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‘dc los conflictos mentales, con lo que terminaron alejéndose de le erspectiva psicoanalitica. Actualmente, varios grupos retoman —y con justa razén— la importancia de estos problemas dentro del tratamiento. + Las multiples perspectivas del trabajo psicoanalitico, En este capitulo he expuesto distintas posibilidades o perspectivas res- ecto a cémo entender el mi in, Si hay muchos ‘temas a interpretar, ;habremos de considerarlos excluyentes, com- plementarios o simultdneos? ;Les damos a todos el mismo valor ‘explicativo para la paciente o jerarquizamos algiin punto de vista sobre los otros? Numerosos problemas de la técnica analitica se pueden plantear a través de cada eleccién que se haga o se deje de hacer en la sesién. Nuestra forma de pensar estos distintos temas. significa, por supuesto, un enfoque personal. mviene agregar, para ser toherentes con la filosofia psicoa- nalitica de este libro, que silo presentado resulta demasiado claro seria bueno desconfiar de ello y tomar en cuenta de duda, incertidumbre y dificultad para el cono- cimiento. No debe haber covtaza total ni una tinica manera de, sprehenderel objeto de estudio, onecte-case-clmaterialde una, Bleichuac NU; Lei becian, C (ace). Avs pecspech Vs DS cel fSicesrslars . Pri des . et Hexivwt 3, LA EVOLUCION DE LA TECNICA ANALITICA. PERMANENCIAS E INNOVACIONES LA TECNICA FREUDIANA. eritorios elaros do diferencia ontre un tratamiento psicoanelitico y otro tipo de tratamiento, describié especificamente qué debe ha~ to de los fenémenos inconscientes. La teor base para cada medida técnica que consideré correcta. Junto con la construceién Alisis como disciplina fue definiendo el método psicoanalitico como instrumento para entender y curar las porturbaciones pafquicas. Para ello, establecié los requisitos esenciales del proceso analitico. 65 En el métoda psienanaliticn de Proud,la asociacién libraes e] trabajo principal que el paciente debe realizar. La finalidad es tarea del paciente, Ja situaci i fe las resistencias. ‘También muy pronto amplia su comprensién de los procesos mentales mediante el fendmeno de la transferencia, El paciente ropite con la persona del i i conduee a los La consecuencia légica es la interpretacién rransferencia slo puede ser utilizada como métada de compren- sién, no como instrumento sugestive. Desasir la libido de los con: fictos inconscientes permite al yo disponer nuevamente de esa de defensg, El elemento de que dispone el terapeuta para promo- ‘ver modifieaciones es la interpretacidn. Los suefios y domés for- maciones del inconsciente sirven para investigar cada vex mas, atras en la historia del paciente hasta descubrir los conflictos ro- primidos del pasado sexual infantil que han servido como fijacién para la produecién de sintomas. Cuando en 1923 Freud cambia a la teorfa estructural, se mantiene el mismo fundamento respecto del origen de la enfermedad; sélo que ahora la lucha y las forma- ciones de compromiso se establecen entre las distintas instancias (elello, el superyé y la realidad) que participan cada una con sus demandas, debiendo funcionar el yo como mediador & la vex que, durante este proceso, sufre deformaciones por Ia influencia de es- tructuras y defensas inconscientes, El andlisis sistomAtico de In transferencia y las resistencias nla sesin sigue siendo en 1 Clemente central del -trabsio analiticg, Esta linea de comprensién esta modificada por ‘nuevas teorias que provocan, a su vez, cambios en la técnica, El concepto de neurosis de transferencia, como la nueva ver- sién de la enfermedad que el paciente viene a repetir con el anelista, por una parte reafirma la idea freudiana de que el trata- iento debe efectuar una investigacién retrospectiva basada en la historia personal del paciente, principalmente respecto a su sexuatidad infantil y sus puntos de fijacién (de acuerdo con el cri- 66 terio historicista de Freud, se debe valorar la reconstruceién como instrumento preferente en ol anélisis). A la vez, la neurosis de ~ttansferencia,ubica en ol centro de In escona del tratamiento Ia o Freud expresa lo siguiente: Tenemos dicho quel anslizado repite en var de-secardar, bajo las condiciones dela resistencia: ahora estomos autorizados preguntar: ;Qu6 repite 0 acta, en verdad? He equi le zespucst Repite todo cuanto desde as fuentes desu reprimido yo se ha abierto paso hasta su ser manifiesto: sus inhibicionesy acttudes invinbles, sus rasgos de eardcter. ¥ ademas durante el tratamionto ropite to dos sus sintomas [S. Froud, “Recordar, reptiry roclaboras",p. 193) El paso que sigue es un descubrimiento magno; la compulsién de repeticidn, Gai trumento basico de comprensiéy él La doble perspectiva sefialada con la neurosis de transferen. cia ha sido motivo de controversias dosde Freud a nuestros dias éSe debe poner el acento en investigar la historia del paciente o en conocer su estructura psiquica? {Se considera mas efectivo in- terpretar la transferencia en la situacién actual o reconstruir la historia vital? {Es el anélisis una mera repeticién y elaboracién de situaciones conflictivas del pasado y el presente 0 puede ser entendido como una nueva experiencia con elementos del pasado ¥y otros inéditos? Estos interrogantes y muchos otros son retomados y desarrollados por las teorias psicoanaliticas posteriores a Freud. Veremos luego cémo cada respuesta produce consecuencias en la clinica y en la técnica, y cémo en cada momento histérico del psi- connalisis aurnentan st relevancia ciertos problemas téenicos a expensas do otros que picrdon importancia, Por otra parte, el_cor de transferen- 67 sis, trastornos de la sexualidad, adi 3 ines agudos), Se abo aS un nuevo territorio donde aparecieron soluciones y, a la vez, nuevas alternativas técnicas. La neurosis de transferencia no queda ubicada como el vinico desarrollo