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Capítulo 1

Solté una retahíla de palabrotas.


- ¡Ehhhh! ¡Cuida tu lenguaje!.
Dijo Skyler, mientras me fulminaba con una mirada de desaprobación.
La ignoré.
Miré el reloj, Dios, sentía que hace una eternidad que estaba aquí, pero apenas habían pasados unos 15
minutos. ¡Yupiii!.
Fruncí el ceño, y tiré el libro de texto con tanta fuerza que voló hasta el otro lado de la habitación. Hundí
la cabeza en la almohada. Skyler dió un respingo por el golpe seco que hizo el libro al chocar contra la
pared, y comprobó que no hubiera tumbado alguna de sus cosas, luego volvió a concentrar la atención
en el libro.
- No entiendo una mier-
Skyler seguía con el libro al frente, prestando muchísima atención, no apartaba la vista de él bendito
libro, antes de que pudiera terminar de hablar, me interrumpió.
- Ya hemos hablado de decir malas palabras.
Frunció el ceño.
- Hemos es en plural, y yo nunca te escuchó cuando empiezas a hablar sobre el tema.
Masculle, aún con la cabeza hundida en la almohada.
No la estaba mirando pero podía jurar que hizo una mueca.
- Lo siento, olvidé que hablar contigo es como hablar con una pared.
Murmuró.
Me levanté de la cama y me dirigí hacia la biblioteca, saqué un libro y sonreí al verlo.
Skyler me miró de reojo.
- Mañana le dirás al profesor que no aprobaste el exámen por estar leyendo cazadores de sombras.
Puse los ojos en blanco, y la ignoré.
Ella soltó una risita.
- Creo que yo debería de hacer lo mismo.
Dijo al mismo tiempo que soltó el libro de texto. Por un momento llegué a pensar que dejaría ese libro
por al menos cinco minutos, pero luego salió de la habitación y regresó con unas galletas.
Luego siguió estudiando.
Aburrida.
¿Yo? No pretendía matarme estudiando, que sea lo que Dios quiera. Seguí leyendo Cazadores de
Sombras y Skyler compartió sus galletas conmigo.
Skyler preparo su bolso para el día siguiente y todo eso, luego se quedó dormida.
Yo me quede una hora más leyendo y cuándo me percaté de que ya era algo tarde decidí dejar todo
preparado para mañana, me esperaba un largo día de clases y mentiría si dijera que pretendía
madrugar.
Levantarme temprano era lo que más odiaba, y prefería dejar todo en la noche listo para poder dormir
al menos cinco minutos más.
Me lavé los dientes y apagué la luz de la habitación, me hundí en mi cama y me cubrí hasta el cuello con
la sábana. Luego me quedé profundamente dormida.
- ¡Despierta dormilona!.
Dijo Skyler, mientras me sacudía bruscamente.
- ¡Vuelve a intentar levantarme una vez más, y juro que te patearé!.
Gruñí, mientras me hundía más en la cama. Skyler pareció hacerle caso a mi advertencia y se fue. Luego
escuché algunos ruidos en la cocina al igual que en la habitación, era Skyler.
Agarré la almohada y se la lancé para que dejará de hacer ruido, soltó un gruñido.
Volví a quedarme dormida, pero podía escuchar de fondo a Skyler haciendo no sé qué cosas.
No pasó mucho tiempo cuando volvió a despertarme, ella ya estaba vestida.
- ¿Qué?.
Dije mientras la fulminaba con la mirada, ella solo señaló el reloj que estaba en la mesita mientras se
acomodaba sus lentes.
En cuánto observé la hora salté de la cama y corrí hacia el baño.
Estuve lista en 15 minutos, mientras yo me vestí con lo primero que encontré en el armario, Skyler
estaba desayunando.
Unos cinco minutos después yo estaba desayunando con ella.
- ¿Lograste estudiar para tu examen?.
Preguntó con curiosidad. Mientras revolvía su cereal.
- Algo, al menos lo suficiente para no reprobar.
Solté una risita.
Skyler sonrió.
Dejamos los platos sucios en la cocina, abrimos la puerta y salimos.
Nos esperaban 7 horas seguidas de clases, tal vez más. Seria un día taaaaan emocionante y para nada
monótono.
Llegamos al instituto, yo estaba segura que me dormiría a la primera clase.
Skyler cada cierto tiempo soltaba un bostezo y se frotaba los ojos. Tenía la misma energía que yo.
Avalon se acercó a nosotras con una sonrisa de oreja a oreja. Se le formaron hoyuelos en las mejillas.
- ¡Buenos días! Las estuve llamando ayer y ninguna de ustedes contestó- frunció el ceño- empecé a
sospechar que las secuestraron.
- Hola.
Dijimos Skyler y yo al unísono. La primera con mucha más energía.
- Desearía que hubiera ocurrido eso, no tendría que presentar el examen de hoy.
Dije mientras sacaba distraídamente los apuntes que tenía que repasar.
- ¿Examen? ¿Había examen?.
Preguntó Avalon y la sonrisa que tenía desapareció sin dejar rastro, la reemplazó una mueca de
angustia.
Yo solo me limité a mirarla.
Avalon pareció tener un pequeño ataque de pánico, pero luego dijo que se le ocurriría una excusa para
evitar hacerlo.
Seguimos caminando por los pasillos mientras hablábamos.
Skyler pareció ahogar una risa, para evitar que Avalon le reprochara estarse burlando de sus desgracias.
- Me compadezco de ti.
Dijo Skyler y Avalon la fulminó con la mirada.
- Esperemos - y supliquemos- que el profesor William te lo perdone, aunque lo dudo.
Agregó Skyler.
Ella no tenía ni una sola clase con ese amargado, nosotras no corrimos con su misma suerte.
Skyler se despidió de nosotras, y corrió a su clase.
Las primeras horas no teníamos clases juntas. Yo me dirigí con Avalon a enfrentar nuestro mayor
problema. El profesor William.
- ¿No pudo estudiar?
Preguntó el profesor.
- ¡No! ¡Me fue imposible! ¿Sabe lo horrible que fue pasarme la noche vomitando?.
El profesor arqueó una ceja.
Mientras Avalon seguía en su papel, digno de un Óscar.
Llegue a dudar por un momento de que fuera una actuación.
Luego de unos diez minutos, el profesor se creía - a medias- las calamidades de la pobre de Avalon.
Hicimos el examen y en cuánto se lo entregué al profesor salí lo más rápido posible. Desde lejos podía
ver a Avalon acusarme de alta traición por no dejar que se copiará de mi examen.
Gesticulé un "Lo siento" sin emitir palabra y salí del salón.
Las siguientes clases no fueron tan malas como pensé que serían, no me quedé dormida en ninguna, eso
ya era un logro. Hubo un receso corto para comer, me encontré con Avalon en la cafetería, sentada a su
lado estaba Brooke.
- ¡Abby! ¿Como pasaste el fin de semana?.
Preguntó Brooke.
- Hola, de lo peor, estudiando ¿y tú?, por lo que veo muy bien.
Dije mientras me sentaba a su lado con la bandeja de comida.
- ¡Increíble!.
Respondió risueña, y con un brillo en sus ojos.
- Estuve en la fiesta de Alex con unos amigos, te estuve buscando pero no te encontré.
Agregó.
Avalon le hizo un gesto para que dejará de hablar.
- No me invitaron.
Respondí.
Brooke hizo una mueca.
- Ah, eso lo explica todo.
Dijo mientras revolvía su comida apenada.
Avalon se apresuró a decir algo para evitar el silencio incómodo.
- ¡Está comida esta deliciosa! Esta vez se destacaron ¿eh?.
- Es lo mismo que sirven todos los lunes, y la semana pasada dijiste que lo odiabas.
Dije rodando los ojos y metiéndome una cucharada de carne a la boca.
Brooke ahogó una risa y yo volví a concentrarme en mi comida.
Ni idea de que carne era, y mejor no saber.
- ¿Dónde está Skyler?.
Pregunté, mientras tomaba un sorbo de jugo.
- Supongo que en el patio. Sabes que odia comer adentro.
Dijo Brooke con la boca llena.
Seguí comiendo y conversando con ellas. Supuse que vería a Skyler a la salida como todos los días.
Luego de todas las clases, me quedé en el patio esperando a Skyler.
Me senté en un banco, mientras veía la hierba y las plantas, algo distraída.
Alguien me tocó un hombro y dí un respingo, asustada. Volteé rápidamente y Skyler estaba con...¿Una
empanada? Ah, y atrás de ella estaba Valerie.
Skyler tenía la boca llena, apuesto que durante las clases se había comido varias barritas de cereal o
chocolate. Prácticamente es un agujero negro de comida y lo peor del caso es que no lo parece.
- ¡Hola!.
Dijo Sky con la boca llena.
Valerie me saludó, tenía varias clases con Skyler, por lo que se habían vueltos amigas -no tan cercanas-
que solían pasar los recesos juntos cada tanto.
No pasó demasiado cuando se retiró.
Skyler y yo caminamos por las mismas calles de siempre para llegar al departamento.
- ¡Miraa!.
Dijo y se detuvo enfrente de una tienda. Parecía que sus ojos iban a salirse.
Ah, era una tienda de papelería y cosas de arte.
Antes de que pudiera detenerla corrió hacia dentro.
Me dijo que volvería rápido, por lo que me adelanté.
Llegue a el departamento, cuando estaba apunto de abrir la cerradura una fuerza ‐que desconozco- me
detuvo.
Pegue el oído a la puerta por puro instinto y escuche ruidos. Me aparté rápidamente y aquí tenía la
opción de hacer lo que cualquier persona con juicio haría. Llamar a la policía o pedir ayuda. Pero yo no
soy una persona con juicio.
Abrí la puerta de un tirón y me quedé ahí observando, prestando mucha atención a los detalles.
El sofá, los muebles, los cojines, la mesa, la alfombra, la lámpara...todo estaba bien.
Cerré la puerta con cuidado de no hacer ruido.
Y los ví.
Mi espalda chocó con la puerta y ellos también me vieron.
Un chico alto, cabello negro, ojos claros y profundos, estaba vestido de negro. Y una chica, cabello
blanco, ojos azules, como el océano, su cabello caía en cascada llegándole a la cintura, estaba vestida de
un color claro. Nos miramos por una fracción de segundo. Parecían ángeles, las facciones delicadas de la
chica eran impresionantes. No parecían humanos.

Bajé la mirada lentamente y mis ojos se detuvieron en la cadera del chico, luego miré la de la chica...los
dos tenían armas.
Mi corazón estaba apunto de salirse de mi pecho, sentí la oleada de pánico, la adrenalina tomando el
control de mi cuerpo.
Debí actuar como una persona racional. Bueno, al menos tuve una buena vida.
Pero no se las dejaría fácil. Eso nunca.
Una sombra se movió rápidamente hacia mi, abrí muchos los ojos. Todavía estaba algo aturdida por lo
que acababa de suceder. Todo se volvió más confuso para mi, cuándo el chico pareció hacer una mueca
de ¿preocupación? bien, tal vez, me estaba volviendo mala leyendo las expresiones de las personas. Sí,
seguro era eso. Me aparté lo más rápido que pude y la sombra me rozó el brazo. Justo en la zona donde
me rozó, sentí un dolor agudo y punzante, como si me hubieran clavado 5 cuchillos en el mismo lugar, y
al mismo tiempo.
La sangre empezó a brotar.
La sombra pareció enloquecer cuando la sangre empezó a salir de mi brazo. El chico se abalanzó antes
de que la sombra pudiera siquiera respirar - Sí es que respiraba- y me empujo hacia atrás, haciéndome
caer.
Aún estaba intentado procesar el hecho de que 2 desconocidos estaban en mi casa, y un ente no
humano-aunque, era seguro que los dos desconocidos tampoco fueran humanos-

Me fijé un poco más en la sombra, tenía forma humana si la detallaba, pero era difusa, cómo una nube
negra. El chico sacó el arma que tenia en la cadera. Parpadeé unas cuántas veces para creer lo que
estaba ante mis ojos. Eso no era un arma normal, no, en absoluto no lo era. Tenia luz. Una luz casi
cegadora. ¿La luz siquiera puede contenerse? ¿Era algo posible?.
El chico no fue lo suficientemente rápido y la sombra con algún tipo de poder mental atacó al chico y
lanzó el arma por los aires.
La chica aprovecho la distracción y se apoyó de la pared para dar un salto, luego se lanzó encima de la
sombra de forma elegante y grácil. Spoiler: falló.
La sombra se desvaneció -antes de que la chica siquiera tocara el suelo- y luego apareció justo delante
de mi.
Juró que parecía la mismísima muerte.
La sombra tomó forma humana, y pude ver rasgos muy marcados y masculinos, un chico esbelto con
cara de psicópata. Un auténtico psicópata.
No lo pensé 2 veces. Agarre la lámpara que tenía al lado y se la estampé en la cara. Eso lo enfureció.
Me puse en pie de un salto, y corrí detrás de él chico. En un movimiento rápido, saco el arma y disparo
lo que parecía un rayo de luz, directo al corazón del psicópata-sombra o lo que sea que fuera.
Pareció ahogar un grito de dolor y se desvaneció. No quedó nada. Apenas algo de humo donde había
estado hace 5 minutos, como si le hubieran prendido fuego y se hubiera consumido en tiempo récord.
No me había dado cuenta que había estado aguantando la respiración, hasta que exhale.
Mi pulso estaba por el cielo. Mi respiración estaba acelerada. Sospechaba que en cualquier momento
podía sufrir un ataque cardíaco.
El chico dio un suspiro y me examinó con la mirada. Frunció el ceño.
- ¿Estás bien?.
Preguntó, su voz estaba teñida de preocupación.
- ¿Te parece que estoy bien?.
Mascullé. La rubia soltó una risita.
El chico frunció el ceño.
Me jalo del brazo y me llevo hacia uno de los muebles.
- ¡No me toques!.
Advertí, soltandome de su agarre. No lo hacía de forma brusca o fuerte, en realidad estaba siendo
delicado, pero eso no eliminaba el detalle de que no lo conocía.
No dijo nada. Fue hacia el baño y sacó el botiquín de emergencias.
Para ser sincera, ya ni recordaba que mi brazo estaba sangrando.
La rubia tenía entre sus dedos lo que parecía una partícula de luz, estaba atónita. La dejo en mi herida y
mi piel la absorbió. La herida se selló casi automáticamente. El chico limpio la sangre seca, y no existía
señal que indicará que ahí hubo una herida. Quede boquiabierta.
Todavía estaba procesando cuándo ambos se alejaron un poco, haciendo el -inútil- esfuerzo de que no
escuchará lo que cuchicheaban.
- No es posible.
Dijo el chico.
- Ella sabe toda la verdad, ¿Que hacemos, Quinn?.
- Fácil, matarla.
Dijo con tanta frialdad y naturalidad que me dio escalofrío.
Me quedé paralizada, esperando que alguno hiciera el ademán de moverse para salir corriendo. La otra
opción era estamparles otra lámpara pero sospechaba que sería inútil.
- No.
Dijo el chico con voz fría y firme.
- No voy a matarla.
- ¿Y quién dijo que tienes que hacerlo tú?.
- Quinn.
Su voz sonó como una advertencia.
- Pero-
- No. No. Y no. No tenemos orden de hacerlo, y tampoco quiero, es solo una humana. Dudo que hable,
está asustada.
Dijo el chico.
- No causará problema, y sí habla, nadie le creerá.
Agregó.
- Tienes un punto a favor. ¿Pero y la organización?.
Empezó Quinn.
- ¿Que pensarán de nosotros? ¿Cómo les explicaremos qué revelamos el secreto, que una humana sabe
de nuestra existencia?.
- No lo sé. Tenemos que contárselos.
- Podríamos borrarle la memoria. Es más fácil. No le haríamos daño.
Explicó Quinn
- No.
Respondió el chico, y no dió pie para discutir.
Quinn suspiró.
- ¿Entonces?.
Preguntó.
- La vigilaré, tú encárgate de comunicarselo a los demás.
Respondió el chico.
¿Comunicarselo a los demás? ¿Existían más como ellos? Quedo muy claro -al menos para mi- que
humanos no son.
El chico se acercó hasta el mueble y me examinó con la mirada, me incomodó.
Miré nuevamente a mi alrededor buscando algo en caso de que necesitará escapar.
Lo encontré.
Sonreí.
El chico enarcó una ceja. Y antes de que pudiera pestañear una sombra apareció justo en frente. Tomó
forma rápidamente y me fulminó con la mirada.
- Ni lo pienses.
Dijo el chico.
Agarro el bolso con el montón de cuadernos adentro y lo lanzó lejos de mi alcance.
Bien, la idea de darle un bolsazo queda descartada.
Se sentó en un sillón que tenía al lado y la puerta se abrió. Al instante pensé que era Quinn. Pero no.
Skyler.
¿Como podía decirle que saliera corriendo de ahí?. El chico tenía la misma expresión de indiferencia.
Pero cambió cuándo Skyler se tensó de pies a cabeza.
Tenia una bolsita en una mano, con varios productos de papelería. Debí de suponerlo. Y su mirada se
paseó por cada mueble del apartamento. Se detuvo justo donde estaba sentado el chico. El chico la miró
fijamente pero no se movió.
Skyler ¿lo ignoró?.
Hizo una mueca cuándo observo un poco más el mueble y luego pasó de largo, siguió examinando los
demás muebles. Cerró la puerta con desconfianza y tiró el bolso en el mueble que tenía al frente, como
siempre solía hacer.
El chico relajó su expresión y se acomodó mejor en el sillón.
Pero Skyler seguía tensa.
- Pensarás que estoy loca.
Murmuró.
- ¿Qué?.
Pregunté, ignorando el hecho de que no había visto a un desconocido sentado en nuestra sala con total
tranquilidad.
- Siento que el ambiente está…más ¿pesado?.

Dijo mientras se dirigía a la cocina y dejaba la bolsita en el comedor.


Skyler podría tener miopía pero el hecho de que no haya visto un chico en nuestra sala, rebasó todos los
límites, especialmente teniendo en cuenta que ese chico en particular era difícil de ignorar.
Hice una mueca de frustración y el chico sonrió. Algo me dijo que Skyler no era la ciega. Él estaba
haciendo algo, no se qué sea, pero lo estaba haciendo.
Skyler seguía mirando todo con desconfianza. Y le hice una seña.
El chico se dio cuenta pero lo ignoré.
Skyler entendió. Sacó un cuchillo de la cocina mientra yo seguía inmóvil.
- Abby, ¿Sucede algo?.
Negué con la cabeza.
Pero en mis ojos decía otra cosa.
Skyler tragó saliva y se acercó despacio al sillón. El chico se levantó rápido y Skyler dirigió su mirada
justo dónde él estaba. El chico ya no sonreía. En absoluto.
- Suelta eso niña, vas a terminar cortandote un dedo.
Dijo.
Skyler se quedó rígida.
- ¿Qué-e?.
Tragó saliva. Y soltó el cuchillo.
¡NOOOO! Nuestra única oportunidad se fue.
Al parecer ahora sí lo podía ver.
En menos de una fracción de segundo me levanté, Skyler le lanzó un cojín al chico y salió corriendo a la
puerta.
Él desapareció en lo que parecía una nube negra y volvió a aparecer en frente de Skyler. Corrí hacia
donde Skyler había dejado el cuchillo. No sé en qué momento me jalo del brazo y me cargo para volver a
sentarme en el sofá. Golpeé, pataleé, pero todo fue inútil. Me lanzó en el sofá y fruncí el ceño.
- Si alguna de las dos vuelve a moverse, me veré obligada a amarrarlas, ¿entendido?.
Dijo con un tono frío y serio.
Skyler estaba con los ojos muy abiertos. En sus ojos podía ver el terror grabado.
- ¿Que haces aquí? ¿Quién eres?.
Preguntó Sky.
- No te interesa. Conformate con saber que no voy a secuestrarlas.
Eso no pareció aliviar a Skyler. Y a mi tampoco.

Quinn regresó como una luz. Una luz muy hermosa y cálida, tenia forma humana, pero era extraño.
Podías ver sus extremidades. Iluminaba casi la habitación entera, tomó forma rápidamente, y volvió a
ser la chica que ya conocía. Skyler volvió a ponerse rígida.
- Hay más como ellos, ¿Cierto?.
Susurró.
- Ah, maravilloso, otra humana lo sabe. ¿Tendré que notificar que ahora son 2?.
Dijo Quinn.
- ¿Que dijeron?.
Preguntó.
- No son buenas noticias para ti Luke, eso te lo aseguro.
Luke frunció el ceño y Quinn sonrió.
- Tendrás que hacer de niñera.
Luke hizo una mueca de desagrado.
- Perfecto.
Puso lo ojos en blanco y luego miró a Sky.
- Ella también lo sabe. No puede vernos pero, creo que lo siente.
Dijo Luke.
Quinn observó a Skyler con ojos curiosos, como si fuera alguna clase de juguete nuevo.
- Quien lo diría. No son tan débiles después de todo.
Dijo con desdén.
Y se fue.
Luke nos echó un último vistazo.
- Las estaré vigilando.
Y desapareció entre sombras.
Me levanté del sofá, todavía sin poder creer lo que había pasado.
- ¿Qué acaba de suceder?.
Preguntó Sky, estaba respirando con dificultad y tenía los ojos muy abiertos. Estaba pálida.
- Sí supiera explicarlo, te lo contaría.
Dije.
- Creo que ví algo que no debía.
Skyler se tensó.
- ¿Algo como qué? ¿Un asesinato?.

Dijo Skyler, señalando la sangre seca que yacía en el piso. Mi sangre.

- No. Algo mucho más loco.


Tardé como media hora intentando explicarle a Skyler lo que había sucedido, ella lo entendió para mí
sorpresa, supongo que después de todo lo que acababa de ver era creíble.
Todo el día estuvimos ignorando lo que sucedió. No hablamos del tema. Pero no dejaba de repetir la
escena una y otra vez en mi cabeza. ¿Qué era? ¿Que hicieron? ¿Porque Luke me salvó la vida?.
No entendía. Y mientras más vueltas le daba al asunto todo me parecía menos lógico.
Estaba leyendo un libro, echada en el sofá. Por más que intente concentrarme era inútil. Hasta
que....una idea asaltó mi mente.
Skyler estaba revisando algo en su celular.
- Sky.
- ¿Sí?.
Dijo sin apartar la vista del móvil.
- ¿Como supiste que había...alguien más?.
Se encogió de hombros.
- Yo...no lo sé.
Admitió.
- No es la primera vez que siento eso. Pero está vez era diferente.
Dijo en voz baja.
Y recordé. Recordé que durante la semana pasada Sky se sentía "diferente". Me lo había dicho unas
cuántas veces pero no le di importancia. Hasta que empecé a ver sombras en el departamento. Para
este punto me empecé a preocupar por el estado de mi salud mental. Se lo mencioné a Skyler quien
decía, que tal vez no estaba tan loca después de todo. Las cosas solo empeoraron las próxima semanas.
Nos sentíamos cansadas casi todo el tiempo y sin ganas de hacer nada, sin motivación. Y en otras
ocasiones teníamos subidones de energía en él que nos volvíamos súper productivas de la noche a la
mañana. Teníamos tanta energía que a veces ni dormíamos. Eso empezó a volverse cada vez más
agotador, y hoy, Parece que las respuestas a todas mis preguntas aparecieron de la nada, junto con ese
chico. Y junto con más preguntas. Genial.
Skyler se acomodó mejor en el sofá.
- Esa sensación ya la había sentido antes, aquí. Pero esta vez era más intensa, no sé explicarlo pero,
sabía que había alguien aquí. No necesite verlo para comprobarlo, estaba segura.
Dijo.
- ¿Si volvieras a estar cerca de ellos lo sabrías?.
Sky asintió.
- ¿Que tienes en mente, Abby?.
Sonreí.
- Ya conozco esa sonrisa, y no quiere decir nada bueno.
Skyler tenía razón.
1 hora después estábamos Sky y yo en las oscuras y frías calles.
Sky con un abrigo del tamaño de un oso al igual que yo. Podías sentir el aire frío hasta en los huesos. La
luna iluminaba de forma tenue las calles.
Sky frunció el ceño.
- Sí nos asaltan o secuestran será tu culpa.
- ¡No seas aburrida! ¿No querías tener una aventura?.
Skyler se frotó el rostro con frustración y me dirigió una mirada cargada de odio.
- ¿Sabes? Cambié de opinión, ya no estoy segura de querer una aventura.
Seguimos caminando por las oscuras calles, Sky hasta ahora no había sentido nada y yo no había visto ni
a Quinn ni a Luke.
Sky se detuvo en seco y una sonrisa se grabó en su rostro.
- ¿Qué?.
Pregunté sin entender, ¿Había sentido algo?.
- Tal vez, Luke sabe que estamos aquí.
¿Eh?, ¿Me perdí de algo?.
Y luego recordé lo último que dijo.
- ¿Crees que nos estará vigilando?.
- Es posible.
Se limitó a responder Sky y seguimos nuestro camino.
Hasta que Skyler se detuvo en seco.
Luego regreso sobre sus pasos.
Miré al frente y los ví.
2 chicos altos, tenían una capucha y se dirigían directo hacia nosotras.
Sentí un escalofrío que me recorrió la espina dorsal, y un nudo en el estómago. Todas mis alertas se
activaron.
CORRE ESTÚPIDAAAA.
Mejor hacerle caso a mi instinto.
Empuje a Sky para que empezara a mover las piernas, mientras yo salí corriendo. Ella hizo lo mismo.
Escuché como ambos soltaron una risita mientras nos perseguían.
Fue una mala idea. Una muy mala idea salir de noche, solo a mi se me ocurre.
Sky se adelantó y corría como si su vida dependiera de ello -tecnicamente hablando, sí dependía de ello-
por mi parte, aceleré el paso, para doblar en el siguiente callejón y-
Dos sombras aparecieron de la nada al frente, ambos chicos tenían una sonrisa, pero no pude ver nada
más.
Corrí en la dirección contraria, para ellos era un juego. Lo sabía, lo estaban disfrutando. Mi corazón latía
a mil por hora y lo único que tenía en mente era que debí quedarme viendo películas en mi
departamento. Pero ya era demasiado tarde para arrepentirse.
Skyler y yo doblamos en una de las calle. Y entonces ellos aparecieron al frente.
- Están haciendo esto demasiado fácil.
Dijo uno de los chicos con voz juguetona.
Él otro río.
Skyler soltó un chillido y uno de ellos la acorraló.
Él que hace rato se estaba riendo, apareció detrás de mí y me acorraló contra la pared. Le propicie una
patada en sus partes nobles. Y corrí a ayudar a Sky, pero ella ya se había librado del otro. Corrimos hacía
un callejón y Skyler se tropezó.
Ambos nos tenían donde querían.
Skyler se arrastró hacia atrás, todavía en el suelo. Estaba aterrada.
Yo solo podía escuchar el latido de mi corazón, bombeando sangre a toda velocidad.
Y cuándo pensé que no teníamos escapatoria, un chico apareció de la nada. Apenas pude ver su rostro,
le lanzó una patada a uno de ellos y lo lanzó contra la pared. El otro intento escapar pero no lo logró. Del
brazo del chico que nos estaba defendiendo salió oscuridad pura, se extendió hasta el otro chico
lanzandolo por los aires.
Skyler seguía tirada en el suelo y el chico le extendió la mano para ayudarla a levantarse. Sky dudó pero
la aceptó con desconfianza.
Él chico se quedó inmóvil justo debajo de un farol y nos echó un vistazo. Esta vez pude verlo mejor.
Cabello castaño oscuro y ojos grises. Nariz respingada, rostro definido y varias pecas regadas por su
rostro. Adorable.
- ¿No les han dicho que es peligroso salir de noche?.
Dijo mientras nos observaba.
- Gracias...
Dijimos Skyler y yo al mismo tiempo.
- Es mejor que se vayan ahora. No están muertos del todo.
Miré a uno de los chicos que estaba tirado, un líquido de un color oscuro, negro y brillante salía de las
heridas que tenían en la piel.
Asentí mientras empecé a caminar, Sky hizo lo mismo.
Sky y yo nos miramos de reojo. Este chico era otro rarito de esos, que podía desaparecer o aparecer
entre las sombras. Y por supuesto, parecía sacado de alguna historia de Wattpad. Ambas estábamos
esperando a que la otra hiciera una pregunta.
- Gracias por salvarnos....
Empezó Sky.
- Dan.
Respondió el chico, con una sonrisa, mientras caminaba con rápidez.
Ambas nos volvimos a mirar.
Y yo me animé a empezar el interrogatorio.
- ¿Qué eres?.
Pregunté mientras caminaba junto a Sky, ambas nos miramos por unos segundos, esperando una
respuesta.
Dan soltó una risa profunda y encantadora, como si ya le hubieran preguntado lo mismo un millón de
veces.
- No necesitan saberlo. Solo olvídense de lo que sucedió.
Respondió mientras seguía caminando.
Nos acompañó hasta la calle de nuestro departamento. El resto del camino no hablo mucho. O más bien
no algo relevante.
En varias oportunidades noté a Skyler mirándolo de reojo con desconfianza.
- Gracias por traernos.
Dije alejándome, Sky abrió la boca para decir algo y la cerró de golpe. Se tensó nuevamente y la noté
incómoda.
¿Eh?.
Ah, ya entendí la razón.
Ví un chico saliendo del departamento, era imposible no reconocer su figura a lo lejos. Luke.
Se dirigía directo hacia nosotros a paso decidido.
Dan se tensó y retrocedió un poco.
Luke se esfumó en una sombra oscura, que apareció justo delante de mi. Me apartó a un lado y sacó un
arma de su cadera en un movimiento ágil y rápido.
- Aléjense de Él. Ahora.
¿Qué?.
Sky intentó quitarle el arma a Luke, eso lo hizo enfurecer. Yo por mi parte me interpuse entre Dan y el
arma.
La mirada de Luke se volvió oscura. Nos apartó a ambas.
- Nos salvó la vida.
Se apresuró a decir Skyler, probablemente intentando que Luke dejará en paz a Dan.
Luke la miró y volvió a dirigir su mirada incrédula a Dan.
- Déjalo.
Dije con voz firme sin dar pie a discusiones.
- La próxima vez que te vuelva a ver por aquí no correrás con la misma suerte. Aléjate.
Le dijo Luke a Dan, mientras lo fulminaba con la mirada.
Dan desapareció en una nube de oscuridad, se esfumó en lo que parecía una fracción de segundo.
Luke nos dirigió otra mirada.
- Me están causando más problemas de que los que deberían.
Dijo, al mismo tiempo que hacía una mueca.
Lo teníamos donde lo queríamos. O eso pensé.
Hora del bombardeo de preguntas.
Sky y yo nos lanzamos una mirada cómplice. El plan no había funcionado tal y como queríamos pero al
final, logramos el objetivo ¿no?.
Luke frunció el ceño como si supiera a la perfección que estábamos tramando.
Antes de que siquiera pudiera abrir la boca Luke me interrumpió.
- Finjan que no ha sucedido nada.
Se limitó a decir, antes de que pudiera desaparecer -otra vez- lo agarré del brazo.
- No te irás.
Le advertí . Tengo el control de la situación. ¡Es obvio!.
Luke me miró directamente a los ojos. Esos ojos oscuro parecían que ocultaban un millón de secretos,
están llenos de misterios, parece que son una invitación para romper las reglas. Son hipnóticos.
Sonrió.
¿Ah?.
Y el idiota hizo caso omiso de mi advertencia, y desapareció en una nube negra.
¿No que tenías el control de la situación?.
Tenía.
Skyler soltó una risa.
Yo fruncí el ceño.
- Tú advertencia funcionó a la perfección.
Dijo Skyler mientras reía. ¿Tan gracioso era que me hubiera ignorado?.
Para mí no era nada gracioso.
Entramos al departamento, Sky estaba muy atenta a su alrededor.
Me tiré en el sofá con mala cara.
El plan no había resultado, en absoluto.
- Todo esto es...surreal.
Dijo Skyler.
- Ese chico, Dan, es igual a ellos. Puedo sentirlo.
Agregó Skyler mientras se dejaba caer a mi lado en el sofá.
- No creo que nos haga daño. Estoy segura. Dije.
Skyler siguió en silencio, como si estuviera intentando encajar todas las piezas o que lo que acababa de
suceder hoy tuviera algo de sentido.
- ¿Que son?.
Preguntó Skyler. Esa pregunta flotó entre las dos por un breve instante.
- No tengo ni idea. Pero lo averiguaremos.
Capítulo 2

Toda nuestra mañana transcurrió relativamente "normal". Era de madrugada cuándo salimos del
departamento, Sky cerró la puerta con llave y nos dirigimos al instituto.
Recorrimos las mismas calles de siempre, los edificios y casas tan familiares y las farolas adornando las
calles. Subí el cierre de mi chaqueta cuando una fría ventisca me golpeó la cara, un escalofrío ne recorrió
de pies a cabeza. Esa mañana era particularmente fría.
- Entonces, son como ¿Súper héroes?.
- Creo que sí. Hacen esa cosa rara con la sombra. Puede desaparecer y aparecer, además de manejar la
oscuridad, no sé hasta que punto.
- Tampoco olvides que pueden hacerse invisibles.
Dijo Skyler.
Hice una mueca.
- ¿Se nos olvida algún detalle?.
- Por alguna razón, tú puedes verlos, y yo puedo sentirlos. Ah, Luke y Dan se odian, tal vez sea
importante.
Asentí.
Skyler y yo estábamos intentando adivinar cómo todo estaba conectado sin lograr mayores resultados.
Todo lo que sabíamos hasta ahora no era suficiente. Lo único útil era que yo podía verlos cuando se
volvían invisibles. O al menos eso era lo que Skyler decía. Ella por su parte podía saber dónde estaban
sin necesidad de verlos, como si tuviera alguna clase de sexto sentido. No era mucha información, pero
por ahora, era más que suficiente. No tardamos demasiado en llegar al instituto, Sky y yo fuimos a
nuestras clases.

Escuchaba el ruido de fondo mientras mi mente intentaba sacar conclusiones. La voz del profesor lo
único que había logrado hasta ahora era desconcentrarme.

-Señorita Abby.

Levanté la cabeza para encontrarme una mala cara. Asentí en respuesta.

-¿Cuál fue el último tema que mencionamos?.

Oh, no tengo la menor idea. Tal vez sea porque su clase no me servirá para nada a resolver el hecho de
que ayer casi muero, sin mencionar, que no tengo interés absoluto en lo que está hablando.

Sí, definitivamente no podía decirle eso.

-Mmm, yo-

- No diga más, la próxima intenté prestar más atención. 5 puntos menos.

Regresó sobre sus paso, terminando al frente y siguió hablando sobre como calcular la aceleración de un
objeto con fricción. Hice una mueca y decidí dejar todo el caos de mi mente lejos por el tiempo suficiente
como para lograr concentrarme. Una hora después, me encontré con Avalon, quien empezo a conversas
conmigo-con un entusiasmo inimaginable- sobre el vestido que queria comprar el fin de semana para la
próxima fiesta de Alex.
-¿Qué piensas?, ¿Vendrás cierto?

-¿Eh? ¿A dónde?

