No se puede hablar de justicia ambiental excluyendo una parte, se necesita una

conjunción del pueblo y del gobierno que debe tomarse en serio las penalizaciones por el
daño ambiental que causa distintas empresas legales o ilegales; se ha visto que ha habido
grandes manifestaciones en todo el mundo, pero no se genera un cambio real, es
imperativo que gobiernos como el colombiano entiendan que lo que nos hace valiosos
como país es la biodiversidad que tenemos y que con políticas tan laxas con las empresas
solamente se ven flageladas por un fin económico que no se esfuerzan en lo más mínimo
en preservar estos recursos de los que abusan.

En conclusión, es necesario entender el valor que tiene la naturaleza, pero no en un

sentido económico, sino como un recurso que es único y no renovable. Que tiene un valor
intrínseco y que la gente que realmente se preocupa y trabaja de forma responsable este
es un sector históricamente marginado en países del tercer mundo como Colombia,
Argentina, et; es necesario endurecer políticas contra la explotación y facilitar el agro
nacional.