le del andlis ‘una mae de las mUltiples formas de “ransferoncia que pueden darse en el tratamiento (por ejemplo, 1a ppsicosis de transforencia, la perversién de transferencia, la trans- ferencia psicopatica). Cada una de ellas tiene caracterfsticas es- pecificas cuyo andlisis ayuda a realizar su tratamiento que, por cierto, presenta bastantes dificultades técnicas.' Resulta interesante reflexionar sobre elcriterio de Freud se- Aalado en el pérraf anterior, La le 5 os permite ver con claridad que os pacientes ue tratd tonfan, o Z considera més que él observ6 (Dora, una psicopatia en lugar de una histeria tipi- ‘ca; el Hombre de las Ratas, una estructura borderline y no una neurosis obsesiva pura; en el Hombre de los Lobos, la aparicién de episodios psicéticos). De la misma manera, los pacientes que Abraham analizé con el apoyo de Freud sufrian perturbaciones melancélicas severas. lo por los analis- ue se siguen enfrontando patologias ‘puesto, constituyen un trabajo muy Gtil para la investigacién psi- coanalitica. Hn este sentido, reivindicamos la opinién de Freud en cuanto a que el tratamiento analitico esta especialment Sirpatologias loves, aunque dicho juicio se pueda tomar como una ‘recomendacion y un pronéstico presuntive més que como indica- cién absoluta. Este es un Freud que el analista debia ser un participante neutral en entes del paciente,(a modo 1, Véase HL. Btchegoyen, “Las formes de transferencie” 68 de un espejo que los refleja y explica para volverlos conscientes 0 ala manera de un cirujano que interviene asépticamente), a pe sar de que el descubrimicnta dela transforencia_cusstiona esa anhelada objetivided tan valorada en las ciencias naturales ‘También es cierto que al leer al Froud elinieo podemos percibir su irritacién ante la falta de progroso del Hombre de los Lobos, su intenso interés en los suerios que Dora le relata, su simpatia por a espontaneidad de Juanito cuando expresa al padre tan libre- mente sus fantasias y a la vez confirma las teorias freudianas sobre la sexualidad infantil. La expectativa de objetividad al aplicar cl andlisis es cue nada por d juiza sea uno de los conceptos mis controvertidos del método psicoanalitico de Freud. Da lugar —s.muuchas cambios con une amplitud y una graduacién que van desde el uso dela om herramienta para com in, en un oxtremo, hasta Ja idea fe que el vinculo analitico por su cualidad emocional es curative en si Mis, EM el otro, Algunos de estos criterios podrian ser rechazados por el mismo Freud debido a su intensa preocupacién por separar el método analitico de todo aquello que pudiera ser considerado sugestisn (recuérdeso su interés por preservar en un nivel “cientffico” el trabajo del andlisis). Se puede cuestionar la idea de mantener un psicoanélisis “puro” para seguir al pie de Ja letra los dictamenes freudianos, ya que el desarrollo psicoana- Iitico actual muestra, por el contrario, que la disciplina se ent ‘quece permanentemente con la diversided de perspectivas. Sin embargo, es importante discriminar los cambios que se van pro- duciendo y las complejidades toéricas, téenicas y epistemoldgicas que provocan. Por ello insistim we para Freud, igual ‘comprensién del conflicto intrapsiquico, su interpretacién por parte ones Starnes ala que Tame giana ante aidea €8 no dirigir las asociaciones del paciente con indicaciones 0 con algin tipo de valoracién o pregunta para que en la sesién emerjan los procesos inconscientes de la manera més espontanea posible. Lo mismo rige para el analista, quien no debe seleccionar el mate- vial ni fijar su atencién en temas especiales del discurso del pa 69 ciente para lograr una captacién libre e intuitiva de los deseos inconscientes. As{ también, la regla de abstinencia impide al te. rapeuta sati infantiles del analiza- zollo de Ja neurosis de transferencia Sabemos lq difioultad, quizds imposibilidad, de que se cum Jan totalmonté estos requisitos. Por una parte, las asociacion: cite sicopatologia, Elis. Lérico intentard seducir con su diseurso, el obsesivo controlar, el erverso excitar al analista, Para ello disponen tanto del lenguaje Verbal como del preverbal. Sirva de ejemplo la manera en que Dora captura a Freud con el relato de los stefios para finalmente evar a cabo su propésito vengativo, no a través de Ina asoviacion nes libres sino del acting-oue de interrumpir el tratamiento, En muchas i alizado particina en la sesién Se puede hablar para impaetar al analista. Por ejemplo, un pacien te-con caracteristicas sadomasoquistas en un momento dado, al ser descubierto por la terapeuta en un sintoma que habia ccultado du- Tante varios meses, quedé impresionado y empezé a contar cosas ‘errorifieas sobre las mujeres de su familia, con el intento incons. ciente de tratarla sidicamenta, asusténdola. Una paciente que vive sola, lejos de su familia y bastante aislada de amistades, trata de transformar la sesién en una platica entre amigas para conseguir asi una compaiiia que alivie su soledad, sin interesarse por escu. char las interpretaciones que la Ievarian a darse cuenta de los ‘motivos inconscientes que la mantionen en ese estado. Con esto queremos decir que muchas veces se pueden captar las fantasias basioas do lo que est sucediendo a partir de compronder el lime ‘Smocional de la sesién, la contratransferencia y otros elementay -Brosentes en I vinculo analitico que no se expresan directamonte El coneepto de formas de transferencia descrito anteriormen, te 0s Util para ir més alld de la limitacién de las asociaciones li. bres y para poder indagar en las sutilezas de la estructura carac. terolégica. cients wesa_es tan importante para el andlisis como el contenido de estos aspectos de Tapersonalidad, Freud, con su gran sagacidad clinica, nos enseha cudnto se ocupa de estos problemas en la comprensién del mate- rial, pero.no son temas que desarrolle explicitamente