MI EXPERIENCIA QUE PARECIA UNA PESADILLA

Los días en el CMLP fueron y son extraordinarios, pero las experiencias vividas pueden
ser muy oscuras.

Encontrarse de imaginaria en el CMLP, siempre fue tema de conversación, las

incontables historias paranormales contadas dentro de aquellos muros, son parte de la
cultura y vivencia leonciopradina, pero nunca me imagine que seria testigo de algo tan
espeluznante.

L
a trompeta ya había sonado, y
la orden era clara, dormir sin
hacer ruido alguno, yo acate
como siempre, y con muchas ganas
cabe resaltar, ya que me tocaba ser el
segundo vigilante de la noche. Mientras
me encontraba en el mundo del
imaginario, alguien interrumpe
anhelo, era él, mi gran amigo e
inolvidable compañero, que con su
característico bigote, siempre
animaba el día, le pregunte porque me
había levantado, y me respondió: “ya
es tu turno”, a lo que yo dije: ”¿mi
turno?”, si, era mi turno, los vigilantes
de la noche suelen olvidar su deber, y
yo no era la excepción. Ahí me
encontraba yo, vestido con el uniforme
de la patria, con aquel característico
libro rojo, colgando el cinto blanco de
todo vigilante, y junto a un gran anhelo,
dormir, solo tenía en mis gratos
pensamientos la idea de volver a ese
mundo de lo imaginario, donde los
dolores desaparecen, el cansancio se
vuelve verosímil, y los amores vuelven
a vivirse. Mi deber era claro, velar por
ese silencio y ambiente de tranquilidad,
muy aparte de ello, la limpieza también
estaba presente en mis labores, los
baños siempre me daban trabajo, y el
tal suelo lizo de aquel enorme dormitorio,
no era la excepción. Pasaron
exactamente 20 minutos, y gracias a
me ese enorme entusiasmo característico
de todo animal cuadrúpedo, logre
mantenerme firme en mi deber, aun
así, el dolor era insoportable, todo mi
ser se concentraba en aquella esponja
mas dura que la roca, fue ahí que me di
cuenta, los instintos son incontrolables
con una mente dócil y sin propósito,
pero aún así no tenia intenciones de
caer, mire aquella esponja retorcida al
costado de los baños, y pensé: “no seria
mala idea probar el dolor de la derrota
por unos momentos”, me dirigí hacia
aquella cuna, donde finalmente caí
rendido. Volví al mayor deseo de todo
cadete, si, exactamente, me refiero a
ese mundo similar al país de las
maravillas, lamentablemente no todo
dura para siempre, solo fue cuestión de
segundos para que algo sucediera,
exacto, algo que no puede ni explicarlo
la misma ciencia, el sentir de un jalón
repentino, en ese momento pensé que
me lo había imaginado por el
cansancio, así que lo ignore, pero ese
sentir siguió, no fue hasta la tercera
jalada que recién me levanto para ver
quien era el susodicho, no había nadie,
no lo creía, me levante y busque por
toda la cuadra, mire todo catre, revise
todos los baños y duchas, pero no
había nadie, no me lo creía,
simplemente no lo creía, fue ahí que
me recorrió un intenso terror, pensé en
lo peor, pero mi sentido de cordura me
mantuvo firme, me volví a acostar en
aquella esponja retorcida, esta vez
esperando aquel jalón, y tal como lo
predije, ese jalón se dio, voltee a una
velocidad incalculable, pero
nuevamente, no había nadie. Desde ese
momento no volví a dormirme en mis
imaginarias, teniendo en mi mente,
aquella experiencia que parecía una
pesadilla.

“…gracias a ese enorme entusiasmo característico de todo animal cuadrúpedo, logré

mantenerme firme en mi deber, aun así, el dolor era insoportable, todo mi ser se
concentraba en aquella esponja más dura que la roca, fue ahí que me di cuenta, los
instintos son incontrolables con una mente dócil y sin propósito….” (Bello 2021)