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Trabajar las violencias; el abordaje psicolo gico.

Herramientas extra-sistémicas

En esta lectura final vamos a puntualizar el abordaje de las violencias con herramientas
extra-sistémicas. Recordemos que al hablar de lo extra-sistémico recuperamos el
pensamiento de feministas radicales de la diferencia como Margarita Pisano o Andrea
Franulic y nos referimos a aquello que construimos mujeres por fuera de la lógica masculina.

1. Las herramientas que se generan continuamente y no son válidas

Son todos aquellos conocimientos y prácticas transmitidas entre mujeres y que no


representan un conocimiento válido para el sistema. Desde el pensamiento occidental
moderno, la razón ha marcado el parámetro para medir lo verdadero, pero la construcción
de los saberes, como hemos visto antes, tiene sus raíces profundas y ha sido la clase social
hombres la que ha determinado la realidad material e ideológica en el patriarcado. De esta
forma los conocimientos válidos son los conocimientos que la clase social hombres
considera pertinentes para el mantenimiento del propio sistema patriarcal capitalista
heterosexual donde la apropiación, explotación, uso y desecho de la clase social mujeres
sienta las bases para dicha estructura.

Aunque la ciencia -tanto en su acepción antigua de conocimiento racional


teórico, como en la moderna ilustrada basada en la confrontación
1
experimental de los datos- ha sido una empresa casi exclusivamente
masculina, siempre se ha ocupado de las mujeres como objeto de sus
investigaciones. Y el resultado ha sido invariablemente una justificación para
negar nuestra capacidad de pensar, y con ello de participar en los aspectos
más valorados de la vida pública (la ética, la política, el conocimiento, la
justicia). La expulsión de las mujeres en la ciencia (como en las otras
construcciones culturales humanas) tiene un doble resultado: impedir nuestra
participación en las comunidades epistémicas que construyen y legitiman el
conocimiento, y expulsar las cualidades consideradas “femeninas” de tal
construcción y legitimación, e incluso considerarlas como obstáculos.

Así, el conocimiento que se erige como principal logro humano y como visión
universal y objetiva del mundo, expresa el punto de vista que las feministas
llamamos “androcéntrico”: el del varón adulto, blanco, propietario, capaz. Las
propias instituciones que estos varones crean, legitiman y justifican la falta de
condiciones indispensables del resto de los sujetos para participar en ellas: nos
niegan racionalidad, capacidad lógica, abstracción, universalización,
objetividad, y nos atribuyen condiciones a las que les restan cualquier valor
epistémico: subjetividad, sensibilidad, singularidad, narratividad1

En la ciencia las mujeres hemos sido principalmente objeto de estudio y aquello que se
relaciona con la construcción de saberes desde las
mujeres ha sido infravalorado por el discurso
cientificista a través de categorías antagónicas como
objetivo-subjetivo, universal-particular, neutral-
parcial, ciencias duras-ciencias blandas. A cada parte
se le atribuyó sexo; las mujeres son más subjetivas
son emocionales y buenas para ciencias blandas –
dicen los hombres de ciencia y justifican esto mediante un arsenal de estudios amparados

1
Maffía, s/f. Epistemología feminista: la subversión semiótica de las mujeres en la ciencia
2
en el propio discurso científico. Entonces lo que se está defendiendo de fondo son los
privilegios masculinos demeritando los saberes de las mujeres. Entre la vida pública y la
privada, la segunda está en un terreno de lo natural, lo personal, lo que no tiene importancia
y es justo en donde nos han ubicado a la clase social mujeres.

Desde el feminismo radical de la diferencia se habla de las resistencias milenarias de


mujeres ante las violencias patriarcales, es aquí, en esas resistencias, donde encontramos
lo extra-sistémico. A continuación repasamos algunos ejemplos.

 AUTO CUIDADO Y CUIDADO DE OTRAS

En un sistema patriarcal capitalista el cuidado de una misma y de otras representa un


peligro para la civilización masculina. Por una parte tenemos el mandato de la feminidad y
heterosexualidad obligatoria que está
ligado a la idea de felicidad y bienestar
capitalista donde nuestra tarea principal
es ser objeto de consumo y consumir; en
el patriarcado somos propiedad de la
clase social hombres y en su unión con el
capitalismo debemos consumir también
y no sólo mercancías físicas (ropa, accesorios, residencias, automóviles) sino también
inmateriales (emociones, deseos, aspiraciones). Son tareas de tiempo completo y con la
tradición de pensamiento occidental racional positivista, donde se sitúa el saber en el
cerebro, el cuerpo pasa a un plano indiferente, es una máquina de producción y consumo,
por ende el autocuidado se convierte en algo engañoso. En el sistema actual el autocuidado
se convirtió en mercancía, puede ser comprar cosas, darse gustos o lujos de vez en vez,
vacacionar, todo un paquete incluido. Es decir, el capitalismo previamente ya ha organizado
hasta nuestros espacios de ocio. Por eso decimos que es engañoso, el cuidado de una
misma, en el sistema patriarcal capitalista, no está encaminado al cuidado corporal –
emocional para crear una vida y muerte dignas.

