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EL POEMA DE LOS CINCO SENTIDOS

___________

VÉRTEBRAS ILUMINADAS

Carlos Alberto González Marín

1
“El poema de los cinco sentidos” / “Vértebras iluminadas”
Carlos Alberto González Marín
Abril 2017

Edición: Wilmer Skepsis


PERRO CALATO EDICIONES
E-Mail: skepsis_21@hotmail.com
Facebook: Wilmer Skepsis
Tacna-Perú
Puede reproducirse siempre que se cite: autor, editorial y contexto de origen.

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PRÓLOGO

Carlos Alberto González Marín nació en Tacna el año 1900. Muy joven anduvo
entre Puno y La Paz en donde publica en 1922 su primer libro de prosas: “Epónimos”.
De regreso al Perú viaja a Lima y en 1925 edita el periódico “Reivindicación” que
aboga por la causa peruana en torno a la cuestión de Tacna y Arica, ambas ciudades
en poder de Chile. Integra, junto a Jorge Basadre y José Jiménez Borja, la “Sociedad
Juventud Tacna, Arica y Tarapacá” que entre sus actividades se cuenta la publicación
de un vocero titulado simbólicamente “La voz del sur”. En Lima también publica su
primer poemario: “El poema de los cinco sentidos” (1927), prologado por Jorge
Basadre. Retorna a La Paz donde colabora en diversos medios escritos y entra en
contacto con los exiliados peruanos: Federico More, Miguel Angel Urquieta, Rómulo
Meneses, entre otros. Ahí publica su segundo poemario: “Vértebras iluminadas”
(1929). Define su concepción política alrededor del aprismo. Al volver a Tacna (ya
reintegrada al Perú) funda el Comité Departamental del Partido Aprista Peruano en
1931 y entra a bregar en la lucha política al lado de Ramiro Pérez Reinoso, Gustavo
Neuhaus, Guillermo Auza Arce, Juan Arce Arnao, etc. En 1932 –el “año de la
barbarie”– es desterrado a Chile por el gobierno de Sánchez Cerro. Retorna en 1933 y
dirige “Justicia”, periódico aprista; al reanudarse la persecución contra los apristas,
parte nuevamente a Chile, ahí permanece hasta 1937, ese año regresa al Perú y se
instala brevemente en Arequipa. Dirige el diario “Crítica”. En los años cuarenta arriba
a Lima para radicarse indefinidamente. Tras publicar su último poemario, “El pastor
y la célula” (1942), se suma al proyecto de los patronatos escolares llegando a publicar
textos de divulgación sobre esta materia. Desde los años cincuenta concentra sus
esfuerzos en el estudio de Tacna y su historia, publica diversos libros que le
proporcionan fama de historiador. Su etapa de poeta había quedado atrás. Logra
recalar en la Casa de la Cultura del Callao donde llega a ser director, desde esa
institución dirige la revista “Península” en la que colaboraron sus viejos amigos
Basadre, Jiménez Borja, Auza Arce y otros. Sus últimos años los vivió austeramente,
dedicado por completo a sus investigaciones sobre la tierra que le vio nacer. Murió el
año 1984. Dejó varios trabajos inéditos.
González Marín es uno de los poetas más importantes de Tacna a pesar de que
su trayectoria poética es prácticamente desconocida a diferencia de su labor como
historiador por la que ha obtenido amplio reconocimiento. Poco se sabe, por ejemplo,
de su participación en la escena literaria nacional de los años veinte donde cumplió
papel relevante al igual que sus coetáneos Jorge Basadre, José Jiménez Borja y Ramiro
Pérez Reinoso, con quienes integró una brillante generación de intelectuales que dio
prestigio a Tacna. Con González Marín principia la renovación de la poesía tacneña,

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su obra establece una ruptura con la estética modernista en un extraordinario esfuerzo
por asimilar la vanguardia y ensanchar horizontes hacia una nueva sensibilidad
acorde al espíritu de la época en la que se desenvolvió con esa absoluta libertad que es
signo de todo auténtico creador. Fue un poeta de avanzada para un medio tan
estrecho como Tacna donde aún subsistían versificadores anclados a un trasnochado
romanticismo, herencia de la finisecular “Bohemia tacneña”.
González Marín estuvo signado por la circunstancia del cautiverio que vivió
Tacna antes de 1929 y por su militancia aprista en los años treinta, esto lo convirtió en
un eterno exiliado. Es probable que su renuncia a la poesía se deba a esta condición,
aunque la poesía no le abandonó jamás, su “Antología histórica de Tacna” (1952), que
es una obra modélica por su rigurosidad científica, está escrita con una prosa de
exultante belleza, de igual manera el retrato que hace de personajes célebres como
Vigil o el cura Sors donde la narración histórica adquiere ribetes de fino lirismo.
En un estudio sobre la generación tacneña de los años veinte, señalé que
González Marín y Ramiro Pérez Reinoso fueron soslayados por los críticos y
antólogos que se han ocupado de literatura tacneña, apenas han sido motivo de
comentarios al paso, anotaciones de carácter anecdótico y poco más; en esta ciudad
existe un desconocimiento alarmante de la producción poética de estos dos insignes
tacneños. Al respecto, quiero ensayar dos posibles explicaciones: una es el hecho de
que estos dos autores, en efecto, han publicado fuera de Tacna debido al forzado
exilio; la otra, creo yo, tiene su causa en cierta idea que circula como una verdad, esto
es que Tacna durante la época más dura del cautiverio (1900 a 1929) experimentó un
“vacío cultural”, de modo que el salto desde la “Bohemia Tacneña” hasta el
“movimiento poético tacneño del 70” (los dos grandes momentos de la poesía
tacneña) se ha erigido como regla cuando se traza un derrotero de la poesía tacneña.
Lo cierto es que sí hubo producción literaria en esa época difícil para Tacna, he ahí la
generación del exilio, que no se nucleó como cenáculo o movimiento literario, que su
actuación fue dispersa, etc., pero que nos ha legado una obra que –en mi opinión–
constituye el puente que conecta a la Bohemia Tacneña con los poetas del setenta; no
como influencia, pues el diálogo poético fue casi inexistente, sino como anuncio; por
poner un caso: la poesía de González Marín anuncia la de Segundo Cancino o la de
Hugo Salazar del Alcázar.
En esos convulsos años veinte, González Marín se movió entre Lima, Arequipa,
Tacna, Puno y La Paz, estuvo muy vinculado a la vanguardia sureña, estrechó lazos
con el grupo Orkopata, cuyo guía y mentor fue Gamaliel Churata. La publicación de
su primer poemario es recibido con entusiasmo por el poeta puneño Alejandro Peralta
(Boletín Titikaka, junio de 1928):

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“En plena vulva del colonialismo estalla el cohete volador de esta lírica fiesta promisora,
zampoña y pututo, paisaje incisivo caldeado:
mi indio
el que aquí llevo tatuado de misterio
despertóse un día como la cumbre al alba…
A segundo plano las incursiones metafísicas –hoy la sangre hervorosa está esparcida–
AGITACIÓN Y MARCHA GIGANTE.
Carlos Alberto González lleva largo camino ganado i cada día trabaja más fuertemente en
el frondoso corazón de Indoamérica.”

