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El 13 de abril de 1823, donde aparece en el diario capitalino «El Águila Mexicana»

un anuncio de Guillermo Parrot en el que ofrece sus servicios como cirujano


dentista, en su domicilio de la calle de San Francisco # 6, frente a la Iglesia de la
Profesa, en donde vendía un medicamento para blanquear y conservar sana la
dentadura. De esta manera anunciarse en los periódicos era la costumbre de
médicos y dentistas del siglo XIX, sobre todo de los segundos, que, para darse a
conocer, explicaban todo lo que podían hacer. Parrot siguió anunciando sus
servicios y meses después, publicó un folleto informativo sobre el ejercicio dental.
Poco a poco se fueron estableciendo nuevos gabinetes de dentistas extranjeros en
la Ciudad de México y en algunas otras ciudades como
Mérida, Veracruz, Guadalajara, San Luis Potosí y Puebla. Los dentistas, de
acuerdo con la moda francesa, se hacían llamar profesores.
Durante todo el siglo XIX siguieron llegando a México dentistas
extranjeros, enterados de que en México tendrían el éxito deseado, por la poca
competencia y la gran cantidad de pacientes que necesitaban sus servicios.

La pequeña obra, titulada Observaciones generales sobre el cuidado que debe


tenerse con la dentadura, consta de 12 páginas en las que describe la anatomía de
los dientes, la formación del tártaro dentinario, la forma en que ataca la caries, los
medios que deben ser empleados para conservar sanos los dientes y por último una
parte dedicada a los dientes artificiales. La sociedad mexicana había acogido con
beneplácito a los dentistas extranjeros, personajes novedosos, nadie cuestionaba
la existencia de sus conocimientos, ni la veracidad de sus títulos. Habían llegado de
Europa y los Estados Unidos, tenían elegantes gabinetes como en sus países de
origen y la gente adinerada solicitaba sus servicios.

En 1840, durante la junta departamental de la Escuela Nacional de Medicina, se


determinó que los dentistas extranjeros debían de presentar un examen que
acreditaran sus conocimientos, para poder obtener la licencia de cirujanos
dentistas. Solicitud de examen dirigida al presidente del Consejo. En cuanto se
cubrieron estos requisitos, la junta examinadora seleccionaba al jurado, el día y la
hora en que se llevaría a cabo el examen. De esta manera el Dr. Crombé fue
aprobado en el examen y se convirtió en el primer titulado como cirujano dentista
en México
En los años siguientes llegaron a diferentes ciudades de México, dentistas
extranjeros y muchos de ellos se examinaron y recibieron título en la Escuela
Nacional de Medicina. Sabemos que era común que los dentistas tuvieran en su
gabinete, aprendices que los ayudaban, a cambio de conocer los secretos del Arte
Dental dos o tres años después, se podían independizar. Tres días después del
examen profesional de Chacón, hizo lo propio el segundo mexicano, Benito
Acuña, y así empezaría la titulación de cirujanos dentistas mexicanos.

El Positivismo se desarrolló como un método y una doctrina, es decir, asociaba


objetivos científicos y políticos. Al ser superada la «anarquía» generada por la
Revolución Francesa, para mantener el nuevo «establishment», su calidad de
representante de la burguesía y consolidador del poder de esta clase social-
sistematizó a la Sociología y a la Política como ciencias, aduciendo que los
derechos de la sociedad estaban sobre los derechos del hombre, y el orden social
era condición indispensable para alcanzar cualquier progreso. Las nuevas
condiciones sociales del siglo XIX y estas ideas positivistas el conocimiento
experimental de la naturaleza, permitieron de manera definitiva que la Medicina
General y la incipiente Odontología pasaran a la Era Científica. Los adelantos
científicos en el campo de la Microbiología, realizados por el francés Louis Pasteur
y el alemán Robert Koch organización. El reflejo de eso se observó en la primera
escuela dental del mundo que se creó en 1840, en Maryland.

