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REALIDAD PROBLEMATICA

La realidad problemática en vivimos momentos de tensión por los conflictos que

se viven en el mundo, donde priman los intereses políticos e individuales de los

dirigentes gubernamentales u otros grupos de poder social. Cómo estas

actitudes comportamentales afectan las relaciones interpersonales. En nuestro

país a diario se observan situaciones de violencia, agresiones verbales y físicas,

actos de corrupción, etc., con todo lo que sucede en nuestra sociedad peruana,

se da inicio a las investigaciones para explicar el porqué de estas situaciones,

llegándose a la conclusión que la agresividad, la inconformidad personal, la

indiferencia y la ira contenida de las personas desencadena en un momento

determinado actos violentos hacia los demás individuos.

Es cierto también que la cuna del desarrollo de la conducta humana está

estrechamente relacionada con diversos problemas a partir del tipo de familias

que desencadenan en un inadecuado clima social familiar cuyos efectos suelen

ser irreversibles. La familia es un contexto natural para crecer y recibir auxilio, es

un grupo natural que en el curso del tiempo ha elaborado pautas de interacción

recíproca, un sistema familiar funcional permite transmitir al individuo valores,

creencias, costumbres y reglas que forman la conducta del miembro de la familia

y que mostrará a la sociedad a lo largo de su vida en todas las etapas.

Es así que las familias cumplen un rol importante y esencial para el desarrollo de

capacidades y habilidades sociales en el ser humano (Chávez et al.,2017).

De continuar esta situación en el futuro inmediato, los y las niñas se convertirán

en adolescentes resentidos, poco afectivos, conformistas y quizá propensos a la

delincuencia y el pandillaje en las etapas siguientes.


Como una alternativa que contribuya a solucionar el problema descrito se

plantea investigar el grado de asertividad en estudiantes universitarios.

MARCO TEORICO

Se define el término de asertividad como sentimientos de conductas, emitidas

por una persona en un contexto interpersonal, que expresa, los sentimientos y

actitudes, deseos, opiniones de dicha persona en un sentido directo y honesto,

esta incluye la expresión de emociones como la ira, esperanza, alegría,

desesperación perturbación, pero en cualquier caso se expresa de una manera

que no viola los derechos de los otros.

Aguilar (1987), nos dice que las personas asertivas tienden al autocontrol, es

decir, tienen control sobre sí mismas y sobre sus acciones, con un buen manejo

de ello. Cuando la persona carece de autocontrol y el ambiente responde

contrariamente a sus intereses, podrá reforzar su mentalidad de víctima y se

creerá incapaz de dirigir su destino.

La comunicación interpersonal es una parte esencial de la actividad humana y

máxima representante de las relaciones que establecemos con los otros. Sin

embargo, esta comunicación en muchos momentos es escasa, frustrante e

inadecuada.

Caballo, 2002 Las habilidades sociales son las capacidades o destrezas sociales

específicas requeridas para ejecutar competentemente una tarea interpersonal.

Al hablar de habilidades, nos referimos a un conjunto de conductas aprendidas.

Son algunos ejemplos: decir que no, hacer una petición, responder a un saludo,

manejar un problema con una amiga, empatizar o ponerte en el lugar de otra


persona, hacer preguntas, expresar tristeza, decir cosas agradables y positivas a

los demás. Así, la asertividad es un concepto restringido, un área, muy

importante desde luego, que se integra dentro del concepto más amplio de

habilidades sociales. La conducta asertiva es un aspecto de las habilidades

sociales; es el «estilo» con el que interactuamos.

ANTECEDENTES

Se han utilizado diferentes términos (por ejemplo, conducta asertiva, habilidades

sociales, competencia social o autoexpresión) para hacer referencia, al parecer,

a un mismo fenómeno, siendo la asertividad y la habilidad social los términos

más utilizados. Según Díaz (1999). Por su parte, Kukulu, Buldukoglu, Kulakac y

Koksal (2006) hallaron que las habilidades para comunicarse aparecieron como

predictoras y mediadoras de la asertividad, ya que tanto el locus de control como

el soporte de los pares predijeron indirectamente la asertividad por medio de las

habilidades para comunicarse.

Para Aguilar (1993b), la persona asertiva se aprecia y se acepta sin juicio crítico

destructivo ninguno, le gusta la manera que es en todos los sentidos, busca lo

mejor para sí misma, tiene confianza y seguridad en sus capacidades, valora sus

esfuerzos y se respeta. De este modo, la baja autoestima puede llevar a

sentimientos de apatía, aislamiento y pasividad, mientras que la alta autoestima

se relaciona con mayor actividad, sentimientos de control sobre las

circunstancias, menor ansiedad, mejor capacidad para tolerar el estrés interno o

externo, menor sensibilidad a las críticas y mejor salud física (cfr. Lara,

Verduzco, Acevedo y Cortés, 1993).


Según criterio de Martí, Martí y Almerich (2014), el adolescente da sus primeros

pasos en pos de su identidad, independencia y autoafirmación, en justa

contraposición con su deseo de alcanzar libertad en medio de la búsqueda

identitaria inmerso en una mezcla singular de sus comportamientos. Siguiendo

este orden de ideas, McLoughlin (2009), califica la asertividad en el ámbito

educacional, en términos de potencia silenciosa de las competencias sociales, y

como conducta interpersonal, a la que asocia además la honestidad en la

expresión de los sentimientos. Así, hoy en día, asumida como comportamiento

comunicacional es considerada como una conducta normal, que tiene como

propósito facilitar y optimizar los procesos de comunicación entre las personas.

La sistematización de su concepto, a partir de la diversidad de enfoques con el

que se le ha tratado como constructo, converge en considerarla habilidad de

comunicación interpersonal o social. Por su parte Garaigordobil (2001), estima

que se precisa de interacciones sociales competentes siempre que un individuo

pretenda que funcione armónica y exitosamente en la sociedad a la que

pertenece. Ello justifica que precisamente la adolescencia como una etapa de

escenario de cambios sociales y de desarrollo (Salguero et al, 2011).

REFERENCIA

- Caballo V.E. Asertividad: definiciones y dimensiones. Universidad Autónoma de


Madrid. Estudio de psicología Nº 13 – 1983.
- Burbano G. otros. Revista Espacios Vol. 40 (Nº 21) Año 2019. Pág. 26

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