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RELACIÓN DEL DERECHO
PENITENCIARIO CON OTRAS CIENCIAS
JURÍDICAS Y NO JURÍDICAS
1. EL DERECHO PENITENCIARIO
En el estado actual de la evolución jurídica, recibe el nombre de Derecho
penitenciario aquél, que recogiendo las normas fundamentales del Derecho
penal, del que es continuación hasta rematarle, desenvuelve la teoría de la
ejecución de las penas, tomada esta palabra en su sentido más amplio, en el
cual entran hoy también las llamadas “medidas de seguridad”.
Sería esta una primera definición abreviada; porque, sometiéndola después a
revisión, veríamos que, dentro de ella, como en un núcleo central, rodeado de
una zona periférica amplia, podíamos añadir, “y especialmente de la ejecución
de las penas centrípetas de libertad y de las medidas de seguridad que
implican detención o clausura, equivalente de aquéllas”.
Las distintas penas posibles pueden ser divididas en tres clases: penas de
eliminación, penas de readaptación y penas de sanción, simplemente. Las
penas de eliminación quedarían en la zona periférica del Derecho penitenciario,
tanto por su propia finalidad, cuanto porque su ejecución suele ser simple,
limitada a uno o pocos actos desenvueltos brevemente, que, además, llevan a
cabo agentes bastante alejados de las funciones judiciales. Este sería el caso
de la pena de muerte, que cumple el verdugo y, asimismo, del extrañamiento y
del destierro, que corren a cargo de funcionarios policiales.
Las penas simplemente sancionadoras, como la multa, tampoco merecerían
otra integración en el sistema del Derecho penitenciario, pues, como las
anteriores, son penas de ejecución simple, instantánea, cuyo cumplimiento
además, se realiza mediante el servicio de funcionarios administrativos,
fiscales. Pero las penas de readaptación en cambio, exigiendo amplitud de
tiempo, continuidad y multiplicidad de actos, por tiempos dilatados, no raras
veces muy amplios, y, aunque encomendadas a funcionarios especiales del
orden gubernativo forman la administración penitenciaria y estàn sometidas
siempre a la directa influencia de las autoridades judiciales; de modo que éstas;
en cambio, forman sí, un mundo aparte, un sistema particular que, a
consecuencia de todos los motivos apuntados, constituyen el contenido
peculiar del Derecho penitenciario.
En resolución, el objeto nuclear o central del Derecho penitenciario son las
penas centrípetas de libertad, o de otro modo dicho, las penas de clausura, las
de prisión. La ejecución de las otras clases de penas quedaría sólo en la zona
periférica del mismo, que, por lo mismo, pudiera ser omitida o tratada con
menor amplitud.
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El Derecho penitenciario es una sección, una parte, una división del Derecho
penal, en una palabra; la cual, bajo la rúbrica general del Derecho penal,
comienza inmediatamente después a continuación de la parte del capítulo del
Derecho penal dedicados a la aplicación de la pena.
Hasta aquí llega el derecho penal propiamente dicho; hasta el momento en que
los jueces firman la sentencia, absolutoria o condenatoria y, en este último
supuesto, fijando la pena correspondiente al delito, en clase y medida, según
los términos legales.
El Derecho penitenciario, recogiendo el fallo condenatorio, tal como es, sin
poder alterarlo en lo más mínimo, atiende después a la ejecución de la pena,
hasta el último momento en que elimina al condenado, definitiva o
relativamente por la muerte, el extrañamiento o el destierro, o le devuelve a la
sociedad, extinguida legalmente la pena.
En los últimos tiempos, a partir de la segunda década de nuestro siglo, y en
Italia especialmente, se ha señalado un movimiento en pro de la sustantividad,
de la independencia del Derecho penitenciario, desprendido autónomamente
del Derecho penal. Esta tendencia particularmente italiana la inició en época
fascista, y se manifestó en el Tercer Congreso Internacional de Derecho penal
reunido en Palermo en abril de 1932 en plena dictadura de Mussolini.
