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LOS TRES PRIMEROS CONVENTOS

Por el padre Raúl Ortiz Toro, Presbítero. Magister en Teología y


Especialista EN Historia por la Pontificia Universidad Gregoriana de
Roma. Del libro histórico Popayán Religión Arte y Cultura.
En 1552, con la dirección de Fray Francisco Carvajal, se establece en
Popayán el convento de Dominicos acogidos por Juan del Valle y
destinados a la Evangelización de indios (Vejarano, p.25).
Dispersados por todo el territorio del Obispado fueron grandes
colaboradores del Obispo hasta que muy pronto se vieron reducidos
en número debido que “los religiosos, dedicados a la evangelización
de los indígenas perecieron en esa empresa, a manos de los naturales
(tres de ellos en la región de los bugas en 1553)” (Aragón, 193) y se
cerró esta misión. Años más tarde, en 1575, escuchadas las
peticiones de los vecinos de Popayán, el provincial dominico da la
orden de refundar en esta ciudad un convento, fundación que acaeció
a manos de fray Francisco Miranda, enseguida de la creación del
convento de pasto y subsiguiéndole las de Buga y Cali, poniéndolo
bajo el patrocinio de San Sebastián.
Debido a que en la época solo se podían fundar parroquias donde
hubiera una población de blancos, entonces gracias al establecimiento
de los hijos de Santo Domingo se pudo llevar a cabo la creación de
las” Doctrinas” destinadas a la población indígena en este territorio.
Se trataba de resguardos en los que se adoctrinaba a los nativos en
la fe de Cristo. Así fue como a los dominicos se les encomendaron las
doctrinas de Chisquìo, Valle de Epandì y Tambo inicialmente y luego
las de Popayán, Rioblanco y Aplacé como anota el padre Bueno
(1945):
“Así, pues, estos celosos religiosos tuvieron estas doctrinas muy bien
servidas desde el 6 de septiembre de 1582, fecha del Decreto del
gobernador Sancho García, que las encargó al convento de Santo
Domingo, hasta el Decreto del señor (Obispo Juan Gómez de Nava y)
Frías en 1719, en que los privó de su servicio (p.13).
Junto a las Doctrinas, los Dominicos empezaron a ser un referente de
espiritualidad en el poblado de Pubén. Tras no pocas dificultades, que
se han de colegir del espíritu y las necesidades de la época, por fin
pudieron construir la Iglesia que pusieron bajo el patrocinio de Santo
Domingo, inaugurada el 10 de abril de 1588. Presidia el altar un
hermoso lienzo de Nuestra Señora del Rosario, patrona de la
comunidad dominica, hasta que hicieron provenir de España una
representación de bulto (1589) que aún se conserva. El templo que
hoy vemos no es la construcción primitiva pues aquella perduró hasta
el terremoto del 2 de febrero de 1736.
Después de esta fecha la familia Arboleda asumió la reconstrucción de
la iglesia y el convento aledaño. El convento aledaño. El convento de
Popayán se extinguió en 1826.
También a aquella época fundacional se remonta la presencia en
Popayán de los franciscanos, que tuvo dos etapas; la primera se trató
de un convento dedicado a San Bernardino, con frailes que ayudaron
en la evangelización de los indígenas (desde aquí salían a las
misiones de la Hoya amazónica, Napo y Caquetá), el ejercicio de la
caridad con los menesterosos y la dirección espiritual de muchos
fieles. La segunda etapa, a mediados del siglo XVIII, se trató de un
Colegio de Misiones sobre la primera etapa dice M. Bueno (1945) que
“aunque no hay datos precisos para fijar la fecha de la fundación que
hicieron los Padres Observantes del convento de San Bernardino, es
innegable que ellos se establecieron en Popayán al tiempo de la
conquista” (p.68). Según Aragón (1930) este convento fue fundado
entre los años 1568 y 1570, en época del segundo obispo de
Popayán, por Fray Jodoco Riquer, quien había hecho la misma
fundación en Quito y que perduró hasta 1752, cuando inicio el Colegio
de Misiones, que es la segunda etapa de la presencia de los
Franciscano en Popayán; esta institución vio su cédula Real el 17 de
abril 1753 y la Bula Pontificia de Benedicto XIV el 22 de septiembre de
1755 con el liderazgo de Fray Fernando de Jesús Larrea.
Mientras existió el convento de San Bernardino la capilla fue pequeña
y pobre. El actual templo de San Francisco fue obra del dinamismo
del Colegio de Misiones con Fray Juan Gutiérrez quien insistió en
iniciar su construcción el 14 de julio de 1775 bajo la dirección del
arquitecto español Antonio García. En 1864 se extinguió la comunidad
por falta de personal y el local del convento fue destinado a casa de
gobierno hasta 1926, luego fue Palacio de Justicia y más tarde se
convirtió en hotel.
Establecidos ya los Dominicos y los Franciscanos en la ciudad y con la
venia de Agustín Gormàs que pasaría a la posteridad como Agustín de
