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LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA 3º ESO 1

LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVII: EL BARROCO

LA LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVII: EL BARROCO

1. EL SIGLO XVII
1.1. La sociedad del siglo XVII
1.2. La España del siglo XVII

2. EL BARROCO
2.1. Características del Barroco

3. EL CONCEPTISMO Y EL CULTERANISMO
3.1. Conceptismo
3.2. Culteranismo

4. LA POESÍA BARROCA
4.1. LUIS DE GÓNGORA
4.1.1. Biografía
4.1.2. Obra poética
4.1.3. Temas
4.2. FRANCISCO DE QUEVEDO
4.2.1. Biografía
4.2.2. Obra poética
4.2.3. Temas
4.2.4. Estilo
4.3. LOPE DE VEGA
4.3.1. Biografía
4.3.2. Obra poética

5. LA PROSA EN EL SIGLO XVII


5.1. LA NOVELA PICARESCA
5.1.1. Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán
5.1.2. El Buscón de Francisco de Quevedo
5.1.2.1. Argumento
5.1.2.2. Características

6. EL TEATRO DEL SIGLO XVII


6.1. EL TEATRO DE LA ESPAÑA DEL SIGLO XVII
6.2. LA COMEDIA NUEVA
6.2.1. Características de la Comedia Nueva
6.2.2. Temas de la Comedia Nueva
6.2.3. Autores de la Comedia nueva
6.3. EL TEATRO DE LOPE DE VEGA
6.3.1. Obras
6.3.2. Características
6.4. PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA
6.4.1. Biografía
6.4.2. Obras
6.4.3. Características del teatro de Pedro Calderón de la Barca
6.4.4. Estilo
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1. EL SIGLO XVII

El siglo XVII es un momento de grave crisis que va desmoronando el poderío político y la solidez
ideológica de la cultura renacentista. Las guerras, las enfermedades, el clima adverso, las malas cosechas, el
hambre y las más diversas calamidades azotan Europa, por lo que se ha llamado a este siglo centuria de la
crisis o siglo de hierro.

1.1. La sociedad del siglo XVII

En Francia o en España se consolida la forma de estado denominado monarquía absoluta, con la


concentración del poder en manos del rey y sus cortesanos próximos. En otros países, como Holanda o
Inglaterra, la burguesía crece en importancia y los parlamentos empiezan a controlar el poder real. Todo
ello se produce entre graves conflictos: revueltas campesinas, guerras religiosas, etc.

1.2. La España del siglo XVII

Históricamente, España entra en un proceso de irreversible decadencia política, económica y social.


La debilidad de los monarcas, Felipe III, Felipe IV y Carlos II, deja el poder en manos de los validos,
personas de su confianza que muchas veces gobernaron como monarcas absolutos. El duque de Lerma y el
conde-duque de Olivares, los dos validos más importantes, buscaban más su beneficio particular que el del
Estado. España pierde su hegemonía en Europa (el Rosellón, la Cerdaña, etc.) y se independiza Portugal.
Mientras, en plena bancarrota económica, hay miseria y despoblación causada por pestes, guerras y
malas cosechas; pero los gobernantes gastan en fiestas los crecientes impuestos, que originan revueltas y
descontento social.
La expulsión de los judíos y los moriscos (casi trescientos mil entre 1600 y 1610) y la emigración a
América intensifican la caída demográfica, perdiéndose mano de obra y, por tanto, capital. El abandono del
campo provoca la emigración a la ciudad, creando una legión de parados, vagabundos y mendigos (que ya
el Lazarillo había reflejado).
En ideas religiosas, España, aislada del exterior, bajo el peso de la Contrarreforma pero sin renunciar
a la herencia renacentista, vuelve los ojos a la tradición cristiano-medieval y los viejos principios
teocéntricos. El mundo vuelve a verse como un lugar de aflicciones y miserias donde el ser humano expía
su pecado original; los bienes terrenales son falsos y los placeres se transforman en dolor.
La conciencia de la aguda crisis se extiende entre los escritores, lo que motiva el pesimismo y el
desengaño típicos del Barroco.

2. EL BARROCO

Se denomina Barroco al período que sigue al Renacimiento. El término, que se aplicó primero a las
artes plásticas, designa comúnmente la época que abarca desde finales del siglo XVI hasta la primera
década del XVIII, en que comienza el Neoclasicismo.
El Barroco es una etapa artística enteramente distinta del Renacimiento. Afecta a toda creación,
tanto intelectual como artística, y se inicia cuando los dos rasgos esenciales del Renacimiento (exaltación
del mundo y del hombre y equilibro humanista procedente de la admiración por la antigüedad clásica )
son sustituidos por dos características típicamente barrocas: profunda desvalorización de la vida y la
naturaleza humana y tendencia a la exageración en el arte.
Entre Renacimiento y Barroco no existe ruptura sino evolución: los temas y recursos formales que el
escritor emplea son los mismos que había manejado en el Renacimiento. El autor barroco debe esforzarse
para crear nuevas formas con los mismos materiales que había utilizado el renacentista.
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2.1. Características del Barroco

a) Concepción negativa del mundo


El mundo es percibido como caos, desorden y confusión. A los ideales renacentistas les han seguido
la frustración y el desencanto. La vida está ahora regida por la idea de la muerte: vivir es sólo un breve
tránsito entre la cuna y la sepultura. El tiempo lo destruye todo y la realidad es ilusión y apariencia: la vida
es sueño y el mundo es un gran teatro. La brevedad de la vida, la caducidad de las cosas y la fugacidad de lo
terreno explican la idea barroca por excelencia: la del desengaño.

