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Unidad 1-3-EVALUACIÓN DE LOS RECURSOS NATURALES.

Los recursos naturales se cuantifican o se miden en unidades habitualmente utilizadas por la


humanidad, dependiendo del criterio de evaluación, estas unidades pueden ser: longitud, masa,
volumen, superficie, densidad poblacional, concentración, unidades energéticas, la combinación
de una o más unidades y el criterio económico. Medir es comparar una magnitud con otra que
llamamos unidad. La medida es el número de veces que la magnitud contiene a la unidad.

Sabemos que existen recursos naturales renovables y no renovables. Estos últimos son más fácil
de evaluar en términos de existencia y en términos económicos: por ejemplo, los minerales, como
el oro entre otros, se extraen y se comercian con precios relacionados con su peso y pureza (“ley”
o quilates); en un yacimiento mineral, hay métodos para estimar su “stock” extraíble, las
cantidades extraídas y el dinero generado por el emprendimiento.

Algunos autores como HARTMAN (1987) diferencian la prospección: cuyo objetivo es el


reconocimiento general de un yacimiento mineral, de la exploración, la cual está enfocada en un
reconocimiento detallado del depósito, ya sea petróleo, minerales, agua, etc. Una vez en
explotación, se describen cadenas de valor para el recurso que abarca desde el material “a boca
de mina” hasta su inserción en productos para el consumo: eso es fácil de medir pues se trata de
producto extraído, producto comercializado, consumido y ganancias.

En el caso de los renovables, como los bosques o la fauna o el agua , existen diferentes unidades
de mensura: cantidad de árboles/has, m3 de madera/año, toneladas de Oxigeno emitido o CO2
captado, m3/seg y su equivalente en megavatios/hora….Sin embargo aunque de una u otra forma
se puede calcular su dimensión/volumen no hay un método universal, ni la conciencia de
valoración de naturaleza ni el conocimiento generalizado de las relaciones que sostienen los
ecosistemas en equilibrio dinámico, que confluyan de tal forma y peso en los decididores de
gestión gubernamental o de los mercados globales que ayuden a mensurar y a considerar el valor
superior de los recursos naturales renovables como sostenedores de toda vida en el planeta.

Valoración económica de los recursos naturales

La definición de inventario y evaluación de los recursos naturales desde el punto de vista


económico, es el asiento contable de los recursos naturales de propiedad de una comunidad, el
cual debe ser estimado y calculado como valor, en base a trabajos realizados y elaborados por la
ingeniería y ciencias naturales, con orden y precisión. (O. Muñiz C., 2009). En economía, se llama
recursos a aquellos factores que combinados son capaces de generar valor en la producción de
bienes y servicios. Estos, desde una perspectiva económica clásica, son capital, tierra y trabajo.

Los inventarios de recursos naturales no son una mera lista, sino que deben permitir analizar el
devenir del uso, además de permitir cierta extrapolación que garanticen una proyección. También
contribuyen con la historia de los recursos naturales, como instrumento real porque permite
recrear los acontecimientos naturales y su uso.

Algunos recursos naturales carecen de precio monetario, al no existir un mercado donde puedan
ser intercambiados. No obstante, ello no quiere decir que carezcan de valor. Existen métodos que
permiten estimar dicho valor o contar con un indicador de su importancia en el bienestar de la
sociedad, que permita compararlo con otros componentes del mismo, para lo cual será factible
utilizar el dinero como denominador común.

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Así como podemos cuantificar lo metros cúbicos de madera existentes en el depósito de “pallets”
de la imagen a la derecha el texto, hay métodos para cuantificar la
superficie que abarcan los bosques maderables para esa cantidad
de pallets y la vida que albergan y la utilidad ambiental.

Con un enfoque de sustentabilidad sería determinar cuál es la


extensión mínima que tiene que tener un bosque para extraer la
cantidad de ejemplares (de cierta edad = diámetros y altura)
requeridos para ese volumen de pallets y que el bosque, despues
del disturbio mantenga sus características, viabilidad ecologica
(resilienica) y también, cuantificar y compararlo con otro bosque
semejante que, aparte, alberga una especie de fauna qué solo
nidifica alli.

