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Acuíferos en sabana de bogotá

El acuífero de la Formación Guadalupe es de tipo confinado con aproximadamente 700 metros de


espesor, en donde circula el agua entre zonas angostas que tienen alta fracturación entre sus
rocas, principalmente areniscas, arcillolitas, limolitas y liditas. Los pozos que se alimentan de este
acuífero tienen un rendimiento entre 10 y 15 l/s (Fandiño, 1975).

El acuífero de la Formación Guaduas, también de tipo confinado, alberga el recurso hídrico entre
las areniscas y mantos de carbón presentes en ésta unidad geológica (Fandiño, 1975).

Las unidades semiconfinantes de la Formación Tilatá, constituyen acuíferos libres, colgados y


confinados, cuyos pozos tienen un rendimiento de 3.5 a 20 l/s. Su recarga proviene de la
infiltración directa en los bordes de la Sabana donde aflora. El uso de sus aguas principalmente es
para los cultivos de flores y para las industrias que se ubican en el valle de Subachoque, Funza y
Bogotá (Lobo-Guerrero, 1992).

Dentro de la importancia de la hidrogeología de la sabana de Bogotá, se deben tener en cuenta las


unidades hidrogeológicas correspondientes a la Formación Sabana, Formación Labor – Tierna,
Formación Guaduas y Formación Arenisca Dura.

La Formación Sabana, constituye un acuífero colgado de porosidad primaria atribuida a sus niveles
arenosos, de gran relevancia hidrogeológica. Por su condición de acuífero colgado sin conexión
hidráulica, no presenta posibilidad de recarga natural. La Formación Labor – Tierna, constituye un
acuífero también de porosidad primaria, el cual es recargado por la presencia de las fallas de Torca
y Boquerón del Carbón. El acuífero presente en la formación Guaduas, a pesar de presentar una
porosidad primaria gracias a su litología, es de recarga limitada. La Formación Arenisca Dura es de
gran interés hidrogeológico por sus características de fracturamiento regional, aunque su
profundidad supere los 650 metros de profundidad (Veloza, 2013)

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