b) El pesimismo barroco
El pesimismo barroco presenta muy diversas formas: la angustia existencial, la sátira, la evasión, la
diversión… La literatura española proporciona ejemplos de estas variadas actitudes barrocas: Quevedo, la
novela picaresca, Góngora, el teatro, etc.

c) La estética barroca
- Busca lo nuevo, lo original, lo sorprendente para excitar la sensibilidad y la inteligencia del lector.
Utiliza, para ello, brillantes imágenes, novedades estilísticas, ideas ingeniosas, o se sirve de lo pintoresco, lo
grotesco y lo hiperbólico.
- Sustituye las normas clásicas por su actitud individualista y capricho personal, tendiendo hacia la
exageración de la realidad literaria.
- Esta búsqueda de lo original provoca una tendencia a la artificiosidad y la complicación. Como
resultado, el mensaje se percibe entre exquisitas excelencias formales, creando un arte para minorías. El
escritor considera que el goce estético y el esfuerzo personal del lector-receptor están en relación de
proporción directa, es decir, el lector disfruta más de una obra cuanto más esfuerzo intelectual le exige su
comprensión.
- La ausencia de normas genera una visión unilateral de la realidad, que es idealizada hasta la
belleza absoluta o deformada hasta el envilecimiento degradante.
- Es primordial el cultivo del contraste, fruto del desengaño y la incertidumbre vitales. Se manifiesta
en la violenta oposición de elementos extremos, el placer de la antítesis o el enfrentamiento de feo/
hermoso; refinado/vulgar; serio/cómico…
- La concepción del mundo como mudanza e incesante cambio produce en el arte literario
dinamismo y movilidad. Su realización formal se aprecia, esencialmente, en abundante subordinación,
hipérbaton, elipsis o violentos encabalgamientos métricos.

3. EL CONCEPTISMO Y EL CULTERANISMO

El culteranismo y el conceptismo son las dos tendencias estilísticas dominantes en la literatura


barroca española. No se trata de movimientos opuestos, pese a los duros enfrentamientos personales de
sus defensores, sino que forman parte de una sensibilidad estética general que persigue la originalidad y
pretende admirar al lector. En ambas tendencias se rompe el equilibrio entre forma y contenido (cómo se
dice y qué se dice) defendido por la estética renacentista.

3.1. El conceptismo

Se basa en asociaciones ingeniosas de palabras o ideas. Se tiende a un lenguaje conciso, lleno de


contenido. Para ello se juega con los significados de las palabras (los conceptos) y con sus relaciones más
insospechadas. Los recursos más utilizados son la antítesis, la paradoja, la condensación conceptual, las
hipérboles, los equívocos, la combinación de diversas acepciones de un mismo vocablo, etc. Los escritores
conceptistas más notables son Francisco de Quevedo y Baltasar Gracián.
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3.2. El culteranismo

Si los escritores conceptistas exprimen las posibilidades de la lengua partiendo de los significados de
las palabras, el culteranismo considera, ante todo, la belleza formal. Frente a la concentración conceptista,
sobresale en los culteranos la ornamentación exuberante. Aunque los temas puedan ser triviales, se utiliza
un estilo esplendoroso que desea llamar la atención sobre el lenguaje mismo. Para ello se emplean
numerosos recursos: metáforas audaces (así, el pájaro será “flor de pluma” o “ramillete con alas” y el
arroyo “culebra que entre flores se desata”), metonimias, hipérboles, imágenes brillantes, voces sonoras,
procedimientos que buscan la musicalidad del verso (aliteraciones, paronomasias, palabras esdrújulas…) 1.
La sintaxis se complica con giros procedentes del latín, con violentos hipérbatos, con exagerados
encabalgamientos. El vocabulario es original: incorpora numerosos cultismos léxicos de procedencia latina
(“émulo, náutico, cándido, cerúleo…”) y selecciona los términos por su colorido y suntuosidad (oro, rubíes,
perlas…) Se crea, así, una peculiar lengua poética, característica de Luis de Góngora y sus continuadores.

4. LA POESÍA BARROCA

La poesía tiene en el siglo XVII un enorme desarrollo. No sólo se cultiva poesía lírica y épica, sino que
la poesía dramática ⎯los dramaturgos eran llamados poetas ⎯ tiene ahora excepcional importancia. De
hecho, las obras teatrales, escritas en verso, sirvieron para la popularización de la poesía, que también se
difundió oralmente en universidades, academias, justas y certámenes poéticos, lecturas públicas en casa de
los mismos poetas, recitados de poesía popular en la calle, etc. Lógicamente, el desarrollo de la imprenta
contribuyó a la divulgación de los textos poéticos, muchas veces acompañados de grabados o ilustraciones.
Las últimas décadas del siglo son de claro decaimiento y no hay ya autores de relieve, hecho que se
prolongará durante el siglo siguiente, dando lugar a un largo periodo de decadencia no sólo de la poesía,
sino de la literatura española en general.
La poesía barroca refleja la conciencia de crisis, el pesimismo y el desengaño característicos de esta
etapa cultural. Presenta gran variedad de formas, estilos y temas. Se llevan al extremo los temas
renacentistas:
a) El amor es visto como pasión intensa, se resalta su fuerza y adquiere un sentido trascendente, es
decir, se aprecia que perviva más allá de la muerte.
b) La belleza de la mujer amada se aleja de la armonía renacentista y supera a la propia naturaleza.
Vinculada con el tópico del Carpe diem, se destaca el efecto demoledor del paso del tiempo.
c) La naturaleza idílica del Renacimiento se transforma en naturaleza sensual, llena de colores y
sonidos.
d) La mitología continúa siendo un punto de referencia y génesis de asuntos que son tratados a veces
con tono noble y solemne y otras con efectos paródicos y burlescos.

