Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Ensayo Final
Ensayo Final
La importancia que tiene el tipo de trato del tutor para con sus tutelados. El estilo personal ha sido
el aspecto más valorado en la acción tutorial. Considerando al tutor como el profesor que anima y
alienta (además de orientar) al estudiante en su proceso de aprendizaje; es demasiado importante
su capacidad de motivación.
Según los expertos en la materia, y en el mundo ideal, los sistemas a distancia se basan en la
habilidad de sus estudiantes para aprender de manera independiente. Eso dicen los planes de
estudios, sin embargo, cuando se quiere llevar esto a la práctica, se presentan elementos que no
pueden argumentarse en un papel. Para que el estudiante pueda ser autónomo, autogestivo y
autocrítico, se le deben fomentar ciertas actitudes y valores. Pensar que, con sólo dictaminar
programas a distancia, quienes ingresan contarán con las características deseadas de manera
automática, por decreto y por norma es un error grave; se olvida que han cursado varios años de
estudios presenciales, donde lo último que se les desarrolla es la responsabilidad y la autonomía.
Se debe considerar que en un ambiente virtual el estudiante está solo, su responsabilidad sobre su
propio proceso de formación es muy grande y si no tiene conocimientos mínimos de la tecnología
aplicada se perderá en un mar de información. Aunado a esto hay que considerar el tiempo que
dedica al estudio y a las actividades de su vida cotidiana, así como el tiempo transcurrido desde la
última vez que asistió a un aula de clases. En este sentido se requiere de mecanismos motivadores
que coadyuven a que no deserte del sistema.
El entorno de aprendizaje que se sustente en la modalidad educativa basada en recursos debe ser
profundamente motivador, en este sentido aportará variadas oportunidades y beneficios a los
estudiantes y profesores, además de cambios en los roles. Bajo este enfoque los estudiantes
deben ser capaces de planificar la búsqueda, localizar, recuperar, procesar, registrar, presentar y
evaluar información, frente a lo cual los profesores deben estimular a sus estudiantes para que
sean activos, no pasivos en el aprendizaje, se comprometan en un enfoque de aprendizaje
indagativo, acepten responsabilidad en su propio aprendizaje, sean originales y creativos. Y
adicionalmente desarrollen habilidades de resolución de problemas, toma de decisiones y de
evaluación.
Los ambientes de aprendizaje diseñados a partir de un modelo educativo sustentado en recursos
tecnológicos puede entenderse, como un entorno o escenario destinado a promover el
aprendizaje a partir de estrategias educativas enriquecidas con TIC, que pretenden crear
situaciones de aprendizaje que estimulen al máximo las potencialidades de los alumnos o como un
conjunto articulado de condiciones que incluyen TIC destinadas al desarrollo de determinadas
competencias en los estudiantes. De acuerdo a estas definiciones, la flexibilidad del ambiente y el
papel dinámico del profesor en una interacción intensa con sus estudiantes son elementos claves
en los nuevos ambientes de aprendizaje.
Los ambientes de aprendizaje informatizados ofrecen una serie de capacidades a los profesores,
además de que favorecen un enfoque constructivista del aprendizaje, donde son los estudiantes,
en lugar de los profesores, quienes asumen la mayor parte del trabajo. Por tanto, en lugar de
diseñar ambientes de aprendizaje basados en recursos de acuerdo a la figura de un profesor, se
debe aprender a diseñarlos con el objetivo de aprovechar todas las posibilidades que estos
ambientes informatizados ofrecen pensando en la construcción del conocimiento de cada uno de
los estudiantes.
En este sentido, los cursos han de ser valorados, no tanto por su indiscutible carácter práctico,
como por su potencialidad en términos de desencadenar procesos de autoaprendizaje, en los que
se privilegia la reflexión y la crítica, y se coloca en escena la autogestión y la autonomía de los
estudiantes, que de esta manera se constituyen en el centro de la modalidad educativa. A menudo
la reflexión sobre los cursos se queda atrapada en el relieve que genera el “medio de
comunicación” ocultando la dinámica pedagógica que ella origina, que es lo particular del proceso.
En este sentido han surgido numerosas plataformas educativas, con el desarrollo de Internet en
los últimos años, que ofrecen a los usuarios servicios estructurados de información y
comunicación síncrona y asíncrona, lo que facilita la retroalimentación de los estudiantes.