-¡Disculpa!, tierra llamando a Abby. Parece que tu mente está en un lugar muyyyy, muyyy lejano y
apartado de aquí. ¿Se puede saber que te dejo tan perturbada?.

Avalon hizo una mueca y sacudió las manos -al mismo tiempo que hablaba-enfrente de mi rostro
haciendo un esfuerzo por traerme de regreso.

-No tengo culpa alguna que las clases de biología me dejen así. Creeme que hoy no tengo deseo alguno
de sacarle las tripas a una rana.

Respondí, no era del todo mentira, en realidad, mi siguiente clase era de biología y quería organizar
mejor mis pensamientos antes que mi estómago se revolviera.

-¿Qué estabas diciendo?

Pregunté.

-Me preguntaba sí me acompañarías al centro comercial- se encogió de hombros- pensé que sería
entretenido. Ir de compras, tal vez al cine. Así me ayudarías a escoger mi vestido.

Avalon esbozó una tímida sonrisa posiblemente esperando que aceptará .

Sonreí en respuesta.

-No veo porque no. Será divertido. Podría aprovechar la oportunidad y comprarme algo también.

Avalon se lanzó encima de mi cuello y me abrazó. No tenia idea de cuándo le emocionaba ir de compras.

El resto del día fue normal. Me quedé pensando el cualquier mínimo detalle del día anterior que pude
haber pasado por alto.

Un pensamiento asaltó mi mente. Todavía olvidaba detalles del día anterior, intentaba repetir la escena
una y otra vez en mi cabeza. Sabía que estaba pasando algo por alto. No sabía hasta que punto lo que
recordaba podía llegar a ser útil. Quinn podía controlar la luz. Luke la oscuridad. Hasta ahí todo estaba
“bien”. En la mañana no mencionamos eso, aunque Sky lo sabía. Y luego el pensamiento fugaz del chico
que me atacaba, oscuridad pura, su mirada fría y distante, sin una gota de compasión. Tenía la misma
habilidad que Luke, pero no parecían estar del mismo lado. Luego, los chicos que nos atacaron a mi y a
Skyler en la calle. Misma habilidad, misma mirada fría, misma crueldad. Y por último Dan. Misma
habilidad, mirada cálida y muy diferente a los psicópatas que había conocido ese día. A primera vista se
puede facilmente conectar a Luke y a Dan, tomando en cuenta que ambos se comportaban similar, con
la única diferencia que Luke es un amargado y Dan todo lo contrario. No tenía mucho sentido, Luke dejó
claro que odiaba a Dan. Empezando a unir las piezas, existía la posibilidad de que Dan fuera como ellos,
como lo que me atacó.

Rápidamente descarté esa teoría, su comportamiento no encajaba, Él fue quien nos defendió. No
confiaba en él, en absoluto, pero no pensaba que fuera capaz de hacer daño. Al menos no a nosotras.

Ese chico, Dan, es igual a ellos. Puedo sentirlo.


Lo que dijo Sky retumbó en mis pensamientos. Tal vez, despues de todo, sí era uno de ellos. Pero la
verdadera pregunta no era sobre sus habilidades o sobre su capacidad-que era por mucho superior a la
de los humanos-si no, ¿Qué eran?. Una pregunta que seguía atormentandome un poco, una pregunta
que no podia responder con certeza. Por ahora.

Esa misma noche apenas pude dormir, mis pensamientos no estaban mezclados. Permití darme un
descanso y volver a hacer todo normalmente. No ignoraba el asunto, pero hasta que no averiguará
mejor que sucedía y tuviera más información sobre ellos decidí olvidarlo, aunque de vez en cuándo el
suceso volviera a mi cabeza.

Desperté, aún algo adormilada. Un escalofrío hizo que me metiera debajo de las cobijas. Escuchaba la
lluvia, como las gotas resbalaban contra el vidrio. El sonido tranquilizó mis nervios y poco a poco volví a
entrar en mis sueños. Pero algo me saco repentinamente de ellos. Fruncí el ceño y me senté en la cama.
Noté un movimiento extraño en medio de la oscuridad y eso fue suficiente para salir de un salto de la
cama y prender la luz. Observé con más detenimiento cada parte de la habitación. La puerta, el
escritorio, las notas adhesivas, recordatorios y dibujos pegados al frente de la pared del escritorio, la
biblioteca llena de libros de texto, fantasía, romance y aventura. Nada. Nada estaba fuera de lugar.
Masajeé mis sienes, el cansancio estaba empezando a afectarme, tal vez era la paranoia. Me obligué a
calmarme, pero ya mis sueños habían sido ahuyentados y dudaba que existiera forma alguna para volver
a dormir.

Me senté en la cama, respiré hondo y apagué la luz, antes de levantarme para salir de la habitación. Me
dirigí directo a la cocina, un té me ayudará a volver a dormir. Saqué unos sobres de té de los cajones de
la cocina, llené una olla de agua y esperé a que hirviera. Me senté en una de las mesas del comedor,
dejando que mi mente vagara a cualquier lugar.

El ruido de la lluvia empezó a volverse inquietante, el viento sacudía los árboles alrededor del
departamento y podía escuchar como las ramas golpeaban de forma sutil las ventanas, algunos
relámpagos acompañaban el sonido de la lluvia cayendo.

La puerta de la habitación se abrió dejando ver a una Skyler con mala cara. Tenía el ceño fruncido y
parecía que sus párpados se cerraban solos, soltó un largo bostezo y me dedicó una mirada vacía. Se
sentó en otra se las sillas al frente, su cabello estaba desordenado. Se frotó el rostro para intentar
despertarse.

-¿Puedes prepararme un té, por favor?.

Dijo arrastrando las palabras.

Asentí.

-¿No puedes dormir?.

Pregunté con un tono de curiosidad.

Negó con la cabeza.

-No me siento bien.

Admitió.
-Siento el estómago revuelto, tengo frío y una sensación horrible. Creo que estoy enferma.

Agregó.

Se quedo mirando la nada. Mientras una de sus manos estaba encima de su estómago.

No tardé mucho en servir el té.

-¿Que hizo que te despertarás?

Preguntó Sky con la voz un poco ronca por acabar de despertar, tomo un sorbo del té y concentró su
mirada en mi, esperando una respuesta.

Decirle “Nada" era una opción tentadora, pero no era eso lo que realmente había pasado.

Me gustaría decirle lo que había visto, o tal vez, lo que creí haber visto. No serviría de mucho. Estaba
paranoica, lo sabía, la adrenalina que galopaba a través de mi cada vez aue escuchaba el más minimo
ruido no era normal. No, en absoluto , no lo era.

Abrí la boca para decir algo, y un pequeño ruido causó que mis sentidos volvieran a estar alerta. Me
levanté de golpe y empecé a mirar a mi alrededor.

-¿Abby?, ¿Todo bien?.

Negué con la cabeza. No estaba bien.

Sky tenía una expresión indiferente mientras giraba la silla para poder mirar el mismo punto que yo
estaba mirando. Una sombra, casi imperceptible se movió desde la puerta del baño hasta el piso de
nuestra habitación Me quede paralizada. Le dirigí una mirada a Sky, solo para comprobar que ella había
visto lo mismo que yo. Por la expresión de su rostro, era fácil comprobar que sí. Sky abrió los ojos como
platos y se levantó despacio. La puerta entreabierta de nuestro cuarto no nos permitía ver demasiado.
Ambas nos acercamos a la puerta lentamente. Mi respiración acelerada, la adrenalina corriendo por mi
cuerpo, y mi corazón martillando en mi pecho. No tenía tiempo para esto. Patee la puerta, se abrió por
completo dejando ver varias sombras proyectadas a causa de una tenue luz proveniente de la lámpara
de noche de Sky. Nada fuera de lugar. Suspiré, aliviada. Hasta que otro movimiento extraño hizo que me
sobresaltara. Skyler dió un respingo, la sombra tomó forma ante nuestros ojos. Luke.

La rabia invadió cada centímetro de mi cuerpo. ¿Como se atrevía? Apreté tanto la mandíbula que pensé
que el rechinar de mis dientes se oiría hasta en la habitación de los vecinos. Lo odiaba. Había
interrumpido mi preciado sueño solo para asegurarme que un loco no intentará asesinarme, y resulta,
que solo era Luke acosandome. Era hombre muerto. O lo que sea que fuera. Le propicié un golpe en la
mandíbula y su mirada confusa y desconcertada se concentró en mi. Lo saqué a patadas de la
habitación.

-¡Lárgate de aquí!.

Grité, indignada. Y ojalá me ignorará porque recibiría mucho más que un golpe en la mandíbula.

-¿Estás loca?.

Preguntó cada vez más desconcertado .


Existían límites y él los rebasó en el momento que entro EN MI DEPARTAMENTO. Que quedé muy claro
que esto es una violación a mi privacidad, y no se lo permitiría.

Respiré hondo, convocando toda la paz y paciencia que pudiera llegar a existir en mi.

-Cómo te vuelva a ver en mi departamento...

-¡¿Qué?! ¡Por si no lo sabías, te recuerdo que te estoy vigilando! ¿Necesitas que te lo deletree?.

El tono sarcástico en su voz lo único que logró fue irritarme.

-Al menos sí vas a vigilarme, puedes hacerlo de forma menos descarada. Y sí quieres entrar a mi
departamento, pide permiso. Me gustaría conservar al menos algo de privacidad.

Le dirigí una mirada cargada de odio.

La pobre Sky estaba mirando la escena tan confundida como Luke. Probablemente procesando todo lo
que acababa de suceder. Luke frunció el ceño en respuesta a mi mirada asesina.

-Oh, claro, como quieras. La próxima te llamaré para avisarte que te visitaré para conversar. Ah, y traeré
unos ponquesitos como postre.

Hice una mueca y apunté impaciente a la puerta.

Él desapareció en una nube de humo, color ceniza.

Esa noche, logré calmarme los suficiente para conciliar el sueño.

A la mañana siguiente, me levanté para ir a la escuela. No tenía deseo alguno de levantarme pero mis
opciones eran muy reducidas.

Las mismas aburridas clases de todos los miércoles. Las mismas conversaciones sobre la fiesta que Alex
tenía pensando hacer ese mismo fin de semana en su casa. Todo era igual de monótono. Me dirigí a la
biblioteca de la escuela sólo para sacar algunos libros de texto que sabía que necesitaría para mi
examen. Los grandes estantes tenían libros de todo tipo. Desde libros escolares comunes hasta clásicos
de la literatura. Disfrutaba la maravillosa vista. Libros, libros y más libros. Esté era mi lugar feliz, con la
excepción de que no todos los libros eran de fantasía o thrillers. En uno de los estantes encontré un libro
polvoriento, el lomo y la portada de cuero se mostraba envejecido. Parecía que desde hace mucho
tiempo nadie se hubiera tomado la molestia de leerlo. Lo saqué del estante.

“Leyendas y mitos" se leía en la portada, tenía un aspecto descuidado. Unos dibujos grabados en la
portada, con elfos, hadas y flores. Enarqué una ceja. A pesar de las ilustraciones, parecía cualquier cosa
menos un libro para niños. Me llevé el libro y seguí buscando algo para mi clase.

En las mesas de las biblioteca pude distinguir a una Sky concentrada con un moño desordenado. Unos
cuántos libros estaban apilados en la mesa y tenía notas adhesivas de colores esparcidas. Algunas con
escritos y otras las había utilizado para marcar detalles importante en el libro. Me acerqué despacio
detrás de ella.

-¡Boo!
Skyler dió un salto y soltó el libro que tenía en la mano, por un mometo pensé que me lo lanzaría en la
cara.

Frunció el ceño al ver que era yo, pero rápidamente se concentró en el libro que guardaba debajo de mi
brazo.

Me lo arrebató y sonrió al ver el título, lo coloco encima de la pila de libros y sonrió.

-¿Qué haces?.

Pregunté, confundida.

-Estoy intentando averiguar más sobre lo que nos ha pasado.

Respondió, mientras volvía a sentarse y sacaba el siguiente libro de la pila. Libros abiertos de par en par
seguían en la mesa, apartó algunos para poder leer el que tenía entre sus manos. Revisé con atención.
Hadas, elfos, duendes, fantasmas, ángeles, demonios y otras criaturas-probablemente inexistentes-
aparecian en algunos de los libros. Tenian ilustraciones y explicaban como se había formado la leyenda o
mito entorno a esa criatura.

-Tal vez, en alguno de estos libros, encuentre alguna pista o indicio de qué son Luke, Dan y Quinn.

Agregó Skyler.

Negué con la cabeza.

-¿Y crees que encontrarás respuesta en un libro de mitos y leyendas?

- Todas las historias tienen una pizca de verdad.

Se limitó a decir y sus labios se curvaron formando una sonrisa. Me senté con ella, algunos de los libros
ni siquiera eran de mitos y leyendas, eran de fantasía. Está situación era irreal. Aun así, empecé a leer.

-¿Puedes decirme otra vez lo que sucedió? Tal vez pasamos por alto algún detalle importante. Cualquier
cosa por más mínima que sea puede ayudarnos.

Dijo Skyler.

En realidad, solo quería olvidarlo. Pero necesitaba llegar al fondo de esto y para hacerlo, debía
esforzarme por recordar cualquier detalle que pareciera insignificante. Cerré los ojos y repetí la escena
en mi mente, una y otra vez. Lo mismo de siempre. Excepto qué….

-Sangre.

Skyler hizo una mueca desconcertada.

-¿Eh?.

- Antes de que llegarás a el departamento, cuándo me encontré con Quinn y Luke, había alguien más.
Tenía la misma habilidad que Luke.

Skyler asintió.

-Me atacó. Rozó mi brazo y lo hizo sangrar. Cuándo la sangre empezó a correr por mi brazo, enloqueció.
Skyler hizo una mueca, y sacó el libro con la portada de cuero. No tardo mucho en encontrar una de las
páginas y me la mostró.

-Vampiros.

La página mostraba una ilustración de un chico con traje y colmillos afilados. Con sangre esparcida por el
traje arrugado. Y una pequeña descripción de lo que se consideraba un vampiro.

-Bien, existen los vampiros.

Skyler revisó el libro.

-Es posible. Es lo único que tenemos, por ahora.

Respondió.

-Luke y Quinn actuaron diferente. Quinn me sanó. Pero, los chicos que nos atacaron en el callejón,
¿crees que sean…

Skyler asintió.

-¿Y Dan?.

-No lo sé.

Admití.

-No creo que sea verdad lo que diga el libro. Tal vez más de la mitad del concepto es un invento.
Tomando en cuenta que en ningun lado dice que pueden controlar las sombras o algo por el estilo.

Dijo Skyler.

Empecé a reflexionar sobre eso.

Tal vez teníamos razón, tal vez estabamos más cerca de descubrir la verdad. O tal vez no. Solté un bufido
y agarre el primer libro que encontré a mi alcance.

Me levanté sobresaltada recordando que mi objetivo no era leer sobre criaturas fantásticas-resulta, que
tal vez no eran tan fantásticas después de todo- dejé el libro de lado, y me dispuse a buscar lo que se
suponía que debía estar buscando.

Hice una mueca al sacar el libro de biología, no era precisamente lo que deseaba leer en ese momento,
me gustaría estar con Skyler revisando la pila de libros sobre leyendas. Al menos, sería más interesante.

El resto de la tarde lo pasé felizmente en la biblioteca estudiando.

Mi móvil sonó, en la pantalla mostró una notificación. Era un mensaje de Avalon.

Hola.

¿Donde estás?.

Hola.

En la biblioteca.
¿Todo bien?.

Luego de responder, dejé el móvil a un lado.

¡pim!.

Otro mensaje. Fruncí el ceño.

¿Puedes venir?.

¿AHORA MISMO??

¿A dónde?.

¡Sí!. Al centro comercial.

¡por favor!.

No.

¡Necesito comprar

mi vestido!.

¡Dijiste que iríamos

el fin de semana!.

¡La fiesta se adelantó!.

¿¡Por favor!?.

Bien, iré.

___________________

Hice una mueca y guardé el libro en mi bolso. Estudiaría después. Caminaba distraídamente cuándo
alguien jaló mi brazo. Dí un respingo.

- No logré conseguir demasiada información.

Skyler parecía decepcionada, probablemente pensaba que de verdad encontraríamos algo valioso o que
nos diera una pista de en qué nos estabamos metiendo.

Capítulo 3

Francamente estaba impresionado por lo precavidas que eran las humanas. Más específicamente Abby.
Tenía más de una hora siguiendola y estoy seguro que ni siquiera sabía que estaba cerca. Su habilidad
era inútil, tomando en cuenta que podía burlarla fácilmente sí permanecía mezclado entre la gente. Y
por la otra humana ni me preocupaba, bastaba estar a una distancia segura y problema resuelto, su
habilidad está tan poco desarrollada que da lástima.

Me quede observando a una distancia segura como salía de la biblioteca por sí las dudas. Aún no tenía
confianza suficiente para verla más de cerca. Ella tenía el móvil en la mano a medida que caminaba.
Fruncí el ceño. Un camión podría llevársela por el medio, pero claro era más importante el móvil. Lo
dejó de utilizar y lo guardó en su bolso, siguió caminando sin mirar atrás. Teniendo en cuenta las
circunstancias esperaba que estuviera más alerta. Pero no. Resulta, que ser su niñero, no sería tan
complicado después de todo.

La seguí. Entro en un centro comercial lleno de gente. Caminaba disimuladamente aunque estaba muy
consciente de que ningún humano podía verme a excepción de ella, y por lo visto no estaba interesada
en mirar su entorno. Abby entro en una tienda de ropa, nada especial. Para esté punto estaba
cuestionando la decisión de cuidarla, después de todo, no le diría a nadie, además me sentía como un
miserable acosador. ¿Para qué me tomaba la molestia de vigi-

Me perdí entre la multitud cuándo Abby echo una mirada a través del cristal de la tienda. Estaba
mirando un punto muy específico, justo dónde la estaba vigilando ¿No podía mirar a otro lugar?.

Reaccioné rápido y en una fracción de segundo me perdí entre todas las personas que se movían por el
centro comercial.

Suspiré aliviado, una vez comprobé que Abby no seguía observando. Me llené de valor y me cole en la
tienda. Arriesgado, lo sé. Pero no tenía tiempo para esto, quería mover mi trasero para irme a cualquier
lugar. Tal vez una misión en la que mi vida corriera peligro. Cualquier cosa era mejor que tener que
vigilarla. La pregunta volvió a aparecer en mi cabeza. ¿PORQUÉ?. No necesitaba respuesta, sabía el
porque. Sabía que yo había revelado el secreto, sabía que era mi culpa en primer lugar. Pero no sabía
que una humana pudiera tener una habilidad. No tenía idea.

Estaba tan distraído en mis propios pensamientos que apenas percibí cuándo Abby salió de la tienda.

Suspiré, me moví entre las sombras. Abby subió a las escaleras eléctricas, me quedé quieto hasta que
llego al segundo piso.

Una mirada asesina se dirigió hacia mi.

Oh. Ya me había descubierto.

Las comisuras de mis labios se elevaron antes de que siquiera pudiera detenerme. Me quedé un
segundo observandola, mientras sus ojos castaño oscuro me acuchillaban. Creo que deseaba eso. Se
quedó boquiabierta por la forma descarada y tan relajada en que la miraba, como un acosador.

Las sombras me rodearon poco a poco, una vez me fundí con ellas me dirigí hacia ningún lugar en
particular. No era nuevo eso de vigilarla, ella lo sabía, pero parecía no estar muy feliz con eso. Me lo
dejo muy claro cuándo golpeó mi mandíbula. Aún tenía un pequeño hematoma, no podía evitar sentir
un atisbo de orgullo. La humana no era inofensiva después de todo. Definitivamente no lo era.

__________________________

La rabia ardía en mi interior. Luke desapareció sin dejar rastro alguno, más que una nube de sombra que
terminó desvaneciéndose.

Suspiré y me giré hacía Avalon. Su mirada cargada de brillo y felicidad.

Había tiempo para pensar en lo que era Luke, pero no ahora.

-¡Es fantástico!.
Avalon miraba la bolsa dónde estaba el vestido como si fuera el amor de su vida. De repente, el briilo en
su mirada se apagó de forma casi imperceptible.

-Es una lástima que no puedas ir.

Hizo un puchero.

Sonreí.

-No me invitaron. Además, sabes que no soy de ir a fiestas, me siento mejor en casa…

-Rodeada de tus preciados libros, ya lo sé.

Avalon hizo una mueca.

Yo reí.

-Lo siguiente en mi plan es conseguir unos tacones que hagan juego.

Avalon se dió unos toquecitos en las sienes como si intentará pensar sobre su siguiente maniobra.

Fue divertido que me llevará de una tienda a otra. Preguntándome cuáles zapatos o joyas se verían
mejor. Alex era su amor platónico desde que era una niña. Me sorprendía que aun estuviera enamorada
de él. Ella asistía a todas sus fiestas sin falta. Invitaba a un grupo reducido de personas que él
consideraba “digno" de estar en su humilde mansión. Creo que era obvio que el consideraba que no era
digna. Por mi que se pudra.

Luego de una exhaustiva búsqueda de los zapatos perfectos, nos dirigimos a comer. Era agotador ir de
un lugar a otro. Sin mencionar que, ni siquiera había almorzado. Mi estómago rugía como un motor y en
ese momento era capaz de comerme unas 5 arepas.

Luego de comer, Avalon y yo salimos del centro comercial. Paseamos por las calles mientras el sol se iba
ocultando dejando una explosión de colores en el cielo. El naranja y rosa se mezclaban de forma tan
perfecta, el atardecer era impresionante.

-¿Crees que le guste?.

-No lo sé. Pero sí no le gusta no sabe nada de la belleza. Te veías hermosa.

Una sonrisa tímida se abrió paso entre los labios de Avalon.

-A veces ni siquiera sé porqué me gusta. Solo recuerdo que me parecía increíble. Atractivo. Tierno. Y
luego, el cariño que sentía por él cambió. Ya no era una simple amistad como la que teníamos de niños.
Era mucho más que eso.

Su mirada se concentro en el atardecer.

-Es estúpido, porqué tal vez solo me ve cómo una amiga.

Soltó una risa amarga.

-No sabes sí él piensa eso. Nunca le has dicho lo que sientes. ¿Porqué te preocupas por algo que tal vez
no sea cierto?. Después de todo, a veces, nosotros mismos somos quienes complicamos las cosas.
Avalon se quedó pensantiva por un segundo.

Pateó una piedra que se cruzó por su camino.

-Porque, tengo miedo. De que no sienta lo mismo, de hacerme ilusiones y terminar rota. De que se
burle, de que se aleje. Conozco a Alex, pero cada vez que creo conocer a una persona, siempre me
terminan demostrando lo contrario. Y sí de verdad le gustará, ¿Porque no ha dado el primer paso?.

- Sí a ti de verdad te gusta, ¿Porque no haz dado el primer paso?. Sí sigues esperando, solo verás como
las oportunidades pasan enfrente de ti. Hazlo, inténtalo, y que pasé lo que tenga que pasar.

Avalon sigue caminando, parece estar considerando lo que dije. Toma un respiro y me mira directo a los
ojos.

-Se lo diré en la fiesta.

Suspira, y veo una sonrisita en su rostro. Sus mejillas sonrojadas. Baja la mirada. Y otro suspiro. Cómo sí
tratara de convencerse a sí misma de que lo hará. Sus pasos al caminar se vuelven más lentos pero más
seguros.

Levantó la mirada. Y mis ojos se abren como platos. Reconozco la piel blanca y los ojos hipnóticos. Las
pecas que se dispersan por su rostro. Dan

En un callejón, recostado de la pared, con actitud despreocupada. Sonríe en forma de saludo.

Avalon levanta la mirada y se queda un momento inmóvil.

-¿Quién es él?.

Su mirada de queda fija en Dan.

Avalon se sonroja completamente y no puedo evitar reír. Sí, ya lo sé, es muy atractivo.

Se encoge de hombros y se muerde el labio mientras sigue levantando la mirada disimuladamente.

Dan me dirige una mirada cómplice. Avalon sigue sonrojada y sus ojos casi se salen cuándo Dan se nos
une, acompañandonos en nuestra caminata.

-¿Cómo va todo Abby?.

Su mirada relajada y concentrada en mi. Observa de reojo a Avalon y las comisuras de sus labios se
elevan. Avalon se sonroja aún más.

-Hola.

Dice tímidamente, algo muy extraño en ella.

-Hola.

Dice Dan, sonriendo. Le toma la mano a forma de saludo y Avalon parece no poder creeerlo. Los faroles
en las calles se empiezan a encender a medida que el atardecer se convierte en anochecer.

-Bien.
Respondo, intentando no mostrar la desconfianza que siento hacia él. Todavía algo sigue sin encajar.

Avalon nos mira a los dos, con los ojos muy abiertos.

Dan se dirige hacia ella.

-¿Necesitan que las acompañe?

Niego con la cabeza, pero Avalon me dirige una mirada cargada de odio.

Dan se encoge de hombros. Y parece decepcionado por mi negativa.

Sé que está buscando una excusa, pero esté no es el mejor momento para eso. No quiero parecer
sospechosa y ante cualquier actitud rara, sé que Avalon empezará a interrogarme. Pero necesito hablar
con él, sí está dispuesto a hablar claro.

Le hago una seña. Y él parece entender.

-Fue un placer conocerte.

Dice dirigiendose a Avalon,le da un beso en el torso de la mano. Y se despide de mi con un “Hasta


luego".

No pasa mucho antes de que lo vuelva a ver, con la pequeña diferencia de que ahora Avalon no tiene ni
idea de que está ahí.

-¿Dónde conociste ese chico? Necesito saber en dónde puedo encontrar uno así.

Suelto una risa y espero que Dan-quien se encuentra unos pasos atrás de nosotras- no haya escuchado
eso.

-Es una larga historia.

-Pues yo quiero oírla.

Me dice Avalon con una sonrisa.

-Es…muy atractivo.

Escucho una risita y la ignoré.

- ¿Y que pasó con Alex y lo que le dirías en la fiesta?.

Le recuerdo a Avalon.

-¿Q-quien es Alex?

No puedo evitar soltar una risa.

-Cierto, pero sí no resulta te agradecería que me consiguieras un chico cómo él…¡Espera! ¿Cómo se
conocieron?.

-En resúmen, unos chicos intentaron sobrepasarse y él me ayudó. Eso es todo.

Avalon parece sorprendida.


-Es guapo y además un héroe. ¿Acaso vuela?.

Hago una mueca. Sí supiera que no. Pero, puede controlar las sombras. ¿Es casi lo mismo, no?

-Tal vez.

Reí.

-Necesito que me cuentes esa historia con detalles. Lástima que ya no tenemos tiempo.

Hace una mueca.

-¡Nos vemos mañana!.

- Nos vemos.

Avalon empieza a alejarse para irse. Pero se detiene a media calle y regresa sobre sus pasos.

-Ah, por cierto, no sabes lo agradecida que estaría si me consiguieras una foto de él. O su instagram.

-¡Avalon!.

-¡¿Q-qué?! Solo decía…

Se encoge de hombros y se despide, esta vez, no se detiene.

Una vez Avalon se alejo lo suficiente. Empiezo a caminar hacia el departamento. Le avisé a Skyler por
mensaje que iba en camino así que debe estar esperándome. Mientras me acercó, escuchó una risita y
giro sobre mi talones para mirar a los ojos a Dan. Su mirada brillando de diversión.

-¿Así que soy atractivo, eh?.

Dice, con una sonrisa arrogante.

-Sí, lo eres. Pero creo que eso ya lo sabías ¿No es cierto?. Además, no te queda ser arrogante.

Él ríe y yo hago una mueca.

-Tu amiga es encantadora. Me gusta cuándo saben reconocer mi gran atractivo.

Me guiña un ojo de forma encantadora.

-Me encargaré de decirselo. Lamentablemente, no supo reconocer tú grado de idiotez.

Digo con un tono de lástima y le dirigo mi sonrisa más radiante.

Dan hace una mueca, lastimado por mis palabras.

Se lleva una mano al pecho.

-Auch. Eso le dolió a mi ego.

El departamento está muy cerca, veo a alguien saliendo, y no necesito ver más de una vez para saber
que es Skyler.
La mirada de Dan se desvía hasta Skyler, se queda inmóvil por un momento pero luego sigue avanzando.
Sus ojos grises la examinan por un momento y brillan tenuemente.

-Supongo que tienes algo importante que decirme, ¿No?.

Su mirada se dirige otra vez hacía mi.

-Nos encontramos por casualidad.

Dice con un tono suave.

-No creo en las casualidades.

Él frunce el ceño.

-No creo que me seguiste solo porque te parezco adorable, ¿no?.

Agregué.

-Creeme que me pareces cualquier cosa menos adorable.

Dice.

-Dame una razón para confiar en ti. ¿Porqué tú y Luke se odian?.

Da un respingo. Me observa por un segundo, estudiando detenidamente lo siguiente que dirá.

Suspira.

-Creo que ya te habrás dado cuenta, ¿no?. Después de todo eres una chica inteligente.

Skyler aparece detrás de mi.

-¿De qué no eres humano?.

Dice Skyler.

Yo sonrió.

Dan le dirige una mirada y sonríe.

-Me sorprende que no les hayan borrado la memoria aún.

-Nos sentimos afortunadas.

Dice Skyler con una sonrisa y tono irónico.

-No cambies de tema. ¿Porque Luke y tú no se llevan bien? Ni creas que solo por salvarme una vez voy a
confiar en ti, así que habla.

Dan me mira con los ojos muy abiertos.

-Lo que Abby trata de decir, es que queremos ver si podemos confiar en ti.

Siento la mirada fulminante de Skyler, pero no me importa en este punto. Quiero la verdad y saber que
se esconde detrás de todo esto.
Dan suspira.

-Es complic-

-Me importa tanto como tú opinión sí es complicado, escupe.

-No me corresponde a mí decirselos. Deberían preguntarle a Luke.

Dice, mientras empieza a caminar para irse. Siento la furia ardiendo en mi interior.

Skyler se adelanta y lo jala de la muñeca. Se voltea, sus ojos color gris ardiendo.

-Vampiro idiota.

Murmuro para mi misma.

Eso parece captar su atención, abre los ojos como platos .

-¿Disculpa?.

Skyler parece reaccionar y quita la mano del alrededor de su muñeca, algo impresionada.

-Vampiro. Idiota.

Sonrío con suficiencia.

Dan queda boquiabierto, veo un atisbo de rabia. Odio, tal vez. Pero rápidamente transforma su
expresión a indiferencia. Sus ojos grises siguen ardiendo.

Suelta una carcajada. Y por primera vez me fijo en sus colmillos, blancos y afilados. Un escalofrío me
recorre de pies a cabeza.

-Ni intentes convercenos de lo contrario. Ya lo sabemos.

Dice Skyler. Tal vez sí acertamos, él suelte lo que sabe. Y sí no, al menos lo intentamos.

La expresión de Dan se vuelve seria otra vez.

Suspira.

-¿A dónde quieren llegar con esto? ¿Al manicomio?.

Aparenta tranquilidad, pero aún veo ese atisbo de rabia.

Sonreí.

-¿Te afecta que te digan lo que eres?.

Digo con la intención de provocarlo. Un pequeño músculo en su mandíbula está palpitando.

-Son más inteligentes de lo que pensé. Aunque sí lo fueran dejarían de curiosear y meterse dónde no
deben.

Agregó.

No negó nada.
- Sí quieren saber más, pregúntenle a ese guardián.

Hizo énfasis en la última palabra.

Guardián.

Nos dirige una última mirada cargada de emociones. No sé qué signifique.

-Tendrán suerte sí no las matan dentro de una semana.

Y desaparece en la familiar nube de oscuridad.

Capítulo 4

Al menos las respuestas a nuestras preguntas llegaron. Junto con más preguntas.

Dan no negó nada. Incluso nos dió una pista de lo que era Luke. Un guardián. ¿Que significaba eso? Ni
idea.

Skyler trago saliva.

-Creo que aún no he terminado de entender por completo lo que acaba de suceder.

Se frotó la cara.

-Yo tampoco.

Admití. Aunque mi mente estaba juntando todas las piezas y pistas que tenía como un rompecabezas.

-¿V-viste sus colmillos?.

La voz de Skyler teñida de miedo. Desconfianza.

Asentí. Mi cabeza dando vueltas, parecía imposible. Pero no lo era, eso lo tenía muy claro. No me
sorprendería a este punto que las hadas también existieran. Solté un bufido.

-Sí. Y creo que toqué una fibra sensible con lo que le dije.

Skyler me fulmino con la mirada a medida que subíamos las escaleras.

-No pensé que le afectará tanto. La forma en que reaccionó….esperaba provocarlo, presionarlo para que
dijera algo que fuera útil.

Fruncí el ceño.

-Lo único que logré fue irritarlo.

Skyler río.

-Irritarlo sería poco. Diría que lo ofendió el simple hecho de que hayas tenido el descaro de decirle que
era un “vampiro idiota". Tal vez lo ofendió más lo de idiota.

Sonreí.

-No lo creo.
Una sensación de paz y falsa seguridad me lleno una vez llegué a nuestro piso. Las palabras de Dan se
repitieron en mi cabeza unas cuántas veces.

-¿Crees que lo decía en serio?

Preguntó Skyler.

-¿Qué?.

-Qué correríamos con suerte sí no estábamos muertas dentro de una semana.

Al decirlo se estremeció.

-No lo sé. Hasta ahora que no nos hayan borrado la memoria es un logro. No sé si planean deshacerse
de nosotros para resolver el problema de una vez y listo.

Skyler se dejó caer el en sofá.

-¿Cómo lo encontraste?.

Preguntó.

-La verdadera pregunta sería como él me encontró a mi.

Skyler hizo una mueca.

-De camino hacia aquí.

Respondí.

-Avalon parecía fascinada cuándo lo vio.

Sonreí. Skyler frunció el ceño.

-Ya sé que su atractivo no puede pasarse por alto. Pero ¿es enserio?.

Solté una risita.

-Y por lo visto le encanta que admiren su atractivo.

Hice una mueca. Skyler sonrió.

-Y eso no es lo único. Luke también se apareció en el centro comercial. Está logrando sacarme de mis
casillas sí es lo que quiere.

Skyler me estudió con la mirada.

-Hay una razón clara por la que nos persiguen a todos partes. ¿No te parece? Y ninguno quiere darnos
más información. Debemos empezar desde el principio. La razón de porque nos vigilan.

-Lo sabes bien. Sabemos de su existencia, ese es el problema.

-¿Porqué no nos borraron la memoria? Ni siquiera sé si sea posible, pero por lo visto sí.

Me encongí de hombros.
-Por qué no somos humanas comunes. Tenemos algo de su interés.

Me quedé pensando en eso.

No eramos humanas comunes.

-Yo puedo verlos.

Murmuré.

-Y según lo que han dicho no deberías. Además, yo puedo sentirlos.

-Eso es todo. ¿Porqué les interesaría?.

-Tarde o temprano los habrías descubiertos. Tal vez eres la única que puede verlos cuándo hacen….eso
que los hace desaparecer.

Skyler hizo una mueca.

-Al menos, ya sabemos que Dan es un vampiro. Eso es algo.

-Eso significa que los que nos atacaron también lo eran….y Luke es un guardián. Sea lo que sea que
signifique eso.

