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Leyen
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Padre
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¿Quién no ha escuchado alguna vez la popular leyenda del Padre


Almeida? Según cuenta la tradición, en el convento de San
Diego, varios siglos atrás, vivía un joven sacerdote franciscano,
el padre Almeida, quien se caracterizaba por su afición a las
fiestas nocturnas y al aguardiente. Su manera de evangelizar
era un poco particular, ya que en el día y noche salía con un
grupo de amigos para ir a cantar, se podría decir que no se
apegaba a las costumbres religiosa de la época. Aparentemente,
los planes del padre eran seguir en ese ritmo de vida, pero el
destino le jugó una broma pesada que le hizo cambiar
definitivamente.
Lo que muchos no saben es que este personaje existió́ en
realidad y ocupó cargos de suma importancia en los conventos
de San Diego y San Francisco. Hemos brindado el resumen de
su historia, la cual se ha convertido en una de las leyendas
ecuatorianas más populares.

La Leyenda del Padre Almeida

Cuenta la leyenda que el Padre Almeida junto


con otros frailes se escaparon del convento donde vivían.
Llegaron a una casa de citas que estaba cerca de
la quebrada, se quedaron tomando y bailando toda
la noche.

Desde esa noche junto con sus compañeros,


el padre Almeida trató de escapar tantas veces
como fuera posible.

Los padres superiores se enteraron de las


escapadas de ciertos frailes por las noches, e
inmediatamente ordenaron levantar los muros del
convento.

El padre Almeida buscó otra manera de escabullirse,


entonces se dirigió a la capilla del convento, vio que justo
encima del Cristo de madera ubicado al fondo, estaba
una ventana por la cual él podría huir.

Asi que trepaba por el Cristo de madera y salía


por la ventana. Esto pasaba noche tras noche.

Pero una noche mientras Almeida trepaba por el


Cristo escuchó una voz "Hasta cuándo Padre Almedia",
a lo que el perspicaz fraile respondió "Hasta
la vuelta mi Señor", y sin dar más importancia
salió hacia su juerga.

Al regresar de sus andadas por la madrugada,


en un callejón cercano al convento, vio una procesión
en la que llevaban un ataud.

El Padre Almeida se acercó y preguntó "Disculpe señor,


¿A quién llevan en este ataud?", y una voz tenebrosa
le respondió "A un hombre que disfrutaba de la vida
nocturna llamado Manuelito de Almeida!! JAJAJA!!!"

Al ver el cadaver de aquel hombre se dio cuenta que era


él mismo, dio un gritó y se puso de rodillas a rezar
un Padre nuestro y pedir perdón

Desde ese día el Padre Manuel de Almedia cambió,


llevando una vida ejemplar para la Iglesia hasta casi
convertirse en un santo.

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