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PRIMER ACTO
ISIDRO: Bendito sea Dios, padre de nuestro señ or Jesucristo, bendita sea la Santísima Virgen y
bendito todos los santos, gracia a Dios por habernos dado de comer y beber sin merecerlo, te
pido que mandes un buen tiempito para la cosecha, es que tanto aguacero y tantas
inundaciones han acabado con mis cultivos, para la muestra un botó n mire la olla que me tocó
poner para la gotera. (Bacinilla) te pido señ or que no nos faltes con el bocado de comida y con
las hermanas demá s muchachas de la casa, que aunque a veces hacen unos inventos, pero
siempre tenemos de comer, y esa jartadera de esos muchachos que a veces dejan sin nada.
(Llamando a Carmelo. Melo, melito)
CARMELO: muchachos que vayan que Isidro los necesita. Oíste hombre y para que los
necesitas?
ISIDRO: vea hombre Cartuflo vaya dele una vueltica a la finca, primero va a la manga y al
potrero, se fija que no hayan portillos abiertos y que los dos terneritos que tenemos no vayan
a hacer dañ os en los cultivos y tengan buen pasto y estén bien cuidaditos, y por ahí derecho
se pasa por la alverja y la habichuela para ver si necesita que Elkin le eche una fumigadita, aaa
y no se te olvide ir a mirar los cultivos de papa para ver cuando es la arrancadita y cuidado
con las culebras, (no vaya ser que lo muerda en la otra pata y hay sí quede cojo de las dos
patas).
ISIDRO: y usted mijo vá yase para el acueducto y limpia los tanques y se fija que la manquera
este en buen estado.
EMILIO: oigan a mi apá , que me lleven los demonios pero yo por allá no voy que calor y de
pronto me enfermo.
CARMELO: ehh ave maria hombre, no seas perezoso, anda hacele el mandado a tu papá.
EMILIO: y si llueve… me mojo, y si me sereno… me da gripa, y si…no, no yo por allá no voy a ir.
ISIDRO: ehh ave maría por Dios hombre, usted con 21 añ os y no es capaz de hacer ese
mandaíto, definitivamente estamos es llevaos.
EMILIO: yo tengo mucho perro( bosteza y se estira), para que trabajar, para que, que trabajen
los burros. Yo no tengo necesidad de eso y menos de ponerle la carita y este bello cuerpecito
al sol. Ni por el pu…
CARMELO: que cosas tan horribles estas diciendo vos , cerrá esa jeta, no vaya ser que Dios te
castigue.
ISIDRO: si carmelito, muy bien dicho. Mijo no se deje llevar de la pereza. La pereza es la
madre de todos los vicios.
EMILIO: y como madre es madre… hay que respetarla. Yo no voy a ir a ninguna parte,
suficiente trabajo tuve ya con almorzar, solo quiero descansar porque estoy es muy, muy
lleno.
CARMELO: piense que nosotros ya estamos viejos y no le vamos a durar toda la vida, ¿Qué va
a hacer cuando quede solo y con lo inú til que es?
EMILIO: oiga (se queda pensando. Suena mú sica) ahí es donde voy a pasar bueno, me siento a
comer, a beber y a disfrutar. Yo no me voy a matar como el viejo, me doy gusto y me
parrandeo esta finquita.
ISIDRO: (enojado) no me respetes a mí, pero respeta a tu tío, usted se porta así porque me
tiene vivo, razó n tenía mi querida y adorada amada, al decirme que usted no iba a servir pa
nada.
EMILIO: ea a usted para echar cantaleta lo llaman el bobo, que viejo tan cansó n. No me trate
como a un cagó n chiquito, deja esa joda, que así me aburre má s. (Dirigiéndose al pú blico) ni
tarado que fuera. Yo má s bien me largo para la quinta porra, esta cantaletita no se la aguanta
es nadie.
CARMELO: ¿Qué te vas? Lá rgate, Pero ya zá ngano desconsiderado, mira a ver dó nde te van a
cargar como tu papá.