on sus ar culos técnicos. El psicoanélisis actual los estudia con particular atencién, 70 Respecto de la atencién lotante, sélo sefialaremos la enorme —importancia dol osqueme veferencial con que trabaia él analiste a sesidn. So bre los historiales icos de Freud se han escrito centenares de articulos en los que cada autor reinterpreta lo sucedido en esos tratamientos, lo que se logré entender y lo que no se pudo esclare- cer, tomando como punto de partida su propia teoria, Freud en- tiende que la fobia de Juanito se organiza alrededor de su conflic- tiva edipica y su ansiedad de castracién. Una analista lacaniana, Catherine Mathelin, afirma que el miedo a los caballos en Juanito es el resultado de que su padre no logré que el Nombre del Padre ccupara el lugar adecuado, de modo que el nifio quedaba woicade en el deseo de la madre. Vale decir que no se logré establecer la astracién simbélica? Es mas, esta autora cita a C. lisrahi y S, Hajlblum, quienes sostienen que simbélicamente Juanito no era un nifio en si mismo, sino el nifio de le transferencia entre Freud yu madre, y que su padre debia entrar en el eircuito preformado por ambos, del cual él quedaba excluido. Un poskleiniano, Donald Meltzer, en Desarrollo kleiniano, Piensa que Freud disminuye la importancia de la identificacién femenina de Juanito por dar mas relevancia al complejo de castracién masculine. Un mahleriano subrayard las ansiedades de separacién, y asi podriamos conti- nuar con todos los enfoques tedricos, Es bueno para el psicoandli- sis pensar en esta pluralidad de interpretaciones como m itiples Perspectivas que ayudan a comprender con mayor profundidad qué sucede en la mente de Juanito, ya que todas tienen algo de verdad, Pero es importante entender que.si no se toma en cuenta ejo de la situacién, Ja idea de atencién flotante por si sola conlleva cierta ingenuidad. Ademas, se deben inclulr como varia-_ bles el estado mente ‘| analista, su grado de receptividad y los Puntos ciegos marcados por au propia patologia, ya que éstos in- abl Es capacidad para captar el material, Freud traté de preservar la espontancidad, lo individual, lo inédi- to de cada situacién del andlisis; todo esto es muy valioso, consti- tuye la esencia de la actitud analitica, y esta vigonte en el psicoa. nélisis actual, pero también resulta necesario considerar algunas de sus limitaciones, | . Lacanian prychotherapy with children, The broken pla ro, p. 102 1 -Ereud complet sus indicaciones técnicas con Ja idea de un 1cuadre fijo como elemento esencial del tratamiento. En el desa- ‘rrollo de este capitulo se verd que ge han producide muchas varia- ciones a] encuadze- L Ja escansién o interrupcign de la el paciente habla. con palabra vacia, a ética y In inteligencia del paciente, que él fij6 como limites p oder realizar un anélisis, Bl psicoandlisis actual cuestiona algu- ‘nos de ellos pero siguen teniendo vigencia como un consejo de pru- dencia frente a las dificultades del método. Respecto al uso del, zis oe sabe aue ee une haransia dala téeica Mipadtca yam Gad y fatiga, Aunque el divin se ha transformado en un represen tante metonimico del anélisis, por sf mismo no define estricta- mente si un tratamiento es o no psicoanalitics; hay andlisis muy jien Tealizados en los que el pagente quicre mantenerse sentado durante algiin tiempo para controlar ciertas fantasias y ansieda- des; también se observan tratamientos, a veces muy prolongados, que aunque son efectuados por psicoanalistas, son meros resulta- dos sugestivos cuando no impasses que se prolongan sin ser diag nosticados. Con esto afirmamos hay buenos y malos anslistas.on todas las escuslas, Es muy complicado tratar de definir euéndo un tratamiento es bueno o malo, «til o ineficaz. E como limite para un tratamiento ya no pueden ser consideradas de igual manera, Ls cien afios de psicoandlisis, por lo que alguien de esa edad puede tener ahora muchos a‘ios de vida por delante. Si desea beneficiar- se con la ayuda y el progreso emocional que el psicoanélisis puede brindarle, tiene derecho a hacerlo, El problema pri jue el Wilfred Bion una lucha entre el deseo de verdad (vineulo K)? y un vinculo -K ‘tad para pensar como expresion de esa patologia, Por lo tanto, son andlisis, por Io menos ‘tedricamente, Lo mismo puede decirse respecto a problemas éti- cosy de comportamionto antisocial el tratamiento, Tam: “Eiaa itt ds Bleed oy te gun len commas decade berbia y arrogancia se dan en estados psicéticos y son el resul- tado de una fragments TeOpENT Y Aer OF \ciencia, cuestiona Ja idea de una inteligencia mint Freud tuvo la genial intuicién de relacionar Ia indicacién del tratamiento no sélo con la psicopatologia del paciente (criterio que, como ya se dijo, ha cambiado), sino también con la motivacidn y el tipo de personalidad. Hsta idea tiene vigencia pero no significa ‘una contraindicacién. Por ejemplo, en las enfermedades psicoso- maticas, en las que el paciente suele tener escasa conciencia de sus conflictos psicolégicos, se dificulta In posibilidad de que en- tienda, por lo menos al comienzo, lo itil que le podria resultar el psicoandlisis. El tratamiento sera probablemente més dificil pero no imposible. En cuanto al niimero de sesiones requeridas en un tratamien- to analftico, Freud veta a sus pacientes seis veces por semana en ‘mente mas cortos que los actuales. 61 decia que duraban enize tres meses y dos afios, y este periodo ya se consideraba prolonga- ‘quince o més afios, o aun plantearse como trata: nables, En pacientes neuréticos, el tiempo de anilisis no es menor de cinco o seis atios. E] objetivo terapéutico varié desde la desapa- icott habla de tratamientos psicoanaliticos en nifios donde 8. Del inglés knowledge (canocimiento). 