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Por otra parte tenemos el mandato de la misoginia. Dentro del sistema patriarcal se exige
que el centro sea lo masculino (padre, hermanos, amigos, novio, hijos, escuela, trabajo),
además de alejarnos de nosotras mismas y del cuidado corporal-emocional también nos
alejamos de otras. ¿Cuántas hemos priorizado la relación con los varones por encima de la
relación con amigas, hermanas, madre, etc.? ¿Cuántas hemos centrado todo nuestro
esfuerzo en las tareas escolares o actividades laborales –incluso las que a veces no nos
corresponden- en lugar de tomarnos tiempo para convivir con otras, escucharnos, hablar
de la realidad de violencias que vivimos las sexuadas y socializadas mujeres? Parece poco
pero el mandato de la misoginia representa un gran pilar para el sistema porque al
mantenernos distanciadas nos impide espejearnos, conocer cómo vivimos y encarnamos el
patriarcado, el capitalismo, la heterosexualidad, y nos niega la posibilidad de construir las
propuestas civilizatorias desde el afuera, pues al no haber encuentro no hay contradicción,
sospecha, resistencia o movimiento. Y recordemos que el sistema vive de generar cuerpos
de mujeres tristes, solas, quietas, calladas, enfermas. ¿Cuántas hemos pensado que somos
la única a la que le pasa tal situación, que estamos completamente solas, que estamos mal
al pensar así, que estamos locas? Así se encarna el sistema y así nos niega e imposibilita el
encuentro con otras. Al respecto, uno de los mecanismos más funcionales es la lesbofobia
que implica repudiarse a una misma desde las categorías construidas por el pensamiento
patriarcal como sexo, raza, clase, también si hablamos de gordafobia, capacitismo o
adultocentrismo, es decir, generar rencores con la propia corporalidad por no ser lo
suficientemente blanca, rica o delgada, por ejemplo, y por supuesto también implica el
repudio de las otra por sendos motivos. ¿Alguna se ha planteado la lesbiandad como
resistencia coporal-emocional-política? Quizá no y esto responde al mecanismo de la
lesbofobia con su raíz misógina porque al final se trata de repudiar los cuerpos sexuados y
socializados de mujer y por ende centrarnos en los cuerpos sexuados y socializados de
hombre.

Resulta indispensable recuperar y construir formas de cuidado de sí misma y de otras, cada


una puede recurrir a su historia personal para buscar los consejos de cuidado que le han
dado sus abuelas, madre, tías, hermanas, primas, amigas, profesoras. Y atender las

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necesidades corporales y emocionales sin postergo. Si tengo frío, me tapo. Si tengo hambre,
como. Pero atendiendo el proceso; ¿Qué voy a comer, es algo que le hace bien a mi cuerpo,
es algo que me genera ansiedad, es algo que me puede generar alguna enfermedad, me
preparo mis alimentos, consumo comida rápida y procesada? Si una amiga está pasando
por una situación difícil ¿qué hago, escucho activamente o no, mis consejos irían
encaminados a que vuelva a ser funcional en el sistema que la violenta o nos radicalizamos
juntas? Cada día se pueden generar formas de autocuidado y cuidado de otras. ¿Tienes
algunos ejemplos?

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 CUIDADO DE LA TIERRA O MACROCOSMOS

Desde la medicina tradicional China se ha considerado milenariamente que el cuerpo es un


microcosmos y el universo un macrocosmos, todo tiene relación; órganos, emociones,
sabores, colores, estaciones del año. En la teoría de los cinco elementos se habla de las
formas en las que todo esto se relaciona, por ende, la lectura que se hace de los procesos
corporales, emocionales, naturales (de la tierra, agua, fuego, metal, aire) tanto como el
abordaje de los padecimientos, enfermedades o desastres naturales es integral, pues va
ligado a las formas en las que nos relacionamos entre las personas y con el mundo no
humano. Si pensamos en un resfrío podemos tener muchas aristas de análisis. Me enfermé
porque salí sin cubrirme lo suficiente, quiere decir que no me estoy cuidando
adecuadamente, no atiendo mis necesidades corporales. Pero también enfermo porque el
clima es inestable y es inestable porque los mares están contaminados, el aire, la tierra,
todo el territorio que habitamos está siendo contaminado por prácticas consumistas de uso
y deshecho. ¿Sabes cuál es tu huella ecológica? Los
ciclos de los elementos de la naturaleza están
alterados por el capitalismo. También enfermo porque
mi cuerpo no está en equilibrio; mi alimentación no
aporta energía, defensas, calorías, nutrientes o
vitaminas suficientes. Y quizá vivo de manera
sedentaria porque así lo exige mi trabajo, por lo tanto
mi cuerpo no está en movimiento y cuando algo no se
mueve se estanca. El principio de enfermedad suele
ser el estancamiento emocional, el reflejo de esto en un órgano, las competencias que hay
internas, entonces ¿qué emoción me domina? ¿Qué tiene que ver la diabetes con la
ansiedad o el cáncer con la melancolía? ¿Y esto qué tiene que ver con los elementos de la
naturaleza y nuestra relación con ellos?

Lo que está afuera está adentro. Un territorio cuerpo enfermo también es reflejo de un
maltrato al territorio tierra, por eso atender este último también se hace urgente. Cuidar
las vidas animales, el veganismo, plantar árboles, tener un jardín en el espacio donde
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vivimos, no extender la huella ecológica que estamos dejando, cuidar la tierra significa
cuidarse a una misma y cuidar a las otras, presente y futuras.

