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PRACTICA 7

SILVINA GOYTIA GARCIA


Ciudades post-COVID-19: nuevos modelos urbanos para que las
ciudades sean más saludables
29.10.2020

Foto: Martí Petit / Ayuntamiento de Barcelona - Via Laietana, Barcelona. Ruta segura durante el
confinamiento por la COVID-19.
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Día Mundial de las Ciudades 2020

La pandemia de la COVID-19 es una llamada de atención. Nuestro mundo no volverá a ser el

mismo ni nuestras ciudades tampoco. Pero la crisis puede ser una oportunidad para construir

sociedades y ciudades mejores y más sostenibles. La pandemia, y las restricciones que ha

impuesto, nos dan tiempo para reflexionar y pensar en soluciones a largo plazo mientras nos

enfrentamos a un gran problema a corto plazo. ¿Qué clase de cambios deberíamos hacer para

asegurar impactos beneficiosos para la salud a largo plazo?


Las ciudades son centros de innovación y de creación de riqueza, pero también puntos críticos en

contaminación del aire y ruido, efectos de la isla de calor y falta de espacios verdes, todos ellos

factores que perjudican nuestra salud. También son puntos críticos para la COVID-19. Las

ciudades son sistemas complejos que atraen a las personas por su oferta laboral, su ecosistema

social, sus eventos y sus oportunidades ilimitadas. También se caracterizan por un estrecho

contacto personal y marcadas desigualdades, aspectos que se han vuelto más evidentes a causa

de la COVID-19.

La pandemia de la COVID-19 es una llamada de atención. Nuestro mundo no volverá a ser el

mismo ni nuestras ciudades tampoco. Pero la crisis puede ser una oportunidad para construir

sociedades y ciudades mejores y más sostenibles

En las ciudades, los impactos más perceptibles de la pandemia incluyen la ausencia de turistas, el

cierre de establecimientos y un menor uso del transporte público. Las medidas preventivas como

el uso de la mascarilla y la distancia social nos han hecho repensar cómo usar el espacio

público, qué medio de transporte usar y dónde trabajar (más teletrabajo).

Uno de los grandes problemas de nuestras ciudades es que su planificación urbana y del

transporte no es óptima, con calles en las que dominan los coches en muchos casos. Barcelona,

por ejemplo, tiene una de las densidades de tráfico y uno de los niveles de contaminación del aire

y de ruido más altos de Europa, lo que se calcula que causa unas 3.000 muertes prematuras al

año. Si bien el 60% del espacio público de nuestras ciudades se destina a los coches, solo uno de

cada cuatro viajes se realiza en coche, así que este espacio se podría destinar a un uso más

saludable.
Durante la pandemia de la COVID-19, las ciudades han empezado a apartar los coches y

aumentar el espacio destinado al transporte activo y los carriles bici. La circulación en bicicleta

ha aumentado. En un estudio, alrededor del 90% de los conductores de automóvil dijo que no

echó nada de menos su viaje diario al trabajo durante el confinamiento, o solo ciertos aspectos de

él, mientras que cerca del 90% de los ciclistas sí declaró haberlo echado mucho de menos, o al

menos algunos aspectos del viaje. Al mismo tiempo, la contaminación atmosférica y los niveles

de ruido disminuyeron considerablemente.

Así que, ¿es hora de repensar nuestros modelos urbanos? En el siglo XX las ciudades parecían

diseñadas para los coches, pero en el XXI, nuestro objetivo ¿debería ser crear ciudades para las

personas? ¿Deberíamos trabajar para crear ciudades inteligentes, sostenibles, habitables,

equitativas y saludables, urbes que usen soluciones basadas en la naturaleza, que tengan una

economía circular y que favorezcan la movilidad activa y los espacios verdes?

Nuevos modelos urbanos

En varias ciudades se están introduciendo conceptos de planificación novedosos: la ciudad

compacta, las supermanzanas, la ciudad de 15 minutos, la ciudad sin coches, o una combinación

de estos. ¿Cuáles son algunos de los posibles impactos de estas iniciativas?


La ciudad compacta

Las ciudades compactas se caracterizan por una mayor densidad residencial, distancias de viaje

más cortas y mayor diversidad. Emiten menos CO2 que las ciudades con crecimiento urbano

descontrolado y son más saludables debido a un uso más diverso del suelo, trayectos más

cortos y oportunidades de movilidad más saludables. Hacer que las ciudades sean un 30% más
compactas podría evitar la pérdida de entre 400 y 800 años de vida ajustados por discapacidad

por cada 100.000 habitantes al año, según el tipo de ciudad.

