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1
A mis hermanas Tere y Luz del Carmen
3
Indice
Presentación .................................................................................................. 11
Capítulo 1. Introducción al pensamiento de Hume .......................... 15
1. La primera formación y “el nuevo escenario del pensamiento” ..... 15
2. Del Tratado a las obras de madurez ......................................................... 18
3. Los cimientos de la propuesta humeana ................................................ 21
3.1. El empirismo y el origen de las ideas ........................................................... 21
3.2. Las ideas, realidades interpuestas ................................................................. 24
3.3. El yo y el revés de las ideas ............................................................................... 25
4. Inducción y causalidad .................................................................................. 28
4.1. La creencia en la regularidad de los fenómenos ...................................... 28
4.2. Las definiciones de la causalidad y la conexión necesaria de los
fenómenos ........................................................................................................................................ 31
5. Un mundo sin excepciones y sin milagros. La “fe” en la regularidad
de la naturaleza ................................................................................................................. 33
6. Una moral al margen de Dios y de la metafísica ................................... 34
7. Las bases de la religión natural ................................................................. 36
8. La aproximación “científica” a la virtud de la justicia ........................ 37
9. Egoísmo, ley natural y religión ................................................................... 40
Capítulo 2. ¿Egoísmo o benevolencia? .................................................. 45
1. Ventajas expositivas de la Investigación sobre los principios de la
moral ..................................................................................................................................... 45
2. Investigación, 1: el método .......................................................................... 46
3. Investigación, 9.1: victoria del sentido de humanidad ....................... 48
4. Investigación, 9.2: rentabilidad de la benevolencia ............................ 50
Capítulo 3. El modelo humano y el sentido del bien ........................ 53
1. El sujeto y la experiencia del placer ......................................................... 53
2. Placer, belleza y utilidad .............................................................................. 55
3. La voluntad: ¿facultad, poder o impresión? ........................................... 57
4. La libertad, una falsa sensación ................................................................. 63
Capítulo 4. La moralidad es más propiamente sentida que
juzgada ......................................................................................................................... 67
1. La apertura del Libro 3 del Tratado ......................................................... 67
2. Ni lógica ni verdad .......................................................................................... 69
3. Importancia de las relaciones .................................................................... 72
4. Las cualidades morales como cualidades secundarias ...................... 74
5. Atomismo y sentimiento .............................................................................. 75
6. Ingratitud y parricidio .................................................................................. 77
7. La moralidad se basa en un sentimiento intenso y determinado .. 80
8. Univocidad y complejidad de los sentimientos .................................... 82
5
LA ÉTICA DE DAVID HUME
6
INDICE
7
ABREVIATURAS Y FORMATO DE LAS CITAS DE LAS OBRAS DE HUME
1. Para las referencias a las obras de Hume uso la numeración decimal que
se ha ido imponiendo a las tradicionales combinaciones de números romanos, y
añado un número fraccionario para indicar el párrafo dentro de la última división
del texto prevista por el autor. En algunos casos este sistema sirve para obviar el
problema de las distintas ediciones de las obras, y en otros resulta útil para
encontrar los lugares precisos, pues algunas de esas subdivisiones del original
abarcan varias páginas.
Las referencias aparecen, pues, con la siguiente estructura:
“Tratado 1.4.2, 43/57, p. 209”: Tratado = A Treatise of Human Nature
(según la tabla de abreviaturas); Libro 1, Parte 4, Sección 2, 43° de los 57 párrafos
que componen la Sección correspondiente; página 209 (de la edición de Selby-
Bigge).
9
LA ÉTICA DE DAVID HUME
Casi todas las demás obras tienen una estructura más sencilla, pues sólo
tienen Partes o Partes y Secciones: el criterio se aplica proporcionalmente (p. ej.
“Investigación, 1, 4/11, p. 170” o “DNR 11, 2/21, p. 203”).
La Clarendon Edition of the Works of David Hume ha adoptado un
formato muy similar para las referencias al texto.
3. Uso el signo “§” para referirme a los distintos parágrafos en los que está
estructurado el trabajo.
10
PRESENTACIÓN
1 L.A. SELBY-BIGGE, ed., Enquiries, VII, cit. por N.K. SMITH, The Philosophy of
David Hume, p. 79, y por C. MELLIZO (ed. y trad.), David Hume: Tratado, “Origen y
destino del Tratado de la naturaleza humana”, p. 17.
11
LA ÉTICA DE DAVID HUME
moral, sus dos obras mayores sobre estos temas. He utilizado con frecuencia los
otros libros del Tratado, así como la Investigación sobre el entendimiento
humano, y he procurado ilustrar o completar el cuadro general con ayuda de los
ensayos sobre cuestiones más particulares, especialmente “La norma del gusto”.
La falta de agilidad que supone la separación de las materias y el establecimiento
de conexiones y paralelismos es el tributo a pagar por la comprensión y –espero–
precisión en la presentación de los materiales. Esto, que se debe presuponer en
un trabajo de este tipo, resulta indispensable si se quiere tocar fondo en la
aproximación a cuestiones fundamentales de un autor tan controvertido y del
cual se leen afirmaciones tan dispares.
12
PRESENTACIÓN
2 Sobre el “salvar las apariencias” en ética, cfr. G. ABBÀ, Felicità, vita buona e
virtù, pp. 86, 130; pp. 23, 40 (donde se hace eco de The Fragility of Goodness, de
Nussbaum), y Quale impostazione per la filosofia morale?, pp. 23, 40.
13
CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO
DE HUME
15
LA ÉTICA DE DAVID HUME
Life of David Hume, pp. 74-75; R. GILARDI, Il giovane Hume, pp. 259-272.
10 S. RÁBADE ROMEO, Hume y el fenomenismo moderno, pp. 87-88. CH.
16
CAP. 1. INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO DE HUME
Life of David Hume, pp. 75-77; D.F. NORTON, David Hume, pp. 33-93; J.A. MERCADO, El
sentimiento como racionalidad, pp. 34-58.
17
LA ÉTICA DE DAVID HUME
puntos de referencia para saber qué puede haber quedado de ese supuesto buen
sentido dieciochesco, a los ojos del lector contemporáneo15.
15 Cfr. J.A. MERCADO, “David Hume: la soluzione scettica allo scetticismo”, sobre
Cfr. E.C. MOSSNER, The Life of David Hume, p. 174, 224, C. MELLIZO (ed. y trad.), David
Hume: Tratado, pp. 52-54 y T.L. BEAUCHAMP (ed.), Investigación, pp. xi-xiii.
18
CAP. 1. INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO DE HUME
SANTUCCI, Sistema e ricerca in David Hume, p. 5, Introduzione a Hume, pp. 29, 57-58,
106-108, 166. Lecaldano resume la interpretación de Santucci como la transformación de
la propuesta científico-experimental en una “fenomenología de la cultura”, cfr. E.
LECALDANO (ed.), David Hume: Ricerca sull’intelletto umano, p. xv, S. ZAGHI, Il
“Trattato sulla natura umana” di Hume, p. 32, y N. CAPALDI, Hume’s Place in Moral
Philosophy, pp. 16-18, y A. BAIER, “Response to my Critics”, en Hume Studies 20 (1994),
pp. 11-12.
20 LDH v. 1, p. 24. Cfr. §11.
21 A. BAIER, “David Hume”, vol. 4, p. 546.
22 E.C. MOSSNER, The Life of David Hume, pp. 92-105.
23 E.C. MOSSNER, The Life of David Hume, pp. 177-219
19
LA ÉTICA DE DAVID HUME
un escrito polémico contra Hume, quien respondió poco después con su versión
de los hechos24. El encuentro con los pensadores radicales de la Ilustración se
conoce por la narración de Diderot: cuando Hume fue interrogado sobre el valor
intelectual del ateísmo, respondió que una persona inteligente no podría ser atea,
a lo cual el anfitrión respondió que la mayoría de los presentes –personas cultas e
inteligentes– lo era. Se deduce la sorpresa que causó en el filósofo escocés la casi
unanimidad en una posición tan poco razonable25.
Por lo demás, la vida de Hume transcurrió entre Londres y Edimburgo, y
el filósofo consiguió siempre combinar la escritura y revisión de sus obras con el
cumplimiento de los deberes de distintos encargos oficiales, como la dirección de
la Biblioteca del Colegio de Abogados de Edimburgo. Durante el periodo que duró
esa labor (1754-1762), escribió su famosa Historia de Inglaterra, en seis
volúmenes26. Esta obra –verdadero hito en la evolución de la narración histórica–
refleja diversos aspectos de su filosofía, uno de los cuales es su visión secularista y
naturalista de los acontecimientos: los distintos fenómenos que conocemos por
fuentes históricas no tienen por qué ser explicados como fruto de una providencia
o poder divino, sino como hechos que responden a un proceso natural, en el cual
se pueden descubrir programas y consecuencias parciales, mas no una finalidad o
un destino general de todos los eventos27. Una perspectiva tan “natural” de la
historia –que se refleja también en su tratamiento explícitamente antiteleológico
de las facultades individuales– no podía sino llamar la atención en un periodo en
el cual la inspiración de tipo religioso para explicar el acontecer del mundo seguía
teniendo una influencia notable. Aquí, como en sus ensayos, Hume supo advertir
las preferencias de un público lector cada vez más numeroso, que se concentraba
en centros informales de cultura, al margen de las instituciones académicas y
religiosas28.
D.F. NORTON, David Hume, pp. 55-93 y 304-310. Para Hutcheson era de suma
importancia la teleología de las capacidades humanas, y Hume declara que a pesar de la
estima que le merece tal propuesta, la idea de finalidad le parece inaceptable: cfr. el texto
de la carta en §66 nota 364.
28 E.C. MOSSNER, The Life of David Hume, pp. 304-309.
20
CAP. 1. INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO DE HUME
21
LA ÉTICA DE DAVID HUME
Lo que para Ockham eran las intuitiones, es decir, los efectos del contacto
físico entre la realidad y los órganos sensibles, para Hume son las impresiones
(impressions), que se distinguen de las ideas por su mayor fuerza y vivacidad33.
Esta distinción entre las impresiones y las ideas es un progreso con respecto a
Locke y Berkeley que permite separar el efímero fenómeno sensorial de los
contenidos mentales que forman parte de la imaginación y la memoria. Además,
están en sintonía con la física de Newton –modelo para la ciencia de la naturaleza
humana–, la cual se basa en la reducción de los cuerpos a unidades “atómicas”34,
que se mueven gracias a la fuerza de gravitación35, de la cual conocemos
solamente las manifestaciones más superficiales. Para Hume, el movimiento de
las realidades mentales –se mantiene esta terminología ambigua porque el
filósofo escocés, al igual que Descartes, no distingue con precisión pasiones
varias, conceptos, imágenes, recuerdos…– está determinado por la fuerza de
asociación, la cual en ocasiones se explica como fruto de la fantasía surcada por la
experiencia común36. La labor del científico de la naturaleza humana será la
descripción exacta de estas asociaciones, sin pretensiones de comprender su
naturaleza íntima, su teleología o su razón de ser37.
9/16, p. 124.
35 Tratado 1.1.4, 6/7, p. 12.
36 Tratado 1.3.14, 25/36, p. 167; EHU 8.1, 21/25, p. 75. Cfr. B. STROUD, Hume, p.
82; D.F. NORTON, David Hume, p. 223. A. BAIER, A Progress of Sentiments, p. 113
37 Al científico, a diferencia del artista, le está vedado embellecer artificialmente
las cosas: cfr. Tratado 3.3.6, 6/6, precisamente en las últimas líneas de la obra. La
comparación también se encuentra en la carta a Hutcheson del 17 de septiembre de 1739:
cfr. LDH v. 1, p. 32 y el comentario de A. BELEÑA en “‘Natural Law’ in Hume”, p. 154. La
última aparición del ejemplo corresponde a EHU 1, 8/17, p. 6. D.F. NORTON, David
Hume, p. 44, y A. BAIER, A Progress of Sentiments, p. 285 consideran importante esta
declaración de principios
38 Excede los límites de este trabajo entrar en los detalles textuales e
22
CAP. 1. INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO DE HUME
entre los fenómenos que ocurren dentro de la mente y las realidades externas, así
como el necesario contacto a través del cual, de alguna manera, las asimilamos.
A pesar de que Hume llega a afirmar que lo único que conocemos son
nuestras impresiones39, y que éstas son existencias aisladas40, la mayoría de las
veces su manera de referirse a las cosas implica un conocimiento directo de los
cuerpos y la suposición de la propia identidad personal. El problema no es del
todo nuevo, y ya Locke había explicado dos líneas de desarrollo para la filosofía:
la primera, basada en elementos claros y precisos, que pudiera prescindir de
nuestra relación con la realidad –herencia cartesiana–, y una práctica, obligada a
suponer ese misterioso mundo material. Hume radicaliza esta separación en el
libro 1 del Tratado, aceptando la claridad de las descripciones de los movimientos
de las ideas, y renunciando definitivamente a entender su naturaleza. La
explicación de tal renuncia se presenta como una experiencia personal: el autor,
cuando intenta aplicar su conocimiento a estas sutiles materias, guiado por los
pensadores metafísicos, se topa siempre con problemas insolubles que lo llevan a
desconfiar de la validez tanto de lo que se conoce, como del modo de conocerlo.
Esa situación de desaliento, confiesa Hume, se supera interrumpiendo el
razonamiento para dedicarse a actividades más triviales –jugar una partida de
backgammon con los amigos–, volver más tarde a la reflexión filósofica con
renovadas energías y, sobre todo, sin hacer caso a las veleidades de quienes
pretenden desvelarnos todos los misterios de la realidad41. La propuesta del
filósofo maduro, que aconseja “sé un filósofo, pero antes que nada, sé un ser
humano”42, sería una expresión más serena de la misma forma de pensar.
Con toda probabilidad, Kant tuvo acceso a la versión alemana del extracto
del libro 1 del Tratado preparada por Hamann, y desde entonces su imagen del
escepticismo humeano tiene esos pasajes como punto de referencia43. El filósofo
de Königsberg, más en línea con Locke que con Hume, habría intentado una
justificación racionalmente coherente y completa de esas dos ramas de la filosofía
–la teórica y la práctica–, incluyendo además la facultad de juzgar. Hume se
dedica a explicar la filosofía del conocimiento y a explorar la filosofía práctica, sin
interesarse por buscar una coherencia de fondo entre ambas. De nuevo, una
salida sin compromisos ante las tensiones internas de la propuesta.
23
LA ÉTICA DE DAVID HUME
24
CAP. 1. INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO DE HUME
problemas de la impresión del yo en el Tratado, cfr. Tratado 3.2.2, 8/28, p. 488, nota 28
del traductor, y §§24, 32 y 86.
25
LA ÉTICA DE DAVID HUME
(sobre los problemas del contacto con el mundo extramental), pp. 180-218, Ap. 2-4/22,
pp. 623-625.
57 EHU 5.2, 12, p. 46.
58 Cfr. Tratado 1.3.7-1.3.8; 1.3.13, 11-12/20, pp. 149-150; 2.3.5, 1/5, p. 422; Cfr. M.
26
CAP. 1. INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO DE HUME
Hume, pp. 103 y 111, donde considera una herencia ciceroniana tal atribución de
funciones a la costumbre, además de subrayar su papel de contención ante los embates
escepticismo.
59 EHU 6.
60 Tratado 1.3.10, 10/12, p. 630; 1.4.1, 11/12, p. 185; 3.3.1, 20/31, p. 584.
61 El “Appendix” contiene algunas observaciones para completar párrafos
27
LA ÉTICA DE DAVID HUME
4. Inducción y causalidad
28
CAP. 1. INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO DE HUME
29
LA ÉTICA DE DAVID HUME
30
CAP. 1. INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO DE HUME
son, únicamente, creencias en que las cosas seguirán un cierto recorrido, y son
indemostrables. Por lo explicado anteriormente, se entiende que la creencia y la
costumbre funcionen para darnos confianza tanto en la existencia de las cosas
como de sus conexiones.
Vale la pena subrayar que Hume dedica bastantes páginas del Tratado a
separar el conocimiento por probabilidad, del conocimiento por necesidad72. Sin
embargo, dados los presupuestos de tipo físico, hay en sus escritos una marcada
tendencia a reducir la causalidad a la conexión necesaria, según lo referido
anteriormente. Hume considera, según la corriente intelectual de la época73, que
lo científico significa también fijo y estable, como se pondrá de manifiesto en
distintos momentos de este trabajo.
Para llamar la atención sobre la importancia de estos presupuestos
teóricos en la moral de Hume, puede considerarse brevemente un asunto que más
adelante se estudiará con detalle. Se trata de la célebre discusión sobre el paso del
ser al deber ser que, antes que humeana, es una cuestión ineludible para todo
moralista74. A final de cuentas, el valor de las normas, ¿de dónde proviene? ¿De la
naturaleza, de la convención, de la regularidad observable de los fenómenos? Y si
proviene de la naturaleza, ¿son más determinantes los elementos pasionales o los
racionales?, ¿cuáles son más naturales y cómo los elaboramos en nuestra
conducta? No hay respuestas sencillas, y el mismo Hume adopta posiciones
diversas según la materia en discusión, por más que se destaquen sus textos más
decididos en favor de las pasiones.
72Tratado 1.3.
73Sobre la idea de que la ciencia es inmutable y su influjo en la modernidad, cfr.