Leopoldo Zea, en su destacado trabajo sobre el Positivismo en México, señaló que


el médico mexicano Gabino Barreda viajó a Francia para aprender directamente de
Comte, la filosofía positivista. En 1867, fundó en la ciudad de México la Escuela
Nacional Preparatoria, de acuerdo con las ideas positivistas. Con ello, se inauguró
la formación del alumnado con un rigor científico hasta entonces inédito en
México. La Escuela Nacional Preparatoria fue el antecedente para la formación de
los profesionistas de México, en un ambiente en el que se rindió culto a la ciencia y
a la tecnología como motores del progreso.

Una vez consumada la independencia de México, el Tribunal del Protomedicato


terminó sus actividades en 1831. No obstante, durante el período histórico en el que
se debatía la definición liberal de la República, se advirtió la ausencia de un sistema
nacional de salud, porque las actividades sanitarias, estaban bajo la jurisdicción de
los Estados y Municipios. En consecuencia, en enero de 1841 se estableció el
Consejo Superior de Salubridad, como la instancia oficialmente encargada de
regular y vigilar el ejercicio autorizado de la Medicina en todas sus
modalidades, incluyendo las artes dentales. Los aspirantes a ejercer como
dentistas, al no existir una educación formal, forzosamente deberían demostrar ante
los examinadores de la Escuela Nacional de Medicina, una suficiencia de
conocimientos en el área médica a practicar.

«Médicos, cirujanos, dentistas, farmacéuticos, flebotomianos y parteras, que


quisieran ejercer en el Departamento de México, empezarían por acreditar ante el
Consejo sus buenas costumbres y recta vida por medio de un documento resultante
de una investigación hecha por un alcalde, además de que los tres primeros
pagarían veintidós pesos y los restantes dieciséis, de cuyas cantidades, en ambos
casos, seis pesos serían para el sello primero nacional que debería llevar cada
pergamino y el resto para los fondos del Consejo Superior de Salubridad». De ese
modo, en el México del siglo XIX, acatando las anteriores disposiciones legales, se
expidieron los primeros títulos de dentistas. Según los archivos del Consejo, en el
transcurso del siglo XIX, fueron 133 hombres y tres mujeres los que se graduaron
de cirujano dentista.

CREACIÓN DE LA PRIMERA ESCUELA DE ODONTOLOGÍA EN MÉXICO


Rojo, Teófilo Valdez, Juan Falero, Alfredo Reguera y Ricardo Crombé, se
organizaron para gestionar la fundación de la primera escuela de odontología en
México. El proyecto cristalizó el 19 de abril de 1904, una vez que Porfirio Díaz emitió
un decreto autorizando la creación del plantel educativo al que se le denominó
Consultorio Nacional de Enseñanza Dental que estuvo anexo a la Escuela Nacional
de Medicina. La dirección de esa pionera institución quedó en manos de Ricardo
Crombé. «Un pequeño local, dotado de un sillón Wilkerson, gasómetro para
protóxido de azoe, y una vitrina con arsenal dedicado a la exodoncia y cirugía menor
de la boca. La porción restante del plano corresponde a la pequeña sala de
espera, salón para clases orales, laboratorio para trabajos de caucho y celuloide, y
otro para trabajos de oro y metales.

Uno de los requisitos para ingresar como alumno a la recién creada institución
formadora de odontólogos, fue haber aprobado los cursos de la Escuela Nacional
Preparatoria.
A partir de la década de 1920, asumiendo como modelo y guía a la institución
pionera, surgieron otras Escuelas de Odontología en el interior del territorio
nacional, empezando en las ciudades de Mérida, Guadalajara y Monterrey
La necesidad de contar con una escuela como las que proliferaban en Estados
Unidos y Europa fue planteada por médicos y dentistas desde los años 80. Los
miembros de la Primera Sociedad Dental habían considerado el asunto, pero el
grupo se desintegró antes de consolidar las bases de este proyecto
«Manuel Carmona y Vale, digno director de la escuela de Medicina, está estudiando
de acuerdo con la Secretaría de Justicia, las reglamentaciones de los estudios
especiales que para la carrera de dentista se requieren. » La Sociedad Odontológica
Nacional se disolvió y el asunto no se volvería a tratar gremialmente hasta 1 1 años
después cuando se integró la Sociedad Dental Mexicana, segunda en su
género. En La Revista Dental Mexicana, dirigida por Young se publicaron artículos
sobre escuelas dentales de Estados Unidos, Japón y Rusia, momento en que
vuelve a ponerse sobre la mesa, la necesidad de crear en México una escuela
dental.