Fuente: Stevenson et al 2016.

Supermanzanas

Barcelona tiene previsto crear más de 500 supermanzanas para reducir el tráfico motorizado

dentro de algunas calles de esas supermanzanas y dedicar así más espacio a las personas, los

desplazamientos activos y los espacios verdes. Estas supermanzanas reducirán la contaminación

del aire, los niveles de ruido y los efectos de isla de calor y aumentarán los espacios verdes y la

actividad física. Se estima que podrían prevenir cerca de 700 muertes prematuras cada año en la

ciudad. Principios similares se aplican en barrios con poco tráfico.


Supermanzana, Barcelona

La ciudad de 15 minutos

París está introduciendo el modelo de la ciudad de 15 minutos, un lugar en el que el trabajo, la

escuela, el ocio y otras actividades se encuentran a 15 minutos a pie de casa. La ciudad de 15

minutos requerirá un replanteamiento bastante radical de nuestras ciudades y es probable

que reduzca las desigualdades porque el modelo implica mezclar diferentes grupos de población

en lugar de mantener el modelo de zonificación residencial por nivel socioeconómico que se usa

actualmente. También reducirá la necesidad de realizar viajes de larga distancia y, por tanto, las

emisiones de CO2, la contaminación atmosférica y los niveles de ruido.


Fuente: Esquema del concepto “ciudad de 15 minutos” de París. En el sentido de las agujas del

reloj, de arriba abajo: aprender, trabajar, compartir y reutilizar, comprar, airearse, cultivarse y

comprometerse, cuidarse, circular, correr y comer bien (crédito de la imagen: Ubique).

La ciudad sin coches

Hamburgo planea ser una ciudad libre de coches en 2034, en parte para abordar la crisis

climática. Las ciudades sin coches reducen el tráfico motorizado privado innecesario y brindan

un acceso fácil al transporte público y activo. Reducen la contaminación del aire y los niveles de

ruido, aumentan la actividad física y crean espacio para las áreas verdes. Un ejemplo de éxito

es Vauban en Friburgo (Alemania), un barrio sin coches y con viviendas sostenibles.


Vauban, Friburgo (Alemania)

Principios comunes

Todos estos nuevos modelos urbanos tienen en común que invierten la pirámide de planificación

del transporte para que, en lugar de priorizar los automóviles, los planificadores

urbanos prioricen el transporte público, caminar e ir en bicicleta.

Expandir las redes de carriles bici y, por lo tanto, aumentar el número de ciclistas es una forma

de reducir el tráfico motorizado y las emisiones de CO2, así como de aumentar la movilidad

activa. Esta movilidad activa ofrece a las personas la oportunidad de incorporar la actividad
física en su viaje diario al trabajo, ya que a menudo no tienen tiempo de ir al gimnasio. Se ha

avanzado mucho en la creación y expansión de carriles bici, pero solo funcionarán si son seguros

y forman parte de una red.

Utrecht, una ciudad ciclista. 

El otro aspecto que todos estos conceptos comparten en cierta medida es el acceso a los espacios

verdes, que es importante por muchas razones, incluida la salud mental, el funcionamiento

cognitivo y la esperanza de vida. No solo es necesario crear nuevos espacios verdes, como

parques, sino también introducir más vegetación en nuestras calles. Necesitamos levantar asfalto

y plantar más árboles, lo que reducirá los efectos de la isla de calor y contribuirá al "secuestro"

del CO2 y a una mejor salud.

Desarrollos recientes
Durante la pandemia, mucha gente ha empezado a trabajar desde casa (teletrabajar), lo que ha

reducido la necesidad de desplazarse al lugar de trabajo y, por lo tanto, la contaminación

atmosférica y las emisiones de CO2. La cuestión es si esta tendencia perdurará, pero

deberíamos incentivar el teletrabajo aunque solo fuera unos días a la semana. Por desgracia, el

comercio electrónico (compras por internet) ha aumentado drásticamente y esto puede llevar a

largo plazo al cierre de tiendas de barrio y a calles comerciales sin vida, y a corto plazo a un

aumento del tráfico y de la contaminación por todas las entregas a domicilio. Las calles

peatonales y la reducción del tráfico son buenas maneras de promover las ventas minoristas.

