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VER LA REALIDAD:
Desde el día en que nació, Isabel ha respirado aire tóxico. En los 13 años de su joven
vida, ha tenido metales pesados en la sangre. Su ciudad natal, La Oroya, una pequeña
comunidad en los Andes peruanos, fue catalogada en 2007 como uno de los lugares más
contaminados del mundo. Un complejo metalúrgico ha operado ahí por cerca de un siglo, con
muy poca regulación y sin brindar atención a la salud. Los niños como Isabel son los que más
sufren por la contaminación tóxica. Sus cuerpos y cerebros en desarrollo son extremadamente
vulnerables al plomo y otros metales pesados, los cuales inhiben el crecimiento y suelen
provocar daños permanentes. Casi todos las niñas y niños de La Oroya tienen metales pesados
en su sangre en niveles que superan los límites establecidos por la Organización Mundial de la
Salud (OMS). Además, muchos residentes sufren enfermedades respiratorios crónicas. Los
problemas de salud de la población son resultado directo de la indiferencia por el ambiente de
la empresa a cargo del complejo y de quienes viven alrededor del mismo. Y la responsabilidad
del Estado peruano yace en su inacción. Es por ello que un grupo de residentes se unió para
luchar por la salud de sus hijas e hijos, y por el futuro de la ciudad. El padre de Isabel, Pablo, ha
sido uno de los voceros de la lucha de la comunidad contra el gobierno y la empresa
estadounidense responsable de contaminar su aire, sus tierras e incluso su agua. No ve otro
camino más que continuar en la lucha.
Reflexionamos y respondemos en el cuaderno:
¿Cuál es el principal problema que se presenta en esta nota informativa?
¿Cómo afecta la salud integral en los pobladores de la Oroya?
¿Qué medidas están asumiendo los pobladores de la Oroya frente a la contaminación?
¿Por qué el estado y nosotros aún no estamos tomando conciencia del peligro de la
contaminación ambiental?
Por eso estén despiertos, porque no saben en qué día vendrá su Señor. Fíjense en
esto: si un dueño de casa supiera a qué hora de la noche lo va a asaltar un ladrón,
seguramente permanecería despierto para impedir el asalto a su casa. Por eso, estén
también ustedes preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que menos
esperan. Imagínense un administrador digno de confianza y capaz. Su señor lo ha
puesto al frente de su familia, y es él quien les reparte el alimento a su debido
tiempo. Afortunado será este servidor si, al venir su señor, lo encuentra cumpliendo
su deber. En verdad les digo: su señor lo pondrá al cuidado de todo lo que tiene. No será así con el
servidor malo que piensa: 'Mi señor se ha retrasado', y empieza a maltratar a sus compañeros y a comer
y a beber con borrachos. El patrón de ese servidor vendrá en el día que no lo espera y a la hora que
menos piensa. Le quitará el puesto y lo mandará donde los hipócritas. Allí será el llorar y el rechinar de
dientes. PALABRA DE DIOS.
Reflexionamos y respondemos en el cuaderno:
Solo a partir del cultivo de sólidas virtudes es posible la donación de sí en un compromiso ecológico.
Si una persona, aunque la propia economía le permita consumir y gastar más, habitualmente se
abriga un poco en lugar de encender la calefacción, se supone que ha incorporado convicciones y
sentimientos favorables al cuidado del ambiente. Es muy noble asumir el deber de cuidar la creación
con pequeñas acciones cotidianas, y es maravilloso que la educación sea capaz de motivarlas hasta
conformar un estilo de vida. La educación en la responsabilidad ambiental puede alentar diversos
comportamientos que tienen una incidencia directa e importante en el cuidado del ambiente, como
evitar el uso de material plástico y de papel, reducir el consumo de agua, separar los residuos, cocinar
solo lo que razonablemente se podrá comer, tratar con cuidado a los demás seres vivos, utilizar
transporte público o compartir un mismo vehículo entre varias personas, plantar árboles, apagar las
luces innecesarias. Todo esto es parte de una generosa y digna creatividad, que muestra lo mejor del
ser humano. El hecho de reutilizar algo en lugar de desecharlo rápidamente, a partir de profundas
motivaciones, puede ser un acto de amor que exprese nuestra propia dignidad. No hay que pensar
que esos esfuerzos no van a cambiar el mundo. Esas acciones derraman un bien en la sociedad que
siempre produce frutos más allá de lo que se pueda constatar, porque provocan en el seno de esta
tierra un bien que siempre tiende a difundirse, a veces invisiblemente. Además, el desarrollo de estos
comportamientos nos devuelve el sentimiento de la propia dignidad, nos lleva a una mayor
profundidad vital, nos permite experimentar que vale la pena pasar por este mundo
¿Por qué es importante realizar un Compromiso Ecológico para establecer una alianza
entre la humanidad y el ambiente?
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ACTUAR.