La crisis despierta el interés por temas morales y filosóficos: la vanidad de las cosas, el engaño de las
apariencias, el paso del tiempo (presente en el tema del reloj, las ruinas, el Ubi sunt?, el Tempus fugit…) la
presencia de la muerte, el sueño como símbolo de vida y muerte, etc. Las circunstancias sociales de
corrupción desembocaron en una poesía satírica donde se criticaba tipos y costumbres de la época y se
hablaba del problema de España.

1 Recordamos estas figuras:


Metáfora: Sustitución de un término por otro con el que guarda una relación de semejanza. (Tus labios son fresas).
Sinécdoque: Nombrar la parte por el todo o al revés. (En la ciudad vivían veinte mil almas).
Metonimia: Sustitución de un término por otro con el que mantiene una relación de proximidad (causa-efecto, continente-
contenido, etc.)
Aliteraciones: Repetición de sonidos o grupos de sonidos semejantes.
Paronomasias: Se colocan próximas palabras de significante muy parecido, pero de significado diferente (hombre/hambre)
Hipérbaton: Gran alteración del orden habitual de las palabras.
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La poesía barroca alcanza un alto grado de perfección formal. En el siguiente cuadro podéis observar
los principales recursos formales de la poesía barroca:

RECURSOS Recursos como el oxímoron, Oxímoron: Es hielo abrasador, es fuego helado


DE la antítesis y la paradoja
OPOSICIÓN sirvieron para expresar las Antítesis: Ayer naciste y morirás mañana.
contradicciones barrocas. Paradoja: Antes que sepa andar el pie se mueve/
camino de la muerte.
HIPÉRBATO Alcanzó en el Barroco grados Pasos de un peregrino son errantes
N extremos. Se copió la ruptura Cuantos me dictó versos dulce musa.
del sintagma nominal de la [Cuantos versos me dictó dulce musa son pasos
estructura sintáctica latina errantes de un peregrino]

CULTISMOS La admiración barroca por los Cultismo sintáctico: Lasciva en movimiento/mas los
modelos latinos se reflejó en ojos honesta [Los dos adjetivos concuerdan con la
el empleo de cultismos dama a la que se dedica el poema]
léxicos y sintácticos
Cultismo léxico: Destilando líquida armonía / hace las
peñas cítaras canoras.
[Las aguas de un monte, al caer por las laderas,
convierten las rocas en instrumentos musicales.]
JUEGOS DE La experimentación Dilogía: Mi vida y mi vivir ordene [mande y ponga
PALABRAS lingüística en busca de la orden]
novedad hizo que
Calambur: A este Lopico, lo pico.
proliferasen los juegos de
palabras como la dilogía, el Nuevos vocablos: libropesía, marivinos, archidiablos…
calambur y la creación de
nuevos vocablos.

HIPÉRBOLE Este recurso se convirtió en la Érase un hombre a una nariz pegado;


base de textos que Érase una nariz superlativa…
exageraban aspectos físicos,
sociales y morales con fines
satíricos.

Los tres poetas barrocos más destacados son Góngora, Lope de Vega y Quevedo.

4.1. LUIS DE GÓNGORA (1561-1627)

4.1.1. Biografía2

Luis de Góngora y Argote nació en Córdoba en 1561 dentro de una familia acomodada y culta.
Aunque estudió Leyes en Salamanca, de vuelta a Córdoba, siguió carrera dentro de la Iglesia. Viajó mucho
en misiones eclesiásticas y sus poemas lo hicieron famoso. Cuando se instaló en Madrid en 1617, era ya
considerado el mejor poeta de su tiempo. Amante de la vida lujosa y muy aficionado al juego, se vio
acosado por las deudas. Ya enfermo, regresó a Córdoba en 1626 y allí murió al año siguiente.

2 Las biografías no es necesario aprenderlas.


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Góngora ha pasado a la posteridad como hombre adusto, sombrío y orgulloso. Famosas son sus
enemistades personales y literarias. Con Quevedo cruzó insultos y alusiones mordaces. Atacó asimismo a
Lope de Vega, quien respondió a su vez, aunque dejando entrever su admiración por el escritor cordobés.
Pero contó también fervientes defensores y numerosos seguidores, que imitaron su estilo hasta bien
entrado al siglo XVIII.

4.1.2. Obra poética

Se advierten dos épocas en la poesía de Góngora, una anterior a 1610 donde los rasgos culteranos
son mucho menores y otra posterior a esta fecha en que acentúa grandemente su hermetismo 3.
Su producción poética consta de tres obras mayores: Fábula de Polifemo y Galatea (1612), Soledades
(1613-4) y Fábula de Píramo y Tisbe (1618), de unos dos centenares de sonetos, de más de doscientos
romances y letrillas populares y de algunas composiciones diversas.

a) Las letrillas:
Las letrillas y otras poesías de arte menor de Góngora eran ya muy conocidas en su época. En ellos
utiliza temas y recursos de la poesía popular junto a los barrocos: antítesis, metáforas... Aunque a veces
tienen un tono serio y tratan de un tema grave, son usuales los textos de carácter humorístico o satírico, en
los que se utilizan chistes, alusiones desvergonzadas, etc.

b) Los romances:
Con los romances de Góngora alcanza el Romancero nuevo sus mayores cimas. También en ellos se
alternan lo serio y lo humorístico. Los temas son muy diversos: caballerescos, moriscos, de cautivos,
pastoriles, amorosos, mitológicos, satíricos…
Larguísimo romance de más de quinientos versos es la Fábula de Píramo y Tisbe, donde se resumen
a la perfección las características de la poesía gongorina, en la que conviven los rasgos más opuestos: la
tendencia al cultismo y el gusto por lo popular; la visión burlesca de la realidad y la reflexión juiciosa, el
refinamiento exquisito y la expresión vulgar. Este poema heroico-cómico narra de forma grotesca un
asunto mitológico serio. Con ello, el poeta barroco se burla de sus propios mitos.

