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COLABORACIONES

Ortodoxia, heterodoxia y la crisis de la


conciencia moderna en Arquitectura
MIGUEL ANGEL ALONSO DEL V AL. DR. AR QU ITECTO

Una reflexión alrededor del cambio de contexto de las The debate around the co ntextu al change 01 th e Ava nt -garde
vanguardias demuestra como insostenible una actitud de shows the unten able attitude 01tho se who believe in arc hitec tural or-
thodo xy. Opposite the eclectic pos itions which have beco me tri vial
ortodoxia arquitectónica. Frente a las posturas eclécticas
criticism 01 Modernity, hetherodoxy is proposed as a meth odolog -
que han banal izado la crítica a la Modernidad , se propone ycal means where to state a pursuit lor unive rsa lity lound ed on a
la heterodoxia como un recurso al método desde donde sy nthesis 01 plural ity.
enunciar una universalidad sustentada en una síntesis de
pluralidades.

L
a acción de la crisis na- reacción defensora de la imagen por la En los años que circundaron la Se-
cida de la pérdida del imagen. gunda Guerra Mundial, las utopías so-
sentido utópico de las Esa pérdida de "significado original" ciales y políticas de las vanguardias fue-
propuestas del Movi- de que habla Colin Rowe, es la pérdida ron quebrándose una tras otra. "La
miento Moderno y, muy de la fuerza de ser "movimiento", de ser postguerra presenció el desmorona-
especialmente, la constatación empíri- búsqueda no sistematizada ni manipu- miento de muchas convicciones arqui-
ca de sus fracasos gravita sobre el pa- lada por los medios comerciales, de ser tectónicas. La fuerza motriz de la antiar-
norama arquitectónico de los años se- un organismo vivo en proceso de com- quitectura era el deseo de prescindir de
tenta generalizando un sentimiento de plejización, para quedarse en código la estética"l . Se debe apostillar: en la
rechazo. Esta etapa de búsquedas soli- cumplido y venerado, con la consiguien- medida en que esa estética respondía a
tarias y, en gran medida, ajenas a la te desviación de atenciones hacia mun- un determinado mundo de universales,
otrora triunfante "Ortodoxia Moderna" dos extra-arquitectónicos. El Movimien- puesto que se necesitaba desintegrar
no ha hecho sino facilitar la efectiva for- to Moderno sigue siendo hoy un camino un orden ya no hegemónico.
malización del sentido crítico y la apari- abierto, "un proyecto inacabado", frente Esta actitud que no es sino la revan-
ción de un fenómeno de nostalgia. a una sociedad mucho más capacitada cha contra el orden establecido por la
Los datos reiteran la importancia del para asumir todo aquello que de creador cultura occidental, hasta el momento la
momento histórico en que la conciencia poseía, una vez que se han superado las cultura por excelencia, llevó a las gene-
moderna se encuentra ante la imposibi- fases programáticas e inquisitoriales, racicw.es de postguerra a intentar la pro-
lidad de conciliar sus visiones morales y una vez que se ha decidido rescatar la pia o ajena destrucción como medio de
formales de un mundo en el que se ha Arquitectura de las manos heréticas en aniquilar la propia o impuesta concien-
hecho patente la crisis de la denomina- que la dispersión utópica de los "ilumi- cia apesadumbrada por los "monstruos"
da "Unidad Occidental" en la común ac- nados" la había dejado, una vez que, por que el "sueño de la razón" había produ-
ción del arte y la cultura. fín, se ha asumido la necesidad de pasar cido. Era la liberación de la férrea disci-
Los arquitectos de la Primera Gene- "cuarenta días en el desierto". plina de un sistema cultural, en favor de
ración creían firmemente en la unidad Más adelante volveremos sobre ello, recuperar todos los mundos marginales
ética y estética de sus propuestas con ahora debemos deternernos en el fenó- y remotos, desde el Underground a las
una amplitud de miras mayor de la que meno específico de la recomposición prácticas budistas.
se presupone, abordaron los temas de cultural de nuestra civilización occiden- En arquitectura, este espíritu produjo
modo parcial y se fijaron unos objetivos tal. una desmesurada orientación hacia lo
selectivos que el desarrollo posterior no escultórico o lo anónimo, lo cual, al hilo
supo incardinar en la necesaria evolu- de una superabundancia técnica y la li-
ción del Movimiento. Evolución que, de quidación de una conciencia rectora
cualquier modo, no puede plantearse unitaria, puso los cimientos de un cami-
hoy desde los mismos supuestos de los no sin retorno hacia la Muerte del Arte.
años treinta. Nadie quiso entender con Válery que "lo
Esta falta de desarrollo y la dispersión más bello es necesariamente tiránico "2.
de esfuerzos plásticos fue una eviden- De hecho, la belleza como ideal había
cia para los arqu itectos de la "Tercera dejado de ser un valor apreciable.
Generación". Se produjo en este mo- Actualmente, tras la inflexión cultural
mento una espectacular división entre el producida por la asunción de la crisis de
Análisis y la Formalización de los fenó- la "modernidad" en los años setenta,
menos arquitectónicos de un modo co- aparece una reacción no inspirada ya en
mo no lo habían sufrido las generacio- la "destrucción" propuesta en los años
nes renovadoras que se apoyaban en sesenta, sino en la "construcción " de
un cierto análisis científico para confor- una teoría arquitectónica a partir de la
mar sus utopías hacia una nueva arqui- reconsideración de las propuestas de
tectul"a y un nuevo arte. Esta dicotomía una tradición vernácula y/o histórica.
se hizo mucho más evidente a través de Después de la caída de las posiciones
los anáiisis semiológicos que intenta- globalizadoras se alienta una variada
ban interpretar en clave estructural has- lectura de la situación del arquitecto an-
ta los más recónditos sentidos del arte. te su obra.
La división llegó a impedir la acción Esa vuelta a la realidad peculiar que
creadora para producir después una Ludwig Mies va n der Rohe. 19 19 se manifiesta en repercusiones urba-
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nas, folklóricas o históricas, esa mirada


