes como el conjunto complejo de las institu-
económicas incambiables. En realidad, es ciones y de las prácticas que inciden en el
en el interior de colectividades que son proceso de acumulación de capital, conci-
bastante diferentes unas de otras donde biendo a este último como una actividad
los individuos tratan de enriquecerse, y microeconómica de generación de ganan-
tanto la naturaleza como el éxito de estos cias y de toma de decisiones de inversión.
esfuerzos cambian junto con la naturaleza Adviértase, sin embargo, que la consisten-
de la colectividad en la cual aparecen” cia y la estabilidad aludidas son siempre re-
(destacado agregado).24 Cuarenta años lativas y no impiden que todo RSA sea he-
después, Polanyi se ocuparía de realizar terogéneo y esté recorrido por contradic-
una impugnación más detallada y rigurosa ciones permanentes que se expresan en ni-
de aquellas posiciones, poniendo en descu- veles variables de conflictividad y ponen de
bierto que en las economías capitalistas las relieve el decisivo papel articulador que
actividades de los agentes económicos juegan la política y la ideología. Un RSA re-
nunca componen de manera espontánea sulta entonces una matriz de configura-
un sistema autosostenido.25 Ello torna ción cambiante en cuyo interior se consti-
siempre indispensable la acción del estado tuyen y transforman los agentes económi-
para organizar los mercados, garantizar cos y se van enlazando diferentes estrate-
los contratos, fijar los patrones de moneda gias específicas de acumulación y tácticas
y crédito, la oferta de mano de obra, las re- diversas para implementarlas, de modo
laciones laborales, los servicios de infraes- que la acumulación de capital se vuelve así
tructura, el comercio exterior, las pautas en cada lugar el producto contingente de
de distribución del ingreso, las cargas im- una dialéctica de estructuras, de estrate-
positivas, etc.26 Y esta acción requiere por gias y de tácticas.27
su parte de justificaciones discursivas di- Se sigue que un RSA es un fenómeno
versas, conforme los conflictos que suscita. histórico pluridimensional de mediano o
Por eso, si la evidencia histórica revela largo plazo, que define eso que corriente-
que el capitalismo es altamente adaptable mente se denomina una etapa o un estadio
y puede prosperar tanto bajo gobiernos capitalista. Como en todo proceso históri-
democráticos como bajo gobiernos dicta- co, en principio son discernibles en él tres
toriales, también indica que exige la pre- grandes fases: una, de constitución; otra, de
sencia de un marco institucional y de mo- consolidación y expansión; y finalmente
dalidades de comportamiento más o me- una de descomposición y decadencia, sus-
nos estables que lo favorezcan y, sobre to- ceptible de desembocar en una crisis gene-
do, que sean mínimamente consistentes y ralizada. Desde luego, esto nada predica
previsibles. Es justamente a esto que se re- acerca de la duración de tales fases: la de de-
fiere el concepto de régimen social de acu- cadencia, por ejemplo, puede resultar ca-

24 É. Durkheim y P. Fauconnet, “Sociologie et sciences sociales”, Révue Philosophique, 1903, 55: 465-497.
25 Karl Polanyi, The Great Transformation (Boston, Beacon, 1957).
26 Fue por presión explícita de Thomas Jefferson, por ejemplo, que la Constitución de los Estados Unidos inclu-
yó entre sus cláusulas que el gobierno debía impulsar el otorgamiento de patentes. Véase Kevin Phillips, Wealth
and Democracy (Nueva York, Broadway Books, 2002), p. 233.
27 El concepto resulta afín a varias de las preocupaciones de la llamada “escuela francesa de la regulación”, inau-
gurada por Michel Aglietta, si bien esta última designa como “régimen de acumulación” a las relaciones estricta-
mente económicas y llama “modo de regulación” al conjunto de las instituciones y pautas de conducta que las ri-
gen. El RSA tiene un parentesco mucho más cercano con la problemática de las “estructuras sociales de acumu-
lación”, introducida por David Gordon y sus asociados. (Véase, por ejemplo, D. M. Kotz et al., Social Structures of
Accumulation, Cambridge, Cambridge University Press, 1994). Sin embargo, ambos planteos le otorgan un papel
determinante a la forma particular de organización del trabajo en la empresa industrial, lo cual suele teñirlos de
un economicismo excesivo. Los análisis referidos al RSA se ubican, en cambio, a nivel del sistema político y uno
de sus propósitos es iluminar precisamente las relaciones de causación y las interacciones que se establecen en ca-
da caso entre el RSA y el “régimen político de gobierno”.

166 Estado y Ciudadanía


racterísticamente extensa o casi no existir, drían definirse primero a su nivel para atri-
debido a la pronta aparición de otro RSA. buirles después propensiones políticas o
En cada uno de estos momentos hay ideológicas más o menos universalizables.
tendencias contradictorias y conflictos que Pero el primer momento para la categori-
se resuelven a través de luchas políticas e zación de las clases no debe buscarse en la
ideológicas, por más que a medida que se economía sino en el RSA, esto es, en una
estabiliza un RSA se incrementa también la formación institucional compleja, produc-
fuerza inercial de sus marcos institucionales to de una historia particular, que da salien-
y de las imágenes e interpretaciones en las cia a determinados actores y prácticas, que
cuales se sostienen. Típicamente, esta fuerza establece condiciones de recepción más fa-
inercial los naturaliza y una particular orga- vorables para ciertos discursos que para
nización del mercado o una determinada otros, y en cuyo contexto comienzan a co-
estructura de precios relativos o una pauta brar sentido, por eso mismo, identidades,
peculiar de relaciones entre empresarios y oposiciones y luchas que las restantes redes
trabajadores ingresan, entonces, al sentido de relaciones sociales también presentes
común de los agentes económicos, que las pueden inhibir o potenciar. De ahí que las
toman por dadas. Cuando esto sucede, cual- narraciones economicistas privilegien las
quier intento por modificar tales marcos se- grandes historias continuas de las clases so-
rá presentado por los defensores del statu ciales allí donde una lectura en términos de
quo como una interferencia política en la ló- RSA (o, también, de estructuras sociales de
gica de la economía y no como lo que real- acumulación) conduce a poner el acento en
mente es: una movida de piezas en un juego las discontinuidades, en los cambios que
político permanente del que participan una ocurren en la situación de los actores y en
multiplicidad de actores. las imágenes prevalecientes que dan conte-
nido a sus reivindicaciones y que confieren
centralidad, cada vez, a las prácticas concre-
Relevancia tas de sujetos sociales específicos.28
b) Las transformaciones que experi-
Desde mi punto de vista, un estudio menta un sistema político pueden deberse
comparativo sobre la democracia en los a cambios tanto generales como de fase del
distintos países de América Latina no de- RSA, del RPG o de ambos a la vez y esto tie-
bería prescindir del examen (por más so- ne efectos considerables para su análisis.
mero que éste sea) de los diversos RSA en Así, por ejemplo, la democratización del
ellos vigentes y de las fases por las que RPG liberal de Inglaterra a fines del siglo
atraviesan, indispensable por más de un XIX ocurrió en el marco de un RSA conso-
motivo para evaluar los límites y potencia- lidado, lo mismo que las elecciones de 1916
lidades de sus respectivos “regímenes polí- en la Argentina o que la apertura española
ticos de gobierno” (en adelante, RPG). Voy de la década de 1970. A la inversa, fue en el
a dar algunas razones generales y otras más contexto de un RPG establecido que varió
específicas en abono de mi afirmación. en los EEUU el RSA durante la Progressive
a) La visión de Marx de la estructura so- Era y el gobierno de Woodrow Wilson, tal
cial lleva al esencialismo cuando se la remi- como volvería a suceder luego con el New
te sin más a la supuesta autonomía de la Deal. Finalmente, si en los últimos años
economía, riesgo del que él mismo sólo es- Rusia y varios países de Europa centroo-
capa claramente en sus escritos históricos. riental son exponentes notorios de las difi-
Es que, en efecto, si la economía estuviera cultades que suscita la transformación si-
gobernada por una lógica propia y, por lo multánea del RSA y del RPG, no lo es me-
tanto, generalizable, las clases sociales po- nos un caso como el de la Argentina desde

28 Varias importantes contribuciones del propio O’Donnell ilustran muy bien lo que digo. Véase, por ejemplo,
“Estado y alianzas en la Argentina, 1956-1976”, en Guillermo O’Donnell, Contrapuntos (Buenos Aires, Paidós,
1997), pp. 31-68.

Estado y Ciudadanía 167


los recientes años ochenta. En este sentido, que el gobierno hace —o deja de hacer”.30
durante bastante tiempo se cometió el De ahí que la conclusión de un estudio que
error de agotar la lectura de la transición acaba de publicarse opte por abandonar
argentina (y de otras similares) en el plano ahora todo semblante de ambivalencia: “Al
del RPG cuando, a la vez, se desintegraba comenzar el siglo XXI, en los Estados Uni-
el RSA que se había constituido allí desde dos el desequilibrio entre la riqueza y la de-
los años 30 y se agudizaban los enfrenta- mocracia es insostenible, por lo menos si se
mientos por fijar los contornos inestables aplican criterios tradicionales. La teología
del RSA que lo reemplazaría. (No a otra del mercado y los líderes no electos han ido
cosa alude O’Donnell cuando se refiere a desplazando a la política y a las elecciones.
los esfuerzos, tantas veces exitosos, de los O la democracia se renueva, devolviéndole
grupos económicos por colonizar los apa- vida a la política, o es probable que la ri-
ratos estatales de nuestros países). queza cemente un régimen nuevo y menos
c) En rigor, mi propuesta no hace sino democrático —una plutocracia con otro
seguir un consejo premonitorio de Tocque- nombre”.31
ville, quien advertía cómo, en los Estados Salvo que se recaiga en una ficticia se-
Unidos, “a medida que la masa de la nación paración entre la economía y la política,
se vuelca hacia la democracia, la clase parti- ¿cómo no prestarles atención a los distin-
cular que se ocupa de la industria se vuelve tos RSA constituidos o en formación o en
más artistocrática”. Vale la pena transcribir crisis cuando se estudia la democracia en
ese consejo, inscripto como se halla en una América Latina? ¿Son o no excluyentes?
conclusión cuya misma ambivalencia resul- ¿Incrementan o no la desigualdad, la pola-
ta por demás reveladora: “Pienso que, todo rización, el desempleo, la pobreza, etc.?
considerado, la aristocracia manufacturera ¿Promueven la emergencia de bloques his-
que vemos surgir ante nuestros ojos es una tóricos progresistas o reaccionarios? ¿Hay
de las más duras que haya aparecido sobre expectativas plausibles de mejora? Son
la tierra; pero es, al mismo tiempo, una de preguntas inescapables cuando se recuerda
las más limitadas y de las menos peligrosas. hasta qué punto ha dependido la consolida-
Sin embargo, es en esa dirección que los ción de las democracias capitalistas de Oc-
amigos de la democracia deben dirigir sin cidente del progreso social generalizado
cesar y con inquietud sus miradas; porque, que fomentaron los llamados Estados Be-
si alguna vez la desigualdad permanente de nefactores y eso que Almond, entre otros,
las condiciones y la aristocracia penetran denominó bien una “welfare accommoda-
de nuevo en el mundo, se puede predecir tion” entre la democracia y el capitalismo.32
que entrarán por esa puerta” (destacado O’Donnell no sólo conoce a fondo este
agregado).29 tema y, como dije, ha escrito varias veces
Más de un siglo y medio después, en sobre él, sino que el trabajo que comento lo
1996, Bill Bradley, senador norteamericano alude expresamente (pero sólo descriptiva-
(y frustrado precandidato presidencial) mente) en diversos pasajes. Mi propuesta es
confirmaría hasta dónde se habían consu- otra: que se lo incluya directamente en la
mado los aspectos más sombríos de esa ad- teorización sobre el estado, siguiendo en
vertencia: “El dinero no sólo determina esto el camino abierto por una conceptua-
quién es elegido sino quién puede ser can- lización amplia como la de Gramsci y con-
didato. En última instancia, determina lo virtiendo en objeto de análisis el encade-

29 Alexis de Tocqueville, De la démocratie en Amérique (1835), en Oeuvres complètes (París, Gallimard, 1961), to-
mo II, p. 167.
30 Citado por Kevin Phillips, op. cit., p. 405.
31 Kevin Phillips, op. cit., p. 422. La alusión a los “líderes no electos” es una referencia al poder que han adquiri-
do los jueces y, sobre todo, los expertos, como el ya famoso director del Federal Reserve Board.
32 Gabriel Almond, “Capitalism and Democracy”, PS: Political Science and Politics, 1991, 24: 467-474, p. 472. El
tema es la preocupación central de mi libro Democracia: ¿gobierno del pueblo o gobierno de los políticos? (Buenos
Aires, Fondo de Cultura Económica, 2000).

168 Estado y Ciudadanía


namiento estado/capitalismo/democracia una mano de obra que los sectores hegemó-
al cual me referí antes y que es decisivo pa- nicos de la economía no necesitan. Desde
ra entender la realidad latinoamericana y, esta perspectiva, deja de ser paradójico que,
en general, la del mundo en que vivimos. en los años 50, la ilustrada burguesía lime-
No por nada escribe Habermas: “the mo- ña cerrara filas con los incultos latifundistas
dern state, that is, the tandem of bureau- de la sierra para impedir que los trabajado-
cracy and capitalism”.33 res del campo tuvieran derechos contrac-
El autor sugiere que ciertos aspectos de tuales o se sindicalizasen; o que, en los 60,
la democracia concernientes al sistema le- los industriales desarrollistas de San Pablo
gal son propios del estado y no del régimen temiesen tanto como los terratenientes
político. Sea. Sin embargo, el artículo 1º de nordestinos que la mano de obra que éstos
la constitución de Brasil de 1988, por ejem- absorbían pudiera alfabetizarse, acceder al
plo, avanza ciertamente más cuando esta- voto y romper sus formas tradicionales de
blece que un “estado democrático de dere- sujeción. Lamentablemente, fenómenos co-
cho” se funda en: “I, la soberanía; II, la ciu- mo éstos no sólo no han desaparecido sino
dadanía; III, la dignidad de la persona hu- que se han agregado a ellos formas nuevas
mana; IV, los valores sociales del trabajo y la (como las relacionadas, por ejemplo, con el
libre iniciativa; V, el pluralismo político”. tráfico de drogas o de menores, la legaliza-
Como se advierte, los ítems que he resalta- ción de los llamados “empleos basura” —
do implican directamente al régimen social que le ha quitado buena parte de su sentido
de acumulación. a la dicotomía trabajo formal/informal—,
d) Existe otra razón de peso en favor de etc.) y por eso estimo que deben tener ne-
mi argumento. Las teorías más difundidas cesariamente su lugar en una teoría sobre el
de la democracia se elaboraron en países in- estado y sobre la democracia que se quiera
dustriales altamente homogéneos desde el suficientemente abarcativa.
punto de vista capitalista. Entre otras cosas, e) Una última consideración. O’Don-
esto alimentó la tendencia difundida por el nell constata lúcidamente en varias opor-
funcionalismo normativo a considerar que tunidades las relaciones que existen entre
la integración del sistema y la integración la desigualdad y la pobreza económicas,
social covariaban, de modo que el incre- por un lado, y la calidad de la democracia,
mento de una acarreaba necesariamente el por el otro (volveré sobre ello). En este
de la otra y, de esta manera, contribuía a un sentido, conviene leer con detenimiento re-
mayor equilibrio general. Sin embargo, una sultados como los de un trabajo economé-
de las características conocidas de los países trico que viene de difundirse: “La principal
de América Latina es su heterogeneidad es- conclusión a extraer de nuestro estudio de-
tructural, lo que, puesto en mis términos, be ser que el problema de los esfuerzos por
implica la coexistencia y combinación de reducir la pobreza en América Latina es
varios RSA, por más que siempre haya uno fundamentalmente el siguiente: en la re-
que subordine a los restantes (salvo, por de- gión se hace muy difícil suministrar el re-
finición, en los períodos transicionales). medio más efectivo para el tratamiento de
En tales condiciones no resulta para na- la pobreza, esto es, la reducción de la desi-
da obvio que la integración del sistema y la gualdad. Una pequeña reducción de la de-
integración social covaríen. Por el contra- sigualdad tendría un gran impacto en dis-
rio, mantener baja la primera puede contri- minuir la deprivación extrema en el conti-
buir a reducir la conflictividad social en la nente. Pero muy pocas economías latinoa-
medida en que, por ejemplo, las zonas rura- mericanas parecen haber sido capaces de
les atrasadas o los guetos urbanos retengan generar siquiera esta pequeña reduc-

33 Jürgen Habermas, “The European Nation-state...”, p. 282. La frase tiene más sabor en inglés y por eso no la tra-
duje.
34 Varios autores, “Meeting the Millenium Poverty Reduction Targets in Latin America”, Discussion Draft, mayo
de 2002, preparado para PNUD, CEPAL e IPEA, p. 25.

Estado y Ciudadanía 169


ción”.34 En mis términos, los autores están totalmente afuera pues en muchos casos
hablando de las características peculiares esto último dista bastante de ser residual.
de los regímenes de acumulación domi- Añado que el riesgo que se corre al no ha-
nantes en la zona (cuyos niveles de desi- cerlo fue ya magistralmente anticipado por
gualdad son los más altos del mundo) e, Weber en su esbozo de teoría sobre la ma-
inevitablemente, de sus relaciones con los gia, cuando además de atribuirle a ésta un
regímenes políticos de gobierno. Es más: carácter “relativamente racional” en el caso
aunque no lo digan, se infiere de su argu- de las sociedades primitivas, puso de mani-
mento (y, por otra parte, puede ser amplia- fiesto que la magia no designa tanto a un
mente documentado) que en los estados tipo de comportamiento del observado co-
latinoamericanos hay múltiples “domi- mo a un tipo de relación entre el observa-
nios reservados” que son inmunes a cual- dor y el observado.35 Para decirlo de ma-
quier control democrático y que precisa- nera algo brutal, si el observador calza úni-
mente por eso no pueden quedar exclui- camente lentes racionales individualistas
dos de una investigación sobre la demo- para interpretar la democracia en América
cracia. Latina puede simplemente no ver el po-
tencial democratizante que hoy contiene,
por ejemplo, la movilización de las comu-
5. La cuerda individualista nidades mayas de la jungla lacandona.
No hace falta caer en simplificaciones
Con muy buen criterio, el autor ha or- totalizantes como las de un Howard Wiarda
ganizado sus reflexiones en torno a un nú- para reconocer, por vía de ejemplo, que
cleo sólido que le sirve de base y también de mientras en los Estados Unidos “el mejor
brújula (o, en sus palabras, de “cuerda” que indio era el indio muerto”, en América Lati-
facilita y ayuda sus exploraciones). Tal nú- na “el mejor indio era el indio explotable”,
cleo es “una concepción particular del ser de manera que, a pesar de y en medio de
humano cum ciudadano como un agente” transmutaciones culturales diversas, en
(ver sección I en el trabajo de O’Donnell). muchos lugares las costumbres y tradicio-
Según explica más adelante, “un agente es nes locales han tenido aquí una permanen-
un ser dotado de razón práctica: usa su ca- cia notoriamente mayor; y que mientras en
pacidad cognitiva y motivacional para ele- el primer caso —según ya advirtiera el pro-
gir opciones que son razonables en térmi- pio Tocqueville— el cristianismo fue obje-
nos de su situación y sus objetivos, para las to de una interpretación liberal que sancio-
cuales, excepto prueba en contrario, es con- naba una “idéntica libertad” para todos los
siderado ser el mejor juez” (ver sección VI colonos, en el segundo prevaleció en cam-
en el trabajo de O’Donnell). En suma, nos bio una Iglesia de inclinaciones claramente
hallamos ante la visión moderna del indivi- jerárquicas y organicistas. Más en general, si
duo como agente que, en muchos países se adoptan heurísticamente las metáforas
desarrollados (no en todos), tuvo “un largo que proponen Asher y Gad Horowitz para
proceso de elaboración en doctrinas reli- distinguir dos formas diferentes de socie-
giosas, éticas y filosóficas” (ver sección VI). dad, caben pocas dudas acerca de las dife-
La decisión de O’Donnell no sólo es vá- rencias históricas que han existido entre lo
lida y fructífera sino que ciertamente se que O’Donnell llama el Noroeste y la mayo-
inscribe en la mejor tradición de los análi- ría de los países de nuestro subcontinente.
sis acerca de la democracia liberal. Pero, A una de esas formas, los Horowitz la
tratándose de América Latina, me parece denominan la colmena: se funda en relacio-
que esa decisión requeriría formular por lo nes de autoridad y de obediencia y en ella
menos algunas observaciones y planteos el individuo es pensado (y en gran medida
adicionales sobre aquello que deja parcial o se considera a sí mismo) exclusivamente

35 Para un esclarecedor examen de los pasajes relevantes de Economía y sociedad, véase Raymond Boudon, L’i-
déologie (París, Fayard, 1986), pp. 92-99.

170 Estado y Ciudadanía


como parte de un todo. A la otra la desig- ciono no es casual ni criticable en sí. Resul-
nan como el mercado; y en este caso los es- ta propia del objeto de estudio elegido y re-
fuerzos se dirigen a formar socialmente al quiere una elaboración que no pierda de
individuo para que no se sienta socialmen- vista ni los límites ni las potencialidades de
te formado e imagine, por el contrario, que aquella “especificidad histórica” a la cual
la sociedad ha sido formada por él.36 Si se alude muy pertinentemente el autor. Más
apela a este vocabulario, es evidente que en todavía cuando, en parte, hoy se plantean
el Noroeste se fue imponiendo desde el si- cuestiones similares en el Noroeste mismo,
glo XVIII la forma mercado, mientras que bajo la forma, por ejemplo, de una discu-
en América Latina, hasta el siglo XX, pre- sión entre los conceptos de ciudadanía in-
dominó en grados y maneras diversas la tegrada y de ciudadanía diferenciada.37
forma colmena, que después se combinó de Después de todo, ha sido una agencia ofi-
modos peculiares según los países con la cial canadiense la que subrayó no hace mu-
forma mercado y que ahora ha sido despla- cho que “ni el derecho al voto ni la repre-
zada en gran parte por esta última. No obs- sentación son un fenómeno puramente in-
tante, los resabios de la colmena siguen dividualista, ya que ambos se expresan a
siendo considerables, sobre todo en los lu- través de funciones colectivas o comunita-
gares donde hay una fuerte presencia indí- rias. La perspectiva individualista se basa
gena (como en las sociedades andinas) pe- en una concepción parcial e incompleta del
ro no sólo en ellos: ¿de qué otra cosa habla- proceso electoral y de la representación. En
ba Perón cuando predicaba las virtudes de cuanto fomenta el ideal de la igualdad del
la “comunidad organizada” y cuál es hasta voto, promueve un derecho constitucional
nuestros días la índole del trasfondo doc- fundamental. Pero al ignorar la dimensión
trinario corporativo del movimientismo comunitaria, esta perspectiva es, en el me-
populista? jor de los casos, irrealista y, en el peor, ig-
Se desprende de todo esto que dos de nora las legítimas reivindicaciones de los
los tres argumentos básicos con los cuales grupos minoritarios”.38
inicia O’Donnell su trabajo se hallan en En este útlimo sentido, es justamente la
una tensión que no debe ser soslayada. intrincada problemática del tratamiento y
Uno de esos argumentos es que el estudio de la representación más adecuada que de-
de la democracia exige que se le preste una ben recibir las demandas de las distintas mi-
“atención cuidadosa a la especificidad his- norías estructuralmente oprimidas y de los
tórica de los casos respectivos”; el otro, que conflictos de intereses y de identidades que
“la democracia está basada en una concep- así se suscitan un asunto que reclama un lu-
ción del ser humano como agente”. Lo que gar de privilegio en una investigación sobre
estoy intentando señalar es que si, al adop- la democracia en América Latina, donde
tarlo como brújula, se le da una centralidad tanto o más que en otros lugares es urgente
excesiva al segundo de estos argumentos, el e indispensable promover nuevas formas de
primero queda naturalmente relegado (al integración y de inclusión sociales.
menos, en parte) y con ello el análisis pue-
de tanto incurrir en una sobrestimación
del real “espesor individualista” del agente 6. Las “zonas marrones”
como verse privado de indagar algunas al-
ternativas que no parece prudente descar- El documento traza un cuadro tan
tar a priori. transparente como sintético de lo que el
En otras palabras, la tensión que men- autor ha tenido el mérito de bautizar hace

36 Asher Horowitz y Gad Horowitz, Everywhere They Are In Chains (Canadá, Nelson, 1988), pp. 1-2.
37 Para una discusión de una “teoría compleja de la ciudadanía” en estos términos, véase, por ejemplo, José Ru-
bio Carracedo y otros, Ciudadanía, nacionalismo y derechos humanos (Madrid, Trotta, 2000).
38 Informe de la Royal Commission on Electoral Reform and Party Financing, Ottawa, 1991, citado por Will
Kymlicka, Ciudadanía multicultural (Barcelona, Paidós, trad. C. Castells Auleda, 1996), p. 190.

Estado y Ciudadanía 171


tiempo como las zonas marrones de Amé- powerment en una esfera de derechos em-
rica Latina, dominadas por regímenes au- pujando conquistas en otras esferas. Esta
toritarios subnacionales en los cuales posibilidad, que se origina en la disponibi-
campean el caciquismo y la violencia pri- lidad de derechos políticos, es negada por
vada. Con mucho realismo, O’Donnell el autoritarismo; es solamente ofrecida por
describe las graves limitaciones de “un es- la democracia a través de los derechos po-
tado territorialmente evanescente” y rema- líticos que ésta sanciona, aun para aquellos
ta su análisis desplazándose de las zonas que sufren derechos civiles y sociales trun-
marrones al propio centro de muchos esta- cados” " (ver sección XI.5 en el trabajo de
dos latinoamericanos para marcar “su alto O’Donnell). Es cierto que reconoce de in-
grado de fragmentación y colonización, y mediato los “obstáculos formidables” que
por lo tanto su bajo nivel de eficacia”. enfrenta el “despliegue de dicho proceso
Dados el vigor y la fidelidad de este re- dialéctico”. No obstante, aunque “en térmi-
trato, sorprende que poco después el autor nos de derechos civiles y especialmente so-
afirme que “bajo los regímenes democráti- ciales, bajo los regímenes democráticos
cos que existen en la actualidad en Améri- existentes en América Latina se han logra-
ca Latina, los derechos políticos son los do muy pocos avances”, O’Donnell no du-
únicos que el sector popular más o menos da de que la “gente tiene ahora derechos
disfruta en pleno”. ¿Se compadece acaso políticos: pueden reunirse, expresar sus
una afirmación tan abarcativa como ésta opiniones y demandas, y afiliarse a parti-
con esos señalamientos anteriores? ¿Cómo dos políticos y organizaciones sociales”.
dar cuenta de esta aparente incoherencia? Mi discrepancia radica en que yo adhie-
Creo que remite a una discusión impor- ro a una versión relativizada de la posición
tante, que hubiera sido bueno que O’Don- A. Quiero decir con ello que, en principio,
nell hiciera explícita ya que, a mi juicio, el me resisto a juzgar democrático a un régi-
autor toma implícita y decididamente par- men (y recuérdese que, por definición, el
tido en un debate que es estratégico y que autor se refiere tanto a un régimen como,
se halla en curso. más aun, a un estado “democráticos”) don-
Ocurre que, desde que T. H. Marshall de una amplia mayoría de la población no
pusiera agudamente de manifiesto el ca- goce en forma razonablemente plena de
rácter multidimensional de los derechos de sus derechos civiles, políticos y sociales. No
ciudadanía, se han abierto por lo menos basta con que haya sólo derechos civiles
dos grandes posiciones al respecto. Suma- (como en Gran Bretaña en el siglo XVIII,
riamente expuestas, para unos esas dimen- cuando votaba menos del 5% de los adul-
siones (aunque tengan un desarrollo desi- tos) o sociales (como bajo Bismarck o los
gual) forman sistema y para otros, no. En el populismos autoritarios latinoamerica-
primer caso (que llamaré A), se considera nos) o políticos (como los concedidos por
que, desde el punto de vista de la democra- tantas oligarquías conservadoras de nues-
cia, vale de poco tener derechos políticos si tra región) porque su sustancia no es la
se carece de derechos civiles y sociales; en el misma si no se encuentran acompañados y
segundo (que denominaré B), se piensa sostenidos por los otros. Es más: en mu-
que esos derechos políticos son valiosos en chos de los “regímenes autoritarios subna-
sí mismos y que a partir de ellos resulta po- cionales” tan bien descriptos por O’Don-
sible luchar para acceder a los restantes. nell, se vuelve precisamente una condición
Tanto la posición A como la B admiten ver- de existencia de los derechos políticos que
siones más o menos fuertes. sean muy restringidos los derechos civiles y
Pues bien: resulta claro que el autor los derechos sociales. De este modo, care-
suscribe una versión fuerte de la posición cen de “filo” y sólo sirven para consolidar el
B. Por eso habla de “una dialéctica de em- poder del caudillo local o, eventualmente,

39 En mi libro Democracia... , pp. 93-97, remito a una interesante literatura que se ha ocupado de estas cuestio-
nes en el caso de la India.

172 Estado y Ciudadanía


para dirimir mediante el voto conflictos riores y concierne a quienes, en los térmi-
entre caudillos.39 nos del autor, poseen una ciudadanía de
Pero, ¿por qué relativizo mi posición? baja calidad o son, siguiendo más cercana-
Porque entiendo que es un asunto al que mente a Marshall, no ciudadanos o ciuda-
típicamente corresponde aplicarle la lógica danos semi-plenos. Porque pasa algo que
del “no-todo” y del “caso por caso”. Puede tendríamos que tratar por todos los me-
haber situaciones en las que a pesar de un dios de prevenir y es el omnipresente ries-
desarrollo insuficiente de los derechos civi- go de caer inadvertida e involuntariamente
les y sociales (aunque no de su total ausen- en alguna variante de etnocentrismo.
cia), los derechos políticos sean capaces de Quiero decir: sin duda, tanto una lectu-
expandir los ámbitos de la ciudadanía gra- ra a partir de la experiencia del Noroeste
cias a otros factores que se encuentren como el recurso a la cuerda individualista
también presentes: tradiciones históricas, nos hacen avanzar mucho camino pero
mentalidades, liderazgos eficaces, impulsos nos dejan casi inevitablemente en un pun-
exógenos, etc. Pero ni me parece que ésta to desde el cual todo lo que queda más allá
pueda ser considerada a priori como la se vuelve pura carencia y negatividad.
norma ni estoy convencido de que, even- Evoco otra vez a Weber y a su análisis de la
tualmente, la primacía de los derechos civi- magia. La identidad y los comportamien-
les o de los derechos sociales no puedan tos de los no ciudadanos o de los ciudada-
acabar produciendo efectos semejantes, se- nos semi-plenos, por ejemplo, ¿se agotan
gún los lugares. acaso en aquello que no son o, lo que es lo
Mi moción es que el debate se manten- mismo, en la baja calidad de su ciudadanía?
ga saludablemente abierto y que, para ello, ¿O, nuevamente, lo que está en juego es la
en el marco de este Proyecto ambas posi- relación específica que establece el obser-
ciones se relativicen, o sea que se transfor- vador con el observado?
men en hipótesis a ser debidamente explo- Sé que constituye un tema arduo, que
radas en términos de cada contexto especí- afortunadamente está siendo abordado
fico que se investigue —tal como, por otra con inteligencia por varios investigadores
parte, se infiere de las propias proposicio- jóvenes de América Latina y del que un es-
nes 25 y 26 de O’Donnell—. De lo contra- tudio acerca de la democracia en la región
rio, como se hallan en juego los reales nive- creo que debe hacerse cargo. Como escribe
les de autonomía material y moral de que uno de los investigadores que aludo, nos
debe gozar un agente para disponer de au- encontramos muchas veces ante “una otre-
ténticos derechos políticos, me temo que, dad que tiene que ser captada con la mira-
volens nolens, se pueda acabar volviendo a da que los otros tienen de sí. Aun aguijo-
la teoría de la libertad negativa y disocian- neada por las pérdidas, las faltas y los con-
do así a la libertad de su ejercicio. Es una flictos, la cultura de los pobres es, antes que
postura que ya ha refutado útil y conclu- nada, una cultura, un sistema de represen-
yentemente Cohen, en un ensayo cuyo tí- taciones, de símbolos y valores que exige
tulo resulta revelador.40 ser reconocido en su positividad antes que
evaluado”.41
Esto no significa en absoluto, agrego,
7. Ciudadanía de baja calidad que estemos hablando de culturas que se
hallan encapsuladas: ciertamente, el medio
Este punto se conecta con los dos ante- más amplio las penetra en grados tan con-

40 G. A. Cohen, Lack of Money means Lack of Freedom (Oxford, 2001, mimeo). Hace ya tiempo, Hill llamó la aten-
ción sobre las “versiones Ritz Hotel” de la ciudadanía: se supone que las puertas del hotel están abiertas para to-
dos pero sucede que los pobres tienen que dormir a la intemperie... Véase Christopher Hill, Reformation to In-
dustrial Revolution (Londres, Weidenfeld y Nicholson, 1967), p. 128.
41 Pablo Semán, “El pentecostalismo y la religiosidad de los sectores populares”, en Maristella Svampa, comp.,
Desde abajo: la transformación de las identidades sociales (Buenos Aires, Biblos-UNGS, 2000), pp. 155-180.

