Está en la página 1de 4

Dan Sperber reseña

El autor sostiene que la cultura está constituida, en primer y principal lugar, por ideas
contagiosas. Por tanto, afirma que explicar la cultura es explicar por qué y cómo hay ideas
que
son contagiosas. Esto requiere la elaboración de una auténtica epidemiología de las
representaciones.
Admite así que lo interesante no es saber si las ciencias sociales son ciencias, sino si se
sitúan en
un mismo continuo con las ciencias naturales (asumiendo, como él lo hace, que las ciencias
naturales sean aproximadamente continuas entre sí).
Sperber afirma que los programas de investigaciones de las ciencias sociales tienden a
exhibir un sano eclecticismo en su metodología, aprovechando cuantas herramientas
puedan
servirles de ayuda. En particular, cuando les conviene usar métodos tomados de las ciencias
naturales, por regla general, los utilizan. Sin embargo, con bastante frecuencia, la
metodología
de las ciencias naturales es pesada e inútil de cara a la consecución de las metas científicas
sociales. La imaginación psicológica, la comprensión de sentido común y la pericia basada
en la
experiencia son, a menudo, las herramientas más eficaces. Sin embargo, el uso de los
métodos
de la ciencia natural puede ser necesario, aunque no es suficiente para hacer científico-
natural
un programa de investigación (como lo ilustra el caso de la economía: muy científica en sus
métodos, pero en absoluto naturalista). Esto conduce al autor a la afirmación de que lo más
importante es la meta. Y... “Una meta natural prototípica es descubrir algún mecanismo
natural
que explique un amplio conjunto de fenómenos de manera comprobable” (p. 14).
Entonces se pregunta: ¿por qué no hay una ciencia natural de lo social hasta la fecha? Y
se responde que, en primer lugar, porque pocos científicos sociales se han preocupado por
elaborar esa ciencia. Y, en segundo lugar, y lo que él considera aún más importante, porque
las
cosas sobre las que versan las ciencias sociales – como la política, el derecho, la religión, el
dinero y el arte – no se ajustan de ninguna manera evidente al mundo natural.

Y de esta argumentación Sperber deriva un nuevo interrogante: ¿cómo podríamos tratar


de acomodar las cosas sociales en la naturaleza, en otras palabras, “naturalizarlas”?
Respondiendo, a este respecto, que la ciencia cognitiva es relevante en distintos sentidos.
Un
programa naturalista establece continuidades fundamentales entre su campo y el de una o
varias
ciencias naturales vecinas. Las ciencias psicológicas son las ciencias sociales más próximas
a
ellas y algunos de sus programas – los que, en líneas generales, se engloban bajo la
denominación de “ciencias cognitivas” – se encuentran en un proceso de naturalización más
o
menos satisfactorio. Supone así que la naturalización del campo social implicará establecer
cierta continuidad con los programas de la ciencia cognitiva.
Sperber propone tres formas de naturalizar el campo social. No obstante, y como lo
señala, cada una tiene sus dificultades. Entonces se pregunta: ¿por qué no prescindir de la
idea?;
¿por qué no mantener como tales las ciencias sociales? Y su respuesta está en los distintos
capítulos del libro (en especial en el Capítulo I). No cree que sean dificultades insuperables,
pero (y sobre todo) considera que el enfoque que propone, el epidemiológico, hace posible
(y
necesario) reconceptualizar el campo social:
Mi propuesta es lo más modesta posible con respecto a un proyecto tan intrínsecamente
ambicioso. El nuevo esquema conceptual lleva consigo [...] una relación sistemática con
el estándar, lo que permite basarse en gran medida en los logros anteriores de las
ciencias sociales. El objetivo del programa naturalista no pasa a ser una teoría grandiosa,
una física del mundo social – como imaginara Augusto Compte –, sino un complejo de
modelos entrelazados y de alcance medio. (p. 15)
Así, la propuesta de Dan Sperber no pretende reemplazar ningún medio de
comprensión vigente, sino complementarlo; defendiendo vigorosamente una pluralidad de
métodos y puntos de vista.

Contenido del libro


Capítulo Primero: Cómo ser un auténtico materialista en antropología
Antropología y ontología
La ontología de la psicología: ¿Un ejemplo a seguir?
Un vocabulario interpretativo
“Matrimonio”
Consecuencias
¿De qué están hechos los objetivos culturales?
Una epidemiología de las representaciones
“Mito”
El “matrimonio” de nuevo
Capítulo II: Interpretar y explicar las representaciones culturales
Interpretar las representaciones culturales
Explicar las representaciones culturales
Generalizaciones interpretativas
Explicaciones estructuralistas
Explicaciones funcionalistas
Modelos epidemiológicos
Capítulo III: Antropología y psicología: Hacia una epistemología de las
representaciones
Epidemiología
Representaciones
Concepciones erróneas
Disposiciones y susceptibilidades
Conceptos básicos
Representaciones culturales
Memoria y literatura oral
Capítulo IV: La epidemiología de las creencias
Especulaciones antropológicas
Especulaciones psicológicas
Diferentes tipos de creencias, diferentes mecanismos de distribución
Capítulo V: Selección y atracción en la evolución cultural
El modelo de selección
El modelo de atracción
Factores ecológicos y psicológicos de la atracción
Explicar las representaciones culturales
Capítulo VI: Modularidad mental y diversidad cultural
Dos argumentos de sentido común contra la modularidad de la mente
Modularidad y evolución
Modularidad e integración conceptual
Dominios reales y propios de los módulos
Los dominios culturales y la epidemiología de las representaciones
Capacidades metarrepresentativas y explosión cultural
Conclusiones: ¿Qué está en juego?
En el capítulo primero Dan Sperber presenta el proyecto de una epidemiología de las
representaciones desde un punto de vista filosófico. Sostiene que es posible seguir un
programa naturalista en las ciencias sociales, pero requiere repasar las mismas categorías
mediante las que
se enfoca el campo en cuestión.
En el capítulo II expone el proyecto desde un punto de vista más científico-social.
Considera los distintos tipos de comprensión que conviene buscar en antropología.
Contrasta,
en concreto, explicaciones interpretativistas y causales. Sitúa el proyecto epidemiológico
entre otros
tipos de explicación causal.
En el capítulo III se amplía la idea general de la epidemiología de las representaciones,
introducida en los dos capítulos precedentes, y la ilustra brevemente.
En el capítulo IV desarrolla uno de los temas del capítulo precedente e ilustra cómo la
psicología puede ser muy relevante para la antropología, y viceversa, para responder
algunas de
sus respectivas cuestiones tradicionales y para formular nuevas preguntas comunes.
Aunque sea relativamente sencillo explicar la idea central de la epidemiología de las
representaciones, algunos de los problemas principales que deben contribuir a iluminar este
enfoque son bastante complejos. Los dos últimos capítulos de esta obra se ocupan de estos
problemas y son aún más ambiciosos que los precedentes y también más complejos y
difíciles
de comprender.
El capítulo V trata de las diferentes formas de modelar la evolución cultural. Contrasta
los modelos seleccionistas de la evolución cultural defendidos por Richard Dawkins et al.
con
un modelo epidemiológico más general de “atracción cultural”, en el que se otorga un papel
mayor a los mecanismos psicológicos.

También podría gustarte