Ocurso -escrito jurídico- que la sociedad Dental Mexicana eleva al C. Presidente de


la República Mexicana. Presidente de la República Gral. Porfirio
Díaz. «Actualmente, para ejercer el arte dental, basta pedir el examen del caso en
la Escuela de Medicina, apoyando la solicitud con un certificado en que conste que
el candidato ha ejercido durante dos años, en el gabinete de cualquier dentista
titulado. »
En septiembre de 1902 el doctor José J. Rojo fue comisionado por el Presidente
Díaz para hacer una visita a las principales escuelas dentales de los Estados
Unidos, para que a su regreso, entregara un reporte sobre la organización y el
funcionamiento de estas instituciones. El doctor Rojo entregó un informe muy
detallado sobre las escuelas dentales de Harvard, Búfalo, Chicago y Nueva York.

«La profesión dental en los Estados Unidos ha alcanzado un alto grado de


desarrollo. Existen en la actualidad 60 instituciones consagradas a la enseñanza del
arte dental. La mayor parte de ellas relacionadas con colegios de medicina y
hospitales generales, y algunas formando parte integrante de universidades, como
la escuela dental de la Universidad de Harvard, la de Pensilvania, una de las más
ricas y mejor acondicionadas del país». Toda esta información serviría de punto de
partida, para la escuela que estaba próxima a ser inaugurada.
En julio de 1903 fue nombrado el personal docente que debía inaugurar los cursos, y
aunque solo dos de ellos, Crombé y Falero, habían cursado la carrera en una
escuela dental, los seis profesores eran excelentes dentistas
Como apoyo a la naciente institución, con escaso presupuesto, y poco
alumnado, en esta primera etapa el director y el secretario no recibirían
remuneración alguna por sus funciones. A fines de 1903 y gracias a las gestiones
de José J. Los muebles y demás enseres fueron adquiridos en México. El día 19 de
abril de 1904, se llevaría a cabo la solemne inauguración, a la que acudió, en
representación del Presidente de México, el Secretario del Despacho de Justicia e
Instrucción Pública, licenciado Justino Fernández, y otras personalidades como el
Dr. Eduardo Liceaga, director de la Escuela Nacional de Medicina, el Dr. Alfonso
Ruíz Erdosaín, secretario de la misma, el director y personal docente de la nueva
institución, así como un grupo de personalidades del gremio académico, médico y
dental. Rojo obtendría su independencia total.

Es también la culminación de un proceso que inició a principios del siglo XIX, con la
llegada de los dentistas extranjeros y terminó con el nacimiento de una profesión
reconocida y reglamentada, punto de partida de la odontología mexicana. En 1 91
1, la casa de la Escondida era ya insuficiente para albergar al creciente número de
estudiantes y la institución se cambió a un edificio en la calle de Mina, en donde
permaneció solo unos meses, para mudarse a una antigua casona en la calle de
Moneda, en donde permaneció hasta 1916, año en el que se instaló en el edificio
anexo a la Escuela Nacional de Medicina.

En la ciudad de México a las 7 pm del día 16 de julio de 1898 reunidos en las oficinas
de la Compañía Manufacturera Dental Mexicana, calle de Vergara # 18 a invitación
del Dr. Young propuso que las reuniones fueran mensuales y se efectuaran en el
mismo sitio. En la reunión se nombró presidente, por aclamación, al Dr. Ricardo
Crombé, situación comprensible, ya que además de ser egresado de una escuela
dental estadounidense y ser hijo de Eugenio Crombé, primer dentista titulado en
México, poseía uno de los gabinetes más exitosos de la Ciudad. Uno de los puntos
principales a los que se abocaron los miembros de la mesa directiva, fue el de invitar
como presidente honorario al general Porfirio Díaz, decisivo para sus proyectos
futuros. La membresía de la sociedad se incrementó con el paulatino ingreso de
cirujanos dentistas de la ciudad de México y otras poblaciones de la república.

