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Psicología y mente

¿Qué es la imaginación?
¿En qué consiste imaginar? ¿Cuáles son las funciones de la
imaginación? Veámoslo.
Joaquín Mateu-Mollá

La existencia humana oscila perennemente en dos planos diferentes, el de la realidad (que se


manifiesta a través de su participación directa en acontecimientos físicamente tangibles) y el de la
subjetividad (que resulta de la forma en que cada individuo vive su mundo interno). Es decir,
entre la percepción y la imaginación.

Si bien hay entre las dos una frontera clara, no podemos negar que existen ciertos puntos de
contacto: lo que imaginamos tiende a provenir de sucesos vividos en el pasado, mientras que un
sinfín de realidades se concibieron primero en una mente inquieta.

La capacidad de crear escenarios mentales es una característica de nuestra especie, y que le


permite trascender las limitaciones impuestas por la naturaleza para descubrir estrategias de las
que beneficiarse, pese a que en ocasiones ello haya supuesto perjuicios para el planeta.
En este artículo ahondaremos al detalle en qué es el fenómeno de la imaginación y en sus
funciones. Asimismo, profundizaremos en aquellas áreas cotidianas en las que ostenta un papel
clave, con el objetivo de ejemplificar su alcance en nuestras vidas.

Imaginación: ¿qué es y para qué sirve?


La imaginación es la habilidad de crear, a nivel cognitivo, imágenes (o escenas) que no están
presentes en el campo perceptivo de quien las articula, pudiendo estar condimentadas por la
inclusión de elementos evocados en cualquier modalidad sensorial. De tal manera es posible
reproducir situaciones del pasado que no solo implican contenidos visuales, sino también las
sensaciones que las acompañaron (positivas y negativas). También permite explorar las ideas o
conceptos intangibles, e incluso combinarlos para generar productos novedosos que nunca
existieron o con los que no se experimentó de una manera directa.

En este sentido, se distinguen dos subtipos de imaginación, la reproductiva (simple evocación del
pasado, deformada por el paso del tiempo y por las limitaciones de almacenamiento en la
memoria) y la productiva (construcción mental de contenidos nuevos a partir de la amalgama de
experiencias vividas). En este fenómeno se incluyen también los conocidos pensamientos
contrafactuales, esto es, la formulación a nivel hipotético de escenarios alternativos mediante los
que ilustrar cómo habría podido ser la vida si cierto momento álgido de esta hubiera sido
diferente (una decisión distinta, p.ej.).

Y es que imaginar es una actividad habitual en el ser humano. Gracias a ella nos planteamos
posibilidades y condicionantes (que a menudo empiezan con un "y si") que son la esencia del
pensamiento creativo o divergente; a partir del cual se posibilita el avance de la tecnología, la
ciencia y el arte.

Desde la misma redacción de una hipótesis de investigación a la creación de una obra plástica o
literaria, todas ellas tienen un elemento imaginativo de enorme magnitud que da forma al legado
artístico y científico de la humanidad. Incluso los relatos, los cuentos y las mitologías de cada
cultura, que tienen un objetivo moralizante y sirven para dotar de un sustrato identitario a la
comunidad, nacieron y se nutrieron de esta capacidad simbólica.
Partes del cerebro implicadas
La imaginación es una función muy exigente a nivel de recursos cognitivos, y por este motivo
únicamente se ha descrito en un número muy limitado de mamíferos (entre los que destaca
excepcionalmente el animal humano). Cuando se observa el cerebro de una persona durante una
tarea en la que debe imaginar, se aprecia una intensa activación de su corteza occipital
(relacionada con el procesamiento visual de la información), la corteza parietal (que integra la
percepción sensorial), el lóbulo frontal (la sede de la capacidad para reflexionar sobre cosas
objetivas/abstractas) y la precuña o precúneo (conocido también como el "ojo de la mente" y
encargado de dimensiones vinculadas con la autoconciencia).

