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Psicosis y Esquizofrenia Vinculación Trastornada en El Sistema Familiar Ruppert Actualización Dic 2010.01
Psicosis y Esquizofrenia Vinculación Trastornada en El Sistema Familiar Ruppert Actualización Dic 2010.01
FRANZ RUPPERT
Psicosis y Esquizofrenia
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"modelo de vulnerabilidad al estrés" no puede explicar satisfactoriamente el
fenómeno de la esquizofrenia. El problema con este modelo es que ambos
factores -vulnerabilidad y estrés- se definen como dependientes entre sí. Sólo
podemos declarar que una persona es vulnerable a la psicosis retrospectivamente,
es decir, sólo después de la crisis se puede afirmar del paciente que su capacidad
de procesamiento de información estaba alterada y que debía de estar sometido a
un estrés interno o externo capaz de inducirle una psicosis. No es posible definir o
cuantificar específicamente el grado de vulnerabilidad de una persona, ni hacer
una lista de factores de estrés que puedan relacionarse de manera fiable con el
origen de las enfermedades psicóticas, o puedan emplearse como indicios para
predecir la aparición de una psicosis.
Este artículo no puede dar cuenta de todos los rasgos específicos de las
diferentes disciplinas, teorías y escuelas de pensamiento científicas que han
intentado lograr una mejor comprensión de la psicosis y la esquizofrenia. Tampoco
no examina a fondo el estado actual de la investigación empírica. Sin embargo,
mis experiencias prácticas en terapia con gente que se ha vuelto psicótica
muestran que ninguna de las explicaciones de la psicosis y la esquizofrenia
presentadas hasta el momento han resuelto satisfactoriamente el enigma acerca
de ese enorme cataclismo que ocurre en la psique de la persona.
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Experiencias con psicosis en el trabajo de Constelaciones Familiares
Estudio de un caso
Describiré mi trabajo con un joven que se volvió psicótico de manera repentina, sin
ninguna razón aparente. Luego resumiré algunos de mis insights sobre este tipo
de situaciones en familias que dan lugar a psicosis y esquizofrenias al cabo de
dos, tres o cuatro generaciones.
Peter, de unos treinta años, acudió a su primera visita en 1999. Parecía tranquilo y
tenía buen aspecto, y el único rasgo que llamaba la atención era su manera de
hablar artificiosa. Empleaba expresiones gastadas casi en cada frase, como "por
así decir" o "en cierto modo". Cuando le pregunté acerca del posible significado de
estas expresiones, me dijo que las empleaba para no decir más de la cuenta.
Unos días más tarde, en una conversación telefónica con un psiquiatra que le
había administrado medicación antidepresiva y para la psicosis, y le había
derivado para una psicoterapia, me enteré de que Peter había sufrido
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alucinaciones paranoides desde comienzos de año. Se sentía perseguido, creía
que estaba bajo vigilancia y que existía un complot contra él.
Peter era el hermano mayor y tenía una hermana siete años menor que él. No
recordaba haber padecido enfermedades de infancia y parecía sano, en buena
forma física y fuerte. No tuvo problemas en la escuela y obtuvo buenas
calificaciones. Dijo que de niño, para impresionar a su abuela paterna, se esforzó
mucho sobretodo en sus estudios de primaria.
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El punto de inflexión en la terapia de Peter ocurrió después de varias entrevistas
con sus padres, cada uno por separado. Su padre y su madre revelaron hechos
secretos y tabúes en la familia del otro:
La abuela había llegado a esa población desde Berlín, con un hijo de un año para
encontrarse con su marido que volvía de la guerra. Después de su muerte se casó
con un hombre del lugar y se quedó en esa población. Tuvo cinco hijos más con
él, siendo el primero la madre de Peter.
Otro hecho que llama la atención en el sistema de la familia de la madre era que
su hermano menor dejó de trabajar de repente a sus treinta y pocos años, y pidió
la jubilación anticipada por motivos psicológicos. Tenía el mismo nombre que el
primer marido de la abuela de Peter.