Dije.

-Pero, sigue sin ser suficiente.

Skyler se acomoda mejor en el sofá.

Yo me tiro encima del sofá intentando relajarme. Suspiro.

-Lo sé.

Respondí.

Acomode mejor mis pensamientos. Un plan empezó a formarse. Sí necesitaba información debía
conseguirla. No sabía que querían, ni para que, lo mejor era estar preparada ante cualquier situación, el
único problema era que mis conocimientos sobre las críaturas fantásticas era limitado. En realidad, lo
que sabía era completamente diferente a la realidad. Sacarle la información a Luke sería una tarea
imposible, hasta ahora no mostraba signo alguno de emoción, excepto la sonrisa idiota que mostró en el
centro comercial, era indiferente y difícil de provocar. Necesitaba alguien vulnerable, fácil de manipular,
suena horrible, lo sé, pero las circunstancias no eran las mejores. Todo apuntaba a Dan, necesitaba algo
de tiempo, pero, tal vez él podía decirme lo que necesitaba saber.

Le conté a Skyler mi plan. Pareció convencida, funcionará.

Skyler se quedó haciendo su parte, ahora, yo haría la mía.

Encontrar a Dan sería la tarea más difícil. Pensé en las opciones, podía caminar por la ciudad y esperar
verlo en algún callejón observando con mirada atrevida, o exponerme en la noche y esperar que él me
encontrará a mí. No tenía ánimos para que un vampiro intentará comerme así que la segunda opción
quedó descartada. Por ahora.

Seis con cuatro minutos, el sol ocultándose entre la nubes, pensé que mis probabilidades de encontrarlo
eran más altas sí salía casi anocheciendo. Ayer mi plan tomó forma, estaba decidida y determinada a
descubrir todo. Todo.

Funcionará. O al menos eso esperaba . Y sí no funcionaba, siempre puedo improvisar. En mi cabeza se


estaban reproduciendo todos los escenarios posibles que podían salir mal.

Caminé un poco más, pasando por las calles cercanas al departamento, observando a mi alrededor
esperando ver un rostro conocido. Nada.

Sí no lograba encontrarlo para la noche volvería al departamento derrotada. Y volvería a buscarlo


mañana, pensé en la posibilidad de atraerlo con un trozo de carne ensangrentada pero era muy posible
que todos los vampiros de la ciudad se me tirarán encima como depredadores hambrientos. No tenía
demasiadas opciones, prefería esperar de una forma mágica que apareciera enfrente de mi y poner en
marcha el plan.

Sigo avanzando por las calles pavimentadas, el azul del cielo volviéndose poco a poco cada vez más
oscuro. Cruzo en una esquina y sonrió. Esto fue más fácil de lo que esperaba, me pone los nervios de
punta que haya sido tan fácil. Dan está unos pasos mas adelante caminado con total tranquilidad, cruza
en un callejón y lo sigo, no parece haberse percatado de que alguien lo está siguiendo, que descuidado.

-Hola.

Da un respingo y voltea.

Sus ojos brillan divertidos o tal vez sorprendidos.

-Hola.

Ladea un poco la cabeza.

-Pensé que con la advertencia que te hice te quedarías en casa temblando de miedo y te olvidaría del
asunto.

Notó un tono sarcástico en su voz.

Sonrió.

-No me asusto tan fácilmente, supongo que eso ya lo notaste.

-¿No haz escuchado el dicho de que la curiosidad mató al gato?.

Ruedo los ojos.

-Yo soy mucho más inteligente y ágil que un felino.

Sonrió

Dan entrecierra los ojos


-Necesito tú ayuda.

Capítulo 5

El plan de Abby era una completa locura, y yo estaba más loca por hacerle caso.

Hice una mueca y deslice entre mis brazos las mangas de mi sudadera. Al menos, al llevarla puesta
sentía seguridad.

Por un momento titubee, podía decirle a Abby que no encontré a Luke, o que las cosas no habían salido
como planeó. Podía quedarme sentada en el sofá comiendo galletas oreos con un vaso de leche y
esperar a que llegará. Pero no era justo. Fruncí el ceño porqué realmente no quería hacerlo y no tenía
muy claro que parte de mi era la que me estaba empujando a bajar las escaleras y salir del
departamento. Tal vez mi curiosidad hablando más alto que mi lógica.

Mentiría si dijera que hubiera preferido hablar con Dan, solo recordar el destello de sus afilados
colmillos me daba escalofrío, a Abby le parecía “divertido" ¡¿A qué persona con juicio le parecería
divertido?!. Gruñí cuándo sentí el aire frío golpeando mi cara.

Tampoco hubiera elegido hablar con Luke, era un amargado y francamente estar cerca de él me
provocaba tanto miedo cómo estar cerca de Dan. Sabía que Luke estaba cerca, más cerca de lo que
pensaba y que tenía un ojo puesto en Abby y en mi porque podíamos causar problemas. Era más
probable que hubiera corrido detrás de Abby así que decidí ir en esa dirección. Crucé esquinas y
callejones mientras aparentaba seguridad. Suspiré, ojalá ningún vampiro decidiera cazar esta noche. Un
escalofrío en mi nuca disparó todas mis alertas. Me quedé un momento inmóvil. Alguien estaba detrás
de mí. Giré sobre mis talones en un movimiento fluido. Nada.

Fruncí ligeramente el ceño. Mi corazón palpitando a toda velocidad.

Volví a girarme y seguí caminando cómo sí nada. Aunque cada músculo de mi cuerpo quería echar a
correr.

Otra vez el escalofrío en la nuca, lo ignoré. Repasé el plan en mi mente y lo que saldría mal sí cometía un
error. Ojalá lo hiciera todo bien. No, lo haría todo muy bien. Espero.

El escalofrío se convirtió en un cosquilleo incómodo y constante. Esperé. Seguí caminando hasta llegar a
una calle completamente solitaria. Otra vez el cosquilleo.

Giré sobre mis talones.

-Hola, Luke.

Silencio.

Una nube de humo negro surgió de la nada, dejando ver de a poco la silueta de un chico. Luke.

Frunció el ceño, y me fulminó con la mirada.

-Hola.

Dijo con voz seca.


-No pensaba que hablaras enserio cuando dijiste que estarías observandonos.

Seguía con el ceño fruncido.

-Oh, me gusta cumplir lo que digo.

Respondió.

¿Voy al grano o primero me concentro en caerle bien?.

-¿Porqué me seguiste?.

-Curiosidad.

Confesó.

Necesitaba sacarle algo, cualquier clase de información, enigma, historia o lo que sea. No sabía muy bien
por dónde comenzar, pero más vale hacerlo pronto.

Entrecerré los ojos. Mi cabeza hizo “click" y fue como si una bombilla se encendiera. Sonreí.

-Eres poco conversador, ya que vas a vigilarnos al menos hagamos un esfuerzo por caernos bien. Algo
me dice que conviviremos mucho.

Hace una mueca.

-Espero que nuestra convivencia se acabe antes de que terminé la semana.

Que chico tan agradable.

-¿Podrías al menos disimular un poco tu desagrado con esta situación?.

Negó con la cabeza.

-Hay muchísimas cosas el doble de interesantes. Lo único llamativo es su habilidad para sacar de quicio a
las personas y su curiosidad. Son tan irritantes.

Empecé a caminar y Luke también lo hizo, casi parecíamos amigos. Casi.

No pude evitar sentir un atisbo de orgullo, tomaré lo de “curiosa” e “irritante" como un cumplido.

-Tú tampoco eres un guardián muy amable. Hasta este momento me caen mejor los vampiros.

Ruedo los ojos y sonrió. Le revele lo que sé y fingiré saber más hasta que él me suelte lo que necesito.

Hice énfasis en la palabra guardián, la dije con toda la seguridad que logré reunir.

La expresión de Luke se encrespo, de forma tan sutil que apenas lo noté.

Logré mi cometido, ni siquiera sabía si use la palabra de forma adecuada pero aparentemente sí.

Frunció el ceño.

-Me sigue impresionando la forma en que consiguen información tan rápido. No sé cómo hacen y
espero no saber.
Sonreí.

-Tengo mis contactos.

Suspiró.

-¿Abby lo sabe?.

Asentí. Seguía estudiandome con la mirada.

-¿Les contaron la historia?.

¿Eh?. ¿Historia? ¿Qué historia?.

Disfracé tan rápido como pude mi confusión. ¿Si me negaba sabría que mentía?. Dios, esto se estaban
volviendo complicado.

Negué con la cabeza.

-No me hablaron de ninguna historia.

Me encongí de hombros.

-Solo de lo que eras. Tu habilidad para desaparecer en las sombras…hum, y eso.

Me observó por un momento y soltó un risa. Sus ojos brillaron con diversión.

-¿No tienes idea de nada verdad?.

Lo fulminé con la mirada.

-No sabes mentir en absoluto.

Río de nuevo.

Fruncí el ceño. Al menos lo intenté.

-Sí, soy un guardián de las sombras.

Mis ojos se abrieron, al menos Dan había dicho la verdad.

-Puedo controlar las sombras a mi antojo. La oscuridad, en realidad.

Mi cerebro estaba guardando la información. Seguía mirándolo con mucha atención.

-Ah. Bien. ¿Vas a borrarme la memoria después de esto o cuál es el truco?.

Las comisuras de sus labios se elevaron.

-Debería. Pero prefiero no hacerlo, haría la investigación más difícil.

Hice una mueca. Investigación, claro, todo esto era por la habilidad de Abby, y la mía.

-¿Porqué odias a Dan? ¿Es por ser un…vampiro?.


Solté la pregunta sin pensarlo mucho, la palabra “vampiro" aún me sonaba extraña, esperaba
acostumbrarme a decirla.

Asintió.

-Los vampiros son guardianes que se dejaron corromper. Son crueles, viven del sufrimiento humano.
Literalmente.

Me quedé pensando en eso. Viven del sufrimiento humano. Tampoco es como sí no lo mereciaremos.

-¿Y Quinn?.

Lo pensó un poco antes de responder.

-Un guardián de la luz. Puede manipular la luz a su antojo .

Ah. ¿No se suponía que era lo mismo?, con la diferencia que, Quinn controlaba la luz, seguía siendo casi
lo mismo.

-¿No hay un guardián que controle la luz y la sombra?.

Negó con la cabeza.

-¿Porqué nos vigilas?.

Me observó un momento.

-Creo que eso ya lo sabes. Ningún humano debería saber la verdad, son las primeras humanas que
tienen una habilidad que nos afecta directamente. Es curioso.

Asentí.

-¿Por qué-

-Demasiadas preguntas. Quiero ver que tan lejos son capaces de llegar por información.

Me interrumpió antes de que siquiera pudiera terminar.

Sonrió.

Fruncí el ceño.

-¡Eso no es justo!.

-Oh, no lo es, pero es divertido para mi.

Hizo un pausa.

-Además. Vamos a vernos en la obligación de convivir más. No tenemos demasiadas opciones.

Y desapareció, dejando un nube de humo en su lugar.

Sonreí como una chica tonta. No tenía demasiado pero era mejor que nada.

Corrí sin mirar atrás por las calles, Abby tenía que saber esto.
_________________________

Negué con la cabeza. Dan seguía hablando y mi cerebro aún estaba procesando.

-¿Y como puedo tener la certeza de que estas contándome la verdad?.

Sonrió mostrando sus colmillos.

-Tienes que confiar en mi.

Lo fulminé con la mirada.

Hablo más de lo que había hablado desde que lo conocí. Era suficiente información , pero no hacía falta
conocerlo para saber que estaba omitiendo algo importante.

Mi cerebro encajaba pieza por pieza, el rompecabezas se completo poco a poco pero faltaba algo. Una
pieza importante. Aún no me contaba todo. Pensé que Skyler, más vale que hubiera logrado sacarle algo
a Luke. Tal vez sí lo logró pero no dejaba de pensar que cualquier cosa que diría probablemente tendría
un truco, o enigma. No tiene razones para contar la verdad, o al menos la verdad completa.

-¿Dónde está tu clan?.

Dan se encogió de hombros.

-Soy un vampiro solitario.

Mmmm, claro, sobretodo eso.

Asentí con la cabeza.

-Gracias.

Los ojos de Dan parecían tener una atisbo de…¿empatia?.

-No hay de qué.

Otra vez se encogió de hombros.

-Sigo pensando que esto es una mala idea.

-Me lo haz dicho más veces de las que puedo recordar.

Rodé los ojos.

No dijo nada.

-Recuerda. Matente alejada de Luke.

-Tambien debería estar alejada de ti y aquí estoy. No soy de hacer caso a los consejos o
recomendaciones que me hacen.

Sonreí y él frunció el ceño.


-Nos vemos pronto.

Entrecerró los ojos.

-Espero que eso sea nunca.

Lindo.

Me alejé del callejón con una mala sensación en en estómago. Esto no me gustaba. Nada de esto, sabía
que Dan tenía razón, era una mala idea. Pero encontraría la verdad así tuviera que ir a una colonia de
vampiros. Había algo más que nadie quería decir, lo descubriría pronto, junto con todos los secretos que
Luke guarda.

Capítulo 6

Cualquier persona que me viera corriendo por la calle pensaría que estaba loca.

Oh, a este punto no me importaba mucho pero a medida que conseguía más miradas curiosas
desacelere el paso.

El departamento parecía estar más lejos de lo que recordaba ¿Cuánto había caminado?.Me detuve,
observé las calles, los faroles, las casas….ah ya. Me ubique lo mejor que pude y sí, no estaba tan cerca
como pensaba. Los minutos se me hacían eternos mientras caminaba hacia el departamento. Hasta que
por fin, lo encontré. El sudor corria por mi nuca pero era lo que menos me importaba ahora. Subí las
escaleras con el corazón retumbando en mi pecho, hasta que llegue al piso. Ni siquiera verifique si Abby
había llegado, me metí en el baño antes de hacer nada y me dí una buena ducha. El calor era
insoportable y había corrido demasiado por hoy, definitivamente mi condición física no era la mejor, tal
vez necesitaba hacer más rutinas de ejercicio.

Me vestí y escuche la puerta abrirse. Abby. Salí al corredor tan rápido como pude.

Se volteó, tenía la misma expresión indiferente de siempre.

-Hola.

-Hola.

-¿Y bien?.

Abby sonrió.

-Te recomiendo que te sientes. Si te desmayas al menos no tendré que cargarte.

Hice una mueca y me senté en el sofá con los ojos muy abiertos.

-¿Tú lograste hablar con Luke?.

Preguntó mirándome a los ojos, se sentó en el otro extremo del sofá. Asentí.

-Me enteré de mucha información que puede ser útil. Pero primero quiero oír que te dijo el…

-¿Vampiro idiota?.

Reí.
-Sí, sabes que sí.

-Resulta qué, los vampiros pueden alimentarse de energía, no sólo de sangre. Y viven en colonias o
clanes. Casi nunca solos.

Hice una mueca, Luke había omitido ese detalle. Aunque supongo que se refería a eso.

Son crueles, viven del sufrimiento humano.

-Lo más importante, todos tienen una habilidad, además de su control de la oscuridad y sus instintos
súper desarrollados.

Volví a asentir.

-¿Y tú que tienes que contarme?.

-Bien, Luke es un guardián de las sombras, controla y manipula la oscuridad a su antojo. Quinn en
cambio es una guardiana de la luz, solo controla la luz. Ningún guardián puede controlar las dos, o al
menos eso dijo, no puedo asegurarte que no haya mentido.

Abby parecía pensativa.

-Además, dejo muy claro que los vampiros son peligrosos. Creo que fue una indirecta.

Hice una mueca.

-Dan no mintió. Aunque dejo muy claro que de ser posible no quería volver a verme. También me
advirtió sobre los guardianes.

Fruncí el ceño. Alguien mentía, ¿Pero quién?.

-Algo esta mal.

Abby asintió.

-Definitivamente. Pero ya sé que podemos hacer. Hay vampiros en esta zona, incluso algunos viven
entre nosotros cómo humanos.

No pude reprimir una mueca de horror. Me asustaban. Mucho. Solo pensar en eso me ponía la piel de
gallina. ¿Y a dónde quería llegar con eso?. Mi corazón se aceleró, no quería saber que estaba pensando
Abby, pero su plan era muy obvio. Y peligroso.

-¿Entonces?.

-Tal vez alguien que conocemos sea un vampiro, o un guardián. Necesitamos buscar la información que
ellos no quieren darnos y ya sé cómo.

Hizo una pausa.

Esto no me gustaba en absoluto.

_________________________
Era un hermoso viernes, y eso que todos los días me parecían horribles, pero éste sería muy diferente.
Mis planes estaban perfectamente trazados y tenía unos diez planes distintos en caso de que algo
saliera mal. Aunque sabía que no podía preveer cada pequeño error.

Skyler y yo habíamos llegado temprano a nuestras clases.

-¿No sientes nada?.

Ella hizo una mueca.

-Nada.

Fruncí el ceño, habíamos camiando prácticamente toda el instituto en busca de cualquier señal.
Esperaba que Sky pudiera determinar si había alguien no humano entre nosotros. Y no había nadie.
Nadie.

Eso era decepcionante. Pero no era el fin del mundo, ya después me encargaría de eso.

Las clases fueron normales, como un viernes aburrido y común. Avalon no dejaba de hablar sobre la
fiesta de Alex, que era mañana por la noche. La determinación brillaba en su mirada. Hablaría con Alex,
o eso era lo que decía, era ahora o nunca y esperaba que cumpliera lo que estaba diciendo.

Skyler se acercó entre un corto receso entre clases.

-Hola.

-Hola.

Sonrió, pero era una sonrisa nerviosa.

-Logré captar algo. Una señal, algo débil, pero ahí está. Es en el instituto, no sé especificamente en
dónde, pero puedo…

-Eres un sol.

Dió un respingo.

Lo teníamos. Casi.

-Eso es suficiente por hoy, ya al menos sabemos que sí hay algún vampiro o guardián por aquí cerca, eso
nos acercaría a…

Deje de hablar cuándo noté que Skyler abría los ojos como platos.

-Ahí viene el innombrable.

Hice una mueca, y cambié a mi habitual expresión de indiferencia. Usé la mejor cara de amargada que
tenía.

Skyler no se movió, siguió hablando de cualquier cosa poco importante esperando que siguiera de largo.
Yo esperaba lo mismo, y parece que ese día la vida tenía ganas de mostrar lo bondadosa que podía ser a
veces y pasó de largo. Solté un suspiro de alivio. Hoy estaba tan animada que a la más mínima
provocación, alguien recibiría un puñetazo.
Nuestra conversación concluyó y yo tuve que correr a mi siguiente clase para no llegar tarde.

Luego de las clases pasé parte de la tarde en la biblioteca, repasando mis apuntes una y otra vez. La
próxima semana tenía exámenes.

Avalon se encontraba sentada a mi lado, pasando algunos apuntes de su computadora.

-Odio estudiar.

Murmuró para sí misma.

La observé un momento en silencio y luego volví a lo mío.

-Haz estado rara últimamente.

Soltó.

-No hemos hablado mucho. Supongo que el instituto apenas te da tiempo de dormir.

Agregó y río.

Sonreí y asentí.

-Apenas tengo tiempo para tener vida social. No es como si tuviera mucha, pero se hace el intento.

Ella río.

-Deberias relajarte un poco. Puedes ir a la fiesta de Alex mañana sí quieres. Puedo convencerlo de que
te invité.

Negué con la cabeza.

-Prefiero pasar un fin de semana con mis libros.

Avalon hizo una mueca.

-Debí imaginarlo.

Dijo.

_________________________

Regresé a casa y suspiré de alivio. Hoy sería un día tranquilo, o ese era el plan. Habíamos hecho
suficiente por hoy.

El olor de limón estaba en todas partes, el piso no era muy grande tampoco por lo que olía a limón hasta
en los cuartos. Prácticamente podía saborear el pie, pero lamentablemente no era para mí, unos vecinos
me encargaron uno y no podía negarme. Especialmente si iban a pagarme. Sonríe al ver mi obra maestra
casi terminada. Metí los dos pies en el congelador.

Cocinar postres era divertido, más que todo porque podía comerlos después. Con razón me encantaba
tanto.

Escuché el ruido de las llaves y Skyler entró con mala cara, cambió su expresión en cuánto olfateo el
aire. Sonrió.
-Ni lo pienses. No es para ti.

-Pensaba que me habías extrañado tanto, que habías hecho un pie de limón para mi. Ya veo cuánto te
importo.

Hizo un movimiento dramático. Y luego fingió un sollozo para agregarle credibilidad.

Tenía una coleta de caballo desordenada, una camisa holgada y un pantalón de algodón. Acababa de
hacer ejercicio.

Reí. Ella me fulminó con la mirada, sonrió entrando en la habitación.

Tome el libro que había dejado en la mesa del comedor. Leería un poco, hoy no tenía práctica de boxeo
y era algo aburrido. Me ejercite más temprano, y no tenía nada que estudiar, así que me permití
relajarme.

Me lancé en el sofá con el libro y empecé a disfrutar mi lectura.

Skyler salió de la habitación y me observó en silencio un segundo. Me ignoró y se dirigió a la cocina.

Sabia decisión.

Seguí leyendo, Skyler se pasaba de la cocina a la habitación y viceversa. Quién sabe qué habrá perdido
esta vez.

Mi móvil sonó, hice una mueca.

Lo miré de reojo, el nombre de Avalon estaba iluminado en la pantalla. Lo siento, pero en la vida existen
prioridades. Seguí leyendo. El móvil sonó unas 10 veces más.

Mensajes de Avalon. Preguntaba que si podíamos vernos, quería contarme algunas cosas del baile y
conversar sobre el próximo trabajo.

No estaba de ánimos para salir hoy, pero aún así unos 20 mensajes después no sé cómo conseguí
levantarme del sofá para ir a su casa. Skyler me acompañó protestando, no visitaría a Avalon, pero
necesitaba hacer unas compras y ambas sabíamos que no tenía pensando hacerlas, aprovecho la
oportunidad para no tener que salir en la semana.

El sol estaba radiante, no entendía como tenía frío. Regresaría a casa antes del atardecer, había
aprendido la lección, estar de noche en las calles solo era buena idea sí querías que te secuestraran, en
los mejores casos.

Había mucho movimiento, no pude evitar fijarme en un grupo de chicos que estaban en una esquina,
miraban a las personas de forma fría y calculadora, las personas que pasaban no parecían notarlo en lo
absoluto, en realidad nadie los miraba, ni siquiera mostraban signos de curiosidad. Entrecerre los ojos,
tal vez los observé más de lo debido, uno de ellos miro hacia mi dirección y clavo su mirada en mi. Sentí
un escalofrío en la nuca, volteé la mirada.

Skyler me miro de reojo, hizo una mueca. Se fijó en esa esquina y frunció el ceño, aceleró el paso. Yo
hice lo mismo.

-A veces no sé sí es mi habilidad pero últimamente todo me da mala espina.


Frunció el ceño.

-No eres la única, si eso te hacen sentir mejor.

Skyler sonrió débilmente, parecía nerviosa, nos metimos en una calle solitaria, a partir de aquí ella
seguía para comprar lo que necesitaba y yo dirigirme a casa de Avalon. Sentí un escalofrío al adentrarme
en el callejón. Intenté no darle importancia, no era la primera vez que cruzaba por aquí.

A mitad del callejón un chico apareció de la nada justo en frente de mi, Skyler se quedó rígida mirándolo
con desconfianza. Me detuve en seco para evitar chocar con él.

Nos examinó un momento con la mirada y le enseñe mi mejor cara de amargada, la que usaba
prácticamente con medio mundo.

Skyler estaba a mi lado rígida, y atenta a cualquier movimiento .

Abrí la boca para preguntarle que quería pero él se adelanto.

-Esperaba encontrar algo diferente.

Murmuró para sí mismo.

-¿Qué?...

Antes de que pudiera decir nada se lanzó encima de mi.

Mis reflejos actuaron antes de que siquiera pudiera reaccionar, esquivé por poco el ataque y pateé sus
espinilla.

No le hizo ni cosquillas.

Sus ojos brillaban con una determinación que daba miedo. Ya conocía esa mirada. No era humano.

Pensé que volvería a atacarme pero en cambio opto por lanzarse encima de Sky, sus ojos se abrieron
como platos.

En un movimiento rápido Skyler cayó al piso y luego lanzó un puñetazo al aire. Apenas logre esquivarlo.
Mi respiración estaba acelerada y mi corazón parecía que estaba a punto de salirse. Otro puñetazo, esta
vez sí acertó. Me lanzó al suelo, y yo gruñí de dolor al caer al asfalto.

Auch.

El dolor se extendió por mi costado. Respiré con dificultad.

Sentí miedo. Pero no tenía pensando admitirlo. No ahora.

Escuche un chillido, apenas podía pensar. El chico se acercó hacia mi con una sonrisa cruel, sus ojos
brillaron de diversión. Se acercó más a mi. Mirándome con curiosidad, le lancé un gancho derecho. Mi
nudillos estaban rojos.

Apreté los labios y me puse en pie en un movimiento fluido, ignorando el dolor en mis costillas. Sky se
lanzó en encima del chico y le dio un puñetazo.

-¡Lo siento! ¡No es nada personal!.


Otra patada. Entrecerre los ojos.

-¿¡Está intentando matarnos y tú le pides disculpas!?.

Sky se encogió de hombros.

-Cuándo era pequeña me enseñaron que…

Skyler soltó un chillido cuándo la jaló del tobillo haciéndola caer, me acerqué y le estampe la cabeza
contra el asfalto.

Mi respiración seguía acelerada, trague saliva con dificultad, sentía el corazón en la garganta.

El chico se levantó con un gruñido y le lanzó una patada a Skyler, la esquivó por poco. Luego un
puñetazo a mi, logré bloquearlo y luego le dí un codazo. Su nariz tenía un extraño liquido blanco
brillante, supuse que era algo parecido a la sangre.

-Me gusta cuándo luchan. Es aburrido que mi comida haga todo tan fácil.

Le encesté otro puñetazo en la cara. Skyler lo hizo caer y aproveche la oportunidad. Corrí hasta el final
del callejón. No tenía oportunidades.

Mis nudillos seguían rojos y usé toda la energía que pude en llegar los más rápido posible al final del
callejón.

Algo impactó contra mi y rodé por el suelo.

No, no, no, no.

Me levanto del piso como si pesará menos que una pluma y me lanzó contra la pared. Jadeé.

No podía levantarme, todo mi cuerpo dolía. El chico me miró por unos segundos.

Skyler se le lanzó encima y lo único que logró fue que la lanzará contra la pared.

Una barra de metal yacía a poco menos de un metro de donde estaba, si tan solo pudiera…..

Me levanté de golpe y lo único que logré fue que me estampara con el doble de fuerza contra el piso.
Sky aprovecho la distracción y la lanzó lo suficientemente cerca, el chico pareció no darse cuenta y
golpeó a Skyler.

Levanté la barra en alto, pesaba más de lo que había pensando. Lo golpeé en la cabeza sin siquiera
pestañear.

El chico soltó a Skyler y cayó al suelo. Dejé caer la barra, jadeando por el esfuerzo.

Skyler se levantó con dificultad y logramos salir del callejón por poco. A la luz del sol pude fijarme mejor
en mis heridas. Varios raspones en las piernas y brazos. Y muchísimos moretones. Estaba temblando. Mi
respiración seguía siendo entrecortada y mi corazón no parecía calmarse. Todo mi cuerpo dolía, incluso
partes que no sabía que existían. La adrenalina desapareció y solo quedó un horrible agotamiento.
Pestañear dolía, respirar igual, y ni se diga caminar. Cualquier esfuerzo por más pequeño que fuera
dolía. No logramos alejarnos demasiado del callejón, Skyler estaba temblando, y parecía que quería
llorar.
Se tensó completamente y pareció retroceder un poco. Dios, por favor no. No, otra vez.

Al frente apareció Dan con una mueca de espanto.

-¿Qué?.

Me derrumbé contra una pared y Skyler cayó al piso, respirando con dificultad.

Dan parecía estar en shock cuándo se acercó para revisarnos mejor. Tenía una mueca extraña y cuando
vió la sangre que tenía en en mi brazo hizo una mueca de desagrado, se tapó la nariz.

-Estarán bien.

Aseguró, aunque la expresión de su rostro decía lo contrario.

__________________________

No sé cómo llegamos al piso. En realidad lo sé muy bien, pero estaba tan agotada que sí hubieran
querido secuestrarme no me hubiera resistido.

Dan nos había llevado al piso, ni siquiera sabía muy bien cómo. Luke también estaba ahí, tampoco me
pregunten. No lo sé. Estaba en el sofá tumbada de costado. Gruñí. Sentía mucho dolor en el abdomen,
justo donde había recibido una buena parte de los puñetazos.

Dan se volteó a observarme. Estaba dándome la espalda y dirgiendole una mirada de muerte a Luke.

Abby estaba en el otro sillón, acostada boca arriba. Ya no tenía sangre seca en los brazos, solo algunos
raspones y rasguños. Tenía una bolsa de hielo en su costado derecho, dónde se encontraba un moretón
muy feo. Sus nudillos seguían rojos, y tenían algunas marcas.

-Cómo niñero te morirías de hambre.

Dijo Dan a Luke con mala cara. Luke puso los ojos en blanco.

-Sólo me descuide un segun-

-No me importa sí te descuidaste por una fracción de segundo, se supone que debías cuidarlas. ¡Casi las
matan pedazo de inútil!.

Dan frunció el ceño y Luke le dirigió una mirada cargada de odio.

-¿Porqué no vamos al hospital?.

Pregunte con un hilo de voz, salió más débil de lo que quería que saliera.

Luke y Dan me observaron en silencio.

-Oh, bien. Estoy de acuerdo, deberíamos ir.

Dijo Abby. La mirada de Luke y Dan cambio de mi hacia ella y ambos hicieron una mueca de sorpresa.

-¿Y que piensas decirles, que un vampiro loco quería comernos? Eso sería genial, probablemente nos
encerrarian en un manicomio a ambas, ¡Yupiii!.

Agregó.
Hizo énfasis en el ¡Yupiii! Por sí no había quedado lo suficientemente claro que era sarcasmo.

Dan esbozó una sonrisa y Luke suspiro.

-No era un vampiro.

Eso captó mi atención y la de Abby. Dan parecía desinteresado.

-¿Qué?.

Preguntó Abby. Levantándose para mirarlo.

-Era un hada.

Respondió Luke y no pude evitar quedar boquiabierta.

-Un hada.

Murmuré como una estúpida.

Luke asintió.

-¿Vas a decir ahora que existen las sirenas o los elfos?.

Dije malhumorada.

-Oh, parece que se te olvidó mencionarnos ese pequeño detalle.

Dijo Abby mirándole con el ceño fruncido.

Luke soltó un bufido.

-No pensaba que les fuera a importar.

Abby le dirigió una mirada cargada de odio.

-Sí no estuviera tan magullada, en este momento te lanzaría una sarten. No sé si quedó muy claro la
última vez que apreciaría mucho el hecho de que nos dijeras la verdad.

Mhmm….

Ni siquiera quería pensar en nada, sentía mi cerebro entumecido.

Dan negó con la cabeza.

-Me duele todo.

Murmuré para mi misma y me tumbé boca abajo, chillé de dolor cuándo me lastimé un moretón.

Dan se acercó con cautela pasándome una bolsa de hielo.

-Puedo buscarte algo más si quieres.

Dijo amablemente ofreciéndome una sonrisa, me limité a colocar con cuidado la bolsa de hielo en mi
abdomen.
Le paso un vaso de agua a Abby.

-Intenten descansar, ¿Bien?. No se muevan demasiado, pueden lastimarse.

-No las mimes.

Dijo Luke con el ceño fruncido, Dan resopló y lo ignoró.

Abby rodó los ojos.

-Gracias por ser tan atento y amable Dan. Agradezco muchísimo el hecho de no tener que lidiar con dos
amargados, para mi uno es más que suficiente.

Le dirigió una sonrisa radiante a Dan y sonrió como un niño.

Luke hizo una mueca.

Dan le dirigió una mirada a Luke. Presumiendo que él sí era apreciado.

-Bien, que bonito todo, apenas se conocen y ya son amiguitos.

Hizo una pausa.

-Ahora, ¿Que hicieron y porqué las atacaron?.

-¿Tenemos que hacer algo para que nos ataquen?.

Abby soltó un bufido.

-Dejalas descansar.

Dijo Dan de forma hostil.

-Ya habrá tiempo para que cuenten que sucedió.

Agregó.

Luke frunció el ceño y se sentó en el suelo, mirando con expresión aburrida.

Pensé en tragarme lo que quería decir, pero lo solté sin poder hacer nada.

-¿Tan difícil se te hace socializar? Me considero irritante pero puedo hacer un esfuerzo por caerte bien.
Considérate especial, no es algo que haga con todo el mundo.

Dije con una sonrisa, Abby resopló y a su vez Luke me dirigió una mirada fría.

-Sí te parezco irritante haré un esfuerzo por caerte peor.

Dijo Abby.

Luke la observó con una mirada gélida.

-Sí, eso ya lo sé. Me lo haz dejado muy claro, más de una vez.

Dan se sentó en el suelo, con una sonrisa.


-¡Vamos! Hagan un esfuerzo, si vamos a convivir al menos intentemos ser menos hostiles.

Hizo énfasis en la palabra “hostiles".

Luke y Abby le dirigieron una mirada que podría helar hasta al sol.

La sonrisa de Dan se esfumó casi instantáneamente.

-Sí quieren.

Murmuró mientras se encongia ante la dura mirada de ambos.

Con su expresión habían dejado muy claro que preferían morir a ser amables con el otro. Por lo visto, la
convivencia pronto se convertiría en una tercera guerra mundial o eso era lo que parecía. Conociendo a
Abby, esas eran las opciones y dado que Luke no era muy, ehhh, amable, conocería la peor versión de
Abby. Sí, esto no sería bonito, en absoluto.

Hubo un momento en dónde volvieron a mirarse entre ellos. La tensión podía cortarse con una tijera,
miré a Dan de reojo esperando no ser la única que lo notará, para mí sorpresa en medio del incómodo
silencio y la guerra de miradas entre Luke y Abby, Dan me miraba igual con una mueca que decía “¿Que
se supone que se hace en este tipo de situaciones?”.

Me gustaría poder decirle con un pensamiento que comprendía a la perfección el sentimiento. Y sí, me
gustaría saber, pero supongo que solo sucedería 2 cosas:

1-Intentaban irritarse o matarse.

2- Ignorarse.

Mhmmmmm, mi parte dramática prefiere la 1 por toda la acción, y otra parte de mi la 2, porque odio el
conflicto y no sé si soy capaz de aguantar sin lanzarme de una ventana. O lanzarle una sarten a ellos.

Para este punto ellos dos seguían mirándose de forma desafiante.

Abby esbozó una sonrisa.

-Según recuerdo dijiste que la próxima vez que nos visitarás traerias unos poquensitos para merendar.

Abby lo dijo con toda la intención de irritarlo.

Intente suprimir una sonrisa pero no pude.

Luke hizo una mueca de confusión y luego pareció recordar sus palabras.

-En este momento muero de hambre y me parece que seria maravilloso sí me dieras de esos
ponquesitos.

Frunció el ceño.