Estado y Ciudadanía 173


cretos como variables (basta pensar en la nizadas de América Latina mutaciones
radio, en la televisión, en las Iglesias, en los muy profundas en los sistemas de produc-
contactos mercantiles, etc.) y de ahí que ción y de empleo que conducen al incre-
sean notorias las diferencias que existen, mento de la desocupación y de la subocu-
por ejemplo, entre las visiones del mundo pación y a una extendida crisis de los lazos
(o de la política) de los favelados, los ville- sociales y políticos. Esto genera otra clase
ros o los pobladores de rancheríos o ca- de baja calidad, provocada más bien por
llampas. Pero justamente por eso, porque una suerte de desafiliación ciudadana de
hay modos diversos de ser no ciudadanos o quienes ya estuvieron integrados, la de los
ciudadanos semi-plenos o, dicho de otra “nuevos pobres”, más cercana en principio
manera, porque la baja calidad de la ciuda- (pero, pendiente su estudio, sólo en princi-
danía no es homogénea ni entre países ni pio) a la que ha venido sucediendo tam-
aun dentro de cada país, sus rasgos especí- bién en distintas regiones de lo que el autor
ficos deben ser materia de indagación en denomina el Noroeste.43
un Proyecto como éste. Tengo plena conciencia de que técnicas
Los estudios de Auyero acerca del clien- de observación como la encuesta (o inclu-
telismo peronista brindan buenos soportes sive los focus groups) son poco aptas para
para mi argumento. Primeramente, porque explorar fenómenos culturales como los
toman distancia con cualquier interpreta- referidos, más abordables a través de méto-
ción del fenómeno en mera clave contrac- dos etnográficos o de otros instrumentos
tual, como un intercambio de favores por que puedan diseñarse. Pero estoy bastante
votos. Después, porque subrayan que “la seguro también de otras dos cosas, que des-
verdad del clientelismo es colectivamente cuento que O’Donnell comparte. La pri-
reprimida, tanto por los mediadores con su mera, que esos fenómenos no son secunda-
énfasis en el ‘servicio a los pobres’, el ‘amor rios si se quieren entender realmente las di-
a los humildes’, la ‘pasión por su trabajo’, námicas políticas de nuestros países ajus-
etc., como por los clientes con sus evalua- tándose a las lógicas que les son propias (y
ciones sobre la ‘amistad’, la ‘colaboración’, cuyas particularidades quedan cada día en
etc.”. Y, por último, porque enfatizan “un mayor evidencia, superados los entusias-
aspecto central en el caso peronista: la legi- mos que despertaron los pasos iniciales de
timidad de la red clientelar como forma de la democratización en la década del 80). Y
resolver problemas independientemente de la segunda, que el análisis político compa-
este o aquel patrón o mediador (si bien los rativo no es solamente una ciencia sino
estilos personales específicos marcan una también un arte, que obliga a combinar en
diferencia en la ‘manera de dar’ llevada a forma inventiva una variada cantidad de
cabo por los mediadores)”.42 ¿Hasta dónde recursos y cuyas búsquedas no pueden
la existencia de esta red es una singularidad quedar subordinadas a un repertorio limi-
que aleja este tipo de clientelismo del ca- tado de herramientas.
rácter más francamente personalista de
otras situaciones aparentemente similares?
¿En qué medida lo torna por esta vía más 8. Breves observaciones empíricas
(o menos) permeable a procesos de demo-
cratización? ¿Cómo incide en un diagnós- Me limitaré aquí a un par de comenta-
tico acerca de los agentes y de sus derechos rios rápidos en relación a algunas de las su-
políticos? gerencias empíricas que formula el autor.
Pero, desde luego, el tema no se reduce a) El primero concierne al peligro que
al acceso marginal a los derechos de ciuda- siempre corren las encuestas (y más toda-
danía por parte de los “pobres estructura- vía las de carácter comparativo) de caer en
les”. Abundan hoy en las áreas más moder- las trampas de las teorías idealistas del

42 Javier Auyero, La política de los pobres (Buenos Aires, Manantial, 2001), pp. 192-3.
43 Véase, por ejemplo, Serge Paugam, comp., L’exclusion: l’état des savoirs (París, La Découverte, 1996).

174 Estado y Ciudadanía


lenguaje, según las cuales las palabras po- asume una importancia mayúscula en
seen el mismo significado para cualquier contextos de abrumadora politización de
emisor y receptor racionales. Hace tiempo los cargos públicos, con sus secuelas de co-
que sabemos que no es así y que aprendi- rrupción, nepotismo, carencia de idonei-
mos, con Wittgenstein, que salvo excep- dad, etc. Justamente porque creía que las
ciones el sentido de un término depende democracias representativas no podían ser
de su uso y es tan variable como este últi- sino “el gobierno de los políticos” (o, como
mo. Lo cual vuelve bastante problemático diríamos hoy, “oligarquías electivas”),
establecer seriamente las “preferencias por Schumpeter, por ejemplo, le asignaba la
la democracia” de públicos muy heterogé- máxima significación a la calidad del “ma-
neos y exige tratar las respuestas que se terial humano” de la política, en lo relativo
obtengan como simples evidencias histó- tanto a puestos electivos como judiciales o
ricas que requieren un considerable traba- burocráticos. Por desgracia, en términos
jo de interpretación. generales la experiencia latinoamericana
Años atrás, uno de los mayores exper- de las últimas dos décadas ha confirmado
tos en el análisis de encuestas se pregunta- sobradamente hasta dónde resultaban fun-
ba cuál hallazgo era más significativo: que dadas sus preocupaciones.
un 70% de los alemanes consultados res- c) Sospecho que estoy empujando una
pondiese que la democracia era la mejor puerta abierta, pero mi tercer y último co-
forma de gobierno o que un 30% optara en mentario empírico se dirige a ampliar los
cambio por alguna otra forma o dijese que indicadores convencionales de participa-
no sabía. Y se contestaba: “Informaciones ción que se mencionan en el texto. Como
de este tipo nos cuentan poco acerca del es- señala Dalton, “la historia de las democra-
tado de las opiniones políticas en Alema- cias occidentales está marcada por repetidos
nia. Quizá más importante que su reacción episodios de protesta y de vigoroso disenso
ante la palabra ‘democracia’ sea conocer político por parte de la ciudadanía (...) que
cuál es la naturaleza de la democracia que persisten hasta hoy”.45 Si esto es así en el
los alemanes creen que tienen o cuál les Noroeste, ¿cómo no registrarlo en América
gustaría tener”.44 Para lo cual, como es ob- Latina, donde las manifestaciones calleje-
vio, hace falta ir mucho más allá de las me- ras, las invasiones de terrenos, los movi-
ras distribuciones de frecuencias e incluso mientos de los sin tierra, los cortes de ruta,
de los datos que proporciona una encuesta, las asambleas barriales, las ocupaciones de
por más valiosos que éstos sean (y no lo di- fábricas, los paros nacionales, las huelgas
go en desmedro de las encuestas mismas). declaradas ilegales, etc., se han vuelto desde
b) En lo que hace a las “sugerencias em- hace mucho algunos de los modos más ac-
píricas concernientes al estado” incluidas tivos de intervención política a los que re-
en el documento, son muy atinadas pero, si curren sectores populares que no se sienten
las entiendo bien, están todas referidas a lo representados por quienes dicen hablar en
que un poco imprecisamente se podrían su nombre? Reitero: no es que yo suponga
denominar los outputs de los aparatos esta- que éste es un asunto ajeno a los desvelos
tales. Esto es, faltan sugerencias acerca de del autor por la dramática situación que
los procesos de reclutamiento, formación atraviesan nuestros países; simplemente me
y control de los funcionarios, un tema que permito recomendar que se lo incluya de

44 Sidney Verba, “The Remaking of the German Political Culture”, en Mattei Dogan y Richard Rose, comps., Eu-
ropean Politics: A Reader (Londres, Macmillan, 1971), p. 68.
45 Russell J. Dalton, Citizen Politics (Chatham, NJ, Chatham House Publishers, 1996), p. 68. Véase datos sobre
18 países del “Noroeste” en p. 74.

Estado y Ciudadanía 175


manera expresa tanto en el marco teórico
como en el diseño de la investigación.

176 Estado y Ciudadanía


■El objetivo de una
perspectiva de género

El estudio de la democracia desde la perspectiva de género permite colocar el foco en la


cuestión de la expansión de la ciudadanía y las complejas fronteras entre igualdad, de-
sigualdad e injusticia. De esta manera, es posible analizar dos tensiones que constituyen
el régimen democrático: representación y participación por un lado, y estado y sociedad
civil, por otro. Estas tensiones no deben verse como un obstáculo a superar, sino mas bien
como el combustible que alimenta el proceso de democratización de los sistemas políti-
cos y de la sociedad.

Céli Regina Jardim Pinto* mos y principios? Y, tal vez, aun más enig-
mático, ¿quién y a través de qué proceso de
Nota de la autora: el documento de decisión (democrático u otro) debería deci-
Guillermo O’Donnell brinda una robusta dir sobre este tipo de cuestión? Tratar satis-
reflexión sobre el tema de la democracia factoriamente estos temas requiere teorías
concentrándose en tres pilares fundamen- de la democracia que no han sido escritas
tales: el régimen, el Estado y la ciudadanía. aún. Evidentemente, la reflexión que pre-
A su densidad teórica se le suma una aten- sentamos a continuación no busca respon-
ción especial orientada a las cuestiones re- der estas preguntas, sino ser un aporte a es-
lativas a los ‘estrangulamientos’ del régi- ta discusión partiendo de la producción
men en América Latina. En tres ocasiones, que toma el tema de la democracia en rela-
se interrumpe la reflexión teórica y se pre- ción con la problemática de género. Por lo
senta una serie de sugerencias empíricas. tanto, es a partir de esta perspectiva que voy
En la parte final de su texto O’Donnell a intervenir en el texto en cuestión.
formula una serie de preguntas fundamen- Con este fin, dividiré este trabajo en
tales. O’Donnell pregunta: ¿A qué esferas tres partes. En la primera, aunque breve-
más allá del régimen deberían los mecanis- mente, mencionaré algunos de los princi-
mos democráticos de toma de decisión y el pales aportes en el área de la teoría de la de-
principio y los derechos de ciudadanía ex- mocracia desarrollados por feministas es-
tenderse? ¿Qué costos en términos de trade- pecializadas en ciencias políticas; en la se-
offs con otros objetivos sociales estamos dis- gunda, tomaré los temas centrales desarro-
puestos a pagar para avanzar en la democra- llados por O’Donnell y los examinaré a
tización? ¿Deberían los mecanismos demo- partir de lo que yo llamo dos tensiones
cráticos y los principios de ciudadanía ex- constitutivas de la democracia, cuando se
tenderse a, digamos, el funcionamiento in- trata de examinarla a partir de una pers-
terno de los partidos, sindicatos y asociacio- pectiva de género: la tensión entre partici-
nes empresariales, pero no a empresas, uni- pación-representación; y la tensión entre
versidades, organizaciones internacionales y Estado-sociedad civil. Finalmente presen-
familias? ¿Pueden existir criterios que per- taré seis comentarios que surgen del texto
mitan trazar criterios razonablemente con- de O’Donnell que son fundamentales en la
sistentes y ampliamente aceptados acerca de discusión de la democracia a partir de una
dónde aplicar y dónde no dichos mecanis- perspectiva de género.

* Doctora en Gobierno (Universidad de Essex-Inglaterra), actualmente se desempeña como profesora del De-
partamento de Ciencia Política de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul, Brasil.

El objetivo de una perspectiva de género 177


I. Tal como O’Donnell observa en la in- estas cuestiones tiene que ver con una justi-
troducción de su documento, la Ciencia Po- cia numérica que apunta al hecho de que
lítica, al estudiar la democracia, "se limita 50% de la población, las mujeres, práctica-
analizar el régimen y sus instituciones (parla- mente no tiene representación política, y
mentos, partidos políticos, ejecutivo y simi- que lo mismo sucede en los países latinoa-
lares), y a los individuos qua votantes y mericanos con algunos otros grupos. Ejem-
expresantes de la opinión pública." Y por las plos importantes de esto son las poblacio-
mismas razones la Ciencia Política ha omiti- nes negras e indígenas. No obstante, debe
do cosas, tendenciosamente, tanto en el aná- tenerse muy presente que un porcentaje
lisis de la presencia de la mujer en la política numéricamente justo de estas poblaciones,
como en relación con el tema de los derechos en los espacios de representación como cá-
de las mujeres. Hace tan sólo muy poco y aún maras legislativas, además de ser objetiva-
en forma no generalizada, los estudios sobre mente imposible de alcanzar en un régimen
comportamiento electoral y sobre cultura democrático (debido a la variación de las
política han tenido en cuenta la variable sexo. elecciones), no tendría asegurado ningún
La ausencia de los temas de género en los es- principio de justicia. Los individuos de
tudios académicos en el área de la Ciencia cualquiera de estos grupos podrían sentirse
Política también es reveladora de una presen- mucho más representados por perspectivas
cia muy precaria de la mujer en la política, lo que no fueran las de género o de etnias. De
que hace que ésta no se haya convertido en todas formas, un órgano representativo
objeto de estudio. Si esto por cierto se ha da- donde todos los representantes fueran del
do para el conjunto de los países occidentales mismo sexo y de la misma etnia difícilmen-
democráticos por lo menos hasta hace muy te tendría la misma sensibilidad para las
poco tiempo, en América Latina la situación cuestiones del otro sexo y de otras etnias
llega a niveles de casi total exclusión, tanto si que un órgano en el cual todas estas diver-
te toman en cuenta los cargos electivos, como sidades estuvieran representadas.
los cargos en la alta administración estatal. El segundo tema tiene que ver con la re-
No obstante, es exactamente en este punto presentación a partir de una perspectiva fe-
donde la teoría política de extracción femi- menina:1 cuando se aboga por la represen-
nista ha hecho un importante aporte. tación de la mujer, se lo está haciendo por la
Aporte éste que conlleva en su núcleo presencia de las mujeres no simplemente
dos cuestiones vinculadas estrechamente, como seres humanos del sexo femenino, si-
pero al mismo tiempo de naturalezas diver- no también como sujetos políticos consti-
sas y que deben ser tomadas, cuidadosa- tuidos a partir de una construcción de iden-
mente, por separado para poder percibir las tidad,2 que conlleva una perspectiva políti-
peculiaridades de cada una. La primera de ca de género. Esta circunstancia convierte la

1 Iris Young hace un importante aporte a este debate atribuyéndole una naturaleza específica a la noción de pers-
pectiva. Parte de la idea de que la representación de grupo no crea “división y conflicto”, pero que es importante
para una democracia que pretende la justicia en la medida en que permite que los problemas y soluciones pue-
dan ser pensados a partir de diferentes perspectivas. Perspectiva social para la autora consiste en “a set of ques-
tions, kinds of experience, and assumptions with which reasoning begins, rather than the conclusion drawn”. Al
tiempo que la perspectiva social no tiene contenidos específicos, es el punto de vista a partir del cual los grupos
se colocan. Young da como ejemplo de perspectiva un diario publicado por la comunidad negra de Pittsburg en
los Estados Unidos. Este diario, según la autora, reúne un conjunto de intereses y opiniones diferenciadas. Aun
así, el diario habla desde una perspectiva de la comunidad negra, o tratando temas que le interesan a esta comu-
nidad o dando noticias sobre eventos o incluso cuando trata de temas locales y nacionales no directamente vin-
culados con los negros. (Young, 2009; pág. 138).
2 El concepto de identidad y el tema de la identidad han sido muy debatidos cuando se analiza la representación
diferenciada en los regímenes democráticos. Identidad tomada como reveladora de una naturaleza esencial en la
que participan cuestiones de privilegio antidemocráticas pudiendo llevar a experiencias simplemente corporati-
vas. No obstante, si la identidad es entendida en su carácter histórico y relacional, donde su existencia es por de-
finición provisoria, aunque a veces lo sea de larga duración, el concepto parece explicar bastante bien la amalga-
ma que hace que los grupos se unan a partir del sentimiento de pertenencia de una identidad.

178 El objetivo de una perspectiva de género


cuestión de la representación en algo aun ración post-estructuralista. Dentro de este
más complejo pues se está frente a posicio- ámbito se encuentran la discusión de la de-
nes que se organizan en los movimientos mocracia deliberativa, de la democracia
sociales y que deben transformarse en acto- participativa y de la democracia radical.
res políticos, para transformar sus deman- En la segunda vertiente, el problema
das en temas de la agenda política. central es el de la reconstrucción de la esfe-
Estas cuestiones han sido muy debatidas ra pública como espacio fundamental de
por las teóricas feministas y sus estudios participación política, de los nuevos acto-
ofrecen importantes aportes, no sólo para res y de los segmentos tradicionalmente
la problemática de las mujeres y de otros excluidos de la población. La sociedad civil
grupos excluidos, sino para la propia refle- aparece allí como un espacio privilegiado;
xión sobre la democracia tanto en sus as- el concepto de ciudadanía es discutido
pectos institucionales como en una pers- frontalmente. Los temas de las formas al-
pectiva normativa, que entiende a la demo- ternativas de democracia, de políticas com-
cracia como el único régimen que poten- pensatorias, de esfera pública, de la socie-
cialmente cuenta con herramientas para dad civil y de la ciudadanía apuntan a una
construir proyectos que puedan superar las misma dirección, es decir, a la construcción
cuestiones de las profundas desigualdades de espacios (posicionalidades) que puedan
sociales y económicas, que alcanzan a Amé- promover la incorporación y la expresión
rica Latina, entre otras regiones del planeta. de nuevos actores. Igualmente apuntan ha-
Tratándose de una reflexión sobre la cia el enfrentamiento de las nociones de
democracia en América Latina, cobra rele- universal y de particular, que constituyen la
vancia central la problemática de las desi- noción de democracia liberal, en el cual,
gualdades sociales y de la posición de la bajo el rótulo de particular (y muchas ve-
mujer en la escala de estas desigualdades. ces leído como corporativista) se encuen-
De allí se derivan dos cuestiones que deben tran agrupados todos los intereses de los
acompañar, por lo menos como preocupa- grupos que se incorporan al público a tra-
ción, el tipo de reflexión que se está hacien- vés de identidades propias. Es dentro de es-
do en este trabajo: las potencialidades y po- te espacio que se destaca un grupo de espe-
sibilidades del régimen de hacerle frente al cialistas en ciencias políticas de extracción
tema de la desigualdad social; las particula- feminista que ha hecho un importante
ridades que este régimen debe contener aporte a lo que podría llamarse “la teoría
para ocuparse de las situaciones de desi- de la democratización de la democracia”.
gualdad que contengan especificidades co- Las tesis desarrolladas por este grupo
mo las de las mujeres.3 están presentes en las recopilaciones más
De las dos problemáticas surgen dos importantes y actuales cuyos temas son las
vertientes teóricas: la primera desarrolla teorías de la democracia, publicadas por las
tesis sobre políticas compensatorias, donde grandes editoras universitarias de los Esta-
la política de cupos es la más conocida (és- dos Unidos y de Inglaterra. Algunos ejem-
ta es la solución propuesta en los estrictos plos son paradigmáticos: en el ámbito de la
límites de la representación); la segunda discusión de las tesis de Habermas, Craig
vertiente engloba lo que podría llamarse Calhoun publica los artículos presentados
nuevas teorías de la democracia, tanto de en una conferencia de 1989 en la Universi-
inspiración habermasiana como de inspi- dad de North Carolina sobre la traducción

3 Aun asumiendo las causas económicas de la pobreza, su reproducción tiene naturalezas diversas y, por cierto,
ser mujer, negro, anciano o niño, vivir en el campo o en la ciudad, en el Norte o en el Sur, son factores centrales
en la composición de la pobreza. Si esto es así, surge de ello la necesidad de considerar otra dimensión que es la
de la profundización de la democracia en cuanto a construir espacios de participación que puedan darles expre-
sión a las necesidades de los grupos excluidos. No se trata de defender normativamente formas de democracia
participativa, no es ésta la cuestión que está analizándose, sino de pensar en potenciales políticas de ecualización
de derechos capaces de invertir las prioridades.

El objetivo de una perspectiva de género 179


de la obra de Habermas Structural Trans- En términos más generalizados, David
formation of The Public Sphere. El tema del Held edita en 1991 un gran volumen con el
género en esta recopilación está presente título Political Theory Today. Entre 13 artí-
en un importante artículo de Nancy Fraser culos, aparece un importante artículo con
(1996), pero lo más sorprendente es que el título “Gender, the Public and the Priva-
dicho tema haya estado presente en gran te” de Susan Moller Okin. April Carter edi-
parte de los artículos y, especialmente, en la ta en 1998 una interesante recopilación,
autocrítica del mismo Habermas, presente “Liberal Democracy and its Critics”, en la
en la Conferencia: que en un conjunto de 11 artículos 11 auto-
“The progress toward emancipation, res critican la democracia liberal. Junto con
from which feminism has struggled for two Habermas, Rawls, Walzer, Charles Taylor,
centuries has by now been set into motion Hannah Arendt se encuentran Carole Pate-
on a broad front. Like the social emancipa- man e Iris Young. Democracy’s Edges, edita-
tion of wage worker it is a phenomenon of do por Ian Shapiro y Casiano Cordon en
the universalization of civil rights. Howe- 1999, incorpora las tesis de las especialistas
ver, unlike the institutionalization of class en ciencias políticas de extracción feminis-
conflict, the transformation of the rela- ta de dos maneras: en la primera parte del
tionship between the sexes affects not only libro, donde un conjunto de artículos trata
the economic system but has an impact on sobre la democracia y la internacionaliza-
the private core area of the conjugal family. ción, en un trabajo de Ackerky y Okin sobre
This shows that the exclusion of women los derechos de la mujer como derechos
has been constitutive for the political public humanos; en la segunda parte, donde en un
sphere not merely in that the latter has been conjunto de artículos se trata el tema de la
dominates by men as a matter of contin- representación y del reconocimiento de
gency but also in that its structure and rela- nuevos grupos en la esfera política, los tra-
tion to the private sphere has been determi- bajos de Nancy Fraser e Iris Young están
ned in a gender specific fashion. Unlike the presentes en muchas de las bibliografías. Y
exclusion of under privileged men, the ex- también como ejemplo de esta presencia,
clusion of women has structuring signifi- un curioso artículo de Diego Gambetta,
cance”. (Habermas: 1996, pág. 428.) con el título “An Essay on Discursive Ma-
En 1996 Seyla Benhabib publica una re- chismo” comparte con Jon Elster, Susan
copilación con el título “Democracy and Stoker, Przeworki, Josua Cohen la colección
Difference - Contesting the Boundaries of editada por Jon Elster Deliberative Demo-
the Politics”, que contiene 20 artículos fun- cracy. En un volumen editado por David
damentales sobre la teoría de la democra- Trend, con el título Radical Democracy, Sey-
cia. En el mismo se encuentran textos de la Behabib y Nancy Fraser tratan, en los 19
Habermas, Joshua Cohen, Will Kymlicka, artículos, el tema de género relacionado
Richard Rorty, Robert Dahl y Benjamin con la propuesta de democracia radical.
Barber. Entre éstos hay tres artículos fun- La intervención de las teóricas feminis-
damentales sobre los estudios del género y 4
tas en este debate tiende siempre a enfati-
de la política de Iris Young, Anne Phillips y zar los límites de la inclusión de nuevos ac-
Nancy Fraser. Esta recopilación fue organi- tores y, particularmente, de mujeres en los
zada como un debate de las tesis de Haber- modelos de democracia, que no tomen en
mas sobre la democracia deliberativa como consideración la particularidad de la parti-
un ejercicio racional de la creación de con- cipación de segmentos específicos. Estas
senso. críticas están fuertemente dirigidas a la teo-

4 Aun cuando no se participe de este debate, no puede dejarse de citar entre las científicas políticas de extracción
feminista a Carole Pateman. Ya en 1970, Pateman escribió un importante libro sobre democracia y participación
donde comenta sobre el asunto en relación con la gestión del trabajo. En 1988 publica su libro más importante
dentro de una perspectiva feminista El contrato sexual donde analiza el contractualismo desde Hobbes hasta John
Rawls como siendo una constante reafirmación de orden patriarcal.

180 El objetivo de una perspectiva de género


ría de Habermas sobre la democracia deli- unity that hide differences but rather by
berativa y su intento por restaurar el con- allowing each constituency to analyze eco-
senso. La importancia de las tesis haberma- nomic and social issues from the perspec-
sianas en la discusión de las feministas está tive of its experience” (Young; 1995; pág.
directamente relacionada con el reconoci- 192). Fraser defiende la existencia de múl-
miento de que los límites del actual mode- tiples públicos, que explicarían mejor la
lo democrático deben ser repensados y/o cuestión de la participación tanto en socie-
deben recrear sus espacios públicos. Iris dades supuestamente igualitarias y multi-
Young hace mucho hincapié al respecto: culturales como en sociedades estratifica-
“...by restricting their concept of demo- das (Fraser, 1997; pág. 85).
cracy discussion narrowly to critical argu- La especialista en ciencias políticas in-
ment, most theorists of deliberative demo- glesa Anne Phillips comparte con Young y
cracy assume a culturally biased conception Fraser la preocupación por la necesidad de
of discussion that tends to silence or devalue no eliminar las diferencias en la construc-
some people or groups. Deliberative theo- ción de una participación democrática, pe-
rists, moreover, tend inappropriately to assu- ro, a diferencia de las dos autoras, Phillips
me that processes of discussion that aim to no dialoga con las propuestas alternativas
reach understanding must either begin with de la democracia deliberativa, sino con los
shared understanding or take a common principios mismos de la democracia libe-
good as their goal”. (Young: 96; pág. 120.) ral. Phillips argumenta que la democracia
Nancy Fraser, también comentando las liberal presupone la diferencia solamente
propuestas de Habermas, señala los límites en el terreno de las ideas, no admitiendo
de la noción de esfera pública, a medida que dicha diferencia esté inscripta en los
que las desigualdades y diferencias debe- propios sujetos. Su propuesta, traducida en
rían ser puestas entre paréntesis: políticas de cupos es lo que se llama “polí-
“If we take these considerations se- tica de presencia”:
riously, then we should be led to entertain “...when politics of ideas is taken in iso-
serious doubts about a conception of the lation from what I will call the politics of
public sphere that purports to brackets, presence it does not deal adequately with
rather than to eliminate structural social the experience of those social groups who
inequalities. We should cuestion whether it by virtue of their race, ethnicity or religion,
is possible even in principle for interlocu- or gender have themselves excluded from
tors to deliberate as if they were social the democratic process...” (Phillips; 1996;
peers in specially designated discursive are- pág. 141).
nas, then these discursive arenas are situa- En resumen, las reflexiones de las espe-
ted in a larger societal context that is per- cialistas en ciencias políticas de extracción
vaded by structural relations of dominan- feminista han sido presencia constante en
ce” (Fraser: 1997, pág. 79). el actual debate entre los teóricos de la de-
Young y Fraser, dialogando con los teó- mocracia, debate éste que tiene como tema
ricos de la democracia deliberativa, propo- central el análisis del estrangulamiento de
nen soluciones muy cercanas. Ambas ad- los espacios de representación/participa-
miten la necesidad de formas alternativas ción y la presentación de alternativas que
de la representación, por medio de instru- puedan superar este escenario. Es, pues, es-
mentos de participación más directos. Am- te conjunto de temas y propuestas presen-
bas también niegan la posibilidad de la eli- tes en las reflexiones de las estudiosas del
minación de las diferencias como solución tema del género en la política el que orien-
para la construcción de una nueva esfera tará los comentarios siguientes.
pública. Young propone lo que él llama “la
coalición arco iris”, en la que “each of the II. Cuando se transfiere el debate en la
oppressed groups or political movements teoría democrática de las instituciones a los
constituting it and it arrives at a political seres humanos como la razón del régimen,
program not by voicing some principles of según las palabras de O’Donnell, , "es una

El objetivo de una perspectiva de género 181


concepción particular del ser humano ra los clivajes sociales, incluyendo sus desi-
cum ciudadano como un agente; esta con- gualdades.") (ver sección IX del trabajo de
cepción no sólo tiene implicaciones políti- O’Donnell) y en que las diferencias que los
cas sino también morales y legales." (ver hacen desiguales, al no ser tenidas en cuen-
sección I en el trabajo de O’Donnell las ta, perversamente hacen que estas desigual-
cuestiones surgidas de una perspectiva de dades sean reproducidas. Las grandes difi-
género adquieren especial relevancia pues cultades encontradas por las mujeres para
es en los espacios de exclusión, algunas ve- llegar a cargos legislativos en las democra-
ces enormes, permitidos por los regímenes cias (incluso en las más desarrolladas) son
democráticos, donde está centralizada la exactamente fruto de esta situación. Esta es
reflexión teórica sobre género. Lo que me una cuestión extremadamente delicada,
propongo hacer aquí es, a partir de las lí- pues las fronteras entre igualdad/desigual-
neas generales del argumento de O’Don- dad/injusticia/son tenues y cambiantes. ¿En
nell, proponer dos tensiones para discutir qué medida tratar desiguales, si la desigual-
la problemática surgida de la perspectiva dad no rompe con el principio de igualdad
de género: la tensión entre representación- fundante de la democracia. ¿Cómo combi-
participación y la tensión entre estado-so- nar estas dos situaciones contradictorias?
ciedad civil como constitutivas del régimen Por lo tanto, el problema que debe resolver-
democrático. El primero de los temas fun- se está relacionado con los mecanismos que
damentales discutidos por O’Donnell es el puedan revertir este cuadro. Para ensayar
régimen democrático mismo que se carac- una reflexión a título de respuesta debo ex-
teriza por los rígidos principios de la de- poner la primera tensión que quiero exami-
mocracia representativa, en el cual se de- nar, a saber, la tensión entre representación
ben garantizar elecciones justas, libertades y participación.
políticas, ciudadanía política. O’Donnell La democracia necesita democratizarse
está básicamente preocupado con la buena (en el sentido de ampliar las posibilidades
norma que permite que las voluntades de reales para que el conjunto de sus ciudada-
los ciudadanos sean representadas con jus- nos y ciudadanas pueda participar en la
ticia. No se trata de formalidades, sino de disputa política), pero para esto no cuenta
garantizar un sólido marco institucional ni debe contar con ningún instrumento
para el funcionamiento del régimen. To- salvo aquellos puestos a disposición por el
mando realidades como las de América La- propio régimen, por más precarios que
tina, la concreción de un cuadro como éste sean. La cuestión, por lo tanto, es cómo
implica esfuerzos de todos los órdenes, provocar un cambio en esta situación. De
desde los de estricta ingeniería política has- aquí extraería la siguiente proposición: que
ta los de transformaciones que tengan un la democracia que excluye es también un
profundo impacto en las relaciones de po- régimen dominado por una elite con mu-
der oligárquico y clientelista aún muy cha libertad en relación con la sociedad ci-
arraigadas en algunas partes de América vil. O sea, se trata de un régimen en el cual
Latina. no existen instrumentos de accountability
Aquí me gustaría introducir un primer vertical en el sentido usado por O’Donnell.
tema y exponer la primera tensión. El tema En este contexto, es muy difícil que los gru-
es el siguiente: un estado-nación dado pue- pos excluidos, y el caso de las mujeres es
de contener un régimen democrático, con ejemplar, puedan cambiar, mediante ins-
todas las condiciones para la realización de trumentos clásicos de representación, su
la democracia, y el mismo podrá ser justo (y condición de excluidos (lograr espacios en
difícilmente será diferente, tratándose de las listas partidarias y condiciones reales de
países latinoamericanos) en relación con las elección).
mujeres y con otros grupos no incluidos. La La alternativa que se postula aquí es
contradicción está en el hecho de que todos que este cambio debe venir desde fuera del
son incluidos como ciudadanos “iguales” campo político strito sensu, aunque no des-
("la igualdad de la democracia política igno- de fuera del régimen democrático bien en-

182 El objetivo de una perspectiva de género


tendido. La discusión sobre democracia re- políticas ni de sus posibles vínculos partida-
presentativa y democracia participativa rios. Tampoco puede esperarse que por par-
tiende a adquirir una dimensión de alter- te de los partidos políticos no se designen
nativa “o bien uno-o bien el otro” por la militantes para acompañar a los movimien-
tensión que presenta. La perspectiva que se tos y organizaciones de la sociedad civil.
desea presentar aquí es exactamente la in- Aun teniendo en cuenta todo esto, se debe
versa, es decir, la de la necesidad de la con- reafirmar que la inexistencia de una razona-
vivencia de estos dos institutos y de la pro- ble separación entre estos dos momentos
ductividad en términos de democracia de impide cualquier ejercicio de participación
la presencia de la tensión entre ellos.5 libre y autónoma de la sociedad civil.
Para avanzar con algunas observaciones La identificación de la sociedad civil co-
sobre la participación, aunque las mismas mo espacio para construir una participa-
sean puntuales, es necesario hacer una pri- ción es un tema complejo: primero por-
mera salvedad: la participación no puede que, tratándose de América Latina, la so-
ser vista como la panacea de los problemas ciedad civil ha sido históricamente frágil y
presentados por la representación, ya que, un espacio de reproducción de las relacio-
por sus características peculiares, la misma nes clientelistas y excluyentes, pero aunque
puede ser fácilmente instrumentada por en gran medida esto sea verdadero, los es-
elites políticas, en pugna dentro del Estado. pacios conquistados en la sociedad civil
Habiendo dicho esto, la participación sólo han sido fundamentales para crear tensio-
puede realizarse de forma democrática, en nes en un campo político excluyente. En el
la medida en que la misma se constituya en caso de las mujeres, es en este espacio don-
dos momentos cronológicamente distin- de se constituye una ruptura fundamental
tos. Y el primero de ellos debe darse en el para su inserción en el campo de la políti-
interior de la sociedad civil y ser completa- ca, que es la posibilidad de su paso desde el
mente independiente del campo político. espacio privado hacia el espacio público.
Debe haber un espacio libre para la consti- Esto no ocurre solamente en la dimen-
tución de las voluntades, de los intereses, sión espacial, sino en la propia redimen-
de las perspectivas. sión de la opresión, que deja de ser tema de
Sólo a partir de allí es posible establecer dominio íntimo y privado para pasar a for-
una relación con el campo de la política. Y mar parte de la discusión del espacio pú-
esto sucede de dos maneras, mediante la blico. A lo largo de las últimas dos décadas
creación de grupos de presión (la mayoría del siglo XX hubo una dialéctica interesan-
de las veces liderados por ONG) en ámbitos te entre los movimientos populares de mu-
parlamentarios para la inclusión en las jeres (movimientos de madres, de barrio,
agendas legislativas de proyectos de ley a fa- por guarderías, etc.) y el movimiento femi-
vor de los intereses de los excluidos o me- nista, este último como eslabón entre los
diante la conquista de espacios en consejos y primeros y el campo de la política. Es par-
órganos estatales.6 En la práctica, esta sepa- ticularmente interesante observar que las
ración nunca se da en forma completa: los cuestiones expresadas por las mujeres acer-
ciudadanos y ciudadanas que actúan en la ca de las demandas por mejores condicio-
sociedad no se despojan de sus posiciones nes de vivienda, escuelas, etc. son absorbi-

5 En relación con este tema sigo muy de cerca la posición expresada por Arato y Cohen: “We take seriously the
normative principles defended by radical democracts, but we locate the genesis of democractic legitimacy and the
chances for direct participation not in some idealized, dedifferentiated polity but within a highly differentiated
model of civil society itself (...) Moreover, we believe that the democratization of civil society – the family, asso-
ciational life, and the public sphere – necessarily helps to open up the framework of political parties and repre-
sentative institutions” (Arato & Cohen; 1999; pág. 19).
6 La presencia de ONG como actores protagonistas en la lucha por los derechos democráticos y en la lucha por
el fin de las desigualdades sociales se constituye en un tema de gran importancia para todos aquellos que tratan
el tema de la democracia en América Latina. Esto se torna aún más importante si se considera la cuestión espe-
cífica de los derechos de las mujeres. En la última parte de este trabajo volveré al tema.