ISIDRO: déjalo ya Carmelito, déjalo. Que haga lo que le dé la gana. El tiempo es muy buen
amigo y el recapacitará .
CARMELO: vos lo mimas mucho, si desde chiquito le hubieras andado duro como al
trabajador, sería un hombre hecho y derecho, (ya decía constantemente mi querida cuñ ada el
dicho muy conocido) “cuida cuervos y te sacará n los ojos”
EMILIO: si home! Como se han manejado de bien conmigo. Como no moñ itos, no ven que a mí
me han criado como cualquier peó n.
ISIDRO: vea mijo (enojado) no me haga subir el apellido, se me está acabando la paciencia.
Estese calladito que me está sacando de quicio. No haga nada para que nos evitemos
problemitas.
CARMELO: si se va a largar que se largue de una vez, de mi parte la señ al de la cruz y a volar.
EMILIO: que milagro que ahora si me está n dando libertades, acuérdense como era antes: que
no salga que se serena, que no se moje que se tuerce, que no vaya al pueblo que se
emborracha, que no mire las mujeres que lo perjudican, que no se junte con los peones que le
enseñ an groserías, que rece (má s que este Elkin) para que la virgen lo ayude, que montó n de
pendejadas. Por eso es que yo me voy de aquí a buscar las mujeres buenas, bien buenas, el
traguito y la vida fá cil.
TRABAJADOR: todo bien patró n, los terneritos está n bien y alentados, el cultivo de alverja y
habichuela está n excelentes, no necesitan sino un tiempito má s y estamos cogiendo cosecha,
las papas no se diga, mejor prepá rese porque el trabajito que vamos a tener los sá bados es
bastantico, para poder recoger toda la cosechita y no se nos pierda nada.
ISIDRO: eso está bien, se le pierde a uno un hijo no fuera tan de malas se le pierda la
cosechita.
TRABAJADOR: que bicho le pico, está sacando las uñ as, ¿dó nde queda la mierda? Eso debe
ser muy lejos y oler muy maluco hmmmm, qmmm
ISIDRO: mijo no se vaya, vea que es por su bien, estese aquí aunque no haga nada, con só lo
verlo me consuelo, si ya perdí a su madre no te quiero perder a vos.
CARMELO: déjalo, a rogarle a Dios y al que tenga plata, que chupe y coja experiencia. (le
entrega la maleta)
ISIDRO: a Dios hijo mío (le echa la bendició n) la vida es muy iró nica, tanto que los quiere uno,
los cuida, pero ellos se van, esa es la ley de la vida (dirigiéndose al pú blico, suena mú sica y se
cierra el teló n)
SEGUNDO ACTO
ISIDRO: ahora sí ¿qué voy a hacer santísimo Dios mío? Tan viejo, tan achacoso, abandonado
hasta del trabajador y sin siquiera ser capaz de andar. Si tan siquiera encontrara quien me
hiciera los alimentitos, le regalaría todo lo que tengo, con tal de que lo compartiera con los
má s pobres y necesitados. Ya que mi pobre, adorada y amada señ ora la ú nica que me era fiel
hace muchos añ os que el señ or se la llevo a disfrutar de su santa gloria, por los siglos de los
siglos…
ISIDRO: mejores las tengan ustedes, entrencen para dentro, con toda la confianza bien
puedan.
ISIDRO: muy bien gracias al altísimo: este pobre viejo resignado con su situació n y con esta
soledad tan tremenda.
BERNARDITO: ¿no le da miedo aquí solito sin ninguna compañ ía, no se siente muy triste sin
quién le haga la comidita?
ISIDRO: yo estoy bien acompañ ad, el señ or y la virgen del Carmen nunca me han
desamparado. Hasta ayer pude moverme un poco y hasta hacía algunos destinitos. Hoy ya me
siento má s achacoso y no puedo moverme bien.
DIMAS: pues nosotros hemos venido a ayudarle, yo puedo administrar la finquita y ponerle
todo al pelo para que le de mucha productividad.