-Esto no cuenta como visita. En primer lugar Dan me arrastro aquí.

-¿¡Qué!? ¡Según recuerdo en cuánto te dije viniste corriendo para saber cómo estaba Abby! ¡En ningún
momento te traje jalandote la oreja!.
Respondió Dan enfurruñado.

Luke frunció el ceño y salió del piso dando un portazo. Era la primera vez que lo veía usar la puerta.

Abby exhalo todo el aire de sus pulmones y ahora que la veía mejor me preguntaba sí siquiera respiro
cuándo estaba tan ocupada con su guerra de “Quién tiene más odio en la mirada”, ni siquiera la ví
pestañear.

El pensamiento rápidamente se esfumó al ser interrumpido por la voz de Abby.

-Fue más fácil de lo que pensé, lástima. Todavía tengo ganas de pelear con alguien.

-Dios, eso es tan…tú.

Reí

-¿Quieres ofrecerte como voluntaria?.

Negué con la cabeza.

-No, prefiero observar los pleitos desde lejos, gracias por tomarme en cuenta de todas formas.

Dan río y por un momento se me olvido que era un vampiro, no era algo de lo que debiera preocuparme
¿O tal vez sí?. Ah claro, y luego lo miraba y comprobaba que era más que obvio que no era humano.
Poseía una genética fuera de este mundo, ¿Todos los vampiros serían así de guapos?.

Hey, céntrate.

Ah, sí, claro.

Sonreí.

Abby se acomodó mejor en el sofá, hasta que hizo una mueca de dolor.

-¿Estás bien?.

Pregunto Dan de manera instintiva.

Abby asintió.

-Desde que llegamos lo haz preguntado más de cien veces.

Se acomodó mejor la bolsa de hielo en su costado y volvió a tumbarse. Cerró los ojos y su expresión se
relajo.

-Oye.

Dije dirigiéndome a Dan.

El asintió a modo de respuesta, esperando a que hablará.

-Podrías, decirme más sobre las… hadas.

Él pareció pensarlo un poco.


-Son guardianes de la luz que se corrompieron. No tienen alas, o al menos no todas, y no pueden mentir.

Me quedé un segundo procesando lo que había dicho, lo dijo muy rápido y apenas entendí.

Él río.

-No te preocupes, te acostumbrarás a toda está locura.

-Dudó poder acostumbrarme algún día a esto.

Reí.

Abby hizo una mueca.

-Sí es que no nos han matado o quitado la memoria para ese entonces.

-Tú siempre tan positiva…

-Prefiero ser realista para no llevarme alguna decepción.

Dan se quedo un momento pensativo.

-Cuéntenme más sobre lo que les gustas, no lo sé, cualquier cosa.

Abby enarcó una ceja y yo lo observé en silencio por un momento.

-La última vez que te ví dejaste muy claro que no querías saber absolutamente nada de nuestra vida.

Dan suspiró.

-Creo que he cambiado de opinión.

Sonrió de forma encantadora y Abby rodó los ojos.

-¿Y porqué no nos cuenta sobre ti?.

Abby asintió y su mirada se dirigió hacia Dan. Parecía estar esperando que nos contará una historia llena
de acción y peligro.

-Nah, mi vida no es tan interesante.

Hice una mueca. Abby enarcó una ceja.

-¿Eres un vampiro y tú vida no es tan interesante?.

-Tú eres humana y en este momento deberías estar haciéndo cualquier cosas que hacen los humanos y
no haciéndole preguntas sobre su vida a un vampiro. Sin contar que hace poco te atacó un hada. Tu vida
está mucho más llena de acción de que la mía, créeme.

Abby lo miro incrédula.

-No. ¿Me estás diciendo que no peleas con otros vampiros por diversión? ¿Y tú familia ?. Vamos, algo de
interesante debe tener tu vida, no puede ser tan aburrida.

Dan fingió pensarlo y luego negó con la cabeza.


-No, nada. Es muy aburrida.

Abby y yo lo fulminamos con la mirada.

Abby respiro.

-Ojalá no vuelva, preferiblemente nunca, puede respirarse paz otra vez….

Me costó un momento entender que se estaba refiriendo a Luke.

Sus palabras se vieron interrumpidas por una sombra que apareció justo en frente de su sofá y que
rápidamente tomó forma.

-La paz no duró mucho.

Dijo con una mueca.

Luke tenía una cajita celeste con un moño rosa, el color contrastaba con su ropa negra. Ahogue una
risotada.

Y…no, no puede ser.

¡Adentro la caja tenía ponquesitos!.

Por lo visto cumplía su palabra. Eso hablaba muy bien de él.

Está empezando a caerme mejor ahora que lo pienso.

Está ganando puntos extras el guardián.

Dan lo miro incrédulo y Abby abrió los ojos como platos. Ella ni siquiera se molesto en fingir cuando
soltó una risotada.

Esto era digno de una foto.

Él enarco una ceja, claramente irritado y le acercó la caja a Abby.

Abby parecía no poder creerlo y yo tampoco.

-Gracias.

Murmuró con una sonrisa y abrió la caja de lo más feliz.

Yo me acerqué esperando que al menos me diera uno por lástima. Me moría de hambre.

Casi se me sale la baba como una idiota al ver que los ponquesitos estaban rellenos de chocolate y nuez.

Le robé uno a Abby, al mismo tiempo que ella le daba un mordisco al suyo.

Agarré otro esperando que Abby no me diera un manotazo por robarle sus dulces. Pero no lo hizo, le
ofrecí uno a Dan y él negó con la cabeza.

Abby le lanzó otro a Luke y lo atrapó en el aire con muchísimas facilidad. Luego se concentro en Dan.

-¿No quieres uno?.


Pregunté, Dan volvió a negarse.

-No como dulce.

Abby dejo de comer para mirarlo boquiabierta.

-¿Qué?.

Dan se encogió de hombros.

-No me gusta.

Está vez yo era la que estaba boquiabierta, ¿Cómo no podía gustarle el chocolate?.

Antes de que alguna de las dos pudiera preguntar “¿Porqué?” ya que probablemente nuestra expresión
nos delataba, Luke nos interrumpió.

-Les recuerdo que es un vampiro.

Puso los ojos en blanco como si estuviera hablando con dos niñas pequeñas.

-Mi dieta se basa en comer sangre. La comida se me hace insípida.

Agregó Dan.

Se encogió de hombros. Pareciendo un poco ¿Triste?, no parecía sentirse orgulloso de eso en absoluto.
Me dio un poco de pena su expresión.

Luke, Abby y yo nos acabamos los ponquesitos más rápido de lo que me gustaría admitir. Luego vinieron
unos vecinos a llevarse el pie de limón que le habían encargado a Abby. Luke se quedó un rato más
luego de eso conversando con Abby, realmente parecía estar esforzándose. Puntos extras por eso. Y Dan
se quedo con nosotras incluso luego de que Luke se fuera, con la excusa de que tenía que cuidarnos.
Realmente era muy adorable, incluso a Abby le provocaba ternura.

-¿En serio dicen esto de nosotros?.

Dijo Dan con una mueca mientras miraba un libro de fantasía que le habia dado para que no se
aburriera.

-Pfff, esto no se compara con los mitos que me contaban de niño. Incluso tenían más acción que esto.

Hice una mueca.

-Apenas está empezando el libro. La acción no comienza hasta dentro de unos capítulos. Veamos si me
dices lo mismo cuándo leas el plot twist.

Abby fulmino a Dan con la mirada.

-Me gustaría escuchar esos mitos.

Dan lanzó el libro al sofá, rebotó dos veces antes de hacer un “plof" al caer encima de uno de los cojines.

Se cruzo de brazos y nos miró con una sonrisa.

-En el comienzo todo era oscuridad, desorden y caos….


-Esto promete.

Murmuró Abby prestando mucha atención.

Yo no confiaba mucho, capaz era una de esas historias que te contaban para dormir. No sabía que
esperar, probablemente a los vampiros le contaban historias sangrientas para que tuvieran dulces
sueños.

-Y se dijo: “Sea la luz". Y fue la luz. Y la luz era buena. Y ambos elementos, tanto las oscuridad como la
luz existían en armonía. Fueron separadas, la luz y la oscuridad, creando el día y a lo noche. Al tercer día,
Crearon a los guardianes, para que protegieran a ambos elementos. Todo estaba en paz y armonía.

Mhmmmm, algo anda mal.

-Pero sucedió algo. El mal encontró lugar para entrar y corrompió a los elementos. Y hubo una guerra. El
caos otra vez. Ambos elementos colapsaron. La tercera parte de los guardianes se corrompieron.

Ya decía yo que todo no podía ser perfecto.

-Y en el proceso los humanos también lo hicieron. Los guardianes los corrompieron y ustedes
empezaron a hacer al mal. Una vez su elemento se corrompió, cayó sobre ellos una maldición. Y
nacieron los vampiros y las hadas. Condenados al tormento, y a atormentar a la humanidad.

-¿Y se puede saber que hemos hecho nosotros en todo esto?.

Protestó Abby.

-Aunque cometieran errores serían perdonados sí se arrepentian. Los guardianes no.

Hice una mueca y Abby parpadeó sorprendida.

-Otro día tal vez les cuente la historia con más detalle. Recuerdo que mis padres hicieron que la
memorizará.

Puso los ojos en blanco como sí el recuerdo le resultará odioso. Muy odioso.

-¿Te sabes alguna otra historia?.

Pregunté curiosa.

Él se encogió de hombros y asintió.

-Me enseñaron muchísimas leyendas y mitos de pequeño. Aunque, en realidad son historias, llegaron a
suceder en algún momento.

Abby se acercó muy interesada.

-¿Cómo cuáles?. ¿llegaste a ver alguna con tus propios ojos.?.

Él pareció pensarlo un poco.

-Recuerdo que una vez una humana intento escapar de nuestra colonia.

Fruncí el ceño y Abby solo parecía más interesada.


-Existen muchísimas colonias de vampiros, yo vivía precisamente en una, muy grande. Es como un
pequeño pueblo en donde solo hay vampiros y algunos humanos. Yo aún era un niño, y ella también, su
familia había sido devorada....

Hice una mueca y Abby enarcó una ceja.

-¿Porqué la dejaron viva?.

Preguntó Abby.

-Pensaban que tal vez tendría alguna utilidad. Existían humanos que servían a otros vampiros, incluso les
pagaban muy bien. Pero a ella la tomaron como esclava, mientras hiciera todo bien permanecería con
vida. Sin embargo, no era el mejor lugar para ella, constantemente la humillaban y a muchos niños
juguetones les parecía divertido usar sus habilidades en ella. Era cruel.

No pude evitar quedar boquiabierta, eso era tan triste. Y horrible. ¿Cómo podrían hacer eso sin sentir
una pizca de remordimiento?.

-No soportó por mucho los juegos crueles. Y una noche estaba determinada a escapar sí o sí.

Hizo una pausa y sus ojos grises que casi siempre estaban llenos de brillo se apagaron, dejando ver una
sombría tristeza. Mi estómago se encogió, y me sentí mal. Por esa chica. Y por él, parecía haberle
tomado cariño.

-¿Y que sucedió?.

Mi interés en la historia era mucho mayor de lo que me gustaría admitir. Miré de reojo a Abby, sus ojos
brillaban de curiosidad.

-Decidí ayudarla.

Soltó una risa amarga.

-Aún era muy pequeño e inocente, pensé que tal vez tenía una posibilidad de escapar de verdad.

Mi estómago se retorcio.

-La ayudé a salir. Una noche. Me quedé con ella usando como excusa que quería jugar. Al menos logré
que saliera de la casa, esa era la parte fácil. La difícil sacarla de la colonia sin que nadie se enterará….

Hizo una pausa.

-No resultó por supuesto, y fue castigada.

Tragué saliva.

-Poco después, la asesinaron.

Su mirada parecía estar vagando en el recuerdo mientras se teñía de una creciente melancolía.

-Lo siento.
No servía de nada, especialmente decirlo ahora, ¿Cuántos años habrían pasado desde que esa chica
habría muerto?. Además, tampoco es cómo sí fuera a darle algún tipo de consuelo, pero no sabía
exactamente qué decirle.

Dan sólo asintió en mi dirección en forma de agradecimiento.

Abby se quedó observando la nada, pensativa.

Silencio.

Dan fue el primero en romper la tensión.

-¿Les gustó la historia?.

Fruncí el ceño.

-No, es muy triste. No me gustan las historias con finales así.

Murmuré.

Abby seguía pensativa

-La vida es igual, y en vez de quejarnos tenemos la obligación de seguir adelante. Seamos realistas, los
finales felices son muy escasos, solo suceden en un perfecto mundo de fantasía.

Dan hizo una mueca, y yo observé a Abby en silencio. Tenía razón. Siempre la tenía y lo odiaba.

Aunque siempre se guarda la esperanza de que las cosas puedan ser diferentes, de que algún día
cambien. Aferrarte a cualquier esperanza incluso la de un mejor mañana puedo llegar a salvarte en tus
peores momentos.

¿Pero qué pasaría sí te dijeran que tu vida terminará de forma miserable y con un final trágico?, ¿Aún así
decidirías creer en que puede ser cambiado, o que podría ser diferente?, ¿Te seguirías aferrando a una
esperanza inexistente para hacer tus días más llevaderos?. ¿Decidirías vivirla de todas maneras?.

Dan asintió hacia Abby.

-Sí los finales felices son escasos, entonces nosotros mismo podemos crearlos.

Capítulo 7

Mi cuerpo aún dolía por la paliza que había recibido ayer, sin contar todos los moretones que tenía en
partes que ni siquiera sabía. El golpe en mi costado era el peor, me impresionó saber que mis costillas
no se rompieron. Me hice el desayuno de mala gana. No quería moverme, en realidad no quería hacer
nada como todos los días. Pero al menos, el dolor era tolerable.

Tenían unos mil mensajes de Avalon recordándome que hoy sería la fiesta de Alex. Pfff, una pérdida de
tiempo, pero no podía juzgarla porque a ella le encantaban. Además de otros mil mensajes pidiéndome
que le diera ánimos. No soy la mejor para estas cosas, igual hice el intento. No entendía cuanto
problema por decirle lo que sentía a Alex. No pensaba que fuera tan difícil, aunque yo no estaba en
posición de criticar, nunca me había enamorado por lo tanto no tenía experiencia en estas cosas.
Skyler seguía tirada en su cama durmiendo, los sábados eran sus días de descanso y por nada del mundo
se levantaría de la cama. Luego de desayunar consideré el hecho de volver a la mía y dormir, no tenía
mucho que hacer hoy y era tan tentandor…

Al final opte por cambiarme a algo más cómodo para ir al gimnasio.

Luego de hacer ejercicio, me dí una ducha. El día de hoy esperaba no tener problemas de ningún tipo.
Pero siempre he estado muy acostumbrada a pensar lo peor, así que mis expectativas para el día de hoy
era que un hada intentará matarme. Eso o que me cayera un meteorito. Prometedor.

Me pase medio día tirada en el sofá leyendo, o comiendo. Dios, estaba muy aburrida, sentía flojera
incluso de existir.

La tarde se paso relativamente rápido, antes de darme cuenta ya eran las 6:27, Skyler salió de su
habitación con mala cara.

No dijo nada , hizo la cena y comimos unos tacos. O algo parecido a los tacos.

Y por supuesto a mi me toco arreglar el desastre de platos y cubiertos que hizo.

Una sombra apareció en la sala de la nada y Skyler dió un respingo, yo por mi parte le lancé un tenedor.

Dan lo atrapó en el aire a tan solo centímetros de su cara.

-¿Querías matarte?.

Dijo con los ojos abiertos como platos.

-Un tenedor no sería suficiente para eso.

Puse los ojos en blanco

-Además, sí quieres ser bien recibido y no asustarnos, entra por la puerta.

Agregó Skyler.

-Las personas aburridas entran por la puerta, ¿Yo? Soy lo máximo, por lo tanto pueda entrar cómo sea.

-Sí fuera tu piso, no habría problema. Pero sí entras sin avisar un día de estos nos encontrarás saliendo
de la ducha desnudas a cualquiera de las dos.

Dije.

Él hizo una mueca y yo reí.

-Punto a favor.

Dijo Dan con una sonrisa.

-¿Sucede algo?.

Preguntó Skyler con cautela.

-¿Tiene que suceder algo para poder venir a visitar a mis lindas amiguitas humanas?.
-Sí.

Dijimos yo y Skyler al unísono.

Él rodó los ojos.

-Ya veo, creen que tengo que tener un interés de por medio para venir aquí…que concepto tan bajo
tienen de mi mismo, eso lo esperaba de cualquiera menos de uste-

-Dan, ve al grano.

-¿Ah? ¡Sólo quería ver sí estaban mejor!.

Oh.

Se encongió de hombros y por ese gesto sumado a su lenguaje corporal pude saber que había algo más.

-Y a asegurarme de que no se metan en ningún lío.

Ah. Apostaba a que Luke lo había mandando, o lo había hecho por su cuenta. Aún se me dificultaba
entender a Dan, era cuidadoso para que su comportamiento no delatara nada y no lo conocía lo
suficiente como para sacar conclusiones con sólo un gesto de su parte.

Mhhhmmm, sí tuviera otra habilidad, sería leer a las personas, de una u otra forma, estoy casi segura.

Dan se sentó en el sofá y se acomodó cómo sí fuera cosa de todos los días venir a aquí. Algo me decía
que ahora no lograría sacarmelo de encima, no me resultaba desagradable su compañía pero aún seguía
sin cuadrarme algo en él. En su personalidad, en su forma de ser, tal vez en su comportamiento, o
simple intuición mía.

Mi intuición nunca se equivoca.

Terminé de lavar el desastre de platos y cubiertos para ir a dormir. O comer otra vez, tal vez ver una
película, lo que fuera más entretenido.

Skyler me dijo que necesitaba poner una película de vampiros, con la excusa de que Dan estaba aqui y
era extremadamente necesario. Creo que el objetivo era molestarlo o acosarlo con preguntas estúpidas
cómo sí de verdad eran alérgicos al ajo o algo así.

Skyle empezó a hablarle entusiasmada a Dan sobre algunas películas que podían ver, se tenso
repentinamente y luego una sombra difusa empezó a tomar forma en la sala. Ah, el amargado volvió.

Pero estaba acompañado.

Al principio pensé que se trataba de Quinn, por la luz brillante y casi cegadora, pero, en su lugar
apareció un chico rubio con ojos cálidos color tierra. Hice una mueca y no estaba muy segura sí se
trataba de un amigo o alguien que planeaba matarme.

Dan se tensó un poco, y analizo con cuidado a ambos con la mirada.

-Estás son las chicas de las que te hablé.

Murmuró Luke.
Él chico ladeó un poco la cabeza con una sonrisa.

-Holaaa, un placer conocerlas linduras, soy Dereck.

__________________________

-¿Porqué?

-Porqué eres una pesada y Luke no te soporta. Básicamente quiere que yo sea su niñero porque odia su
trabajo, no lo entiendo del todo, te ves tan adorable, me dan ganas de abrazarte y apretujarte .

Fruncí el ceño.

-Intenta abrazarme y serás lo último que hagas en tu vida.

La sonrisa de Dereck se ensanchó.

-Oh, creo que te amo, nos llevaremos mejor de lo que pensé.

Skyler río, a diferencia de ella, mi cara de amargada delataba cómo me sentía, ¿¡otra persona!? ¿¡es
enserio!?.

Corrección, otro guardián.

De todas formas, no tengo la capacidad para socializar con más de 3 personas, simplemente pensar en el
proceso de volver a confiar en alguien es agotador. Ya de por sí es difícil con los humanos no quiero
pensar lo difícil que es con los guardianes. Tal vez es fácil, pero sigue siendo irritante y agotador.

Dereck sonreía como un niño y era todo lo contrario a Luke. Parecia tan feliz y cómodo.

Dan por su parte se removia algo incomodo en el sofa mientras fulminaba a Dereck con la mirada.

¿Será que su habilidad era matar a alguien con solo verlo?.

Eso sería algo muy útil. Aunque lo dudo.

-Apenas las conozco y ya me caen muy bien. ¿Quieren jugar un juego? Verdad o reto.

Me tensé un poco. Pero accedí, Dereck sonreía cómo un niño, y hasta cierto punto me incomodaba que
estuviera tan risueño.

-Empiezo y-

-Dereck, tenemos que irnos.

Interrumpió Luke antes de que Dereck siquiera pudiera terminar, sentando en el sofá seguía Dan
mirándonos con detalle.

Skyler dió un respingo ante la interrupción de Luke.

-¿Qué? ¡Ni siquiera hemos empezado el juego!.

Luke puso los ojos en blanco.


-Debemos cumplir una misión, vampiros, más fiesta, más personas. La combinación perfecta para el
desastre.

Enarqué una ceja.

-¿Y desde cuándo nos importa eso? Siempre lo hacen y nunca ha sucedido nada. Yo me quedo aquí.

Dijo Dereck enfurruñado cruzándose de brazos y poniéndole mala cara a Luke.

Luke suspiro exasperado.

-Vámonos, no quiero problemas.

-¿Y porqué no vas tú solo?.

-Nos necesitan a los dos, no seas flojo.

Dereck apretó los labios y luego me miró a mi y a Skyler cómo sí fuéramos un problema.

-¿Y quién las va a cuidar?.

Luke pareció considerar lo que dijo Dereck.

Hice una mueca.

Skyler resopló.

-Puedo cuidarme muy bien sola, llevo mucho tiempo sobteviviendo sin ustedes, no creo necesitarlos,
gracias.

Murmuré y Dereck me puso mala cara.

-Yo puedo cuidarlas.

Dijo Dan.

Dereck y Luke lo fulminaron con la mirada.

-No.

Dijo Luke.

-¿Quieren acompañarnos a una misión para atrapar vampiros idiotas?.

Dan se tensó.

-No, la verdad estoy bien así, gracias por la preocupación.

Dije.

-¡Maravilloso! Tienen 10 minutos para cambiarse, haganlo rápido.

-¿¡Qué¡?.

Skyler quedo boquiabierta a igual que yo.


-Sí quieren pueden ir así cómo están…

-¿Enloqueciste? ¡¿Piensas que estaremos mejor en una fiesta con vampiros que en nuestra propia
casa?!.

__________________________

¿Quién estaba más loco? ¿Yo que ni siquiera sabía como había terminado aquí o ellos que me habían
traído en contra de mi voluntad?.

Al final los 10 minutos se convirtieron en media hora, Dan término acompañándonos mientras farfullaba
que odiaba a los guardianes, y claro, le dieron la orden de que podía cuidarnos.

Luke y Dereck estaban unos pasos detrás de nosotros, nos detuvimos al frente de una mansión, a lo
largo de la calle había diversos autos carisimos estacionados, no pude evitar sentir que conocía este
lugar aunque en mi vida lo había visto.

Enarqué una ceja a medida que me fui acercando con mala cara.

Dan venía justo detrás cómo sí fuera nuestra niñera, y técnicamente sí lo era.

La puerta se abrió y el sonido de la música fue como una bofetada a mis oídos, los cuerpos apretujados y
las luces que cambiaban de color en el techo. Sí por fuera la casa era hermosa, sólo con ver el salón
confirmabas que era lujosa.

Casi suelto una retahíla de palabrotas al ver que más de la mitad de las personas que se movían al ritmo
de la música estaban en el instituto.

Entramos los tres, Dereck y Luke habían entrando y ni siquiera los miraron, su truco para hacerse
invisibles funcionaba muy bien.

Intente entrar con la misma facilidad pero un hombre grandote no me dejó, se interpuso en mi camino a
lo que yo le fruncí el ceño.

-¿Invitación?.

Masculló.

Por supuesto, necesitábamos una invitación.

Casi puse los ojos en blanco, Skyler me miro de reojo y yo negué con la cabeza, hasta aquí llegamos,
quería celebrar que volveríamos a casa hasta que Dan miro directamente a los ojos al hombre que
parecía sacado de una película de boxeadores.

Los ojos de Dan brillaron, de una forma extraña. Me quedé inmóvil mientras sus ojos grises se tornaban
ligeramente más claro. Las luces Led se reflejaban en sus ojos, y en su rostro, por un momento no pude
quitar la mirada de sus ojos. Eran tan hipnóticos.

-Dejenos pasar.

Masculló Dan.

Y eso fue más que suficiente para que el hombre se hiciera a un lado y nos dejara entrar a los tres.
Parpadeé unas cuantas veces para volver a la realidad, ¿Qué?

Miré a Dan y él solo esbozó una sonrisa, mi mirada se dirigió a Skyler quien estaba tan confundida como
yo.

Nos abrimos paso entre los cuerpos apretujados, aun seguía algo aturdida y confundida por lo que había
sucedido.

-¿Cómo…

-Esa es mi habilidad.

Me cortó Dan, encogiendose de hombros.

Skyler lo miro completamente embobada y boquiabierta.

-¿T-tú habilidad?.

Murmuró ella mirándolo con los ojos muy abiertos.

Él asintió, sus mejillas se tiñeron de rosa y no pude evitar pensar que se veía adorable.

-Mi habilidad es la manipulación.

Dijo encogiendose aún más, parecía incluso avergonzado.

Yo abrí la boca para decir algo pero no sabía qué.

-Puedo hacer que los demás hagan lo que yo quiera, incluso en contra de su voluntad.

Murmuró y su voz apenas se escuchó, amortiguada por la música a todo volúmen.

-Wow, eso es…impresionante.

Y escalofriante también.

Skyler seguía boquiabierta cómo sí no reaccionará, se mordió el labio inferior y parecía que estaba a
punto de decir algo, cuándo alzó su mirada y se quedó viendo un punto en particular. Volvió la mirada
hacia Dan, aún parecía impresionada.

-Que increíble.

Murmuró Skyler.

-Créeme que no lo disfruto.

Dijo agachando la cabeza.

Skyler volvió a alzar la cabeza y se tensó, incluso Dan se dio cuenta.

Miré al mismo punto que Skyler intentando ver que era lo que….

Oh.

Erick.
Erick estaba aquí.

Y se dirigía directo hacia nosotras.

Solté una palabrota entre dientes, alcé la cabeza y pude visualizar una larga barra al fondo, llena de
tragos y bebidas, además de varias personas amontonadas alrededor. Entre ellas Avalon y Brooke.

No puede ser.

Estábamos en la fiesta de Alex.

Que maravilla.

Capítulo 8
Debí suponer que era la fiesta de Alex desde un principio, me tensé al recordar que había vampiros.
Cualquiera podría ser uno de ellos, fingiendo ser humanos, un escalofrío me recorrió la espalda.

Tragué saliva, y volví a concentrarme en que Erick se dirigía directo hacia a mi.

Intente irme hacia un lado pero las personas apretujadas me lo impidieron, al retroceder choqué con el
pecho de Dan.

Él frunció el ceño.

-¿Qué sucede?.

-Erick viene directo hacia nosotros….

Murmuró Skyler antes de que pudiera responder.

-¿Quién es Erick?.

Y antes de que Skyler o yo pudiéramos responder, Erick se plantó en frente de nosotras con una sonrisa,
y dos vasos de cerveza. Dan gruñó, pero Erick estaba tan ebrio que ni siquiera lo escucho. O tal vez
prefirió ignorarlo, da igual.

Olía a alcohol.

-¡Hooola! Mis queridisimas…e-eh..¡amigas!.

Me quedé pestañeando sin decir nada. ¿Qué…?

Paso su mano libre por mi hombro, apoyando casi todo su peso sobre mi.

Gruñí.

Le dí un empujón y el idiota casi se cae de lo borracho que estaba. Se le derramó un poco de cerveza
encima y en el piso. Pero solo hizo una mueca y soltó una carcajada. Lo fulminé con la mirada.

Skyler estaba inmóvil, Dan tenía las comisuras de sus labios levemente elevadas.

-Ni se te ocurra ponerme un dedo encima otra vez, o esas dos cervezas irán a parar a tu horrible cara.

Mascullé.
Él me miró al principio con los ojos muy abiertos, y luego soltó una risita.

-Oh, Abby, sigues siendo tan salvaje como siempre, lástima que no han podido domarte.

Dijo dándole un toque breve a mi barbilla.

Resoplé, enfurecida.

Ya me hartó. Dí un paso al frente para darle una golpiza pero Skyler me jaló de la muñeca, la fulminé con
la mirada y Erick pareció darse cuenta de que no estaba sola.

Por supuesto concentró su idiotez en otro objetivo.

Es decir, a la pobre Skyler.

Skyler se quedó inmóvil mientras Erick la repasaba con la mirada.

-¿Quieren unas cervezas?, apuesto a que tienes mucha sed, ¿No, Sky?.

-Sabes que no bebo.

Farfulló Sky con mala cara.

-Tan aburrida como siempre. ¿Nunca haz probado alcohol, cierto?.

Río Erick, cada palabra llena de burla.

-Apuesto a que esta tu primera vez saliendo de tu cueva.

Murmuró tomando un trago de su cerveza.

-¿Qué las hizo salir a socializar con la gente normal?. Pensé que eran ermitañas, o algo así.

Dijo burlonamente.

Me ofreció una cerveza a mi y al rechazarla se la ofreció a Skyler.

Skyler negó y él puso una mano alrededor de su brazo y lo apretó.

-¡Vamos, bebe!. No seas aburrida.

Antes de que mi puño le respondiera, Dan se adelantó, sus ojos brillando de rabia.

-¿Qué parte de “No" no entendiste?, lárgate.

Masculló, y Erick lo miró confundido y boquiabierto a partes iguales.

Estaba disfrutando esto.

-¿Y tú de donde saliste?.

Masculló y Dan sólo enarcó una ceja.

Erick soltó a Skyler de golpe y ella se masajeo la zona dónde la apretó, los dedos de Erick se habían
marcado en su piel.
Idiota.

Aproveche la distracción, agarré la cerveza y se la tiré encima.

En mi defensa, se lo advertí

Él gruñó y apretó los puños.

Hizo un ademán de acercarse a mi pero Dan lo fulminó con la mirada, furioso.

No sé muy bien que vió en los ojos de Dan, pero su expresión se volvio de terror absoluto.

-Aa-ahh, h-hola, n-no, y-yo s-solo bro-bromeaba, n-no…

-Esfumate.

Farfullé.

Erick tragó saliva con dificultad y se mezcló entre las personas.

Puse los ojos en blanco, saber que vivía al mismo tiempo que él me quitaba las ganas de vivir. A veces
me preguntaba si tenía una enfermedad llamada Síndrome de la Idiotez en su máxima expresión.

Volví a mirar a Skyler, quien tenía los ojos muy abiertos, seguía teniendo la marca de los de dedos de
Erick.

-Debiste dejar que le desencajara la mandíbula de un puñetazo.

Gruñí.

-No quería problemas, y menos con él.

-Golpearlo hubiera sido un gusto para mí.

Murmuré con una sonrisa y Skyler negó con la cabeza al mismo tiempo mirándome de forma severa
intentando ocultar su sonrisa divertida.

Dan se acercó y nos examinó con la mirada.

-¿Estás bien?.

Le preguntó a Skyler y ella asintió.

Luego su mirada se dirigió a mi.

-Ni siquiera te preguntaré, ya ví que eres muy capaz de defenderte por tu cuenta.

Yo sonreí satisfecha.

-¿Quién es ese?.

Murmuró Dan, mientras nos acercábamos a la barra del fondo.

-Es una larga historia. Muy larga.

Murmuré sin ánimos de hablar de cómo conocí a ese idiota.


-¿Usaste tú habilidad en él?.

Preguntó Skyler mientras miraba a Dan. Él por su parte negó con la cabeza.

-Ni siquiera hizo falta.

Río.

Avalon tenía el fascinante vestido corto que compramos esa vez en el centro, se le veía divino y realzaba
su figura. Su cabellera rubia caía por sus hombros con gracia, sus ojos brillaban y parecía muy feliz.
Brooke a su lado tenía su indomable cabellera afro, despeinada, mientras se tomaba un shot de alcohol.
Y por lo visto este era el séptimo shot. En la barra había varios shots en fila vacíos, solo 3 estabas llenos.
Una vez Brooke se lo tomo, avanzo al siguiente.

Negué con la cabeza, sería un milagro si no vomitaba.

Avalon volteó y su mirada se detuvo en mi, al principio desconcertada y luego corrió para abrazarme.

-¡Pensé que no vendrías!.

Exclamó entusiasmada.

Giró de forma fluida y se encontró con la sonrisa encantadora de Dan.

-Hola, encanto.

Eso fue suficiente para que las mejillas de Avalon se tiñeran de rosa, Sky la miró con una ceja enarcada y
yo negué con la cabeza.

-Hola.

Balbuceo Avalon, aun algo nerviosa.

Volveo a mirarme a mi.

-¡¿Por qué no me dijiste que vendrías!? Me siento muy decepcionada, esto debería ser considerado
traición. No pensé que vinieras, ¿Alex te invitó?.

-Fue una decisión de último minuto. Y eh, sí.

Técnicamente no nos invitó pero ella no tenía por qué saberlo.

-¡Eso es increíble!. ¿Quieren beber algo?.

Dan y Sky negaron con la cabeza, yo por mi parte estaba a punto de asentir cuándo Avalon volteó
bruscamente a ver la barra, con una Brooke muy borracha y 10 shots vacíos.

-Oh, no puede ser.

Murmuró boquiabierta mientras la pobre Brooke parecía tener ganas de vomitar.

-Prometí que la cuidaría, eh, mejor me voy antes de que le vomite encima a alguien.

Me dijo con una disculpa plasmada en sus ojos.


Sonreí.

-Está bien.

Murmuré.

Justo cuándo Avalon corrió a socorrer a Brooke ella hizo una arcada. Ay no.

No vomito por suerte.

-Creo que le caigo muy bien a tu amiga, Abby.

Fulminé a Dan con la mirada.

-No empieces.

Dije y él empezó a reírse.

Volvimos entre la multitud y en algún momento Skyler se quedó paseando la mirada en cada persona
que se le cruzara por su camino, ¿Qué?.

-¿Cuántos vampiros hay?.

Murmuró tan bajo que apenas escuché.

Dan se crispó un poco por la pregunta.

-Además de mi, ni idea. ¿Por qué, sentiste algo?.

Ella asintió.

-Son cuatro, además de ti. Estoy segura.

Murmuró Skyler.

Dan asintió.

-¿En dónde están?.

Pregunté.

Skyler cerró los ojos y se mordió el labio inferior.

-dos de ellos están aquí abajo, y los otros dos en el piso de arriba. Hmm, uno está afuera, supongo que
en el patio y el otro….en la barra.

Al decir lo último abrió los ojos como platos y giro en un movimiento fluido, seguí su mirada para
encontrarme con una chica de cabello lacio y oscuro, ojos negros y profundos y piel pálida.

Parpadeé unas cuántas veces, sí, era real.

Dan resopló.

-Es un milagro que aún no haya empezado la masacre.

Murmuró.
-Tal vez son pacíficos.

Respondió Skyler.

-O tal vez están esperando para darse un banquete con nuestros huesos.

Murmuré sonriendo.

-Eso no es lo que te he enseñado sobre pensar positivo, Abby.

Protestó Skyler, fulminandome con la mirada.

-Ups. Perdón.