Evaluación y Monitoreo de los recursos naturales.

En una campaña de una organización ambientalista, de intensa presencia social en Argentina y en


el mundo, encontramos el siguiente texto:

Esto significa: que había una


mensura de la extensión del
bosque en un tiempo inicial y
de referencia, que alguien de la
ONG recibió información
acerca de acciones de tala,
que la ONG utilizó una imagen
satelital para detectar y
cuantificar la superficie de
bosque removido y que esas
cuantificaciones han sido
registradas a lo largo del
tiempo, comparadas con datos
mediciones en otras provincias
y otros países.

Entonces, tenemos: a) una medición o datos preexistentes que permiten evaluar el estado del
recurso en un momento inicial. b) un método adecuado y validado para detectar y medir cambios
(reducción o aumento de superficie forestada). c) un método para mensurar la superficie perdida.

Ahora bien: si se midiera en el bosque, en cuadrículas de muestreo representativas de la


“normalidad”, cuántos y cuáles individuos (árboles, aves, herbáceas, mamíferos, gramíneas, etc)
hay por cada parcela de muestreo, se podría extrapolar el dato y estimar cuánto hay de todo eso
en todo el bosque y luego, en vez de hablar de “hectáreas” perdidas (taladas, incendiadas,
urbanizadas) se hablaría – sobre todo, si investigáramos el rol ecológico de cada uno de ellos- de
hectáreas, especies y servicios ecosistémicos perdidos y bosque vulnerable o viable con todas las
formas de vida asociadas a él (incluidas comunidades humanas).

El Monitoreo y Evaluación de los Recursos Naturales consiste en la observación continua del


territorio y la generación de información geoespacial con el fin de realizar el seguimiento y
evaluación sobre cambios de la cobertura y uso de la tierra, migración de especies de fauna, de
la conservación de los ecosistemas y recursos naturales; también se utiliza para detectar y
analizar impactos generados por el proceso de ocupación y uso del territorio: información de base
para quienes deciden acciones políticas o técnico – normativo que aporten a las decisiones de la
gestión territorial
Herramientas satelitales (imágenes, sus metadatos y posibilidad de trabajar en ellas y elaborar
tus propios mapas digitales) hay disponibles y gratis en abundancia. Solo se requiere suscribirse
en la paginas adecuadas: clima, bosques, uso de la tierra, zonas de pesca, áreas naturales
protegidas, avances de urbanización, orografía, sistemas hídricos, concentración de
contaminantes en aire, suelo o agua, zonas degradadas por agentes químicos o físicos… para
ello sugiero usar tutoriales de la web o tomar cursos.

Un ejemplo de imagen satelital, muy sencillo: registro automático de Google Earth, en el Dique
Potrero de los Funes, San Luis, Argentina, al Este de la denominada “área de Boxes” evidencia el
cambio de uso de la tierra (se infiere pérdida de biodiversidad: vegetación nativa, y con ello, el
hábitat de cientos de individuos de varias especies y ganancia de espacios urbanizables de alta
gama económica) en los años 2002, 2009, 2015 y 2020:

Otro ejemplo: en la página siguiente veras una imagen del Visor de INTA (Instituto Nacional de
Tecnología Agropecuaria): elabora los mapas de cobertura de suelo, que son inventarios y
evaluaciones de suelos, vegetación y uso de la tierra, de acceso para usuarios registrados.

http://visor.geointa.inta.gob.ar/?p=69.

Se trata de una vista de la Ciudad de San Luis y zonas aledañas, tal cual la muestra el visor, sin
seleccionar ninguna capa en especial de información. Se perciben los suelos cultivados,
parcelados, el color ya informa el estado de explotación en que se hallan, si se trata de suelo
desnudo o con cobertura

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La imagen de la derecha muestra para
Argentina, el mapa de peligro de
incendios para el día 7 de julio de
2020, en función de condiciones
atmosféricas (humedad relativa,
probabilidad de precipitaciones,
temperatura, vientos) y datos de
cobertura vegetal y estado (muerto en
pie, seco, húmedo; bosque, pastizal,
herbáceas, etc), pendientes del
terreno, etc; esos datos han sido
relevados en un contexto de registro
de recursos naturales y evaluación de
riesgos de pérdida por incendio:
https://www.argentina.gob.ar/ambiente/f
uego/alertatemprana/indices

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Inventarios de Fauna o de Flora

Son registros que contabilizan los diferentes tipos de especies de flora o de fauna y la cantidad
más o menos exacta de cada uno, presentes en un lugar concreto.

