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Discernimiento

Hace varios meses, tuve una plática con Don Alejandro, papa de Jake, durante el desarrollo
de la conversación tocó un tema que tenía que ver con el Cantar de los cantares, durante su
disertación, el mencionó que lo escrito en ese libro retrata la relación entre Dios y su pueblo, lo
importante y valioso que representa la Iglesia (a efectos prácticos, su pueblo), en lo personal, yo
no había percibido el libro de tal manera, pero una vez que Don Alejandro termino su disertación
(alrededor de 20 minutos) me di cuenta de que el conocimiento profundo está a la vista de quién
tiene un adecuado discernimiento.

Sabemos que bajo ninguna circunstancia saber de memoria la biblia de arriba abajo y de
derecha a izquierda es suficiente, en muchas ocasiones se ha mencionado: “ si no eres capaz de
vivir un versículo en tu vida…¿entonces qué estás haciendo?”, parafraseando, para seguir a
nuestro Señor Jesucristo no basta con observar sus mandamientos y la ley, hay que nacer a la vida
del Espíritu. ¿y esto qué quiere decir? Quiere decir estar despierto a nuestra vida interior y
espiritual, a la acción del Espíritu Santo en nuestra vida.
17
  Cuando Jesús iba a seguir su viaje, llegó un hombre corriendo, se puso de rodillas delante
de él y le preguntó:

—Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?


18
  Jesús le contestó:

—¿Por qué me llamas bueno? Bueno solamente hay uno: Dios.  19Ya sabes los
mandamientos: “No mates, no cometas adulterio, no robes, no digas mentiras en perjuicio de
nadie ni engañes; honra a tu padre y a tu madre.”
20
  El hombre le dijo:

—Maestro, todo eso lo he cumplido desde joven.


21
  Jesús lo miró con cariño, y le contestó:

—Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás
riqueza en el cielo. Luego ven y sígueme.
22 
El hombre se afligió al oír esto; y se fue triste, porque era muy rico.
23
  Jesús miró entonces alrededor, y dijo a sus discípulos:

—¡Qué difícil va a ser para los ricos entrar en el reino de Dios!

Marcos 10:17-23

Para entrar en la vida no basta con observar los mandamientos o las reglas de la Iglesia, ni
el tener una rectitud moral o una convicción intelectual sobre lo bueno de su mensaje, vamos,
mucha gente que no sea creyente va a estar de acuerdo de que esto que se menciona es bueno y
que es “moralmente” correcto aunque éticamente cuestionable, lo que nuestro Señor Jesucristo
dio a entender a aquel hombre que observaba los mandamientos de Dios en su vida pidió ir más
lejos: "si quieres entrar en la vida ven y sígueme".

Algunos erróneamente han definido el discernimiento espiritual como un conocimiento


que Dios ha dado respecto del mal o de las existencias espirituales buenas, es decir, la habilidad de
saber si un demonio está en la habitación. Mientras algunas personas pueden poseer esta
capacidad (no se demerita esta capacidad bajo ninguna circunstancia), ese no es el significado del
discernimiento, en definitiva, tiene que ver con la sabiduría y la habilidad para distinguir la verdad
del error, así como la capacidad de comprender el conocimiento que se halla entre líneas en la
Palabra de Dios.

El conocimiento del mundo y la sabiduría de Dios, son abismalmente diferentes y no hay


punto de comparación, todos adquirimos conocimientos y aplicamos la razón(deseablemente)
para resolver problemas, nosotros lo hacemos cotidianamente, incluso hasta al momento de
preparar los alimentos es la diferencia entre agregar sal o pimienta, empero, si bien la sabiduría de
Dios está dispuesta y al alcance para todos, no está a la vista de todos.
1
Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar.
2
  Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó,  y toda la gente estaba en
la playa.
3
  Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar.
4
  Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la
comieron.
5
  Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía
profundidad de tierra;6  pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.
7
  Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.
8
  Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta
por uno.
9
  El que tiene oídos para oír, oiga.
10
  Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?
11
  El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de
los cielos; mas a ellos no les es dado.
12
  Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que
tiene le será quitado.
13
  Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.
14
  De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo:
15
Por más que escuchen, no entenderán, por más que miren, no verán.
Pues la mente de este pueblo está entorpecida, tienen tapados los oídos y han cerrado sus
ojos, para no ver ni oír, para no entender ni volverse a mí, para que yo no los sane.
Mateo 13

El contexto de este versículo es la Parábola de las semillas , es una muestra para lo que
trato de desarrollar en estas breves líneas, cuando recién nos convertimos al Señor (lo que
coloquialmente se menciona como el primer amor), pareciera que todo es fácil de captar y en
realidad así sucede, entendemos el mensaje inicial (leche espiritual) pero conforme pasa el
tiempo, debemos ser capaces de leer entre líneas y comprender cabalmente que es lo que El
Señor demanda de nosotros (alimento sólido), parafraseando, dependiendo del momento de
nuestra madurez es el mensaje que vamos a entender, conforme obtengamos más discernimiento,
un mismo versículo nos puede dar las dos vertientes, ¿de quién depende? Absoluta y tácitamente
del creyente, conforme el creyente este en mayor comunión con Dios, este podrá acceder a un
mayor discernimiento y por ende más profundo será el conocimiento que le sea revelado.