Volví a mirar a la chica, ella hizo contacto visual conmigo. Me quedé inmóvil. Examinó mi expresión y
luego solo se distrajo con algo más. Por un momento pensé que fue mi imaginación.

Hasta que Dan negó con la cabeza, y nos alejó de la barra, llevándonos entre las personas lo más lejos
posible.

Él también lo había visto.

-¿Está es la primera fiesta a la que vienen?.

Murmuró Dan.

Negué con la cabeza mientras Skyler asentía.

Dan enarcó una ceja. Divertido.

-No salgo mucho, pero he venido unas cuántas veces, la mayoría por qué Avalon me lleva arrastrando.

Dan sonrió.

-¿Y tú?, ¿Nunca sales?.

Pregunto dirigiéndose a Sky.

Ella se encongió de hombro.

-Las fiestas son el último lugar en el mundo en el que me gustaría estar.

Dijo.

Eso le sacó otra sonrisa encantadora a Dan, quién parecía fascinado con nuestras respuestas, era fácil de
impresionar.

-En mi colonia siempre había fiestas, solo que eran muy diferentes a esto.

-¿Diferente?.

Pregunté extrañada.
-Sí, había grandes banquetes, y siempre usábamos trajes de época-río-no era algo que me agradará
demasiado, era incomodo usar esmoquin. Creo que les hubiera gustado, parecía más bien un baile o una
gala, solo que no lo disfrutaba demasiado.

-¿Llevar un corsé ajustado y vestidos largos y pesados? ¿Quién se someteria a esa tortura
voluntariamente?.

-Se te olvida mencionar el armazón y probablemente el vestido pesaría más que tú.

Negué con la cabeza.

-Por ese tipo de cosas agradezco haber nacido en esta época.

Skyler nos miraba embelesada.

-¡Pero seguro era súper bonito!.

Dan y yo la miramos cómo sí hubiera enloquecido

-¿Qué?.

Dijimos al unísono.

Skyler se encongió de hombros claramente avergonzada.

-Es decir, ¿No sería cómo en esas películas de princesas? En dónde usan vestido llenos de adornos,
joyas, meticulosamente diseñados….

Sus ojos se iluminaban a medida que decía cada palabra y no pude evitar reír.

-A veces me gustaría hacer una fiesta temática de época.

Dan negó con la cabeza sonriente.

-Algún día tal vez te llevé a alguna, por lo visto Abby no es muy fanática de eso.

Río.

-Pero, tienen los mejores banquetes.

-Tal vez así me logres convencer.

Murmuré.

Una incógnita se formó en mi mente.

Enarqué una ceja.

-Pero…dijiste que sólo se alimentan de sangre, ¿Por qué los banquetes?.

Dan se encogió de hombros.

-Por los vampiros que aún no han sido mordidos. Antes de que me…

Su voz se fue apagando.


Tragó saliva y pareció sentirse incómodo.

-Antes, yo podía disfrutar de los banquetes, tenia el control de las sombras pero mis habilidades aún no
estaban tan bien desarrolladas, hasta que…me transformaron.

Sus ojos se oscurecieron, de tristeza tal vez, pareció que las últimas dos palabra le habían costado un
mundo decirlas.

Sky y yo nos miramos la una a la otra en silencio sin saber que decir.

-¿Quieren algo de beber?.

Preguntó.

Aunque el repentino cambio de tema era obvio, era mejor no seguir con el asunto.

Ambas asentimos.

Unos segundos después Dan me trajo un jugo de naranja con ron y a Sky una botella de agua.

Durante un tiempo no despegue los ojos de la vampiresa sentada cerca de la barra, para mí buena
suerte parecía estar tan ensimismada que no le prestaba demasiado atención a su entorno.

Avalon salió de la nada, dirigiéndose directo hacia nosotros, se veía inquieta y preocupada.

—Hola. ¿Han visto a Brooke?.

Preguntó ansiosa.

Los tres negamos con la cabeza. Nuestra respuesta solo aumento los nervios de Avalon.

Observé todo con mayor atención sin perder ningún detalle. Y note un movimiento extraño, el
ambiente se volvio ligeramente más pesado. Sentí un escalofrío en la nuca.

No habiamos vuelto a ver a Luke ni a Dereck. Así que decidimos accionar.

—Creo que debemos empezar a tomar cartas en el asunto.

Murmuré.

Dan se encogió de hombros pero asintió.

Skyler parecía preocupada, incluso temerosa, aún así asintió.

—¿Están listas para ver mis habilidades seductoras en acción?.

Murmuró con una sonrisa.

Skyler río y yo negué con la cabeza

—¿No puedes simplemente manipularla y ya?.

Dije refiriendome a la vampiresa.

Él enarcó una ceja.


—Eso le quitaría lo divertido al asunto.

Volvió a observarnos a ambas.

—Miren y aprendan.

Dijo antes de acercarse a la vampiresa.

No tengo ni la menor idea de dónde quedo el chico tierno y adorable pero era claro que había
desaparecido por completo.

Dan camino con seguridad hacia ella. Sus ojos grises brillaban con diversión, tomó asiento al lado de la
chica que lo recibió con una sonrisa.

Los dos parecían haber salido de una revista de súper modelos.

Conversaron sobre Dios sabe qué y en media hora ya había sucumbido ante los encantos de nuestro
querido Dan.

Sí, incluso yo estaba impresionada.

La chica sonrió de lado y beso a Dan en la comisura de los labios, él ni se inmutó.

El plan estaba resultando.

Sí es que improvisar era un plan, por supuesto.

Skyler se levanto de la mesa y yo la seguí.

Fue directo a la cocina donde había algunos chicos de nuestra edad borrachos, bebiendo y riendo cómo
sí no hubiera un mañana.

Pero Skyler fue directo a la puerta de la cocina, esquivando a los demás.

Afuera, en la piscina, había un vampiro solitario. Su cabellera negra alborotada, dándonos la espalda.

Skyler me miro de reojo.

—Lo tenemos. Ahora solo falta buscar a los demás.

Asentí.

Me quedé observando al chico cuándo Skyler salió de la cocina.

—Espera, solo un poco….

Me dije a mi misma.

Skyler regresó.

La miré un momento esperando que me diera una señal.

Sonrió.

Eso fue suficiente.


Abrí la puerta corrediza de la cocina y me dirigí directo hacia al chico, de forma cautelosa.

Él ni se inmutó.

Me senté a su lado, me observó de reojo pero no dijo nada.

Sentí mi corazón a punto de salirse.

Estaba muriendo de miedo, pero era de alguna extraña forma increíble.

La adrenalina corría a través de mis venas y me sentía útil.

El chico respiro de forma temblorosa y yo le dí un puñetazo .

El puñetazo lo desoriento lo suficiente para darme tiempo de ponerme en pie, y pellizcar un punto muy
específico del cuello. Me arriesgué, no sabía sí ese truco funcionaba con ellos.

Pero funcionó.

El chico cayó al suelo. Yo sonreí y miré a Skyler que observaba la escena a una distancia segura.

Unas sombras difusas tomaron forma, dejándome ver a Luke.

—Bien hecho, dulzura.

Hice una mueca al escuchar lo último.

—¿Disculpa? ¿Acabo de noquear a un vampiro y me dices “dulzura”?.

Dije, boquiabierta e indignada.

—Tampoco es para que te ofendas.

Puso los ojos en blanco, exasperado.

Gruñí, me sentí irritada.

Luke miró al vampiro tirado en el suelo, se acercó, junto sus muñecas y la sujeto con lo que parecían
esposas…pero eran completamente negras, brillaban, desprendían oscuridad pura.

Respiré de forma temblorosa, tentada a tocarlas. Se veían preciosas.

—Ni se te ocurra.

Dijo Luke, fulminandome con la mirada. Parecía que leía mis pensamientos.

Negó con la cabeza y arrastró al vampiro hasta una pared.

Volví a mirar hacia la puerta de la cocina, Skyler seguía ahí, al lado de Dereck. No sabía en qué momento
había aparecido ahí.

Me acerqué a ellos.

—¿Y Dan?.

Pregunté.
—Se está encargando de la vampiresa. Quiere sacarle algo de información de su clan.

Asentí.

Los tres volvimos a adentrarnos en la fiesta.

La vampiresa y Dan seguían hablando. Ella parecía increíblemente interesada por él.

Él lo estaba logrando.

Pero…algo salió mal.

La chica dirigió su mirada directo hacia a mi.

Sonrió, no de forma amigable si no intimidante.

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal.

Dan le dijo algo, intentando distraerla.

Skyler trago saliva.

—¿Fueron ideas mías, o ella nos miró?.

Asentí, deseando que sólo fuera nuestra impresión.

Seguimos avanzando, subimos al segundo piso.

Skyler señaló una puerta, que supuse era el baño, o una habitación.

Dereck nos hizo una seña para esperar.

—Hay una humana adentro.

Dijo, luego abrió la puerta de una patada.

Jadeé.

Skyler ahogó un grito.

Y se desató el caos.

Capítulo 9
Demasiadas cosas sucedieron en un lapso demasiado corto de tiempo.

Primero un vampiro encima de Brooke, quien estaba inconsciente. Sus colmillos estaban listos para
moderle el cuello.

Luego el disparo del arma de Dereck.

Otro vampiro salió de una habitación y me propició un puñetazo.

Y la vampiresa apareció de la nada intentando morder a Skyler.

Y así fue como en 5 segundos todo nuestro plan de último minuto fracasó.
Tocaba improvisar.

Yo era muy bueno improvisando.

Le devolví el puñetazo al vampiro, mientras luchaba por evitar a toda costa que tuviera acceso a mi
cuello o a mis muñecas.

Seguía aturdida por el golpe, la bruma me envolvío y la mayoría de mis reacciones fueron por puro
reflejo. Sentía un dolor agudo y punzante en la cabeza.

Escuché otro disparo, el ruido taladro en mi cerebro, Dereck estaba protegiendo a Brooke, quien apenas
se había despertado.

El disparo atraveso el pecho de uno de ellos. Cayó al piso mientras la herida segregaba un líquido
oscuro, pegajoso y brillante. Parecida a la sangre.

Explotó. Dejando solo sombras que se volvieron cada vez más difusas hasta desaparecer.

Aproveché la distracción para patear sus partes nobles. Me lanzó contra una pared, dejando mis
pulmones sin aire. Chillé.

Pensé que había terminado, deseaba que terminará mientras luchaba por llenar mis pulmones de aire.

Dan estaba fulminando a la vampiresa con la mirada.

Skyler sangraba.

Oh, no.

Sentí algo caliente resbalando por mi mejilla.

Yo también sangraba.

Perfecto.

Gruñí, intenté lanzarme hacia la vampiresa. Me daba la espalda, no estaba del todo consciente de mi
presencia. Me lancé hacia ella.

Me atrapó en el aire, me empujó con una fuerza sobrehumana, o mejor dicho, me lanzó en el aire cómo
sí fuera una muñeca de trapo.

Y claro, fue directo hacia las escaleras.

Ya podía sentir mi cráneo abierto como un huevo.

Pero, no sé qué sucedió. En un momento estaba volando por las escaleras y en el otro Luke me estaba
sosteniendo.

Resoplé, sintiéndome rodeada por su calor. Me aparté de un salto de sus brazos.

Dan había logrado manipular a la vampiresa. Dereck había protegido a Brooke, y Luke le disparó al
vampiro que me había golpeado. Se desintegró hasta convertirse en nada.
La adrenalina corría por mis venas, mi corazón latía a toda velocidad, con tanta fuerza que pensé que
saldría de mi pecho.

La chica estaba completamente hipnotizada por Dan. Aún así me miró por un largo rato, demasiado.

—¿Estás bien?.

Me preguntó Dan, sus ojos brillaban de forma extraña. Hasta que vió la herida en mi sien y apartó rápido
la mirada.

—Se puede decir que sí.

Murmuré.

Skyler tenía el labio roto.

Yo tenia una herida en el rostro.

Y Brooke estaba medio inconsciente.

Los demás no-humanos estaban en perfecto estado y yo empece a sentir lo que se conocía como
envidia.

Brooke nos miraba a todos cómo sí fuéramos extraterrestres, estaba tan borracha que probablemente
estaría pensando que su cerebro le jugó una broma de mal gusto.

Ojalá fuera una broma.

Dereck suspiro y miro de forma significativa a Luke. Parecía que con sólo una mirada se entendían.

Jaló a Brooke del brazo de forma cuidadosa, invitandola a que se pusiera de pie, cosa que le costó mas
de lo que debería.

Nos echó un último vistazo confundido antes de bajar las escaleras. Me saludó brevemente.

—E-eh, Abby, c-creo que-e estas s-sangrando.

Enarqué una ceja.

—Gracias por notarlo. Cuidado al bajar las escaleras, no quiero que te tropieces y termines con una
pierna fracturada.

Le dije con una sonrisa.

Sí, definitivamente tuve razón al decirle eso, parecía que no recordaba que al caminar se tenía que
poner un pie delante del otro.

Dereck se paso una mano por si desordenada cabellera rubia. Dan me miró de reojo, tragó saliva e
instintivamente se tapo la nariz.

Fruncí el ceño algo confundida.

Dereck se acercó hacía a mi y estudio la herida.

—¿Puedo…?
No entendí a que se referia pero asentí.

Tocó la herida con cuidado, sentí un pinchazo pero no me moví. Luego sentí una agradable calidez que
se entendió por mi sien.

Dereck retiró su mano, sus dedos aún brillaban.

Él sonrió satisfecho.

Me limpié la sangre seca con el dorso de la mano. No había ninguna herida. Quedé boquiabierta,
aunque recordé que Quinn había hecho lo mismo me seguía pareciendo impresionante. Dereck después
se acercó a Skyler y curó la herida de su labio, pasando su pulgar por el mismo con cautela.

Noté que Dan frunció ligeramente el ceño.

Luke sonrió.

—Lo hicieron muy bien para tener habilidades tan inútiles.

Río.

—Sin ofender.

Sky y yo lo fulminamos con la mirada, mientras él juntaba las muñecas de la vampiresa y las
encadenada.

Ella gruñó.

Dan la miró por un momento y pareció que cualquier clase de control mental que ejercía sobre ella
desaparecia.

Empezó a moverse de forma frenética intentando liberarse de las cadenas de oscuridad. Cosa que por
supuesto no logró.

Luke se la llevo quién sabe a dónde.

Intenté regular mi respiración.

Dan y Dereck me sonrieron, intentando animarme.

—¿Quieren disfrutar de la fiesta o irse a casa?.

Preguntó Dereck.

—A casa. Ahora.

Dijimos yo y Sky al unísono.

Dereck puso los ojos en blanco.

—Cómo quieran. Yo me quedo a divertirme con tu amiga…

Lo fulminé con la mirada y lo señalé con un dedo acusador.

—Ni se te ocurra.
Alzo las manos en señal de rendición y río.

—¡Era broma! ¡Lo juro!.

—Más te vale.

Le dije.

Bajo las escaleras entre risas y me impresionó saber que la fiesta seguía. Ni siquiera habían notado todo
lo que había sucedido.

Sky suspiró ruidosamente y bajo las escaleras, Dan y yo la seguimos y salimos sin que nadie se percatará.

Caminamos por las oscuras y frías calles y recordé la primera vez que vimos a Dan.

Me sentía agotada tanto física como mentalmente, sólo quería descansar cómo por una semana.
Siempre pensé que tenía buena resistencia pero con esto me había dado cuenta que era un asco.

—Oye.

—¿Sí?.

Murmuró Dan.

—¿Brooke estará bien? ¿No borraron su memoria, o sí?.

Negó con la cabeza.

—Para mañana no recordará nada de lo sucedido. Estaba tan ebria que no fue necesario.

Solté un suspiro tembloroso.

—Ese vampiro casi la mata.

Dice Skyler.

Sentí un escalofrío que me recorrió de pies a cabeza. No quería siquiera pensar en ello pero mi cerebro
no ayudaba, ¿Qué hubiera pasado sí no hubiéramos llegado a tiempo?.

—Tal vez.

Hace una pausa.

—Era una probabilidad. Aunque también pudo haber sobrevivido a la mordedura, y sería transformada.

—Me alegra haber actuado a tiempo.

Digo.

Él sonríe.

—Lo hiciste muy bien.

Luego miro a Sky. Ella lo miro por un momento y luego desvío la mirada.

Él río.
—De verdad fue impresionante. No pensé que ninguna de las dos siquiera entendiera el concepto de
pelear.

Sus mejillas se sonrojaron, parecía avergonzado.

—Las subestimé.

Admitió.

Yo reí.

—Seguro hice el ridículo.

Se burló Skyler.

—¿Sabes lo difícil que fue acertar un puñetazo cuándo ni siquiera podía ver quién me atacaba? Eso era
jugar sucio, estaba en desventaja.

Murmuró.

Yo negué con la cabeza.

—Tu habilidad hacia que fuera más justo.

Dije.

Ella río.

—No es tan fácil dejarse guiar por los instintos o sensaciones.

Dan sonrió.

—Con práctica aprenderás a dominarlo. Además, el hecho de haber sobrevivido ya fue un logro.

Soltó un bufido.

—Sí no me hubieras ayudado, estoy segura que me hubiera mordido el cuello.

Niega con la cabeza y yo reí.

—Mira el lado bueno. Un día más con vida. Dan tiene razón, es un logro.

Sonreí y ella me fulminó con la mirada.

De pronto Dan se encoge de hombros.

—Lamento que estén involucradas en esto.

Dice mientras su mirada se oscurece. De verdad parece sentirlo.

Skyler y yo intercambiamos una mirada.

—Estoy seguro que lo detestan.

Ríe amargamente.
—No deberian vivir así…

Dan estaba opinando desde su punto de vista.

Él odiaba vivir así.

Pero realmente yo no lo odiaba.

No era algo que me encantará, sólo aprendí a lidiar con ello en unas semanas.

Estaba reflejando sus propios sentimientos.

—Está bien, Dan. No es tan malo.

Dijo Sky.

—No tienes por qué disculparte. Nos involucramos en esto por que quisimos. Está bien.

Hice una pausa.

—¿Tú serias más feliz viviendo una vida normal?, ¿No es así?.

Pregunté.

Él suspiró y asintió.

—Odio lo que soy, por eso pienso que ustedes también detestan todo esto. Aún pueden decidir
olvidarse de todo sí quieren. Antes de que alguna de las dos salga lastimada…

Skyler sonrió.

—No tienes que preocuparte por ello, además sabemos defendernos solitas.

Hizo una pausa.

—Eres mucho más que eso, y tú lo sabes. No deberías odiar lo que eres.

Dijo.

Miró a Sky y sonrió.

Le dí un codazo amistoso a Dan.

—Sí me permites opinar, creo que eres el vampiro idiota más encantador que he conocido.

Él enarco una ceja.

—¿Debería tomarlo cómo un cumplido?.

Me encongí de hombros. Elogiar a los demás no es lo mío.

—Tómalo cómo quieras.

Dije

Él sonrió.
El resto del camino nos mantuvimos en silencio.

Dan tenía una sonrisa triste en sus labios.

Era tierno que se preocupará, pero no me arrepentía de nada.

A pesar de todo, había conocido personas increíbles, descubrí un mundo completamente distinto y que
sólo leía en libros de fantasía. Un mundo que jamás pensé que fuera real. Me gustaba. Me gustaba ese
mundo, no podía negarlo. Y tampoco podía negar que sí lo conocía era por algo. No me rendiría hasta
saber el por qué, nunca creí en las casualidades, y está no era la excepción.

Capítulo 10
—¿Acaso en esta casa no desayunan?.

Di un respingo y casi caí al suelo del susto. Giré de forma fluida y aún algo adormilada para ver a un
Dereck irritado.

—¿D-disculpa?.

Balbuceé. Apenas había prestado atención alguna a lo que había dicho pensando que era producto de
mi propia cabeza. Sin contar que seguía soñolienta.

Dereck resopló. Me fulminó con la mirada por un largo rato, su Cadera estaba apoyada en la pared y
tenía los brazos cruzados sobre el pecho.

—¿Sabes la hora que es?.

Me quedé un minuto completo inmóvil, mientras mi cerebro procesaba la pregunta.

—La seis de la mañana. Es hora de seguir durmiendo.

Sonreí y me dirigí a mi habitación. Ayer habiamos llegado tarde de la fiesta, era domingo y la única razón
por la que mi sueño se interrumpió fue por qué debía ir al baño.

Cuándo le dije a Dereck que se moviera ni se inmutó. Pareció que le había hablado a una pared.

Fruncí el ceño. Él no iba a separarme de mi maravillosa, amada y cómoda cama.

Su cabello estaba desordenado y se veía cómo esos chicos que duermen ocho horas, van al gimnasio y
comen muy saludable. Ni siquiera tenía ojeras o alguna señal notoria que indicará que paso toda la
noche en vela. Por supuesto el disfruto de la fiesta al máximo y lo más probable es que hubiera dormido
solo dos o tres horas pero no lo parecía. Mientras que yo me asemejaba a un mapache por las ojeras,
ademas todo me dolía y lo único que deseaba era dormir.

Gruñí.

—Quítate de en medio.

—No.

—Dereck, cómo no te quites aho—


—Me estoy muriendo de hambre, y no aguantaré mucho más sin comer algo, mínimo podrías
enseñarme donde esconden la comida en esta casa o terminaré devorando el pasticho que guardas en la
nevera.

—Con mi pasticho no te metas, solecito.

Lo apunté con un dedo acusatorio mientras lo fulminaba con la mirada para parecer más amenazante.

Enarcó una ceja, confundido e irritado a partes iguales.

Sí, no se esperaba lo de solecito.

Se me había ocurrido apenas ahora, su actitud, su forma de comportarse con cualquier persona, además
de su cabellera rubia me recordaba mucho al sol. Dereck era un sol de persona que parece querer
brindarle calor a todos. En ocasiones olvido que el sol también puede quemar.

Ah, y por supuesto su habilidad era la luz.

Suspiré.

—¿Quieres panquecas?.

—En estos momentos aceptaré cualquier cosa que sea comestible. Gracias.

Sonrió de oreja a oreja y empezó a rebuscar en los cajones de la cocina. No encontró nada, me encargue
de sacar todo y luego él me ayudo a preparar las panquecas.

Skyler despertó dos horas después con cara de haber sido atropellada una cincos veces.

Gruñó.

—No volveré a ir a una fiesta en toda mi miserable y efímera existencia.

Expresó.

Dereck soltó una risotada.

—Es una lástima. Ayer fue maravilloso, ¿No crees?.

—Maravilloso para ti.

Replicó Skyler con mala cara.

—Sí con “maravilloso” te refieres a que casi morimos, nos dieron una paliza, y fue el peor día de mi vida,
sí, fue maravilloso.

Comenté.

—¿No estás habituada a eso? Ayer fue cómo el tercer día que casi mueres en menos de una semana. No
sé, deberíamos hacer una celebración especial, o algo sí sobreviven al próximo.

Paso un brazo por mis hombros y el otro brazo por encima de los hombros de Sky con una sonrisa.

Skyler resopló y se apartó. Yo gruñí.


—Piénsenlo. Incluso podrían invitar a sus amigas, de preferencia a la rubia de la fiesta de ayer…

Entrecerré los ojos.

—¿Y tú cómo lo sabes?.

Cuestioné refiriendome al detalle de tener conocimiento que no era el primer día en el que casi muero.

Dereck se encongió de hombros.

—Por qué Luke es mi mejor amigo y me cuenta todo. Duh.

Puso los ojos en blanco cómo sí la respuesta fuera muy obvia.

Mhm, sí, tal vez sí fuera obvia.

—Entonces…¿Ayer te divertiste mucho con “la rubia”, eh?.

Skyler subió y bajo las cejas con una sonrisilla perversa.

Dereck sonrió.

—No.

Respondió mientras su expresión se tornaba seria.

—Ni siquiera tuve oportunidad de acercarme demasiado. Había un chico que no la dejaba ni ir al baño
sola. Era exasperante, no sé cómo lo soportaba.

Dereck bufó.

—Incluso me echaba miraditas cómo sí quisiera atravesarme el cráneo por atreverme a mirar a la rubia.

Fruncí el ceño.

—Esa rubia tiene nombre, se llama Avalon. Y seguro quién tenía intención de atravesarte el cráneo era
Alex, es algo protector con ella.

—¿”Algo”?.

—Sí, solo un poquito.

Skyler río.

—Lamento decirte que sí planeabas caerle bien a Avalon se te adelantaron.

Dereck alzo ambas cejas.

—¿Eh? ¿Quién?.

Le eché una miradita a Skyler quién por lo visto se había levantado con ganas de ver el mundo arder.

—Dan.

Ambas sonreimos como angelitos mientras Dereck fruncia el ceño.


Yo reí. Feliz de haber logrado irritarlo.

—Era broma. Deja esa cara de amargado.

Pero sí quieres no es broma…

Dereck suspiró.

Terminamos de hacer las panquecas y luego procedimos a comer cómo sí nuestra vida dependiera de
ello.

—¿Hoy vas a quedarte todo el día?.

Dereck se hizo el ofendido.

—¿Por qué? ¿Acaso quieres que me vaya?.

Hizo un puchero.

Negué con la cabeza.

—Sólo curiosidad.

Él volvió a sonreír.

—Luke siempre se queja cuándo tiene que cuidarlas. Me dijo que intentará soportarlas por un día y
luego opinará.

Dijo con la boca llena.

Skyler río.

Yo resoplé.

—Es que tú eres todo lo contrario a él, incluso le irrita que respiremos.

Él pareció pensativo.

—Él es así. Siempre ha sido así. Les prometo que cuándo les tenga más confianza se darán cuenta que
no es tan malo.

Se encongió de hombros y agarro otra panqueca.

Skyler lo miró con una ceja enarcada.

—¿Qué?

—Ya te haz servido cuatro panquecas.

Protestó.

Él la observó por un momento, mientras agarraba otra.

—¿Y?

—A este paso no nos dejarás ni siquiera las migajas.


Dereck se encongió de hombros.

—En mi defensa nadie con un poco de juicio me deja a mi con alguna comida. Y Sí no se apresuran me
las comeré todas yo solito.

Di un respingo al darme cuenta que hablaba muy en serio y me lancé a agarrar mis panquecas al igual
que Sky.

Nosotras apenas alcanzamos a comernos dos mientras Dereck se devoraba cinco y decía que quedaría
con hambre.

—¿No tienen algo más para co—

—No.

Respondimos Skyler y yo al unísono.

Dereck frunció el ceño pero luego pareció aceptar su situación y no quejarse.

Estuve alrededor de una hora convenciendo a Dereck para que me dejará ir al gimnasio. Dan llego un
rato después y aproveché para escaparme, Dereck me siguió sin perderme ni un segundo de vista
mientras Dan se tomaba muy en serio su trabajo de vigilar a Sky.

—Eso explica por qué eres tan buena repartiendo puñetazos y patadas.

Murmuró Dereck.

Le dí otro puñetazo al saco de boxeo.

—No pensé que te gustará hacer ejercicio. Mucho menos pensé que te gustará el boxeo.

Otro puñetazo.

—Hay muchas cosas aun que no sabes de mi.

Le dí unos cuantos puñetazos seguidos al saco. Sin descanso.

—¿Cómo cuáles?.

Dejé a un lado el saco. Era suficiente por hoy.

—Me gusta disparar.

Dio un respingo.

—¿Eh?.

Me encongí de hombros, aún seguía respirando de forma brusca por el entrenamiento .

—Cuándo era más pequeña…mi abuelo prometió enseñarme a disparar.

Sentí una pequeña punzada en el pecho. Años después, seguía doliendo. Era leve, casi imperceptible;
pero los recuerdos se empeñaban en aferrarse a mi y torturarme.
Me relamí los labios y suspiré.

—No pudo cumplir su promesa. Así que la cumplí por él. Aprendí a disparar luego de cumplir la mayoría
de edad. Y realmente es algo que disfruto.

Silencio.

Dereck no dijo nada por un largo momento.

—Wow, eres una cajita llena de sorpresas.

Sonreí.

—No tienes ni idea.

Reí.

Suspiré con pesadez. Remover los recuerdos del pasado causaba una tormenta de emociones en mi
interior. Yo pensé que había enterrado esas emociones; la sensación de vacío en mi pecho me demostró
todo lo contrario.

Me concentré en otra cosa. Dereck me miraba con un renovado interés.

—¿Qué?.

Mascullé.

Él negó con la cabeza.

—No es nada.

Murmuró.

Siguió escrutandome con la mirada.

Luego de unos cuantos segundos, por fin hablo.

—¿Quieres practicar?.

Titubee pero al final asentí. Estaba cansada, mi desempeño no seria el mejor.

Me puse los guantes de boxeo y Dereck se puso las manoplas.

Respiré, quería concentrarme para dar un buen golpe.

Y empezamos a entrenar.

Mi respiración estaba claramente agitada, sentí el sudor corriendo por mi nuca y mi corazón aporreando
mis costillas.

Al terminar estaba más que exhausta. Me dolía todo.

Dereck sonreía complacido.

—Golpeas muy bien.


—Para una humana sin ninguna habilidad especial es algo ¿Eh?.

—Una habilidad para nada especial capaz de desatar una guerra.

Bromeó.

—Sí, no tiene nada de especial.

Él río.

—Es mejor que nada.

Skyler

—Entonces, ¿Nunca haz…matado a nadie?.

Dan hizo una mueca.

—No.

Se limitó a responder.

Suspiré de alivio y él me miró de reojo.

Me acomodé mejor en el sofá y me encongí un poco por la mirada de Dan.

Noté la incomodidad en su expresión. Fue imprudente de mi parte hacer esa pregunta.

Aunque en mi defensa no aguantaba la curiosidad.

—Lo siento.

Murmuré apenada.

Le quitó importancia con un movimiento de la mano.

—Te notó más aliviada ahora que ya lo sabes.

Dijo con una ceja enarcada.

¿Quería que fuera sincera? Por qué sí así era la respuesta era un sí.

Asentí.

No le tenia mucha confianza a Dan, sin contar que tal vez sentía una pizca de miedo cada vez que lo veía.
Pero sólo un poquito, ¿Eh?.

Y tal vez otro tipo de emociones que no tenían nada que ver con el miedo…

Ya, céntrate.

Dan soltó una risa.


Eso fue suficiente para que todos mis músculos se relajarán.

No había prestado demasiada atención a su risa hasta ahora, pero me tranquilizaba. Era una linda
melodía.

Sonreí.

—¿Qué te causa tanto gracia?.

Lo acusé.

Él negó con la cabeza por lo bajo.

—Nada.

Río.

Lo fulminé con la mirada.

—Sí te hace sentir mejor, soy inofensivo.

—¿Inofensivo?.

Él asintió con una sonrisa.

—No me pareces demasiado inofensivo.

—¿Quieres probar?.

Enarqué una ceja.

—Paso.

Dan rodó los ojos.

—Tú te lo pierdes.

—Me quedó muy claro lo inofensivo que eres en la fiesta.

Sonreí.

Él enarco una ceja.

—En mi defensa las circunstancias lo ameritaban.

—¿También ameritaba sacar tus habilidades seductoras a relucir?

Sus mejillas se sonrojaron, resaltando sus pecas.

—No tenía demasiadas opciones.

—Ajá.

Solté una risita.

—No pensé que fueras tan atrevido.


Él me fulminó con la mirada, intentando ocultar un ademán de sonrisa.

—La situación lo requería.

Expresó encogiendose de hombros.

Yo negué con la cabeza.

—Supongo que realmente disfrutas cuando la situación “requiere” tomar ese tipo de medidas.

—En realidad no.

Admitió.

—Nunca me ha gustado convivir demasiado con los de mi especie. Lo detesto. Si puedo evitar tener
contacto con ellos, mejor.

—Pero, tú también eres uno de ellos.

—Ni me lo recuerdes, eso no significa que sea igual de despreciable, pero aún así me odio un poco cada
día por ello.

—¿Por ser lo que eres?

Él asintió.

Me quedé callada un momento, viendo por primera vez, de forma real al chico que tenía al frente. Sin
miedo, sin pensar en lo que era capaz. Solo a un chico.

Lo analicé por un momento, y me di cuenta de algo obvio que ni siquiera había notado antes.

Dan despreciaba a los de su especie, de la misma manera que se despreciaba a sí mismo.

Por eso cazaba vampiros.

Lo mencionó en más de una ocasión solo que no pensé que fuera tan en serio.

Pero sí lo era.

Y creo que lo entendía.

Él querer ser diferente y empeñarte tanto en ello que terminas odiandote, odiandote por parecerte a los
demás, por cometer sus errores. Odiandote por que no te sientes capaz de lograr cambiar, porque odias
dejarte llevar por la manada aunque anheles con cada parte de ti nadar contra corriente.

—¿En que piensas?

Preguntó.

—Desde aquí puedo escuchar los engranajes de tu cerebro.

Yo negué con la cabeza.

—Lo siento. Me distraje. A veces mi mente divaga demasiado.


—Ya lo he notado.

Rió.

—A veces parece que te vas a un lugar muy lejano, aislado de los demás.

—¿Y eso es bueno o malo?.

Pregunté, tenía curiosidad por saber que pensaba.

—Tienes un mundo exclusivo, privado, solo tuyo. Nadie más puede acceder si tú no se lo permites. Me
gustaría encerrarme en mi propia burbuja de la misma manera que lo haces tú.

Confesó.

Yo sonreí.

—Puedo enseñarte a escapar cuándo quieras.

Él sonrió.

—Me gusta la idea.

Admitió.

En ese preciso momento escuché el ruido de las llaves, Abby entró con el cabello desordenado y sus
mejillas sonrojada por el esfuerzo. Dereck entró detrás de ella silbando alguna melodía extraña.

Nos saludó brevemente, y luego se dirigió directo a la ducha.

—¿Qué tal te comportaste?

Preguntó Dereck apoyando la cadera en la pared.

Levanté una ceja.

—No soy una niña pequeña, Dereck.

Dije, fulminandolo con la mirada.

Él enarcó una ceja de forma desafiante.

—Pero me comporté bien, ¿Sabes? Siempre me he portado muy bien. Soy muy obediente cuándo
quiero serlo.

Admití orgullosa.

Dereck soltó una risotada.

—Espero se mantenga así.

Dijo a modo de broma.

Negué con la cabeza.

—Si ser una buena chica me asegura vivir un día más, no me quejaré.
Dereck hizo una mueca mientras Dan ahogaba una risa.

—Eso es un poco cuestionable.

Dijo Dan.

Dereck me miró.

—Bueno, digamos que, eh…puede ayudar o contribuir de alguna manera a que no mueras.

Dan lo miró con una ceja enarcada y yo reí.

—Por ahora.

Agregó.

—Me gusta tu positivismo.

Dereck sonrió.

Abby salió del cuarto, cambiada y con las comisuras de sus labios ligeramente elevadas, lo mismo que
sucedía cada vez que finalizaba sus entrenamientos.

Caminó directo a la cocina sin dirigirnos palabra y por un momento pensé que nos estaba ignorando
hasta que nos miró con una sonrisa.

—¿Quieren galletas?.

Dijo mientras sacaba algunos ingredientes de la despensa.

—Eso no se pregunta.

Se apresuró Dereck a responder, antes de acompañarla y servir de apoyo emocional, por qué sus
habilidades culinarias eran nulas. Ni siquiera comprendí por qué lo hizo dado que se veía algo inútil
mientras hablaba y Abby era quien hacía todo.