G. ABBÀ, Quale impostazione per la filosofia morale?, pp. 119; 206-209.
74 Elizabeth Anscombe opinaba que Hume solía argumentar sofísticamente, pero
31
LA ÉTICA DE DAVID HUME
77 Tratado 1.3.11-13.
78 Tratado 1.3.12, 9/25, p. 134.
32
CAP. 1. INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO DE HUME
espontánea, podría dar pie a varias reflexiones que Hume no plantea: que lo que
nosotros llamamos necesidad física depende de nuestras limitadas capacidades
de comprensión del mundo; que la concomitancia de las causas y la relación entre
reglas físicas e intervención humana puede ampliar el razonamiento en todos
estos campos79 y, sobre todo, que los “movimientos” y los fenómenos que se dan
en la mente no son una reproducción física de los procesos naturales.
La absorción de todas las facetas del problema de la inducción y de la
causalidad en el nivel psicológico, son un antídoto ante posibles ataques desde el
campo de la lógica80. Sin embargo, su posición es siempre ambigua, y no pocas
veces se ha usado para negar la posibilidad de una aproximación realista a la
cuestión de la causalidad. Las oscilaciones de los textos dan pie a las críticas de
psicologismo que le han hecho distintos autores, entre los que destacan Dilthey y
Husserl. De todas maneras, el planteamiento humeano sigue siendo un punto de
referencia en la discusión filosófica, y fue considerado atentamente por Kant en
los Prolegómenos a toda futura metafísica.
33
LA ÉTICA DE DAVID HUME
designio divino sobre el mundo, y Anthony Collins (1676-1729) fueron los protagonistas
de una encendida polémica sobre su validez entre 1707 y 1717. Cfr. P. RUSSELL, “Hume’s
Treatise and the Clarke-Collins Controversy”, y R. LÁZARO, La sociedad comercial en
Adam Smith, pp. 215-222. La obra más completa sobre el argumento del designio, desde
sus orígenes griegos hasta Hume, es R.H. HURLBUTT III, Hume, Newton and the
Argument of Design, (casi toda la tercera parte está dedicada a las críticas de Hume);
menos específica, con abundante material histórico: B.W. YOUNG, Religion and
Enlightenment in Eighteenth-Century England.
34
CAP. 1. INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO DE HUME
nota 2 se aclara que The Whole Duty of Man, de 1659, contenía los dictados de una férrea
moral calvinista. Hay una observación paralela en una nota la Investigación en Works v.
3, p. 285. E. LECALDANO —Hume e la nascita dell’etica contemporanea, p. 5— considera
de gran importancia esta posición del filósofo. Sobre la influencia de Cicerón en
cuestiones religiosas, cfr. T.M. PENELHUM, David Hume, pp. 190-191; R. GILARDI,
“Hume, Bayle e il ‘principio di causalità’, I”, p. 449; y su continuación en la misma revista,
pp. 598, 616.
89 Cfr. los emblemáticos casos de Pascal y Diógenes, en §§112-113. Además, J.A.
alimentado una corriente nunca del todo interrumpida, sobre la presunta necesidad de
salvaguardar la pureza de la fe ante las pretensiones de la razón, que suelen tener efectos
disolventes (como en el caso de Spinoza, por seguir una lectura humeana de la letalidad
de la metafísica). La transformación más seria del escepticismo de Hume en una defensa
de ese tipo se dio con Jacobi, a partir de la traducción y adaptación de Hamann de los
famosos textos ya citados de Tratado 1.4. Cfr. M. KUEHN, Kant: a Biography, pp. 119 y
ss; 160; 305 y ss.
35
LA ÉTICA DE DAVID HUME
de estos pasajes, el saldo que arrojan las paradojas planteadas con respecto a la fe
se puede resumir con las siguientes líneas de Paul Russell:
«[...] la dirección y la estructura de su pensamiento está modelada por
su ataque contra la metafísica y la moral cristianas, y por su empeño en
construir, en su lugar, una explicación secular, científica, de la
moralidad»91.
de los argumentos de Hume para rebatir la conexión entre la razón y la supuesta bondad
de Dios, a través de la existencia del mal. En la nota 25, Russell cita a varios autores que
comparten esta opinión.
92 A. FLEW, en Hume’s Philosophy of Belief, pp. 174 y 188; K.E. YANDELL, “Hume
RODRÍGUEZ, El Dios de los filósofos modernos, pp. 320-323, J.C.A. GASKIN, Hume’s
Philosophy of Religion, pp. 108-131.
36
CAP. 1. INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO DE HUME
96 N.K. SMITH, The Philosophy of David Hume, pp. 409, 443-458, 465-495.
97 EHU 12.3, 11/11, p. 135.
98 PLATÓN, República 433ª5 y ss.
37
LA ÉTICA DE DAVID HUME
DE AQUINO, Summa Theologiae 1-2, q. 54, art. 2, q. 57, artículos 4-6, q. 66, art. 1, corpus.
2-2, q. 57 art. 1.
100 La virtud entendida como un término medio o simple moderación –aceptado
en buena medida por Hume– no supera un cierto objetivismo, en el cual el cálculo propio
de la tradición empirista tiene mucho que decir. Aristóteles había ampliado la
argumentación insertando al individuo como punto de referencia. La virtud tiene mucho
que ver con lo “relativo a nosotros”. Sobre la virtud como disposición a elegir el justo
medio, cfr. Etica nicomáquea 2, 1106ª14 y ss. Sobre el medio con respecto al sujeto, cfr.
además 1111ª29 y 1125b31, y W.K.C. GUTHRIE, Historia de la filosofía griega, v. 6, pp.
366-367.
101 Sobre la insuficiencia del idealismo platónico para proponer una ética eficaz,
cfr. Metafísica 1, 1095ª26 y ss. Cfr. también W.K.C. GUTHRIE, Historia de la filosofía
griega, v. 6, pp. 350-351.
102 Etica nicomáquea 1144ª31.
103 Sobre los textos aristotélicos en este sentido y la complejidad de su
38
CAP. 1. INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO DE HUME
general con partes casi ignoradas del pensamiento aristotélico, perdió una buena
parte de su sentido en la manualística posterior105.
El carácter abierto de la prudencia en la propuesta aristotélica –ser punto
de referencia en una dinámica decisional siempre en marcha– se pierde poco a
poco. Esta difuminación se da en paralelo a su transformación en una especie de
saber de tipo técnico, en el cual lo importante, además de la ya citada aplicación
de principios universales a casos concretos, es la elección de los medios para
alcanzar fines predeterminados106. La preeminencia que se empezó a dar a la
justicia se vio acompañada de un énfasis en la importancia de las normas: como
ya no vige un principio de regulación interno, la moral se explica por las reglas,
por el comportamiento externo, es decir, en términos de legislación y
cumplimiento de normas107.
Éste es uno de los frutos del influjo del nominalismo. La ya citada
separación entre la esfera de “lo mental” y la de “las cosas” supone la
descalificación del entramado que trata de armonizar las facultades –inteligencia
y voluntad– con las pasiones y con la vida de relación108.
En esta perspectiva, que está en las bases del empirismo, la observación
de resultados se convierte en un criterio fundamental. La inteligencia, desligada
de las acciones, propone una conciencia que se resume en la capacidad de
observar y de calcular resultados, sin que se pueda explicar con fundamento cuál
es su papel en el comportamiento real. Con estas premisas puede entenderse que
no sea casual la marginación de la prudencia.
Hume apela constantemente a la naturaleza como determinante en la
conducta humana. De este modo, una fuerza impersonal define nuestro actuar y
deja velado el sentido último de las acciones109: lo único que se nos presenta son
secuencias regulares de fenómenos, y a lo más que puede llegar la razón110 es a
evaluar un cierto tipo de conveniencia para el desarrollo social, generalmente
marcada por el utilitarismo.
En resumen, Hume enfatiza el valor de la justicia legal en el Tratado, es
decir, a sus manifestaciones externas e institucionalizadas. El paso a la
105 G. Abbà dedica mucho espacio a estas consideraciones en las dos obras citadas
en la nota anterior.
106 Sobre la importancia del pensamiento de Duns Escoto en esta orientación, cfr.
F. INCIARTE, First Principles, Substance and Action, p. 389, y L. POLO, Ética, pp. 148-
150.
107 Sobre los hitos que marcaron el desarrollo del legalismo en la tradición
católica a partir de Suárez, cfr. G. ABBÀ, Felicità, vita buona e virtù, p. 50; Quale
impostazione per la filosofia morale?, c. 2 pp. 75-88. A. M. GONZÁLEZ, “Etica y moral.
Origen de una diferencia conceptual y su trascendencia en el debate ético
contemporáneo”, pp. 805-807; Moral, razón y naturaleza, p. 369.
108 Cfr. F. INCIARTE, “Sobre la libertad del intelecto, de la razón y de la voluntad”.
109 Como en la cuestión del sentimiento moral, ya mencionada en §1.
110 Uso indistintamente los términos “razón” e “inteligencia” o “intelecto” para
referirme a las distintas capacidades del pensamiento, como hacía el mismo Hume. En
pocas ocasiones y con las debidas aclaraciones, haré un uso más preciso de tales nombres.
39
LA ÉTICA DE DAVID HUME
40
CAP. 1. INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO DE HUME
egoístas (selfish systems), cfr. T.L. BEAUCHAMP (ed.), Investigación, pp. 130, 149, 158,
166 (con referencia a Hutcheson), 176-7; E. LECALDANO, Hume e la nascita dell’etica
contemporanea, pp. 53ss, 110 (sobre Shaftesbury), 117ss., N. CAPALDI, Hume’s Place in
Moral Philosophy, pp. 304-306, M. MAURI, El conocimiento moral, pp. 25-58
114 M. RHONHEIMER, La filosofia politica di Thomas Hobbes, pp. 29-31 y 255-
Mandeville.
116 Citado por F.B. KAYE, Bernard Mandeville. La fábula de las abejas o los vicios
privados hacen la prosperidad pública, p. 308. En las pp. 249-269 recoge la defensa que
el autor hizo de la elección del título.
117 Cfr. A.O. HIRSCHMAN, “Il concetto di interesse: dall’eufemismo alla
41
LA ÉTICA DE DAVID HUME
120 Francisco de Vitoria, (1480- 1546). Una exposición de sus ideas capitales se
encuentra en A. GÓMEZ ROBLEDO, Fundadores del derecho internacional, pp. 11-39.
121 Francisco Suárez (1548-1617). Gómez Robledo traza una historia del derecho
de los pueblos, desde Cicerón hasta Vitoria, como antecedentes de Suárez en Fundadores
del derecho internacional, pp. 72-90; 99-100. K. HAAKONSSEN, Natural Law and Moral
Philosophy, c. 1, toma como punto de partida a Suárez, sin mencionar a Vitoria y Gentili.
122 Alberico Gentili (1552-1611). Sus contactos con el ambiente anglosajón y el
paso al protestantismo sirvieron de puente para extender las ideas de filiación clásica en
Gran Bretaña. Cfr. A. GÓMEZ ROBLEDO, Fundadores del derecho internacional, pp. 41-
55.
123 Hugo Grocio (Huig van Groot), Delft, Holanda (1583-1645). Cfr. A. GÓMEZ
de Grocio, cfr. GÓMEZ ROBLEDO, Fundadores del derecho internacional, pp. 145-146.
126 Sobre el comienzo de la separación tajante entre derecho divino y humano en
Grocio, cfr. K. HAAKONSSEN, Natural Law and Moral Philosophy, 29-30, E. BERTI.–F.
VOLPI, Storia della filosofia, vol. 2, p. 91.
42
CAP. 1. INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO DE HUME
–––
Moral Philosophy, pp. 37-43. E. BERTI.–F. VOLPI, Storia della filosofia, vol. 2, pp. 91-93.
Sobre el influjo de Grocio y Pufendorf en la conformación de la teoría moral, cfr. G. ABBÀ,
Quale impostazione per la filosofia morale?, §§92-94.
129 Para más detalles sobre la filiación de los textos humeanos, cfr. T.L.
43
LA ÉTICA DE DAVID HUME
Como se verá, incluso el análisis de las “cualidades útiles/agradables para uno mismo”
está considerada “desde fuera”.
132 Lo más difícil de conciliar es este número 5 con el peso que se da a la
44
CAPÍTULO 2. ¿EGOÍSMO O BENEVOLENCIA?
Hume pretende dar una explicación más completa que la del simple
interés, típica de las doctrinas egoístas, añadiendo su versión del sentimiento
moral134. En este esfuerzo no podrá renunciar a la inclusión de la razón, aunque
sea siempre en un papel “administrativo”, de mera gestión de situaciones y
previsiones. Al final, Hume, como Adam Smith, confía en una guía providencial
que canaliza los sentimientos y el interés hacia un fondo común en beneficio de la
sociedad. El ser humano no tiene por qué plantearse más problemas en esta
natural colaboración inconsciente de nuestros instintos135.
45
LA ÉTICA DE DAVID HUME
2. Investigación, 1: el método
19. Al explicar “Los principios generales de la moral”, el filósofo
plantea el problema fundamental de la ética: nuestros juicios morales, ¿dependen
más de la razón, o del sentimiento?137
Según Hume, los antiguos, a pesar de insistir en el uso de la razón,
otorgaban mucha importancia al sentimiento, mientras que los modernos se han
dado a la indagación de las bases racionales138.
Hume concede que ambas posiciones pueden ser defendidas con fundados
argumentos, y dedica varios párrafos a resumir las dos posturas. El filósofo
resume así sus observaciones:
«es probable que este juicio definitivo [sobre el vicio y la virtud]
dependa de algún sentido interno o sentimiento que la naturaleza ha
hecho universal para toda la especie. Porque, ¿qué otra cosa puede tener
una influencia de este tipo? Pero con vistas a preparar el terreno para un
sentimiento tal, y proporcionarle un discernimiento adecuado de su
objeto, a menudo encontramos que antes es necesario realizar muchos
razonamientos, hacer distinciones sutiles, obtener conclusiones correctas,
realizar comparaciones entre cosas distantes, examinar relaciones
complicadas y descubrir y determinar hechos generales. Algunas clases de
belleza –especialmente las naturales– provocan nuestra aprobación y
estima a primera vista; y en donde fracasan en producir este efecto resulta
imposible mediante cualquier razonamiento restaurar su influencia o
adaptarlas mejor a nuestro gusto y sentimiento. Pero en muchos tipos de
belleza, especialmente aquéllas de las artes más delicadas, se requiere
emplear muchos razonamientos con vistas a experimentar el sentimiento
apropiado; y un gusto espurio puede frecuentemente corregirse
empleando argumentos y reflexiones», Investigación, 1, 9/11, p. 172.
137 Investigación 1, 3/11, p. 170. El paralelo de Tratado 3.3.1, 27/31, pp. 589-590
46
CAP. 2. ¿EGOÍSMO O BENEVOLENCIA?
139 Hume plantea esto como una fase transitoria, y señala al lector que la
respuesta se encuentra en el Apéndice 1.
140 1, 10/11, eds. G-N.
141 Esta posición no es banal, y por lo menos desde Platón es un punto de partida
47
LA ÉTICA DE DAVID HUME
48
CAP. 2. ¿EGOÍSMO O BENEVOLENCIA?
147 Más adelante, en el párrafo 12/13, pp. 251-252 reitera estas afirmaciones,
enumerando las virtudes benéficas para la sociedad: justicia, fidelidad, honor, veracidad,
benevolencia, amistad, laboriosidad, frugalidad, orden, perseverancia, entre otras.
148 Cfr. el tratamiento del juez imparcial en §56. En el párrafo 8/13, p. 250, reitera
49
LA ÉTICA DE DAVID HUME
151 La superioridad del placer de largo alcance que otorga la práctica de la virtud
50
CAP. 2. ¿EGOÍSMO O BENEVOLENCIA?
23. A diferencia de otros pasajes, sobre todo del Tratado, en los que
Hume expresa poca confianza en la solidez de la naturaleza humana, aquí afirma
que:
«en todas las naturalezas candorosas [ingenuous natures] la antipatía
hacia la perfidia y la truhanería es demasiado fuerte para ser contrapesada
por perspectivas de beneficios o ventajas pecuniarias. La paz interior del
espíritu, la conciencia de integridad, un examen satisfactorio de nuestra
propia conducta, éstas son circunstancias que resultan muy necesarias
para la felicidad, y que serán apreciadas y cultivadas por todo hombre
honesto que sienta su importancia», Investigación 9.2, 10/12, p. 257.
51
LA ÉTICA DE DAVID HUME
influjo sobre las acciones, e incluso sobre el modo de considerar al objeto del
odio, pero el filósofo los descalifica porque carecen de validez universal: así como
la vanidad se siente pero no se “propone” como categoría permanente,
calificamos de antagonista o adversario a un enemigo. Sin embargo:
«[cuando se] otorga a cualquier hombre los epítetos de vicioso, odioso
o depravado, habla entonces otro lenguaje, y expresa sentimientos con los
que espera que todo su auditorio estará de acuerdo. Por lo tanto, aquí
debe apartarse de su situación privada y particular, y debe escoger un
punto de vista que sea común a él y a los demás. Debe mover algún
principio universal de la constitución humana, y pulsar una cuerda en la
que toda la humanidad esté de acuerdo y en armonía», Investigación 9.1,
6/13, pp. 248-249.
52
CAPÍTULO 3. EL MODELO HUMANO Y EL
SENTIDO DEL BIEN
Además, tales ideas son completamente autónomas entre sí, ya que las
relaciones que se les asignan se generan en la mente por la constancia de sus
apariciones. Por decirlo de alguna manera, la mente constata la presencia de
átomos que se suceden con regularidad y se adecúa a ello, proyectando en el
futuro –con la imaginación– lo que ha contemplado en el pasado. Todo esto
ocurre por una necesidad comparable a la que se da en la física. La mente tiene
que aceptarla porque no puede plantearse dudas razonables sobre una posible
discontinuidad en la aparición de los fenómenos.