Asimismo, el poeta Federico Bolaños lo incluye en su “Inventario de


vanguardia” de 1928 entre los renovadores de la poesía peruana.
Cuando publica “Vértebras iluminadas” en La Paz, el Boletín Titikaka reproduce
tres de sus poemas en la edición de mayo de 1929 y en la edición de agosto del mismo
año Gamaliel Churata escribe: “Carlos Alberto González es de los pocos poetas buenos del
Perú, de los que conscientes de su incumbencia histórica alternan el verso con el panfleto o el
artículo de agitación. Producto neto del presente germinal, González afirma su personalidad en
marcha con estos jugosos poemas nuevos. El poeta ha depurado su arte y ha ampliado su visión
del mundo. De “Poema de los cinco sentidos” (1927) al volumen que saludamos, advertimos
con complacencia menos afán metafísico, menos rebuscamiento imaginista y más sensación de
carne trabajada. I es que el poeta como hombre de su tiempo, antes que darnos repujadas gemas
de orfebrería o arduas páginas introspectivas quiere probarnos –y a ello va en seguro camino-
que es un poeta vital, humano, proletario. González es un valor auténtico de nuestra poesía.”
Y es que la influencia del indigenismo es notable en la poesía de González Marín,
hay un sentimiento vernáculo que se infiltra en su visión cosmopolita, en sus
angustias y en sus monólogos filosóficos, es una búsqueda que lo acerca a cierta
estética “ultraórbica” que Gamaliel Churata ha definido así: “Lo que está más allá del
orbe, pero en acá, dentro de una línea curva, en espiral, que remita dialécticamente tanto al
mundo exterior cuanto hacia nosotros mismos, hacia la profundidad de nuestra “caverna”, de
nuestro pasado, de nuestra célula interior”. Sería, pues, una tentativa que busca la íntima
conexión del mundo interior del artista con el cosmos, el allá en acá, lo de arriba con
lo de abajo, hasta arribar a un estado de equilibrio o “punto lácteo”, González Marín
parece expresarlo en estos versos:

Los caminos me tienen crucificado en el cerebro


pero este día tónico ilumina mi vida interior
ubicando la conciencia en el extremo de una frase
e s p í r i t u

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única plenitud del omnihombre.

No existe ninguna reedición de los poemarios de González Marín, la Biblioteca


Pública y el Archivo Regional de esta ciudad no conservan ni un solo ejemplar. En
Tacna, a González Marín se le conoce como historiador, su obra poética ha sido
ignorada por completo. A nivel nacional ocurre lo mismo. La única excepción es el
trabajo de la investigadora española Marta Ortiz Canseco quien ha dado con esa obra
y la ha rescatado para una antología de poesía peruana. Dice en su prólogo: “(…) el
tacneño Carlos Alberto González es uno de los poetas más inclasificables y olvidados de la
década. En “El poema de los cinco sentidos” (1927) compara a las walkyrias de Wagner con las
de los Andes, presentando así, de manera muy paradójica y compleja, los dos mundos tan
distintos en los que se educaban estos intelectuales, después en “Vértebras iluminadas” (1929)
la voz de González se torna más madura”. (“Poesía peruana 1921-1931.
Vanguardia+indigenismo+tradición”. Editorial Iberoamericana Vervuert. Madrid,
2013).
Esta edición quiere traer desde ultratumba al poeta exiliado, para que sea leído,
estudiado, gozado y difundido. He escogido los dos primeros poemarios por ser los
más relevantes en cuanto a estilo y fecha de publicación. La transcripción es idéntica
al texto original, he respetado escrupulosamente la disposición tipográfica, el uso libre
de la puntuación y la ortografía propia de la época, tal cual.

Wilmer Skepsis
Tacna, abril 2017.

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EL POEMA DE LOS CINCO SENTIDOS

(Editorial Minerva. Lima, 1927)

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I
Es en la poesía donde más se ha acumulado, en los países de idioma castellano, el
conjunto de tendencias que pretenden, confusamente, representar el nuevo espíritu.
Mientras el grueso de las novelas, cuentos, ensayos, marchan sobre todo en nuestro
continente, dentro de los cauces antiguos, una turba sedicente ha invadido la poesía,
instalando con ritos disímiles, un culto unánime a la imagen y al verso de ritmo
interior. A veces –y el fenómeno merece comentarios que harían muy extensas estas
líneas– sólo varía en ellos la factura, la manera, conservando el “leit motif” antiguo:
son los semi-vanguardistas, los epi-vanguardistas.

II
En el momento en que aparece este libro, el movimiento vanguardista peruano
no se ha contexturado. César Vallejo lo precedió inmediatamente; sobre todo en
“Trilce”, donde ya se desarticulan la rima, la métrica, la lógica en aras de una realidad
subjetiva, aunque llena de reminiscencias típicamente románticas (el hogar, la madre,
el terruño, el dolor cuotidiano) que acaso son las más intensas notas de “Trilce”. Las
revistas “Flechas” (1921) y más efectivamente “Amauta”, “Poliedro”, “Timonel”,
“Guerrilla” (1926 y 1927) revelan pequeños grupos sin acción integral. Falta a los
vanguardistas peruanos, hasta ahora, solidaridad para realizar su obra, frente a las
formas artísticas finitas. Acaso ninguna generación escondió, bajo las dificultades
editoriales y la anarquía intestina, tantos valores auténticos. Entre lo poco que ha
hecho hasta ahora, el público se ha dado cuenta de la tendencia de un grupo a unir el
vanguardismo poético con el vanguardismo social y de la aparición de un
indigenismo cuyos mejores leaders, literariamente, acaso están en Puno, centro
interesantísimo de vida intelectual en la actualidad.
La aparición de este primer libro de Carlos Alberto González, viene a aumentar
la belleza adjudicable a nuestro vanguardismo. Aunque en verdad a González habría
que clasificarlo poeta de transición. (Como el que después de haber palpado el
chauvinismo, de todos los pueblos, se proclama más gallarda e inútilmente
internacionalista, recuerdo que el arte se va definiendo en cada cosa nueva que
aparece, que el arte no es tal cosa sino lo que va siendo, que no ha habido nunca más
que arte nuevo desde la más remota antigüedad).

III
Entrad, entrad, señoras y señores.
He aquí un libro de poemas vanguardistas, sin alambrados para impedir su
acceso. He aquí una exposición de sensaciones de la sierra, de la ciudad, del espíritu,
que está hecha por un mozo, pero que no os mareará. No temáis. Hay una luz

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vigilante en todos los recovecos. Se respira una atmósfera sin exóticas impregnaciones
de invernadero, sin ventarrones de desierto, sin reminiscencias de farmacia: es aire
puro, con oxígeno, o con ozono. (AVISO: NO HAY ENTRADA PARA LOS
MÉDICOS. Son clínicas, en cambio, ciertas formas de poesía: material para la
psiquiatría y ciencias conexas).
Entrad a embarcaros en la sencillez hacia la novedad. Zarparéis hacia puertos
lejanos en aventura pirata, sin las cartas de navegación que son los dogmas sobre la
forma y sobre los temas. Aventura ordenada, sin embargo, que no llegará a las costas
absurdas en que soñó la fantasía medioeval o en que sueña la fantasía de este siglo
vertiginoso. Siempre regresaréis al puerto. Y en la lentitud del retorno, habrá una
paradojal reminiscencia de velero antiguo. Y del viaje traeréis, mezcladas, especias de
países que están muy distantes entre sí. Pero no traeréis experiencias ni fórmulas.
(OTRO AVISO: NO HAY ENTRADA PARA LOS SOCIÓLOGOS. La poesía no es aquí
la “poesía pura” de Valery pero no intenta ser un arma doctrinaria).