En una escala nacional o provincial ello lleva la intervención de muchísimos profesionales, tanto
en campo, en búsquedas de bibliografía y en profesionales en Sistemas de Información
geográfica (SIG) y un centro que coordina las tareas, las formas de registrar, verificar en campo y
asentar en registro, en definitiva: equipos y logística gran escala. De hecho, algunas provincias
tienen inventarios de esta envergadura.

Algunas actividades y/o empresas requieren Estudios de Impacto Ambiental, ejecutar planes
ambientales de Responsabilidad Social Empresarial, Informes de Sostenibilidad Ambiental. En
ellas identificar las especies que pueden ser afectadas requiere de inventarios y descripción de
estado. También se puede requerir inventarios para un proyecto turístico o educativo ambiental o
artístico o de salud.

Etapas y procedimiento para hacer un inventario

Inventario de Flora Inventario de Fauna

Reconocer las diferentes formaciones Reconocer las diferentes especies presentes


vegetales existentes dentro del área de estudio. en la zona de estudio

Enlistar las especies existentes en cada Elaborar una lista de especies presentes en
formación (composición florística que cada hábitat de la zona ( utilizando bibliografía,
caracteriza a esa zona/formación) . información en museos, folletos turisticos o
referencias verbales de conocedores de la
Elaborar mapa de vegetación (puede ser a zona).
partir de un imagen satelital, fotografía aérea o
un mapa precedente que ya distinga las Relevamiento en campo: identificar especies
formaciones vegetales) presentes, por avistaje, huellas o indicios
fehacientes de su presencia (hay metodología
Relevamiento en campo: identificar las específica para muestrear en campo).
especies presentes en el terreno (existen
métodos específicos para ello). Elaborar el inventario

Elaboración de un listado con las especies Elaborar mapa de distribución (si se ha


presentes identificadas relevado por zonas)

Elaborar el mapa de vegetación de la zona


relevada

Otro ejemplo de medición:


A continuación, se reproduce una nota de divulgación científica que describe una medición de
CO2 en bosque nativos de Chile, publicado en el año 2018, en la página FUTURO RENOVABLE1,
y de edición propia, parte del programa de la Organización No gubernamental «Ética en los
Bosques».
1- Se permite la reproducción total de los contenidos de esta web respetando los derechos de autor de cada escrito o
imagen, ya sean créditos de terceros o propios de Futuro Renovable.