Menciona García Aretio (2001: 272) que estas plataformas y entornos difieren unos de otros, en el
número y calidad de los recursos que ponen a disposición de los docentes o gestores de los cursos
y de los estudiantes. Por lo tanto, no todas son igualmente flexibles y amigables; algunas exigen
equipos informáticos mejor dotados, así como expertos para su mantenimiento y actualización,
mientras que otras son mantenidas por la propia productora o distribuidora, por esta razón se
debe adiestrar muy bien al estudiante en el manejo de las herramientas para facilitar la
interacción y mantener motivado al estudiantes con variedad de actividades dentro de la
plataforma que se maneje.
En lo pertinente a los materiales instruccionales, éstos deben constituir el elemento central del
programa educativo. Están formados por la metodología para trabajar el curso, una guía elaborada
con un tratamiento didáctico y pedagógico, los medios con los que se trabajará y el grueso de los
contenidos, todo con el fin de cumplir con los objetivos de aprendizaje establecidos. Como lo
menciona Viesca (1998), los materiales influyen en los productos; posibilitan y amplían las ideas y
experiencias de manera independiente. Resulta esencial que sean muy variados, en muchos
aspectos, desde la forma y las actividades hasta el nivel de complejidad. Para García Aretio (2001:
195), el diseño de materiales puede afectar significativamente la calidad del proceso instructivo.
Por ello han de cuidarse tanto las etapas para la producción de materiales como la misma fase de
elaboración, en la que han de tenerse en cuenta las aportaciones de los estudiosos de este tema.
Los cambios sociales, económicos, culturales y tecnológicos llevan a los educadores a diseñar
nuevas formas de trabajo e interacción y dejar de lado la figura dictadora del profesor para
convertirlo en el asesor y guía del estudiante virtual. Entendiéndose aquí como asesor al docente
encargado de guiar el aprendizaje de los estudiantes.
Por su parte, el tutor es el encargado de orientar, asesorar, aconsejar y guiar al estudiante en todo
el proceso educativo para fomentar el estudio independiente. Ambas figuras deben tener, por
tanto, una amplia preparación en cuanto a las características de la modalidad para poder guiar y
asesorar a los alumnos.
Conclusiones
Los materiales de estudio dejan en claro la trascendencia de los programas a distancia. Un buen
diseño instruccional es como si el profesor estuviera presente, característica que no se cumple en
todos los casos. Si en el diseño no se toman en cuenta las necesidades de los alumnos y las
diferentes alternativas de comunicación, se puede truncar el proceso de aprendizaje y parcializar
los contenidos. Es importante que se reproduzcan y distribuyan los materiales impresos, además
de las versiones digitalizadas. Esto por la facilidad de la lectura y porque no todos los estudiantes
cuentan con una computadora en sus espacios de trabajo o en el hogar. Al iniciar un programa a
distancia se debe tomar en cuenta esto, ya que muchas veces no se dispone del equipo de
producción suficiente para tener listos los materiales al inicio del ciclo escolar.
El rol de formador es relevante y adquiere acciones diferenciadas en las mismas funciones que el
formador tiene en la forma presencial. La orientación, el estímulo, la guía y sobre todo la
motivación son claves en el proceso de formación no presencial, dado que la relación profesor y
estudiante se produce en la mayor parte de manera asíncrona. La formación previa y la misma
acción docente se diferencian de un modelo a otro, de la presencialidad a la no presencialidad.
Ambas se producen en medios diferentes. Esto condiciona los elementos de motivación que se
producen en la relación. No se trata de trasladar prácticas de la presencialidad a la no
presencialidad, ni siquiera de hacer adaptaciones porque el profesor, estudiantes y materiales, el
medio de relación actúa de manera diferentes por este medio que los relaciona. No reconocer
esta diferencia puede llevar al fracaso de la formación no presencial.
Referencias
Cabero, J.; Gisbert, M. (2005). La formación en Internet. Guía para el diseño de materiales
didácticos. Sevilla: Eduforma.
Fernandez y otros (2008) Un modelo de autoaprendizaje con integración de las tic y los métodos
de gestión del conocimiento. RIED. Volumen. 11 Nº 2. pag 137-149
Hannum, N. (2001). Web-based traigning: advantages and limitations. Khan, B.(ed). Web-based
traigning, New Jersey, Educational Technology Publications.
Hara, N. y otros (2000). Content análisis of online discussion in an applied educational psychology
course. Instructional Science.
Mayans, J. (2002). Género chat. O cómo la etnografía puso un pie en el ciberespacio. Barcelona:
Gedisa.
Soto, M (2004). Propuesta de aplicación de un modelo de Gestión del conocimiento para las
entidades del CITMA. Habana: Dirección de Tecnologías de Información y Gestión del
Conocimiento (TIGEC).