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Tratamiento intensivo para el TOC y la ansiedad

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Los trastornos de ansiedad son el problema de salud mental más común en niños y
adolescentes, y los estudios muestran que hasta el 80 por ciento de los niños que los
padecen no reciben tratamiento. Esta es una estadística particularmente dolorosa porque
se ha demostrado que la terapia cognitivo-conductual (TCC) es muy eficaz para los niños
que luchan contra el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) y otras formas de ansiedad, a
veces en combinación con medicamentos.

El inconveniente es que la TCC generalmente requiere entre 12 y 15 sesiones para


conseguir resultados sustanciales. Si un niño está viendo a un psicólogo para la sesión
tradicional de una hora a la semana, eso significa tres o cuatro meses. Para acelerar este
proceso y poder ayudar a los niños en menor tiempo, cada vez más médicos están
utilizando tratamientos intensivos.

En el tratamiento intensivo, el niño tiene sesiones que pueden durar varias horas, varios
días a la semana durante 3 a 6 semanas. Y la evidencia muestra que se puede avanzar
mucho en un programa acelerado, especialmente cuando los padres son parte del
tratamiento.

Resultados más rápidos


Las ventajas del tratamiento intensivo son evidentes para los niños que tienen
discapacidades severas, cuya ansiedad o TOC se ha apoderado de sus vidas y de las de
otros miembros de la familia. A menudo, estos niños no pueden ir a la escuela, participar
en actividades regulares o ver amigos. Algunas veces, apenas pueden salir de sus
habitaciones. El tratamiento intensivo significa liberar a los niños de su sufrimiento en
cuestión de semanas en lugar de meses.

“Es muy emocionante poder recibir un tratamiento completo en un período de tiempo


realmente corto, y que los niños vuelvan a tener el control de sus vidas y puedan ir a la
escuela y hacer las cosas que les importan”, explica Jerry Bubrick, PhD , director del
programa intensivo de TOC del Child Mind Institute.

Pero el tratamiento intensivo también tiene ventajas para los niños que tienen una
ansiedad más moderada pero que ha mostrado resistencia al tratamiento. Y es útil para
las familias que viven en zonas del país donde no hay acceso a médicos capacitados en
TCC y que pueden viajar para recibir tratamiento.

Cómo funciona
La ansiedad aumenta cuando los niños evitan las cosas que los ponen ansiosos, o cuando
crean rituales para enfrentar sus miedos, como lavarse las manos o tocar cosas en cierto
orden. Con el tiempo, estas adaptaciones permiten que la ansiedad crezca, y la evasión y

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los rituales se tornan cada vez más demandantes.

Los niños suelen mantener sus temores y sus rituales en secreto, hasta que se vuelven
demasiado abrumadores como para esconderlos. En ese momento, los niños a menudo
involucran a familiares y amigos en sus rituales y técnicas evasivas para mantener su
ansiedad a raya.

En la TCC, los niños aprenden cómo funciona la ansiedad (cómo evitarla la hace más
poderosa), y desarrollan habilidades para aprender a tolerarla sin escapar ni realizar
rituales. Esto se llama exposición con prevención de respuesta, que hace que la ansiedad
en sí misma disminuya. El terapeuta ayuda a los niños a enfrentar sus miedos en pasos
graduales y controlados. En cada paso, con la repetición y la práctica, los niños van viendo
que la ansiedad disminuye y que están listos para abrirse camino hacia miedos cada vez
mayores.

Aprendizaje acelerado
“Si usted lo piensa como aprender un idioma, es como tomar una clase de dos horas todos
los días con tareas en el medio”, explica el Dr. Bubrick. “Simplemente estás expuesto a
ella una y otra y otra vez, grabándolo en la memoria a través de mucha experiencia y
mucha práctica”.

En la TCC, los niños practican no solo durante las sesiones sino también entre ellas, y la
evidencia muestra que la mayor parte del cambio ocurre cuando los pacientes aplican en
casa las habilidades que han aprendido. Cuando las sesiones son una vez a la semana, hay
mucha distracción entre sesiones, así como competencia por la atención de los niños y los
padres.

