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Los tres primeros conventos establecidos en Popayán fueron el convento de Dominicos en 1552, el convento franciscano de San Bernardino entre 1568-1570, y el convento agustino fundado después de 1583. Estos conventos jugaron un papel importante en la evangelización de los indígenas y en la vida espiritual de Popayán durante los siglos XVI y XVII.
Los tres primeros conventos establecidos en Popayán fueron el convento de Dominicos en 1552, el convento franciscano de San Bernardino entre 1568-1570, y el convento agustino fundado después de 1583. Estos conventos jugaron un papel importante en la evangelización de los indígenas y en la vida espiritual de Popayán durante los siglos XVI y XVII.
Los tres primeros conventos establecidos en Popayán fueron el convento de Dominicos en 1552, el convento franciscano de San Bernardino entre 1568-1570, y el convento agustino fundado después de 1583. Estos conventos jugaron un papel importante en la evangelización de los indígenas y en la vida espiritual de Popayán durante los siglos XVI y XVII.
Por el padre Raúl Ortiz Toro, Presbítero. Magister en Teología y
Especialista EN Historia por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Del libro histórico Popayán Religión Arte y Cultura. En 1552, con la dirección de Fray Francisco Carvajal, se establece en Popayán el convento de Dominicos acogidos por Juan del Valle y destinados a la Evangelización de indios (Vejarano, p.25). Dispersados por todo el territorio del Obispado fueron grandes colaboradores del Obispo hasta que muy pronto se vieron reducidos en número debido que “los religiosos, dedicados a la evangelización de los indígenas perecieron en esa empresa, a manos de los naturales (tres de ellos en la región de los bugas en 1553)” (Aragón, 193) y se cerró esta misión. Años más tarde, en 1575, escuchadas las peticiones de los vecinos de Popayán, el provincial dominico da la orden de refundar en esta ciudad un convento, fundación que acaeció a manos de fray Francisco Miranda, enseguida de la creación del convento de pasto y subsiguiéndole las de Buga y Cali, poniéndolo bajo el patrocinio de San Sebastián. Debido a que en la época solo se podían fundar parroquias donde hubiera una población de blancos, entonces gracias al establecimiento de los hijos de Santo Domingo se pudo llevar a cabo la creación de las” Doctrinas” destinadas a la población indígena en este territorio. Se trataba de resguardos en los que se adoctrinaba a los nativos en la fe de Cristo. Así fue como a los dominicos se les encomendaron las doctrinas de Chisquìo, Valle de Epandì y Tambo inicialmente y luego las de Popayán, Rioblanco y Aplacé como anota el padre Bueno (1945): “Así, pues, estos celosos religiosos tuvieron estas doctrinas muy bien servidas desde el 6 de septiembre de 1582, fecha del Decreto del gobernador Sancho García, que las encargó al convento de Santo Domingo, hasta el Decreto del señor (Obispo Juan Gómez de Nava y) Frías en 1719, en que los privó de su servicio (p.13). Junto a las Doctrinas, los Dominicos empezaron a ser un referente de espiritualidad en el poblado de Pubén. Tras no pocas dificultades, que se han de colegir del espíritu y las necesidades de la época, por fin pudieron construir la Iglesia que pusieron bajo el patrocinio de Santo Domingo, inaugurada el 10 de abril de 1588. Presidia el altar un hermoso lienzo de Nuestra Señora del Rosario, patrona de la comunidad dominica, hasta que hicieron provenir de España una representación de bulto (1589) que aún se conserva. El templo que hoy vemos no es la construcción primitiva pues aquella perduró hasta el terremoto del 2 de febrero de 1736. Después de esta fecha la familia Arboleda asumió la reconstrucción de la iglesia y el convento aledaño. El convento aledaño. El convento de Popayán se extinguió en 1826. También a aquella época fundacional se remonta la presencia en Popayán de los franciscanos, que tuvo dos etapas; la primera se trató de un convento dedicado a San Bernardino, con frailes que ayudaron en la evangelización de los indígenas (desde aquí salían a las misiones de la Hoya amazónica, Napo y Caquetá), el ejercicio de la caridad con los menesterosos y la dirección espiritual de muchos fieles. La segunda etapa, a mediados del siglo XVIII, se trató de un Colegio de Misiones sobre la primera etapa dice M. Bueno (1945) que “aunque no hay datos precisos para fijar la fecha de la fundación que hicieron los Padres Observantes del convento de San Bernardino, es innegable que ellos se establecieron en Popayán al tiempo de la conquista” (p.68). Según Aragón (1930) este convento fue fundado entre los años 1568 y 1570, en época del segundo obispo de Popayán, por Fray Jodoco Riquer, quien había hecho la misma fundación en Quito y que perduró hasta 1752, cuando inicio el Colegio de Misiones, que es la segunda etapa de la presencia de los Franciscano en Popayán; esta institución vio su cédula Real el 17 de abril 1753 y la Bula Pontificia de Benedicto XIV el 22 de septiembre de 1755 con el liderazgo de Fray Fernando de Jesús Larrea. Mientras existió el convento de San Bernardino la capilla fue pequeña y pobre. El actual templo de San Francisco fue obra