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El pasado año se cumplieron cien años del nacimiento (22 de octubre de 1921) y
cuarenta de la muerte (29 de octubre de 1981) de George Brassens, uno de los
representantes más notorios de la cultura francesa. Me pregunto qué pensaría si
leyera esta afirmación. “Hace algunos años, en el curso de una discusión literaria,
alguien preguntó cuál era el mejor poeta actual de Francia, y yo contesté sin vacilación:
Georges Brassens. No todos los que estaban allí habían oído antes ese nombre –unos
por demasiado viejos y otros por demasiado jóvenes–, y algunos que lo
menospreciaban porque era autor de discos y no de libros, dieron por hecho que yo lo
decía por desconcertar. Solo mis compañeros de generación, los que gozaron y
padecieron a París en los años ingratos de la guerra de Argelia, sabían no solo que yo
hablaba en serio, sino que además tenía razón”, narraba Gabriel García Márquez en El
País (1) a los pocos días del fallecimiento del excepcional artista francés.
https://www.youtube.com/watch?v=_nPUPc5RIr0
“La mala reputación” (La mauvaise réputation) es el tema más conocido de Brassens.
Este que es un cántico para más de una generación, simboliza el pensamiento de aquel
trabajador de la fábrica de Renault de Boulogne-Billancourt, que tuvo que cumplir el
STO (Servicio de Trabajo Obligatorio) en el Berlín nazi. Colaborador de Le libertaire,
afiliado a la Federación Anarquista Francesa, de formación autodidacta, calificaba a
los gendarmes como “inútiles”, añadiendo “para abrirse camino en la profesión de
madero, no es en absoluto necesario estar en disposición de un intelecto avanzado”.
Comenta Dios es un escándalo de Baudelaire como “escándalo rentable”, rematando
la afirmación del primero “el comercio, es por naturaleza satánico”, aseverando “con
un mayor motivo cuando se ejerce con la mercancía divina”. Crítico con los sindicatos
oficiales proclamó: “la Confederación General del Trabajo, que en origen era un
organismo destinado a frenar las exigencias de la patronal en beneficio de la clase
obrera, pronto se convierte en el organismo encargado de frenar las legítimas
exigencias de la clase obrera en beneficio de la patronal… la CGT se supera a sí misma
abandonándose a las repugnantes caricias de la policía”. Y por supuesto con la clase
política francesa: “tras habernos insultado y envenenado… los mercachifles siguen
riéndose cínicamente en las barbas de la buena gente”, afirmando “para remediarlo no
hay más que un camino. Juntarse en la calle y demostrar a esas inmundicias de la
Cámara de Diputados que el pueblo ya no consiente dejarse subyugar sin resistencia”,
escribe con motivo del referéndum sobre la Constitución de la IV República,
concluyendo “¿Cómo podemos seguir dejándonos dominar por esas porquerías, por
toda esa materia excrementicia?”. Textos que forman parte de Escritos libertarios,
editado por Pepitas (https://www.pepitas.net) junto con la Fundación Anselmo
Lorenzo (https://fal.cnt.es), firmados con su propio nombre o como Géo Cédille.
Publicaciones que ven la luz gracias a editoriales alejadas tanto de las grandes ciudades
como de las notables industrias culturales. Ediciones de gran valor histórico, narrativo
y pensamiento, para visualizar, conocer ideas, situaciones y escenarios velados, en
ocasiones tenebrosos. Trabajos y esfuerzos que rompen silencios, reconocen y
dignifican a muchas y a muchos ignorados, que forman parte de nuestra memoria
cultural.
(1) https://elpais.com/diario/1981/11/11/opinion/374281201_850215.html