En el sistema familiar del padre había cierta confusión acerca de las relaciones
sexuales de su madre. Pronto se hizo evidente que la hermana del padre de Peter,
su tía, siempre estaba peleándose con su madre y reprochándole algo, ya que al
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parecer algo sospechaba y le pedía con insistencia a su madre que le dijera quién
era su padre. Su madre siempre se negó. El padre de Peter se negaba a creer que
su hermana pudiera ser hija de su tío, incluso después de que su esposa le
contara la confesión de su madre antes de morir.
Durante este período, Peter se volvió más y más obsesivo con lo que él llamaba
"pensamientos recurrentes". Palabras y frases que él calificaba de "malas" y
"sucias" tomaban el control de su mente: "cerdo asqueroso"; "guerra atómica";
"sida"; "matar judíos en la cámara de gas"; "puta"; "chivo expiatorio"; "pedófilo". Su
estado iba empeorando de tal manera que su padre quiso ingresarlo en una clínica
para que estudiaran su caso más en profundidad. Logré convencerle para que
esperara a ver si el estado de Peter mejoraba después de revelarle alguno de los
secretos de la familia.
Peter se quejaba de estar cada vez más cansado y de dormir muchas horas. En
estas condiciones no había posibilidad alguna de que intentara aprobar los
exámenes. Paulatinamente fue dejando de hacer cosas y engordó mucho. Es
difícil afirmar que los antidepresivos también contribuyeran a su aumento de peso,
pero no habría que descartarlo. Sin embargo, no tenía sentido aconsejarle que
dejara la medicación, ya que él creía que su enfermedad era puramente física.
Interrumpir la medicación seguramente habría aumentado la probabilidad de que
Peter ingresara en un centro psiquiátrico.
Esta constelación me mostró que el alma del paciente estaba conectada con el
secreto en la familia de su padre, de dónde provenía su confusión e inseguridad.
Los temas amorales y sexuales presentes en sus pensamientos recurrentes
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parecían encajar muy bien en el triángulo formado por su abuela, su abuelo y su
tío abuelo.
Junto con Peter intenté reconstruir los detalles del accidente y le sugerí que sus
miedos de ser buscado por la policía podían relacionarse con los del conductor
que había matado al primer marido de su abuela. Ese hombre no había encarado
su culpa o responsabilidad, y debió vivir con el miedo de ser descubierto y llamado
a declarar. En un intento por resolver la implicación en su alma, le pedí a Peter
que se inclinara ante el destino traumático de su abuela y su primer marido. Este
ritual tuvo un efecto muy tranquilizador para Peter.
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delante de dos cojines que representaban los destinos de su abuela y de su
madre. Lo hizo con plena seriedad y dignamente.
En mi opinión, está claro que ahora hay abierta una vía que le permite a Peter
tener un insight sobre lo que causó la confusión en su alma. La injusticia y la
violación en la familia de origen de la madre nunca podrán ser resueltas ni
expiadas. La confusión sobre la paternidad de su tía tampoco será resuelta. Sin
embargo, Peter tiene ahora la posibilidad de hacer las paces en su mente con los
fantasmas del pasado. Puede mirar los hechos en los sistemas familiares de sus
padres sabiendo que no es responsable de ellos. No puede expiar la culpa de los
otros, sea lo que sea que pasó en verdad. Ya no necesitará más sentir vergüenza
por lo que otros hicieron.
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No creo que la raíz de los síntomas psicóticos se halle en un desarreglo cerebral,
una disfunción de la percepción y del procesamiento de la información, o en un
trastorno del desarrollo del instinto sexual o agresivo. En mi opinión, la psicosis se
desarrolla en la familia de origen, donde los miembros de la familia están
íntimamente relacionados y vinculados entre sí a través de sus sentimientos, y
comparten algo que podemos llamar «alma común». Hace cincuenta años, John
Bowlby escribió sobre la existencia y la enorme importancia del sistema de
vínculos humano, pero sólo bastante recientemente se han comenzado a utilizar
sus hallazgos para explicar las enfermedades mentales. Sumado a ello, ahora
tenemos los hallazgos más recientes de Bert Hellinger sobre los efectos
transgeneracionales de la conciencia familiar (Hellinger, Weber, Beaumont 1998).
