Está en la página 1de 4

4.1.

1 Objeto 1: Bosque Húmedo

Presiones detectadas. • Conectividad alterada / fragmentación: medio

• Relaciones mutualistas/simbióticas alteradas: alto

• Alteración de la calidad del suelo: medio Fuentes de presión.

• Conversión a agricultura, ganadería, o silvicultura: alto

• Incendios provocados por humanos: alto

• Prácticas agrícolas incompatibles con la conservación: alto

• Prácticas ganaderas incompatibles con la conservación: bajo

• Prácticas forestales incompatibles con la conservación: alto

• Caza o recolección de subsistencia (legal y/o furtiva): medio

Entre todas las formaciones de la serie de bosques de la serranía de Paria, son los bosques
húmedos los que han sobrevivido a la extensiva modificación de la cobertura realizada por los
humanos. Particularmente los bosques estacionales o semideciduos han sido transformados a
sabanas para la ganadería, han sido transformados en plantaciones de café y cacao, o se
encuentran en estadios sucesionales derivados de los anteriores y en proceso de regeneración
natural. Sin embargo, como patrón general se puede decir que toda la cobertura vegetal original
ha sido modificada, quedando relativamente a salvo los bosques sobre las cumbres y vertientes
más con mayor pendiente en la zona, que corresponde a los bosques húmedos. La quema
recurrente de las sabanas, en el período de sequía, contribuye a estabilizar este tipo de cobertura
en detrimento de la regeneración natural del bosque. Además, donde la cobertura boscosa guarda
cierta apariencia de desarrollo y madurez, también la influencia humana se hace sentir mediante
el saque selectivo de plantas y animales. Las consecuencias de este proceso histórico, que con
seguridad se inició desde la llegada humana a la región, y se aceleró desde la colonización
europea, han llevado a la pérdida de cierta conectividad, particularmente en el sentido altitudinal,
a lo largo del gradiente planicie-cumbre de montaña. Los procesos erosivos también se han
desatado por causa de la modificación de la cobertura vegetal, en una región que por sí ya es
bastante frágil en lo geotécnico, y propensa a deslizamientos del material de alteración. La presión
selectiva sobre especies de interés económico (árboles madereros, plantas medicinales,
vertebrados de interés cinegético, etc.) seguramente ha alterado relaciones ecológicas de mutua
dependencia con otros elementos de las distintas comunidades.