3 dopenden de la demanda dol paciente;* ocurre lo mis- mo en algunos historiales de Maud Mannoni. Los anelistas klei- nianos son més estrietos en ese sentido y ven a los pacientes cuar Tio 0 Ginco veces por eemana. Ademés de los aspectos tedricos (distintos esquemas referencialés dentro del psicoandlisis van in- cluyondo paulatinamente nuevas perspectivas que cambian estas ‘deas) y de los aspectos técnicos, se deben tener en cuenta otros factores: geogréficos, culturales, ideoldgicos, econémicos y profe- sionales, En Buenos Aires, en los afios en que la escuola kleiniana predominé como corriente psicoanalitica principal, se considera- ’ba que un anélisis requerfa cuatro sesiones por semana, Las cri. sis econémicas que en los iltimos treinta aftos se han agravado (en todos Tos paises latinoamericanos) y el niimero excesivo de profesionistae dedicados a ejercer ol psicoanilisis han cambiado esta situacidn, va que os dificil conseguir pacientes que puedan __pagar un tratamiento de tentas sesiones semanales. Eso lleva @ ‘pensar en que las condiciones ideales fijadas para el encuadre se. __odifican de acuerdo can los peoblemas-socialas.y aconémicos, ‘También existen problemas ideolégicos que es importante te- ner en cuenta. Muchas veces los analistas reciben pacientes en. tratamiento menos veces por serhana porque prefieren cobrar mas cada sesién, Se elige una opeién técnica que no es la mejor para el desarrollo del andlisis, pero que depende de las necesidades eco- némicas del terapeuta y, muchas veces, de marcadas diferencias socioculturales. De esta manera, también el cuidado del método queda relacionado con. ee profesionales y econémicas. Las ideologias pr: una época determi- _nadosinfluyen agi, decisivamente, en algunas caracteristicas del método, A veces pueden legar a se¥ soluciones enganosas. En oca- ‘siones no se toma muy en cuenta que un trabajo artesanal como el psicoanalitico requiere un proceso de entrenamiento cuidadoso y prolongado y un trabajo continuo dedicado al método. A la larga esto redunda en una formacién profesional mas sdlida y profun- da, que permite llegar a mejores resultados tanto en el tratamien. to de los pacientes como en el cuidado de la mente del analista y en su progreso profesional. Por ultimo, también es importante analizar el tema de los honorarios. Freud establecié con claridad en ‘Sobre la iniciacién dol tratamionto” que es indi cobre hono- 4, Véase D, Winnicott, Pelcoandlieis de una nifa peguet, 4 zarios por su trabajo, Recomienda hacerlo “en play Tbreves, (de un mes, por ejemplo)” [S. Freud, “Sobre la iniciacién del tratamiento”, p. 133], Advierte que no debe ofrecer asistencia gratuita, no sélo por la necesidad de satisfacer sus requerimien- tos econémieos sino también por razones metodolégicas: las resis tencias del paciente aumentat dinero que una persona da a otra, conlleva significa- dos inconscientes importantes, como fi anales, de castra, cidn, confifctos transferencisles edipicas y muchos otros que que darian fuera de \didos ¢ interpretados en ol tratamiento.’ ‘Seguin describe Kurt Eissler en “On some theoretical and technical problems regarding the payment of foes for psychoana- lytic treatment’, Freud expres6, a la vez, su preocupacién nar aro; -poxcionar a las porsonas sin récursos econémicos un tratamionto. que pudiera ayudarlos a resolver sus conflictos mentales, Para ello propicid en 1919 la creacién ds Tradicionalmonto, los analistas recurrieron a los eriterios freudianos antes descritos para manejar la cuestién de los hono- rarios. No obstante, son argumentos que pueden discutirse, Kurt Eissler, en el mencionado articulo, que tomamos como guia para las consideraciones siguientes, cita a Kubie, quien dice que si el paciente trata de explotar neuréticamente la generosidad del te- rapeuta, esta situacién puede ser anelizada como cualquier otro conflicto [p. 75]. Podriamos agregar que hay muchas otras formas mediante las cuales el paciente trata de aprovecharse del analista (por ejemplo, manteniendo un vinculo parasitario en el andlisis o tratando de boicotear sus posibilidades de progreso analitico) y no por es0 se le interrumpe el tratamiento. afirma que las personas con mucho dinero tambié en el caso de los adolescentes 0 de personas muy dependientes o con vinculos simbidticos) los pacientes son proclives a efectuar sionando a través del dinero {p. 79] (Otras dificultades rospecto a la cuestién de los honorarios, por ‘ejemplo, el pago de las sesiones a las que el paciente no asiste, gon ga, que requieren un “acuerdo entre caballeros” (p. 80], Hanna Segal, cuando los pa; cientes faltan al tratamiento por un viaje o una“ausencia Jara ie nen. Por lo tento, en este tema es necesario tomar en cuenta los, ‘motivos conscientes del terapeuta cuando atiende un paciente (de- seos de ayudarlo a resolver su patologia, necesidades de trabajo, econémicas, de prestigio profesional, de investigar un tema), pero también sue motivaciones inconscientes (necesidades reparatorias, eleccidn de pacientes o continuacién de tratamientos por motivos nouréticos, dificultad para aceptar los fracasos o limitaciones del método analitico, generosidad patolgica). Estos elementos pue- 8, Vénse D, Meltzer, Bl proceso peizoanaliico, 7. Gitada en. Eechegeyen, Los findamentos de la tenica psicoanaittic,p. 84 18 Vinge H, Bichegoyen, Los fandamertos dela tenizapsicoanalitica, p. 85. 