En la actualidad tenemos una mayor posibilidad de comprender más a fondo los
síntomas psicológicos y las conductas tan extraños, que son consecuencias
lógicas del intercambio interpersonal de pensamientos y sentimientos dentro del
sistema vinculante familiar.
Las almas de los hijos y nietos son receptivas a los traumas irresueltos de sus
padres y abuelos, al igual que a sus pensamientos y sentimientos reprimidos. Los
incorporan a sus propias psiques. Los hijos y nietos internalizan estos
pensamientos y sentimientos que los padres no fueron capaces de integrar, los
sienten en sus almas como si fueron propios, y con el tiempo éstos acaban
mezclados con sus propias experiencias: al igual que un virus en el computador,
invaden el programa egoico de los descendientes una vez activados por un hecho
desencadenante.
Según la teoría del trauma, se puede ver la psicosis como una erupción de
recuerdos reprimidos relativos a hechos traumáticos acaecidos en el sistema
familiar. Son como pesadillas que atormentan no tanto a aquéllos directamente
implicados en los hechos reales, como a aquellos descendientes de generaciones
posteriores cuyos sistemas de defensa psicológica son más frágiles, por lo cual los
recuerdos reprimidos logran introducirse en sus psiques.
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emociones relativos a este hecho se infiltran entonces y confunden el pensamiento
y sentimiento del o la paciente. Los hechos desencadenantes pueden ser una
muerte, una separación de los padres o de un amante, un compromiso o boda, el
nacimiento de un bebé, o el aniversario del hecho original.
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con niños a quienes no se les ha permitido conocer la verdadera identidad de su
padre; el segundo, con muertes misteriosas en el sistema familiar.
Secretos acerca de los padres. Hay varias circunstancias que pueden crear
confusión sobre el verdadero padre de un niño o niña:
· Relaciones amorosas entre una mujer y un hombre antes del matrimonio de ella
con otro hombre.
A veces una mujer se casa con un hombre pero sigue con una relación anterior
con un hombre al que realmente ama, y se queda embarazada de éste. La larga
ausencia del marido puede contribuir a esta situación, por ejemplo si es un
soldado que parte a la guerra. Como ella sigue teniendo relaciones sexuales con
su amante al igual que con su marido, sólo ella sabe en verdad quién es el padre
del hijo y prefiere mentir en vez de arriesgar su matrimonio y su reputación. Si se
supiera la verdad se destruiría la cohesión de la familia, con lo cual ella debe
intentar despistar. Por ejemplo, puede disimular sus escarceos mostrando una
exagerada devoción por su marido; o bien, dividida entre su amor por el padre de
la criatura y la presión para no admitirlo públicamente, puede intentar reprimir sus
sentimientos de amor para volverse dura y huraña, emocionalmente distante de su
marido e hijos.
Según mis observaciones, hay una segunda categoría de dinámica familiar que
puede conducir a una enfermedad psicótica, que sería la consecuencia de
muertes misteriosas o asesinatos en el sistema familiar.
Hay algunos escenarios específicos que pueden originar confusión sobre muertes:
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· Incertidumbre sobre si la muerte de un miembro de la familia fue un accidente, un
suicidio, un asesinato, o una muerte consentida por las acciones de miembros de
la familia.
Una carga particularmente pesada cae encima de la familia cuando alguien que
pertenece al sistema ha ocasionado activamente la muerte de otro miembro de la
familia, por ejemplo, si un hombre mata a su primera esposa para casarse con la
segunda esposa. Un aborto de un embarazo avanzado, el sistema también lo vive
como un asesinato.
Un asesinato que no ha sido resuelto ni castigado por la ley puede, bajo ciertas
circunstancias, conducir a que un miembro posterior de la familia vuelva a
experimentar los sentimientos traumáticos asociados con este crimen, y en un
estado de psicosis repita inconscientemente el asesinato o acto criminal.