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Tomada del enlace:
https://futurorenovable.cl/la-primera-medicion-de-co2-en-bosque-nativo-de-chile-revela-alta-
sensibilidad-a-cambios-climaticos/.
La primera medición de CO2 en bosque nativo de Chile revela alta sensibilidad a cambios
climáticos
Post on: 2 mayo, 2018 Editor FR
(Codex Verde) El inédito monitoreo demostró que los árboles nativos liberan dióxido de carbono a
la atmósfera frente a eventos como sequías. La pérdida y degradación de los bosques y el
impacto del cambio climático empeoran el escenario que enfrenta el país.
Cuando hablamos de cambio climático es común pensar en el aumento de los gases de efecto
invernadero en la atmósfera, siendo el dióxido de carbono (CO2) el más emblemático por su rol en
el calentamiento global. Los bosques capturan y almacenan CO2, pero en ocasiones pueden
liberarlo. Por ello, un equipo de científicos realizó el primer estudio que mide de forma directa los
flujos de carbono entre un bosque nativo de Chile y la atmósfera, evidenciando la alta sensibilidad
de estos ecosistemas a las variaciones climáticas.
La investigación, que fue publicada por la revista científica Ecosphere, se llevó a cabo durante dos
años – a partir de 2013 – en el bosque templado de la Estación Biológica Senda Darwin, isla de
Chiloé, en la Región de Los Lagos. Este bosque antiguo, que posee entre 300 y 400 años, es
representativo de los bosques templados siempreverdes del sur de Sudamérica, y está dominado
por especies como el coigüe de Chiloé, mañío y canelo.
“Los bosques maduros están cerca del equilibrio en cuanto al balance de carbono. Estos bosques
tienen un clima templado con mucha influencia oceánica, por lo que la variación de temperatura es
menor dentro del año. Esto hace que el bosque pueda absorber carbono incluso en invierno,
cuando las temperaturas lo permiten. Sin embargo, esto también implica que en verano el bosque
emite carbono, particularmente cuando no llueve y el suelo está muy seco”, explicó Jorge Pérez
Quezada, uno de los autores del estudio, investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad
(IEB) y académico de la Universidad de Chile.
En el trabajo participaron investigadores del IEB, Universidad de Chile, Universidad Católica,
Universidad Católica de Valparaíso y de la Estación Experimental de Zonas Áridas (CSIC,
España). El equipo utilizó dos torres con sensores que miden los flujos de CO2 entre el bosque y
la atmósfera, lo que permite calcular el balance de carbono, es decir, las diferencias entre las
capturas y las emisiones.
Esta primera torre, de 42 metros de altura, se instaló en el bosque, mientras la segunda torre, de 3
metros de altura, se dispuso en una turbera del sector norte de la isla. Ambos ecosistemas poseen
una gran capacidad para almacenar carbono en comparación a otros del sur de Chile, además de
ser fundamentales para la regulación del ciclo hídrico. No obstante, tanto los bosques como las
turberas se encuentran cada vez más amenazados por la actividad humana.
“Los bosques antiguos almacenan grandes cantidades de carbono en los troncos y suelos, y las
turberas almacenan carbono en el suelo por milenios. Si son degradados o destruidos, como es la
tendencia actual en Chile, el efecto será un calentamiento mayor del clima regional y global,
además de generar efectos sobre otros componentes del clima, como las lluvias o anegamientos”,
señaló Juan Armesto, otro de los autores del estudio, investigador del IEB y académico de la
Universidad Católica.

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La deforestación y el “oro” chilote
El balance de carbono en la atmósfera depende de la capacidad que tienen los ecosistemas para
capturar y almacenar carbono en los suelos o en la biomasa vegetal, y de las emisiones de
carbono que se producen por la descomposición natural de materia orgánica, ya sea por
mortalidad o degradación.
No obstante, los factores de origen humano alteran aún más las concentraciones de carbono. La
mortalidad de árboles por incendios forestales, tala o por la agricultura son actividades que
aumentan las emisiones de CO2 en la atmósfera y provocan, a su vez, el calentamiento del clima.
A esto se suma la situación que atraviesa el musgo o “pompón” de las turberas, calificado por
muchos como el “oro chilote”, cuya explotación indiscriminada pone en jaque la disponibilidad de
agua en la zona.
Armesto advirtió que “este estudio es muy relevante porque los bosques nativos de Chile están
siendo degradados o eliminados para usar el suelo con fines agrícolas o para ser reemplazados
por plantaciones forestales. Todos estos procesos tienden a disminuir el papel de nuestros
bosques en la captura de carbono y, por ende, se pierde su efecto como moderador del
calentamiento global”.
“El cambio climático hará a nuestro país más cálido y seco. Esto podría impactar seriamente estos
ecosistemas que no están adaptados a estas nuevas condiciones. Por otro lado, es esperable que
la población en nuestro país siga creciendo y, con esto, la presión sobre los recursos naturales.
Sería interesante poder monitorear el resto de los ecosistemas de Chile y tener nuestra propia red
de sitios de estudios a largo plazo sobre flujos de carbono y otros gases de efecto invernadero”,
sentenció Pérez Quezada.
Fuente Codex Verde | Publicado 30 abril 2018

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