IV
Es un admirable caso de vocación el de este mozo enteco y huraño. El espíritu es
toda la razón de ser de su vida: sus días mejores están consagrados a la cultura, a la
producción intelectual. Disuena con el utilitarismo del ambiente esta consagración
abnegada. Y nada le fue propicio para ello: ni la riqueza, ni la educación, ni el
ambiente inicial.
Un día, los que sabíamos a Carlos Alberto González dedicado a los ensayos
filosóficos, nos sorprendimos con su libro de poemas. Calladamente, sin posar de
poeta en los corrillos y en las redacciones, traducía más belleza que los profesionales.
La sencillez, que es el cuño de su personalidad, se transportaba a su obra rítmica. En
la poesía ha encontrado, seguramente, el cauce más propicio para su vocación.
Su juventud urgida por todos los caminos, lo lleva a un eclecticismo evidente en
este libro inicial. Hacer poemas sobre el conde Keyserling, sobre el poeta Eguren,
sobre un campeón de atletismo, parecerá detonante. Pero lo sustantivo aquí es la
aparición de un poeta de verdad.
Valen ya como poemas ciertas imágenes en este libro. Así cuando dice:

El alero es un atrio de luces


encendidas por las golondrinas.
……
Las casucas
con sus chimeneas humeantes
y el humano jadeo en la labranza

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tiran la quilla de los montes
a remolque
con sus amarras de caminos
…..
Un día
recibirás salario a tu esfuerzo
que te dará en premio la vida
por boca de un gusano
O cuando define el triunfo de un atleta:
Los metros se retuercen a tus pies como víboras
O cuando va a la imagen burlona, diciendo, por ejemplo:
Las campanas lucen gozosas
a la avidez de los montes
las pantorrillas de sus badajos de bronce.

Además del culto de la imagen, tiene la variedad de temas; pero no el ansia de


movimiento, el interés ante la máquina y la fábrica, la revelación subconsciente que
esgrime, también, la poesía joven. Evidénciase también por la arbitrariedad de
motivos que, fuera de influencias genéricas, no repite a nadie.
Bajo las bizarrías de la forma, palpita aquí un fervor cósmico, que llega a lo
trascendente en poemas como “Paradoja del hombre finito”, “Paráfrasis de mi Yo”,
que son de los mejores del libro. Un vago panteísmo lo lleva a animar la naturaleza
con videncia irreverente. Y hay también ternura –esa ternura acumulada de los
solitarios– en “XXIX”, “Himno”; ternura pura hasta dejar desnudas sus raíces de
ingenuidad y de delicadeza en “La canción del marinero”. Y nos sorprendemos al
encontrar a su lado la cazurra agudeza (agudeza no es humorismo ni sarcasmo) que
esplende, sobre todo, en “Diana”, “Visión serrana”, “Alegría del cuerpo y del alma”.
Arbitrariedad temática, fervor cósmico, panteísmo, ternura y agudeza: acaso son los
cinco sentidos de que habla el título del libro.
Libro medular y ágil, leve sin ser frívolo, sustancioso sin ser árido. Lo que no
obsta para que yo quisiera quitarle a Carlos Alberto González esa cosa que tenemos
todos los que no nos hemos libertado de este ambiente mediatizado.
En conjunto, es una reacción, madurada en los años de la post-guerra contra la
influencia de Rubén Darío, a la vez que una continuación de su inicial significado
renovador. En Argentina, que es ahora la capital de la literatura americana, emergió
con varios grupos de los que hoy sólo nos llega la influencia del que escribe en
“Martín Fierro”; generación valiosa, protesta tácita contra la literatura barata cuya
exportación atosigante sufrimos grandemente. En el Uruguay, acentuó y vivificó la

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tendencia nativista o criollista, que también asoma en algunos vanguardistas
argentinos pero más bien dentro de su poesía de urbe. En México, caracterizó al grupo
de poetas que trabajaron en la Secretaría de Educación Pública –allí ser burócrata
puede ser una forma de revolucionarismo– y al estridentismo, fugaz “levantamiento
en armas contra el aguachirlismo literario”, por medio de fusilerías de invectivas y
bombazos de “affiches”. Con Vicente Huidobro, interesantísimo artista que influye en
toda América, y con Pablo Neruda que influye tanto en su patria, Chile tiene a dos de
los varios poetas auténticos que emergen sobre el vasto oleaje de la hora. Y como
contraste con cierto cerebralismo de parte de la producción americana, los nuevos
poetas españoles, zagueros de una renovación admirable que en esas tierras se opera
por debajo de la pétrea costra de la política, aparecen impregnados de un impulso
lírico purísimo.
Esta producción literaria post-Rubén Darío (a la poesía que huye del puente de
plata que Darío significa, ha dicho alguien), no merece por cierto ni alarmas como
ante la peste ni devociones como ante el milagro. El vanguardismo ha sido útil como
el desinfectante de viejos tópicos; porque buscó la superación de la lógica ciega de la
realidad por la lógica libre del espíritu; porque rompió con la sucesión a la métrica y a
la rima, zapatos chinos a los cuales tenían que acomodarse los pies alígeros del ritmo;
porque enriqueció la capacidad temática de la lírica, libertando a las palabras que eran
pobres idiotas, sin ciudadanía poética, conectando el arte con los descubrimientos del
siglo y con su vida acezante, iniciando la preocupación del subconsciente, trayendo –
en fin– una remesa de movimiento, alegría, vida que será una base para las
realizaciones del porvenir.
Ello no excluye que en las riberas de esta vertiginosa corriente, se haya
sedimentado todo el detritus de todos los simuladores, cuya única obra creadora son
los nuevos lugares comunes, más vituperables que los otros; que el nivel medio de la
prolífica actividad acumulada hasta ahora, esté más o menos a una pareja mediana,
donde los acentos personales suelen confundirse en una especie de comunismo
literario; que haya que relacionar este movimiento con toda una generación, sin que
en ella aparezca el genio de relieve continental, de obra eterna, comparable a algunas
que dejó el “arte viejo”. Tiene, eso sí, el vanguardismo estimables figuras (en nuestro
continente, entre otros, Borges, Marechal, Fernández, argentinos, Cardoza Aragón,
guatemalteco, Maples Arce, Salvador Novo, mexicanos); no hay que juzgar tampoco
al toreo por los aficionados “maletas”.

V
El forro de este libro no ostenta, pues, manchones subversivos de colores
chillones. No puede ostentarlos. Son líneas, más bien, no manchones.

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Sólo en este instante quisiera adoptar un tono solemne para decirle al lector que
arroje a un lado el forro cuanto antes para paladear plenamente estos poemas. De
ellos, el más bello es el que el lector seguramente pondrá para que tenga para que
tenga por lector al autor. Se llama: “Esperamos”.

Jorge Basadre

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ALCIÓN

Treparé el pino de un cerro


la trinchera del valle.
Haré flamear mi cuerpo
como un pendón de carne.

Cantaré mi canción
con mi nerviosa vida
y mi espíritu nuevo.

Mis venas
surtirán como vertientes
y haré vibrar mi sentimiento
con plenitud de éxtasis.

Fecundaré mi huerto
de escepticismo eterno
que madura en el alma
y crea el pensamiento.