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De acuerdo con mi experiencia, los síntomas de manía y paranoia encajan con
dos patrones básicos que son:
Las explicaciones anteriores dejan claro que el trabajo con psicosis no puede
focalizarse exclusivamente en la fisiología o neurología del paciente. Los
pacientes son solamente los portadores del síntoma. Una terapia con sentido debe
incluir a sus padres y a todos aquéllos que puedan poner palabras a los hechos
confusos y tabúes ocurridos en el sistema familiar. El hecho que no se pueda
siempre contar con la cooperación de los padres queda claro visto el caso descrito
anteriormente. Los padres y parientes pueden, consciente o inconscientemente,
preferir guardar el secreto o seguir negándolo, para de esta manera no amenazar
la frágil estabilidad interior. Las explicaciones psiquiátricas o médicas y sus
tratamientos para la enfermedad de sus hijos encajan con mayor comodidad con
su aspecto negador.
Sin la cooperación de los padres es mucho más difícil llegar a las causas
profundas de la enfermedad psicótica. Aunque los padres hayan aprendido para
sobrevivir psicológicamente a reprimir completamente lo que pueda estar
causando la psicosis en sus hijos, uno debe intentar convencerlos para que
participen en un proceso terapéutico por el bien de sus hijos. Merecen admiración
esos padres que se enfrentan al riesgo de una constelación familiar para ayudar a
que su hijo psicótico pueda salirse de su implicación.
Por norma, todos los parientes acuden bajo la influencia de un secreto familiar. A
menudo soportan una gran carga y muestran síntomas de enfermedades
psicosomáticas. Cuando el paciente psicótico mejora, existe el riesgo de que uno
de los parientes asuma el rol de traer a la luz la confusión, la injusticia, la culpa o
la vergüenza del alma familiar. Por tanto, es importante no tratar solamente al
portador del síntoma, sino también observar todo el sistema familiar. A menudo es
el alma del hijo/a mayor la que lleva consigo las energías disociadas de los
sentimientos confusos en el sistema. Si ocurre que el mayor queda libre de esta
pesada condición porque tal vez él/ella es del sexo opuesto al que haría falta para
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que repitiera el trauma original, entonces el segundo o tercer hijo corre el riesgo de
volverse psicótico y llevar en su alma la carga de la confusión.
Los síntomas psicóticos son la vía que nos reconduce a los hechos traumáticos y
confusos en un sistema familiar. Cuando la seguimos sin dejarnos distraer por
nada superficial, acabamos logrando el objetivo. Los síntomas psicóticos nos dan
una pista sobre los secretos de familia o tabúes, a la vez que los encubren para no
ser vistos.
Si en una constelación se hace consciente algo extraño para lo cual no existe una
explicación en el sistema familiar, tenemos que dejarlo ahí y confiar en que lo que
salió a la luz siga trabajando para llegar a una buena solución en el alma del
paciente. A menudo he podido experimentar que así ocurría. Cualquier
especulación sólo hace aumentar la confusión.
Con este insight sobre las causas reales de los síntomas psicóticos es más fácil
comprender la tendencia de la gente profana, y también de los profesionales, a
suponer que los orígenes de la psicosis están en los pacientes mismos, o en
condiciones evidentes externas como la pubertad o las drogas, y no en el sistema
familiar más amplio. Algunos médicos o asistentes psicosociales parecen estar
aliados con el tabú y en contra de la recuperación de la memoria del trauma, o de
la revelación de los secretos de la familia. Los profesionales de la ayuda a menudo
son reticentes a mencionar detalles familiares que puedan suscitar enormes
sentimientos de ansiedad, culpa y vergüenza en sus clientes, así como una tenaz
resistencia.
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La dinámica familiar de la psicosis me confronta como psicoterapeuta con los
límites de mi competencia. El sentimiento de estar unido por un vínculo dentro del
sistema familiar es, como mínimo, tan poderoso como los instintos e impulsos en
el individuo tal como los postula la teoría psicoanalítica. A veces un hijo sacrificará
su felicidad y su vida para que su familia siga existiendo. A veces los padres le
sacrificarán en compensación por su propia culpa. A veces familias enteras
optarán por sacrificarse antes que enfrentarse a la verdad o revelar sus secretos.
En tales casos, debemos retirarnos y aceptar lo que es. Pero a aquéllos que
quieren encontrar una buena solución al pasado amenazador de su historia
familiar, podemos serles de ayuda para finalizar ese proceso tóxico de confusión.
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