“El Derecho penal unas veces absuelve, y otras condena” 1. Cuando absuelve,
desaparece su relación con el derecho penitenciario. Cuando condena
concluida su misión, se desentiende, se desprende ya del condenado, al que
no vuelve a ver sino a través de las visitas carcelarias que cumplen los jueces,
verdaderos órganos del Derecho Penal, como un deber accesorio.
En cambio, el Derecho penitenciario, en su zona nuclear o central, desde el
instante en que recibe al condenado como sabe que le tiene que devolver a la
sociedad, pues no hay penas perpetuas más que de nombre, vive bajo la
obsesión de la hora de la libertad, del momento de la devolución,
reintegrándole en condiciones mejores que en las que le recibió.
El Derecho penitenciario está siempre más influido por la opinión libre de la
calle, de la prensa, de las instituciones de patronato, de las asociaciones de
beneficencia, de los puntos de vista de los pedagogos y los médicos, tiene de
la pena un concepto más humano, un sentido más liberal que a cada momento
se manifiesta, no obstante el deber de acatamiento a los preceptos penales, tal
como los recibe de las leyes penales.
Las fuentes propias del Derecho penitenciario son: en primer lugar, la
Constitución política del Estado, que, desde los orígenes del régimen
constitucional, no deja de sentar algunos principios fundamentales de la
penalidad; luego, el Código Penal, que recoge y amplía estos preceptos,
organizándolos en el tejido íntimo de su estructura; en tercer lugar, las leyes de
ejecución de sanciones que acompañan ya de ordinario a los códigos mismos,
como apéndice reglamentario, y finalmente, los reglamentos de las
instituciones penitenciarias y las resoluciones de la administración penitenciaria
en el ejercicio de sus potestades, reglamentaria, jurisdiccional y disciplinaria.
No dejaremos de añadir las costumbres penitenciarias, en los últimos e íntimos
1
BERNARDO DE QUIROS, Constancio. “Lecciones de Derecho Penitenciario”. 1953. México 293 Págs.
3
detalles de ejecución olvidados por los reglamentos por muy minuciosos y
acabados que sean.
2. CIENCIAS PENITENCIARIAS
2
GARCÍA VALDES, Carlos. “Derecho Penitenciario” .Primera edición. Madrid. Ministerio de Justicia.
1989. 326 Págs.
4
Sin embargo, afirma Garrido (1983, p. 4); entre uno y otro momento histórico, a
lo largo del siglo XX, la pena privativa de libertad se va a convertir en el “nuevo
invento social”, siendo el centro de atención casi exclusivo de los tratadistas, a
la vez que se va desprestigiando la pena capital y desaparecen las penas
corporales, desarrollandse en el seno de la Penología una ciencia llamada
penitenciaria, debida principalmente a los autores franceses, llegando a
constituir al poco tiempo en una verdadera ciencia integrada en las jurídico-
penales. En tal sentido, es de apreciarse que contemporáneamente, sobre
todo en Europa y especialmente en Francia, se optó por preferir la
nomenclatura de “ciencia Penitenciaria” denominación utilizada por N. H. Julios,
quien en 1872 pronunció una conferencia sobre “nociones penitenciarias”.
Incluso, los primeros congresos internacionales sobre la materia del siglo XIX,
se dieron en denominar “confesos penitenciarios”, y es a raíz de uno de ellos
(San Petesburgo 1890), que se recomendó, a los distintos países, la creación
de una cátedra sobre Ciencia Penitenciaria).