ISIDRO: no exagere tanto que me está haciendo emocionar, a ustedes fue que los á ngeles me
los mandaron o qué pues.
DIMAS: él es Bernardito y yo soy dimas y estamos aquí para servirle en todo lo que usted nos
necesite.
BERNARDITO: no se preocupe por nadita, descanse y rece. (Hablá ndole a dimas) mi hermano
al boleo.
ISIDRO: quiénes estas gentes tan caritativas, tan bondadosas, son extrañ as pero parecen
buenas personas, bueno aquí yo soy el necesitado má s tienen ellos que sufrir conmigo, que yo
con ellos, Jesú s, maría y José a vos los encomiendo y líbrame de los malvados.
LUCRECIA: será bien (observa todo) ¿vive aquí solito? Pobrecito ¿no sufre mucho? Que
pecaito, y esta enfermito?
LUCRECIA: eehhh ave maría, eso sí está muy grave; pero tranquilo que yo vine a cuidarlo bien
(se le acerca y lo acaricia) cierto viejito lindo, bizcochito fresco, repapacitooo.
ISIDRO: mmmm retírese un tantico má s bien, usted no me huele nadita bien, parece que
comiera azufre o algo así, huele como a off fo , gas (hace gestos y tose)
LUCRECIA: que va, que va, no sea quisquilloso, déjese de sismatiquerías, no se vuelva
milindroso , ni pesado. Yo le hago de comer bien, lo bañ o, lo perfumo y lo afeito, ya vera como
queda de garboso y de pinchado.
ISIDRO: nada señ orita, esto no está nada bien, pa mí que usted es el enemigo malo, con carne
de mujer; el patas con falda y todo.
LUCRECIA: có mo piensa esas barbaridades, no señ or solo vine a acompañ arlo y a servirle,
aquí mismo me va a tener a su lado y vera como pasamos de rico.
ISIDRO: le dije que se retirara, no soy amigo de las mujeres y mucho menos de las que como
usted me huelen a demonio. ¿ por qué no se marcha y me deja tranquilo?
LUCRECIA: pero viejito, usted si es muy caprichoso; vea: yo me llamo Lucrecia, soy de lo má s
atenta y cariñ osa con los ancianitos, y aquellos como usted me pelan, me matan, me
enamoran. No no no… soy interesada ni nada, pero con só lo estar a su lado me bastaría para
ser feliz ( lo acaricia)
ISIDRO: uff esto es una tentació n, Santo Dios ( se santigua y busca algo)
LUCRECIA: ¿Qué busca? ¿Qué quiere? No se mueva que se lastima, vea que se hace dañ o,
estece quietecito, vea así. (lo acomoda)
LUCRECIA: chisss chisss, calladito, deje de ser cabeza de mula; duerma y descanse que yo lo
cuido. (le da un beso)
ISIDRO: ay… ay… ay.. ay me quemo esta mujer es el patas. Padre nuestro que estas en el cielo...
LUCRECIA: nooo, no rece, déjese ayudar (al pú blico) que hago con este cachivache de viejo?
Está muy pero muy cerrado, el jefe me dijo que esta tareíta iba a ser muy fácil, ahí si le fallaron
los cá lculos a mi amigo satá n.
BERNARDITO: ¿Qué le pasa, que son esos gritos? Ay huele… huele como … como a…
ISIDRO: Virgen del Carmen ¿Qué fue eso tan miedoso? (se santigua)
BERNARDITO: el diablo que tenía ganas de llevarse su alma, las gentes buenas como usted
son tentadas de muchas maneras, tranquilícese, eso no volverá a pasar (sale)
ISIDRO: que olor tan sabroso, y eso que perfume se echó , venga yo lo huelo de cerquita.
ÁNGEL: el eterno padre le hace saber: que su esposa y su hijo, está n en el cielo, él está muy
satisfecho con sus virtudes y lo felicita por haber rechazado tan tenazmente la invitació n de
lucifer.
ISIDRO: dígale a su divina majestad y a su santísima madre: que Dios les pague y les dé el
cielo.