293.
53
LA ÉTICA DE DAVID HUME
54
CAP. 3. EL MODELO HUMANO Y EL SENTIDO DEL BIEN
6/6, p. 279; 2.2.1, 5/9, p. 330. La buena disposición de las habitaciones de una casa
produce placer, “pues la conveniencia es algo bello”: al propietario se lo provoca porque
es suya, y a nosotros por simpatía con él: 2.2.5, 16/21, p. 363. Cfr. Investigación 5.2, 4-
8/32, pp. 208-209. Cfr. §104.
166 Líneas más abajo, en el mismo párrafo, reitera que “la belleza no es sino una
forma que produce placer”, y que no se puede definir –al igual que el ingenio– sino que
tan sólo pueden discernirse por un cierto gusto o sensación.
167 Ya en 1.3.10, 2/13, p. 118 se había adelantado que «en la mente humana hay
impresa una percepción del dolor y el placer, resorte capital y principio motor de todas
sus acciones».
55
LA ÉTICA DE DAVID HUME
vigor, y en una disposición tal de los distintos miembros que manifieste fuerza y
vivacidad», Tratado 2.2.5 20/21, p. 365.
«Las posturas y los movimientos fáciles y sueltos son siempre hermosos. Un
aspecto sano y vigoroso es agradable […]. En todo juicio acerca de la belleza se tienen en
cuenta los sentimientos de la persona afectada, y éstos comunican al espectador toques
parecidos de dolor y placer», Investigación 5.2, 23/32, p. 211.
169 La permanencia de la conjunción utilidad-belleza-sentimiento en el
pensamiento de Hume es clara en los textos de Investigación Ap. 1, 15-16/21, pp. 263-
264: ahí se añaden observaciones sobre la retórica. Curiosamente, tales ejemplos no se
encuentran en Tratado 3.1.1-2.
170 Investigación 5.2, 23/32, nota 22, sobre Quintiliano. En Investigación 8,
56
CAP. 3. EL MODELO HUMANO Y EL SENTIDO DEL BIEN
171 Como indica Mellizo en una nota de su traducción, Hume aplica la quinta regla
para determinar causas y efectos, según Tratado, 1.3.15, pp. 173 y ss. C. MELLIZO (ed. y
trad.), David Hume: Tratado, p. 475. En realidad se trata de la fusión de las reglas 4ª y
5ª. Cfr. D.F. Norton – M.J. Norton (eds.), Tratado, v. 2., pp. 768 y 833.
172 Cfr. §§51-55. Los pasajes fundamentales son Tratado 3.3.1 e Investigación 5.2.
173 Noción fundamental del c. 4 de este trabajo.
57
LA ÉTICA DE DAVID HUME
Hume se obliga a sí mismo, con las premisas del Libro 1, a explicar lo que
siempre se ha considerado como una capacidad de decisión –la voluntad– y ha
sido discutida sin interrupción en la historia de la filosofía. Su punto de partida es
un atomismo de raíces deterministas, como se ha indicado antes, es decir, un
calco del sistema newtoniano174.
174 Una explicación sistemática de los textos de Hume que arroja resultados
nota a Tratado 2.3.1, 2/18 (pp. 597-598), recuerda también el texto de 2.3.3 en el que se
afirma que distintos tipos de pasiones tienen gran influencia sobre esta facultad. El
interés de Mellizo es destacar la ambigüedad de definir la misma noción como facultad y
como impresión.
58
CAP. 3. EL MODELO HUMANO Y EL SENTIDO DEL BIEN
Obtenemos así una idea por reflexión179, aunque estamos muy lejos de
entender cuáles sean los medios por los que la adquirimos. Desconocemos –
continúa Hume en su labor de zapa contra el ocasionalismo– la relación entre el
alma y el cuerpo, además de que no todos los órganos obedecen a la voluntad, o
para explicar evidencias relacionadas con la ignorancia, la persecución del placer a toda
costa o la posibilidad de refrenarse, etc., que no encontraban una respuesta concreta en el
planteamiento platónico: véase W.K.C. GUTHRIE, Historia de la filosofía griega, v. 6, pp.
371-377.
177 Sobre algunos elementos paralelos en Hume con respecto a las tendencias y las
59
LA ÉTICA DE DAVID HUME
no del mismo modo180. Por otra parte, el movimiento de cualquier miembro es tan
indirecto181, y el mandato voluntario, del cual obtenemos la idea de poder, está tan
apartado de los efectos reales, que debemos renunciar a la comprensión de las
causas reales de éstos, es decir, a una idea fiable de poder182.
A partir de aquí se agudiza la polémica contra el ocasionalismo. Los
absurdos a los que se llega con el “intervencionismo divino” para explicar las
relaciones alma-cuerpo, así como los fenómenos naturales, descalifican tal
posición183. La exploración de estos callejones sin salida prepara la aparición de la
necesidad como alternativa válida en la Sección 8.
180 EHU, 7.1, 11-12, pp. 53-54. Cfr. Tratado 1.1.6 y 1.4.3, 1-8. Otros paralelos en el
Tratado y otras obras, así como elementos del contexto de la polémica, en T.L.
BEAUCHAMP (ed.), EHU, p. 153.
181 Lo movido por la voluntad son los espíritus animales, que a su vez transmiten
la orden a los nervios, y éstos a los músculos, EHU 7.1, 14/25, p. 55. Nótese lo
condicionado que está el discurso por el solapamiento entre actividades físicas y
mentales.
182 EHU 7.1, 15/25, p. 55.
183 Cfr. los párrafos siguientes, hasta el final de la Sección, pp. 55-60. Glosa estas
mismas conclusiones en 8.2, 7-11/11, pp. 81-84. Sobre los contactos de Hume con
Malebranche y el ocasionalismo, véase T.L. BEAUCHAMP (ed.), EHU, pp. 152-156.
184 “De la voluntad y las pasiones directas”, en la célebre Sección 1, sobre “La
60
CAP. 3. EL MODELO HUMANO Y EL SENTIDO DEL BIEN
contraste con los numerosos textos que subrayan la servidumbre de la razón con
respecto a las pasiones187.
Sin embargo, solamente en la Investigación sobre el entendimiento
humano, hacia el final de la argumentación de la Parte 1 de la Sección 8, explica
cómo habría que proceder:
«A decir verdad, parece que los hombres empiezan por el cabo
equivocado de la cuestión sobre la libertad y la necesidad, cuando la
abordan examinando las facultades del alma, la influencia del
entendimiento y las operaciones de la voluntad. Que discutan primero una
cuestión más simple, es decir, las operaciones del cuerpo y de la materia
bruta y sin entendimiento», EHU 8.1, 22/25, p. 76.
Libro 1 tiene como temas centrales, según se vio en el capítulo 1, la necesidad causal, la
conexión necesaria, la deducción de las probabilidades, etc. Los primeros párrafos de la
Sección 8 de EHU coinciden perfectamente con esta argumentación. Cfr. §§46-47 sobre
las relaciones y las reglas generales.
189 Sin embargo afirmará en otro contexto: «olvidamos fácilmente que las
61
LA ÉTICA DE DAVID HUME
Lo que parece mera concesión literaria a una posición opuesta –“¿qué hay,
en efecto, más caprichoso que las acciones humanas?”– da pie a Hume para
reducir la conducta humana al azar, o invocación de causas ocultas, invención tan
ilícita como ineficaz de nuestra mente190. Como se verá más adelante, Hume
considera indispensable la asimilación de las motivaciones estables y su relación
con la persona, a la necesidad, para dar coherencia al actuar humano191.
La citada inferencia de la necesidad se resume como costumbre192. Aunque
haya diferencia de grados en la formación de las probabilidades, basta que se dé
una cierta regularidad para que la mente se incline a hacer previsiones en un
sentido y no en otro, con perfecta legitimidad193.
190 Tratado 2.3.1, 12/18, pp. 403-404. Cfr. también 18/18, p. 407. Paralelo en
EHU 8.1, 13/25, p. 71.
191 Cfr. Tratado 2.3.2, 6/8, pp. 410-411. Hume confía en nuestra capacidad de
deja otra salida que atenerse a “lo que se ve”. En el párrafo 16/18 se resume toda la tesis, y
sus consecuencias se subrayan en el siguiente.
62
CAP. 3. EL MODELO HUMANO Y EL SENTIDO DEL BIEN
«No existe unión que pueda ser más constante y cierta que la que
algunas acciones muestran con algunos motivos y caracteres; y si hay
casos en que la unión no es segura, no ocurre otra cosa en las operaciones
de los cuerpos, de modo que no podemos concluir nada de la irregularidad
primera que no se deduzca también de la otra», Tratado 2.3.1, 12/18, p.
404.
Hay otro pasaje sobre la voluntad que no he incluido aquí (Tratado 3.1.1,
explicado en el §40), porque su polémico contexto está encaminado a descalificar
a la voluntad como influyente en las determinaciones morales.
63
LA ÉTICA DE DAVID HUME
Mellizo llama la atención sobre esta tesis, C. MELLIZO (ed. y trad.), David
198
64
CAP. 3. EL MODELO HUMANO Y EL SENTIDO DEL BIEN
lo serían por las más casuales y accidentales. Las acciones son por
naturaleza temporales y efímeras; si no procedieran de alguna causa
debida al carácter y disposición de la persona que las realiza, no podrían
ser atribuidas a ella, ni redundar en su honor –de ser buenas– o en su
descrédito –de ser malas–», Tratado 2.3.2, 6/8, p. 411199.
65
CAPÍTULO 4. LA MORALIDAD ES MÁS
PROPIAMENTE SENTIDA QUE JUZGADA
202 Tratado 3.1.1, 1/27, p. 455. La edición de Norton de 2007 presenta los párrafos
13 y 14 de otras ediciones en uno solo. Por eso la numeración disminuye de 28 a 27.
203 Tratado 3.1.1, 3/27, p. 456. Sobre los autores implicados, cfr. nota 211.
204 Cfr. la aparente apertura al papel de la razón de este pasaje con los
libro 2 en el pasaje transcrito. Véase también Tratado 1.3.9, 9/9, pp. 178-179. Tanto en
este capítulo como en otros se verá que Hume matiza mucho esta declaración en distintos
contextos. Sobre la importancia de estas oscilaciones en la interpretación general del
pensamiento del filósofo se pueden consultar D.F. NORTON, David Hume, pp. 241; 308-
9; E. LECALDANO, Hume e la nascita dell’etica contemporanea, p. 194n; T.M.
PENELHUM, “Hume’s Moral Psychology”, pp. 127-129, M. MAURI, El conocimiento
moral, p. 48. En cualquier caso, la razón se queda en un nivel instrumental con respecto a
las necesidades que la naturaleza humana expresa a través de sus pasiones. Un
67
LA ÉTICA DE DAVID HUME
párrafos siguientes: Tratado 3.1.1, 5-8/27, pp. 457-458. Incluso después de la crítica al
racionalismo, su posición resulta estática: «es imposible que la distinción entre el bien y
el mal morales pueda ser efectuada por la razón, dado que dicha distinción tiene una
influencia sobre nuestras acciones, y la sola razón es incapaz de ello», 17/27, p. 462.
207 Tratado 3.1.1, 19/27, p. 463.
68
CAP. 4. LA MORALIDAD ES MAS PROPIAMENTE SENTIDA QUE JUZGADA
2. Ni lógica ni verdad
32. Ya se ha apuntado que el interlocutor de esta Sección es el
racionalismo moral, es decir, toda posición que pretenda explicar nuestros juicios
morales en términos de verdad o falsedad, y sobre todo que intente fundamentar
los juicios particulares en cualquier tipo de verdades eternas.
Sin entrar en detalles sobre los distintos representantes de este
racionalismo, vale la pena entender cómo plantea Hume su crítica. Es uno de los
últimos textos en los que usa sistemáticamente y con detalle los principios
científicos del Libro 1, para sostener sus ideas.
Hume encuadra los sistemas racionalistas con el siguiente pasaje:
«Quienes afirman que la virtud no consiste sino en una conformidad
con la razón, que existe en las cosas una eterna adecuación o inadecuación
y que ésta es idéntica para todo ser racional que la contemple, que las
medidas inmutables de lo justo y lo injusto imponen una obligación no
solamente a las criaturas humanas, sino hasta la misma Divinidad;
quienes dicen todas estas cosas sostienen unos sistemas que coinciden en
afirmar que la moralidad, como la verdad, se discierne meramente por
208 Tratado 3.1.1, 25/27, p. 466. Los términos son entendidos como sinónimos:
«La razón o ciencia no consiste sino en la comparación de ideas y en el descubrimiento de
sus relaciones».
209 El razonamiento presentado aquí tiene un paralelo mucho menos brillante en
107.
69
LA ÉTICA DE DAVID HUME
211 C. MELLIZO (ed. y trad.), David Hume: Tratado, p. 674 nota 8 cita a
Cudworth, Price y Wollaston, y recuerda la conexión con el Libro 2, 2.3.2 y 2.3.3. Cfr. el
tratamiento de la libertad y la necesidad en §30, y la noción de ciencia de la nota anterior.
212 Tratado 3.1.1, 7/27, p. 458. Véase también 25/27, p. 466: la comparación de
Ethics, p. 175.
214 Tratado 3.1.1, 9/27, p. 458, cfr. §3 y nota 235 en el §38. Esta doctrina está en
consonancia con el atomismo de las ideas, que son también pasiones, y con la disolución
del yo de 1.4.6, 16/23, p. 259: cfr. §24. Cfr. también M. MAURI, El conocimiento moral, p.
47.
215 Para Annette Baier, la afirmación del aislamiento de las pasiones es un escollo
fundamental para explicar las evidentes conexiones que tienen con la vida social, y cita el
pasaje paralelo: 2.3.3, 5/10, p. 415: A. BAIER, A Progress of Sentiments, p. 160,
“Response to my Critics”, en Hume Studies 20 (1994), p. 213 y The Commons of the Mind,
p. 45. La cuestión del atomismo se trata directamente en §§38-39.
70
CAP. 4. LA MORALIDAD ES MAS PROPIAMENTE SENTIDA QUE JUZGADA
71
LA ÉTICA DE DAVID HUME
Hume otorga un lugar de privilegio a los elementos que sirven para juzgar las
acciones desde fuera, no a la toma de decisiones del agente.
El texto está seguido de una larga nota que presenta más situaciones
equívocas en las que se funden, entre otras cosas, las acciones delictivas con la
capacidad técnica para realizarlas perfectamente. El juicio en todos los casos
supuestos, sostiene Hume, supondría la posesión de ideas claras y completas
antecedentes a los hechos observados, con las cuales estos últimos pudieran ser
comparados221.
72
CAP. 4. LA MORALIDAD ES MAS PROPIAMENTE SENTIDA QUE JUZGADA
Para esto, Hume echa mano de la célebre distinción entre las relaciones de ideas
y las cuestiones de hecho, para recordar que las funciones del entendimiento
humano se limitan a comparar ideas o a inferir en situaciones factuales. Ya se ha
hecho referencia a este asunto, al recordar la noción de verdad como adecuación:
«La verdad o la falsedad consiste […] en un acuerdo o desacuerdo con
relaciones reales de ideas, o con la existencia y los hechos reales»,
Tratado 3.1.1, 9/27, p. 458225.
Para que las categorías morales fueran perceptibles a la razón, tendrían
que encontrarse en alguna de estas dos operaciones226. La moral debería poder
basarse sobre estas funciones, para que fueran legítimas las pretensiones de
quienes asignan una seguridad de tipo geométrico al conocimiento ético227.
explicación de los mecanismos que regulan las pasiones para permitir el mantenimiento
de la sociedad, y en el próximo capítulo se estudiará el marco general de la artificialidad
de la justicia.
229 Tratado 3.1.1, 19/27, p. 464. Cfr. 1.3.1, p. 170. En la lnvestigación, Ap. 1, 7/21,
p. 260 se dice que, en caso de que se pudiera descubrir una relación, sería la de
contrariedad, pero que eso no supondría el reconocimiento de un bien o un mal: su
ejemplo ahí es la ofensa.
73
LA ÉTICA DE DAVID HUME
74
CAP. 4. LA MORALIDAD ES MAS PROPIAMENTE SENTIDA QUE JUZGADA
manera peculiar, sin que esto pueda servir para establecer un nexo permanente o
necesario –a nivel de relaciones– entre lo ocurrido y nuestra percepción de ello.
La discusión también incluye observaciones sobre la concepción humeana de las
ideas, e incluso del mundo físico, que acentúan no sólo su carácter subjetivo, sino
el ya enfatizado aislamiento con respecto a los demás seres.
En el ensayo “Sobre la norma del gusto”, Hume es todavía más explícito a
este respecto. En ese breve escrito –enfocado a ilustrar percepción de la belleza–
se subrayan las diferencias entre el sistema de moral que se basa en la razón y el
que lo hace en el sentimiento.
«Todo sentimiento es correcto, porque el sentimiento no tiene
referencia a nada fuera de él mismo, y es siempre real mientras el hombre
sea consciente de ello. Pero no todas las determinaciones del
entendimiento son correctas, porque siempre hacen referencia a algo más
allá de ellas, es decir, a hechos reales […] Entre mil opiniones diferentes
que puedan tener los hombres acerca del mismo objeto, hay una y sólo
una que es justa y verdadera, y la única dificultad es fijarla y asegurarla.
