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La informática entendida como el medio que nos permite automatizar, mediante diversos procesos,

todo tipo de información, tiene injerencia en diversos campos de la vida cotidiana, a través de
tecnologías como el Internet, sobre todo en lo que se refiere a la privacidad y dignidad de las personas,
lo que hace necesaria la intervención del Poder Público para regular su aplicación. La regulación de la
informática y su utilización a través de la tecnología, se sustenta en el hecho de que se trata no solo de
un medio masivo de comunicación, sino también de almacenes de datos que permiten el manejo de
todo tipo de información, cuyo uso repercute no solo en la vida privada de las personas, sino también en
los asuntos públicos.

Las herramientas tecnológicas son un elemento clave para los prestadores de servicios jurídicos en la
gestión ordinaria de sus actividades empresariales, como el procesamiento de documentos, la
facturación y la contabilidad.

La digitalización y el procesamiento de bases de datos legales surgen de la necesidad de mejorar e


innovar los servicios jurídicos: evidentemente, esto conlleva ventajas para todos los operadores que
hacen uso de estas soluciones disponibles.

En efecto, muchas compañías han optado por implementar bases tecnológicas que reemplazan los
sustentos tradicionales en todos los servicios que ofrecen con el objetivo final de simplificar procesos,
aumentar la satisfacción del cliente, generar mayor seguridad y duplicar su productividad.

Para el derecho, la tecnología es todo un reto. Empezando por la rapidez que conllevan sus procesos,
sus componentes que también necesitan una regulación activa y las soluciones que debe brindar no solo
desde la norma sino a través de la utilización de los principios de derecho que ayudan a la norma en
caso de vacíos. Adicionalmente, el componente de flexibilidad en las nuevas regulaciones es vital, las
normas no deben ceñirse estrictamente a un tema, sino mirar una óptica amplia donde se desarrollan
estas nuevas tecnologías.

Actualmente está surgiendo una nueva rama del derecho que se conoce como derecho informático y de
nuevas tecnologías. Estudia varios componentes de la tecnología en los proyectos TIC, desde un punto
de vista del derecho y analiza temas como: Habeas Data, contratos digitales, derecho de autor en
conexidad con internet, las aplicaciones y el software entre otros. Sin embargo, viendo los grandes
avances que tiene la tecnología es necesario abarcar otras nuevas tecnologías como el Blockchain o los
Bitcoins para su respectivo estudio y regulación por parte del derecho.

Como profesionales, debemos entender que es muy importante mostrar nuestro trabajo y
conocimientos de los temas tecnológicos. Dentro del ecosistema digital podemos encontrar nuevas
formas para ofrecer nuestros servicios como abogados consultores en temas de tecnología. Mostrar lo
que hacemos y destacarnos a través de un tema en específico nos permitirá diferenciarnos del resto de
profesionales. La marca personal permite desarrollar habilidades de posicionamiento en el mercado y
lograr hacer la diferencia.

Comprender la tecnología nos va a permitir entender la comunicación como uno de sus elementos
vitales y de esta manera desarrollar habilidades blandas como: ofrecer nuevos servicios, mejorar
nuestros procesos, ser más competitivos e innovadores y de esta forma conseguir más y mejores
clientes.
Por todo lo anterior, creo firmemente que los abogados y en general todas las profesiones, debemos
entender la tecnología para poder potenciar sus beneficios y lograr un adecuado uso. También es muy
importante ser críticos frente a ella, ya que es claro, no toda la tecnología es beneficiosa, también
presenta riesgos frente a los cuales debemos actuar y ayudar a minimizar.

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