6.2 Educación ambiental y participación ciudadana Es fundamental que Paria sea una región donde
se apliquen exitosamente programas de educación ambiental, que logren generar cambios de
actitudes y valoración positiva hacia la biodiversidad nativa, la sostenibilidad ecológica, y orgullo
por el patrimonio natural regional, teniendo una ciudadanía involucrada activamente en el diseño
y aplicación de políticas locales de conservación, sustentabilidad ambiental y calidad ambiental,
especialmente en las poblaciones y comunidades de las áreas protegidas y sus zonas de influencia,
aledañas y de amortiguación. El objetivo es lograr cambiar actitudes y valores en la población, a fin
de que los actores que inciden en la conservación de la biodiversidad estén efectiva y activamente
involucrados en la conservación. El sistema educativo formal aplica programas de educación
ambiental diseñados para lograr el objetivo, sometidos a un seguimiento y evaluación, así como
varios programas no formales dirigidos especialmente hacia comunidades específicas donde el
impacto de tales enfoques podría rendir beneficios a corto plazo para la biodiversidad, por
ejemplo en comunidades de pescadores, indígenas, agricultores que laboran dentro de las áreas
protegidas, comunidades que prestar servicio a turistas o en gremios de cazadores locales. El foco
principal debería estar centrado en la población infantil y juvenil, pero también en la población
adulta que ejerce actividades y usan los recursos asociados a la biodiversidad. Por otra parte, la
población no vinculada al sector agrícola o de explotación de recursos naturales, como por
ejemplo del sector servicios o industrial, también debe ser objeto de atención por parte de estos
programas, a fin de lograr aceptación y apoyo para las políticas de conservación, así como para
reducir el consumo y demanda de recursos obtenidos de forma ilegal o no sostenible (carne de
especies amenazadas, o de especies en veda, o productos vegetales obtenidos por medios no
sustentables). Además, la formación y capacitación de técnicos medios y superiores, en la región,
debe tener un fuerte y decisivo componente orientado hacia la producción sostenible, no sólo
teórica sino práctica, ya que de este recurso humano depende en gran medida la expansión de
usos y prácticas adecuadas. Por otra parte la sostenibilidad exige la participación de las personas
en la toma de decisiones sobre las políticas ambientales. Para ello deben existir mecanismos de
organización, información y acción, a fin de hacer realidad la gestión participativa en la
conservación. Esta organización requiere de inducción y estímulo, no sólo para participar haciendo
uso de los mecanismos ya establecidos, sino además creando nuevos mecanismos que surjan de
los propios actores. En tal sentido es posible pensar en grupos de pescadores organizados
discutiendo y acordando con las autoridades del área protegida cuotas de extracción, áreas de
veda, mecanismos de regulación y control. Otro ejemplo sería el de una comunidad agrícola
proponiendo que se formalice una zonificación especial que les permita tener acceso a recursos
especiales para implementar programas de agricultura sustentable. Ante una obra inconveniente
o ilegal desde el punto de vista ambiental, podemos pensar en un sector de la población
organizándose y actuando efectivamente ante las autoridades a fin de lograr el retiro de la obra. El
ámbito de aplicación de la estrategia debe abarcar toda la región, y todos los segmentos
socioeconómicos (urbanos, rurales), aunque debe aplicarse con especial énfasis hacia las
comunidades que viven dentro de las áreas protegidas y en sus zonas de amortiguación e
influencia. Los resultados de aplicar esta estrategia podrán expresarse a mediano y largo plazo, sin
embargo sus beneficios se espera sean perdurables. Quienes están llamados a implementar esta
estrategia son las organizaciones gubernamentales y civiles que ejercen la educación formal
(Ministerio, Gobernación, Alcaldías), la gestión ambiental, y aquellas que tengan como misión
contribuir con la conservación de la biodiversidad. Sin embargo un rol crucial lo tienen los
educadores o maestros de las escuelas públicas; ellos deben ser activamente participar en esta
estrategia. La aplicación de múltiples enfoques y aproximaciones para lograr el objetivo de la
estrategia, de acuerdo a los antecedentes y capacidades de cada organización, es un aspecto
positivo para su éxito. Una estrategia de esta naturaleza debe ser permanente en su aplicación.