c) Los sonetos:
Góngora fue un gran sonetista. Sus sonetos son muy variados: amorosos, burlescos, morales,
mitológicos, de circunstancias, etc. Los amorosos son de tipo petrarquista. Los satíricos incorporan
elementos de la poesía popular y no evitan el léxico coloquial e incluso vulgar. Los de tema moral reflejan
la situación vital del poeta y, en tono serio o burlón, expresan sus inquietudes personales.

d) Poemas mayores:
Son la Fábula de Polifemo y Galatea, las Soledades y el Panegírico4 al Duque de Lerma. Representan
la culminación del estilo culterano. En estas obras, especialmente las dos primeras, las expresiones difíciles
se acumulan de tal forma que sólo resultan comprensibles para un lector extremadamente culto.

La Fábula de Polifemo y Galatea se basa en un tema de Ovidio: Acis, amor de la ninfa Galatea, es
sepultado por un peñasco lanzado por el cíclope Polifemo, enamorado de Galatea y celosos del joven; la
ninfa invoca a los dioses que convierten a Acis en riachuelo. La lengua es muy difícil, pero la sintaxis no
alcanza todavía las complejidades a la que llegará el estilo gongorino en las Soledades. Está escrito en
octavas reales.

Las Soledades tendrían que haber sido cuatro, pero Góngora sólo escribió dos y la última está
inacabada. Constan de unos dos mil versos agrupados en silvas. Esta forma métrica, con sus largos

3 Hermetismo: se refiere a su dificultad de comprensión.


4 Panegírico: discurso en alabanza de alguien.
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periodos, le permite al poeta mayor libertad sintáctica, dando lugar a una lengua complicadísima en la que
el culteranismo llega al límite. El tema es, sin embargo, sencillo: relata la historia de un joven náufrago
que llega a tierra y es acogido por unos pastores, allí presencia unas fiestas de boda y asiste a las faenas de
los pescadores. Se trata de un canto a la vida natural y el desdén 5 de las ambiciones cortesanas relatados en
torno a una sucesión de escenas pastoriles, en el entorno de una naturaleza estilizada. A su modo, son una
respuesta al desengaño barroco: se recrea la belleza de una naturaleza generosa que remite al ideal clásico
de la Edad de Oro.

4.1.3. Temas

Los temas de la obra de Góngora no son novedosos: el amor, la mitología, la naturaleza… Ahora
bien, estos temas son reelaborados originalmente y a veces de modo satírico por un escritor al que le gusta
la vida, que es refinado y sensual, de lengua afilada y espíritu burlón, atento a la belleza del mundo que lo
rodea o a la que él mismo crea.
Se trata de un humanista tardío que lleva hasta la exageración los temas clásicos en una época en la
que ya no es posible el optimismo propio del Renacimiento. Y aunque los modelos de Góngora son los
característicos de la literatura renacentista (autores clásicos grecolatinos, autores italianos y los mismos
autores españoles del siglo XVI), se aleja de ellos complicando y distorsionando al máximo la lengua
poética.

4.2. FRANCISCO DE QUEVEDO

4.2.1. Biografía

Francisco de Quevedo y Villegas nació en Madrid en 1580, de familia noble. Sus padres servían a la
familia real. Estudió las primeras letras en el Colegio Imperial de los Jesuitas; luego, lenguas clásicas y
modernas en Alcalá y teología en Valladolid con lo que adquirió una gran cultura humanística y teológica.
Ocupó la secretaría de Hacienda del duque de Osuna, virrey de Nápoles, y llevó a cabo comprometidas
misiones políticas. Destituido el duque de Osuna, fue desterrado a la Torre de Juan Abad, pero, a la muerte
de Felipe II, volvió de nuevo a la corte. Se casa, a instancias de la reina, con una viuda, de la que se separa
pronto. Un suceso no bien conocido, de índole política, hace que sea encarcelado en San Marcos de León
donde permaneció cuatro años. A la caída del privado, queda en libertad y muere un año después, en 1645.

4.2.2. Obra poética

Su producción poética es extensa y variada; en él se da esa disociación 6 chocante entre el sarcasmo


(desengañado y amargo) y la hondura poética y de pensamiento.
Su obra poética, recogida a su muerte en dos libros Parnaso español (1648) y Las tres últimas
musas (1670) se puede dividir temáticamente en cuatro apartados:
1) Poesía amorosa, en la que aparece la tradición petrarquista. Su creación se centra en los
sufrimientos del que ama.
2) Poesía metafísica, que surge de la angustia ante la vida y la existencia, y ofrece los grandes
temas del barroco: la muerte, la fugacidad del tiempo y el desengaño. Dentro de esta poesía se puede
incluir la poesía religiosa y moral.
3) Poesía satírico-burlesca, que responde a preocupaciones morales y sociales o es, al mismo
tiempo, una válvula de escape para el temperamento del poeta, un auténtico escaparate de creación léxica.
4) Poesía política, centrada en dos ideas esenciales: el problema de España y la denuncia de la
corrupción. Nace de su dolorosa conciencia por la decadencia material y espiritual de la patria.
5 Desdén: rechazo, desprecio

6 Disociación: separación
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Además de su obra en verso, Quevedo dejó una importante obra en prosa que veremos más
adelante.