En cambio, mil sentimientos diferentes causados por el mismo objeto, son
todos correctos, porque ningún sentimiento representa lo que hay
verdaderamente en el objeto. [Tal sentimiento] indica una cierta
conformidad o relación entre el objeto y los órganos o facultades de la
mente; y si esa conformidad no se hubiese dado, el sentimiento no habría
sido posible. La belleza no es una cualidad de las cosas en sí mismas:
existe solamente en la mente que las contempla, y cada mente percibe una
belleza distinta», “La norma del gusto”, 7/36, pp. 268-269.
Las consecuencias que se apuntan en ese texto son matizadas a lo largo del
ensayo, pero las observaciones de base son importantes para hacer más explícito
el alcance que daba Hume a la subjetivización del conocimiento sensible que se
había operado en las generaciones que lo precedieron.
5. Atomismo y sentimiento
38. La vivacidad de las ideas y el influjo de las relaciones sirven como
elementos explicativos en el libro 3 del Tratado, aunque serán de poca utilidad y
a veces se muestran como fuente de incertidumbre233. Ya se ha visto que la
simplicidad de la noción de idea es usada para combatir la incertidumbre de las
argumentaciones abstrusas:
233 Cfr. las largas y complicadas notas de 3.2.3, pp. 504-513, sobre la
concretización de las leyes de propiedad. Sobre la vivacidad de las impresiones y las ideas,
cfr. §§3 y 38.
75
LA ÉTICA DE DAVID HUME
Sólo es posible reconocer puentes entre las acciones internas y los objetos
externos; es decir, no puede haber comparaciones entre dos acciones internas, o
entre dos o más objetos externos entre sí236.
Además, Hume se expresa en términos radicales al recordar que no hay
conexión alguna de causa y efecto que no provenga de la experiencia:
«Considerados en sí mismos, todos los seres del universo se
manifiestan totalmente desligados e independientes unos de otros. Sólo
por experiencia llegamos a conocer su influencia y conexión, sin que
podamos en ningún caso extender esta influencia más allá de la
experiencia», Tratado 3.1.1, 23/27, p. 466.
234 Podría adelantarse que por las impresiones, pero la explícita exclusión de las
ideas llega más adelante, en 19/27. En realidad, tampoco importa, porque comparar ideas
o impresiones sería lo mismo: lo que se excluye es la percepción (o incluso la existencia)
de las relaciones (entre cualquier tipo de cosas).
235 El énfasis es añadido. Cfr. §§3, 32 y 38-39, sobre el atomismo. También C.
MELLIZO –David Hume: Tratado, p. 685 nota 14– llama la atención sobre ello en una
nota al texto de la p. 466 que se cita a continuación.
236 Tratado 3.1.1, 22/27, p. 465.
76
CAP. 4. LA MORALIDAD ES MAS PROPIAMENTE SENTIDA QUE JUZGADA
6. Ingratitud y parricidio
39. El filósofo expone de manera brillante su tesis reduciendo el
parricidio a un fenómeno físico, el cual sólo se colorea moralmente por nuestra
respuesta emotiva. Antes de dar un vistazo al hilo de su argumentación, conviene
ver el comentario conclusivo de esta explicación:
«Mientras os dediquéis a considerar el objeto, el vicio se os escapará
completamente. Nunca podréis descubrirlo hasta el momento en que
dirijáis la reflexión a vuestro propio pecho y encontréis allí un
sentimiento de desaprobación que en vosotros se levanta contra esa
acción. He aquí una cuestión de hecho: pero es objeto del sentimiento, no
de la razón», Tratado 3.1.1, 27/27, pp. 469-470237.
Mellizo llama la atención sobre el paralelismo con la doctrina de la
creencia en la causalidad: lo que se viene a crear en la mente es una sensación,
que da seguridad y confianza al proyectar movimientos futuros, y emitir
principios generales238. En el fondo, la propuesta del sentimiento moral, que en la
Investigación se expondrá con mayor libertad, se presenta en el Tratado como
una respuesta en línea con los libros anteriores: con el atomismo y el
subjetivismo; con la generación de pasiones, etc.
los sentimientos. En otros casos sí le aplica un sentido discursivo: cfr. nota 306.
238 C. MELLIZO (ed. y trad.), David Hume: Tratado, p. 689 nota 16 se refiere a
Tratado 1.2.14, passim. Cfr. Tratado 1.3.14, pp. 170-172 y EHU 7.2, 1-3/5, pp. 61-63.
239 El énfasis es añadido. En distintos lugares se exponen los elementos
77
LA ÉTICA DE DAVID HUME
cosas o acciones. Es decir, se trata de una situación compleja. Sin embargo, las
pasiones que suscitan los hechos no tienen correspondencia estricta con la
realidad externa:
«la ofensa de ingratitud no es un hecho individual determinado […]
surge de un conjunto de circunstancias que, al presentarse al espectador,
excitan el sentimiento de censura debido a la particular estructura y
constitución de su mente», Investigación Ap. 1, 6/21, p. 260240.
Hume carga las tintas al especificar la ingratitud con respecto a los padres,
considerada:
«el más horrendo y antinatural de los crímenes que un ser humano
pueda ser capaz de cometer», Tratado 3.1.1, 25/27, p. 466241.
El filósofo condensa el caso presentando al parricidio como la forma
extrema de ese vicio, y el paralelismo que se puede dar en el mundo natural: ¿es
comparable el asesinato del propio padre al de un árbol que nace al lado de otro,
de cuyos frutos ha surgido, y al cual acaba sofocando como consecuencia de su
crecimiento natural?242
El caso se reduce a lo siguiente: ante los hechos, no podemos más que
reconocer que las relaciones entre los sujetos implicados (padre-hijo, árbol
genitor-árbol generado) es la misma, y que otro tanto sucede con la eliminación
de uno de los dos en cada caso. Los hechos y las relaciones entabladas son
equivalentes, no hay un camino abierto a la razón para distinguir la maldad del
primer caso y la neutralidad del segundo.
La espontaneidad con la cual surge en todos nosotros la desaprobación o
indignación ante el parricidio humano, y la indiferencia en la que permanecemos
frente a las plantas se explica por:
«[un] sentimiento ocasionado de modo natural al reflexionar sobre esa
acción» Tratado 3.1.1, 25/27, p. 466243.
40. Tanto como el papel del sentimiento, al filósofo le interesa
subrayar que las relaciones perceptibles son idénticas en ambos casos, lo cual
determina una minusvaloración de la voluntad:
«la voluntad no da lugar a relaciones diferentes, sino que es
únicamente la causa de que se ha derivado la acción, y, en consecuencia,
especial que pueda ser el objeto del entendimiento; sino que surge enteramente del
sentimiento de desaprobación que, debido a la estructura de la naturaleza humana,
inevitablemente experimentamos a partir de la percepción de la barbarie o traición»,
Investigación Ap. 1, 16/21, p. 264. cfr. también 17/21, en la misma página.
241 Cfr. Investigación Ap. 1, 5-6 y 8/21, pp. 259-261.
242 Tratado 3.1.1, 25/27, p. 468. También Investigación Ap. 1, 17/21, p. 264.
243 El texto 27/27, pp. 468-469, citado anteriormente, es la respuesta a la
78
CAP. 4. LA MORALIDAD ES MAS PROPIAMENTE SENTIDA QUE JUZGADA
produce las mismas relaciones que –en base a otros principios– se han
manifestado en el roble o en el olmo. Es la voluntad o poder de elección lo
que lleva a un hombre a matar a sus padres, y son las leyes de la materia y
el movimiento las que llevan al vástago a destruir el roble del que nació244.
Por tanto, unas mismas relaciones tienen aquí causas distintas, pero las
relaciones siguen siendo las mismas, y como su descubrimiento no viene
acompañado en ninguno de los dos casos por una noción de inmoralidad,
se sigue que esta noción no se debe a dicho descubrimiento» Tratado
3.1.1, 25/27, p. 467.
Hume insiste en la neutralización del papel de las facultades cognoscitivas
añadiendo con una buena dosis de retórica otro caso análogo:
«me gustaría preguntar por qué el incesto es algo considerado como
criminal en la especie humana, cuando exactamente la misma acción y las
mismas relaciones en los animales no presentan la menor depravación ni
fealdad morales», Tratado 3.1.1, 26/27, p. 467.
De nuevo, hechos y relaciones sin categoría moral propia. Sin embargo, en
la Investigación se calificarán el adulterio y el incesto en el conjunto de las
relaciones familiares. Estos vicios suponen un desorden con respecto a la utilidad
social245.
244 Como se ha explicado, para Hume no habría diferencia entre los motivos
humanos para actuar (actividades mentales) y los fenómenos naturales: cfr. §§27-30 y 80.
245 Cfr. el papel de la modestia y la castidad, en §75: la vileza y deformidad que se
atribuyen al incesto está en función del daño que ocasionan al orden social: Investigación
4, 8/20, p. 199.
246 Cfr. Tratado 1.3.16 y EHU 9. Cfr. §6.
247 Tratado 3.1.1, 26-27/27, pp. 467-469.
79
LA ÉTICA DE DAVID HUME
248 Tratado 3.1.2, 1/11, p. 470. Sobre la reacción de Aristóteles ante Platón “el fin
80
CAP. 4. LA MORALIDAD ES MAS PROPIAMENTE SENTIDA QUE JUZGADA
251 «La hipótesis que nosotros adoptamos es sencilla. Mantiene que la moralidad
81
LA ÉTICA DE DAVID HUME
255 EHU 12.3, 10/11, p. 135: «La moral y la crítica no son propiamente objetos del
intelecto, cuanto del gusto y del sentimiento. La belleza, ya sea moral o natural, es más
propiamente sentida que juzgada».
256 Cfr. Tratado 1.3.7,8/8, p. 97. Los capítulos 2 y 3 de mi estudio El sentimiento
como racionalidad, exponen los textos y los problemas relacionados con la psicología de
la creencia y los modos de las ideas.
257 Sobre las semejanzas y las importantes diferencias entre la propuesta de Hume
y la de Hutcheson, cfr. las cartas de Hume al profesor de Glasgow: LDH, v. 1, pp. 32-33 y
39. Véase también M. MAURI, El conocimiento moral, pp. 31-40; 49-57.
258 3.2.2, 11/27, p. 491; 3.2.5, 12/15, p. 523; 3.3.1, 9-10; 12/31, pp. 577, 580.
82
CAP. 4. LA MORALIDAD ES MAS PROPIAMENTE SENTIDA QUE JUZGADA
humana está formada de tal modo por la naturaleza, que ante la visión de ciertos
caracteres, disposiciones y acciones, inmediatamente percibe el sentimiento (feels the
sentiment) de aprobación o condena. No hay emociones más esenciales en nuestra
estructura y constitución».
263 Etica nicomáquea 3, 1112b34-1113ª1; 4.5, 1126ª35-b3; 1142ª29-30.
264 Etica nicomáquea 2, 1109ª20-b26.
265 Cfr. §§58-59.
83
LA ÉTICA DE DAVID HUME
9. Intencionalidad y placer
45. En el “Apéndice 1” de la Investigación se encuentra un cierto
paralelismo con los pasajes del Tratado que se acaban de citar. Tienen sin
embargo una peculiaridad, que consiste en asociar el placer a la intencionalidad
del comportamiento humano. El matiz puede parecer poco importante, pero vale
la pena subrayarlo porque son contados los textos en que Hume plantea las cosas
desde el punto de vista de las elecciones y no desde los puros sentimientos. El
filósofo echa mano del binomio placer-dolor para cortar con la cadena al infinito
de las motivaciones éticas:
«parece evidente que nunca se puede dar cuenta mediante la razón de
los fines últimos de las acciones humanas, sino que se recomiendan
enteramente a los sentimientos y afectos de la humanidad», Investigación
Ap. 1, 18/21, p. 264.
En efecto, afirma, quien hace ejercicio quiere conservar la salud, lo que
supone evitar la enfermedad, porque ésta es dolorosa. «¿Por qué evitar el dolor?»
sería la última pregunta posible, que además es insoluble, ya que «éste es un fin
último, y nunca se refiere a ningún otro objeto»267.
Lo mismo ocurre con la búsqueda del placer, que se convierte en la
justificación de la virtud:
«Algo debe ser deseable por sí mismo y a causa de su acuerdo o
conformidad inmediata con el sentimiento y afecto humanos.
266 Cfr. Etica nicomáquea 1104ª20 y ss.; De anima 417ª21-b17. Tomo de L. Polo la
84
CAP. 4. LA MORALIDAD ES MAS PROPIAMENTE SENTIDA QUE JUZGADA
El gusto nos hace capaces de experimentar placer ante una acción buena,
porque la naturaleza nos ha constituido así268. Este placer se llama sentimiento
(de humanidad o benevolencia), y reconoce, simultáneamente a su placer, la
felicidad de la humanidad269.
La simplicidad de esta propuesta sólo es sostenible si se lee el “Apéndice”
sin tener en cuenta el resto de la Investigación.
Hume se apoya en la evidencia de que la virtud capacita para sentir placer,
o que ejercitarla produce placer, con lo cual parece un fin en sí misma. Esto le
sirve para cerrar el discurso que pudiera conducir a la posibilidad de explicar los
propios fines. El filósofo afirma en otros lugares que la virtud no es un fin en sí
misma, sino un instrumento ordenado a la utilidad pública270. Además, la
formación de los sentimientos de aprobación, de caracteres y obras buenas, es
menos espontánea de lo que parece, como resulta evidente en la formación del
gusto, según se verá más adelante271.
inflexible, incluso para la voluntad del Ser Supremo. La norma del gusto, al surgir de la
estructura y constitución eterna de los animales, se deriva en el fondo de esa Voluntad
Suprema que dio a cada ser su naturaleza peculiar y dispuso las distintas clases y órdenes
de existencia» Ap. 1, 21/21pp. 265-26.
269 Sobre los límites de este sentimiento, cfr. §§48, 74, 77 y 84.
270 Tratado 3.3.6, 2/6, pp. 618-619 e Investigación, 3.2, 14/27, p. 191. Una
85
LA ÉTICA DE DAVID HUME
273 P. FOOT, Natural Goodness, pp. 21-22 y Moral Dilemmas, pp. 204-205. En
ambas ocasiones se apoya en observaciones de McDowell. M.M. Karlsson resume el
planteamiento de este autor en S. TRAIGER (ed.) The Blackwell Guide to Hume’s
“Treatise”, pp. 243-246.
274 P. FOOT, Moral Dilemmas, p. 70.
275 P. FOOT, Natural Goodness, pp. 47 y ss. Esta conclusión está muy ligada a la
86
CAP. 4. LA MORALIDAD ES MAS PROPIAMENTE SENTIDA QUE JUZGADA
accidentales, las cuales ejercen a la larga un influjo más extenso y constante que
la imaginación279.
87
LA ÉTICA DE DAVID HUME
281 El énfasis es del original. Cfr. nota 307. Sobre las relaciones con la creencia,
periodo («of morality»). Hay textos cercanos que sirven de contrapunto, como voto de
confianza en la capacidad humana de ponerse en una situación de desprendimiento: cfr.
nota 313, en §56.
283 Cfr. §69. Aquí subrayo, abstrayéndolos de su contexto, los elementos que
88
CAP. 4. LA MORALIDAD ES MAS PROPIAMENTE SENTIDA QUE JUZGADA
Sin embargo, están de por medio las pasiones, empezando por el egoísmo
y la parcialidad hacia las personas más cercanas a nosotros. Señala Hume que el
criterio para moderar estas pasiones no puede ser simplemente su naturalidad,
pues son tan naturales como potencialmente nocivas para la sociedad286. El juicio
sobre ellas, y sobre todo la actuación de cualquier sujeto, debe estar guiada por
otro nivel de desarrollo de la naturaleza:
«El remedio no se deriva, pues, de la naturaleza, sino del artificio; o
bien, hablando con más propiedad: la naturaleza proporciona un remedio
en el juicio y el entendimiento para lo que resulta irregular e
inconveniente en las afecciones», Tratado 3.2.2, 9/28, p. 489.
284 Tratado 3.2.2, 16/28, pp. 494-495. Véanse §§92-94: sobre el equilibrio entre
89
LA ÉTICA DE DAVID HUME
90
CAP. 4. LA MORALIDAD ES MAS PROPIAMENTE SENTIDA QUE JUZGADA
290 En Tratado 3.2.5, 12/13, p. 523 se resumen las tres instancias que influyen en
la formación de nuestro respeto por la justicia: interés público, educación y artificios de
los políticos.
291 Tratado 3.2.2, 26/28, p. 500. Cfr. 4/28, citado en §48, y 3.3.1, 11/31, pp. 578-
91
LA ÉTICA DE DAVID HUME
lugares Hume acentúa la consideración moral, dejando de lado los móviles de las
acciones para concentrarse en cómo es o cómo debe ser el punto de vista del
juicio moral.
92
CAP. 4. LA MORALIDAD ES MAS PROPIAMENTE SENTIDA QUE JUZGADA
Después anuncia que para aclarar esto tendrá que repasar algunos
conceptos, como la simpatía296 y su influjo en la expansión y homogeneización de
nuestros sentimientos morales297.
296 Tratado 3.3.1, 6/31, p. 575. Aunque a la simpatía, presentada como bondad y
benevolencia (goodness and benevolence) será explicada en la Sección 3.3.3.