Durante muchos años se reservó el calificativo de “Ciencia Penitenciaria” a la
doctrina de las penas privativas de libertad y de los sistemas de ejecución, sin
embargo, su contenido fue ensanchándose hasta el extremo de que bajo la
misma denominación se llego a comprender todas las clases de penas y
medidas de seguridad, la ejecución de las mismas, incluso la ayuda post-
penitenciaria. Una de las causas del progresivo ensanchamiento del contenido
de la Ciencias Penitenciarias fueron, sin duda, los Congresos Penitenciarios
celebrados durante el siglo XIX; Cincinati (1870), Londres (1972, Estocolmo
(1876) y Roma (1885). La labor desarrollada en estos congresos, que en un
principio se ocupaban de forma exclusiva de la pena privativa de libertad, se
fue ampliando mas tarde a temas que rebasaban el cuadro penitenciario.
En estas condiciones es fácil comprender que, hasta una época reciente, la
penología fuese invadida por el estudio de los diversos sistemas de
encarcelamiento hasta el punto de que a veces se la haya asimilado a la
Ciencia Penitenciaria.
La Ciencia Penitenciaria, por otro lado, ha ido ampliando su contenido hasta el
extremo de comprender, bajo su misma denominación, temas ajenos a la pena
privativa de libertad. Uno de los representantes de esta postura es Garcia
Basallo, que define a la Ciencia Penitenciaria como el estudio de los métodos
de ejecución de las penas y medidas de seguridad, privativas y restrictivas de
libertad, que se propongan un tratamiento del delincuente para readaptarlo a la
sociedad y en la organización práctica de esos métodos en las mejores
condiciones posibles. De acuerdo con esta consideración, sostiene Garrido, “se
ha operado una sustitución de la denominación de Penología por la de Ciencia
Penitenciaria, con lo que se habría rebasado el concepto originario con el que
nació, al tiempo que debido a ese exceso de contenido la adjetivación
penitenciaria quedaría totalmente desfasada. Se impone por tanto, afirma el
referido autor, una relimitación de esferas si no se quiere confundir ambas
disciplinas”. Agrega dicho autor, que la idea se centra en saber si existe
distinción o si por el contrario se puede diferenciar, subsumir o identificar a la
penología y la Ciencia Penitenciaria. Incluso hay tendencias que niegan a la
penología y sólo reconocen a la Ciencia Penitenciaria, considerando que la
primera no tendría contenido propio, en atención en que la segunda se ocupa
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del estudio de los medios de tratamiento del delincuente en forma institucional
y libre.
Otras posiciones doctrinarias introducen criterios de distinción entre ambas
denominaciones, atendiendo al ámbito de su contenido y el propósito que
persiguen. El criterio dominante es el de identificar conceptualmente la Ciencia
Penitenciaria y la penología, considerando estas denominaciones como
términos sinónimos, que hacen referencia a una misma disciplina sin
presentar aspectos diferenciales. En tal sentido, Solís Espinosa (1999, P.96),
afirma que no existe pues bases sólidas, en los hechos concretos para
establecer distinciones en el contenido o propósito de estas dos supuestas
disciplinas, sobre todo cuando se entiende a la penología como la ciencia de
las penas y medidas de seguridad, ya que dicha temática es objeto o materia
del derecho penal. Por ello, refiere el maestro San Marquino, no se parece
inconsciente la pretensión de separarlas cuando realmente por el objeto de
estudio predominante y la orientación resocializadora que sigue en la práctica,
indica que constituyen un mismo conocimiento cuyo campo temático puede ser
mas o menos amplio, según el punto de vista de los diversos especialistas,
como ocurre en alguna medida en otras disciplinas, no siendo esto base
suficiente para el sustento de una sutil diferenciación; como repite Mario
Chichizola y otros siguiendo a Cuello Calón, al afirmar que la penología se
circunscribe al estudio de la ejecución de las penas y medidas de seguridad y
de ayuda post carcelaria y que la Ciencia Penitenciaria es la disciplina científica
que estudia los diversos sistemas de ejecución de las penas privativas de
libertad. Diferencias que son más intelectuales que reales y que no se plasman
con claridad meridiana en la práctica penitenciaria.