4.2.3. Temas

Los temas centrales de la poesía de Quevedo son la inquietud por la muerte y el típico desengaño
barroco. La muerte es preocupación fundamental en sus poemas, que descubren su horror a la nada. Su
poesía es una meditación sobre la fugacidad de la vida: el tiempo destructor todo lo puede y la vida es una
loca carrera hacia la muerte. (“Ayer se fue; Mañana no ha llegado; / Hoy se está yendo sin parar un punto:/
soy un fue, y un será y un es cansado”). Este hondo pesimismo quevedesco, esa visión desolada del hombre
y del mundo va unida a su percepción de la decadencia española. Todos los valores que defiende (amor,
honor, etc.) son los viejos ideales que se desmoronan a su alrededor. Ello explica sus sátiras crueles de todo
tipo de novedades, tanto literarias (Góngora y el culteranismo), como científicas, de costumbres, modas,
etc.

4.2.4. Estilo

En cuanto al estilo, la poesía de Quevedo se caracteriza por las numerosas figuras literarias:
constantes juegos de palabras, equívocos, dilogías, polisemias, paronomasias, hipérboles, antítesis,
paradojas, deformaciones grotescas, etc. Domina la lengua en todos sus registros (culto, coloquial, vulgar)
y conoce a la perfección los recursos retóricos clásicos. En muchos de sus poemas llega a su culminación el
principio conceptista de decir mucho con pocas palabras. Importante rasgos de su poesía es también la
intensidad afectiva: el apasionamiento quevedesco se manifiesta en la abundancia de oraciones
interrogativas, exclamativas y apelativas, en las llamadas directas al lector y en el frecuente uso de
diminutivos y aumentativos de carácter afectivo.

4.3. LOPE DE VEGA

4.3.1. Biografía

Lope Félix de Vega y Carpio nació en Madrid en 1562, de familia de clase media con pretensiones de
nobleza. Estudió en Alcalá y Salamanca. Su precocidad se puso pronto de manifiesto porque a los 13 años
escribió su primera comedia. Interviene en la conquista de la isla Terceira y regresa de nuevo a Madrid. En
1588 fue desterrado por unos versos difamatorios y parte de su destierro lo pasó en Valencia, ciudad por
entonces de intensa vida teatral: la influencia de los dramaturgos valencianos en su obra posterior fue
considerable. Se casó dos veces, enviudó otras tantas y vivió, además, con otras mujeres. La muerte de uno
de sus hijos le llevó a ordenarse sacerdote en 1614. No obstante, en 1616 se enamoró de Marta de Nevares,
joven ya casada, y, sin miedo al escándalo, vivió con ella. Pero Marta enfermó y los últimos años de la vida
de Lope fueron penosos. Pasó dificultades económicas y sufrió graves desengaños. Murió en 1635. Fue un
poeta adorado por el pueblo, que lo consideraba “su poeta”.
De compleja personalidad (pasional, atrevido, inconstante, vanidoso, vitalista…), fue uno de los
individuos más conocidos de su tiempo y contó con numerosos seguidores, aunque también con muchos
enemigos. Admiraba a Góngora, pero criticó al poeta cordobés, quien, a su vez, también censuró a Lope.
Tampoco fueron buenas sus relaciones con Cervantes.

4.3.2. Obra poética

Notable prosista y gran dramaturgo, Lope de Vega fue asimismo un excelente poeta. Nos
ocuparemos ahora de su obra lírica. Al Lope poeta le ha perjudicado su increíble genio para el teatro, ya
que su fama se debe casi exclusivamente a sus comedias, siendo su obra lírica tan fecunda como su
creación teatral.
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En su poesía nos muestra muy diversas facetas: el poeta vitalista, el petrarquista, el imitador de
Góngora, el poeta filosófico, el religioso. Es especialmente importante su capacidad para hacer literatura
de sus propias experiencias personales, con lo que anticipa el espíritu de los escritores modernos.
Su obra poética se puede clasificar en dos vertientes fundamentales:

a) Poesía popular o tradicional:


En metros populares, romances, y "letras para cantar" (villancicos, seguidillas, letrillas, cantares de
bautizo, de siega, de amor, etc.) Destacan especialmente los romances y es uno de los más importantes
poetas del Romancero nuevo o artístico.

b) Poesía culta:
Donde destacan los sonetos, las elegías, canciones, églogas y epístolas. Es precisamente en los
sonetos donde destaca junto con Góngora y Quevedo. Escribió más de tres mil sonetos, con los temas más
variados: históricos, pastoriles, mitológicos, bíblicos, etc. destacan los de tema autobiográfico, donde vierte
sus amores, sus triunfos y sus fracasos, sus penas familiares, etc.
Temáticamente, destacan en él sus dos pasiones: la amorosa, como hombre de mundo, y la religiosa
como clérigo. Si en Quevedo el amor es sufrimiento y martirio, en Lope es gozo y vitalismo; la amada de
Quevedo es una ficción literaria, en Lope se halla cerca, presente y viva. En el caso de la poesía religiosa,
aparece el arrebato de misticismo y arrepentimiento con que escribe sus versos.

Gran parte de su producción lírica está esparcida por sus obras dramáticas y narrativas, pero un
abundante caudal lo reunió en libros de poesía como Rimas, Rimas sacras, Romancero espiritual, Triunfos
divinos, Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos.