El objetivo de una perspectiva de género 183


das más fácilmente por los partidos políti- lado virtuoso de la transformación de la
cos, en tanto que los temas vinculados más propia representación por la presencia de
exclusivamente con los derechos de la mu- la participación; el segundo es el lado per-
jer, como salud reproductiva, aborto, cu- verso de la relación, es decir, la poca posi-
pos, acoso sexual, tienden a llegar al espa- bilidad de asegurar la representatividad en
cio de la política institucional a través de los espacios exclusivamente participativos,
procesos participativos liderados por los como consejos dentro de la burocracia es-
movimientos feministas y en años más re- tatal. La primera perspectiva abre una ga-
cientes por ONG. ma importante de posibilidades tales co-
El proceso participativo tampoco se da mo: obligar la creación de proyectos de ley
sin jerarquías ni luchas internas: entre par- que garanticen cupos y otras acciones po-
ticipar en un espacio de discusión en un ba- sitivas respecto de la mujer; asesorar a par-
rrio popular de una gran ciudad de Améri- lamentarios en general: capacitar a mujeres
ca Latina y participar de un consejo dentro para el ejercicio de cargos públicos.
de un organismo estatal hay una gran dis- La segunda perspectiva, a pesar de ser
tancia. Es muy probable que la militante de fundamental para la democratización del
barrio no llegue a ocupar los espacios del aparato estatal, se dará contra un serio pro-
consejo, pero sí lo hará una “representante” blema de legitimidad si los criterios que lle-
del movimiento feminista o de una ONG. van a uno o a otro agente a poner el acento
No obstante, es en el espacio de la sociedad en los consejos u órganos similares no fue-
civil donde América Latina vio nacer a al- ran claramente delimitados. El problema
gunas de sus líderes femeninas más impor- reside exactamente en la dificultad, si no en
tantes. En suma, a pesar de todos los límites la casi imposibilidad de esta delimitación.
y jerarquías, cuantos más sean los espacios Este tipo de participación debe construir
de participación, mayor será la presión ejer- mecanismos que impidan la reproducción
cida sobre la representación. de grupos con intereses eminentemente
La tensión participación-representa- corporativos. O’Donnell destaca el carácter
ción tiene otro aspecto fundamental, que jerárquico y desigual de la burocracia buro-
podría denominarse aspecto de la garantía cracia (ver sección III.1 en el trabajo de
de una representación calificada. Pues, si O’Donnell). Ahora bien: es exactamente en
bien es bastante probable que las mujeres el interior de la burocracia estatal que mu-
en los parlamentos no representen una chas veces se instalan los “representantes”
perspectiva de género, es muy poco proba- de la sociedad civil. A pesar de la importan-
ble, por el contrario, que la presencia de cia de esta presencia en la democratización
mujeres como parlamentarias surgidas del del proceso de toma de decisiones, esta mo-
interior del espacio participativo no esté neda tiene otra cara, que es, no tanto la de-
íntimamente relacionada con los intereses mocratización de la burocracia, sino la bu-
y perspectivas de las mujeres. De esto es rocratización de la “representación”.7
posible concluir que los espacios de parti- Al expresar estas salvedades sobre pro-
cipación tienen una función doble y fun- cesos participativos, de ningún modo estoy
damental: funcionar como contrapeso pa- descalificándolos sino que estoy mostran-
ra obligar a que haya accountability (rendi- do cuáles son sus límites en la discusión.
ción de cuentas) y formar mujeres que ac- Como las mismas están asociadas con po-
túen en los espacios de representación a siciones políticas definidas, la defensa de
partir de una perspectiva de género. los principios participativos y de los prin-
La tensión entre participación-repre- cipios de la representación son muchas ve-
sentación no es simple y debe ser pensada ces presentados como antagónicos. El mo-
desde dos puntos de vista: el primero es el vimiento feminista y algunos otros impor-

7 Esto usando representación entre comillas exactamente por no constituirse una representación, sino una ocu-
pación de espacio, donde la elección del “representante” es hecha la mayoría de las veces no por el pretendido re-
presentado sino por el mismo aparato estatal, con base en el prestigio personal e institucional.

184 El objetivo de una perspectiva de género


tantes movimientos tendieron a ver, prin- rantice la equidad. Nuevamente la pre-
cipalmente en la década del 70 y comienzos gunta que surge es: ¿quién debe ser repre-
de la del 80, la representación como algo sentado y quién no?
vinculado con la política partidaria y siem- En esto, la representación étnica sirve
pre vieron en ella una amenaza a su uni- de ejemplo. En países como los Estados
dad. Más adelante, y sin desechar la repre- Unidos o Gran Bretaña, el corte entre blan-
sentación, agregaron el tema de los cupos. cos y no blancos es fácilmente identifica-
Los partidos de izquierda también vie- ble. Identificando a los no blancos como
ron con buenos ojos los espacios participa- negros, sólo a título de construir un esce-
tivos, como una antítesis del conservadu- nario, en los Estados Unidos encontramos
rismo de los legislativos. Por su parte, los una población que por cierto tendría algu-
sectores más tradicionales de la política, nos puntos importantes de experiencia co-
aunque no obligatoriamente los más con- mún, incluso de ser víctima del racismo.
servadores, tendieron a defender el princi- Aun así, el pensar en una experiencia co-
pio de representación. Lo que yo señalo mún entre los negros americanos y los no
aquí es el principio de que la tensión entre blancos de inmigración reciente, como la-
estas dos entidades es extremadamente tinos, chinos, entre otras etnias, conlleva
edificante para la democracia. Por ejemplo, complicaciones culturales, religiosas y ét-
la solución de los cupos para el caso de la nicas. De allí que la pregunta anterior per-
representación injusta de la mujer en los manezca: ¿a quién elegir para representar a
órganos legislativos sólo tendrá posibilida- quién en una política de presencia?
des de concretarse satisfactoriamente (no En la perspectiva del género este tema
sólo como una compensación en términos no presenta grandes problemas, la solución
poblacionales) si hay instrumentos partici- de los cupos en las listas partidarias adopta-
pativos con raíces en la sociedad civil. da en países como Brasil (donde las listas
Un importante aporte al tema de los son abiertas) crea la posibilidad de un au-
cupos puede verse en los trabajos de Anne mento real de la representación sin herir los
Phillips (1993; 1995; 1996), quien argu- principios de la representación democráti-
menta que en la democracia las diferencias ca, en la medida en que le garantiza un es-
fueron siempre tratadas como diferencias pacio en el órgano legislativo a priori.8 Pe-
de ideas sobre los temas más diversos, de ro, para que el cupo partidario realmente se
allí que la preocupación sobre quién repre- constituya en una política compensatoria
senta qué intereses nunca estuvo en la exitosa, deben asegurarse algunas otras ga-
agenda, inclusive porque la diferencia entre rantías, tales como que todos los candida-
ciudadanos nunca pudo ser admitida por tos, independientemente de su sexo y elec-
la democracia liberal. Defendiendo la im- ción democrática, tengan las mismas con-
portancia de la política de las ideas para el diciones, dentro de los partidos, que las
fortalecimiento de la democracia, Phillips, mujeres que deban componer la lista.
no obstante, enfatiza que ésta no puede La segunda tensión sobre la que me
ocuparse del tema de la representación sin ocuparé aquí está relacionada con la ten-
considerar también el tema de la presencia. sión entre la sociedad civil y el Estado.
Esas dos posibilidades de representa- O’Donnell defiende la necesidad de un Es-
ción funcionan en un escenario de ten- tado establecido territorialmente, que esté
sión que parece concentrarse sobre todo regido por un sistema legal legítimo y con
en el hecho de que la constitución de las capacidad para dar respuestas a la sociedad
identidades que deban ser representadas a través de sus órganos auxiliares y políticas
no obedece a ningún parámetro que ga- públicas. Llama la atención el hecho de que

8 La ley de cupos en Brasil es de autoría de la diputada Marta Suplicy (ley n° 9100/95), que establecía la obliga-
toriedad de 20% de mujeres en las listas partidarias para las elecciones del año 1996. En 1997 fue votada la ley
electoral n° 9504 que aumentó el porcentaje a 30% a partir del 2000, estableciendo el porcentaje intermedio de
25% para las elecciones de 1998.

El objetivo de una perspectiva de género 185


O’Donnell, a pesar de su constante preocu- una sociedad civil organizada o en proceso
pación por la ciudadanía como presupues- de organización, capaz de construir espa-
to activo, no se detenga en la existencia de la cios públicos. Preocuparse por la sociedad
sociedad civil y de sus organizaciones e ins- civil en una región como la latinoamerica-
tituciones. El texto no tiene en cuenta en na puede parecer una solución cosmética
gran medida la noción de sociedad civil, a frente a las fragilidades del régimen y del
pesar de su sofisticada discusión sobre de- propio Estado, señaladas en forma contun-
rechos civiles y sociales. La noción que apa- dente por O’Donnell. No obstante, me gus-
rece en el texto es la de contexto social defi- taría concentrarme en el problema desde
nido a partir de la necesidad de garantía de otra perspectiva, tomando en cuenta los
acceso a la libre información: "La libertad puntos siguientes: la gran potencialidad de
de acceder a información libre y pluralista y la democratización se encuentra en la so-
sus correlatos, los derechos de expresión y ciedad civil; la sociedad civil es el espacio
asociación, como queda demostrado por la en el cual las diferencias de identidad, o no,
enorme atención que les prestan la teoría y se manifiestan. En América Latina, contra-
la práctica legal, se extiende sobre innumer- riamente a lo que indica el sentido común,
ables espacios sociales, mucho más allá del genéricamente aceptado por las Ciencias
régimen. Para ser efectiva, esta libertad pre- Sociales, en las últimas dos décadas ha exis-
supone dos condiciones. Primero, un con- tido un formidable movimiento de forma-
texto social que sea congenial a una diversi- ción de una sociedad civil actuante y en
dad de valores, creencias, estilos de vida y proceso constante de organización.
opiniones. La segunda condición es —una El aspecto perverso del elogio a la socie-
vez más— un sistema legal que respalda dad civil en los últimos años se origina a
esta diversidad y, a través de ello, la existen- partir de una comprensión equivocada que
cia y transformación continua de un con- consiste en atribuirle a la misma las tareas
texto social diverso." (ver sección X del tra- tradicionales del Estado. Este es un tema en
bajo de O’Donnell). el que no me extenderé aquí ya que ello
Esta noción, a pesar de estar emparenta- implicaría alejarme del enfoque que le es-
da con la sociedad civil, se aleja de la misma toy dando a este comentario. Mi problemá-
pues, aun cuando parece tener ribetes más tica aquí es otra y tiene que ver con la so-
amplios, es menos definida. El contexto so- ciedad civil como fiscalizadora y construc-
cial frágil impediría una democracia robus- tora de espacios de interlocución como el
ta. Sin embargo, su función se limita a ser el Estado y, más que esto, como “vivero” para
espacio de fomento del desarrollo de las con- el cultivo de agentes que intervengan en la
diciones para la democracia, lo que explica política a través de la representación. Y es-
por qué nos encontramos ante un dilema. ta relación es, antes que nada, una relación
¿Cómo fortalecer el contexto antes que la de- de tensión. Aquí también, esta tensión no
mocracia? O’Donnell escribe pensando en debe tomarse como una situación que de-
América Latina y preocupado por las fragili- be superarse sino como una presencia que
dades de la democracia y del Estado en la re- forma parte del régimen democrático.
gión. Nuevamente, aquí la perspectiva de gé- La tensión existe a partir de la no admi-
nero en relación con la democracia no con- sión de una división del trabajo, donde las
cibe la posibilidad de un Estado capaz de eje- voluntades, los intereses, las perspectivas
cutar sus funciones, tales como las describe fragmentadas, se expresarían en la socie-
O’Donnell, sin tener una contrapartida de la dad civil y las cuestiones de voluntad gene-
sociedad civil. Y al respecto, la contrapartida ral del ciudadano político se expresarían en
deber estar muy bien calificada. el campo político. Por otra parte, no todo
Anteriormente, hice hincapié en la ne- lo que se forma en la sociedad civil tiene un
cesidad de la existencia de acciones desde fin político, sino que tiene la finalidad
fuera hacia adentro del campo político pa- esencial (no intencional) de cambiar una
ra diseminar la participación y la represen- situación, de discutir derechos, de por lo
tación. Ello implica, como consecuencia, menos influir en los rumbos de la política.

186 El objetivo de una perspectiva de género


El movimiento de mujeres y, principal- son los espacios reales de estas entidades en
mente, el movimiento feminista, son mo- las democracias latinoamericanas? ¿Reem-
vimientos totalmente arraigados en la so- plazan a los partidos? ¿Reemplazan al Esta-
ciedad civil. No obstante, la experiencia, al do en su función social? ¿Son un fenóme-
menos en América Latina, ha demostrado no nuevo que ocupa nuevos espacios? ¿Son
una gran dificultad en la transferencia de la los nuevos actores de la sociedad civil?
participación en el campo de la sociedad ¿Cómo se relacionan con el Estado?9
civil a la participación estrictamente políti- La discusión sobre las ONG pasa obli-
ca, como por ejemplo, en las cámaras legis- gatoriamente por el tema de movimientos
lativas. Esto lleva a la situación caracteriza- sociales, pues una parte importante de las
da anteriormente como una división del ONG se formó a partir de estos movimien-
trabajo, en la cual las mujeres (y también tos. Esta trayectoria es interesante porque
otros agentes, como los negros) tienen una apunta a un proceso original en relación
gran presencia en la sociedad, incluso en con los definidos e identificados por algu-
tareas de empowerment, pero no logran nos analistas, que veían una alta posibili-
traducir estos esfuerzos en una participa- dad de la existencia de fenómenos corpo-
ción activa en la vida política. De allí que la rativos o de institucionalización del movi-
mejora de la democracia, al tiempo que no miento en organizaciones muy cercanas a
puede renunciar a una sociedad civil ro- los partidos políticos. Arato y Cohen, en un
busta, so pena de disminuir la posibilidad clásico estudio sobre sociedad civil, co-
de un estado eficaz y de una ciudadanía mentan lo que llaman el “modelo de eta-
plena, no puede, por otra parte, constituir- pas” para explicar la trayectoria de los mo-
se junto al Estado, sino en tensión con el vimientos sociales, que pasaría de una fase
mismo. Tensión en el sentido de no dejarle de construcción de identidad y lucha de re-
constituirse plenamente, obligándolo a es- conocimiento político a una fase de insti-
tar en un constante proceso de construc- tucionalización. “Formal organization re-
ción y al mismo tiempo de estar constante- places loose networks, membership roles
mente amenazado. No se trata aquí eviden- and leaders emerge, and representation re-
temente de una amenaza a su institución, places direct forms of participation” (Ara-
bien entendido, sino de una relación estre- to & Cohen, 1994, pág. 556).
cha que permita incluso zonas de entrela- Arato y Cohen afirman que, cuando
zamiento. exitoso, este proceso reemplaza a la parti-
Una reflexión sobre el régimen demo- cipación por la representación, se acerca a
crático sobre todo cuando el caso latinoa- los partidos políticos y los miembros lo-
mericano es la preocupación, no puede de- gran ocupar posiciones de gobierno. Los
jar de ignorar la presencia cada vez mayor autores, a pesar de reconocer que este
de las llamadas ONG como actores impor- aporte permite visualizar una trayectoria
tantes de la región, siendo éstos algunas ve- realizada por los movimientos, enfatizan
ces los únicos en defender los derechos de que el mismo no permite percibir la com-
los ciudadanos frente al Estado. En el caso plejidad del proceso pues no admite exa-
de los derechos de las mujeres, esta presen- minar la existencia concomitante de las
cia es realmente muy fuerte, sobre todo por dos fases del movimiento. Los autores, to-
la trayectoria tomada por los grupos femi- mando en cuenta el movimiento feminis-
nistas informales de la década del 70 y del ta, afirman: “Instead of conforming to the
80: las militantes de aquella época son hoy linear model of development, the feminist
coordinadoras y líderes de ONG. ¿Cuáles movement has shifted back and forth bet-

9 En otras oportunidades analicé la presencia de las ONG como actores políticos en Brasil: “NGOs – new public
spheres? the presence of feminist NGOs in Brazilian politics” (presentado en la XXIII International Congress de
la Latin American Studies Association, Washington, Estados Unidos, 2001); “NGOs in Brazil and the presence of
new public spheres: possibilities of a marriage”(presentado en el XV World Congress of Sociology de la Interna-
tional Sociological Association en Brisbane, Australia, 2001).

El objetivo de una perspectiva de género 187


ween mass action and political pressure ras o de sustitutas del Estado, relajan la ten-
depending on the available political op- sión, haciendo posible que en lugares con
portunities and the issue at hand” (Arato Estados más excluyentes o marcadamente
& Cohen, 1994, pág. 558). neoliberales haya una especie de división
Esta segunda fase parece estar bastante del trabajo entre la sociedad civil y el Esta-
cerca de lo que podría llamarse una politi- do, diluyendo así la tensión.
zación de los movimientos, llegando a una
partidización, tal como piensan los auto- III. Retomando el texto de O’Donnell a
res. No obstante, lo que sucede no es esto partir de los comentarios de arriba, me
sino, por el contrario, una tendencia a la gustaría hacer una serie de observaciones
transformación de los movimientos en finales:
ONG. De allí la segunda razón del interés En los preliminares de su texto, O’Don-
de este tipo de aporte. Parece bastante ra- nell parte de la identificación. A su vez, rei-
zonable hacer un paralelo entre esta segun- vindica actuar para garantizar el bien de la
da fase y las ONG, tanto en lo que se refie- asociación. La versión oficial de la autori-
re a la institucionalización como a la exis- dad toma decisiones a partir de dos tareas
tencia paralela entre estas organizaciones y básicas: “suplir las necesidades colectivas y
los movimientos no institucionalizados. Si tomar decisiones que involucren a todos
Arato y Cohen no aceptan el simple reem- sus miembros”. No todas las decisiones o
plazo en “un estilo etapa” de un tipo de intereses colectivos tienen una dimensión
movimiento por otro, esto es particular- de género. Muchos de estos intereses y de-
mente significativo para pensar a las ONG, cisiones alcanzan (tanto como derecho co-
no como una etapa de los movimientos so- mo deber) por igual a todos los ciudadanos
ciales, sino como un tipo específico de or- independientemente de sexo o de cual-
ganización, que cumple la función de me- quier otra cualidad. No obstante, un con-
diadora entre el Estado y los movimientos. junto de estos intereses colectivos y de estas
A lo que, no obstante, debe prestarse aten- decisiones ciertamente alcanzará de for-
ción es a una diferencia fundamental entre mas diferentes a hombres y mujeres. Sola-
la “segunda etapa” identificada por Arato y mente un Estado que incluya el corte de
Cohen y las ONG. Mientras la primera género en sus políticas públicas, en las de-
apunta a una politización y partidización, cisiones que afectan a todos, podrá afectar
las organizaciones no gubernamentales ac- a todos por igual, en lo que concierne al gé-
túan en un campo de la despolitización y nero. La garantía de esta norma sólo podrá
despartidización. El profesionalismo pre- constituirse en el efecto de las tensiones
sente en estas organizaciones trata de eli- discutidas anteriormente que desafía el Es-
minar cualquier efecto de politización pre- tado supuestamente objetivo en relación
sente en los movimientos sociales. con el conjunto de sus ciudadanos.
Teniendo presente la tensión estado-so- O’Donnell enfatiza la territorialidad del
ciedad civil a partir de una perspectiva de poder del Estado y su relación con la Na-
género, lo que se observa son dos tenden- ción. Cuando se refiere específicamente a
cias que pueden estar avanzando en senti- América Latina apunta a la incapacidad de
do inverso. Una es la de la constitución de algunos Estados de llegar a todo el territo-
esferas públicas dentro de la sociedad civil, rio nacional. En una perspectiva de género
creando liderazgos y canales de presión e esta cuestión adquiere una dimensión di-
intervención ante el aparato estatal. Algo versa. En la medida en que las mujeres su-
así como una especie de vivero para candi- fren opresiones en el ámbito privado, hay
datas a cargos electivos. Por otra parte, no “territorialidad” allí donde la ley no tiene
obstante, la presencia cada vez más fuerte fuerza. La violencia contra las mujeres su-
de las ONG como portavoces de esta socie- cede, en gran parte, dentro de la casa, terri-
dad avanza en sentido inverso de la saluda- torio al cual no llega el poder del Estado.
ble tensión. Estas organizaciones, en la me- Aquí no se está proponiendo el quiebre de
dida en que asumen el papel de mediado- este derecho fundamental, sino que se es-

188 El objetivo de una perspectiva de género


tán retomando las tensiones expuestas rencias el cual, haciendo de todos iguales,
arriba para que la mujer sea ciudadana do- no reconoce las especificidades del género.
tada de plenos derechos. La opresión, que Iris Young hace un interesante aporte en
hace de ella víctima de un conjunto de vio- relación a los límites de la ciudadanía den-
lencias, debe ser publicitada. Debe ser lle- tro de una perspectiva de género: Young
vada al territorio donde la ley tenga vali- identifica en la democracia que le da sus-
dez. De allí que sea fundamental el fortale- tento a la ciudadanía universal el principio
cimiento de las esferas públicas en la socie- de la desigualdad. Haciendo hincapié en
dad civil, capaz de proponer políticas pú- que los llamados derechos universales no
blicas y la acción directa del Estado. pueden abarcar la diversidad de intereses y
De las seis características que un régimen grupos, la autora defiende la existencia de
democrático debe poseer, dos de ellas son derechos especiales.
particularmente complejas en la perspectiva Avanzando en su argumento, diseña la
del género: la 4a característica, el criterio de trayectoria de inclusión en el republicanis-
la inclusión de todos los adultos, y la 5a, que mo americano y europeo, señalando el he-
“todos los adultos tienen derecho a partici- cho crucial de que la inclusión de las muje-
par del Estado y del gobierno”. La garantía de res, los negros, asiáticos, mexicanos etc.,
este derecho, como fue discutido anterior- siempre y exclusivamente tiene lugar en la
mente, no garantiza que los ciudadanos y, en medida en que estos grupos ceden a la ho-
particular, las mujeres, dotados de recursos mogeneización y renuncian a sus diferen-
de poder distintos (debido a su exclusión), cias y, por lo tanto, a sus intereses, en la es-
puedan disfrutar de estos derechos, a pesar fera pública. Young concluye: “...the emp-
de garantizados. La experiencia demuestra hasis by such participatory democrats on
que las democracias occidentales, aun en las generality and commonness, however, still
democracias más sólidas y con menos pro- threatens to suppress differences among ci-
blemas de injusticia social, no logran, con la tizens” (Young, 1995: pág. 181). En una so-
garantía de derechos universales, garantizar ciedad, según la autora, donde existe el cor-
en la práctica el derecho de participación de te entre grupos de opresores y oprimidos,
ciudadanos con poderes desiguales. renunciar a intereses particulares en bene-
El conjunto de derechos políticos garan- ficio del punto de vista general es reprodu-
tizados a los ciudadanos es una conquista cir la opresión (Young, 1995; pág. 184). La
histórica que implicó procesos de inclusión autora trata el tema orientada hacia la rea-
y acompañó la “expansión del capitalismo y lidad norteamericana.
del estado moderno” (ver sección III.5 del Cuando ha de tratarlo orientándose a
trabajo de O’Donnell). Según O’Donnell, la América Latina se da contra un serio factor
inclusión es una conquista reciente y fue de complicación señalado por O’Donnell,
construida en los países del norte occidental por el cual en la región la conquista de la ciu-
teniendo como base los derechos civiles an- dadanía no se da en un proceso de tipo “eta-
teriormente conquistados. En relación con pista”, como sucedió en el norte occidental,
esta ciudadanía se enfatiza como punto cen- donde los derechos civiles ya convivían con
tral la condición de agente del ciudadano, la política en manos de las oligarquías. De
condición que está garantizada por el siste- allí se desprende que las frágiles democracias
ma legal legal (ver sección III.4 del trabajo de latinoamericanas, por fuerza de los condi-
O’Donnell). cionantes históricos de fin del siglo XX y co-
La conquista de la ciudadanía es uno de mienzos del XXI, deben enfrentarse con una
los temas más caros a las estudiosas de las doble tarea: garantizar el estatuto legal de la
condiciones del género en las democracias igualdad, es decir, de la ciudadanía, ocupán-
modernas, justamente porque el conjunto dose, al mismo tiempo, de las diferencias que
de garantías y derechos ha sido el andamia- necesitan un espacio de expresión para tor-
je esencial para el avance de todo proceso nar real el propio estatuto legal.
de inclusión, pero este mismo andamiaje es O’ Donnell avanza en esta discusión
responsable de la eliminación de las dife- cuando apunta a la centralidad de la rela-

El objetivo de una perspectiva de género 189


ción entre derechos políticos, civiles y so- gime. A fourth conclusion is that, if these
ciales: "Ubicar la cuestión de las capacida- rights are truncated (e.g., if they are poorly
des en la esfera política implica ir más allá implanted), the diversity of the social con-
de la atribución universalista de los dere- text is impoverished and, with it, the possi-
chos de ciudadanía política: lleva a pregun- bility of emergence of the rich public sphe-
tarnos sobre las condiciones que pueden o re of a democracy of high quality” (ver sec-
no permitir el ejercicio efectivo de estos ción X del trabajo de O’Donnell).
derechos." (ver sección VI en el trabajo de O’Donnell, en realidad, nos pone ante
O’Donnell). Si esta cuestión es relevante un dilema de difícil solución, muy cercano
para el conjunto de las poblaciones en la a otro dilema entre la democracia y la in-
región latinoamericana, la misma se vuelve justicia social: si una democracia robusta
crucial cuando es examinada a partir de sólo puede existir a partir de un contexto
una perspectiva de género. social rico, ¿cómo construir este contexto
La totalidad de la ciudadanía política de fuera del régimen democrático que le ga-
las mujeres está muy relacionada con la po- rantice un sistema legal justo al conjunto
sibilidad de superar dos condiciones direc- de los ciudadanos? Históricamente, esto se
tamente relacionadas con los derechos ci- hizo posible cuando los derechos civiles se
viles y sociales: la violencia doméstica y el adelantaron a los políticos. La identifica-
acoso sexual por un lado y las condiciones ción de la esfera pública burguesa en el si-
particulares de pobreza y los derechos re- glo XVIII por Habermas es un buen ejem-
productivos por el otro. Por lo tanto, la de- plo de ello. No obstante, nos encontramos
mocracia debe asegurarse el conjunto de ante condiciones muy diferentes de la estu-
derechos diferenciados para que las muje- diada por el filósofo alemán o de la identi-
res puedan vivir su ciudadanía política en ficada por O’Donnell en su texto.
las mismas condiciones que los hombres. Existe una concomitancia en la con-
En el ítem anterior de este comentario temporaneidad entre la necesidad de un
me detuve muy esencialmente en la cues- contexto social vigoroso y un estado demo-
tión de la sociedad civil y en su relación de crático. Sin querer solucionar el dilema, me
tensión con el Estado. También señalé las se- gustaría concluir señalando dos temas lar-
mejanzas y las diferencias entre la noción de gamente tratados en los estudios de género
sociedad civil y contexto social presentes en y que parecen no encontrar el mismo refu-
el texto de O’Donnell. Aquí, me gustaría ha- gio en el main stream de la Ciencia Política:
cer un comentario final sobre las cuatro el primer tema se refiere a una nueva mira-
conclusiones importantes a las que el autor da hacia la sociedad civil, buscando identi-
llega en lo que respecta a la relación del con- ficar en ella las potencialidades a través de
texto social con el individuo y las potencia- sus organizaciones, desde las más formales
lidades del régimen democrático: “We have hasta las más informales e incluso impro-
approximated some conclusions. One is bables. La fuerte tendencia de un cierto la-
that, if my life is enriched by a diverse social mento sobre la fragilidad de la sociedad ci-
context, then it is in my interest that all in- vil, tanto por parte de los académicos co-
dividuals, or as many as possible, have the mo por parte de la propia militancia polí-
necessary capabilities to freely choose their tica, congeló a la sociedad civil con califica-
own functionings. Another conclusion is tivos tales como clientelismo, apadrina-
that it is also in my interest that these rights miento, desorganización.
be inscribed in the legal system, thus clarif- Esto, de cierta forma determinó que la
ying and entrenching them against hostile Ciencia Política prestase muy poca atención
or indifferent views A third conclusion is a lo que estaba sucediendo en este espacio en
that the social aggregate of these individual los últimos 20 años. La sociedad civil ha ex-
rights, when broadly and effectively enac- perimentado un grado de organización bas-
ted, become the public good of freedoms tante significativo tanto a través de grupos
that can be generally enjoyed, and that su- organizados en torno de demandas específi-
rround and make possible a democratic re- cas como a través de grupos organizados a

190 El objetivo de una perspectiva de género


partir de una postura identitaria. Es en este participantes en el propio régimen, a pesar
núcleo donde se desarrolló el movimiento de las tensiones que los acompañan, permi-
feminista que los derechos de las mujeres ga- te un proceso de inclusión que refuerza el ré-
naron legitimidad, que las mujeres ocupa- gimen, tomando en cuenta tanto su natura-
ron espacios públicos y se relacionaron con leza institucional como su potencialidad pa-
el Estado y con el régimen. Desde la perspec- ra ocuparse de las cuestiones más graves de
tiva de género, la incorporación de nuevos la desigualdad social.

El objetivo de una perspectiva de género 191


192 El objetivo de una perspectiva de género
■ Las dimensiones social y nacional
de la democracia: hacia un marco de
comprensión ampliada
La historia de la democracia en América Latina presenta trazos singulares que le
dan una gran importancia en una perspectiva de política comparada. Su estudio debería
acompañarse de un cierto número de notas filosóficas e históricas; ellas le darían una “pro-
fundidad de campo” y contribuirían a concebir de manera más extendida la pregunta por
el desarrollo democrático. Convendría, por ejemplo, considerar la persistencia de las con-
tradicciones estructurantes entre lo político y lo social en América Latina para apreciar en
forma dinámica el estado de las democracias actuales. A su vez, tomando en cuenta la im-
portancia de los “lugares de memoria” o los “objetos de memoria” como formas activas de
la identidad social y política, una búsqueda de éstos permitiría aclarar el sistema de las
“esperas”, y de las faltas de visión simultáneamente, que continúan estructurando los di-
ferentes imaginarios políticos latinoamericanos. Si existe una fuerte memoria de la liber-
tad y de la opresión en América Latina, ligada a fechas, a lugares o personas, cabe pregun-
tarse: ¿por qué no hay una memoria equivalente de la democracia?

Pierre Rosanvallon * fugio) del que no desea alejarse demasiado,


ya que una percepción ampliada le parece
Nota del autor: El documento prepara- demasiado “arriesgada”. Opino, por el con-
do por Guillermo O’Donnell, “Notas sobre trario, que ese riesgo merece ser corrido. Sin
el estado de la democracia en América Lati- embargo, no se trata tanto, en mi parecer, de
na”, constituye una base de trabajo de gran enmendar el texto existente (ya que el mar-
calidad. Delinea un marco articulado y co- co analítico que aplica me parece adecuado
herente que permite abordar un análisis en la relación limitada al objeto que se ha
comparativo de los regímenes de los países propuesto) sino de agregarle cierto número
de Latinoamérica y de la situación en que se de elementos. En efecto, creo que resultaría
encuentran las libertades en esos países. Los útil diseñar un marco de comprensión am-
dos capítulos consagrados a las “sugeren- pliado aun si éste no puede ser objeto de
cias empíricas” para evaluar los regímenes y grillas de evaluación comparativas tan in-
los Estados son particularmente valiosos. discutibles como las que provienen de las
Sin embargo, su lectura suscita cierto nú- “sugerencias empíricas” relacionadas con
mero de preguntas. La principal es de orden los regímenes y los Estados, formuladas con
conceptual. precisión y justeza por Guillermo O’Don-
Si bien el informe observa en primer lu- nell. Las sugerencias que planteo a conti-
gar, en mi opinión, que la definición de la nuación deben entonces ser entendidas co-
democracia no puede ser únicamente insti- mo las reflexiones de un historiador de la
tucional, considera sin embargo casi de in- democracia y de un filósofo político, deseo-
mediato que el estudio de los regímenes y de so de sugerir un eventual complemento a la
los electores constituye un “safe harbor” (re- contribución primaria de un politólogo.

* Es Profesor de Historia y Filosofía Política del Collège de France, y Director del Centro de Investigaciones Po-
líticas Raymond Aron (CNRS). Fue secretario general de la Fundación Saint Simón hasta su autodisolución en
1999. Fundador y redactor en jefe de la revista de reflexión CFDT-Aujourd’hui de 1973 a 1976. Actualmente sue-
le escribir en el periódico Liberation. Coautor, junto con Jean-Paul Fitoussi, del libro La nueva era de las desi-
gualdades.