Reí por lo bajo y negué con la cabeza.

Me levanté y ayudé a Abby. Y con “ayudar” me refería a batir o agregar ingredientes por que no era
experta en repostería, no cómo ella.

Dan se unió a nosotras, y pronto los cuatros teníamos un desastre de harina en la mesa.

Dereck bromeó sobre algo, Dan tomó un puñado de harina de trigo y nos la tiró encima, lo que dió cómo
resultado el comienzo de una guerra, en la cual nuestras armas eran batidoras y cucharas.

Terminamos riendo, y llenos de polvo blanco por todas partes. Abby metió las galletas al horno,
mientras nos acusaba de ser inmaduros, aunque hacía un esfuerzo por ocultar su sonrisa.

Guardé y atesoré el momento en mi mente, deseando con cada parte de mi que no terminará, era uno
de esos recuerdos que supe se volverían irrepetibles. Entre risas, y sonrisas, mientras estábamos llenos
de polvo y mi estómago dolía por tanto reír, entendí que a veces no se necesita demasiado para ser feliz,
basta con un par de personas que hacen todo diferente, que tienen la habilidad de hacer que algo tan
mundano se vuelva mágico.
Ellos eran especiales, no por sus habilidades, si no por algo más, por esa chispa que los caracterizaba,
por esa esencia que sabía no encontraría en nadie más.

Capítulo 11
Fruncí el ceño y di un manotazo al aire cuándo la alarma sonó, en un intento patético por apagarla sin
despegar mi cabeza de mi almohada.

Tanteé la mesita de noche hasta encontrar la malvada alarma y la callé con un golpe.

Ya era lunes otra vez, me sentía exhausta cómo cada comienzo de semana y con ganas de dormir hasta
mañana. Pero mis opciones eran limitadas dado que hoy me correspondía ir a clases cómo todo
adolescente que quiere tener un futuro en este miserable planeta y un lugar en la retorcida sociedad.

Para este punto, ya han de saber que no es mi prioridad encajar. Lástima que si me importa mi
educación, aunque el sistema que se usa en las escuelas para educarnos es cuestionable, solo que era
demasiado temprano para tener un debate interno al respecto, así que salté de la cama sin pensar para
despertar mi cerebro del todo, evitar quedarme dormida y llegar tarde.

Skyler, para mi sorpresa seguía tirada en la cama, suspirando pesadamente cómo sí se estuviera
replanteando la situación de la misma manera que yo lo hice hace unos segundos y buscando una
opción que no incluyera levantarse de madrugada.

Proseguí a ir al baño y darme una ducha con agua fría, terminando de despertarme y quitando la
pesadez de mis párpados.

Me alisté y Skyler se levantó unos minutos luego corriendo de aquí para allá, pensando que yo me había
ido y se le había hecho tarde. Hasta que me vió en la cocina mirándola con una ceja enarcada
intentando adelantar el desayuno.

Suspiró de alivio y terminó de alistarse. Luego de desayunar tan rápido cómo pudimos, nos
encaminamos hacia la tortura , es decir la escuela.

Sería un largo día, cómo cualquier lunes y podía apostar que sería tan aburrido y monótono como de
costumbre.

No me equivoqué al pensarlo, las clases parecían ir en cámara lenta mientras yo cada tanto revisaba con
disimulo mi reloj, esperando la hora de la salida para poder adelantar cualquier actividad pendiente
durante el receso. Sin embargo, lo único que logró eso es que se volvieron aún más largas y aburridas
que de costumbre.

Y así se fue más de la mitad del día, entre clase y clase, con nivel de lentitud preocupante, al menos para
mí.

El problema es que mi cerebro tuvo demasiado tiempo para pensar entre esas horas que parecían
infinitas.

Me centré en la ventana la cual me permitía ver el cielo, de un azul brillante, con las nubes moviéndose
de forma sutil y delicada, cómo sí fueran empujadas con ternura por el viento, que soplaba ligeramente.
La ventana estaba cerrada por supuesto, los rayos de sol se colaban por la misma, mientras todos los
demás se centraban en el profesor que explicaba y llenaba de trazos poco legibles la pizarra, llena de
esos jeroglíficos incomprensibles.

Todos las mesas ordenadas por filas, algunos se centraban en la explicación, otros en detalles que
parecían vanos. Cómo el movimiento de las nubes, que parecían balancearse de un lado a otro sin
rumbo fijo. Como las olas del mar. El mismo movimiento constante que parecía no llegar a ningún lugar
específico. A veces me sentía así, un poco pérdida, siendo sacudida por la vida de un lado al otro.

Empecé a divagar, aún más, mientras me invadía ese sentimiento.

Estar pérdida…¿Alguna vez acaso fui encontrada?

¿Qué es la pérdida y la verdadera sensación de perdida?.

La palabra fue saboreada y desglosada por mi mente. Y el sentimiento se arraigo en lo más profundo de
mi pecho, trayendo melancolía y nostalgia por los días en que la vida era más simple; aunque no tenía
claro cuándo llegó a ser más simple, o tal vez nunca lo fue.

A veces no solo existía el sentimiento, solo se volvía una realidad con la que tendrías que convivir día a
día, cómo el día que me enteré que jamás volvería a ver a mi abuelo. El mismo sentimiento de estar
pérdida. Y lo que más dolía era la certeza de que jamás podría recuperarlo, el sentimiento solo se
quedaría ahí, cómo un hoyo en tu pecho.

Cuándo por fin llego la hora de salida suspiré con pesar, y esperaba que eso significara el fin de los
pensamientos que iban y venían, atormentandome y llenándome de dudas, remordimiento, dolor,
recuerdos. Quería que pararán, que pudiera pausarlos y que se quedarán congelados, sin molestar a
nadie, llevándose consigo el huracán que desembocaron en mi interior.

Aunque quería regresar a mi casa tan pronto cómo me fuera posible a causa del cansancio, me distrajé
hablando con Avalon, lo suficiente cómo para que Skyler se fuera antes por que debía adelantar algunas
tareas pendientes, no me molesto el que se fuera antes, o más bien, yo me quedé más tiempo del
debido en un intento de pensar en trivialidades. Terminé acompañando a Avalon.

Una vez llegué al piso casi suspiré de alivio, entré esperando encontrar a Sky—probablemente
leyendo—o haciendo cualquier otra cosa. Sabía perfectamente que realizaba sus actividades escolares
más entrada la tarde, y prefería antes practicar cualquier actividad que la relajará.

Pero no esperé encontrar un silencio agobiante y un cuchillo ensangrentado descansando en la


alfombra.

Me quedé inmóvil por un segundo. Algunos muebles estaban volteados y había signos de una pelea—
hice una mueca—Cómo sí el piso y las paredes salpicadas de sangre no fueran una pista clara.

Y Sky no se encontraba en ninguna habitación.

Observé más de cerca, con más detalle, encontrándome que la sangre que manchaba el piso se
mezclaba con un líquido espeso y de color tan oscuro que podía ser confundido con negro.

El recuerdo me azotó de forma brutal, la noche en el callejón. Dan atacó a los vampiros para evitar que
nos matarán. El mismo líquido salía de cada herida que él les ocasionó.
El rompecabezas empezó a tomar forma en mi cerebro, el cual encajó cada pieza.

Mascullé una palabrota.

Empecé a buscar de forma frenética a Sky con la dolorosa certeza de que no la encontraría.

Tragó saliva, mientras siento que me escuecen los ojos.

Una parte de mi pareció bloquearse por completo, y me quedé ahí, solo existiendo, observando el
cuchillo lleno de sangre, mientras mi mente jugaba en mi contra, imaginando formas dolorosas de morir
apuñalada. Pero a quién herían no era a mí, si no a mi mejor amiga.

Mi cerebro se sintió abrumado, mientras yo intenta pensar con claridad, pero la neblina pareció
envolverme mientras seguía sin comprender nada.

¿Acaso existía una forma de apagar los pensamientos que parecían tener la intención de torturarne?. O
aún mejor. Todo mi cerebro.

La realidad me abrazó asfixiandome, mientras mi pecho dolía.

No podía ser cierto. Ella no podía estar...¿muerta?.

Negué con la cabeza, mientras más posibilidades se deslizaban y aparecian en mi cerebro como
ventanas emergentes, cada una sustituyendo a la probabilidad anterior con una rapidez tan abrumadora
que me perdí en un mar de predicciones.

—¡Abby!

Una voz lejana empezó a sacarme del trance en que me encontraba. En un espacio vacío dónde ni
siquiera el tiempo mismo o la realidad influian.

No sabía cuánto tiempo había pasado con los ojos fijos en el cuchillo cuándo algo se interpuso en mi
campo de visión, y me encontré con unos ojos grises brillantes y unas pecas que se asemejaban a las
constelaciones.

Me sacudió con una fuerza medida, pero con la suficiente rudeza cómo para despertarme del todo.

Dan suspiró pero no era difícil ver la oscuridad y preocupación en sus ojos.

—¿Estás bien? ¿Qué sucedió? ¿Dónde está Sky? ¿Ella está bien?.

Su voz sonó casi dolorosa. Y la certeza invadió su expresión, él lo sabía, y por primera vez pude percibir
el miedo en sus ojos.

—Y-yo estoy bien, pero Sky…

Su nombre salió cómo un susurro de mi boca.

Dan apretó la mandíbula.

Dió dos zancadas y se agachó en el suelo y olisqueó la sangre. Yo me quedé inmóvil, observando en
silencio.

El miedo se convirtió en pánico, mientras su expresión se crispaba.


—Su rastro aún está fresco. No fue hace mucho. Podemos encontrarla.

La última palabra pareció decirla más para convencerse a sí mismo.

Tal vez no encontráramos nada.

Pero era capaz de aferrarme a lo que sea que significara una esperanza.

—¿Podrías esperar aquí?.

Preguntó, inseguro.

—Ni pienses que voy a permitir que la busques sin mi.

Mascullé.

Él tragó saliva.

—Sólo quiero verificar dónde termina el rastro.

Asentí.

—Yo te acompañó.

Él pareció resignarse a la idea.

Sacó una daga de su cinturón, uno en el que ni siquiera me había fijado por la situación.

Era una daga preciosa, la cuchilla brillaba, con un halo de luz pura a su alrededor, desprendía luz, calidez,
magia.

La tomé entre mis manos con cuidado.

—Más vale que sepas usarla. La necesitarás.

Dijo antes de salir, invitandome a seguirlo.

_______________________

Nos dirigimos por las calles, moviendonos en medio del gentío, poco a poco, mientras más
caminábamos las personas desaparecían, a medida que Dan seguía avanzando para seguir el rastro.

Sus pasos eran decididos, no había pensado aún en que esto podría ser una trampa ¿pero por qué lo
sería?.

Aun así las preguntas empezaron a venir una tras otras, y las interrogantes ocuparon la mayor parte de
mi cerebro.

El líquido oscuro mezclado con la sangre de Sky no salía de mi cabeza.

La rabia se encendía dentro de mi, y luego se apagaba con la misma rapidez.

No tenía certeza ni seguridad de nada, ni siquiera sabía si podía confiar en Dan y en sus habilidades. Era
un vampiro, un cazador, sabía perfectamente cómo rastrear una presa, o eso me gustaría creer en este
momento.
El miedo se sentía en mis entrañas cómo un animal rasguñando y tirando de mi estómago. Tenía miedo
por lo que pudieran hacerle a ella. O lo que ya le habían hecho. Y eso solo hizo que mi estómago se
retorciera aún más.

Alcé la vista para encontrarme en un callejón desolado, entre grandes edificios, los pasos de Dan
resonaban al igual que los míos, y eso era lo único que se escuchaba además de un persistente goteo,
que provenía de una canaleta.

El suelo pavimentado, se teñía de un color más oscuro a medida que avanzabamos.

Mi cerebro seguía pensando y uniendo piezas, pero una de ellas seguían sin encajar.

¿Por qué Skyler? ¿Qué querían de ella?.

Y esa pregunta no dejaba de rondar mi cabeza.

Me parecía demasiado invasivo, e incluso arriesgado entrar a un departamento solo para asesinar a
alguien. Especialmente cuándo tantas personas viven en cada piso. Un grito y todos sabrían que algo
estaba mal. ¿Por qué arriesgarse tanto? ¿Qué era tan importarte cómo para aún así actuar?.

Y no comprendía…la habilidad de Skyler le hubiera permitido saber con antelación si alguien más estaba
ahí, tenía una ventaja…y aún así no hubo diferencia alguna.

Pero la respuesta apareció cómo un latigazo frente a mis narices mientras observaba el paso seguro de
Dan.

Dan…Un vampiro del cuál no sabía nada más que su raza, y que cazaba su propia especie.

Su propia especie era su mayor enemigo.

Oh, no.

Y hasta ahora, caí en cuenta del peligroso terreno que estaba pisando.

Un paso en falso y caería al vacío.

Por qué le estaba confiando mi vida casi de forma ciega a alguien que no conocía lo suficiente.

No lo suficiente cómo para que sea seguro o de quién me pueda fiar.

Tenía ganas de estampar mi cabeza contra la pared, mientras sentía el peso del metal mágico en mi
pierna derecha.

Choqué con la espalda de Dan mientras nos refugiabamos a la sombra de un edificio. Esta zona de la
ciudad parecía abandonada, y al ver el gran edificio que se alzaba al frente de mi fruncí el ceño.

Las ventanas estaban cubiertas de tablas maderas, algunos vidrios rotos se encontraban desperdigados
en el suelo al igual que las tablas y clavos. Una fábrica abandonada.

Sin embargo, distinguí dos sombras en la entrada, custodiando.

Dan gruñó por lo bajo.

—Guardianes.
Síseo, cada sílaba pronunciada con odio.

Y mi cerebro se reinició por completo.

—¿Eh? Pero, la sangre de color oscuro….¿No era de un vam—

—Guardián de las sombras.

Me interrumpió Dan.

Yo fruncí el ceño.

¿Guardianes? ¿Para que querían los Guardianes a Skyler?.

Pero esa sangre…

—¿Los guardianes y los vampiros tienen la misma sangre?.

Dan asintió.

—Al igual que las hadas. La diferencia está en el color, revela nuestros orígenes, lo que fuimos antes de
convertirnos en caídos. Miserables. Malditos.

Responde, con la vista fija en la fábrica.

—El rastro sigue hasta ahí dentro.

Susurra.

Y a pesar del odio que tiñé sus palabras, sus ojos brillan de esperanza.

Me centró en los dos guardianes y agudizo mi visión, logrando percatarme de la funda que cuelga de sus
caderas. Sé que son armas y no necesito verificar más para saberlo, el mismo tipo de arma que Luke y
Quinn usan.

Tragó saliva.

—¿Ellos no pueden percibirnos cierto?.

Dan niega con la cabeza.

—Depende del tipo de habilidad que tengan. Pero no, no pueden hacerlo.

Él fija su vista en los guardianes.

¿Cómo puedo deshacerme de esos dos?.

Mi habilidad es completamente inútil en estos momentos.

Empiezo a pensar en una forma de colarme adentro, de manera que pueda buscar a Skyler. La violencia
no es una opción para mi, así que hago uso de mi cerebro para encontrar una forma de entrar que llame
lo menos posible la atención.

Trago saliva, y salgo de mi escondite caminando sin poner un pie al frente de otro y tambaleándome a
propósito.
Dan abre los ojos cómo platos y parece querer estrangularme con sus propias manos por esa acción
imprudente. Por supuesto no comprende que esa “acción imprudente” es parte de mi plan
improvisando hace unos dos minutos.

Agradezco en este momento haber visto a tantas personas ebrias en mi vida que imitarlas me sale
natural.

Los guardianes fijan su mirada en mi y mi caminar irregular, yo río como una desquiciada y como si el
hecho de no caminar en línea recta fuera lo más gracioso del mundo.

Ellos solo me observan con expresión neutra, sus manos se hallan sueltas a sus costados.

Los ignoró, y observó con detenimiento el edificio que se alza frente a mi. Suelto otra risa. Empiezo a
juguetear con las tablas de maderas desperdigadas de forma torpe.

Siento la mirada de esos dos en mi nuca.

—¿Cuántos apuestas a que se ha metido estupefacientes?

Habla una voz masculina, lo suficiente alto como para que escuché.

—Lo más probable es que sean bebidas alcohólicas. Mientras no caiga en un coma etílico, todo perfecto.

Responde una voz más suave y chillona, una chica.

Sigo jugueteando con las tablas hasta que caigo torpe y estúpidamente al suelo.

Suelto una carcajada, y me levanto con dificultad fingida.

Vuelvo a caer.

Escucho que uno de los dos sueltas una risita.

Se acercan. No están alertas. Las manos del chico están cruzadas en su pecho y su rostro adquiere una
expresión divertida. La chica me observa con cautela.

—O‐oh.

Ladean la cabeza.

—¿P-por q-ué la vida es taaaan injusta conmigo?.

Balbuceé.

—¿S-saben lo f-feliz que seria con una belleza s-semejant-te a la suya?.

El chico sonríe y niega con la cabeza y la chica solo suspira.

—Nos lo han dicho.

Murmura ella.

—¿A-ah si?

Él chico asiente.
—Y en circunstancias menos patéticas que está.

—Ya veremos si sigues pensando que esto es patético.

Digo fuerte y claro un segundo antes de derribar al chico en el suelo con una patada. El movimiento es
tan rápido que no reacciona ni siquiera cuando su cabeza golpea el asfalto.

La chica abre los ojos cómo platos al momento que observa al chico cayendo y su mano se dirige al arma
que se encuentra colgando de su cadera, antes de que la alcance me abalanzó hacia ella, tumbandola al
suelo y propiciandole un golpe en el abdomen. Le quito el arma antes de que pueda utilizarla, y sin
pensarlo más corro hacia la entrada, con el arma en mano como si mi vida dependiera de ello.

La chica jala mi tobillo, haciéndome caer. Antes de que pueda levantarse del piso, observó a Dan por el
rabillo del ojo, de pronto, el aire parece estar lleno de electricidad, la tensión se vuelve palpable, mi
corazón aporrea mis costillas con fuerza mientras siento un cambio en el ambiente.

No sé qué sucede pero la chica chilla de dolor, suelta mi tobillo y yo corro hacia la entrada del edificio.

Miro hacia atrás de reojo para ver a un Dan hipnotizando a los dos guardianes. Ambos en el piso, y a él
parece rodearle pequeñas partículas de oscuridad que se acumulan alrededor de sus manos.

—Volverán a su trabajo cómo sí nada hubiera ocurrido. No ha sucedido nada. Absolutamente nada.
Nadie ha entrado y mientras han estado vigilando todo se mantuvo tranquilo. ¿Entendido?.

Ambos asienten en una especie de trance y Dan se acerca hacia la entrada, donde permanezco
observándolo con desinterés.

Observo sus ojos, grises e implacables. Tienen un sutil brillo, ese brillo cautivante que impide que
apartes la mirada, parece convencerte de algo, no sabes de qué, pero tienes la certeza de que sí te lo
pide aceptarás dócilmente. Trago saliva, mientras sigo admirando sus ojos. Mi corazón sigue latiendo
vertiginosamente, pero en algún punto dejo de darle importancia.

Esos ojos…

Dan ladea la cabeza y luego aparta la mirada en una fracción de segundo.

Espera, ¿Qué acaba de suceder?.

Me quedo un segundo, inmóvil intentando analizar por qué mi mente pareció perderse por voluntad
propio en un lugar recóndito del mismo color de sus ojos.

Dan abre las puertas del edificio con delicadeza, entramos y él se encarga de cerrarlas mientras yo me
adelanto a ver que todo esté en orden con el arma apuntando al frente aunque no tengo la menor idea
de cómo se dispara esta cosa.

No puedo evitar que mi mirada se vuelva de confusión total, al visualizar un interior lujoso, con muebles
nuevos y paredes en perfecto estado. El interior del edificio ni siquiera de asemeja vagamente a la
fachada del mismo.

Los pasillos se den desérticos y el silencio que prevalece es abrumador.

Dan suspira de alivio al percatarse de lo desolado del lugar.


Él se adelanta avanzando con pasos seguros pero atento, yo permanezco detrás, cuidando que nadie
nos apuñale por la espalda sin previo aviso y ojeando los pasillos. Mantengo sujetada con fuerza el arma
que le arrebaté a la guardiana.

Las habitaciones están cerradas, y por las ventanas apenas puedo ver o imaginarme que hay.

Siento la adrenalina correr por mis venas, mi corazón late con prisa y yo apenas puedo respirar por la
ansiedad.

Necesito saber que Sky está bien.

Otra vez los pensamientos empiezan a aturdirme pero no puedo dejar que me ganen, debo permanecer
aler—

Unos pasos hacen que me quede inmóvil por completo.

Respiro con dificultad mientras un vacío se instala en mi estómago y mi corazón se acelera hasta el
punto que siento que va a salir de mi pecho.

Tragó saliva.

Dan se queda quieto observando de reojo.

Los pasos resuenan y se acercan.

Antes de poder decidir si lo que estoy haciendo es sensato, o no, cambio de dirección y camino hacia el
lado contrario de dónde resuenan los pasos.

Los pasillos parecen interminables, Dan apenas se percata de mi jugada va detrás de mi siguiéndome
con pasos sigilosos, sin hacer ruido alguno, yo por mi parte algo un esfuerzo sobrehumano para imitarlo
pero se vuelve un fracaso. Culpo a mis converse por hacer ruido, y no a mi forma desgarbada de caminar
por supuesto.

Los pasos ya no se escuchan.

Suspiró de alivio. Hasta ese momento no me había percatado de que incluso estaba conteniendo el aire
en mis pulmones.

Dan avanza, sus pasos son tan sutiles y ágiles como los de un felino, no hace ruido ni siquiera al respirar.
Espera…¿Los vampiros respiran?. Hago un recordatorio mental para preguntarle cuándo la situación sea
distinta.

La incertidumbre empieza a avanzar poco a poco, ganando terreno a medido que avanzo con pasos
cortos, me cuesta seguir el ritmo del chico de ojos grises, dos zancadas suyas son alrededor de 6 pasos
míos.

El vacío sigue en mi estómago. Rasgandolo, rasguñando y mordiendo por dentro, mientras los peores
escenarios posibles siguen reproduciéndose en mi cerebro. Una y otra vez.

Mi mejor amiga desde que era una adolescente esta en peligro. Todo por mi culpa.

Tragó saliva mientras el vacío abarca parte de mi corazón ahora.


Y de pronto Dan se detiene, casi me golpeo de narices contra su espalda.

—El rastro se detiene aquí.

Susurra.

Su voz está firme, ronca y algo rota, no puedo decir desesperanzada por qué no lo parece, o lo oculta
muy bien.

Una respiración temblorosa sale de mis labios preparandome para lo peor.

Por favor. Por favor. Por favor.

No sé ni siquiera que ruego, solo quiero que ella esté bien.

No importa que tenga que sacrificar, necesito que ella esté bien.

No puedo perder a mi mejor amiga, no ahora.

El observa la puerta con una mirada extraña, una que por primera vez no puedo deducir, y no sé qué
causa eso en mi interior.

Yo la observo, comprendiendo que el tiempo es limitado y hay que entrar ahora mismo.

Dan y yo nos miramos. Sus ojos brillan y muestran esperanza, parecen querer transmitirme eso.

Saco el arma y se la tiendo a Dan. Él la toma, observa la puerta y sin siquiera pestañear dispara al
candando.

La luz sale como rayo cegador, y el candando cae, la puerta se abre sutilmente.

Dan y yo cruzamos otra mirada y yo soy la primera en adelantarme un paso y abrir la puerta por
completo, entrando en la minuscula habitación de cuatro por cuatro.

Un jadeo escapa de mis labios.

Skyler…

Capítulo 12
Skyler

Un grito se escapa de los labios de Abby y yo abro los ojos como platos.

El chillido causó una punzada en mi cerebro. Ahogo un gemido de dolor. Mi cabeza está a punto de
estallar. Siento que alguien me martilla el cerebro desde adentro.

Ellos están aquí, vinieron por mi. Mi cerebro apenas puede procesarlo, apenas noté a Dan desde que
entró. Las sensaciones bloquean mi cerebro mientras mi cabeza apenas es capaz de analizar todo lo que
mis sentidos captan. Por primera vez, mi habilidad se siente como una maldición más que otra cosa.
Solo sé que hay ondas que apenas puedo traducir o procesar. Son demasiadas, tantas que abruman,
tantas que siento a mis sentidos sobrecargados y abrumados mientras escucho un pitido en mis oídos y
un ruido sordo resonando adentro de mi cabeza .
No puedo contener la sorpresa, sigo tirada en un rincón de la habitación y antes de que siquiera pueda
reaccionar Abby se lanza hacia a mi abrazandome con fuerza, poniendome de pie, un segundo después
siento unas brazos rodeandome por la espalda, ni siquiera me tensó por qué este es mucho más sutil y
menos asfixiante que el de Abby. Reaccionó, luego de una eternidad y les devuelvo el abrazo con la
misma calidez y sin poder contener una sonrisa.

Siento un dolor punzante en la herida abierta en mi muslo. Eso sin contar el moreton en mis costillas
que Abby ha apretado sin querer. Chilló de dolor.

Abby se aparta rápido y me repasa con los ojos. Dan da un saltito hacia atrás. Balbucea una palabrota.

Ambos me examinan. Sé que me veo tan fatal como me siento.

—Oh, Dios.

Abby observa mi muslo con los ojos muy abiertos, el jean está rasgando justo en esa zona, lleno de
sangre seca. Tengo un corte a lo largo de mi muslo, algo profundo, la piel alrededor está enrojecida y el
corte duele como el infierno.

Yo suspiro.

Dan mira de reojo el corte.

—Eso explica el cuchillo ensangrentado.

Abby asiente.

—También la sangre que salpicaba la pared.

Ah, sí. Detalles mínimos.

Abby frunce el ceño y veo el momento exacto en que esa mirada de alivio se transforma en ira.

—¿Qué te hicieron?.

La pregunta sale como un susurro. Yo le quito importancia con un movimiento de la mano y le lanzó una
mirada a Dan, él me la devuelve mucho más compasiva, mientras sus ojos expresan con una claridad
cristalina que sabe de lo que son capaces.

—Es una historia un tanto larga…en su defensa merecía una patada en las costillas y una bofetada por
no seguirlo dócilmente y permitir que me capturarán...ah, eso sin contar el cuchillo que me clavó en el
muslo.

Sonreí.

Me hubiera reido si no tuviera ganas de llorar.

Abby apretó los puños a sus costados con tanta fuerza que sus nudillos se tornaron blanquecinos.

La mirada de Dan se ensombreció y Abby ni siquiera necesitó decir nada.


Se quedaron en silencio, no había nada que decir, no tenían nada que decir. Pero…yo sí, algo
importante, algo que no podía olvidar y que se mantenían en mi cabeza. Algo que les confensaría en
cuánto salieramos de aquí.

—Vamos.

Dijo Dan, rozando los dedos de mi mano y entrelazandolos con los suyos como si fuera algo natural. No
me resisto, apenas siento el contacto de su piel con la mía y ni siquiera reaccionó de forma inmediata.
Aprieto su mano intentando concentrarme en algo que no sean las cientos de señales que intento
registrar. Se siente como estar en una habitación con miles de personas hablando al mismo tiempo y tu
oídos de forma natural y sin poder controlarlo están haciendo un esfuerzo sobrehumano por escuchar
cada una y de manera simultánea entender la información, mientras tu luchar por callar los
pensamientos y todos los datos nuevos que llegan cada segundo. Sigo a Dan con pasos inseguros,
tambaleantes y consciente de mi leve cojera a causa de la herida abierta en el muslo.

Abby está detrás, atenta a los movimiento de ambos y mirando nuestras manos entrelazadas con una
ceja enarcada, pero deja de darle importancia un segundo después y disimula su expresión de forma
que no hay rastro de que la chica tiene un ojo puesto en ti.

Avanzo unos cuantos pasos y no llegó a la puerta cuando mi cerebro se desconecta por completa y me
doy de bruces contra el suelo.

O más bien casi, por que Dan me sostiene del brazo a tiempo. No puedo, no puedo…todo se vuelve
borroso y confuso, las lágrimas se deslizan por mis mejillas mientras mi cerebro titila como una bombilla
a punto de quemarse.

Insistentes punzadas clavándose, en distintas direcciones, todas al mismo tiempo, una y otra, y otra
vez…

El pitido se intensifica de tal forma que puedo jurar que mis tímpanos van a explotar.

Cierro los ojos con fuerza con la intención de evitar el dolor pero lo único que logró es que mis sentidos
se desconecten por completo dejándole espacio a ese familiar cosquilleo debajo de mi piel capaz de
percibir todas esas sensaciones que ahora mismo detesto. Vienen de todas las direcciones. Siento la
presencia de cada onda extraña que parece transmitirse a través del aire.

Y de pronto, una sensación familiar se abre paso entre ese montón de señales de origen desconocido, y
luego siento otro tan poco perceptible que desaparece de mi radar. Lo único que sé es que ambas
actúan como una interferencia y el dolor disminuye, mientras me concentró en ellas. Sé quienes son.

Poco a poco, soy consciente de la realidad mientras escucho voces lejanas que se van acercando.

—¡Tenemos que sacarla de aquí, ahora!

Chilla Abby.

Dan me está sosteniendo y notó que clavé mis uñas en sus brazo, dejando marcas rojizas con forma de
media luna. Ni se inmuta.

El chico de ojos grises vuelve a mirarme.


—Su habilidad se estabilizó.

Informa en un susurro a una Abby con una mueca de preocupación.

—Ahora el verdadero problema es escapar de aquí.

Farfulla.

Abby suspira.

—¿Cómo que el verdadero problema? ¿Bromeas?.

—Créeme que fue fácil entrar comparado con lo que debemos hacer para salir de aquí los tres vivos.

Hago una mueca.

—Eso no es muy alentador.

Digo bajito.

Ambos me miran y Abby niega con la cabeza ocultando una sonrisa.

—Nada va a estar bien.

Susurra por lo bajo mirándome directamente a los ojos.

Yo sonrió por que siempre esas palabras me han traído más consuelo que el típico “todo va a estar
bien”.

Es algo nuestro. Solo nuestro. Algo que nadie más entiende.

—¿Alguna vez algo ha estado del todo bien?

Pregunto en respuesta.

Dan suspira. Analiza nuestras palabras. Las digiere con calma y como si hubiera sido iluminado por la
sabiduría divina lo entiende. Sus ojos brillan cuando parece comprender el significado detrás de esas
palabras.

Una risa brota de sus labios.

—Jamás.

Susurra en respuesta.

Los tres compartimos una mirada cómplice.

Y tal vez, en ese momento no lo tenía del todo claro. Pero esa sería la primera de tantas miradas o risas
compartidas. Aún me parece poco creíble la forma tan singular en que podemos encajar con un grupo
de personas luego de estar tanto tiempo nadando a la deriva buscando un lugar a donde pertenecer y
de pronto, sin previo aviso, te encuentras a ti mismo en ese lugar que por tanto tiempo buscaste.

Suspiré.

Miré hacia la puerta como si un gran desafío se alzará frente a mi.


Las señales empezaron a vibrar en el aire y se colaron debajo de mi piel.

—Vamos. Todo despejado.

Me acerqué a la puerta y la abrí sin mucho cuidado. Tenía la certeza de que no había nadie del otro lado.

Dan entrelaza sus dedos con los míos. Esta vez, si me percato de esa pequeña acción que hace que
sienta un cosquilleo por mi mano.

Esta vez, perfectamente consciente del contacto de su piel con la mía aparto la mano en un movimiento
un tanto brusco, y producto de un reflejo.

El chico de ojos grises parece extrañarse de mi reacción, pero solo suspira un tanto decepcionado y
avanza.

Abby sigue detrás mirándome con el ceño fruncido. Si, bien, ni yo entiendo que sucedió, no sé como
explicarselo cuando lleguemos a casa.

Avanzamos con cuidado por los pasillos, Dan con su forma de caminar sigilosa y nosotras en cambio no
sabemos como pisar sin hacer ruido. Esto es patético.

Voy un tanto lento a causa de la leve cojera y el dolor en mi costado. Acelero el paso con la motivación
de que pronto saldré de aquí.

Captó una onda que va en nuestra dirección. Es solo una. Le hago una seña a Abby y ella le avisa a Dan.
Los tres nos detenemos súbitamente.

Mi respiración se acelera, escucho los pasos acercándose y Abby me jala de la muñeca hacia otro pasillo.

Una señal sale de la nada, viene desde la derecha, la otra desaparece. Exhalo con brusquedad. Y le aviso
a Abby.

Me quedo inmóvil observando los pasillos, parecen laberintos, con luces que iluminan cada pequeño
rincón y habitaciones sin ventanas que no te permiten ver nada.

Y aparece él.

Debí haber sabido que esa señal pertenecía a la de él, pero por el shock de momento por supuesto que
no la capté. Era fácil confundirla con una señal desconocida. Lo cual es irónico dado que capté esa
misma onda unas horas antes. Justo antes de que él me clavará él cuchillo en el muslo.

—Oh, no.

Balbuceó.

Dan se voltea hacia nosotras, observa al chico, yo siento que el pánico me atraviesa con facilidad. El
chico me ofrece una sonrisa ladeada, mientras siento que mi respiración se entrecorta. Y no sé qué
sucede después. Lo único que recuerdo es cuando apareció al frente de mi en una cortina de humo y su
mano se cerró alrededor de mi garganta impidiendo el paso del aire.

Agarro su muñeca, y con mi mano libre le lanzó una puñetazo justo en la nariz, siento el dolor dispararse
en mis nudillos y escucho un sonoro “crack” seguido de una maldición.
Oh, no, créeme está vez no dudaré en devolverte un poco el dolor que me causaste.

Su mano afloja el agarre y yo le doy una patada con mi rodilla en sus partes nobles.

Eso es suficiente para que me suelte por completo.

Tomo una bocanada de aire, un tanto desesperada y visualizo por el rabillo del ojo a Dan con su mirada
intimidante, y sus ojos. Oh, Dios, sus ojos están brillando hasta el punto que sientes que no puedes
apartar la vista.

Observó brevemente mis nudillos, los cuales están enrojecidos y heridos.

Abby saca una daga en un movimiento tan veloz que ni siquiera me percato cuando la punta de la daga
amenaza con cortarle la garganta al guardián.

El chico suspira, no con resignación, más bien como si aceptará una clase de desafío, mientras un hilo de
sangre se desliza de su nariz.

Dan lo observa por un segundo, haciendo contacto visual y es suficiente para que el chico quede
inmóvil.

Que habilidad más útil.

Dan observa mi cuello por un segundo y luego desvía la vista hasta el chico otra vez.

—Él fue quien me trajo hasta aquí.

Los ojos de Abby brillan por un segundo y puedo ver las ganas que refleja su mirada de deslizar la daga
por su cuello.

La expresión de Dan se transforma por completo.

Oh, no.

Siento un dolor en el muslo, y recuerdo que este no es el momento para tener una guerra de miradas
cuándo necesitamos salir de aquí tan pronto cómo podamos.

—Oigan…

Digo para captar su atención.

—Así que, ¿te divierte hacer sufrir a los humanos? ¿No?

