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INTRODUCCIÓN

La pandemia por COVID-19 ha producido una mortalidad importante en los centros residenciales
de ancianos, se estima que han fallecido, aproximadamente, 30.000 personas (según el informe
elaborado a fecha de hoy del IMSERSO).

Los efectos del coronavirus se dejan sentir incluso en personas que no se han contagiado. Eso les
ocurre a los pacientes con alzhéimer y otras demencias. Médicos consultados por este periódico
manejan la hipótesis de que va a haber un aumento de casos de enfermedades
neurodegenerativas (entre las que está el alzhéimer) originado por los meses de
confinamiento, que acentuaron el deterioro cognitivo y físico de muchos enfermos. «Los médicos
nos han dicho que va haber más casos de alzhéimer y de otras demencias entre las personas
mayores, que son las más vulnerables y afectadas por la pandemia», manifestó a este periódico la
presidenta de la Asociación de Familiares de Personas con Alzhéimer y otras Demencias de Málaga
(AFA), Paloma Ramos, que hizo estas declaraciones con motivo de la celebración hoy del Día
Mundial del Alzhéimer.
En la provincia de Málaga hay casi 35.000 afectados por las demencias, de los que la mitad
sufren alzhéimer, indicó Paloma Ramos, que incidió en lo mal que lo pasaron esas personas
durante los meses de confinamiento. El cambio brusco de sus hábitos, al no poder salir de sus
casas ni asistir a los centros de día ni a los talleres de memoria, les acentuó el deterioro
cognitivo y físico. «El aislamiento fue muy perjudicial para los pacientes. Para paliar la situación,
nuestra asociación ayudó a las familias con asistencia telefónica y videoconferencias programando
una serie de ejercicios de memoria. Luego, cuando la Junta de Andalucía nos lo autorizó, fuimos
a los domicilios de los enfermos para darles terapia cognitiva y fisioterapia», explicó la
presidenta de AFA.

Los pacientes pudieron volver al centro de alzhéimer de AFA el pasado 6 de julio. Previamente, se
les hizo a los enfermos y a los trabajadores una PCR para prevenir contagios del
virus. «Hemos extremado las medidas de prevención. Así, hemos creado como cuatro
burbujas con otros tantos equipos de profesionales y de pacientes, que no se relacionan entre
ellos. Además, para mayor seguridad, contamos con cuatro furgonetas que llevan a los usuarios
directamente a sus casas, sin hacer rutas», señaló Paloma Ramos. Añadió que los pacientes entran
al centro por zonas diferentes y comen en sus clases y no deambulan por el edificio. 

Respecto a la enfermedad, la presidenta de AFA incidió en la importancia de combinar las terapias


cognitivas con los medicamentos en la primera etapa del alzhéimer, ya que de ese modo se logra
frenar el avance del padecimiento. El problema es que la sanidad pública tarda, en muchos
casos, más de un año en ofrecer un diagnóstico exacto. «Con ese retraso, que es una
barbaridad, se pierde un tiempo precioso para empezar a dar tratamiento farmacológico y
terapia cognitiva, lo que redunda negativamente en los enfermos», aseguró Paloma
Ramos. La presidenta de AFA aconsejó que se empiecen hacer ejercicios de memoria en
cuanto surgen los primeros síntomas del alzhéimer.

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