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INTRODUCCIÓN

El suelo es el recurso natural en que se sostiene toda


la producción agropecuaria y por tanto la vida del hombre, la información detallada
sobre las propiedades de los suelos, clima, características del cultivo, etc., permiten
definir que prácticas agrícolas deben ser utilizadas para eliminar el efecto negativo
que sobre el rendimiento o la fertilidad del suelo pueden tener los factores que en
cada localidad son limitantes y paralelamente proteger el entorno de la contaminación.

Los éxitos de la producción agrícola dependen de la fertilidad de los suelos, por


fertilidad se entiende la capacidad que tienen los suelos de satisfacer las exigencias
de las plantas en dos factores terrestres de su vida: agua y materias nutrientes, esta
fertilidad se determina tanto por sus propiedades naturales como por los métodos de
cultivo. La aplicación correcta de los fertilizantes solo se obtiene con eficacia, cuando
previamente se han efectuado los estudios de las necesidades de los cultivos en
elementos esenciales. Por tal razón, los conocimientos de la química y de la
fisiología vegetal son imprescindibles para llegar a una conclusión acerca de los
elementos esenciales en el crecimiento de las plantas.
EVALUACIÓN DE LA FERTILIDAD DE SUELO, FORMULACIONES Y
RECOMENDACIONES

Recorrido para realizar el muestreo

Los recorridos en campo con fines de muestreo de fertilidad de suelo, pueden


ser aleatorio simple, aleatorio estratificado, en cuadrícula, en X y zigzag. El más
utilizado es el zigzag y en X, ya que es práctico y fácil de aplicar. En la agricultura de
alta precisión, el muestreo se focaliza en los parches donde las plantas presentan
limitantes de crecimiento y reducción del rendimiento.

Recorrido en Zig Zag

Una vez seleccionado el lote, una forma de recolectar las submuestras en el


campo es en zigzag; consiste en líneas cruzadas caminando unos 25 a 30 pasos
desde cada punto seleccionado de muestreo. Esto se hace para cada lote definido en
la finca. Se recolectan las submuestras y posteriormente se mezclan para obtener
cada muestra, de manera que sea representativa. Es un procedimiento aplicado en
tierras muy homogéneas y planas; típicas en cultivos anuales, pastos y semi perenes.

Grafica de extracción de suelo en Zig Zag


Clases de Nutrientes en el Suelo

Aunque se han identificado veinte elementos químicos en la mayor parte de las


plantas, se ha visto que solamente trece son realmente necesarios para un adecuado
crecimiento y una completa maduración de las plantas. A estos 13 elementos se les
considera como los nutrientes esenciales. Carbono, oxígeno e hidrógeno, constituyen
la mayor parte del peso seco de las plantas, estos elementos provienen del CO2
atmosférico y del agua. Les siguen en importancia cuantitativa el nitrógeno, potasio,
calcio, magnesio, fósforo y azufre que son absorbidos del suelo.

Los elementos más importantes para el crecimiento de las plantas son los
macronutrientes (nitrógeno, fósforo y potasio) y deberían ser suministrados a las
plantas a través de fertilizantes, mesonutrientes (calcio, magnesio y azufre) y
micronutrientes u oligoelementos (hierro, manganeso, boro, zinc, cobre y molibdeno)
que están generalmente presentes en el suelo en cantidades suficientes y las plantas
los necesitan en dosis menores.

En la tabla siguiente se recogen las funciones de estos elementos en las plantas


y sus síntomas de deficiencia:

Funciones de los nutrientes en las plantas y sus síntomas de


deficiencia
NUTRIENTE Función Síntomas de deficiencia

Nitrógeno Estimula el crecimiento rápido; Crecimiento atrofiado; color


(N) favorece la síntesis de clorofila, de amarillo en las hojas inferiores;
aminoácidos y proteínas. tronco débil; color verde claro.

