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Universidad Autónoma

“Benito Juárez” del estado


de Oaxaca

Escuela de Sistemas Biológicos e Innovación


Tecnológica
(ESBIT)

Resumen
“Vinculación de la biodiversidad con la función del
ecosistema: implicaciones para la ecología de la
conservación”

Biodiversidad

Asesor: M. C. Santos Moreno José Antonio

Alumno: Delgado Gómez José Gerardo

Séptimo Semestre
Grupo “A”
Ciclo escolar: 2020 – 2021
Para utilizar una relación funcional entre la función del ecosistema y la diversidad como
base para defender la conservación de la biodiversidad, dos criterios se deben cumplir.
Primero, el mantenimiento de los procesos de los ecosistemas debe depender de una gama
muy amplia de especies de modo que la conservación de la función abarque la conservación
de la mayor parte o de toda la diversidad dentro del sistema. En segundo lugar, la función
del ecosistema, o los productos de esa función, deberían depender de las especies nativas.
Si las especies exóticas que dominan los ecosistemas son redundantes con respecto a las
que desplazan (por ejemplo, Stromberg 1998), entonces la conservación de la función
puede mantenerse mediante la conservación de la diversidad no nativa. Esto no brindaría un
fuerte apoyo para la conservación de la diversidad de especies nativas.

Es posible una variedad de relaciones entre la diversidad y la función del ecosistema (por
ejemplo, Ehrlich y Ehrlich 1981; Walker 1992; Lawton y Brown 1993; Carpenter 1996;
Naeem 1998).

Los esfuerzos para comprender cómo la diversidad se correlaciona con la función del
ecosistema parecen derivarse de las observaciones de una relación positiva. Algunas
funciones que se encontraron correlacionadas positivamente con la diversidad incluyen la
retención de nutrientes (Finlay et al. 1997), la “exergía” (Marques et al. 1997) y la biomasa
(Cuevas et al. 1991; Kutiel y Danin 1987). McNaughton (1977) perturbó parcelas en
pastizales y observó una relación lineal entre la diversidad creciente y un coeficiente de
variación decreciente para la biomasa.

Sin embargo, la observación de un vínculo positivo entre diversidad y función no es simple


ni universal. Varios investigadores encuentran que la relación entre diversidad y función es
variable a través del tiempo y el espacio (p. Ej., Mellinger y McNaughton 1975; Rusch y
Oesterheld 1997), negativa (Wardle et al. 1997) o inexistente (Bulla 1996).

Se han utilizado varios sistemas experimentales para examinar la relación funcional entre la
riqueza de especies y la función de un ecosistema. Un tipo de experimento manipula la
riqueza de especies dentro de comunidades seminaturales (por ejemplo, Tilman et al. 1996,
1997a; Hooper y Vitousek 1997, 1998; van der Heijden et al. 1998; Hooper 1998). Otros
investigadores se han basado en comunidades artificiales dentro de ambientes controlados
(Van Voris et al. 1980; Naeem et al. 1994, 1995; Naeem y Li 1997; McGrady-Steed et al.
1997; Symstad et al. 1998). Varios de estos experimentos han sido criticados por una serie
de problemas. Huston (1997) señala que los estudios anteriores pueden haber confundido
los tratamientos ocultos dentro del diseño experimental que hacen que las conclusiones
sean sospechosas.

Varios investigadores han utilizado modelos ecológicos generales para establecer una
relación entre la diversidad y la función del ecosistema. Por ejemplo, Tilman et al. (1997b)
modelan la relación entre la riqueza de especies y la función del ecosistema, mientras que
Doak et al. (1998) y Tilman et al. (1998) el modelo de estabilidad del ecosistema.

Tilman y col. (1997b) utilizaron modelos de competencia de recursos (por ejemplo, Tilman
1982) para predecir la respuesta de la utilización de recursos al aumento de la diversidad.
Descubrieron que la competencia por uno y dos recursos predijo una relación asintótica
mediante la cual la utilización completa de los recursos se alcanza a niveles bajos (<30%
del máximo) de riqueza de especies.

La riqueza de especies en la que el uso de recursos está efectivamente saturado (la adición
de más especies da como resultado aumentos triviales en el espacio total de nicho ocupado)
depende de las condiciones del modelo. Si el espacio del hábitat es pequeño, solo unas
pocas especies saturan el hábitat. Por el contrario, si el hábitat es grande, muchas especies
coexisten con menos superposición. La saturación de la función del ecosistema depende de
muchas menos especies cuando se utilizan entornos que son pequeños en relación con el
tamaño del nicho.

Doak y col. (1998) describen factores que hacen que la estabilidad de la función del
ecosistema sea un resultado inevitable de la diversidad en lo que Tilman et al. (1998) lo
denominan “efecto cartera”. El efecto cartera es un concepto simple. Como en un fondo
mutuo, cuantas más especies (o poblaciones) en un ecosistema (cartera de inversiones), más
se amortiguarán las fluctuaciones en la función (valor) como resultado de las respuestas
variables de las especies constituyentes (poblaciones). Doak y col. (1998) muestran que,
mientras no todas las especies respondan en la misma dirección y en la misma magnitud
(una correlación positiva de 1.0), los efectos del ecosistema se amortiguarán con el
aumento de la diversidad. Cuanto menor sea la correlación entre especies, mayor será el
efecto estabilizador. Doak y col. (1998) también predicen que la capacidad de las especies
para estabilizar la función del ecosistema se ve disminuida cuando las especies no son
igualmente abundantes.

Tilman y col. (1998) describen otra razón por la cual la diversidad puede no estabilizar
inherentemente la función del ecosistema. Esperamos que la varianza en abundancia
aumente con la abundancia media. Doak y col. (1998) asumen que la varianza escala con el
cuadrado de la media. Este es un atributo importante porque Tilman et al. (1998) muestran
que el aumento de la diversidad será menos efectivo para estabilizar la función del
ecosistema a medida que disminuye la escala de la varianza con respecto a la media.
Tilman y col. (1998) identifican un factor de escala z, luego establecen que la estimación
empírica para este factor de escala para el experimento de Cedar Creek es
aproximadamente 1.3, en oposición al factor de escala de 2 utilizado por Doak et al. (1998).

Los modelos presentados por Doak et al. (1998) y Tilman et al. (1998) son importantes
porque vinculan la riqueza de especies con la estabilidad de los ecosistemas. Sin embargo,
estos modelos son preocupantes con respecto al argumento de la conservación cuando se
considera la magnitud del efecto estabilizador predicho a la luz de los tres factores de
amortiguación descritos anteriormente.

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