Coruña, segundo obispo de Popayán (Ob.15641589), la tercera
comunidad en poner su asiento en este territorio, antes incluso de su
establecimiento en Santa Fe, pero después de Cali, fue la Orden de
San Agustín (Pérez, p.57-73) Aprovechando la visita que uno de los
suyos hizo a esta Gobernación para redactar el informe que más tarde
se conocería como “Memorial que da Fray Gerónimo Descobar, predicador de la
orden de San Agustín, al Real Consejo de Indias en lo que toca a la Provincia de
esta regla esta regla instauró en primer
Popayán (1582)” lugar el
Convento y más tarde la Iglesia Aledaña.
En una placa conmemorativa, colocada en el año 2004 por los mismo
Agustinos en esta iglesia, con motivo de los 1.650 años del nacimiento
de su fundador, se lee: “Convento e Iglesia de N.P. San Agustín,
fundado y habitado por Padres Agustinos: 1578-1824”. Debido a la
pérdida de los archivos de esta Orden, por muchos años la obra de M.
Bueno (1876) indujo a que se pensara que los Agustinos habían
llegado mucho antes de 1578, más exactamente en época del Obispo
del Valle; el principal argumento consistía en que en el testamento del
Obispo Agustín de Coruña no mencionaba como una de sus obras la
llegada de asiento de su misma orden; sin embargo, era evidente que
de allí no se podía colegir el hecho de que en su episcopado no
hubiera llegado los Agustinos ya que el objetivo fundamental de su
testamento fue expresar su voluntad para que con sus bienes se diera
la creación del Convento de la Encarnación y la llegada de las monjas
Agustinas. Esta fundación se llevaría a cabo en Popayán el 20 de
marzo de 1591 (Aragón, p.213) convirtiéndose en obra pionera de
educación femenina en esta zona norte del entonces Virreinato del
Perú, al que la actual Colombia perteneció hasta la creación del
Virreinato de la Nueva Granada (1718).
Con los estudios de Arroyo (1907) y los posteriores sobre la historia de
la Provincia agustiniana de Nuestra Señora de la Gracia, (Pérez, 1994)
se llegó a la conclusión de que la fundación del Convento de San
Agustín fue en 1578. Sin embargo, resulta de las crónicas de la época
que la fundación tuvo que haber sido después de 1583 pues el mismo
Jerónimo de Escobar, agustino, en su detallado informe del estado de
la provincia de Popayán (1582) no hace mención de los suyos, ni de
fundación alguna; igualmente el documento Descripción de Popayán
(1583) de autor anónimo, transcrito por tovar (1993) anota al respecto:
“No ay más de un Obispo, gobernador y un monesterio de franciscos y otro de
Dominicos”. Al respeto, la primera noticia documental de los agustinos
en Popayán es de 1607 cuando firma como prior del convento Fray
Luis de Cadahalso (Bueno, p.30).
Fueron los padres Agustinos famosos en Popayán por sus misiones y
su elevada oratoria que animó por dos siglos y medio el clima
espiritual de la ciudad no solo en las continuas misiones entre los
indígenas sino también en el templo aledaño al convento que
destruido por el terremoto de 1736 fue reedificado gracias a las
donaciones y el liderazgo de jacinto de Mosquera y Figueroa. La orden
Agustina se extinguió en Popayán en 1829 como consecuencia de la
Ley de supresión de conventos menores que el Congreso de Cúcuta
sancionó el 6 de agosto de 1821 y que en adelante hizo clausura
definitivamente los conventos que tuvieran menos de ocho religiosos
sacerdotes, destinado sus edificios a distintas obras. Por ello en el
Convento de Santo Domingo iría a tomar asiento la Universidad del
Cauca, en el de San Francisco la administración pública y en el de
San Agustín una escuela femenina.
Así, pues, en aquellos años fundaciones, que corresponden a la
segunda mitad del siglo XVI, Popayán era una ciudad agraciada. En
lo eclesiástico contaba con obispado propio, prelado residencial y,
aunque pobre, una catedral, construida en el costado sur, con su altar
ubicado hacia el oriente, la puerta de entrada por el occidente y una
puerta del perdón lateral que daba a la plaza, en el lote que
corresponde al actual Palacio Arzobispal (Arboleda, p.272). También
contaba la ciudad con Capítulo Catedralicio, con al menos diez
dignidades, y tres órdenes religiosas masculinas y una femenina, cada
una con su respectiva iglesia. En cuanto al orden político, la
Gobernación de Popayán tuvo desde 1563 a esta ciudad como centro
administrativo desplazando a Cali y, por lo tanto, contaba con
Gobernador, Alcalde y Cabildo (Z. Diaz, 1996, p. 61). De modo que
como centro de la Provincia desde aquí se iniciaron campañas de
exploración y se libraron negocios y acuerdos en el campo de la
minería, la agricultura y la ganadería que ya en los albores del siglo
XVII pondría a Popayán en un lugar privilegiado económica y
políticamente.

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