297 Tratado 3.3.1, 8-9/31, pp. 576-577.
298 Tratado 3.3.1, 8/31, pp. 576-577. La idea se repite en 20/31 y 25/31. Cfr.
93
LA ÉTICA DE DAVID HUME
Hay sin embargo un efecto concreto que mantiene separadas a las dos
clases de virtudes: los estímulos que provienen de las virtudes naturales dan un
resultado positivo en el ánimo en cada una de sus manifestaciones, pero es
evidente que actos aislados de justicia –por lo tanto, debidos a una virtud
artificial– pueden resultarnos afectivamente negativos por ir contra nuestros
intereses o los de las personas que estimamos. Lo que ocurre es que somos
capaces de darnos cuenta, por encima del efecto negativo, que:
«es solamente la concordia de la humanidad en un esquema o sistema
de conducta general lo que resulta provechoso […] considerado en su
conjunto, el esquema de la ley y la justicia es beneficioso para la sociedad
[…]. Una vez establecida por estas convenciones, [la justicia] se ve
acompañada naturalmente por un fuerte sentimiento moral, que no podrá
deberse a otra cosa que a nuestra simpatía hacia los intereses de la
sociedad»299, Tratado 3.3.1, 12/31, pp. 579-580.
299 En 27/31, citado más adelante –cfr. nota 308–, se refiere a “la tendencia a la
19/31 para saber cuál es el segundo problema. Los párrafos intermedios contienen tanto
la objeción, derivada de la teoría, como evidencias de su ineficacia, de manera parecida a
Investigación 5.1, 4-14/15, pp. 203-206, y prácticamente toda la 5.2.
301 Tratado 3.3.1, 14/31, pp. 580-581. Curiosamente, subraya Hume, en cuanto
Hume recuerda que «lo más seguro es que nuestra aprobación de cualidades morales no
proceda de la razón o de cualquier comparación de ideas, sino que se deba enteramente a
un gusto moral [moral taste] y a ciertos sentimientos de placer o disgusto que surgen al
examinar y contemplar ciertas cualidades o caracteres particulares», Tratado 3.3.1, 15/31,
p. 581.
94
CAP. 4. LA MORALIDAD ES MAS PROPIAMENTE SENTIDA QUE JUZGADA
Investigación 5.2, 26/32, p. 214. La “reflexión” aparece también en Tratado 3.3.1, 17-18 y
20/31. Aunque Hume acaba de afirmar que el discriminador en la moral es un gusto, se
refiere al juicio moral en términos de pensamiento (our thoughts), y de un diálogo
95
LA ÉTICA DE DAVID HUME
Con esto, el filósofo considera una evidencia más, que parece no cuadrar
con lo asentado: hay virtudes con un bajo “peso” social, y que sin embargo
reclaman nuestra aprobación. Esta resonancia positiva en nuestro ánimo ante
actitudes poco influyentes en la vida comunitaria lleva a Hume a plantear otra
división entre las cualidades morales de los individuos. Ya no se trata de
distinguir entre virtudes naturales y artificiales, como se ha hecho hasta ahora,
sino de preparar el tratamiento de las primeras, según indica el título de la
Sección: el origen de las virtudes naturales.
96
CAP. 4. LA MORALIDAD ES MAS PROPIAMENTE SENTIDA QUE JUZGADA
32/32, p. 217.
313 Cfr. el paralelismo en el texto al que hace referencia la nota 282, en §40. Cfr.
97
LA ÉTICA DE DAVID HUME
Estos pasajes hacen de contrapeso, por ejemplo, al del caso del parricidio,
donde se muestra cómo nuestras evaluaciones morales parten del sentimiento.
Entre la pura espontaneidad de los sentimientos y la refinada percepción de la
persona “de buen sentido y juicio”315, está la convivencia social, que modela
nuestras apreciaciones, nuestro lenguaje y nuestra conducta.
Se señala el establecimiento no ya del punto de vista estable y
desinteresado, sino del espectador que posee esa capacidad de juzgar al margen
de sus propios condicionamientos. La moral se convierte en materia de
contemplación y juicio, más que de ejercicio316.
Hume presenta la figura del espectador imparcial apelando al
comportamiento del público ante las obras dramáticas para explicar las
reacciones de la vida normal. Los efectos de una actuación o de una buena
narración, aunados a la comunidad de afectos –se subraya incluso el refuerzo de
los sentimientos por una comunicación entre los miembros del público317– son un
modelo a escala reducida de lo que ocurre con las valoraciones morales318.
314 Véanse más adelante las observaciones sobre la formación del gusto.
315 Sobre el valor de estas cualidades, que resultan desinteresadamente agradables
a los demás, explicado en tanto en el Tratado como en la Investigación, cfr. §§95-97.
316 Hume puntualiza que este tratamiento se refiere a la parte teórica de la moral,
211.
98
CAP. 4. LA MORALIDAD ES MAS PROPIAMENTE SENTIDA QUE JUZGADA
319 The Theory of Moral Sentiments, 3.2.31, pp. 15-18 (“Introduction”) y 3.2.31,
pp. 128-132. Taylor señala que para Smith, el espectador imparcial es el intérprete de la
naturaleza de tipo estoico recuperada por Shaftesbury y Hutcheson, entendida como una
fuente de felicidad y bienestar: CH. TAYLOR, Sources of the Self, p. 560.
320 M. NUSSBAUM, Poetic Justice, pp. 72-73. CH. TAYLOR, Sources of the Self, p.
331 ve en esta figura del espectador imparcial una de las facetas del intento de asimilación
de la filosofía a la racionalidad científico-experimental.
321 M. MALHERBE, La philosophie empiriste de David Hume, p. 224.
322 De todas maneras, cabe recordar que Hume asimila “ontológicamente” los
juicios a los sentimientos, al afirmar que no hay una distinción radical entre los distintos
fenómenos mentales: cfr. EHU 12.3, 10/11. p. 135, y §3.
99
LA ÉTICA DE DAVID HUME
pasión” 7/7, p. 93. El episodio pertenece al capítulo 13 de la segunda parte del Quijote.
100
CAP. 4. LA MORALIDAD ES MAS PROPIAMENTE SENTIDA QUE JUZGADA
en sí misma una belleza en cualquier carácter; pues transporta el más puro, duradero e
inocente de todos los disfrutes», Investigación 7, 28/29, p. 239.
101
LA ÉTICA DE DAVID HUME
El autor afina todavía más una idea que en las obras más sistemáticas
queda implícita, es decir:
«que en todo género de criaturas se da un estado armónico [sound] y
uno defectuoso, y sólo al primero se le puede atribuir la capacidad de
otorgarnos una verdadera norma del gusto y del sentimiento. Si, en la
situación armónica del órgano, se da una completa o considerable unidad
de sentimiento entre los hombres, entonces podemos establecer una idea
de la belleza perfecta», “La norma del gusto” 12/36, p. 271.
Tal unidad de sentimiento es sostenida posteriormente:
«Los principios generales del gusto son uniformes en la naturaleza
humana: cuando hay diversidad de juicios, normalmente tiene que
indicarse un defecto o una perversión de las facultades, procedente ya sea
de un prejuicio, ya sea de falta de práctica o de refinamiento, y hay por
tanto motivos para aprobar un gusto y condenar al otro», “La norma del
gusto” 28/36, p. 280.
Después de sacar partido al texto del Quijote citado más arriba, Hume
describe algunas de las circunstancias que mejoran la percepción de las
cualidades estéticas. Interrumpe esta serie de sugerencias para asentar otro
principio que ya se ha sostenido en los escritos morales, es decir, la neutralidad, y
también algunos de los obstáculos que pueden presentársele:
«Pero para que un crítico [de arte] pueda desempeñar de manera más
cabal su tarea, debe preservar su mente de todo prejuicio, y no permitir
que interfiera en su evaluación más que el objeto que se le presenta a
examen […] aunque yo pueda tener amistad o enemistad con el autor [de
102
CAP. 4. LA MORALIDAD ES MAS PROPIAMENTE SENTIDA QUE JUZGADA
Los últimos párrafos de “La norma del gusto” están dedicados a mostrar
cómo se vicia el gusto con la influencia de las ideas religiosas332.
329 En un texto de Adam Smith citado anteriormente hay fragmentos con un estilo
muy cercano al de este pasaje de Hume, sobre todo por lo que se refiere al deber del juez
de “imaginarse a sí mismo” como una especie de personalidad abstracta. Cfr. The Theory
of Moral Sentiments, 3.2.31, p. 130.
330 “La norma del gusto” 32/36, p. 282.
331 Paralelo en Tratado 3.3.4, 11/14, pp. 611-612. Sobre las cualidades agradables a
particularmente al catolicismo. En 4/36, p. 267 se había puesto bajo una luz semejante al
Corán. La conclusión del Apéndice 4 de la Investigación es una crítica a la reflexión moral
ligada a la religión. Lo que destaca ahí es la vinculación de la voluntad con el carácter
opresivo de ese tipo de sistemas morales. Cfr. Investigación Ap. 4, 21/22, p. 287, expuesto
en §§110-112.
333 Sobre la psicología del espectador en el teatro y del lector en la literatura, cfr.
103
LA ÉTICA DE DAVID HUME
una idea del desarrollo de la crítica vale la pena consultar W.D. HUDSON (ed.), The Is-
Ought Question: A Collection of Papers on the Central Problem in Moral Philosophy, y
G. SCHURZ, The Is-Ought Problem, y
336 Sin tener en cuenta que en el pensamiento del filósofo no cabe una propuesta
104
CAP. 4. LA MORALIDAD ES MAS PROPIAMENTE SENTIDA QUE JUZGADA
En el caso de Hume, sin embargo, hay que tener siempre en cuenta tres
líneas argumentativas: la primera de ellas, explicada en el capítulo introductorio e
ilustrada en éste, es la que apela a la universalidad y fijeza de la naturaleza
humana. La segunda, ilustrada por el juez imparcial, está centrada en el
establecimiento de la posición desde la cual juzgar moralmente. La tercera, de
tono más pragmático, supone la necesidad de mantener el orden social337.
derivadas de hechos naturales a lo largo del ensayo “El escéptico”. Sobre el refinamiento
que supone para la razón –o del gusto, en el caso de Hume– la puesta en práctica y la
comunicación de la moral, cfr. A. MACINTYRE, “Hume on ‘Is’ and ‘Ought’”, pp. 493-496;
A Short History of Ethics, pp. 174-177; Three Rival Versions of Moral Enquiry, p. 178.
Véase también G.E.M. ANSCOMBE, “Modern Moral Philosophy”, p. 29
340 A. DA RE, “Figure dell’etica”, pp. 36-37, subraya la contradicción entre el
105
LA ÉTICA DE DAVID HUME
próximo capítulo.
346 Cfr. §5 sobre la postura general de Baier.
347 Principia ethica, §7, p. 7. El bien se identifica con lo que se considera un valor
intrínseco (intrinsic value, intrinsic worth), o con ser consciente de que algo tiene que
ser: normalmente no se formula en estos términos, pero basta poner atención en la
distinción que solemos hacer entre lo que consideramos bueno sin más, y lo que
consideramos placentero, deseado, etc.: Principia ethica, §13, p. 17.
106
CAP. 4. LA MORALIDAD ES MAS PROPIAMENTE SENTIDA QUE JUZGADA
como “la ley de Hume”, o como “la gran división” cfr. G. ABBÀ, Quale impostazione, pp.
138-139, y A. DA RE, “Figure dell’etica”, pp. 3-6. Al parecer, el término “ley de Hume”
viene de R.M. HARE (1919-2002), The Language of Morals, Oxford 1952. Cfr. A.
107
LA ÉTICA DE DAVID HUME
MACINTYRE, “Hume on ‘Is’ and ‘Ought’”, p. 485, nota 1; “is-ought question” era el modo
de referirse en los años cincuenta al problema subrayado por Hume: cfr. también S.
CREMASCHI, L’etica del novecento, pp. 64-65; 74-76. Véase también N.L. Sturgeon,
“Hume’s Metaethics: Is Hume a Moral Noncognitivist?”
353 H. PUTNAM, The Collapse of the Fact/Value Dichotomy. Un estudio
108
CAPÍTULO 5. EL ORIGEN DE LA JUSTICIA
1. Artificialidad de la justicia
64. La Segunda Parte del Libro 3 del Tratado está dedicada a la
explicación de las bases de la justicia. La Tercera y última afronta las demás
virtudes y los vicios que se les oponen. La justicia, virtud que se refiere a las
relaciones con las cosas y con los demás, está puesta en primer lugar. De los
sugerentes pasajes sobre el sentimiento moral, se pasa ahora a un arduo trabajo
de fundamentación de distinciones precisas.
La discusión básica gira en torno al carácter artificial de la justicia. La
definición clásica de la justicia como constante y perpetua voluntad de dar a cada
uno lo que le es debido es tratada por Hume con despego y criticada
severamente354.
En los dos últimos párrafos de la Sección anterior se excluía
definitivamente la posibilidad de contar entre las naturales a las categorías
básicas de la moral: no se puede considerar la virtud como natural, opuesta al
vicio como no-natural; como opuestos a lo extraordinario (milagroso), tanto las
virtudes como los vicios son naturales, y en esa misma línea, la virtud y el vicio
superlativos son tan poco frecuentes que podrían ser considerados como no-
naturales.
En otro sentido, la preexistencia de la intención con respecto a las obras
virtuosas, es interpretado por Hume como una falta de naturalidad, es decir, la
intervención de la voluntad implicaría ausencia de espontaneidad por parte de los
principios básicos de nuestra constitución355. Esta artificialidad se aplica con
mayor razón a la justicia, donde las relaciones se multiplican:
«debo señalar aquí que cuando niego que la justicia sea una virtud
natural utilizo la palabra natural en cuanto exclusivamente opuesta a
artificial. Pero en otro sentido de la palabra, así como no hay principio de
la mente humana que sea más natural que el sentimiento de la virtud, del
mismo modo no hay virtud más natural que la justicia. La humanidad es
una especie inventiva; y cuando una invención es obvia y absolutamente
necesaria puede decirse con propiedad que es natural, igual que lo es
cualquier cosa procedente directamente de principios originarios, sin
354 Tratado 3.2.6, 2-3/11, pp. 526-527. Como se ha visto con respecto a las
Hume”, p. 153.
109
LA ÉTICA DE DAVID HUME
Por eso podrá resolver de nuevo, al final del Libro, esa aparente paradoja
entre la pluralidad de manifestaciones de la justicia, la necesidad de las
convenciones y la simplicidad del sentimiento:
«Aunque la justicia sea artificial, el sentimiento de su carácter moral es
natural. Es la alianza de los hombres en un sistema de conducta lo que
convierte357 a todo acto de justicia en algo beneficioso para la sociedad.
Pero una vez que dichos actos tienen ya tal tendencia, los aprobamos
naturalmente, pues si no lo hiciéramos así, sería imposible que ninguna
alianza o convención pudiera producir nunca ese sentimiento», Tratado
3.3.6, 4/6, p. 619.
Hay tres nociones que conviene recordar aquí, tanto por su importancia
dentro del esquema humeano como por las referencias a nociones de peso
desarrolladas por otros autores. La primera y más propiamente humeana es la
concepción de las reglas generales, estudiada en el capítulo anterior, y la segunda
se refiere a las leyes de la naturaleza, que se expone a continuación. La tercera es
el influjo estabilizador de la simpatía, explicado anteriormente (§52).
110
CAP. 5. EL ORIGEN DE LA JUSTICIA
Ahora bien, ¿por qué pensamos así? Tampoco esto tiene una
demostración, y Hume acude a la costumbre (custom) para explicar que la
tendencia a considerar unas cosas como reales no tiene otras instancias. A las
distintas impresiones, que devienen ideas, sigue naturalmente una creencia en su
consistencia real, por la firmeza y constancia con que se presentan359.
respuesta humeana.
362 Cfr. Leviatán, en T. HOBBES, Works, v. 3, Parte 1, c. 16, y M. RHONHEIMER,
Sobre los límites de una propuesta de la sociedad encerrada en sus propios fines, con
explícita referencia a Hobbes, cfr. R. SPAEMANN, Glück und Wohlwollen, p. 66.
111
LA ÉTICA DE DAVID HUME
puedo estar de acuerdo con el sentido que da a “natural”, pues está basado en causas
finales, consideración que encuentro realmente incierta y no filosófica […] ¿cuál es el fin
del hombre?¿Ha sido creado para la felicidad o para la virtud? ¿Para esta vida o para la
próxima? ¿Para sí mismo o para su Hacedor? Su definición de lo natural depende de la
solución de estas cuestiones, que son infinitas y extrañas a mi programa».
365 Investigación, “Un diálogo”, expuesto en §§111-112. Cfr. “El epicúreo”, 1-6/16,
pp. 197-198.
112
CAP. 5. EL ORIGEN DE LA JUSTICIA
68. Ahora bien, hay otro tipo de acciones en el que no es claro el papel
de la afectividad: ¿por qué se pagan las deudas? Las acciones honestas, como las
analizadas anteriormente, tienen que partir de motivos virtuosos no distintos del
respeto por la virtud.
El contexto descrito en Tratado 3.3.1 e Investigación 5 resalta la
simultaneidad con que se dan las ventajas personales y las sociales, lo cual
supone un atajo interpetativo que no se encuentra en los textos del Tratado que
se acaban de citar367.
366 Cfr. §34: sobre la insostenible “preexistencia” de las categorías morales con
113
LA ÉTICA DE DAVID HUME
114
CAP. 5. EL ORIGEN DE LA JUSTICIA
El discurso del Libro 3 ilustra mejor y con más pausa ese determinismo.