introspectiva, ese no seguir ávidamente
las doctrinas internacionales, no ha de-
jado de señalar, por otro lado, el valor
básico que la cultura occidental tiene
para nuestro mundo puesto que su cri-
sis coincide de modo unívoco con la fal-
ta de propuestas alternativas coheren-
tes.
La repetición con que los medios de
comunicación difunden determinadas
actuaciones, en gran medida obras de
cenáculo iniciado, no hacen sino refor-
zar la necesidad de una búsqueda den-
tro de la propia esencia como camino de
superar el desconcierto que la hetero-
geneidad de las imágenes sin contenido
produce sobre un espacio disciplinar in-
conexo.
Tras la ruptura de la unidad y después
del mundo de las experiencias plurales
a que se asiste en cuanto se decreta la Adol' Loas, 1923
contradicción y la incertidumbre de "_ _ _ .r

múltiples acciones "inclusivas", se asis-


te al retorno de lo particular.
Desde este reducto el camino de re- El carácter de la recuperación de la Por ello el primer paso de los nuevos
torno, de recuperación utilizando un tér- historia varía según el énfasis y el modo "revolucionarios" ha sido destruir las
mino al uso, ha sido variado y difícil. En en que se toma. Para muchos arquitec- dialécticas vanguardia-reacción e iz-
Occidente indispensable. tos la historia es susceptible de ser en- quierda-derecha, que se han quedado
Los historiadores plantean una pri- tendida metodológicamente y para agotadas al producirse la involución
mera reconsideración desde el siglo otros sistemáticamente. Los primeros descrita precedentemente, dejando de
XVIII por ser el último momento en el conciben la historia como un material tener el sentido que poseyeron como
cual Europa como unidad proponía una disponible y sujeto a las reglas que el ar- motor activo y necesitando fundamen-
línea coherente de pensamiento y un quitecto plantee para su utilización. Para tar el discurso teórico sobre otras bases
"estilo" común aunque no igualitario so- los segundos la historia es un sistema que para nada cuentan con la "imposible
bre todo Occidente. En ese momento en que se confunde generalmente con el vanguardia" de que hablan todos los
el que se cifra el final del "Antiguo Régi- Clasicismo, en el que los elementos pro- críticos queriendo limpiar su memoria
men" no se había producido aún la dico- ponen una dinámica propia que debe de cualquier resto de militancia5 . Acción
tomía "arte culto-arte popular" por la ser asumida por el arquitecto para po- que, por otro lado, deja sin sentido cual-
que, citando a D'Ors, los trajes popula- derlos utilizar correctamente. Es un con- quier posición recuperadora de las mu-
res europeos que hoy aparecen en las junto de normas y elementos de la bue- chas que en los años setenta se intenta-
manifestaciones folklóricas proceden na construcción cuya depuración avala ron con el Movimiento Moderno en base
de este siglo. A partir del citado momen- la historia, mejor una "cierta" historia3 . a una reflexión sobre sus propuestas
to sólo hay copia o reproducción. Respecto al problema de las vanguar- sociales para una nueva arquitectura, la
dias hay que significar en primer lugar ciudad soviética o la "Viena roja" de los
El acento puesto en la recuperación años treinta.
su evidente cambio de miras. Después
histórica delimita un segundo aspecto
de Mayo del 68 la "Vanguardia" ya no ha La situación económica y técnica en
paralelo al de su carácter, cual es el de la
sido nunca sinónimo de modernidad ni que se plantea una revisión de nuestra
posición de las vanguardias actuales.
de progreso. La "Vanguardia" ya no ha cultura es diversa, es "el cambio de con-
propugnado la destrucción como objeti- texto" a que irónicamente se refiere Ru-