Muchas mujeres, como lo vimos desde el feminismo comunitario, han defendido las tierras
y han sido castigadas y desplazadas, tanto por el Estado como por sus compañeros (padres,
hermanos, tíos, abuelos, hijos, esposos). Muchas mujeres son las que trabajan la tierra,
sembrando y cosechando los alimentos que vemos en los mercados o supermercados.
Muchas de nuestras abuelas vivieron en el desplazamiento, la explotación, ser vendidas o
robadas y saben lo que es el trabajo duro en el campo, la servidumbre o cualquier actividad
que mediante lo que llaman “ingenio” lograron hacer para tener comida ellas y sus
descendientes. Recuperar estas historias representa reconocer la importancia del cuidado
del espacio que habitamos y a la vez del propio cuerpo. Se trata pues de cuidar el territorio
cuerpo y también el territorio tierra.

 AUTODEFENSA WEN-DO

Quienes nacemos con un cuerpo que será sexuado y socializado mujer, y por tanto
apropiado, sabemos que las violencias ocurren desde temprana edad, quizá cuando niñas
no podemos nombrarlas pero tenemos sospechas de que algo no anda bien cuando nos

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obligan a vestir de tal modo, cuando nos acosan, se burlan de nosotras, nos delegan tareas
domésticas, en fin, cada una en su historia personal puede recuperar las sospechas que tuvo
a lo largo de su vida.

En la pedagogía de la feminidad nuestro cuerpo es neutralizado porque al ser propiedad de


la clase social hombre no se nos permite sentirnos bien, movernos, tener fuerza o libertad.
Mecanismos sobran, desde el uso de vestidos que nos obligan mediante imperativos a
cerrar las piernas y te impiden movilidad hasta el uso de ropa ajustada y tacones cuando
eres mayor, que cumple la misma función de inmovilidad. Si algo me pasa en la calle ¿cómo
podré huir si mi cuerpo ha sido educado para permanecer inmóvil y encima la ropa y zapatos
me dificultan escapar? Es una ortopedia corporal. Los juegos y espacios de recreación para
niños y niñas son diferentes, mientras unos ocupan mayor espacio con juegos que desafían
su fuerza, inteligencia y creatividad a las otras se les confina a un espacio más pequeño con
juegos que tienen que ver con la vida privada y el cuidado de otros. “Las niñas hablan
mucho” o “calladita te ves más bonita” son frases que escuchamos y pueden no ser directas
pero aun escuchando que se la dicen a otras, el mensaje es para todas; lo que importa es
cómo me veo y me tengo que ver bien y verme bien implica no hablar, no moverme, no
llamar la atención, vestirme de tal modo, pasar desapercibida… ¿Cómo nos inmoviliza esto?
Recuerda las primeras veces que viviste acoso en la calle. Probablemente no supiste cómo
responder, quizá tu cuerpo se paralizó y estuviste enfurecida el resto del día por no poder
hacer nada en ese momento, repasas en tu imaginación todo lo que pudiste decir o hacer y
te reprochas por no haberlo hecho.

Es un mundo violento con las mujeres y no se nos educa para defendernos, por eso nos
paralizamos, callamos y sufrimos en silencio. Las violencias no son sólo golpes y la
autodefensa se ha enfocado en utilizar la fuerza física para salir de una situación de peligro.
Pero si nos ponemos a ver las ofertas de cursos de autodefensa o incluso autodefensa
feminista, vemos que en muchos casos son instructores hombres, que por supuesto no han
vivido la apropiación que vivimos las mujeres y por lo tanto su enseñanza queda corta para
nuestra experiencia del día a día. Porque puedo aprender muy bien a dar un puñetazo pero
en el momento en que lo necesite, mi cuerpo puede temblar, paralizarse, puedo llorar y no
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actuar como aprendí. Esto sucede porque en estos cursos y talleres la defensa se centra en
las formas de confrontación física que tienen los hombres con otros hombres, y esto es
mediante el uso de los brazos o las piernas, puños y patadas. Las mujeres concentramos
mucha de la fuerza de nuestro cuerpo en las caderas y es en el Wen Do donde se aprenden
cosas como esta. El Wen Do fue pensado como forma de autodefensa para mujeres y con
el tiempo las mujeres que asistían a tomar las clases agregaban experiencias, aprendizajes
previos y consejos de tal manera que se fue centrando cada vez más en la experiencia real
de violencias que vivían muchas mujeres. No
sólo se trata de golpes sino que hablamos de
autodefensa emocional, compartir saberes
entre mujeres, crear y aprender a usar
instrumentos cotidianos para defenderse así
como estrategias de huida y conservar todo
esto entre mujeres, pues al vivir las violencias
principalmente por parte de varones, ceder
el conocimiento aprendido sería también
darles las herramientas que usan muchas mujeres para defenderse y que más adelante
pueden usar de manera perjudicial contra nosotras y otras. “El compañero de una puede
ser el agresor de otra” dicen algunas denunciantes feministas y de ahí la necesidad de cuidar
los espacios de mujeres pero también los saberes que se construyen entre mujeres.