Es así que teniendo en perspectiva su campo de acción y su propósito, es
posible conceptuar a la Ciencia Penitenciaria, como una ciencia
interdisciplinaria, cuyo campo de acción y contenido está integrado por el
estudio de diferentes aspectos relativos a las ejecución de las penas privativas
y restrictivas de la libertad, limitativas de derechos y medidas de seguridad,
tanto en medios cerrados y libres, así como de la asistencia post carcelaria,
con el fin de lograr la resocialización del delincuente.
La Ciencia Penitenciaria se ocupa del estudio de las penas privativas de
libertad, de su organizaron y aplicación con la finalidad de reintegrar,
profesional y socialmente a los condenados.
Es una ciencia interdisciplinaria que estudia todo lo relativo a la ejecución de
las sanciones privativas y restrictivas de la libertad, tanto en medios cerrados,
abiertos y libres, así como la asistencia pos-carcelaria, con el fin de lograr la
resocialización del delincuente.
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5. LA CIENCIA PENITENCIARIA Y SU INFLUENCIA SOBRE EL
TRATAMIENTO DE LOS DELINCUENTES, LA DEFENSA SOCIAL Y
EL SERVICIO SOCIAL.
3.1. La Ciencia Penitenciaria y su Influencia sobre el Tratamiento de los
Delincuentes
Para reprimir la delincuencia a la criminalidad no basta tener un buen Código
Penal, es menester también poseer pautas técnicas referentes a prisiones,
para que se cumplan las penas y medidas de seguridad. La ciencia
penitenciaria es la base sustantiva que precisa los fundamentos del régimen
penal que acepta el Estado, y por ello se requieren conceptos definidos sobre
la forma como deben cumplirse las sanciones que imponen los tribunales de
justicia.
La sociedad provocada, ultrajada y lastimada por el delito, como dice Saldaña,
reacciona con un gesto defensivo empleando formas intimidativas o
eliminatorias según que el crimen lleve cierta gravedad contra la sociedad y el
individuo; La Ciencia Penitenciaria encausa y dirige aquella reacción compleja
en forma correctiva o tutelar, como seguía medio de evitar gravísimo mal; hace
proficua la finalidad práctica del tratamiento de los delincuentes, pero, para
llegar a este tratamiento es justo que se simiente bien el axioma.
La ciencia penitenciaria con sus conquistas bonifica al delincuente la
clasificación y separación de los recluidos en categorías o grupos, para ser
alojados en prisiones distintas, en forma tal que permite separarlos según la
naturaleza de la infracción, sexo y edad; según que sean primarios,
reincidentes o criminales alevosos es conquista de la Ciencia Penitenciaria.
La individualización penitenciaria de la pena según sea la característica del
delincuente, es resultado de la ciencia penitenciaria: la higiene, alimentación,
seguridad, salud y recreos son elementos indispensables en ese tratamiento
especial.
La disciplina que se ejercita como función justificativa del tratamiento especial,
deja de ser empírico, para convertirse en técnica. La ciencia penitenciaria, por
último, asegura la continuidad de la vigilancia en el periodo carcelario y post
carcelario o ulterior a la liberación.
3.2 La Ciencia Penitenciaria y la Defensa Social
Tarea ruda es la que les toca realizar a los hombres de estudio que,
verdaderamente, se consagrará al bien público en el terreno de la defensa
social en el Perú. Actualmente su solución es tenue, confuso y desorientada.
La defensa social no solo es legislación teórica, sino también efectiva, y
científica presupuestados los institutos penales con suficiencia darían vida,
calor y dinamismo a las actividades que se desenvuelven cuando se trata de
ejercer la defensa social.
La ciencia penitenciaria contribuye a la defensa social porque da métodos
propios y sistemas selectos, modernos, para tratar a los delincuentes. Sus
aportes, conocimientos y experiencias deben de aprovecharlos las técnicas en
el duro y continúo batallar que la sociedad les encomienda, al vigilar el
cumplimiento de las penas.