4.3.3. Estilo

Se puede decir que Lope de Vega armoniza las dos tendencias de la poesía del Barroco
(culteranismo y conceptismo). Su obra presenta junto a obras cultas, formas sencillas y espontáneas de
estilo tradicional popular. Por una parte, como hombre abierto y receptivo que es, conoce bien los gustos y
las tendencias populares, pero a la vez, es receptor de la tradición de los Cancioneros del siglo XV y de la
poesía culta renacentista. Lógicamente, los gustos de la época en que vive influyen en él: el culteranismo,
en medida muy prudente y el conceptismo, con algo más de fuerza. De ahí que no falten en sus poemas las
paradojas, los juegos de palabras, las correlaciones, las antítesis, las sutilezas conceptuales, etc. Sin
embargo, aunque en su poesía se sintetizan estas tendencias y escuelas, fue su propio carácter el que
impuso, sobre todo ello, un lenguaje natural, vivaz, espontáneo. Él mismo dirá: "el hacer versos y amar/
naturalmente ha de ser", palabras que, por su contundencia, excluyen todo comentario.

5. LA PROSA EN EL SIGLO XVII

Muchos de los géneros narrativos del siglo XVI prácticamente desaparecen en el XVII: libros de
caballerías, novelas pastoriles, etc. Sin embargo, otros, como la novela picaresca, tienen ahora un gran
desarrollo. También tiene gran importancia la novela corta al modo italiano, tras la publicación de las
Novelas Ejemplares de Cervantes en 1613.
Por otra parte, destacan los libros didácticos, muy numerosos en esta centuria y de temas muy
diversos: historia, política, religión, filosofía, moral, estética, economía…
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5.1. LA NOVELA PICARESCA

Numerosas y variadas son las narraciones picarescas publicadas en el siglo XVII. Las más importantes
son el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán y El Buscón de Francisco de Quevedo.

5.1.1. Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán

Se publicó en dos partes, la primera en 1599 y la segunda en 1604. Su autor fue el sevillano Mateo
Alemán. El Guzmán de Alfarache tuvo un gran éxito desde su publicación y su importancia fue muy grande,
no sólo como modelo del género picaresco, sino también para el desarrollo posterior de la novela.
La novela tiene un argumento típicamente picaresco: Guzmanillo, hijo de un mercader tramposo y
afeminado y de una mujer adúltera, llega a ser consumado ladrón, se arrepiente y vuelve a reincidir en
diversas ocasiones en una sucesión de estafas, fraudes y trampas, para terminar condenado a galeras. Allí
de nuevo se arrepiente y dice que escribe su vida como ejemplo de lo que no debe hacerse.

5.1.2. El Buscón de Francisco de Quevedo

La joya literaria del género picaresco es una obra de Quevedo, Historia de la vida del Buscón
llamado don Pablos, ejemplo de vagabundos y espejo de tacaños, publicada en Zaragoza en 1626, aunque
fue escrita bastante antes.

5.1.2.1. Argumento

Pablos comienza el relato de su vida por sus orígenes deshonroso: es hijo de un barbero ladrón y de
una hechicera, sospechosos ambos de conversos. Muy joven, entra como criado del hidalgo don Diego
Coronel y juntos estudian en Segovia y en Alcalá de Henares. Allí, Pablos, tras ser burlado, decide ser
“bellaco con los bellacos, y más, si pudiese, que todos”.
El protagonista prosigue la narración con su aprendizaje de la vida picaresca, que alterna con
intentos fallidos de regeneración y ascenso social, como el frustrado matrimonio con una dama rica o un
periodo de poeta y actor. Finalmente, convertido en criminal y perseguido por la justicia, decide irse a
América.

5.1.2.2. Características

El Buscón se ha calificado de novela picaresca por tratarse de un relato autobiográfico ficticio de un


personaje miserable. Sin embargo, la obra introduce tantas modificaciones en el género que se discute su
clasificación como novela picaresca.
Coincide con el Lazarillo y el Guzmán en la forma de carta y en rasgos como el origen bajo del pícaro,
su afán de ascenso social, el hambre como móvil de sus acciones. Pablos, el pícaro protagonista, cuenta
episodios de su vida, pero los diversos sucesos narrados no van unidos con la finalidad de explicar algo, sino
que son una serie de escenas en las que el escritor despliega toda su maestría verbal. Tampoco hay en
Pablos una evolución en el personaje como la que veíamos en Lázaro de Tormes.
En cuanto al contenido, Quevedo critica en El Buscón el ansia de ascenso social y la pretensión de
conseguir un título de nobleza. El protagonista, hijo de un barbero ladrón y de una bruja, sospechosos
ambos de conversos, nunca lo logra: es siempre castigado cuando intenta hacerse rico o pasar por noble.
Quevedo muestra, pues, en esta obra su oposición a la movilidad social, defendiendo que cada uno
permanezca dentro de su condición social de origen.
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LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVII: EL BARROCO

6. EL TEATRO DEL SIGLO XVII

6.1. EL TEATRO DE LA ESPAÑA DEL SIGLO XVII

El teatro tuvo gran importancia en España durante el Barroco. Las obras se representaban en los
corrales de comedias, patios de vecindad que se preparaban a propósito para ello. La temporada teatral se
desarrollaba desde Pascua hasta Carnaval del año siguiente. Las representaciones tenían lugar por las
tardes para aprovechar la luz del día, eran muy largas y en los intermedios de las comedias se ofrecían
entremeses y bailes con el fin de entretener a los espectadores. Aunque no se sabe muy bien cómo se
representaban las comedias, se supone que, dado el ambiente del corral, los actores gritaban muchísimo
para hacerse oír.
Además del teatro de los corrales de comedias, según avanzó el siglo XVII, ganó en importancia el
teatro cortesano, que se representaban en los palacios de los nobles o en el del rey. Este teatro era más
complicado que el de los corrales. Participaban actores profesionales, pero en ocasiones intervenían
también los nobles e incluso el propio monarca.
Otra modalidad teatral de esta época eran los autos sacramentales, obras en un acto, con
personajes alegóricos, de tema religioso e intención didáctica. Se representaban en la calle durante la fiesta
del Corpus.