Algunos ejemplos de Wen Do a continuación:

- Decir NO. Esta palabra se nos ha negado a las mujeres, por lo tanto se realizan
ejercicio para decir no de manera directa y segura.
- Mirada. Sabemos que la mirada suele ser un contacto que muchas veces resulta
lascivo, la respuesta suele ser agacharnos, el cuerpo se muestra con miedo y ya ahí
estamos viviendo una situación violenta de poder. En el Wen Do podemos aprender
a dar lectura a la situación y en cualquier caso utilizar la mirada para defendernos.
En el metro por ejemplo, saberse vista por algún hombre y sentir la mirada lasciva,

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sostener la mirada de manera segura y voltearse de forma horizontal, sin agachar la
mirada.
- Postura. Para vernos bien en el sistema se ha modelado un cuerpo con posturas
delicadas, definidas. En el Wen Do podemos aprender a tener una postura corporal
firme, de tal manera que indique que estamos protegiendo nuestro territorio
cuerpo.
- Utilizar ropa, tenis, agujetas, hojas y muchos objetos cotidianos para defenderse.
- Escapar de una situación donde estemos sujetadas por detrás o tumbadas en el
suelo con el uso estratégico de la cadera.
- Golpes certeros que debiliten al agresor en posicione cotidianas de violencia hacia
las mujeres. No se centran en enfrentamientos mano a mano como en las peleas
que mantienen hombres entre sí, sino en las experiencias de sometimiento que han
vivido las mujeres por parte de hombres, todas las posturas son repasadas y
recuperadas para brindar formas de defensa.
- Conocimiento sobre objetos que no son considerados armas en caso de que la
situación de defensa llegue al límite y haya un proceso legal.
- Métodos de huida como correr golpeando automóviles para que suenen sus alarmas
y la gente salga necesariamente a las calles o gritar “fuego” en lugar de “auxilio”.
Esto responde a la realidad en la que lo material vale más que la vida de las mujeres;
un auto será motivo para salir a ver qué sucede, pero una mujer pidiendo ayuda no.
- Compartir con otras mujeres espacios de afectividad, sanación, saberes, etc.
Responde a la urgencia de encontrarnos con otras para convivir en espacios libre de
violencia feminicida.

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 ALIMENTACIÓN

Tal como lo vimos con Dorotea Gómez, la alimentación representa un proceso olvidado que
requiere ser recuperado. Muchas feministas han denunciado al sistema patriarcal
capitalista también como un sistema de explotación y violencia con la vida animal y con la
tierra en general. Hay quienes ubican al especismo como una de las primeras formas de
opresión. Por eso para muchas comer carne significa participar de una explotación análoga
a la de las mujeres. Mucho se nos ha contado que el cuerpo necesita la carne, las proteínas,
pero no se nos explica que hay muchos granos, frutas o verduras que pueden ser una gran
fuente de proteína. La industria de las carnes es un negocio sumamente redituable para un
sistema de muerte. No sólo se trata de promover la muerte y crear cuerpos enfermos sino
de que los cuerpos se construyan a partir de la desensibilización e indiferencia hacia el
sufrimiento de seres vivos; comer animales es comer una vida que fue creada en masas, con
sufrimientos y encierro, significa entonces comer enfermedad y muerte. Si sumamos los
procesos emocionales que vivimos en un mundo patriarcal a los procesos de producción,
consumo y deshecho capitalista y le agregamos la alimentación a base de tortura, alimentos
procesados y el ritmo de vida acelerado que nos deja apenas tiempo para comer, tenemos
justamente la producción de cuerpos enfermos y por esto se disparan los índices de
enfermedades psicosomáticas. Cambiar los hábitos alimenticios también es una forma de
autocuidado y cuidado del mundo. Esto impacta directamente en los procesos emocionales
¿qué pasa si dejo de consumir azúcar, café, carne? ¿qué tienen que ver los alimentos y las
formas de alimentarnos con procesos corporales violentos como estancamientos de
ansiedad o con la depresión, el cáncer
o la diabetes? Como vimos
anteriormente, todo se relaciona y
comenzar a cambiar estos aspectos en
nuestra vida también hará que
vivamos una vida más vivible, menos
violenta para el adentro y el afuera.

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2. Las herramientas que se practican y son válidas.

Son aquellas que sí representan un conocimiento válido para el sistema, al menos desde un
enfoque cualitativo y que por ende han sido producto de epistemologías masculinas pero
que al ser apropiadas por mujeres, el sentido de su práctica cambia. Sólo debemos tener
cuidado porque no sólo se trata de hacer lo mismo que los hombres, seguir sus lógicas o
sumar mujeres en las diversas profesiones, este punto de vista “sostiene que no es
suficiente para las mujeres ser científicas si la ciencia va a continuar como hasta el presente:
la tarea de abrir la ciencia a las mujeres debe estar acompañada de una disposición al
cambio. La pregunta que se hace desde esta postura radical es: ¿deben las mujeres moldear
sus valores y métodos para acomodarse a la ciencia, o la ciencia moldeará sus métodos y
prácticas para acomodarse a las mujeres? (HARDING, 1986)” 2.