Necesitamos apoyar la economía local y desalentar el comercio electrónico.

Enfoques, políticas e inversiones sistémicas y holísticas

Las ciudades son sistemas complejos y para abordar sus desafíos necesitamos enfoques

sistémicos y holísticos que tengan en cuenta muchos factores diferentes y circuitos de

retroalimentación, y que aborden simultáneamente las ostenibilidad (la crisis climática),

la habitabilidad, la salud y la equidad. Demasiado a menudo encontramos silos sectoriales en las

ciudades, que son un obstáculo para la implementación de enfoques que aborden desafíos

múltiples. Necesitamos enfoques que involucren a diferentes partes interesadas y disciplinas.

Uno de los grandes problemas en muchas ciudades es la legislación obsoleta y las leyes de

zonificación que impiden un uso diverso del suelo, condición previa esencial para conseguir una

movilidad activa y una mejor salud. La nueva legislación, incluida la regulación de nuevos

desarrollos urbanos, debería incluir indicadores de planificación diseñados para mejorar la salud,

que hasta la fecha se han omitido con frecuencia. Las evaluaciones de impacto en la


salud deberían usarse para evaluar proyectos e identificar los escenarios de planificación más

saludables. 

El Pacto Verde Europeo puede ser una oportunidad para hacer que, mediante una mejor

planificación urbana y del transporte, nuestras ciudades sean neutrales en carbono, más

habitables y más saludables

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado recientemente un manifiesto para una

recuperación saludable de la pandemia de la COVID-19 que incluye la construcción de ciudades

habitables y saludables. Estas ideas necesitan apoyo e inversión. El Pacto Verde Europeo puede

ser una oportunidad. Esta estrategia ofrece una hoja de ruta integral destinada a hacer que la

Unión Europea sea más eficiente en el uso de los recursos y más sostenible. Representa una gran

oportunidad para hacer que, mediante una mejor planificación urbana y del transporte, nuestras

ciudades sean neutrales en carbono, más habitables y más saludables. Aprovechemos esta

oportunidad y mejoremos nuestras ciudades.

La crisis generada por la pandemia y el nuevo orden global que esta genera nos obligan a revisar
y ajustar todos los Planes de Ordenamiento Territorial o el instrumento equivalente en cada una
de nuestras ciudades Latinoamericanas.

Tanto en los países Latinoamericanos que tienen sistemas definidos de Ordenamiento Territorial
como en general, en todas las ciudades del mundo, existe en este momento la obligación de
empezar a trabajar de inmediato en la planeación de la nueva estructura urbana que la actual
pandemia del Covid-19 y sus efectos nos obligan a proyectar.

El mundo ya no es ni va a ser el mismo. Existe ya un nuevo orden y las ciudades no están


exentas a adaptarse a él. Por el contrario, son las primeras que tienen que ofrecer respuestas y
soluciones eficientes al nuevo modo de vida que nos imponen las actuales condiciones de
distanciamiento social, aislamiento, eliminación de aglomeraciones y cambios en los medios de
movilidad individual qué regirán hasta tanto las vacunas se validen y distribuyan.
Desde ya tenemos la obligación de estar pensando en lo que viene. Es decir, lo que podemos
hacer y aportar para superar la crisis y cómo vamos a vivir “juntos en las ciudades” dado que, a
pesar de que el encierro nos ha aislado, son precisamente las ciudades nuestro hogar natural y
esto no va a cambiar en absoluto.

Para responder a estas nuevas normas de convivencia las ciudades, como principal modelo actual
de agrupamiento poblacional tienen dos formas básicas de responder:

La primera es, responder al aislamiento por medio de aislar una vivienda de la otra, bajo modelos
de tipo “suburbano”, donde cada casa esté separada de la siguiente, e impida el contacto social
entre familias diferentes para garantizar la seguridad de sus miembros y el aislamiento. Este
modelo demandará más y más suelo consumiéndose literalmente los suelos destinados a
producción agrícola por efecto de la expansión urbana descontrolada, que ya era un escenario
tangible antes de la pandemia y que bajo las actuales circunstancias se va a desbordar.

Es claro que este modelo de crecimiento no es viable, ni eficiente, ni responsable. Pero si no


ponemos reglas claras por medio de la normatividad urbanística será inevitable que nos
enfrentemos a estas circunstancias.

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