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El niño que se alimentaba de sus pesadillas

El niño despertó de otra terrible pesadilla. Recuerdos feos del pasado que quería borrar se
repetían cada noche en sus sueños y lo torturaban sin cesar.
Al niño le aterraba ir a dormir, así que un día, fue a ver a una bruja y le suplicó: ‘Por favor,
llévese mis recuerdos feos para que no vuelva a tener pesadillas. Y yo haré lo que me pida.’
Pasaron los años, y el niño se hizo adulto. Ya no tenía pesadillas. Pero por algún extraño
motivo, no era feliz.
Una noche hubo luna de sangre y la bruja, por fin, volvió a aparecer.
Para llevarse lo que él había prometido a cambio de su deseo. Y él le gritó lleno de rencor:
‘Todos mis recuerdos feos desaparecieron. ¿Por qué no puedo ser feliz?’.
La bruja se llevó su alma, tal como habían acordado, y le dijo esto: ‘Recuerdos dañinos y
dolorosos. Recuerdos de profundos pesares. Recuerdos de lastimar a otros y de ser
lastimado.
Recuerdos de ser abandonados. Solo quienes tienen esos recuerdos enraizados en el
corazón se vuelven más fuertes, fervorosos y emocionalmente flexibles. Y solo ellos
pueden alcanzar la felicidad

Moraleja: Debes enfrentar cada día con valentía, hacerle alto a tus miedos para poder ser
un verdadero hombre o mujer. Si solo ignoras tus miedos, vas a quedarte como un pequeño
niño débil que no fue capaz de enfrentarse a lo que lo lastima. Debes soltar cada miedo y
cosas que te lastimen para poder superarlo y ser feliz.

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