Las dimensiones social y nacional de la democracia: hacia un marco de comprensión ampliado 193
1. Captar la “dimensión societaria” fuerzos que habían llevado a cabo, de una
del hecho democrático gran idea de solidaridad nacional”. Se decía
lo mismo en Gran Bretaña o en Alemania. El
La ciudadanía caracteriza una situación Estado-providencia ha progresado en Euro-
de inclusión en una “comunidad de ciuda- pa con motivo de las crisis y las guerras, ya
danos”. Pero esta última no puede ser defi- que esos períodos constituyen épocas de
nida simplemente por el derecho a votar y la prueba, que generan la ocasión para una re-
garantía de contar con la protección de cier- formulación más o menos explícita del con-
to número de libertades individuales. La trato social. La guerra radicaliza el curso de
ciudadanía está también caracterizada por las existencias, reduce el vínculo social a lo
la existencia de un mundo en común. Dicho social y a sus orígenes. Beveridge, en sus tex-
de otro modo, tiene necesariamente una di- tos célebres, insistió justamente sobre este
mensión societaria. Tocqueville fue el prime- efecto igualador. “El efecto más general de la
ro en subrayar que la democracia caracteri- guerra, explicaba, es tornar más importante
zaba una forma de sociedad, y no únicamen- a la gente común. Cada individuo válido de
te un conjunto de instituciones y de princi- la comunidad se convierte en efecto en un
pios políticos (en esta perspectiva, Tocque- valioso capital” (The Pillars of Security and
ville forjó el concepto complejo de igualdad Other War-Time Essays, 1943).
de las condiciones para caracterizar el mo- Al amenazar con devolver a los hombres
vimiento hacia el cual tendía dicha socie- a su estado natural, la guerra los invita así a
dad). Quizá captamos hoy esta cuestión de una experiencia de refundación de la socie-
la producción de un mundo común en for- dad. El vínculo entre el Estado-providencia
ma más precisa cuando hablamos de orga- y la reformulación del contrato social fue así
nización de una esfera pública (espacio de muy fuerte, tanto después de la Primera co-
deliberación en común), de existencia de mo de la Segunda Guerra Mundial. Al expo-
modalidades de compromiso cívico (tareas ner los motivos de la disposición del 4 de
comunes compartidas, como el servicio mi- octubre de 1945 sobre la organización de la
litar) o de implementación de una comuni- seguridad social en Francia habla, por ejem-
dad de redistribución (existencia de un Esta- plo, del “impulso de fraternidad y de acerca-
do providencia-redistribuidor, fundado so- miento de las clases sociales que marca la fi-
bre el reconocimiento de la existencia de nalización de la guerra” para justificar la
cierta deuda social). institución de un sistema innovador y fuer-
Este último punto es esencial. En efecto, temente redistributivo de seguridad social.
no puede separarse la ciudadanía política de Todos los ciudadanos de los distintos Esta-
la “ciudadanía social”, o para decirlo de otro dos europeos estaban muy conscientes de
modo, el Estado-providencia de la nación. que esas reformas habían nacido de las te-
Esta relación ha desempeñado un papel rribles pruebas que acababan de atravesar.
esencial en la historia de las democracias eu- También podríamos citar textos análo-
ropeas. Las instituciones organizadoras de gos de los Estados Unidos, ya se trate de
una “seguridad social” estuvieron allí ligadas analizar las consecuencias de las guerras o la
al refuerzo de un vínculo cívico generado gran crisis económica de 1929 sobre la orga-
por las dos grandes guerras del siglo En nización de nuevas instituciones sociales
1930, uno de los apóstoles franceses de la (ver los trabajos de Theda Skocpol o de Da-
primera ley sobre la seguridad social, lo ha- niel Béland). Si bien el siglo XX ha encarna-
bía expresado en términos sumamente sig- do esta visión “societaria” de la democracia,
nificativos. El Estado-providencia, subraya, no hizo más que desarrollar una caracterís-
“nació inmediatamente después de la gue- tica virtual, enraizada en la idea misma de
rra, de la solidaridad que se había enraizado democracia. Convirtió en realidad la intui-
entre las distintas clases sociales, de la volun- ción de Rousseau, para quien “la patria de-
tad de conceder a los que habían defendido be ser la madre común de todos los ciuda-
a la patria en las trincheras la ayuda necesa- danos”. En Europa y en los Estados Unidos,
ria en los días malos; del recuerdo de los es- se implementó entonces en el siglo XX un

194 Las dimensiones social y nacional de la democracia: hacia un marco de comprensión ampliado
Estado cívico-providencia (sin duda, con perversión populista de la idea de nación
enormes diferencias), que conjuga la preo- proviene justamente de este escamoteo dela
cupación por reducir las desigualdades, a la dimensión democrática-solidaria.
aplicación de procedimientos de redistribu- La experiencia latinoamericana merece
ción o aseguradores. ser medida con la misma vara. Contraria-
Con la apertura de las economías impli- mente a Europa, no es un continente que
cadas en la globalización, se ha replanteado haya sufrido durante el siglo XX el desqui-
el concepto tradicional del Estado-provi- cio de las guerras, ni se vio totalmente im-
dencia. Pero se sigue percibiendo como de- plicado en ellas (con algunas excepciones).
cisivo el “vínculo de nación”. Incluso, la vida ¿Tuvo esta especificidad histórica esencial
política de la democracia y la vida social van por consecuencia la instauración de una re-
a identificarse en forma creciente. Por moti- lación diferente entre “democracia política”
vos que he analizado en detalle en La nouve- y “democracia social”? ¿Por qué las dramá-
lle question sociale (1995), el Estado-provi- ticas crisis sociales no generaron el recono-
dencia se convertirá, de alguna manera, en cimiento de una mayo deuda social en el es-
algo cada vez más directamente político. La pacio latinoamericano? Es este un elemento
búsqueda de la justicia vinculará cada vez del balance y de la evaluación que parece
en forma más inmediata el arbitraje social y esencial.
la deliberación democrática. La vida de la
democracia estará emparentada con un es-
fuerzo por hablar un mismo idioma y po- 2. La democracia vista desde abajo
nerse de acuerdo sobre las formas de la deu-
da social. Resulta actualmente imposible Los regímenes políticos deben ser eva-
preservar el Estado-providencia sin, de al- luados en función de criterios objetivos. Só-
guna manera, “rehacer la nación”, es decir lo así pueden establecerse clasificaciones y
sin volver a vivificar el fundamento cívico tipologías que sirvan de fundamento para
en el que se arraiga el reconocimiento de proyectos de reforma. Pero también puede
una deuda social mutua. resultar útil percibir la democracia en forma
La situación de la democracia en Améri- negativa, a partir de las desilusiones que
ca Latina debiera igualmente abordarse des- puedan experimentar los ciudadanos. Sin
de esta perspectiva. Quizá sea eso lo que duda, estas desilusiones pueden estar ali-
permite explicar en profundidad la dificul- mentadas por ilusiones o fantasías. Pero son
tad de organizar un Estado-providencia en de todos modos elementos estructurantes
algunos países. Si resulta imposible desarro- del universo democrático, capaces de po-
llar un sistema asegurador sin desarrollo nerlo en peligro. La democracia —nunca se
económico y sin generalización de los asala- enfatizará demasiado— no constituye úni-
riados, quizás el defecto del Estado-provi- camente un “modelo” que sería necesario
dencia solidario proviene principalmente implementar. Es vivida como una historia,
del carácter demasiado frágil de la identidad como una experiencia. La cuestión no con-
colectiva. Cuando el sentimiento nacional siste, en este contexto, en determinar qué
proviene sobre todo de la apropiación indi- debería ser idealmente la democracia, o a
vidual de símbolos valorizadores (por iden- qué podría pretender idealmente. Tampoco
tificación, por ejemplo, con deportistas o consiste en considerar, a la manera de Kel-
estrellas del espectáculo) o cuando se origi- sen, únicamente la racionalidad interna de
na en una simple oposición a terceros, no sus principios. No existe un “modelo origi-
permite fundar obligaciones recíprocas. La nal” de la democracia, que haya sido a la vez
nación entonces es entendida como un blo- claramente formulado y abiertamente con-
que idealizado, que se presupone unificado tradicho (en esta última perspectiva, une re-
y homogéneo. No es percibida como un es- flexión como la de Norberto Bobbio tuvo el
pacio de redistribución para hacer vivir. Se mérito de presentar una rica documenta-
la entiende como algo dado, preexistente, ción histórica). La cuestión importante no
cuando en realidad debe ser construida. La reside en la evidencia de una traición de la

Las dimensiones social y nacional de la democracia: hacia un marco de comprensión ampliado 195
que nacería un sentimiento de desilusión. una forma patológica de cumplimiento de
Son las expectativas y las promesas iniciales sus promesas y de reducción de sus aporías
mismas las que deben ser entendidas como constitutivas. En efecto, es posible analizar
relativamente indeterminadas. la fantasía activa de un poder que absorbe
La vida y la “calidad” de las democracias, plenamente a la sociedad —que caracteriza
tanto en América Latina como en cualquier al totalitarismo— como si correspondiera a
otra región, es indisociable de un trabajo de una exacerbación utópica del principio re-
exploración y de experimentación, de com- presentativo, queriendo lograr artificial-
prensión y de elaboración de sí mismas. Las mente que un mismo movimiento genere
democracias siempre pueden descifrarse una sociedad perfectamente legible en su
bajo las condiciones de su puesta a prueba unidad y un poder que se supone esté com-
sensible. Comprender su dinámica y sus di- pletamente identificado con dicha sociedad,
ficultades no puede por esta razón disociar- y que se propone suprimir desde su origen
se de una larga consideración histórica. Por la distancia entre lo social y lo político.
lo tanto, la caracterización de las democra- El motor de la empresa totalitaria pro-
cias debe hacerse a la luz de su perspectiva viene de esta pretensión que se prolonga en
en el tiempo. Deben tenerse en cuenta los la utopía de hacer existir un poder total-
incumplimientos, las fracturas, las tensio- mente identificado con la sociedad, carente
nes, los límites y las denegaciones que cons- de toda disociación con ella. Por esta razón,
tituyen la contrapartida de la experiencia de el poder totalitario es guiado por una lógica
la democracia. imperativa de la identificación. Al radicali-
La democracia plantea una pregunta que zar y al erigir en absoluta la figura del parti-
permanece por lo tanto continuamente do de clase, se propone ir más allá de las
pendiente: jamás parece poder dársele una aporías primarias de la representación e ins-
respuesta perfectamente adecuada. La de- tituir un poder que “represente realmente” a
mocracia se presenta como un régimen la sociedad. Es el Partido el que implemen-
siempre marcado por formas de incomple- ta esta cadena imaginaria de identificación,
tud y de incumplimiento, que jamás puede que lleva a convertir el buró político, e in-
reducirse a una fórmula simple de la que re- cluso al Primer Secretario —al que Solz-
sultaría fácil obtener la clave. Esto explica el henytzin llamaba el Egócrata— en la perfec-
cortejo de decepciones que marcan su histo- ta encarnación del pueblo.
ria. También debe retomarse el hilo históri- Esta “exploración por los abismos” de la
co de las perplejidades, las interrogaciones y democracia sigue siendo una vía privilegia-
los titubeos para captar el estado presente de da para comprenderla. El continente lati-
la democracia en los distintos países. El aná- noamericano no ha conocido estos extre-
lisis comparado de la “decepción democrá- mos. Sin embargo, ha sido el terreno de to-
tica” en los distintos países de Latinoaméri- do un conjunto de perversiones recurrentes:
ca ofrece así un punto de vista sumamente populismo, caudillismo, dictaduras milita-
útil para captar la “democracia vivida”. Me res, etc. Sería conveniente hacer precisa-
parece necesaria una “fenomenología de la mente el recuento de estas patologías y or-
experiencia democrática” para comprender denar las interpretaciones de estos fenóme-
mejor las dificultades y los logros. nos, esforzándose por reconstruir su histo-
ria. Es necesario entender el siglo XIX, e in-
cluso el período anterior, para poder refle-
3. La democracia y sus patologías xionar sobre el estado de la democracia en
América Latina. No se trata tan sólo de en-
Europa fue durante el siglo XX el conti- tender el peso de una tradición política (que
nente de los totalitarismos. Las democracias puede pesar tanto como muchos determi-
de esta región del mundo no pueden enten- nismos económicos y sociales) sino también
derse independientemente de este hecho. El de entender cómo se generan las contradic-
totalitarismo ha encarnado una inversión ciones y aporías que siguen activas hoy.
extrema de la democracia, llevando a cabo Se debe analizar en primer lugar el vín-

196 Las dimensiones social y nacional de la democracia: hacia un marco de comprensión ampliado
culo muy particular que se estableció en el serían restablecidas en cuanto las circuns-
siglo XIX en la mayoría de los países de tancias lo permitieran); en segundo lugar, la
América Latina entre estructuras sociales característica de la incapacidad de los parti-
del antiguo régimen (representaciones indi- dos militares para liberarse en forma dura-
sociablemente holistas y corporativas de lo dera del aval de la opinión pública.
social) y formas políticas modernas (gobier- Durante casi veinte años, se han consa-
no parlamentario, reconocimiento del ciu- grado nuevos trabajos a la cuestión de la
dadano-elector, etc.). Se fue urdiendo así en “transición” a la democracia en América La-
esta región una relación singular entre lo tina. Pero sería quizá conveniente también
antiguo y lo nuevo (que sin duda también se considerar la persistencia de contradicciones
encuentra en Europa, pero bajo formas dis- estructurantes entre lo político y lo social en
tintas) de la cual es posible pensar que con- América Latina, para entender en forma di-
tinúa produciendo ciertos efectos. Se puede námica el estado de las democracias.
analizar lo que se llama populismo en esta
perspectiva, como proveniente de la necesi-
dad de satisfacer una identidad claudicante 4. La memoria de la democracia en
por medio de una ficción.1 Hace resurgir la América Latina
unidad en una realidad de divisiones que no
se puede o no se desea superar (conducien- Los historiadores políticos han insistido
do nuevamente al problema evocado ante- mucho en las dos últimas décadas en mu-
riormente del vínculo entre ciudadanía so- chas partes del mundo sobre los sitios de
cial y ciudadanía política). memoria o los objetos de memoria como for-
La historia del autoritarismo también mas activas de la identidad social y política.
merece ser interpretada de acuerdo a una No me parece que se haya realizado un tra-
matriz de comprensión para el presente. bajo equivalente en los distintos países de
Alejada de la experiencia totalitaria euro- América Latina. Estoy convencido de que
pea, la historia de América Latina está jalo- permitiría aclarar el sistema de las expecta-
nada por dictaduras reversibles. En efecto, tivas y las cegueras simultáneas que conti-
estos regímenes han tenido la doble caracte- núan estructurando los distintos imagina-
rística, muy original, de estar marcados por rios políticos. Existe en América Latina una
una doble incapacidad. En primer lugar, in- fuerte memoria de la libertad y de la opre-
capacidad de los ideólogos autoritarios y sión, asociada a fechas, lugares y personali-
proclives a la seguridad para romper en for- dades específicas, pero llama sin embargo la
ma radical con las representaciones demo- atención que no exista una memoria equi-
cráticas (Octavio Paz recordaba con fre- valente de la democracia.
cuencia que todos los dictadores militares
del continente siempre habían declarado ***
solemnemente, en cuanto accedían al poder,
que sólo lo ocuparían transitoriamente, ya Estas distintas observaciones, que sólo
que las instituciones democráticas regulares indican en forma demasiado breve alguna

1 La celebración populista de la nación evoca una tentativa de refiguración esencialista. Se trata de resucitar, ba-
jo la apariencia del Uno, un sentimiento de identidad desfalleciente. Esta empresa se funda sobre la extremada ra-
dicalización de un principio vitalista. Hace derivar la identidad de un doble movimiento de ocultamiento a la so-
ciedad de las divisiones internas y de exacerbación de las diferencias con lo que le es exterior o ajeno. En este ca-
so, el pueblo sólo cobra forma en el movimiento de designación de sus supuestos enemigos: elites, sospechosas
de cosmopolitismo, poderes ocultos que amenazan su integridad, inmigrantes que amenazan con el riesgo de
mestizaje, multinacionales embarcadas en un complot contra la soberanía. En estas circunstancias, la constitu-
ción de la identidad es dependiente de una continua denuncia de lo que la estaría amenazando. La visión popu-
lista pretende que el pueblo posee en forma inmediata una consistencia plena, que es perfectamente transparen-
te para sí mismo en su esencia. La idea de este pueblo unido no puede entonces perdurar sino en su creciente dis-
tanciamiento de la realidad, invitando a alimentarlo cada vez más con fantasías para hacerle creer en su identi-
dad natural. Este “pueblo imaginario” está condenado a distanciarse cada vez más de la realidad. Cuando los
acontecimientos lo condenan a enfrentarla, el choque resulta brutal.

Las dimensiones social y nacional de la democracia: hacia un marco de comprensión ampliado 197
líneas de investigación, sugieren que la his- que se desarrollen más. El Informe de Gui-
toria de la democracia en América Latina llermo O’Donnell podría así beneficiarse,
presenta rasgos singulares, que le dan una en mi opinión, si estuviera acompañado
gran importancia en una perspectiva de por algunas Notas filosóficas e históricas so-
comparación. Es dable también esperar que bre la democracia en América Latina; le
produzcan resultados que deberían contri- aportarían cierta “profundidad de foco” y
buir, en todos los continentes, a una mejor contribuirían a concebir en forma más am-
comprensión de la democracia y sus apo- plia la cuestión del desarrollo democrático
rías, permitiendo así tener la esperanza de en esta región.

198 Las dimensiones social y nacional de la democracia: hacia un marco de comprensión ampliado
■ segunda parte
Tres tesis, elaboradas por el
Informe, sobre el desarrollo
democrático en América Latina
Índice de aportes

Desarrollo de la democracia en América Latina: Estado, percepciones ciudadanas,


indicadores y agenda. Documento base

Algunos comentarios sobre la Tesis I. Andrew Arato

Desarrollo democrático en América Latina: su estado, las percepciones de los ciu-


dadanos, indicadores y agenda. Renato Boschi

Acerca de los atributos de la democracia como régimen político. Larry Diamond

Comentario al documento “Discusión de tres tesis para un marco teórico para el


proyecto sobre el desarrollo de la democracia en América Latina: estado, percep-
ciones ciudadanas, indicadores y agentes”. Manuel Antonio Garretón M

Sobre la democracia como organización social (Acerca de la tesis III). Jennifer McCoy

Los caminos sinuosos de la democracia. Alain Touraine

Comentarios sobre las tres tesis. Laurence Whitehead


■ documento base
Discusión de tres tesis para un
marco teórico del proyecto
“Desarrollo de la democracia en
América Latina: estado,
percepciones ciudadanas,
indicadores y agenda”
Las tres tesis que se someten a la discusión son:
La democracia es una forma de organización de la sociedad. Esa organización descansa en
un régimen político, pero lo excede, abarca mucho más que él.
Las formas de régimen político en América Latina parecen similares a las democracias his-
tóricas, pero la sociedad y el Estado que organiza ese régimen político es profundamente
diferente, de donde sus necesidades y riesgos son singulares.
El Estado de la democracia se define por su grado de desarrollo como organización social
y la capacidad de esa organización para expandir la ciudadanía, en el contexto singular de
las democracias latinoamericanas.
A partir de las ideas precedentes, se identifican algunas líneas de reflexión que sirven de
ejes centrales para una revisión crítica, a través de comentarios, documentos y Memoran-
da Sustantivos de una pluralidad de expertos.

Nota de los editores: este documento, ma de organización del poder en el conjun-


junto con el trabajo escrito por Guillermo to de la sociedad. Esa organización descan-
O’Donnell, desea promover una discusión sa en un régimen político, pero lo excede,
sobre el marco teórico que sostienen éste y abarca mucho más que él.
los sucesivos informes del proyecto sobre el La democracia es un sistema que regula
“Desarrollo de la democracia en América y actúa sobre las disparidades y conflictos
Latina”. Aquí se desarrolla una línea argu- que surgen como resultado de las desigual-
mental, parte de la base teórica del proyec- dades del poder en una sociedad para per-
to, conteniendo una serie de afirmaciones mitir la expansión de la ciudadanía civil,
que incluyen las tesis y supuestos que las política y social.
fundamentan. Este ejercicio de discusión La idea de democracia como organiza-
consiste en someterlos a un análisis crítico ción social supone la existencia de 7 aspec-
para corroborar su consistencia. Se desa- tos fundamentales:
gregan los supuestos contenidos en el texto Implica un régimen político caracterís-
para facilitar su discusión y verificación. tico y caracterizable:
En primer lugar, el régimen político des-
cansa sobre la existencia de un Estado y una
nación que delimitan los alcances del poder
Tesis I: y a quienes alcanza ese poder.
En segundo lugar el régimen tiene una di-
La democracia es una forma de organiza- mensión procedimental, en la que se determi-
ción de la sociedad. na: (a) a quiénes les está permitido acceder a
Se supone que la democracia es una for- las principales posiciones de gobierno; (b) las

Discusión de tres tesis... 201


formas y canales de acceso al gobierno; y (c) organización (formal o no) con poder igual
las reglas (formales e informales) que rigen el o superior al mismo Estado.
ejercicio del poder y el proceso de toma de Esto implica el monopolio del uso efecti-
decisiones; y una dimensión conductual que vo de la fuerza; impartir justicia de modo
remite al grado de aceptación de las reglas de efectivo y definitivo; normar las conductas de
procedimiento y la medida en que las mis- los individuos y organizaciones; procurarse
mas logran estructurar y dar forma a la con- los medios necesarios para el cumplimiento
ducta política efectiva de los actores y ciuda- de sus fines; ejecutar las políticas decididas.
danos (Munck, Gerardo, 1996).1 Implica también la capacidad institucio-
Tanto el supuesto, en ocasiones no teni- nal y organizativa para aplicar sus decisiones.
do en cuenta, de la existencia del Estado y la Implica la vigencia del Estado de Derecho:
nación, como la explicitación de la natura- Independencia de los poderes.
leza bidimensional del régimen político, ad- La existencia de un sistema legal que es,
quieren pertinencia en el contexto de las de- en esencia, democrático en tres sentidos: 1.
mocracias de América Latina y se vuelve re- defiende las libertades políticas y las garan-
levante su abordaje en el marco de este pro- tías de la democracia política, 2. defiende los
yecto. Por lo demás, el régimen político co- derechos civiles de todo el conjunto de la
mo componente de la democracia como or- población, 3. establece redes de responsabili-
ganización social implica2 los siguientes dad accountability que impliquen que todos
atributos: los agentes, privados y públicos, incluyendo
Autoridades públicas electas. los cargos más altos del régimen, estén suje-
Elecciones libres y limpias. tos a controles apropiados y legalmente esta-
Sufragio universal. blecidos sobre la legalidad de sus actos.3
Derecho a competir por los cargos pú- Sometimiento de la acción del Estado y
blicos. sus poderes a las normas emanadas de po-
Libertad de expresión. deres designados democráticamente.
Información alternativa. La libertad de la persona: de expresión,
Libertad de asociación. de pensamiento y religión, derecho a la pro-
Quienes ocupan las posiciones más altas piedad y a establecer contratos válidos y de-
en el gobierno no deben sufrir la termina- recho a la justicia. Este último trata del de-
ción de sus mandatos antes de los plazos le- recho a defender y hacer valer el conjunto
galmente establecidos. de los derechos de una persona en igualdad
Las autoridades electas no deben estar con los demás, mediante los debidos proce-
sujetas a restricciones severas o vetos, ni ser dimientos legales.
excluidas de ciertos ámbitos de decisión po- Implica una forma de organizar el poder
lítica por actores no electos. en la sociedad:
Debe existir un territorio indisputado Las relaciones de poder deben estar en-
que defina claramente el demos votante. marcadas en el ejercicio de los derechos po-
Debe existir la expectativa generalizada líticos, civiles y sociales. De manera que la
de que el proceso electoral y las libertades imposición de una conducta (imperio del
contextuales se mantendrán en un futuro poder) no vulnere esos derechos.
indefinido. Lo sustantivo de una democracia es que
Implica que el acceso al poder de Estado el poder —sea público o privado— esté or-
sea sustantivo: ganizado de tal forma que no sólo no vulne-
La soberanía interior del Estado: esto es, re los derechos sino que sea un instrumento
que no haya en el territorio del Estado otra central para su expansión.

1 Munck, Gerardo, “La desagregación del régimen político: problemas conceptuales en el estudio de la democratiza-
ción”, Revista Ágora Nº 5, Buenos Aires, 1996.
2 El grado o nivel de desarrollo de cada uno de estos atributos es pertinente al análisis del estado de la democracia.
3 O’Donnell, Guillermo “Acerca del estado, la democratización y algunos problemas conceptuales. Una perspec-
tiva latinoamericana con referencias a países poscomunistas”, Desarrollo Económico, Vol. 33, Buenos Aires, 1993.

202 Discusión de tres tesis...


El juicio acerca de esa relación entre po- Que existe un mecanismo adecuado de ar-
der y derechos debe ser “objetivo”, esto es, ticulación de demandas de parte de los parti-
definido por la propia mayoría de los dos políticos.
miembros de una sociedad. Que este mecanismo es visto como razo-
La capacidad de imperio del poder del Es- nablemente eficaz y transparente por la ciu-
tado es resultado de la renovada legitimidad dadanía.
otorgada por los miembros de la sociedad. Que los medios de comunicación procu-
Implica una cierta manera de interrela- ran captar y transmitir, de modo razonable-
ción con los otros Estados soberanos de mente transparente, las preocupaciones, de-
manera que los objetivos planteados por mandas y posiciones de la mayoría de la so-
la sociedad en ejercicio de sus opciones no ciedad frente a los problemas en juego.
estén sustancialmente alterados por impo- Que el debate público de los puntos de la
siciones de otros poderes fuera del territo- agenda, aporta, en algún plano, a la solución
rio que no sean la consecuencia de delega- efectiva de los problemas en cuestión.
ciones libres de soberanía a órganos mul-
tilaterales.
Implica un grado de gobernabilidad de- Tesis II:
mocrática y la sustentabilidad, que a su vez
suponen: Las formas de régimen político en Amé-
Que la organización del poder en la so- rica Latina parecen similares a las demo-
ciedad es vista favorablemente por una ma- cracias históricas, pero la sociedad que
yoría para la expansión de sus derechos de organiza ese régimen político es profun-
ciudadanía. damente diferente, de donde sus necesi-
Que tal organización genera legitimidad dades y riesgos son singulares.
de las instituciones y los actores. En los últimos veinte años del siglo la
Que estos elementos son perdurables en democracia llegó a ser el régimen político
el tiempo y las expectativas en que se fun- de casi todos los países de la región. Nunca
dan se retroalimentan. había tenido tal continuidad ni difusión
Que la expansión de la gobernabilidad geográfica. Pero ese súbito florecimiento y
implica crecientemente al conjunto de la so- expansión tiene sus fragilidades, riesgos y
ciedad. desafíos que no son idénticos a los de las
Que la presencia simultánea de los ele- democracias centrales ni a los de los perío-
mentos precedentes genera sustentabilidad, dos de transición democrática en la región.
regenera el poder del Estado y el gobierno y Hace 25 años, de los 17 países que for-
vuelve a incidir positivamente sobre la go- man parte de la América Latina continen-
bernabilidad. tal solamente muy pocos podían ser clasi-
La pertinencia de la agenda pública im- ficados como democráticos. Un cuarto de
plica la capacidad del sistema para resolver siglo después, todos esos países cumplen
sus dilemas mediante el debate público y con los requerimientos, por lo menos bási-
una mayor claridad sobre los temas que cos, del régimen político que implica una
merecen opciones reales a la hora de ejercer democracia.
el voto u otro tipo de decisión ciudadana. A su vez, esta región sigue conformada
Supone: por países en desarrollo, con grandes secto-
La capacidad de la sociedad para discu- res sociales ubicados por debajo de la línea
tir libremente las cuestiones que hacen a los de pobreza, altos niveles de concentración
derechos de ciudadanía. del ingreso y el nivel de desigualdad más
Que la agenda de gobierno se correspon- pronunciado del mundo.
de con los problemas que la mayoría de la Estos dos rasgos definen una realidad
sociedad objetiva.4 singular en el mundo: por primera vez una

4 Contrario sensu, importa que el gobierno no asume la agenda (o puntos de la misma) de sectores minoritarios
con acceso privilegiado al poder.

Discusión de tres tesis... 203


región en desarrollo está, en su totalidad, o, aun peor, a pesar de su hostilidad mani-
organizada políticamente de forma demo- fiesta. Las reformas económicas que no ge-
crática. neran legitimidad, tarde o temprano gene-
Los desafíos de esas democracias son ran tensiones en un sistema democrático.
propios y singulares. Democracia y riqueza Las democracias pobres de América La-
y democracia y pobreza son dos combina- tina obligan a pensar la economía y la de-
ciones que generan necesidades, dificulta- mocracia en términos propios, a riesgo de
des y riesgos distintos. caer en la equivocación de creer que la de-
Sin embargo, es habitual que cuando se mocracia tiene más resistencia de la que en
piensa en América Latina desde los grandes realidad cuenta o que las transformaciones
centros mundiales, se lo haga a partir de la económicas pueden hacerse independiente-
experiencia histórica de las democracias de- mente de individuos que expresan libre-
sarrolladas, desconociendo que los métodos mente sus opiniones.
y recetas para la expansión democrática tie- La opción constitucional por el presi-
nen, para la América Latina, otro contenido dencialismo, que mayoritariamente han
y presentan dilemas distintos. adoptado los países latinoamericanos, ha
Es un error habitual pensar en el desa- sido señalada por diversos autores como
rrollo democrático de una sociedad latinoa- una debilidad para la estabilidad de las de-
mericana, con el supuesto implícito de que mocracias de la región. La duplicación de
su situación económica es similar a la de un instancias políticas con legitimidad popu-
país altamente desarrollado. Por ejemplo, el lar, la rigidez de los períodos de gobierno y
apoyo que los ciudadanos están dispuestos a la ausencia de incentivos fuertes para el es-
dar en un país rico a su sistema político es tablecimiento de alianzas políticas5 han si-
mucho más profundo y fuerte que el que da- do mencionadas como factores que ilustran
rían los de un país cuyos habitantes gozan de los inconvenientes que el presidencialismo
libertades políticas pero comprueban que plantea a las democracias. Sin embargo,
sus condiciones materiales de vida no han otros autores6 argumentan que la combina-
mejorado sustantivamente. La decisión y vo- ción presidencialismo con sistemas electo-
luntad de defender la democracia, de tolerar rales de representación proporcional y sis-
sus fallas y las capacidades institucionales temas de partidos pluralistas es más preci-
para superar las crisis son totalmente distin- samente lo que plantea un desafío a las de-
tas en un caso y en otro. mocracias en términos de estabilidad. En
No es menos común cometer el error de cualquier caso, el particular arreglo consti-
pensar en términos de reforma económica, tucional presidencialista de los países de
como si no existiera democracia. Es decir, América Latina constituye una singulari-
como si los difíciles y dolorosos procesos de dad de la región7 con implicancias para el
ajuste estructural —necesarios técnicamen- funcionamiento y la expansión de sus de-
te— fueran neutrales en las decisiones que mocracias.
toman las mayorías al momento de votar o Al sostener esta singularidad, estamos
de expresar su apoyo o rechazo a un gobier- partiendo de ciertos supuestos:
no, o como si se pudiera llevar adelante un Se supone que el recorrido histórico de
plan económico sin apoyo de la población las democracias latinoamericanas difiere del

5 Linz, Juán. “Democracia presidencialista o parlamentaria: ¿hay alguna diferencia?”, 1998; Linz, Juán y Arturo
Valenzuela (eds.), The Failure of Presidential Democracy. Baltimore, Johns Hopkins University Press, 1994.
6 Dahl, Robert. On democracy. Yale University Press, 1998; Mainwaring, Scott. “Presidentialism, Multipartism and
Democracy: The Difficult Combination,” Comparative Political Studies, vol. XXVI, Nº 2, 1993; O’Donnell,
Guillermo. “Delegative Democracy,” Journal of Democracy, 1993; among others.
7 Como señala Robert Dahl, “llama la atención que ninguna de las democracias más antiguas han adoptado esta
combinación, con excepción de Costa Rica, que sin embargo, logró mantener la estabilidad de su democracia”.
(traducción propia). Esto, por un lado, destaca la singularidad del arreglo constitucional típico de la región y, por
otro, plantea interrogantes acerca de los alcances de las dificultades que tal arreglo implica para la estabilidad
democrática. Dahl, Robert. On Democracy, Yale University Press, 1998, págs. 159-160.

204 Discusión de tres tesis...


de las democracias tradicionales. La simili- Se supone también que en América La-
tud de régimen confunde acerca de las dife- tina existe una insuficiente difusión de la
rencias en la organización. ciudadanía en todos sus planos, pero cen-
Se supone que en las democracias no- tralmente en los planos civil y social.
roccidentales8 el acceso a los derechos polí- Se supone que la insuficiente difusión
ticos de la ciudadanía y la construcción del de la ciudadanía sobre la cual se estructura
régimen democrático acaecieron con poste- el régimen político democrático tiene con-
rioridad a algún grado de desarrollo de los secuencias sobre el conjunto de las dimen-
derechos civiles (y sociales). En las demo- siones de la democracia como organización
cracias noroccidentales la vigencia del Esta- social.
do de Derecho, los derechos civiles en gene- Se supone que las desigualdades socioe-
ral e incluso algunos sociales, precedieron la conómicas históricas en la región afectan el
consolidación de los derechos políticos y la estado de la democracia en América Latina
instauración democrática. En América Lati- por dos vías: dificultades para expandir la
na, los derechos políticos precedieron en ge- democracia más allá de su dimensión de ré-
neral a los derechos civiles y sociales. De es- gimen y dificultades para expandir la ciu-
ta secuencia distinta nacen fragilidades, dadanía en todos sus planos.
riesgos y desafíos, propios y singulares.
Mucho de lo que sabemos viene de nues-
tro conocimiento de las democracias noroc- Tesis III:
cidentales, pero desafortunadamente gran
parte de ese conocimiento sólo se aplica a El estado de la democracia se define por
ellas. Limitarse a ver la democracia como un su grado de desarrollo como organiza-
régimen puede llevarnos a suponer, contra- ción social y la capacidad de esa organi-
riando toda evidencia, que los países de la zación para expandir la ciudadanía, en el
América Latina son relativamente similares contexto singular de las democracias la-
a las democracias desarrolladas, que las eta- tinoamericanas.
pas de consolidación son similares, que las Analizar el estado de la democracia en
curas a sus enfermedades son parecidas o América Latina supone auscultar el grado
los riesgos de quiebre semejantes. de desarrollo de sus sociedades y de los de-
Se supone que en América Latina los de- rechos de los individuos que las integran y
rechos políticos germinaron previamente o el nivel de concreción de las esperanzas que
con simultaneidad a los derechos civiles bá- éstos depositan en sus representantes. Es
sicos. Se supone que esta particularidad en también indagar sobre su sustentabilidad, es
la secuencia de despliegue de los planos de decir, su capacidad para perdurar y perfec-
ciudadanía en América latina otorga singu- cionarse, a partir de la legitimidad que ge-
laridad a las democracias de la región. Por nera en los ciudadanos.
lo tanto, las democracias de América Latina Establecer el estado de la democracia
precisan ser entendidas en su originalidad. supone examinar el grado de desarrollo de
Sus posibilidades y sus riesgos son distintos cada uno de los siguientes planos:
a los de las democracias históricas. Tam- La organización social democrática.
bién sus curas, sus terapias, las áreas y las La ciudadanía en sus tres esferas (según
cuestiones que deben ser prioritariamente Marshall);9 civil, política y social.
atendidas. En primer lugar, tal como se expone en

8 En la definición de O’Donnell: Europa occidental, Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. O’Don-
nell, Guillermo, “Acerca del estado, la democratización y algunos problemas conceptuales. Una perspectiva lati-
noamericana con referencias a países poscomunistas”, Desarrollo Económico, Vol. 33, Buenos Aires, 1993.
9 “A riesgo de parecer un sociólogo típico, comenzaré proponiendo una división de la ciudadanía en tres partes,
pero el análisis no lo impone, en este caso, la lógica, sino la historia. Llamaré a cada una de estas tres partes o
elementos, civil, política y social. El elemento civil se compone de los derechos para la libertad individual: liber-
tad de la persona, de expresión, de pensamiento y religión, derecho a la propiedad y a establecer contratos váli-

Discusión de tres tesis... 205


la Tesis I, la noción de organización social Un grado de gobernabilidad democráti-
democrática alude a una visión global de la ca y la sustentabilidad, que a su vez supo-
democracia que descansa en el régimen po- nen:
lítico, pero no se agota en él, aun cuando to- Una agenda pública democrática.
dos y cada uno de los atributos constitutivos
del régimen pudieren alcanzar un grado re- Por otro lado, indagar sobre el estado de
levante de expresión y eficacia en una socie- la democracia supone determinar los gra-
dad dada. La existencia de un régimen polí- dos y modos de desarrollo de la ciudadanía
tico democrático que funcione con arreglo a en los países de la región en sus tres esferas
sus condiciones esenciales no supone la (civil, social y político), agrupando dere-
existencia de una organización social demo- chos y obligaciones de acuerdo a su natura-
crática y, por consiguiente, sólo informa leza y tratando de aproximarse al nivel de
parcialmente acerca del estado de la demo- existencia real de los mismos. Corresponde
cracia desde la perspectiva del proyecto. además abordar las formas en que son ejer-
La toma de partido acerca de una refle- cidos los derechos y obligaciones que cons-
xión más comprensiva de la democracia que tituyen los distintos planos de ciudadanía,
ataña a la forma de organizarse de las socie- las interacciones entre los sujetos que las en-
dades no debe interpretarse como una descon- carnan, la forma en que estos haces de dere-
sideración del valor central que el régimen chos y obligaciones coadyuvan a determinar
político tiene en una democracia moderna. El pautas y conductas concretas y, finalmente,
régimen constituye uno de los elementos de el tipo de impacto que ello conlleva sobre la
la democracia como organización social, expansión de la ciudadanía y el fortaleci-
pero la necesidad de su existencia le otorga miento de la democracia.
una centralidad indiscutible, sin la cual, el A partir de las ideas precedentes, se iden-
conjunto de los demás elementos carecerían tificaron algunas líneas de reflexión que po-
de la potencia explicativa para expresar en drían servir de ejes centrales para una revi-
clave democrática los alcances y contenidos sión crítica, a través de la solicitud de co-
de su organización. mentarios, documentos y Memoranda Sus-
En consecuencia, indagar acerca del esta- tantivos de una pluralidad de expertos.
do de la democracia como organización social
supone, por un lado, auscultar las formas, Se supone que la calidad de la democra-
grados y alcances de presencia y efectividad cia se corresponde con el grado de expan-
de cada elemento definido en la Tesis I. sión de su ciudadanía.
La existencia del régimen político. Se supone que la expansión de un esfera
El acceso sustantivo al poder del Estado de la ciudadanía, en un sistema democráti-
por parte de las autoridades electas, co no debe darse independientemente de las
Un Estado Democrático de Derecho otras. V.g. la ciudadanía civil es necesaria
(EDD), que a su vez supone: para la expansión de la social; la política pa-
La organización del poder en la socie- ra garantizar la civil y la social, etc.
dad, que a su vez supone: Se supone que la ciudadanía se fortalece
Un tipo de interacción entre el Estado y con la expansión del alcance efectivo de la
otros Estados soberanos, que a su vez supone: legalidad democrática (EDD).

dos y derecho a la justicia. Este último es de índole distinta a los restantes, porque se trata del derecho a defen-
der y hacer valer el conjunto de los derechos de una persona en igualdad con los demás, mediante los debidos
procedimientos legales. Esto nos enseña que las instituciones directamente relacionadas con los derechos civiles
son los tribunales de justicia. Por elemento político entiendo el derecho a participar en el ejercicio del poder
político como miembro de un cuerpo investido de autoridad política o como elector de sus miembros. Las ins-
tituciones correspondientes son el parlamento y las juntas del gobierno local. El elemento social abarca todo el
espectro, desde el derecho a la seguridad y a un mínimo de bienestar económico al de compartir plenamente la
herencia social y vivir la vida de un ser civilizado conforme los estándares predominantes en la sociedad. Las
instituciones directamente relacionadas son, en este caso, el sistema educativo y los servicios sociales.” T.H.
Marshall. Ciudadanía y clase social, págs. 22 y 23.

