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El libro de bolsillo
Alianza Editorial
Madrid
Ensayos y críticas
Sección: Literatura Edgar Allan Poe:
Ensayos y críticas
El Libro de Bolsillo
Alianza Editorial
Madrid
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~ ~torial. s. A, Madrid. 1973 '
'-'ii.UC Milán, 38; . . 200 0045
ISBN 8+206-1464-5
.Dc:p6sito lepi: M. 20.252-1973 .. ·~
Papel fabricado por Tonas Hos1ench, S. A.
I. G., S. A. Torrejón de Ardoz (Madrid)
Al lector
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1
Filosofía de la composición
Pienso que en la manera habitual de estructurar un las fantasías plenamente maduras que hay que descartar
relato se comete un error radical. O bien la historia pro- con desesperación por ingobernables, a las cautelosas se-
vee una tesis o ésta es sugerida por algún incidente del lecciones y rechazos, a las penosas correcciones e inter-
momento; a lo sumo, el autor se pone a combinar acon- polaciones; en una palabra, a los engranajes, a la maqui-
tecimientos sorprendentes que constituyen la base de su naria para los cambios de decorado, las escalas y las tram-
narración, y se promete llenar con descripciones, diálogos pas, las plumas de gallo, el bermellón y los lunares pos-
o comenta~is personales todos los huecos que a cada pá- tizos que, en el noventa y nueve por ciento de los casos,
gina puedan aparecer en los hechos o la acción. constituven la utilería del histrión literario.
Por mi parte, prefiero comenzar con el análisis de un Por ~tra parte, tengo plena conciencia de que no es
efecto. Teniendo siempre ~> la vista la originalidad (pues frecuente que el escritor esté en condiciones de volver
se traiciona a sí mismo aquel que prescinde de una fuen- sobre sus pasos y mostrar cómo llegó a sus conclusiones.
te de interés tan evidente y fácilmente obtenible), me digo En general, las sugestiones se presentan confusamente al
en primer lugar: «De entre los innumerables efectos o espíritu, y en la misma forma se las sigue y se las olvida.
impresiones de que son susceptibles el corazón, el inte- Por mi parte, no comparto la repugnancia a que he
lecto o (más generalmente) el alma, ¿cuál elegiré en esta aludido antes, y jamás he tenido la menor dificultad en
ocasión?» Luego de escoger un efcto que, en primer tér- rememorar los sucesivos pasos de cualquiera de mis obras;
mino, sea novedoso y además penetrante, me pregunto si y puesto que el interés del análisis o la reconstrucción
podré lograrlo mediante los incidentes o por el tono ge- que he señalado como un desideratum es por completo
neral -ya sean incidentes ordinarios y tono peculiar o independiente de cualquier interés real o supuesto por la
viceversa, o bien por una doble peculiaridad de los inci- obra analizada, no creo faltar a las conveniencias sí
dentes y del tono--; entonces miro en torno (o más bien muestro el modus operandi por el cual llevé a cabo uno
dentro) de mí, en procura de la combinación de sucesos de mis poemas. He elegido El cuervo por ser el más
o de tono que mejor me ayuden en la producción del generalmente conocido. Es mi intención mostrar que
efecto. ningún detalle de su composición puede asignarse a un
Muchas veces he pensado cuán interesante sería un ar- azar o una intuición, sino que la obra se desenvolvió
tículo de revista donde un autor quisiera- o mejor di- paso a paso hasta quedar completa, con la precisión y el
cho, pudiera- detallar paso a paso el proc~s por el rigor lógico de un problema matemático.
cua! una .de sus ~ompsicne llegó a completarse. Me Dejemos del lado, como ajeno al poema per se, la cir-
es tmpostbte dectr por qué no se ha escrito nunca un cunstancia -o la necesidad- que en primer término hi-
artí•.:ulo semejante, pero quizá la vanid?d de los autores zo nacer la intención de escribir un poema que se adecua-
sea más responsable de esa omisión que cualquier otra ra a la vez al gusto popular y al crítico.
cos~. La mayoría de los escritores -y los poetas en es- Partamos, pues, de dicha intención.
pecral:- prefi~n ?ara entender que componen bajo una Lo primero a considerar fue la extensión. Si una obra
especte de ,esplnd~o frenesí, una intuición extática, y se literaria es demasiado larga para ser leída de una sola
estremecenan a la tdea de que el público echara una ojea- vez, preciso es resignarse a perder el importantísimo
da a lo que ocurre en bambalinas, a las laboriosas y vaci- efecto que se deriva de la unidad de impresi6n, ya que
la_ntes crudezas del pensamiento, a los verdaderos desig- si la lectura se hace en dos veces, las actividades munda-
mos a:canzados sólo a último momento, a los innumera- nas interfieren destruvendo al punto toda totalidad. Pero
bles VIslumbres de ideas que no llegan a manifestarse, a dado que, ceteris parlbus, ningún poeta puede permitirse