La FDI en México, tuvo como presidente al Dr. Rojo y el proyecto de trabajo incluyó
la coordinación con las autoridades de la Escuela Nacional de Odontología, para
organizar conjuntamente actividades tendientes a actualizar a los cirujanos
dentistas y a responder ante la Federación Dental Internacional, proyectando una
imagen de actividad científica. La FDI de México fue señalada como no democrática
y elitista.

La primera obra sobre dentistería Reflexiones sobre la importancia de conservar la


dentadura y manejo necesario al efecto fue publicada en 1823 y escrita por
Guillermo Parrot, primer dentista del que se tiene referencia en México. Consta de
55 páginas y más que carácter científico, es una obra informativa sobre el quehacer
del dentista de la época. Muy seguramente Parrot publicó esta obra como
propaganda de los servicios que brindaba. El índice es muy parecido al de la obra
anterior, y brinda además, consejos a la población, sobre el cuidado de los dientes.

El autor menciona ser de origen francés y haber aprendido la profesión con el


conocido dentista parisino Duruty Duiviere. El dentista J.

Tuvo dentro ocho páginas de artículos, dos o tres de anuncios e incluye también un
listado de los cirujanos dentistas en ejercicio, con direcciones y fechas de sus
exámenes profesionales. Los artículos de la sección científica eran tomados y
traducidos de revistas extranjera, o bien escritos por dentistas mexicanos, como el
propio editor y Manuel Higareda, Javier Anaya, Manuel Valle y José María Pérez. El
primer número de La Revista Dental Mexicana, órgano de la Sociedad Dental
Mexicana, salió a la luz en junio de 1898. El editor, Charles Aubrey Young, fue un
dentista norteamericano establecido en México quien además de ejercer la
profesión, estableció el primer depósito dental, que llevó el nombre de Compañía
Dental Consolidada de Nueva York
.

El primer caso de una mujer, ya como la operadora principal en la atención


dental, fue el de Ana María Page, norteamericana avecindada en México. La
primera mujer titulada como dentista fue Margarita Chorné y Salazar. Su padre
había sido el joyero oficial de la Catedral de México y seguramente su habilidad en
el manejo de piezas pequeñas. Don Agustín Chorné tuvo uno de los gabinetes
dentales con mayor prestigio en la ciudad de México, pero nunca se tituló, el que si
Io hizo fue su hijo Rafael, en 1881.

A Margarita le llamó la atención desde pequeña, el trabajo de su padre y a fuerza


de insistir logró que éste y su hermano le permitieran asistir como
ayudante. Posteriormente, cuando decidió titularse, su padre le sugirió asistiera al
gabinete del profesor Mariano Chacón que fue el que avaló que Margarita ya tenía
los conocimientos requeridos. El 18 de enero de 1886 fue su recepción profesional
en la Escuela Nacional de Medicina de México, este acto fue todo un acontecimiento
para la sociedad mexicana, pues antes de ella, ninguna mujer había tenido un título
profesional.

Aunque existían todavía algunos dentistas extranjeros, la mayoría ya eran


mexicanos y aunque el número de dentistas era limitado; la competencia entre ellos
era reñida y con frecuencia terminaban en pleitos personales de gran envergadura.
Como era costumbre, y para atraer pacientes; algunos exageraban sobre las cosas
que eran capaces de hacer en los anuncios que ponían en los periódicos; otros
mentían mencionando estudios y premios inexistentes.
En los años 80, sucedieron algunos otros hechos dignos de mencionar, como la
llegada a México del célebre profesor Merolico, un personaje con características
muy semejantes a los charlatanes europeos del siglo XVIII. La primera noticia que
tenemos de Raphael Juan de Meraulyock, es un anuncio publicado en "El Monitor
Republicano" de enero de 1880; con un larguísimo texto en donde asegura efectuar
diversos tratamientos, como corregir las bocas demasiado grandes y abrir los ojos
gachos; ambos defectos físicos eran solucionados mediante un sencillo
procedimiento quirúrgico. En lo referente a tratamientos dentales, ofrecía extraer
dientes, colmillos y muelas inservibles sin causar dolor alguno 6

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