6.4 Programas de reforestación Se prevé que aquellas zonas actualmente degradadas, sean
trabajadas activamente a fin de iniciar o acelerar procesos de restauración ecológica, pasivos y
asistidos, que permitan el retorno de comunidades vegetales diversas y complejas, muy parecidas
a las que existían originalmente antes de que fuesen perturbadas o degradadas por la acción
humana directa o indirecta. Tales comunidades restauradas se integraran a las comunidades
maduras ya existentes, incrementando así el tamaño del área del ecosistema que se desea
conservar, sirviendo como factor de conectividad entre fragmentos aislados de tales ecosistemas,
o integrando espacialmente procesos que habían sido desconectados por la interferencia
antrópica. El objetivo es incrementar la cantidad disponible de comunidades (biológicas en
general) maduras y diversas, lo más parecidas posibles a las originarias, a fin de mejorar todos los
aspectos relacionados con la conectividad y aquellos derivados de una mayor disponibilidad de
tales ambientes. Áreas que previamente fueron bosques y actualmente están sabanizadas o han
perdido su condición original, serán sometidas a procesos técnicos, con fundamento científico,
que rompan la estabilidad de las comunidades actualmente establecidas, impidiendo el avance
sucesional hacia una estructura o composición parecida a la comunidad original. En tal sentido se
hace necesario generar un banco de individuos de determinadas especies que puedan ser
implantados en tales zonas degradadas y que modifiquen las condiciones ambientales,
favoreciendo que otras nuevas especies se establezcan y modifiquen las condiciones de tal forma
que comience un proceso sucesional. Las especies escogidas para tal programa deben ser
preferentemente nativas, resistentes a condiciones ambientales extremas (fuego, sequía), con
capacidad de reproducción propia o que favorezcan la implantación de especies que se dispersan
en forma natural, pero que no encuentran en condiciones para establecerse exitosamente. Con los
años estas comunidades incipientes continuarán creando nuevas condiciones ambientales y
biológicas que permiten el cambio temporal y la evolución hacia comunidades más maduras y
parecidas a las originales. En otros casos podrá ser suficiente con la siembra directa de semillas o
plántulas de las especies que se quieren restaurar (ej. Mangle), en sitios degradados, donde tal
siembra acelera la llegada de los propágulos que en condiciones naturales hubieran tardado años
en llegar. También es posible que se requiera generar condiciones adecuadas del sustrato para
favorecer la implantación de las plantas “pioneras” que permitirían comenzar el proceso
sucesional. Por ejemplo, mediante “zanjas de absorción” que generan condiciones de humedad y
retención de sedimentos adecuadas. En general tales especies “pioneras” deben ser especies
nativas, ya presentes en la región, pero pudiera darse el caso de que las que tengan mejores
condiciones ecológicas para serlo sean especies no nativas, en cuyo caso debe procurarse que
tengan un potencial “invasor” nulo, es decir, que no exista el riesgo de que se conviertan en
especies invasoras. En general la estrategia de restauración o reforestación debe venir
acompañada de programas de prevención y combate de incendios. La gran mayoría de los
proyectos de reforestación en la historia de Venezuela han fracasado por no tomar en cuenta este
aspecto, ya que un solo incendio puede arruinar y dar al traste con años de esfuerzo de
reforestación. Otro aspecto fundamental es disponer de la tecnología e infraestructura para
producir decenas de miles de arbolitos o plántulas al año. Esto significa disponer de terrenos para
ubicar los viveros, disponer de proveedores de semillas y asistencia técnica. Las zonas más
necesitadas de este tipo de tratamiento son aquellas que están produciendo efectos negativos
aguas abajo como consecuencia de la pérdida de cobertura vegetal protectora, adyacentes a
comunidades naturales valiosas. Las cuencas hidrográficas que drenan sus cursos de agua hacia el
Golfo de Paria, y hacia las playas de la costa norte de la Serranía de Paria, son algunas de las que
resaltan para la aplicación de estos programas. Particularmente sería conveniente establecer
programas de restauración en la cuenca del río o quebrada Chispero, el cual provee una conexión
ecológica entre ambos parques nacionales. Los resultados de los programas de reforestación no se
ven en el corto plazo. Son necesarios esfuerzos prolongados y sostenidos. En otros casos del país,
por ejemplo en el PN El Ávila, los esfuerzos se aprecian en términos de cambio de la cobertura
vegetal, al pasar de sabanas a matorrales, en lapsos de no menos de 5 a15 años. Estos programas
deben disponer de apoyos oficiales (nacional, estadal, municipal) que les permitan tener carácter
permanente, especialmente en el campo económico. También proveen de fuentes de empleo,
permanentes y temporales, y requieren del concurso de voluntarios, organizaciones
ambientalistas y del sector académico. Una forma interesante de implementarla seria que
estuviese a cargo de una organización ambientalista con soporte económico oficial y con apoyo de
comunidades organizadas. El apoyo técnico de especialistas es importante, y las comunidades
organizadas y escuelas pueden y deben participar. Este programa ofrece una oportunidad única de
lograr un involucramiento activo de los ciudadanos, sirviendo como proceso educativo eficaz.
Debe diseñarse a fin de que sea un programa permanente y continuo, aprovechando el impulso
generado por la Misión Árbol, optimizando y profundizando su acción, de modo que pudiera
convertirse en un programa eje para esta estrategia.

También podría gustarte