ÁNGEL: usted puede estar tranquilo, el cielo lo ha mirado con eterna misericordia, de ahora
en adelante será protegido.
ISIDRO: yo solo quería saber, para mandarle una ruana a San Pedro, para que no se serene
mucho por las noches cuando salga abrir las puertas del cielo. Bueno ¿cuá l es el recado de su
majestad (el rey)?
ÁNGEL: dice el eterno padre que usted cometió pecados veniales en la juventud y que no
quiere que pase penas en el purgatorio, a causa de esto tiene que pasar alguna pena terrenal.
Tiene que escoger entre dos sufrimientos: un mal vecino o un cá ncer, de tal manera que
cuando lo llame a usted vaya directamente al cielo por los siglos de los siglos.
ISIDRO: amen… ay jue pucha, eso sí está muy duro (piensa un rato) a cuál de los dos me apunto
hhmmmmm, cuál de los dos es más duro, y usted que tiene más experiencia ¿por qué no me
ayuda y me aconseja?
ISIDRO: Adió s su reverencia, la virgen me lo lleve con bien. (piensa) ¿en qué parte me irá a
mandar mi Dios el cá ncer? ¿será en la parte del cuerpo con la que má s he pecado? Eee ni por
el diablo, como será el dolor, como lo soporto? Esperemos, el golpe avisa, ay, ay , ay , me lo
mandó , ay que dolor tan hijue madre (se santigua) se me está encalambrando esta pata, ay
qué cosa tan verraca, yo si iré a aguantar.
TERCER ACTO
ISIDRO: que cargas má s duras tiene que soportar uno para entrar al reino de los cielos , en
tres añ os de sufrimiento apenas me estoy acostumbrando a los dolores, pa esto no hay
medicina que valga, los emplastos no sirven, la penca sá bila tampoco, ni el sauco, nada. Señ or
acordate de mí, ya prontico, no me dejes penar má s.
ÁNGEL: vine a consolarlo por estos 3 añ os de sufrimiento y atraerle una grata noticia.
ISIDRO: pero que bueno hace añ os que lo estoy esperando. ¿Cuá ndo vendrá ?
BERNARDITO: ¿Qué le pasa Isidrito? (mira al á ngel) hola jeró nimo, ¿está s de afá n?
BERNARDITO: pierda cuidado, en atenció n de visitas me siento al pelo. (sale con el á ngel)
ISIDRO: le voy a meter al amiguito celestial un viaje de guarilaques para que sepa lo que es
bueno de verdad. (se me está quitando el dolor en la pierna, me siento lo má s de bien, como si
fuera joven otra vez. Huele má s bueno, que mú sica tan bonita estoy escuchando).
ISIDRO: ehhh ave maría hombre san pedrito bendito (se echa la bendició n) que felicidad má s
grande tenerlo a usted en mi ranchito, bien pueda siéntese y pó ngase có modo.
ISIDRO: despáchala que él no está de afá n, se quedará unos diítas. Dígale a Bernardito que
traiga unas copitas con el encarguito aquel…
BERNARDITO: (entra con dos copas y media de aguardiente) hola viejito celestial
ISIDRO: ¿ustedes de dó nde se conocen? No me salga con el cuentico de que ya había pasado
por la cocina.
SAN PEDRO: la historia es un poco larga hombre; pero te la voy a contar: cuando quedaste
solo, viejo y acabado, el padre eterno quiso premiarte por tu bondad y tu generosidad. Como
en el cielo todavía habían dos santos con deuditas en el purgatorio, viendo tu invalidez y tu
inutilidad, en junta general acordamos que terminarían aquí en la tierra su castiguito,
cuidá ndote y acompañ á ndote mientras tú también purgabas tus penas. Ellos no son má s que
dimas el buen ladró n a quien crucificaron con Cristo y Bernardito… (ni para que te cuento
hombre) ya todos tres han cumplido sus condenas, por eso dentro de un rato nos
marcharemos; iras a gozar eternamente del reino de los cielos, junto a tu esposa e hijo (por los
siglos de los siglos…) pues cuando murió tus oraciones lo salvaron.