76 den actuar tanto en el sentido de crear una preocupacién exagera- da por los honorarios como también de restarles importancia, Los conflictos del analista influiran, sin di Ja consideracis ‘Otra cuestién a considerar es el supuesto bésico grupal res- ppocto del dinero que incide en todo analista sin que muchas veces sea totalmente consciente de ello, y provoca que viva y encare su profesién con un interés econdmico excesivo. Podria pensarse que es una eleccién personal o profesional el estar preocupado por ga- nar la mayor cantidad de dinero posible, en esta tarea de ser analista como en cualquier otra, Pero nuostro instrumento de tra- bajo, el método analitico, debe servir para aplicarse tanto en no- sotros mismos como en los demés. Todo proceso de alienacién, imitacién y funcionamiento de nuestra mente en el nivel de su- puesto bésico, por ejemplo, hacia los bienes materiales, atenta con- tra nuestro desarrollo y creatividad mental. En este sentido, muchas veces los colegas cobran honorarios Jo mas altos posible como una forma de aseenso social y deseuidan Jas condiciones dptimas en las que pueden atender al analizado. Por ejemplo, si se toma en tratamiento a un paciente grave, éste requiere ser atendido con mayor frecuencia (cuatro o cinco sesio- ‘nes por semana), aunque para ello sea necesario cobrarle honora- rios mAs bajos. Lo que parece una pérdida econémica en ese mo- mento en realidad no lo es, ya que se gana en aprendizaje profesional, valoracién del método analitico, cuidado de nuestra salud mental, y en tratar 2 pacientes que persisten en el trata. miento al sentirse adecuadamente atendidos y mejorar, Todo esto significa ganancias y no principalmente econémicas. ‘La preocupacién de Freud por-establecer reglas claras que i ‘tida pars En algunos aspectos basi ‘cos, éste persiste hasta la actualidad, aunque también ha sufrido muchos cuestionamientos y variaciones. La técnica se modificé medida que la teoria freudiana se fue diversificando en los milti- ples esquemas referenciales que ahora coexisten dentro del psi: coanilisis, Las modificaciones responden, por una parte, a las di- ferencias tedricas, 7 (oi se cree que existe esa posibilidad). Como hay muchas teorfas, ‘que explican en forma diferente dicha etapa temprana, depende- 14 del modelo del desarrollo primitivo que cada analista elija, la opcién técnica que de allf se desprenda. Revisaremos a continuacién las caracteristicas esenciales de las diversas esc Toroduderon on la técnica. Los fundamentos de la técnica psicoana- litica de R. Horacio Etchegoyen es un libro valioso para entender con elaridad las vicisitudes de estas modificaciones. Si el lector desea ampliar Jo que se expone en las paginas siguientes, el mejor ‘camino es consultar esa obra fundamental. LA TECNICA EN LA PSICOLOGIA DEL YO de Freud. Se consolida en Tos Tiéeada deloscincuenta, A partir de los afiogsesenta y durante los ‘setenta, se producen nuevos descubrimientas dentro de la misma corriente psicoanalitica que provocan transformacionesimportan- tes en la teoria y en la técnica actuales. En este apartado tratare- mos de describirlas someramente. En Estados Unidos, esta escuela toma como punto de partida_ —la teorfa estmuctizal freudiana, Subrava la actividad del yo y sus 11 desarrollo del sx éy la adaptacion a la reali ‘externa, Presta mayor atencion a la superficie psiquica, entendi- da como un derivado y un indicador de los conflictos inconscientes. Las interpretaciones van de la superficie a la profundidad, y se hace Hincapie en Ia lucha entre Ia expresicn de deseos inconscien- tes y las resistencias y estructuras defensivas que se oponen a dicha manifestacisn. El grupo de Anna Freud se concentra en el andllisis de las ‘Tstematizadas por ella en 1936, y en el descubrimien- to de las Iineas predominantes en el desarrollo del nifio y del lense rosalta, en cambio, 1a imp- co, expresado muchas veces en tér- mings no observables sino metapsicologicos, y mantiene el interés adolescente. 78 en los conceptos energéti es oresticos derivados de la teoria econsmica de 2c; fel analizado, La interpretacién os ol instruments a dnsttumento inico del anélisis; gracias a ella ; ella se deseubre la anil: prac al interaccién entre transfe- bora yo tencias. El insight que el paciente alean; one teaver de Tan meonscientes, los origenes de éstos ylos donate eit $e exresa, permite qu ay ogren seek eucturae int tos caitbios es el verdadero fin del ts ani erve la neutralidad y ‘ia yl abstinencja esta- blecidas en los art i Peeidas en los anticulo téenicos de Freud, Se hae sre hisaa geisidad que auizé leva a cete exager ave busca ds ‘amente qué tiene peri t satatt ¥ aué no, por el peligro de alterar el tratemiceee ere apoyo, la sugestion y Ia seducciin son los rier, son loo riesgos que las herramientes di ss s disponibles para el anali Betatve, Tener que diferencias, por eemplo, cose : Hento, la confrontaciin, Ia interpretaciin, pares we Parece poco fica, ya que debe evita nce e evitarse toda intervencié) i ian afte Puede efectuarse con la condici én de foe “olver una dificultad dentro del ani lisis onion sas dese ee 8 que no puede solucio. is a, Jos aportes novedosos funcion i ae Tricturas defonsi vas del cardcter Gion_tranaferenstal Tos souiieees 9. Véase K. Eissler, caf the structure ofthe ego on paychoanaly 1b Bisset, "The effect of the structure ofthe ogo on paves on paychoenalyt techni 9 conocido en su funcidn profesional; la idea de que es imprescindi- ble establecer una alianza de trabajo o alianza terapéutica con la, parte saludable dela mente del analizada para que luego pueda —sesamollarse yna neurosis de transferencia con los aspectos in- fantiles y conflictivos. Estas consecuencias téenicas culminan con el goncepto de analizabilidad de Elizabeth Zetzel, por el cual el tratamiento sélo se aplica a los pacientes neuréticos y, entre ellos, a los mas saludables,® con lo que aumenta la exigencia respecto a Jos pacientes potenciales para un anélisis. Quedan as, patologfas graves, que deben ser atendidas con técnicas no péicoanaliticas. Bsto hace necesario diferenciar al psicoandlisis de la psicoterapia psicoanalitica, ‘La_regresiin terapéutica, propuesta por David Rapaport,” también es un elemento indispensable para desarrollar la neuro- sis de transferencia, que posibilita el anélisis, Se produce por las, condiciones de frustracién del setting (falta de respuesta del ana- sta, deprivacién sensorial para