206 Discusión de tres tesis...


Se supone que la eficacia del EDD se El desarrollo insuficiente de las distintas
vincula con la calidad de las instituciones. dimensiones de la ciudadanía determina
Se supone que una escasa expansión de una limitación de la misma que horada la
la ciudadanía civil debilita la democracia. calidad de la democracia: se supone, enton-
Asimismo se supone que la inexistencia ces, que el grado de ciudadanía de baja in-
o fragilidad de mecanismos institucionales tensidad de una democracia es inversamen-
eficaces de control y rendición de cuentas te proporcional a la calidad de la misma.
debilitan la democracia.

Discusión de tres tesis... 207


■ Algunos comentarios
sobre la Tesis I

Concebir la democracia como un proceso significa, al menos, responder a 4 cuestion-


amientos: 1)¿Cuáles son las condiciones mínimas de un orden democrático que nos per-
miten afirmar que un país ha traspasado un régimen dictatorial?, 2) ¿Cuándo podemos afir-
mar que la democracia, aunque más no sea en un sentido mínimo, se ha convertido en el
único juego político en un país?, 3) ¿Cuándo podemos concluir que la consolidación
democrática se ha convertido en un bien estable y de largo plazo, capaz de atravesar exi-
tosamente los más diversos tipos de crisis y problemas severos?, y 4) ¿Se han estableci-
do instituciones fuertes y eficientes que actúan en beneficio de una mejor calidad de
democracia? Además de enfrentar estos desafíos, un estudio profundo de las democracias
latinoamericanas debe incluir entre sus principios una toma de postura explícita acerca de
cuál es el mejor sistema institucional. En este sentido, se afirma que el presidencialismo,
en todo el mundo, incluidos los Estados Unidos, es un sistema pobre en términos de su
aporte a la estabilidad democrática y las herramientas institucionales que aportan a la de-
mocratización.

Andrew Arato* objetivo, debería convertirse en una tesis


genuina, lo cual se puede lograr de dos ma-
neras: desde el punto de vista normativo y
1. ¿Una tesis o una definición? Tal como desde la teoría empírica respectivamente.
está redactada, la Tesis I no es una tesis sino Tesis Ia. (versión normativa): Para po-
una definición. No se puede rebatir una de- der cumplir con las normas democráticas
finición, que no puede ser ni verdadera ni fundamentales de igualdad y autonomía
falsa. Hay quienes sostienen que la demo- política, la democracia no debería conce-
cracia es un conjunto de procedimientos li- birse simplemente como un régimen polí-
mitados para la selección de los líderes; tico, sino como una forma de organización
otros dicen que es la organización general del poder que afecta a la totalidad de la so-
del todo social que permite, en las socieda- ciedad [o mejor dicho: a varias dimensio-
des conflictivas, la expansión de la ciudada- nes de la sociedad]…, etc.
nía. Ninguna de estas aseveraciones es co- Tesis Ib. (versión empírica): Para esta-
rrecta o errónea. Ambas pueden ser útiles blecer, estabilizar y expandir la legitimidad
para algunos fines. Y ambas pueden ser mal de un régimen político basado en eleccio-
utilizadas: la primera para promulgar de- nes libres y un gobierno representativo, las
mocracias sociales bastante autoritarias; la instituciones y las prácticas democráticas
segunda para denunciar a las menos autori- [o mejor dicho: las instituciones y las
tarias como antidemocráticas. prácticas complementarias] deben estar
2. Un punto de vista normativo y otro difundidas en la totalidad de la sociedad
empírico. Obviamente, la Tesis I, tal como [o mejor dicho: en muchas otras dimensio-
está redactada, sólo se proponía evitar el nes de la sociedad]…, etc.
primero de estos usos erróneos y, en el 3. Problemas analíticos. Ambas pro-
contexto latinoamericano, ese objetivo po- puestas, Ia y Ib, están claramente implícitas
dría estar justificado. Pero, para cumplir su en la Tesis I. Sin embargo, es importante

* Dorothy Hirshon Professor in Political and Social Theory. Graduate Faculty, New School University, New York.

Algunos comentarios sobre la Tesis I 209


saber cuál es la que se convierte en la idea tibles con la democracia política.
principal del desarrollo de la democracia. La tesis más fuerte, la que está implícita
Si ambas van a desempeñar ese rol, debería en la versión normativa de la Tesis I, ten-
aclararse su relación. Es más, tal como in- dría que proponer ceteris paribus para la
dican los corchetes, cada tesis tiene una democratización de todas las dimensiones
versión fuerte y una versión débil. En mi de la vida social: inclusive las instituciones
opinión, los textos oscilan entre varios ar- y prácticas económicas, culturales, religio-
gumentos débiles y fuertes de este tipo por sas, familiares y educativas. Esa tesis mar-
tres problemas fundamentales: a) El pri- xista, socialista y utópica o democrática,
mero es el significado de la frase “la totali- radical y anarquista probablemente no sea
dad de la sociedad”, que está relacionada la intención de este trabajo. La tesis más
con la decisión elemental entre una tesis débil implicaría solamente que algunas ins-
normativa y una tesis empírica. b) El se- tituciones sociales deberían estar estructu-
gundo es la taxonomía confusa que divide radas de manera tal que fueran comple-
las dimensiones de la sociedad en catego- mentarias de los objetivos de un régimen
rías que continuamente se superponen, ha- político democrático. Es casi una certeza
ciendo que algunas resulten redundantes. que la tesis I va más allá de todo esto, aun
Este último problema es particularmente en su versión empírica, ya que, después de
grave en lo que concierne a la versión em- Tocqueville, resulta muy difícil imaginar
pírica de la tesis, ya que el término clave ré- que existe una isla gubernamental demo-
gimen político se presenta de manera tan crática en un mar de antidemocracia. Sin
ambigua que, en principio, su relación con embargo, dado que la mayoría de las cate-
otras dimensiones sociales no se puede ex- gorías de la presentación se refieren a rela-
plorar. c) El tercero es la falta de claridad ciones complementarias, la idea de una
con respecto a si la democracia, tal como se participación y una responsabilidad demo-
la utiliza aquí, se referirá a una sociedad crática en la sociedad civil y en la esfera pú-
que cumplió con algunos criterios necesa- blica y sus precondiciones juegan aquí un
rios para ser definida como tal o a un obje- papel menor.
tivo máximo (tal vez en constante retroce- A mí me interesaría mucho expandir
so) de democratización. Analizaré estos la discusión en lo que concierne al papel
tres problemas de a uno por vez. de las ONG, los movimientos sociales y su
3a. La totalidad de la sociedad: ¿demo- organización democrática interna si los
crática o moderna (complementaria)? Las autores coinciden en que son importantes
frases “la democracia es una forma de or- para la consolidación de la democracia y
ganización de la sociedad” y, particular- su calidad normativa. Pero incluso la lista
mente, “una forma de organización del de objetivos cuya organización debería
poder que afecta a la totalidad de la socie- simplemente complementar la democracia
dad” son muy ambiciosas y demasiado no parece ser completa. Entre las áreas
abarcadoras, mientras que la expresión que supuestamente no han de democrati-
que se refiere a una “organización que des- zarse, principalmente la empresa capita-
cansa en un régimen político, pero lo exce- lista, las iglesias y el ejército, tal vez exis-
de ampliamente” (una expresión que está tan relaciones complementarias impor-
más en línea con la elaboración real del ar- tantes que deberían estar más destacadas
gumento) no lo es, o no lo es necesaria- aquí: por ejemplo, la exclusión de la ges-
mente. Hay una gran diferencia entre decir tión empresaria (no democrática) y de sus
que todas las dimensiones de la sociedad dueños de la política a través del financia-
(instituciones, formas de interacción, dis- miento público de las elecciones, el control
cursos, prácticas, formales e informales) civil del ejército (no democrático), la sepa-
deberían democratizarse o que sólo algu- ración de las iglesias (en su mayoría no de-
nas de ellas deberían hacerlo. Hay una se- mocráticas) y el estado. En general, mien-
gunda diferencia entre democratizar toda tras que la administración de estos y otros
la sociedad y sus partes y que sean compa- ámbitos no puede ser plenamente demo-

210 Algunos comentarios sobre la Tesis I


crática, es importante garantizar una edu- de los regímenes son designables por nego-
cación profesional de las autoridades que, ciadores de mesas redondas, redactores de
entre otras cosas, inculque los límites que la constitución o legisladores, según sea el
una determinada institución burocrática caso. Pero también lo son algunos elemen-
debe observar. tos (si no todos) bajo los encabezamientos
Para resumir esta crítica: la tensión en- del imperio de la ley y el poder del estado.
tre una expresión abiertamente normativa Sin embargo, hay aspectos altamente desea-
y utópica de la tesis y una elaboración bá- bles en casi todos los encabezamientos de
sicamente empírica y cautelosa debería re- no régimen que no se pueden designar en el
ducirse probablemente moderando y mo- mismo sentido ya sea porque las decisiones
dulando la tesis y expandiendo y, de algu- afectan a actores externos (soberanía en el
na manera, radicalizando la elaboración. sentido internacional), porque desafían la
3b. Régimen o sociedad: lo designable y lo planificación y la administración directa
deseable. El problema de una formulación (legitimidad) o porque pueden ser el resul-
abiertamente exigente de la Tesis y una ela- tado de intentos de designación indirectos
boración mucho menos radical está exacer- y multifacéticos a largo plazo (en el mejor
bado por algunas imprecisiones taxonómi- de los casos, parcialmente; por ejemplo, el
cas. Tal vez no sea demasiado exigente en el rol del debate público).
caso de la versión normativa de la tesis que Me parece muy importante para la ver-
las siete áreas enumeradas como los “prin- sión empírica de la tesis (y hasta para la
cipales elementos” de la “democracia como normativa) hacer una diferenciación entre
una organización social” se crucen y se su- lo deseable y lo designable en la presenta-
perpongan de diferentes maneras que a mí ción, e incluso quizá distinguir analítica-
me resulta imposible enumerar en este es- mente los elementos que son designables
pacio (estado bajo dos rúbricas; libertades en diferentes sentidos.
bajo dos encabezamientos; separación de 3c. Qué democracia: ¿poliarquía, utopía
los poderes en el imperio de la ley como si o proceso? Lamentablemente, el elemento
no fuera un componente fundamental del de la temporalidad no aparece en la pre-
régimen, etc.). Estas superposiciones se sentación, que más o menos sigue el con-
vuelven problemáticas, sin embargo, en la cepto de poliarquía de Dahl al definir la di-
versión empírica de la tesis, convirtiéndola, mensión procesal de los regímenes, pero
en parte, en una tautología. (Por ejemplo, no adopta su modelo de poliarquía-demo-
para tener libertad de asociación y de ex- cracia de dos etapas. Por lo tanto, la pre-
presión a nivel del régimen, debemos tener gunta qué es la democracia en el sentido
libertades políticas y derechos civiles.) Tal procesal, que sería crucial para evaluar las
vez resulte relativamente fácil solucionar democracias nuevas o renovadas de Amé-
este tipo de problemas haciendo virar la di- rica Latina, no sólo nunca se formula, sino
mensión de no régimen hacia la cultura que se pierde en una presentación que apa-
política (en este caso: apoyando las liberta- rentemente pone las cuestiones relaciona-
des y los derechos) o hacia una dimensión das con diferentes temporalidades en el
claramente de no régimen como las ONG o mismo nivel.
el sistema educativo o lo que fuera, y esto El resultado final es que los lectores que
debería hacerse en el momento de la refor- se concentran en diferentes secciones del ar-
mulación. Pero me parece muy importante gumento pueden pensar que se está traba-
llegar a una definición de régimen que sea jando con un concepto de democracia de-
suficiente pero no excesivamente amplia masiado minimalista o demasiado totaliza-
por razones que van más allá de una simple dor. El hecho de que se esté haciendo ambas
taxonomía. cosas al mismo tiempo no es malo en abso-
Tengo en mente la confusión implícita luto, pero sería importante determinar la re-
en el texto entre lo que yo llamaría “lo de- lación entre mínimo procesal y utopía en el
signable” y “lo deseable”. Los nueve elemen- argumento. Esto se podría lograr volviendo
tos enumerados en la dimensión procesal a presentar el proceso, lo cual podría y debe-

Algunos comentarios sobre la Tesis I 211


ría hacerse de una manera más diferenciada elecciones hechas por los líderes y los acti-
de la que utilizó el propio Dahl. vistas partidarios. La designación puede ser
4. La democracia como proceso. En de cierta ayuda si se eligen leyes electorales
realidad, existen tres o cuatro interrogantes y sistemas de financiamiento electoral
cruciales que deben formularse en relación apropiados. Cuando se trata de la estabili-
con la democracia como proceso. Primero: dad a largo plazo, sería mejor admitir, al de-
¿cuáles son las condiciones mínimas de un linear estas condiciones, que muchas o al-
orden democrático que nos permitan afir- gunas de ellas no se pueden designar al me-
mar que se traspasó el umbral de las dicta- nos directamente o a nivel de los países in-
duras o semidictaduras? (el interrogante dividuales o incluso de regiones enteras de
sobre la transición). Segundo: ¿cuándo po- América Latina. Sin embargo, la evaluación
demos afirmar que la democracia, aunque de la democracia y el desarrollo democráti-
más no sea en un sentido mínimo, se con- co no puede estar atada a juicios relativos a
virtió en el único juego político en un país? la estabilidad a largo plazo. Finalmente, hay
(el interrogante sobre la consolidación). que tener cuidado con la desiderata norma-
Tercero: ¿cuándo podemos decir que esa tiva que debería afirmarse, pero cuya com-
consolidación en sí misma se vuelve estable patibilidad con las democracias aún no
a largo plazo, no importa cómo esté defini- consolidadas o estabilizadas debe plantear-
da, y que es capaz de atravesar exitosamen- se como un problema.
te crisis políticas, económicas o culturales 5. Qué democracia: la cuestión de la
serias? (el interrogante sobre la estabiliza- elección institucional. Aquí me entrometo
ción). Y cuarto, y particularmente impor- en la Tesis II, que en su segunda etapa dis-
tante para la versión normativa de la tesis, cute la opción constitucional ya tomada o
¿se establecieron instituciones que pueden renovada de un sistema presidencial, que se
favorecer el surgimiento de una democra- trata como una “singularidad” hoy propia
cia de mayor calidad? (el interrogante so- de las democracias en América Latina.
bre la calidad de final abierto). Me da la Creo que es un grave error admitir este he-
impresión de que todos estos interrogantes cho empírico muy real en un ejercicio teó-
están implícitos en uno u otro tramo de la rico y analítico que intenta evaluar la de-
presentación, pero sin claridad sistemática. mocracia y la estabilidad democrática. Es
Hasta el interrogante más obvio y esencial, cierto, obviamente, que la literatura acadé-
en otras palabras, como por ejemplo cuáles mica sobre este tema está dividida (Linz,
son los requisitos mínimos de la democra- Sartori et al. enfrentados al presidencialis-
cia, no encuentra respuesta por no estar mo; Mainwaring, Shugart et al., en defensa
claramente formulado. de estos sistemas al menos si se los combi-
El concepto de la dimensión procesal, es na con acuerdos electorales adecuados).
decir, la poliarquía de Dahl tal como se re- No creo que sea una buena idea no to-
produce aquí, no satisface plenamente una mar postura sobre este tema. Yo personal-
definición mínima porque excluye los dere- mente diría que el presidencialismo en to-
chos civiles y personales (más allá de los de das partes, incluidos los Estados Unidos, es
asociación y expresión) sin los cuales las un sistema pobre en términos de estabilidad
elecciones libres no son posibles. Afortuna- democrática y de la posibilidad de una ma-
damente, todo en la definición mínima se- yor democratización. La tentación plebisci-
ría designable, como lo son, en mi opinión, taria no se puede eliminar del modelo y es
muchos de los elementos institucionales incompatible con el concepto de democracia
necesarios para la consolidación de la de- desarrollado en este proyecto. En momentos
mocracia que, por sobre todo, tienen que de crisis graves, la oscilación de los sistemas
ver con las relaciones entre estado y régi- entre el estancamiento y las violaciones au-
men. Aquí, sin embargo, un elemento pre- toritarias de la legalidad es especialmente pe-
senta una dificultad: el problema de los ligrosa. La única razón por la que los defen-
partidos y los sistemas partidarios que, en sores del presidencialismo pueden apuntar
cierta medida, siempre es el resultado de a un éxito a largo plazo más allá del caso un

212 Algunos comentarios sobre la Tesis I


tanto dudoso de los Estados Unidos es por- No creo, por supuesto, que un proyecto
que implícita o explícitamente incluyen for- tenga que analizar nuevamente el pleno de-
mas semipresidenciales. bate sobre el presidencialismo. Pero si los
En cambio, los críticos del presidencia- organizadores y los autores creen que este
lismo, con excepción de Sartori, tienden a tipo de régimen sigue siendo un problema,
perder la batalla política porque conside- con o sin una representación proporcional,
ran como alternativa básica el gobierno deberían decirlo. Si no lo hacen, el estudio
parlamentario y no el semipresidencialis- inevitablemente será utilizado por los de-
mo. Es cierto que ningún electorado algu- fensores del sistema establecido. Incluso eso
na vez se negó voluntariamente a la elec- no sería un problema si la opción ya no
ción directa del ejecutivo una vez estableci- existiera en ninguna parte. Pero, tal como
do, especialmente en un referéndum, y no demuestran algunos acontecimientos en
neutralizaría el significado de estas eleccio- países como Perú y la Argentina, ya existen
nes directas reduciendo voluntariamente el algunas medidas en la región tendientes a
papel del presidente de una república al de que los gobiernos sean responsables ante la
una figura meramente simbólica. Sin em- legislatura. En otras partes, como el caso de
bargo, cabe observar también que, en el pe- México, la versión del presidencialismo ac-
ríodo actual, ninguna democracia nueva tualmente en vigencia puede conducir a se-
en otras partes del mundo donde la opción rios problemas de gobernabilidad en el cor-
no estaba cerrada por razones tradiciona- to plazo. Aquí también debería replantearse
les o por imposición presidencial adoptó el interrogante, si no la opción. Un proyecto
un sistema plenamente presidencial. Por importante debería, por lo menos, sumar
supuesto, ni la tradición ni la imposición un aporte a las discusiones donde éstas ya
deberían ser nuestra guía aquí y ahora. tienen lugar.

Algunos comentarios sobre la Tesis I 213


■ Desarrollo democrático en América
Latina: su condición, las
percepciones de sus ciudadanos,
indicadores y agenda

Uno de los mayores problemas de las democracias latinoamericanas es la presencia de ins-


tituciones inestables en el contexto de una estructura crecientemente consolidada de ine-
quidades sociales. Tanto las contingencias económicas como un contexto internacional
permisivo a los embates de los asuntos domésticos condujeron a una progresiva limitación
de la democratización en los países latinoamericanos. ¿Cómo pueden fortalecerse las de-
mocracias de la región en este contexto económico e internacional hostil?
La naturaleza de la democracia como forma de organización de la sociedad ha sido afecta-
da por una trayectoria particular de progresiva adaptación de las instituciones políticas a la
lógica de una nueva definición de eficacia económica, que produjo importantes consecuen-
cias en el tipo de relación entre estado y sociedad, en los aspectos del funcionamiento ins-
titucional de la gobernabilidad, y en las formas de organización del poder en la sociedad.

Renato Boschi* na brasileña. A pesar de sentirme abrumado


por el crudo realismo de mi interlocutor, no
Mientras dictaba una cátedra de Cien- podía compartir su pesimismo y le respon-
cias Sociales Brasileñas en Francia a princi- dí estableciendo un contraste entre su per-
pios de este año, me topé con una observa- cepción como analista francés y, supuesta-
ción perpleja formulada por un colega fran- mente, la visión de un observador nortea-
cés en un debate sobre las perspectivas de la mericano frente a la misma realidad. Los in-
democracia en Brasil. Él se sentía intrigado telectuales franceses son muy sensibles a las
por el hecho de que, en la última década, la paradojas y, por lo general, son proclives a
expansión de los derechos políticos junto encontrar una cada vez que pueden; los
con la frecuencia de las elecciones y la rela- norteamericanos, en cambio, suelen ofrecer
tiva estabilidad de los procedimientos de- recetas institucionales que no se atreverían a
mocráticos formales tal vez fueran los as- aplicar en su país cada vez que identifican
pectos más salientes de la política brasileña, algo que, a su entender, no funciona bien en
pero no entendía cómo esos procesos po- contextos sociales diferentes al suyo.
dían convivir con los crecientes niveles de Para encontrarle una respuesta a esta
desigualdad social, otra característica del distorsión particular —la gigantesca brecha
período. El se basaba en esta aparente para- entre la democracia formal y sustantiva en
doja para pronosticar un panorama som- Brasil y en otras partes de América Lati-
brío en el que se produciría una erosión de na—, no es necesario calificar esta relación
las instituciones políticas y un nuevo retro- (tensa) de paradójica ni señalar una canti-
ceso de la democracia, tal como había suce- dad de instituciones (posiblemente) defec-
dido a lo largo de toda la historia republica- tuosas que necesitan una reforma (drásti-

Comentarios sobre la Tesis I: “La democracia es una forma de organización de la sociedad. Esa organización se
basa en un régimen político, pero excede este concepto”.
* Ph. D. en ciencia política, University of Michigan. Professor at Instituto Universitario de Pesquisas de Río de
Janeiro (IUPERJ), Brazil. Areas de interesse: Estado, Formacao do Estado e Políticas Públicas; Regimes Políticos
e Democratizacao, em Perspectiva Comparada; Estado, Mercado e Intermediacao de Interesses; Asociativismo,
Participacao, Política Urbana.

Algunos comentarios sobre la Tesis I 215


ca). En verdad, en aquellos períodos en los económicas y la condición periférica de
que existían instituciones democráticas, su América Latina en el sistema internacional.
aporte era mínimo o prácticamente nulo a La naturaleza del debate anterior ha sido
la hora de mejorar los niveles de vida de la evocada porque captura simultáneamente
mayor parte de la población. También es tanto las virtudes como algunos de los pro-
cierto, dependiendo de algunas característi- blemas incluidos en la Tesis I tal como se ex-
cas del contexto, que la matriz institucional plicó anteriormente en términos amplios,
que combina presidencialismo, representa- independientemente de las Tesis II y III. En
ción proporcional y un sistema multiparti- primer lugar, la Tesis I constituye un con-
dario condujo a la inestabilidad. Pero, ¿có- junto de principios y desiderata, una especie
mo ajustar los tiempos de la institucionali- de poliarquía típica e ideal para contrastar
zación de la democracia y su capacidad pa- con las Tesis II y III, donde deberían tenerse
ra lograr algunos resultados concretos espe- en cuenta los elementos de determinadas
rados? Seguramente, el problema de la de- trayectorias históricas y el nivel específico
mocracia latinoamericana tiene que ver, en de desarrollo de cada sociedad latinoameri-
este sentido, con la presencia de institucio- cana, respectivamente.
nes democráticas muy inestables en el con- Pero antes de zambullirnos en conside-
texto de una estructura de desigualdades raciones más específicas, se impone una ad-
cada vez más estable y arraigada. vertencia. La valoración de la Tesis I parece
Sin embargo, no es una paradoja desta- estar rodeada de interrogantes de índole
car la coexistencia de la democracia formal metodológica. Ante todo, ¿la democracia es
y de las prolongadas desigualdades estruc- una variable dependiente o independiente
turadas, de la misma manera que no se van en la arquitectura del argumento? Por ser de
a alcanzar resultados sustantivos en el corto una naturaleza ideal que podría evitar una
plazo identificando una determinaba com- visión cuantitativa del desempeño de los di-
binación institucional como la responsable ferentes países en varios atributos, ¿cómo se
de la ineficiencia y proponiendo experi- relacionaría la agenda propuesta con la de-
mentos de reforma. Más bien, tal vez lo que pendencia de la trayectoria, por un lado, y
finalmente permita frenar la estructura de con el contexto, por el otro? En otras pala-
inequidades aparentemente inflexible y bras, si el legado histórico en América Lati-
consolidada con el tiempo sea un contexto na no favorece la democracia, el contexto
de instituciones de democracia formal cada tampoco lo hace, tanto desde un punto de
vez más estables, sujetas a cambios sólo vista económico como desde la perspectiva
marginales, junto con algunos progresos de las características del sistema internacio-
cruciales a nivel de las relaciones sociales. nal, empezando por la coyuntura de la Gue-
Por otra parte, también existe una cantidad rra Fría hasta llegar al escenario actual de
de condiciones —algunas de ellas vincula- predominio de la violencia y del terrorismo
das a una ingeniería institucional específica; internacional.
otras, a un contexto social subyacente y a la Tanto las contingencias económicas co-
naturaleza de las elecciones tomadas en ca- mo un contexto internacional permisivo a
da contexto doméstico en particular, y los embates de los asuntos domésticos con-
otras, más allá del control de los gobiernos dujeron a limitaciones de la democracia en
en diferentes países— que se combinan pa- la periferia. Estos dos aspectos combinados
ra determinar la calidad de la democracia en crean, en realidad, una atmósfera interna-
América Latina. Por cierto, una agenda para cional por lo general muy hostil con la de-
una evaluación exhaustiva y a la vez realista mocracia, el respeto por los derechos civi-
de la democracia en la región va más allá de les, la soberanía y demás. De esta manera,
lo que propone una perspectiva institucio- sean cuales fueren los requerimientos en
nal acotada y minimalista, pero ciertamente una definición típica e ideal, la democracia
no tanto como para incluir una cantidad ex- en el eje formal no produciría los mismos
cesiva de objetivos a nivel sustantivo, sobre resultados que genera en los contextos
todo si se tienen en cuenta las limitaciones “avanzados” de las democracias originales.

216 Algunos comentarios sobre la Tesis I


Una perspectiva combinada, en este sen- para hacer frente a las incertidumbres de los
tido, permitiría una mejor consideración de resultados producidos por las elecciones,
la democracia tanto en su moción expansi- descartando otros aspectos y procesos de
va como regresiva, sin el riesgo de caer en cambio cultural —sobre todo, la dimensión
una descalificación. Por lo tanto, resulta asociativa— como ingredientes igualmente
muy difícil analizar la Tesis I como una importantes.
agenda típica e ideal, sin invadir las Tesis II Por otra parte, al ser tan estricta en
y III, donde se desarrollan algunas de estas cuanto a una gran cantidad de elementos,
cuestiones. Quizá, cuando se las analiza en prerrequisitos y condiciones, la tesis plantea
términos de sus elementos constitutivos, y a un menú tan olímpico que prácticamente
la luz de las Tesis II y III, podrían superarse no permite que haya ganadores. ¿Cómo se
algunas de las limitaciones metodológicas pueden llegar a cumplir algunas de las con-
sugeridas anteriormente en lo que concier- diciones si tienen tantas ataduras externas
ne al argumento central. Por lo tanto, y pa- o si están sobredeterminadas por procesos
ra hacer justicia con la formulación presen- que no pertenecen al ámbito democrático
tada para nuestra consideración, los comen- sino al marco de contingencias económicas
tarios que siguen pueden ser objeto de una presentes en la lógica del sistema interna-
reevaluación. cional? ¿Cómo se pueden alcanzar algunos
Teniendo en cuenta algunos de los ma- de los objetivos si directamente no existen
lestares que afligen a las democracias lati- ni siquiera en los países centrales?
noamericanas, la tesis intenta capturar la Asimismo, el marco propuesto desesti-
esencia de un estado de democracia consi- ma los tiempos, los ritmos y las secuencias
derado sin caer presa ni de una perspectiva en su formulación más amplia. ¿Cómo inte-
institucionalista limitada que elogie la con- ractúan el corto y el largo plazo en las com-
solidación de las reglas del juego por sí mis- plejas relaciones entre el estado y la socie-
ma ni de una visión reformista instrumen- dad? La definición englobadora no aborda
tal que defienda la gobernabilidad en el cor- el problema de los diferentes grados de arti-
to plazo, en línea con lo que se expuso ante- culación entre estado y sociedad, si se pien-
riormente. De hecho, expandida como está sa sincrónicamente en una cantidad de ca-
como una forma de organización social, la sos, y los diferentes ritmos de esta interpe-
definición de democracia presentada en la netración, si se piensa diacrónicamente en
Tesis I aborda el nivel en el cual la democra- cada caso en particular. Lo único que hace
cia parece ser más difícil de alcanzar en es expresar la presunción de que “una míni-
América Latina y en el que tienden a produ- ma expansión de la ciudadanía civil debilita
cirse las prácticas menos democráticas, co- la democracia”.
mo el clientelismo, la corrupción, la pro- ¿Existen umbrales para la “ciudadanía de
miscuidad de los ámbitos público y privado, baja intensidad” o éste es un atributo que
los mecanismos informales de acceso al Es- hay que evaluar en relación con otras di-
tado, la violación de los derechos, entre mensiones de la vida social en cada país o
otras cosas. entre sí? ¿Cuál es la dirección de cambio
En segundo lugar, esta definición am- prevista en la relación entre estado y socie-
pliada también tiene la ventaja de abordar el dad, en particular en términos de redefinir
nivel crucial de la cultura política, en la me- la relación entre lo público y lo privado, que
dida en que resalta la dimensión del com- se alteró por completo tras las reformas
portamiento y la manera en que los ciuda- orientadas hacia el mercado? ¿A dónde con-
danos en general, más allá del nivel de las ducen los nuevos desarrollos instituciona-
elites, logran internalizar una perspectiva les, tales como la descentralización de las
cívica. Como se sabe, y tal como conviene políticas públicas, los mecanismos de go-
destacar aquí, el énfasis en la institucionali- bernancia que involucran a la sociedad y al
zación de los aspectos procesales sólo tiende sector público, los consejos a nivel local, los
a concentrarse en la democracia como una presupuestos participativos, las cooperati-
competencia entre elites y en su capacidad vas y otras novedades de esta índole? ¿Acaso

Algunos comentarios sobre la Tesis I 217


favorecen la emancipación o presuponen giere una amalgama en la que las desigual-
esfuerzos de acción colectiva adicionales de dades de poder son tanto la causa como la
parte de los segmentos de menores recursos consecuencia de un determinado régimen
de la población? Estos son algunos de los in- político (un dilema que tal vez sea intrínse-
terrogantes que me vienen a la mente. co a las instituciones como medios y objetos
Como se dijo anteriormente, el aspecto de cambio). En segundo lugar, esta amalga-
positivo de la Tesis I a la hora de evaluar la ma también implica (o da a entender) una
democracia latinoamericana tiene que ver cierta sincronía y falta de diferenciación de
con la naturaleza más abarcadora de la defi- los procesos y los elementos constitutivos
nición que incluye una cantidad de elemen- relacionados con el acceso a las institucio-
tos ignorados, y normalmente asumidos co- nes de poder. En particular, aquellos que
mo un hecho, en las definiciones minimalis- tienen que ver con instrumentos formales
tas de democracia. La concepción de demo- vs. informales, y la disponibilidad de recur-
cracia como “una forma de organización de sos para una acción colectiva destinada a
la sociedad viable gracias a un determinado expandir la ciudadanía civil, política y so-
régimen político y otros elementos que lo cial. En otras palabras, la desiderata de un
exceden”, que a su vez “podría abordar las régimen político inclusivo, el acceso sustan-
inequidades que surgen de las desigualdades tivo al poder estatal, una aplicación exhaus-
de poder”, intenta articular una cantidad de tiva del imperio de la ley y formas equitati-
elementos institucionales exhaustivos con el vas de organización del poder en la sociedad
contexto social de manera tal que ningún pueden ocurrir con diferentes tiempos y
aspecto significativo se presuponga implíci- con cierta independencia entre sí.
tamente o se descarte indebidamente. Es Para volver a introducir una jerga pasa-
más, vincula específicamente los aspectos da de moda en el análisis de la realidad so-
procesales formales con la expansión de la cial y política latinoamericana, distinta de
ciudadanía como una condición necesaria una situación típica e ideal, los procesos rea-
aunque tal vez insuficiente. les en cada uno de los elementos anteriores
En otras palabras, se considera que el ré- pueden revelar asincronías, causalidades
gimen político es instrumental para lograr mutuas y, por lo tanto, combinaciones y re-
resultados sustantivos con el tiempo, no im- sultados diferentes. Sin duda, en lo que con-
porta cuál pudiera ser la definición de ese cierne al régimen político, se reconocen di-
marco temporal, y mucho más si incluye un ferentes grados de desarrollo en cada uno de
conjunto de atributos definidos explícita- los atributos como una posibilidad empíri-
mente en la dimensión procesal de acceso a ca que caracteriza el estado de la democra-
los puestos de poder. En un marco temporal cia en cada caso y en cada trayectoria, cuan-
relativamente indefinido, la concepción de do se especifica la tesis.
la democracia como una forma de organi- La naturaleza bidimensional del régi-
zación de la sociedad con resultados o con- men político, que consiste en la interrela-
secuencias concretos en términos de la ex- ción del estado y la nación, también da
pansión de la ciudadanía en sus dimensio- cuenta de este reconocimiento de los tiem-
nes civil, política y social también combina pos y los ritmos relativamente independien-
un elemento relativamente estático del régi- tes de cada esfera o ámbito. Como bien se
men político —la estabilidad de las institu- sabe, en muchos países latinoamericanos,
ciones— con un elemento dinámico: la idea una de las principales disparidades que cau-
de la democracia como un proceso y no co- san un mal desempeño en el eje de la ciuda-
mo un punto de llegada o de partida. danía tiene que ver con la desigualdad del
Tal como se sugirió anteriormente, el proceso de penetración del estado en la na-
problema, por otra parte, tiene que ver con ción, tanto en términos de alcance como de
la identificación del proceso de cambio im- magnitud. El Estado no extendió su domi-
plícito en la definición de democracia como nio en todas las partes del territorio, y lo hi-
forma de organización. En primer lugar, co- zo con diferentes grados de intensidad en
mo forma de organización, el concepto su- diferentes zonas, generando así regionalis-