Fósforo (P) Estimula el crecimiento de la raíz; Color purpúreo en las hojas


favorece la formación de la inferiores y tallos, manchas
semilla; participa en la fotosíntesis muertas en hojas y frutos.
y respiración.

Potasio (K) Acentúa el vigor; aporta Oscurecimiento del margen de


resistencia a las enfermedades, los bordes de las hojas
fuerza al tallo y calidad a la inferiores; tallos débiles.
semilla.
Calcio (CA) Constituyente de las paredes Hojas terminales deformadas o
celulares; colabora en la división muertas; color verde claro.
celular.

Magnesio Componente de la clorofila, de las Amarilleo entre los nervios de


(MG) enzimas y de las vitaminas; las hojas inferiores (clorosis).
colabora en la incorporación de
nutrientes.

Azufre (S) Esencial para la formación de Hojas superiores amarillas,


aminoácidos y vitaminas; aporta el crecimiento atrofiado.
color verde a las hojas.

Boro (B) Importante en la floración, Yemas terminales muertas;


formación de frutos y división hojas superiores quebradizas
celular. con plegamiento.

Cobre (CU) Componente de las enzimas; Yemas terminales y hojas


colabora en la síntesis de clorofila muertas; color verdeazulado.
y en la respiración.

Cloro (CL) No está bien definido; colabora Marchitamiento; hojas


con el crecimiento de las raíces y cloróticas.
de los brotes.

Hierro (FE) Catalizador en la formación de Clorosis entre los nervios de


clorofila; componente de las las hojas superiores.
enzimas.

Manganeso Participa en la síntesis de clorofila. Color verde oscuro en los


(MN) nervios de las hojas; clorosis
entre los nervios.

Molibdeno Colabora con la fijación de Similar al nitrógeno.


(MO) nitrógeno y con la síntesis de
proteínas.

Zinc (ZN) Esencial para la formación de Clorosis entre los nervios de


auxina y almidón. las hojas superiores.

Por tanto, el correcto desarrollo de un cultivo dependerá del contenido nutricional


del suelo sobre el que se desarrolla. Pero la cantidad de nutrientes a añadir al suelo,
no depende solo del estado químico del suelo sino también de factores como el clima
local, la estructura física, la existencia de cultivos previos y presentes, actividad
microbiológica, etc. Por tanto, solo tras una evaluación técnica y económica, es
posible elegir la cantidad adecuada de fertilizante a añadir. Los pasos a seguir para
conseguir un abonado racional son los siguientes:

1) Hacer un análisis del suelo para conocerse riqueza en elementos


fertilizantes y poder adoptar la fórmula de abonado más conveniente.

2) Elegir el abono adecuado, utilizando el que tenga un equilibrio semejante a las


necesidades del suelo manifestadas en el análisis.

3) Aplicar, según las necesidades del cultivo y el nivel de nutrientes, las


cantidades necesarias para obtener una producción óptima.

El nitrógeno en el suelo

El nitrógeno es un elemento fundamental en la materia vegetal, ya que es un


constituyente básico de las proteínas, ácidos nucleicos, clorofilas, etc. Las plantas lo
absorben principalmente por las raíces en forma de NH4+ y de NO3-. El nitrógeno
permite el desarrollo de la actividad vegetativa de la planta, causando el alargamiento
de troncos y brotes y aumenta la producción de follaje y frutos. Sin embargo, un
exceso de nitrógeno debilita la estructura de la planta creando un desequilibrio entre
las partes verdes y las partes leñosas, siendo la planta más sensible al ataque de
plagas y enfermedades.

Más del 95% del nitrógeno del suelo está en forma de materia orgánica, cuya
fracción menos susceptible de sufrir una descomposición rápida es el humus. El
nitrógeno inorgánico está fundamentalmente como NH4+, del cual sólo una pequeña
parte está en la solución del suelo y en las sedes de intercambio, pues nitrifica
rápidamente, el restante está en forma difícilmente cambiable formando parte de los
silicatos.