ISIDRO: ehhh ave maría que cosa tan maravillosa, (lo que hace la oració n,) eso merece un
traguito
ISIDRO: algo parecido al agua bendita, pero no es para echarse bendiciones, sino para uno
tragar. Ensaye y verá como se amañ a (le ofrece a todos)
BERNARDITO: gracias, yo los acompañ o no má s, (no vaya ser que me manden otros añ os a
cuidar ancianos como este por estar tragando)(dirigiéndose al pú blico)
ISIDRO: salú patroncito (san pedro tose) a veces esto necesita un pasantico, pero se le pierde
la gracia, mejor solito…
SAN PEDRO: oiga hombre isidro unos arbolitos pequeñ os, llenos de granitos rojos que había
en el borde del camino, ¿có mo se llama y para qué sirve?
DIMAS: eso es café, patró n, con él se hace una bebida de color negro (como calimeñ o) la cual
es especial para el frio, mmm y con leche sabe delicioso.
ISIDRO: dejémonos de bobadas, salud (beben) bueno y el angelito que usted envió ¿Dó nde
está ?
SAN PEDRO: lo mandé para que recoja unos 20 pobre bien buenos y santos para repartirles
estas tierritas.
SAN PEDRO: bueno, sírvame otra copita de esas, está muy pero muy bueno.
ISIDRO: no se lo dije su reverencia, eso que apenas está empezando a copetionase. Con uno
doble que se mande, le gustará má s (sirven)
BERNARDITO: ustedes se está n poniendo raros, cuidado de perder el cielo por golosos. La
gula es pecado mortal.
SAN PEDRO: (hablando enredado) cá llese. Aquí mando yo, quien me reproche lo destituyo y
el que me irrespete lo mando para donde mi amigo lucifer.
ÁNGEL: (entrando) estoy listo misió n cumplida. Todo quedo repartido entre aquellos que
oran con fe y devoció n.
SAN PEDRO: que va, beba para que aprenda, esto no es como tomando vino o caldo de
pescado así como era hace 20 siglos. Este licor es el má s fino y rico de la tierra. Ay que tarde lo
conocí.
SAN PEDRO: dese una pasadita por todos los continentes, investigue cuá nta gente hay en
camino a gloria, así sabré cuá nto puedo demorarme, vuele alto para que no lo vayan a tumbar.
ÁNGEL: si continú a tomando de esa manera el tumbado va ser otro, yo mejor me voy
SAN PEDRO: présteme la botellita, yo tomo un traguito de ella, estoy por creer que de esta
manera es mejor.
DIMAS: ¿nos va a dejar sin nada patró n? Preste esa botella (se la arrebata)
SAN PEDRO: que comida, ni que pan caliente. Bú squese otros frasquitos de estos.
BERNARDITO: que viejito tan caprichoso este, deje eso y vá monos que nos coge la noche, si
llegamos tarde chupamos todos.
SAN PEDRO: hasta que no le vea el asiento a esta no me marcho, por qué no dejan que goce de
estas vacaciones que bien merecidas las tengo.
ÁNGEL: (entrando) hoy si pedro, hoy si, si viera como está el cielo de revolcado y el santo
padre de enojado.
ÁNGEL: con usted má s que con los demá s. El con su ojo divino ha visto lo que está n haciendo y
está pensando que castigo ponerles, sino se presentan inmediatamente.
BERNARDITO: (asustado) Jesú s mío y Dios mío a lo que nos vuelva a castiga? Nooooo
SAN PEDRO: si me pasara un poquito este malestar que tengo, para no llegar muy mareado.
SAN PEDRO: (bebe, respira profundo, piensa) arreglen que nos fuimos.
DIMAS: nada hombre, nada, arrepiéntase y rece, ese es el equipaje a la eternidad (se oye
mú sica)
ISIDRO: que mú sica tan bonita oigo. Ayy msss que rico huele.