el paciente al no poder ver al terapeuta ni observar sus reacciones y frustracién de los deseos infantiles), Esta situacién limita mucho la eplicacién del anélisis 1 los pacientes mas graves. Si bjen este criterio prevalecié en In psicologia del yo de los afios cuarenta y cincuenta, es uno de los ‘més roconsiderados on le actualid: Para ejemplificar una manera tipica de entender el material clinieo de la psicologia del yo en los arios cineuenta y sesenta, cita- ‘mos tn historial narrado por Ralph Grenson: Hace unos afios, una dama joven, la seora A, se presenté a consulta acompaiiads de su marido. Se quejaba de no poder dejar la casa sola y Gnicamente se sentia segura con su esposo. Se quejeba ademas de temor a desmayarse, tomer a los vértigos y temor a volverse ineanti- nente. Los sintomas dea sefiora A se habian presentado stibitamen- te hacia unos seis meses, en una sala de belleza Bl andlisis, que duré varios afi, revel6 que el desencadenador real de sus fobias era el hecho de haberla poinado un ompleado va- rrén, Pudimos descubrir por fin el hecho de que en aquel momento recordé cémo le peinaba el pelo su padre cuando era nifia. La razén de que hubiora ido a la sala de bel ie] dia era su placentera esperanza de ver a su padre, quien iba a visitar a la joven pareja por 80 primera ver desde su casamiento, £1 debia parar en su casa y ella ‘estaba, conscientemente, loca de alegria, Pero inconscientemente ‘estaba lena de sontimiontos de culpa por amar a su padre y por su hostlidad predominante ineoneciente para con st espero, El sucedido aparentemente inceuo de que se hiciere peinar el pelo agité en ella ansias incestuosas, hostilidades, culpabilidad y an- siedad, Para acabor, la sofa A tenfa que estar neompariada por st marido para estar segura de que no lo habian matado sus deseos do muerte, Su presencia Ie impedia también actuar sexuslmente. Los femores do desmayarse, de los vértgos y de Ia incontinoneia oran representaciones simbolices de pérdida de su equilibrio moral, de su dominio de si misma, de perder su reputacién y verse humillada y calda de su elevada posiién. Los sintomas de Ia joven tenian ca- nexidn con ls placenteras sensaciones corporales de la infanci a como infantles fantasies de castigo. Creo que se puede formular el hecho de Ia siguiente manora: la peinadura del eabello habia agitado en ella impulsos reprimidos dl Blo que la pusieron en conflicto eon su Yo y su Superyé, A pesar de Ja ausencia de sintomas neuréticos notorios antes de la aparicion de las fobias,hubo indiceciones de que su Yo estaba ya relativamen- to menoseabado y que su Ello no tenfa suficientes posiblidades de dosearga. La serorn A llevaba muchos afos sin dormir bien, eon pe- sadillasinhibiciones en sa vida saxual, La comsectencia fue que lam fantasies movilizadas por la peinadura inerementaron las tensiones del Ello a tal punto que invadieron las infantiles defensas del Yo y se produjeron descargas involuntarias, con la formacién al fin de un sintoma agudo [R. Greenson, Técnica y préctica del psicoandlisis, pp. 84-95}. Es evidente la preceupacién de-Greenson por explicar cada uno de los s{ntomas, tanto en su origen actual como en su antece- dente infantil, y relacionarlo con los descos sexuales y su repre- sién, principalmente vinculados con el conflicto edipico. La lucha se establece entre las instancias psiquicas, ello, yo y supery6. La intorprotacién de todo el material parece buscar In desaparicién de los sintomas a través de hacer conscientes los factores que han intervenido en su formacién. Tomando en cuenta la evolucién del psicoanélisis norteameri- cano en los iltimos treinta afios y las interesantes polémicas ac- tuales suscitadas por los diferentes enfoques tedricos y téenicos, Ja postura de Greenson enoste matarial parece hoy un poco inge-_ wa en su id recision ‘Una sensa- cién similar se tiene al ver peliculas que fueron exitosas en los 81 atios cincuenta, por ejemplo las del neorrealismo italiano, y que ahora resultan muy lentas en su ritmo cinematografico y redue- cionistas en sus planteamientos, Quiza sea un precio que inexora- blemente se paga por el paso del tiempo. Veamos algunos cambios, enel grupo de psicoanalistas de Es- dos Unidos que cont Ja psicologia clasic Empe- cemos por las psicosis infantiles que Margaret Mahler estudié en Jas décadas de los afos cincuenta y sesenta, cuando al atender nifios psicéticos y al tratar de entenderlos y ayudarlos, necesité ampliar algunos conceptos teéricos de la psicologia del yo (que habia usado como punto de partida) y modificar otros, Cre6 una del autigino sicosis simbiétions. Incluyé en el psicoanslisis norteamerica- no la polemica sobre las etapas preverbales, las cuales debian ser tomadas en cuenta si se intentaba efectuar algun tipo de trata miento con eos nifios, Surgié entonces la necesidad de incorporar 2 la técnica los aspectos no verbales del vinculo terapéutico. Dio relevancia a la relacién del bebé con su madre al comienzo de la, entender el desarrollo normal y patoldgico, Por lo tanto, para com: wrender Jo que sucede en Ja relacién transferenci on Ja interpretacién del material del paciente, Mahler fue consecuente con algunos postulados de los psicdlo- g05 del yo al querer probar sus nuevas hipétesis mediante un es- tudio, validado estadisticamente, de observacin de nitios desde el nacimiento hasta los 86 meses de edad, Usd métatos de investi: agin ampli sombinndos con lo que ams “un op psiconnal co” para decodificar las observaciones reslizadas. Su trabajo, in- novador y ereativo, tuvo consecuencias directas en le técnica. Establecié i or la que se atiende simulta. ~_neamente al nifia simbiftica ya su madre, para tratar de obtener ‘mejores resultados terapéuticos en una patologia tan complicada. Desde la perspectiva planteada en este capitulo, de entender los cambios en la técnica psicoanalitica