Las cartas de Pablo menciona la importancia de este discernimiento para la buena carrera
del creyente y que actuar o “entender” la Palabra de Dios usando exclusivamente el razonamiento
humano es igual de bueno que curar la migraña con un balazo en la cabeza:

El que no es espiritual no acepta las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son
tonterías. Y tampoco las puede entender”
1 Corintios 2:14

El botón muestra de ello es el dialogo que sostienen nuestro Señor Jesucristo y Nicodemo
en Juan 3: 1-21, Nicodemo, maestro de la Ley, quien conocía todas las tildes de la Palabra, cuando
habló con nuestro Señor, simple y llanamente ni siquiera pudo entender a qué se refería lo
revelado por nuestro Señor y eso se debe precisamente a que él, a pesar su extenso conocimiento,
no tenía comunión con el Padre y pasaría lo mismo con alguien que no conozca a nuestro Señor,
podrá leer y releer el texto, pero a lo mucho lo entenderá como una alegoría, mas no como un
hecho concreto y si es necesario otro ejemplo esta Felipe y el etíope en Hechos 8:26-39, hizo falta
el discernimiento de Felipe para que el etíope comprendiera cual era el mensaje vital, que para él
estaba velado, en cuanto el mensaje le fue revelado, el etíope ni tardo, ni perezoso
inmediatamente hizo la parte que a él le correspondía.

No hay discernimiento sin oración y sin un profundo conocimiento de la Palabra de Dios y


esto también fue parte de la disertación de Don Alejandro y citándolo literalmente: - para que
usted, pueda entender lo que Dios espera de uno, primero se debe ser humilde y rogarle que a
uno le de entendimiento para leer su palabra y esto se hace mediante la oración (filipenses 1:9),
solo cuando se hace de ese modo, es cuando usted puede abrir su palabra y ver el mensaje que es
para usted, ahora, hay ocasiones en las que incluso es necesario ayunar para poder comprender
que es lo que Dios quiere de usted”.

Estas palabras de Don Alejandro remarcan lo que ocurrió con Job y sus amigos, Elifaz,
Bildad y Zofar argumentaban erróneamente que Job era merecedor de lo que ocurría pero bajo la
perspectiva equivocada; para Bilbad el argumento era Dios castiga a los malos, por lo tanto, Job
era malo, Zofar argumenta que Dios lo ha castigado aún menos de lo que merece y que debe
arrepentirse; Elifaz por su parte argumenta que Job recibe este castigo por presunción al pasar por
alto el consejo de los sabios ancianos (o sea, ellos) y poner en tela de juicio la justicia divina, todos
ellos creían que por ser sabios, estaban en lo correcto, pero no fue hasta que llegó Eliu, quien vino
a dar el entendimiento que Job necesitaba para comprender la razón de esta prueba, si bien el
libro de Job no narra el modo en que Eliu llegó a esta conclusión es menester resaltar que a pesar
de ser más joven que todos ellos, él tenía el discernimiento espiritual necesario que para los
demás estaba velado aunque ellos estuviesen seguros de que estaban en lo correcto.

Discernir no es solamente reflexionar, en algún estudio Alejandro Olmos habló de la


meditación como parte fundamental para entender la Palabra, el discernimiento nos ayuda a
elegir correctamente a lo que nos edifica o dicho de otro modo, lo que conduce a la vida,
permitiendo que con la óptica que solo puede dar el Espíritu Santo descartemos aquello que
satisfaga a los deseos de la carne y por obvio resultado resistir la tentación de lo que lleva a
muerte.

El discernimiento espiritual gira en torno a conocer el carácter del Señor y Su Voluntad, así
de llano y simple, del mismo modo como todo lo que tiene que ver con la relación personal que
tiene cada uno de nosotros, está en función de cada creyente, haciendo una analogía, un poco
sosa si a bien tienen, cuando querían agradar a una persona (y aquí pónganle el epíteto que más
se acomode) buscaban conocer los detalles más significativos (gustos, preferencias, cosas que
odiase, etc), con el fin de poder estar cerca de esa persona quien fue o es motivo de su pasión,
esto por muy soso que se escuche, con esa misma diligencia, bueno yo pienso que muchísimo más,
así deberíamos buscar agradar al Señor y necesitamos saber discernir para poder llegar a ese
punto, conocer Su Voluntad, no de manera superficial, sino profunda, para estar preparados
cuando nos toque enfrentar cualesquiera de las situaciones que nos toque ( Hebreos 5:12-14).

No hay nada de malo en tener conocimiento o tener una educación, y no está mal utilizar
la razón y la lógica para resolver problemas. Sin embargo, el discernimiento espiritual no se puede
alcanzar de ese modo, de manera muy particular y personal, soy de los que considera que no hay
parte de la Palabra que sea más sencilla que la otra, a excepción de Apocalipsis (la excepción que
confirma la regla), el conocimiento profundo de Dios se obtiene de toda su palabra, ya sea de
Proverbios o una de las Epístolas de Pablo, es más, si tienes el discernimiento que otorga el
Espíritu Santo si lees un solo versículo a partir de este puedes otorgar el cimiento para una
excelente enseñanza, pero está en función de la entrega del creyente para con Dios y que tanto el
creyente ha comprendido lo que El Señor espera de él.

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