Haré fuerte mi brazo


que orientará la yunta
de mi ethos cristiano.

Domaré los caballos de mis instintos.

Me bañaré en el Nilo del alba


y correré desnudo bajo el árbol del sol.
Nutriré la mirada de bruces en la pampa
y auscultaré el secreto de lo que no se alcanza.

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KEYSERLING

Orquestación de selvas
bajo el palio del sol
en un oasis de luz espiritual.
Estonia,
hecha por el desposorio
del bosque y la ciudad.

Instintivo Robinson Crusoe


nacido de hostia de águila
en las cumbres soleadas
de la Inmortalidad.

Feudal de estirpe,
Alma aguerrida troquelada en luz
de sabiduría:
Darmstadt.
Chamberlain fue la musa
de tu leyenda fáustica
y el glóbulo en tu sangre
imprimió su carrera de crear.

Cultivador de viñas
para dioses de espíritu intuitivo,
árbol de fiero arraigo
en el subsuelo de la eternidad.

Maestro de la filosofía
que portas fé vital
en el solar divino
de Cristo y de Plutón.

Vences tu victoria que es límite


con el e s p í r i t u
d e l t i e m p o
sobre todas las cosas.

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(La teoría del viento seguirá los caminos existentes
en los mundos perdidos de verdades efímeras.)

Como las cumbres


te elevarás hasta las nubes
en tu pregón de paz
y tus ideas marcialmente
-oh Conde Keyserling-
atronarán como palillos
en el tambor del sol.

CASCABEL

Siento que mi vida se escurre


como un gusano de seda
por los agujeros de mis ojos

Como en las cavernas


se encienden de luz
las cuencas de una
c a l a v e r a,
así mi vida,
se ilumina como un ojo inmenso
para ver
el jazz band moderno
de los esqueletos.

A dónde me llevan los ímpetus


de mi loca alegría?
A dónde voy abriendo brecha en la arena
con los tacones de mis huesos estériles?

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COSMOS

Árbol
miel virgen
cuajada leche del trigo
en el primer día del verbo.

Mástil
empavesado de infinito
cuyas raíces adentran el secreto
profundo de la tierra
y se hinchan sus ramas como verdes
velámenes
al viento.

Pira en que chisporrotea


el incienso del canto
de millones de pájaros viajeros.

Lámpara de luz
con que los sembradores
alumbran
los caminos del cosmos.

Surtidor de la sombra
en que anega su frente
el sembrador
venido de todas las montañas de la vida.

Parábola del surco mágico,


zumo de vertiente recién madurado.

Los hombres te saludan


con un galope de sangre en las manos
hinchadas de arterias
como tirantes manoplas empuñadas.

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BEATERÍA DE LA NOCHE

La noche
sale furtivamente del templo
que se cierra después del novenario.

Se persigna en la esquina
con la cruz de los vientos.

Rezando un avemaría
con los alvéolos moleculares
de sus frías encías,
sus mágicos dedos desgranan un fino
rosario de luces eléctricas.

Sobre un peñón
echo a dormir mi corazón
cansado de transmitir radiogramas
de triunfos y fracasos.
Apago la luz de mis sentidos
y agito mis alas de silencio
EN LA GRAN VOZ DEL UNIVERSO.

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PARÁBOLA DEL SURCO

La luna

es la calvicie del Hacedor.

Se la puso así la Humanidad

de tanto hacerlo pensar.

ÓLEO

Silba el tordo un trozo


de raso en la alborada.

Las casucas
con sus chimeneas humeantes
y el humano jadeo en la labranza,
tiran la quilla de los montes
a remolque
con sus amarras de caminos.

El cóndor
con su vuelo heterogéneo
zurce las cimas de montañas aéreas
y,
mientras los riachos de agua mansa
parecen las manos de una lavandera,
el chihuanco
con una aguja en el pico
cose las ramas de los árboles.

En la campana
la capilla se duerme
con una miga de sol entre los labios.

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PARADOJA DEL HOMBRE FINITO

Forma sin sentido es el hombre


SIGNO
más que forma o sentido.

Palabra única resonando en el Cosmos,


avión molecular
de alas de viento,
corsario del espacio
que remonta sus vuelos
hacia el hangar del sol.

Proa de carne,
de nervios tirantes como jarcias de veleros,
ufanos del tesoro del mar
y con los agujeros de sus ojos a los costados,
por donde se deslizan,
al arribo de los puertos de todos los días
o por donde se levan al hacerse a la mar
de las noches,
las anclas del amor
o del odio.

Zumo de frutas que brotaron del árbol


y el árbol,
cancionero del surco
está cantando en los pájaros.
El foxtrot de la tarde
en el mugido de los bueyes como
paciendo el aire,
hace bailar a las campanas gozosas de lucir
a la avidez de los montes
las pantorrillas de sus badajos de bronce.

Pura esencia de vino de uva henchida


de embriaguez dionisíaca,
olvido de la tierra:

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yo… tú… el gusano…

Hombre sin sentido


como el fiero egoísmo del lobo
que devora la pulpa del cordero,
muere SIGNO más que forma o idea.

Hombre finito que no logras mirar


tu cara en la sombra!

BEETHOVEN

Por aquí pasó un Cristo de barro


ungido
de reciedumbre nerviosa.
De interrogante labio inferior
como tajante filo de continentes.

Carne amasada de heroísmos,


engreída con todas las miserias
del Genio.

Pan cocido en el horno de Bonn


para esta humanidad sin alegría ni dolor.

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CANCIÓN DEL MARINERO

A mi hermano Enrique

Cuida a René:
dale a beber la leche pura
de tus senos divinos.

No le hagas llorar
como lloran las nubes
en invierno.

Bésalo y que tu beso


haga el milagro cristiano
de convertir el agua en vino.

Filtra el dolor
en el tibio vaso de su corazón
haciéndolo más fuerte que la vida.

Perdón te pido
en mitad del camino
en que me pierdo.

Lleve mi aliento el viento


y lluevan en ti mis lágrimas
de arrepentimiento.

He de morir muy pronto


y desprecio la tierra
con que se cubrirán mis órbitas vacías.

Préstame el cirio de tu alma


para velarme en tu recuerdo,
luego

sepúltame en tu espíritu.

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VISIÓN SERRANA

Cajoncito de cerros.
Una mano solar golpea en tus puertas
y en tus tejos.

Repique de campanas,
granizadas de piedras en el vidrio del aire
como anunciando las bodas del capellán
que goza de querida.

Las yuntas
hincan su horquilla en la raíz
glóbulo del surco
arteria del sembrador del Ande.

Los sauces entrañan adentro


de la tierra vernácula
como las montañas y las piernas
de la indiada.

Se ha congelado el río
y por debajo
el cielo está azul como si nada.

Pisonay,
¿me estás guardando la casa?
dame tu sombra, pisonay,
para dormirme con tu savia.

Cruz de piedra,
Cristo de los caminos eternos de la sierra.

– Avemaría taytay.

– Avemaría maymay.

Los caminos abrevan como bueyes

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el agua de las madrugadas
con gavillas de sol en las ancas
arrimadas a las laderas.

Gira la hélice de un cóndor


como si el sol tratara
de aterrizar sobre la tierra.

EL SEPULTURERO INVISIBLE

En el infinito,
la tierra
es un sepulcro.
Mano maestra de albañil
puso
lápida de estuco:
l a l u n a.