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La ciencia penitenciaria cumpliendo con los fines de las defensa social trata de
impedir el aumento delictivo, y la reincidencia perfeccionando las áreas de
reeducación, readaptación y eliminación de ciertos elementos peligrosos; pero,
para consagrarlo se requiere de personal técnico y establecimientos seguros.
La Ciencia Penitenciaria plantea y desarrolla la función de la defensa social,
realizando uno de los objetivos de la sociedad; en su función dinámica. Abarca,
además de la prevención y profilaxia de crimen y del régimen y tratamiento de
los delincuentes, la asistencia de los excarcelados.
3.3 La Ciencia Penitenciara y el Servicio Social
El Servicio Social Penitenciario, dice el doctor Bernardo de Quirós, Constantino
decía que: “el desempeño en esos establecimientos de corrección y de
readaptación, juega un papel importante, estudia las causas del delito por la
investigación del género de vida que tenía el delincuente antes de cometer la
transgresión legal y de este modo contribuye a definir el grado de peligrosidad
y el tratamiento que le corresponde dentro del régimen penal” 3; se dedica a
vigilar a la familia del penado, para ayudarle en toda forma y especialmente en
todo aquello que pueda contribuir a la profilaxia delictiva, por último, se
preocupa de prestar apoyo en el momento que el recluso deje la prisión, es
decir, en el instante más difícil de su vida y en cual tiene que manifestar, por
todos su actos, que es elemento sano y regenerado.
3
BERNARDO DE QUIROS, Constancio. “Lecciones de Derecho Penitenciario”. 1953. México 293 Págs.
4
LAHURA, Mariano. “Derecho Penitenciario”. Tesis para optar el grado de bachiller en derecho. Lima,
Perú.1939.
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b) Ciencia Penitenciaria con el Derecho Procesal Penal:
Desde su perspectiva normativa reguladora del proceso a los agentes
infractores, de la norma penal, el Derecho Procesal Penal se vincula con la
penología en una relación secuencial, ya que en virtud del primero el operador
penal determina la pena aplicable, y la segunda se ocupa de la reglamentación
legal de la ejecución objetiva de la pena.
La diferencia con el Derecho Procesal Penal, estriba también en que ésta es
una disciplina jurídica, relativa al conjunto de normas legales que regulan e
proceso o juzgamiento de los actores de una conducta delictiva tipificada por el
Derecho Penal.
En este caso también hay una relación secuencial, juzgado el delincuente y
sancionado con una pena pasa a la “jurisdicción” penitenciaria. En forma
figurada diríamos que el Derecho Procesal Penal, aplicado por el Poder
Judicial, provee el material de estudio a la Ciencia Penitenciaria.
c) Ciencia Penitenciaria con el Derecho Constitucional:
En atención al carácter fundamental de la Constitución, que establece el marco
mínimo de afectación de derechos y el respeto a la dignidad del ser humano.
Asimismo, la Constitución se constituye en el instrumento legal principista y
fundamentador del ordenamiento legal penitenciario, que es el medio de
ejecución objetivo de la Ciencia Penitenciaria.
d) Ciencia Penitenciaria con el Derecho Administrativo:
La interrelación con esta disciplina jurídica se evidencia en el campo operativo.
La manifestación objetiva de la Ciencia Penitenciaria se evidencia no en el
plano jurisdiccional, sino en el ámbito administrativo. Asimismo, el órgano de
dirección y gestión del sistema penitenciaria es un ente estatal, integrante del
organismo administrativo del Estado.
e) Ciencia Penitenciaria con el Derecho de Ejecución Penal:
Es en virtud de esta disciplina jurídica que la Ciencia Penitenciaria cobra vida
objetiva, ya que ella se ocupa de plasmar normativamente los principios de la
Ciencia Penitenciaria, regulando la ejecución de las penas privativas y
restrictivas de la libertad. Es tan evidente su interrelación que SOLIS
ESPINOZA, manifiesta que lo más correcto sería encuadrar la Ciencia
Penitenciaria y el Derecho Penitenciario en una sola ciencia jurídica social y
natural, ya que las concibe como una “parte general” y una “parte especial” de
una misma ciencia para cuyo nombre postula el de “Penitenciologia”.