vo prioritario: Los futurismos, las visio- bert de Ventós.
nes racionalistas y las utopías revolucio-
narias quedaron abandonadas. En su lu-
gar aparecieron, en una monumental y
contradictoria inversión, posiciones de
defensa de la tradición, incluso ciertas
actitudes antes calificadas como
reaccionarias y que en estos momentos
difícilmente pueden ser asimiladas por
las organizaciones políticas que habían
hecho de la revolución y el rechazo un
elemento indispensable para su ideolo-
gía.
Este cambio de lugar, en gran medida
una usurpación, nace de la asunción del
credo del Movimiento Moderno por par-
te de la sociedad de consumo occiden-
tal y del estado burocrático del Este, "
"con lo cual se dejó a nuestro pobre ar- .) -
quitecto moderno sin un elevado conte- ~<iG.,

Antonio Sant'Elia, 1913 nido social que simbolizar"4. El Lissitzky, Mart Stam, 1924
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Peter Cook, 1965

El funcionalismo ha dejado de tener podemos tener la conciencia de encon- quitectos" de Rudofsky hasta la arqui-
interés ideológico y hemos pasado de trarnos al final del ciclo racionalista, más
tectura culta que recupera sus imáge-
unas teorías económicas que incidían allá del mundo de la ciencia absoluta. nes arquetípicas. Todos sienten la ne-
en los problemas de producción, "del cesidad de exculparse del caos que re-
máximo rendimiento al mínimo coste", a "Todas las intuiciones latentes, todas presenta la ciudad contemporánea y de
aquellas que inciden en la información y las certezas presentidas, todas las an- no abandonar el discurso cultural que
la imagen dado que el objetivo funda:- gustiadas adivinaciones encontrarán en pertenece a lo que Giedion, en un mag-
mental es la venta, el consumo. "Esta el pensamiento de Soren Kierkegaard y nífico cambio de pie respecto a sus pri-
venta exige una diversificación de una más tarde en las palabras de Martín Hei- meros panegíricos, llama El presente
oferta que se centra más en la creación degger y en el discurrir de Sartre o de eterno, las raíces de una civilización.
de imágenes que en la de productos"6. Marcel, con distintas posiciones, los he- Nuestro mundo ha descubierto que
raldos anunciadores de que el genio de es más fácil deshacerse de sus utopías
Es el mundo del neocapitalismo des- Europa había vuelto a descubrir, pasado revolucionarias y sus ideales masifica-
provisto de toda conciencia, incluso de el tiempo y por la fuerza de dolor, que la dos y racionalistas, que dejar de recono-
la utópica conciencia del funcionalismo, razón no es la medida universal del co- cer la necesidad del eterno cambio des-
que pasa del dominio del ser al de pare- nocimiento del bien, de la verdad, de la de las propias raíces hacia lo desconoci-
cer. Posiblemente los errores de los fun- belleza y del amor"?
cionalistas fuesen graves pero nunca do, apoyándose en el trabajo -la Histo-
apoyaron una falacia moral semejante a Para la Arquitectura el cambio ha si- ria- de quienes se afanaron antes que
la que hoy padecemos y gracias a la cual do paralelo y desde Ronchamp a Mó- nosotros.
toda posición ética hoyes desmontada dena el profundo recelo hacia el mundo Esta vuelta a los orígenes es, en reali-
desde la ironía y el glamour comercial. de la razón se ha ido desvelando, pal- dad, la palmaria demostración de una in-
maria o vergonzantemente, desde una capacidad teórica para proponer líneas
Sin enloargo, el mecanismo de la nos- primera reconsideración de la realidad culturales integradoras de una civiliza-
talgia ha sido disparado y a pesar del vernácula y el anonimato del arquitecto ción occidental convulsa entre la ruina y
cambio de "vanguardias" y "entornos", no visionario, del "Arquitectura Sin Ar- el desperdicio.

