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Ciclo de Licenciatura en Tecnologías Digitales para la Educación

Sociedad, Cultura, Educación y Tecnologías.

Protagonistas de un cambio de era: cómo lo


vivimos y qué conclusiones sacamos.

Resumen: Este trabajo se centra en un análisis del cambio de era que está sucediendo
desde finales del siglo XX y aún continúa, con la irrupción de las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación y el uso de internet. Esto, vinculado a nuestra posición como
sujetos contemporáneos a este cambio. Por medio de la lectura de autores como Castells y
Cobo, compartimos nuestras miradas y reflexiones en torno a la vida cotidiana, las nuevas
formas de comunicarnos, trabajar y desenvolvernos en la sociedad. Además, hacemos una
observación de estos cambios en relación a la educación desde nuestros roles como
docentes o estudiantes.

Los integrantes de este grupo nacimos en el siglo XX y hemos crecido y convivido con
tecnologías de la comunicación que hoy en día van quedando en desuso o son casi
obsoletas. Ninguno de nosotros se formó o convivió con redes sociales en su infancia, ni
con celulares inteligentes y, algunos, ni siquiera enviamos mails hasta la adolescencia. Pero
estos cambios han sido tan grandes y han impactado tan fuertemente en nuestros modos
de vida que en este momento nos encontramos cursando una carrera que trata sobre
tecnologías de la información y la comunicación.
A estas referencias de nuestras individualidades, debemos analizarlas en relación a los
cambios en los contextos sociales que fueron y son producto de las nuevas tecnologías.
Raúl Castells, en una entrevista al diario El País, afirma que han cambiado las instituciones
de la sociedad como la familia y el Estado y que las personas ya no creen en ellas como
antes1. En este sentido, todos los miembros del grupo hemos vivido en el año 2001 la crisis
del Estado en Argentina, en donde se vio claramente el descreimiento de la sociedad en
general hacia la política, los partidos políticos y el sistema financiero. También Castells
menciona en la misma entrevista, que el mercado es un ente injusto que sólo premia a
aquellos a los que les va bien y esto genera desconfianza en su lógica, porque a la mayoría
de las personas les va o les fue mal.
Además habla del dinero como algo que ya no controlamos como antes, sino que está en
un constante flujo global. En este sentido, y viniendo hacia el presente, ya que la nota tiene
algunos años, podemos afirmar que este aspecto está tomando más relevancia. Ya son

Pérez Oliva, M. (5 de Enero de 2008). El poder tiene miedo de internet. El País.


https://elpais.com/diario/2008/01/06/domingo/1199595157_850215.html
cada vez menos los productos o servicios que pagamos con dinero en efectivo y nos
manejamos con tarjetas o directamente con pagos electrónicos por el celular. Hace apenas
unos cinco años esto no era para nada común. Castells dice que es muy difícil en este
contexto que las personas se vean identificadas con una cultura en particular. Y podemos
ver el ejemplo de las criptomonedas, como dinero virtual, que ya no tienen una bandera, ya
no están respaldadas por el banco central de una Nación en particular, sino que pertenecen
y son generadas por todos los usuarios que participan.
Cada vez nos vemos más “forzados” por el contexto social y cultural, a utilizar internet y las
nuevas tecnologías de la comunicación para desenvolvernos en la sociedad. Tanto para
trabajar, para acceder a bienes y servicios, para llevar nuestra actividad financiera, para
comunicarnos con nuestros amigos y familiares, etc. Y en el último año, con la pandemia de
Covid-19, hemos tenido que migrar a ambientes tecnológicos de forma masiva, para
continuar con nuestras actividades laborales y cotidianas. Castells sostiene la hipótesis de
que cuanto más una persona utiliza internet, más autónoma se vuelve. Todos estos
procesos que mencionamos, de alguna manera, nos van dando márgenes de autonomía,
nos permiten poder no depender de otras instituciones o personas para desenvolvernos en
la sociedad. Si bien seguimos dependiendo del Estado como regulador, como en el caso de
las aplicaciones descargadas por la pandemia. La clave está en la información y la
alfabetización de la sociedad para que todos puedan acceder a estas tecnologías, para que
le sirva a cada ciudadano como medio de expresión y producción y que pueda manejarse
con libertad. El Estado debe garantizar, por diferentes políticas públicas, que todos puedan
acceder, que todos tengan los medios y que todos sepan cómo manejarlos.