El derecho penitenciario o de ejecución penal se diferencia de la penología
porque viene a ser el conjunto de normas o leyes que plasman los principios de
dicha ciencia; que regula la sanción de las penas privativas de la libertad.
Históricamente la Ciencia Penitenciaria antecedió al nacimiento del derecho
penitenciario, en este mismo sentido se pronunció G. Novelli, cuando dijo:
“antes que se hablara de Derecho Penitenciario, existía la Ciencia
Penitenciaria”
El derecho de ejecución penal o penitenciario es pues una disciplina jurídica, su
estudio es una especie de dogmática penitenciaria, mientras que la Ciencia
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Penitenciaria se orienta al conocimiento científico fáctico de los principios y
medidas de la ejecución de las sanciones penales privativas y restrictivas de la
libertad, pero no al estudio de las leyes penitenciarias, sin embargo las
diferencia no son profundas como para que constituyan disciplinas totalmente
ajenas entre sí.
También es importante no confundir las diversas disciplinas penales vistas
hasta el momento. El Derecho Penal y el Procesal Penal, históricamente
preceden al Derecho de Ejecución Penal, ya que el primero tipifica las
conductas calificadas como el delito y la pena que les corresponde, mientras
que el Derecho Penitenciario regula la ejecución de las sanción penal, una vez
que cometido un delito, su autor ha merecido una pena impuesta conforme a la
regulación del Derecho Procesal Penal.
f) Ciencia Penitenciaria con la Criminología.-
Al respecto consideramos que existen diferencias entre ambas disciplinas, por
cuanto la criminología como ínterciencia que estudia los factores del delito y
del comportamiento antisocial, así como a los actores de dichas conductas y al
control penal, tiene un vasto campo de estudio que no puede abarcar los
concernientes a la ejecución penal.
La Ciencia Penitenciaria como ya sabemos, trata todos los aspectos teórico-
prácticos vinculados a la ejecución de las penas y medidas privativas y
restrictivas de la libertad, con el propósito de resocializar al condenado. Entre
ambas existen vínculos notorios que respecto a las demás ciencias penales,
quizá por ello algunos autores incluyen a la penología como capítulo de la
criminología, tales como Bonger, Cajias, Gómez Grillo, Jiménez de Asua, así
como la mayoría de criminólogos norteamericanos, como Sutherland, Taft,
entre otros. Sin embargo como decía Cuello Calón, en Europa existe la
tendencia de conceder autonomía a la Ciencia Penitenciaria, idea que
aceptamos ya que el objeto de estudio de ambas disciplinas está claramente
delimitado; aunque algunos criminólogos alemanes y penitenciaristas
españoles como Garrido Guzmán, la incluyen como capítulo de la criminología.
De esta sucinta disgresión concluimos que la idea de ubicar a la penología
como capítulo de criminología es muy ambicioso, sin embargo, esto no quiere
decir que no tenga ningún vínculo, ya que entre ambas existe íntima relación,
por cuanto para aplicar las medidas adecuadas para resocializar al condenado
se deben conocer previamente las causas de su conducta criminal, las mismas
que un enfoque criminológico puede ofrecer. Por ello se aconseja que toda
institución carcelaria o específicamente en el centro o sección de observación,
exista un equipo encargado de efectuar el examen integral de cada interno que
permita recomendar la medida adecuada según el diagnóstico criminológico, y
correlacionado con el principio de la individualización penitenciara.