Al respecto de la producción de un quehacer feminista en la construcción de saberes, es


importante recuperar una buena parte del texto de Sandra Harding donde nos brinda
algunos puntos clave (lo resaltado en negritas es nuestro):

-Nuevos recursos empíricos y teóricos: las experiencias de las mujeres

Las críticas a la ciencia social tradicional señalan que ésta, para su análisis,
parte de las experiencias de los hombres. Es decir, formula únicamente
preguntas sobre la vida social que plantean problemas desde la perspectiva de
las experiencias sociales de los hombres (por supuesto, de los blancos,
occidentales y burgueses). Inconscientemente, la ciencia social tradicional ha
seguido una "lógica del descubrimiento" que podríamos resumir así: háganse
solamente aquellas preguntas acerca de la naturaleza y de la vida social que
los hombres (blancos, occidentales, burgueses) desean que se respondan.
Desde esta perspectiva, son válidas preguntas como las siguientes: ¿Cómo
podemos "nosotros, los humanos", conseguir mayor autonomía? ¿Qué política
legal debe seguirse frente a los violadores y a las mujeres violadas, dejando al
mismo tiempo intactas las normas establecidas del comportamiento sexual
masculino? Por un lado, muchos de los fenómenos que resultan
problemáticos desde la perspectiva masculina no lo son en absoluto desde la
perspectiva de las experiencias de las mujeres (así tenemos, por ejemplo, que
las dos cuestiones planteadas más arriba no surgen necesariamente de las
experiencias femeninas). Por el otro lado, las mujeres experimentan muchos

2
Ídem.
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fenómenos que desde su perspectiva requieren sin duda de explicación. ¿Por
qué les desagrada tanto a los hombres el cuidado de los niños y el trabajo
doméstico? ¿Por qué la ampliación de las oportunidades de vida para las
mujeres tiende a restringirse precisamente a los momentos que la historia
tradicional señala como los de mayor progreso? ¿Por qué resulta tan difícil
identificar los ideales de feminidad de las mujeres negras en los estudios sobre
las familias de color? ¿Por qué es la sexualidad masculina tan "impulsiva" y por
qué se le de fine en términos de ejercicio del poder? ¿Por qué se considera que
arriesgarse a morir representa un acto específicamente humano y que, por el
contrario, dar a luz es simplemente un hecho natural? Si pensamos en la
manera como se convierten los fenómenos sociales en problemas que
requieren explicación, veremos de inmediato que no existe problema alguno
si no hay una persona (o grupo de personas) que lo defina como tal y lo
padezca: un problema es siempre problema para alguien. El reconocimiento
de este hecho, así como de sus implicaciones para la estructuración de la
empresa científica, enfrenta de muchas maneras a los enfoques feministas de
investigación con los planteamientos tradicionales. La filosofía tradicional de
la ciencia sostiene que el origen de los problemas e hipótesis científicas carece
de relevancia en relación a la "calidad" de los resultados de la investigación.
No importa cuál sea la procedencia de los problemas o hipótesis -la
observación de bolas de cristal, la adoración del sol, la percepción del mundo
que nos rodea, o la discusión crítica con los pensadores más brillantes. No
existe lógica alguna para definir los "contextos del descubrimiento", aunque
muchos hayan tratado de encontrada. Es en el "contexto de la justificación",
ahí donde se prueban las hipótesis, donde debemos buscar la "lógica de la
investigación científica", debemos descubrir las virtudes distintivas de la
ciencia (su "método") en este proceso de prueba y no en otro. Sin embargo,
los desafíos del feminismo revelan que las preguntas que se formulan -y, sobre
todo, las que nunca se formulan-determinan a tal punto la pertinencia y
precisión de nuestra imagen global de los hechos como cualquiera de las
respuestas que podamos encontrar. Definir los problemas que requieren
explicación científica exclusivamente desde la perspectiva de los hombres
burgueses y blancos conduce a visiones parciales y hasta perversas de la vida
social. Un rasgo distintivo de la investigación feminista es que define su
problemática desde la perspectiva de las experiencias femeninas y que,
también, emplea estas experiencias como un indicador significativo de la
"realidad" contra la cual se deben contrastar las hipótesis. Reconocer la
importancia de las experiencias femeninas como recurso para el análisis social
tiene implicaciones evidentes para la estructuración de las instituciones
sociales, de la educación, de los laboratorios, las publicaciones, la difusión
cultural y el establecimiento de agencias de servicio; en suma, para la
estructuración de la vida social en su totalidad. Por ello, debe enfatizarse que

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son las mujeres quienes deben revelar por vez primera cuáles son y han sido
las experiencias femeninas. Por razones de justicia social, las mujeres
deberían tener la misma participación que los hombres en el diseño y la
administración de las instituciones que producen y distribuyen el
conocimiento: no es justo negar a las mujeres el acceso a los beneficios de la
participación en estas empresas. Pero también deberían participar en estos
proyectos porque la comprensión parcial y distorsionada de nosotros mismos
y del mundo que nos rodea se produce justamente en la cultura que silencia y
devalúa sistemáticamente la voz de las mujeres.

[…]

-Nuevos propósitos para la ciencia social: estar a favor de las mujeres

Si la investigación parte de lo que aparece como problemático desde la


perspectiva de las experiencias de las mujeres, la consecuencia es que la
investigación tiende a diseñarse a favor de las mujeres, tal y como lo han
señalado numerosas investigadoras. En otras palabras, los objetivos de una
investigación de tal naturaleza consisten en ofrecer a las mujeres las
explicaciones de los fenómenos sociales que ellas quieren y necesitan, y no en
aportar respuestas a los problemas que se plantean los departamentos de
bienestar social, los productores, los publicistas, los psiquiatras, los
establecimientos de atención médica o el sistema judicial. Las preguntas
acerca de las mujeres que los hombres han deseado que se respondan han
surgido con mayor frecuencia de los deseos de apaciguadas, controladas,
explotadas o manipuladas. La investigación social tradicional ha estado a favor
de los hombres. En los mejores estudios feministas, los propósitos de la
investigación y del análisis son inseparables de los orígenes de los problemas
de investigación.