del dinamismo del Colegio de Misiones con Fray Juan Gutiérrez quien insistió en iniciar su construcción el 14 de julio de 1775 bajo la dirección del arquitecto español Antonio García. En 1864 se extinguió la comunidad por falta de personal y el local del convento fue destinado a casa de gobierno hasta 1926, luego fue Palacio de Justicia y más tarde se convirtió en hotel. Establecidos ya los Dominicos y los Franciscanos en la ciudad y con la venia de Agustín Gormàs que pasaría a la posteridad como Agustín de Coruña, segundo obispo de Popayán (Ob.15641589), la tercera comunidad en poner su asiento en este territorio, antes incluso de su establecimiento en Santa Fe, pero después de Cali, fue la Orden de San Agustín (Pérez, p.57-73) Aprovechando la visita que uno de los suyos hizo a esta Gobernación para redactar el informe que más tarde se conocería como “Memorial que da Fray Gerónimo Descobar, predicador de la orden de San Agustín, al Real Consejo de Indias en lo que toca a la Provincia de esta regla esta regla instauró en primer Popayán (1582)” lugar el Convento y más tarde la Iglesia Aledaña. En una placa conmemorativa, colocada en el año 2004 por los mismo Agustinos en esta iglesia, con motivo de los 1.650 años del nacimiento de su fundador, se lee: “Convento e Iglesia de N.P. San Agustín, fundado y habitado por Padres Agustinos: 1578-1824”. Debido a la pérdida de los archivos de esta Orden, por muchos años la obra de M. Bueno (1876) indujo a que se pensara que los Agustinos habían llegado mucho antes de 1578, más exactamente en época del Obispo del Valle; el principal argumento consistía en que en el testamento del Obispo Agustín de Coruña no mencionaba como una de sus obras la llegada de asiento de su misma orden; sin embargo, era evidente que de allí no se podía colegir el hecho de que en su episcopado no hubiera llegado los Agustinos ya que el objetivo fundamental de su testamento fue expresar su voluntad para que con sus bienes se diera la creación del Convento de la Encarnación y la llegada de las monjas Agustinas. Esta fundación se llevaría a cabo en Popayán el 20 de marzo de 1591 (Aragón, p.213) convirtiéndose en obra pionera de educación femenina en esta zona norte del entonces Virreinato del Perú, al que la actual Colombia perteneció hasta la creación del Virreinato de la Nueva Granada (1718). Con los estudios de Arroyo (1907) y los posteriores sobre la historia de la Provincia agustiniana de Nuestra Señora de la Gracia, (Pérez, 1994) se llegó a la conclusión de que la fundación del Convento de San Agustín fue en 1578. Sin embargo, resulta de las crónicas de la época que la fundación tuvo que haber sido después de 1583 pues el mismo Jerónimo de Escobar, agustino, en su detallado informe del estado de la provincia de Popayán (1582) no hace mención de los suyos, ni de fundación alguna; igualmente el documento Descripción de Popayán (1583) de autor anónimo, transcrito por tovar (1993) anota al respecto: “No ay más de un Obispo, gobernador y un monesterio de franciscos y otro de Dominicos”. Al respeto, la primera noticia documental de los agustinos en Popayán es de 1607 cuando firma como prior del convento Fray Luis de Cadahalso (Bueno, p.30). Fueron los padres Agustinos famosos en Popayán por sus misiones y su elevada oratoria que animó por dos siglos y medio el clima espiritual de la ciudad no solo en las continuas misiones entre los indígenas sino también en el templo aledaño al convento que destruido por el terremoto de 1736 fue reedificado gracias a las donaciones y el liderazgo de jacinto de Mosquera y Figueroa. La orden Agustina se extinguió en Popayán en 1829 como consecuencia de la Ley de supresión de conventos menores que el Congreso de Cúcuta sancionó el 6 de agosto de 1821 y que en adelante hizo clausura definitivamente los conventos que tuvieran menos de ocho religiosos sacerdotes, destinado sus edificios a distintas obras. Por ello en el Convento de Santo Domingo iría a tomar asiento la Universidad del Cauca, en el de San Francisco la administración pública y en el de San Agustín una escuela femenina. Así, pues, en aquellos años fundaciones, que corresponden a la segunda mitad del siglo XVI, Popayán era una ciudad agraciada. En lo eclesiástico contaba con obispado propio, prelado residencial y, aunque pobre, una catedral, construida en el costado sur, con su altar ubicado hacia el oriente, la puerta de entrada por el occidente y una puerta del perdón lateral que daba a la plaza, en el lote que corresponde al actual Palacio Arzobispal (Arboleda, p.272). También contaba la ciudad con Capítulo Catedralicio, con al menos diez dignidades, y tres órdenes religiosas masculinas y una femenina, cada una con su respectiva iglesia. En cuanto al orden político, la Gobernación de Popayán tuvo desde 1563 a esta ciudad como centro administrativo desplazando a Cali y, por lo tanto, contaba con Gobernador, Alcalde y Cabildo (Z. Diaz, 1996, p. 61). De modo que como centro de la Provincia desde aquí se iniciaron campañas de exploración y se libraron negocios y acuerdos en el campo de la minería, la agricultura y la ganadería que ya en los albores del siglo XVII pondría a Popayán en un lugar privilegiado económica y políticamente.