g) Ciencia Penitenciaria con la Política Criminal:
Desde una óptica tradicional, la Política Criminal se ocupa de las medidas
vinculadas con la prevención y represión del delito. Esta vinculada a la
dimensión jurídica y su acción de represión y sobre todo de prevención del
delito. La Política Criminal apunta pues hacia las normas jurídico – penales,
debiendo surgir su fuente inspiradora especialmente de los estudios
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criminológicos, así como también de los principios penitenciarios, relación que
es olvidada muchas veces, ya que hablar de Política Criminal sin bases
objetivas que se sustenten en la realidad, es simplemente referirse a algo
subjetivo o a criterios doctrinarios sin basamento fáctico. Por ello para que
pueda desarrollarse una adecuada Política Criminal, esta debe tomar como sus
fuentes principales los aportes de la criminología así como de la penología y
otras ciencias sociales.
h) Ciencia Penitenciaria con la Penología:
Esta opinión afirma que ambas denominaciones constituyen dos formas de
nombrar a una misma disciplina, lo que en otros términos significa que para
este punto de vista no existirían diferencias entre ambas, teniendo el mismo
contenido de estudio y dos denominaciones alternativas. Para Miguel Herrera
“es la antigua técnica penitenciaria o ciencia de las prisiones, aplicada a la
ejecución de las penas y medidas de seguridad”.
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8. CUADRO EXPLICATIVO Y COMPARATIVO
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Relación entre la Ciencia Penitenciaria Relación de la Ciencia Penitenciaria
con la Criminología: con la Sexología
La Criminología estudia los factores del que aportan los criterios necesarios para
delito y del comportamiento antisocial, así tratar a los criminales sexuales e incluso
como a los actores de dichas conductas y para resolver los conflictos de orden sexual
al control penal; en cambio la Ciencia que genera la prisión. Estos tratamientos
Penitenciaria, trata todos los aspectos están destinados a los condenados por
vinculados a la ejecución de las penas y delitos Contra la Libertad, en su modalidad
medidas privativas y restrictivas de la de Violación Sexual, además se les brinda
libertad, con el propósito de resocializar al
esta ayuda a las personas que están siendo
condenado.
victimarios o víctimas de abusos cometidos
dentro de los establecimientos
penitenciarios.
Relación entre la Ciencia Penitenciaria y Relación de la Ciencia Penitenciaria
la Política Criminal: con la Arquitectura
Desde una óptica tradicional, la Política en el sentido de aportar los modelos
Criminal se ocupa de las medidas arquitectónicos necesarios para la
vinculadas con la prevención y represión implantación de centros penales de
del delito. Está vinculada a la dimensión acuerdo al régimen carcelario aplicable.
jurídica y su acción de represión y sobre Dentro de nuestro país la población
todo de prevención del delito. Por el carcelaria ha superado las celdas y por
contrario la Ciencia Penitenciaria se limita a obvias razones ha superado incluso los
ejecutar las penas correspondientes a los
establecimientos penitenciarios, es ahí
delitos cometidos por las personas.
donde entra a tallar la arquitectura, no para
edificar más cárceles, sino para hacer de las
existentes espacios más apropiados para el
cumplimiento de una pena privativa de
libertad.
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9. JUICIO CRÍTICO:
En una sociedad civilizada, las penas y su ejecución deberían ser legítimas, prudentes y terner
un propósito. Una sociedad civilizada es un estadio cultural propio de las sociedades humans
más avanzadas en razón del nivel de su ciencia, su arte, sus ideas y su sentidos de humanidad.
En consecuencia, una de las señales identificadoras de una sociedad civilizada es la manera en
que castiga a las personas que han delinquido.
En vez de usar la fuerza desproporcionada contra las personas que han delinquido en una
sociedad civilizada, las sanciones se deberían dispensar con una orientación productiva que
reforme y reinserte a los privados de libertas. Cuanto más se ejecute una condena, de esta
forma, tanto más se le considerará civilizada, avanzada y socialmente justa. La Ciencia
Penitenciaria y el Derecho Penal también deben ayudar a establecer los parámetros culturales
del castigo.
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