6.2. LA COMEDIA NUEVA

Se denomina comedia nueva al tipo de obras que llenaron los escenarios de las ciudades españolas
del siglo XVII.

6.2.1. Características de la comedia nueva

1) Mezclan elementos cómicos y trágicos.


2) No respetan las reglas clásicas de las tres unidades:
a) Unidad de lugar: La unidad de lugar exigía que la acción se desarrollara en un mismo lugar,
pero en las comedias españolas es frecuente que los hechos sucedan en sitios diversos.
b) Unidad de tiempo: La unidad de tiempo disponía que el argumento transcurriera como
máximo durante un día, disposición que no respetan las comedias barrocas.
c) Unidad de acción: La unidad de acción establecía que los sucesos estuvieran todos
relacionados con un caso central y único. En las comedias barrocas existe una acción
principal, cuyos protagonistas son el galán y la dama, y una secundaria, protagonizada de
ordinario por los criados.
3) Los personajes se repiten constantemente lo que permite a los espectadores reconocerlos con
facilidad. Los más frecuentes son:
a) El galán: un hombre joven, guapo y valiente.
b) La dama: una mujer joven, hermosa, inteligente y prudente. Usa sus virtudes para lograr sus
objetivos.
c) El barba: un hombre viejo o el mismo rey. Hace la función del poderoso que soluciona los
problemas.
d) El antagonista: un hombre que se opone al galán.
e) La criada: acompañante y confidente de la dama.
f) El criado: confidente del galán. Tiene un fino sentido del humor y rasgos que contrastan con el
del galán, su amo. Destaca por su carácter práctico, la sensatez, una bien disimulada cobardía
y una pícara astucia para rehuir los peligros. Suele desempeñar el papel del gracioso,
importante personaje que, entre otras funciones, tiene la de crear momentos cómicos para
rebajar la tensión acumulada en la obra.
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LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVII: EL BARROCO

4) Las comedias se dividen en tres actos o jornadas. El escritor plantea el asunto en la primera
jornada, lo desarrolla en la segunda y lo concluye en la tercera: presentación, nudo y desenlace.
5) El lenguaje evita la expresión culterana o conceptista, aunque a partir de las obras de Calderón de
la Barca tiende a ser más complicado. Se pretende que la lengua se ajuste a la condición de los personajes,
de modo que hablen de acuerdo con su categoría social y ello permite distinguir, por ejemplo, al rey del
gracioso. Esta adecuación de la lengua al personaje se denomina decoro poético.
6) Todas las comedias están compuestas en verso, lo que facilita su memorización. La métrica es muy
variada, de acuerdo con el pasaje, la situación y el personaje.
7) Se intercalan canciones y bailes que interrumpen la acción.

6.2.2. Temas de la comedia nueva

Los temas de las comedias barrocas son múltiples: religiosos, históricos, legendarios, pastoriles,
caballerescos, novelescos, mitológicos, filosóficos, etc.
Las comedias de tema amoroso son las más frecuentes. Predomina el enfoque platónico, que aporta
armonía y es el móvil de las acciones del personaje. Transcurren en un ambiente propicio para el enredo,
con abundancia de quejas, riñas, celos. En estas comedias el final feliz es lo normal, aunque existen
excepciones. Es importante también el tema del honor: toda afrenta a la honra era considerada asunto muy
grave y debía ser reparada. La honra se equipara a la vida, y su pérdida equivale a la muerte social, por eso
se justifica el recurso a la violencia para recuperarla.
Pese a la variedad temática, todas las comedias presentan una sociedad parecida, en lo alto de la
cual se encuentra el rey, cuyo poder se supone que procede de Dios. El teatro barroco defiende, por tanto,
el sistema social de la época y, de manera parecida a los medios de diversión de masas de hoy día, había
servido —junto a fiestas, procesiones y otros espectáculos— como un eficaz medio de propaganda.

6.2.3. Autores de la comedia nueva

Muchísimos fueron los autores españoles que compusieron comedias durante el siglo XVII: Guillén de
Castro, Juan Ruiz de Alarcón, Luis Vélez de Guevara o Francisco de Rojas Zorrilla. Especial importancia tiene
Tirso de Molina, autor de comedias como La prudencia en la mujer, Marta la piadosa, Don Gil de las calzas
verdes y El vergonzoso en palacio; también se le atribuyen El condenado por desconfiado y El burlador de
Sevilla, obra esta que desarrolla el famosísimo mito del don Juan.

6.3. EL TEATRO DE LOPE DE VEGA

Como dramaturgo, su importancia fue extraordinaria en la creación de la comedia nueva. Su


grandeza está en haber sabido dotar a la escena de un nuevo modo de expresión, uniendo la tradición
literaria culta con el lenguaje coloquial. Su acierto, desligar la comedia de las ataduras de las normas
clásicas, para adaptarla a su época y contactar con el público.
Creó un nuevo teatro con su práctica cotidiana. Se afirma que escribió unas 1800 comedias y 400
autos, de los que se conservan alrededor de 500. Esta ingente labor explica el título de “monstruo de la
naturaleza” con que le designa Cervantes.

6.3.1. Obras

En Lope está todo: lo religioso y lo profano, la comedia y el auto, la historia reciente y la tradición
nacional:
Compuso comedias de enredo como La dama boba o El perro del hortelano. En ellas lo fundamental
es la intriga.
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LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVII: EL BARROCO

Escribió dramas de honor campesino, en las que un labrador rico y cristiano viejo se enfrenta a un
noble o a un comendador que lo han deshonrado: Fuente Ovejuna, Peribáñez y el comendador de Ocaña, El
mejor alcalde, el rey. En estas comedias se rompe la armonía social, pero, como el rey hace justicia y
restablece la paz, las obras sirven para exaltar la monarquía.
Algunas de sus obras teatrales contienen importantes elementos trágicos. Entre estos dramas
trágicos, destacan El caballero de Olmedo y El castigo sin venganza.