Venturi, Rauch and Scott Brown , 1977


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Michael Graves, 1980

Lean Krier, 1977

Por ello no se pueden concluir certe- El rechazo de la "Ortodoxia de la Mo- Los heterodoxos creen en la autori-
zas sino caminos, vías a través de las dernidad" ha supuesto la apertura cultu- dad de la tradición, los eclécticos no.
cuales será posible alcanzar fragmen- ral de nuevos mundos genéricamente Mientras los primeros tratan de atisbar
tos de verdad en un momento en el cual calificados como eclécticos en los que el valor de unidad que existe en cada
se está produciendo un desarrollo ar- se hace necesario distinguir entre el va- una de las acciones de la historia, los
quitectónico complejo y hasta cierto lor cultural del Eclecticismo frente a la eclécticos unen las piezas de la historia
punto libertino de las tesis enfrentadas Heterodoxia, según su dictado subjetivo. El heterodo-
de aquellos que defienden una tradición xo busca el conocimiento intuitivo de la
La actitud anti-ortodoxa que anima a
de lo "antiguo" a riesgo de dilapidar una unidad el ecléctico usa su razón y su ex-
ambos les conecta únicamente en la no periencia.
herencia que poseía el coraje intelectual
negación de un sistema frente a otro. Sin
de la utopía optimista capaz de renovar- Frente a la ortodoxia que en su acción
embargo, el Eclecticismo no reconoce la
se desde cero, y los que defienden una sistemática rechaza por igual lo particu-
autoridad de la tradición ni se involucra
tradición de lo "moderno" a riesgo tam- lar y lo heterodoxo, ésto, que no niega
en ella puesto que toma de cada sistema
bién de quedarse enquistados en los mi- principios sino reconoce un valor relati-
estilístico, o de la herencia del pasado,
tos vanguardistas ya caducos, vo a las normas, plantea el método como
aquello que es codificable en el momen-
"La única posible utilización de esta to según el dictado de la experiencia y procedimiento inclusivo que en cada
gran aventura espiritual que ha sido la dentro de una posición evidentemente una de sus acciones tiene como refe-
arquitectura moderna -en palabras de rencia la búsqueda unitaria, la sublima-
metodológica.
Portoghesi que suscribimos- es la de ción de lo plural.
servirse de ella como de la escalera de El Eclecticismo es una actitud carente
Wittgenstein, para mirar desde arriba lo de principios generales mientras que la El sentido de la ortodoxia como re-
que está alrededor y lo que está detrás y Heterodoxia, partiendo de una posición chazo guarda especial relación con la
tirarla después rápidamente sin añoran- también metodológica, refiere a todos evolución de las teorías culturales a par-
zas porque, aunque sea indisper,sable los principios a un orden superior que tir del momento "ilustrado", en el cual se
para subir, se convierte una vez arriba, los engloba y trasciende: El Orden Su- rechazaron en pos del sistema razona-
en un estorbo inútil"B, premo. ble y perfecto, tanto los popularismos
como las heterodoxias.
Cuando la "ortodoxia" de la razón
rompió en el XVIII con la tradición creó
una dicotomía entre lo culto y lo popular,
una división que aún hoy perdura y que
ha sido una de las quiebras del Movi-
miento Moderno a través del "Kitsch" y la
revolución "Pop",
Sobre la base de aquella actitud orto-
doxa e idealista se elaboraron todas las
visiones de la tradición que conocemos
y que, desde el Tradicionalismo al Histo-
ricismo, son excluyentes y por lo mismo
incapaces de asumir la doble vertiente
de la realidad viva y total de un pensa-
miento integrado en la historia que en
cuanto es, es cambio y en cuanto cam-
Taller de Arquitectura/ Ricardo Bolill, 1980 bia, permanece fiel a sí mismo.
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r, ., ., .,. ., ., ., ., .,