La facultad de imaginar es tan potente para el ser humano que motiva una respuesta dentro del
cerebro muy similar a la que se apreciaría en el caso de que el hecho estuviera pasando
realmente frente a él. Cuando se desvirtúa de una manera patológica (trastorno de ansiedad
generalizada, p.ej.), deviene amenazante para nuestras antiquísimas estructuras límbicas, de las

que depende la regulación emocional ante un peligro. Es por ello que una imaginación de
naturaleza adversa bombardea sin cuartel los recursos fisiológicos para la gestión del estrés y
de los afectos, lo que resulta particularmente dañino si se diluye la metacognición (habilidad para
diferenciar lo que es verdadero de lo que son productos mentales), como sucede en los
trastornos psicóticos.

Procesos en los que está implicado el uso de la imaginación


A continuación mostramos los siete procesos más importantes en los que recurrimos al uso de la
imaginación. De tal lista se excluirán los sueños, pues son considerados una expresión
involuntaria de la misma, para centrarnos solo en los supuestos en que se utilice de manera
deliberada (mediante la actividad de la corteza prefrontal). Como se apreciará, se trata de un
fenómeno cognitivo elemental y omnipresente en la actividad humana.

1. Rememoriación
La simple evocación de un recuerdo supone el uso de la imaginación, pues se traslada hasta la
conciencia una escena que no se encuentra presente en el momento inmediato. Semejante
proceso tiene un importantísimo componente reconstructivo, pues la información a la que se
atendió originalmente pierde con el tiempo sus detalles, preservándose únicamente el esbozo
general del estímulo. Los elementos a los que no resulta posible acceder (por los efectos del
olvido convencional o porque no se llegaron a filtrar a la conciencia) se complementan con la
aportación subjetiva del individuo; lo que suele dar lugar a deformaciones, equívocos, errores e
imprecisiones.

A través de la imaginación es plausible elicitar escenas y/o situaciones que realmente nunca
llegaron a suceder, y que estas se inmiscuyan entre los recuerdos reales confundiéndose en ellos.
Se trata de un ejemplo extremo sobre el modo en que los contenidos que creamos con nuestra
propia mente pueden llegar a interferir en la experiencia interna, incluso hasta vivirse como un
pedazo de un pasado artificial.

2. Predicción de sucesos futuros


La imaginación no solo se dirige hacia hechos que ocurrieron en el pasado, sino que también se
orienta hacia los que están por suceder. En este caso, la imaginación tiene como objetivo crear
un abanico de potencialidades basadas en las experiencias previas.

Las expectativas y los anhelos, que tienen matices emocionales ineludibles, juegan un papel en el
momento de diseñar una predicción; pero también llegan a entrar en juego fundamentos
probabilísticos y lógicos que aúnan la información disponible y el conocimiento sobre las variables
implicadas en la estimación (experiencia de causa/efecto de lo ya vivido).

3. Predicción de las propias reacciones y planificaciónde qué hacer


La imaginación participa en procesos como la resolución de problemas, la planificación y/o la
memoria prospectiva; asociadas todas ellas a la actividad de la corteza prefrontal. Implica un paso
más allá respecto al anteriormente citado y comprende la propia actuación dentro de un
escenario previsto. Tiene el fin de facilitar una adecuada adaptación al entorno; incluyéndose la
anticipación de contingencias, la secuencia de estrategias de afrontamiento para hacerles frente y
la elaboración de un método mediante el cual dar respuesta a una amenaza.
4. Creatividad
La creatividad implica una estilo de reflexión y de pensamiento no convencional, que también ha
sido acuñado como divergente. Tal y como su nombre indica, implica la creación de ideas nuevas
usando como materia prima conceptos o procedimientos que ya existían previamente, pero que
se utilizaban de manera lineal por la mayoría de los individuos. Como resultado, se obtiene un
nuevo conocimiento que trasciende al anterior, y que resulta más útil o eficiente en su aplicación
a la vida real. Esta forma o estilo de procesamiento de la información tiene en la imaginación a su
aliado fundamental, pues sin ella resulta inviable.