NUPCIAL

El espejo es una
lágrima estratificada.

Por la ventana
abierta al horizonte
el aire musicaliza
una marcha nupcial
en el cordaje de sus cabellos.

El lecho blando,
blanco
es un trozo de nube

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en el cielo del cuarto.

Senos bajo tules


como lagos tranquilos
duermen su reposo
de emociones intensas.

Un rayo solar
pinta un canario
en una jaula de gorjeos.

La vendimia de sus caderas


incita al saboreo
de los jugos de la parra secreta.

En la mar de sus formas transparentes,


juega la coruscante ola de su traje
en la playa quemante de sus corvas.

Y a su paso sonoro
que ensortija las calles,
las aceras se ablandan

mientras tosen viento


los árboles
y murmuran boca abajo.

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MELODÍAS BARATAS

Fanfarria de alas
sonando a tambor
en el cuartel de alambre
de los gallineros.

Los gallos
marcialmente desfilan
con la bandera blanca del alba
desplegada en la punta de sus cantos.

Bayoneta calada,
el espolón
hiere a la mañana que se desangra
en la aurora.

Las casas metrallan al cielo


con sus descargas de humo:
el humo de la noche cernido
por los agujeros de millones
de estrellas de alambre.

Sopla el viento en las jarcias


de lo infinito.

Las nubes, hinchados velámenes


mueven la tierra
en un mar de ilusiones humanas.

Los nervios desperezan los horizontes


en un alargamiento de esperanzas.

Las cúpulas
apuntan sus flechas en cruz
al gran blanco del sol,
pirata al abordaje de las carabelas
de todas las mañanas.

25
PARÁFRASIS DE MI YO

Honda mirada
penetrada de vida alegre y dolorosa.
Limpia frente
que divide una arteria de sangre
inflamable al primer soplo de vida intraconsciente.

Frescas sienes
como dos continentes nuevos.
Un día
agitáronse libres por la conquista de una Idea.

Los parietales volaron como alas románticas:


Hugo, Maeterlinck, Poe,
caramelos de la infancia
cuyo sabor nos queda todavía.

Todas las ideas pisaron tierra fértil


y levantaron culto en las ideas vírgenes.

Murieron falsos ídolos y el éxtasis


de otros rebasó nuestra vida.

Mi indio,
el que aquí dentro llevo tatuado de misterio,
despertóse un día como la cumbre al alba,
ave blanca
que se espurga las ciudades por las mañanas.

Como herido del odio o del amor finitos,


renació su dinamismo
–fuerza hidráulica del Ande–
en el trampolín de su aguda mandíbula
de donde saltó la voluntad rebelde
con su ración de carne
y su vino de espíritu.

26
P o e t a,
un día recibirás salario a tu esfuerzo
que te dará en premio la vida
P
o
r
b
o
c
a
d
e
u
n
g
u
s
a
n
o

PLASMA

Cruda visión
me tortura el pulso.
Plástica imagen desnuda
de vientre combo
y de mirada honda.
Mis nervios se tensarán
en el trapecio de su forma.
Lobo marino
el corazón
zambullirá en el piélago
del maravilloso plasma
semidivino.
Un día será verano en casa

27
con el sol de nuestro hijo
alumbrándolo todo.

LAS WALKYRIAS DEL ANDE

La virgen india
abre la puerta de su choza como un libro de misa.
Sueña la ñusta con la vida?
Una canción le llega al oído:
la montaña se está deshilachando en los sembríos.

La Walkyria del Ande


canta la suerte de su hato que le inspiró su pastorcillo
en una tarde
en que el sol soplaba la quena de los indios.

No tiene la faz rubicunda de las Walkyrias


de Wagner
ni vuela sobre corceles alados:
giran sobre púas de oro los polícromos
trompos de sus polleras.

Son puras y fuertes de alma estas indias


de mi tierra.
Bajan y suben montañas
con la puiska del alba en las manos
hilando la lana de todos los caminos.

28
HIMNO

Vamos al mar
corramos alegres
a zambullir el corazón.

Que las olas estallen


contra la escollera
flotaremos como las algas.

Después de sumergirnos
con los cabellos en la cara
fumaremos nuestras pipas de agua.

Con el mar verde


y el cielo azul
haremos castillos de infinitud.

Cada ola que asome


le daremos la mano
para librarla que se ahogue.

Con nuestros pies y manos


hélices agitadas
le escarbaremos las entrañas.

Que la nave del mar nos arrastre


desplegando su velámen de olas
seremos sus marineros.

Vamos al mar
a enseñarle a bogar
para arribar a un puerto sideral.

29
A MARÍA DEL MAR

En México

Serpientes
silbantes
ocarinas mágicas
en el arpón del silencio.

Abejas
ladronas de mieles
al sol y a la luna
estrellas.

Grito
de venturosa indiana
que hiere con honda
el pedernal del sol

Canción
de cuna amanecer
de todos en la siembra
un día de huesos.

METAMORFOSIS

Los hemípteros minutos mastican


el tiempo desbocado en la llanura de la vida.

El ventisquero de la nube dispara


la cascada del viento.

Ha tiempo encalló mi corazón


en el arrecife de un luctuoso
recuerdo que humilla los flancos
de mi tórax sin salvavidas.

30
Navegante feliz en otrora,
viaje por todas las costas risueñas
de mi existencia remolino
de polvo en el espacio
en que se anegan:
Dios y la Idea.

Será milagro el día romance


en que yo baje libre a estrecharme
a la tierra,
con el cartel del último gesto del
mundo en la boca,
entreabierta
de tragicómica alegría.

UN POEMA COMO CUALQUIER OTRO

Toda ella se bebe


el río de todas las miradas.

Blancas manos se agitan


como campanillas nupciales.

Indiscretamente el aire
Está inflándole los senos.

En sus andares se han prendido


los arpegios de todos los pájaros.

Está aprendiendo la tarde


a sonreír en sus pestañas.

Cómo será de hondo su amor dichoso


con esas perdices de ojos sin horizonte.

31
SINFONÍA

1
Tu ternura
tiene sabor a madre.
Cuando me hablas
vuela tu vocecita balbuciente
como si recién tuvieras de nacida.
Todo mi ser se ablanda a tu mirada.
Me siento de la infancia andar
cogidos de la mano
como si fuera un fruto el que agarráramos.

2
Por qué lloras?
Están nevando tus ojos
en este invierno.

Voy a morir de frío!

3
Tus dos anclas
en un abrazo
han hendido el mar a mi esperanza.
Sedientos mis ojos
beberán el agua fresca de tu carne
rubia como el trigo del campo,
tonificante de mi raza.
Mi corazón es un puerto
al ancho horizonte de tu beso,
nuncio de tus entradas y las mías
que pulsarán la vida en nuestros hijos.

32
EL BANQUETE DE LOS POBRES

La miseria es el pan de los pobres


con que se banquetean sus harapos,
tuercen la esquina de la loca opulencia
y abren sus castillos de lágrimas.
Duermen su noche de penas
los ricos de la miseria desposada,
pobres perros famélicos
de caridad de besos infantiles.

Se imaginan la mañana de fiesta.

Alguien tendióles el mantel del alba.

Van a desayunarse con el sol


que les ha preparado Dios.

XX

Amanecer de infancia.
Mis labios se perfuman con la esencia del alba.