6.3.2. Características

Las características del teatro de Lope son las ya explicadas de la comedia nueva: mezcla de comedia
y tragedia, incumplimiento de las tres unidades clásicas, división de las obras en tres jornadas, variedad
métrica, personajes tipificados, inclusión de canciones populares…
El teatro de Lope es un perfecto equilibrio entre el lenguaje culto de la tradición literaria y el
lenguaje coloquial. La incorporación a sus obras de elementos líricos (letrillas, canciones de boda y siega,
romances…) crea además un fresco lirismo y una sutil agilidad.

6.4. PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA

6.4.1. Biografía

Nació en Madrid en el año 1600 dentro de una familia hidalga. Estudió con los jesuitas y luego en las
universidades de Alcalá y Salamanca. Comenzó muy pronto a escribir obras teatrales y no tardó en
convertirse en un autor conocido. En poco tiempo fue el dramaturgo más estimado en la Corte. En 1637,
Felipe IV le concedió el hábito de caballero de Santiago. Participó también como militar en diversas
campañas (por ejemplo, en 1640, en la guerra de Cataluña). En 1651 se ordenó sacerdote y en 1663 fue
nombrado capellán de honor del rey. No abandonó entonces la literatura, pero fue menos fecundo y
escribió, sobre todo, autos sacramentales. Falleció en Madrid en 1681.
6.4.2. Obras

Escribió unas ciento veinte comedias, ochenta autos sacramentales y más de veinte piezas cortas. En
su obra se distinguen dos etapas:

a) Primera etapa: imitación de Lope.


Calderón adopta los esquemas de la comedia “de capa y espada”: ambiente urbano, enredos
amorosos, personajes convencionales que ilustran los convencionales ideales de las clases elevadas. Brilla
la habilidad de Calderón para desarrollar la trama, manteniendo el interés y la “suspensión”. Es, en suma,
un teatro de pura e inteligente diversión. Dentro de estas comedias se distinguen:
a) Comedias de enredo: concebidas para ser representadas en los corrales. Ejemplo: La dama
duende.
b) Comedias de aparato: compuestas para las funciones del teatro de Palacio. Desarrollan
frecuentemente un asunto mitológico, como ocurre en Eco y Narciso.

b) Segunda etapa:
Mantiene la fórmula lopesca, pero trabaja con mayor cuidado los detalles. También elabora con más
atención la forma, acentuando el barroquismo. Sus comedias se hacen más perfectas, pero pierden lozanía
y frescura. Son más arte y menos naturaleza.
Además de comedias, Calderón es autor de dramas de honor, donde lleva a sus máximas
consecuencias el “código del honor”, ya utilizado por Lope. Destaca la obra maestra: El alcalde de Zalamea.
Destacan además dramas donde desarrolla el conflicto entre la libertad y el destino ( El mayor
monstruo del mundo). Y otros tratan sobre la naturaleza del Poder (la famosísima La vida es sueño, una de
las cumbres del teatro universal).
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LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVII: EL BARROCO

c) Autos sacramentales:
El gran teatro del mundo y El gran mercado del mundo.

6.4.3. Características del teatro de Calderón

En principio, son las ya señaladas para las comedias de Lope, pero introduce importantes novedades:
a) Mantiene más la unidad de acción, simplificando los argumentos.
b) Limita el número de personajes y prefiere resaltar uno sobre los demás.
c) Da un carácter reflexivo a los protagonistas que exponen sus ideas en largos monólogos.
d) Utiliza una lengua mucho más artificiosa y emplea tanto recursos conceptistas como culteranos;
usa símbolos y alegorías para plantear problemas universales.

6.4.4. Temas

En la primera época sus comedias giran en torno a la misma temática de Lope: amor, honra y épica
tradicional. A medida que su creación se hace más profunda y elaborada, aparece el elemento filosófico y
la acción se subordina al pensamiento. Como fruto de esta dependencia, surgen ideas que influirán en los
motivos teatrales:
a) Se extreman los conceptos de honra y de lealtad al monarca, adquiriendo a veces el tono de
tragedia clásica.
b) El pesimismo barroco impone en la escena el tema del desengaño con su concepto negativo de la
existencia y las reflexiones sobre la vida como “humo, polvo, viento, sueño”.
c) Los debates teológicos de la época favorecen la introducción del tema de la libertad, que aparece
en La vida es sueño, o de la responsabilidad moral del individuo.
Los Autos Sacramentales, en los que se aplica el procedimiento alegórico, muestran temas de la
teología cristiana: la creación, la caída del hombre, la Redención; pero el motivo central sigue siendo la
Eucaristía.

6.4.5. Estilo

En Calderón se hacen cristalinas las dos tendencias barrocas. Culteranismo y conceptismo, ya


desarrollados, se entremezclan en su obra con un lenguaje exuberante. Es la suya una lengua poética hecha
escena, en la que caben las sutilezas y antítesis del conceptismo junto a metáforas y tópicos del
culteranismo.
Su versificación cambia el sistema de Lope: los metros se vinculan al relato, no al personaje. Verso
largo en escenas lentas, romance para la conversación y relatos, la décima triunfa en los monólogos. Nada
es casual ni gratuito en la obra de Calderón. Su arte, de gran rigor y precisión, tiene algo de matemático,
una exacta mezcla de claroscuro y luminosidad que muestra en toda su plenitud la esencial estructura del
mundo barroco.

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