En relación a este último punto, podemos vincular las ideas expresadas por Cristobal Cobo2
quien plantea cómo, en sus inicios, la era tecnológica marcó una diferencia entre las
personas que tuvieron acceso a dispositivos y conexión a internet y quienes no,
marcándose así una brecha digital y generando una nueva forma de segregación social.
Para achicar esta diferencia, los Estados implementaron una serie de políticas públicas de
acceso a dispositivos tecnológicos. El más conocido en nuestro país fue el plan Conectar
Igualdad, que consistía en otorgar computadoras a alumnos y docentes de la educación de
gestión pública de nivel secundario en todo el país. Fuimos testigos de intervenciones
estatales en pos de incluir a la población a la nueva era del conocimiento y, en algunos
casos, fuimos parte de los beneficiados.
Pero, como destaca Cobo, en la actualidad lo importante ya no es el mero hecho de
acceder, sino, el hecho de qué se puede hacer o qué hace cada uno cuando accede. El
valor no está puesto en las capacidades instrumentales básicas del manejo de la tecnología
e internet, sino en aprender y conocer cómo se maneja la información que cada uno sube o
consume. De esta forma, la brecha ya no pasa por el acceso, sino por el tipo de uso. Es así
como la tecnología y su entendimiento pasaron a ser un factor de poder, quienes la
entienden y la manejan son los que están mejor posicionados para influir sobre los
comportamientos de quienes no la entienden. Esto lo vemos día a día con el boom actual de
las criptomonedas mencionadas más arriba. Indudablemente son un instrumento monetario
válido que ha permitido a quienes estaban mejor formados y tenían información, poder
incrementar su patrimonio económico en poco tiempo. Esta nueva brecha digital genera
nuevas relaciones de dependencia y dominación. Para hacerla disminuir, es necesario
educar a los ciudadanos para que cuenten con las herramientas y las capacidades de
reaccionar frente a los cambios, de discernir entre las diferentes informaciones y adaptarse
de manera reflexiva.
Otro punto sobre el que se explaya Cobo es el uso de los dispositivos móviles,
especialmente los smartphones. El uso y la exposición prolongada a estos dispositivos
generan cambios en la estructura fisiológica de nuestro cerebro, afectando de esta forma el
funcionamiento de nuestra psiquis. De esta forma se generan efectos adversos como la

2
Cobo, C. (2019). Acepto las condiciones: Usos y abusos de las tecnologías digitales. Fundación
Santillana.
pérdida de capacidad de atención, la adicción al dispositivo en sí y otros diversos trastornos.
Quienes formamos parte de este grupo, hemos asistido a la irrupción de los teléfonos
inteligentes en nuestras vidas. Vimos cómo aparecieron los primeros celulares con los
cuáles sólo se podían realizar llamadas y enviar SMS, hasta llegar a ver y ser usuarios de
los actuales dispositivos que forman parte de nuestro día a día en múltiples aspectos, desde
llevar nuestra agenda, comunicarnos con todo nuestro entorno, ser billetera virtual,
herramienta de trabajo, mapa para ubicarnos y viajar, etc, etc. Así, estamos en una
situación que se destaca por la abundancia de información disponible pero, a su vez,
carecemos de la capacidad de poder procesar toda esa información de forma eficiente.
Según el texto de Cobo, el exceso de información produce o viene acompañada con
escasez de atención.De esta forma estamos constantemente expuestos a grandes
cantidades de información que no podemos manejar y terminamos por elegir las formas
más sencillas que se nos plantean de filtrado y ordenamiento de la misma. Estas “ayudas”
están asociadas a empresas y organizaciones de servicios en la red que requieren de
nuestra información para funcionar y ser lo más fieles posibles a las búsquedas y resultados
ofrecidos. Empresas como Google, Facebook o Apple son nuestras intermediarias entre
nosotros y la información. Por medio de ellas interactuamos con el mundo virtual y
accedemos a diferentes tipos de contenidos. A cambio, otorgamos gran parte de nuestra
información personal como forma de pagar aquello que se ofrece, aparentemente, como
gratis.
Según Cobo, con estas acciones, nos terminamos convirtiendo en los nuevos “Vasallos” de
esta era. Vasallos de datos, que vivimos en dependencia de los nuevos actores de poder,
aquellos que manejan el nuevo lenguaje y las nuevas herramientas, quienes generan las
nuevas tecnologías de procesamiento de datos. Nuevas asimetrías de poder que nos ponen
a merced de a quienes el autor denomina “Escribanos Digitales”.
Todos los días nos vemos empujados a adquirir nuevas habilidades, a estar al día en el
manejo de nuevas herramientas tecnológicas, a descargar diferentes aplicaciones móviles.
Estas acciones son necesarias para no quedar excluidos de la vida social, cívica y laboral.
En todos los aspectos de nuestras vidas estamos atravesados por los cambios tecnológicos
y su constante evolución.
El dilema ahora se plantea en relación al futuro de las nuevas generaciones, aquellas que
nacieron en esta era digital, que crecieron con teléfonos inteligentes, conectados a internet
y con la información disponible no en los libros y en las bibliotecas, sino en Google y en
Wikipedia. Ellos son los que tienen que aprender este nuevo idioma, este nuevo lenguaje.
Tienen que poder entender qué pasa con la información que entregamos ciegamente a las
corporaciones, tienen que preguntarse por qué y para qué y encontrar las respuestas. De
nosotros depende que podamos formar estudiantes conscientes de las nuevas reglas de
juego, que puedan tener un conocimiento más profundo de lo que sucede en lo que Cobo
denomina “la caja negra” de los términos y condiciones que firmamos y aceptamos cuando
accedemos a un nuevo servicio.

Enlace Presentación: Diapo-Grupo3-Parcial

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