a lo largo de su desarrollo histérico y como resultado de nuevos descubrimientos y nuevos problemas por resolver, no parece muy importante si lamamos psicoandlisis o psicoterapia psicoanalitica a lo que hacen los, analistas mablerianos. Lo que si nos interesa es evaluar como sus nuevas ideas cuestionaron algunas convieciones hasta entonces 82 firmemente aceptadas por el establishment psicoanalitico norte- americano, Harold Blum, en su articulo de 1981 “Some current and recurrent problems of psychoanalytic technique’ resume la ‘americano y sefiala dos elementos fu eee + Existe actualmente una ~de los periodns preverbales, tanto en el desarrollo como en Ia patologia y en el proceso analitico, Los estudios sobre los pro- cesos mentales tempranos y la separacién-individuacién in- fluyeron para que se tomen mas en cuenta las etapas preedi- picas y las perturbaciones y detenciones en el desarrollo del yo. Por Jo tanto, ya no se exige que el pacia desarrollar una neurosis de transfers + Alubicar en primer plano las influencias preedipicas surge la siguiente controversia: debe considerarse lo preedipico como una perturbacién primaria que altera el desarrollo posterior del conflicto edipico? {0, como pensé criginariamente Freud, sigue siendo éste el centro de comprensién de la patologia y se toma entonces a lo preedipico como representacién regresiva de dicho conflicto edfpico genital? Los autores de este libro creemos que esta ampliacién on el enfoque del material permite respetar los diferentes niveles en los, gue los pacientes exprosan su conflictiva para que la interpreta- cin pueda ser formulada en términos lo mas cercanos posible a su realidad psiquica. De este modo, tenemos mas probabilidades de que entiendan la formulacién del terapeuta y, ala vez, se sientan comprendidos por 61 La tooxia-astablecié emincamente una diss ner esa diferencia, No es relevante para al pacionte que la peicolo- “Gia del yo tenga que cambiar algunos de los conceptos anteriores, por ejemplo, tomar la neurosis de transferencia como condicién previa a todo andlisis; l tema dela regresién o el de analizabilidad. 83 yoica, Ahora el psicoandlisis puede aplicarse a un espectro mas ‘amplio de pacientes (borderlines, psicosis o trastornos narcisistas dela personalidad) y ha aumentado nuestra comprensién del fun- cionamiento psiquico, pero al mismo tiempo surgen nuevas pre- guntas, {Son suficientes los instrumentos del andlisis clésico para trabajar con ellos o se necesitan modificaciones técnicas y del en. cuadre, ademés de los recursos terapéutioos, y la dedieacién y el esfuerzo del terapeuta? Es fundamental, entonces, tener claro qué -as-2agl é sesultados, limitacior se elija, En Mahler, como ya mencionamos, se modificé la eoncep- cidn del tratamiento y.surgid a tevapia tripartite que busca esta: blecer una “simbiosis correctiva” Al revisar algunos historiales de nifios psicéticos publicados por autores del grupo mahleriano, como el de Selma Kramer en “Phe adolescent recapitulation of a childhood psychosis”, nos impresiona la dedicacién y la entrega con que el analista atiende a su paciente, su sensibilidad e intuicién para interpreter los con- flictos, los aiios que dedica al tratamiento y la pasién por conti- nuarlo a pesar de las dificultstes que presenta, Estos esfuerzos terapéuticos entiquecen el psicoandlisis y el conocimiento del psiquismo, cualquiera que sea el esquema referencial que se osté usando, Por otro lado, es importante, al mismo tiempo, cuidar de no enfermarnos de omnipotencie terapéutica. La escuela mahleriana puso en primer plano el tema de las relaciones de objeto tempranas, como también lo hizo Edith Jacobson con sus estudios sobre pacientes depresivos tratados psicoanaliti- camente.” Esta modificacién lleva poco a poco a cuestionar algu- nos paradigmas previos de la psicologia del yo, por ejemplo, Ia idea de que las experiencias del periodo preverbal del desarrollo no son recuperables en el tratamiento analitico. Después de tantas discu- siones entre los psicélogos del yo y los kleinianos en Jos aos eua- renta y cincuenta, es alentador ver cémo dentro del mismo grupo se han realizado hallazgos que cambian la manera de pensar los problemas psicoanaliticos. Donde antes sélo hubo discrepancias, los distintos esquemas referenciales establecen puntos de eoinci- 12, Véase 8. Kramer, "The adolescent recapitulation of «childhood psychos’, pp. 416-440. * 18, Véase E, Jacobson, Depression. 84 dencia, En los afios ochenta y noventa también ocurre en Ia mayo- ria de las escuelas un proceso de transformacién semejante. ‘Como ejemplo de lo anterior recordamos el articulo del analista norteamericano Albert Solnit (1982), “Early psychic development as reflected in the paychoanalytic process”, donde menciona pro- cesos de identificacién tempranos en los primeros afios de vida del nifio, que producen ropresentaciones psiquicas y se expresan en recuerdos, fantasias y suefios, Afirma que en el proceso analiti se puede ver en la transh dmo_persisten los vincul Tibidinales mis ‘Los recuerdos recuperados en el tratamiento nunea son los sucesos originales, pues estén modificados por lo que se ha repri- mido, lo que no se registré bien o lo que se reconstruyé después del suceso, De acuerdo con Albert Solnit, esto explica cémo cada individuo mantiene su integridad y al mismo tiempo eambia para construir una personalidad tinica y constante, La separacién, in- dividuaci6n y diferenciacién respecto a los padres, hermanos y abuelos es inherente a dicho procedimiento. -Ennolpsscosapscoanaliti afirma este autorsenusden com. ‘Pensamos que hay una notable coincidencia entre las ideas de Solnit y el eoneepto de transferencia ampliada del grupo kleiniano, mediante el cual son recuperables en el tratamiento las experien- cias de los periodos tempranos del desarrollo mental. 