-Nuevo objeto de investigación: situar a la investigadora en el mismo plano


crítico que el objeto explícito de estudio

Existen muchas maneras para caracterizar el objeto de estudio distintivo del


análisis social feminista. Si el estudio de las mujeres no es nuevo, sí lo es su
estudio desde la perspectiva de sus propias experiencias, de modo que puedan
entenderse a sí mismas y al mundo. Este enfoque no tiene todavía historia.
También es muy reciente el estudio del género. La idea de que la construcción
social sistemática de la masculinidad y de la feminidad está constreñida en
muy escasa o nula medida por la biología es aún muy reciente. Más aún, la
investigación feminista se une a otros enfoques considerados "inferiores"
insistiendo en la importancia de estudiamos a nosotras mismas y de "estudiar
de abajo hacia arriba", y no "de arriba hacia abajo". Mientras los patrones
suelen contratar investigaciones para descubrir la manera de contentar a los
14
trabajadores con menos poder y salario, los trabajadores casi nunca han
estado en situación de asumir o contratar estudios acerca de nada, y mucho
menos sobre cómo contentar a los patrones con menos poder y ganancia. De
manera similar, los psiquiatras han realizado estudios interminables sobre las
que consideran las peculiares características mentales y conductuales de las
mujeres, pero las mujeres no habían comenzado a estudiar sino hasta hace
muy poco tiempo las extrañas características mentales y conductuales de los
psiquiatras. Si deseamos entender las diversas maneras en las que ocurre
nuestra experiencia cotidiana, tiene sentido examinar críticamente las
fuentes del poder social. Los mejores estudios feministas trascienden estas
innovaciones en la definición del objeto de estudio de una manera definitiva:
insisten en que la investigadora se coloque en el mismo plano crítico que el
objeto explícito de estudio, recuperando de esta manera el proceso entero de
investigación para analizado junto con los resultados de la misma. En otras
palabras, la clase, la raza, la cultura, las presuposiciones en tomo al género, las
creencias y los comportamientos de la investigadora deben ser colocados
dentro del marco de la pintura que ella o él desean pintar. Esto no significa que
la primera parte de un informe de investigación deba dedicarse al examen de
conciencia (aunque tampoco esté del todo mal que de vez en cuando los
investigadores hagan examen de conciencia). Significa más bien, como
veremos, explicitar el género, la raza, la clase y los rasgos culturales del
investigador y, si es posible, la manera como ella o él sospechan que todo eso
haya influido en el proyecto de investigación -aunque, desde luego, los
lectores sean libres de llegar a hipótesis contrarias respecto de la influencia de
la investigadora en su análisis. Así, la investigadora se nos presenta no como la
voz invisible y anónima de la autoridad, sino como la de un individuo real,
histórico, con deseos e intereses particulares y específicos. Este requerimiento
no es un esfuerzo ingenuo de "portarse bien" de acuerdo con los estándares
supuestos de críticos imaginarios de clases, razas, culturas (o género)
diferentes de los de la investigadora o investigador. Es, más bien, una
respuesta al reconocimiento de que las creencias y comportamientos
culturales de las investigadoras feministas moldean los resultados de sus
análisis tanto como lo hacen los de los investigadores sexistas y
androcéntricos. Debemos evitar la posición "objetivista" que pretende
ocultar las creencias y prácticas culturales del investigador, mientras
manipula las creencias y prácticas del objeto. Sólo de esta manera podremos
contribuir con estudios y explicaciones libres (o, cuando menos, más libres) de
distorsiones originadas en las creencias y comportamientos no analizados de
los propios científicos sociales. Lo que resulta evidente es que el extraordinario
poder explicativo de los resultados de la investigación feminista en las ciencias
sociales se debe a los desafíos de inspiración feminista, que se han planteado

15
contra las grandes teorías y los supuestos fundamentales de la investigación
social tradicional3.

Ahora veamos algunos ejemplos de estas herramientas que ubicamos en lo extra-sistémico


y que podemos utilizar a la hora de abordar violencias tanto para generar diagnósticos, pero
también como herramientas de sanación, pues sitúan a las mujeres y sus experiencias en el
lugar principal en espacios de mujeres con elementos como escucha activa y habla efectiva,
sin revictimizar y generando un espacio de acompañamiento mutuo, es decir, horizontal,
sin jerarquías.

3
Harding, S. (1987) ¿Existe un método feminista?
16
 Entrevistas a profundidad

Para conocer las situaciones de violencias de mujeres tanto como para generar un recorrido
de catarsis, comprensión, acompañamiento y sanación, podemos llevar a cabo entrevistas
a profundidad. Éstas pueden ser rígidas al preparar todo un estudio previo sobre el tema,
en este caso de violencias y de acuerdo a la información relevante generar un guion de
preguntas del que no se puede salir durante la entrevista. También pueden ser no
estructuradas, donde la charla se hace a partir de conocimientos menos amplios sobre el
tema y las preguntas van surgiendo durante la entrevista. Entre ellas hay un punto medio
que son las semi-estructuradas donde se tiene un estudio previo del tema, así como algunas
preguntas guías, pero en la entrevista se pueden ir generando más preguntas de acuerdo al
curso de la misma.

