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1. La gestión documental
La gestión de documentos y la filosofía de llevarla a cabo surge en EEUU en la década de los años
30 (unido a la liberación de los campos de concentración y la poca antigüedad de la administración
americana) y se extenderá a otros países. Fundamentalmente separaba la gestión de documentos
administrativos (de reciente creación) y la gestión de documentos en los archivos históricos. Frente
a estas posturas de administrador y gestor, tenemos la postura conservadora de Hilary Jenkinson,
defiende que la función del archivero es la de conservar la documentación y ajeno a todo problema
administrativo (valoración, selección y estudio), esta tradición arraigó en países de lengua inglesa
(quitando EEUU) y en Europa en general. La postura innovadora la representa Teodoro
Schellenberg, que representa la administración americana (diferenciada por la antigüedad y sus
usos), según el cual la función del archivero es organizar la documentación administrativa,
seleccionarla y cuando sea necesario proceder a su eliminación. Estas posturas llegaron a ser aún
más irreconciliables cuando en la undécima y duodécima Mesa Redonda de Archivos ambas ideas
aparecían como contrapuestas, pero ya eran tendencias de profesionales indicando que ambas
pertenecían a la actividad profesional del archivero. En la actualidad, hay una intervención de
archiveros que determinan que ambas posturas forman parte del ciclo de la vida de los documentos,
y que por lo tanto las posturas presentadas deben tratarse más desde una perspectiva integradora que
desde una solución disgregadora. Hoy día se acepta que el archivero debe intervenir desde los
orígenes del documento hasta su conservación definitiva. Por tanto, el archivero deberá abordar
cuestiones como: el análisis de las necesidades de las administraciones, el establecimiento de un
calendario de conservación, el diseño racional de los documentos, la protección de los documentos
esenciales, la organización y tratamiento de los documentos y su eliminación o transferencia a los
archivos definitivos. Esto no supone la victoria de una tendencia sobre la otra, sino el resultado de
una evolución. Los nuevos soportes y el volumen masivo de archivos reclaman la intervención de
un profesional de archivo. Así, la puesta en marcha de estos archivos de gestión favoreció en
España la creación de los archivos intermedios, en el sistema archivístico español esta función la
desempeña el Archivo General de la Administración (Alcalá de Henares), y en el caso de las
delegaciones de gobierno esta función la realizan los Archivos Históricos Provinciales.