218 Algunos comentarios sobre la Tesis I


mos y otras formas potenciales de facciona- Esto es precisamente lo que sucede cuando
lismo que limitan la eficacia y ponen en verificamos la dimensión procesal frente al
riesgo la legitimidad de los acuerdos demo- quinto elemento, el desiderátum de que las
cráticos. opciones internas no se vean alteradas por
Sin embargo, existen otros tipos de asin- imposiciones externas. No sólo las priorida-
cronías vinculadas a cada uno de los siete des de los mercados financieros y la llama-
elementos constitutivos de la democracia y da lógica de la globalización limitaron el
entre sí. Tomemos, por ejemplo, la dimen- proceso electoral de una manera significa-
sión procesal del régimen político en térmi- tiva, sino que, en algunos casos recientes,
nos de quién gana acceso a los cargos del las opciones reales también fueron objeto
gobierno, y las formas y canales para lograr- de presiones internacionales y cuestiona-
lo. Esta dimensión, en realidad, registró un mientos por parte de poderes ajenos al te-
importante progreso en varios países, como rritorio, tal como queda ilustrado en el in-
lo reconocen diferentes abordajes, ya sea en tento de golpe de estado contra Chávez en
la perspectiva que destaca el aspecto de la Venezuela y en una serie de acontecimientos
consolidación o en una más crítica que de- recientes y no tanto. En este sentido, ¿cómo
fine a la delegación como una característica se puede considerar a esa condición una ca-
de los procesos electorales. racterística intrínseca de los procesos demo-
En Brasil, no sólo el eje de los derechos cráticos cuando es evidente que puede ser el
políticos ganó terreno después del retorno a resultado, precisamente, de una falta de
la democracia civil, con una expansión sig- orientación democrática en la política ex-
nificativa del universo político, sino también terna de una potencia hegemónica?
las elecciones se volvieron el centro de la di- Otro elemento que podría considerarse
námica social, con una alta exposición en los como un componente “externo” de la de-
medios, campañas que movilizan a vastos mocracia en un sentido acotado tiene que
segmentos de la población, un proceso de ver con la manera en que los factores econó-
emisión y recuento de votos sumamente micos restringen los acuerdos democráticos
moderno, eficiente e informatizado, fre- internos. En consecuencia, la sumisión ge-
cuentes encuestas de opinión que se super- neral de los procesos políticos al desempeño
visan a diario, etc. Esto, en realidad, consti- económico tuvo consecuencias dramáticas
tuye un espectáculo de gran magnitud en el en términos de otro elemento entre los siete
ejercicio de la democracia, un espectáculo que conforman las características deseadas
que involucró cada vez más a la ciudadanía de la democracia como organización social.
en las prácticas democráticas, con posibles Tiene que ver con el grado de gobernancia
impactos positivos a largo plazo en la di- y sustentabilidad democrática que, a su vez,
mensión del comportamiento, en lo que tie- dependen supuestamente de la legitimidad
ne que ver con crear y difundir una cultura de las instituciones y de los actores. A dife-
verdaderamente cívica. En un sentido, ex- rencia de otros elementos, en este caso par-
cepto tal vez por el control público del finan- ticular, el marco temporal (sustentabilidad)
ciamiento de las campañas, es un proceso se evoca explícitamente para mejorar la go-
que tiene ventajas considerables frente a su bernancia y para la continua regeneración
contrapartida en una democracia “avanza- del poder del estado. Da la casualidad que,
da”, tal como quedó de manifiesto en la na- en toda América Latina, la secuela de las re-
turaleza altamente polémica de la última formas económicas fue un estado más débil
elección presidencial en Estados Unidos. en cuanto a su capacidad para implementar
Los progresos que se obtuvieron diacró- una política social (y, por lo tanto, expandir
nicamente en esta dimensión pueden, sin la ciudadanía social), combinado con un
embargo, verse neutralizados sincrónica- ejecutivo cada vez más fuerte frente a las
mente por un desempeño pobre en otros otras ramas del gobierno, y el ejercicio arbi-
elementos de la democracia como organiza- trario de gobernancia liderado por una tec-
ción social o simplemente por la subordina- nocracia supuestamente iluminada guiada
ción de la política a procesos económicos. por principios de eficiencia económica.

Algunos comentarios sobre la Tesis I 219


Por extensión, la última condición, vin- terno generalizado que impida cualquier
culada a la capacidad del sistema para solu- elección y proceso decididos desde adentro,
cionar sus dilemas mediante el debate pú- sino simplemente destacar que, incluso co-
blico, también se vio amenazada por un cre- mo una condición para la democracia, cier-
ciente aislamiento del proceso de toma de ta desiderata que extrapole el dominio de
decisiones materializado en la necesidad de los procesos específicamente políticos e in-
agencias de regulación económica supuesta- ternos puede prestarse a una posible desca-
mente autónomas e independientes. El esta- lificación de las democracias existentes.
do empezó a dar más respuestas a una can- A continuación, me concentraré en los
tidad de inversores invisibles provenientes tres elementos restantes de la democracia
del exterior que a cualquiera de los actores como organización social que aún no fue-
domésticos estratégicos previos, entre ellos ron mencionados: el poder del estado, el
los propios consumidores-ciudadanos. El imperio de la ley y la organización del po-
escenario de posprivatización y apertura co- der en la sociedad. La consideración de ca-
mercial, a decir verdad, cambió drástica- da uno de ellos nos hace reparar en algu-
mente las relaciones estratégicas entre los nas asincronías y causalidades mutuas adi-
actores y el estado, y de este último con la cionales que vale la pena mencionar y que
nación, así como los patrones de interven- no surgen en una simple enumeración de
ción estatal en la economía. Una vez más, condiciones.
¿se pueden considerar estas contingencias El poder del estado es, con seguridad, un
económicas como parte integral de la eva- desiderátum crucial, habida cuenta de que
luación de la calidad de las democracias la- el monopolio en el ejercicio de un uso efec-
tinoamericanas cuando están ampliamente, tivo de la fuerza es otro aspecto frente al
aunque tal vez no únicamente, determina- cual el estado se ha debilitado, dado el sur-
das por factores externos? A decir verdad, la gimiento de la contestación y los poderes
interacción entre estos dos niveles es tal que paralelos dentro del territorio. El problema
cada vez resulta más difícil hacer una distin- de la internacionalización de las organiza-
ción entre lo “interno” y lo “externo”. ciones criminales y terroristas, o una mez-
En pocas palabras, la naturaleza general cla de ambas, estableció nuevos parámetros
de la democracia como forma de organiza- para una evaluación de la democracia, en
ción de la sociedad se vio afectada por una América Latina y en todas partes. No sólo el
trayectoria particular que exigió la adapta- poder del estado está claramente refrendado
ción de las instituciones políticas a la lógica por el establecimiento de jurisdicciones pa-
de una nueva definición de eficiencia eco- ralelas e ilegítimas, sino que estas últimas
nómica, con consecuencias en el tipo de re- terminan siendo más creíbles que el estado
laciones entre el estado y la sociedad, en los cuando amenazan con utilizar la fuerza físi-
diversos aspectos del funcionamiento de las ca. La expansión generalizada de la violen-
instituciones de gobernancia y en la mane- cia y, en consecuencia, la reducción de la ca-
ra de organizar el poder en la sociedad. El lidad de la democracia lograda en la esfera
resultado final, en este sentido, fue el de ge- de los derechos políticos formales corre el
nerar un compuesto que se asemeja a un riesgo de generar una erosión, mucho más
mosaico en el que las partes que lo compo- que cualquier otro factor. El corolario de la
nen expresan, en algún momento, diferentes violencia, por supuesto, es un estado más
contenidos y calidades. En realidad, consti- debilitado a la hora de implementar deci-
tuyen, para usar otra imagen, piezas de un siones y hacer que prevalezca el imperio de
gran rompecabezas en el que algunas enca- la ley: la cuestión de la impunidad, que apa-
jan, y claramente forman parte del panora- rece como un ítem dentro del “imperio de
ma más amplio de la democracia, pero otras la ley”, también va en detrimento de la cali-
no y, para ser incluidas, requieren una ma- dad de la democracia. Teniendo en cuenta
yor elaboración o, simplemente, no perte- la seriedad de una cuestión de esta índole,
necen al conjunto. No es mi intención plan- debería incluirse la necesidad de controlar y
tear aquí una especie de determinismo ex- disuadir la difusión de la violencia como

220 Algunos comentarios sobre la Tesis I


una condición en sí misma para la demo- el clientelismo y la privatización de la esfera
cracia. Es más, como un elemento altamen- pública por parte de intereses organizados.
te prioritario en la agenda, si es que quisié- Por otro lado, todos estos cambios esti-
ramos asignarles prioridades a los elemen- mularon una migración de los intereses or-
tos enumerados en la Tesis I. ganizados al Congreso, motivada por la po-
Con respecto al imperio de la ley —in- sibilidad de influir en el proceso legislativo a
dependencia y separación de los poderes— través del lobby y otras actividades comple-
vale la pena mencionar otra dimensión que mentarias. Un nuevo marco para la acción
vincula las desideratas entre sí. Una vez más, colectiva basado en la membrecía volunta-
el problema relativo a la manera en que se ria y el profesionalismo, y no en la afiliación
efectuaron las reformas, frecuentemente compulsiva y los principios burocráticos,
por decreto o de una manera excesivamente cambió completamente el papel de los sin-
discrecional, sin tener en cuenta los dere- dicatos y el patrón de comportamiento de
chos previos y los preceptos constituciona- las asociaciones comerciales. Si bien algunas
les, condujo a asimetrías en lo que concier- de estas prácticas novedosas claramente im-
ne a las relaciones entre los poderes. La plican déficit democráticos, otras ofrecen
principal consecuencia en ese sentido fue oportunidades interesantes para un tipo de
que se fortaleció aun más un poder ejecuti- responsabilidad y transparencia compartida
vo que tradicionalmente ya era fuerte en la de los procesos internos de la legislatura.
mayoría de los países latinoamericanos. Todavía se están gestando nuevas prácti-
Por otra parte, el grado de aislamiento cas que están redefiniendo por completo los
del ejecutivo, codo a codo con la restitución patrones de las relaciones entre lo público y
de cierta relevancia del poder legislativo en lo privado en direcciones cuya evaluación
los regímenes democráticos, y la violación aún no es clara. Una vez más, el problema
simultánea de los derechos constitucionales de cómo tener en cuenta los diferentes rit-
por parte del estado en el proceso de refor- mos y cómo asignar valores en una escala de
mas, condujeron a ciertas novedades intere- democracia a los tipos de procesos que se
santes en términos de la definición tradicio- encuentran empíricamente se torna crucial.
nal del papel de cada una de las ramas del Algunos de los cambios claramente impli-
gobierno. can déficit democráticos; otros tal vez den
Con respecto al poder judicial, un proce- lugar a una mayor democratización y pro-
so al que se refirieron profusamente los ana- gresos institucionales.
listas es la consiguiente judicialización de la Por último, es necesario abordar la cues-
política: los ciudadanos descubrieron y uti- tión de los cambios a nivel de la sociedad
lizaron el poder judicial como una nueva como una dimensión que habitualmente no
forma de acceso de la sociedad civil al esta- se tiene en cuenta en un enfoque estricta-
do. En el caso de Brasil, la imposibilidad de mente institucional de la democracia. Esta
acceder al poder ejecutivo tuvo un impacto cuestión, en realidad, es ignorada tal como
en el funcionamiento de la legislatura y en está especificada la tesis, aunque conciba a
la adopción de un nuevo modelo regulato- la democracia como una forma de organi-
rio. Se suprimieron los consejos dentro de la zación social. En primer lugar, en ninguna
burocracia del ejecutivo, así como otros parte se menciona la cuestión de las asime-
modos de toma de decisiones basados en la trías en la capacidad de la sociedad para or-
representación de intereses, y esto ocasionó ganizarse como un posible elemento de la
la sustitución del corporatismo como mo- democracia como forma de organización
delo regulatorio. Se crearon agencias regula- social. Las disparidades en la distribución
torias que generaron nuevos claustros de in- de las capacidades organizativas plantean
terés que tienden a ser inmunes al escruti- una cantidad de dilemas desde el punto de
nio público. Irónicamente, el modelo de vista de una evaluación de la democracia.
agencias regulatorias autónomas se basó en La dimensión asociativa de la democra-
la supuesta necesidad de organismos inde- cia nos hace detenernos en el hecho de que
pendientes y autónomos destinados a frenar la calidad de la democracia está determina-

Algunos comentarios sobre la Tesis I 221


da tanto por quienes están involucrados en conjuntamente con la posibilidad de expan-
prácticas asociativas como por quienes es- dir los elementos sustantivos.
tán excluidos de ellas. Suele suceder en toda Sin embargo, a pesar de lo importante
América Latina que un mundo hobbesiano que pueda ser ese esfuerzo, no elimina los
de segmentos totalmente desorganizados de problemas de evaluación en lo que concier-
la población convive con un mundo mucho ne a qué valor y qué peso hay que atribuir-
más pequeño inspirado en Tocqueville. En le al conjunto de elementos propuesto, más
este sentido, se presentan dos problemas: allá de la dependencia de la trayectoria o
uno que tiene que ver con la definición del del estado específico de la democracia en
espacio público mediante la silenciosa ac- cada caso. Esa evaluación resulta más difícil
ción cotidiana de quienes manejan el acceso cuando se perciben las asincronías que pre-
al aparato estatal. De ahí la necesidad de de- valecen entre las instituciones que gobier-
mocratizar la cultura de elites y sus resulta- nan la competencia política, el grado y la
dos vinculados con la apropiación del espa- densidad de organización de la sociedad y
cio público por parte de intereses especiales la capacidad del estado para responder en
organizados. El segundo problema concier- términos de producción de bienes colecti-
ne a una evaluación de los patrones asocia- vos ¿Cómo asignar prioridades a cada uno
tivos en sí mismos, tanto en términos de su de los elementos constitutivos de la demo-
difusión como de su contenido y calidad. cracia como organización social, aun te-
Suponiendo que se produzcan consecuen- niendo en cuenta que todos son condicio-
cias institucionales positivas del capital so- nes necesarias?
cial, debe considerarse la dinámica de aso- La evaluación también se torna difícil
ciación como un ingrediente esencial de la por el hecho de que los resultados que
democracia, siempre que los patrones aso- puede producir la democracia varían con el
ciativos puedan cambiar sin tener en cuenta tiempo, dependiendo de las circunstancias.
la naturaleza del régimen político y los as- Por ende, desde un punto de vista
pectos procesales de la democracia. metodológico, tal vez sea más adecuado
Como una manera de concluir esta eva- encuadrar la desiderata abordada en la
luación muy breve de la agenda propuesta Tesis I como un collage de elementos capaz
para la democracia latinoamericana, permí- de progresar en algunas dimensiones,
taseme señalar que el esfuerzo de reunir un retroceder y hasta mantenerse estable en
marco teórico es, por cierto, un gran desafío otras. La noción de collage es empírica-
y merece ser elogiado. En la Tesis I se presen- mente más plausible que el modelo típico e
ta una definición muy inclusiva como para ideal que se sugiere en la formulación de los
superar las limitaciones o las presunciones criterios propuestos. En consecuencia, evita
ocultas implícitas en las perspectivas mini- la trampa de apuntar a un estado de
malistas sobre la democracia. Estas últimas situación que posiblemente nunca pueda
tienden a encajar mejor en el contexto de las alcanzarse por razones que tienen que ver
democracias avanzadas u originales y, por tanto con el legado como con el contexto. Por
ese motivo, es importante enumerar una la misma razón, la perspectiva mosaica sobre
cantidad de elementos, condiciones y desi- la democracia no descarta o excluye la con-
derata que tengan como contexto la realidad sideración de las condiciones sociales subya-
específica de las democracias latinoamerica- centes, dejándole espacio a la dimensión
nas. La tesis hace un ejercicio muy completo temporal como una parte integral de la for-
y exhaustivo en lo que concierne a esclarecer mulación. También evita el riesgo de descali-
esos rasgos, lejos de la tentación de pensar ficar los progresos positivos en la democracia
que los procedimientos formales son incom- latinoamericana –en algunos casos, incluso
patibles con los resultados sustantivos o de superiores desde el punto de vista de favore-
limitarse a uno de ellos como un criterio de cer la democracia que los que ocurren en el
evaluación. Los elementos procesales se ven contexto de las democracias centrales.

222 Algunos comentarios sobre la Tesis I


Algunos comentarios sobre la Tesis I 223
■Sobre los atributos de la
democracia como régimen político

Se sugieren comentarios y sugerencias específicas sobre le texto original, con la finalidad


de elaborar las condiciones y requisitos institucionales para un concepto de democracia li-
beral constitucional sustantivo y comprensivo, los cuales deberían asegurar una verdade-
ra competencia, con mecanismos diversos para proteger el ejercicio del control social y el
respeto a la ley y al bien común.

Larry Diamond * Elecciones libres, justas, competitivas,


transparentes y administradas de manera
La Tesis I presenta un muy buen marco, imparcial.
y relativamente amplio, para el entendi- Insertar después del punto 4:
miento de la democracia como una forma 4a. Libertad de los partidos políticos para
de organización política de la sociedad. Es formarse y presentarse para ocupar cargos
correcto entender la democracia principal- públicos.
mente en términos de estructuras y proce- Quienes ocupan los cargos más altos en
dimientos políticos, pero también lo es el gobierno no deberían sufrir el término
prestarle atención al amplio espectro de inconstitucional de sus mandatos antes del
implicancias operativas de tales estructuras tiempo establecido legalmente. [Cabe ob-
y procedimientos. servar que los presidentes pueden ser remo-
Yo tengo los siguientes comentarios y vidos de su cargo constitucionalmente me-
sugerencias muy específicos sobre el marco diante el juicio político y esto no viola téc-
conceptual propuesto. Su objetivo es, sim- nicamente, y hasta incluso afirma y protege,
plemente, el de elaborar los requisitos insti- el proceso democrático].
tucionales para una democracia liberal más Las autoridades electas no deberían ser
sustantiva, comprensiva y constitucional, objeto de restricciones o vetos, ni tampoco
que sea verdaderamente competitiva y tenga deberían ser excluidas de ciertas esferas de to-
múltiples mecanismos superpuestos para ma de decisiones, por parte de actores incons-
asegurar la responsabilidad ante la ley y el titucionales [borrar: no electos]. [Es esencial
bien común y proteger el imperio de la ley. insertar aquí una coma para indicar que la
Yo revisaría los 9 atributos de la demo- prohibición se aplica solamente a los actores
cracia como régimen político de la siguien- inconstitucionales y no a todos los actores.
te manera (mis cambios y añadidos están en Estos cambios, la coma y la palabra “inconsti-
cursiva): tucional” son importantes porque resulta le-
Elección regular, periódica y constitucio- gítimo en una democracia que las autorida-
nal de autoridades públicas. des electas estén restringidas y sean “vetadas”

Memorándum sustantivo sobre la Tesis I, preparado para el proyecto “Desarrollo democrático en América Latina”, pa-
trocinado por la División Regional para América Latina y el Caribe del Programa de Desarrollo de las Naciones Uni-
das. Este objetivo es el de elaborar los requisitos institucionales para una democracia liberal más sustantiva, compren-
siva y constitucional, que sea verdaderamente competitiva y tenga múltiples mecanismos superpuestos para asegurar
la responsabilidad ante la ley y el bien común y proteger el imperio de la ley.
* Cientista político. Investigador principal en la Hoover Institution (Stanford). Codirector de la revista Jour-
nal of Democracy y codirector del International Forum for Democratic Studies. Autor de diversas obras, entre
las que destacan: Political Culture and Democracy in Developing Countries (1993) y Nationalism, Ethnic Con-
flict and Democracy (1994).

Sobre los atributos de la democracia como régimen político 223


por otras autoridades electas (por ejemplo, la 2. Todos los individuos son iguales ante la
legislatura en un sistema presidencial) y por ley —y la justicia se administra de una ma-
autoridades no electas, como la corte consti- nera imparcial y no discriminatoria—. Nin-
tucional, que de todas maneras actúan bajo gún individuo o institución está por encima
una autoridad constitucional explícita]. de la ley y la constitución.
Entre otras cosas, lo antes mencionado re- En el punto 2 existente bajo Imperio de
quiere el control del aparato militar y de segu- la ley, en el subpunto 3, insertar lo siguien-
ridad estatal por parte de las autoridades ci- te: “…red interrelacionada de responsabili-
viles electas. dad horizontal …”
Los ciudadanos tienen cierta capacidad pa- Insertar después de este párrafo 2 exis-
ra elegir a sus propios líderes y gestionar sus pro- tente dos nuevos párrafos que luego se
pios asuntos a nivel local y regional/provincial. convertirían en los párrafos 4, 5:
Donde dice: “esto implica que el acceso al 4. Un sistema de responsabilidad hori-
poder estatal sea sustantivo”, insertar en el zontal de estas características implica meca-
punto 2 “Esto implica que el estado tiene un nismos institucionales específicos para moni-
monopolio sobre el uso efectivo de la fuerza”.1 torear y controlar la corrupción.
Agregar después de esta sección de im- 5. Un sistema de esta naturaleza implica
plicancias una nueva en los siguientes tér- que los ciudadanos cuenten con esferas insti-
minos: tucionales más allá de las cortes para protes-
* Esto implica medios institucionales pa- tar por el abuso de sus derechos y el mal de-
ra asegurar que las elecciones sean justas, sempeño de los funcionarios públicos y obte-
neutrales, eficientes y competitivas: ner una compensación. Estas instituciones
Administración electoral independiente y pueden incluir una comisión de derechos hu-
no partidaria (o multipartidaria y equili- manos y la oficina de la defensoría del pueblo.
brada). En la última sección de “implicancias”
Estipulaciones para asegurar que todos en la Tesis 1, cuando se refiere a “la capaci-
los partidos y candidatos puedan hacer cam- dad del sistema para solucionar sus dile-
paña libremente. mas a través del debate público”, reformu-
El derecho de todos los partidos y organi- lar e insertar lo siguiente:
zaciones civiles para supervisar la emisión y “Que existan mecanismos [plural] para
el recuento de las boletas electorales el día de articular varios intereses, preferencias, recla-
la elección. mos y demandas sociales a través de los par-
Reglas que controlen el financiamiento tidos políticos y las asociaciones civiles”.
de los partidos y los candidatos y el acceso a “Esos cuerpos representativos en todos los
los medios para asegurar un nivel mínimo niveles deliberan de una manera abierta y
de justicia y competitividad en la campaña transparente y les ofrecen a los ciudadanos
electoral. medios específicos para participar en el pro-
En la próxima implicancia, Imperio de ceso legislativo”.
la ley, insertar después del punto 1 un nue- “Que los medios de comunicación in-
vo punto 2: tenten entender y transmitir …”

224 Sobre los atributos de la democracia como régimen político


■ comentario al documento
“Discusión de tres tesis para un
marco teórico para el proyecto sobre
el Desarrollo de la democracia en
América Latina: estado,
percepciones ciudadanas,
indicadores y agentes”
La democracia es un tipo de régimen político, es decir, una forma de organizar socialmente
el poder político, a partir de ciertos principios y mecanismos que regulan la relación entre
Estado y sociedad orientada a resolver institucionalmente las cuestiones de gobierno, la
vinculación de los individuos con el Estado y la resolución de los conflictos y las demandas
sociales. Para que exista un régimen político, es necesario que hayan un Estado y una so-
ciedad o población en un determinado territorio, es decir, una polis. La democracia no re-
suelve por sí sola cualquier problema de la sociedad, sino sólo los que tienen que ver con
la organización del poder político, aun cuando sus principios filosóficos sean también los
que rigen otros ámbitos del comportamiento humano. Asimismo, las democracias existen-
tes hoy en América Latina acusan una doble problemática. La primera es la herencia, no re-
suelta en muchos casos, de cuestiones institucionales y fácticas del pasado, especialmen-
te con respecto a las dictaduras y transiciones incompletas. La segunda es la doble reducción
de la base en que se asienta un régimen democrático, la sociedad-Estado o polis. Por un la-
do, un sector importante de la sociedad, variable según los países, queda fuera del mínimo
ciudadano. Por otro lado, un conjunto de decisiones relevantes, especialmente en la esfera
de la economía, quedan fuera del ámbito de acción de ciudadanos y del Estado.

Manuel Antonio Garretón * I. Fundamentación teórica

Nota del autor: el presente Comentario 1. El concepto de régimen político


abordará el conjunto del documento La primera cuestión es definir teórica-
“Discusión sobre Tres Tesis” (DTT). A mente, independientemente del tipo que se
partir de una fundamentación teórica ge- trate, lo que significa un régimen político,
neral, el procedimiento será, para cada te- por cuanto la ausencia de una definición ex-
sis hacer, primero, una observación gene- plícita de este concepto acarrea una serie de
ral, luego algunas observaciones críticas problemas posteriores, especialmente, cuan-
al texto tal como está y, finalmente, suge- do se identifica régimen político con sistema,
rir algunos elementos que permitan una forma o régimen de gobierno, como ocurre
eventual reformulación. He combinado en general con los documentos de base del
aquí mi rol de comentarista con el de Proyecto. Es esta confusión lo que lleva a
consultor del Proyecto. afirmar que la democracia descansa en un
régimen político, pero es algo más que un ré-
gimen político; o lo que lleva a enumerar co-

* Sociólogo. Doctor en Sociología en la Escuela de Altos Estudios, Francia. Desde 1994 es profesor titular del
Depto. de Sociología de la Universidad de Chile.

Comentario al documento “Discusión de tres tesis... 225


mo atributos del régimen político lo que es una enumeración arbitraria, sino que pro-
propio del sistema o régimen de gobierno. viene del hecho de que se trata de organizar
Tampoco se resuelve el problema alu- la relación entre Estado y sociedad —los
diendo al aspecto más general de la demo- dos requisitos obligatorios para que exista
cracia como forma de organización del po- algún régimen político— en torno al poder
der o como forma de organización social, político, lo que supone formular cómo éste
porque también lo son la economía indus- se constituye, cómo se relaciona la pobla-
trial, el Estado nacional o el sistema fami- ción con él y cómo se relacionan la sociedad
liar. Es decir, el régimen político es una di- o los individuos entre sí.
mensión particular de la sociedad encarga- Segundo, el régimen político trata de las
da de resolver ciertos problemas de ella y relaciones institucionales entre Estado y so-
no otros, ni siquiera todos los problemas del ciedad, es decir, dotadas de normas y meca-
poder sino sólo los que tienen que ver con nismos. Pero estas normas y mecanismos
lo que podríamos llamar la marcha o con- están “desbordadas”, por así decirlo, “por
ducción general de la sociedad, es decir, el arriba” en cuanto obedecen a principios o
poder político. valores que los fundan pero con los cuales
En este sentido, creo fundamental el están en constante tensión, especialmente
aporte que se hizo a la ciencia política lati- cuando se trata de regímenes que se fundan
noamericana, a propósito de la discusión de en teorías, doctrinas, filosofías o cosmovi-
las tesis de O’Donnell sobre el autoritarismo siones “duras” o sistemáticas. Y están tam-
y que ya había sido planteado con mucha bién desbordadas “por abajo”, por el modo
anterioridad en la ciencia política y traído a como funcionan efectivamente, lo que ge-
colación posteriormente principalmente nera una segunda tensión permanente entre
por Linz y otros, al distinguir entre Estado y las instituciones definidas oficialmente y los
régimen político. De modo que el régimen procesos que se desarrollan en la sociedad y
político consiste en la organización del po- que se supone que ellos norman. Es decir las
der político en una determinada sociedad relaciones institucionales están valorativa y
y, por lo tanto, es una relación entre Estado fácticamente determinadas.
y sociedad. Pero no cualquier relación sino De modo que entendemos por régimen
una específica que podríamos caracterizar político aquella forma de organización so-
por dos rasgos. cial destinada a resolver la cuestión específi-
Primero, se trata de relaciones institu- ca del poder político (en su doble dimen-
cionales destinadas a resolver tres proble- sión de relación a otro y de capacidad de ac-
mas básicos y determinados. Por un lado, el ción), es decir, referido a la marcha general
gobierno o sistema o forma de gobierno, es de la sociedad. El régimen político es, así, la
decir, cómo y quién gobierna aunque algu- relación institucional entre Estado y socie-
nos regímenes políticos definen también el dad orientada a resolver institucionalmen-
contenido, es decir, el qué, lo que no es pro- te las cuestiones de gobierno, la vinculación
pio del régimen democrático. Por otro lado, de los individuos con el Estado y la resolu-
la definición de las relaciones entre los indi- ción de conflictos y demandas sociales.
viduos y el Estado y las esferas propias de Los regímenes políticos se distinguen
cada uno. Finalmente, el procesamiento de unos de otros por el modo como resuelven
conflictos y demandas sociales. doctrinaria y fácticamente estos tres proble-
Digamos que se trata de tres problemas mas. Pero no hay sólo regímenes puros por
con dinámicas y resoluciones propias, pero esta misma razón. De ahí que regímenes
que todo régimen político, para ser tal, que combinan principios propios y de otros
comporta una definición de cada uno de para resolver algunos de estos tres proble-
ellos y, por lo tanto, hay cierta coherencia en mas corresponden a lo que puede denomi-
todo régimen político en el modo como tra- narse regímenes híbridos.
ta cada uno de estos problemas. No cabe No hay que confundir el régimen políti-
aquí la fundamentación teórica de la vincu- co, de cualquier tipo que sea, con sus su-
lación entre estos tres problemas, que no es puestos o requerimiento de existencia. Para

226 Comentario al documento “Discusión de tres tesis...


que exista un régimen político, es necesario ciudadanía a la que se hace alusión varias
que haya un Estado y una sociedad o pobla- veces en el conjunto del DTT como criterio
ción en un determinado territorio, es decir, de evaluación de la democracia, debe impli-
lo que puede llamarse una polis. Es mejor car dos cosas que hacen a la doble dimen-
hablar de la sociedad como la base necesa- sión de la ciudadanía. Por un lado la efecti-
ria de un régimen en vez de Nación, pues va realización de derechos ciudadanos y la
puede haber más de una nación en un mis- proyección a nuevos campos no reconoci-
mo Estado, lo que permite hablar de Estado dos hasta ahora, pero, por otro, la consoli-
pluri o multinacional. Es frecuente achacar dación de la ciudadanía, como citizenry, es
ciertos problemas al régimen, especialmen- decir, como cuerpo ciudadano sujeto colec-
te el democrático, cuando se trata de pro- tivo de la democracia.
blemas constitutivos de la polis. La tercera dimensión, la institucionali-
zación de conflictos y demandas sociales, es
2.El concepto de democracia decir, la dimensión social del poder político,
A la primera dimensión de todo régimen la democracia la resuelve con el principio de
político, el sistema o régimen de gobierno o Estado de Derecho, que aparece también
el cómo y quién gobierna, la democracia la desarrollado en el DTT.
resuelve con el principio de soberanía po- La democracia es un régimen político y
pular y de representación, de los que fluyen no otra cosa, lo que no significa que sea só-
una serie de mecanismos que, con las salve- lo un sistema o régimen de gobierno, lo que,
dades que se indicarán más adelante, están como hemos visto, es sólo una dimensión
bien resumidos en el DTT al enumerar una del régimen político. La asociación espontá-
serie de atributos del régimen político. nea que hace cualquier persona con la de-
A la segunda dimensión, las relaciones mocracia en los estudios de opinión, con
entre Estado e individuos, la democracia la variaciones de énfasis en su importancia, es
resuelve con el principio de ciudadanía, a lo con “elecciones libres de autoridades”, “li-
que se hace referencia en diversas partes del bertades e igualdad ante la ley”, “negocia-
DTT. ción y solución pacífica de conflictos”. Es
Pero, aquí cabe una doble observación. decir, la democracia aparece identificada
Por un lado, hoy día la relación entre indivi- con las tres dimensiones de la relación insti-
duos y Estado o poder y autoridad políticas tucional entre Estado y sociedad que orga-
desborda la cuestión ciudadana, es decir, de nizan el poder político.
los derechos y libertades iguales para todos. Pero la democracia, como todo régimen
Dicho de otra manera, la manera como en político, se basa en valores y principios o et-
democracia la gente se relacionaba clásica- hos a los que se apela como fundamento de
mente con el Estado era en cuanto sujeto de los mecanismos e instituciones. En este ca-
derechos universales iguales para todos, es so, se trata de lo que puede llamarse doctri-
decir, la ciudadanía era la proyección al na, filosofía o teoría democrática, la que
campo de la polis de los derechos humanos. contiene una visión subyacente de la condi-
Hoy cabe reconocer que la dimensión ciu- ción humana y su desarrollo. Ello le da una
dadana de derechos no agota la realidad de enorme fuerza y densidad que lleva a pro-
un sujeto que reclama identidad y subjetivi- yectar estos principios al conjunto de la ac-
dad y que hace de sus demandas en este tividad social, la familia, la economía, la es-
campo un derecho tan preciado como los cuela, etc. En este plano, podría decirse que
clásicos reconocidos por Marshall. Si el su- la democracia es algo más que un régimen
jeto democrático hoy no se identifica con el político, pero ello tiene sólo sentido metafó-
sujeto ciudadano, ello plantea un desafío a rico, en la medida en que proyecta valores a
la teoría democrática, en la medida en que ámbitos en que las instituciones o mecanis-
temas que eran propios del campo privado mos democráticos no son aplicables. La de-
hoy se transforman en cuestiones funda- mocracia es sólo un régimen político, y eso
mentales de la agenda pública. ya es mucho, es equivalente a decir para la
Por otro lado, la idea de expansión de la economía un modo de producción. Luego,