Será mi corazón
campana de oro
sonando a gloria
¡alegría de todo lo creado!

(Las 12 manchas de tinta


del cronómetro de la vida
emborronan las albas cuartillas de los días)

He olvidado los adarmes de pensar algo hondo


junto a este mar pacífico
EVANGELIO del hombre americano.
Frágil bajel de ensueño

33
el área de mi verso arribará
a orillas de la Osa Mayor.

Boya de sol sujetará mi barca de papel.

Es dulce el mar para el marino


que le sabe probar en los reinos sonoros
del pescador.

EL POETA EGUREN

Timonel
navegante
virador del atlante
hacia el peñón de luz
como otra nave de oro.

Alfarero
simbólico
en laca, marfil, cobalto
o en yema de flores
que decoran paisajes
raros.

Poeta
del peregrino caramillo
y miel
de tu panal,
mago del sol y del sol
sideral.

Dulce
y bueno como el pan
de los días,
rebosante de amor divino
con tu fervor de niño.

34
Claro
y lustral como vertiente
y fresco como ábrego marino
que sopla en la frente
y llena el espíritu.

Timonel
navegante
perdido en el ocaso del tiempo,
quedará de tu nave fantástica
la bandera de proa
que agitara los vientos
piratas.

LIBRE CÁTEDRA

Sobre la arqueología del Ande


la luna llena
hace su calvicie octogenaria.

Un par de anteojos ahumados le velan


la mirada –que en la niña
tiene algunas cataratas– y,
para mejor ver la parda tierra
despréndese de ellos
citando,
verbi gracia:
la alpaca,
las bestias de carga
que meditan su sabiduría de leguas
al bajar la quebrada,
y el gran vientre del Lago
sagrado
como esculpido en mármol.

35
DIANA

Iré a verte esta tarde


recostada en tu almohada
de raro silencio de años.
Me haré el azul ensueño
de que me acaricias con la luz
de tu mano.
Con los ojos cerrados
y las cienes pegadas a la cuja de cal
en que te guardas,
me dormiré callado como un lago
entre brumas,
como una palmada inexpresada.

Hoy tengo la suma tristeza


de no palpar tu cuerpo,
el fruto más maduro
que mordió mi boca en el sabor
jugoso de tus besos,
los caminos del alma.

Hoy me siento
infinitamente gozoso
de conservarte como una reliquia
en todo.

Hoy me muero en la dicha suprema


de imaginarme un pordiosero
en la misericordia de tu mano.

36
PAISAJE DE MEDIANOCHE

Nunca habrá de reírse.

Migas de nieve
después del arco iris
caerán en el hondor de sus cabellos.
Se hará el crepúsculo de enero
y el sol morirá en sus arrugas.

El alero es un atrio de luces


encendidas por las golondrinas.

En el hervor de su alegría,
antaño
se miraba los senos limpios
de toda mancha.
H o y
El ensueño tramontó el horizonte
del tiempo como ave viajera
en el avión del viento.

LOTERÍA

La campana del alba


despierta a la aldehuela;
se restrega los ojos
en las puertas y ventanas que se abren
rechinando sus goznes.

El pueblo se despereza en
los caminos.

Galopa
el viento de la pampa,

37
silbando un aire de montaña
sobre el anca de los potros que miran
con grandes ojos
el horizonte.

Las orejas parecen


2 ágiles remeros.

Los nerviosos caballos


menean la crin de sus colas;
relinchan al sol que aparece
como si un puñado de avena
les arrojaran al pesebre.

ALEGRÍA DEL CUERPO Y DEL ALMA

El hollín de la noche
cirniéndose en la ciudad
cansada por la vorágine del día.

Abrazo fraterno entre el hueso y la carne.


El espíritu velará en silencio a la materia.

Despertarán mis ojos


Y volarán como dos pájaros en el espacio
y en el tiempo de las cosechas de verano.

Refrescaré mi rostro a orillas del río de la mañana.


Toalla de sol tendida a lo largo en el cable del cielo,
secará la humedad de mi cuerpo.

Con el renuevo de todas las mañana,


caldero de agua hervida,
mi voluntad
impulsará el tren de todos los horizontes.

38
XXIX

Tu mirada se aduerme de azul como


un jilguero en la gavilla de oro.

Tu corazón cuenta los minutos


divinos de tu vientre maduro.

Tus dedos hilan la lana de los días


calientes como el pan de todas las mañanas.

Eres dichosa como la fecundidad de la tierra


engreída de surcos y de pájaros.

A UN CAMPEÓN DE ATLETISMO

Un día
vino el hombre a la tierra henchido
de energías
para regar con ellas la siembra de la vida.
Desde entonces
el horizonte
quedó siempre a su espalda.

Fueron remos alados


ágiles piernas de gamo zahorí y nervioso
a las fulminantes serpentinas del rayo.

El himno de tus brazos en la danza


harmoniosa del aire,
enfiló la proa de tu pecho bizarro
hacia altamar
avizorando el puerto azul
de la meta canto de fuerza
para tus sienes pujantes como

39
anclas sonoras de infinito,
llaves que abren en todo arribo feliz
las arcas
oceánidas.

Atleta
del músculo
contraído en el gesto del bíceps,
broquel de la idea que tiene toda la franqueza
del triunfo:

Cómo suspira tu carrera veloz sobre el arbusto


de vallas florecido de distancias.
Salto maravilloso aquél
del arco iris de tu carne mágica,
tambor en que resuenan los palillos de los
elementos de tu hazaña:

los metros se retuercen a tus pies como víboras


vencidas en la impotencia de envenenarte las entrañas.
El martillo es un péndulo en el aire
abreviando el minuto del récord.
Es todo éxtasis puro el estádium
en la música heroica de tu dinamismo.
Campeón
buen amigo
nadador
y ginete
del caballo del viento
saturado de gritos humanos
y de moléculas de aplausos,
cuán ricamente jugoso el vaso colmado de alegría
de las multitudes
suspensas a la rotunda admiración de tu cuerpo.

Tu sangre
limpia y celosa,
–oráculo mensajero de la palabra:

40
¡s i e m p r e!–
te convirtió el primero en la lid
del Decathlon.

Fruto de la tierra,
recio torso de rica pulpa entrañable:
cómo te saborea el viento
y cómo el sol te traga
cuando vibra tu corazón en el torneo
como si tu existencia fuera esencia misma del Cosmos.

PENTÁLOGO

1
El hombre es la medida de todas las cosas
No serán estas la medida del hombre?
Tal vez si el hombre es diapasón
de los cuerpos celestes
y la Idea es el Cosmos
que rebota en el field del espacio
sin el punto de apoyo
sin el arco
en que sólo es goalkeeper esta palabra:
D I O S

2
Breve jugo del tiempo
danzarín junto al eje de esta hora
sin término.
El espacio es el filtro del aire y de la luz.
Hasta aquí llega el viento desnudo como un grito.
Se desconoce el símbolo de la vida
araña fugitiva dando trancos de camello
en el desierto.

41
3
Harmonía,
embriaguez de los fuertes de espíritu.
dulce quietud de la mirada que inquiere lo
infinito.
Vibran los oídos diáfanos
como en los Versos Dorados de Pitágoras.

4
Amor puro y bueno,
sueño de plenitud
extraterreno.
Espíritu libre con esencia intuitiva.
Síntesis del camino junto al árbol y el agua.
No será nunca el hombre inferhumano
¿algo más que el pecado
o menos que el arrepentimiento?