La cantidad de nitrógeno disponible para las plantas depende del equilibrio entre
mineralización (conversión del nitrógeno orgánico en nitrógeno mineral, ya sea por
aminización, amonificación o nitrificación) e inmovilización (proceso contrario). Esta
mineralización depende, entre otros factores, de la temperatura del suelo, siendo muy
activa con temperaturas altas.

El fósforo en el suelo

El fósforo forma parte en la composición de ácidos nucleicos, así como las


sustancias de reserva en semillas y bulbos. Contribuye a la formación de yemas,
raíces y a la floración, así como a la lignificación. Una falta de fósforo provoca un
ahogo de la planta, crecimiento lento, una reducción de la producción, frutos más
pequeños y una menor expansión de las raíces. La mayor parte del fósforo presente
en el suelo no es asequible a las plantas y su emisión en la solución de suelo es muy
lenta.

El potasio en el suelo

Siempre se encuentra en forma inorgánica, y en parte en equilibrio reversible


entre la fase en solución y la fácilmente cambiable, dependiendo de la temperatura.

Las plantas difieren en su capacidad de utilizar las distintas formas de potasio,


según la capacidad de intercambio catiónico de la raíz. Las plantas leguminosas
poseen el doble de capacidad de cambio que las gramíneas.

El potasio actúa como un cofactor en reacciones enzimáticas, metabolismo y


translocación del almidón, absorción del ión NO3-, apertura de los estomas y síntesis
de proteínas. Las carencias de potasio se pueden corregir aportando materia orgánica
(compost), sales minerales ricas en potasio, etc.

Mezcla de Fertilizantes

Son tres las características generales que distinguen a los fertilizantes usados
en fertirrigación, las cuales se describen brevemente a continuación.

Solubilidad. Es la principal característica, ya que quien va a transportar a los


fertilizantes en el agua. Con ello se busca obtener en disolución los nutrientes que
contienen. Cada material tiene en sus etiquetas las denominaciones “cristalino
soluble” o “soluble para fertirrigación”.
Salinidad. Los fertilizantes son sales y elevan la concentración salina inicial del
agua de riego, es decir, modifican la conductividad eléctrica de la solución. Se debe
tener especial atención en este punto para no exceder las cantidades recomendadas
y evitar problemas de alta salinidad en el cultivo.

pH de la solución. Los fertilizantes modifican el pH de la solución de nutrientes,


acidificando o alcalinizando el medio. En casos de pH alcalinos se corren riesgos de
precipitaciones de calcio, pues bajo estas condiciones este catión tiene menor
solubilidad. Por el contrario, si el pH es acido se evitan obstrucciones de los goteros
y si es el caso, sirve para limpiar la instalación. En términos generales, se debe
garantizar un pH entre 5.5 y 6.0 para la mayoría de los cultivos, rango en el cual se
desarrolla adecuadamente.

Una vez que preparas la mezcla de fertilizantes debes fijarte puntualmente en el


nivel de pH y CE que tienen la solución. Para ello puedes utilizar medidores portátiles
que te pueden guiar a obtener el dato y así no perjudicar al cultivo y a la eficiencia de
los nutrientes de los fertilizantes.

Fertilizantes solidos cristalinos simples y complejos

Estos suelen ser sales puras cristalinas de alta solubilidad. Su principal


inconveniente de uso es la necesidad de una solubilización previa en agua, que debe
ser total para asegurar que la concentración sea la requerida. Los denominados
simples son sales binarias que aportan 1 o 2 elementos nutritivos, por su parte los
complejos aportan 2 elementos.

Fertilizantes líquidos

Estos productos también pueden ser simples (ej. Ácidos nítrico y fosfórico),
binarios, NPK ácidos, y NPK neutros. Estos fertilizantes pueden adquirirse en el
mercado como trajes a la medida para el cultivo, teniendo un equilibrio adecuado; o
en su caso, pueden ser preparados a partir de fertilizantes sólidos solubles con
equilibrios definidos.