Comentario al documento “Discusión de tres tesis... 227


no resuelve cualquier problema de la socie- poder tout court, puesto que también lo son
dad, sino sólo los que tienen que ver con la la familia o el modo de producción. Lo es-
organización del poder político, aun cuan- pecífico de un régimen político es que es la
do sus principios filosóficos sean también organización del poder político vinculando
los que rigen otros ámbitos del comporta- institucionalmente Estado y sociedad para
miento humano. De aquí el riesgo de ex- definir el gobierno, las relaciones entre indi-
pandir el concepto de tal manera que pier- viduos y sociedad y las fórmulas de canali-
da todo significado. zación de demandas y conflictos sociales.
Es probable que esta indefinición de la de- En este sentido, la democracia es un tipo
mocracia como abarcando cualquier ámbito de régimen político, es decir, una forma de
de la vida social tenga que ver con una con- organizar socialmente el poder político, a
cepción relativamente indvidualista o liberal, partir de ciertos principios y mecanismos
si se quiere, de ella. La democracia sería sólo definidos. En la tesis se concibe vagamente
el reinado y expansión ilimitada de las liber- la democracia como algo más que régimen
tades personales, por lo tanto, son la libertad político, afirmando que “descansa (sic) en
y el desarrollo personal el fundamento único un régimen político”, pero “lo excede”. El
de los arreglos institucionales llamados de- concepto de régimen político se confunde,
mocráticos y es democrático todo lo que con- así, con la forma de gobierno. Con ello, los
tribuye a ello. Es evidente que este aspecto de siete aspectos fundamentales que la demo-
libertades y preferencias personales son una cracia supone aparecen como una lista rela-
dimensión insustituible de la democracia. tivamente arbitraria, a veces de atributos,
Pero también es cierto que hay la otra otras de implicancias, otras de condiciones
dimensión: la existencia de una comunidad o requisitos, con lo que la tesis pierde con-
política en que se participa para resolver los sistencia teórica, en sí misma, pero también
problemas comunes. Y esta dimensión es como fundamento de las otras.
tan insustituible y esencial como la suma de Del mismo modo, y por las razones teó-
libertades que permiten la autonomía per- ricas indicadas más arriba, no puede redu-
sonal. En otras palabras, la democracia no cirse el fin u objetivo de la democracia (“sis-
sólo aborda el problema de los derechos de tema que actúa...”) a la expansión de la ciu-
los individuos en una sociedad, sino que dadanía entendida sólo como derechos, si-
también es un espacio institucional donde no como cuerpo ciudadano que ejerce el
se decide sobre cuestiones relevantes que poder a través de la representación.
tienen que ver con el destino de la polis co-
mo tal. Y esta dimensión societalista, final- 2. Observaciones particulares
mente propiamente política, no siempre es- Página 2 de las Tesis. En el párrafo “Tan-
tá presente en algunas de las afirmaciones to el supuesto...”, la frase “Por lo demás” no
de las tesis del DTT. parece tener sentido.
Los atributos 8, 9 y 10 de la página 2 de
las tesis, son confusos. En efecto, el 8 impi-
II. Discusión de la Tesis I. “La de la renuncia, el 9 consideraría no demo-
democracia es una forma de crático al Banco Central y a ciertas decisio-
organización de la sociedad. Esa nes del Poder Judicial, el 11 es innecesario
organización descansa en un porque lo definitorio de una institución es
régimen político, pero lo excede, que genera expectativas, lo otro es exigir de-
abarca mucho más que él.” terminadas orientaciones culturales ex-
trainstitucionales como las expectativas.
1. Comentarios generales Creo que conviene refrasear estos atributos.
Ya hemos indicado que la afirmación “es El párrafo de acceso al poder de Estado
una forma de organización de la sociedad” (página 3 de las tesis), que se refiere a un re-
no dice nada respecto de la democracia ni quisito de todo régimen político y de la de-
de ningún régimen político, como tampoco mocracia y no a un atributo de ella, requie-
lo dice afirmar que es una organización del re de un punto 4, que se refiera a la existen-

228Comentario al documento “Discusión de tres tesis...


cia de un campo de decisiones relavantes Estado de Derecho o de la pertinencia de la
por parte del Estado. agenda pública vale, sobre todo, para la
Párrafo “Estado de derecho” (página 3 cuestión de resolución de demandas y con-
de las tesis): confieso que me molesta po- flictos sociales. Lo que se dice sobre la forma
ner el derecho a la propiedad, sin califica- de organizar el poder vale, parcialmente,
ción de qué propiedad se trata al mismo para las relaciones entre individuos y Esta-
nivel que los otros derechos civiles. do, aunque ello se encuentra sobre todo en
Párrafo “Forma de organizar el poder la tercera Tesis, etc. Por lo tanto, pienso que
del Estado” (página 4 en las tesis): también todos estos aspectos, factores o elementos
lo sustantivo de la democracia es que el po- deberían ser reordenados en función de una
der esté organizado de modo que asegure clasificación teórica más sólida.
la dirección efectiva de la sociedad y no só-
lo que no vulnere los derechos.
Párrafo “implica una cierta manera...” III. Discusión de la Tesis II. “Las
(página 4): la interrelación no es sólo con formas de régimen político en
otros Estados soberanos, sino con poderes América Latina parecen similares a
transnacionales que pueden no ser Estados. las democracias históricas, pero la
- Párrafos “implica un grado de gober- sociedad que organiza ese régimen
nabilidad...” (página 4 en las tesis): el con- político es profundamente diferente
cepto de sustentabilidad es extremadamen- de donde sus necesidades y riesgos
te confuso y debería ser definido y es tau- son singulares.”
tológico con el tercer supuesto. El concepto
gobernabilidad no está definido. Los su- 1. Comentarios generales.
puestos 1 y 3 son inútiles o redundantes. Estando de acuerdo en general con esta
tesis, y más allá de que su enunciado debe-
3. Sugerencias de reformulación ría contener alguna afirmación de conteni-
Propongo “apretar” un poco más la for- do respecto de la singularidad de la demo-
mulación de la tesis en términos de definir cracia en AL tomado de los argumentos, va-
la democracia como un régimen político, es le la pena indicar algunos rasgos de esta
decir, una forma de organizar socialmente singularidad que no están debidamente en-
el poder político, definiendo cómo se cons- fatizados, a mi juicio, en el texto.
tituye el gobierno de la sociedad, cómo rela- En efecto, el texto reconoce tres singula-
cionan Estado e individuos y cómo se orga- ridades: la coexistencia actual de pobreza o
nizan la convivencia y los conflictos y de- subdesarrollo y sus efectos de desigualdades
mandas sociales. En un segundo párrafo se socioeconómicas con democracia en toda la
podría decir cuál es la especificidad de la de- región; la trayectoria de la democracia en
mocracia en estas tres dimensiones. que, a diferencia de otros contextos, los de-
Creo que hay algunos de los aspectos rechos políticos y sociales se dieron antes
que se señalan en esta tesis que definen bien que los civiles, dejando un déficit de ciuda-
los mecanismos o atributos referidos a cada danía; y el “particular arreglo inconstitucio-
uno de los problemas que debe resolver la nal presidencialista de todos los países”. Res-
democracia como régimen político. Pero pecto de la primera se explaya en términos
habría que distinguir lo que son aspectos de la relación entre desarrollo y democracia.
definitorios de la democracia de lo que son Creo que, en primer lugar, debe desta-
requisitos de la existencia de cualquier régi- carse una singularidad histórica original:
men, es decir, rasgos característicos de la estas sociedades fueron constituidas desde
polis (del Estado o de la sociedad) en la que el Estado y lo que las caracteriza histórica-
se instala un régimen o una democracia. Só- mente es la debilidad del régimen político,
lo a modo de ejemplo, lo que se dice del ré- cualesquiera sea la naturaleza de éste. Es
gimen político y sus atributos vale princi- decir, priman las relaciones no institucio-
palmente para el régimen o sistema de go- nales entre Estado y sociedad, lo que le da a
bierno democrático. Lo que se afirma del cualquier régimen una enorme precariedad

Comentario al documento “Discusión de tres tesis... 229


e inestabilidad. Desde el punto de vista de la de acción de ciudadanos y del Estado. Y la
democracia, entonces, priman los ethos teoría democrática no fue pensada para esta
igualitarios y comunitarios por encima de situación, sino que se fundó en la existencia
los liberal-republicanos y es esta razón es- de un cuerpo ciudadano y un Estado (la po-
tructural-cultural la que origina la priori- lis) que actuaba como supuesto básico de
dad de la ciudadanía político-social sobre la posibilidad democrática.
civil. Lo que se refuerza con el hecho de que A mi juicio, la tesis reconoce debida-
desde los treinta las cuestiones sustantivas mente la primera reducción de la base de la
de integración social y desarrollo en sus di- democracia (pobreza y desigualdad), pero
versas versiones, más modernizantes o más no enfatiza debidamente el segundo aspecto
revolucionarias, se impusieran por sobre la (reducción de la capacidad de decisión ciu-
cuestión del régimen, que fue siempre un dadana y del ámbito de acción del Estado).
elemento de valoración instrumental. Y ello tiene que ver mucho con el problema
Es sólo con los nuevos autoritarismos, de la relevancia de la democracia, a la que
dictaduras o regímenes militares de los se- nos referiremos más adelante.
senta y setenta que aparece una valoración
del régimen político en sí mismo y de la de- 2. Observaciones particulares
mocracia como el régimen deseado y no su- Página 8 en las tesis: Hay que compatibi-
bordinable a otras dimensiones. Pero como lizar el fraseo, sin repetir la frase, sobre la
el énfasis fue dado al término de los autorita- precedencia o simultaneidad de los dere-
rismos y su reemplazo por “la” democracia, chos políticos y sociales de los párrafos “Se
es decir a las transiciones o a las democrati- supone que las democracias noroccidenta-
zaciones, no hubo refundación de este tipo les...” y párrafo “Se supone que en América
de régimen, es decir, creación de una institu- Latina...”, pues dicen lo mismo con una leve
cionalidad que asegurando el ethos liberal- contradicción. Por lo demás estos dos pá-
republicano, ahora vigente, recogiera los rrafos aluden a lo mismo por lo que no se ve
otros principios o ethos democráticos. A ello por qué son dos y no uno.
hay que agregar que las transformaciones Página 8, Párrafo 2: Este párrafo es espe-
económicas a nivel mundial con sus efectos cialmente confuso en el “más allá de su di-
en América Latina, erosionaron la base de to- mensión de régimen”, por cuanto la segun-
do régimen político, cual es la polis. da vía, “expandir la ciudadanía en todos los
De modo que las democracias existentes planos”, es lo mismo en la conceptualiza-
hoy en América Latina, fenómeno nuevo ción del documento. Luego no se afecta el
justamente reconocido y celebrado en esta estado de la democracia por dos vías, como
tesis, acusan una doble problemática. La se dice en el texto, sino que ambas vías son
primera es la herencia, no resuelta en mu- lo mismo.
chos casos, de cuestiones institucionales y Ultimo párrafo: Hay que explicar cuáles
fácticas del pasado, especialmente con res- son las implicancias. Porque si son las mis-
pecto a las dictaduras y transiciones incom- mas indicadas en los dos párrafos anterio-
pletas, lo que puede llamarse enclaves auto- res, este párrafo es redundante. Y si son nue-
ritarios o de la transición (institucionales, vas, hay que decir cuáles.
éticos ligados a la justicia respecto de viola-
ciones de derechos humanos, actorales o 3. Sugerencias de reformulación
poderes fácticos, culturales). La segunda es El enunciado de la tesis debería contener
la doble reducción de la base en que se una descripción sintética de la triple singu-
asienta un régimen democrático, la socie- laridad de origen, trayectoria y actual (po-
dad-Estado o polis. Por un lado, un sector breza y democracia) y no simplemente decir
importante de la sociedad, variable según que son singulares.
los países, queda fuera del mínimo ciuda- Creo que la tesis II puede reformularse en
dano. Por otro lado, un conjunto de deci- términos de la fundamentación de estas sin-
siones relevantes, especialmente en la esfe- gularidades, así como de la discusión entre
ra de la economía, quedan fuera del ámbito economía y democracia. Pero creo que los su-

230 Comentario al documento “Discusión de tres tesis...


puestos de la página 7 del documento de las cimiento de un régimen democrático
tesis (“Al sostener esta singularidad...”) son re- ahí donde no existe, consolidación, es-
petitivos, algunos como el primero muy vagos tabilidad;
y no añaden nada a la formulación de la tesis, extensión hacia nuevos ámbitos que
incluso en su forma actual. Propongo elimi- se juega el poder político;
narlos como sección o listado aparte e integrar calidad, es decir, el modo como fun-
algunos al cuerpo de fundamentación de la te- cionan las instituciones para resolver los
sis II que está en la página anterior. problemas fundamentales del régimen.
Respecto de b) y c) puede hablarse de
otra dimensión del concepto de demo-
IV. Discusión de la Tesis III. “El estado cratización, ya no como transición o paso
de la democracia se define por su de un régimen a otro, cual es la de pro-
grado de desarrollo como organiza- fundización;
ción social y la capacidad de esa relevancia, es decir, nivel de enraiza-
organización social para expandir la miento en la sociedad y de capacidad de
ciudadanía, en el contexto singular de resolver los tres problemas propios de
las democracias latinoamericanas.” todo régimen.

1.Comentarios generales Es probable que la legitimidad de una


Esta tesis es vital para los pasos posterio- democracia en una determinada sociedad
res del proyecto, pues fija las grandes varia- sea una resultante de todos estos criterios,
bles que determinan el estado de la democra- pudiendo ser valórica o instrumental. Pero
cia y sus indicadores. Ella se basa enteramen- también puede tratarse de una legitimidad
te en la Tesis 1, por lo que no repetiremos las circunstancial, motivada por la ausencia de
observaciones hechas en la primera y segun- propuestas alternativas de régimen o tam-
da parte de este comentario. Sólo cabe agre- bién de legitimidades parciales que abarcan
gar que aquí quedan en claro las mayores de- sólo algunas de las dimensiones. Por lo tan-
bilidades de la no definición de la democra- to, puede ser útil también para medir el ni-
cia como régimen político y su vaga defini- vel de desarrollo de una democracia la sub-
ción como organización social que “descansa jetividad de la colectividad, es decir, el gra-
pero excede al régimen político”, de la identi- do de adhesión y el de satisfacción, que son
ficación del régimen político con el régimen dos cosas distintas, y las orientaciones cul-
de gobierno y de una consideración relativa- turales hacia la política.
mente sobrepasada de la ciudadanía.
De las definiciones alternativas dadas en 2. Observaciones particulares
este comentario, entonces, se desprende que El párrafo siguiente a la formulación de
cualquier evaluación del desarrollo de una la tesis III introduce de nuevo el concepto
democracia concreta tiene que abarcar los de sustentabilidad y a lo largo de esta tesis se
componentes institucionales y fácticos en vuelve a repetir la confusión de régimen po-
cada una de sus dimensiones de organiza- lítico con régimen de gobierno.
ción del poder político (gobierno, a través En el párrafo “Establecer el estado de la
de sistema de elección libre de autoridades; democracia...” se habla de dos planos: “La or-
relación individuos-Estado a través del ganización social democrática” y “La ciuda-
principio de ciudadanía y solución de con- danía en sus tres esferas”. Respecto del prime-
flictos y canalización de demandas a través ro, se reduce nuevamente el régimen político
del Estado de Derecho) y que el estado de al sistema de gobierno con lo que el listado de
ella implica evaluar: la página 9 al comienzo de la tesis III arriba
aparece nuevamente como arbitrario o con-
vigencia, es decir, existencia y repro- fuso. Respecto del segundo, se retoma la clasi-
ducción efectiva de la democracia. Aquí ficación de Marshall que es enteramente in-
entran en juego los conceptos de demo- suficiente, no sólo por la cuestión de la se-
cratización como transición o estable- cuencia que el DTT trata bien en la Tesis II, si-

Comentario al documento “Discusión de tres tesis... 231


no porque no da cuenta de: a) nuevos dere- Tesis y que podrían ir en anexos con la solici-
chos que no caben en los anteriores (cultura- tud a los expertos. Por lo demás, no se sabe si
les, medioambientales), b) de otros que son son ideas derivadas de todo el DTT o sólo de
atributos sólo de una categoría social (género, la Tesis III.
edad, etc.), es decir, que pertenecen a los lla-
mados derechos identitarios que reformulan 3. Sugerencias de reformulación
toda la teoría de la ciudadanía y también de la Propongo reformular el enunciado de la
democracia, y c) de aquellos derechos cuyos definición del grado de la democracia en tér-
titulares son colectividades y no individuos minos de su vigencia, calidad y relevancia.
(derechos de los pueblos). A mi juicio, no Propongo reemplazar los dos planos de
puede retomarse sin más la teoría marshallia- los que habla el texto de fundamentación por
na de la ciudadanía. Como se dirá más ade- las tres dimensiones, especificando en cada
lante, propongo reformular estos dos planos una sus elementos y componentes, como lo
en términos de las tres dimensiomes de todo que en el texto se hace con régimen político y
régimen político. ciudadanía, aunque cambiando obviamente
Al final del documento, se introducen su contenido. Creo conveniente reformular
una serie de reflexiones ("Se supone …) que la clasificación de ciudadanía marshalliana
me parecen innecesarias en el cuerpo de la en los términos indicados más arriba.

232 Comentario al documento “Discusión de tres tesis...


■ sobre tesis iii
Sobre la democracia como
organización social

La democracia es una forma de resolución pacífica de los conflictos derivados no sólo de las
inequidades económicas, sino también de la diversidad de intereses contrapuestos inheren-
tes a toda sociedad. En las últimas décadas, las demcoracias latinoamericanas han experi-
mentado graves debilidades de los gobiernos para gestionar los servicios públicos y mejo-
rar la calidad de vida y la seguridad de los ciudadanos. Éstas han sido consecuencia de la
menguada capacidad del estado de proteger y promover la ciudadanía, en sus tres dimensio-
nes, la política, la social y la civil. Porque la capacidad del estado de resolver problemas co-
lectivos es un requisito indispensable para el funcionamiento pleno de la democracia.
Al mismo tiempo, un análisis enfocado en la obligación del estado de expandir la ciudadanía,
no debe dejar de lado la importante dimensión de las obligaciones de los ciudadanos para con
el estado y la sociedad. En este sentido, una cultura política paternalista, que le otorgue al es-
tado el rol de protector y dador todopoderoso, puede producir altos niveles de dependencia
del estado y un débil sentido de los compromisos y las responsabilidades ciudadanas.

Jennifer McCoy* la claridad conceptual que permite identifi-


car diferentes tipos de regímenes políticos,
Examinar el estado de la democracia en en los que el régimen que se describe en el
América Latina utilizando construcciones documento se distingue de los regímenes
teóricas que permitan el análisis de senderos autoritarios, totalitarios o sultanistas. El ré-
específicos del desarrollo democrático lati- gimen político que se describe aquí es una
noamericano nos permite entender mejor poliarquía, o democracia procedural, o de-
sus puntos fuertes y sus debilidades singula- mocracia electoral. Es un elemento necesa-
res, respetando, al mismo tiempo, el rigor rio, aunque insuficiente, de democracia tal
teórico y la comparabilidad. Los objetivos como se describe en el proyecto.
de la medición empírica y de una nueva La identificación conceptual de demo-
agenda y debate a nivel intelectual y político cracia como una organización social, más
también le dan relevancia a la política del amplia que el régimen político, en un senti-
proyecto. do tiene que ver, simplemente, con recono-
cer la distinción que se describe en la Tesis
I entre la dimensión procedural y la di-
La democracia como organización mensión actitudinal de un régimen. La di-
social mensión procedural, por cierto, es el con-
junto de reglas que rigen el ejercicio del
La ampliación del concepto de democra- poder, pero la dimensión actitudinal —el
cia, de un régimen político a una organiza- grado de aceptación y la internalización de
ción social, es importante y digna de men- esas reglas (legitimidad procedural)— es la
cionar. Sin embargo, deberíamos conservar que afecta la naturaleza esencial de la de-

Tesis III. El estado de la democracia está definido por su grado de desarrollo como organización social y por la capacidad de
esa organización para expandir la ciudadanía, en el contexto específico de las democracias latinoamericanas. Éste es un aná-
lisis de la tesis, desde la afirmación general hasta los componentes específicos de la ciudadanía que se proponen. Concluiré
con los argumentos que, a mi entender, faltan en la tesis.
* Director of the Americas Program, The Carter Center and Political Science Professor at Georgia State University.

Sobre la democracia como organización social 233


mocracia, que aquí se describe como una la falta de defensores públicos y la corrup-
organización social. La naturaleza de esas ción en el sistema judicial, a tal punto que la
reglas da forma a la agenda pública y plas- gente más pobre no puede afrontar las cos-
ma la capacidad del sistema para resolver el tas legales para acceder a los tribunales, ni
conflicto de manera pacífica y encarar las sobornar a abogados y jueces y, por ende, no
necesidades de los ciudadanos. La acepta- tiene igual acceso a la justicia.
ción y la legitimidad de esas reglas deter- “Organización del poder dentro de la
mina si el imperio de la ley existe a nivel sociedad” destaca que el poder debe estar
universal. Por lo tanto, es el aspecto actitu- organizado de manera tal que no se violen
dinal del régimen, y principalmente su le- los derechos sino que también se los expan-
gitimidad (aceptación e internalización da, y que una mayoría de los miembros de la
por parte de todos los actores relevantes) el sociedad definan esos derechos. Esto es
que se vuelve crucial para la sustentabili- acertado; sin embargo, no hace suficiente
dad y el desempeño de la democracia. hincapié en el hecho de que una democra-
cia debería proteger los derechos y también
proteger los derechos de la minoría para
Operacionalizar el estatus de la que no sean pisoteados por una mayoría. Si
democracia como organización social bien en la historia de América Latina los de-
rechos de la minoría dominaban a la mayo-
Para examinar y poder medir este esta- ría, los casos históricos de mayorías que
tus, el proyecto propone una cantidad de abusan de los derechos de las minorías exis-
elementos conceptuales en la Tesis I, resu- ten a nivel global y debe reconocerse explí-
midos en la Tesis III. Yo analizaré brevemen- citamente que este respeto por los derechos
te algunos de estos elementos. de la minoría también constituye un ci-
Los componentes del régimen político miento de la democracia.
tal como se describen en el proyecto inclu- “Soberanía del estado”: el proyecto des-
yen algunos elementos importantes, mu- taca de manera excelente que las opciones
chas veces ignorados —el sufragio universal de una sociedad no deben ser impuestas
y las fuentes alternativas de información. desde afuera, sino que se puede delegar la
Tal como se describe, el imperio de la ley soberanía a organizaciones multilaterales.
incluye el derecho a la propiedad; pero, ¿el Esto último es particularmente importante
derecho a la propiedad es una condición ne- en el mundo actual de integración y de en-
cesaria de la democracia? Esto plantea el de- foques multilaterales para solucionar los
bate de larga data sobre si los mercados son problemas colectivos.
una condición necesaria para la democracia “Gobernabilidad y sustentabilidad de-
y viceversa. Si bien los datos demuestran que mocrática” argumenta que la democracia se
las democracias más antiguas y más fuertes sostiene a través de la legitimidad de las ins-
efectivamente tienen economías de mercado tituciones y depende de que haya goberna-
de diversas características, la condicionalidad bilidad en todos los sectores de la sociedad.
necesaria sigue siendo motivo de debate. Asi- Este es un punto crucial que aborda la cues-
mismo, este prerrequisito opaca el papel de la tión del alcance del estado, que se discute
propiedad comunal, frecuente en las culturas más adelante.
aborígenes latinoamericanas, que desempe- “Agenda democrática pública” se descri-
ñó un papel importante y a veces disgregador be como la capacidad del sistema para resol-
en la historia democrática latinoamericana. ver sus dilemas. Yo haría una modificación
México es un ejemplo reciente. para destacar que la agenda pública debería
Por otra parte, el análisis sobre el derecho abordar las necesidades y las preocupacio-
a la justicia es importante y yo resaltaría aun nes de los ciudadanos según están determi-
más que lo crucial es la igualdad de acceso a nadas por los mecanismos de debate públi-
una justicia imparcial. Uno de los principales co, la votación y la articulación de las de-
problemas de la justicia en América Latina mandas a través de los partidos políticos y
ha sido la existencia de costos diferenciales, los medios de comunicación.

234 Sobre la democracia como organización social


Con respecto al papel que ejercen los me- democracia, según queda implícito en la
dios, el proyecto hace mucho hincapié en que discusión de la Tesis II. La Tesis III, sin em-
los medios pueden ayudar a identificar y co- bargo, determina que el estado de la demo-
municar la agenda pública si es transparente. cracia está definido, en parte, por la capaci-
Si bien América Latina experimentó grandes dad de la organización social para expandir
avances en materia de libertad de expresión, la ciudadanía. Yo lo plantearía de otra ma-
periodismo de investigación y despolitiza- nera: que el estado de la democracia está
ción de los medios, sigue teniendo deficien- definido por el nivel de desarrollo de la ciu-
cias de profesionalismo, investigación a fon- dadanía, la igualdad relativa de las tres esfe-
do y contribución a la agenda pública debi- ras de la ciudadanía y el “alcance” relativo
do a su estructura propietaria, que vincula a de la ciudadanía. En otras palabras, qué
los medios con las grandes empresas y/o ins- proporción de los ciudadanos goza de los
tituciones financieras, prácticas que inhiben derechos implícitos en las tres esferas de la
el periodismo de investigación a más largo ciudadanía, qué fuerza tienen esos dere-
plazo, una continua politización en algunos chos y en qué proporción de territorialidad
países y el permanente acoso de los periodis- y de población el estado tiene la capacidad
tas y los dueños en otros. de proteger y promover esos derechos.
Con respecto al papel de los partidos po- El argumento de que la consideración de
líticos —el colapso del sistema partidario las esferas social y civil de la ciudadanía,
venezolano, la fragmentación del sistema además de la esfera política, es elemental
argentino y ecuatoriano y el descrédito ge- para el estado de la democracia también
neralizado de los partidos y los líderes polí- justifica el argumento de que la democracia
ticos—, todos subrayan la necesidad de sis- es más amplia que el régimen político. Con-
temas políticos partidarios viables que sir- siderar la democracia como una organiza-
van para plasmar la agenda pública. El vacío ción social implica que los ciudadanos de-
que dejó el colapso del sistema partidario en ben estar protegidos de los abusos por par-
Venezuela en los años 90 llevó a otras insti- te del estado y, al mismo tiempo, que el es-
tuciones a ocupar su lugar como mediado- tado debería brindar protección contra los
res en la relación entre el estado y la socie- abusos producidos por la inequidad social y
dad. Los medios de comunicación, la iglesia, los desequilibrios de poder. Esto, primor-
las ONG y las organizaciones sindicales y dialmente, conlleva la protección de los de-
empresariales se convirtieron en actores po- rechos sociales y civiles, más allá de los de-
líticos bajo la Quinta República de Chávez y rechos políticos.
encabezaron la oposición a su régimen. La La Tesis II sostiene que la secuencia de las
falta de una institución mediadora entre el tres esferas de la ciudadanía diferencia a
estado y la sociedad en Venezuela condujo a América Latina de las democracias norocci-
una confrontación peligrosa y directa entre dentales en que los derechos políticos antece-
el estado y la sociedad en 2002. Esto refuer- den a los derechos sociales y civiles en Amé-
za la necesidad de la noción de Philip Ox- rica Latina. Si bien la secuencia puede servir
horn de una “esfera pública” que permita la para explicar las causas de las debilidades de
participación de los ciudadanos en la toma la democracia, yo diría que los relativos dese-
de decisiones y la mediación en las relacio- quilibrios en las tres esferas de la democracia
nes entre el estado y los ciudadanos. pueden ser más importantes al examinar la
calidad de la democracia en cualquier mo-
mento de la historia. Por lo tanto, si las liber-
Definir la democracia como la tades civiles son más débiles en general en
capacidad para expandir la América Latina, mientras que los derechos
ciudadanía sociales pueden ser relativamente más débi-
les en los Estados Unidos, la evaluación de la
Coincido con el precepto general de que calidad de la democracia va a variar.
un nivel y una diseminación insuficientes Holston y Caldeira utilizan el concepto
de la ciudadanía perjudican la calidad de la de “democracia disyuntiva” para describir la

Sobre la democracia como organización social 235


relativa desigualdad de las tres esferas de la Los derechos políticos, por otra parte,
ciudadanía. Este desequilibrio se puede están relativamente bien establecidos en
aplicar a cualquier democracia, ya sea esta- América Latina. No obstante, incluso la
blecida o emergente, y tiene implicancias en norma básica de elecciones aceptables aún
la calidad de la democracia que disfrutan los no está lo suficientemente institucionaliza-
ciudadanos en un determinado país. El de- da en todos los países latinoamericanos y
sequilibrio puede cambiar con el transcurso sufrió reveses en muchos de ellos. El proyec-
del tiempo. Por ejemplo, si bien los derechos to podría medir la fortaleza de las eleccio-
civiles y sociales pueden haber sido institui- nes simplemente documentando el grado
dos en los Estados Unidos antes de que los de control electoral, internacional y nacio-
derechos políticos se extendieran a las mu- nal, solicitado por los países. Estos pedidos
jeres y las minorías, para los negros nortea- surgen de una falta de confianza pública en
mericanos, la implementación del derecho las instituciones electorales. Lo inquietante
político a votar, cuando les fue otorgado, se es que las democracias transitorias, como en
vio impedido en principio por una debili- Nicaragua, República Dominicana o Haití
dad de los derechos sociales (muchas veces en 1990, donde había un amplio control in-
los requisitos de alfabetización para votar ternacional, solicitaron veedores electorales,
no se podían cumplir) y de los derechos ci- incuso tres ciclos electorales después, debi-
viles (el acceso a la justicia para exigir el do a la imposibilidad de institucionalizar
cumplimiento del derecho político). sistemas electorales que le resultaran confia-
La naturaleza del desequilibrio y la inte- bles a la población.
rrelación entre las tres esferas nos ayuda a De la misma manera, las democracias
diagnosticar la causa de las democracias de- aparentemente establecidas como Jamaica y
ficientes y, por ende, a plantear soluciones. Venezuela sufrieron reveses a fines de los
En América Latina, la desigualdad de ingre- años 90 que generaron desconfianza en los
sos genera y es generada por derechos civi- procesos electorales y una invitación a vee-
les y sociales débiles, que a su vez obstaculi- dores internacionales para ayudar a zanjar
zan los derechos políticos. Los bajos niveles esa desconfianza. Cuando la población no
de educación, la pobreza y la falta de acceso confía en los procesos electorales, los go-
al sistema judicial afectan la capacidad de biernos resultantes muchas veces no cuen-
los ciudadanos de participar en la toma de tan con la aceptación y la legitimidad nece-
decisiones políticas, más allá de votar, ya sea sarias para gobernar de manera eficiente.
organizando y haciendo lobby o presentán- Para concluir, la capacidad de las de-
dose para un cargo político. A su vez, el ac- mocracias latinoamericanas para expan-
ceso desigual a la participación política re- dir los derechos civiles es particularmente
fuerza las desigualdades sociales y los dese- débil. Aquí el proyecto debería ampliar su
quilibrios de poder. alcance y examinar la capacidad distribu-
tiva de los estados. Las burocracias inefi-
cientes, la baja capacidad extractiva (siste-
Medir la capacidad del estado para mas tributarios deficientes), la falta de lle-
expandir la ciudadanía gada del estado y la ausencia de servicios
públicos en zonas distantes o con pobla-
Las democracias latinoamericanas tienen ciones marginadas (las zonas marrones de
una baja capacidad para expandir la ciuda- O’Donnell de ciudadanía de baja intensi-
danía en general. La discusión del proyecto dad) reflejan una capacidad deficiente pa-
claramente señala los sistemas judiciales dé- ra expandir los derechos sociales, así como
biles en América Latina y su impacto en los los derechos civiles y políticos. Por otra
derechos civiles. La capacidad de ampliar los parte, la tendencia de las constituciones,
derechos civiles reside en la habilidad para como sucede en México o Venezuela, a ir
fortalecer las instituciones judiciales. Esta es más allá en su compromiso con los dere-
la piedra angular para mejorar la calidad de chos sociales, alimenta el cinismo sobre la
la democracia en América Latina. política y el imperio de la ley en América

236 Sobre la democracia como organización social


Latina donde se los ignora y expande seve- bil en América Latina. Por lo tanto, se la de-
ramente la capacidad estatal donde se los be expandir de manera significativa y no
pone en práctica. mínimamente. Yo coincidiría con el supues-
to de que la ciudadanía civil es particular-
mente débil en América Latina y que esto
Propuestas finales en la Tesis III debilita la democracia en general, en base a
las discusiones anteriores.
Para resumir la discusión de más arriba, (V)Propuesta: La falta o la fragilidad de
analizaré cada una de las propuestas finales los mecanismos institucionales de control y
en la Tesis III: supervisión debilita la democracia. Esto es
Propuesta: La calidad de la democracia va válido en dos niveles. Primero, la ausencia
de la mano del grado de expansión de la ciu- de controles efectivos, la falta de responsabi-
dadanía. No necesariamente es el grado de lidad y la fragilidad de los sistemas de con-
expansión sino la dimensión de cada esfera trol (de la corrupción) debilitan la demo-
de la ciudadanía lo que resulta crucial para cracia tal como se la describe en el proyecto
medir la calidad de la democracia. Donde —una organización social con la capacidad
los derechos no están del todo desarrolla- de expandir (o profundizar o proteger) la
dos, la capacidad para expandirlos se torna ciudadanía—. Los mecanismos de control y
importante a la hora de medir hasta dónde supervisión son necesarios para que los go-
puede mejorar la calidad de la democracia. bernantes se hagan responsables frente a los
(I)Propuesta: La expansión de una esfera ciudadanos ya que ofrecen transparencia de
de la ciudadanía no debería desarrollarse in- acción y la capacidad para castigar o remo-
dependientemente de las otras. En términos ver a quienes ejerzan abuso de poder. Se-
ideales, es válido, pero en la práctica, por su- gundo, estos mecanismos institucionales no
puesto, esto no sucede. El desequilibrio de tienen por qué ser necesariamente institu-
las tres esferas, en cambio, es importante ciones públicas, sino que también pueden
para explicar de qué manera la calidad de la ser grupos de ciudadanos. Los medios, por
democracia es fuerte o débil en un determi- supuesto, pueden desempeñar un papel im-
nado país y para prescribir estrategias que portante al hacer que los gobernantes asu-
sirvan para mejorarla. Las tres esferas están man sus responsabilidades publicando in-
interrelacionadas y la debilidad de una de formación e investigando su accionar. Cada
ellas afectará la protección, expansión y vez se están formando más grupos de con-
profundización de las otras. trol en América Latina que intentan com-
(II)Propuesta: La ciudadanía se refuerza a pensar los débiles mecanismos instituciona-
través de la expansión del imperio democráti- les públicos de supervisión, especialmente
co de la ley. Esto es inequívocamente cierto. en las áreas de los derechos humanos, las
(III)Propuesta: La eficacia del imperio de- elecciones y la corrupción. Esta es un área
mocrático de la ley está relacionada con la ca- que debería incluirse en toda evaluación.
lidad de las instituciones. Esto es válido y re-
presenta un gran dilema para América Lati-
na. Se vuelve un problema circular. ¿Cómo Conceptos o argumentos que, a mi
se hace para mejorar la calidad de las insti- entender, faltan o no están
tuciones si hay impunidad (falta de eficacia explicados detalladamente
del imperio de la ley) para ciertos grupos e en la tesis
individuos cuyo objetivo es debilitar y soca-
var a las mismas instituciones que deben La democracia es una manera de resol-
aplicar el imperio de la ley? ver el conflicto pacíficamente que surge no
(IV)Propuesta: Una expansión mínima sólo de las desigualdades de poder, como se
de la ciudadanía civil debilita la democracia. sostiene, sino también de los intereses en-
Esta propuesta no es muy clara, pero parece contrados.
sostener que la ciudadanía civil es la base de La idea de que la legitimidad del de-
la democracia y que es particularmente dé- sempeño es débil y lo es cada vez más, lo

Sobre la democracia como organización social 237


cual amenaza con socavar la sustentabili- te fuerte de ciudadanía que simplemente
dad de la democracia en la región. El de- deba ser protegido.
sempeño deficiente de las democracias la- Obligaciones de los ciudadanos. La Tesis
tinoamericanas en cuanto a ofrecer servi- III se centra en las obligaciones del estado
cios públicos y mejorar la calidad de vida y para expandir la ciudadanía. Sin embargo,
la seguridad humana es consecuencia de la parece ignorar las obligaciones de los ciuda-
capacidad estatal deficiente para proteger y danos para con el estado y la sociedad. Una
promover la ciudadanía en sus esferas so- cultura política que le asigna un alto valor a
cial, civil y política. un estado paternalista y que tiende a un po-
La capacidad del estado para resolver der centralizado también puede producir
problemas colectivos: cualquier estado ne- una dependencia del estado y una sensación
cesita hacerlo, pero para que la democracia deficiente de las obligaciones de los ciuda-
tenga sentido, es un requisito. Esto queda danos. Los altos índices de evasión imposi-
implícito en la inclusión de componentes tiva, y las minorías e instituciones que se
sociales y civiles de la ciudadanía y en la no- consideran por encima de la ley, son prueba
ción de la agenda pública. Pero tal vez me- de la debilidad de la obligación de los ciuda-
rezca una discusión más explícita sobre si la danos. A su vez, estas debilidades afectan la
democracia es un medio o un fin. capacidad del estado para expandir la ciu-
El foco sobre la expansión de la ciudada- dadanía ya que la capacidad distributiva del
nía presupone que es insuficiente en todas estado se ve erosionada por la evasión im-
las áreas, mientras que algunas sociedades positiva y el imperio democrático de la ley,
tal vez tengan un componente relativamen- minado por quienes no lo respetan.