5
(En el candelabro del cielo esta noche sin sombra
alguna mano piadosa ha encendido las estrellas
para hacer más clara la tierra).

42
VÉRTEBRAS ILUMINADAS

(Editorial Boliviana. La Paz, 1929)

43
ALAS

P A R I E T A L E S

D
E
L

E S P Í R I T U

44
1

Suena el organillo casero


La calle es un pregón de voces infantiles
La suerte
metafísica universal de la esperanza
Organillo con tufo a música populachera
cuaja en pena o alegría a los pechos parados
Llueven miradas
que humedecen de dicha la ciudad de la jaula
Un pájaro perdió la memoria del espacio
La tarde
se hincha de cielo azul abierto de horizontes
Con el fácil manubrio
de su caja de música
el organero enciende las primeras estrellas
y parece un dios moviendo el eje de la Tierra

45
2

Esta noche es una interrogación a mi destino


Tiro mi corazón a desbordar sobre la borda del horizonte
Urden mis nervios amarra triangular en mi garganta
Algo se va partiendo dentro de mí
¡si será la suela de mi zapato!
Ya voy perdiendo el dolor de la lejanía
y me abre sus brazos el barco mar adentro
Voy a embriagarme sin los hitos de la frontera
Mi nuca se desvanece en esta hora estrujada
de eternidad (Esta vez tendré que calzar
el zapato de una lágrima para no lastimarme el corazón)
Tener que sacudirse la solapa
en este flotante puerto lagrimeante de adioses
Pasearse el mar sobre la escotilla de una esperanza
dactilografiada al margen de un Hombre
metido su destino en el equipaje encefálico

46
3

Teófano habla a Alejandro de esta manera


Mi grito
patada al mundo en la cara del sol
Agujero del espacio sin tiempo en el volante
de la vida
politeísmo del mar y de la tierra
Traigo dos anchas anclas en el tórax del siglo
No lloraré más lágrimas de fuego
El que aquí dentro llevo batirá palmas de sangre
en las auroras
banderolas en la fiesta matinal de la raza
El chullo del Ande abrigará mis parietales polífonos
Mis plantas bailarán al son de los tamboriles
prendidos de las muñecas de los cerros
El viento kipukamayo lleva la honda de mi mensaje
tejida con la piel de los riscos
Un día será mi arribo cósmico a las costas de Gamaliel
os veré en ruedo de cóndores

47
4

Ventana trasnochada de inviernos


tarareada de ladridos nictálopes
pájaro-vidrio adormido bajo el alero
sahumado de corazonadas íntimas
coyunturas crispadas en la cremallera de la esperanza

Noche
gran monóculo
En la cumbre
una media luna depilando estrellas
Grito

esperanza aventada en la fría estufa del mundo


El silencio se ilumina de luces cardíacas
y el cerebro me duele de recuerdos
algarabía de voces pasadistas

Noche
pleamar de la muerte
Arriba timonel

la vida se va a pique!
d ó n d e e s t á D i os e n e s t o s c a s o s ?

48
5

Esta dulcedumbre asume latido


de honda amargura
apaga la sed al corazón
que no se sabrá nunca redimido

Aire
sportman en el balompié cosmológico
con que respiramos a Dios
en la tierra apretada de glóbulos

Para nosotros
el dolor tiene preñez de alegría vital

Los caminos me tienen crucificado en el cerebro


pero este día tónico ilumina mi vida interior
ubicando la conciencia en el extremo de una frase
e s p í r i t u
única plenitud del omnihombre.

49
6

Tu frase
torzal de emociones
del nidal de tus ojos en bandada

Pondrá esta noche ritual


en la diminuta jofaina de tu boca
la sonora moneda

–zinc

oro

o plata–

de mi beso candente que fundirá tu carne en éxtasis


de cósmica fragancia

Si eres el pecado inminente del hombre


eres el testimonio de que la vida es buena
y bella
fuente en que lavas los ojos a la vía láctea
y que el árbol seca con la toalla del canto de un
pájaro en la sombra
tirada como un trapo

La duda es adulterio que tala el floreciente


arbusto de la felicidad
baja nube que anuncia tormenta para quebrar
la barca

frágil arca

de nuestra casa

50
hecha con el mimbre de tus cabellos estucados
de mi palabra mágica

Dentro de mí

estás fuera de mí

así

como un perro fiel cuidando una estrella


olvidada en este amanecer
bifronte
de cielo y tierra
disparando
la flecha del camino metido en las entrañas del
h o r i z o n t e

Manos
canales para mis sienes
espumando sueños inasibles
paradojas signadas con el óleo de lo humano
y divino
Y a flor de tierra criolla
somos dos indios
jugados a cara o sello por la vida
limpiamente salvajes
recién venidos del trópico

51
7

Llave de oro
el sol
abre el portón de la ciudad que vela
el horizonte frente al mar

Las calles acuden requeridas de aliento


y encariñadas se meten por los ojos al corazón
En cada esquina
a nuestros pies declinan en amor sus abrazos
y acortan sus distancias por palpar nuestra sien

Camina el mar en ausencia de los barcos


meteoros que alejaron fronteras de puertos
de ansiedad
interior
Muda de espacio el cuerpo y el tiempo se duerme
en la miniatura del quebrado alfabeto de nuestro ser
Y estamos viendo
cómo en cuclillas
sopla la noche el candil de la inmortalidad

52
8

Áurea música feble de jazz-band


agrieta el espacio

Cuatro almibaradas muñecas


en contorsiones mágicas
se deshumanizan en el arte de un revoloteo
de piernas y de brazos encabritados de nervios ululantes

Singular badajeo de cabezas


clásicamente vacías
repletas en cambio de viajes internacionales
se encienden en gritos salvajes casi onomatopéyicos
como si se danzara alrededor de un mito dandi revelado por
k r i s h n a m u r t i

Vientres estériles en danza caníbal


tremulan
suspensos
del sahumerio de los violines

Hembras fibrosas de clave indescifrable


venidas de puertos distantes
sensualmente brutales
olvidadas del óleo de su maternidad
orillan el espejo de la fortuna con la limpia
batería de sus curvas que los hombres debían destrozar

Silbidos de placer aguzan los sutiles


afiches de la imaginación
penetrada de éxtasis morboso
Sangre galopante en el trópico de sus arterias
filman con su armazón de huesos
emociones elásticas
trágicos arabescos
sonidos heteróclitos
fugas de pieles

53
maceradas de gozo ínclito

Galería de voces cardíacas el restaurant


desborda espumante alegría barroca
se han levantado carpas de rostros multicolores
Diminutas linternas mágicas los cigarrillos
fabrican telarañas
En cada mesa ofician médiums espiritistas
El minutero del reloj inyecta suero de alba
en las pupilas trashumantes
Pienso que no habrá otra sangre que la mía
depositada en el canal de sus entrañas
Esta argolla celular tensa mis nervios

Y siento que al andar


mi pecho se agrieta en un mudo grito de esperanza

54
9

Mueca de lágrima
el alma es berbiquí de emociones agujereando el corazón
Se vierten las esperanzas
amaestradas con el látigo de la pira interior
Y así
el horizonte que quedó a las espaldas
no volveremos a ver
a pesar de hacernos añicos el cerebro