La aproximación a la necesidad de la justicia es de marcado sabor clásico:
«Sólo en el hombre es posible observar de forma extrema esta
conjunción antinatural de necesidad y debilidad. No sólo el alimento que
necesita para sustentarse escapa cuando lo busca y cuando se acerca a él, o
por lo menos le exige grandes esfuerzos, sino que necesita también de
vestidos y albergues para defenderse de la intemperie. Y, sin embargo, si
consideramos al hombre solamente en sí mismo, vemos que no está
provisto de garras y que no tiene fuerza ni ninguna otra capacidad natural
que pudiera corresponder de algún modo a tantas necesidades como
tiene», Tratado, 3.2.2, 2/28, p. 485373.
La penosa condición en la que nos ha concebido esta naturaleza
“madrastra”374 pone de relieve el remedio que la vida social nos supone:
«Nuestro poder se ve aumentado gracias a la conjunción de fuerzas.
Nuestra capacidad se incrementa gracias a la división del trabajo. Y nos
vemos menos expuestos al azar y la casualidad gracias al auxilio mutuo. La
sociedad se convierte en algo ventajoso mediante esta fuerza, capacidad y
seguridad adicionales», Tratado 3.2.2, 3/28, p. 485375.
115
LA ÉTICA DE DAVID HUME
5. La generosidad limitada
71. En la parte central del discurso sobre el desequilibrio en las
pasiones, se observa que el hecho de tener una benevolencia tan limitada pone en
peligro “el disfrute de las posesiones adquiridas por nuestra laboriosidad y
fortuna”380, las cuales suelen ser escasas381. Es decir, la naturaleza ha puesto un
remedio parcial a nuestra miseria con los instintos que generan la familia, cuy
radio no alcanza al resto de nuestros congéneres. Ahí es donde empieza el
reiterada más adelante (8/28, p. 488) en coherencia con la concepción general de Hume
sobre las impresiones.
379 De nuevo en 5/9, p. 543. A.M. GONZÁLEZ, “La justicia como virtud social en
Hume”, pp. 105-114 expone estos pasajes en una perspectiva histórica que ayuda a
comprender algunos de los condicionamientos y avances que supone la visión de Hume.
380 Tratado, 3.2.2, 7/28, 487.
381 Tratado 3.2.2, 7/28, pp. 487-488. Hume aclara en este mismo lugar que hay
tres tipos de bienes: los que satisfacen al alma interiormente; los que atañen a la bondad
del cuerpo; y los externos, a los que se refiere la cita. Los dos primeros corren menos
riesgos que estos últimos.
116
CAP. 5. EL ORIGEN DE LA JUSTICIA
382 Sobre la estabilidad de la posesión, cfr. también 14/28, p. 492. Cfr. B. STROUD
Hume, pp. 202-203. Como se verá más adelante, Hume no afronta la cuestión del origen
del derecho a poseer, sino la conveniencia de proteger las propiedades establecidas.
383 Cfr. §§77 y 81 sobre una hipotética era de abundancia.
384 Tratado, 3.2.10, 3/19, p. 555. Es importante destacar que este pasaje aparece
descubrir las ventajas para sí mismo, que a su vez coinciden con las de la sociedad, son
3.2.6, 6 y 11/11, pp. 528-529 y 533; 3.2.7, 3-5/8, pp. 535-536.
117
LA ÉTICA DE DAVID HUME
118
CAP. 5. EL ORIGEN DE LA JUSTICIA
119
LA ÉTICA DE DAVID HUME
7. Qué es la propiedad
74. En ese contexto, el filósofo llega a una caracterización de la
propiedad:
«Llamamos propiedad a aquellos bienes cuya constante posesión ha
sido establecida por las leyes de la sociedad: esto es, por las leyes de la
justicia», Tratado 3.2.2, 11/28, p. 491.
En la Investigación se encuentra un texto paralelo, que sirve solamente
para apoyar el discurso momentáneamente:
«¿En qué consiste la propiedad de un hombre? En cualquier cosa que
es lícito que él, y sólo él, utilice. Pero, ¿qué regla tenemos por la que
podamos distinguir estos objetos? Aquí tenemos que recurrir a estatutos,
costumbres, precedentes, analogías y otras cien circunstancias; algunas de
las cuales son constantes e inflexibles, mientras que otras son variables y
arbitrarias. Pero el fin último en el que expresamente acaban todas es el
interés y la felicidad de la sociedad humana», Investigación 3.2, 14/27, p.
191.
En ambos pasajes la referencia a la propiedad indica “las cosas poseídas”,
y la garantía que dan las leyes a este dominio. Por lo demás, como se muestra
claramente en el texto de la Investigación, el único criterio que cuenta es el
interés por la sociedad. Si antes el objetivo de Hume había sido poner en claro
que la propiedad no surge espontáneamente, ahora busca desenmascarar la
creencia en el poder de las leyes que se basan en la arbitrariedad o en la
superstición. Cuando detrás de las normas no se descubre fácilmente la utilidad
social, su valor es discutible y sus consecuencias son muchas veces perniciosas396.
más caprichoso, antinatural e incluso supersticioso que todas o la mayoría de las leyes de
la justicia y la propiedad», Investigación 3.2, 14/27, p. 191.
120
CAP. 5. EL ORIGEN DE LA JUSTICIA
121
LA ÉTICA DE DAVID HUME
400 Tratado 3.2.2, 12/28, p. 492. Esta confianza en el equilibrio seminatural y sus
apreciación del provecho para el conjunto y para el individuo, y se explica cómo el interés
sigue siendo una de las nociones básicas para el mantenimiento de la propiedad. En la
Investigación se destaca todavía más este sentido de la utilidad pública.
122
CAP. 5. EL ORIGEN DE LA JUSTICIA
403 Tratado 3.2.2, 14-15/28, pp. 493-494. Cfr. Investigación 3.1,14-16/21, pp. 183-
185, donde Hume aclara en una larga cita el origen platónico de tal teoría, contra la
opinión generalizada de que era Hobbes su inventor. Sobre los textos clásicos que se
refieren a esa edad de oro, cfr. T. L. BEAUCHAMP (ed.), Investigación, pp. 135-136; nota
30 de la traducción de C. MELLIZO, p. 720. Véase también M. ELÓSEGUI, “Revolution,
Freedom and Law in David Hume”, pp. 50-54.
123
LA ÉTICA DE DAVID HUME
404 Cfr. Investigación 3.1, 7/21, p. 181 y 3.2, 3-6/27, pp. 187-189. En su Historia
de Inglaterra explica la actuación de dicha secta y la represión de que fue objeto por parte
del gobierno. Las conexiones de estos movimientos con las ideas de la época se explican
en A. MACINTYRE, A Short History of Ethics, pp. 152-153, y en T.L. BEAUCHAMP (ed.),
Investigación, p. 137.
405 Poco más adelante incluye a las prácticas ascéticas entre los frutos de las
teorías que deprimen la naturaleza humana: Investigación 3.2, 15-17/27, pp. 191-193; en
la Sección 9 describe a un imaginario pagano honesto que, sin todos esos añadidos, ofrece
un modelo humano mucho más atractivo: 9.1, 2-3/13, p. 246 y 9.2, 2/12, p. 254. Sobre el
valor que atribuía Hume a las prácticas ascéticas y al papel de las sectas en la vida social,
véanse §§112-113. Sobre su importancia para las ideas políticas de Hume, cfr. K.
HAAKONSSEN, “The structure of Hume’s political theory”, pp. 182-184.
406 Sobre esta concepción “creacionista” de la ley según Hume, cfr. A. BAIER,
124
CAP. 5. EL ORIGEN DE LA JUSTICIA
408 Tratado 3.2.2, 27/28, p. 501. Las cursivas son del original. Antes ha hecho una
breve referencia al papel de los políticos para fomentar el sentido de lo justo y lo injusto, y
ha explicado la importancia de una actitud análoga en la familia y en la administración de
las penas. Cfr. §80, nota 431.
409 Con tintes optimistas, ha explicado la sana evolución de las sociedades hacia
humanas: el propio interés, su papel corrosivo ante los buenos propósitos y por ende la
necesidad de nombrar magistrados, etc. y así garantizar el cumplimiento de los
compromisos. Cfr. Tratado 3.2.7, 2-6/8, pp. 534-537.
125
LA ÉTICA DE DAVID HUME
412 Las versales son del original. En 3.2 se encuentran numerosas indicaciones
sobre la adecuación de las leyes de la justicia según los pueblos, las situaciones de
emergencia, etc. Hume aprovecha para ello las nociones de analogía y conveniencia, que
sirven para adaptar las normas a circunstancias cambiantes, completando así los criterios
de la utilidad, el beneficio y la practicabilidad, contra los ya referidos vicios fomentados
por algunas sectas: cfr. 3.2, 6-13/27, pp. 189-190, y las referencias de la nota 404.
413 Cfr. p. ej 5.2, 24-25/32, p. 212-213: los motivos de humanidad influyen en
todos los casos. Debido a una filantropía natural nos inclinamos por la felicidad de la
sociedad y por la virtud, en 30-31/32, pp. 216-217.
414 La lealtad y la felicidad son importantes también en la vida matrimonial.
Hume reduce la fidelidad conyugal a sus efectos sobre el equilibrio social, como se ha
visto anteriormente al citar Tratado 3.2.12 e Investigación 4 y 6.1: cfr. §83. Sobre la
evolución de las relaciones familiares y su carácter relativo, cfr. Investigación “Un
diálogo”, 19/57, p. 294 e 46-52/57, pp. 301-303, comentado en §§111-113.
415 Cfr. pp. 504-516. No faltan ejemplos históricos para ilustrar las distintas
observaciones.
416 Tratado 3.2.3, 3-4/11, pp. 502-504. La utilidad-necesidad de respetar la
126
CAP. 5. EL ORIGEN DE LA JUSTICIA
Sacramentos.
421 Investigación, 3.2, 10-13/27, pp. 189-190.
422 Investigación, 3.2, 13/27, p. 190, nota: según Hume, quien inaugura la teoría
de las leyes basada sobre relaciones es Montesquieu, aunque el primer filósofo en usarla
127
LA ÉTICA DE DAVID HUME
también para acentuar la falta de influencia para el bien público de los ayunos y
otras prohibiciones y rituales promovidos por grupos religiosos423.
“en una teoría abstracta de la moral” haya sido Malebranche, y de ahí extendida a
Cudworth y Clarke.
423 Investigación 3.2, 15-17/27, pp. 191-193. Véase la nota 289 la conexión que
128
CAP. 5. EL ORIGEN DE LA JUSTICIA
425 Tratado 3.2.5, 3/15, p. 516. En §§3-5 se ha explicado la naturaleza de las ideas
sentimientos.
427 Repite la idea en 9/15, p. 521. Sobre la identificación de los procesos físicos y
129
LA ÉTICA DE DAVID HUME
«Tu trigo está maduro hoy; el mío lo estará mañana. A ambos nos
resulta ventajoso que yo trabaje contigo hoy y que tú me ayudes mañana.
No siento afecto por ti y sé que tú tampoco lo sientes por mí. Por tanto, yo
no quiero ahorrarme fatigas porque me preocupe tu bienestar, y si
trabajara contigo por mi interés esperando que se me devolviera el favor,
sé que me engañaría y esperaría en vano tu gratitud», Tratado 3.2.5, 8/15,
p. 520429.
La promesa será, pues, una “cierta fórmula verbal por la que nos
comprometemos a realizar una acción”, la cual sanciona el intercambio
interesado entre los hombres. Repetimos símbolos o signos con los que
infundimos confianza en nuestra conducta, y:
«una vez que se instituyeron estos signos, quienquiera que los utilice
queda inmediatamente ligado, por su propio interés, a cumplir con sus
compromisos, y no deberá esperar que se vuelva a confiar jamás en él si se
niega a cumplir lo que prometió», Tratado 3.2.5, 10/15, p. 522430.
429 «solamente suponiendo que otros van a imitar mi ejemplo puedo verme
inducido a aceptar esa virtud, dado que solamente esta combinación puede hacer que la
justicia resulte provechosa o darme motivos para obedecer sus reglas», Tratado 3.2.2,
22/28, p. 498. Es una versión cínica del amable ejemplo de los remeros que comparten la
fatiga en la barca, confiados en la continuidad de la labor mutua. Cfr. Tratado 3.2.2,
10/28, p. 490 y § 84.
430 Cfr. Tratado 3.2.8, 5/9, p. 544. La necesidad de fomentar credulidad y
deben expresar perfectamente la intención, etc. cfr. Tratado 3.2.5, 13-14/15, pp. 524-525.
De nuevo, el misterio de las intenciones se conecta con la crítica al significado de los
sacramentos cristianos, que es ampliada en Investigación 3.2, 17/27, p. 192, nota.
130
CAP. 5. EL ORIGEN DE LA JUSTICIA
433 Tratado 3.2.7, 5-6/8, pp. 536-537. Como se ha visto en §80, el pesimismo con
131
LA ÉTICA DE DAVID HUME
Aunque Hume hace un esfuerzo por fundar las explicaciones sobre las
causas y las materias de la lealtad a los gobernantes436,
«cuando esos títulos se encuentran entremezclados y opuestos en
diferentes grados, producen frecuentemente duda y perplejidad, con lo
que la solución a los problemas que plantean viene dada menos por los
argumentos de juristas y filósofos que por las espadas de los soldados»,
Tratado 3.2.10, 15/19, p. 562437.
leyes naturales.
436 Contrato original, posesión prolongada, posesión presente, sucesión y leyes
132
CAP. 5. EL ORIGEN DE LA JUSTICIA
No hay una diferencia esencial entre las relaciones de los individuos con el
gobierno nacional, y la que hay entre los distintos gobiernos, aunque este
segundo nivel de organización no sea tan claramente indispensable para el
mantenimiento de la vida de los individuos440. Por eso, las bases morales que
condenan la maledicencia o indagar en la vida privada de los demás, o que
elogian las buenas maneras y la constancia en la amistad, tienen las mismas
raíces y se extienden a las distintas esferas de la vida social441. Incluso las
sociedades con fines perversos o lúdicos, o los códigos de circulación urbana,
establecen normas análogas para perpetuar sus funciones442:
«La utilidad y el interés común engendran indefectiblemente una
norma [standard] de lo correcto y lo incorrecto entre las partes
interesadas», Investigación 4, 20/20, p. 201.
438 «La vida práctica en el mundo llega más lejos en la enseñanza de los grados de
nuestro deber que la más sutil filosofía que haya podido inventarse», Tratado 3.2.11, p.
5/5, p. 569.
La Sección 3.2.11, pp. 567-569, sobre las leyes de las naciones, es una breve
mediación entre la exagerada personalización del gobierno o del gobernante –al que
habría que exigirle tanto como al individuo– y la “moral de los príncipes”, abierta a la
arbitrariedad y a la impunidad.
439 Investigación 4, pp. 197-201.
440 Investigación 4, 3/20, pp. 197-198.
441 Investigación 4, 10-14/20, pp. 199-200.
442 Investigación 4, 16-19/20, pp. 200-201.
133
LA ÉTICA DE DAVID HUME
Hume trata con un despego casi ofensivo la ligereza de las mujeres para
sustentar la rigidez de las normas sociales en este renglón. Por una parte, la
educación marca a las féminas en su más tierna edad, y se establecen normas de
comportamiento que son bien vistas incluso en la madurez445. Sin embargo, esto
afecta en menor medida al varón. Hume resume su postura así:
«Va en contra del interés de la sociedad civil que los hombres tengan
plena libertad para entregar sus apetitos al placer sexual; pero como este
interés es más débil que el existente en el caso del sexo femenino, la
obligación moral que origina deberá ser proporcionalmente más débil.
Para probar tal cosa no tenemos más que apelar a la práctica y opiniones
de todas las naciones y épocas», Tratado 3.2.12, 9/9, p. 573446.
La misma tesis se sostiene en la Investigación, pero enriquecida con
ejemplos históricos en los que se ilustran variaciones sobre los modos de
considerar y evitar la promiscuidad en los ambientes familiares447.
Como en tantas otras ocasiones, el raciocinio que suponen estas
conclusiones contrasta con la espontaneidad y naturalidad atribuida al rechazo
del parricidio y del incesto del principio del Libro 3 del Tratado448. También el
443 Cfr. Tratado 3.2.12 (sobre la castidad y la modestia) e Investigación 4, 5/9, pp.
198-199, y 6.1, 14/22, p. 222. Cfr. las observaciones de Hume a este respecto en Short
History of Ethics, p. 174, After Virtue, pp. 231-233, y Whose Justice?, pp. 294-295.
444 Tratado 3.2.12, 3/9, p. 570.
445 Las reglas generales extienden su influjo más allá de lo estrictamente
indispensable. Por otra parte, el ejemplo de las ancianas sobre las jóvenes podría tener
consecuencias negativas, en caso de que no se mantuviera un comportamiento digno. Cfr.
Investigación 4, 7/20, p. 198.
446 Para la mentalidad contemporánea no dejan de ser sorprendentes las
264.
134
CAP. 5. EL ORIGEN DE LA JUSTICIA
449 Cfr. Investigación “Un diálogo”, 19/57, p. 294 y 46-52/57, pp. 301-303. Cfr. el
también §§ 1, 13.
451 Cap. 1, el texto es Investigación Ap. 1, 21/21, p. 265.
452 Cfr. Investigación Ap. 1, 21/21, p. 265.
453 El sentimiento moral es «una apreciación de la felicidad de la humanidad y
una indignación por su sufrimiento», Investigación Ap. 1, 3/21, p. 259. Cfr. §§23, 55, 74 y
77. Hay una vaga referencia a la felicidad personal en Investigación 6.1, 15/22, p. 222. Cfr.
el carácter problemático que le asigna Hume a la cuestión de la felicidad como
componente del discurso ético en el texto de la nota 364.