238 Sobre la democracia como organización social


■ Referencias

James Holston y Teresa Caldeira, “Democracy, Philip Oxhorn, “When Democracy Is Not All
Law, and Violence: Disjunctions of Brazilian Citi- that Democratic: Social Exclusion and the Limits
zenship”, en Felipe Aguero y Jeffrey Stark, editores, of the Public Sphere in Latin America,” documen-
Faulting of Democracy in Post-Transition Latin to presentado en la conferencia Desafíos para la de-
America (North-South Center Press, 1998). mocracia, The Carter Center, Atlanta, octubre de
2000 (www.cartercenter.org/peaceprograms/lacp-
/challenges).

Referencias 239
■Los caminos sinuosos
de la democracia

Democracia es un concepto esencialmente disputado por actores que sustentan proyectos


diversos de construcción social. Por ello, es tan dificil definirla y estudiarla, tanto como
practicarla y promoverla. Resulta ilustrativo pensar la democracia bajo la metáfora de un
barco anclado, es decir, reflexionar acerca de la democracia significa acudir a una imagen
de algo fijo y al mismo tiempo, en flotación.
La democracia se enfrenta en la actualidad a nuevos desafíos que demandan un pensamien-
to complejo acerca de conceptos políticos tradicionales, como por ejemplo el de “sobera-
nía”. Nuevos procesos como la constitución de la Unión Europea muestran que la seguridad
jurídica o la legalidad deben ser pensados mas allá de los límites territoriales de un esta-
do. Al mismo tiempo, podremos observar en el futuro nuevas formas de democracia que, qui-
zá, trasciendan la maquinaria de la representación política tradicional. Respecto de Améri-
ca Latina, resulta necesario encarar tanto las singularidades que presentan las democracias
de la región, como las variaciones específicas de cada país. Además, es preciso atender a
los procesos de legitimación social de las prácticas democráticas, ponerlos en el terreno de
la discusión pública para precisar las condiciones sociales específicas que en América Lati-
na alteran o modifican los contenidos institucionales de un régimen democrático duradero.

Alain Touraine* ción más global, la del desarrollo, es decir


de gestión de cambios globales que afectan
I.1. Es necesario en primer lugar evitar a una sociedad. Vemos aquí que la democra-
definir la democratización por ella misma, tización concebida como un aumento del
dejando de lado toda referencia al funcio- nivel general de participación —en la pro-
namiento general de la sociedad. Si, en una ducción, en las decisiones o en el consu-
economía con gran pobreza, las desigualda- mo— es una de sus dimensiones, pero inse-
des pueden parecer débiles porque la mayo- parable de las otras dos.
ría de la población se reduce a un estado de La primera es la acumulación, ya que no
subsistencia, ¿podemos hablar de tenden- existe crecimiento y desarrollo si no existe
cias democráticas hacia la igualdad? Si, en antes una capacidad de invertir y este es el
otro tipo de economía, los excedentes se re- empleo diferido de una parte de los recursos
servan a los agentes no económicos, políti- disponibles en vista de la construcción de un
cos, militares, religiosos u otros, la igualdad destino. La educación, el cuidado de la salud,
entre la gente ordinaria que no tiene acceso la protección y la seguridad bajo todas sus
a los privilegios reservados a esas elites no formas son inversiones, con el mismo rango
puede ser considerada como democrática. que los medios de defensa o que las inversio-
nes económicas aseguradas al menos en par-
I.2. Es más inteligente partir de una no- te por un endeudamiento consagrado a la

*Sociólogo. Realizó estudios en las universidades de Columbia, Chicago y Harvard y fue investigador del Conse-
jo Nacional de Investigación Francés hasta 1958. En 1956 fundó el Centro de Estudios para la Sociología del Tra-
bajo de la Universidad de Chile. En 1960 se convirtió en investigador “senior” de la “Ecole Pratique des Hautes
Etudes” (Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales de París), donde fundó el Centro de Análisis y de Inter-
vención Sociológicos (CADIS). En los últimos años, publicó los siguientes libros: Crítica a la modernidad (1994),
Qué es la democracia (1994), y ¿Podremos vivir juntos?: iguales y desiguales (1997).

Los caminos sinuosos de la democracia 241


adquisición de los capitales necesarios para organizado de esta forma, se preocupan más
el desarrollo de la producción. por aumentar su nivel de consumo y de pro-
La segunda dimensión del desarrollo es tección que de disminuir la desigualdad de
su regulación, es decir la existencia de reglas oportunidades.
de funcionamiento de conjuntos concretos,
territoriales, administrativos o políticos. Al- II.1. La evocación de los diversos fraca-
gunos piensan que la confianza es el ele- sos de las políticas de desarrollo, a veces
mento principal de funcionamiento de una muy duras, otras muy blandas, obliga a exa-
sociedad en desarrollo; otros piensan que es minar más de cerca el modo en que la com-
necesario enfrentar la corrupción y los actos binación de las tres dimensiones del desa-
ilegales. En todos los casos, existen reglas de rrollo puede operarse de manera satisfacto-
juego a enunciar y respetar. ria. Entramos aquí en problemas centrales
de la economía y de la sociología del desa-
I.3. Si existe una sola de estas dimensio- rrollo. Si admitimos que la confusión de los
nes, podrían producirse cambios importan- componentes es una forma de envejeci-
tes, pero estarán desequilibrados y resultaría miento, de pérdida de energía, de camino a
imposible hablar de desarrollo. la entropía, es necesario aceptar la idea de
Si los lazos entre los tres componentes que cada componente debe apoyarse sobre
permanecen débiles, si un capitalismo con- un principio ajeno a la reproducción del or-
quistador se enfrenta a reivindicaciones ex- den social para que se pueda asegurar el di-
tremas sin intervención posible de un Esta- namismo. Cada componente debe aportar
do administrador, el desarrollo no es impo- un dinamismo que venga tanto del exterior
sible, pero su costo humano y social es muy como del interior. Esto es más claro en el ca-
elevado. Los ejemplos históricos de desarro- so de la eficacia del desarrollo, que debe
llo más espectaculares han sido de este tipo, apoyarse sobre fuerzas exteriores dentro de
ya sea de la industrialización británica de las cuales las más importantes son el merca-
mediados del siglo XVIII a mediados del si- do, las innovaciones tecnológicas y la racio-
glo XIX, de la industrialización rusa, luego nalización del aparato de producción pú-
soviética, durante la primera mitad del siglo blico y privado.
XX, o de la entrada actual de una gran par- En lo que concierne a la regulación, li-
te de la población china en la economía de gada sobre todo a las intervenciones del Es-
mercado internacionalizada, los ejemplos tado, su dinamismo proveniente del exte-
son más que suficientes para recordarnos rior es más difícil de percibir. ¿Pero conoce-
que el desarrollo y la democratización no mos nosotros muchos ejemplos de desarro-
son siempre complementarios. llo económico que no hayan provenido de
una fuerte conciencia nacional o al menos
I.4. Inversamente, frente a modalidades nacionalista, como en el caso de los países
de desarrollo “duras”, vemos otras que pue- de Austria-Hungría de antes de 1918 o co-
den calificarse de “blandas”. Ellas se definen mo aquel de los países post coloniales que se
por una sutil separación de las tres dimen- formaron luego del fin de la Segunda Gue-
siones de desarrollo, que puede llevar hasta rra Mundial y el gran movimiento de desco-
la confusión. Esta situación ha sido tan fre- lonización?
cuentemente la de América Latina que debe
ser descrita más precisamente. Si las inter- II.2. Es necesario volver a analizar los
venciones del Estado tienen como objetivo factores de formación o de refuerzo del ter-
principal fortalecer las categorías medias a cer componente del principio de desarrollo,
expensas de la capacidad de inversión, por el que mantiene nuestra atención aquí y que
un lado, de la lucha contra la pobreza, por es el de democratización. Podríamos estar
el otro, podemos habitualmente hablar de tentados de seguir un razonamiento análo-
democratización limitada, puesto que el ni- go a aquel que se acaba de proponer para las
vel de participación aumenta pero aquellos otras dimensiones y de hablar acá de la pre-
que se benefician del modelo de desarrollo, sión ejercida por las migraciones internas y

242 Los caminos sinuosos de la democracia


una urbanización acelerada que han creado carse naturalmente a otros países, pero esto
sobre el territorio las metrópolis más pobla- sólo refuerza la capacidad de explicar la for-
das del mundo, São Paulo y México D. F. mación del espíritu democrático, que no
Pero tal camino es evidentemente una podemos considerar como resultado de un
impasse para el análisis, ya que nada puede refuerzo de la situación económica, política
justificar la confusión de la democratiza- y social. La democratización sólo puede se-
ción y de un populismo civil o militar que guir un camino opuesto al de la formación
ha sido, de hecho, el adversario más cons- de las “grandes potencias” cuyo rol mundial
tante de la democracia, al menos antes de la no estuvo ligado a la democratización, a pe-
fase reciente de las dictaduras militares más sar de que ellas han sido la cuna de este es-
brutales. píritu democrático. Este es el transforma-
Si definiésemos las situaciones latinoa- dor, la reversión, podríamos decir, de un es-
mericanas en su conjunto como la combi- pacio orientado por objetivos a un espacio
nación de un desarrollo capitalista depen- organizado en torno al reconocimiento de
diente y limitado, de un nacionalismo favo- derechos. El factor de democratización más
rable a la formación de regímenes autorita- importante ha sido el reconocimiento de la
rios, desde aquel de los caciques hasta aque- educación en sus funciones no utilitarias,
llos de los generales-presidentes, y de las re- orientada a lo que los alemanes han llama-
voluciones urbanas masivas, llegaríamos rá- do Bildung, los franceses la cultura general y
pidamente a la conclusión, de hecho fre- los pueblos latinos las humanidades. En
cuentemente adoptada, sobre todo por los particular la Argentina que, por muchos as-
extranjeros, de que la democratización no pectos, se orientaba a un desarrollo poco in-
puede producirse en América Latina, conti- tegrado y por lo tanto se sometía a fuertes
nente que sigue estando dominado por la presiones antidemocráticas, retoma la ven-
oposición entre una lógica hacia afuera y taja sobre todos los otros países del conti-
otra hacia adentro, para hablar como los nente, como antes de ella Gran Bretaña y
economistas de la CEPAL, que, uno y otro Francia la habían acaparado durante un lar-
condujeron no a la construcción económica go periodo de formación de democracias
y política esperada precisamente por los modernas, desde las primeras conquistas
animadores de la CEPAL, pero que contra- holandesas y británicas hasta las grandes
riamente llevaron a sociedades repletas de afirmaciones americanas y francesas de fin
lógicas contradictorias e incapaces de inte- de siglo XVIII.
grarlas en políticas nacionales de desarrollo. El mismo razonamiento debe aplicarse a
los otros componentes del desarrollo. Re-
II.3. Esta concepción de la democratiza- cién cuando el esfuerzo de modernización
ción debe ser rechazada. Si admitimos que lleva a la lucha contra las formas arcaicas de
las dos otras dimensiones del desarrollo tie- dominación social, es cuando la nueva bur-
nen raíces sobre todo externas, es necesario guesía establece una alianza con las clases
que la democratización sea de forma inver- populares contra una oligarquía apoyada
sa apoyada por una voluntad, no sólo de sobre un modo antiguo de producción, se
aumentar el consumo de las clases popula- desarrolla el espíritu democrático. Este pro-
res sino, lo que es mucho mas complejo, de ceso tiene orígenes antiguos, pero ha toma-
dar a la sociedad considerada la capacidad do una fuerza particular en las postrimerías
de administrar, de modo autodeterminado, de la Primera Guerra Mundial, de la Revo-
los cambios globales, es decir las relaciones lución Mexicana y de la Revolución Soviéti-
entre las tres dimensiones por métodos es- ca, cuando el movimiento de Córdoba de
tablecidos institucionalmente y respetados. 1918, la “Generación del Veinte” y de los
Los factores reales de democratización movimientos llegaron a numerosos países y
no son ni objetivos ni provenientes del provocaron el desarrollo de fuerzas de iz-
mundo exterior; son al contrario subjetivos quierda que culminaron en los frentes po-
y sus raíces se insertan en la experiencia vi- pulares españoles, franceses y chilenos de
vida. Este razonamiento general puede apli- los años 30 del siglo pasado.

Los caminos sinuosos de la democracia 243


En fin, sólo cuando las luchas sociales regulación política es asegurada por el Esta-
no se orientan ante todo contra una domi- do propiamente dicho, éste no puede for-
nación extranjera sino que, al contrario, por marse de elecciones y de partidos políticos
conflictos análogos a aquellos que hemos y, por consiguiente, de procesos de demo-
observado en los países “centrales”, la rever- cratización. Por otro lado, si la política eco-
sión de una vida política y social orientada nómica no se rige por los resultados y las
hacia el exterior se produce hacia procesos tendencias de la economía internacional, el
sociales y políticos orientados hacia el inte- voluntarismo del Estado, en particular del
rior, se desarrolla la democratización. La sector privado, se torna difícil la formula-
mayoría de los países latinoamericanos co- ción de objetivos económicos racionales.
nocen simultáneamente o sucesivamente Nada nos obliga a llevar al extremo este
estas dos lógicas. razonamiento y hemos visto muy frecuente-
mente hombres de Estado imponer su mar-
III.1.Este análisis directo de las condi- ca a toda la vida de sus países, como ha sido
ciones que favorecen —o desfavorecen— la el caso para Atatürk, Cárdenas, De Gaulle,
democratización nos permite abordar las Nehru y algunos otros. Pero es necesario, en
situaciones contemporáneas en América la América Latina actual, separar la “socie-
Latina. Esta, como muchas partes del mun- dad civil”, que funciona según la organiza-
do, ha estado dominada no por los factores ción de la economía y de las relaciones so-
de democratización, sino por el contrario, ciales, y, por otro lado la gestión adminis-
por una mezcla dura o blanda de dimen- trativa del país. Aceptemos, en el periodo
siones de desarrollo. Las intervenciones del actual, considerar como necesaria la auto-
Estado han sido tan diversas y tan elabora- nomía de cada una de las tres dimensiones
das que ha sido casi imposible separar el or- de la vida pública con respecto a las inter-
den del Estado del de la vida social. Desde venciones del Estado. No hay democratiza-
hace un siglo, una gran parte del mundo ha ción sin actores políticos, y en particular
estado dominada por la noción del gran sin partidos políticos, pero también sin sin-
partido, es decir de un partido que es a la dicatos y asociaciones independientes del
vez el representante político de demandas Estado; no hay eficacia sin administración
sociales, un aparato del Estado y un admi- económica claramente consciente de los
nistrador económico. Los partidos comu- efectos de la situación internacional sobre la
nistas —o aquellos que se han construido vida económica de cada país; no hay regula-
según ese modelo— han asumido las tres ción de la sociedad sobre todo si la distribu-
funciones a la vez, sin siquiera separarlas ción de las funciones y de las ventajas de-
completamente. Desde nuestra época, es pende en mayor medida de la influencia po-
imposible no juzgar negativamente esta lítica de los individuos o de las categorías.
concepción que ha conducido generalmen- No hay ni mucho ni poco Estado en
te a un régimen totalitario, y que siempre América Latina. De lo que sufre es de la
ha creado una gran confusión entre la vida confusión constante entre el Estado y la eco-
económica, la organización social y la acti- nomía, del Estado y la representación de los
vidad política. De ahí, la tendencia de los intereses sociales, del Estado y de los meca-
movimientos de oposición a esos regíme- nismos de integración social; si agregamos,
nes a oponerse ante todo al Partido, piedra en este último caso que la distancia sea for-
angular del edificio, antes de rechazar un ti- zosamente menos grande entre el rol del Es-
po particular de administración. tado y los problemas de integración nacio-
Aun si se trata más de una opinión gene- nal. Puesto que la democratización se en-
ral que de una demostración, sería mejor cuentra en el centro de esta reflexión, pode-
reconocer la necesidad, para el éxito de un mos decir que su suerte ha dependido a la
plan de desarrollo y por consiguiente tam- vez de sus relaciones de independencia con
bién por su carácter democrático y su efica- respecto al Estado y de su conciencia de es-
cia, distinguir los intereses del Estado del tar fuertemente ligada al éxito de las otras
funcionamiento propio de la sociedad. Si la dimensiones del desarrollo: la regulación y

244 Los caminos sinuosos de la democracia


la eficacia, estas dos orientaciones siendo lución cubana”, puesto que el mismo Castro
complementarias, ya que recién cuando los defendió una concepción completamente
objetivos sociales, económicos y adminis- opuesta a la lucha de la liberación, centrada
trativos son diferentes los unos de los otros, en el debilitamiento del enemigo exterior y
el Estado tiene la capacidad de dar cierta de sus apoyos interiores más que sobre la
unidad a la vida nacional. La peor situación movilización de las masas. Las guerrillas,
es aquella donde el Estado omnipresente se creadas imitando al movimiento cubano
sustituye a las diversas lógicas especificas de victorioso, fueron la creación política más
acción, aquella de la democratización, la de original del continente. Las guerrillas, aun
la eficacia económica o la de la integración cuando dan una gran escala a sus acciones,
nacional. El mal general que sufre el conti- constituyen ante todo una respuesta a la de-
nente es la confusión de diversos tipos de pendencia exterior tan grande que no deja
actores con el Estado, quien se centra poco a más lugar a la movilización dirigida por los
su vez, en sus propios objetivos. sindicatos o los partidos. Y las guerrillas, a
No hay una política de desarrollo vo- pesar que su acción está al servicio de las co-
luntarista que no haya culminado en un de- munidades campesinas, como fue el caso en
bilitamiento de los actores sociales y de los el país quiché, en Guatemala, se basó en un
mismos Estados, siendo absorbidos en una malentendido grave entre esa población in-
sopa político-económico-social cuya única dia campesina y la juventud urbana escola-
ventaja es estar muy mezclada y ser “tenue” rizada y radicalizada.
como para ser un instrumento peligroso en Muchos piensan que el continente nece-
manos de un partido todopoderoso. sita sobre todo empresarios en las políticas
Esta conclusión es alentadora: no se tra- públicas que se abran al mundo. Otros pien-
ta de defender la democratización contra san, al contrario, que la política debe des-
otras tendencias de desarrollo opuestas. Se bordar a la clase media, radicalizada o no, y
trata de distinguir, unas de otras, estas di- que las “masas” deben hacer nacer en ellas
mensiones que son administrativas por ins- nuevos movimientos sociales independien-
tituciones diferentes, y de precisar clara- tes de las fuerzas políticas. Las dos concep-
mente las relaciones entre esos dominios y ciones se oponen una a la otra, pero tienen
el del Estado. en común la voluntad de querer reducir la
autonomía del campo político y de reforzar
III.2. Esta conclusión del orden del Esta- la intervención de los actores sociales direc-
do y del de la sociedad trae aparejado un de- tamente involucrados en su confrontación
bilitamiento de uno y otro. Es ese déficit ge- con los dirigentes económicos y cerca de las
neral de la capacidad de acción que ha defi- categorías sub-privilegiadas.
nido mejor, hasta el momento, al continen- Disminuir la confusión del campo polí-
te. Se habla frecuentemente de situaciones tico y del campo social, del Estado y los mo-
revolucionarias en América Latina y es fácil vimientos sociales, podría considerarse co-
evocar, tanto en el campo como en las gran- mo un gran paso hacia la democratización.
des ciudades, situaciones que se volvieron
explosivas por la acumulación de miseria y IV.1.Hay que preguntarse bajo qué con-
a veces por la impotencia de las fuerzas ad- diciones puede realizarse una democratiza-
ministrativas. Pero dejando de lado la gran ción que no sea por un manto protector del
revolución mexicana, no podemos citar re- Estado y de la sociedad, y que, contraria-
voluciones en América Latina: sólo Bolivia mente, dé una autonomía creciente a todas
en 1952 y, en particular el movimiento cam- las dimensiones del desarrollo favoreciendo
pesino que representó su núcleo y también el retorno hacia el interior.
la primera etapa del movimiento sandinista La primera respuesta que se impone es
en Nicaragua, en el cual casi toda la nación que todos los países de América Latina vi-
se enfrentó a la apropiación de todo el país ven una crisis, que su falta de actores es ca-
por parte del dictador y su familia. da vez más visible, ya sea de los dirigentes
Sería seguramente falso hablar de “revo- económicos, de los sindicatos o de los admi-

Los caminos sinuosos de la democracia 245


nistradores políticos. La presión cada vez São Paulo, que depende de un Estado rico
más fuerte ejercida por los Estados Unidos en recursos? Aun si tenemos en cuenta la ex-
para hacer entrar a todo el continente lati- celente calidad de la universidad de Campi-
noamericano en una inmensa zona de libre nas y de algunas universidades federales en
comercio y aun de integración económica Brasil o del Instituto Tecnológico de Monte-
podría tener efectos favorables al obligar a rrey en México, el retraso del continente en
los países correspondientes a buscar refor- el ámbito de investigación y de innovación
mas capaces de detener esta presión externa. es considerable.
Paralelamente, se siente por todos lados Hay que volver a decirlo: no se trata de
la necesidad de un aumento de las interven- sacar al Estado de su rol propiamente polí-
ciones del Estado, en particular allí donde la tico, sino al contrario, de hacer de las gran-
presión fiscal real sigue siendo acotada y ahí des elecciones verdaderos momentos de
donde la vida universitaria se fragmenta en- elecciones fundamentales, como es muchas
tre las instituciones privadas, más preocu- veces el caso en los países más desarrollados.
padas por responder a un mercado profe- Lo que supone la formación de iniciativas
sional que por desarrollar una capacidad de económicas y de conflictos sociales cada vez
conocimiento. En términos generales, la más independientes de las intervenciones
primera condición para que se refuerce la del Estado. El “todo político” del último si-
democratización es que aumente la capaci- glo debe desaparecer. En su lugar, es necesa-
dad de intervención del Estado, pero a con- rio a la vez un crecimiento más fuerte, con-
dición de aumentar la distancia que separa flictos sociales bastante vigorosos como pa-
esas intervenciones de la acción autónoma ra reducir la desigualdad y la exclusión y
de la sociedad. una regulación más eficaz de la vida política
y social.
IV.2. El análisis llevado a cabo en la pri-
mera parte de este artículo parece verificado IV.3 La democratización no puede ser
por el examen más concreto de las situacio- solamente una débil compensación a una
nes latinoamericanas. Casi siempre y casi en desigualdad creciente; aun menos puede
todos lados, el continente siguió políticas reducirse a una extensión de la clase media.
blandas, es decir que asignó una importan- La democratización sólo puede ser un lugar
cia central a la mezcla de intervenciones es- de voluntad colectiva, cerrada tanto en la
tatales y de negociaciones sociales, comple- cima como en la base o en el medio de la
tado por la sumisión a las restricciones exte- sociedad y que tiene por objetivo reempla-
riores. Por largo tiempo la extensión de la zar un análisis y una política llevadas a ca-
zona central, la que he llamado “la de la pa- bo en términos de situaciones inevitables,
labra”, pareció aportar respuestas a la pre- de declaración de impotencia y por lo tan-
sión de las categorías marginalizadas, repro- to de aceptación de las rupturas de todos
duciendo sólo un nivel tolerable de corrup- los órdenes, por una voluntad de acción
ción. Pero este triunfo de las soluciones responsable, voluntad de combinar las tres
“políticas” fue pagado por una debilidad dimensiones de desarrollo: regulación pú-
del desarrollo económico y en particular blica, inversiones productivas y orientada
por las de investigación e innovación. ¿Có- hacia una participación cada vez más ex-
mo aceptar que este continente sólo posea tendida en un proyecto de desarrollo que
una universidad que alcance la excelencia alargue por su propia existencia el espacio
del nivel internacional, la universidad de de los “posibles”.

246 Los caminos sinuosos de la democracia


■ Comentario sobre las tres tesis

Es preciso pensar la democratización en el marco del funcionamiento general de la socie-


dad. Por ello, resulta más apropiado partir de una noción más global como la de desarro-
llo, esto es la capcidad de gestión de los cambios globales que afectan a una sociedad en
su conjunto, para encontrar en la democratización tan solo una de las dimensiones del de-
sarrollo, la específicamente relacionada con el aumento del nivel general de participación
social, sea en la producción, en las decisiones o en el consumo. La primera condición para
el fortalecimiento de los procesos de democratización es el aumento de la capacidad de
intervención del Estado, pero a condición de que se produzca, al mismo tiempo, un creci-
miento de la distancia que separa esas intervenciones estatales de la acción autónoma de
la sociedad. Disminuir la confusión entre campo político y del campo social, del Estado y
los movimientos sociales, podría considerarse como un gran paso hacia la democratiza-
ción en la América Latina actual.

Laurence Whitehead * vitud hasta el establecimiento de un hogar


nacional para el pueblo judío, entre otras
La primera tesis retoma, de manera cui- muchas iteraciones (democracia y gobierno
dadosa, algunos temas bastante familiares. mundial; democracia antiterrorista; etc.).
Yo lo analizo, en gran medida, en mi primer Intento demostrar que, aun así, el significa-
capítulo de Democratization: Theory and Ex- do del término tiene un núcleo que no se
perience (Oxford University Press, 2002), es- puede eliminar, pero que es un error inten-
pecialmente en las páginas 11-19. Allí sos- tar encontrarle una frontera exterior defini-
tengo que cualquier definición fija (estipula- tiva e inequívoca. Propongo la metáfora de
tiva) de democracia requerirá, simultánea- democracia como algo “fijo pero en flota-
mente, demasiado y muy poco. Esto es así ción”, como un bote anclado.
porque democracia es un concepto “esen- Con referencia a la manera en que se de-
cialmente disputado”, o el objeto perma- sarrolla aquí esta tesis, mis principales co-
nente de competencia entre proyectos en- mentarios son I) las estipulaciones se vuel-
frentados de construcción social. Es un pre- ven cada vez más minuciosas a medida que
mio tan valioso que quienes están principal- se despliega el argumento y II) no se tiene
mente interesados en la economía de merca- suficientemente en cuenta el ritmo del cam-
do intentarán apropiarse de él para su causa, bio social y cómo, por lo tanto, la democra-
mientras que quienes están emparentados cia puede adoptar diferentes formas en dife-
con la equidad social harán un esfuerzo ma- rentes momentos (incluso, evolucionar en
yor por conseguirlo, como las religiones en- el futuro en modos que pueden escapar a
frentadas, los grandes poderes alternativos y muchas de estas estipulaciones). Por ejem-
demás. A lo largo de 25 siglos de historia, es- plo, la tesis invoca una concepción muy tra-
tuvo asociada, de un modo u otro, con cau- dicional y bastante estática del “imperio de
sas que van desde la preservación de la escla- la ley”, al que asocia con un estado territorial

* Politólogo. Es Official Fellow in Politics at Nuffield College en la Universidad de Oxford y Senior Fellow of the
College. Sus más recientes publicaciones son: Laurence Whitehead (ed.), Democratization: Theory and Expe-
rience (OUP 2002), y Laurence Whitehead (ed.), Emerging Market Democracies: East Asia/Latin America (Johns
HopkinsUniversity Press, 2002).

Comentario sobre las tres tesis 247


que ejerce una soberanía monopolizadora. cialmente las páginas 3/7). Después de todo,
Pero la Unión Europea nos está demostran- hay muchas otras democracias en desarrollo
do hasta dónde puede desarrollarse el im- fuera de América Latina, de modo que algu-
perio de la ley fuera de los límites de la so- nas de las aseveraciones formuladas en esta
beranía del estado. Las Naciones Unidas sección también podrían aplicarse, por
también intentaron promover foros de de- ejemplo, a Sudáfrica o Turquía. Asimismo,
mocratización en el contexto de una sobe- pienso que las diferencias importantes den-
ranía suspendida (democracia tutelar o pro- tro de América Latina (por ejemplo, entre
tegida). Puerto Rico ilustra el alcance del Chile y la Argentina) se desdibujan en este
imperio de la ley y la expansión de los dere- énfasis puesto en las “singularidades”. Preci-
chos democráticos en ausencia de una sobe- samente en este momento, mi trabajo sobre
ranía tradicional. En el futuro, tal vez vea- México está planteando el interrogante so-
mos nuevas formas de democracia (consul- bre si los impedimentos a la expansión de la
tas directas a la ciudadanía a través de Inter- democracia y la ciudadanía son realmente
net, por ejemplo) que podrían obviar la del mismo orden en ese país que en (diga-
maquinaria tradicional de la representa- mos) Bolivia o (un ejemplo dramático) la
ción política. La idea de que la democracia Argentina. Mi conclusión tentativa es que
presupone partidos políticos tal vez merez- existe la posibilidad de una fuerte causali-
ca un mayor debate, teniendo en cuenta el dad acumulativa —tanto positiva (círculos
descrédito cada vez más vinculado a ellos. virtuosos) como negativa (círculos vicio-
También me perturba hacer del “derecho sos)—. Esto, sumado a la incertidumbre so-
individual a la propiedad” un prerrequisito bre qué derechos realmente se pueden sus-
estático y universal. (Esto podría significar, tentar para tal o cual sector de una sociedad
por ejemplo, que cuando los chilenos eligie- muy desigual, puede ser otra “singularidad”
ron a Allende votaron en contra de la demo- aplicable a todo el subcontinente. Pero, si
cracia. Podría implicar, también, que los ira- fuera así, significa que puede haber grandes
níes no podrían elegir democráticamente variaciones en la “calidad” de la democracia
vivir bajo un sistema legal islámico que res- en toda la región.
tringe sus derechos a la propiedad según la La tercera tesis traza la delgada línea en-
estricta ley islámica.) Considerando todo tre sustentar la centralidad de una concep-
esto, me preocupan estas aseveraciones de ción meramente política de la democracia y
derechos atemporales y universales, cuando prestarle suficiente atención a la inclusión
la experiencia histórica sugiere que son social necesaria para la sustentabilidad de-
construcciones sociales sometidas a una mocrática. En Towards Democratic Viabi-
continua innovación. Sin embargo, a pesar lity: The Bolivian Experience (Palgrave,
de estas reservas sobre el desarrollo minu- 2001), editado por John Crabtree y Lauren-
cioso de la tesis, veo un gran mérito en el ín- ce Whitehead, defendí el uso del término
dice en bastardilla. “viabilidad” en este contexto, que prefiero
La segunda tesis aborda las “singularida- por sobre “consolidación” (que sólo tiene
des” de la política latinoamericana. Me pa- que ver con la coherencia institucional) y
rece pertinente el intento por especificar es- “perduración”, una palabra curiosa por
tas singularidades y confío en que la investi- cierto, que se utiliza en este texto. No obs-
gación apunta en la dirección correcta tante, dejando de lado la semántica, el pun-
cuando destaca los problemas característi- to principal es correcto. Debemos atender a
cos de las democracias “en desarrollo” y la la legitimación social de las prácticas de-
implementación específica de los derechos mocráticas y no podemos dar esas prácti-
sociales, políticos y civiles en esta región. Sin cas por sentadas, independientemente de
embargo, suavizaría el lenguaje de “unici- las características específicas de ciudada-
dad” y le prestaría mayor atención a la vola- nía y desarrollo que distinguen a América
tilidad de los derechos en la región, más Latina. Lo que me gustaría que se incorpo-
que a su secuencia característica (ver mis rara a la tercera tesis es una discusión más
notas para la reunión de Costa Rica, espe- amplia sobre hasta dónde los requerimien-

248Comentario sobre las tres tesis


tos sociales específicos de América Latina necesario contemplar? ¿Puede ampliarse el
alteran o modifican el contenido institu- sistema legal existente para que proporcio-
cional de lo que podemos describir como ne un acceso mínimo a una compensación
un régimen democrático duradero. Por legal para todos los ciudadanos? Y si no
ejemplo, frente a lo que decimos sobre la fuera así, ¿acaso otras variantes (informa-
expansión de la ciudadanía y el legado del les) de provisión legal son parte de la de-
desarrollo incompleto, ¿qué tipos de repre- mocratización en esta región? La tesis tam-
sentación política podemos avizorar? ¿Los bién se refiere a los respaldos regionales e
partidos políticos convencionales agotan el internacionales de la legalidad doméstica y
repertorio? De la misma manera, frente a lo yo lo apoyo, aunque plantea interrogantes
que decimos sobre la volatilidad de los de- de soberanía que tal vez merezcan una ma-
rechos políticos y sociales, ¿qué variantes de yor discusión (de acuerdo con mis comen-
la expansión de la legalidad democrática es tarios sobre la primera tesis).

Comentario sobre las tres tesis 249

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