14, Véase A. Solnit, “Early psychie development as reflected in the paysho- analytic process’, pp. 82-89, 85 ‘lanalista debe pro. Sacra dent del meagien es onsite, peanatislnampetia es su instrumento principal; esta actitud de receptividad empatica para comprender el material verbal y no verbal del paciente es un elemento basico tanto para la construccién del encuadre analitico como para el proceso reparador que alli debe producirse. ‘La definicién que da Kohut de la empatia es la siguiente: “Con- siste en la capacidad de penetrar con el pensamiento y el senti- miento en la vide interior de otra persona. Es nuestra capacidad de vivenciar, en todo momento de la vida, lo que otra persona vi- vencia, aungue por lo comiin (y esté bien que asi sea) en un grado atemudo® (H. Kohut, ¢Cémo cura ef andlsit, pp. 190-121), La anion tnis sila antl Cuc ders gua aoa pacloiee uetea un self frigil, que no tolera las interpretaciones basadas en pul- _ Sones seuss ni on conflctapeouens_ Bl ratamints 6 an ome “Tent ode Micha Tai ‘que luego citaremos), El analista usa Ta terpestacién acon |aintensiin dasuimantatal cancion Sicha eaoutseaan, Essie ao ume prueba de quel aula. lo entendié, Las ideas renovadoras de Kohut se alejan del psicoanélisis clsico y propone un retorno a las evidencias elinieas y a la expe- riencia cotidiana de la sesién, * con lo que abro una gran polémica en torno a las variaciones téenicas que efectiia. En el articulo an- tes citado de Harold Blum, éste duda de que la empatia, que tod déficit estructural, piensa que Kohut idealiza su valor curativo, y Te da mas importancia que al conocimiento de los conflictos in- conscientes. “La empatia, como el amor, no es suficiente y no po- dr4, por sf misma, conseguir le resolueién de los conflictos ineons- 16, Véese N, M, Bleichmar y ©. Leiberman de Bleichmar, Zt psicoandlisis Aeopuée de Freud, caps, 179 16 86 cientes, la reintegracién de lo reprimido, o cambios profundos de Ja personalidad” [H. Blum, “Some current and recurrent problems of psychoanalytic technique”, p. 54). De todas maneras, a pesar de su desacuerdo, Blum reconoce que las ambiciones terapéuticas del grupo kohutiano con pacientes narcisistas graves amplia le pers- ‘pectiva del tratamiento psicoanalitico y promueve nuevas hipste- sis sobre el desarrollo psiquico. Cuando las modificaciones técnicas llevan a cambiar los ele- mentos basicos del encuadre, la tares fundamental deja de ser la ‘eomprensién de los conflictos psiquicos y la interpretacién ya no es el instrumento principal; el analista corre el riesgo de quedar- se sin un rumbo claro, La intuiciga no-paroce sor suficiente para inde nos dirigimos en el trabajo Jetividad de la cual no podemos estar seguros que sea tan confiable {@Podran nuestros propésitos ser siempre abnegados y benignos? LY los de los pacientes? Es fundamental tener en cuenta nuestras limitaciones personales, emocionales, tedricas y técnicas. Cree ‘mos prudente considerar en todo momento el fantasma de nues- tras intenciones megalémanas, tal como Freud advirtié sobre el posible delirio de sus propias teorfas al estudiar a Schreber. No obstante, como en el aporte del grupo mahleriano, es im- portante tener en cuenta cémo la técnica kohutiana enriquece In perspectiva que tonfa la psicologfa del yo. La transferencia, al que- dar ubieada en el centro de la situacién analitica, hace posible que surja una nueva experiencia, inédita hasta entonces, en la vida del pacionte. Ya no se trata solamente de repeticiones de la historia infantil que se producen por un proceso regresivo. La transferen- cia es vista como una influencia que por s{ misma promueve el desarrollo El analista no sélo es receptor de los procesos transfe- Tondiales sino que. con su trabajo y su interés en comprender las vivencias, En cuanto a las ideas de Otto Kernberg aproximadamente con- temporéneas a Ins de Kohut, relacionadas con el tratamiento de la patologia borderline, tienen nuevamente el mnérito de ampliar el campo de aplicacién del psicoandlisis a patologias més fas tradicionales en la psicologia del 0. Hernberg subrava le netes, Sidad de mantener el para tatara estos pacientes; cree que sco se pueden hacer modifi, caciones t6 é ‘claramente establecidas, 87 tos sobre el desarrollo temprano que durante muchos afios hal rechazado. Se vuelve a producir el fendmeno antes comentado de «que las oposiciones tajantes y esquem: “Kohutiano, El grupo annafreudiano, desarrollado en Gran Bretafia, tam- bién sufrié cambios, Anna Preud mantuve ideas diferentes de las, Kleinianas a partir dela intonsa-disousién-qus-ambas czoad ~ienldos de su ineanscionte. Las conseouencia tdenieasinmedia- tas de estas afirmaciones fueron las siguientes: para que pueda tratamiento, se requiere un acercamiento lenta y cau. "Pedagégicas con algunas interprstaciangs; no es conveniente in- terpretar directamente las fantasias inconscientes, También op ol grupo originalmente annafreudiano, los cam: bios de los siltimos treinta aiiog Togran acercar alj 88 ceptos kleinianos y poskleiniangs antes tan controvertidos. Como ~sjemplasie esta situacion queremos mencionar, Sandler y Anne Marie Sandler, “The past unconscious, the present unconscious and the vicissitudes of guilt”. Para entender os sen- expresién en Ja transferen, representaciones primitives de Ine cbjetas primaviae durante el. desarrollo temprano, Estas relacio jecciones te1 iis a primitivos, y pyeden provocar intensos sentimientos de culpa. ‘Obsérvese que, con ese criterio, los Sandler hablan de un superyé temprano y persecutorio, cosa que Anna Freud negé de manera rotunda en la famos n con inconsciente pasado es accesible en la sesidn sélo a través de inferencias que hace el analista, no puede ser percibido en forma directa, Este es atro cambio importante, ya que en las teorizaciones anteriores los

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