Suelta una risa irónica.

—Para tu mala suerte, mi misericordia es únicamente dirigida hacia ellos.

Los ojos de Dan se oscurecen, Abby permanece con la daga en el cuello del guardián esperando un aviso
para divertirse un poco. Y por sus ojos, no es difícil saber que lo que tiene en mente es divertido para
ella, pero no tanto para el chico con la daga en el cuello.

Dan le lanza una mirada a Abby, ella le entrega la daga y el chico de ojos grises en un movimiento rápido
desgarra la piel del muslo del guardián.
Yo ahogo un grito mientras observó la sangre oscura escurrirse. La expresión del guardián se
contorsiona de dolor.

Abby queda boquiabierta y hace un puchero.

—¡Yo quería hacer eso!

Dan se encoge de hombros.

—Lo siento.

Le devolvió la daga ensangrentada.

—¡No! ¡Ya! ¡Basta!

Gritó.

Ambos me observan con una ceja enarcada.

—No sirve de nada devolver el daño. Eso no hará que mi herida se cierre más rápido.

Digo al mismo tiempo que le arrebató la daga a Abby.

Abby suspira.

—No. Pero creo que si va a lastimar a alguien debe saber como se siente ser lastimado. Tal vez se lo
piense mejor la próxima vez.

Responde Abby mirándolo fijamente.

Dan se relame los labios.

—Bien, ¿Entonces? ¿Le busco una crema para la herida o le pongo una curita?

Pregunta Dan.

—Lo de la curita suena mejor.

Respondo.

Él me observa y ríe. No entiendo que le causa gracia pero vuelvo a dirigir su mirada hacia el guardián.

—Deberíamos llevarlo para interrogar—

—No.

Digo interrumpiendo a Dan.

—¿Por qué? Me parece una buena idea.

Farfulla Abby.

—Conozco a alguien que estará más dispuesto a ofrecermos explicaciones.

Ambos me miran confusos, pero asienten.


Dan suspira.

—Ve y cura esa herida. Si alguien te pregunta algo, tu misma te la ocasionaste por imbécil. No vas a
recordar nada de lo sucedido.

El chico asiente en una especie de trance.

—Ahora, lárgate.

Masculla Dan y el chico obedece dócilmente caminando con la misma cojera leve.

—Vamonos. Por favor.

Suplico, Dan y Abby suspiran y me guian por los pasillos con cautela, atentos a cualquier ruido mínimo
hasta que nos acercamos a la entrada. Solo que, mientras más nos acercamos más señales capto.

—Creo que nos están esperando, o eso parece.

Balbuceó.

Dan se queda inmóvil.

—No hay otra salida.

Suspira.

Yo cierro los ojos. Dejándome llevar por todas las ondas que recibo, rápidamente puedo ubicarme, sé
exactamente el lugar donde estoy en este laberinto de pasillos interminables y sé que la salida está
infestada de guardianes, pero debe de haber otra manera. Agudizó ese instinto que causa el familiar
cosquilleo debajo de mi piel.

—Debemos ir un pasillo a la izquierda, luego girar a la derecha, seguir recto hasta pasar la salida y cruzar
a la derecha. Hay otra salida.

Dan me observa con una ceja enarcada y Abby me mira orgullosa.

—¿Cómo hi—

—Sólo avanza.

Empujó a Dan por la espalda levemente y el me observa con una expresión extrañada pero obedece
igual Abby.

Una vez cruzamos los pasillos, donde se supone que debería haber una salida no hay nada. Nada.

No pude haberme equivocado, es imposible, está aquí. Lo sé.

Abby observa el piso por un segundo y se agacha empezando a buscar algo.

—¿Qué haces?

Antes de poder decir agregar más, una trampilla—perfectamente camuflada con el suelo—se abre por
causa de Abby.

Dan y yo nos miramos boquiabiertos.


—Que observadora.

Suelta él.

Él nos dice que bajemos primero. Yo lo hago, con cuidado mientras el dolor en el muslo se dispara.
Muerdo mis mejillas y respiro hondo.

Abby es la siguiente en bajar y por último Dan. Este pasillo es angosto, muy angosto. Avanzamos por un
rato acompañados solo por el sonido de nuestra respiración.

—¿Cómo fue que te capturaron?

Pregunta Abby.

Yo sonrío por que se me hace ridículo e incluso absurdo.

—La historia no es muy interesante. En resumen, luego de llegar al piso tenía hambre así que me
preparé algo. Y de pronto, sentí que no estaba del todo sola, al principio pensé que se trataba de Dan,
Dereck o Luke.

Trago saliva mientras mantengo el paso.

—Pero, reconocería la sensación si fueran ellos. Al darme cuenta de ello, entré en pánico.

Suelto una risa. Siento un dolor en mi costado al reír.

—Busqué el cuchillo en la cocina, y él me intento atrapar por la espalda. Yo me defendí, o al menos


intenté por qué me arrebató el cuchillo y me lo enterró en el muslo por resistirme.

Abby hace una mueca al igual que Dan.

Hago una pausa.

—Me cargo como un saco de papas y en cuanto tuve oportunidad intenté escapar…y me golpeó. Unas
dos veces por causarle tantos problemas.

Dan suspiró y negó con la cabeza.

—Que idiota.

Soltó.

Abby masculló algo en voz baja.

—Debi haberle cortado la garganta cuando tuve oportunidad.

Solté una risa.

—Pensaba que la rencorosa era yo.

Me detuve al visualizar que el pasillo terminaba aquí. Unas escaleras se encontraban al frente y arriba
otra trampilla.

Las subí y sentí el viento frío azotando mi rostro.


Las señales se hicieron más lejanas, no desaparecieron por completo pero por fin pude darme un respiro
de las distintas señales que captaba cada segundo.

Detrás de mi venía Abby, y Dan nos observaba pacientemente esperando que subieramos. Sonreí al ver
las calles pavimentadas y los edificios. Había empezado a anochecer. Ayudé a Abby a subir.

—¿Qué sucedió Señor “Lo difícil será salir los tres con vida”?

Dan me miró con el ceño fruncido y sus ojos grises brillantes.

—Créeme que hubiera sido difícil si no hubieras encontrado la trampilla.

El suspira y observa el edificio que dejamos atrás.

Nos hace una señal para que avancemos, yo lo hago sin siquiera pensarlo. Mi pierna duele, siento sangre
deslizándose por mi muslo. Trago saliva y avanzo al lado de Abby.

Dan nos alcanza hasta llegar delante de mi y se agacha.

—Súbete.

Dice.

—¿Eh?

Abby suelta una risita y yo la fulmino con la mirada.

—Sube a mi espalda. Si caminas más puedes lastimar tu pierna.

Yo lo miró dubitativa.

—Estoy bien, créeme, puedo camin—

Ahogo un grito cuándo me sostiene por las piernas, por inercia pongo los brazos alrededor de su cuello y
él cuelga mis piernas alrededor de su cintura.

—¿Qu—

—Así está mejor.

Abby ríe.

—¡Dan!

Él suelta una risa suave y ronca.

Me mantengo tensa en su espalda. Él parece notarlo.

La herida no era severa, okey, se veía terrible pero no creía que fuera tan profunda, el corte era a lo
largo del muslo, se veía enrojecida, llena de sangre seca y dolía pero…ugh, a quién engaño, Dan tiene
razón puedo lastimar más mi pierna.

Me mantengo tensa y rígida por lo incómoda que me siento. No estoy acostumbrada o más bien detesto
la sensación que me produce el contacto físico. Específicamente cuando viene de chicos. ¿Tengo
opción? Al menos ahora, no. Así que suspiró y me mantengo inmóvil.
Abby nota mi incomodidad.

Caminamos un rato en silencio—Es decir Dan y Abby mientras yo permanecía en la espalda de Dan
como una niña pequeña—con solo el sonido de nuestra respiración irregular. Mi corazón está acelerado,
y espero que el chico que me esta cargando no pueda notarlo. No quería causarle molestias además era
perfectamente capaz de caminar por mi cuenta. Aún así, agradezco su preocupación pero sé que sólo
está siendo atento.

—Oigan.

Carraspeó, para llamar la atención de ambos.

—Gracias. Por todo. Lamento haberles causado problemas.

Escucho que Dan suelta una risa suave.

—No es tu culpa que te hayan capturado.

Susurra Abby.

—Lo sé pero aún así gracias.

—No hace falta agradecernos.

Dan hace una pausa.

—La amistad se trata de ser capaz de sacrificarte por aquellos que significan todo para ti. ¿No es así?

Explica con la voz teñida de melancolía.

—Y esos sacrificios se ven como algo insignificante frente al hecho de recuperar lo que de verdad
importa.

Responde Abby.

Ella sonríe levemente, sé que debajo de esa imagen de chica ruda se esconde un corazón de pollo, pero
por supuesto no va a mostrarse vulnerable. No lo hace a menudo y no la culpo. ¿A quien le gusta la
sensación de estar expuesto?.

Empiezo a relajarme un poco, me aferro más a Dan, ya luego de un rato de andar me siento más
cómoda.

Abby nos mira a los dos de reojo y alza ambas cejas. Yo le saco la lengua.

Ella empieza a mencionar cualquier cosa para aligerar el ambiente. Lo consigue, por supuesto. Yo me
relajo lo suficiente como para apoyar mi cabeza en el hombro de Dan mientras él sigue andando.

Abby nos mira por un momento.

—Yo también quiero avioncito.

Balbucea como una niña pequeña.

Yo reí y Dan hizo lo mismo.


—¿Cuándo es mi turno? ¡No es justo, yo también estoy cansada!

Dan suelta una carcajada y yo niego con la cabeza ocultando una sonrisa.

—Propongo que sea por turnos.

—Y cuando me toque descansar a mi me carga alguna de las dos.

Propone Dan.

—Es lo justo.

Decimos Abby y yo al unísono entre risas.

Llegamos al piso y yo insisto en bajarme pero el chico de ojos grises no me lo permite.

Cuando por fin entramos me baja en el sofá.

—Gracias.

Dan hace un gesto con la mano quitandole importancia al hecho.

Abby corre a la habitación como una desquiciada y sale con un par de vendas, alcohol, tijeras y cinta…un
segundo.

—¿No creen que sea mejor llevarme a emer—

—No.

Dicen ambos al unísono.

Fruncí los labios. Toca resignarse.

Dan se acerca a mi pantalón ensangrentado y con la tijera corta un pedazo de tela. Yo me quedo inmóvil
en parte por el dolor y en parte por que no me siento cómoda teniendo una pierna expuesta.

—¿Sabes lo que estás haciendo no?

—Por supuesto que lo sé. Tu desconfianza me duele.

Dice llevándose una mano al pecho exageradamente.

—¿No creen que es mejor que esperemos a Dereck?

Insinúa Abby.

—Concuerdo con ella.

Agrego.

Dan suspira.

No es que quiera discriminar a Dan pero…eh, no me siento segura con el estando peligrosamente cerca
de una herida llena de sangre seca y aún abierta.

El ignora nuestra recomendación y Abby le pasa el alcohol, abre la boca para decir algo.
—Ni se te ocurra mentir de forma tan descarada con un “eso no duele”.

Lo apunto acusatoriamente mientras lo fulmino con la mirada.

—Bueno, entonces respira hondo.

Antes de poder asentir me lanza medio litro de alcohol en la herida abierta.

Dios, esto arde.

Ahogo un chillido mientras mientras siento el desagradable ardor y cosquilleo en mi muslo.

—¡Lo siento!

Balbucea Dan mientras limpia la sangre seca de alrededor con sumo cuidado.

Probablemente apenas han pasado cinco minutos pero yo siento que paso una eternidad cuando Dan
por fin finaliza de limpiar la herida.

Protestó para que alguno de los dos me pase las vendas pero ambos se niegan y terminan agregando
una crema y vendando mi muslo. ¿Es que me van a permitir hacer algo por mi cuenta o no?

Al final, termino con una bolsa de hielo en un costado para que se me pase el moretón que dejo el
malvado guardián en mi abdomen.

—¿Saben? Sé cómo conseguir información. Respecto a por qué nos quisieron capturar…

Abby hace una mueca.

—¿Nos?

—El plan en realidad era capturarte a ti para ser más específica o a ambas.

Murmuró.

Abby y Dan enarcan una ceja.

—¿Cómo lo sabes?

—Digamos que los guardianes tienen poco cuidado con lo que dicen.

Hago una pausa.

—El objetivo era usarnos para chantajear a Luke.

La mirada de Abby se llena de confusión.

—Ellos ya saben quienes somos. No todos, pero conocen nuestras habilidades. También nos consideran
“valiosas” por que Luke piensa que lo somos.

Dan queda boquiabierto al igual que Abby, comparten una mirada llena de asombro y luego vuelven a
dirigirla hacia a mi.
—Hay mucha información que Luke nos ha omitido, entre ello se encuentra una antigua profecía. Somos
más valiosas de lo que realmente creemos que somos. Ellos nos quieren muertas si no pueden hacer
que estemos de su lado.

Suelto una respiración temblorosa.

—Y ellos mismos lo dicen. Somos capaces de hacer mucho, o eso creen ellos. La pregunta es ¿Hasta que
punto todo lo creen es cierto? ¿Y hasta que punto lo que nosotras sabemos no lo es?

La mirada de Abby se ilumina.

—Entonces, haz llegado a dos conclusiones. La primera es que alguien le ha contado a los demás
guardianes lo peligrosas que somos o al menos se les ha escapado algo y ya ellos se han imaginado lo
demás.

Interviene Abby.

Yo asiento.

—Y lo segundo es que hay algo en nosotras, que ellos consideran importante. Y no sólo se trata de
nuestra habilidad, es mucho más que eso. Luke ha estado intentando protegernos todo este tiempo, por
que sabía que si se enteraban de la verdad el resultado sería este.

Agregué.

—¿Y cual es esa verdad?

Yo sonrío.

—Que una de nosotras es capaz de desatar el caos y la destrucción. Tal vez las dos, ni ellos mismos
tienen la certeza de ello. Sólo saben una cosa: somos peligrosa. Así que antes de que los destruyamos,
ellos planean hacerlo primero.

Susurré.

Sentí la ventisca de aire helado acariciando mi piel.

Suspiré temblorosamente y me abrigué mejor. Mi mirada se posó en el cielo nocturno, el brillo de la


luna y la forma en que las estrellas se esparcian por el cielo como salpicaduras de pintura que deja un
artista en su obra intencionalmente. Era maravilloso. De pequeña tenía una extraña atracción hacia
ellas, su belleza me maravillaba y admiraba a partes iguales. Durante un tiempo incluso consideré
estudiar sobre ellas, las constelaciones, los planetas, la luna, el sistema solar, nuestra galaxia. Quería
conocer más a profundidad esas esferas de hidrógeno y helio que ardían a millones de años luz de
distancia. Eran un recordatorio sutil de la transitoriedad de la vida, para mí, la vida era tan fugaz y
efímera como el paso de un cometa por el cielo.

Sentí una vibración sutil y familiar, un cosquilleo debajo de mi piel. Ni siquiera pensé en voltear, sabía
que Dan se encontraba detrás de mí.

Solía venir a la azotea ocasionalmente, el ambiente me producía un estado de parsimonia y serenidad.


Abby se había quedado dormida y subí en parte por que no conseguí conciliar el sueño con tanta
facilidad como ella.

Dan se dirigió a mi lado y se asomó por la azotea, luego su mirada se dirigió al cielo.

—¿No piensas saltar cierto?

Solté una risa.

—Hasta ahora esa opción no estaba en mis planes, pero debería considerarlo.

Las comisuras de sus labios se elevaron, y su mirada se dirigió hacia mí.

—Lo siento.

Susurró.

Sus ojos me analizaron un momento y luego bajaron hasta mis nudillos aún enrojecidos. Apretó la
mandíbula.

Sus palabras me sacaron del estado de ensimismamiento en el que me encontraba. Me concentré en sus
ojos grises.

—¿Por qué?

No comprendía la razón de pedir disculpas.

Él se relamio los labios, desvío la mirada sopesando lo que estaba a punto de decir.

—No quería que sucediera todo…esto.

Trago saliva.

—No pensé que las cosas se salieran de control de esa forma. No pensé que tu terminarias herida. No
pensé realmente en que ellos pudieran hacerte daño.

Una risa desprovista de gracia brotó de sus labios y la culpa brilló en sus ojos.

Oh. ¿Era eso?.

Casi suelto una carcajada, pero la contuve. No quería que pensará que me estaba burlando. Solo que era
absurdo, él fue quien ayudo a Abby a buscarme. Fue quién me trajo cargada en su espalda como una
niña pequeña todo el camino y quién curo mi herida ¿Y se sentía culpable?

¿Había hecho todo eso por que se sentía culpable? ¿Era esa la razón?

Sentía una punzada de decepción pero apreté los labios. Por supuesto que lo hizo solo por eso,
probablemente por que empatiza conmigo y es amable, no por otra razon. Entonces ¿Por qué seguía
esperando que hubiera algo más?

Él tomó una bocanada de aire.

—¿Sabes? Ese…ese día en en callejón, la primera vez que las vi a las dos. Luego de ayudarlas, pensé en
irme y listo. Eso era lo que se suponía que hiciera. Lo que siempre hacia. Desaparecer entre las sombras
antes de que alguien pudiera siquiera verme. Pero ese día, algo cambió. Y cada vez que eso sucedía no
significaba nada bueno.

Susurró con la mirada pérdida en las estrellas.

—Me involucre demasiado por qué mi corazón lo hizo sin que pudiera resistirme.

Suspiró.

— Eso es lo peligroso de encariñarse.

Murmuré.

Él asintió mientras su mirada se mantenía en el cielo y la oscuridad nos abrigada. Como si desviar la
mirada le diera la valentía suficiente para confesar lo que sentía.

—Solo sé que por primera vez en mucho tiempo me sentí en casa.

Soltó.

—¿Sabes que sucedió la última vez que me sentí en casa?.

Su mirada se ensombreció.

—La destruyeron. No les importo quemar hasta las cenizas mi lugar seguro.

Dijo con la voz rota.

—Y tenía miedo. De que eso sucediera de nuevo. No quiero que les hagan daño y menos por mi culpa.

—Dan…no es tu culpa.

—Lo sé, pero siento que en algún momento si lo será.

—No lo es y nunca lo será. Estamos en esto y no es precisamente por causa tuya. Ni siquiera fuiste el
detonante.

Yo aparte la mirada y negué con la cabeza.

—Eres quién más nos protege, quién se encarga de que estemos bien y quién más se preocupa…

—Casi te matan, Sky.

El sonido de su voz rota me tomó por sorpresa.

—No fue tan grave.

—Deja de quitarle importancia por que sabes que sí lo fue.

Yo suspiro.

No, es que…

No lo entiende.

—Pero no ocurrió nada más.


Él exhala bruscamente.

Su mirada vuelve hacia la azotea.

—Pudo haber sucedido.

—Pero no sucedió.

Él río como si recién se diera cuenta que no lo dejaría ganar tan fácil como pensaba.

—Sky, Sky...

Susurró negando con la cabeza.

Mi nombre sonaba bien cuando lo pronunciaba él.

—¿Crees que haya una manera de evitar que corran más peligro?

Yo sopesé sus palabras. No lo sabía y si las habías mi cabeza se sentía muy dispersa como para pensar en
ellos ahora, así que me encongí de hombros.

Él respiro con parsimonia y su mirada se concentró otra vez en las estrellas. Nos mantuvimos en silencio
un rato y en ocasiones sentía sus miradas de reojo como si se asegurará de que me encontraban bien
aunque permanecía a su lado.

—¿Cómo está tu pierna?.

Pregunto.

—No duele. Creo que mejor.

Mentí.

—Tardará en sanar. A menos que Dereck vuelva mañana y prefiera usar su habilidad para acelerar el
proceso de recuperación.

Dijo.

—Sería útil si las heridas que no son visibles pudieran sellarse con la misma facilidad y rapidez.

Soltó de pronto.

Yo suspiro y lo observo en silencio. La oscuridad hace lucir su cabello tan negro como la noche, mientras
sus ojos grises permanecen brillantes, con sombras que a primera vista parecen irremovibles. Sombras
que ocultan dolor y culpa.

Reflexionó sobre eso.

Todos los ojos no importan cuanto brillen ocultan sombras permanentes.

—Esas tardan más en sanar.

Agrega.

—Pero sanan.
—No siempre.

Replica.

—Todas las heridas sanan, incluso aquellas que no son visibles.

Hago una pausa.

—Puede ser doloroso, requiere tiempo, lágrimas, esfuerzo, pero al final sanará. No existen heridas que
permanezcan abiertas toda una vida.

Él suspira.

—Entonces…algún día sanará.

Una sonrisa melancólica aparece en su rostro mientras la última palabra brotaba de sus labios llena de
duda.

—Esas tardan más.

Murmuré, aunque mis palabras parecieron perderse con el viento.

—Pero lo hará.

Agregué.

Escuché su risa sutil y algo apagada. Como una pequeña promesa de que creía lo que decía.

Me hubiera gustado decirlo con la convicción suficiente como para que yo misma lo creyera.

Capítulo 13
Abby

Me levanté de un salto de la cama ignorando el hecho de que a causa de esa acción todo dio vueltas a
mi alrededor un momento y por poco casi tropiezo y abrazo al piso. Empezamos bien el día ¿Eh?

Debí haberme tardado alrededor de media hora en observar mis pantuflas en el suelo y confundirlas con
un oso de peluche poseído o una mano peluda saliendo de debajo de mi cama como habitualmente
hago.

Me dirigí perezosamente hacia la puerta.

Bostecé y me estiré con parsimonia, las luces se encontraban apagadas y no pensaba encenderlas a
causa de que Skyler yacía con placidez en su cama, completamente dormida. Conciliar el sueño anoche
le había costado, y ella creía que no me percaté de que se levantó a medianoche y salió del piso.

Suspiré y abrí la puerta, aun era de madrugada por lo que la oscuridad permanecía imperturbable.
Levanté la mirada y me quedé observando una silueta con forma de persona en la cocina.

Pestañeé varias veces.

Seguía ahí.
Me froté los ojos.

Seguía ahí.

Mi corazón empezó a latir con fuerza aporreando mis costillas.

Fruncí el ceño y mi mano alcanzó el interruptor de la luz sin apartar la vista de la silueta.

Cuando la luz se encendió iluminando todo el pasillo y parte de la cocina mis ojos se abrieron como
platos.

Sí, una persona estaba en mi cocina, no era producto de una alucinación o de una probable
esquizofrenia.

Ahogué un grito, y mis ojos buscaron con una rapidez sobrehumana algo que pudiera utilizar como
arma. Mis manos alcanzaron una lámpara de mesa y en una fracción de segundo alcé la vista con la
intención de usar la lámpara como un bate de béisbol de ser necesario y me encontré con unos ojos
grises que me miraban con curiosidad y una ceja enarcada.

—¿Qué haces?.

Pregunto Dan observandome con una mueca, mientras sostenia un bowl en una mano con una especie
de masa y con la otra un batidor.

Yo fruncí los labios.

—¿Tenías la intención de asesinarme mientras dormía o preferías que me diera un infarto?

Mascullé con mala cara.

Él se encongió.

De pronto la puerta se abrió con brusquedad dejando ver a una Sky con los ojos entrecerrados, el
cabello desordenado con varios mechones alborotados en su rostro y un libro con el grosor de un
testamento en mano, usándolo como escudo para protegerse.

Yo enarqué una ceja observándola.

—No era mi intención asustarte.

Explicó Dan.

Skyler se volteó y analizó al chico por un segundo para luego bajar el libro.

—Escuché el grito ahogado y pensé que habían asesinado a alguien.

Susurró.

Dan la miró y soltó una risa suave.

—¿Planeabas defenderte con un libro?

Ella asintió orgullosa.

—Si subestimas el poder de un libro con este grosor es por que no haz sido golpeado por uno.
Balbuceó levantando el libro para que él lo apreciará mejor.

Yo suspiré.

—¿Te quedaste toda la noche aquí?

Dan observó brevemente a Sky y desvió la mirada.

Ya sabía yo que estos dos andaban raritos, pero el comportamiento de Dan era tan obvio y fácil de
analizar que ya había sacado mis propias conclusiones.

—Eh, digamos que—

Se relamió los labios.

Yo solté una risa.

—No puedo creer que te hayas quedado toda la noche vigilando.

Crucé los brazos sobre mi pecho y apoyé mi cadera en la pared.

Él se encongió de hombros.

—No fue un sacrificio. De todas formas no duermo y tampoco tenía nada mejor que hacer.

—Lo hiciste por que no querías que nos pasara nada. ¿A quién engañas?

Él frunció los labios. Y volvió a lo suyo.

Skyler lo miró alzando una ceja y luego me miró a mi.

Yo me dirigí hacia la cocina, Skyler bostezo y me siguió con pereza.

Dan mostro el bowl. El líquido era mezcla para panquecas. Tenía avena.

—Hice parte del desayuno. Digamos que esto es una compensación por tu casi infarto—Me miró por un
segundo con una sonrisa como disculpa—¿Comen las panquecas con frutas?

Yo asentí al igual que Sky, el chico de cabello oscuro y revuelto se dirigio a la nevera para sacar algunas
frutas y cortarlas. Mientras tanto revisé de reojo la mezcla para asegurarme que no estuviera
envenenada.

Le hice una seña a Sky para que distrajera al chico de ojos grises, y empezó a mencionar cualquier
pensamiento que cruzará por su mente cumpliendo con el objetivo.

Olfateé la mezcla y luego barrí mi dedo por un lado del bowl para llevarlo a mi boca. Saboreé la mezcla.
Mhmm, sabía muy bien.

Me volteé para buscar una sarten y me encontré con un Dan observándome con una mueca de disgusto
y a Sky con los ojos abiertos como platos.

—La llenaste de gérmenes.

Balbuceó mirando el bowl con la mezcla.


Yo no pude evitar soltar un risa. Me encongí de hombros, no pensaba pedir disculpas por ser precavida.

Skyler intento esconder una risa pero falló y Dan nos dirigió una mirada irritada a las dos.

Termino de cortar la fruta, yo dejé caer la mezcla en el sarten y empecé a preparar las panquecas
mientras Sky rebuscaba en el refrigerador su yogurt vegano.

Desayunamos las dos por que Dan nos recordó que no podía digerir nada que no fuera sangre. Nos
mantuvimos hablando y Skyler corrió al baño para darse una ducha, su cojera era apenas perceptible
por lo que dedujé que ya no le producía tanto dolor caminar.

Yo terminé de preparar mi bolso y la observé por un segundo.

—No piensas ir al instituto así ¿No?

Ella se detuvo súbitamente.

—¿Eh? ¿Yo? N-no, como crees…

Yo suspiré.

—No vas a ir.

—¡Pero me siento muy bien!

Yo frunci los labios.

Oh, mentía muy bien, pero eso no funcionaba conmigo.

—No irás.

Skyler me miró con ojos de cachorro.

La miré con una ceja enarcada.

—Pero…entonces, me quedaré sola.

La última palabra la dijo con una expresión de pánico.

Oh. No lo había pensado.

—Yo puedo quedarme con ella.

Se apresuró a decir Dan.

Yo lo miré y mordí el interior de mi mejilla.

Prefería quedarme yo con Skyler solo que había un obstáculo de por medio y es que necesitaba ir al
instituto. Pero no quería dejar a Skyler con Dan…aun no no confiaba del todo en él. ¿Y si faltaba para
cuidar a Skyler? No habría problema…

Okey, para mi no pero tendré problemas con los profesores.

Mascullé una palabrota en voz baja para que Skyler no escuchará y dirigí mi mirada al chico de ojos
grises.
—Si para cuando vuelva Sky no está en una pieza te cortaré en pedacitos, ¿Okey?

Dan tragó saliva.

—Anotado.

Skyler nos miró a ambos con una ceja enarcada y bufó.

—Estaré bien.

Yo asentí y sonreí aunque la pelinegra no parecía muy conforme con la decisión.

Casi llego tarde por quedarme demasiado tiempo en el piso. Era hora de irme y aún no estaba lista del
todo por lo que la situación se complicó. Dan se ofreció a llevarme y yo rechacé su oferta por que
andaba con prisa, y cuando le pregunté con quién dejaría a Sky si me acompañaba respondió con una
alegría notoria que la cargaría, y para mi esa alegría era en verdad sospechosa. No creía que le hiciera
nada a Skyler pero no estaba demás desconfiar.

Llegué a tiempo a mi primera hora, me senté al fondo por que no había más pupitres libres. La primera
clase del día de hoy siempre la compartía con Avalon y Brooke. No encontré a ninguna de las dos por
ninguna parte.

Mi mirada se dirigio hacia la puerta—que el profesor acababa de cerrar— y Avalon se encontraba


mirando por la ventana. Para su buena suerte, no era el profesor William, conociéndolo la hubiera
dejado afuera. Ella entró tímidamente, con su cabellera rubia y sus ojos color zafiro algo apagados. Noté
eso de inmediato.

Ava se sentó en el pupitre de al lado, me sonrió y saludó con brevedad antes de sacar las notas y
apuntes de la materia.

La clase duró una eternidad, me mantuve concentrada y esta vez alcancé a copiar todos los jeroglíficos
que el profesor dejó en la pizarra. Ava no alcanzo, pero no la culpaba dado que había llegado tarde.

Al terminar la clase, mientras el profesor se despedía y dirigía hacia la puerta—al mismo tiempo que
muchos estudiantes exasperado por salir de ahí—le pasé mis apuntes a Ava para que se mantuviera al
día, como resultado las últimas en salir del salon fuimos nosotras.

Yo suspiré mientras Ava se apresuraba en copiar todo en su cuaderno. Saqué una barra de cereal de mi
bolso y se la ofrecí, en caso de que no hubiera desayunado. Ella la observó por un momento, sus ojos
brillaban al verla, se relamió brevemente los labios, observó la barrita unos segundo demás, buscando
algo y luego negó con la cabeza y devolvió la vista al cuaderno. Suspiré y abrí mi barrita y proseguí a
darle una mordida saboreando lo crujiente. Exquisito, una maravilla culinaria tan espectacular y sencilla
con un sabor inigualable.

Miré a una Avalon con el ceño fruncido y que se apresuraba en copiar los mismos conceptos plasmados
en mi cuaderno. Una duda asaltó mi mente y la medité unos segundos antes de por fin hablar.
—¿Sabes por qué Brooke no asistió hoy?

Pregunté con la boca llena de mi barrita.

Avalon se mordió el labio inferior.

—Supongo que ayer fue a alguna fiesta o salida con sus amigos. Es los más probable.

—¿Un lunes?

Balbuceé dudosa.

Ella asintió en un suspiro.

—Ha tenido pequeñas salidas con sus amigos entre semanas.

Respondió sin darle mucha importancia.

Me mantuvé en silencio, esperando que agregará algo más.

—Antes eran salidas esporádicas y se han incrementado las últimas semanas.

Explicó, intentando llenar el silencio que se produjo y que le incomodaba.

Medité un momento en lo último que soltó Avalon.

—Es probable que entre a clases entre la segunda o tercera hora.

Solté un bufido.

Avalon soltó una risa.

—Sí. Lo peor es que hoy tenemos una evaluación con el profesor William, a segunda hora. Más le vale
llegar a tiempo por que dudo que la deja pasar si llega un minuto de tarde.

Yo solté una carcajada. Conociendo al cascarrabias cerraría la puerta en la cara a cualquiera que no
llegará cinco minutos antes a su clase.

Avalon me pidió llevarse mi cuaderno y accedí. Ella lo guardó mientras yo recogía con rapidez, luego nos
encaminamos hacia los pasillos. Noté que Avalon no se dirigió a la cafetería, pero supuse que había
desayunado en su casa.

Mire hacia atrás para ver de reojo a una Avalon sonriente y tomando a Alex del brazo mientras él la
saludaba con el mismo entusiasmo e interés. Sonreí para mí misma y adelanté el paso para llegar a la
biblioteca a adelantar unos proyectos y trabajos pendientes.

Revise mi celular, tenia el tiempo justo.

Una vez entré caminé directo a una sección muy específica, rodeada de libros de ciencia. Supuse que
encontraría algo y así fue.

Escuché los pasos de alguien y por inercia giré para observar quién era, estaba siendo paranoica, pero se
volvió un hábito tan natural como respirar, a pesar de estar en un lugar donde ver a personas circulando
era normal no podía evitar mi estado de alerta. Observé a un chico de cabello oscuro y piel pálida
caminando con lentitud, como sí analizará desde distintos ángulos cada movimiento antes de moverse.
Su postura era erguida, su mirada se detenía más en el entorno y en los objetos que en las personas
esparcidas por las distintas mesas con los libros en mano. Por supuesto percibió mi persistente mirada y
antes de que pudiera verme me volteé en un movimiento fluido y seguí registrando los estantes en
busca de alguna enciclopedia que pudiera ayudarme a completar mis actividades pendientes. Sentí su
mirada taladrando mi nuca pero pronto la sensación de ser observada desapareció de forma parcial. Las
últimas semanas observar con aún más cuidado a las personas se había convertido en una costumbre
casi inevitable para mi inquieta mente. Si antes de todo esto el hábito ya se encontraba arraigado como
un hobbie por simple entretenimiento, ahora la veía casi como una cuestión de supervivencia por lo que
a veces sucedía de forma inconsciente. No me causaba molestia alguna dado que estar en un estado de
alerta indefinido se sentía familiar. Demasiado diría yo, pero siempre he tenido ese tipo de
comportamientos normalizados desde una edad muy temprana. Suspiré, me dirigí con la pila de libros a
una mesa, los dejé caer sin demasiado cuidado y revisé la hora. Fruncí el ceño, había desperdiciado
tiempo buscando y podía jurar que redactar la información necesaria no me tomaría más de media hora.

Me senté y empece a trabajar, sacando los cuadernos de mi bolso y revisando la información en los
libros. Pronto me encontraba copiando con mi letra ilegible, mientras en mi mente la letra de un médico
se veía más clara y fácil de leer que la mía, ¿Pero qué caso tenía compararlas? Agradecí qué en mis
planes futuros estudiar medicina no fuera una opción por que había una alta probabilidad de que
asesinará a alguien de forma indirecta a causa de mi letra que se asemejaba más a un tipo de jeroglífico.

Solté un suspiro algo cansada. Me sentía agotada y ni siquiera era la segunda hora, que patético.

Abrí los ojos como platos al darme cuenta que ya tenía una buena parte del trabajo adelantado, ¿Qué
hora era?

Revisé y casi caigo de la silla, faltaban cinco minutos para la próxima clase. Solté una retahíla de
palabrotas y tomé mi cuaderno con prisa dejando los libros esparcidos en la mesa. Apresuré mis pasos
hasta casi correr y salí de la biblioteca para dirigirme a una velocidad considerable a mi próxima clase.
Flash sentiría envidia o lastima de mi habilidad como corredora. No importaba. Jadeé mientras la
adrenalina seguía disparada por todo mi sistema ocasionando que mi respiración se acelerará al igual
que mi pulso, era una posibilidad que mi presión subiera, pero no era mi prioridad en estos momentos,
no podía permitirme llegar tarde…

Una cabellera afro me cegó con brevedad, me quede inmóvil cuando visualicé a Brooke correr hacia los
baños, pálida.