454 Cuando distingue los tres tipos de bienes, subraya la importancia de los
135
LA ÉTICA DE DAVID HUME
457 Paralelo en Tratado 3.3.1, 10/31, p. 578: «la tendencia de las cualidades al bien
§69.
460 Cfr. Tratado 3.2.2, 11/28, pp. 490-491, citado en §§72 y 74. En 3.2.5, 8/15, p.
136
CAP. 5. EL ORIGEN DE LA JUSTICIA
462 G. ABBÀ, Quale impostazione per la filosofia morale?, pp. 145-153. Capaldi
explica en términos elogiosos el antifinalismo de Hume, interpretando la propuesta del
filósofo en torno a la absoluta prioridad del cultural frame, el contexto cultural, que
determina las reglas de la sociedad: N. CAPALDI, Hume’s Place in Moral Philosophy, pp.
261-277.
463 Investigación 2.2, 2/18, p. 176.
464 Cfr. Investigación 2.2, 3-7/18, pp. 176-177.
137
LA ÉTICA DE DAVID HUME
138
CAPÍTULO 6. LA SIMPATÍA
El papel que le asigna Hume a esta pasión es tan amplio que las cuestiones
relacionadas con ella son variadas, e incluso es difícil cuando no imposible
distinguir los términos con las que se refiere a ella. De hecho, el término
sympathy no aparece en los títulos de las obras del filósofo, y en el libro 2 del
Tratado, así como en la Investigación, el punto de referencia son los textos sobre
la benevolencia466. Además, no son pocas las ocasiones en las que generosidad467 y
humanidad468 se traslapan con las distintas maneras de explicar el sentimiento
fundamental del que surgen o por el cual crecen variadas pasiones a partir de
objetos con los que no tenemos una relación directa. Es decir, hay en nosotros un
principio fundamental por el cual captamos una especie de radiación provocada
274, “El estoico” 13/20, p. 207, “El refinamiento en las artes” 1/22, p. 299.
139
LA ÉTICA DE DAVID HUME
por las pasiones de los demás, que nos hace entrar gratuitamente en sintonía con
ellos, como se verá más adelante469.
140
CAP. 6. LA SIMPATÍA
a lo largo del Tratado. En la Investigación, estas observaciones se funden con varias más
en la polémica contra el egoísmo. Cfr. §42.
478 Cfr. nota 506.
141
LA ÉTICA DE DAVID HUME
479 Tratado 2.2.5, 16/21, p. 364. Cfr. §104. Es notable la diferencia con las
consecuencias que tiene para explicar el amor entre los sexos, donde se suscita cariño y
apetito carnal, sin utilidad extrínseca: cfr. Tratado 2.2.11, pp. 394-396.
480 Cfr. Tratado 2.3.6, 5-6/12, pp. 450-451, y el inicio de Investigación 5.1, 1-2/15,
142
CAP. 6. LA SIMPATÍA
483 Cfr. Tratado, 2.2.6, pp. 366-368. Hume subraya la arbitrariedad de este
143
LA ÉTICA DE DAVID HUME
487 Tratado 2.2.9, 8-11/20, pp. 384-385. Aquí se sostiene la tesis de la “doble
simpatía”, que no tendrá mayor trascendencia en el resto de la obra: cfr. Tratado 2.2.9,
19-20/20, pp. 388-389.
488 Tratado 2.2.9, 14/20, p. 386.
489 El cursivo es del original.
144
CAP. 6. LA SIMPATÍA
490 La primera referencia del Libro 3 a la simpatía resume todas las ideas en torno
a la vivacidad de las ideas, el papel de la imaginación, la cercanía, el provecho, etc. que se
han explicado en el Libro 2: Tratado 3.2.1, 12/19, p. 481.
491 Cfr. Tratado 3.2.1, 10/19, p. 480.
492 Cfr. §68.
493 Tratado 3.2.1, 12/19, p. 481. Cfr. nota 483.
494 Hume contrapone private benevolence a public benevolence. Sigo la
traducción de Mellizo, que vierte la primera como “amor al prójimo”: Tratado 3.2.1, 13/19
y ss.
495 Tratado 3.2.1, 16/19, p. 483. En 3.2.2, 7/28, p. 488 explica cómo la estructura
145
LA ÉTICA DE DAVID HUME
«aun cuando resulte difícil encontrar a una persona que ame a otra más
que a sí misma, es, con todo, igualmente difícil encontrar a alguien en
quien sus afecciones benévolas tomadas en conjunto no superen al
egoísmo», Tratado 3.2.2, 5/28, p. 487.
De todas maneras, la natural parcialidad hacia nosotros mismos498, y los
problemas que tienen para corregirla los viciosos y los primitivos, hace necesario
el artificio normativo499. Todas estas evidencias se rebelan contra las propuestas
que defienden o insinúan que el origen de la justicia y la sociedad ha de buscarse
en la ya citada época dorada500.
498 Cfr. los límites de la benevolencia hacia los extraños en 3.2.2, 13/28, p. 492.
499 Tratado 3.2.2, 8-9/28, pp. 488-489. Cfr. Tratado 3.2.6, 6/11, 529. En 3.2.7,
pp. 534-539 acentúa notablemente la terquedad y la miopía del ser humano en la gestión
de sus pasiones, para encuadrar su explicación “Del origen del gobierno”.
500 Tratado 3.2.2, 14-18/28, pp. 493-495. Cfr. §§49, 77 y 81.
501 La idea se vuelve a resumir en los tres elementos: egoísmo-generosidad
146
CAP. 6. LA SIMPATÍA
147
LA ÉTICA DE DAVID HUME
Las cuestiones afrontadas en las Secciones finales del Libro 2 dejan poco
espacio a las observaciones sobre las bases pasionales de la vida social, que en
cambio volverán al primer plano en el libro 3, como ha sido explicado en §§51 y
52.
En las Secciones siguientes, Hume usará “las cuatro fuentes” del placer y
el dolor para distinguir varios grupos de cualidades de los caracteres. Tales
fuentes, que provienen del Libro 2 y se han explicitado en el 3, son:
510 Es una de las pocas alusiones a la propuesta egoísta que está seguida de una
concesión al menos parcial de sus tesis.
511 La observación parte del favor que encuentran en nosotros “el ingenio y una
resumen los dos elementos de juicio: “el mérito del orgullo o estimación propia se deriva
de dos circunstancias: su utilidad y el agrado que nos produce a nosotros mismos”.
148
CAP. 6. LA SIMPATÍA
513 Tratado 3.3.1, 30/31, p. 591. Cfr. §§46-47 y 54. La aplicación más detallada del
Tratado está en 3.3.4, 7-11/14, pp. 611-612. Cfr. sus paralelos en Investigación 8.
514 Tratado 3.3.3, 5/10, p. 604.
515 Tratado 3.3.3, 2/10, p. 603.
149
LA ÉTICA DE DAVID HUME
La base natural de estas pasiones, comentada rara vez por Hume, explica
tanto las tendencias egoístas como las benévolas: hay apetitos corporales, como la
sed o el hambre, que reclaman un objeto, la gratificación del cual supone un
placer que puede suscitar una inclinación secundaria e interesada. Esto se da
análogamente en las pasiones mentales, que nos llevan a buscar la fama, el poder
o la venganza, “sin ninguna consideración interesada”519, y sólo al satisfacerlas
experimentamos un disfrute, el cual llega a desencadenar una búsqueda
planificada de sucesivas satisfacciones520. Este “mecanismo” de los afectos
originarios explica igualmente el surgimiento de las tendencias egoístas y el de las
amistosas. Es decir, si después de la primera emanación espontánea ya satisfecha
más adelante (13/13, p. 271) «mediante una química filosófica pueden intentar resolver
los elementos de esta pasión […] en los de otra, y explicar cada efecto como amor a uno
mismo retorcido y moldeado mediante un determinado sesgo de la imaginación en una
variedad de apariencias», Investigación Ap. 2, 4/13, p. 267.
520 Cfr. nota 483.
150
CAP. 6. LA SIMPATÍA
96. En una nota a pie de página525, Hume afirma que hay dos clases de
benevolencia, la general y la particular (general and particular). La primera se
experimenta cuando no hay nexos con la persona en cuestión, y la segunda se da
cuando sí los hay. La primera, llamada también humanidad o simpatía, será
tratada frecuentemente526 y se acepta de antemano como real. Vale la pena
recordar que en el Tratado la oposición es entre la simpatía general (extended
sympathy), y la generosidad limitada, que no coincide con la clasificación de esa
nota de la Investigación527. Es más, la concesión de la obra de madurez anula una
buena parte de las discusiones del Tratado.
simples y originales, como el amor a la vida y el apego a los hijos, de las elaboraciones de
la justicia. Cfr. también Tratado 2.2.11, pp. 394-396 –y §§90 y 92–, donde, para separar
la atracción sexual producida por la belleza de la utilidad, la agota en la atracción y
satisfacción del apetito.
524 Investigación Ap. 2, 9-10/13, p. 270.
525 Nota a Investigación Ap. 2, 5/13, p. 268.
526 Se trata de la Sección 5.2. Hume mantiene el tiempo futuro a pesar de haber
151
LA ÉTICA DE DAVID HUME
no aduce más argumentos: le resulta evidente que su posición explica mejor “toda
amistad y humanidad”528. Más adelante sostiene que buena parte de las pasiones
más enconadas –amor de la fama, del poder; deseo de venganza– tienden a
objetos que no tienen que ver con el propio interés529.
152
CAP. 6. LA SIMPATÍA
532 El pasaje de 5.1, 1/15, p. 202 es quizá el texto en que se afirma con mayor
153
CAPÍTULO 7. LAS VIRTUDES Y LA UTILIDAD
155
LA ÉTICA DE DAVID HUME
156
CAP. 7. LAS VIRTUDES Y LA UTILIDAD
Estamos nuevamente ante una norma del gusto, pero ahora con carácter
prescriptivo y no como mera constatación de hechos.
Hay otras observaciones en las que se explica por qué algunas
manifestaciones extremas de esta cualidad pueden tener rasgos positivos y
suscitar nuestra admiración, aunque en la práctica tengan consecuencias nocivas
para los sujetos que las despliegan541.
157
LA ÉTICA DE DAVID HUME
No es posible saber hasta qué punto tenía Hume en mente la imagen del
megalopsychós aristotélico, es decir, el ánimo fuerte de un Aquiles –o de
Alejandro– que vive en la atalaya de su autosuficiencia, más semejante a un dios
que a un hombre547, dispuesto a grandes empresas que pueden llevar a las
espíritu” se une a la conocida modestia del filósofo de Atenas, forma un carácter brillante:
Investigación 8, 10/15, p. 242.
546 Investigación 7, 19/29, p. 236. Cfr. 22/29, p. 237.
547 Etica nicomáquea 4, 1123ª34-1125ª33.Cfr. W.K.C. GUTHRIE, Historia de la
158
CAP. 7. LAS VIRTUDES Y LA UTILIDAD
548 En la propuesta de Hume quedan algunos rasgos valiosos del heroísmo militar,
159
LA ÉTICA DE DAVID HUME
odiamos según el afecto que sienta por quienes tratan más directamente
con ella»552, Tratado 3.3.3, 10/10, p. 606.
Se trata de una persona cuyo carácter nos hace plantearnos que cualquier
relación con ella sería deseable, lo que significa que tal carácter es perfecto, y
“ésta es la prueba última para juzgar de todo mérito y virtud”, como se anunciaba
al principio de la Sección553.
Con esta base, Hume amplía sus observaciones para restar importancia a
la argumentación basada sobre la voluntariedad que requiere el desarrollo de las
virtudes morales. Según él:
«muchas de las cualidades que todos los moralistas –y en especial los
antiguos– incluyen bajo la denominación de virtud moral son igual de
involuntarias y necesarias que las cualidades debidas al juicio y la
552 Por el afecto que nos es lícito suponer que posee, a la vista de su conducta.
553 Tratado 3.3.3, 10/10, p. 606. Cfr. 1/10, p. 602.
554 En la Investigación afirma la poca importancia de la división y señala que ha
evitado usar los términos vicio y virtud porque en inglés se puede hacer referencia a
algunas de las cualidades mencionadas como talentos o defectos: Investigación Ap. 4,
1/22, p. 279. Cfr. Carta de Hume a Hutcheson, 17 de septiembre de 1739: LDH, v. 1, p. 33.
555 Tratado 3.3.4, 1/14, p. 607. En 13/14, p. 613 se refiere a la memoria como la
cualidad natural más lejana a la virtud por obtenerse sin mérito alguno.
556 Tratado 3.3.4, 2-3/14, pp. 607-608. Paralelo en Investigación Ap. 4, 2/22 y
160
CAP. 7. LAS VIRTUDES Y LA UTILIDAD
la comprensión rápida. Paralelo en Investigación 6.1, 17/22, pp. 223-224. En Ap. 4, 11/22,
p. 284 cita De officiis para exaltar el valor de la prudencia, centrándose en la equiparación
de ésta con otras cualidades. Después hace referencia a la división de la Ética de
Aristóteles, a los estoicos, al libro de los Salmos y a varias fuentes históricas para hacer un
balance en ese mismo sentido: Ap. 4, 12-19, pp. 285-286. Otras referencias a esta virtud
cardinal en Investigación 6.1, 8/22, p. 220 (López Sastre traduce discretion como
prudencia).
562 Tratado 3.3.4, 7/14, p. 610.
563 Tratado 3.3.4, 8/14, p. 610-611.
161
LA ÉTICA DE DAVID HUME
280 se plantea el empate entre las cualidades que nos hacen más aptos y útiles en la vida
social y las que reditúan de manera menos inmediata, independientemente de su origen.
162
CAP. 7. LAS VIRTUDES Y LA UTILIDAD
alguna vez, excepto como ironía, que tal persona era un hombre de gran
virtud, pero un zopenco notorio?», Investigación Ap. 4, 2/22, p. 280570.
570 Cfr. también Ap. 4, 6/22, p. 282. El razonamiento presentado aquí, que
momentos le han servido para minimizar los efectos de la consideración (imaginaria) del
bien o del mal causados a comunidades ajenas a nosotros o lejanas en la historia, le sirven
ahora para subrayar su influencia. Cfr. paralelo de Alejandro Magno en la nota 541.
572 Cfr. en §57 la estructura de “La norma del gusto”.
573 §§111-113.
163
LA ÉTICA DE DAVID HUME
574 Tratado 3.3.5, 1/6, p. 614. Aunque los títulos no coincidan, el paralelismo con
164
CAP. 7. LAS VIRTUDES Y LA UTILIDAD
580 Investigación, 6.2, 12/13, p. 230: sigue adelante con las consideraciones sobre
la fortuna: aunque la riqueza y la pobreza hagan mella en nuestro ánimo por el placer y el
dolor que respectivamente producen, y se manifiesten en un tratamiento distinto de las
personas, lo que más cuenta para el sentimiento interno es el carácter personal y no tanto
los bienes de fortuna
581 Su aguda observación parece indiferente con respecto a ambas posiciones,
165
LA ÉTICA DE DAVID HUME
166
CAP. 7. LAS VIRTUDES Y LA UTILIDAD
587 Investigación 5.1, 7-10/15, pp. 204-205. Los párrafos siguientes contienen
repite más extensamente en Investigación 5.2, 26-27/32, pp. 214-215, en relación con la
corrección de las emociones por su refinamiento en la normal convivencia. Cfr. Tratado
3.3.1, 27/31.
589 Hacia el final de la Sección, Hume coteja de nuevo las posiciones en aparente
conflicto, de manera más pausada y sobre todo recogiendo varias virtudes sociales que ha
ido citando a lo largo del texto: Investigación 5.2, 29-30/32, pp. 216-217.
167
LA ÉTICA DE DAVID HUME
168
CAP. 7. LAS VIRTUDES Y LA UTILIDAD
169
LA ÉTICA DE DAVID HUME
170
CAP. 7. LAS VIRTUDES Y LA UTILIDAD
personales como de las riquezas– resulta más fructífera que una cualidad
desbordante desaprovechada603.
Esto nos lleva de la mano a la presentación del vigor de la mente (strength
of mind)604 como la cualidad que hace posible la consecución de la felicidad
personal605:
«Se admite que todos los hombres desean por igual la felicidad; pero
pocos tienen éxito en su búsqueda», Investigación 6.1, 15/22, p. 222.
Esa fortaleza anímica se describe como la capacidad de perseverar en
ciertas “determinaciones de la pura razón y reflexión” acerca de las ventajas de la
moderación en todos los campos. Frecuentemente, sigue Hume, cedemos ante el
espejismo del placer inmediato. Sin embargo:
«Un hombre de temperamento firme y resuelto se adhiere con
tenacidad a sus resoluciones generales y nunca es seducido por los
encantos del placer ni se aterra ante las amenazas del dolor; sino que
nunca pierde de vista esos objetivos distantes mediante los que asegura al
mismo tiempo su felicidad y su honor», Investigación 6.1, 15/22, p. 223.
razonable en §111.
607 Cfr. §79.
171
LA ÉTICA DE DAVID HUME
172
CAP. 7. LAS VIRTUDES Y LA UTILIDAD
611 Insisto en este punto, es decir, en el valor de sus descripciones, pues por lo que
tardado mucho tiempo en reconciliarse con otras tradiciones Cfr. CH. TAYLOR, Sources of
the Self, segunda parte: “The affirmation of ordinary life”; C. MICHON, “La prose du
monde”, pp. 96-103.