Consideraciones importantes
En la preparación de soluciones de nutrientes es imprescindible contar con
análisis químico del agua, donde se determinan sus posibles aportes de nutrientes,
presencia de bicarbonatos, toxicidades, etc. Teniendo como base esta herramienta,
lo siguiente es calcular adecuadamente las cantidades de cada uno de los distintos
fertilizantes, siguiendo las demandas propias del cultivo. Asimismo, deben revisarse
las posibles incompatibilidades entre los fertilizantes y con los elementos presentes
en el agua de riego.

Definir la Relación Suelo y Planta

En el suelo es donde las plantas terrestres desarrollan sus raíces, con las que
absorben el agua y los nutrientes imprescindibles para su vida. Al mismo tiempo les
sirve de anclaje para poder sostener toda su parte aérea, con la que realizan la
fotosíntesis.

Por lo tanto, las propiedades del suelo que más van a influir en el desarrollo de
las plantas terrestres serán las que determinen la disponibilidad de agua y de
nutrientes, así como el crecimiento y expansión de las raíces.

Las distintas especies de plantas, como todos los demás organismos vivos,
necesitan unas determinadas condiciones ambientales para desarrollarse y
reproducirse. A esto se debe el que determinadas especies de plantas puedan
crecer de forma natural, o puedan ser cultivadas, en unos determinados países,
comarcas o localidades, y en otros no. En el caso de las plantas terrestres los
principales factores ambientales que determinan su supervivencia son las
temperaturas y el agua disponible, los cuales vienen determinados en primer lugar por
el clima de la región. Por lo tanto, el clima es el factor que más influye sobre la
distribución de las plantas y de los distintos tipos de vegetación, y es el que determina,
en mayor medida, sus límites de distribución. Por este motivo los grandes
ecosistemas terrestres o biomas (las selvas lluviosas tropicales, la taiga, el matorral
mediterráneo) están determinados por el clima y definidos por una vegetación
característica.

Mientras que hay plantas que parecen crecer casi en cualquier parte, hay otras
que viven de forma exclusiva, o predominantemente, en ambientes determinados y
fácilmente reconocibles. Así, dependiendo del tipo de sustrato, podemos hablar de
plantas acuáticas (dentro del agua), rupícolas (sobre las rocas), arenícolas o
psamófilas (sobre arenas), saxícolas (entre las rocas). Si viven preferentemente
sobre suelos con características especiales podemos referirnos a
plantas halófitas (suelos salinos), gypsófilas (suelos con yeso), calcícolas (suelos
con calcio), nitrófilas (suelos ricos en nitratos). Por lo tanto, algunas plantas se
pueden considerar como buenas indicadoras de ciertas propiedades del suelo, por lo
que podemos utilizarlas para conocer algunas características del terreno sobre el que
nos encontramos.
CONCLUSIÓN

El suelo suministra a las plantas: agua (retención de humedad), nutrientes


esenciales (provenientes de la fertilidad natural del suelo o de las prácticas de manejo
de fertilización orgánica y/o inorgánica), oxígeno (a las raíces y elimina el anhídrido
carbónico, CO2 ), transporta el calor y proporciona temperatura adecuada para la
germinación de las semillas y desarrollo de raíces y, un medio de soporte físico de
anclaje para el sistema radicular y soporte mecánico para las plantas, permitiendo un
proceso más eficiente de la fotosíntesis, es decir la conversión de la energía de la luz
solar en energía química, la cual se almacena en los enlaces de moléculas orgánicas.

En este sentido, la fertilidad del suelo juega un papel relevante para su


productividad, por ello, es necesario identificar y manejar aquellos factores que
pueden limitar o favorecer la nutrición de los cultivos y praderas y, por ende, las
diversas relaciones suelo-planta.

Las plantas, en relación al suelo, favorecen la actividad de los microorganismos,


los cuales aportan MO (materia orgánica) a su vez.
ANEXO

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