Cualquiera que sea la estructura, se trata de darle una lectura feminista, tanto a la
estructura como a la entrevista y al análisis de la misma, por ejemplo, organizar nuestro
marco teórico o estado del arte desde referentes mujeres, feministas críticas y radicales
para que también la propia entrevista y nuestro análisis tomen este rumbo, ubicar
categorías que difícilmente se encontrarán en otras entrevistas problematizando sexo,

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género, raza, etc., y tomando en cuenta estructuras como patriarcado, capitalismo o
heterosexualidad obligatoria, es una triada inseparable. Luego podemos también llevar a
cabo una entrevista alejándonos de la normativa masculina de objetividad y lejanía, dejar
de considerar a las mujeres como objetos que estudiamos desde lo imparcial, ya vimos
cómo si nacemos sexuadas y somos socializadas mujeres el sistema se apropiará de
nosotras, entonces ¿por qué separarnos de ese proceso con la entrevistada o entrevistadas
si nosotras también hemos vivido violencias? Una de las trampas del lenguaje cientificista
(que es masculino) es que pensemos que no formamos parte de los procesos que
estudiamos, que estamos por encima en las jerarquías de la que sabe versus la que no sabe,
esto al final nos aleja de nosotras y nos imposibilita, como dijimos anteriormente, el espejo
con otras y por tanto la intervención se vuelve inoperante. Al cambiar esto estaríamos
poniendo en práctica lo que las feministas comunitarias desde Guatemala dicen: al sanar
tú, sano yo y al sanar yo, sanas tú.

 Femialogías

Conocemos los llamados árboles genealógicos, que se estructuran de manera gráfica con la
información de antepasados y descendientes de una persona. Tienen características
particulares, como los símbolos que se utilizan, las líneas que marcan el tipo de relación
entre las personas, fechas, etc. Para llegar a obtener un árbol de este tipo es necesario hacer
una genealogía, es decir, una investigación al respecto de antepasados y descendientes.

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Ahora bien, si hablamos de femialogías estamos hablando de centrar esa investigación en
las familiares mujeres del pasado, presente y futuro. Sabiendo que el sistema patriarcal
capitalista heterosexual borra a las mujeres, se hace necesaria la resistencia también
mediante la recuperación de sus nombres, sus acciones, sus memorias, sus formas de vivir
y de morir. El cuerpo como documento vivo tiene una memoria histórica y la ruta de vida
de nuestras ancestras también tiene su legado en nuestros cuerpos; aquello que sentimos,
cómo nos enfrentamos a tales o cuales situaciones, cómo enfermamos y muchos de
nuestros procesos tienen que ver con todas esas rutas compartidas. Recuperar sus
memorias no sólo significa situarlas y situarnos a nosotras sino que también representa no
vivir y no pensarnos como ahistóricas.

Con la formación de una femialogía también hay un proceso de sanación, ya pro el espejeo
con otras, ya por recuperar sus vivencias, ya por darnos sitio en este territorio. Hay un
ejercicio que podemos hacer y es el de representar a las mujeres de nuestra femialogía y
escribir en dicha representación qué nos enseñaron o qué aprendimos de ellas, ya sea de
manera personal o en la búsqueda de la recuperación de sus memorias. De esta forma
también romperíamos con el mandato misógino del alejamiento con otras.

 Constelaciones familiares

Las constelaciones familiares han sido una herramienta sumamente controversial. Parte de
entender a la familia como un sistema y ver cómo funciona este sistema con sus integrantes.
Se lleva a cabo entre quien constela y quien será constelada o también en grupos. A modo
de roles se van representando a los miembros de la familia de quien es constelada. Una de
las principales críticas que podemos hacer es que, como ocurre con la relación médico-
paciente, profesor-alumno o psicoterapeuta-usuario, se parte de una lógica jerárquica
donde quien tiene el conocimiento y la interpretación correcta de lo que sucede es en este
caso quien constela. Por otra parte se puede criticar la estructura familiar como una
institución patriarcal, quien constela puede tener una visión patriarcalizada del grupo

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familiar e incitar a quien está constelando a creer que vive en un error porque está
desobedeciendo su rol natural.

Por esto es importante tener un acercamiento a esta y otras herramientas desde una
postura crítica. Como hemos dicho, pertenece a las herramientas reconocidas por el sistema
–aunque no por todos los sectores- y tiene elementos fundacionales y estructurales que no
están encaminados a trabajar las violencias desde un enfoque psicológico feminista. Aquí
tendría que haber una intervención aguda de quien constela, tanto para romper con la
jerarquía y el abuso de poder como para criticar a la Institución familiar y los roles
“naturales”. Al final hacer un ejercicio como este desde una perspectiva crítica podría
servirnos para conocer cómo operan la naturalización de las opresiones en los miembros
de la familia, cómo encarno yo las violencias, cómo se han manifestado síntomas en mi
familia a partir de la estructura patriarcal-capitalista-heterosexual y generar catarsis y
entendimiento de situaciones que podremos trabajar con algunas otras herramientas una
vez desanudados algunos conflictos.

 Grupos de auto-ayuda

Las mujeres hemos carecido de grupos o redes de contención emocional debido a la


estructura patriarcal que nos condena a vivir en silencio, lejanas unas de otras, enfermas y
creyendo que estamos solas o locas ante cualquier sospecha que tengamos o manifestemos
de la realidad que estamos experimentando, como las violencias. A lo largo de la historia
muchas mujeres fueron organizando grupos en los que compartían sus experiencias
cotidianas. Esto fue creando un ambiente de contención, compañía, catarsis y
entendimiento de los conflictos en colectivo. Es una herramienta de resistencia, de
sanación.

