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¿Qué Es La Imaginación
¿Qué Es La Imaginación
¿Qué es la imaginación?
¿En qué consiste imaginar? ¿Cuáles son las funciones de la
imaginación? Veámoslo.
Joaquín Mateu-Mollá
Si bien hay entre las dos una frontera clara, no podemos negar que existen ciertos puntos de
contacto: lo que imaginamos tiende a provenir de sucesos vividos en el pasado, mientras que un
sinfín de realidades se concibieron primero en una mente inquieta.
En este sentido, se distinguen dos subtipos de imaginación, la reproductiva (simple evocación del
pasado, deformada por el paso del tiempo y por las limitaciones de almacenamiento en la
memoria) y la productiva (construcción mental de contenidos nuevos a partir de la amalgama de
experiencias vividas). En este fenómeno se incluyen también los conocidos pensamientos
contrafactuales, esto es, la formulación a nivel hipotético de escenarios alternativos mediante los
que ilustrar cómo habría podido ser la vida si cierto momento álgido de esta hubiera sido
diferente (una decisión distinta, p.ej.).
Y es que imaginar es una actividad habitual en el ser humano. Gracias a ella nos planteamos
posibilidades y condicionantes (que a menudo empiezan con un "y si") que son la esencia del
pensamiento creativo o divergente; a partir del cual se posibilita el avance de la tecnología, la
ciencia y el arte.
Desde la misma redacción de una hipótesis de investigación a la creación de una obra plástica o
literaria, todas ellas tienen un elemento imaginativo de enorme magnitud que da forma al legado
artístico y científico de la humanidad. Incluso los relatos, los cuentos y las mitologías de cada
cultura, que tienen un objetivo moralizante y sirven para dotar de un sustrato identitario a la
comunidad, nacieron y se nutrieron de esta capacidad simbólica.
Partes del cerebro implicadas
La imaginación es una función muy exigente a nivel de recursos cognitivos, y por este motivo
únicamente se ha descrito en un número muy limitado de mamíferos (entre los que destaca
excepcionalmente el animal humano). Cuando se observa el cerebro de una persona durante una
tarea en la que debe imaginar, se aprecia una intensa activación de su corteza occipital
(relacionada con el procesamiento visual de la información), la corteza parietal (que integra la
percepción sensorial), el lóbulo frontal (la sede de la capacidad para reflexionar sobre cosas
objetivas/abstractas) y la precuña o precúneo (conocido también como el "ojo de la mente" y
encargado de dimensiones vinculadas con la autoconciencia).
La facultad de imaginar es tan potente para el ser humano que motiva una respuesta dentro del
cerebro muy similar a la que se apreciaría en el caso de que el hecho estuviera pasando
realmente frente a él. Cuando se desvirtúa de una manera patológica (trastorno de ansiedad
generalizada, p.ej.), deviene amenazante para nuestras antiquísimas estructuras límbicas, de las
que depende la regulación emocional ante un peligro. Es por ello que una imaginación de
naturaleza adversa bombardea sin cuartel los recursos fisiológicos para la gestión del estrés y
de los afectos, lo que resulta particularmente dañino si se diluye la metacognición (habilidad para
diferenciar lo que es verdadero de lo que son productos mentales), como sucede en los
trastornos psicóticos.
1. Rememoriación
La simple evocación de un recuerdo supone el uso de la imaginación, pues se traslada hasta la
conciencia una escena que no se encuentra presente en el momento inmediato. Semejante
proceso tiene un importantísimo componente reconstructivo, pues la información a la que se
atendió originalmente pierde con el tiempo sus detalles, preservándose únicamente el esbozo
general del estímulo. Los elementos a los que no resulta posible acceder (por los efectos del
olvido convencional o porque no se llegaron a filtrar a la conciencia) se complementan con la
aportación subjetiva del individuo; lo que suele dar lugar a deformaciones, equívocos, errores e
imprecisiones.
A través de la imaginación es plausible elicitar escenas y/o situaciones que realmente nunca
llegaron a suceder, y que estas se inmiscuyan entre los recuerdos reales confundiéndose en ellos.
Se trata de un ejemplo extremo sobre el modo en que los contenidos que creamos con nuestra
propia mente pueden llegar a interferir en la experiencia interna, incluso hasta vivirse como un
pedazo de un pasado artificial.
Las expectativas y los anhelos, que tienen matices emocionales ineludibles, juegan un papel en el
momento de diseñar una predicción; pero también llegan a entrar en juego fundamentos
probabilísticos y lógicos que aúnan la información disponible y el conocimiento sobre las variables
implicadas en la estimación (experiencia de causa/efecto de lo ya vivido).
5. Cambios emocionales
La imaginación puede ser usada, en el ámbito de la psicoterapia, como una herramienta con la
que inducir estados emocionales positivos o suavizar los negativos que atenazan al sujeto. Existe
un sinfín de procedimientos que hacen uso de ella, y que se engloban bajo la etiqueta general
de "visualización".
Para su aplicación el terapeuta debe usar palabras evocadoras, y que estas se traduzcan en la
creación mental de contenidos multisensoriales por parte de su paciente (visuales, auditivos,
gustativos, etc.), que ameritan modificaciones en la experiencia interna.
En general, las "instrucciones" que se ofrecen buscan generar escenas relajantes que alivien la
tensión emocional, facilitar experiencias que contribuyan a superar un temor (exposición al miedo
en imaginación), aumentar la confianza respecto a una tarea (visualización creativa de uno mismo
practicando una acción, sobre todo en el ámbito deportivo) o coordinar la actividad respiratoria
diafragmática usando un medio de apoyo (un barco que se mece suavemente en el horizonte y
que ayuda a regular la cadencia de inspiración/espiración). En caso de que a la persona le cueste
imaginar, puede necesitarse un entrenamiento previo.
6. Evasión o disfrute
La imaginación puede ser usada también para recrearse con un recuerdo que ya pasó, o con el
objetivo de construir una escena deseada y que (por el motivo que sea) no es accesible en el
plano de la realidad individual. Se traduciría por la expresión coloquial de "soñar despierto" y
sería un terreno fértil para quienes anhelan un "cambio" en la dinámica de su cotidianidad. Otras
personas recurren a la imaginación solo porque a través de ella acceden a instantes de enorme
calado afectivo que formaron parte de sus vidas (por la presencia de un ser querido y por la
nostalgia de un tiempo que no volverá).
Referencias bibliográficas:
Gendler, T. (2002). Review: The Work of the Imagination. Mind, 111, 414-418.
Faranda, F. (2016). Image and Imagination: Deepening Our Experience of the Mind.
Psychoanalytic Inquiry, 36(8), 74-77.
Psicología y mente