La creatividad se ha relacionado con patrones de pensamiento que precisan de una conexión


interhemisférica particular. El grado o nivel de complejidad que se ha observado en los seres
humanos no se reproduce en ninguna otra de las especies animales, y puede ser uno de los
elementos que han contribuido a que nuestra posición en este planeta sea (para bien o para mal)
la que es.

5. Cambios emocionales
La imaginación puede ser usada, en el ámbito de la psicoterapia, como una herramienta con la
que inducir estados emocionales positivos o suavizar los negativos que atenazan al sujeto. Existe
un sinfín de procedimientos que hacen uso de ella, y que se engloban bajo la etiqueta general
de "visualización".

Para su aplicación el terapeuta debe usar palabras evocadoras, y que estas se traduzcan en la
creación mental de contenidos multisensoriales por parte de su paciente (visuales, auditivos,
gustativos, etc.), que ameritan modificaciones en la experiencia interna.

En general, las "instrucciones" que se ofrecen buscan generar escenas relajantes que alivien la
tensión emocional, facilitar experiencias que contribuyan a superar un temor (exposición al miedo
en imaginación), aumentar la confianza respecto a una tarea (visualización creativa de uno mismo
practicando una acción, sobre todo en el ámbito deportivo) o coordinar la actividad respiratoria
diafragmática usando un medio de apoyo (un barco que se mece suavemente en el horizonte y
que ayuda a regular la cadencia de inspiración/espiración). En caso de que a la persona le cueste
imaginar, puede necesitarse un entrenamiento previo.
6. Evasión o disfrute
La imaginación puede ser usada también para recrearse con un recuerdo que ya pasó, o con el
objetivo de construir una escena deseada y que (por el motivo que sea) no es accesible en el
plano de la realidad individual. Se traduciría por la expresión coloquial de "soñar despierto" y
sería un terreno fértil para quienes anhelan un "cambio" en la dinámica de su cotidianidad. Otras
personas recurren a la imaginación solo porque a través de ella acceden a instantes de enorme
calado afectivo que formaron parte de sus vidas (por la presencia de un ser querido y por la
nostalgia de un tiempo que no volverá).

En ciertos casos, la imaginación puede usarse en momentos de dificultad existencial, como el


mecanismo a través del cual resulta posible la evasión de la realidad. Lo que se pretende en tal
caso es generar una experiencia positiva y reforzante cuando la propia vida deviene hostil o
insoportable. De tal manera, se recurre a los pensamientos imaginados con finalidad lúdica o
compensatoria, enriqueciendo los recuerdos que se atesoran cuando las circunstancias del
presente no permiten una plena satisfacción. Por último, también los niños y las niñas usan
"lúdicamente" la imaginación al interactuar con compañeros, y más particularmente en lo que
conocemos como juego simbólico.

7. Creación de una autoimagen


Las personas recurren a la imaginación con el objetivo de forjar un significado concreto para sí
mismas en relación con sus lazos sociales y con los objetivos que pretenden lograr. En tal sentido,
quizá sea el "yo ideal" el que alberga conexiones más notables con la imaginación, entendido
como el modelo o guía de conducta al que aspiramos. Las personas nutrimos el yo ideal con
atributos numerosos y dispares, a lo que seguiría una conducta orientada a reducir las distancias
entre este mismo y el "yo real" (resultando una mejor o una peor autoestima). Es por este motivo
que la imaginación influye de forma indirecta en cómo vivimos y en cómo nos valoramos,
mediando sus efectos a través del cumplimiento de las expectativas.

Referencias bibliográficas:

Gendler, T. (2002). Review: The Work of the Imagination. Mind, 111, 414-418.
Faranda, F. (2016). Image and Imagination: Deepening Our Experience of the Mind.
Psychoanalytic Inquiry, 36(8), 74-77.

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