Cuando la familia se concentra en el tratamiento de manera intensiva, es más probable


que hagan la tarea de manera constante, y el aprendizaje se acelera. Los niños comienzan
a ver resultados rápidamente, lo que aumenta su compromiso con el tratamiento y los
motiva a esforzarse más.

“El tratamiento para el TOC funciona mejor con un alto nivel de cumplimiento y gran
motivación”, dice el Dr. Bubrick. “Cuando hacemos un tratamiento intensivo, los niños
aprenden más rápido las habilidades y obtienen resultados más rápido. Se sienten cada
vez más empoderados y motivados porque ven que funciona”.

Cuando el tratamiento anterior no ha funcionado


El tratamiento intensivo es particularmente útil para los niños que han tenido muy poco o
ningún progreso con su ansiedad o TOC, aunque hayan visto a varios profesionales de
salud mental diferentes e incluso hayan recibido alguna forma de TCC.

Una razón por la que el tratamiento falla, según el Dr. Bubrick, es que a veces reciben una
versión reducida de la TCC. En la escuela de posgrado, un psicólogo puede estudiar
muchas técnicas de tratamiento (psicodinámica, TCC, Gestalt) y luego usar una

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combinación de ellas en su práctica que incorpore algo de TCC, pero sin incorporar un
seguimiento suficiente como para ser eficaz, argumenta.

Otro obstáculo puede ser que un médico tenga entrenamiento en TCC, pero no tenga
experiencia aplicándola a una condición en particular. “Tener una especialidad en TCC
para los trastornos alimentarios o el insomnio no convierte automáticamente a alguien en
un experto en TOC”, señala el Dr. Bubrick.

Otro problema común es que un médico puede concentrarse en un desencadenante


particular de la ansiedad y pasar por alto otros. Por ejemplo, pensemos en un niño que
está asustado por la contaminación y evita tocar el suelo, ya que teme enfermarse. El niño
podría hacer exposiciones exitosas que impliquen tocar el piso y recoger cosas del piso,
pero la ansiedad de enfermarse podría permanecer. “Este niño mostrará cierta mejoría,
pero se seguirá sintiendo bastante impotente acerca de los pensamientos y volverá a verse
atrapado en esos síntomas”, dice el Dr. Bubrick.

Finalmente, las familias no siempre están incluidas en el tratamiento. La mentalidad de


“dejar al niño / recoger al niño” no es tan eficaz, añade el Dr. Bubrick, como cuando los
padres participan como “coterapeutas”.

El rol de los padres


Las investigaciones muestran que reducir las adaptaciones familiares del TOC (el papel
que desempeñan los padres en ayudar a los niños a apartarse de su ansiedad) hace que el
tratamiento sea más efectivo. Los padres a menudo tratan, comprensiblemente, de hacer
que el hogar y la vida familiar sean “seguros” para los niños, brindándoles repetidas
garantías y apartando las cosas que provocan ansiedad. Están tratando de proteger al
niño, pero reforzar las estrategias de afrontamiento poco saludables del niño en realidad
alimenta la ansiedad.

Esta reacción también lleva a algunos padres a preocuparse de que la terapia de


exposición pueda ser demasiado difícil para los niños. “Es comprensible que alguien al
enterarse de las exposiciones piense: ‘No hay forma de que mi hijo pueda manejar eso’”,
dice el Dr. Bubrick. Sin embargo, “en realidad se trata de enfrentar gradual y
sistemáticamente las cosas que provocan ansiedad, y aprender a superar esas cosas para
que no sean temidas o evitadas. La ansiedad realmente disminuye”.

Y saber cómo funciona y estar involucrados puede ayudar a toda la familia que hasta
ahora se ha sentido impotente en manos del TOC o la ansiedad de su hijo. Aprender a
ayudar a sus hijos a rechazar sus miedos también fortalece a los padres.

Como observa el Dr. Bubrick, “los padres generalmente se van de aquí, no solo
agradecidos, sino mucho más informados sobre cómo ser defensores de sus hijos en lugar
de ser víctimas de la ansiedad”.

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Caroline Miller is the editorial director of the Child Mind Institute.

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