Cada recuerdo abrevia nuestro existir


locuaz minuto que se ríe en nuestras barbas
hebras de nervios
sazonadas de lavaza sexual

Cualquiera diría que perdemos la serenidad


en esta percepción del dolor cotidiano
pero sabemos reír
y esta es nuestra única salvación

55
10

Subir por una cumbre


Dejar el mar atrás como un sollozo enorme
ahogando la soledad de una isla lejana

Virar con la palabra


H o y
nuestro destino
Torcer el horizonte con la mano
Espulgarse el pasado con una fe nasciente
Vivir
con el mejor dolor a cuestas de la carne
No saberse bochorno de la muerte
hembra manoseada por todos los cadáveres

La vida es vientre opimo de embarazos


sazonados con el jugo divino de los panales másculos

56
11

Compañera
alegre beso que roturas mi corazón de latidos arrítmicos
habrá que encender el brasero con el junco múltiple
de mis nervios
así será el calor más humano en este coliseo
de infortunios
Para alegrarte
el sol se calienta en la maternidad de tus vigilias
Encienden su fogata los árboles de cantos
Todas las mañana disparan las chimeneas
una salva de vírgenes auroras
El alero se entibia al sentir el pulmón de tu aliento
El viento gélido chupa el calor de tus orejas
La vertiente girándula plagia
tu risa ingrávida
El árbol enseñó a cantar a los pájaros
con el sabor melodioso de sus frutos maduros
Las campanas garlopas
aserran el horizonte en virutas de pájaros
Y nunca como ahora me siento guardián de tus cabellos
En ellos no nevará la luna
guante llovido de estrellas

Para alegrarte
todo se ha hecho nuevo
Yo mismo siento tener ya menos años
Vá alumbrarme tu beso oteado de lágrimas

57
12

El sol
la montaña y el mar
trilogía vital
Cada paso en la tierra es un erupto de emoción

Qué es el dolor en estos tiempos?


Globo de color
globo de color

El pino
ronzal tirante del camino en galope de leguas
Los árboles en carrera con un carcaj de pájaros
a la espalda
La montaña atrapada en la telaraña del cielo
c i e l o
canción de cuna de los recién nacidos

Este ensueño me duele musicalmente


aquí en el corazón
Salto la baraja del tiempo con el relevo
de mi alegría absoluta
Desternillo la tarde en una risa jocunda
superior en sentido y en hondura a la vida
ficha única
con que enfrento la suerte en esta feria del mundo

58
13

Ha llegado Charlot de un largo ensueño de horizontes


campanadas en el itinerario azul de los viajes
sin nombre
De un hálito extremo
se polariza la alegría trágica de la tierra saturada
de ánimo hirviente y creativo
Su mirada se aprieta
en las entrañas de los hombres que dejan en su marcha
adelante una prehistoria de códices antiguos
Charlot compendia y rebasa las actitudes del divino
intérprete de los Evangelios que parecen ser
letra muerta
Deviene más allá de Nuestro Señor Jesucristo
y él enseña la frase redonda del infinito acuario
de peces ultramarinos y astrales
El canto –su canto– es preñez de usinas que dan
ardor al sol y verdura a la tierra
cosas estas que florecen en pasión de juventud sportiva
en el arco iris de estadios vocingleros
Localiza la tierra y el cielo y fragua música alba
en los rostros convulsos de alegría
Charlot sonríe con un sabor a tierra roturada por
T O L S T O Y
mago que presiente el hervor infernal de los
exhombres mordidos por todas las tragedias humanas
Y tienen el magín de los pájaros que avientan al sol
el soplido de sus alas libérrimas
Algo hay de fuerza celeste en sus piernas ágiles
que mueven la tierra como palancas subterráneas
Y Charlot no se inmiscuye en la vorágine de las
vulgaridades que suenan a badajos onanistas
Libre de carnes
es toda su indumentaria espiritualista
Y sus actitudes plasman una cosmogonía
de edades pretéritas en una síntesis cinemática
Los hombres ignoran el dolor de sus parietales

59
golpeados en una infancia de lágrimas maternales
Los niños se alegran porque no ven en él
más que golosinas
Y una lágrima nerviosa en los párpados justifica
el sabor de los panes que hicieron dormirle con ternuras
de niño después de una danza íntima de entrañas
Detrás de él
los hombres enloquecidos
vierten sus copas ácidas de olvido
porque habrá que olvidar siempre a Charlot
para verle otra vez lacerado de infortunios
La risa nos la da en obsequio a nuestra infantilidad
con asomos de honorabilidad absoluta
En cambio es más fuerte su risa que la de los
industriales con cuyos sesos no llegaría a fabricarse
un haz de nervios disecados a lo largo de la cordura humana
Crée lo ubicuo que los vientos soplan como telarañas
cuando es Charlot quien los trae prendidos
de la falda en greguerías románticas
Lo nuevo pudiera ser sino vulgar
como en la metáfora o el símbolo o la hipérbaton
en Charlot la vena creativa irrumpe fecunda
como en vertiente nube oceánida o montaña
Plasma su afección cardíaca en la retina de la época
y hay quienes se afectan con solo verle chupar
los clavos de unos zapatos fáusticos
Bajo su solapa gloriosa
cobija a los que le aman con la estupenda
electricidad de los glóbulos rojos
Se juega el corazón
en el malabarismo de su junquillo estrambótico
que teje la trama de nuestra existencia trágica
y sensiblera
Que viene y vá por sobre la tierra
casi en la epidermis de los rostros humanos
predestinados a verle siempre democrático
Que esquiva el odio con una ironía visual
esta saliva de los pájaros que traen la golilla

60
del sol arrebujada en sus gargantas epifánicas

C H A R L O T C HA P L I N

que en un abrazo estrecha la tierra

hasta reventarle los ojos

los oídos

y el corazón

e n a f i c h e s d e s a n g r e

61
14

Madrugada
Las sienes
claraboyas
por las que se miran las estrellas limadas

Hacia altamar
una dellas
raudo velamen desplegada al viento del alba

Camino de las brujas y beatas


santiguadas por las cuatro estaciones
en cruz el alma
y la boca en blasfemias

Trapo virgen
los gallos
limpian sus cantos del tizne de la noche

Ubre suavemente desprendida del cielo


con que se alimentan los árboles para crecer

Flecha de caucho con que solía cazar gorriones

M a d r u g a d a
Ave y el laurel del sol en el pico

62
15

Mi piel es dura corteza


savia mi sangre autógena
sin embargo
me aprieta este nudo de la garganta cada vez más
lacteado de sollozos irreverentes

Arrimarse al futuro con unción intuitiva


fácil manera de uncir la eternidad
Soplar los despojos del pasado
moléculas suspensas
del diafragma visual de los astros
estos pájaros se han comido las alas

Venda el alba esta abierta herida de Humanidad


sangrando cohetes de acrobacias tragicómicas

Carne enraizada en la suela de mis zapatos


estaquillados de caminos proletarios
alcancías frágiles
en que se depositan las monedas de la gloria
y la miseria hermanadas

Alígeros ojos
fanfarria vital de las cosas estáticas
en la ruleta de las órbitas

Mi centavo cardíaco no tiene cuándo perderse


en la bolsa repleta de cadáveres de la muerte

Un grito invívito
hipeante convulsión de la vida en su término
salvará mis distancias en vértice
Hasta que venga ese grito
voy a tener que amarrarme los zapatos

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