Bien, llegar tarde tampoco importaba demasiado.

Me metí a los baños para encontrarme a Brooke vomitando. Solté una palabrota a la par que mis ojos se
abrían como platos y me acerqué con prisa para sostener su cabello. Mi corazón latía con rapidez y ya no
sabía sí la causa era el maratón que había corrido o ver a Brooke en ese estado. No la había vuelto a ver
desde la fiesta.

Ella jadeó una vez termino y pasó el dorso de la mano por los labios. Saqué un termo con agua de mi
bolso y se lo tendí. Ella me sonrió en respuesta y tomó un trago.

—¿Estás bien? ¿Que ocurrió?


Me quedé observandola, aún lucía pálida y tenía los ojos rojos de una manera preocupante, eso sin
contar las ojeras marcadas.

Ella se apresuró a asentir. Pero era claro que no estaba bien. Medité con brevedad el asunto en
cuestión. Ella tomó una bocanada de aire temblorosa.

—Creo que no fue mi mejor idea desayunar con una cerveza.

Río como una niña a la que la han atrapado cometiendo una travesura. Yo suspiré y me pellizque el
puente de la nariz mientras la rabia ardía en mi interior, ¡Cómo se le ocurre! El anhelo de regañarla era
intensa, me contuve por un momento y ella se revolvió incómoda, y luego se encongió ante mi intensa
mirada. Suspiró y apartó la vista para mirar hacia otro lado, cualquiera que no fuera yo.

Le tendí la mano y ella la tomó, la ayudé a ponerse en pie.

—Tenías una prueba a segunda hora con el profesor William.

Solté en un suspiro, mientras los ojos de Brooke se abrieron como platos y la oí mascullar una palabrota.

—¡Lo había olvidado!

Exclamó mientras oculto su rostro entre sus manos. Soltó un chillido de frustración y dio un pisotón con
fuerza. Cerró los ojos, respiro con calma y luego los abrió. Masculló una palabrota. Volvió a inhalar y
exhalar, y casi podía escuchar su voz mental diciendo “Inhala paz, exhala ganas de lanzarse de un puente
por mi propia irresponsabilidad”.

Brooke salió de forma precipitada mientras las miles de preguntas e incógnitas se formaban en mi
lengua.

—¡Hey, Brooke! ¡Espera!

—¡lo siento! ¡Tal vez el profesor William me permita entrar! ¡Hablamos a la salida!

¿Era buen momento para decirle que su clase había comenzando hace más de quince minutos?

La observé confundida mientras su figura se perdía en el pasillo. Suspiré, y este suspiro era de cansancio
sintiendo una pequeña punzada en el pecho. Me reprendí a mí misma, por eso evitaba a toda costa
involucrarme con las personas, siempre estaba destinado a terminar mal. Volví a soltar un suspiro
mientras pensé en lo fácil que debería ser cortar una emoción de tu corazón, por que si no lo hacías la
preocupación te consumía lentamente por dentro. Era irónico, solíamos preocuparnos más por las
personas que eran importantes para nosotros que por nosotros mismos. Solté un resoplido, al pensar en
lo que era capaz de hacer si alguien se atreviera siquiera a hacerle daño a alguien importante en mi
vida…esperaba que ese lado no saliera, preferiblemente nunca. Y no por que quisiera ocultarlo, no me
importaba que lo vieran, pero sabía que solo saldría a la luz si un daño irreparable se ocasionaba a mi
corazón y a primera vista eso parecía imposible por las miles de murallas que lo rodeaban, solo sé que
jamás descarté la posibilidad de que esas murallas no fueran irrompibles. Y eso me causaba pánico. Por
lo tanto me encontraba creando cada vez más protección y formas de evitar que mi corazón se
involucrará sin remedio. Conocía una chica, una que fue capaz de entrar. No necesito derribar ningún
muro, por que se escurrió por ellos de forma casi imperceptible y cuando me di cuenta, voluntariamente
bajé cada defensa. No sé qué esperaba de ello, solo sé que ella parecía brillar con un color amarillo
chillón, hablaba demasiado y su energía era tanta que podías percibirla con facilidad, nunca me agradó
la hiperactividad, pero a ella le quedaba bien, de alguna manera. Supongo que Skyler tenía una
capacidad inigualable para escabullirse en tu vida, y cuando te percatabas ya era demasiado tarde.

Primera persona en tener la posibilidad de lastimarme. Pero no lo hizo. Por ahora no, al menos.

Luego estaba una rubia de ojos claros, recuerdo la primera vez que la observé. Pensé en que era guapa,
muy guapa, y que probablemente estaba consciente de ello, pero no. Ni siquiera lo sabía. Tenía energía,
me gustaba pensar que lo suficiente para influir en ti si se lo proponía, pero jamás lo hacía. Era sigilosa, y
no pude evitar fijarme en que caminaba con tanta precaución que por momentos parecía que ella
estaba esperando que el piso se abriera y la hiciera caer. Me recordó a mi. Era sensible, tal vez
demasiado, se encariñaba con rapidez, y a veces parecía tan ingenua que te daba la impresión que
cualquiera le haría daño. Avalon era como un rayo de sol que te acariciaba en invierno.

Segunda persona con la posibilidad de lastimarme. Yo tenia más posibilidades de causarle daño que ella
a mi y eso me causaba gracia.

Brooke, ¿Cómo podría describir a Brooke cuando ella misma decía odiar ser etiquetada? Después de
todo, aunque lo negara la mayor parte de su vida la vivió obedeciendo a un estándar que detestaba. Un
estándar que su madre esperaba que cumpliera al pie de la letra. Pero ella siempre fue una rebelde sin
remedio. Le agradaba tentar a las personas a poner las manos al fuego y la chica era muy persuasiva, lo
suficiente para cumplir su objetivo. Y esta increíble capacidad era tan solo un mecanismo de defensa.

Tercera persona capaz de dañarme.

Mentiría si dijera no estar alerta al respecto, siempre lo estaba, cómo sí una parte de mi siguiera sin
fiarse demasiado de las personas.

Primera regla para todo, no confíes en nadie, así no te sorprenderán si te traicionan, por que tu estarás
un paso por delante de ellos.

Me mordí el labio inferior, y salí del baño, sabía que no me permitirían entrar a la clase a estas alturas
pero, para mi buena suerte yo no era quien tenia una prueba a segunda hora por lo que me dirigí a la
biblioteca y me quedé estudiando. Las horas pasaron de forma perezosa pero cuando al fin llegó la
tercera hora corrí con la suficiente rapidez para llegar a tiempo—sin cruzarme con ningun obstáculo que
me impidiera llegar, lo cuál era un milagro por sí solo—pero por supuesto no todo podía ser perfecto y
cuando capté una figura demasiado conocida y familiar por el rabillo del ojo solté un gruñido. Erick.

El chico me miró de reojo y su sonrisa torcida hizo acto de presencia. No entendía que pero había algo
en su comportamiento y actitud que se me hacía insoportable, hasta el punto de que sentí ganas de
vomitar. ¿Qué quería ahora?

Le lancé mi mejor mirada de “Desaparece de mi vista antes de que te atraviese el cráneo” y por lo visto
funcionó por que el chico desvió la mirada y se entretuvo con una chica que estaba a su lado. Enarqué
una ceja por que la reconocí de forma inmediata, era amiga de Sky.

Me obligue a caminar recto para no llegar tarde a otra clase y meterme en mis asuntos, y eso hice.

La clase no fue aburrida en absoluto, en parte por que tenia una hoja llena de preguntas ante mi,
reposando en mi pupitre mientras mis neuronas funcionales se quemaban intentando responder
correctamente. Había estudiado la semana pasada este tema, me aseguré de memorizarlo a la
perfección ¿El problema? Eso había sucedido la semana pasada y mis conexiones neurales se esforzaron
de forma sobrehumana para recordar la información que se supone permanecía irremovible en mi
memoria, pero por lo visto no era así.

Aun así, logré responder todas las preguntas usando algo de lógica, pensaba que ya había perdido la
capacidad de razonar luego de lo que me ha sucedido estos últimos días, por que, definitivamente
usando la lógica no imaginaría que existía una raza encargada de proteger a la humanidad y la cuál
poseía poderes extraordinarios.

Cuándo por fin finalicé, pude respirar con normalidad, quería salir tan rápido como podía, solo que el
asunto de Brooke seguía en mi cabeza repitiéndose una y otra vez.

No me encontré a Brooke por los pasillos mientras que a Avalon la reconocí por esa preciosa cabellera
rubia, con Alex a su lado conversando sin darse cuenta de que la chica se sonrojaba violentamente.

Existían personas con problemas visuales pero él tenia una ceguera completa.

No quise molestarla, sabía que le agradaba hablar con él así que me fui tan rápido como pude para
llegar al piso. Durante el camino, no pude parar de pensar en las últimas semanas. En Luke, en Dan, en
Dereck, En Sky, en esta confusión y maraña de pensamientos que seguía sin comprender, cómo los
guardianes se habían enterado de nuestra habilidad—que seguía sin ser especial para mi—las mismas
preguntas recorrían mi cabeza, ¿Quién les dijo? ¿Cómo se enteraron? ¿Qué es lo que quieren?.

Las palabras de Sky regresaron a mi mente pero…había algo más. Lo sabía.

Suspiré. No podían saberlo. Las únicas personas que sabían de la verdad eran Luke, Dan, Dereck, Sky y
yo, ¡Nadie más! ¿Acaso uno de ellos pudo haber soltado algo por accidente? O ha sido intencional…

Espera. Quinn sabía la verdad, era la rubia que nos había visto pero parecía dispuesta a guardar el
secreto la última vez que la vi, además ¿Qué ganaría contándolo? Era probable que nada bueno dado
que conocía la verdad desde hace mucho, y era seguro que se ganaría una reprensión por ocultarlo.

Brooke también nos había visto…él día de la fiesta.

El rompecabezas tomó forma en mi cabeza mientras las piezas se deslizaban en su lugar. No, no,
no…Brooke no sabía específicamente de qué trataba nuestra habilidad, pero pudo haber contando algo
y nos involucro de forma que algún guardián se entero y saco sus propias conclusiones, ¿Será por eso
que me evitó hoy y no por que sabía que me enfadaria con ella por su actuar inmaduro?

Pero…¿Entonces como sabía quién era Luke? ¿Lo había mencionado? Tragué saliva al recordar que lo
había visto el dia de la fiesta. Oh, no.

Pero…seguía sin encajar del todo, lo que Sky me había contado que sabían los guardianes era muy
especifico, y Brooke no sabía suficiente de todo este lío como para contarlo con suficientes detalles…¿O
sí?

Y luego…Luke no lo contaría por que no le convenía, excepto que, fuera una excusa para deshacerse de
nosotras y sacarnos del camino por que somos peligrosas. ¿Pero entonces para que nos protegería?
¿Por qué mentir y no mejor esconder cualquier evidencia de nuestra existencia? Ha estado solo con
nosotras en varias ocasiones, ¡Y no ha intentando asesinarnos!

Dan, justamente fue él quien nos había salvado, quien había llegado en el momento justo. ¿Cómo sabía
que…? ¿Acaso lo había planeado?

Dereck, no creo que traicionaría a su amigo, a menos que sea un plan en conjunto con Luke .

Las teorías empezaron a revolver mi cabeza y sentí un martillazo desde dentro. Solté un chillido al sentir
el agudo dolor y la duda y la desconfianza asentándose en mi cabeza como viejos amigos que acababan
de volver al lugar dónde pertenecian.

Cualquiera podría estar mintiendo. Cualquiera podría tener segundas intenciones.

Y yo no iba a quedarme de brazos cruzados esperando que las respuestas llegarán cuándo fuera
demasiado tarde. Las encontraría.

Una idea nueva llegó a mi mente y empecé a verla desde todos los ángulos posibles pero era lógico.
Había un impostor entre nosotros.

Y yo lo desenmascararía. Cueste lo que cueste

Capitulo 14
Skyler
Dan empezó a sacar de los estantes y cajones los ingredientes necesario para preparar brownies, cada
movimiento era automático y relajado, cómo sí hubiera hecho eso un millón de veces.

—¿Quién te enseñó a cocinar?

Pregunté con curiosidad mientras observaba cada movimiento impecable y seguro, sabía lo que hacía o
al menos lo aparentaba bien, me apoyé en la encimera mientras él dejaba los ingredientes ahí. Él sonrió
levemente.

—Aprendí gracias a mi niñera.

Soltó un suspiro.

—Mis padres no solían quedarse demasiado en casa—pareció decirlo con algo de alivio—Por lo tanto
pasaba más tiempos con mis tutores y las personas que se encargaban de cuidarme. Una de ellas me
enseñó a cocinar, en parte por que yo tenia un gran interés en aprender.

Agregó.

Yo asentí.

Debía de admitir que en definitiva lo hacía mejor que yo. Sabía cocinar pero ¿Hacer postres? Podría
ofrecerte una torta fría aguada o unas galletas demasiado dulces, pero algo decente era imposible.

Suspiré mientras observaba como vertía cada ingrediente. Quería ayudar pero temía arruinarlo. Así que
lo único que hice fue meter las brownies al horno.
Mis nudillos aún dolían, al igual que mi pierna pero era tolerable.

Dan observó el horno por un segundo y luego su mirada se desvío, permanecimos en un silencio
cómodo por un rato.

Yo observé el horno y me mordí el labio inferior.

—Cierra la boca antes de que se te salga la baba.

Indicó.

Yo solté una risa.

—¿Tanto se nota el hambre que tengo?

—Eres pésima disimulando. ¿No lo sabías?

Sonreí.

—Me lo han dicho.

Él negó con lentitud y vi como las comisuras de sus labios se elevaron con sutileza, aunque intentaba
ocultarlo.

Me subí al mesón y me quedé sentada observando el horno, en parte por que no tenía nada mejor que
hacer, y en parte por que me sentía cómoda. Un recuerdo fugaz apareció en mi memoria, el de una niña
pequeña que le parecía imposible permanecer en silencio por más de unos segundos. Sonreí con
melancolía para mis adentros, pensando en que las personas cambiaban, o se reprimían a sí mismos, y
no entendía por qué ambos me producían una profunda sensación de nostalgia.

Sentí la mirada de Dan sobre mi, parecía querer decir algo pero me encontraba un tanto ensimismada y
por su mirada atenta y observadora dedujé que tenía la intención de adivinar lo que corría en mi
desordenada cabeza.

Una oración se formó con rapidez en mi mente pero la contuve a tiempo. No estaba bien soltar lo que
pensaba en todo momento. A pesar de que admitía envidiar y admirar en partes iguales a esas personas
que poseían esa capacidad para ser tan genuinas y espontáneas. Yo solía ser una de ellas. Era una
lástima que las personas cambiarán tanto. Y era aún peor sí sabías que era a causa de un mundo que los
obligaba a mantener atrapado un trozo de ellos mismos.

Suspiré con pesadez, pensar en eso causaba algo de dolor. A veces a mi mente venía las personas que
veíamos día a día. No las conocíamos, nunca las conocíamos del todo, siempre se guardaban algo, y la
curiosidad me atormentaba preguntando ¿Qué secretos pesados llevaban en su espalda? ¿Qué peso
guardan consigo que los obligaba a arrastrarse para poder andar?

Por poco esas preguntas se escapan de mi labios. Pero las retuve a tiempo, abrí la boca y la volví a cerrar
al darme cuenta de mi imprudencia. A las personas no les gustaba responder preguntas así. Tal vez él
chico de ojos grises con mirada curiosa era distinto. ¿Cuántos veces había pensando lo mismo de una
persona y resultó ser peor que los demás?

Aun así me llene de valor y abrí la boca.


—A veces no te parece increíble que todas las personas pelean batallas que desconocemos y que jamás
vamos a tener acceso a todas las perspectivas.

La atención del chico de inmediato se concentró en mi.

Hice una pausa y continué.

—Es decir, podemos intentar ver las cosas desde ángulos diferentes pero no es como si tuviéramos la
capacidad para meternos en otra piel y cambiar con ello nuestra forma de pensar.—Suspiré—Puedes
intentar ponerte en el lugar de alguien, comprenderlo y tal vez incluso lo entiendas pero no lo sentirás ni
pensarás lo mismo de esa situación como la otra persona por que todos sentimos y vemos la vida con
lentes distintos y cada uno posee una forma única de ver la vida gracias a dichos lentes.

Dan parpadeó y pareció estar digiriendo todo lo que acababa de decir.

—Se trata de aceptar que es una de nuestras limitaciones.

Soltó en un murmullo.

—Jamás podremos ver la vida de un modo distinto al nuestro. Creo que la evolución de la forma en que
pensamos es única y esta sujeto no sólo a nuestra experiencia.

Él tomó aire.

No pude disimular la sorpresa que me invadió al oír su respuesta.

—Cada lente tiene un tipo de aumento distinto y creado a medida para cada persona. Por eso jamás
podremos comprender lo que una persona siente—por completo—las personas son distintas, al igual
que lo que sienten y la forma en que perciben la realidad.

Yo sonreí de oreja a oreja y asentí de forma un tanto exagerada. La emoción explotó dentro de mi. Sí, el
era distinto.

Y se sentía bien. Se sentía bien por primera vez no equivocarse con una persona.

Se sentía bien volver a sentirse cómoda con alguien siendo tú misma.

—Me gusta los lentes que usas para ver la vida, Dan.

Susurré.

Su expresión dejo ver un bosquejo de sonrisa, sus ojos grises se iluminaron y sus mejillas se tornaron de
un color carmesí.

—A mí también me gustan los lentes que usas, Sky.

Sonreí mientras Dan revisaba los brownies en el horno.

Me intenté bajar del mesón, pero una punzada en mi pierna me detuvo a medio camino, apreté la
mandíbula y respiré hondo, logré bajarme a pesar del agudo dolor.

Se escucha el ruido de unas llaves en la entrada y Abby entra con una expresión determinada y un tanto
pérdida, como si los pensamientos las estuvieran devorando por dentro.
Se sorprende un poco al ver a Dan sacando los brownies del horno con cuidado.

Dan por un momento voltea y notó que olisquea el aire y luego arruga la nariz. Me observa de reojo y
suspira dejando la bandeja de brownies en el mesón para que se enfríe.

Me acerco y saludo a Abby con un poco demás de entusiasmo y la abrazo. De pronto una sensación
extraña corre por debajo de mi piel, y estoy a punto de apartarme cuando captó una señal que se
acerca. En cuestión de segundos dos brazos más no están rodeando y yo salto mientras suelto un
chillido, por el susto y por que me apoyé por completo en la pierna herida. Abby se aparta con la rapidez
de un ninja y sus ojos se abren como platos, mientras Dan observa al chico que acaba de aparecer en
nuestra sala con sigilo y cautela.

El chico rubio y de ojos castaño claro nos observa con una mezcla de confusión y ofensa.

—¿Acaban de rechazar un abrazo de este candente y sexy bombón andante?

Dice Dereck con una mueca dolida y una mano en su pecho.

Entre los tres intercambiamos una mirada, mientras el chico nos sigue observando.

—Efectivamente.

Responde Abby por las dos.

—¿No fuimos lo suficiente directas?

Abby usa un tono sarcástico y Dereck en vez de exagerar aún más su expresión la observa desafiante.

—Considero eso una auténtica falta de respeto hacia mi persona, por lo tanto no acepto su rechazo.

Responde con la misma ironía y abraza a Abby del cuello con una sonrisa mientras ella intenta librarse
de los brazos de Dereck.

—¡Me estas asfixiando!.

Gruñé, Abby mientras Dereck sonríe con placidez.

—¿Qué dices? ¿Oh, lo siento, Solecito, jamás rechazaría una de tus muestras de cariño
intencionalmente?

—¡Suéltame!

—Tomaré eso como un sí.

Murmura y libera a Abby, quién le da un golpe en el brazo.

Yo sigo observando la escena sin intervenir por que según mis cálculos Abby noquearia al pobre chico, lo
cual fue una deducción equivocada, supongo que ya se tienen confianza.

Abby apunta al rubio con un dedo acusador.

Dan y yo intercambiamos una mirada y volvemos a observar con atención en caso de que sea necesario
evitar el asesinato de alguno de los dos. Es más probable que Dereck sea la víctima.
—¡Por qué nunca apareces cuando necesitamos que aparezcas!

Bufó Abby, mientras observaba al chico. Su expresión se vuelve una confusa.

—¿Es eso una pregunta o una afirmación?

Abby lo fulmina con la mirada y el chico se percata de que—en definitiva—no está bromeando.

—¿A sucedido algo? ¿Otra intento de asesinar a mis dos chicas favoritas?

Observa a Abby y luego su mirada se posa en mi y me guiña un ojo.

Escucho que Dan gruñé por lo bajo.

Yo carraspeó.

—Un secuestro, en realidad.

Por mi tono grave, el chico se percata con rapidez de que yo tampoco bromeó. Y ese humor
característico desaparece incluso de su semblante.

—¿Qué?

Nos mira atónito.

Yo suspiro, y Abby empieza a explicarle la situación que sucedió ayer. Los tres nos sentamos en el suelo,
por comodidad mientras yo intervengo para añadir detalles que se le pasaron a Abby contar, además de
explicarle lo que más puedo a Dereck sobre por qué creo que sucedió, hubiera seguido de no ser que
Abby me taladrará con una mirada de “Ni se te ocurra mencionarlo” y yo guardé silencio con docilidad.

Dan se mantiene al márgen de la conversación y ni siquiera interrumpe para agregar que quién me salvó
fue él, pero no hace falta por qué Abby deja muy en claro que gracias a él—y no a los guardianes que se
suponen son nuestras niñeras y deben cuidarnos—seguimos con vida. Dereck mira a Dan con una
expresión sorprendida pero de inmediato se suaviza, notó que ya no lo observa con el mismo desdén y
desprecio, incluso, tal vez muestra más simpatía hacia él.

Dan nos ofrece sus brownies con timidez, Abby los mira por un momento, sé que no le gustan pero lo
acepta para no herirlo, yo tomo tres y le ofrezco uno a Dereck, no lo rechaza pero me observa con una
ceja enarcada por que sigo teniendo dos que pienso comer yo solita.

Dereck parece que no sabe que decir o hacer respecto a lo que le dijimos hace un momento.

Solo suspira y su mirada se pierde por un momento mientras degusta su brownie.

—Debo notificarle a Luke de inmediato…

El rostro de Abby muestra un fantasmas de sonrisa por que eso era justo lo que estaba buscando.

—Pero antes, déjame ver esa herida.

Dereck se dirige a mi, se mete el trozo de brownies que le queda en la boca y se sacude las manos, me
subo el short dejando mi muslo descubierto y notó de inmediato que la venda está manchada de sangre.
Hago una mueca.
—Eso no se ve bonito.

Balbucea Abby.

Dan esta observando y también hace una mueca al ver la venda.

—¿Te lo haz lastimado?

Pregunta el chico de ojos grises.

—Eh. No. Bueno, me ha dolido un poco cuándo me bajé del mesón pero no ha sido nada.

Dan niega con la cabeza y luego aparte su vista de la sangre, por su expresión es probable que ya sabía
que me la había lastimado o al menos lo sospechaba.

Abby me mira y las comisuras de sus labios se elevan.

—Típico de ti.

La fulminó con la mirada.

Dereck niega con la cabeza y me quita la venda. Suelta un palabrota.

—¿Cómo no te desangraste?

Lo miró con mala cara.

—Los humanos no somos tan frágiles como crees.

El suelta una risa.

—Claro. Acercarlos a una esfera de luz y verás los frágiles que son.

Una de las manos de Dereck empieza a brillar y un destello pronto se transforma en una esfera de luz
pura y electrizante en la palma de su mano. Con la misma rapidez con que apareció desaparece.

Abby rueda los ojos.

—Buena excusa para presumir.

Él sonríe y su mano se acerca con cuidado, otra vez vuelve a brillar, destella y cuándo toca mi piel siento
un pequeño ardor a través del corte que se transforma en calidez. La herida adquiere ese brillo y pronto
empieza a sellarse a medida que su dedo se desliza por el corte con cuidado.

Intento fingir que el contacto no me incomoda pero si lo hace así que desvío la vista y me encuentro que
un músculo en la mandíbula de Dan está palpitando mientra observa a Dereck deslizando con cuidado
su dedo sobre mi muslo. Al notar mi mirada sobre él desvía la vista hacia otro lado.

En menos de 15 segundos la herida está sellada a la perfección, me quito la sangre seca y me encuentro
con mi piel sin siquiera una cicatriz.

Le sonrió a Dereck

Le tiendo con timidez mis nudillos que siguen enrojecidos y con algunas marcas, el chico pasa sus dedos
con delicadeza y para cuando los aparta no hay ni una pequeña marca.
—Gracias.

Él hace un gesto con la mano quitándole importancia.

—Iré a avisarle a Luke lo que sucedió. Volveré rápido.

Balbucea y nos mira a mi y a Abby con una disculpa en la mirada. Desaparece como es costumbre.

Notó que Dan nos observa con severidad, como si estuviera a punto de decir algo o como si una idea se
hubiera formado en su cabeza.

Abre la boca para decir algo y la vuelve a cerrar, cómo sí se replanteará lo que está a punto de soltar.

—A ambas les gusta ejercitarse, ¿No?

La pregunta nos toma por sorpresa y luce casi tímido al decirlo.

Abby y yo asentimos.

—Sí. Es una de mis actividades favoritas, incluso practico boxeo.

Agrega.

El asiente.

—¿Saben defensa personal?

Yo niego con la cabeza mientras a Abby asiente.

—Bien, les tengo una propuesta.

Mis ojos se abren como platos y Abby enarca una ceja.

—Dado que les han dado una paliza cada vez que intentan hacerles daño supongo que aún no saben
bien como luchar o tener ventaja cuando pelean con un guardián caído.

El término es extraño pero estoy—casi—segura que se refiere a las hadas y vampiros.

—Sí quieren…aprender o pulir—en el caso de Abby supuse—sus habilidades de lucha, puedo ayudarlas.

Oh.

Ambas nos miramos por un segundo y lo volvemos a mirar.

—No necesitarían a nadie que las cuidará por que serían capaces de hacerlo solas.

La propuesta es tentadora..demasiado. Observo a Abby.

—Tómense el tiempo que quieran para pen—

—¿Sabes Luchar?

Pregunto sin ser capaz de refrenar mi lengua.

Él sonríe.
—Desde que tengo memoria.

Admite.

—Los vampiros tienen una afición por mostrar lo fuertes y capaces que son. Así que desde pequeño me
mostraron que una forma muy efectiva es luchar.

Abby lo mira con curiosidad.

—Incluso podría enseñarles a mejorar sus habilidades y sacarles provecho.

Los ojos de Abby se iluminan ante la propuesta pero aún se esconde algo de duda y desconfianza.

—Me gusta la idea.

Admito.

—Pero, déjame pensarlo mejor.

Abby asiente al tiempo que hablo para mostrar que esta de acuerdo.

Dan no parece tener problema con nuestra desconfianza, al contrario parece haberse acostumbrado por
completo.

Nos muestra una sonrisa leve y luego nos ofrece más brownies, yo acepto encantada mientras Abby
rechaza aquella delicia, por mi parte tomo el doble, mejor para mi. Dan me mira mientras niega con la
cabeza ocultando una sonrisa.

Notó que Abby me lanzá miraditas cada tanto y eso es una señal clara de que planea algo y necesita
contarme con urgencia. El problema es que parece no querer soltarlo enfrente del señorito sonrisas.
Ugh. Pequeño detalle.

Observo a Dan con brevedad para percatarme de que actúa de una forma un poco inusual. No le doy
importancia aunque notó sus hombros rígidos y su cuerpo un tanto tenso.

Una señal es captada por mi sistema y de inmediato el cosquilleo debajo de mi piel se hace presente.
Me muerdo el interior de la mejilla, dos señales familiares que ni siquiera necesito ver para saber a
quiénes pertenecen.

Luke aparece en una cortina de humo negro con su habitual expresión denotando una pizca de
¿Preocupación? Mhm, eso es raro, en especial para Don Desinterés.

Dereck está a su lado, aparentando tranquilidad aunque también lo percibo tenso, de pronto incluso el
ambiente se siente como si una bomba estuviera a punto de estallar y todos los presentes están
conscientes de ello. Esperando a que todo exploté.

Abby se levanta de golpe y su mirada parece querer atravesar a Luke.

—¡Sabías que Skyler estaba secuestrada y no hiciste nada, inútil!

Mis ojos se abren como platos y me doy cuenta de que Abby ha mal interpretado todo.

¿O no?
Apunta a Luke y presiona su dedo en el pecho como una forma de provocarlo pero Luke permanece con
la boca abierta en una muestra de sorpresa mientras Dereck lo fulmina con una mirada decepcionada.

—¿Lo sabías, Luke?

Luke mira de reojo a Dereck y luego su mirada regresa a una Abby furiosa, y por primera vez deja ver
una sombra de pánico en su mirada.

—¡No vuelvas a mentir! ¡Ellos te avisaron, te dijeron que la tenían con ellos y no hiciste nada! ¡Nada!
¡No te importó en absoluto!

Dereck se acerca a Luke y lo observa con una advertencia escrita en sus ojos.

Yo me mantengo inmóvil pero las palabras salen de mi boca antes de poder detenerlas.

—¿Por qué te llamaron a ti? ¿Por qué saben de nosotras sí tú mismo nos aseguraste que nadie conocía
nuestra existencia?

Dan se mantiene al márgen mientras su mirada llena de desdén tiene como objetivo a Luke.

Luke tragó saliva preparándose para hablar.

—Sí la busqué.

Los ojos de Abby brillan de ira.

—Mientes.

—¡Es la verdad! Ellos me llamaron y me dijeron que a quién tenían era a ti Abby.

La seriedad de su mirada y el tono en su voz me dejó helada.

—¡Corrí a buscarla en cuanto me dijeron! Y cuando llegué, nadie quería dejarme verla. No sabían dónde
estaba, ella ya se había ido y nadie tenía idea que había pasado.

Suelta una palabrota.

—Me querían chantajear contigo.

Gruñé.

Abby suelta una risa irónica.

—Por supuesto.

Me observa a mi.

—Ellos me vieron cuando tú me perseguiste para sacarme la verdad, Skyler. Fue mi culpa, no debí haber
sido tan imprudente.

Suspiro mientras la culpabilidad teñía su voz.

—No sé quién, ni cómo pero pronto se dieron cuenta de que había algo raro. Quinn tuvo que intervenir
para evitar que el problema fuera oído por nuestros superiores.
Desvío la mirada.

—Por eso las habían atacado. Las consideran peligrosas por la habilidad de percibir un mundo que se
supone no pueden. Era un plan para sacarlas del juego de forma efectiva. Pensaríamos que era un
ataque sin ninguna razón, dado que es común que los vampiros o hadas ataquen humanos.

Dan soltó un bufido.

—No tan común. Era obvio que era algo más luego de que las atacaron mas de una vez. No sé tiene
tanta mala suerte como para que eso suceda.

Luke lo fulminó con la mirada.

Abby suspiró.

—¿Y la profecía?

Pregunté.

Los ojos de Luke se abren.

—¿Profecía?

—No te hagas idiota, sabes de que profecía habla.

Farfulla Abby.

Dereck ladea la cabeza.

—La profecía que habla de la nueva era, Luke.

Dice en un murmullo.

—Una persona buscando justicia. Alguien que desea generar un cambio. Destruir todo lo que se conoce,
para iniciar algo nuevo.

Trago saliva. Suena más bien algo siniestro y un tanto psicópata.

—Y solo alguien es capaz de detener esa destrucción. Alguien con la misma capacidad. Con el mismo
poder. Con el mismo balance.

Abby enarcó una ceja.

—¿Balance?

Balbucea.

Luke ríe.

—Se dice que el enfrentamiento será entre dos personas con la misma capacidad. Y con la misma
sangre.

—¿Y que tenemos que ver nosotras con eso?

Pregunto sin comprender.


—Por qué la profecía habla de alguien que no es guardián del todo. Alguien con una habilidad rara. Algo
que nadie más puede hacer.

Sigo sin comprender.

—Ambas perciben algo que los demás humanos no.

Traga saliva.

—Ningún humano ha logrado cumplir los requisitos para cumplir la profecía.

Carraspea.

—En cambio, ustedes sí.

Susurra Dereck.

Abby y yo nos miramos.

—Pero esa son solo leyendas que los guardianes temen.

Ríe al decirlo.

—Digamos que son paranoicos. Lo suficiente para deshacerse de cualquiera que tenga un vago parecido
con dicha profecía con el fin de que no suceda.

Luke suspira.

—Sé que no son peligrosas. Pero ellos creen que sí. Por esa razón no quería que se enterarán. No veo
necesidad de causar daño alguno. Y para ciertos guardianes parece la única solución a cualquier
problema.

Abby lo observa y bufá.

—Perdonado. Por ahora.

Luke muestra un fantasma de sonrisa.

—Sigue sonriendo como idiota y voy a arrepentirme.

Su expresión se torna seria por completo.

Yo sonrío.

Luke se acerca, avergonzado.

—Skyler, lo siento, no que—

—Está bien.

Respondo.

Se queda un tanto confundido por mi pronta respuesta y le ofrezco la mano como forma de hacer las
paces.
Él la estrecha.

Me acerco un poco a él.

—Pero, asegúrate de cuidar bien a Abby. Si le llega a suceder algo me haré cargo de lanzarte como
comida para vampiros.

Susurró con una sonrisa.

El chico abre los ojos cómo platos.

—Entendido.

—Perfecto.

Le guiñó un ojo.

Abby lo mira complacido al ver que me pidió disculpas.

Luke nos examina por un momento.

—Supongo que tendré que quedarme a dormir aquí…

Abby casi se ahoga de la sorpresa.

—¡Ni se te ocurra!

Exclamó Abby.

Lo empuja para sacarlo del piso. Luke pudo mantenerse irremovible en su lugar con facilidad pero
permitió que Abby lo moviera. Ambos salieron del piso y me encontré sola con Dereck y Dan.

—¿Quedan más brownies?

Balbuceé como una niña pequeña.

Dan río, pero me paso la bandeja en la que aún quedaban brownies y le ofrecí a Dereck, el cual acepto
con gusto.

Dan nos observaba a ambos mientras comíamos.

—Deberíamos robar bolsas de sangre de algún hospital para ti, Dan.

Dije con la boca llena.

—Me uno al plan.

Balbuceó Dereck mientras degustaba su brownie.

—No quiero ser la causa por la que alguien que necesita una transfusión de sangre muera, pero gracias
por la preocupación.

—Detalles mínimos.

Murmuré. Mientras Dan negaba con la cabeza.


Me deprimia un poco que el no pudiera probar los brownies lo admito, por eso mi ofrecimiento pero
ahora que consideraba su argumento para no hacerlo tenía razón.

Seguimos comiendo brownies mientras nos sumiamos en un cómodo silencio.

Y no dejaba de pensar en lo cómoda que me sentía.

Era una sensación casi desconocida volver a sentirse cómoda con extraños.

Extraños que poco a poco se estaban haciendo un lugar en tu vida.

Extraños que ya no eran tan extraños.

Extraños que empezaron a ser alguien para mi.

Extraños que empecé a considerar amigos.

Y eso era peligroso.

Capítulo 15

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