613 “Un diálogo” 2-12/57, pp. 289-292.
614 “Un diálogo” 13-17/57, pp. 292-294.
173
LA ÉTICA DE DAVID HUME
174
CAP. 7. LAS VIRTUDES Y LA UTILIDAD
175
LA ÉTICA DE DAVID HUME
176
CAP. 7. LAS VIRTUDES Y LA UTILIDAD
113. Por lo que respecta a la moral, tales sistemas siempre son nocivos,
aunque a la larga son peores los influidos por la superstición religiosa. El modelo
deprimido de ser humano ejemplificado con Pascal, se presenta como teoría
general en “La superstición y el fanatismo” (Of superstition and enthusiasm)629.
En la Sección 9 de la Investigación se encuentra un breve diálogo en el
que se muestra, en cambio, un modelo pagano amable, la figura de Cleantes630:
«un hombre de honor y humanidad […]. Todo el que tiene alguna
relación con él está seguro de obtener un trato justo y amable […] cuya
penetración rápida y conocimiento precoz tanto de los hombres como de
los negocios le auguran los más grandes honores y progresos»,
Investigación, 9.1, 2/13, p. 245.
Como señalan oportunas notas a pie de página, el sujeto posee tanto el
conjunto de cualidades útiles a los demás como las que le resultan provechosas a
él mismo. Por contraste, las personas sensatas rechazan:
625 Cfr. “Sobre la inmortalidad del alma” 1 y 43/43, pp. 399 y 406. Los
argumentos morales, metafísicos y físicos son criticados sistemáticamente.
626 En las últimas líneas de la Historia natural de la religión –15, 12/13, p.363–
religiosos para la vida diaria, en contraste con la persuasión proveniente del conocimiento
ordinario. En la misma obra –7, 3/3, p. 334– muestra sin embargo la permanencia de
algunas prácticas supersticiosas, entre las cuales ha catalogado a la circuncisión de los
judíos y al escapulario de los católicos
628 Tratado 3.2.11, 5/5, p. 569.
629 El ensayo pertenece a la primera colección de Essays moral and political, de
177
LA ÉTICA DE DAVID HUME
A partir del citado ensayo “La inmortalidad del alma” se puede elaborar
un rápido esquema que engloba todas las argumentaciones acerca del fin del ser
humano, partiendo de una base metafísica y desembocando en un criterio general
de evaluación de las acciones. La base ontológica es que la finalidad de la creación
del ser humano, hasta donde podemos juzgar por la razón natural, se limita a la
vida presente635; el patrón de juicio de las ideas morales es la reflexión sobre el
interés público636. Los sentimientos y la estadística confirman estos principios.
178
CONSIDERACIONES CONCLUSIVAS
114. Hume presenta una imagen puramente natural del ser humano.
Amplía el camino de la consideración positiva de ciertas cualidades quizá poco
consideradas antaño: alegría, afabilidad, etc. El filósofo escocés explota el
reencuentro con los textos de la antigüedad clásica y fomenta el rompimiento con
los moldes académicos abriéndose a un público más amplio que el de las aulas
universitarias. Su empresa al margen de la manualística ofrece un perfil amable
de ciertas disposiciones humanas que un tratado sistemático difícilmente puede
abarcar. Además, consigue combinar en sus descripciones la natural coincidencia
entre lo agradable y lo bueno en las relaciones humanas. Encuentra los hilos que
conducen de lo placentero sin más, a lo provechoso, y nos muestra la continuidad
entre lo que es grato para el individuo y lo que reporta beneficios a la sociedad.
Estas soluciones dibujan un cuadro en el que se evitan tanto los extremos
del egoísmo como las idealizaciones de la bondad. El buen sentido de Hume se
explaya mejor en la moral que en la teoría del conocimiento.
Tales explicaciones tienen presupuestos radicales que se han puesto en
evidencia en distintos momentos. Se ha hecho énfasis sobre todo en los límites de
su identificación de lo provechoso con lo placentero: una de sus herramientas
principales es también uno de sus límites más señalados.
Por otro lado, se han destacado las peculiaridades de su argumentación
contra la libertad, que desembocan en la proyección de una “mecánica mental”
determinista en el funcionamiento del mundo exterior (§30). Tal proyección es
problemática, pues no se entiende qué pueda significar que el mundo actúa con la
misma determinación con que actúan los fenómenos de la mente humana. Quizá
se cambia el sentido de la argumentación determinista “clásica”, pero si al final el
determinismo tiene la última palabra en los dos campos, la propuesta resulta
insustancial, y de hecho tiene poco valor sistemático en el resto de sus
exposiciones. Tal vez la argumentación directa sea uno de los tantos ataques a las
versiones metafísicas y dogmáticas sobre el ser humano, sin una real intención de
negar la libertad empírica. De todas maneras, al lector le está vedada la
conciencia del autor, y debe atenerse a lo que se afirma explícitamente.
179
LA ÉTICA DE DAVID HUME
180
CONSIDERACIONES CONCLUSIVAS
639 Para varios autores, más allá de la discusión académica sobre el texto de Hume
32, 38-39.
642 De anima 2.1, 412ª23-28.
643 Cfr. Metafísica 4.4, 1006b6-11.
644 De anima 2.5, 417ª21-b2.
181
LA ÉTICA DE DAVID HUME
645 Cfr. De anima 415b8 y ss; 417b3-8. Cfr. el breve apunte que se hace a la
un lenguaje moral que permitiera fundar una psicología de la acción coherente. La pars
construens de su propuesta se encuentra en varios escritos, entre los que destacan
Intention, “On Brute Facts”, “On Promises”.
649 Cfr. J.M. TORRALBA, Acción intencional y razonamiento práctico según
182
CONSIDERACIONES CONCLUSIVAS
650 G. ABBÀ, Felicità, vita buona e virtù, pp. 271 y ss. Quale impostazione per la
filosofia morale?, pp. 50-53; 209-211.
651 Cfr. p. ej. Sources of the self, pp. 66, 148. Cfr. J. ANNAS, The Morality of
Happiness, pp. 73 y ss.; también G. ABBÀ, Quale impostazione per la filosofia morale?,
pp. 39-40.
652 Sources of the Self, p. 79. Para justificar lo que parece una perogrullada, Taylor
primera parte de su Sources of the Self, pp. 3-107. Exposiciones sistemáticas del
pensamiento de Taylor se encuentran en R. ABBEY, Charles Taylor, y N.H. SMITH,
Charles Taylor. Meaning, morals and modernity. En español: E. LLAMAS, Charles
Taylor. Una antropología de la identidad.
654 Su “Hume on ‘Is’ and ‘Ought’”, es de 1959.
183
LA ÉTICA DE DAVID HUME
655 MacIntyre da mucha importancia a la discusión con las posiciones en las que el
Versions of Moral Enquiry, Rialp, Madrid 1993, pp. 3-17. MacIntyre es más prolijo que
Taylor por lo que se refiere a la cuestión de las virtudes. Con Geach, Slote y varios autores
más, es uno de los más autorizados renovadores de la ética de las virtudes de impronta
clásica. Una breve exposición paralela de elementos fundamentales de MacIntyre y Taylor
se encuentra en A. LLANO, Cultura y pasión, pp. 102-117.
659 J. ANNAS, The Morality of Happiness, pp. 4, 112, 161, etc. A. MACINTYRE,
Virtue, pp. 118, 160; Whose Justice, pp. 103ss.; 177-178. Cfr. CH. TAYLOR, Sources of the
Self, pp. 50, 76-77.
661 Lo que es bueno “para mí”, After Virtue, p. 219. La idea de que el metro en la
moral tiene que fijarse de acuerdo con las necesidades y exigencias del sujeto se encuentra
en Etica nicomáquea, 1106ª35-b23; 1111ª29 y ss; 1125b31 y ss.
184
CONSIDERACIONES CONCLUSIVAS
662 Sobre la idea clásica de que ese término es un “término medio según la (recta)
razón”, cfr. G. ABBÀ, Felicità, vita buona e virtù, pp. 238-241. Sobre la aplicación típica
de la phronesis al aquí y ahora como concreción de un proyecto vital, cfr. pp. 52-53 y 121.
663 G. ABBÀ, Felicità, vita buona e virtù, pp. 40, 241, Quale impostazione per la
e virtù, pp. 176-180; A.M. GONZÁLEZ, “Etica y moral. Origen de una diferencia conceptual
y su trascendencia en el debate ético contemporáneo”, p. 805.
665 Cfr. G. ABBÀ, Felicità, vita buona e virtù, p. 248; M. RHONHEIMER, La
dentales del adulto humano sea 32: “Modern Moral Philosophy”, p. 38.
185
LA ÉTICA DE DAVID HUME
671 P. FOOT, Moral Dilemmas, pp. 163-167; 199-200, Moral Goodness, cap. 2, pp.
25ss. “The Grammar of Goodness. An Interview with Philippa Foot”, en The Harvard
Review of Philosophy 11 (2003), pp. 36-37.
672 J. ANNAS, The Morality of Happiness, p. 225.
673 La expresión es de Taylor y glosada por A. LLANO, Cultura y pasión, p. 112.
186
SINOPSIS BIOBIBLIOGRÁFICA DE DAVID HUME
187
LA ÉTICA DE DAVID HUME
1751
1751-8 Edimburgo: 1751, candidato a 1751 An Enquiry concerning the
la cátedra de Lógica en Principles of Morals.
Glasgow: rechazado. 1752-7: 1752 Political Discourses.
Director de la Biblioteca del 1752 Scotticisms
Colegio de abogados de
Edimburgo.
1753-6 Essays and Treatises on Several
Subjects, 4 vols. (Collected works,
excepto el Tratado)
1754 The History of Great Britain, Vol. I
(Los Estuardo).
1757 History of Great Britain, Vol. 2
(Los Estuardo).
1757 Four Dissertations.
1758, ago- Londres. 1759 The History of England (Los
1759, oct Tudor), 2 vols.
1759-63 Edimburgo (Londres, jul-dic 1762 The History of England (de la
1761) invasión de Julio César al advenimiento
de Enrique VII), 2 vols.
1763-6 Londres, ago.-oct. 1763;
Secretario particualr de
Lord Hertford; Secretario, y
posteriormente encargado de
negocios de la Embajada
Británica en París
1766 Londres; hospeda a Rousseau, 1766 A Concise and Genuine Account of
quien escribe un texto ofensivo the Dispute between Mr. Hume and Mr.
contra Hume Rousseau (tr. J. B. A. Suard).
1766, sep- Edimburgo
1767, feb.
1767-69 ago Londres; Subsecretario de
Estado para el Departamento
Septentrional, hasta ene 1768
1769-76 Edimburgo.
1776, may- Visita Londres y Bath
jun
1776, 25 ago Muere en Edimburgo.
1777 Essays and Treatises (edición
definitiva, sin el Tratado).
1777 The Life of David Hume, Written by
himself (ed. por Adam Smith)
1777 Two Essays (‘Of Suicide’ y ‘Of the
Immortality of the Soul’; anónimos y no
autorizados).
1779 Dialogues concerning Natural
Religion (escritos hacia 1751; revisados
en 1776).
188
BIBLIOGRAFÍA
1. Obras de Hume
189
LA ÉTICA DE DAVID HUME
190
INDICES
191
LA ÉTICA DE DAVID HUME
192
INDICES
193
LA ÉTICA DE DAVID HUME
194
INDICES
195
LA ÉTICA DE DAVID HUME
196
INDICES
197
ÍNDICE DE MATERIAS Y NOMBRES
Los números se refieren a los parágrafos del libro, no a las páginas. No se
incluyen las referencias a pie de página. Se han añadido las fechas de nacimiento
y muerte de los autores antiguos y de algunos modernos menos conocidos.
199
LA ÉTICA DE DAVID HUME
Descartes, René: 1, 3, 5
determinismo: 27, 30, 62, 65, 69, 114
Dilthey, Wilhelm: 10
Diógenes de Sínope (c. 410-c. 323 aC): 112
dogmatismo: 2
educación: 50, 58, 76, 80, 83, 93, 99, 111
egoísmo (self-interest): 13, 15, 17, 18, 20, 21, 47, 48, 68, 72, 73, 77, 80, 85,
86, 88, 92, 93, 95, 102, 105, 108, 114
empirismo: 3, 4, 8, 14, 24
Epicuro de Samos (341-270 aC): 1
escepticismo: 1, 3, 5, 13, 24, 115
espectador: 39, 56, 59, 88, 90, 106, 116, 117, 118
falacia naturalista: 63
familia: 40, 48, 70, 71, 77, 83, 84, 95
Filón: 13
finalidad (teleología): 1, 13, 66, 84, 113, 115, 118
física (ciencia; newtoniana): 1, 10, 24, 112, 117
Foot, Philippa: 45, 118
generosidad: 48, 70, 71, 72, 77, 86, 91, 93, 96, 100
González, Ana Marta: 62
Gorgias: 116, 118
Gracián, Baltasar (1601-1658): 20
gravedad (fuerza de): 111
gravitación (atracción): 3, 4, 6
Grocio, Hugo (Huig van Groot): 1, 16
gusto (norma del, rule of taste): 37, 57-59, 98
Heráclito de Éfeso (c. 540-c. 475 aC): 117
Hobbes, Thomas: 15, 66, 68
humanidad (género humano; human kind): 1, 19, 20, 21, 23, 45, 52, 55,
62, 64, 68, 82, 84, 92, 97, 99, 101, 112
humanidad (sentimiento de; humanity, sense of humanity): 20, 21, 45,
67, 84, 86, 96, 97, 99, 100, 106, 108, 113
Husserl, Edmund: 10
Hutcheson, Francis: 1, 68, 88
idea: 3, 4, 5, 6, 7, 11, 21, 24, 26, 28, 29, 32, 34, 35, 36, 37, 38, 41, 42, 59,
65, 68, 72, 73, 76, 78, 87, 92, 104, 108, 113
Ilustración: 1, 2, 62
imaginación: 3, 6, 7, 24, 27, 31, 46, 47, 78, 90, 101, 113
incesto: 40, 83
inducción: 4, 5, 6, 9, 10
intelecto (e intelectual), inteligencia: 1, 5, 6, 7, 14, 17, 24, 27, 44, 46, 98,
101, 112
interés general (o público o común): 35, 67, 68, 77, 80, 82, 83, 84, 85, 93,
110, 113
200
INDICES
interés: vid. también egoísmo: 18, 22, 42, 47, 48, 49, 52, 54, 55, 56, 57, 68,
72, 74, 76, 77, 80, 81, 88, 90, 92, 93, 95, 96, 106, 107, 113, 118
Kant, Immanuel: 3, 5, 10
ley de Hume (vid. ser-deber ser): 63
ley divina: 12
ley física (y ley de la materia): 29, 40
ley natural (y leyes de naturaleza): 11, 15, 16, 64, 65, 66, 81, 84, 98
ley: 14, 15, 42, 48, 52, 61, 68, 72, 73, 74, 75, 77, 78, 82, 93, 111, 115
leyes de cortesía: 98
Locke, John: 2, 3, 5, 81, 118
Luciano de Samosata (c. 120-c. 185):1
Lucrecio (Tito Lucrecio Caro) (c. 98-c. 53 aC): 1
MacIntyre, Alasdair: 62, 118
Malebranche, Nicholas: 1, 30
Malherbe, Michel: 57
Mandeville, Bernard de: 15, 88, 110
memoria: 3, 5, 6 ,7
metafísica: 2, 6, 10, 12, 36, 43, 103, 112, 113, 114, 115
naturaleza (estado de): 49, 77
naturaleza humana: 1, 3, 11, 13, 16, 19, 23, 29, 48, 52, 59, 61, 67, 68, 73, 82,
86, 87, 95, 115
Naturaleza: 1, 3, 5, 7, 8, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 19, 21, 22, 29, 30, 35, 45,
48, 59, 64, 65, 66, 69, 70, 71, 73, 76, 77, 81, 84, 86, 92, 93, 94, 96, 99, 103, 106,
115
naturalismo: 27, 62
Nussbaum, Martha: 56
ocasionalismo: 28
Ockham, Guillermo de: 3
Palamedes: 111, 112
Panza, Sancho: 58
parentesco (vid. familia): 87
Parménides de Elea (c. 540-c. 450 aC): 117
parricidio: 39, 47, 56, 83, 111
Pascal, Blaise: 112, 113
pasión: 3, 5, 6, 8, 14, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 29, 31, 32, 37, 38, 39, 42,
46, 47, 48, 49, 51, 53, 54, 55, 56, 57, 59, 66, 68, 70, 71, 72, 73, 75, 76, 77, 80, 85,
86, 87, 88, 89, 90, 91, 92, 93, 94, 95, 96, 98, 104, 108, 112, 118
placer: 22, 23, 24, 25, 26, 29, 39, 43, 44, 45, 52, 54, 55, 56, 59, 76, 83, 84,
85, 91, 94, 95, 96, 97, 101, 104, 109, 111, 115, 117
Polibio (c. 205-c. 123 aC): 107
posesión, propiedad: 48, 49, 68, 69, 71, 72, 73, 74, 75, 76, 77, 78, 82, 84,
98, 110
potencias (facultades): 1, 3, 7, 14, 19, 27-29, 32, 37, 40, 41, 42, 44n 54, 59,
79, 110
primera persona (ética de primera y tercera persona; vid. espectador): 118
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LA ÉTICA DE DAVID HUME
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