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En los grupos de autoayuda se puede observar la voluntad a generar y estar en un espacio
de resistencia, la oralidad como método de sanación, la escucha activa y los consejos
mutuos ante los conflictos que aquejen a las participantes en las diversas sesiones. Para
trabajar las violencias patriarcales es indispensable que los grupos sean específicos de
mujeres, sin ninguna intervención de varones ya sea conocidos, familiares o desconocidos,
pues cuerpos que no han vivido la apropiación de un cuerpo sexuado y socializado mujer,
no podrían entender ni aportar nada a la experiencia de sanación. También se sugiere que
sean reuniones semanales de entre una y dos horas.

A continuación, recuperamos algunos puntos clave para la formación de grupos de


autoayuda:

El inicio requiere de planeación y esfuerzo. Algunos puntos que debes de


considerar para establecer un grupo son:

Fijar las metas del grupo. Esto te ayudará a explicar tus ideas y obtener
colaboración. Los objetivos pueden ser tan simples como: – Permitir a los
integrantes o cuidadores que se reúnan con regularidad para apoyarse
mutuamente. – Ofrecer la oportunidad de conocer a otras personas en la misma
situación para que compartan sentimientos y experiencias.

Estas metas pueden ser revisadas por los miembros del grupo, una vez que esté
formado, y en su caso, modificarlas o enriquecerlas.

Que sea de fácil acceso, en un lugar céntrico, de preferencia cerca de una


estación del Metro y, tratándose de grupos para personas con discapacidad, que
tenga facilidades tales como rampas, pasamanos y estacionamiento.

Que haya espacio suficiente y con bastantes sillas, iluminación, ventilación y


baños.

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Lo suficientemente tranquilo y con privacía como para permitir un buen
intercambio entre integrantes del grupo.

Es importante que una vez fijado el lugar, las reuniones se realicen siempre en
el mismo lugar y a la misma hora, para garantizar tanto la seriedad como
permanencia del grupo y para facilitar la reincorporación de aquellos miembros
que falten a una o varias sesiones. 4

 Historia de vida

Finalmente, la historia de vida representa una herramienta fundamental para comenzar el


trabajo con las violencias pues se encuentra encaminada a hacer una recuperación histórica
de la propia vida, rescatando a su vez las experiencias de familiares, amistades y gente
importante que ha tenido impacto en las experiencias personales.

Con esta herramienta podemos situarnos políticamente pues si se ha estructurado un


sistema en donde nosotras no tengamos referentes, memoria, aliadas, historia, hacer un

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Lila Mendoza y Elizabeth Caro (1986-1998). Manual de grupos de autoayuda sugerencias para organizar,
establecer y dirigir grupos de autoayuda
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recorrido amplio de la propia vida representaría cortar con estas normativas y entre otras
cosas ubicar raíces, conocer cómo he sido intervenida por las diversas categorías de
opresión, saber en dónde y por qué hubo fracturas relacionales con familiares, amistades,
parejas, etc. Sugerimos que la historia de vida sea trabajada por categorías y desde lo escrito
y la oralidad. Por ejemplo, establecer categorías como: antes de mi nacimiento (donde cada
una rastrearía la historia familiar y la escribiría), mi nacimiento (donde se escribe cómo fue
mi venir al mundo ¿fui deseada o no deseada? ¿cómo reaccionaron mis familiares ante mi
nacimiento? Etc.), mi infancia (de los 0 a los 12 años), mi adolescencia (de los 13 a los 18),
mi adultez o etapa actual. Cada apartado tendrá su texto, podemos por ejemplo tener una
semana para la primera parte (ancestras y ancestros) y hacer una reunión (ya sea si se está
gestando en un espacio persona, de autoayuda, de psicoterapia, etc.) y hablar de esa
primera parte y así sucesivamente. Entonces tenemos la escritura y la oralidad, dos
herramientas que históricamente han representado formas de sanación y que también se
nos han negado pero que muchas mujeres a lo largo de las historias han recuperado y
llevado a cabo.

Finalmente, no hay que perder de vista que las herramientas extra-sistémicas se construyen
y/o se practican por fuera de las lógicas de pensamiento masculino, mismo que ha
estructurado el sistema patriarcal, capitalista y heterosexual, la triada que se ha apropiado
del cuerpo y fuerza de trabajo de las mujeres mediante naturalizas las opresiones. Pensar
en una civilización fuera de esas lógicas es posible, sanar es posible, romper con el mandato
de la misoginia y compartir-nos con otras es posible y construir una vida digna sin violencias
y una muerte digna es posible y representa una postura política feminista radical.

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Referencias

Harding, S. (1987). Is there a feminist method? En Sandra Harding. Feminism and


methodology, Bloomington / Indianapolis, Indiana University Press.

Maffía, D. (s/f). 1 Maffía, s/f. EPISTEMOLOGÍA FEMINISTA: LA SUBVERSIÓN SEMIÓTICA DE


LAS MUJERES EN LA CIENCIA

Mendoza, M. L., y Caro L. E. (1986-1998). Manual de grupos de autoayuda sugerencias para


organizar, establecer y dirigir grupos de autoayuda

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