Aldo Rossi, 1968

Desde esta postura, la tradición en imágenes que sólo en su referencia a la


cuanto integre en sí el concepto de hete- tradición esencial adquieren una validez
rodoxia, puede ser el elemento capaz de histórica dentro de una cultura.
asumir la dualidad popular y erudita de Heterodoxia es y debe ser la cualidad
una cultura que el esquema de la razón con que se enuncia una universalidad
impide conciliar. La heterodoxia dentro buscada a través de una síntesis de plu-
de su esquema abierto, permite una ralidades y cuyo discurso rechaza toda
síntesis de orden superior como medio ortodoxia restrictiva en tanto represente
de obtener un rigor en el recurso del mé- la imposición de una norma subjetiva re-
todo frente al sistema. ducida a esquemas de forma o funcio-
Si una tradición es plural el esquema namiento.
cultural no puede ser ortodoxo sino que
debe admitir la complejidad y la hetero-
doxia. "Los arquitectos, dirá Venturi, no NOTAS
pueden permitir ser intimidados por el 1. Philip Drew, La Tercera generación, G. Gili,
lenguaje puritano moral de la Arquitec- Barcelona 1974 (1972) p. 42.
tura Moderna. Prefiero los elementos 2. Paul Válery, Eupalinos o el arquitecto, Yerba,
híbridos a los "puros" ... Defiendo la vitali- Murcia 1982 (1944) p. 34.
3. Una historia de "Tendencia".
dad confusa frente a la unidad transpa- 4. Charles Jencks, El lenguaje de la arquitectura
rente. Acepto la falta de lógica y procla- postmoderna, G. Gili, Barcelona 1980 (1977) p. 54.
mo la dualidad"9. 5. "Aparece claro que la condición de vanguardia
es incompatible con el criterio de calidad estéti-
Una actitud, éticamente más compro- ca". Helio Piñón, Reflexión histórica de la arquitec-
metida que la del propio Venturi, donde tura moderna, Península. Barcelona 1981 , p. 174.
se excluya toda posible suplantación de 6. Xavier Rubert de Ventós, La estética y sus he-
ortodoxia adquiere, en el momento ac- rejías, Anagrama, Barcelona 1974, p. 145-146.
7. Javier Carvajal, "La arquitectura del siglo XX y
tual de eclecticismo y crisis cultural, una la crisis de Europa", Apertura de Curso 1980-81,
importancia señalada como medio de Universidad de Navarra, Pamplona 1980, p. 81 .
superar las frustraciones de una "orto- 8. Paolo Portoghesi, Después de la arquitectura
doxia de vanguardia" hoy imposible, la li- moderna, G. Gili, Barcelona 1981 , p. 205 .
9. Robert Venturi, Complejidad y Contradicción
mitación subjetiva de la razón raciona- en Arquitectura, G. Gili, Barcelona 1972 (1966), P
lista y la búsqueda desenfrenada de 25.

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